No Tengas Miedo

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Este asunto del miedo

Como dice el Libro Grande, "El miedo es una hebra maligna y corrosiva; la trama de nuestra
existencia la lleva entrecruzada." El miedo es sin duda un obstáculo para la razón y para el amor, y
por supuesto invariablemente instiga la ira, la vanagloria, y la agresión. Sirve de base a la culpa
sensiblera y a la depresión paralizadora.

Cuando era niño, sufrí algunos traumas emocionales muy fuertes. Había graves trastornos
familiares; yo tenía un aspecto físico desgarbado y otras cosas por el estilo. Otros muchachos, por
supuesto, también padecen de estas dificultades emocionales y salen de ellas sanos y salvos. Pero
yo no. Es evidente que yo era hipersensible, y por lo tanto, supe temeroso. Fuera lo que fuera, se
desarrolló en mí una fobia cierta de que yo no era como los demás muchachos, y nunca podría
serlo. Al principio esto hizo que me hundiera en una depresión y de ahí me llevó a la soledad del
aislamiento. Pero estas angustias de la niñez, generadas todas ellas por el miedo, llegaron a ser tan
insoportables que me volví muy agresivo. Convencido de que nunca podría encajar en ninguna
parte, y prometiéndome que jamás me contentaría con ser de segunda categoría, me parecía que
tenía que sobresalir en todo lo que decidiera hacer, ya fuera trabajo o diversión.

A medida que esta atractiva fórmula para lograr una vida feliz empezó a tener éxito, según la
definición del éxito que yo tenía entonces, comencé a encontrarme delirante de felicidad. Pero
cuando en ocasiones fracasaba en alguna empresa, me sentía inundado de un resentimiento y una
depresión que sólo podían curarse con la próxima victoria. Por consiguiente, desde muy temprano
llegué a valorar todo en términos de victoria o fracaso - todo o nada. La única satisfacción que
conocía era ganar. Este falso antídoto contra el miedo se convirtió en una costumbre, cada vez
más arraigada, que me perseguía durante mis días de estudiante.

Todos Tenemos miedo + El lograr liberarse del miedo es una empresa para toda la vida, una
empresa que nunca se puede terminar completamente. Al vernos ferozmente asediados,
seriamente enfermos, o en otras circunstancias de gran inseguridad, todos nosotros
reaccionaremos a esta emoción, de buena o mala forma, según el caso Sólo el vanidoso
pretende estar totalmente libre del temor, aunque realmente su presunción
tiene sus raíces en los temores que ha olvidado temporalmente.
Por lo tanto, el problema de superar el miedo tiene dos aspectos. Trataremos de lograr liberamos
del miedo tanto como nos sea posible. Después, tendremos que buscar el valor y la gracia para
enfrentarnos de una forma constructiva con los temores que nos queden.

La adversidad había dejado de ser un estímulo, y yo no sabía si mi mayor miedo era vivir o morir.

En mi propio caso, la piedra fundamental de la liberación del miedo es la fe: una fe que, a pesar de
las apariencias mundanas en contra, me hace creer que vivo en un universo que tiene sentido.
Para mí, esto significa la creencia en un Creador que es todo poder, justicia y amor; un Dios que
me tiene asignado un propósito, un significado, un destino de crecer, aunque sea poco y a
tropiezos, hacia su imagen y semejanza. Antes de llegarme la fe, vivía como un extraño en un
cosmos que, con demasiada frecuencia, me parecía hostil y cruel. En él no podía haber para mi
ninguna seguridad interior.
El Dr. Carl Jung, uno de los tres fundadores de la sicología moderna dice "Cualquier persona que
ha llegado a los cuarenta años de edad y todavía no posee los medios para comprender quién es,
dónde se encuentra, y adónde se dirige, no puede evitar convertirse en un neurótico - hasta uno u
otro grado. Esto es cierto tanto si sus impulsos juveniles de sexo, de seguridad material, y de
conseguir un lugar en la sociedad han sido o no han sido satisfechos."

"sentirse acosado por el temor."

Esta es la razón por la que los AA recalcamos con tanta insistencia la necesidad de tener fe en un
poder superior, cualquiera que sea la forma en que lo definamos. Tenemos que encontrar una vida
en el mundo de la gracia y del espíritu, y esto sin duda es una nueva dimensión para la mayoría de
nosotros. Por extraño que parezca, nuestra búsqueda de este mundo espiritual no nos resulta muy
difícil. Por lo general, empezamos a ser conscientes de haber entrado en este mundo tan pronto
como hemos confesado sinceramente nuestra impotencia personal para seguir a solas, y hemos
hecho nuestra petición a cualquier Dios que creamos que existe - o exista. El resultado es el don de
la fe y la sensación de la presencia de un poder superior. A medida que crece la fe, aumenta
nuestra seguridad interior. El profundo y tremendo temor a la nada empieza a sosegarse. Por lo
tanto, los AA nos damos cuenta de que nuestro antídoto fundamental contra el miedo es el
despertar espiritual.

EXIGENCIA ESPIRITUAL Mis viejas y profundamente arraigadas inquietudes no fueron extirpadas


de manera instantánea y permanente. Naturalmente, volvieron a aparecer, y a veces de forma
alarmante. No era nada asombroso que, por haber experimentado una experiencia espiritual tan
espectacular, la primera etapa de mi vida en AA estaba caracterizada por mucha soberbia y
ambición obstinada de poder. Seguía sintiendo ese deseo ardiente de ejercer mi influencia y tener
la aprobación de los demás, esa ansia de ser el jefe. Y aun más, ahora podía justificar esta
conducta - en nombre de las buenas obras. Afortunadamente resultó que esa fase de flagrante
grandiosidad, que duró varios años, fue seguida de una racha de adversidades. Mi exigencia de
tener la aprobación de los demás, claramente suscitada por el miedo de no tener toda la que
deseaba, empezó a chocar con las tendencias idénticas de mis compañeros de AA.

Naturalmente, esto provocó la ira, el recelo y toda clase de episodios atemorizadores.

En esta época acuñamos la potente y significativa expresión: "Que siempre amemos lo mejor de
los demás - y nunca temamos lo peor.

