Modulo 1 Generalidades Filosofia Del Derecho

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UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE HONDURAS

FILOSOFIA DEL DERECHO

Modulo # 1: Generalidades sobre la Filosofía.

Datos Generales
Nombre de la Asignatura: Filosofía del Derecho Código: FDE-1010
Unidades valorativas: 3 Duración del Módulo: 10 días

Objetivos Específicos:
1. Distinguir entre la Filosofía y la Ciencia.
2. Comprender la importancia de la Filosofía.

Competencias por alcanzar:


1. Distingue entre la Filosofía y la Ciencia.
2. Valora la importancia de la Filosofía en la vida del ser humano.

Descripción Breve del Foro:


En el foro se debatirá sobre las diferencias entre la Filosofía y la Ciencia, así como la
importancia de la Filosofía en la vida del hombre.

Descripción Breve de Actividades:


1. Participación en foro.
2. Tarea individual.

Descripción Breve de Tareas:


Ver instrucciones en documento adjunto a la sección de actividades.

Desarrollo de Contenido

INTRODUCCIÓN

Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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Resulta importante precisar algunos conceptos esenciales sobre la filosofía,


diferenciándola de la ciencia, siendo este el tema que se estudiará en este módulo.

LA FILOSOFÍA Y LA CIENCIA.

La palabra filosofía se origina de dos vocablos griegos: Philos y Sophia. Philos


significa amigo de, amante de, o deseoso de; el segundo vocablo griego, Sophia,
significa únicamente sabiduría. Si combinamos ambos vocablos obtendremos: Amigo
de la sabiduría, amante de la sabiduría o deseosos de sabiduría.

En sus comienzos, como amor a la sabiduría, la Filosofía abarcaba todo el saber. El


filósofo se ocupaba de todo el conocimiento. Cuando éste se fue incrementando se
fue a su vez desgajando, en distintas ramas, constituyéndose con el tiempo las
diversas ciencias. Este proceso de desgajamiento comenzó en el período del llamado
"helenismo" (o sea de la difusión de la cultura griega a partir de las con-quistas de
Alejandro -356-323 a. J.C.-) y, entre las ciencias que entonces se constituyeron figura
la jurisprudencia, por obra de los juristas romanos.

En la Edad Media, con fuerza "imperial" que llega a dominar a la Filosofía, se forma la
Teología (de "theos", dios y "logos" discurso, saber). Es la época en que se centra la
atención en Dios y al papel del hombre como súbdito del Estado, propio de la Edad
Antigua, se agrega su rol como fiel de la Iglesia. Con el tiempo, el hombre crece en su
saber y se ocupa de otros temas, primero, sobre todo en la Edad Moderna, vuelve su
atención al mundo que lo rodea, y se desarrollan las "ciencias naturales" -Astronomía,
Física, Química, Biología, etc.- y las "ciencias exactas". Es la época de las grandes
aventuras, de las grandes empresas comerciales, de la "explosión" de la capacidad
artística, en que el hombre se incorpora como sujeto de la historia por título propio.
Por último, sobre todo en la Edad Contemporánea, el hombre centra su atención en
sí mismo, y se desarrollan las "ciencias sociales" y "humanas". Aparecen entonces la
Economía -a partir de fines de la Edad Moderna-, la Sociología, la Historia, la
Psicología, etc. Por tanto, se concluye que la filosofía no es un saber universal, sino
que se regionaliza en varias áreas.

Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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La voz "ciencia" es, a su vez, de origen latino ("scientia") y también significa saber o
conocimiento. Según el Diccionario de la Real Academia, la ciencia “es el
conocimiento obtenido mediante la observación de patrones regulares, de
razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, a partir de los cuales se
generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes
generales y sistemas organizados por medio de un método científico.”

Resulta necesario destacar que si la Filosofía, fundada por los griegos, lleva un
nombre originado en su lengua, la ciencia, desarrollada básicamente cuando
predominaba el latín, se nombre con una palabra latina. El proceso de desgajamiento
del saber es legítimo siempre que no importe una desintegración, como la que cultiva
el especialista radicalizado. Hay que reconocer una "complejidad pura" del saber,
donde la Filosofía es hoy, en definitiva, un saber con características particulares:
posee vocación de universalidad, y pretensión de eliminar los supuestos y se realiza
con un quehacer personal.

