Tarea 4 - Español 2

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Recuerden la introducción y la conclusión.

1. Explica el texto narrativo y su estructura.


Un texto narrativo es aquel texto que cuenta una historia que se desarrolla en un
período de tiempo y un lugar determinado. La narración hace referencia a la
manera de contar la historia, en forma de secuencia o como una serie de acciones
que realizan los personajes, y que permite al lector imaginarse la situación.
Las historias, los personajes y los lugares pueden ser reales, imaginarios o
basados en hechos verídicos. El narrador de la historia puede o no ser el propio
autor y es quien cuenta el relato al lector empleando cualquiera de las tres
personas gramaticales (la primera persona, la segunda o la tercera).
La narración se utiliza tanto en la comunicación cotidiana para transmitir
información, como en la literatura para la creación de historias de ficción. Cada
autor tiene su propio estilo para narrar, además de que mantienen una estructura
general que identifica a los textos narrativos con una introducción, un desarrollo y
un desenlace.
La estructura de un texto narrativo está compuesta por tres partes:
La introducción. Es la presentación de la historia que permite situar al lector en
un contexto determinado (en tiempo y lugar), y en la que se introduce a los
protagonistas de la historia.
El desarrollo o nudo. Es la parte más extensa del relato donde se conocen los
detalles de la historia, de los personajes y de los acontecimientos que los
conectan.
El desenlace. Es el cierre de la historia en la que se revelan los interrogantes que
surgieron durante el desarrollo del relato. Puede ser un final trágico, feliz o abierto
a la duda con posibilidad de continuar la historia en obras posteriores

2. Explica ampliamente cómo hacer una introducción y una conclusión.


A la hora de redactar la introducción de un texto es recomendable conocer toda la
información y los datos disponibles de la investigación. Es importante elegir la
información más relevante y desechar aquella que no responde a los objetivos de
la investigación.
La introducción marca las directrices y el camino sobre el cual redactar todo el
contenido (el desarrollo y la conclusión). Una introducción clara ayudará a la
comprensión y redacción de todo el trabajo de investigación, aunque se podrán
realizar modificaciones a medida que se avanza en la redacción del trabajo.
Para realizar una introducción de un texto académico o de investigación, se puede
seguir una serie de pasos:

Primera oración. Una cita, anécdota o pregunta retórica que capture la atención
del lector.
Descripción. La explicación simple y concisa del tema a tratar (también en el
primer párrafo).
Antecedentes. El punto de partida desde el cual parte la investigación. ¿Qué hay
escrito o investigado sobre la cuestión? El marco teórico permitirá conocer la
originalidad y novedad (o no) de la investigación.
Objetivos. La finalidad de la investigación y el escrito (genera expectativas y
captura la atención del lector). Se pueden incluir preguntas retóricas que luego
serán contestadas a lo largo del documento.
Ideas encadenadas. Un listado o un párrafo con los temas o subtemas sobre los
que va a tratar el trabajo. Se debe ir siempre de lo general a lo particular y se
pueden utilizar recursos como bullets, preguntas retóricas, citas de autores.
Método. La metodología y los procedimientos que se utilizaron para la
investigación. Se puede incluir bibliografía o alguna cita de un autor reconocido en
la materia de estudio.
Cierre. El paso al cuerpo del texto. Debe dejar un escenario abierto y preguntas
en el lector que inciten a continuar con la lectura.

Para la conclusión
Propósito
Lo primero que una conclusión debe hacer, es esclarecerle al lector cualquier
duda que aún pueda tener sobre el asunto abordado.
Es decir, en ella retomas los puntos principales, demostrando cómo solucionaste
el problema. Esto sirve para que el lector no olvide qué fue el punto o los puntos
más importantes que abordaste en el texto.
1. Escribe una oración de apertura
Huye de los clichés «En conclusión», «Para concluir», etc. Después de todo, el
lector ya sabe que estás por concluir tu texto, ¿no es cierto?. En su lugar puedes
usar, por ejemplo, «La evidencia que presentamos anteriormente demuestra que»,
«Finalmente…».
2. Evita las repeticiones
Aunque sí debes abordar los puntos principales, eso no significa que tienes que
aburrir a tu lector repitiendo la misma información de forma abreviada.
Puedes usar frases como «Debido a», «Como puedes notar», «Por las razones
que mencionamos», así estableces relación con las ideas sin volverlas a repetir y
tienes espacio para concluir de una manera nueva y creativa.

