Trabajo Grupal 1

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Evaluación crítica respecto a las características del derecho al voto y los tipos de procesos

electorales.
DERECHO DE SUFRAGIO Y PARTICIPACIÓN ELECTORAL
LA constitución de 1993, siguiendo a la de 1979 , establece que, en el Perú, el derecho de
sufragio es universal y obligatorio. Para tener este derecho, no se discrimina por razones
tributarias, de sexo o de educación; esas han sido las tres grandes reformas que se han
realizado al respecto, ampliando sucesivamente el derecho al sufragio. Solo se discrimina
por razones de edad: se adquiere la ciudadanía y, por tanto, el derecho al sufragio a los 18
años.
La Constitución de 1933 otorgó el derecho de sufragio a las mujeres, pero solo para las
elecciones municipales. La primera de estas se realizó treinta años después, en 1963 — tiempo
suficiente para que se diera una reforma que extendió tal derecho a las elecciones nacionales
—. Esta reforma fue dada por el gobierno del presidente Manuel A. Odría en 1955, de modo
que las mujeres votaron por primera vez en las elecciones de 1956.

La tercera ampliación del derecho de sufragio se dio con la Constitución de 1979, que
eliminó el requisito de saber leer y escribir. Así, los analfabetos participaron por
primera vez en las elecciones nacionales de 1980. Desde esa fecha, los analfabetos
representan un promedio de 5% del electorado peruano. Además de realizar esta
extensión del derecho de sufragio, la Constitución de 1979 rebajó la edad para
acceder al sufragio de 21 a 18 años.
La Constitución de 1993 no ha introducido ninguna modificación en las características
del derecho de sufragio respecto de la Constitución de 1979. Ha mantenido su carácter
universal, con la exclusión de los menores de 18 años de edad. Al mismo tiempo, ha
mantenido el carácter obligatorio del sufragio, establecido por la misma Constitución
de 1979. Si un peruano no sufraga, pierde sus derechos civiles, a celebrar contratos e
inclusive a cobrar un cheque, mientras no cancele una multa que asciende a unos US$
50.
El voto es universal, es decir, es un derecho de todas las personas; pero la propia Constitución
ha establecido exc~pciones específicas y genéricas. Específicas, cuando inhabilita a los
policías y militares para gozar del derecho de sufragar y de ser electos. Genéricas, cuando
establece que la ciudadanía se suspende por resolución judicial de interdicción, por sentencia
con pena privativa de la libertad y sentencia con inhabilitación de los derechos políticos,
quedando pues impedidos de votar quienes caigan en estos supuestos
Por otro lado, junto al derecho de sufragio está el derecho a ser elegido. En este sentido, el
derecho electoral tiene ciertas restricciones normativas; por ejemplo, los requisitos para
ocupar la Presidencia de la República y las vicepresidencias, además de ser peruano y gozar
del derecho de sufragio, comprenden el tener más de 35 años, mientras que para postular al
Congreso se debe tener más de 25 años.

El sistema de elección del presidente de la República


Desde su fundación como república, en 1823, el Perú instituyó el principio de
separación de poderes. Esto implicó otorgarle a los ciudadanos dos votos diferentes:
uno para elegir al presidente de la Pepública y otro para elegir al Congreso. Durante
la mayor parte de su trayectoria republicana, el Perú ha tenido un Congreso bicameral,
así que este segundo voto se desdoblaba, a su vez, en dos: uno para elegir diputados y
otro para elegir senadores.
A partir de la Constitución de 1979, el presidente de la Pepública es elegido
necesariamente por el pueblo, ya que, si ningún candidato obtiene la mayoría de los
votos válidos en la primera vuelta, los dos más votados van a una segunda vuelta en el
ámbito del pueblo. Bajo la Constitución de 1933, si ningún candidato obtenía más de
un tercio de los votos válidos, el Congreso elegía al presidente de la Pepública entre los
dos que hubieran obtenido mayor votación.

La Constitución de 1979 quiso que la decisión estuviera siempre en manos del pueblo,
para darle mayor respaldo al presidente de la Pepública. La razón por la que se estimó
esto necesario fueron dos de los golpes de Estado ocurridos durante la vigencia de la
Constitución de 1933. El primero fue el que derrocó el 27 de octubre de 1948 al
presidente José Luis Bustamante y Pivero; el segundo, el del 3 de octubre de 1968, que
derrocó al presidente Fernando Belaunde Terry.

Además, la Constitución de 1979 estableció que el mandato del presidente de la


Pepública, al igual que el del Congreso, dura cinco años. Bajo la Constitución de 1933
duraba seis. Los constituyentes de 1979 observaron que dos de los tres golpes
ocurridos bajo la Constitución de 1933 habían sido realizados durante el sexto año de
gobierno: tanto el que derrocó el 12 de julio de 1962 al presidente Manuel Prado
Ugarteche como el ya reseñado del 3 de octubre de 1968.

El sistema de elección del Congreso de la República

Como se ha señalado ya líneas atrás, desde 1963, el Perú elige al Congreso mediante el
sistema de representación proporcional. Dicho sistema incluye dos reglas principales.
La primera establece que los miembros del Congreso se eligen en distritos electorales
plurinominales. Los últimos dos Congresos —2001-2006 y 2006-2011— fueron
elegidos en 25 distritos electorales: los 24 departamentos más la Provincia
Constitucional del Callao.
El número de congresistas que se elige en cada departamento depende de su
población electoral. Sin embargo, cada departamento elige, por lo menos, a dos
congresistas, así su población electoral no le dé derecho a ello. Cuatro departamentos
son beneficiarios de esta regla: Madre de Dios, Tumbes, Moquegua y Tacna. Los
asientos que se les da a estos departamentos son restados al departamento de Lima,
que, no obstante tener el 34% de la población electoral, tiene solo 29% de los asientos.
La segunda regla establece que, en cada distrito electoral, los asientos son distribuidos
entre las agrupaciones políticas participantes con un criterio proporcional, es decir, en
relación con la votación que hayan obtenido sus listas de candidatos. Esta norma se
opera con la cifra repartidora o Método d’Hont. Por este, la votación obtenida por
cada lista es dividida entre el número de cada uno de los asientos en juego en cada
departamento, identificándose luego las cifras más elevadas.

