Bioética, Pluralismo Y Relativismo: José Ramón Ayllón
Bioética, Pluralismo Y Relativismo: José Ramón Ayllón
Bioética, Pluralismo Y Relativismo: José Ramón Ayllón
una unidad de medida compartida por te: del que tiene poder para promulgar-
todos. Porque si el kilómetro es para ti las y hacerlas cumplir, por las buenas o
1.000 metros, para él 900, y para otros por las malas.
1.200, 850 ó 920, entonces el kilómetro no Otra experiencia cotidiana nos dice
es nada. Si la ética ha de ser criterio uni- que hay acciones voluntarias que ame-
ficador, entonces ha de ser una en lo fun- nazan la línea de flotación de la conduc-
damental, no múltiple. ta humana, y que pueden hundir o llevar
Si la ética fuera subjetiva, el violador, a la deriva a sus protagonistas: los hospi-
el traficante de droga y el asesino po- tales, los tribunales de justicia y las cár-
drían estar actuando éticamente. Si la éti- celes son testigos de innumerables con-
ca fuera subjetiva, todas las acciones po- ductas lamentables, es decir, impropias
drían ser buenas acciones. Y también po- del hombre. Al enfrentarse a esta eviden-
drían ser buenas y malas a la vez. La cia, el relativismo moral hace agua y que-
propuesta «haz bien y no mires a quien» da descalificado por los hechos. Defen-
no tendría sentido: «haz bien» significa- derlo a pesar de sus consecuencias es una
ría «haz lo que quieras». postura irresponsable.
Igual que el pluralismo, la ética es rela- Entonces, ¿hay absolutos morales? Se-
tiva en las formas, pero no debe serlo res- gún Campoamor, «En este mundo trai-
pecto al fondo. De la naturaleza de un re- dor, / nada es verdad ni mentira, / todo
cién nacido se deriva la obligación que tie- es según el color / del cristal con que se
nen sus padres de alimentarlo y vestirlo. mira». Estos versos reflejan perfectamen-
Son libres para escoger entre diferentes ali- te esa sagacidad rudimentaria del que sólo
mentos y vestidos, pero la obligación es sabe barrer para casa. Si «nada es verdad
intocable. Subjetivamente pueden decidir ni mentira», la Ética sencillamente no exis-
no cumplir su obligación, pero entonces te, pero tampoco la Medicina. Lo cierto,
están actuando objetivamente mal. sin embargo, es que existen múltiples ver-
Hay una experiencia cotidiana a fa- dades, que coexisten con múltiples dudas
vor de la objetividad moral: la inmorali- y múltiples errores. Y también es cierto
dad que se denuncia en los medios de que existen absolutos morales, que no son
comunicación y se condena en los tribu- dogmas ni imposiciones: son criterios in-
nales, no sería denunciable ni condena- teligentes, necesarios como el respirar. Los
ble si tuviera carácter subjetivo, pues sub- encontramos en ese fondo común, dema-
jetivamente es deseada y aprobada por siado común, de todas las legislaciones y
el que la comete. Con otras palabras: si códigos penales: no robar, no matar, no
los juicios morales sólo fueran opiniones mentir, no abusar del trabajador, no abu-
subjetivas, todas las leyes que condenan sar del niño o del débil...
