Diaconos

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DEDICADO A

Karen Diane Gambrell,


mi esposa

Diane, por cincuenta y cinco años, ha sido y sigue


siendo la esposa perfecta, tal como se describe en Prover-
bios 31.

Ella ha servido fielmente como la esposa de un ofi-


cial de policía, la esposa de un empresario, la esposa de
un maestro de escuela dominical, la esposa de un diácono,
y la esposa de un misionero. Ella ahora es la esposa del
Director General de la agencia Misión Mundial Bautista
Fundamental.

Ella nunca ha expresado dudas, ella nunca se ha


quejado. Ella está fielmente a mi lado como mi compañera
y mi mejor porrista.

Hemos trabajado juntos en los Estados Unidos y en


el campo misionero exterior. Ella es una ama diligente de
casa, madre de tres hijos maravillosos, y la abuela de nue-
ve nietos maravillosos.

Ella es, en todos los ámbitos de su vida, una servido-


ra dedicada de Cristo.

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2
Prefacio

Este libro del Dr. Ernest Gambrell es una explicación


de los pasajes bíblicos en cuanto al lugar de los diáconos en la
iglesia local. En esta obra, podemos ver una presentación muy
práctica y bíblica con respecto a la enseñanza de la Palabra de
Dios acerca de los diáconos.
Dr. Gambrell da la adecuada relación bíblica de los diá-
conos al pastor y a la iglesia local, una relación que es vital
para la paz y el crecimiento de la iglesia. Mientras que por un
lado, los diáconos no son para el control de la iglesia, ellos sir-
ven como una parte importante en la iglesia local, ya que si-
guen el liderazgo del pastor. Dr. Gambrell presenta el plan
bíblico para los diáconos que sirven al Señor en la iglesia lo-
cal.
Esta es una obra muy necesaria, y confío en que Dios
va a usar en gran medida. Puede ser una guía para ayudar a
los pastores y diáconos, mientras juntos siguen al Señor en el
servicio a Él juntos.

Clinton L. Branine
Profesor de Griego Nuevo Testamentario
Indiana Baptist College y Seminario

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CAPÍTULO UNO

LA POSICIÓN DE UN DIÁCONO

En 1954, me alisté en la Infantería de Marinas de los Estados Unidos. Recibí tres meses de
entrenamiento básico en la Isla de Paris, Carolina del Sur. El propósito de la capacitación fue para
mí de aprender cómo ser un infante de marina y la forma de servir a mi país también. Después de
la graduación, estaba asignado a la base del Cuerpo de Marinas en Campo Lejeune, Carolina del
Norte, y me convertí en un técnico de la Ordenanza de 105/155 mm obuses para el 3 º Batallón, 10
División de la Marina. Yo estaba orgulloso de ser un infante de marina. Desde el día que se alistó y
comenzó me alisté y comencé mi formación básica como un infante de marina, que tenía una ambi-
ción: ser la marina mejor, el mejor marino posible. Cuando me gradué de Isla de Paris que fui ga-
lardonado con un certificado de Cadete Sobresaliente y Sobresaliente para el tirador. Con riesgo de
sonar orgulloso (y yo no estaba y no lo soy), me tomó muchas horas de estudio y un montón de tra-
bajo duro para ganar los premios. Sigo estando orgulloso de haber servido en el Cuerpo de Marinas
Marina de Estados Unidos.
Para ser seleccionado para ser un diácono por los miembros de una iglesia del Nuevo Testa-
mento, que son los que te conocen mejor, es uno de los más altos honores que puede ser otorgado a
un hombre. Esta selección es un testimonio del carácter de un hombre y da testimonio de una vida
pura y piadosa. Además, da testimonio de su honestidad y sabiduría, y que sus compañeros lo con-
sideran un hombre lleno del Espíritu Santo. Cuando fui seleccionado para ser diácono en la Iglesia
Bautista Thrifthaven en 1967, volví a tener una gran ambición: ser el mejor diácono posi-
ble. Cualquier hombre elegido como diácono, que es un lugar de alto honor, con diligencia debe es-
tudiar las Escrituras con el fin de determinar cómo puede ser el mejor diácono posible. Se debe
trabajar con una cantidad considerable de intensidad en la cuestión de la altura de los requisitos y
normas que establece la Biblia para los diáconos. El propósito de este libro es: (1) para ayudar a los
hombres a entender lo que debe hacer un diácono, (2) cómo debe hacerlo, y (3) lo que no debe hacer,
con el fin de ser el mejor diácono posible.
La posición de un diácono en la iglesia local del Nuevo Testamento de hoy no se precisa se-
guir el modelo de un diácono cuando los primeros diáconos fueron escogidos por la iglesia primiti-
va. Con los años, la función de un diácono ha cambiado. Es triste decirlo, la mayoría de los cambios
se han pasado por permitir la sistema del mundo meterse en la iglesia. Esto, junto con el razona-
miento humano, significa que la posición de un diácono en la iglesia se ha cambiado de una inter-
pretación equivocada. La iglesia primitiva no intentaba ni esperaba que un hombre elegido como
un diácono hiciera nada más de que el propósito primero de esta posición - el de servir a la igle-
sia. Además, debemos señalar que no hay apóstoles hoy en día. Hoy en día, la iglesia local tiene un
pastor.

EL ORIGEN DE LOS DIÁCONOS


EN LAS ESCRITURAS

Estudiantes de la Biblia a menudo han escuchado esta frase: "Si usted va a estudiar un te-
ma especifica, con el fin de estudiar correctamente, debe comenzar el estudio en el lugar que se
menciona por la primera vez el tema en las Escrituras, que se llama La Ley de Primera Men-
ción. " Asuntos de importancia no pueden ser entendidos correctamente si no se basan en su pri-
mera mención. Repito, "siempre ver el comienzo de las cosas!"
En los primeros capítulos del libro de los Hechos, la iglesia había llegado a plena vista. El
crecimiento de la primera iglesia fue abrumadora. En la parte final del ministerio de la resurrec-
ción del Señor Jesús, les dijo a los discípulos de la venida del Espíritu Santo. Después de haber ha-

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blado de ese evento, fue llevado al cielo. Como los discípulos se miraban al cielo, dos hombres con
vestiduras blancas les hablaron de su regreso en el futuro. Se les dijo que esperaran la venida del
Espíritu Santo. Los discípulos se juntaron en el aposento alto, donde continuaron en oración y rue-
go. Durante ese tiempo, eligieron a Matías para ocupar el lugar de Judas, que traicionó a Cristo.
Hechos 2 registra que mientras esperaban, el Espíritu Santo descendió sobre ellos, y comen-
zaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen. Esto no era una lengua
desconocida, ya que algunos hoy enfáticamente enseñan. Había un gran número de personas que
habían venido a Jerusalén para celebrar la Pascua. Hechos 2:5-8 afirma, "Moraban entonces en Je-
rusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó
la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban ató-
nitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oí-
mos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido?" La Escritura continúa
nombrando a las muchas naciones que estaban representadas en ese día, dieciséis en total. Todas
estas personas de varias naciones escucharon la Palabra de Dios en su propia idioma—no en una
lengua desconocida.
Poco después, Pedro predicó un gran mensaje, y la Biblia registra que alrededor de tres mil
personas fueron añadidas a la iglesia (vea Hechos 2:41). Al parecer, mientras que la gran multitud
de personas se reunieron en Jerusalén, Pedro predicó un segundo mensaje. La Biblia registra el
número de hombres que creían que era como cinco mil (Hechos 4:4). Si se incluye el número de mu-
jeres que probablemente estaban presentes en ese día, el número podría haber ascendido a más de
diez mil. Es suficiente decir que había una gran multitud de gente que hizo la primera iglesia local.
Las Escrituras registran muy poco de cómo esa gran multitud de los creyentes se alojaron y
se alimentaron. Sin embargo, Hechos 2:44-46 declara, "Todos los que habían creído estaban juntos,
y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos
según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el
pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón."
Los apóstoles inmediatamente vieron la gran oportunidad de tener una gran acogida de los
nuevos creyentes reunidos en un solo lugar. Las posibilidades eran infinitas! Los apóstoles tenían
un gran deseo de enseñar y establecer a los nuevos creyentes en la fe. Para hacer esto, ellos sabían
que era necesario para mantener al grupo unido por lo menos de un tiempo corto. Parecería que de
alguna manera los apóstoles y discípulos hicieron los arreglos para la vivienda y para la alimenta-
ción de la gran multitud. Las personas abrieron sus hogares y compartieron todo lo que tenían con
estos nuevos creyentes. De repente, se levantó la inmensa tarea de la alimentación de 8.000 a
12.000 personas! La Escritura habla de la necesidad de servir a las mesas: "Entonces los doce con-
vocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros (los apóstoles) dejemos la
palabra de Dios, para servir a las mesas." (Hechos 6:2) Por lo tanto, con el fin de satisfacer esa
necesidad, era necesario contar con algunos hombres que sirvieran a las mesas. Esto le da una
breve introducción y lo que el entorno era para la selección de los primeros diáconos. Hechos 6:1-6
registra de esta necesidad:
"En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los grie-
gos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.
Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros de-
jemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete
varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este
trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propues-
ta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Pró-
coro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales presentaron
ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos."

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Varias cosas hay que señalar sobre
la selección de los primeros diáconos.

