Matrimonio y Redes Sociales
Matrimonio y Redes Sociales
Matrimonio y Redes Sociales
La clave está en entender que “los afectos no se construyen a la misma velocidad de la tecnología”, dice una terapeuta
de pareja.
Convivencias en red
Las historias abundan: peleas por el ‘estatus’ de la relación en Instagram, por un ’like’ en Instagram o por una
conversación con la persona incorrecta. Para algunas relaciones las redes se han convertido en un “arma de doble filo”,
como dijo una persona que llegó a nuestro grupo de Facebook pidiendo consuelo.
Para la terapeuta de pareja Catherine Salamanca, “las redes generan cierta facilidad para los malentendidos”. Por un
lado, hacen que sea muy fácil mantener comunicaciones y conexiones con muchas personas; y por otro lado, ayudan a
crear una presencia pública de cada persona, en la que su situación sentimental puede o no jugar un rol importante. Mal
manejadas, estas dos situaciones pueden disparar miedos, ansiedades e inseguridades que se convierten rápidamente
en conflictos de pareja.
Además, la experta asegura que “los afectos no se construyen a la misma velocidad de la tecnología”. Mientras que
compartir o publicar una foto o un contenido es un acto que a menudo tiene consecuencias inmediatas, conocer a la
otra persona y crear una relación sólida toma tiempo, y para algunas parejas es difícil conciliar esos dos ritmos.
¿Cuáles son las causas más frecuentes de conflictos de pareja por causa de las redes sociales? Y, ¿cómo manejarlas?
Para Salamanca, las redes son “una especie de tercero en la relación”, y su impacto depende de la etapa en la que se
encuentre la pareja —no tienen el mismo impacto en un noviazgo de meses que en un matrimonio de décadas— y de la
salud de la relación.
Por eso, evitar conflictos depende de manejar a este ‘tercero’ de una forma adecuada, dice la experta. Una acción en
redes puede desencadenar una crisis de pareja si no hay acuerdos genuinos entre la pareja sobre lo que es aceptable.
Por eso, la forma saludable de enfrentar estas situaciones es construir estos pactos y respetarlos, teniendo en cuenta
siempre las necesidades de los dos.
Las redes sociales ofrecen muchas vitrinas para que las parejas se muestren y manifiesten sus apegos: los ‘estatus’ de
relación en Facebook, las fotos de perfil, las historias de Instagram o Snapchat o incluso los perfiles en sitios de música
como Spotify.
“No todas las personas tienen el mismo tipo de apego”, explica Salamanca. Mientras que algunos son felices publicando
todo el tiempo su vida juntos en redes sociales, otros optan por no mantener mucho contacto con sus parejas por medio
de herramientas digitales y prefieren una interacción cara a cara.
La psicóloga explica que, en algunas ocasiones, esto está relacionado con el nivel de confianza en sí mismo que tiene
cada persona. “Algunos necesitan sentir que cuentan con la otra persona todo el tiempo, otros no”. Lo importante,
anota, es lograr entender cuáles son las necesidades de la pareja y darle lo que necesita.
Pequeñas infidelidades
Salamanca asegura que la infidelidad va más allá de algún contacto físico con una persona que no sea tu pareja. La línea
está en “depositar energía en alguien más cuando deberías estar pendiente de tu pareja”, dice Salamanca.
Las capacidades de comunicación de las redes sociales hacen que “los tipos de infidelidad ahora sean más sutiles: no es
lo mismo enviarle un ‘emoji’ de carita feliz a alguien, que enviarle uno con ojos de corazón”, dice. “Hay cierto ‘toque’
emocional diferente”.
Cuando eso ocurre, normalmente hay un problema más de fondo que hay que solucionar. “Si quitas la red social, la
discusión va a seguir estando ahí”.
Muchas veces, los reclamos de pareja por pasar demasiado tiempo en una red social tienen que ver con un hábito de
escapismo. Estar ‘sumergido’ en la pantalla del celular es una táctica que muchas personas utilizan para evitar las
situaciones difíciles o incómodas.
