Tda 1

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EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON Y LA HIPERACTIVIDAD


(TDA/H)

El TDA (1) debería considerarse una entidad propia, ya que aquí básicamente lo
principal es la inatención que conlleva problemas en la concentración –atención
sostenida–, distractibilidad, torpeza social, deficiente resolución de problemas
académicos en general, y en particular está asociado a la incapacidad para inhibir los
impulsos.9,76 En el TDA se encuentra un cuadro clínico donde el niño habitualmente
tiene periodos muy breves de atención,78 es en general distraído, se queda mirando
hacia ningún lugar, ensimismado y no capta el entorno. Si se le dan indicaciones
mirándolo de frente y directamente a los ojos, olvida lo dicho, explicado, enseñado,
ordenado, pedido. A nivel escolar tiene muy bajo rendimiento y en ocasiones se les
llega a catalogar como retrasados mentales. En 1997, Barkley 79 describió este cuadro
clínico como “Aletargamiento cognitivo”, con las siguientes características: “incapacidad
notoria para inhibir los impulsos y los pensamientos que interfieren con las funciones
ejecutivas”.

Estas personas tienen tendencia al desorden en su persona y sus cosas,


notoria dificultad para organizar el tiempo y las actividades, nula o escasa capacidad de
priorizar, olvido de obligaciones, extravío de pertenencias, dificultad para realizar tareas
que requieren concentración sostenida, baja tolerancia a la frustración,
empecinamiento. Por otro lado, el niño con TDA no es proclive a la agresión ni a la
violencia; sin embargo, puede llegar a presentar agresión en ataques reactivos, súbitos,
fuera de proporción al estímulo.28,69,81,82 A nivel de prevalencia, el TDA ocupa en
promedio 18.52%.25,33,83,84 La inatención secundaria a disfunción ejecutiva persiste
en el adolescente y aun en el adulto en 94%.85.

El trastorno de atención (TDA, "sin la H de hiperactividad")

El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es la alteración del


neurodesarrollo más frecuente en la población infantil. El TDAH es un trastorno muy
heterogéneo desde el punto de vista clínico. El diagnóstico debe basarse en la
presencia de los criterios clínicos, que reconoce tres presentaciones: combinada, con
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síntomas que engloban los tres grupos de síntomas típicos: el déficit de atención, la
hiperactividad y la impulsividad, el de predominio hiperactivo-impulsivo, que reconoce
solo los dos últimos síntomas y el subtipo inatento (TDA, "sin la H de hiperactividad"),
que puede cursar sin síntomas de hiperactividad y de impulsividad, cumpliendo tan solo
criterios de falta de atención.

Es evidente que muchas personas con importantes problemas para


concentrarse NO son hiperactivas. Hasta hace poco tiempo el diagnóstico ni siquiera se
planteaba en aquellos niños que no eran hiperactivos o problemáticos y en
consecuencia, muchos sujetos con TDA, especialmente las niñas, no eran
diagnosticados.

Mientras que los niños con TDAH pueden llegar a padecer una inquietud
"frenética", un porcentaje significativo de los niños con TDA son exactamente lo
contrario: lentos y tranquilos. Además con mayor frecuencia se trata de niñas. Mientras
que muchos niños con TDAH manifiestan problemas sociales debido a su impulsividad
(zancadillas, coger las cosas sin permiso, etcétera), algunas niñas con TDA tienden a
tener problemas sociales debido a su falta de iniciativa, pasividad o timidez y tienen
una elevada predisposición a la ansiedad, por eso muchas veces no son estudiadas
hasta la época adolescente, puesto que no manifiestan problemas de conducta
especialmente preocupantes.

Muchos padres comentan del niño o de la niña, que:

‘Parece como si estuviera en las nubes o en la parra’, se pierde en sus


pensamientos (ensimismamiento)’.

‘Sueña despierto(a), está "empanado" (a).

‘Poco activo(a), lento(a)’ en la ejecución de tareas. "No le cunde" el estudio y el


trabajo que efectúa.

¿Qué es el déficit de atención? Características y tratamiento

El déficit de atención es un trastorno neuroconductual que provoca desórdenes


en el comportamiento derivados de una falta de atención apropiada y/o hiperactividad e
impulsividad.
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¿Hiperactividad, falta de concentración o impulsividad? Generalmente, estos


síntomas se pueden asociar con comportamientos normales en los niños, pero muchas
veces en realidad son características que presentan las personas que padecen un
trastorno por déficit de atención.

Esta patología que normalmente se conoce como trastorno por déficit de


atención e hiperactividad (TDAH) es un trastorno mental que puede afectar al
aprendizaje, la conducta y al desarrollo —generalmente de los niños— y provoca una
combinación de problemas recurrentes como dificultad para prestar atención,
concentrarse, estarse quietos y controlar las conductas impulsivas.

El déficit de atención es uno de los trastornos del neuro-desarrollo más común


en la etapa infantil, fase donde aparecen los primeros síntomas y se suele realizar su
diagnóstico. Esta condición médica que aparece más frecuentemente en niños que en
niñas, no tiene cura, pero se puede controlar eficazmente y, con el tratamiento
adecuado, algunos síntomas disminuyen a medida que se crece.

En México, según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica el 6 % de


la población de entre 6 y 16 años padecen este trastorno por déficit de atención e
hiperactividad, lo que representa un millón 600 mil menores, de los cuáles solo el 8 %
está diagnosticado y tratado. Estas cifras lo revelan como un problema de salud
pública.

¿CÓMO SE MANIFIESTA EN EL AULA EL TRANSTORNO DE DEFICIT DE


ATENCIÓN?

Síntomas del déficit de atención y tipologías

Existe una amplia variedad de síntomas y conductas que en muchos casos


disminuyen a medida que se envejece; pero, en la mayor parte de los casos, los demás
síntomas persistentes pueden interferir en la vida diaria.

Generalmente, los síntomas asociados al déficit de atención comienzan antes de


los 12 años de edad y, en algunos niños, se notan ya a partir de los 3 años, por lo que
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es vital conocer las principales características asociadas a esta patología, bien sea
para comenzar un proceso de tratamiento o descartar que se trate de una conducta
propia de la edad.

Las personas menores o adultas con trastorno de déficit de atención presentan


diversos síntomas agrupados en tres grandes tipologías, según predomine la falta de
atención, la hiperactividad o la impulsividad:

Falta de atención:

Problema para prestar atención a detalles, cometiendo errores por descuido en


la escuela o ámbito laboral.

Incapacidad para mantener la atención durante largos períodos de tiempo para


hacer tareas, preparar informes, rellenar formularios o prepararse para pruebas.

Dificultad para escuchar con atención cuando se le habla directamente.

Imposibilidad de seguir instrucciones o terminar tareas asignadas.

Inhabilidad para administrar el tiempo.

Facilidad para perder objetos personales.

Problemas con las actividades diarias como asistir a citas, pagar facturas o
recordar cumpleaños.

Hiperactividad:

Excesiva energía en el habla y el movimiento corporal.

Inquietud extrema que dificulta el permanecer sentado durante períodos


prolongados.

Imposibilidad de dejar quietas las manos o los pies o de retorcerse en el asiento.

Dificultad para participar tranquilamente en actividades.

Hablar excesivamente.

Problemas para realizar una tarea o hacer varias a la vez.

Temperamento cambiante e irascible.


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Impulsividad:

Problemas para establecer prioridades.

Dificultad para administrar ordenadamente el tiempo.

Ofrecer respuestas antes de que se formulen por completo las preguntas.

Dificultad para esperar turno sea para hablar o en una fila.

Interrumpir o entrometerse.

Falta de autocontrol.

Levantarse o hablar cuando se espera que no lo haga.

CAUSAS DEL DÉFICIT DE ATENCIÓN

Como sucede en muchos otros trastornos, se desconoce qué causa el trastorno


de déficit de atención, pero sí existen diversos factores asociados al desarrollo de esta
condición médica y uno de ellos es la genética.

Además, se investigan otras causas que podrían aumentar el riesgo de


desarrollar esta afección como:

Entornos ambientales donde se esté expuesto a metales como el plomo.

Lesiones cerebrales.

Partos prematuros.

Consumo de alcohol, tabaco o drogas durante el embarazo

Bajo peso al nacer.

Parientes cercanos con este trastorno u otra patología de salud mental.

PRESENTACIÓN DEL CASO

Los padres traen a la consulta de pediatría a su hijo de 7 años de edad, al que


conocemos desde el nacimiento, que va a empezar 2.º de Educación Primaria y es el
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mediano de 3 hermanos. No ha repetido curso nunca. El niño ha tenido algunos


problemas para seguir el ritmo de la clase de 1.º. En 3.º de Educación Infantil era
bastante inquieto en clase. Ha acudido varias veces al servicio de urgencias por haber
sufrido caídas, cortes y algunos accidentes de bicicleta, ya que hace las cosas sin
pensar. El motivo de consulta fue la presencia de dificultades para seguir el ritmo de la
clase y una excesiva inquietud psicomotriz.

En casa evita hacer deberes, hay que obligarlo a terminarlos, porque si no, los
hace rápido sin importarle hacerlos mal. Le cuesta seguir instrucciones que tienen
varios pasos (como «ponte el pijama» y «ven a cenar»), y frecuentemente la madre lo
encuentra haciendo otra cosa porque ha olvidado lo que le ha pedido. Además, no para
de moverse, de levantarse, de enredar en clase, interrumpe, contesta sin dejar que se
acabe la pregunta y es muy impaciente. Debido a estos problemas en casa y en el
colegio, están empeorando sus notas y cada vez le está costando más mantener el
nivel.

Nació a las 40 semanas, con un peso de 3.300 g, tras un parto vaginal a


término, no instrumentado; no precisó reanimación ni incubadora. Embarazo normal.
Desarrolló el lenguaje sin problema, y es muy interactivo con la gente a su alrededor.

Aprendió a leer sin dificultades, y su lectura sigue avanzando bien. Tras una
evaluación de inteligencia en el colegio realizada el año pasado, el niño obtuvo un
cociente intelectual (CI) total de 103, CI verbal de 104 y CI no verbal de 102. Los
padres dicen que no es tímido, suele llevarse bien con otros niños, duerme bien; no
tiene miedo a la oscuridad, a dormir solo o a estar solo en su cuarto, ni lloró
excesivamente al ir al colegio. Se queda en casa de las abuelas sin problema, o en
casa con una cuidadora si los padres tienen que salir a cenar, por ejemplo.

En la exploración clínica, el niño presenta:

Peso: 30 kg (P90).

Talla: 133 cm (P90-97).


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TA: 100/50.

Pulso: 99.

AP y AC: normales.

Resto de exploración física normal.

No tiene tics ni problemas serios del humor, y su inteligencia es normal. En el


colegio se lleva bien con los otros niños, aunque no mantiene las amistades a largo
plazo, va de un grupo a otro; no se aficiona a las cosas; pasa de estar en el equipo de
fútbol a apuntarse a judo, y tras unas pocas semanas pide cambiarse al grupo de
atletismo. A veces se frustra si no le hacen caso o no se juega a lo que él dice, o como
él quiere, y puede llegar a gritar o insultar.

Tras llevar 1 mes con la medicación, los padres vuelven a la consulta. El niño
está más atento, aguanta más sentado, no precisa tanta supervisión y es más
autónomo trabajando en casa y en el colegio. Ha perdido 1 kg de peso y no ha crecido
nada, come poco y cena mucho. Duerme bien y no tiene tics. Su humor es bueno, está
contento con su avance en el colegio y con el hecho de que ahora le echan menos
broncas porque ya hace las cosas él solo. Ha sacado alguna nota muy buena en algún
examen.

TECNICAS Y ESTRATEGIAS DE TRABAJO CON ESOS ALUMNOS

El primer paso para determinar que una persona sufre esta condición es acudir a
un profesional de la salud, el cual determinará, analizando diversos factores médicos,
así como el comportamiento que la persona tiene en sus ámbitos sociales, familiares y
escolares, que los síntomas corresponden con el trastorno por déficit de atención.

Una vez conocido el diagnóstico es importante saber que se trata de un


padecimiento que se puede tratar con éxito mediante tratamientos que combinan
terapia y medicamentos, así como el trabajo estrecho, en el caso de los menores, con
todas las personas involucradas en la vida del niño (terapeutas, maestros, y otros
miembros de la familia).

Psicoterapia
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Un pilar esencial para el tratamiento de las personas con este trastorno es el


tratamiento psicológico, dentro de los que destaca la terapia conductual. Este método
junto al uso de medicamentos permite una evolución más rápida del paciente.

El tratamiento psicoterapéutico se ocupa de los aspectos cognitivos,


emocionales, sociales y conductuales, con los que busca mejorar los comportamientos
disfuncionales, y reformar áreas deficitarias, a la vez que entrenar a la persona en
habilidades para funcionar en su día a día.

Medicamentos

Los medicamentos que se usan y recetan con más frecuencia son los
estimulantes, como el metilfenidato. Estos elevan y permiten equilibrar los niveles de
neurotransmisores en el cerebro y así mejorar los signos y síntomas relacionados a la
falta de atención e hiperactividad. Además, se emplean otras alternativas como los
fármacos no estimulantes, entre los que destaca la atomoxetina.

Intervención escolar

El apoyo escolar es otro elemento esencial para este tipo de trastorno de déficit
de atención. En el caso de menores, se debe informar al colegio del diagnóstico para
que puedan tomar las medidas que ayuden al alumno a adaptarse al sistema escolar,
reduciendo así los efectos negativos del trastorno en su aprendizaje y competencia
académica

Para esto, es fundamental que se cuente con protocolos de actuación donde se


incluyan a profesionales que posean formación especializada con la que atender al
estudiantado con necesidades educativas especiales. Estas competencias con las que
desarrollar estrategias educativas adaptadas al alumno las puede adquirir un educador
a través de una Maestría en Atención a las Necesidades Educativas del Desarrollo
como la que ofrece UNIR México.

Ayuda familiar

Igualmente, importante es el apoyo familiar. Los padres deben implicarse en el


hogar y trabajar de forma conjunta con los médicos y el centro escolar.
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Proporcionar además una dieta adecuada y brindarle un entorno estructurado


con reglas claras de conducta facilitadas por especialistas ayudará a controlar ciertas
conductas.

Hacer frente al cuidado de una persona con trastorno de déficit de atención


puede ser una tarea difícil, pero si se aborda a tiempo y se cuenta con la ayuda de
especialistas médicos y profesionales de la educación con estudios especializados
para dar respuesta a las necesidades de estos menores el camino a recorrer será más
fácil para todos.

EJEMPLO DE LAS TECNICAS EN LA APLICACIPON EN EL AULA

Lugar estable y controlado dentro del aula. Siempre delante y cerca del profesor
para no distraerse.

Dar información personalizada y concreta. Cambiar el énfasis en el discurso


para mantener la atención o captarla, escribir en la pizarra las palabras clave para
focalizar la atención y modificar el centro de atención.

Buscar actividades con movimiento. Darle tareas con movimiento, hacer recados
dentro del colegio, borrar la pizarra. Si el niño es mayor y es capaz de reconocer el
estado de inquietud y necesita salir del aula, se puede acordar con él que sin pedir
permiso pueda abandonar la clase 5 minutos y dar un paseo.

Incentivar la participación en clase. Uso de experiencias prácticas para el


aprendizaje. Exponerle a situaciones en las que vaya a tener un buen desempeño para
fomentar su autoestima.

Elaborar guías atractivas para seguir el desarrollo de las tareas. Por ejemplo,
pueden ser hacer un comic, fotogramas con los pasos o escribirlos.

Ayuda externa no adulta y cooperación con un compañero más eficiente.

Evaluaciones personalizadas según las características del alumno. Suelen


necesitar más tiempo para acabar las tareas, por lo tanto, se les puede alargar el
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tiempo o modificar el examen. También puede ayudarles subrayar la idea principal de


los enunciados y espaciar las preguntas.

Motivar el rendimiento escolar a través de intereses propios. Por ejemplo, si


tiene que practicar la redacción que elija el tema.

Diversidad de recursos. En la medida de lo posible presentar el material con


colores vivos, usando diferentes recursos como libros, ordenador, pizarra, audios,
películas…

Comunicación bidireccional y regular con los padres del alumno para tener un
seguimiento de la evolución, cambios y ajustes en los tiempos de trabajo.

¿CUÁL ES LA DIFERENCIA ENTRE TDA Y TDAH?

TDA o trastorno por déficit de atención es un término antiguo, ahora


desactualizado, para el trastorno que llamamos TDAH o trastorno por déficit de
atención con hiperactividad.

Se llamaba TDA hasta 1987, cuando se añadió la palabra “hiperactividad” al


nombre.

Antes de eso, digamos en 1980, un niño era diagnosticado con TDA, con o sin
hiperactividad. Pero a partir de principios de los noventa, ese niño empezó a ser
diagnosticado con TDAH.

Desde principios de los noventa hasta hace poco, el diagnóstico incluía uno de
tres tipos. Los niños que solo tenían los síntomas de falta de atención se llamaban de
tipo inatento. Los niños que solo eran hiperactivos e impulsivos eran del tipo
hiperactivo/impulsivo. A los niños que tenían los tres síntomas se les llamaba de tipo
combinado.

Muchas personas todavía usan el antiguo término TDA, ya sea por hábito o
porque es un término más familiar que TDAH. Algunas personas lo usan para referirse
al tipo de TDAH inatento (sin la hiperactividad). Pero nunca se pensó para ser usado de
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esa manera, y continuar usando un término con casi 30 años de antigüedad es cada
vez más confuso.

La forma más reciente de pensar sobre el TDAH es en realidad deshacerse de


los tipos por completo y solo observar qué síntomas se presentan de manera más
prominente. Seguimos usando los mismos grupos de síntomas (falta de atención e
hiperactividad-impulsividad), solo que no los consideramos tipos separados. También
hay ajustes para reflejar las nuevas investigaciones sobre cómo los síntomas del TDAH
se presentan en la adolescencia o en la edad adulta.

La conclusión es que el diagnóstico de TDAH puede aplicarse incluso si un niño


no tiene los comportamientos hiperactivos o impulsivos. Esto puede ser confuso para
los padres. Muy a menudo nos hacen esta pregunta: “No creo que mi hijo tenga
síntomas hiperactivos/impulsivos, ¿podría aun así tener TDAH?” ¡Sí, puede! Y es
especialmente importante que los niños con síntomas prominentes de tipo inatento del
TDAH sean evaluados por un médico capacitado, ya que son más propensos a pasar
desapercibidos en la escuela.

Queremos asegurarnos de que las personas entiendan que los niños que no se
están moviendo o que no se salen del salón también pueden tener dificultades
significativas y síntomas relacionados con el TDAH. Lo importante es que un niño que
tiene un problema real para prestar atención, incluso sin presentar los otros síntomas
que tienden a dar lugar a un comportamiento más perturbador o problemático,
necesitará ser comprendido y recibir ayuda de todos modos.

https://www.quironsalud.com/blogs/es/neuropediatra/trastorno-atencion-tda-h-
hiperactividad

https://childmind.org/es/articulo/cual-es-la-diferencia-entre-tda-y-tdah/#:~:text=
%C2%BFCu%C3%A1l%20es%20la%20diferencia%20entre%20el%20TDA%20y%20el
%20TDAH,d%C3%A9ficit%20de%20atenci%C3%B3n%20con%20hiperactividad).

https://mexico.unir.net/noticias/educacion/deficit-de-atencion/
Página | 12

https://www.cursopsiquiatriasema.com/caso-clinico-tema-3-trastorno-por-deficit-
de-atencion-e-hiperactividad/

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