La aplicación de los Doce Pasos y las Doce Tradiciones de AA a nuestras vidas personales nos ha
liberado de forma increíble de todo tipo de temores, a pesar de la multitud de graves problemas
personales que abundaban entre nosotros. Aquellos temores que subsistían, los podíamos
reconocer por lo que eran y, con la gracia de Dios, llegamos a ser capaces de encararlos.
Empezamos a considerar cada adversidad como una oportunidad que Dios nos había deparado
para cultivar el valor que nace de la humildad y no de la arrogancia Y Con la gracia Dios, nos dimos
cuenta de que incluso podríamos morir con dignidad y decoro y fe, sabiendo que "El Padre es
quien hace las obras."

Sin soberbia alguna, los AA podemos decir que no tenemos miedo de cuál pueda ser el destino
final de este mundo, porque se nos ha posibilitado sentir y decir con seguridad, "No temeremos
ningún mal - hágase Tu voluntad, no la nuestra."
PERSONALIDAD ADICTIVA
TEMEROSO POR NATURALEZA
DESBORDE DE LAS NECESIDADES BASICAS Y FALSAS MONEDAS
FRUSTRACION AL NO CUMPLIRLAS
EL MIEDO VIENE DE LA MANO CON SUS AMIGAS LA IRA, LA DUDA, EL
RESENTIMINETO, LA MENTIRA, LA ANGUSTIA, LA TRISTEZA Y LA DEPRESION
YO SOLO NO PODRE COMBATIRLO, ACEPTAR LAS COSAS QUE NO PUEDO
CAMBIAR
DEJAR ASUNTOS A MI PODER SUPERIOR
Reflexiones Diarias como… El Temor como Escalón, Al vivir sobre una base de exigencias
insatisfechas, apego, 21 de MARZO BIENESTAR MATERIAL O ESPIRITUAL, LOS LIMITES DE LA
CONFIANZA EN UNO MISMO, COMO CONTROLAR ESOS TEMORES, 20 de JUNIO LIBERACIÓN DEL
TEMOR, 6 de JULIO IDENTIFICAR EL TEMOR, 17 de ABRIL EL AMOR Y EL TEMOR COMO COSAS
OPUESTAS

“Tus miedos serán del tamaño que los quieras ver”


No es más valiente el que no tiene miedo, sino que:
¡El verdadero valor consiste en saber enfrentar y dominar el miedo!

La fe y el miedo son muy parecidos… …los dos parten de que algo va a suceder.

Similares a esto Somos frágiles como una copa de cristal, lo sé por experiencia propia y la de
mucha gente que he conocido a lo largo de mi vida. Aunque algunas veces pretendemos
mostrarnos fuertes como un roble, dentro de nosotros se encuentra la fragilidad del pétalo de una
rosa.

Soy un enfermo emocional

Emociones Primarias
Miedo
Ira
Alegría
Tristeza
Sorpresa o repugnancia.

EL MIEDO ES UNA EMOCION


El miedo es una perturbación del ánimo que causa angustia por un riesgo que puede ser
imaginario o real, no sólo del presente sino también del pasado o del futuro. 
Genera cambios fisiológicos (palidez, temblor, sudoración, aumento del ritmo cardíaco, suba o
baja de la presión sanguínea) y expresiones fácilmente observables, como el impulso por evitar las
situaciones que lo generan o huir de ellas.

El mundo de las emociones puede pintar nuestro mundo de colores alegres, divertidos,
emocionantes, o escribir páginas de dolor, tristeza y temor.

¿Esta emoción como me afecta?


Me afecta en nuestra manera de pensar, de hablar, de actuar y por supuesto, de ser.

¿Cuáles son las emociones que más nos afectan?


–Todas las emociones afectan nuestra conducta, unas más que otras, por supuesto; sin embargo,
mientras más pronto las identifiques, lograrás manejarlas de manera más conveniente.

¿Qué diferencia hay entre una emoción y un sentimiento? La emoción es el


vehículo exterior de la actividad interior, en otras palabras, es lo que sucede dentro de ti. Es por
eso que nadie expresa una emoción sin ningún objetivo, siempre está relacionada con algo o
alguien. Las emociones comprometen al cuerpo, el sentimiento, a la mente. La emoción es una
experiencia inherente a todos los individuos desde el nacimiento.

La capacidad de asumir conciencia de las emociones da lugar al sentimiento.


Se podría precisar entonces, que el sentimiento es la conciencia que se tiene de las
Emociones.

Las emociones constituyen una predisposición innata y en parte involuntaria. La mayoría de las
emociones están mezcladas. Por ejemplo, los celos son una mezcla de ansiedad, ira y tristeza. El
sentimiento de ansiedad, el temblor y la sensación de hormigueo en el estómago, son
manifestaciones físicas de las emociones. A veces no somos hábiles para identificar nuestra propia
conducta.
Un hombre puede decir: – estoy molesto, enojado, ansioso, furioso y puede ser que en verdad
tenga miedo

¿Hay emociones buenas y malas? No son ni buenas, ni malas simplemente aparecen ante
diferentes eventos internos y externos. Las emociones son como un sistema de alarma que se
activa ante diferentes situaciones. Las acciones que decidas tomar, pueden ser convenientes o
equivocadas.

Por ejemplo, cuando estamos ante una persona altanera y agresiva, nuestra primera actitud es
reaccionar de igual forma. Y ahí está el error. Seguimos el ritmo que marca nuestro interlocutor. Al
contrario, lo que debemos hacer es no reaccionar, sino liderar el proceso. Preguntas que conviene
formularse en esos momentos podrían ser: ¿a qué tiene miedo esta persona tan agresiva? ¿Qué
estará viviendo o qué ha vivido para tener ese comportamiento?

Daño físico al no controlar las emociones


El modo como sentimos nuestras emociones, puede determinar nuestro bienestar o malestar
físico. Es verdad que si permitimos que las emociones tóxicas predominen en nuestra mente, a la
larga desarrollarán enfermedades en nuestro cuerpo.
Lo que sentimos emocionalmente, con el tiempo se convierte en lo que sentimos físicamente.
Resulta claro entonces, que si una persona esconde emociones poderosas en el armario de su
alma, se está preparando para tener problemas futuros. Las emociones tóxicas que más dañan
son: la ira destructiva, la preocupación, la frustración, la culpa, la depresión y el miedo irracional.
Es conveniente saber que este tipo de emociones pueden llegar a convertirse en enfermedades
físicas, Lo que también resulta dañino es aferrarnos al enojo y permitir que éste crezca dentro de
nosotros haciendo que vivamos una ira continua, envenenándonos lentamente el alma y el
cuerpo.

