En Linea 2 Integradora II
En Linea 2 Integradora II
En Linea 2 Integradora II
Ningún proyecto nace porque sí. Todos tienen una justificación, un motivo, una
razón de tipo transversal que les da identidad. Unos nacen por necesidad; otros,
por visión, proyección o expansión de una idea específica. En cualquier caso, el
asunto consiste en saber cuál es el origen de cada uno de ellos. Por lo general, los
proyectos no persiguen un solo objetivo; están elaborados con base a unos de
carácter inmediato y a otros planteados a mediano o largo plazo. De la mixtura de
estas dos categorías están hechos la mayoría de ellos. Otra clasificación que
puede ser de gran ayuda a la hora de establecer los objetivos de un proyecto es la
que sugiere la teoría corporativa tradicional, que los clasifica en tres categorías
básicas. Veamos en qué consisten:
1. Generales:
2. Específicos:
Son derivados de los objetivos generales: los concretan e indican la ruta para
hacerlos efectivos. Su carácter es inmediato en el tiempo, aunque tampoco
pueden evaluarse a través de indicadores tradicionales.
3. Operativos:
Muchos emprendedores o directivos inician sus proyectos sin tener claras cuáles
son las metas que éstos persiguen. Están convencidos de que la propia
experiencia de iniciarlos les indicará el camino a seguir. Abusan de la
improvisación y el factor sorpresa. Entre los errores más comunes en esta etapa
figuran:
Conclusión
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