lo inmoral podrían estar equivocadas. Y, Hasta aquí he intentado explicar los
en consecuencia, si la moralidad no se dos tipos de juego que puede desarrollar
apoya en verdades, las leyes se convier- el hombre sobre la cancha de la libertad:
ten en mandatos arbitrarios del más fuer- el pluralismo, conforme al reglamento; y
cuyo resultado final es el milagro del re- nes vivos si no existe la certeza moral de
cién nacido, y que decidir hasta qué mo- que no se causará daño alguno a su vida
mento se tiene derecho de intervenir en y a su integridad, ni a la de la madre. Los
ese proceso y a partir de cuál ya no es embriones vivos merecen el respeto que
lícito hacerlo, no puede ser ni aclarado ni se debe a cualquier persona humana, y
discutido». tanto crearlos como mantenerlos en vida
Las intervenciones biológicas y médi- para fines experimentales o comerciales
cas sobre el cuerpo humano tocan algo es contrario a la dignidad humana. Hay
más profundo que los órganos, los teji- una razón de peso, y es que todo ser
dos y las funciones: tocan a la persona humano tiene derecho a ser concebido,
misma. El problema tan actual de la ma- llevado en las entrañas y educado en una
nipulación y eliminación de embriones familia, pues sólo dentro de la referencia
consiste en saber si son o no son perso- conocida y segura de sus padres pueden
nas. Quienes niegan la condición perso- los hijos descubrir su identidad y alcan-
nal del embrión aducen que ser persona zar la madurez. Por el contrario, es in-
es tener autonomía vital y capacidad de digno ser tratado como un objeto que se
relación inteligente. Pero eso les pone en manipula por un extraño en un laborato-
la difícil tesitura de negar la condición rio, con la misma técnica de la produc-
personal no sólo al embrión, sino tam- ción industrial en serie.
bién al recién nacido, al deficiente men- Incluso si ponemos en duda el esta-
tal profundo y al hombre que duerme. tuto humano del embrión, esa misma
Quienes afirman la condición personal duda tiene también una enorme fuerza
del embrión aportan el testimonio de la argumental: ¿no será el embrión una
biología: el óvulo fecundado tiene indi- persona llamada a la autonomía y al pro-
vidualidad genética y es capaz de presi- tagonismo de su propia vida? Podrá dis-
dir su propio destino hasta la vejez y la cutirse. Habrá que sopesar los argumen-
muerte natural. La biología pone así de tos. Pero si algo está claro es que, en la
manifiesto la verdad de una intuición duda, es obligatorio respetar: nadie pue-
universal: que el embrión es un ser hu- de disparar en el bosque cuando duda
mano en estado embrionario. si lo hace sobre un hombre. Es el mismo
Por tratarse de un ser humano, son criterio que emplea el derecho penal
éticas las intervenciones médicas sobre desde hace dos mil años: in dubio pro
el embrión cuando –con el consentimien- reo, y que Hans Jonas formula de esta
to de los padres– tienen como fin su cu- manera:
ración, la mejora de sus condiciones de Una regla fundamental para el trata-
salud o su supervivencia, y cuando res- miento de la incertidumbre es in dubio
petan su vida y su integridad, sin expo- pro malo: en caso de duda, presta oídos al
nerlo a riesgos desproporcionados. Por peor pronóstico antes que al mejor, por-
el contrario, la investigación biomédica que las apuestas se han vuelto demasia-
debe renunciar a intervenir sobre embrio- do elevadas como para jugar. Paso al ter-
cer y último punto de esta exposición: la tiene el consenso de una sociedad donde
relación entre ética y consenso. hay acuerdo general respecto al asesina-
to en masa de los judíos? Él mismo se
3. Pluralismo y consenso responde que el consenso sólo es legíti-
mo cuando todos aceptan normas bási-
En una sociedad pluralista, con diver- cas de conducta moral.
gencias en cuestiones fundamentales, se Aceptar normas básicas de conducta
requiere un esfuerzo común de reflexión moral quiere decir, entre otras cosas, que
racional: por el diálogo al consenso y a la el debate no es el último fundamento de
convivencia pacífica. Siempre el diálogo es la ética, pues un fundamento discutible
mejor que el monólogo. La sabiduría po- dejaría de ser fundamento. Por eso dice
pular sabe que hablando se entiende la Aristóteles que quien discute si se puede
gente, y que cuatro ojos ven más que dos. matar a la propia madre no merece argu-
Pero Antonio Machado escribió que, de mentos sino azotes. La ética sólo se pue-
diez cabezas, nueve embisten y una pien- de fundamentar sólidamente sobre prin-
sa. Su poética exageración esconde una cipios no discutibles. Así lo entienden
advertencia: que la conducta ética podría Brentano, Scheller, von Hildebrandt, Har-
establecerse por mayoría siempre y cuan- tmann, Moore. Pero la interpretación de
do esa mayoría sustituyera la embestida los valores como fundamento previo del
por la mirada respetuosa sobre la realidad. debate y de la conducta moral se encuen-
Las éticas del diálogo se llaman tam- tra hoy bajo sospecha. La objeción más
bién procedimentales porque piensan que frecuente estima que apelar a una supues-
lo justo sólo puede ser decidido cuando ta evidencia de los valores hace imposi-
se adopta el consenso como procedimien- ble un debate racional, pues la evidencia
to. Apel y Habermas consideran que si moral es subjetiva. Esta objeción olvida
las normas afectan a todos, deben ema- –entre otras cosas– el reconocimiento uni-
nar del consenso mayoritario. Sin ser una versal, por evidencia objetiva, de los va-
solución perfecta –porque tal perfección lores recogidos en la Declaración Univer-
no existe–, el consenso es quizá la mejor sal de Derechos Humanos, de 1948.
