Reporte de Lectura Psicopatología

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

UNIVERSIDAD VASCO DE QUIROGA

Reporte de lectura trastornos en la infancia

Yessica Balvina Esquivel Álvarez


Psicología 5º

Introducción a la psicopatología
Erika Hinojosa Calvo

22/Septiembre/2020
Introducción:
En los últimos años, se ha tomado más en cuenta los trastornos en los niños, pero aún
persiste en algunas personas la idea de que estos no existen. Algunas investigaciones
muestran que los trastornos que aparecen en la infancia, niñez o adolescencia han
aumentado en estadísticas en gran parte y cada uno tiene diferentes causas e incluso
algunos tienen una estrecha relación con la dinámica familiar y algunos factores que pueden
afectar el desarrollo de cada uno de los niños. El objetivo de este escrito es realizar un
reporte acerca de los trastornos leídos en la sinopsis de Psiquiatría de Kaplan y Sadock que
se presentan en la infancia, niñez o adolescencia. A lo largo de este reporte hablaré acerca
de 3 trastornos específicos; TDAH, trastorno disocial y trastorno negativista desafiante.
Trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH)
Es una enfermedad neuropsiquiátrica que afecta a preescolares, niños, adolescentes y
adultos en todo el mundo, que se caracteriza por un patrón de falta de atención sostenida y
un comportamiento más impulsivo o hiperactividad. El TDAH afecta a un 5% a 8% de los
niños en edad escolar, y de los que fueron diagnosticados de niños, un 60% a 85% seguían
cumpliendo los criterios para el trastorno al llegar a la adolescencia, y un 60% continuaban
sintomáticos en la edad adulta. Un dato importante que nos menciona en la lectura es que
los niños que presentan TDAH a menudo presentan alteraciones significativas en su
rendimiento académico, así como en situaciones sociales e interpersonales.
Criterios diagnósticos
Dentro de la lectura nos menciona los criterios diagnósticos del DSM-5, y nos dice que el
principal criterio es un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad que interfiere con el
funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por uno y/o 2 de los siguientes criterios.
1. Inatención: Seis o más de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos
6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta
directamente las actividades sociales y académicas.
 Falla en prestar la debida atención a detalles.
 Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o
actividades recreativas.
 Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente.
 Con frecuencia no sigue instrucciones y no termina las tareas escolares.
 Tiene dificultad para organizar tareas y actividades.
 Pierde cosas necesarias.
 Se distrae con facilidad con estímulos externos.
 Olvida las actividades cotidianas.
2. Hiperactividad o impulsividad: Seis o más de los siguientes síntomas se han
mantenido durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con su nivel de
desarrollo.
 Juguetea o golpea con las manos
 Se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado.
 Es incapaz de jugar o mantenerse tranquilo en actividades recreativas.
 Con frecuencia está ocupado como si lo impulsara un motor.
 Interrumpe a otros.
 Habla excesivamente
 Responde inesperadamente
Epidemiología
Algunos estudios epidemiológicos nos dicen que aparece en un 5% de los niños, incluidos
pequeños y adolescentes y aproximadamente un 2.5% de los adultos. Dentro de la lectura
nos dice que este trastorno es más prevalente en los niños que en las niñas, en una
proporción de 9 a 1.
Etiología
La etiología del TDAH es ampliamente genética, con heredabilidad de aproximadamente el
75%. La mayoría de los niños no muestran signos de daño estructural mayor en el sistema
nervioso central. En algunos casos pueden contribuir factores favorecedores, como la
exposición a sustancias tóxicas, el nacimiento prematuro o la lesión mecánica del sistema
nervioso fetal durante el período prenatal
Diagnóstico
El diagnóstico de TDAH requiere la persistencia de síntomas disfuncionales que incluyan
hiperactividad/impulsividad o déficit de atención en, al menos, dos situaciones distintas. Por
ejemplo, muchos niños con TDAH tienen dificultades en el colegio y en casa. Son rasgos
característicos del TDAH la escasa capacidad de atención y la alta facilidad para distraerse,