En primer lugar, los apóstoles convocaron a la multitud de los discípulos. Esto es mucho
mejor que tener una reunión de líderes u operar a través de un consejo, concilio, o comité como se
suele hacer hoy en día. Llevarlo a la congregación es siempre mejor, sobre todo cuando ha habido
una tendencia a que la gente se divida.
En segundo lugar, los apóstoles declararon acerca de un nuevo tipo de servir que se nece-
sitaba: un Departamento Especial de Funcionarios. Esta posición fue creada, bajo la dirección del
Espíritu Santo, con el fin de satisfacer la necesidad inminente de alimentar a la multitud de perso-
nas. Debido a esta necesidad inminente, los apóstoles se establecieron planes para implementar un
ministerio nuevo de la iglesia. Los apóstoles instruyeron a la multitud, "... Buscad, pues, herma-
nos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a
quienes encarguemos de este trabajo." (Hechos 6:3) Tenga en cuenta que no ofrecieron sugerencias
en cuanto a quién debe ser elegido; los apóstoles no hicieron presentación de candidaturas. La
iglesia fue dada la responsabilidad de seleccionar a los hombres que podrían ser designados a este
nuevo ministerio. Esta forma de selección por los apóstoles complace a todo la multitud--- "Agradó
la propuesta a toda la multitud." (Hechos 6:5) Todos tenían una parte, y todos parecían estar feli-
ces. Esto debería seguir siendo cierto hoy en día. Cada miembro tiene una voz. Cada miembro tie-
ne un voto. Ningún miembro tiene autoridad sobre cualquier otro miembro!
En tercer lugar, la mayoría de la multitud, que eran hebreos, añadió unidad al plan de los
apóstoles. Tenga en cuenta que los nombres de los siete hombres escogidos fueron los griegos. Esto
es importante cuando se dio cuenta de que los hebreos podían haber elegido a los hombres de su
propio país y tendrían el control de este nuevo ministerio. No lo hicieron. Por el contrario, delibera-
damente parecía haber favorecido a la minoría de la iglesia, que eran griegos. Nuestras iglesias de
hoy harían bien en aprender una lección de la iglesia primitiva. Muchas iglesias de hoy están tan
divididos como los partidos Demócrata y Republicano de los Estados Unidos. ¡Que Dios nos ayude!
En cuarto lugar, tenga en cuenta que en ningún lugar del texto que explica el nuevo mi-
nisterio eran los hombres que fueron seleccionados que se refiere a diáconos. En la Biblia Anotada
de Scofield, el Sr. Scofield inserta un título a lo largo de los capítulos. Al comienzo de los Hechos 6,
se inserta "los primeros diáconos". Ese título no es parte de la Escritura inspirada, y las Escrituras
no utilizan ese título. Las Escrituras se refieren a ellos como aquellos "... a quienes encarguemos de
este trabajo. " (Hechos 6:3) Estos hombres fueron siervos de la iglesia. En el Nuevo Testamento la
palabra griega que significa siervo es "diácono". La palabra griega y una definición de esa palabra
se le da al final de este capítulo.
Cualquier persona que desee estudiar la posición de un diácono, el trabajo de un diácono, la
responsabilidad de un diácono, y la autoridad de un diácono TIENE QUE comenzar con este funda-
mento bíblico anotado en Hechos 6 y luego construir. Cualquier estudio que no se inicia con el ori-
gen se llega a un entendimiento pervertido de ese oficio. Esto es lo que ha sucedido en lo que se re-
fiere a los diáconos.
La palabra griega para diácono es diakoneo. A continuación se presenta la definición de es-
ta palabra dada por el Diccionario Griego de Strong:
Diakoneo-"para ser un asistente, es decir, esperan a (servil o como profesor huésped, amigo,
o (en sentido figurado); técnicamente, para actuar como un diácono cristiano: - (ad) ministro (a),
sirven, el uso del oficio de un diácono ".

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CAPÍTULO DOS

LA HISTORIA DE LOS PRIMERO


SIETE DIÁCONOS

En este capítulo, aunque es breve, es necesario para que podamos obtener alguna informa-
ción sobre las actividades de los primeros diáconos. Los nombres de los siete son los siguientes: Es-
teban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, y Nicolás. La historia de estos siete hombres es
interesante y, sorprendentemente, muy breve. Muy poco se registra de estos hombres o de sus acti-
vidades después de su selección para asistir a los apóstoles con el trabajo de alimentar a las viu-
das. De hecho, de los siete hombres que figuran en Hechos 6:5, sólo dos de los hombres, Esteban y
Felipe, se volvieron a mencionar jamás. Los otros cinco - Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, y
Nicolás - no se mencionan ni se refieren por su nombre en cualquier otro lugar en el Nuevo Testa-
mento. Después de que el texto en Hechos 6, sólo una vez, es la frase "los siete", mencionado. Se
encuentra en Hechos 21:8 - "Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Ce-
sarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con
él." Ninguna otra mención o referencia se hace de los cinco hombres, y ninguna otra mención se
hace nuevamente de "los siete". Esto es revelador, ya que indica que "los siete" se les dio ninguna
otra responsabilidad en la congregación que se consideraban dignos de mención en las Escritu-
ras. El Espíritu Santo no hizo ninguna mención de cualquier tipo de servicio asignado a estos hom-
bres.
Dos de los hombres, Esteban y Felipe, son los únicos de los siete que se mencionan de nue-
vo. Sin embargo, las posiciones en las que se mencionan están totalmente separados y sin relación
alguna con su selección por la Iglesia como diáconos o servidores. Vamos a examinar cada uno de
las referencias y el contexto en que tanto Esteban y Felipe se mencionan. En primer lugar, cuida-
dosamente nota de las referencias a Esteban.

Primera Mención de Esteben

"Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.
Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene, de Alejan-
dría, de Cilicia y de Asia, disputando con Esteban." (Hechos 6:8-9)

Segunda Mención de Esteben

"Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíri-
tu." (Hechos 7:59) "Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre
él. "(Hechos 8:2)
"Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo
de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo
a los judíos." (Hechos 11:19)
"y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente,
y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban." (Hechos 22:20)
Todo lo anterior se menciona a Esteban en el contexto de los hombres antes mencionados de
la sinagoga que se disputaban con Esteban, mientras él estaba siendo testigo de Cristo ante el con-
sejo, que más tarde le llevó a ser lapidado hasta la muerte con Saulo (Pablo) a la espera. Ninguna
de las referencias que mencionan a Esteban se refieren a él como uno de "los siete"— como hoy se
entiende como los primeros diáconos. Ninguno de estos pasajes se relacionan a ninguna interpre-
tación de la obra que fue seleccionada para hacer en Hechos 6.

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Pasando a otro hombre considerado como uno de "los siete" es un hombre llamado Feli-
pe. Los siguientes son los lugares en las Escrituras donde se le llama por su nombre. Estos se divi-
dirán en secciones donde Felipe se menciona y que participa en el ministerio de la iglesia primitiva
del libro de los Hechos.

Primera Mención de Felipe

En el versículo siguiente, Felipe es nombrado como uno de los siete hombres seleccionados
por la multitud. No hay más información en el texto relativo a las responsabilidades de Felipe co-
mo uno de "los siete" (diáconos).
"Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíri-
tu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antio-
quía;" (Hechos 6:5)

Segunda Mención de Felipe

Felipe estaba en Samaria predicando a Cristo. Las personas fueron salvas y bautizadas. En
este texto, Felipe está muy lejos de la iglesia en Jerusalén. La obra que está haciendo es el de la
evangelización. No está relacionado con la obra de la iglesia lo eligió para hacer en la iglesia. Por
lo tanto, nada de esto se aplica, o es aprendido, sobre la labor de un diácono.
"Entonces Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. Y la gente,
unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que ha-
cía." (Hechos 8:5,6)
"Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de
Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado,
estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atóni-
to." (Hechos 8:12, 13)

Tercera Mención de Felipe

Cada estudiante de la Biblia está familiarizado con esta mención. Felipe estaba en Jerusa-
lén durante un tiempo cuando la iglesia estaba pasando por una gran persecución, pero la iglesia
estaba viendo un gran avivamiento. En medio de este período, el Señor llamó a Felipe a cabo y lo
envió hacia el sur de Jerusalén hacia Gaza. En Gaza, Felipe se encontró con un hombre de Etio-
pía. Había ido a Jerusalén para adorar y regresaba a Etiopía. El Señor envió a Felipe al hombre
con el propósito de la predicación de Jesús. El hombre se salvó y fue bautizado después de que Fe-
lipe fue arrebatado y más tarde se encontró en Azoto.
Las actividades de Felipe de esta mención, como lo fueron en la segunda mención, de ningu-
na manera se relacionan con su ser uno de "los siete" o, como se denomina hoy en día, un diá-
cono. Por lo tanto, como se menciona en el anterior, no se aplica o se aprende acerca de su labor
como diácono. Esta tercera mención se encuentra en Hechos 8.
"Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que
desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto." (Hechos 8:26)
"Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. Acudiendo Felipe, le oyó que leía
al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseña-
re? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él." (Hechos 8:29-31)
"Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto;
de sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritu-
ra, le anunció el evangelio de Jesús.

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Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide
que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo
que Jesucristo es el Hijo de Dios. Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y
el eunuco, y le bautizó.
Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio
más, y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evange-
lio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea." (Hechos 8:34-40)

Cuarta Mención de Felipe

En esta mención, aunque Felipe es aquí nombrado, no es nada más que para identificar una
casa determinada como de la casa de Felipe. Felipe no es visto personalmente en esta mención.
"Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa
de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él." (Hechos 21:8)

Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas, y Nicolás

Estos cinco hombres (de los siete) son nombrados una sola vez en Hechos 6:05, donde los
nombres de "los siete" se les da. Estos cinco hombres no vuelven a ser nombrados o referidos en
cualquier lugar en el Nuevo Testamento.