Las listas departamentales se remontan a la elección del Congreso Constituyente 1931-


1933. Antes, los diputados se elegían por provincias; cada provincia elegía un
diputado, así no tuviera una población significativa. El criterio proporcional, por su
parte, fue establecido por el decreto ley 14250, Ley Electoral, dictada por la Junta
Militar de Gobierno en 1962.10 Antes, los asientos se repartían entre las listas
departamentales que obtuvieran las dos mayores votaciones: dos tercios para la
primera y uno para la segunda.
Así, el actual sistema electoral peruano se remonta a 1963. Dicho sistema se utilizó por
primera vez para la elección del Congreso 1963-1968, cerrado por el golpe de Estado
ya mencionado del 3 de octubre de 1968. Al retornar el Perú a la democracia en 1980,
se volvió a utilizar este mismo sistema, que había sido relanzado, en realidad, desde la
etapa de transición 1978-1979. La Asamblea Constituyente de ese período, en efecto,
estuvo integrada por 100 miembros elegidos en distrito nacional único.
Los tres Congresos siguientes —1980-1985, 1985-1990 y 1990-1992— fueron
bicamerales. Los diputados se eligieron por listas departamentales, pero los senadores
lo fueron por listas nacionales. El bicameralismo terminó con el golpe del 5 de abril de
1992 del presidente Alberto Fujimori.
El Congreso Constituyente Democrático 1993-1995 tuvo 80 integrantes elegidos en
distrito nacional único. Luego vendrían los Congresos de 1995-2000 y del 2000-2001,
unicamerales pero de 120 miembros, que seguirían siendo elegidos en distrito
nacional único. En diciembre del 2000, poco después de la caída del gobierno del
presidente Alberto Fujimori, se modificó la ley 27800, Ley Orgánica de Elecciones, del 1
de octubre de 1997, volviéndose a la elección por listas departamentales.

I. El sistema electoral subnacional

El sistema electoral subnacional peruano, utilizado para elegir a las autoridades de los
gobiernos locales y regionales, está compuesto por reglas radicalmente diferentes a
las que se utilizan para elegir a las autoridades nacionales. En la elección de estas
autoridades no se aplica el principio de separación de poderes. Además, los asientos
en los colegiados subnacionales no son asignados con un criterio proporcional sino
mayoritario.
En el Perú, las elecciones municipales reaparecieron en 1963, luego de cuatro décadas
de no haber sido celebradas. Se rigieron por el decreto ley 14669, Ley de Elecciones
Municipales, dictada por la Junta Militar de Gobierno en 1962. La duración del
mandato de las autoridades locales era de tres años, es decir, la mitad de la que tenía
el de las autoridades nacionales bajo la Constitución de 1933. Así, se realizaron dos
elecciones —1963 y 1966— antes del golpe de Estado del 3 de octubre de 1968.
Durante el gobierno militar, estas autoridades fueron designadas por el gobierno
central. Con el retorno del Perú a la democracia, en 1980, se relanzó la elección
popular de las autoridades municipales. Desde esa fecha, se han realizado en el Perú
nueve elecciones municipales consecutivas: 1980, 1983, 1986, 1989, 1993, 1995, 1998,
2002 y 2006. Como se ve, el mandato municipal ha sido, generalmente, de tres años.
En los últimos diez años, sin embargo, el mandato ha pasado a ser de cuatro años.
Entre el gobierno central o nacional y los gobiernos locales o municipales, el Perú tiene,
desde el 2002, autoridades regionales —o, más exactamente, gobiernos regionales en
departamentos. El antecedente de estas autoridades intermedias fueron los gobiernos
regionales existentes entre 1990 y 1992. El 6 de abril de 1992, estos fueron disueltos por
decisión del gobierno del presidente Alberto Fujimori, y sustituidos por los consejos
transitorios de administración regional.
Ni en el ámbito local ni en el regional se utiliza el principio de separación de poderes:
el ciudadano tiene un solo voto para elegir al órgano ejecutivo y al órgano normativo y
de control. Desde 1983, la Ley de Elecciones Municipales dispone que la
agrupación que

obtiene la mayoría de votos se lleva no solo la alcaldía sino también la mitad más uno
de los asientos que existen en el concejo municipal respectivo. La misma regla rige
para los gobiernos regionales.
Lo que busca esta regla es que haya gobernabilidad local o regional, es decir, que no
haya enfrentamiento entre los órganos ejecutivo y normativo y de control de estos
gobiernos. Solo el saldo restante de los asientos en los concejos municipales o en los
consejos regionales es distribuido proporcionalmente entre las demás agrupaciones
políticas participantes en las elecciones.
Por tanto, se puede decir que, para la conformación de estos órganos de gobierno, el
criterio de asignación de asientos es principalmente mayoritario y solo
complementariamente proporcional, a diferencia del criterio utilizado para la elección
del Congreso de la Pepública.

Conclusiones :

La afirmación de la democracia en el Perú no enfrenta, ciertamente, un problema de


falta de participación ciudadana en las elecciones. Desde el retorno a la democracia en
el año 1980, los porcentajes de ausentismo que se han tenido en las elecciones
presidenciales alcanzaron su punto más alto en las discutidas elecciones generales de
1995. Sin embargo, la tendencia general, a lo largo de estos casi treinta años, ha sido a
ir disminuyendo.

existe un serio problema de institucionalización en los partidos; por ello, la afirmación


de la democracia en el Perú requiere contar con reglas electorales que induzcan la
consolidación de grandes y pocas agrupaciones políticas. Esto es especialmente
importante en el contexto de un sistema de gobierno presidencial, como el que el
Perú esboza en sus documentos constitucionales desde el inicio de su vida
republicana.

José Luis, Sardón de Taboada (junio de 2010). El sistema electoral peruano.