teniendo en cuenta la edad cronológica y el grado de desarrollo. Los principales signos de
falta de atención, hiperactividad e impulsividad se pueden encontrar tras una cuidadosa
historia de los patrones de desarrollo inicial y mediante la observación directa del niño,
especialmente en aquellas situaciones que requieren una atención sostenida. La
hiperactividad puede ser más grave en determinadas situaciones (p. ej., en la escuela) y
menos en otras (p. ej., en conversaciones cara a cara), e incluso menos obvias en
actividades recreativas (deporte).
Cuadro clínico
El TDAH puede comenzar durante la lactancia, aunque rara vez se reconoce hasta que el
niño alcanza al menos la edad de la deambulación. Sin embargo, a menudo los lactantes con
TDAH son activos en la cuna, duermen poco y lloran mucho. En el colegio, los niños con
TDAH pueden iniciar una prueba con rapidez, pero abandonar a las pocas preguntas. Son
incapaces de esperar su turno y responden antes que nadie. En casa, no pueden
permanecer quietos ni un instante.
Las características más referidas en niños con TDAH son, por orden de frecuencia, la
hiperactividad, el déficit de atención (escasa capacidad de atención, distracción,
perseveración, incapacidad para finalizar tareas y escasa concentración), impulsividad
(actuaciones sin pensar, cambios bruscos de actividad, falta de organización, no estar
quietos en clase), problemas de memoria y pensamiento, anomalías específicas del
aprendizaje, y déficits del habla o la audición. A menudo se aprecia déficit perceptual motor,
labilidad emocional y trastorno del desarrollo de la coordinación.
Exploración física y pruebas analíticas
Al evaluar a un niño por TDAH debe obtenerse una historia psiquiátrica y médica
exhaustivas. En la historia debería incluirse información de los períodos prenatal, perinatal y
lactante, así como posibles complicaciones durante la gestación. Los problemas médicos que
pueden producir síntomas solapados con los del TDAH incluyen crisis de ausencia,
discapacidad auditiva y visual, anomalías tiroideas e hipoglucemia. No existe ninguna prueba
analítica patognomónica de TDAH.
Diagnóstico diferencial
Datos recientes sobre el seguimiento de niños que cumplían los criterios de TDAH y
presentaron posteriormente trastorno bipolar sugieren que algunos rasgos clínicos que
surgen durante el curso del TDAH permiten predecir la aparición ulterior de manía. Con
frecuencia, el TDAH puede coexistir con trastorno negativista desafiante o alteraciones de la
conducta, y de ser así hay que diagnosticar ambas situaciones. Es necesario distinguirlo
también de varios tipos de trastornos específicos del aprendizaje; un niño puede ser incapaz
de leer o hacer cálculos debido a un trastorno del aprendizaje, y no por un déficit de atención.
El TDAH a menudo coexiste con uno o más problemas del aprendizaje, entre ellos los que
comportan dificultades en la lectura, las matemáticas o la expresión escrita.
Tratamiento
 Tratamiento farmacológico. La opción farmacológica se considera la primera línea de
tratamiento del TDAH. Los agentes de primera elección son los estimulantes del SNC, ya
que han demostrado una mayor eficacia con unos efectos secundarios leves y tolerables.
Están contraindicados en los niños, los adolescentes y los adultos con riesgos y
trastornos cardíacos conocidos, pero se han documentado resultados excelentes en
jóvenes médicamente sanos tanto con las formulaciones de acción corta como con las de
liberación prolongada de metilfenidato, dextro anfetamina, y combinaciones de sales de
anfetamina y dextro anfetamina.
 Intervenciones psicosociales. Las intervenciones psicosociales para niños con TDAH
incluyen psicoeducación, refuerzo de las habilidades de organización académica,
entrenamiento parental, modificaciones conductuales en la clase y en casa, terapia
cognitivo-conductual y entrenamiento en habilidades sociales. Tanto los grupos de
habilidades sociales como la formación de los padres de niños con TDAH o las
intervenciones sobre la conducta en la escuela y en casa, se han estudiado solas y en
combinación con medicación para el tratamiento del TDAH. Es importante la valoración y
el tratamiento de trastornos comórbidos del aprendizaje u otros trastornos psiquiátricos
asociados.