La Filosofía no es un saber universal, porque el hombre no puede conocer todo el


universo, pero sí tiene vocación de abarcarlo todo, por eso se dice que la Filosofía
tiene vocación de universalidad. Por esa misma vocación, la Filosofía pretende
eliminar todos los supuestos, aunque la realización total de esta pretensión es
inalcanzable. Por otra parte, cada persona puede saber acerca del universo de una
manera diferente, desde su propio punto de vista, de modo que la vocación de
universalidad le exige realizar la Filosofía como un quehacer propio. En definitiva, la
caracterización actual de la Filosofía se logra mediante el desarrollo de la idea básica
de vocación de universalidad. De ella se derivan la pretensión de eliminar los
supuestos y la exigencia de un quehacer personal.

Así pues, el saber generalmente se puede dar en dos dominios: el filosófico y el


científico. Veremos cuáles son las características del saber filosófico: 1

1
El texto que se describe a continuación es un resumen extraído del texto: Filosofía del Derecho, Virgilio Ruiz
Rodríguez, Instituto Electoral de México, México 2009.
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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1) El saber filosófico es un conocimiento intelectual (actividad propia de la


inteligencia).

2) Es un conocimiento discursivo. La inteligencia puede conocer de dos maneras:


en contacto directo con el objeto y sin estar en contacto directo con el objeto. Es decir,
la inteligencia va conociendo, va abordando poco a poco a su objeto, va conociendo
poco a poco la realidad, a través de ciertas etapas: simple aprehensión, juicio y
raciocinio, elaborando un discurso. La forma discursiva es, también, la manera
ordinaria como conoce la inteligencia.

3) El saber filosófico es un conocimiento de lo real. Se dice que lo real es todo lo


que existe, todo lo que es y tiene ser, independientemente de que lo conozca o no el
sujeto. El ámbito del conocer es el ámbito del ser: todo lo que es puede ser conocido.

4) Asimismo, el saber filosófico es un conocimiento causal. Existen cuatro causas:


dos internas, la material y la formal, que hacen referencia a las dos primeras
categorías: la cantidad y la cualidad, las cuales significan la materia y la forma
integrantes de la sustancia, y dos externas, la eficiente y la final.

Cada una de las causas responde a una pregunta: la material ¿de qué está
hecho?, la formal ¿qué o quién es?, la eficiente ¿quién lo hizo?, y la final ¿para qué
lo hizo? La causa final tiene una peculiaridad. Es verdad que el fin de la obra a realizar
puede ser diverso, pero si no está o no se tiene en forma clara lo que se persigue, las
otras causas no se dan. De ahí que se diga que la causa final es la primera en la
intención y la última en la ejecución.

5) Por otro lado, el saber filosófico es un conocimiento demostrativo. Hablar aquí


de demostración es muy distinto de cómo lo entiende la ciencia moderna, el
cientificismo, el positivismo científico. Por demostración entendemos “una inferencia
a partir de premisas necesarias”. (Aristóteles, Analítica posterior, L. II, c. 4, 73b.).
Hablar de premisas es hablar de proposiciones (las llamadas oraciones) y sabemos
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estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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que cualquier proposición está compuesta por sujeto, verbo y predicado, sólo que aquí
las proposiciones de que se trata serán proposiciones reduplicativas, es decir,
aquéllas en las que se enuncia la causa formal del predicado, esto es, cuando se
enuncia lo que explica la razón de ser del predicado. Por ejemplo, puedo decir: Critias
me curó, pero al preguntar por qué lo hizo, en la respuesta estará la reduplicación, y
tendré que decir: Critias, por ser médico, me curó. Esto es así porque la verdad
obtenida por conocimiento demostrativo —dice Aristóteles— será necesaria, y
necesario es lo que no puede ser de otra manera de lo que se es. (Aristóteles, Analítica
posterior, L. II, c. 4, 73b.).