Las personas que no logran un manejo adecuado de sus emociones, suelen expresar una de estas
actitudes nocivas:

Conductas Nocivas:
El perfeccionismo.
Al reprimir las emociones pretenden mantener todo perfecto, cosa que resulta imposible y
contraproducente.

La crítica.
Intentan desviar la atención hacia otros tratando de cubrir su vulnerabilidad. Llegan a convertirse
en expertas del comentario crítico hacia otros, sin importarles el daño que pueden ocasionar con
sus constantes críticas y calumnias hacia los demás.

Los deseos exagerados de agradar.


Las personas que reprimen sus emociones, hacen un gran esfuerzo por agradar a todos y buscan
afecto incluso en personas que difícilmente se los darán. Estas personas son fácilmente
chantajeables, ya que no saben decir “No”. Pierden su dignidad y luego culpan a los demás por lo
que a ellas les pasa.

Las reacciones desproporcionadas.


Al reprimir las emociones, éstas eventualmente saldrán de manera desproporcionada ante
eventos relativamente sin importancia. Las reacciones exageradas ante eventos cotidianos,
significan que la persona estuvo reprimiendo sus emociones por mucho tiempo y es por eso que
sufre explosiones emocionales recurrentes. Cuanto más fuerte sea la emoción reprimida, tanto
más fuerte será la explosión.

La duda.
Es probable que las personas que han perdido su confianza básica, hayan crecido en una familia
donde no se sentían amadas, más bien exigidas y poco reconocidas. No vivieron la seguridad de
una relación sana entre sus padres o pareja y es por eso que tienen baja autoestima. Estas
personas dudan de su capacidad y suelen ser demasiado críticas con ellas mismas, desechan
cualquier tipo de elogios y enfatizan únicamente sus errores.
El control obsesivo. Las personas que no tienen un adecuado manejo de sus emociones, intentan
compensarlo con un deseo desmedido de control. Intentan controlar todos los aspectos de su vida
y obviamente también a las personas que les rodean.

Cuando las emociones quedan atrapadas dentro de la persona, buscarán una salida, una
expresión. Si nos negamos a que salgan a la luz, ellas tarde o temprano aparecerán, ya sea a través
de conductas nocivas o enfermedades físicas.

Problemas físicos:
Cardiovasculares, Úlceras, Gastritis, Dolores de cabeza, Enfermedades de la piel Resfríos
frecuentes, Disminución inmunológica y En casos más extremos, el estrés y el mal manejo de las
emociones pueden ser causa algún tipo de cáncer.

Si vives tu vida en lo que parece ser un estado constante de emergencia, apurado todo el tiempo,
atrapado entre los recuerdos dolorosos del pasado y las preocupaciones por lo que pueda suceder
en el futuro, quizá estés siendo adicto a las hormonas de estrés.

Hoy día, la mayoría de la gente vive demasiado preocupada por cuatro cosas:
El trabajo (Fechas, compromisos, jefe abusivo, subordinados irresponsables, proveedores
incumplidos, clientes que no pagan…)

El dinero (Deudas excesivas, dinero que no alcanza, avaricia por acumular más y más…)

La familia (Compromisos familiares, hijos que se pierden, relaciones que se destrozan…)

La salud (Enfermedades que de pronto aparecen sin causa alguna, dietas, medicinas,
tratamientos…)

Llega un momento en que las preocupaciones se vuelven fatales, el trabajo, el dinero, la familia y
las enfermedades son fuentes de estrés; y el estrés es también fuente de enfermedades. Todo
esto provoca un desorden de ansiedad, con sus respectivas sensaciones de aprehensión, que se
convierte en un sentimiento que continúa afectando a la persona durante mucho tiempo después
de que haya desaparecido la amenaza real, tal y como sucede con los miedos irracionales.

¿De dónde vienen los miedos? Pregunté de manera espontánea, ya que deseaba saber
qué es lo que me pasa y poner remedio a mi situación lo más pronto posible.

No existe una sola respuesta a esta interrogante sin embargo investigaciones serias indican que
en gran parte se deben a causas hereditarias, pudiendo ser genéticas o aprendidas, es por eso que
lo que experimentamos en la niñez, repercute fuertemente en nuestra vida adulta.

El origen de los temores imaginarios o neuróticos se remonta, a menudo, a la infancia. La mente


del niño es muy impresionable y plástica. Las semillas del temor pueden permanecer latentes o
dormidas en su mente subconsciente y germinar más adelante hasta convertirse en fobias. Los
padres y profesores tienen una gran responsabilidad durante la educación del niño. Jamás deben
decirles nada que pueda asustarles. Por el contrario, deben contarles historias en las que sean
resaltadas la generosidad y el valor. Así pondrán en sus mentes semillas positivas que puedan
germinar en grandes virtudes.
Cuando somos pequeños, inconscientemente nuestros padres por ignorancia nos han infundido
una serie de temores con respecto a la enfermedad, siendo los más frecuentes los siguientes:
No pises descalzo, no salgas sin abrigo, no andes sin suéter, etc., porque te vas a enfermar. Con
tales órdenes empezamos a programar al subconsciente del niño para que acepte que él debe
enfermarse porque es lo común, con ello se abre la posibilidad en su mente para que durante toda
su vida sufra de resfriado cuando no tiene la ropa apropiada.

El miedo es pues, hasta cierto punto, un sentimiento normal, todos lo experimentamos cuando
percibimos que estamos en peligro y éste generalmente desaparece cuando nos sentimos a salvo.
El miedo es una manera vital de protegernos. Es normal también que se intente huir del peligro
Evitar un peligro es moralmente correcto y no se debería uno sentir culpable por ello. En muchos
casos evitar lo que se teme puede resultar muy útil, sobre todo cuando salva tu vida. Por ejemplo:
evitar asomarse a la orilla de un precipicio, evita exponer la vida de manera inútil.
Otra manera útil, podría ser cuando nos alejamos de aquellas personas que nos pueden hacer
daño.