Trastorno disocial
El trastorno de conducta también conocido como trastorno disocial, está formado por un
conjunto de conductas persistentes que evolucionan con el tiempo, y que suelen
caracterizarse por agresividad y violación de los derechos de los demás. Los jóvenes con
este trastorno a menudo presentan conductas que están incluidas en las cuatro categorías
siguientes: agresiones físicas o amenazas de causar daño a la gente, destrucción de bienes
propios o ajenos, robos o fraudes, y violaciones frecuentes de las normas propias de la edad.
Este trastorno se asocia con muchos otros trastornos psiquiátricos, entre ellos el TDAH, la
depresión y los trastornos de aprendizaje, y también con diversos factores psicosociales,
como el maltrato infantil, unos padres severos o punitivos, discordias familiares, carencia de
una supervisión parental adecuada, falta de competencia social y un nivel socioeconómico
bajo. El trastorno de conducta se ha dividido en tres subtipos sobre la base de la edad de
presentación: el subtipo de inicio en la infancia, en el que como mínimo un síntoma ha
aparecido de forma repetida antes de los 10 años; el subtipo de inicio en la adolescencia, en
el que no se observan síntomas característicos persistentes antes de los 10 años de edad, y
el subtipo de inicio no especificado, en el que se desconoce la edad de inicio.
Epidemiología
La lectura nos habla acerca de que se podría calcular la prevalencia del trastorno de
conducta en Estados Unidos y que este oscila entre el 6% y el 16% en el sexo masculino, y
entre el 2% y el 9% en el femenino. La proporción entre varones y mujeres varía de entre 4 a
1 hasta incluso 12 a 1. El trastorno de conducta aparece con mayor frecuencia en los hijos de
padres con trastorno de la personalidad antisocial y dependencia del alcohol que la población
general. Su prevalencia, como la del comportamiento antisocial, se asocia con factores
socioeconómicos, así como con psicopatología parental.
Etiología
Un metaanálisis de estudios longitudinales indica que los factores de riesgo más importantes
que predicen el trastorno de conducta son la impulsividad, el abuso físico o sexual o la
negligencia, la pobre supervisión parental y la disciplina parental severa y punitiva, un bajo
cociente intelectual (CI) y bajos logros académicos.
Diagnóstico y cuadro clínico
La edad media de inicio del trastorno de conducta es menor en los niños que en las niñas.
Los primeros suelen cumplir los criterios diagnósticos entre los 10 y los 12 años, y las niñas
entre los 14 y los 16 años.
Los niños que cumplen los criterios del trastorno de conducta expresan su comportamiento
agresivo de diversas formas. La conducta antisocial agresiva puede manifestarse como
intimidación, agresión física y crueldad con los compañeros. Estos niños pueden ser hostiles,
insultantes, insolentes, desafiantes y con una actitud negativista hacia los adultos. Son
comunes las mentiras continuas, ausentarse del colegio sin permiso y el vandalismo. En los
casos más graves, se observa destrucción, robos y violencia física.
Es más probable que los niños con trastorno de conducta sean producto de un embarazo no
planeado o no deseado. Sus progenitores, sobre todo el padre, son más propensos al
trastorno de la personalidad antisocial o la dependencia del alcohol.
Exploración física y pruebas analíticas
No hay pruebas analíticas ni datos anatomopatológicos neurológicos que ayuden a
diagnosticar el trastorno de conducta. Existen pruebas que indican que algunas personas con
antecedentes de comportamiento violento o agresivo contra sí mismos o los demás tienen
concentraciones bajas de algunos neurotransmisores, como la serotonina en el sistema
nervioso central. Lo que no está claro es si esta asociación se relaciona con la causa de la
violencia, es el efecto de esta, o no tiene relación.
Diagnóstico diferencial
Los actos aislados de conducta agresiva no bastan para diagnosticar el trastorno de
conducta, pues se precisa de un patrón duradero. Todavía se discute la relación entre el
trastorno de conducta y el negativista desafiante. El TDAH y los trastornos del aprendizaje se
asocian a menudo al trastorno de conducta. Normalmente, los síntomas de aquellos
preceden al diagnóstico de este.
Evolución y pronóstico
La evolución y el pronóstico del trastorno de conducta suele ser reservado en los niños que
ya presentan síntomas a una edad temprana, en mayor número y más graves, y con mayor
frecuencia. El trastorno de conducta leve sin alteraciones psicopatológicas asociadas y con
un funcionamiento intelectual normal es el que tiene mejor pronóstico.
Tratamiento
 Intervenciones psicosociales: cada intervención preventiva sostenida puede alterar de
forma significativa el curso y el pronóstico del comportamiento agresivo si se empieza a
implementar ya en edad preescolar.
 Se considera que las estrategias de tratamiento para niños que se centran en mejorar el
comportamiento y la competencia social disminuyen la conducta agresiva.
 Intervenciones psicofarmacológicas La eficacia de las intervenciones psicofarmacológicas
se ha evaluado en varios estudios controlados con placebo sobre la risperidona para el
comportamiento agresivo en jóvenes asociado con trastornos de conducta disruptiva y/o