Conclusión

Hay varias cosas que sabemos y lo que hay que señalar en la historia de los primeros diá-
conos, los hombres conocidos como "los siete" que fueron seleccionados por la iglesia para servir a
las mesas en Hechos 6:5.
1. Sabemos que, en la medida en que las Escrituras se refieren, lo único que hicieron estos
hombres era servir las mesas. Tomaron una atención especial a cuidar de las viudas, que en los úl-
timos tiempos, se había descuidado en la ración diaria de comida.
2. Sabemos que no hay otra mención de esos hombres que hacen cualquier servicio que sea
en la iglesia de Jerusalén, además de servicio de la mesa. Si los apóstoles se habían dado a estas
tareas los hombres con cualquier tipo de liderazgo, responsabilidad, o la autoridad, sería cierto que
el Espíritu Santo se hubiera registrado esas cosas. Sabiendo que el Espíritu Santo fue muy cuida-
doso para registrar su deber de servir las mesas, lo cierto es Él habría registrado deberes que lleva-
ban con ellos cuestiones más importantes, que incluyen el liderazgo o autoridad. Desde el inicio de
la iglesia a través de la epístola de la iglesia anterior, el Espíritu Santo no hizo ninguna otra men-
ción de cualquier otra función o responsabilidad asignada a estos hombres. Si Dios quisiera que
estos hombres tuvieron otras funciones en la iglesia, especialmente en un área de liderazgo o auto-
ridad, el Espíritu Santo lo habría registrado con el fin de que la iglesia supiera lo que Dios planeó
para la función de la iglesia. Dios fue muy cuidadoso para registrar los deberes y facultades confe-
ridas al pastor. Si los diáconos hubiesen tenido una parte en el liderazgo espiritual o en la toma de
decisiones, el Espíritu Santo sin duda habría hecho saber a la iglesia. Dios no deja las cosas de im-
portancia para la asunción humana.
3. Esto es especialmente claro a la luz del hecho de que la posición de los hombres que se
conoce como teniendo el oficio de un diácono. Cuando el Espíritu Santo dio a conocer que uno de los
oficios en la iglesia local fue el oficio de diácono, si ese cargo llevara consigo algún tipo de autori-
dad, sin duda, habría explicado los deberes de su cargo a la iglesia , y ¡él no lo hizo! Por lo tanto, no
tenemos DERECHO a suponer nada acerca de los hombres más allá de lo que las Escrituras decla-
ran. Dios no deja su Palabra abierta a nuestras ideas. "entendiendo primero esto, que ninguna
profecía de la Escritura es de interpretación privada," (II Pedro 1:20)

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4. Por lo tanto, los hombres que sirven en la posición de un diácono deben llevar a cabo sus
responsabilidades de la misma manera en que fueron elegidos para hacer en Hechos 6. Esta es la
Ley de Primera Mención. Según las Escrituras, nada se ha agregado y no se ha quitado de las fun-
ciones asignadas a los hombres en Hechos 6.
5. Un hombre que ocupa el cargo de diácono es un siervo muy especial dentro de la iglesia
local. Las calificaciones en I Timoteo 3 son tan altos que como los establecidos para un pastor. Los
diáconos deben ser el ejemplo más alto de un funcionario dentro de la iglesia. Ellos son el ejemplo
de un siervo, no de una persona con autoridad, lo que está estipulado en Juan 13:1-17.
"Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase
de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el
fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Si-
món, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y
que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una
toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a
enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido. Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor,
¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo
entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare,
no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y
la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y
vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis
limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les
dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los
unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.
De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le
envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis."

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CAPÍTULO TRES

¿CÓMO ESTÁN SELECCIONADOS


LOS DIÁCONOS HOY?

Una vez más, con el paso del tiempo y con el mundo entrando la iglesia, el proceso de selec-
ción de los diáconos ha cambiado. Hoy en día, hay varias maneras de que las iglesias seleccionar
los hombres como diáconos. No vamos a tomar tiempo para discutir las distintas formas, ya que
no son importantes. Vamos a dar nuestra atención a la manera y el procedimiento que las iglesias
deben utilizar en la selección de hombres para servir como diáconos.
Para ello, simplemente volver a la selección de los primeros "diáconos" en Hechos 6. El
proceso fue muy simple en la iglesia primitiva. Debe seguir siendo igual de simple en la iglesia de
hoy. La iglesia fue a buscar a los hombres de buena reputación, y el hombre lleno del Espíritu
Santo y de sabiduría. Cuando una iglesia se llega al lugar en el que los diáconos son necesarios, y
decide seleccionar a los hombres a servir en este ministerio, les ofrezco esta sugerencia: Te sugie-
ro que el pastor predique/enseñe muchos sermones o lecciones como sea necesario para informar a
la congregación del tipo de hombres y las calificaciones de esos hombres que pueden ser selecciona-
dos para esa obra. Además, el pastor debe cubrir en detalle claro exactamente qué un " Diácono
del Nuevo Testamento" hizo por la iglesia, lo que sus funciones eran, y lo que sus responsabilida-
des han de ser en esa iglesia. El pastor, no la iglesia, debe determinar el número de diáconos que
es necesario. En Hechos 6:3, los apóstoles de la iglesia dieron un cierto número de hombres que
deseaban—que, para aquella iglesia, era siete. No hay absolutos en la respecta al número de diá-
conos. El número de hombres necesarios depende de la necesidad que se presente. Hoy en día, la
mayoría de las iglesias seleccionan más diáconos de lo que son necesarios.
Una vez que el número ha sido determinado por el pastor y la enseñanza clara se ha dado
a la congregación, una forma escrita debe estar preparada. El formulario debe ser titulado,
"Nominación de los Diáconos." El formulario debe tener el número de líneas que se corresponden
con el número de hombres necesarios. Durante un servicio regular, las formas pueden ser distri-
buidos a todos los miembros presentes en la congregación. Los miembros entonces se les debe pe-
dir a llenar los espacios en blanco con el nombre de un hombre que recomiendan como diá-
cono. Una vez que los formularios han sido llenados y recogidos, los nombres de cada hombre de-
be aparecer en una hoja de papel. Dicha lista se puede agregar mientras las boletas son revisa-
das. Cada vez que se repite el nombre de un hombre en las votaciones siguientes, una marca pue-
de hacerse por nombre de ese hombre en particular. Después de que todas las boletas son revisa-
das, el número deseado de los hombres que recibieron el mayor número de votos por la congrega-
ción entonces debe ser presentado al pastor.
No tengo ninguna base bíblica para la siguiente sugerencia, pero después de que la lista se
presenta al pastor, le sugiero que revise la lista de nombres propuestos. Hay momentos en que un
pastor puede ser consciente de algo en la vida de una persona que lo descalifica para ser un diá-
cono, o el pastor lo puede considerar todavía un novato y prefiero que madure antes de ser nom-
brado como diácono. Esto es simplemente una protección para la iglesia y para los hombres que
estén siendo considerados. Una vez que el pastor ha aprobado la lista de los hombres, debe esta-
blecer un tiempo para tener un servicio de ordenación especial para la imposición de manos por el
pastor y otros hombres ordenados, apartándolos para el ministerio de los diáconos (Hechos 6:6).

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CAPÍTULO CUATRO

¿CUAL ES LA RESPONSABILIDAD DE
UN DIÁCONO EN UNA IGLESIA DEL
NUEVO TESTAMENTO?
Como se ha indicado, la palabra diácono en el Nuevo Testamento, según la Concordancia
Strong, viene de la palabra diakoneo, que significa "ser un asistente ... ministro, servir ..."
Los hombres seleccionados en Hechos 6 no fueron llamados diáconos, pero se conocen sim-
plemente como "los siete". Se les conoce como "los siete", y la palabra diácono no se usa hasta I Ti-
moteo 3:10.
"Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa
de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él." (Hechos 21:8).
La palabra diakoneo se encuentra 37 veces en todo el Nuevo Testamento. Sólo dos veces se
lo tradujo diaconado (vea I Timoteo 3:10,13). En 35 lugares, se traduce ayudar, ministrar, admi-
nistrar, expedir o una forma de estas palabras. La palabra significó originalmente un sirviente o el
que sirve. Más tarde, fue utilizado para identificar a los hombres en la iglesia que habían sido se-
leccionado para servir en ese ministerio.
Por lo tanto, la responsabilidad de un diácono en la iglesia del Nuevo Testamento se encuen-
tra en la Ley de Primera Mención en Hechos 6:1-3. En ese contexto, un diácono iba a ser un siervo,
elegido por la multitud, para llevar a cabo una determinada tarea (en la iglesia), la cual fue desig-
nado para cumplir lo que fue establecido por los apóstoles. Hoy en día, lo mismo ocurre, a excep-
ción que los hombres son designados para esta tarea por el pastor. Un diácono no tiene autoridad
para determinar su tarea o el lugar de servicio. El siervo está bajo la autoridad y la autoridad so-
bre él es el pastor. La tarea de los siete, después qué eran conocidos como diáconos, fue designado
para ellos por los apóstoles. Volviendo al origen de los diáconos, las Escrituras registran,
"Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíri-
tu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo." (Hechos 6:3)
Esas palabras fueron dichas por los apóstoles. Ya no tenemos el oficio de apóstol. Ese oficio
cesó con la muerte de los hombres que fueron testigos del bautismo de Juan y la muerte, sepultura
y resurrección de Cristo (Hechos 1:22). El oficio de la iglesia del Nuevo Testamento, que sustituyó
a los apóstoles que se conoce como el pastor.
Los diáconos originales no fueron elegidos para ocupar un lugar de honor en la iglesia. Ellos
fueron elegidos para ocupar un lugar de servicio. Ellos fueron elegidos para ser siervos. Ellos fue-
ron elegidos para ser ayudantes de los apóstoles en la resolución de una gran necesidad en la igle-
sia. Los diáconos no resolvieron los problemas. Los apóstoles tuvieron la supervisión de todo para
resolver el problema y satisfacer la necesidad. El trabajo de los diáconos era sobre todo para libe-
rar a los apóstoles de una carga que los llevaría lejos de la obra de la oración y del estudio de la Pa-
labra de Dios. La única responsabilidad que los diáconos tenía en el Nuevo Testamento era llevar
a cabo el trabajo que los apóstoles (pastores) nombraron a hacer nada más!
Todo hombre que acepta la posición de un diácono debe tener una idea clara de por qué fue
elegido y lo que su responsabilidad será. Se debe llevar a cabo solamente el trabajo designado para
él. Él debe hacer eso con un espíritu generoso y humilde, gozoso de que él es digno de servir en es-
te ministerio especial. Usted no encontrará un diácono en cualquier parte del Nuevo Testamento
usurpando autoridad sobre el pastor o la congregación.
La palabra griega diakoneo se encuentra 37 veces en el Nuevo Testamento. Se traduce en
formas de las siguientes palabras:
Servir 27 veces Ayudar 2 vez
Ministrar 2 veces Diaconar 2 veces
Administrar 3 veces Expedir 1 vez

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Estos 37 menciones son los siguientes y cada derivado es que aparecen en negrita. En un
estudio de estas menciones de la palabra diakoneo, no se encuentra cualquier tipo de autoridad o
de la toma de decisiones explícitas o implícitas. En todos los casos, se utiliza en el trabajo de servir
y ministrar a las necesidades de los demás.
Mateo 4:11 - "El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían."
Mateo 8:15 - " Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía.."
Mateo 20:28 - ". como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por muchos."
Mateo 25:44 - "Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos?"
Mateo 27:55 - "Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a
Jesús desde Galilea, sirviéndole,"
Marcos 1:13 - "Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba
con las fieras; y los ángeles le servían.."
Marcos 1:31 - "Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le
dejó la fiebre, y ella les servía"
Marcos 10:45 - ". Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos"
Marcos 15:41 - quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras mu-
chas que habían subido con él a Jerusalén."
Lucas 4:39 - "E inclinándose hacia ella, reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó, y levantán-
dose ella al instante, les servía."
Lucas 8:3 - "Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que
le servían de sus bienes."
Lucas 10:40 - "Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Se-
ñor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude?".
Lucas 12:37 - " Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle
velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles.. "
Lucas 17:8 - "¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya
comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?"
Lucas 22:26 - "mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el
que dirige, como el que sirve".
Lucas 22:27 - Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el
que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve?".
Juan 12:2 - "Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban
sentados a la mesa con él."
Juan 12:26 - "Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi ser-
vidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.."
Hechos 6:2 - "Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es
justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas."
Hechos 19:22 - "Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él
se quedó por algún tiempo en Asia."
Romanos 15:25 - "Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos."
2 Corintios 3:3 - "siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita
no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del
corazón."
2 Corintios 8:19 - "y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como com-
pañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros pa-
ra gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad;" ( gracia o don)
2 Corintios 8:20 - "evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que
administramos,"
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Tenga en Cuenta la Definición de la Palabra
Administrar como se Utiliza en
2 Corintios 8:19-20

En el idioma español de hoy, cuando la gente escucha o el uso de la palabra administrar,


automáticamente se conecta con la palabra administrador. Ellos piensan de una persona con al-
gún tipo de autoridad. Eso no es cierto en todos los usos de la palabra administrar como se usa en
estos versículos. En algunas situaciones, es cierto, pero no en todos los usos de la palabra. Según
el Diccionario Griego de Strong, la palabra administración tiene varios significados diferentes. Un
significado es gestionar o dirigir (por ejemplo, el administrador de un negocio). Este no es el uso en
II Corintios 8:19-20. El significado se encuentra en estos versos (y en su contexto) es el siguiente:
(1) para dar a conocer o dispensar (por ejemplo, un médico administra la medicina), (2) para dar o
aplicar (por ejemplo, la administración de RCP a una persona involucrada en un accidente), o (3)
proporcionar a ayudar o ser de servicio. No hay ninguna autoridad implícita en estos versículos.
Ahora, vamos a continuar con las 37 menciones de la palabra griega diakoneo:
1 Timoteo 3:10 - " Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el
diaconado, si son irreprensibles."
1 Timoteo 3:13 - ". Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honro-
so, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús."
2 Timoteo 1:18 - "Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y
cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor."
Filemón 1:13 - Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis
prisiones por el evangelio:"
Hebreos 6:10 - " Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor
que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.."
1 Pedro 1:12 - " A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, adminis-
traban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Es-
píritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles."
1 Pedro 4:10 - "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios.."
1 Pedro 4:11 - "Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a
quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén"
Cualquier persona que no acepta y cree lo anterior está en conflicto con la Biblia. Cualquie-
ra que asume humanamente que a los diáconos se les dio autoridad en la iglesia primitiva en Jeru-
salén se suma está agregando a la Palabra de Dios. No hay versículo en el Nuevo Testamento en el
que se menciona la palabra griega para diácono (diakoneo), donde se cuenta con algún tipo de auto-
ridad o autoridad implícita conectado con él. Es extremadamente peligroso añadir algo a la Pala-
bra de Dios que allí no se indica (vea Apocalipsis 22:18). Dios no nos ha dado la libertad para asu-
mir cualquier cosa más allá o además de lo que Su Palabra afirma.

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CAPÍTULO CINCO
COSAS QUE NO SE ENCUENTRAN EN LAS ESCRITURAS SOBRE LOS DIÁCONOS

1. Los diáconos no se les conoce como un cuerpo de diáconos o del Consejo de Diáco-
nos.

Las empresas de todo el mundo desde hace mucho tiempo se sabe que tienen un Consejo de
Administración. La iglesia ha sido influenciado por el mundo, y muchas iglesias tienen ahora un
Consejo de Diáconos. Cuando esta frase fue utilizada por primera vez unos 60 o más años atrás, la
iglesia se resistió y protestó el uso del Consejo refiriendo al nombre de los diáconos. Durante un
período de tiempo, las protestas se convirtieron más tranquilas y menos frecuente. Hoy en día, la
frase Consejo de Diáconos es de uso común, y no hay señal de protesta. Cuando esta frase se utili-
za, algunos de los hombres que tienen el oficio de diácono comienzan a asumir un cierto grado de
autoridad por encima de la autoridad de la congregación, como un Consejo de Administración cuen-
ta sobre una empresa mundana. Esto es totalmente inaceptable y trae la desgracia a la iglesia y el
oficio del diácono.

2. Los Diáconos no eligieron a un Presidente de los Diáconos.

Esto NUNCA se debe hacer bajo ninguna circunstancia! Si se hace, inmediatamente será
visto como un lugar de autoridad. Una vez que la práctica de tener una reunión de diáconos "se
convirtió en rutina, no pasó mucho tiempo después hasta que los diáconos comenzaron a elegir a un
Presidente de los Diáconos. No hay ningún procedimiento de este tipo encontrado, implícita o prac-
ticado en las Escrituras. El Presidente del Consejo o el director general es el título dado a un hom-
bre que es la cabeza de una gran corporación mundana, o de negocios. El título del Presidente de
los Diáconos no deben ser permitido en una iglesia local, bajo ninguna circunstancia. Ningún diá-
cono que cumple con los requisitos de un diácono y los toma en serio se le considera tener un título
tan mundano aplicado a su nombre. No hay ninguna razón para elegir a un Presidente de los Diá-
conos. Si va a haber un presidente, el pastor es el único hombre que puede denominarse correcta-
mente como Presidente de los Diáconos!

3. ¡Los diáconos no tenían ningún tipo de Junta de Diáconos programada - de cualquier


clase, en cualquier lugar, en cualquier momento y por cualquier motivo!

Como el título el Consejo de Diáconos comenzó a ser aceptado, provocó que el Consejo de
Diáconos para comenzar a reunirse con el propósito de hablar de asuntos de la iglesia. Una vez
que los diáconos comenzaron a reunirse, la idea de gobernar creció.
No hay ninguna referencia a esa reunión en la Escritura. Si la reunión se llevó a cabo, sin
duda, la reunión fue convocada por los apóstoles con el propósito expreso de asignar al grupo o a
cada hombre una tarea que los apóstoles querían ser completado. Nunca hubiera sido con el propó-
sito de hacer decisiones o el establecer de reglas sobre la congregación. Eso habría sido contrario a
la Escritura.
Una vez más, no hay ningún versículo en el Nuevo Testamento registra que los diáconos o
"los siete" se reunieron por cualquier razón. Ni una vez que se daba a entender que hubo una
reunión de diáconos. Sabemos con certeza que los apóstoles nombraron a los siete originales para
realizar un servicio determinado de servir las mesas, cuando la iglesia tenía una necesidad.
Nunca debe haber una reunión llamado de los diáconos, excepto por el pastor. El pastor,
que tiene autoridad de las Escrituras para designar a los diáconos para llevar a cabo ciertas tareas
de servicio, debe estar a cargo de todas las reuniones de los diáconos. Además, esas reuniones se
limitan a nombrar a diáconos diferentes para hacer el servicio determinado para la iglesia - no pa-
ra hacer decisiones.

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El pastor de la iglesia es el único autorizado por la Escritura para dirigir la iglesia. El pas-
tor es el que debe de hacer presentaciones sobre las decisiones a la iglesia por un voto de su consen-
timiento de la congregación. Una vez más, si los diáconos se juntan, debe ser una reunión convo-
cada por el pastor con el propósito de asignar determinadas tareas de trabajo que hay que hacer en
la iglesia. Ninguna otra persona tiene la autoridad para convocar a una reunión.