Por otro lado, los miedos irracionales pueden destrozarnos la vida cuando aparecen como
fantasmas que nublan nuestra mente, y en algunas ocasiones hasta llegan a tomar el control de
nuestra vida. Generan ansiedad y angustia, una sensación de estrechez, sin embargo, están más en
nuestras ideas que en la realidad.

Es muy similar a lo que yo experimento:


Estrechez, angustia, una especie de insatisfacción permanente. Ese estado de ansiedad es el que
más me está afectando, es como una sombra que me acompaña todos los días, una sombra que
pareciera adquirir vida propia.

Si permitimos que un miedo irracional persista dentro de nosotros, podría convertirse en algo
terrorífico y abrumador; es decir, en una fobia. La cual paraliza el accionar del individuo.

¿Todos experimentamos los mismos miedos?


Cada cual tiene los propios, y cada quien los experimenta de una manera diferente. Es
fundamental señalar además, que cada persona percibe sus miedos de manera distinta a los
demás, incluso con sucesos aparentemente iguales.
Lo importante es saber identificar los propios y saber cómo reaccionar ante ellos

Estadísticamente hablando, los miedos más frecuentes son:


Miedo al fracaso.
Miedo al abandono.
Miedo a contraer una enfermedad incurable.
Miedo a alguna agresión física.
Miedo al ridículo.
Miedo a la muerte.
Miedo a perder algún ser querido.
Miedo a que suceda algo malo (irracional).
Miedo al éxito.
La ansiedad ante lo desconocido.
Miedo a hablar en público.
El miedo a las alturas, a objetos extraños, a la separación…

Los miedos irracionales provienen de dos fuentes:


1. Recuerdos dolorosos de eventos del pasado.
2. Pensamientos trágicos sobre el futuro.

Así es que, entre el pasado y el futuro, perdemos la gran riqueza del presente. Al respecto el
pensador Meter Drucker comentó de manera muy sabia: Defender el ayer es más riesgoso que
Construir el mañana.

¿Qué es el miedo?
El miedo es ausencia…
¿Ausencia de qué?, se preguntarán…
Puede ser ausencia de:
1. Información.
2. Conocimiento.
3. Paz.
4. Poder.
5. Bondad.
6. Luz.
7. Poder Superior

El miedo también puede ser abundancia…


¿Abundancia de qué?
Puede ser abundancia de:
1. Egoísmo.
2. Apegos.
3. Prejuicios.
4. Inseguridad.
5. Maldad.
6. Pecado
7. Oscuridad.
8. Neurosis

Y también el miedo puede ser falta…


¿Falta de qué?
Falta de:
1. Fe.
2. Esperanza.
3. Amor.

El miedo puede ser entonces, ausencia de aquello que necesitamos tener o abundancia de aquello
que no conviene tener y puede ser falta de aquello que conviene tener y hacer crecer en lo más
profundo de nuestro corazón. “El mejor remedio contra el miedo es la esperanza”

Ejemplo copa de vino

“La copa eres tú, el líquido que algún día terminarás bebiendo son tus pensamientos, tus
intenciones y tus acciones”
LO MALO DEL MIEDO

Miedo crea el desánimo:


Desánimo; esto es: sin ánimo, sin ánima, sin alma. Una persona desalmada, sin ánimo, pierde toda
motivación por la vida y terminará deprimida.
El alma espiritual, es la vida. Si nos quitan el ánimo perdemos motivación y esto sucede cuando
dejamos de tener motivos para vivir. (Vacío existencial)

Recomendaciones prácticas para recuperar el ánimo:


1. Relaciónate con la gente correcta.
Hay hombres y mujeres que simplemente te animan, te ayuda a tener esperanza y a sentirte bien
contigo mismo. Las personas verdaderamente grandes nos hacen sentir que nosotros también
podemos llegar a ser grandes. Por consiguiente, evita rodearte de gente negativa, de esa que
matan tus sueños.
La gente de buena fe te impulsará a seguir adelante, te ayudará a encontrar soluciones y sobre
todo te mostrará el camino que necesitas recorrer para llegar a la meta.
2. Di las palabras correctas.
Deja de hablarte de manera negativa, eso fomenta aún más tu estado de desánimo

Algunas palabras no convenientes son:


Debería…,
…¿por qué yo?,
…nada me resulta,
…todo me sale mal,
…imposible,
…sólo que,
…nunca puedo,
…siempre me equivoco.

Algunas palabras útiles podrían ser: Intentaré de nuevo, tengo esperanza, conviene aprender,
Las palabras tienen un gran poder para trasformar nuestra vida, así es que considera muy
seriamente decir las palabras convenientes y elimina aquéllas que te dañen. Las palabras que
pronuncies pueden dar vida o muerte. (ERES LO QUE PIENSAS)

3. Perdona y pide perdón.


Si queremos librarnos de la culpa enfermiza, del odio y del remordimiento, es necesario
ejercitarnos en el bello arte de perdonar.
Por supuesto primero perdonándonos a nosotros mismos y luego a los demás.
La culpa, el odio y el remordimiento son especialistas en hacernos sentir mal, en quitarnos el
ánimo para someternos a sus caprichos, hasta llevarnos a la depresión y en ciertos casos, al
suicidio.

4. Ten los pensamientos correctos.


Tus pensamientos se trasforman en palabras, las palabras en acciones y las acciones determinan lo
que eres y puedes llegar a ser. La mente es lo que el cerebro hace. Controlar nuestros
pensamientos, y transformarlos en pensamientos positivos, alimentan un buen estado de ánimo.

5. Mantén siempre viva una esperanza.

6. Toma las decisiones correctas. En otras palabras, se requiere inteligencia, corazón y por
supuesto instinto para tomar buenas decisiones.

Hoy eres el fruto de tus decisiones pasadas, las decisiones de hoy determinarán lo que serás
mañana.