de las formas de llevar la ética a la socie- Así pues, aceptar principios incondi-
dad, la menos mala. Pero es preciso acla- cionales por encima de cualquier procedi-
rar que la ética no nace automáticamente miento no es consecuencia de una postu-
del consenso, pues hay consensos que ra acrítica y subjetiva. Es, por el contrario,
matan. MacIntyre, en su Historia de la éti- consecuencia de una reflexión imparcial
ca, propone este sencillo problema: si en sobre nuestras intuiciones morales elemen-
una sociedad de doce personas hay diez tales. La responsabilidad materna, de la
sádicos, ¿prescribe el consenso que los que hablábamos antes, no se funda en una
dos no sádicos deben ser torturados? Y, predisposición sentimental, ni en un prin-
para no ser acusado de jugar con lo inve- cipio teórico, sino en una percepción bási-
rosímil, hace otra pregunta: ¿qué validez ca: dado que el niño necesita de la madre,
la madre se debe a él, sin otros razona- con distinta letra: eso que a ti te parece
mientos ni necesidad de consensos. asesinato, al terrorista le parece justicia,
La aceptación de normas básicas de al que aborta le parece interrupción del
conducta también implica rechazar una embarazo, y a otro le parecerá otra cosa,
argumentación puramente estratégica, como a Bruto le pareció el asesinato de
interesada o ideológica. En el famoso César amor a Roma y legítima defensa.
cuento de Andersen, entre los que ala- Para conjurar las malas artes de los
ban los vestidos del rey hay un consenso encantadores cervantinos, Apel pide a los
absoluto, pero todos mienten. Un sólo dialogantes que piensen seriamente y no
individuo, y además niño, tiene razón vayan racionalmente a lo suyo. Rawls,
frente a la mayoría: «El rey va desnudo». más optimista, da por supuesto que, al
Ante la posibilidad de un consenso equi- aplicar los procedimientos, todos los im-
vocado o hipócrita, las éticas dialógicas plicados actuarán con justicia. Habermas,
piden como condición necesaria que el menos ingenuo, es consciente de que los
debate esté integrado por sujetos impar- consensos pueden ser injustos; por eso
ciales, bien informados y rigurosos en la acepta que sólo en una situación ideal de
reflexión. Casi como pedir la luna, pues comunicación podrían resultar equivalen-
ni siquiera en Atenas, la Asamblea más tes el consenso y la legitimidad. Pero lle-
democrática de la Historia consiguió esa gar a esa situación ideal requeriría una
utópica integridad. Sócrates, el mejor de educación ideal y un comportamiento
los atenienses, murió condenado por sus ideal por parte de la mayoría: algo –por
sabios y envidiosos compatriotas. Pare- lo que podemos comprobar– reservado
cían, dijo el acusado, un grupo de niños al mundo platónico de las Ideas.
manipulados por la promesa de unos ¿No es sospechoso de fanatismo pen-
dulces. Y también dijo a una postura ino- sar que las mayorías pueden equivocar-
cente pensar que la justicia emanaba de se y se equivocan de hecho? Si lo es, no
la mayoría, pues era someterse a quienes debería serlo. Cuando la policía peruana
podían crear artificialmente el consenso atrapó al creador y líder del grupo terro-
con los medios que tenían a su alcance. rista Sendero Luminoso, Mario Vargas-
Un Cervantes bastante socrático no Llosa se apresuró a declarar su oposición
exagera cuando nos avisa de que «andan a la pena de muerte. Y, cuando el perio-
entre nosotros siempre una caterva de dista le recordó que la mayoría de los
encantadores que todas nuestras cosas peruanos aprobaban esa pena, el escritor
mudan y truecan, y las vuelven según su respondió tajante: «La mayoría está equi-
gusto, y según tienen la gana de favore- vocada. La minoría lúcida debe dar una
cernos o destruirnos; y así, eso que a ti te batalla explicándole que la pena de muer-
parece bacía de barbero me parece a mí te es una aberración».
el yelmo de Mambrino, y a otro le pare- Shakespeare, en un tiempo que no
cerá otra cosa». Si Sancho levantara la imaginaba la omnipotencia de los me-
cabeza, hoy podría oír la misma música dios de comunicación, sabía que las ma-
yorías eran masas amorfas sumamente cer no es malo por consenso, y el alimen-
manipulables. En Julio César, después de to tampoco es bueno por consenso. Así
oír la justificación de Bruto, todo el pue- pues, lo importante no es el consenso,
blo romano aprueba el asesinato y cele- sino que el consenso respete la realidad.
bra la acción justiciera. Pero toma la pala- Por eso ha dicho Fromm que «el hecho de
bra Marco Antonio y consigue que la opi- que millones de personas padezcan las
nión pública, sin solución de continuidad, mismas formas de patología mental no
gire en redondo y acuse a Bruto como hace de esas personas gente equilibrada».
asesino. Los discursos de Bruto y Marco Con otras palabras: una postura no se con-
Antonio son ejemplos antológicos de alta vierte en buena por ser mayoritaria.
retórica al servicio del manejo de masas. En Macbeth hay un curioso diálogo en-
El error por mayoría es una de las limi- tre Lady Macduff y su pequeño hijo. El
taciones patentes del consenso. Para ilus- niño pregunta si su padre, que ha huido
trar esta posibilidad, José Antonio Marina sospechosamente, es un traidor. Lady Ma-
nos cuenta en su Ética para naúfragos que cduff responde que sí, y que los traidores
un esclavista, tocado por las ideas ilustra- merecen la horca. El niño pregunta enton-
das, decidió poner en libertad a sus escla- ces quién debe ahorcar a los traidores, y la
vos. Pero muchos de ellos pensaron que la madre contesta que los hombres de bien.
libertad sería un yugo más gravoso que su Con la ingenuidad de sus pocos años, el
acostumbrada esclavitud. Así que lo some- niño comenta: «Entonces los traidores se-
tieron a votación, y los que rechazaron la rían imbéciles si se dejaran ahorcar, porque
oferta ganaron por mayoría absoluta. Por ellos son mayoría y pueden ahorcar a los
esta ironía del procedimiento, el amo se hombres de bien». Tal conclusión puede
convirtió en esclavista por sufragio univer- ser correcta, pues es posible una mayoría
sal. La paradoja de esta situación muestra de traidores. Lo que no sería posible es
las limitaciones del consenso. Conocemos que, por el hecho de ser mayoría, los trai-
consensos tan absolutos como injustos, que dores se convirtieran en leales.
han durado milenios: el antiguo consenso De cualquier forma, ya hemos dicho
sobre la movilidad del sol y la inmovilidad que promover la ética social por consen-
de la Tierra, sobre la carencia de derechos so es el más humano de los procedimien-
del niño y de la mujer, y otros muchos. De tos. Y también el más democrático. Pero
hecho, «los hombres han estado mayorita- en esto, las actuales éticas del diálogo no
riamente de acuerdo en colosales dispara- han inventado nada. Los diálogos plató-
tes», y por eso, concluye Marina, «el sim- nicos, celebrados y escritos hace más de
ple acuerdo no garantiza la validez de lo dos mil años, son grandes debates mo-
acordado». derados por Sócrates, donde se habla de
El error, patrimonio constante de la la excelencia individual y social con to-
humanidad, afecta por igual a minorías dos los matices de la vida misma. Y des-
y mayorías. Y el consenso no garantiza la de entonces, por fortuna, Occidente se
ética porque no crea la realidad: el cán- desliza sobre esa estela.