4. No hay una posición llamada Fiduciario en una Iglesia del Nuevo Testamento.

Este problema se ha producido por causas ajenas a la iglesia. Las iglesias están obligados
por la ley a nombrar síndicos que los representen en la celebración de bienes raíces. Esto es pura-
mente un requisito legal o civil y, dentro de la iglesia, sólo debe ser una mera formalidad. Síndicos
hayan sido diseñados sólo para representar a la iglesia y para satisfacer los requisitos legales.
Claramente, el Espíritu Santo nunca tuvo la intención de que un nuevo oficio sea creado en
la iglesia conocido como el Oficio de Administración. Bíblicamente, no hay un oficio como adminis-
trador. Donde síndicos están obligados por ley, deben ser un “de papel” solamente para cumplir
con la ley y debe servir a ESE propósito y ESE propósito solo solamente. Su nombramiento debe
terminar en ese punto! Un administrador debe entender que él representa a la iglesia. Estos hom-
bres deben estar bajo la autoridad del pastor y de la iglesia en todo momento y en todos los asuntos
de negocios

5. Los Diáconos no Estaban Perezosos

Muchas veces, no son los diáconos que buscan o le desean de "que señorear de una iglesia."
Es más bien que la mayoría de los miembros prefieren que la responsabilidad de la iglesia se tras-
lade a los hombros de "los pocos" que trabajan y que sirven — a las responsabilidades que deben
ser compartidos por igual por todos los miembros de la iglesia.
El resultado ha sido que muchas iglesias han perdido su voluntad de la democracia en favor
de la formación de un comité de gobierno, al igual que el sistema mundial. Ellos prefieren ser se-
guir "enseñoreado" en lugar de ejercer sus dones espirituales y, por tanto, poner de su parte.

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CAPÍTULO SEIS
¿CUÁLES SON LOS REQUISITOS DE
LA BIBLIA PARA UN DIÁCONO?

Hoy en día, los hombres son escogidos por la iglesia para ser diáconos basada en la amistad,
la asistencia fiel, las habilidades, la situación financiera, y varias otras razones. Muchas veces, un
hombre se elige "rendir homenaje" a una persona debido a su posición de éxito en su trabajo secu-
lar. Además, la iglesia debe elegir a los hombres a servir como diáconos, pero la iglesia nunca se ha
recibido una enseñanza bíblica sólida del tipo de los hombres o las calificaciones Bíblicas de los
hombres se van a seleccionar. Un hombre no debe ser elegido porque es un exitoso hombre de ne-
gocios, porque tiene una gran riqueza, porque él tiene un lugar de influencia, o por su posición so-
cial. Ninguna de estas características / rasgos se encuentran en las calificaciones de la Biblia para
un diácono. Calificaciones de la Biblia para un diácono se basan en el carácter de un hombre.

1. Un diácono debe ser un hombre de buen testimonio. (Hechos 6:3)

"Por tanto, vosotros, hermanos, escoged de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, lle-
nos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo." (Hechos 6:3)
La palabra griega traducida como "buen testimonio" es martureo. Griego Interlineal de
Strong da la definición de "ser un testigo, es decir, testificar (literalmente o figurativamente): - car-
go, dar (la evidencia), dar testimonio, tener (obtener, ) buen (honesto) informe, estar bien informa-
do de, testificar, dar (se) el testimonio, (ser, tener, dar, obtener) un testigo. "
Esto se puede resumir diciendo que un hombre que va a ser un diácono debe ser un hombre
que ha vivido su vida de una manera que nadie puede apuntar a nada en su vida que es cuestiona-
ble. Él debe tener una reputación honorable y tener el pleno respeto de la congregación.

2. Un diácono debe ser un hombre lleno del Espíritu Santo. (Hechos 6:3)

Una vez más nos vamos a la palabra griega traducida "lleno". La palabra es pleres que sig-
nifica "ser cubierto con". La implicación es que hay algo en su rostro hacia el exterior y una con-
ducta que demuestra que él es un hombre de Dios. He conocido a una serie de predicadores que,
tal vez mientras caminaban por un centro comercial, tendrá a alguien acercarse a ellos y pregunta:
"¿Es usted un predicador?" Debe haber algo diferente acerca de un predicador. También debe ha-
ber algo diferente acerca de un diácono. Algo exterior debe impresionar a la gente que es diferente-
un hombre piadoso. Cuando un hombre está "lleno del Espíritu Santo", se mostrará!

3. Un diácono debe ser un hombre lleno de sabiduría. (Hechos 6:3)

La palabra aquí es sofia. Implica la sabiduría, tanto "inferior y superior -mundana y espiri-
tual." Algunos dirán que, con el fin de ser un diácono, un hombre no necesita la sabiduría del mun-
do. A veces, un hombre sirviendo como diácono será nombrado por el pastor para enfrentarse di-
versas leyes, los códigos de construcción, y cualquier número de cosas o de otro tipo que llamamos
"secular". Más le vale ser prudente en las cosas del mundo. Cualquier hombre que está lleno del
Espíritu Santo y lleno de sabiduría espiritual, automáticamente será prudente en el trato con el
mundo secular. Dentro de la iglesia del Nuevo Testamento, no hay diferencia entre lo espiritual y
lo secular. El negocio de la iglesia es espiritual y todo lo que tiene que ver con la obra del Señor.
La palabra sofia implica que ha de ser un hombre que tiene el uso práctico del conocimiento
y una buena parte del sentido común según Dios. Se debe tener este elemento si se ha de nombrar
una parte de la administración de los negocios de la iglesia. Él debe ser competente en el manejo
de negocios para la gente de la iglesia.

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Nota

En este punto, vamos a estudiar I Timoteo 3:1-12. Esta porción de la Escritura da las califi-
caciones de un pastor. Los versículos del uno al siete dan las calificaciones de un hombre que va a
ser un pastor. Después de este pasaje, versículo ocho dice: "Los diáconos asimismo deben ser ..." La
palabra asimismo es de la palabra griega hosantes y significa "de la misma forma: -. Aún así, tam-
bién, de la misma manera (de la misma)"
Con todos los requisitos que se aplican a un pastor, de igual manera, se aplican a un diá-
cono! Es INTERESANTE notar que todos los calificaciones incluidos, con la excepción de "apto pa-
ra enseñar," tienen que ver con un hombre de carácter — no de su capacidad! Incluso la frase
"apto para enseñar" incluye no sólo la capacidad para enseñar, pero la motivación para enseñar,
que a su vez se relaciona con el carácter.

4. Un diácono debe ser honesto. (1 Timoteo 3:8)

La palabra honesto se traduce de la palabra griega semnos. La palabra implica “reverente,


dignidad y una seriedad de propósito." Un diácono debe tomar en serio su nombramiento y el uso
de la posición como un lugar de servicio serio. Un hombre no debe ocupar la posición sólo como un
lugar de honor. El oficio de diácono es deshonrado cuando es visto por los que la sostienen como
una posición de honor en vez de un lugar de servicio. Esta frase también se encuentra en 1 Timo-
teo 3:11 se refiere a la esposa de un diácono.

5. Un diácono debe ser sin doblez. (1 Timoteo 3:8)

La palabra griega para doblez es dilogos. Este es el único lugar donde se utiliza esta pala-
bra en el Nuevo Testamento. Significa "decir la misma cosa." Un diácono no puede decir una cosa
a una persona y otra cosa a la otra persona. Un diácono no puede decir una cosa en una reunión
con un grupo y decir otra cosa en una reunión con un grupo diferente. En el mundo actual, que se
llama "hipócrita". Un diácono debe creer lo que dice y debe decir lo que cree.

6. Un diácono no debe ser dados a mucho vino. (1 Timoteo 3:8)

La palabra dados en este contexto significa "no presta atención a vino." A menudo se ha
traducido de esa manera. Esto no es un resquicio para un diácono para beber "un poco" del
vino. Un diácono no debe dar atención a vino o bebidas alcohólicas de cualquier tipo, en cualquier
momento, de ninguna manera. Beber socialmente es totalmente contrario a la Escritura. Bebidas
alcohólicas están prohibidas en todas las Escrituras. Un diácono, o cualquier otro cristiano, NO
debe practicar lo que las Escrituras condenan.

7. Un diácono no debe ser codicioso de ganancias deshonestas. (1 Timoteo 3:8)

Una vez más, este es el único lugar en el Nuevo Testamento donde la palabra griega aisch-
rokerdes se encuentra. Esto significa obtener ganancias de manera deshonesta o vergonzosa. La
Biblia está llena de hombres que han violado este principio bíblico! Es triste decirlo, el ministerio
de hoy también tiene su parte de los hombres que están dispuestos a hacer "cosas indecentes" con
el fin de obtener ganancias monetarias. Hacer dinero no es malo. Hacer dinero de una manera in-
correcta está prohibido. Un diácono no debe involucrarse en las prácticas de "indecentes" o cues-
tionables, a pesar de lo mucho que él pudiera ganar.

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Vi un buen ejemplo de este hace muchos años atrás. Un amigo mío, que era a la vez un diá-
cono en la iglesia donde yo era miembro, era un hombre de negocios. El era el constructor y propie-
tario de varios hoteles en los Estados Unidos. Él se había pegado siempre a lo que él llamó la
"convicción" de no ofrecer bebidas fuertes en cualquiera de sus hoteles (sus hoteles no contaba con
un bar).
Luego se construyó un hotel de "nombre conocido" en Atlantic City, el centro de juego de la
Costa Este. Después de pedir muchos consejos, él había puesto un bar en el hotel. Su razón era que
la cultura llamada de la misma lo demandaba y que las personas que visitaron un sitio como este
centro de juego se van a beber. Si fueran a beber, que bien podrían beber de su hotel en lugar de
cruzar la calle y beber. Se justificó poner un bar en su hotel sobre la base de esa línea de razona-
miento. Se fue a la eternidad a una edad muy joven! A menudo me he preguntado cómo lo justificó
ante un Dios Santo, que prohíbe participar de la bebida y prohíbe ofrecer a los demás.