Experimentamos sensaciones de inseguridad. (FALSAS MONEDAS) Entonces aparecen


miedos irracionales: a perder el empleo, a perder el prestigio, a ser objeto de burla, a fracasar, a
que los demás piensen que no tenemos dinero. Fíjense bien que no he dicho: miedo a no tener
dinero; sino a que los demás piensen que no lo poseemos, es impresionante como mucha gente
experimenta miedo al qué dirán, a ser vistos como unos fracasados. En el fondo este miedo tiene
que ver con una actitud de inseguridad y soberbia. Esta aseveración podría parecer contradictoria,
sin embargo no lo es, ya que una persona insegura en el fondo puede ser a la vez una persona
soberbia. Piensen en una persona que quiere aparentar lo que no es, y se compra a crédito un
automóvil último modelo para que otros piensen que le va de maravilla; su soberbia la lleva a
endeudarse más allá de sus posibilidades y luego buscará por todos los medios que nadie se
entere de su verdadera situación. Su inseguridad la encubre con actos de soberbia. Otros pueden
tenerle miedo al éxito, a su grandeza, a cumplir con su misión en la vida; Lo cierto es que la
mayoría somos temerosos, evitamos tensiones y conflictos, deseamos que todos nos quieran y
que las cosas siempre nos resulten bien. Tenemos pavor a las consecuencias derivadas de lo que
los demás podrían decir de nosotros. Y es así como vamos aprendiendo a ser cada día personas
más temerosas.

Pensamientos Recurrentes (Nocivos)


Preocupación:
Significa predecir lo peor que puede pasar. Este tipo de pensamiento hace que las personas
sientan ansiedad ante una situación que aún no se ha presentado y quizá nunca se produzca.
Preocuparse puede hacer que alguien imagine su propia muerte, a pesar de tener toda una vida
por delante. Las personas se preocupan porque piensan que eso ayuda, no se dan cuenta que la
preocupación supone un problema en sí mismo. Normalmente nos angustiamos por cosas que
podrían sucedernos en el futuro, las cuales en realidad se relacionan con cosas que nos
acontecieron, piensan que lo pasado, sucederá de nuevo, lo cual es imposible. Como dice una
bella canción: “La lluvia nunca vuelve hacia arriba”. Este tipo de preocupaciones suelen
presentarse porque alimentamos nuestros miedos irracionales.

Remordimiento:
Significa que el pasado recobra vida en el presente. Los resentimientos del pasado aparecen como
algo que amenaza nuestra plenitud en la vida. El dolor de los sucesos del pasado nos impide ver la
vida con mayor claridad. Por ejemplo, una persona piensa que no merece el perdón por una
acción del pasado. El remordimiento enferma el alma y lleva a los seres humanos a estados de
depresión verdaderamente severos y peligrosos.

Autocrítica:
Es la tendencia a atacarse a uno mismo, de manera mental. Por ejemplo: cuando alguien ante un
error se dice a sí mismo, ¡soy un perdedor!, ¡un fracasado!, ¡no soy lo suficientemente
competente!, ¡siempre fallo!
Este tipo de autocríticas no ayudan. Lo recomendable sería evaluar nuestras actitudes y
comportamientos, para modificarlos, sin embargo de nada sirve autodescalificarnos.
Determinar cuáles miedos son objetivos y cuáles subjetivos, es vital para nuestro desarrollo. En
otras palabras, es necesario aprender a diferenciar entre los miedos reales y los irracionales, ya
que si vivimos imaginando miedos, consecuencia de nuestro aprendizaje del pasado, y con un
cumulo de ideas de lo que pudiera suceder en el futuro; difícilmente disfrutaremos de la vida.
Complicando todas nuestras relaciones al mantener una actitud prolongada de defensa. Muchas
personas agreden con frecuencia porque se viven todo el tiempo amenazadas. Sus pensamientos
recurrentes aparecen como fantasmas controlando sus comportamientos.

¿Cuándo aparece el miedo irracional?


Aparece cuando:
Perdemos el enfoque. Si no hay ideales, no hay enfoque, y si perdemos el enfoque equivocaremos
las decisiones, hecho que nos llevará, con el tiempo, a una parálisis, al sentimiento exagerado de
temor a equivocarnos.

Falta claridad en los valores personales. Cuando tenemos claros nuestros principales valores a
defender, avanzaremos en fe, a pesar de las sensaciones incómodas que acompañan al miedo.

Falta conocimiento. Si no nos conocemos, cómo será posible cambiar. Si no sabemos cuáles son
nuestros anhelos y cuáles son nuestros temores, entonces seremos presas de las garras de un
mundo dispuesto a destrozar a toda aquella persona que no sabe ni quién es, ni qué quiere, ni a
dónde va.

Repetimos malos hábitos. Para cambiar necesitamos hacer un análisis de nuestros


comportamientos diarios. Los buenos hábitos producen resultados equivalentes y los malos
obstaculizan el desempeño
¿Qué haces cuando te despiertas cada mañana?
¿Cuáles son tus rutinas diarias?
¿Qué piensas, qué te dices a ti mismo?

Negamos que tenemos miedo. Recuerden que el miedo no aceptado, no será enfrentado y por
consecuencia se convertirá con el paso del tiempo en una especie de pánico, y el pánico paraliza el
accionar
Los 7 Efectos negativos del miedo irracional

El miedo hace que se vuelva realidad aquello a lo que temes. Víctor Frankl

El miedo engendra más miedo.


Lo más peligroso del miedo es su habilidad para exagerarse. Es parecido a la sombra que da
nuestro cuerpo cuando estamos ante la luz; en ciertas posiciones se ve más grande que nosotros,
sin embargo “si nos movemos” llegará el momento en que se ubicará justo debajo de nuestros
pies, quedando reducida prácticamente a la nada.
La sombra no tiene ningún poder, al menos que nosotros se lo demos. Lo mismo sucede con el
miedo irracional, no tiene ningún poder sobre nosotros, aunque algunas veces parezca ser más
grande que nuestras capacidades, no es así: el poder se lo podemos dar y quitar solamente
nosotros.

El miedo inhibe la acción.


Si tenemos temor ante la muerte, difícilmente viviremos. El tomar acción requerirá que en ciertas
ocasiones nos movamos hacia lo desconocido, sin embargo, es fundamental hacerlo para evitar
una parálisis en nuestro accionar. Si abandonamos la fe y la esperanza, entonces el miedo y la
duda tomarán el control de nuestra vida.

El miedo debilita.
Cuando el miedo nos domina, puede crear un círculo debilitador. Si no lo enfrentamos puede
empujarnos en la dirección contraria al producir un tipo de ansiedad provocando que hagamos las
cosas de manera equivocada

Puede causar destrucción.


Una persona que regularmente se vive en riesgo, en peligro, se convierte en un individuo agresivo;
y ante un estado de violencia permanente, destruye sus relaciones.
El hábito de vivir con miedo, enferma física, mental y espiritualmente.