Puede que leer los ‘tuits’ de turno sean más agradables que sobrellevar una situación incómoda, pero a largo plazo eso
no es saludable para tu relación. Como dice Salamanca, “eso no es saludable, lo mejor es enfrentar las discusiones”.
Cómo ayudan y perjudican las redes sociales a la relación de pareja
Mejoran el flujo de comunicación entre ambos pero también son caldo de cultivo de malentendidos y
desconfianza.
Es importante establecer acuerdos sobre el uso que se hará de los perfiles durante el tiempo que se pasa juntos.
Pareja con
móvil y ordenador.EUROPA PRESS
Llevan poco más de tres lustros entre nosotros pero a estas alturas de la vida las redes sociales se han convertido en una
herramienta imprescindible en las relaciones laborales, personales y, por supuesto, amorosas. Hay incluso quien las
considera todo un ciberpeligro para el amor. De hecho, la Academia Americana de Abogados Matrimoniales señaló en
2011 que el 20% de los divorcios en Estados Unidos estaban provocados por el uso de Facebook, siendo dicha red unas
de las pruebas más utilizadas para demostrar la infidelidad.
Dejando a un lado tan peliagudo tema, lo que parece un hecho incontestable es que las redes sociales han dado un giro
absoluto a la manera en la que nos relacionamos con los demás y muy especialmente en cómo se viven las relaciones
de pareja del siglo XXI. Pero como todo en este mundo, según el uso que se les dé pueden transformarse en un arma de
doble filo.
Entre sus aspectos más positivos está el mejorar el flujo de comunicación con el otro. Siempre están a mano y son un
instrumento muy socorrido cuando queremos enviarle un mensaje a la pareja para decirle que le queremos, que le
echamos de menos o, sencillamente, contarle algo que se está haciendo o consultar cuestiones de la vida en común. En
definitiva, ayudan a mantener y potenciar el vínculo entre ambas partes en esos momentos en los hay que separarse por
cuestiones de trabajo u otras responsabilidades.
Sobre todo en primeras fases del enamoramiento, ofrecen intimidad y complicidad entre la pareja. Hay personas a las
que transmitir un pensamiento relacionado con sus emociones o las sentimientos hacia el otro les resultará más sencillo
por esta vía que a través de una conversación, bien por timidez o por miedo a la reacción del otro.
Redes sociales: qué síntomas alertan de que hay que tomarse un descanso
Uno de ellos sería la falta de privacidad. Compartir de forma pública en nuestros perfiles informaciones, fotos o datos
sobre la relación -que pueden no ser del gusto de nuestra pareja- nos expone demasiado de cara a los demás.
Pasar el día enfrascados en chats, conversaciones con amigos y/o conocidos o actualizando los perfiles con el móvil o el
portátil (aún estando juntos en la misma habitación) se traduce en una reducción del tiempo de calidad que se dedica a
la pareja.
También habría que añadir en este apartado la tentación en la que se puede acabar convirtiendo las redes sociales. El
lugar ideal para conectar con cualquier persona de cualquier lugar del mundo a golpe de ratón, para dejarse llevar por la
imaginación o, incluso, iniciar una relación virtual paralela.
Si nuestra pareja no comparte fotos de los dos juntos en redes sociales, ¿cuándo y cuánto hay que preocuparse?
¿Qué recomendaciones deberían seguir las parejas para evitar conflictos o problemas a causa de sus redes sociales?
- Establecer acuerdos sobre cuál será uso que se hará de las redes sociales durante el tiempo que se pasa juntos:
desconectar por completo para disfrutar de la pareja, contestar solo mensajes que se consideren importantes… Lo
importante es consensuarlo entre ambos, no que uno tenga la cabeza pegada al teléfono y el otro se quede de brazos
cruzados. En cualquier caso los expertos recomiendan, directamente, no usarlo durante las comidas, cuando nos vamos
a la cama ni en vacaciones.