En tanto, la ciencia es un conocimiento elaborado por conclusiones que se


desprenden como efecto de las proposiciones o premisas que deben ser mejor
conocidas que aquéllas y anteriores a ellas. A estas conclusiones también se les llama
principios o axiomas, y éstos principios son la base de cualquier conocimiento, de
cualquier saber, de todas las ciencias, y son tan necesarios que aun cuando las
ciencias ni siquiera los mencionen éstas se encuentran fundamentadas en aquéllos;
como los cimientos de una casa o de un edificio, que, aunque no se ven, allí están.
Todas las ciencias se sirven ciertamente de ellos porque son propios del ser en cuanto
ser. Y podríamos añadir que gracias a ellos que son indemostrables todo lo demás se
puede demostrar. El más cierto de todos los principios es aquel sobre el cual es
imposible engañarse, y es por excelencia el más cierto:

a) Principio de no contradicción: es imposible que, al mismo tiempo y bajo la


misma relación, se dé y no se dé en un mismo sujeto un mismo atributo. Es
imposible que una cosa pueda ser y no ser al mismo tiempo. 15

b) Principio del tercer excluso: no es posible que haya un término intermedio


entre los dos términos de una contradicción, sino que es necesario afirmar o
negar una cosa de otra cualquiera;16 por ejemplo, ¿está seco o está mojado?
No, está húmedo. Este término intermedio “húmedo” se rechaza: está mojado
o está seco, pero no húmedo.

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estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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c) Principio de causalidad: todo ser que se mueve es necesariamente movido


por alguna cosa. En otras palabras, todo efecto tiene su causa. Todo ente
contingente que no tiene en sí la razón de su ser, la tiene necesariamente en
otro. Toda causa es causa cuando produce un efecto. No hay efecto sin causa.
De esto se sigue, por ejemplo, que padre e hijo tengan la misma edad.

d) Principio de razón suficiente: este principio no está dentro de la


nomenclatura aristotélica, sin embargo, se puede deducir de los
planteamientos sobre el ser desarrollados en los libros IV, V y VII de su
Metafísica: todo lo que es y existe tiene todo lo necesario para ser y existir.
Sin embargo, el filósofo a quien se le debe su formulación es Gottfried Wilhelm
Leibniz (1646), quien en su obra Teodicea lo define así: “que nada ocurre sin
una razón por la cual deba ser así y no de otro modo”.

6) El saber filosófico es también es un conocimiento de lo necesario. Necesario


significa que lo que es no puede ser de otra manera de lo que es, y por ello se opone
a lo contingente, que comprende todo aquello que es, pero que no hay ningún
problema en que deje de ser.

Diferencia entre la filosofía y la ciencia.

Ahora bien, dentro de esa actividad racional del hombre, es conveniente distinguir con
la mayor claridad posible entre esos dos sectores o niveles de conocimiento
denominados ciencia y filosofía. La ciencia —indica Ferrater Mora— es un modo de
conocimiento que aspira a formular mediante lenguajes rigurosos y apropiados —en
lo posible, con auxilio del lenguaje matemático— leyes por medio de las cuales se
rigen los fenómenos. Estas leyes son de diversos órdenes. Todas tienen, sin embargo,
varios elementos en común: ser capaces de describir series de fenómenos; ser
comprobables por medio de la observación de los hechos y de la experimentación; ser
capaces de predecir —ya sea mediante predicción completa, ya mediante predicción
estadística— acontecimientos futuros. Y, concluye, tras referirse a la necesidad de
una metodología rigurosa, apta para lograr esa precisión y comprobación propias de
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cada teoría científica y de cada ciencia: en general, se considera que una teoría
científica es tanto más perfecta cuanto más formalizada se halla.

La ciencia, se ha dicho, se caracteriza por su seguridad y exactitud; la filosofía, en


cambio, muestra un mayor grado de incertidumbre y problematismo. La primera
trabaja sobre hechos empíricos, comprobables también empíricamente; la segunda
pretende hablar sobre realidades en las que esa comprobación empírica parece que
no se da. La ciencia sería, en definitiva, positividad; la filosofía, trascendencia crítica
de esa positividad; la ciencia, un modo de conocer, mientras que la filosofía es un
modo de vivir; la ciencia es un conocimiento limitado; la filosofía, conocimiento
ilimitado.