8. Un diácono debe mantener el misterio de la fe con limpia conciencia. (1 Timoteo 3:9)

La palabra fe habla de todas las doctrinas del Nuevo Testamento. Con el fin de mostrar a los
demás que posee este tipo de fe, un diácono debe ser un estudiante de las Escrituras. Se tiene que
dedicar tiempo a estudiar la doctrina. Él debe tener sus convicciones establecidas en concreto so-
bre lo que cree acerca de una doctrina y lo que no cree acerca de una doctrina. Desde esa convic-
ción, el diácono debe tomar decisiones. Un hombre no puede hacer una decisión correcta si no sabe
a ciencia cierta lo que dice la Biblia acerca de un determinado asunto. Cuando habla, incluso en
contra de la opinión de los demás, debe hacerlo con amor y con una pura conciencia — sin pedir dis-
culpas, pero basado en las Escrituras.

9. Un diácono debe ser probado. (1 Timoteo 3:10)

La palabra prueba significa que un diácono debe ser un hombre que se ha demostrado a lo
largo de un período razonable de tiempo para ser digno de ser nombrado diácono. Es la misma pa-
labra que se utiliza para probar metal, especialmente el oro, para ver si "es real". Un diácono debe
ser real. Su carácter debe ser bien conocido por la congregación, y que debe ser intachable.

10. Un diácono debe estar irreprensible. (1 Timoteo 3:10)

Creemos que la palabra irreprensible no quiere decir que, como un requisito necesario para
el oficio, debe ser un hombre perfecto, pero que debe ser un hombre contra quien se afirma sin car-
go de la inmoralidad, la mala conducta, negocios turbios, o teniendo la falsa doctrina. Su conducta
debe ser intachable o irreprochable. Sin duda, esto significa que si cualquier cargo puede ser que le
imputan impureza moral, no es apto para ser un diácono. Si cualquier cargo se puede hacer contra
él en su vida familiar, su esposa o sus hijos, no cumple los requisitos para ser diácono. Él debe ser
un hombre de carácter irreprochable de la verdad, la honestidad, la castidad y la rectitud general.

11. Un diácono debe ser el marido de una mujer. (1 Timoteo 3:12)

Creemos que esto se refiere al estado civil del diácono, así como a su pureza moral. Por lo
tanto, un diácono no es que se ha divorciado y vuelto a casar. Esto se aplica a toda su vida, tanto
antes como después de haber confiado en Cristo. Confiar en Cristo después que un hombre se ha
divorciado y vuelto a casar no cambia el hecho de que tiene dos esposas que viven. No hay lugar
para eludir esta verdad.
Una frase similar se encuentra en I Timoteo 5:9 relación con las calificaciones de una perso-
na que en verdad es viuda. El estado civil de esta mujer se establece claramente que " que haya
sido esposa de un solo marido." Esto implica claramente que ella no podría haber sido divorciada y
vuelta a casar ya que entonces tendría más de un marido.
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Porque la muerte disuelve el vínculo matrimonial, un diácono sería libre de casarse de nue-
vo, si su esposa murió. Sin embargo, este no es el caso si su primera (y divorciada) esposa murió
después de que él se volvió a casar. Sigue habiendo una falta moral, en su primer matrimonio que
lo descalifica para el cargo del diácono.
Este versículo no significa "una esposa a la vez", como algunos pretenden creer. Esto no
quiere decir que sólo tiene una esposa desde el momento en que se ha salvado, pero puede haber
estado casado y divorciado antes de su conversión. Este versículo incluye la poligamia, que era
muy popular en aquella época, pero no se habla sólo de la poligamia. El significado más grande es
que el hombre debe tener una sola mujer que vive en el curso de su vida, a menos que su primera
esposa ha muerto.

12. Un diácono debe gobernar bien su casa. (1 Timoteo 3:12)

La calidad de las habilidades de liderazgo de un hombre se puede ver claramente en la for-


ma en que ha llevado a su casa. Esto incluye no sólo su propia vida personal, sino también la vida
de su esposa y sus hijos. No es suficiente que un hombre tenga buen testimonio de su propia vida,
no cuando está siendo considerado para ser diácono. El testimonio de su esposa e hijos son lo que
da credibilidad a su capacidad para servir en la posición. Si un hombre no puede efectivamente
llevar a su familia, él no será capaz de servir con eficacia a la iglesia de Dios. Liderazgo piadoso en
la casa dice mucho sobre el carácter de un hombre. Se establece un ejemplo que no se puede ne-
gar.

A. Gobernar bien su familia (1Timoteo 3:4)

La palabra gobierne significa "para presidir o tener autoridad sobre la gestión, o diri-
gir". Esto significa que un diácono debe ser el líder de su casa. La palabra bién puede significar
también una buena o excelente, tanto interior como visiblemente lo que la gente puede ver el signi-
ficado de los resultados de su liderazgo piadoso se muestra en la vida de su esposa y sus hijos.
Él tiene que amar, guiar, y enseñar a su esposa e hijos de una manera que trae lo mejor de
ellos. Él debe desarrollar a sus hijos de tal manera que se encuentren en la sumisión y bajo el con-
trol de su liderazgo y obediencia a la Palabra de Dios. Sus hijos deben estar bien disciplinados, no
sólo en un espectáculo por fuera, pero un exterior que muestra que claramente se deriva de una
actitud del corazón desde el interior. Esa actitud puede ser clara y fácilmente visto vista por todas
las personas. Evidencia del amor de un niño y el respeto a sus padres siempre se puede ver.
Los hijos de un diácono no deberían haber sido acusados de cualquier tipo de conducta gra-
ve, alteración del orden público, tales como haber sido detenido por su desordenada conducta o re-
beldía, algo que sería un reproche de sus padres o en la iglesia. Esto significa que sus hijos no de-
berían haber sido acusado de ningún incumplimiento grave moral en sus vidas. Esto se aplica a un
hijo o una hija. Esto se aplica a un niño mientras el niño está viviendo en la casa de los padres,
bajo el techo de su padre, y bajo su control. Un fallo moral de la esposa o de su hijo descalifica a un
hombre de ser un diácono. En caso de que una situación de ser es verdad, el hombre debe rechazar
el ofrecimiento para ser diácono. Si un problema surge cuando un hombre tiene el oficio de diá-
cono, el hombre debe renunciar graciosamente y calladamente.

B. Controlar bien sus finanzas (1 Timoteo 3:4)

La implicación se encuentra en el versículo 4, donde dice "su casa", o el hogar, incluye las
posesiones de los diáconos y las finanzas, así como las de su familia.
Paul Chappell dijo: “Este mandato se refiere tanto al orden y estilo de vida de nuestros hi-
jos, pero también, para el manejo de las finanzas de nuestro hogar. Un diácono debe demostrar la

21
capacidad de gestionar adecuadamente los recursos que Dios le ha dado. La razón es obvio, si se
administra mal sus propios recursos personales, ¿cómo puede gestionar adecuadamente los recur-
sos de la iglesia de Dios, que debe ser invitado a participar en ese negocio?”
Homer Kent de Theológico del Seminario de Teológico Gracia escribe: "La deficiencia en es-
ta materia en el hogar descalifica a un hombre de servir en una capacidad de liderazgo en la igle-
sia. Es imprescindible para un hombre que busca el oficio de diácono para mostrar un liderazgo
demostrado en su casa, tanto en su familia y sus finanzas. Un diácono no debe ser un hombre que
ha gastado sus recursos, por medio del crédito, así poniendo a él y a su familia bajo la presión fi-
nanciera ".

13. La esposa del diácono, (1 Timoteo 3:11)

La esposa de un diácono debe ser una mujer de Dios que es una ayuda para su marido. Ella
debe ser honesta y su vida debe ganarse el respeto y la confianza de la iglesia. Ella debe mostrar
por su vida que ella toma la posición de su marido de ser un diácono en serio. No puede ser culpa-
ble de chismes. No puede ser culpable de búsqueda de fallos. Ella debe ser sobria e ilustra el au-
tocontrol en todas las circunstancias. Se debe, como su ayuda idónea, unirse a él en la obra a la
que es nombrado por el pastor. Ningún hombre puede servir en el oficio de diácono, sin una esposa
que es totalmente compatible con él y su ministerio.

14. Un diácono debe ser apto para enseñar. (1 Timoteo 3:2)

Esta calificación se toma de las calificaciones para un pastor. Sin embargo, la Escritura
dice claramente que los requisitos para el diácono debe ser asimismo semejantes. Un diácono es
un asistente del pastor. La enseñanza es una extensión del ministerio del pastor en el púlpi-
to. Por lo tanto, un diácono debe ser apto y capaz de enseñar. Un diácono debe estar siempre pre-
parado para reemplazar a un maestro que llama para decir que está enfermo en la mañana del do-
mingo. Un diácono siempre debe tener algo preparado y estar listo para "ponerse en la brecha",
cuando dicha situación se presenta. Un hombre que no es apto y capaz de enseñar la Palabra de
Dios no puede ocupar la posición del diácono.