Recuperado el 06 de octubre de 2020 de
https://www.lampadia.com/assets/uploads_documentos/

El sistema electoral peruano - Lampadia


www.lampadia.com 
PARIDAD Y ALTERNANCIA Las mujeres representan la mitad del electorado, sin embargo, se
encuentran subrepresentadas en la mayoría de cargos de elección popular. Si bien ha existido
desde 1997 la implementación de la cuota de género del 30% de las listas congresales y
subnacionales, esta no ha conseguido por sí sola elevar la representación descriptiva ni
sustantiva de las mujeres en este tipo de cargos. A continuación, se muestra el porcentaje de
autoridades mujeres en cargos de elección popular, en donde se evidencia que en ningún
cargo se ha podido superar la barrera del 30%. Inclusive, la participación en cargos ejecutivos
es menor, llegando al punto de que no haya ninguna mujer gobernadora regional durante el
periodo 2018-2022.

El 25 de junio, el Congreso de la República de Perú aprobó la Ley No 31030 que garantiza la


aplicación de la paridad y alternancia en los procesos electorales. Con esta norma, las listas de
candidaturas deberán estar compuestas en un 50% por mujeres. Además, serán ubicadas de
manera intercalada tanto en las elecciones internas de los partidos, como en las elecciones
primarias y en las listas para acceder a cargos de elección popular. Todo ello, a partir de las
próximas elecciones a realizarse en 2021. Esto constituye un hecho histórico en la lucha hacia
la plena garantía de los derechos de las mujeres y la democracia, y más concretamente, en la
lucha por el derecho a la participación política con igualdad y sin discriminación.

Este es un importante avance para la participación igualitaria de la mujer pues forma parte de
una ola regional: países como Ecuador (2009), Costa Rica (2009), Bolivia (2010), Nicaragua
(2012), Honduras (2012), México (2014) y, más recientemente Argentina y Paraguay (2017),
han adoptado criterios de paridad de género en las listas a cargos de elección popular,
abandonando el modelo de las cuotas electorales por una garantía de igualdad en las
candidaturas.

CONCLUSIÓN: Las mujeres tienen que ocupar lugares elegibles para, así, alcanzar una
participación equilibrada, es necesaria una ubicación alternada de mujeres y hombres desde
los primeros puestos de las listas de candidaturas. Lo cual ofrecerá mejores condiciones tanto
en la oportunidad de postulación como de ser elegidas.
La llegada de más mujeres a los espacios de decisión sin duda traerá un
impacto positivo en el tipo de políticas y contribuirá a acortar las brechas
y desigualdades.
Mientras no se emprenda una reforma electoral, el proceso democrático peruano no
terminará de sacudirse de las amenazas de interrupción que la agobian y que comprometen
sus perspectivas de desarrollo económico.

http://portal.jne.gob.pe/portal_documentos/files/ae6b1198-2378-4c2b-8c7e-
fcd18747a321.pdf Reporte electoral N° 9. Impacto de la posición de lista y voto preferencial
en las elecciones congresales (2016–2020) Lima, agosto de 2020

Defensoría del Pueblo, ¿Uso o abuso de la autonomía municipal? El desafío del desarrollo local.
Lima: Defensoría del Pueblo, 2008.

un organismo electoral es una institución que toma parte de la infraestructura requerida para
sostener un proceso democrático (Jaramillo, 2016). 

Los procesos electorales son un conjunto de acciones que están: • ordenadas por etapas, •
dirigidas por los organismos electorales, • normadas por la Constitución y las normas
electorales, y • destinadas a la elección de representantes o de una alternativa.

Historia de los procesos electorales en el Perú PRIMER AVANCE DE INVESTIGACION DEL


CENTRO DE INVESTIGACIONES ELECTORALES Y MUNICIPALES Engelbert Barreto(*) (con la
colaboración de Angela Palo y Luz Fuertes) Lima, 27 de septiembre del 2005

Desde el año 2014 y tras procesos continuos de reforma en materia electoral, la administración
electoral en México es de carácter descentralizado. Los organismos electorales desconcentrados
del país son tres: el Instituto Nacional Electoral (INE), el Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación (TPJF) y la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos Electorales
(FEPADE).
ELECCIONES CONGRESALES EXTRAORDINARIAS 26 DE ENERO DE 2020
GIA INFORMATIVA 2020

Sistema Electoral Está conformado por tres organismos, la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE), el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el Registro Nacional de
Identificación y Estado Civil (RENIEC). Todos ellos, actúan con autonomía y mantienen
relaciones de coordinación entre sí, de acuerdo a sus atribuciones. El Sistema Electoral
peruano tiene por función asegurar que las votaciones y los escrutinios traduzcan la expresión
auténtica, libre y espontánea de los ciudadanos y sean el reflejo fiel de la voluntad popular
expresada en las urnas por votación directa y secreta

LA OFICINA NACIONAL DE PROCESOS ELECTORALES (ONPE) ƒ La ONPE, es la autoridad máxima


en la organización y ejecución de los procesos electorales, de referéndum u otras consultas
populares. ƒ Es un organismo autónomo que tiene atribuciones en materia técnica,
administrativa, económica y financiera.

JURADO NACIONAL DE ELECTORES (JNE) ƒ El JNE, es un organismo autónomo de competencia


a nivel nacional, cuya máxima autoridad es el Pleno, integrado por cinco miembros. ƒ
Administra justicia en materia electoral. Por mandato constitucional sus resoluciones son
dictadas en instancia final, definitiva y no son revisables.

REGISTRO NACIONAL DE IDENTIFICACIÓN Y ESTADO CIVIL (RENIEC) ƒ El RENIEC es un


organismo autónomo encargado de elaborar y actualizar el padrón electoral o relación de
ciudadanos que votan en los procesos electorales y remitirlo al JNE para su aprobación durante
los procesos electorales. ƒ Mantiene actualizado el registro de Identificación de los ciudadanos
y emite el documento que acredite su identidad (DNI). Registra hechos vitales, nacimientos,
matrimonios, defunciones y otros que modifican el estado civil.

Organización y funciones de los organismos electorales

ƒ Ley N° 26487, Ley Orgánica de la Oficina Nacional de Procesos Electorales.

ƒ Texto integrado del Reglamento de Organización y Funciones de la ONPE, aprobado por


Resolución Jefatural N° 000246-2019-JN/ONPE.

ƒ Ley Nº 26486, Ley Orgánica del Jurado Nacional de Elecciones.

ƒ Ley Nº 26497, Ley Orgánica del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil.

ONPE ƒ Relación de postulantes que aprobaron el proceso de selección para cubrir las
vacantes de las Oficinas Descentralizadas de Procesos Electorales.

ƒ Designar como representantes de la ONPE ante el Comité de Coordinación Electoral del


proceso de Elecciones Congresales 2020.

JNE

ƒ Fecha de cierre del padrón electoral para las Elecciones Congresales 2020.

ƒ Reglamentos y disposiciones normativas del JNE para estas elecciones.

Normas no vigentes para las ECE 2020

Mediante la Resolución N° 0155-2019-JNE, publicada en el diario oficial El Peruano el 11 de


octubre del 2019, el JNE dispuso que de conformidad al artículo 4 de la Ley N° 26859, Ley
Orgánica de Elecciones, en las Elecciones Congresales Extraordinarias no tendrán vigencia las
normas publicadas el 27 de agosto de 2019, dado que fueron expedidas dentro del año
anterior a la elección. ƒ Ley N° 30995: Modifica legislación electoral sobre inscripción,
afiliación, comités partidarios, suspensión, cancelación, integración y renuncia a
organizaciones políticas. ƒ Ley N° 30996: Modifica la Ley Orgánica de Elecciones respecto al
sistema electoral nacional. ƒ Ley N° 30998: Modifica la Ley de Organizaciones Políticas para
promover la participación política y la democracia en las organizaciones políticas

Voto Electrónico Presencial 3.8. Sistema de Escrutinio Automatizado (SEA) El sistema del voto
electrónico presencial, es una solución tecnológica diseñada y creada por la ONPE para
automatizar todas las etapas de la votación, como son: instalación, sufragio y escrutinio. Es una
forma de votación que se diferencia del método tradicional por utilizar hardware y software
que permiten automatizar los procesos de comprobación de identidad del elector, emisión del
voto, conteo (escrutinio) de votos y emisión de reportes de resultados.

Ventajas: Elimina las actas observadas por error material e ilegibilidad (errores que cometen
los miembros de mesa por falta de destreza en la lectoescritura y las operaciones
matemáticas, sobre todo en relación al voto preferencial). ƒ Ofrece los resultados de la
elección a los pocos minutos después de concluido el sufragio. ƒ Reduce significativamente el
número de mesas de votación

Antecedentes: 20 de julio de 2005: Se dio la Primera Disposición Complementaria de la Ley N°


28581, que autorizó a la ONPE a la implementación del voto electrónico de forma progresiva y
gradual con medios electrónicos e informáticos o cualquier otra modalidad tecnológica. ƒ 14
de octubre de 2010: El Congreso de la República aprobó por mayoría el proyecto de ley que
autoriza a la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) a emitir las normas
reglamentarias para la implementación gradual y progresiva del voto electrónico. ƒ 21 de
octubre de 2010: Se publica la Ley N° 29603 que autoriza a la ONPE a emitir las normas
reglamentarias para la implementación.

3.14. Elecciones Congresales Extraordinarias 2020 Para la elección de Congresistas se


constituyen 26 distritos electorales donde se distribuyen 130 escaños. Los electores de cada
región constituyen un distrito electoral, además de la Provincia Constitucional del Callao y Lima
Provincias. Se asigna 1 escaño a cada distrito electoral y el resto se distribuye en forma
proporcional al número de electores por distrito electoral. El JNE ha precisado la distribución
de los escaños en la Resolución N° 156-2019-JNE. Los peruanos que residen en el extranjero
son considerados dentro del distrito electoral de Lima más Residentes en el Extranjero.

Facilidades para las personas con discapacidad 5. Excusas y justificación al cargo de miembro
de mesa Motivo: Este trámite se efectúa cuando un ciudadano que es sorteado como miembro
de mesa no puede cumplir con su deber. Al tramitar esta solicitud y de ser aceptada, el
ciudadano no figurará como omiso si no asiste a cumplir con su deber de miembro de mesa.
Derecho de trámite: Gratuito Procedimiento: De acuerdo a la Resolución Jefatural N° 322-
2002-J/ONPE, las solicitudes de excusas o justificaciones al cargo de miembro de mesa,
debidamente documentadas, deben ser dirigidas y enviadas al Jefe de la ODPE
correspondiente a su circunscripción electoral. En el caso de las excusas, deben ser tramitadas
dentro de los cinco (5) días naturales posteriores a la publicación de quienes han sido
sorteados para ejercer el cargo de miembro de mesa de sufragio. En el caso de la justificación,
la solicitud puede presentarse hasta antes de los cinco (5) días naturales previos previos a la
fecha de la elección y, excepcionalmente, al día siguiente ante el Jurado Electoral Especial
Pasados estos plazos, la ONPE no otorga excusas ni justificaciones al cargo de miembro de
mesa. http://www.web.onpe.gob.pe/constancias.html 6. Solicitud de excusa o justificación de
inasistencia al cargo de miembro de mesa. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE)
dispuso que las personas con discapacidad, que con arreglo al artículo 55° de la Ley Orgánica
de Elecciones (LOE), resulten designadas como miembros de Mesa de Sufragio, titulares o
suplentes, y que por cualquier circunstancia no lleguen a ejercer tal función, no serán
considerados como omisos al desempeño del cargo de miembro de Mesa de Sufragio. Para
este efecto, el organismo electoral publicó en el diario oficial El Peruano la Resolución Jefatural
N°176- 2013-J/ONPE, que modifica la Resolución Jefatural N° 074-2012-J/ONPE, que aprueba
las “Disposiciones sobre el Procedimiento de Designación de Miembros de Mesa de Sufragio
para los procesos electorales”. Dicha resolución fue puesta en conocimiento del Jurado
Nacional de Elecciones (JNE) y del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC).
Entre los considerandos de la norma, la ONPE explica que la medida ha sido dada tomando en
cuenta las dificultades que eventualmente podrían presentar los ciudadanos con discapacidad
para ejercer el cargo de miembro de Mesa de Sufragio, correspondiendo dictar las medidas
administrativas a fin de que no sean consideradas omisas. Asimismo, otra de sus
competencias, a través de sus oficinas descentralizadas, es el conocimiento de las excusas para
el cargo de miembro de mesa que puedan presentar los ciudadanos con notorio o grave
impedimento físico o mental, según el artículo 58 de la misma ley. Durante la jornada
electoral, el personal de la ONPE apoya en la instalación de mesas especiales y temporales,
serca al ingreso del local de votación , para que las personas con algún tipo de discapacidad
física puedan sufragar con normalidad. Para el caso con discapacidad visual, se les permite
ingresar a la cabina de votación secreta con un familiar o una persona de confianza.

MULTA PARA ELECTORES POR NO SUFRAGAR

ƒ La ley establece una multa que equivale al 5% de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT) para
los miembros de mesa que no asistan a cumplir con su deber desde el momento de la
instalación. ƒ Además, en el caso de que no voten, se les impondrá una multa adicional de
acuerdo al nivel de pobreza del distrito. ƒ La multa es desde 0.5% hasta el 2% de la UIT, de
acuerdo al nivel de pobreza del distrito donde sufrague el ciudadano. ƒ Distrito No Pobre: 2%
de la UIT S/. 86.00 ƒ Distrito Pobre no extremo: 1% de la UIT S/. 43.00 ƒ Distrito Pobre
Extremo: 0.5% de la UIT S/. 21.50

POR NO CUMPLIR LA FUNCIÓN DE MIEMBRO DE MESA

La ley establece una multa que equivale al 5% de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT) para los
miembros de mesa que no asistan a cumplir con su deber desde el momento de la instalación.
ƒ Además, en el caso de que no voten, se les impondrá una multa adicional de acuerdo al nivel
de pobreza del distrito. PARA CUALQUIER MIEMBRO DE MESA TITULAR O SUPLENTE S/. 215.00

https://www.onpe.gob.pe/modElecciones/elecciones/elecciones2020/ECE2020/docs/capacita
te/GUIA-INFORMATIVA.

Elecciones 2021 y emergencia sanitaria


Rafael Rodríguez Campos|  1360Lunes, 07 de Septiembre de 2020

https://laley.pe/art/10060/eleccio
nes-2021-y-emergencia-sanitaria
El autor hace un recuento de las principales disposiciones que quedaron establecidas
para los comicios del 2021; así como los desafíos y retos que las próximas elecciones
significarán para las instituciones encargadas de realizaras y para los mismos
ciudadanos.

 
El pasado 22 de agosto, se publicó en el diario oficial El Peruano, la Ley N°
31038, la misma que establece normas transitorias en la legislación
electoral para las Elecciones Generales 2021, en el marco de la emergencia
sanitaria ocasionada por la COVID-19.
 
Del mismo modo, el pasado 31 de agosto, asumió, como nuevo Jefe de la
Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), el señor Piero Corvetto
Salinas, quien en una de sus primeras declaraciones a los medios ha
destacado la importancia de la referida norma de cara a la organización de
la jornada electoral del próximo año.
 
Al respecto, considero oportuno dar a conocer los cambios que la Ley trae
consigo, pensando, específicamente, en la manera cómo los organismos
electorales (la ONPE, en particular), pero también los ciudadanos,
afrontaremos la jornada electoral del bicentenario.
 
Primero, se establece que los trabajadores y funcionarios de los Poderes
Públicos y de los organismos y empresas del Estado, están impedidos de ser
candidatos al Congreso, si no solicitan licencia sin goce de haber, la cual
debe serles concedida treinta (30) días antes de la fecha de las elecciones,
prevista para el próximo 11 de abril de 2021.
 
Segundo, se dispone que todos los actos referentes a la instalación de la
Mesa, votación, y escrutinio se realizan el mismo día, y que la Mesa debe
instalarse antes de las siete (07:00) de la mañana y efectuarse la votación
hasta las diecinueve (19:00) horas. En otras palabras, se pasa de una
jornada ordinaria de 8 horas a una extraordinaria de 12 de votación.
 
Ahora bien, solo en el caso que hubieran votado todos los electores que
figuran en la Lista de Electores de la Mesa de Sufragio, puede el Presidente
declarar terminada la votación antes de dicha hora.
 
Tercero, se fija que las personas en grupos de riesgo para COVID-19,
identificadas por la Autoridad Nacional Sanitaria de conformidad con las
normas emitidas por el Poder Ejecutivo, están exentas del pago de la multa
por omisión al sufragio o de inasistencia a la integración de las Mesas de
Sufragio.
 
Para ello, es necesario que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) habilite
una plataforma virtual para el trámite de justificación o dispensa que
corresponda y emitir el reglamento respectivo. Por su parte, la ONPE debe
hacer lo propio en relación al trámite de excusas para ser miembro de
Mesa. Ambos trámites son gratuitos.
 
Cuarto, se señala que la ONPE puede conformar Mesas de Sufragio
integradas por electores cuyo domicilio, registrado en el Documento
Nacional de Identidad (DNI), se ubique en un lugar distinto al del distrito
donde se ubica el local de votación asignado; siempre que ambos
pertenezcan a la misma circunscripción electoral. Es decir, un elector podrá
votar y ser miembro de mesa en un distrito distinto al que aparece en su
DNI. Todo ello facilitará la labor de la ONPE para la conformación de las
Mesas de Sufragio.
 