discapacidad intelectual. Entre los efectos adversos de los antipsicóticos atípicos se
encuentran la sedación, el aumento de las concentraciones de prolactina (con la
risperidona) y síntomas extrapiramidales, como la acatisia. No obstante, en general, los
antipsicóticos atípicos muestran una buena tolerabilidad.
Trastorno negativista desafiante
El DSM-5 de la American Psychiatric Association ha dividido el trastorno negativista
desafiante en tres tipos: estado de ánimo colérico/irritable, conducta discutidora/desafiante y
venganza. Un niño puede satisfacer los criterios diagnósticos con un patrón de 6 meses de
por lo menos 4 síntomas de los tres tipos mencionados. El trastorno negativista desafiante se
caracteriza por un patrón duradero de conducta negativista, desobediente y hostil dirigida
hacia las figuras de autoridad, y por la incapacidad de aceptar la responsabilidad de los
errores, por lo que se echa la culpa a los demás. Estos niños suelen discutir con los adultos y
se molestan con facilidad con los demás, lo que les produce un estado de enojo y
resentimiento. Pueden tener problemas en clase y en las relaciones con sus compañeros,
pero por lo general no recurren a la agresión física ni a una conducta significativamente
destructiva.
Epidemiología
En estudios epidemiológicos en poblaciones sanas, se han observado rasgos negativistas en
el 16% a 22% de los niños en edad escolar. Aunque el trastorno negativista desafiante puede
iniciarse ya a los 3 años, típicamente se advierte a partir de los 8 años, y casi nunca después
de la adolescencia. Se han publicado tasas de entre el 2% y el 16%, mayores entre los
varones antes de la pubertad, y a partir de esta se igualan en ambos sexos. La prevalencia
del trastorno en chicos y chicas disminuye en los mayores de 12 años.
Etiología
El ejemplo más llamativo de conducta negativista normal se observa entre los 18 y los 24
meses de vida, «los terribles 2 años», cuando el niño que empieza a andar se comporta con
una actitud negativista o de rechazo como expresión de su creciente autonomía. Lo
patológico comienza cuando esta fase evolutiva persiste, las figuras de autoridad reaccionan
de manera exagerada o el comportamiento de oposición se repite con una frecuencia
notablemente mayor que en la mayoría de los niños con la misma edad mental.
Al final de la niñez, los traumas ambientales, la enfermedad o la incapacidad crónica, como la
discapacidad intelectual, pueden desencadenar un comportamiento de oposición como
defensa contra el desamparo, la ansiedad y la pérdida de autoestima. Otra etapa de
oposición a las normas se produce durante la adolescencia, como expresión de la necesidad
de separarse de los padres y establecer una identidad autónoma.
Diagnóstico y cuadro clínico
En algunos casos, los síntomas ya se muestran fuera del hogar desde el inicio del trastorno
y, en otros, la conducta anómala se inicia dentro del hogar, aunque más tarde se manifiesta
también en otros ambientes. Lo más típico es que los síntomas sean más evidentes en las
interacciones con adultos o compañeros que el niño conoce bien, por lo que es probable que
al explorar clínicamente a un niño con este trastorno se evidencien pocos o ningún signo de
él
El trastorno parece producir más malestar en las personas que rodean al niño que en él
A pesar de tener una inteligencia adecuada, su rendimiento escolar es malo o suspenden,
debido a su falta de cooperación, baja participación e incapacidad para aceptar ayuda.
Exploración física y pruebas analíticas
No hay ninguna prueba analítica ni hallazgo patológico específico que facilite el diagnóstico
de este trastorno. Debido a que algunos niños, a medida que crecen, se vuelven físicamente
agresivos y violan los derechos de los demás, es posible que compartan algunas de las
características con las personas con altos niveles de agresividad, como unas
concentraciones bajas de serotonina en el sistema nervioso central.
Evolución y pronóstico
La evolución del trastorno negativista desafiante depende en gran medida de la gravedad de
los síntomas y la capacidad del niño para elaborar respuestas más adaptativas a la
autoridad. El pronóstico es más favorable en las familias íntegras que pueden modificar su
propia expresión de las exigencias y prestar menos atención al comportamiento beligerante
del niño. El pronóstico del niño depende, en cierto modo, del funcionamiento familiar y del
desarrollo de alteraciones psicopatológicas comórbidas.
Tratamiento
El tratamiento principal del trastorno negativista desafiante se basa en la intervención
familiar, mediante la enseñanza a los padres de habilidades para manejar al niño y el análisis
detallado de las interacciones familiares
Los objetivos de la intervención son el refuerzo de comportamientos más prosociales junto
con la disminución de las conductas no deseadas. La terapia cognitiva hace hincapié en
enseñar a los padres cómo modificar su conducta para disuadir al niño de su comportamiento
negativista reduciendo la atención hacia ella, y fomentar la terapia adecuada, que se centra
en reforzar selectivamente y elogiar las conductas apropiadas, e ignorar o no potenciar los
comportamientos indeseables.