Nos hace posponer las cosas. Las personas sometidas por el miedo, prefieren posponer sus
decisiones una y otra vez.

Nos hace perder oportunidades. Pretextos como: soy una persona que prefiero hacer las cosas
bien sino mejor no las hago, solo encubre un perfeccionismo dañino, otros pretextos comunes
son: aún no estoy listo(a), me falta un poco de más información, no tenía el dinero, es que me
enfermé, me falta un poco de tiempo, necesito más experiencia… Este tipo de personas pretenden
que todo sea perfecto para aprovechar las oportunidades que se presentan a diario

El miedo limita. Cuando una persona fortalece el hábito del miedo, llega a experimentar su vida
como una esclavitud, la cual vive atrapada a las cadenas de sus propios prejuicios y pensamientos
limitantes.

Tres enfoques equivocados de ver el fracaso


Nuestra mayor gloria no supone nunca fracasar sino volver a levantarnos cada vez que fracasamos
1. Provocar el fracaso.
Si nos programamos para fracasar, podemos tener la seguridad que eso sucederá. Tarde o
temprano recibimos lo que provocamos. Hay muchas personas que actúan esperando la derrota y
luego se sorprenden de cómo pudo haberles sucedido. Si piensas con frecuencia, “no voy a poder”,
así ocurrirá.

2. Ponerle nombre y apellido al fracaso.


No tomemos nuestros fracasos o nuestros éxitos de manera personal, es muy peligroso. Cuando se
personaliza el descalabro que sufrimos, genera una especie de culpa y luego remordimiento, el
cual nos llevará inevitablemente al desánimo, y finalmente terminaremos vencidos. Las personas
que le ponen nombre y apellido a sus fracasos, llegan a pensar que jamás llegarán nuevas
oportunidades, viven los reveses de la vida como una desgracia sin solución y es por eso que
prefieren dejar de intentar.

Evitar correr nuevos riesgos. Es normal ser más cuidadosos después de vivir un revés, sin
embargo, esto no debería llevarnos hacía lo que se conoce como Parálisis por exceso de análisis.
Por el temor desmedido de volvernos a equivocar

¿Qué tan bueno eres para asumir riesgos?


Las personas temerosas, prefieren no asumir ningún tipo de riesgo y por supuesto, jamás logran
hacer algo importante. Cualquier suceso en que su seguridad, identidad o comodidad estén
momentáneamente amenazadas, les ocasiona algún tipo de miedo irracional, pudiendo ser miedo
exagerado a equivocarse o a fracasar.
Tienen dificultad para tomar ciertas decisiones, tales como:
Cambiar de carrera, a pesar de que se han dado cuenta que no es lo que desean.
Renunciar a cierto empleo, el cual no es acorde a sus talentos. Tal es tu caso.
Terminar una relación
Separarse de su pareja, la cual le golpea y le controla psicológicamente.
Comprar una casa.
Emprender un negocio propio.
Cambiar de domicilio.
Cambiar de ciudad de residencia.
Regresar a la universidad.
Poner a prueba un talento por desarrollar.

Entonces, el miedo a asumir cualquier tipo de riesgo, afecta seriamente la vida de estas personas.
Es normal experimentar un cierto grado de miedo ante cualquier cambio, sin embargo, si éste nos
limita a dar el paso hacia una mejor calidad de vida, lo malo del miedo ha invadido a todo nuestro
ser.

El Complejo de Jonás es también conocido como el miedo irracional a Tu grandeza personal. Jonás
era un profeta que se resistía al llamado de Dios para cumplir una misión. Dios le pidió que fuera a
predicar a una ciudad llamada Nínive y Jonás partió, pero hacia el rumbo contrario, dispuesto a
huir a una ciudad llamada Tarsis.
Algunas personas evitan el intento de ser grandes; temen ser vistas por los demás como
grandiosas. Pero esto en realidad, puede ser solo una excusa para no intentarlo. Y muchos
adoptan una falsa humildad, queriendo encubrir su propia mediocridad.
Abraham Maslow consideraba que: “casi todos los problemas psicológicos, tienen su raíz en la
“enfermedad del alma”.

Culpabilidad repentina
Otra conducta de autosabotaje es la “culpa” Sucede con cierta frecuencia que cuando las personas
empiezan a sentirse mejor, o cuando las cosas prosperan, aparezcan sentimientos de culpa. Las
personas se sienten culpables sin saber exactamente el motivo o inesperadamente les asaltan
pensamientos fatalistas, tales como: algo malo esta por ocurrir…, es demasiado bello para ser
verdad…, esto no puede ser posible… En el fondo de estos pensamientos se encuentra un
problema de autoestima, de no sentirse merecedores de las cosas buenas y maravillosas que
ofrece esta vida.

Otra manera en que el sentimiento de culpa se manifiesta, es a través de los recuerdos, de


eventos que quisiéramos que no hubieran sucedido, de aquellos que sucedieron y aún no
logramos perdonarnos, es cuando la culpa se convierte en remordimiento o autoreproche por
haber hecho algo inmoral. Es como volver a sentir la culpa de un evento del pasado, el cual ya
hemos dejado atrás pero éste quiere volver a encontrarnos.

¿Qué hacer en estos casos? No darles vida dejarlos pasar como las nubes

DESENCADENANTES DE ESTRÉS Y ANSIEDAD

No se puede encontrar un sentido profundo de la vida, si persiste la ansiedad por las cosas
superficiales”.

La ansiedad podría definirse como la anticipación de un acontecimiento o cadena de


acontecimientos que generan un abanico de emociones que van desde una ligera aprensión, hasta
el miedo, independientemente de que la raíz de la aprensión o miedo sea irreal, o ésta sea una
interpretación realista de lo que podría ocurrir.

Las primeras manifestaciones de estrés suelen ser: el dolor de cabeza, los problemas digestivos y
la erupción cutánea, y todo esto a su vez provoca más estrés.
Si no tratamos estos síntomas iníciales, se volverán crónicos y sufriremos síntomas nuevos y más
dañinos: insomnio, pérdida o aumento de peso, dolores musculares, sensación de agotamiento,
falta de energía y pérdida del entusiasmo por las cosas.

