La Subordinación
La Subordinación
La Subordinación
La subordinación es el elemento principal de todo contrato de trabajo, siendo este el que define su
naturaleza.
Esa facultad es tal que incluso el trabajador puede ser despedido cuando no se somete a la
subordinación del empleador, esto es, no obedece sus órdenes o instrucciones.
La sala laboral de la Corte suprema de justicia en sentencia 46384 del 18 de abril de 2018 con
ponencia del magistrado Rigoberto Echeverri Bueno, se refiere en los siguientes términos a la
subordinación: «la continuada subordinación o dependencia del trabajador respecto del empleador,
que faculta a éste para exigirle el cumplimiento de órdenes, en cualquier momento, en cuanto al
modo, tiempo o cantidad de trabajo, e imponerle reglamentos, la cual debe mantenerse por todo el
tiempo de duración del contrato.»
La subordinación, es pues, la obligación que tiene el trabajador de acatar las órdenes del empleador
durante la ejecución del contrato, lo que le impide al trabajador tener autonomía e independencia en
el ejercicio sus labores.
La Corte constitucional, en sentencia C-386 del 2009, enuncia las reglas constitucionales en las que
debe estar enmarcada la subordinación: “Los poderes del empleador para exigir la subordinación del
trabajador, tienen como límite obligado el respeto por la dignidad del trabajador y por sus derechos
fundamentales”. Estos, por consiguiente, constituyen esferas de protección que no pueden verse
afectadas en forma alguna por la acción de aquél, porque como lo anotó la Corte en la sentencia SU-
342/9, los empleadores se encuentran sometidos a la Constitución, sumisión que "….no solo se
origina y fundamenta en los arts. 1, 4, inciso 2 y 95 de la Constitución, en cuanto los obligan a
acatarla y le imponen como deberes respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios, obrar
conforme al principio de solidaridad social, defender los derechos humanos y propender al logro y
mantenimiento de la paz, lo cual se logra con el establecimiento de relaciones laborales justas en
todo sentido sino en el reconocimiento y respeto de los derechos fundamentales de los
trabajadores…"
Igualmente, dichos poderes, se encuentran limitados por las normas contenidas en los convenios y
tratados internacionales relativos a los derechos humanos en materia laboral, de conformidad con los
arts. 53, inciso 4, 93 y 94 de la Constitución, que prevalecen en el orden interno e integran, como
lo observó la Corte en la sentencia T-568/9, el bloque de constitucionalidad.
En las circunstancias anotadas, es evidente que los referidos poderes no son absolutos y tienen
como límites: i) la Constitución; ii) los convenios y tratados internacionales sobre derechos humanos;
iii) la ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, los cuales "no pueden menoscabar la
libertad, la dignidad humana ni los derechos de los trabajadores.»
De acuerdo a lo anterior es importante precisar que la facultad de subordinación del empleador no
puede llevarlo a que afecte los derechos fundamentales del trabajador, y en consecuencia, la
subordinación debe ser razonable según las necesidades de la empresa y de la actividad
desarrollada por cada trabajador, de manera tal que no menoscabe los derechos mínimos que otras
normas ha concedido al trabajador, tanto desde el punto de vista de subordinado como de ser
humano.
La subordinación tiene como efecto la tipificación de la relación laboral, es decir, que si existe
subordinación, y además existe prestación personal del servicio, estamos ante una relación laboral a
toda regla, cuya naturaleza no se pierde porque las partes le hayan dado otro nombre al contrato que
los vincula.
De allí que la subordinación sea el tema central a discutir cuando se alega un contrato de trabajo
realidad.
La subordinación laboral, uno de los elementos esenciales del contrato de trabajo, se presume, esto
es, que no debe probarse por parte del trabajador que la alega, sino que debe ser desvirtuada por el
empleador o contratante que la niega.
Esto en razón a lo que de forma expresa dispone el artículo 24 del código sustantivo del trabajo
cuando dice que “Se presume que toda relación de trabajo personal está regida por un contrato de
trabajo”, norma que también ha llevado a considerar que el elemento de la subordinación se
encuentra presente en la prestación personal del servicio, por lo que también se presume.
Respecto al alcance del artículo 24 del código sustantivo del trabajo, la sala laboral de la corte
suprema de justicia en sentencia del 7 de julio de 2005, expediente 24476, manifestó: «Es verdad
que el artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo consagra la presunción de que toda relación de
trabajo personal se entiende regida por un contrato de trabajo, frente a la cual la jurisprudencia
reiterada de esta Corporación ha sido del criterio de que quien la alegue en su favor tiene que
demostrar la prestación personal del servicio para entenderse cobijada por ella, mientras que al
beneficiario de dicha prestación es a quien le corresponde desvirtuar que en la misma no existe el
elemento de la subordinación.»
Cuando un trabajador alega la existencia de un contrato de trabajo no debe probar más que la
prestación personal del trabajo y la remuneración, dos de los elementos del contrato de trabajo; el
tercer elemento y último, esto es, la continuada subordinación, se presume derivada necesariamente
de la existencia de la prestación personal del servicio.
En este orden de ideas, si el trabajador prueba que prestó personalmente un determinado servicio, la
subordinación está presumida a su favor quedando la carga de la prueba en hombros del empleador
quien deberá desvirtuar la existencia de tal subordinación a pesar de estar probada la prestación
personal del servicio.