22
CAPÍTULO SIETE
HONRANDO LA POSICION DEL DIACONO

El reconocimiento de la posición del diácono proviene del uso de esa posición, ya que fue di-
señado para ser utilizado desde el principio. Se trata de un llamamiento claro, distinto, inconfun-
dible, para servir -- no sólo para servir en general, sino para servir de una manera especial. El ho-
nor de participar a aquellos que ostenten la posición es el honor de servir.
Los deberes y responsabilidades de un diácono no se mencionan en la Biblia, aparte de He-
chos 6. Sin embargo, muchos de los deberes de un diácono pueden ser nombrado en virtud de la
razón de la creación del oficio: (1) para aliviar el pastor de tiempo las tareas que le llevan lejos de
la oración y el estudio de la Palabra y (2) para cumplir con una necesidad en la iglesia. Diversas
funciones que corresponden a estas dos categorías se mostrarán en una sección posterior. En este
capítulo, nuestro propósito es analizar las formas en que puede ser el oficio de diácono honrado.
Ya hemos definido que la posición es honrada, por el sometimiento al pastor y el servicio a
la congregación. El original de siete hombres que más tarde sería conocido como diáconos fueron
un escudo para el pastor. Ellos protegían a él y su tiempo, a fin de que pudiera dedicarse a la ora-
ción y a la alimentación espiritual de la congregación con la Palabra de Dios. Nada más para de-
cir. Esto se convierte en la única manera en que un hombre que ocupe el oficio de diácono puede
honrar al oficio.
Un bolígrafo tiene éxito cuando se hace la función para lo cual fue hecho: se hizo para escri-
bir. Independientemente de lo que más que la pluma hace, si no escribe, no tiene éxito. De hecho,
si no hace la función para lo cual fue hecho es un fracaso tota l— independientemente de lo que
mas lo otro hace! El diácono se hizo "para servir a las mesas." El diácono sólo tiene éxito cuando
hace lo que se hizo para hacer. A pesar de todo lo demás lo hace, si no hace lo que le hicieron para
hacer, es un fracaso total.

DESHONRANDO
LA POSICION DEL DIACONO

La posición del diácono está deshonrada cuando el hombre que sostiene la posición la consi-
dera como un "Puesto de Honor" en lugar de un "Lugar de Servicio." De acuerdo con el apóstol Pa-
blo, para ser un pastor es un honor, y la misma analogía se deduce claramente sobre la posición de
un diácono. Esto se expresa en 1 Timoteo 3:1, donde Pablo declaró: "Si alguno anhela obispado,
buena obra desea." Cuando un hombre quiere servir es bueno anhelar la posición que ofrece una
oportunidad excepcional para el servicio. Servicio lleva consigo el honor. Hay que recordar que el
servicio va antes del reconocimiento. El oficio de diácono es deshonrado y degradado cuando se tra-
ta de la causa del honor y el prestigio en vez de humildad y servicio.
La posición de diácono es deshonrada cuando se convierte en un "Medio de la Regla" en lu-
gar de un "Medio al Ministerio." Cualquier posición de llevar la responsabilidad implica un cierto
grado de autoridad. En cuanto a la posición de un pastor, Pablo enseña claramente que el pastor
debe ejercer algún tipo de regla en la iglesia; (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo
cuidará de la iglesia de Dios?)" (I Timoteo 3:5) Véase también Hebreos 13:7,17.
Ninguna de esas palabras se utilizan sobre un diácono. Por la naturaleza de la posición, co-
mo siervos al pastor y a la iglesia, los diáconos deben tener cierto grado de autoridad cuando se les
da una responsabilidad. Sin embargo-OBSERVE ESTA ESPECIFICAMENTE!--Un diácono, sola-
mente tiene la medida de autoridad que corresponde al trabajo que le había dado por el pastor. Al
mismo tiempo, el diácono no debe asumir la autoridad no asignada y no debe convertirse en un
"anciano gobernante" o un "director general". La iglesia es una teocracia (en Dios) y funciona de
conformidad con los principios democráticos. Esto significa que cada miembro tiene una voz y un
voto en los asuntos de negocios. La Iglesia continuamente debe esforzarse por mantenerse en este
modo bíblico.
23
Además, hay que mencionar que el pastor puede nombrar a un diácono (o diáconos) en un
asunto de negocios en la iglesia, y, con ese nombramiento, el pastor debe delegar la autoridad com-
petente a fin de que el hombre pueda llevar a cabo su tarea. Esa autoridad termina cuando se ter-
mine la tarea. También, ¡vea esto!- A pesar de que el pastor puede delegar la autoridad, no puede
delegar la responsabilidad! El pastor es responsable y siempre tendrá la responsabilidad de todo
el ministerio de la iglesia. Él es el mayordomo. Usted ha oído la frase: "La responsabilidad es
mía". La responsabilidad siempre se detiene en el escritorio del pastor!

24
CAPÍTULO OCHO
FUNCIONES BIBILICAS DE LOS DIÁCONOS

Como se ha dicho, la posición del diácono no es una posición de honor. Honor viene con la
posición, y el honor debe ser dado, sino sólo a aquellos que sirven bien en la posición. La misma
posición es una posición de servicio. Una carga pesada se coloca sobre un hombre que acepta el
cargo del diácono. Está sujeto a ser llamado para el servicio a corto plazo. Está sujeto a ser llama-
do para servir en el medio de la noche. Está sujeto a ser llamado para el servicio de los fines de se-
mana. Está sujeto a ser llamado para el servicio en caso de emergencia, tales como durante una
tormenta. Está sujeto a ser llamado en cualquier momento cuando surge la necesidad y el pastor
llama a su ayuda.
La siguiente es una lista de trabajos que han realizado los diáconos en las iglesias en el pa-
sado. Independientemente de la tarea, que debe estar dispuesto a hacer lo siguiente, o cualquier
otra obra a la que el pastor les asigna. Deben hacerlo con mucho gusto y hacerlo sin que se le rue-
gue. Si un hombre no puede hacerlo con mucho gusto y sin que se pida él no debería ser un diá-
cono. Los elementos enumerados a continuación no necesariamente tienen que ser realizados por
un diácono. Cualquier miembro de la Iglesia puede realizar la mayoría de estos servicios, pero los
diáconos, puestos en lugar de la posición especial de un siervo, deben tomar la iniciativa y la res-
ponsabilidad de lo siguiente:
1. Ayudar con la Santa Cena del Señor
2. Recoger y contar la ofrenda después de cada servicio
3. Ayudar los que pasen adelante por el altar durante la invitación
4. Dar consejo bíblico personal en el altar o cuando lo solicite
5. Ayudar con los servicios bautismales, incluyendo el llenado del bautisterio.
6. Saludar a los visitantes cuando llegan a los servicios
7. Visitar y animar a nuevos miembros y nuevos creyentes.
8. Fielmente asistir al servicio de la visitación y programas de la iglesia para ganar almas.
9. Visitar a los enfermos, tanto en sus hogares y en el hospital (El pastor no debe tener que
visitar el hospital, excepto en el caso de enfermedades graves.)
10. Visitar a los confinados
11. Visita miembros de la iglesia limitados a hogares de ancianos.
12. Sentarse con el "enfermo en casa" para liberar a los miembros de la familia para las diligen-
cias necesarias para el descanso.
13. Desempeñar los cargos en el departamento de la Escuela Dominical.
14. Servir como fiduciarios (cuando esto sea necesario para propósitos legales, además de cum-
plir los requisitos legales, una iglesia no debe crear un oficio de administrador)
15. Asistir a todas las reuniones que se convoquen por el pastor, a menos que sea providencial-
mente impedido.
16. Ayudar en todas las funciones de la iglesia.
17. Servir a las mesas, cuando el servicio es necesario.
18. Ser responsable del mantenimiento de la iglesia.
19. Ser responsable por el mantenimiento de los terrenos de la iglesia.
20. Ser responsable por el cuidado de los equipos de la iglesia y los vehículos.
21. Ser responsable de la casa del pastor si se proporciona un casa de la parte de la iglesia.
22. Ser responsable de la seguridad del edificio después de los servicios.
23. Tomar parte en la solución de cualquier problema en la iglesia cuando lo solicite el pastor
24. Posiblemente servir como un comité del púlpito en la ausencia de un pastor (el nombra-
miento de un comité del púlpito, o mejor llamado "comité de búsqueda," debe ser hecha por
toda la iglesia.)
25. Prepararse y estar listo para ser un maestro sustituto en cualquier momento
26. Esté preparado para realizar un bautismo, si se le pida
25
27. Servir como un comité para ayudar a los necesitados.
28. Servir como la persona de contacto en cualquier proyecto de construcción
29. Hacer servicio telefónico en caso de emergencia

Resumen:
¡Ayudar al pastor en cualquier tarea que se puede pedir!