Quinto, se dispone que para estas Elecciones Generales 2021, la ONPE
puede considerar otro tipo de recintos (como locales en que deban
funcionar las Mesas de Sufragio) a los históricamente conocidos: Escuelas,
Municipalidades, Juzgados y edificios públicos no destinados al servicio de la
Fuerza Armada, de la Policía Nacional o de las autoridades políticas.
Entonces, la ONPE podría, por ejemplo, seleccionar espacios públicos
abiertos: parques, plazuelas, plataformas deportivas, entre otros, como
nuevos recintos electorales, algo que nunca ha hecho.
 
No obstante ello, se ordena que en un mismo local funcionen el menor
número posible de Mesas de Sufragio, y se garanticen todas las medidas de
control y seguridad sanitarias establecidas en el Protocolo Sanitario que,
para tal efecto, determinen la ONPE y el Ministerio de Salud.
 
Sexto, se establece que la capacitación de los miembros de Mesa de
Sufragio, personeros de las organizaciones políticas y del personal
involucrado en el desarrollo del proceso electoral puede ser desarrollada a
través de medios virtuales, para lo cual los organismos electorales, en el
ámbito de sus funciones, deben dictar las disposiciones que correspondan.
Esto es sumamente importante pues, siguiendo lo expuesto por el nuevo
jefe de la ONPE: “para estas elecciones tenemos que generar nuevos
perfiles, con nuevas competencias, pues vamos a tener más gente
orientando en los locales de votación, gente con termómetros, alcohol y
manteniendo la distancia que se requiere”.
 
Séptimo, se fija que la instalación de las Mesas de Sufragio y los procesos
de votación manual o electrónico y de escrutinio de los votos en Mesa, así
como el acopio de actas y ánforas deben realizarse garantizando todas las
medidas de control y seguridad sanitarias. Para ello, es necesario, como
también lo ha señalado el nuevo jefe de la ONPE, entender que: “estas
elecciones van a hacerse de la mano con el Ministerio de Salud”.
 
Ahora bien, dentro de lo previsto por esta nueva ley electoral, y teniendo en
cuenta que el plazo para aprobar reformas electorales vence el próximo 30
de setiembre, según lo dispuesto en la Ley N° 31010, resulta importante
recordar que al Parlamento todavía le resta por aprobar un paquete de
iniciativas electorales vinculadas con dos ámbitos: a) Las reglas electorales;
y b) La organización de la jornada electoral.
 
Sobre lo primero, qué duda cabe que son dos los temas que el Congreso
tiene pendientes: a) Aprobar la reforma que elimina el voto preferencial
(iniciativa que ha sido respalda por el nuevo jefe de la ONPE); y b) Ratificar
la reforma que imposibilita que una persona sentenciada (en primera
instancia) por la comisión de un delito doloso pueda ser candidata a un
cargo de elección popular.
 
Sobre lo segundo, reconociendo que el éxito de toda jornada electoral
depende, en gran medida, de la oportuna instalación de las Mesas de
Sufragio, resulta fundamental aprobar una ley que disponga una
“retribución económica fija” (pues el “día libre” que únicamente favorece a
los trabajadores formales no resulta suficiente), ya que se requiere
incentivar a los miembros de Mesa para que cumplan con este deber cívico.
 
Finalmente, debemos recordar que toda reforma electoral (sobre todo a
estas alturas) depende del consenso existente entre los diferentes grupos
parlamentarios representados en el Congreso. Es decir, serán los intereses
políticos en juego los que determinen el futuro de las reformas electorales
planteadas. En todo caso, y como ya lo hemos advertido antes, debemos
recordar que estamos contra el reloj, y que los organismos electorales
necesitan reglas claras para sacar adelante el proceso electoral del
bicentenario. Al final, la pelota está en la cancha del Parlamento. Esperemos
que el tiempo nos alcance.