Bertrand Russell, con toda honestidad intelectual, aceptando ciertas limitaciones del
pensamiento analítico y neopositivista en el que está inmerso, escribe: filosofar es
especular sobre problemas de los cuales un conocimiento exacto no resulta todavía
posible. Una de las principales funciones de la filosofía radica en mantener la
especulación sobre materias que no siempre podemos sujetar al conocimiento
científico; porque, en definitiva —indica— el conocimiento científico no recubre sino
una pequeña parte de los muchos problemas que interesan —o deberían interesar—
a la humanidad. Hay muchos puntos, y de inmenso interés, sobre los cuales la ciencia
tiene poco que decirnos, al menos por el momento. Resulta de ahí que la ciencia es
lo que conocemos, mientras la filosofía es lo que no conocemos. Hay muchas cosas
que la ciencia no sabría tratar. Por ejemplo, todo lo que se refiere a los valores. La
ciencia es incapaz de decirnos lo que está bien y lo que está mal. Parece que esto
correspondería, pues, a la filosofía. Considera Russel que:

“El valor de la filosofía ha de medirse no tanto por las respuestas concretas a los
problemas que plantea, sino más bien por el valor de los problemas mismos;
porque estos problemas amplían nuestra concepción de lo posible, enriquecen
nuestra imaginación intelectual y disminuyen la seguridad dogmática que cie-rra
el espíritu a la investigación; pero, ante todo, porque por la grandeza del Universo
que la filosofía contempla, el espíritu se hace a su vez grande, y llega a ser capaz

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estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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de la unión con el Universo que constituye su supremo bien.” (B. Russell, Speaks
his mind, citado por Elías Díaz)

Un fenómeno natural que aparece y se da en los seres humanos es que, llegado cierto
momento en su desarrollo, los hijos, por ejemplo, desean y buscan la independencia,
in lato sensu, entendida en relación con los padres; quieren sentirse libres,
autosuficientes, hasta que se convencen de que no es posible tal autonomía ni la
autarquía con las que soñaron y creyeron poder vivir. De manera semejante, y en la
debida proporción, esto mismo lo vivieron las ciencias durante mucho tiempo en el
que se mantuvo la afirmación: la filosofía es madre de todas las ciencias. Pero
también, éstas, por su parte, crecieron y progresaron de tal manera que, en el siglo
XX, quisieron autofundamentarse, es decir, independizarse, hasta el extremo que a la
filosofía sólo le dejaron como objeto de estudio el ámbito de los valores, quitándole
con ello su ser (filosofía), para convertirla en axiología: una parte se transformó en el
todo. Pero pronto reconocieron su buena dosis de soberbia que las motivó a separarse
y comenzaron a regresar las aguas a su cauce —como bien lo atestigua B. Russell,
citado arriba—, y han ido apareciendo innumerables ediciones de obras cuyo objeto
de estudio es tratado y abordado desde la filosofía: filosofía de la ciencia, de la
biología, de la economía, de la empresa, etcétera.

¿Qué es entonces lo que sucede? Hemos afirmado que en el hombre hay un deseo
natural de saber; saber que le obliga a preguntar, y preguntar que requiere una
respuesta; respuesta a su vez, que muchas veces no satisface, porque responde a la
inmediatez, a lo próximo, a lo cercano, lo cual es propio de las ciencias, pero el hombre
requiere de algo más que solamente se lo pue-de brindar la filosofía. Lo cierto es que
las explicaciones de la ciencia —dirá Maritain—, al no darnos el ser íntimo de las cosas
y al no ser explicativas más que por las causas próximas o simplemente por cierta
especie de causa formal, no pueden saciar la sed del espíritu, al que inquietarán
necesaria-mente cuestiones de un orden más elevado, pues siempre querrá penetrar
en el misterio de lo inteligible.