- Pedir permiso a la pareja cuando se vaya a publicar una fotografía o un texto que tenga que ver con los dos. Intentar no
ser demasiado exhibicionistas con las muestras de cariño en público (las más importantes son las declaraciones de amor
en privado) y tampoco utilizar estos perfiles públicos para iniciar disputas o tratar problemas que solo atañen a los dos.
- Ser libres para tener los amigos o interacciones como se desee pero también transparentes y sinceros. Si nuestra
pareja siente curiosidad por saber quién es una persona con la que se interactúa o expresa desconfianza hacia algo, no
se debe alimentar el fuego sino conversar e intentar aclarar la situación que le produce incomodidad. Lo mismo debe
ocurrir con los mensajes que se intercambian con los demás. Tengamos en cuenta que ya no estamos solos sino en
pareja, que ésta tendrá acceso a nuestro perfil y que habrá cierto tipo de comentarios o conversaciones que podrían
herir su sensibilidad.
- Ante cualquier duda que nos surja o comentario o foto que llegue a molestar conviene tomar la iniciativa para hablarlo
con sinceridad antes que enfadarse sin motivo. Hay que intentar ver la situación desde la perspectiva del otro
poniéndose en su lugar y permitir que nos dé las oportunas explicaciones pero nunca dejar que el problema vaya a más
y se haga una bola de forma innecesaria.
.
INTRODUCCIÓN: Uriel y Mayra, a este mensaje que específicamente dirigiré a ustedes, le puse por título: DESAFÍOS
DEL MATRIMONIO CRISTIANO. Un desafío es: “Una situación difícil o peligrosa surgida espontánea o intencionalmente
en contra de una persona, y que se puede afrontar o enfrentar adecuadamente para poder vencerlo”. En nuestro caso,
hablando del matrimonio ustedes necesitan saber cómo afrontar y/o enfrentar adecuadamente las situaciones difíciles
que llegarán a su matrimonio en algún momento y que puede poner en peligro la estabilidad matrimonial de ustedes.
Los matrimonios que desafían esos peligros son los que salen victoriosos, y los que no desafían esos peligros y
dificultades finalmente les va muy mal.
Para entender esto de enfrentar desafíos en el matrimonio, les voy a relatar lo que un maestro de jóvenes
universitarios contó a sus alumnos acerca de la experiencia de sus padres. Él contó lo siguiente: «Mis padres vivieron 55
años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayo.
Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta. A toda velocidad, rebasando, sin
respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el sepelio, mi
padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de
dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano teólogo que le dijera, donde estaría mamá en
ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde estaría ella. Mi
padre escuchaba con gran atención. De pronto pidió: «llévenme al cementerio». «Papá» respondimos «Son las 11 de la
noche! no podemos ir al cementerio ahora!». Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: «No discutan conmigo por
favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años». Se produjo un momento de
respetuoso silencio. No discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos
a la lápida. Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: «Fueron 55 buenos
años… saben?, nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer
así». Hizo una pausa y se limpió la cara. «Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cambio de empleo», continuó,
«hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos
terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de
algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores…”
Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y él
nos consoló: «Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día[1]«. El testimonio de este maestro
acerca de la vida matrimonial de sus padres, nos habla de los desafíos que generalmente enfrenta un matrimonio. En las
buenas y en las malas circunstancias, enfrentaron unidos las adversidades que vinieron y fueron victoriosos en el
trabajo, la educación de sus hijos, en el afecto interfamiliar, en la enfermedad, y en los errores, durante los 55 años que
estuvieron en esa relación hasta que la muerte los separó,.
El matrimonio, sin duda pasa por situaciones que si no se enfrentan adecuadamente, este puede terminar
destruyéndose. Pero porque queremos en ustedes un matrimonio sano, que se mantenga fiel hasta que la muerte los
separe, consideré apropiado presentarles por medio de las Sagradas Escrituras, los desafíos que todo matrimonio
cristiano debe afrontar adecuadamente para resultar victorioso. // ¿Cuáles son los desafíos que todo matrimonio
cristiano debe afrontar adecuadamente para resultar victorioso? // A través de varios textos de la Biblia les presentaré
en este mensaje solamente tres de los desafíos sobresalientes.
