Resumen de La Lectura

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LA MOTIVACIÓN Y DEL LENGUAJE DE LAS DECISIONES

JUDICIALES

La motivación es lo más importante en una sentencia donde el juez redacta su decisión.


Además, Motivar es justificar la decisión tomada, proporcionando una argumentación
convincente e indicando lo bien fundado de las opciones que el juez efectúa.1 La
motivación debe mostrar que la decisión adoptada está legal y racionalmente justificada
sobre la base de aquellos elementos que la fundamentan.

ASPECTOS DE LA MOTIVACION

Lo primero que habría que considerar es que, respecto de la motivación de las decisiones
judiciales, los ciudadanos no tienen derecho a una determinada extensión de las
sentencias. Así lo ha manifestado entre otros el Tribunal Constitucional español de forma
reiterada. Sí, en cambio, tienen derecho a que se expresen en ellas todos los argumentos
jurídicos y fácticos necesarios para dar debida cuenta de lo que se pide y de la razón por
la cual se pide. Por ese motivo, sentencias muy extensas donde se hace un resumen de lo
ya obrante en el expediente judicial no necesariamente están bien fundamentadas.

La segunda cuestión a señalar es que la motivación no puede construirse a través de un


discurso libre. Es un discurso formalizado y reglado por normas constitucionales y
procesales, donde no todo vale. Qué tipo de reglas regulan la motivación es una cuestión
empírica y, por lo tanto, contingente. Pero en general, se admite que la motivación debe
ser vehiculada a través de un discurso claro y preciso, donde se expresen en párrafos
separados todo lo atinente a los hechos y al derecho que resulten relevantes para la
solución del caso individual a juzgar.

CARACTERISTICAS Y DEFECTOS DEL ESTILO DEL LENGUAJE FORENSE

El lenguaje del derecho se convierte, de ese modo básicamente, en un lenguaje natural.


La estructura del lenguaje del derecho, natural y técnico a la vez, se transforma en una
fuente de ambigüedades, dudas, incomprensiones y, en algunos casos extremos, de
indefensión jurídica. Los motivos son sencillos. El legislador suele redefinir el significado
de términos de uso común con un sentido diferente.

El uso ritual de frases hechas tampoco contribuye a una prosa judicial ágil y clara. Y el
uso de latinismos solo introduce perplejidad en un agente neófito en el derecho. La
utilización de siglas y de abreviaturas que de ellas realizan los jueces, por otra parte,
vuelve a veces incomprensible el texto judicial a cualquier persona no versada en derecho.

En el lenguaje jurídico en general y en el judicial en particular existe asimismo la


presencia abundante de nominalizaciones, esto es, la aparición de construcciones
nominales en sustitución de construcciones verbales. Frases como la “desestimación de
la demanda” o como la “estimación parcial de sus dichos” son de uso cotidiano en el foro.
Lo mismo sucede con el uso de frases perifrásticas construidas por un verbo vacío y un
sustantivo, que podrían sustituirse fácilmente por un verbo: “dictar sentencia” podría
cambiarse por “sentenciar” o bien “en sus dichos presentó alegaciones” por “alegar”.

Pero el lenguaje del derecho, y el uso que de él se hace en sede judicial, no solo posee
términos técnicos, sino que admite en su seno palabras y frases arcaicas y rituales, acoge
el uso de fórmulas inapropiadas, acepta la utilización excesiva en ocasiones de siglas y
facilita que se haga una traslación mecánica de las formulaciones legislativas que no
siempre resultan adecuadas.

Las características y defectos señalados no son los únicos que se presentan en el lenguaje
forense. El uso inadecuado de los signos de puntuación, de las mayúsculas y de otros
grafemas también disminuye el valor comunicativo de las expresiones judiciales. Pero es
que, además, tales características y defectos tienden a reproducirse porque no se ven como
equivocaciones sino como formas de expresión legítimas propias de una lengua de
especialidad y propias también del adecuado ejercicio profesional.

CONCLUCION

La motivación de la tiene como fin principal garantizar el control de la sentencia,


convencer a las partes y a la sociedad en general de la correcta administración del
derecho, y verificar que la sentencia no es arbitrio del juzgador. De la correcta motivación
de la sentencia nacerá la confianza en los órganos jurisdiccionales y ganaremos la paz
social.

La motivación concebida como expresión de los motivos, las causas, de una decisión es
un discurso lingüístico descriptivo. Como tal, no es capaz de justificar la decisión, puesto
que la justificación pertenece al ámbito de lo normativo y no hay salto posible que permita
fundar una conclusión normativa en un conjunto de premisas descriptivas. Con ellas
podremos entender, como máximo, qué llevó al juez a decidir como decidió, pero no
aportará nada a la justificación de su decisión.

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