Ahora bien, toda ciencia tiene su punto de partida en la experiencia, en lo real. Y por
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
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real entendemos —como lo señalamos anteriormente— todo lo que tiene ser, es y


existe, independientemente de que lo conozca o no el sujeto. Al mismo tiempo, las
ciencias se especifican por su objeto o materia de estudio y por el camino o método
que emplean para llegar a él.

También hay que decir que las ciencias pueden coincidir en el objeto material; por
ejemplo, en el caso del hombre, cada ciencia elige una parte o un aspecto de él, se
trate de la biología, la física, la psicología, o de cualquier otra; en cambio, la filosofía
lo estudia como un todo, y desde otro punto de vista diferente del de cada ciencia en
particular, y éste será el objeto formal que es el que especifica a cada ciencia. Es
decir, cada una da razón de su objeto según su capacidad: las ciencias a través de
una explicación o razón inmediata o próxima de lo que es o sucede; la filosofía, por su
parte, responde tratando de dar una razón o explicación última o primera de su objeto,
es decir, que no hay otra por encima de la que ella exponga.

Por consiguiente, podemos sostener que la filosofía es totalizadora mientras las


ciencias son parciales; la filosofía da razones últimas mientras las ciencias se
contentan con dar razones inmediatas o próximas; las ciencias estudian relaciones, la
filosofía estudia esencias o realidades; las ciencias trabajan con presupuestos, la
filosofía es una ciencia sin presupuestos; las ciencias consideran fenómenos,
comportamientos, la filosofía considera el ser, el valor, el Absoluto, la vida, la libertad,
el sentido del universo, el bien. Incluso, hasta podríamos decir que la filosofía es
infalible en sus razones mientras que a las ciencias no se les puede pedir esto, pues
sus afirmaciones versan sobre algo que puede ser verdadero para hoy pero quién
sabe si para mañana lo será. La filosofía tendrá como misión —señala Fraile—
penetrar más profundamente, investigando las causas últimas de los seres y analizan-
do sus esencias con métodos racionales y especulativos. (G. Fraile, Historia de la
filosofía I, p. 15)

Por otra parte, la Filosofía y la ciencia se diferencian del saber vulgar por el rigor
metódico que deben desarrollar. Una vocación de universalidad desenvuelta sin este
rigor significa sólo una aptitud básica para la Filosofía, pero no es auténtica Filosofía.
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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El filósofo se pregunta con rigor sobre el universo y el científico sobre parte de él, pero
cabe destacar que el saber vulgar puede ser tan verdadero como el filosófico o el
científico, aunque la intensidad de su pregunta sea mucho menor.

La Filosofía es un diálogo permanente entre pregunta y respuesta, aunque hay


filosofías más referidas a la pregunta, como la que tratamos de cultivar, y otras más
aferradas a las respuestas. Como no podemos salirnos del universo y de tomar
posición respecto de él no hay manera de apartarse de la Filosofía y siempre vivimos
en relación con ideas filosóficas, sea consciente o inconscientemente. Por eso,
siempre resulta importante que la persona tenga una concepción filosófica
determinada, y, en el caso del derecho, también se requiere contar con una postura
filosófica para, a partir de esa postura, realizar una aplicación práctica del derecho.

Como el hombre se pregunta por lo que considera valioso, una perspectiva importante
para la comprensión de toda Filosofía es la de los valores que desarrolla. Hay que
conocer, en definitiva, cuáles son los valores que el hombre pretende satisfacer y
satisface con su pensamiento. Al fin, toda Filosofía es una propuesta relacionada con
el valor más alto que podemos realizar, con nuestro valor propio, la humanidad (el
deber ser cabal de nuestro ser), sea que lo sirva o lo contraríe.

La necesidad de "escuchar" a los demás requiere condiciones de igualdad, de respeto


a la unicidad y de comunidad en la pregunta; asimismo exige un clima de tolerancia.
Al cumplir con estos requisitos, la Filosofía se convierte en instrumento de realización
del liberalismo, la democracia y la "res publica", respectivamente encaminados a la
unicidad, la igualdad y la comunidad y, en definitiva, contribuye al régimen de justicia.
Aunque con frecuencia es desviada consciente o inconscientemente con fines
diversos, la Filosofía auténticamente tal es un aporte para la realización de la justicia.