Los partidos políticos desde el siglo XIX – ya sea como


consecuencia de la necesidad de representar los intereses de
distintos grupos o como consecuencia de la ampliación del derecho
de sufragio – fueron reconocidos por la política de manera tácita – al
menos en los sistemas democráticos – como agentes de consenso
ante la existencia – como es natural – de conflictos sociales cuyo
origen se encuentra en diferencias o desigualdades sociales mal
enfrentadas. En ese sentido, es necesario aclarar que el rol natural
en este juego para los partidos es que, bajo la dinámica de gobierno
entre mayorías y minorías en una democracia representativa, se
dirijan los destinos de una comunidad buscando consensos para tal
fin. Jordi Matas nos señala al respecto que:
“En los sistemas políticos democráticos actuales, basados en el
pluralismo, los partidos políticos se han convertido en el principal
instrumento de participación y en canales privilegiados para expresar
este pluralismo en las instituciones (2005, p. 317)”.
Ahora bien, ¿cuál es o debería ser el rol de los partidos y de los
políticos durante la pandemia del COVID-19 y en tiempos de crisis?;
¿Es posible tener un equilibrio entre el apoyo a las medidas del
gobierno (por ejemplo, de contención) y la crítica constructiva?;
acaso, ¿deberían concentrarse los partidos solo en las propuestas y
el futuro de la política? Trataré de responder a estas interrogantes
en este breve documento.
Partamos por un tema conceptual en un Estado de derecho donde
elementos tales como la autoridad, legitimidad y gobierno confluyen
en clara observancia de un ordenamiento jurídico donde los partidos
políticos son reconocidos (por nuestra propia Constitución – artículo
35° – y la Ley N° 24094, Ley de Organizaciones Políticas) como una
expresión del pluralismo democrático. De esta forma, los partidos
políticos son reconocidos como organizaciones políticas que
concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular, y a
los procesos electorales. Como instituciones fundamentales para la
participación política de la ciudadanía y base del sistema
democrático. Asimismo, se reconoce a los partidos políticos como
instituciones de la sociedad civil, como sociedades intermedias, que
aseguran la vigencia y defensa del sistema democrático; contribuyen
a preservar la paz, la libertad y la vigencia de los derechos humanos
consagrados por la legislación peruana; formular sus planes y
programas que reflejen sus propuestas para el desarrollo nacional,
de acuerdo a su visión de país; representar la voluntad de los
ciudadanos; realizar actividades de formación con el objeto de forjar
una cultura cívica y democrática; contribuir a la gobernabilidad del
país; etc.
Adicionalmente, hoy tenemos partidos políticos que no están
adecuados a la Ley de Organizaciones Políticas recientemente
modificada en el inconcluso proceso de reforma política que se está
llevando a cabo en el Congreso de la República. Casi todos los
partidos con representación en el Parlamento no tienen el mínimo de
24.000 afiliados que deberían tener de acuerdo con lo que establece
la antes referida ley reformada. De no ser por la pandemia, el plazo
de adecuación dado por el Registro de Organizaciones Políticas del
JNE, se habría cumplido inexorablemente dejando a muchos
partidos con representación o no en el Parlamento con su inscripción
suspendida. Obviamente, por ejemplo, un efecto de tal suspensión
podría acarrear de que no pueda actualizar la inscripción de los
miembros de sus órganos electorales partidarios, una formalidad que
de no cumplirse generaría la inviabilidad de una elección interna o
primaria con la consecuente no participación del partido en los
comicios nacionales al no tener candidatos electos en estos
procesos internos, algo que produciría la pérdida definitiva de la
inscripción en este registro de naturaleza constitutiva antes que
declarativa para un partido político. 
Un partido político no puede ser un adecuado mediador entre la
sociedad y el estado, tampoco puede canalizar y consensuar
adecuadamente las demandas populares y mucho menos formar la
cultura política de los ciudadanos si es que no hace algo por
recuperar la confianza de los mismos en ellos, y para lograrlo tienen
que abrirse a la población e interiorizar esta máxima del “deber
ser” de la política y eso es el verla como la máxima expresión de
servicio hacia la sociedad o como lo señalaba Santo Tomás de
Aquino; un apostolado donde dejo completamente de lado mis
intereses personales para asumir los de la comunidad como propios
¿Cómo lograr esto último? Institucionalizando sus organizaciones,
acercándose a la gente mediante sus comités distritales o zonales
debidamente distribuidos y organizados, desarrollando cabildos
abiertos y – lo principal – formando a las nuevas generaciones de
políticos para antepongan estos valores a la hora de hacer política.
Si no lo hacen, pues es imposible que los partidos políticos puedan
enfrentar de manera adecuada los problemas presentes y
proyectarse exitosamente al futuro. De ser así, pues entonces esta
será otra de las grandes oportunidades perdidas por nuestro país
para alcanzar el tan ansiado desarrollo.
No olvidemos entonces que la gloria de los políticos no se hace en el
desorden y el conflicto. Ésta solo se consigue en la paz y logrando el
adecuado desarrollo y realización de todas las personas que
conforman la sociedad.
Aquellos partidos que no cuenten con representación en el
Parlamento deben trabajar en el fortalecimiento de sus bases y
redes a nivel nacional, potenciando cualquier espacio de gobierno
subnacionales que pudieran tener a su cargo, a mérito de ejercer un
gobierno regional o local acorde con la sensatez que demandan las
particulares circunstancias que nos tocan vivir.
Por otra parte, considero que todos los partidos con o sin
representación en el Congreso de la República deben unir fuerzas y
exigir un dialogo abierto y sin ambages con el Poder Ejecutivo. Es
tiempo de pedir unidad política sobre cualquier cálculo electoral
inmediato o mediato. Si se va a hablar de institucionalización, pues
es tiempo de hacerlo sin darle tregua a ese mal endémico de la
política peruana denominado “caudillismo”.
El Perú es uno de los pocos casos en comparación de otros países de la
región, la crisis de partidos se ha extendido por un largo periodo, durante los
cuales surgieron nuevas agrupaciones políticas. Esto ha dado origen a un
modelo que Levitsky y Cameron (2003) calificaron como una “democracia sin
partidos”, en el que la participación política de la ciudadanía se realiza en forma
desinstitucionalizada y solo en épocas electorales a través de organizaciones
políticas de corta duración en el tiempo que han articulado un sistema de
competencia dócil y dinámico en el que las etiquetas partidarias cambian la
conformación de sus candidatos en cada periodo electoral. En dicho contexto,
desafiando lo que Zavaleta (2014, p. 15), denominó la “estrategia
independiente de Fujimori” ante la ausencia de partidos políticos sólidos
incapaces de brindar capitales políticos (ideacionales o administrativos) a sus
cuadros o candidatos, se establecieron mecanismos informales de asociación
que permitieron a los políticos participar en elecciones y sobrevivir
políticamente. Esta situación peculiar hizo que Tanaka (2005) planteara que la
auténtica reforma del sistema político peruano pasa por dejar de ampliar, en
forma apresurada y desordenada, los múltiples espacios existentes de
representación y participación, y en cambio se oriente a enfocar
adecuadamente su real causa de disfuncionalidad, que es la ausencia de
actores políticos institucionalizados capaces de dar vida al sistema político en
su conjunto. Meléndez (2016) advierte que no es posible seguir aludiendo al
modelo peruano como una “democracia sin partidos”, puesto que nuestro
sistema político ha sido testigo, más allá de la aparición y registro formal de
muchas organizaciones partidarias en los últimos años del surgimiento de dos
agrupaciones que se encuentran en pleno proceso de su consolidación como
partidos políticos de alcance nacional y cuya aparición pone en tela de juicio
dicha afirmación: “Fuerza Popular” y “Alianza para el Progreso”

En ese contexto, a nivel de dinámica política, los años trascurridos permiten


advertir que la característica más saltante del sistema político peruano no es la
inexistencia de partidos políticos, sino que han ido en crecimiento una variedad
de organizaciones político-electorales que se han desarrollado como
consecuencia de un sistema político excesivamente abierto que permitió la
proliferación de diversos tipos de actores de este tipo, so pretexto de superar la
etapa “dictatorial” de la década de 1990. Por ello, más que una democracia sin
partidos, pensamos que el modelo político peruano es mejor descrito cuando
se alude a una democracia con diversos tipos de organizaciones político-
electorales», diferenciadas estas sobre la base de dos criterios:

a) El ámbito de desenvolvimiento (nacional, regional y local).


b) Los niveles de institucionalización, distinguiéndose así entre partidos
políticos y movimientos políticos (art. 17.° de la Ley N.° 28094).