Cuando el cuerpo libera adrenalina también se secreta una hormona llamada cortisol y los niveles
elevados de cortisol con el tiempo provocan un aumento en los niveles de colesterol.
Los niveles altos de adrenalina y cortisol, consecuencia del estrés crónico pueden ser causa de:
Una respuesta inmunológica deficiente.
Reducción de la masa muscular.
Envejecimiento prematuro.
Aumento de la acumulación de grasas.
Depresión.
Dificultad para la memorización y el aprendizaje.
La adrenalina suele ser adictiva. Así como el alcohólico necesita el alcohol, la persona adicta a la
adrenalina se ha vuelto física y psicológicamente dependiente a una dosis de estrés para provocar
una secreción de adrenalina, siendo esta adicción tan peligrosa y destructiva para el cuerpo como
lo es cualquier tipo de droga.

Estresarnos por el futuro, es en realidad estresarnos en el presente.


Desencadenadores de estrés
1. Mala administración del tiempo.
Esto provoca una sensación de falta de tiempo permanente.
2. Deficiente comunicación interna.
Esto significa que la persona no tiene claro lo que quiere en su vida y todo el tiempo se la pasa
haciendo muchas cosas superficiales.
3. Falta de enfoque. Cuando no se tienen claras las prioridades es fácil perderse en múltiples
tareas sin importancia.
4. Cambios constantes. Es importante realizar cambios en la vida, sin embargo cuando éstos son
demasiados y en poco tiempo, son causa de estrés. Es por tal motivo que no es recomendable
realizar varios cambios a la vez.
5. Invasión de e-mails. Al igual que el consumir demasiado tiempo en las famosas redes sociales.
Hoy en un mundo de alta tecnología, se puede caer fácilmente en las trampas que en ella se
encubren, consumiendo nuestro tiempo y energía de una manera sutil.
6. Falta o exceso de información. La falta de información importante sobre algún asunto, nos
causará estrés, pero también el exceso de información y no tener claro cuál es relevante y cuál es
irrelevante, nos causará estrés y ansiedad.
7. Objetivos no claros.
La falta de objetivos claros de corto, mediano y largo plazo, es causa de estrés, ya que si no
sabemos dónde estamos y hacia dónde queremos llegar, nos asaltará la sensación de que hacemos
mucho y logramos poco.
8. Alguna enfermedad. Sobre todo si es de gravedad. El problema con el estés es que con el
tiempo provoca enfermedades físicas y a su vez las enfermedades

He conocido a muchos adolescentes y niños que viven con este tipo de estrés, por la relación que
llevaron con sus padres. Rara vez fueron elogiados o reconocidos por su comportamiento. Más
bien fueron sometidos a comparaciones desfavorables que sus mismos padres hacían, ya sea con
otro hermano, primo, amigo o conocido: tu hermana tiene mejores calificaciones, tu primo ganó
una medalla y tú no, tu amigo es muy sociable… Esto provoca en algunos hogares estrés familiar
crónico y puede ser uno de los peores tipos de estrés, ya que llevan a los hijos a estados
depresivos constantes, porque el niño o adolescente jamás podrá escapar de sí mismo. ¿Qué se
puede esperar de un niño si sus padres están exigiendo todo el tiempo más perfección, más
esfuerzo, más…? El estrés prolongado es realmente peligroso, es por eso que debemos aprender a
realizar pequeños altos en el camino para evaluar correctamente la situación, lo que está
sucediendo en nuestra vida y la manera en que la estamos enfrentando.

Los 5 Pasos para eliminar el estrés y su consecuente ansiedad


1. Detección.

2. Manejo inteligente.
No hay que preocuparnos por aquello que no podemos controlar
3. Ayuda útil.

4. Confianza.

5. Acción.

EL ARTE DEL BUEN VIVIR Concentrémonos en cada actividad y dejemos el futuro en manos de
Dios. Es cierto que es bueno hacer planes y prevenir, pero no pretender tenerlo todo controlado y
mucho menos esperar que todo salga tal y como lo planificamos, ya que eso nos llenaría de
ansiedad.

Cuando le damos demasiada importancia a ciertas cosas, personas o proyectos, y fracasamos en el


intento, pareciera que todo el mundo se viene abajo, pero no es así. Es un error hacer depender
nuestra existencia de un proyecto, o mejor dicho, que toda nuestra vida dependa de un
acontecimiento; si hacemos lo anterior, estamos convirtiendo algo de este mundo terrenal en una
divinidad y eso, nos causará un estado de ansiedad permanente. Lo mismo sucede cuando
alcanzamos las mieles del éxito y lo ponemos como lo más importante, pero ahora la ansiedad
viene por el miedo a perderlo.

El ser humano no será feliz en tanto no aprenda a servir a los demás,

Si queremos ver rápido los frutos de nuestro esfuerzo, nos llenaremos de ansiedad; seamos
pacientes con nosotros mismos y respetuosos de los tiempos que no dependen de lo que
hagamos, recuerden que todo en la vida está sometido a la ley del proceso, de nada sirve que un
agricultor se desespere esperando que el tiempo de la cosecha llegue rápidamente, el agricultor
sabe los tiempos y espera pacientemente.

Tú puedes aspirar a tener muchas cosas, pero no todo. Disfruten con gratitud todo lo que tengan y
lo que ahora son, no vivan soñando y deseando solo lo que no tienen y no son.
Serenar esa loca carrera de pensamientos, nos ayuda a clarificar lo esencial de lo superficial; a
dejar de ir solo tras las cosas materiales que ofrece este mundo.