PARTES DE LA FILOSOFÍA

La división de la filosofía tiene su origen en el propio ser humano que tiene la


capacidad de conocer tanto de manera especulativa como de manera práctica; y que
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
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siente la necesidad de dividir, distinguir o separar para unir. Esto constituye la razón
por la cual desde los tiempos de Aristóteles se distingue entre ciencia especulativa y
ciencia práctica. Según el doctor Sanabria, la primera (ciencia especulativa) se queda
en la pura contemplación de la verdad. Es el saber por el saber. La segunda (ciencia
práctica) tiende a que se realice lo conocido. Es el saber para actuar. Es la
encarnación de lo contemplado.

De la primera forma de conocer, la especulativa —cuyo método es la abstracción—,


(Abstraer: acción y efecto de separar conceptualmente algo de algo, esto es, de poner
algo (alguna característica o propiedad, sobre todo) mentalmente aparte. Ferrater,
Diccionario de filosofía, p. 24.), Maritain distingue tres grados: 1) en el primero, el
espíritu considera los cuerpos en su realidad móvil y sensible, los cuerpos revestidos
de sus cualidades y propiedades experimentalmente verificables: tal objeto no puede
ni existir sin la materia y las cualidades que le están unidas, ni ser concebido sin ella.
Éste es el dominio de lo que los antiguos llamaban Physica: conocimiento de la
naturaleza sensible. 2) en el segundo, el espíritu puede considerar objetos abstraídos
ya y purificados de la materia en cuanto es ésta en general el fundamento de las
propiedades sensibles, activas y pasivas de los cuerpos; luego no considera más que
cierta propiedad que desentraña de los cuerpos: la cantidad, número o extensión
tomada en sí, objeto de pensamiento que no puede existir sin la materia sensible, pero
que puede ser concebida sin ella, porque nada sensible o experimental entra en la
definición de elipse o de la raíz cuadrada, por ejemplo. Es el dominio de la
Mathematica: conocimiento de la cantidad como tal, según las relaciones de orden y
de medida que le son propias. 3) En el tercero, el espíritu puede considerar objetos
abstractos y purificados de toda materia, reteniendo de las cosas sólo el ser mismo
contenido en ellas, el ser como tal y sus leyes; objetos de pensamiento que no sólo
pueden ser concebidos sin la materia, sino que hasta pueden existir sin ella, ya porque
jamás existen en la materia, ya porque existen tanto en las cosas materiales como en
las inmateriales. Es el dominio de la Metaphysica: conocimiento del ser en cuanto ser.
Tenemos, pues, tres grandes ciencias en el dominio especulativo: la Physica o
filosofía de la naturaleza, la Mathematica y la Metaphysica.

Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
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La Filosofía se ha ido constituyendo en disciplinas diversas: la Metafísica, que se


ocupa de los principios y de las causas primeros; la Ontología, que trata del ser; la
Gnoseología, o teoría del conocimiento; la Axiología, que se ocupa de los valores, etc.
Es discutida la ubicación filosófica o "extrafilosófica" de la Lógica, que se ocupa de la
forma del pensamiento (puede decirse también del raciocinio) y de la Epistemología,
que aborda los fundamentos y los métodos del conocimiento científico. No todas las
filosofías consideran a todas esas disciplinas con los mismos sentidos y ni siquiera
todas las admiten como legítimas. Así, por ejemplo, hay filosofías que cuestionan la
legitimidad de la Metafísica, la Ontología, etc. e incluso se llega a sostener que la
Filosofía es sólo Lógica.

La profundidad de los planteos metafísicos puede servir de fundamento a mayores


fenómenos de autoridad, con la consiguiente realización del valor poder, en tanto que
la Gnoseología, la Ontología y la Axiología y también la Lógica y la Epistemología,
ganan espacio en relación con climas de mayor autonomía, a los que es inherente el
valor cooperación. De cierto modo, la Metafísica tiende a promover más firmeza para
la planificación gubernamental en marcha, que realiza el valor previsibilidad; en
cambio, la Gnoseología, la Ontología y la Axiología y también la Lógica y la
Epistemología promueven más dependencia de la ejemplaridad, que satisface el valor
solidaridad.

