Caso Gerente Trascendente
Caso Gerente Trascendente
Caso Gerente Trascendente
”
Autor: Angel Noriega.
“¡El líder debe trascender del ámbito laboral al medio social y hacer realidad el auténtico amor
cristiano: servir, amar y entregarse a los demás, luchando por la Justicia y respeto pleno a sus
semejantes! ¡No importa una lacerante infancia como la mía, uno debe hacer realidad su
trascendente rol con la vida!”
Con dicho mensaje y en medio de gran emoción personal Diego Dávila terminó su vibrante
discurso sobre temas de Liderazgo Gerencial. Los aplausos remecieron el nutrido auditorio y los
comentarios de los asistentes se escucharon por todo lugar: ¡qué gran persona! ¡debe ser
excelente trabajar con él! Diego lucía feliz, casi en éxtasis por los aplausos y felicitaciones. Junto a
las cifras de rentabilidad de sus negocios era lo que más le gustaba.
Diego, exitoso hombre de negocios, con muy buenas relaciones con los clientes, amigos y recién
conocidos, mal estudiante de ingeniería en sus inicios y destacado expositor y autor de artículos
de autoayuda ahora. Casado, con problemas maritales y dificultades con sus hijos adolescentes,
muy trabajador (alrededor de 14 horas diarias) y obsesivo con las metas que se propone. Con
rasgos marcados de autosuficiencia que procura no mostrarlo públicamente.
Diego contestó: ¿Qué?,... ¡me amenaza!,... ¡dile que vaya a contabilidad o a tesorería. No estoy
para atender caprichos de un “muerto de hambre que no me muestra signos de respeto”!
Eliana, acostumbrada a estos arrebatos de su jefe, arregló lo mejor que pudo el problema y
continuó con sus actividades laborales. De acuerdo a la agenda de gerencia, citó a los gerentes de
la compañía para la reunión semanal de reportes.
El día de la reunión, Diego comenzó con su acostumbrada charla de 5 minutos, citó a S. Covey e
invitó a sus colaboradores directos a ser líderes y no sólo jefes.
Una hora después de iniciada la reunión, tocó el turno de exposición al Gerente de Ventas, Diego
escuchaba con atención pero comenzó. a fastidiarse progresivamente cuando revisaba cifras
sueltas de la compañía y de los competidores y replicó indicando que no había crecimiento de la
compañía. Su molestia se acrecentó cuando dicho gerente le recomendó que previamente le de
una lectura completa al informe ya que se evidencia que en el último semestre lograron metas
superiores a las previstas.
Diego, cortó la exposición con un ¡basta!, ¡suficiente!, ¡le toca a Producción!
Hora y media después, ante un error de algunas decenas de soles en el reporte de ingresos, se
dirigió al Contador General preguntándole con aspereza y alto volumen de voz sobre el error
detectado. El Contador contestó nervioso que iba a revisar y corregir el trabajo, pero que la causa
del error estaba en el agotamiento general y una creciente desmotivación por los sueldos bajos
del personal de su área.
Diego replicó: ¡El que quiere trabajar se queda en la empresa; el que no quiere tiene las puertas
abiertas para que se largue de inmediato!,… y ¡eso te incluye a ti!
Acto seguido, se paró, rompió el informe contable y dirigiéndose a todos los asistentes amenazó
con medidas radicales si no generan gran valor agregado. De inmediato, dirigiéndose a Eliana, le
ordenó que cite a todos nuevamente para el día siguiente a las 7 AM para que “alguna vez
sustenten profesionalmente” su trabajo. Luego se marchó furioso sin despedirse. Los gerentes
tomaron sus apuntes y reportes y también se fueron frustrados y con ira contenida.
Eliana, esa noche reflexionó sobre los últimos acontecimientos, se preguntaba sobre las razones
de la conducta de su jefe. Recordaba sus problemas sentimentales, su egocentrismo, su ahora
fanatización con temas de autoayuda, su inteligencia y oratoria brillantes, sus éxitos económicos y
sociales.
Recordó también algunas conversaciones que tuvo con familiares de Diego sobre hechos de su
infancia. Le contaron que Diego era el hermano intermedio: el mayor era de carácter explosivo,
inteligente y se marchó muy joven de la casa paternal al desarrollar negocios propios; los padres
eran muy tradicionales en sus conceptos, poco afectuosos, motivados por el dinero, fanáticos
religiosos y siempre comparaban a Diego con el hermano mayo haciéndole sentir muy mal. Diego
era distraído, flojo en su rendimiento escolar y por ello criticado muy duramente por sus padres.
Ahora, Diego cada que podía hacía lucimiento de su fortuna y fama ante sus ancianos padres, con
los cuales mantiene una relación distante.
Diego también se marchó lejos de sus padres, se casó muy joven, trabajó duramente hasta hacer
una fortuna considerable y comprar todas las acciones a sus socios para convertirse en dueño
absoluto de la empresa. Eliana recordó que a partir de ese momento Diego comenzó a ser muy
duro y exigente con sus colaboradores; antes de ello era también exigente, pero casi siempre
amable y comprensivo con sus trabajadores.