3. Deja una impresión duradera


Las impresiones duraderas son aquellas que quedan en la mente del lector incluso
después de terminar de leer el texto.
Puedes lograrlas haciendo preguntas provocativas, terminando con advertencias,
evocando una imagen, haciendo una llamada a la acción, sugeriendo resultados y
mucho más (¡inspírate en el apartado de tipos de conclusiones!)

3. Redacta una película con tus palabras (NO COPIAR DE INTERNET) donde
hagas uso de los diferentes signos de puntuación. Una página.

Esto es una escuela perfecta a la que iban muchos niños a estudiar. Aquella
escuela era fantástica. Era muy grande y tenía muchísimas atracciones, además
de áreas de juegos, un recinto deportivo para practicar deportes. Era la escuela
perfecta.

Un día llegó a la ciudad un niño nuevo llamado Lucio. Desde un árbol muy
solitario, Lucio veía a los niños jugar y reír en el patio. Lucio no soportaba aquel
jaleo, así que decidió tomar medidas.

Desde el árbol, Lucio gritaba a los niños para que se callaran, les lanzaba bolas de
papel y cubos de agua. A veces, cuando no había maestros cerca, Lucio sacaba el
amplificador del área de música y ponía una música muy desagradable a todo
volumen.

Los maestros siempre lo castigaban y los niños le gritaban: “¡Para ya, Lucio!”.
Pero al muchacho le entraba por una oreja y le salía por la otra.
Un día, el patio de la escuela amaneció todo cubierto de una sustancia sucia y
pegajosa. No se podía entrar sin pringarse los zapatos, ni mucho menos jugar en
alguna atracción. El arenero se había convertido en un barrizal igualmente
pegajoso. Los niños se congregaron a la entrada del parque y empezaron a
hablar.

-¿Qué ha pasado aquí? -se preguntaban los niños y maestros.

-Seguro que ha sido el maleducado de Lucio -decían unos.

-Mirad, allí, en el árbol. Ahí está el culpable disfrutando de su fechoría.

Los niños cogieron cualquier objeto arrojadizo y empezó a tirarlo contra el árbol
de Lucio. No habían pasado ni dos minutos cuando llegó el director de la escuela.

-¿Qué diantres hacen ustedes apedreando a ese pobre niño? -dijo el director

-¡Ese chico ha destrozado el patio de la escuela! -gritaron varios niños

-Iremos a hablar con él -dijo el director-. Y más les vale estar tranquilos si no
quieren que me los lleve a todos a la dirección.

El director fue hasta donde Lucio, a ver qué había pasado. El muchacho estaba
solo. ¡Como siempre!

-Yo no he hecho nada -se defendió Lucio.

-Todo el mundo te acusa -dijo el director.

-Pero nadie me ha visto hacer nada -dijo Lucio-. Es imposible, porque llevo dos
días fuera de la ciudad. Mis padres llegarán en un rato. Ellos pueden explicárselo.

-Entonces, ¿por qué te acusas? -preguntó el Director.

Bruto se puso rojo como un tomate. Con mucho esfuerzo le contó al director sus
fechorías anteriores, molestando a los niños del patio.
-Entiendo -dijo el director-. La has liado tantas veces que ahora todo el mundo
piensa que has sido tú.

-Pero yo no he sido –insistió Lucio.

-El problema es que tu fama se precede, jovencito -dijo el director-. Sin pruebas no
puedo hacer nada, pero todo el mundo seguirá pensando que has sido tú. Y eso te
traerá problemas. Ya has visto a la gente tirando papeles donde tu estas. ¿Qué
crees que pasará cuando salgas a la calle?

-¡Pero si yo no he sido! ¡Tiene que creerme! –exclamó Lucio, entre sollozos.

La Escuela perfecta-Habrá que encontrar al culpable para poder aclarar todo este
lío -dijo el director.

-Le ayudaré -dijo Lucio.

Tras mucho investigar Lucio descubrió que el culpable de todo aquello era un
compañero de otra aula, un niño mayor que él, que también estaba muy harto del
ruido que hacían los niños en el patio. El director le castigo y días después el
consejo de padres de la escuela hizo que lo expulsaran por haber estropeado el
patio de los niños jugar.

En señal de buena voluntad, Lucio se ofreció a ayudar en las labores de limpieza


de la escuela. El muchacho se disculpó con todos los niños y prometió no volver a
molestarlos. Y como no podía evitar que los niños jugaran en el patio y que
hicieran ruido, Lucio decidió jugar con ellos. La escuela volvió a ser un lugar
perfecto para todos.

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