Cada disciplina filosófica significa una pregunta específica: acerca de los principios y
las causas en la Metafísica, respecto del ser en la Ontología, etc. Cada uno debe ir
interrogándose acerca de cuál es el complejo de disciplinas filosóficas que considera
legítimo desarrollar, desde todos los puntos de vista: en general, en cuanto a la
perspectiva de su país, en relación con su vida personal, etc.

IMPORTANCIA DE LA FILOSOFÍA

Por la manera práctica de conocer, decíamos, el hombre tiende a que se realice lo


conocido. Es el saber para actuar, saber para normar, teniendo como fin algo que no
existe: una obra, una acción, que se realizará, que será puesta en la existencia por el
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hombre. Por consiguiente, el conocimiento teórico o especulativo difiere del operativo


o práctico por cuanto tiene como fin la verdad que considera, mientras que el práctico
ordena la verdad considerada a la operación como fin.

Por otra parte, es conveniente que la materia sea proporcionada al fin; lo cual exige
que la materia del saber práctico sean aquellas cosas que pueden ser realizadas por
nuestra acción, para que su conocimiento pueda ser ordenado a la operación como
fin. Y el fin que se persigue al actuar puede verse reflejado en dos actividades:
transitiva e inmanente. Para tener certeza en cuál de las dos nos movemos, es
necesario saber el fin que buscamos en cada una de ellas. Si lo que busco es la
perfección de lo que está fuera de mí, transitiva, de lo que hago: una casa, unos
zapatos, un automóvil (física y materialmente entendido), estaré en el campo, en el
ámbito o dominio del hacer, del facere: en el que se busca que las cosas o artefactos
que resulten de mi acción estén bien hechos, tengan calidad, para lo cual debo
ayudarme de la virtud del Arte, que es la recta ratio factibilium (la recta razón en el
hacer). Así, por ejemplo, si buscamos que algo sea útil, tendremos la filosofía del
trabajo; si se busca que lo hecho sea bello, tendremos la Estética o la Fenomenología
del arte; si se pretende que lo hecho sea eficaz, tendremos la filosofía de la técnica, y
también la Tecnología. Ahora bien, si el fin que se busca es la perfección del propio
agente; si el sujeto busca la perfección de su propia naturaleza, que es lo que identifica
a la actividad inmanente, estaremos en el campo del actuar, del agere, y deberá
ayudarse el sujeto de la virtud de la Prudencia, que es la recta ratio agibilium (la recta
razón en el obrar). Las disciplinas que se encuentran en este campo del saber práctico
y que ayudarán a alcanzar el fin que se busca, que es la propia perfección, son entre
otras: la filosofía moral o ética, la filosofía política, la filosofía social, el derecho, la
deontología jurídica y la filosofía del derecho.

Si bien estas dos actividades, la transitiva y la inmanente son diferentes, entre ellas
debe existir una estrecha relación no sólo porque “el mundo de los objetos y de lo
pragmático se ordenan al mundo de las personas y de lo ético” —como dice Rodríguez
Luño—, (L. A. Rodríguez, Ética general, p. 149.), sino también porque si se carga el
acento en la segunda, en la inmanente, que se refiere a la perfección del propio sujeto,
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
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el resultado previsto se dará, pues es evidente que siendo buena la persona en sí, lo
que haga también será bueno o, por lo menos, siempre se esforzará para que sea así:
nemo dat quod non habet (“nadie da lo que no tiene”). Aristóteles lo expresaba de esta
forma: “Cada cual juzga acertadamente de lo que conoce, y de estas cosas es buen
juez”. Esto mismo, aplicado a la acción del hombre —traspolando su significado—,
podemos decir que cada quien actúa de acuerdo con lo que es. Así, para el caso
concreto, si la persona es buena también será buen abogado sin lugar a duda. En
todo caso, la distinción entre obrar (agere) y hacer (facere) —observa Rodríguez
Luño— debe entenderse no como una distinción entre dos géneros de acciones
completamente independientes, sino como una distinción de aspectos formales que
pueden ser poseídos por una misma acción.

