Cofradía Negros Parral
Cofradía Negros Parral
Cofradía Negros Parral
JUANA MORIEL-PAYNE
les, pero más que nada es útil para notar quiénes han sido borrados
de la memoria de un pueblo minero del norte de México; hombres
y mujeres de origen africano que vivieron en Parral colonial como
esclavos, o disipados entre las castas como hombres y mujeres
libres, y que en su momento también supieron defender y mostrar
su honra, participando activamente en una de las pocas organiza-
ciones donde la colonia les permitió hacerlo: las cofradías.
Hasta el momento, Nicole von Germeten (2006) es la única his-
toriadora que se ha ocupado de investigar las cofradías de negros
en la Nueva España. Ella compara y contrasta las actividades de
estos grupos de hermandad en tres lugares de la Nueva España:
Valladolid, la Ciudad de México y Parral. Para la historiadora, la co-
fradía de esta última ciudad fronteriza no tuvo el éxito que tuvieron
otras fraternidades negras en el centro de México debido a varios
factores, entre los cuales ella otorga especial peso a los constantes
ataques de las tribus de indios bárbaros, el aislamiento, la pobreza,
la población flotante y el excesivo control de un hacendado parral-
ense y su parentela.
Esta investigación cree que el análisis de la Cofradía de la
Limpia Concepción necesita ser reevaluado bajo un contexto his-
tórico-cultural del afromexicano, incluyendo la influencia cultural
de España y África. Este tipo de aproximación puede ayudar a
mostrar que, aunque los afromexicanos pudieron no haber contado
con una consolidada y reciente memoria histórica, como los grupos
indígenas y españoles en el sur de la Nueva España, en el norte sí
fueron lo suficientemente libres como para poder recordar y mos-
trar públicamente que contaban con un kinship o parentesco que
les otorgaba una identidad y un estatus en la sociedad, tal como
lo hicieron por medio de su cofradía en las fiestas de Parral. Así
también, de manera más amplia, interesa hacer una aportación a
la historia del afromexicano, la cual ha sido ignorada por la historia
de México y, en consecuencia, no existe en la memoria de Prieto
Quimper, el escritor parralense del siglo xx.
Esta hipótesis es parte esencial de la disertación que surgirá
de esta investigación, que por el momento se limita a examinar el
estudio de Germeten (2006) sobre la cofradía de Parral, en conjunto
con la historiografía sobre la presencia africana en México. Asimis-
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La Cofradía de la Limpia Concepción en San Joseph del Parral, 1600-1800:
CONTEXTO HISTÓRICO
esto en cuenta, Germeten sugiere que el pleito legal entre estos dos
hombres fue a causa de los celos de Urrecha en contra del éxito
de Narváez. Sin embargo, esta investigación considera que, más
que resaltar los supuestos celos de Urrecha, importa destacar que
los miembros de la cofradía eran trabajadores de hacienda y que,
incluso, algunos pudieron ser parte del ejército. Así que, como se
verá más adelante, este pleito tiene connotaciones raciales, pero a
la vez puede mostrar lo que no hace Germeten, que el mulato del
norte de la Nueva España pudo alcanzar un estatus por medio de
su participación en el ejército y, como lo menciona Vinson, gracias
a ello pudo utilizar los recursos legales que estaban a disposición
de cualquier hombre libre.
La historiadora analiza un documento con fecha de diciembre
8, 1676, en el que el desacuerdo entre Urrecha y Narváez llega a
su clímax. Ese día se llevó a cabo una procesión de la cofradía de
la Limpia Concepción, en la cual la imagen de la Virgen terminó
destrozada en el suelo. Antonio de Narváez hizo una petición a las
autoridades para dar evidencia, pero también para exigir el testi-
monio de Urrecha. Así, el documento tiene las dos versiones. El de
Narváez indica que los miembros de la cofradía dieron honores a la
Virgen como lo hacían cada año y que la imagen de la Virgen era
propiedad de don Phelipe de la Cueva Montaño. Ellos la llevaban
con solemnidad en un estandarte cuando un sirviente de don Pheli-
pe, Antonio de Urrecha, al salir del camino que llevaba la procesión,
“tiró la imagen, causando un escándalo en el pueblo, por el daño
que pudo haber hecho a la Reina” (Germeten, 2006, pp. 170-177).
Urrecha, por otro lado, indicó que los mulatos llevaban la ima-
gen de la virgen de manera precaria. Testificó que ese día el viento
era muy fuerte y que él le había aconsejado al mulato Narváez y a
otros negros y mulatos que no llevaran la imagen de la virgen en
la procesión, pues tenía que ser tratada con reverencia “en manos
de un sacerdote”. Así que, para él, los mulatos habían actuado de
manera indecente. Urrecha en ningún momento aclara si él tiró la
imagen o no, pero sí aseguró que los miembros de la cofradía no
eran lo suficientemente “limpios” como para cargar la imagen de
la virgen. Además, Urrecha cuestionó el derecho de la fraternidad
para aparecer en la corte, especialmente con Narváez como líder,
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La Cofradía de la Limpia Concepción en San Joseph del Parral, 1600-1800:
legales, en los cuales, por mencionar solo uno, a los pardos “fieste-
ros”, miserables, se les permitía incluir fiestas de toros para festejar
a su virgen (ahmp.FC.A07.001.003), ya que las fiestas eran una bue-
na ocasión para atraer posibles trabajadores mineros. Curcio-Nagy
(2004) hace un comentario provocador para el historiador del norte
de México al mencionar que las fiestas ocurren en espacios crea-
dos, no reales, mismos que se prestan para impactar y para ocultar
defectos de las sociedades.
Espero ampliar esta investigación en un futuro, con el fin de
ahondar en ese aspecto cultural-teatral de la representación que
permita vincular no solamente a las grandes urbes coloniales, sino
a las pequeñas comunidades, pobres en recursos pero ricas, muy
ricas en mineral y en cultura. Ese aspecto teatral-carnaval-repre-
sentativo puede revelar aún más sobre la reconstrucción de un
kinship o parentesco africano que va más allá del blanco-negro
de la historia afromexicana: se extiende hasta el Mediterráneo y
tiene el potencial de mostrar que la Colonia en México no estuvo
totalmente dominada por el caballero español, detalle que pudo no
haber gustado a Prieto Quimper, escritor parralense del siglo xx.
Germeten concluye que la Cofradía de la Limpia Concepción de
los Pardos no tuvo el éxito que tuvieron otras en el México colonial.
Después de lo expuesto, es necesario preguntar a qué se refiere
la historiadora con indios bárbaros; en qué tipo de aislamiento y
pobreza vivió Parral; el rol de una población flotante y el control de
un hacendado en un pueblo multicultural, fronterizo, donde tal vez
la recreación cultural africana ya no tenía sentido, pues se estaba
fraguando una nueva identidad cultural fronteriza en un tiempo, no
de esclavos ni de libres exitosos, sino de un grupo de afromexica-
nos a cargo de su drama histórico.
BIBLIOGRAFÍA
FUENTES PRIMARIAS
FUENTES SECUNDARIAS