26
CAPÍTULO NUEVE
¿QUÉ AUTORIDAD BÍBLICA
TIENE UN DIÁCONO EN LA IGLESIA?

Ha habido problemas innumerables en las iglesias del Nuevo Testamento, ya sea por la iglesia
o los diáconos al no entender la respuesta bíblica a esta pregunta. Una iglesia no funcionará co-
rrectamente y en la unidad hasta que la autoridad del Nuevo Testamento sea entendida y practica-
da.
El Nuevo Testamento no compromete a la otorga autoridad a las juntas o comités de gobernar o
de dirigir a la iglesia o cualquier otro ministerio de la iglesia organizada. Hay dos autoridades en
una iglesia local y sólo dos autoridades. Ellos son:

1. El Pastor. Dios estableció un oficio para dirigir la iglesia: el oficio del pastor. Hebreos 13 ha-
bla de aquellos que tienen el dominio sobre la iglesia. El versículo 17 nos dice que
"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, co-
mo quienes han de dar cuenta ..." En ninguna parte de la Escritura se dice esto del oficio
del diácono. Un diácono es un servidor –no tiene el encargo. De los pastores se habla en 1
Pedro 5:1-2. El versículo 2 dice: "... cuidando de ella ..." El pastor es el líder. Él es el en-
cargado de TODOS los ministerios y TODAS las funciones de toda la iglesia. Dentro de la
iglesia del Nuevo Testamento, no hay tal cosa como la separación entre lo secular y lo espi-
ritual. Todo ministerio en la iglesia es espiritual en su composición, y el pastor es el encar-
gado de cada ministerio que está bajo el paraguas de la iglesia.
Dios ha dado el liderazgo de la iglesia al pastor. El hombre que ocupa ese cargo es
divinamente nombrado por Dios. Dios llevará al pastor responsable de su liderazgo. Nin-
gún versículo en la Escritura afirma o implica que un diácono es responsable de la dirección
o de la supervisión de la iglesia. El pastor tiene que estar presente y debe estar a cargo de
todas las reuniones de los diáconos. El pastor es el encargado de dirigir la reunión, no un
presidente de los diáconos. Me dirigí a esto anterior: no hay una posición como presidente
de los diáconos. Este término se utiliza para describir una posición social, y mundana que
se ha infiltrado en muchas iglesias y ha causado problemas innumerables y la confusión!
Con ese título naturalmente se asume de algún tipo de autoridad. Si en su iglesia hay la
práctica de esto, entonces debe cesar de inmediato.

La autoridad total de lo siguiente debe estar bajo el pastor:

A. El púlpito
B. Todos los servicios de la iglesia
C. Todas las funciones especiales celebradas en la iglesia, tales como bodas, funerales,
banquetes, etc.
D. Todas las reuniones de negocios
E. La programación de todas las conferencias y ponentes
F. La aprobación de todos los maestros (los que enseñan son una extensión del púlpito)
G. La aprobación de los misioneros que la iglesia considera del apoyo
H. El personal de la iglesia, secretarias, porteros, etc.
I. Los materiales utilizados por la iglesia y los maestros

2. El Pueblo. Como se indicó anteriormente, la iglesia es una teocracia que opera en los princi-
pios democráticos. Una teocracia significa estar bajo Dios. Dios es la cabeza de la igle-
sia. Dios, por medio del Espíritu Santo, conduce, guía y dirige la iglesia del Nuevo Testa-
mento. Cuando esto es totalmente cierto, significa que cada miembro está buscando la di-
rección de Dios en la toma de una decisión, y los guiará a todos los miembros de la misma
27
decisión. Ahí es donde los principios democráticos comienzan. Todas las decisiones impor-
tantes con respecto a los asuntos de la iglesia deben ser determinados por el voto de la igle-
sia. Por ejemplo, este procedimiento se incluye aspectos tales como la compra de un te-
rreno. Cada miembro tiene un voto y un voto solamente. El pastor tiene un voto. Cada
diácono tiene un voto, y cada miembro tiene un voto. De una vez que el voto se ha tomado,
el voto sirve como la autoridad de la iglesia de actuar o proceder de acuerdo con el resultado
de la votación.
¿Dónde se encajan los diáconos en el plan de Dios para la iglesia? Hoy en día, el tra-
bajo de la pastoral es exigente y agotador. No sólo es el pastor bajo presión durante todo el
día, pero él está de guardia las 24 horas del día, como es su esposa. Dios dio a los diáconos
de la iglesia para ayudar a aligerar la carga de trabajo del pastor. Se les da por la iglesia
para ser utilizados por el pastor para realizar cualquier trabajo que hayan sido nombrados
(Hechos 6:3). Este es el final de su responsabilidad y autoridad en la iglesia del Nuevo Tes-
tamento. Cualquier persona que añade un servicio más para el oficio del diácono simple-
mente está aplicando la razón humana, ¡algo que Dios aborrece: la carne!

LO QUÉ LOS DIÁCONOS Y TODOS


LOS MIEMBROS PUEDEN HACER
POR EL PASTOR

Además de las obligaciones de ayudar a los pastores con distintas asignaciones, los diáco-
nos, junto con todos los miembros de la iglesia, deben hacer lo siguiente:

1. Animar al pastor. Él es un hombre que se desanima al igual que cualquier otro miembro de la
iglesia. Si usted no ha notado, las cosas no siempre van bien en una iglesia. Anime a su pas-
tor. Es un estímulo a su pastor para decirle que le ama y aprecia su trabajo. Una vez más,
anime a su pastor.

2. Proteger el pastor de la crítica. No sólo es el pastor de guardia las 24 horas del día, también
está sujeto a la crítica de las 24 horas del día. Todo lo que hace es criticable. Si un diácono o
cualquier miembro escucha a alguien criticar al pastor, él inmediatamente debe dirigirse a la
persona haciendo la crítica y corregirlo por sus acciones. Proteja a su pastor.

3. Guardar al pastor de las distracciones triviales. Cada miembro debe guardar el pastor de los
problemas de excesiva que puede ser manejado por otros en la iglesia. Esto es especialmente
cierto en las cosas materiales de la iglesia. Todos en la iglesia quieren ir directamente al pas-
tor. Muchas veces esto es falta de respeto reverencial por el trabajo para lo cual el pastor es el
responsable. La primera responsabilidad de un pastor es "apacentar el rebaño de
Dios." Ningún hombre puede efectivamente "apacentar el rebaño" si está continuamente inte-
rrumpido por asuntos triviales, tales como: "Yo no entiendo por qué ..." o "Quiero ver al pas-
tor." Si el problema referido mérita al pastor, él / ella debe ser permitida a ver al pastor. Sin
embargo, la mayoría de los casos no merece tomar de tiempo del pastor mientras él está en el
estudio o la oración. Proteja su pastor.

Un error común o idea errónea de que las iglesias tienen acerca de los diáconos es que el
pastor debe ser vigilante de lo espiritual, y los diáconos deben ser supervisores de lo secular o la
parte de negocios del ministerio. En una iglesia del Nuevo Testamento, no hay ninguna diferencia
en lo sagrado y lo secular. La iglesia no es una organización mundial. Se trata de una organiza-
ción espiritual y todos los ministerios de la iglesia son espirituales. El dinero, sin importar si se
está entrando en la iglesia o saliendo de la iglesia (los ingresos y gastos), es un asunto espiritual
de la iglesia.
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La posición de diácono es una posición de bendición. Es un lugar que Dios ha creado para
satisfacer una gran necesidad en la iglesia. Sin embargo, los diáconos no deben ser "vigilantes" so-
bre el pastor, ni son para ser obispos de la iglesia, ya que no se toman las decisiones, y que cierta-
mente no son para ser administradores de finanzas de la iglesia. Un diácono que intenta gobernar
la iglesia está en una posición que no sea bíblica y, al hacerlo, se convierte en un obstáculo para la
propia iglesia. Se deshonra la posición de un diácono cuando se convierte en más que un lugar de
servicio en la iglesia. Me estoy repitiendo, pero hay que repetirlo: un diácono no tiene autoridad
alguna en la iglesia, o sobre la iglesia, excepto por lo que se le delegue a él por el pastor, y eso es
sólo temporal.
Para terminar, permítame expresar mi opinión sobre dos cuestiones relativas a los diáco-
nos. Yo creo que ambas opiniones son claramente apoyados por las Escrituras.
En primer lugar, a pesar de no ser la autoridad delegada a los diáconos en la Escritura, los
diáconos tienen un lugar claro de liderazgo en sus respectivas iglesias locales. Los diáconos pueden
"guiar siendo ejemplo" y, por tanto, ponen en práctica una gran medida de la influencia de cada
miembro de la iglesia. Este tipo de liderazgo, aun cuando no tiene que hacer una decisión acera de
tal cosa, los permite resultados en el crecimiento espiritual de la iglesia entera y de todos los minis-
terios de la iglesia. La oportunidad de ser líder en la iglesia por ejemplo, debería ser motivación
suficiente para que un hombre sirva bien en el puesto de diácono.
"Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta,
amor, espíritu, fe y pureza." (1 Timoteo 4:12)
En segundo lugar, un pastor, convencido de que los hombres que sirvan como diáconos son
hombres que cumplen con los requisitos de la Biblia en Hechos 6:3, es decir, ".. varones de buen tes-
timonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría ...", sería muy imprudente si no consulta con los
hombres sobre asuntos de importancia para él y para el ministerio. Los hombres de la talla expre-
sada en Hechos 6:3 pueden servir al pastor como una caja de resonancia antes de tomar decisiones
importantes que son adoptadas, así como en asuntos relacionados con los problemas dentro de la
iglesia. Por un pastor estar tan orgulloso y autosuficiente que no va a buscar la sabiduría y la cien-
cia de estos hombres es una grave violación de las Escrituras. Además, me tomo la libertad de dar
mi consejo en esta materia: si un pastor se reúne con seis, ocho o más hombres que cumplan los re-
quisitos indicados en Hechos 6:3 y la mayoría de los hombres están en desacuerdo con la decisión
que su pastor está considerando, sería imprudente proceder con esa decisión. Yo sugiero que el
asunto se considera ser "puesto aparte" o en suspenso por un período de tiempo durante el cual se
hace una ferviente oración, buscando la guía del Espíritu Santo.
"Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad" (Proverbios 11:14)
"Porque con ingenio harás la guerra,
Y en la multitud de consejeros está la victoria". (Proverbios 24:6)
Por favor, recuerde, a pesar de que el pastor puede delegar la autoridad, no puede delegar la
responsabilidad o rendición de cuentas. El pastor es responsable de TODO lo que pasa dentro de
su iglesia y el pastor también será responsable ante Dios por cada actividad que emana de la igle-
sia de la cual él es pastor.

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