Si de la forma rigurosa y formal, como lo hemos hecho hasta ahora para hablar de la
filosofía, pasamos al terreno de la vida ordinaria —sin demérito alguno—, en palabras
llanas diremos a continuación, en qué consiste esa actividad intelectual del hombre
que es el filosofar.

Kant dejó escrito en la Introducción a la teoría del derecho: “Una teoría del Derecho
meramente empírica es, como la cabeza de madera en la fábula de Fedro, una cabeza
que puede ser muy hermosa, pero que no tiene seso”. Con lo cual, establece de
inmediato, como se puede ver, la relación a la que se debe tender en el conocimiento
y que debe mantenerse, entre lo práctico y lo teórico.

En consecuencia, podemos decir que el concepto de filosofía del derecho que se


tenga, dependerá en gran medida del concepto de filosofía que se posea. De acuerdo
con esto se puede vislumbrar que los sistemas filosófico-jurídicos contemporáneos
dependen de la ideología del autor y del sistema filosófico que se adopte. Por lo
mismo, a manera de imperativo, debemos tomar una postura, cualquiera que ésta sea:
racionalismo jurídico, positivismo jurídico, iusnaturalismo, voluntarismo jurídico, o
bien, la que nos parezca más convincente, con tal que seamos congruentes con la
elección que hagamos, aunque también es de sabios cambiar; pues sabemos de
Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
UNIVERSIDAD TECNOLOGICA DE HONDURAS
FILOSOFIA DEL DERECHO

antemano que ha existido y existe una actividad intelectual humana llamada filosofía,
cuya vigencia presente y futura se puede confirmar y asegurar con este argumento:
mientras haya problemas filosóficos habrá filosofía. Al mismo tiempo, la necesidad
que éstos tienen de ser interpretados críticamente, es lo que justifica su existencia y
perennidad.

Por lo tanto, con fundamento en lo anterior podemos decir que la filosofía es


discusión, reflexión, crítica, un continuo querer salir de la duda, un eterno
cuestionamiento. Pero hay una cosa —como lo apuntamos arriba—: cuanto más
preguntamos, más dudas resultan, porque el hombre tiene de por sí la vocación de
ser filósofo y responderá a esa llamada alimentando cada día el deseo de saber. Y en
stricto sensu, la filosofía es una forma de vida, vivencia en la llamada permanente del
ser, que moldea y marca al hombre que la sigue. Se puede concluir que la filosofía es
un saber, pero no un saber por saber, sino un saber para vivir, y, por supuesto, para
saber morir.

La Filosofía aplicada a la vida del hombre será la ciencia que le dé a conocer la causa
eficiente, el origen y el fin de su existencia, los principios reguladores e invariables de
todos los actos mudables de su vida, la unidad de esos mismos principios armonizada
con la variedad de aquellos actos y la íntima ligazón en que se halla con las demás
existencias. La filosofía abraza todas las fases, todos los momentos, todas las
manifestaciones de la vida humana, varias y distintas, en el más alto grado, y aunque
siempre partirá de un mismo punto y seguirá una misma dirección y tendrá un mismo
término; variará en sus formas y maneras de ser, según la serie de actos de la vida a
que se aplique.

En todas las series de la vida será de importancia suma, de absoluta necesidad, el


estudio filosófico del hombre, pero donde resaltará más y más su importancia será en
su manifestación espiritual que es la que está por cima de todas y las domina todas.

Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.
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ACTIVIDAD: Comparta en el foro general, cuáles son las diferencias esenciales entre la
Filosofía y la Ciencia. Además, señale en sus propias palabras, cuál es la importancia de la
Filosofía.

Bibliografía

1. Ruiz Rodríguez, Virgilio. "Filosofía del Derecho". Instituto Nacional Electoral, México.
2009.

Este texto constituye un resumen del primer capítulo del libro “Filosofía del Derecho”, escrito por
Virgilio Ruiz Rodríguez, que se ha citado como bibliografía. Solo se ha elaborado para efectos de
estudio. Si se desea realizar citas, se debe consultar directamente el libro señalado.

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