Conclusión:

La lectura me pareció muy interesante, pues sin duda alguna como futuros psicólogos no
estamos exentos de que algún día nos llegue a una escuela, una clínica o un consultorio un
niño que tenga alguno de estos trastornos y esta información es de gran ayuda para por lo
menos identificar los criterios diagnósticos y poderle decir a sus padres o tutores que
necesita atención para que lo puedan llevar con un especialista y que así les den un
diagnóstico claro, o si nosotros mismos queremos dedicarnos a ésta área pues ya tendremos
un poquito de estas bases para poder hacer un diagnóstico efectivo. A lo largo de la lectura
me di cuenta que no es fácil detectar un trastorno así a simple vista y sin información
adecuada ya que muchos se parecen y podemos dar un diagnóstico erróneo o simplemente
decir que tiene un trastorno cuando en realidad tiene otro o peor aún que no tiene ningún
trastorno y todo es acorde a su edad. Todo esto me ayudará tanto en mi vida como
estudiante, en mi vida diaria y sé que también será un gran apoyo para mi vida laboral en un
futuro.
Por otra parte, aprendí que los trastornos no podemos tratarlos siempre al 100% con
fármacos, pues tienen cierta efectividad, pero también se ha demostrado que la psicoterapia
puede traer grandes beneficios a las personas que sufren algún trastorno y eso tenemos que
saberlo muy bien por que los doctores casi siempre quieren solo medicar cuando algunas
veces no es necesario y podemos hacer uso de la psicoterapia.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy