La Evolución Histórica de La Ciencia Del Derecho Penal

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LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CIENCIA DEL DERECHO

PENAL: 
 
En los albores de la humanidad, en la época de las cavernas cuando el
homo sapiens se puso de pie y dio existencia a la sociedad, dando lugar a
las primeras agrupaciones tribales, el hombre conoció el fenómeno de la
criminalidad, fenómeno que ha caracterizo en el tiempo a todas las
sociedades que han surgido en el planeta, de forma peculiar de acuerdo a la
cultura que la historia ha permitido fijar a lo largo de todos los tiempos. 
 
La aparición de la criminalidad, ha constituido uno de los aspectos
constantes de la vida social, hasta el punto que hoy no se considera como
un fenómeno anormal del grupo social, sino como algo connatural a toda
sociedad organizada, siendo sólo lo anormal los bruscos crecimientos o
decrecimientos de las tasas de delito. Con base a ello, se han señalado
como características del fenómeno criminal, la constante evolución, que
aprovecha los avances alcanzado por la humanidad para apropiarse de la
oportunidad y alcanzar sus fines mezquino, lo que ha obligado a la
sociedad, y en particular al Estado, a criminalizar la existencia de tales
acciones dolosas. 
 
El manejo que es posible clasificar la evolución del Derecho Penal en las
siguientes fases o etapas: 
 

 La Venganza Privada o Tabú;


 La Venganza Divina;
 La Venganza Pública;
 La Defensa del Poder Absoluto;
 El Período Humanitario y
 La Etapa Científica del Derecho Penal.

La Venganza Privada o Tabú: en los tiempos primitivos no existía un


Derecho Penal estructurado, sino que había toda una serie de prohibiciones
basadas en conceptos mágicos y religiosos, cuya violación traía
consecuencias no sólo para el ofensor sino también para todos los
miembros de su familia, clan o tribu. 
 
Cuando se responsabilizaba a alguien por la violación de una de estas
prohibiciones (tabú), el ofensor quedaba a merced de la víctima y sus
parientes, quienes tenían el derecho de causándole a él y su familia un
castigo que podía implicar un mal mayor al daño causado. Es to implicaba,
que no era posible establecer algún parámetro de comparación o  relación
entre la ofensa y la magnitud del castigo. 
 
A esta etapa se le conoce también como venganza de sangre o época
bárbara. El impulso de la defensa del interés particular lesionado es la
fuerza impulsora de la venganza, conocida como ratio essendi, que es la
razón de ser que justifica toda la actividad provocada por un presunto
ataque injusto a un interés personal o colectivo. 
 
Durante esta época, la función punitiva la ejercían íntegramente los
particulares, pues cada individuo, cada familia y cada grupo se protegen y
se hace justicia por su propia mano y a su propio riesgo. En esta etapa
privaba el derecho del más fuerte, ya que motivado a instintos salvajes, el
más fuerte era quien imponía la norma y el castigo, lo cual por su carácter
casuístico, estaba regido por la fuerza del carácter o temperamento de quien
ostentaba el poder del grupo social y en cada caso podía establecer reglas y
castigos distintos para circunstancias similares. La pena trascendía del
infractor a los integrantes de su grupo familiar o social, así como a sus
bienes o posesiones. 
 
La Venganza Divina: Al lado del período conocido como venganza
privada, se gestó también dentro de la organizan social más cultas o
elevada, el principio teocrático y este vino a convertirse en fundamento del
derecho penal de este período, pues no se castigaba al culpable para
satisfacer al ofendido, sino para que aquél expiase la ofensa causada a los
dioses por los delito cometidos. En este período se constituye una etapa
evolucionada en la civilización de los pueblos, Los conceptos de derecho y
religión se funden en uno sólo y así el delito más que ofensa a la persona o
al grupo, lo es a la divinidad. En general, en esta época la clase sacerdotal
era quien establecía la forma de expiación de los pecados, que era
satisfecha por la penitencia, o la ofrenda que debía otorgar para la
obtención del perdón divino. 
 
En esta etapa evolutiva del Derecho Penal, la justicia represiva es manejada
generalmente por la clase sacerdotal, Aparece en muchísimos pueblos, pero
se perfila de manera clara en el pueblo hebreo: esto no resulta extraño si se
atiende que los judíos han sido siempre eminentemente religiosos, dejando
sentado el carácter de tal derecho en múltiples escrituras dentro de las
cuales se encuentra el Pentateuco, que era un conjunto de cinco libros que
integraban a la primera parte del Antiguo Testamento y en los que se
contienen las Normas del Derecho del Pueblo de Israel. 
 
Bajo este esquema, el derecho de castigar proviene de la divinidad y el
delito constituye una ofensa a ésta deidad, la pena en consecuencia, está
encaminada a borrar el ultraje a la divinidad, al aplicar su ira,
identificándose para el delincuente con el medio de espiar su culpa. 
 
Otra forma de apreciación sobre la venganza divina la podemos encontrar
en los libros sagrados de Egipto, que son igualmente prueba de la fusión
entre los conceptos de delito y represión como los de ofensa a la divinidad
y expiación religiosa, El Derecho Egipcio está también, como el del pueblo
Judío, lleno de espíritu religioso; ya que en él se observa la delegación del
derecho de castigar a los sacerdotes. 
 
Por tal motivo, únicamente debemos destacar de un modo resumido que
parece natural que al revestir los pueblos las características de la
organización teocráticas, todos los problemas se proyectaban hacia la
divinidad, como eje fundamental de la constitución del Estado. Así surge,
en el terreno de las ideas penales, el período de la venganza divina, en el
cual se estima al delito como una de las causas del descontento de los
dioses, por esos los jueces y los tribunales juzgan en nombre de la
divinidad ofendida, pronunciando sus sentencia e imponiendo las penas
para satisfacer su ira, logrando el desistimiento de su justa indignación. 
 
La Venganza Pública: En esta etapa de la evolución de las ideas penales,
se transforman los conceptos de pena y función represiva, dándoles un
carácter eminentemente público, es decir, esta etapa se caracteriza por la
aspiración de mantener a toda costa la tranquilidad pública, durante esta
etapa, se empieza a hacer distinción entre delitos privados y públicos,
según el hecho lesionado de manera directa, los intereses de los particulares
o el orden público.
 
Es entonces cuando aparece la etapa llamada "venganza pública" o
"concepción política"; el rey concedía poder para que en su nombre los
tribunales aplicaran el derecho, limitado su ejercicio al marco de la ley.
Este fue una inmensa época, de propósitos retributivos y a lo sumo
intimidantes, con fines de prevención general, en que se aspiraba a utilizar
al delincuente en provecho del Estado, mediante el trabajo forzado en
minas y galeras. Estableciendo formas de esclavitud como mecanismos de
condenas. 
  
El código más antiguo que ha sido descubierto es el Código de Hammurabi,
que de acuerdo a lo que narra su propia historia, fue la recopilación de
leyes dadas a su pueblo por Hammurabi, Rey de Babilonia. 
 
Sorprende que estas disposiciones anticipan instituciones tales como el
mutuo, el comodato, la prenda, la anticresis y el préstamo a la gruesa.
Establecía por ejemplo, que si un esclavo golpea en la mejilla al hijo de un
hombre libre, se debía cortar una oreja al esclavo y si persistía en su afrenta
se le debía dar muerte. Por el hurto, le seria cortada la mano derecha al
delincuente si persistía sería ejecutado. La afrenta al rey o su familia o a los
dioses era castigada con la muerte. 
 
Es en el Derecho Romano, donde se precisa con exactitud la diferencia
entre “delicta privada” y “crimina pública”, con posterioridad a las leyes de
las Xll tablas pues estos recogieron, principalmente esquemas similares a
los establecidos en el Talión, Aunque ya las Xll tablas estatuyeron el delito
de traición, castigando con la muerte, las leyes surgidas con posterioridad
dieron nacimiento al concepto del crimen inminuatae vellaesae mastalis
populi romani: consagrado en la Lex Cornelia, que comprendió como
delitos de mayor cuantía los considerados como “perduellio”. La
“perduellio”, es una de las instituciones más antiguas del Derecho Romano,
era la acción más grave, entre las formas de delitos cometidos contra el
Estado. 
 