Estos actores políticos no solo se han acostumbrado a desenvolverse en un


modelo poco institucionalizado, incierto y cambiante, sino que también han
aprendido a beneficiarse de él, aprovechando las ventajas que supone el
destierro de la intermediación y el protagonismo de organizaciones partidarias
que normalmente sirven de parámetro de actuación y fiscalización políticas. El
panorama descrito tiene perjudiciales consecuencias para el sistema político
peruano, en la medida en que la tan comentada crisis de los partidos políticos y
su pérdida de fuerza en el proceso de formación de opiniones o
posicionamiento político que tiene implícita no solo puede producirse por la
ausencia de organizaciones partidarias, sino también por una excesiva
presencia de agrupaciones formalmente partidarias, pero de mera existencia
electoral y, por ende, corta duración, que funcionan a modo de “coaliciones de
independientes” (Zavaleta, 2014). Esto se da en un sistema político cuyo
diseño, lejos de promover su consolidación y fortalecimiento, permite su
coexistencia con otro tipo de agrupaciones políticas que cuentan con mejores
condiciones para su surgimiento, como los movimientos y organizaciones
políticas locales (a nivel regional y municipal).

En un contexto así, los partidos políticos son percibidos por la ciudadanía como
vehículos poco eficientes para superar los conflictos de intereses grupales que
genera el crecimiento económico y, además, como incapaces de cumplir las
funciones de agregación, articulación, participación, socialización y renovación
de élites que son exigidas por la dinámica política moderna. Todo ello tiene
graves efectos para el sistema político en general y para el modelo democrático
representativo. Algunos de estos son la difusión de una visión solo a los
periodos electorales de la actividad política, el incremento de la fragmentación
partidaria, así como la dispersión y volatilidad electorales (ante la ausencia de
discursos políticos claros y liderazgos sólidos y coherentes) (Vergara, 2013), el
surgimiento de candidaturas ajenas al sistema político a través de los
denominados “outsiders” (forastero), la tendencia al surgimiento de
pensamientos extremos y políticos antidemocráticos (debido a la nula o
deficiente formación política partidaria de militantes y ciudadanos), la
imposibilidad de analizar el desempeño que pudo tener en alguna oportunidad
anterior de gobierno(Zavaleta, 2014)

CONCLUSIONES

 Los partidos deben ser adecuados interlocutores entre la sociedad y el


Estado. Pareciera que, en el Perú, estas organizaciones no vienen cumpliendo
activamente con esta tarea.
 Los partidos políticos deben demostrar el liderazgo que se requiere junto
al Poder Ejecutivo para hacer frente a la pandemia. En ese sentido, este
trabajo no sólo demanda un esfuerzo nacional, sino también esfuerzos a
instancias subnacionales como lo son los gobiernos regionales y locales.
 En función a lo señalado, es indispensable que todo planteamiento de
reforma de nuestro sistema político apueste por el fortalecimiento e
institucionalización de los partidos en los frentes interno y externo, si lo que se
quiere en realidad es superar la perspectiva electoral inmediatista y, por el
contrario, hacerlo perdurar en el tiempo. Para esto, se debe aspirar a que sean
vistos por los actores políticos y la sociedad en general como el mecanismo
necesario para realizar una proyección de servicio a la ciudadanía y una
carrera política, y vistos también como instrumentos básicos del juego político y
estructuras de intermediación necesarias para el funcionamiento del sistema.
 Las recientes reformas aprobadas por el Congreso de la República han
apostado por debilitar a los movimientos independientes a fin de que los
partidos puedan recuperar los espacios políticos locales que perdieron hace
décadas, y por desincentivar la proliferación de movimientos electorales
ampliando considerablemente los plazos de existencia y selección de
candidatos exigidos, así como la variación sustantiva del régimen de
financiamiento de las organizaciones partidarias, prohibiendo los aportes de
personas jurídicas nacionales
 Los partidos políticos tienen que canalizar de manera más adecuada la
pluralidad de intereses presentes en la sociedad, sin descuidar la armonización
de los diversos intereses y visiones que existentes. Eso sí, no deben entrar en
escaladas populistas que terminen por deteriorar la ahora frágil y sensible
economía nacional o el ánimo de un pueblo que esta hastiado de que sus
políticos se pasen peleando sin darle soluciones a sus problemas.
 Los partidos políticos deben buscar la cooperación antes que la
confrontación porque es indispensable que recuperen la confianza de la
ciudadanía en nuestro país. De no suceder ello la precariedad de nuestro
sistema político se volverá endémica y difícil de solucionar.

REFERENCIAS

MATAS DALMASES, J. (2005). “Los partidos políticos y los sistemas de


partidos”. En M. Caminal Badía, Manual de Ciencia Política (pp. 317-343).
Barcelona, España: Tecnos.
Levitsky, S. y Cameron, M. A. (2003). Democracy without Parties? Political
Parties and Regime Change in Fujimori´s Perú. Latin American Politics &
Society, 45(3), pp. 1-33.

Hernández Chávez, Pedro A. (2018). El sistema político peruano: su principal


nota característica y dos omitidas propuestas de reforma. Universidad de San
Martín de Porres. Perú. Recuperado el 07 de octubre de 2020 de
file:///C:/Users/Admin/Downloads/1277-4257-1-PB.

Tanaka, M. (2005). Democracia sin partidos. Perú 2000-2005. Lima: Instituto de


Estudios Peruanos.

Zavaleta, M. (2014). Coaliciones de independientes. Las reglas no escritas de


la política electoral. Lima: Instituto de Estudios Peruanos.

Vergara, A. (2013). Ciudadanos sin República. ¿Cómo sobrevivir en la jungla


política peruana? Lima: Editorial Planeta.

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