Necesitamos un corazón sereno para realizar cambios profundos, no de la noche a la mañana, eso
humanamente no existe, los cambios más profundos se logran poco a poco. Pero si uno se
compara constantemente con los demás, o si actuamos siempre esperando su aprobación,
perderemos el centro de nuestra vida. Ninguna técnica podrá liberarnos del desorden y la prisa
psicológica si no nos dejamos invadir por la luz de la fe, la dulzura de la esperanza y la fuerza
Transformadora del amor.
Las tres fases para enfrentar nuestros miedos
Primera Fase: Reconocimiento y Aceptación
(De la ignorancia al conocimiento)
1. Aceptar los miedos.
Uno no puede vencer sus miedos a menos que primero reconozca que existen. De nada sirve
negarlos, ya que el cuerpo siempre los mostrará. Podemos intentar engañarnos y engañar a los
demás, pero al cuerpo no lo podemos engañar. Las sensaciones fisiológicas aparecerán de manera
involuntaria.
2. Encontrar las causas del miedo.
Es vital obtener información. El miedo y la oscuridad son un binomio inseparable; lo mismo sucede
con el conocimiento y la luz, siempre van acompañados. El miedo proviene de la ignorancia, se
genera como resultado de lo desconocido. Si intentamos ordenar nuestro cuarto con las luces
apagadas; simplemente no se puede. Sin información que nos dé luz, es difícil avanzar en el
camino del éxito. Mientras más claras tengamos las cosas que nos están afectando, más rápida y
fácil será la solución. Descubrir lo que se encuentra debajo de la superficie, es el camino más
directo para una solución efectiva.
3. Identificar la manera en que nos está afectando.
La mayoría de los miedos son totalmente infundados. Estudios han demostrado que el noventa y
cinco por ciento de nuestros miedos carecen de bases, lo que significa que son irracionales.
Es muy frecuente que lo que más nos asusta, no pertenece al mundo exterior sino de la
percepción interna que tengamos de los sucesos y de la manera en que éstos nos afectan la mente
y el cuerpo. Por ejemplo:
Recuerdos que normalmente quisiéramos olvidar.
Imágenes que llegan a la mente sin pedir permiso.
Experiencias dolorosas que nos vuelven a paralizar.
La incertidumbre de que algo malo nos vuelva a suceder.

Podría decir que la cura máxima para el miedo es la fe.


Cuando una persona se pone en camino, en el camino de su grandeza, se eleva a un nivel donde
todo se transforma, su mirada temerosa cambia a una mirada llena de esperanza, compasiva y
optimista. Deja atrás actitudes enfermizas y adquiere la fuerza espiritual que viene de una fe
inquebrantable. Viendo las cosas así, todo lugar se transforma en el lugar propicio para alcanzar el
nivel más alto de nuestra grandeza espiritual. Ahora los éxitos y los fracasos pasan a formar parte
de un todo.
La fe debe acompañarse de obras concretas para provocar que las cosas sucedan, así lo
encontramos en la sabiduría bíblica: “Así también la fe: si no tiene obras, está completamente
muerta”

Considero que hay dos maneras de percibir el mundo: La primera es pensar que el mundo es un
lugar inseguro para vivir, un sitio donde los peligros acechan por todos lados. Pretender la
felicidad a través de este modo de ver la vida, es prácticamente imposible. Quienes perciben el
mundo así, consideran que el hombre sólo subsiste, para ellos el pensamiento de que el ser
humano ha venido para llevar a cabo una misión importante, les resulta imposible.
La segunda manera, es creer que el mundo es un espacio propicio para que el hombre se
desarrolle y alcance su felicidad. Es un lugar en el que los retos y desafíos de la vida son los
mejores maestros que muestran tanto el camino por donde es aconsejable caminar, como aquél
por donde no conviene explorar. Quienes ven el mundo así, lograrán no solo disfrutar de sus
bondades, sino que alcanzarán su verdadera grandeza interior, lograrán una vida plena a través
del cumplimiento de su misión. Desde esta manera de percibir el mundo, podría decir que la vida
es simplemente un milagro.

Viktor Frankl nos recuerda que: “La vida siempre tiene sentido, incluso si todavía no está claro cuál
es”. Puede que no seamos capaces de discernir un significado en situaciones difíciles o dolorosas,
hasta más tarde es que logramos entender muchas cosas.

El hombre puede alcanzar el equilibrio entre la razón, las emociones y el instinto guiados por la
dimensión espiritual.

El miedo no es otra cosa que el sentimiento de estar separado de Dios. El miedo es la ausencia de
fe. El miedo mata la esperanza y cuando se pierde la esperanza, se ha perdido todo. Si
aprendemos a unir nuestra voluntad humana a la voluntad Divina, lograremos vivir en armonía
con el Creador, en un estado de felicidad inagotable.

Las consecuencias de actuar con miedos son peores muchas veces que la realidad misma. La duda
engendra al miedo, el miedo es oscuridad y nos conduce a caminar por la vida sin luz, nos llena de
dudas y temores irracionales, y es así como mucha gente queda atrapada y esclavizada por sus
propios pensamientos, que le generarán una actitud violenta y destructiva.

La duda y el miedo son una especie de primos hermanos, llevan la misma sangre. La duda es
ausencia de confianza y el miedo es ausencia de fe. Sin confianza y sin fe nada es posible.
Anthony De Mello mencionó al respecto:
“Toda violencia viene del miedo y crea más violencia”. “Donde hay amor, no hay miedo”.

Es sorprendente cómo el miedo y la duda te atan, pero es aún más sorprendente cómo la fe y la
confianza te liberan

La tristeza mira hacia atrás, la preocupación voltea hacia alrededor, la depresión mira hacia abajo.
Por otro lado, la felicidad mira hacia delante, la serenidad ve hacia dentro; y La FE mira siempre
hacia arriba.

La Madre Teresa de Calcuta nos dejó un gran legado, le llamó “La respuesta
Correcta”:
¿El día más bello? Hoy
¿El obstáculo más grande? El miedo
¿La cosa más fácil? Equivocarse
¿La raíz de todos los males? El egoísmo
¿La distracción más bella? El trabajo
¿La peor derrota? El desaliento
¿Los mejores maestros? Los niños
¿La primera necesidad? Comunicarse
¿Lo que me hace más feliz? Ser útil a los demás
¿El peor defecto? El mal humor
¿El sentimiento más ruin? El rencor
¿El regalo más bello? El perdón
¿Lo más imprescindible? El hogar
¿La sensación más agradable? La paz interior
¿El mayor remedio? El optimismo
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido
¿La fuerza más poderosa del mundo? La fe
¿La persona más necesaria? Los padres
¿La cosa más bella del mundo? El amor
Así es que: No tengas miedo.
No tengas miedo a:
Hablar con la verdad.
Descubrir tus talentos.
Ponerte a prueba.
Equivocarte.
Lo que puedan decir de ti.
Optar por el bien.
Luchar por tus ideales.
Seguir tu misión en la vida.
Ser tu mismo (a).
Descubrir tu grandeza interior.

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