El primer desafío que todo matrimonio debe afrontar adecuadamente para ser victorioso, es:
Nuestro Señor Jesús les tuvo que enseñar una y otra vez a sus discípulos la importancia de tomarlo a él en cuenta para
afrontar los problemas que se suscitan en una relación humana. Les dijo: “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se
pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos. / Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. (Mateo
18:19,20). El v. 20, por lo general ha sido aplicado para explicar que en las reuniones de lo creyentes aunque no sean
muchos, y así sean solo unos pocos (dos o tres) que llegaron a la reunión, “Jesús está en medio de ellos” (de nosotros).
No hay duda de que eso es una verdad. Sin embargo el contexto de nuestro verso en cuestión, tiene que ver no con las
reuniones de los creyentes para un culto o para un estudio bíblico e incluso no para una reunión de oraciones; sino tiene
que ver con la reunión de dos personas que han tenido conflicto alguno. Es inevitable que los conflictos surjan, sin
embargo el objetivo de Jesús en este pasaje bíblico es enseñarnos que hay una mejor manera de llevarlos a buen
término. El matrimonio si es cristiano debe buscar contar con la presencia permanente de Jesús en sus vidas, no
significando que Jesús se retire de ellos, sino que deberán vivir con la dignidad de que él mora en ellos. Si el matrimonio
es cristiano, se buscará estar siempre como dice Jesús en el v. 20: “congregados en mi nombre”, para buscar la solución
de sus problemas. Y lo que será una respuesta natural divina: “Jesús estará allí presente”. Es claro que este texto no
habla de la presencia de Cristo en el sentido de que ha sido recibido en el corazón, sino en el sentido de ser tomado en
cuenta en la vida cotidiana. Congregarse “en su nombre” significa que en el trato, en la conversación que se tenga para
mantener la paz, la unidad de la relación, debe hacerse conforme a la voluntad de Dios, y no de los intereses solamente
humanos. Así, contar con la presencia de Jesús es más que solo su presencia, es la garantía de que todo va a salir bien, y
de que todo va a mejorar. Entonces la verdad que se desprende de este texto bíblico es que si dos personas necesitan
el favor de Dios, necesitan estar reunidos “en el nombre de Jesús” (o sea ponerse de acuerdo según las normas divinas),
ya que solamente así contarán con la garantía de que Dios actuará a favor de ellos, respondiéndole sus peticiones. ¿No
es eso lo que ustedes desean de Dios?
Uriel y Mayra, damos gracias a Dios porque la gracia de Dios ha tocado la puerta de sus corazones y porque esa misma
gracia fue tan eficaz que ha instalado la presencia salvadora de Jesús en sus vidas, por lo tanto, jamás hagan a un lado a
Jesucristo de sus vidas matrimoniales, pues en él hay paz, hay amor, hay vida, hay gozo, y todo éxito en el matrimonio.
El segundo desafío que todo matrimonio debe afrontar adecuadamente para ser victorioso, es:
A) QUE SEA COMPRENSIBLE. En 1 Corintios 14:9 leemos lo siguiente: “Así también vosotros, si por la lengua no
diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire”. El contexto de este
verso tiene que ver con una manifestación de la presencia del Espíritu Santo de Dios en los creyentes de la iglesia
primitiva, del cuál se abusó en alguna medida por algunos creyentes que no les gustaba el orden durante el culto. Me
refiero al hablar en lenguas que dio en ese tiempo. Hablar durante el culto, aunque fuera por un don de Dios, tiene sus
reglas establecidas por voluntad de Dios mismo. En el caso del hablar en lenguas, no se debía hablar sino había quien lo
interpretara (o tradujera), ya que no serían palabras comprensibles. Y si lo que se dice no es comprensible, dice el
apóstol Pablo que es como hablar al aire. Nadie lo entendió, y se lo llevó el aire. Y eso puede causar efectos negativos.