Todos los crímenes públicos, atentatorios de la seguridad del Estado,
quedaron incluidos en la Ley Julios, la cual aparece reproducida en el
Digesto, La Ley Julia, comprendió los delitos contra la seguridad externa
del Estado, clasificando los que comprometían la integridad territorial, la
entrega de hombres al enemigo, la deserción, la traición por vileza, la
excitación de un pueblo a la guerra entre otros. 
 
Por último, se pueden señalar como características del Derecho Romano las
siguientes: 
 

 El delito fue ofensa pública;

 La pena constituyó una reacción pública, en razón de la ofensa,


correspondiendo al estado su aplicación;

 Los crimina extraordinaria, que integraron una especie diferente a los


delitos públicos y privados, se persiguieron únicamente a instancia
del ofendido;

 El desconocimiento absoluto del principio de legalidad o de reserva,


originándose la aplicación analógica y, en algunos casos, el exceso
en la potestad de los jueces;

 La diferenciación entre los delitos dolosos y los culposos, y

 El reconocimiento en forma excepcional, de las causas justificantes


de legítima defensa y estado de necesidad.
En cuanto al procedimiento, en el Derecho Romano se adoptó el sistema
acusatorio, con independencia o autonomía de personalidad el acusador y el
magistrado, estableciéndose el derecho del acusado para defenderse por sí o
por cualquier otra persona de su confianza que el acusado designara. 
 
 
Así hasta finales del siglo XVIII y tocando las puertas del siglo XIX, se
quemaban en las hogueras “a las brujas de Europa”, porque para entonces
la hechicería (como conducta) era el delito más grave cometido en contra
de la sociedad; la valoración jurídica de aquel período así lo consideró; y en
consecuencia infelices mujeres (algunas afectadas por la demencia), fueron
quemadas vivas. 
 
 
El Período Humanitario: Nació como reacción a la excesiva crueldad
imperante en la aplicación de penas. Dentro de esta corriente, se pugna por
la exclusión de suplicios y crueldades innecesarios, se propone la certeza
contra las atrocidades de las penas, se preconiza la peligrosidad del
delincuente como punto de partida para la determinación de las sanciones
aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas. 
 
Después de todas las vicisitudes que se habían presentado en etapas
anteriores, el campo del Derecho Penal asume una nueva fórmula que pone
fin a la excesiva crueldad, surgiendo un movimiento humanitario de las
penas y, en general, de los sistemas penales.
 
De todos los capítulos que integran el libro de Beccaria, son más
importantes los que hacen referencia al origen de la pena y del derecho de
castigar, el de la interpretación de las leyes; el que se ocupa de la
obscuridad de las mismas; las relativas a la pena de muerte, la templanza en
las penas, la relación entre delito y la pena y las medidas de seguridad. 
De acuerdo con lo escrito por Fernando Castellanos, se deben destacar
sobre el libro de Cesar Bonnesana los siguientes puntos: 
 

 El derecho a castigar basado en el contrato social y por tanto la


justicia humana y la divina son indispensables.

  Las penas únicamente pueden ser establecidas por las leyes: estas
han de ser generales y sólo los jueces pueden declarar que han sido
violadas.
 Las penas deben ser públicas, prontas y necesarias, proporcionadas al
delito y las mínimas posibles, nunca deben ser atroces.

 Los jueces por no ser legisladores, carecen de la facultad de


interpretar la ley.

 El fin de la pena es evitar que el autor cometa nuevos delitos, así


como la ejemplaridad respecto a los demás hombres.

 La pena de muerte debe ser prescrita por injusta, el contrato social no


lo autoriza, dado que el hombre no puede ceder el derecho a ser
privado de la vida, de la cual el mismo no puede disponer por no
pertenecerle,

Etapa Científica: Podría decirse que esta etapa científica, se inicia con la


obra de Cesar Beccaria, y culmina con la de Francisco Carrara, que es
considerado el principal exponente de la Escuela Clásica del Derecho
Penal.
 
En esta etapa, el delincuente es el objeto de la máxima preocupación
científica de la justicia. El delito es una manifestación de la personalidad
del delincuente y hay que readaptar a éste a la sociedad corrigiendo sus
inclinaciones viciosas. Tal corrección es el pivote sobre el cual gira este
nuevo período. 
 
La pena como sufrimiento carece de sentido material para la sociedad; lo
que importa es el mecanismo eficaz que se adopte para dar sentido a su
imposición y eficacia.

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