La Pelota Criolla
La Pelota Criolla
La Pelota Criolla
El conocimiento que se tiene sobre los deportes practicados por los aborígenes en
Venezuela proviene de las referencias que de ellos hicieron los cronistas; a partir de allí
se infiere que algunos deportes eran practicados antes del arribo de las naves españolas
y otros pueden ser ya producto del proceso de aculturación. En Venezuela, la expresión
deportiva se caracterizó, en un principio, por la práctica de la caza y la pesca; los
pobladores prehispánicos era diestros en el manejo del arco, flecha y jabalina,
realizaban también carreras de postas en función de las comunicaciones o por
competencia y efectuaban juegos que eran una invitación al combate, a la caza de
animales o como forma de distracción después de las actividades de trabajo diario. En
su mayoría, los juegos se llevaban a cabo en torno a una pelota, pero en varias
modalidades.
La pelota Criolla:
Bolas criolla
La hipótesis esta corroborada por el hecho de haberse encontrado entre las cerámicas
desenterradas, en muchos vasos decorativos, platos, estatuillas, donde se ven imágenes
que según muchos investigadores; dan ideas de estar practicando algún deporte muy
parecido al deporte de las bolas. Los conquistadores lo trajeron a América y era usado
en las épocas de rememoraciones históricas y festivas como deporte oficial de los reyes;
de hecho en el año 1534, en un partido de bochas el español Gómez Pérez le partió el
cráneo de un bolazo al emperador inca llamado “manco inca” quien contaba con solo 18
años de edad. Dicho suceso ocurrió por diferencias en una medida durante un juego de
bochas que realizaba el recién coronado emperador, quien se había aficionado a este
juego, resultando ser el primer muerto que se conoce en un partido de bochas ó bolas en
la historia. Con el pasar de los años, las bochas se hicieron populares y lo cierto es que
tanto en las pampas argentinas y en toda América del sur se jugaba “bochas”, aquí en
nuestros llanos venezolanos también tuvo un gran auge siendo llamado este juego
“bolas criollas” dado que se comenzó a practicar en los fúndos y plantaciones sin
importar el estado irregular del terreno y hasta con árboles de por medio, en fin; se
buscaba que los terrenos tuvieran partes llenas de dificultades que le dieran mayor
emoción a los juegos con respecto a los arrimes y bóches que debían realizar los
jugadores; se dice que en Venezuela este juego lo trajo un fraile español, quien decidió
traerlo para dar entretenimiento en su poco tiempo de descanso y de ocio a los indios y
esclavos que los colonizadores utilizaban como peones. También se dice que el Padre
Sojo (Tío Abuelo del libertador Simón Bolívar) fue el cura que trajo este juego a
Venezuela y que las primeras partidas se efectuaron en sus haciendas que tenían en
Chacao y en La Floresta. En Venezuela, se le llamaba a este juego “Bolas” y se jugaba
en terrenos muy amplios, pero a medida que se hacía más popular se fueron reduciendo
las medidas, incluso se colocaban troncos de madera en el piso que determinaban el área
máxima de la cancha y se le denominó “juego de bolas criollas”; actualmente las
medidas son de 20 x 25 metros y el de las canchas para jugar “las bochas” son de 4 x
28.50 metros. Las bolas (esféricas) fueron creadas hace muchísimo tiempo; dado que
existen hallazgos de este juego en Catal Hûyûk (Turquía) que lo sitúan en mas de 5.000
años antes de cristo. La hipótesis esta corroborada por el hecho de haberse encontrado
entre las cerámicas desenterradas, en muchos vasos decorativos, platos, estatuillas,
donde se ven imágenes que según muchos investigadores; dan ideas de estar practicando
algún deporte muy parecido al deporte de las bolas. Estas últimas eran indudablemente,
las llamadas «bolas criollas». En Venezuela, por intermedio de la Federación
Venezolana de Bolas Criollas, la cual fue fundada en el año 1956, ve la necesidad de
hacer carrera deportiva en competencias internacionales de Bochas y escoge a sus
mejores jugadores de los años 80, cuando interviene en el 3er. Campeonato Mundial
por equipos realizado en 1987, en Buenos Aires (argentina); allí participan Pedro Felipe
“Chispa” Guzmán y Rafael González (Miranda), Ismael Arcia (Monagas) y José
Hernández (Dtto. Federal).
Toros Coleados
Los gallos de pelea fueron traídos por los españoles a tierra americana, después que la
Conquista se hubo estabilizado. En los buques de las flotas los sacaban a cubierta y los
ponían a pelear, para distracción de los pasajeros, algunos de los cuales harían sus
apuestas, como sucede habitualmente hasta hoy. En su Historia del Nuevo Mundo
editada en 1636, el padre Bernabé Cobo describe ya una lucha de ese tipo en México, a
la cual acudía «no poca gente». Según el investigador Omar Alberto Pérez, en su libro
La pelea de gallos en Venezuela, Carlos II en 1688 y Felipe V, en 1727, reglamentaron
este juego en América y lo convirtieron en un monopolio de la Corona, que lo arrendaba
a particulares con buenos beneficios para la Hacienda Real. La mas antigua noticia
sobre la existencia de una gallera en Venezuela la proporciona una real cédula de
Fernando VI de 15 de febrero de 1753, en la cual aprueba el establecimiento de una en
Caracas a condición de que su proventos contribuyeran a sostener el hospital de San
Lázaro y de que la gallera se instalase en lugar cerrado y funcionase únicamente a modo
«de honesta diversión» y «sólo los días festivos». De la extensión que el juego de gallos
había alcanzado ya a mediados del siglo XVIII, da fe una disposición del obispo
Mariano Martí, dictada en 1783 durante su visita pastoral en el pueblo de San Lorenzo
de Chaguaramas, donde prohibió «ciertas correrías de gallos» que eran causa de
desórdenes en aquel remoto lugar. No era entonces infrecuente el intercambio de gallos
de pelea entre España y sus dominios de América.