Así, observamos en nuestro texto que lo que se afirma es que si vamos a comunicar algo, debe ser de manera
comprensible.
Pero esta comprensibilidad no solamente se necesita en el orden del culto, o en el sermón de los predicadores, o en
los avisos para la iglesia, sino también en la vida familiar, como en el matrimonio. ¿Qué crees que pasa en el
matrimonio cuando alguien no dijo algo con claridad a su cónyuge, y que fue entendido tal como fue dicho no bien
claro? Va a haber problemas. ¿Qué crees que pasa en el matrimonio cuando se dice algo que el cónyuge ni siquiera
entendió, y la otra persona pensó que lo que dijo fue bien comunicado? Va a haber problemas. Pero ¿a quién no le
suceden estas cosas?
Recuerdo que hace unos años en un comercial televisivo un ancianito le dice a su esposa, otra ancianita, ambos con
cierto grado de discapacidad auditiva: “Mi amor, ¿Me pasas el pan?, la ancianita responde: “No hay de pasas, solo de
nuez” (Ella entendió que le pidieron de pasas, cuando aquel le preguntó ¿Me pasas el pan?), el diálogo sigue y el
ancianito le dice: “¿Cómo que no es?” (Ella había dicho que no hay de pasas, solo de nuez, y él entendió que le
respondieron que NO ES pan lo que está pidiendo que le pasen). Así se dan los malos entendidos, debido a nuestra
capacidad auditiva o de interpretación de lo que escuchamos, pero a en otras ocasiones por no expresarnos de manera
comprensible.
Uriel y Mayra, todos pasamos alguna o muchas veces por los malos entendidos. En este aspecto de la comunicación
en las relaciones humanas, todos tenemos que procurar una constante mejora. Ustedes también necesitarán ocuparse
en reflexionar sobre su manera de comunicarse, y hacer algo para comunicarse siempre bien, y así se entiendan bien.
Una clara comunicación contribuye a una mejor relación en la vida matrimonial.
B) QUE SEA SIN GRITERÍAS. Una de las cosas que debemos evitar los cristianos es la gritería. El apóstol Pablo en su
epístola a los Efesios, les dice entre varias cosas: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia” (Efesios 4:5). El matrimonio no está libre de que uno o ambos cónyuges exploten con
esta reacción de la gritería. Por eso también deben trabajar para que no se dé entre ustedes porque es la señal de que
sus corazones están distanciados.
A continuación voy a ilustrar el distanciamiento del corazón que se da en dos personas que se gritan el uno al otro.
Aunque utilizaré el nombre de un personaje de otra religión ajena al cristianismo que profesamos, no por eso significa
que voy a promover su religión, ni tampoco significa que voy a minimizar el cristianismo. Un día Meher Baba (gurú indio
que declaró ser el avatar[2], Dios en forma humana[3]) preguntó a sus mandalíes (discípulos) lo siguiente: ¿Por qué la
gente se grita cuando están enojados? Los hombres pensaron unos momentos: – Porque perdemos la calma, dijo uno.
– Por eso gritamos, dijo otro. Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado?, preguntó Baba. ¿No es
posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado? Los hombres dieron algunas otras
respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Baba. Finalmente él explicó: Cuando dos personas están enojadas, sus
corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados
estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia. Luego Baba preguntó:
¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué? Porque
sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña. Baba continuó: Cuando se enamoran más
aún, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera
susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuando están cerca dos personas que se aman. Luego Baba dijo: Cuando
discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la
distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso[4].
Mis estimados Uriel y Mayra, siempre se van a ver necesitados de una buena comunicación comprensible y sin
griterías. Propónganse enfrentar este desafío y se reflejará un buen resultado en sus vidas.
El tercer desafío que todo matrimonio debe afrontar adecuadamente para ser victorioso, es:
En la Biblia leemos en palabras del apóstol Pablo que: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo
amor, de nada me sirve” (1 Corintios 13:1-3). En estas palabras cita no menos de cinco veces que hay cosas muy
buenas que pudiéramos estar realizando a favor de otras personas, pero todas estas buenas acciones no sirven de nada
si no son hechas con amor. Puedes ser muy bueno para convencer con tus palabras, puedes ser muy educado
académicamente en cualquier especialidad y eso signifique un logro para tu familia, puedes estar tan lleno de fe
creyendo todo lo que Dios puede hacer por medio de ti, puedes ser muy generoso con la gente y hasta con tu mismo
cónyuge, puedes hasta ser capaz de dar tu vida por una causa justa, pero si todo eso no va acompañado de amor de
nada te sirve. El matrimonio es una de las instituciones divinas que requieren del uso de esa gran virtud que Dios ha
puesto en nuestros corazones, que si bien lo tenemos, también es cierto que el pecado humano nos inhabilita muchas
veces para usarlo de manera generosa, de tal forma que tenemos que enfrentar en nosotros mismo esta realidad. Por
otra parte tanto nuestro cónyuge como nosotros mismos necesitamos ese amor para que todo lo demás que hagamos
sea válido y agradable a la vista de Dios.
En el matrimonio aplica también la verdad cristiana que dice: “Más bienaventurado es dar que recibir” (Hechos
20:35), y en el matrimonio se trata de eso, de dar amor al cónyuge, no de pedirle amor. Sin embargo, la realidad de las
cosas es que también necesitamos sentirnos amados, pero como decía entre sus enseñanzas San Juan de la Cruz, un
religioso y poeta místico del renacimiento español: “Donde no hay amor, pon amor y sacaras amor”. A menudo, lo que
ustedes podrían sentir es que como que no les ama su cónyuge. Lo que comúnmente hace la gente es que si no me
ama, pues tampoco yo lo voy a amar. Sin embargo el desafío del matrimonio cristiano es que si tu cónyuge te ama o
quizá no te demuestre su amor, debes primeramente demostrarle que tú si le amas, y sorprendentemente te darás
cuenta de que “sacarás amor”. Es por eso que Dios nos enseña que en cualquier acción humana el amor no debe faltar
de nosotros, pue es lo primero que debe aflorar de nosotros, y entonces el matrimonio funcionará. Otro religioso
místico contemplativo, el francés Charles de Foucauld, referente a este asunto de amar primero para ser amado
después, explica que “el amor, es el medio más poderoso de atraer al propio amor, porque amar es el medio más
poderoso de hacer que nos amen…”[5]. Esto nos ayuda a entender que ambos cónyuges pueden enfrentar ese desafío
de la necesidad de amor que se presenta de manera permanente en el matrimonio, pero cuando uno toma la iniciativa
de amar, el resultado beneficiará a ambos cónyuges.
Uriel y Mayra, ¿quieren sentirse amados? La lección aquí es clara, lo primero que hay que hacer para sacar amor, es
poner amor, no buscar ni pedir amor.
CONCLUSIÓN: Bien, pues Uriel y Mayra, ustedes comenzarán hoy un compromiso, en el que Dios les encomienda
cuidar de su matrimonio enfrentando adecuadamente los desafíos que ya están listos para ustedes a partir de este día.
Nadie más lo enfrentará por ustedes. Recuerden que nunca tengan a Jesucristo a un lado de sus vidas, porque es una
necesidad para que el matrimonio y la familia funcionen según el plan de Dios, pues él quiere ser el centro de la vida
matrimonial de ustedes. Recuerden también lo importante que es comunicarse correctamente de manera
comprensible y sin griterías, evitando las ofensas, los rechazos, y las groserías, etc… Y finalmente recuerden que sobre
todo lo que hagan el uno para el otro, háganlo con amor. El amor dice el apóstol Pablo que es mayor que la misma fe, y
que la misma esperanza. Que Dios les bendiga.