Deuteronomio (1-34)
Deuteronomio (1-34)
Deuteronomio (1-34)
DEUTERONOMIO
(cap. 1-34)
El libro de Deuteronomio complementa a Números; no avanza la historia del Antiguo Testamento. Los
mensajes de este libro fueron dados por Moisés a Israel acampada en los campos de Moab. Moisés estaba a
punto de morir, y una nueva generación en Israel (que no nació hasta después que Israel partió del monte
Sinaí) necesitaba alguna instrucción especial en la ley de Dios. Así que estas palabras de Moisés eran un
necesario recordatorio a toda Israel, aunque tenían una importancia particular para la nueva generación.
El principal propósito del libro es recordar a Israel su especial relación con Dios. Ellos eran el pueblo del
pacto y debían obedecer sus leyes. En Deuteronomio se recuerda a Israel la privilegiada posición que tenían
y la resultante responsabilidad de servir fielmente a Dios y de ser santos. En estos mensajes, Moisés pide al
pueblo que obedezca los mandamientos. Sus argumentos a la nación se basan en diversos hechos:
a) Moisés repasa el viaje de Israel desde el Sinaí hasta los campos de Moab (cap. 1-4)
Moisés le da a la nueva generación un relato autorizado de la reciente historia de Israel. Comenzando con
el monte Sinaí y concluyendo con la llegada a los campos de Moab, Moisés habla del gran poder y la fidelidad
de Dios, así como de la incredulidad y del fracaso de Israel. Le recuerda a Israel la provisión y la protección de
Dios. También les recuerda que el camino a la bendición pasa por la obediencia.
b) Moisés repasa y expande la ley para la nueva generación (cap. 4-26)
La mayor parte del libro está dentro de esta sección. Trata acerca de algunas cuestiones sumamente
significativas que afectarán en gran manera el bienestar de la nación en los días venideros.
a) Totalmente esencial para el bienestar de Israel era su conocimiento de la ley de Dios (su constitución).
Los sacerdotes y los levitas funcionaban como maestros de esta ley. Pero aún más significativo que
las instrucciones por parte de estos hombres eran las enseñanzas de los padres. Los padres debían
ser la clave en la comunicación de la verdad de Dios de generación en generación (6:1-9). Los padres
debían enseñar a sus hijos a temer al Señor y a amarle (6:2, 5, 12). Debían ser diligentes en esta tarea.
Posteriormente, los padres de Israel violarían esta instrucción, con el resultado de que generaciones
enteras crecerían «que no conocía[n] a Jehová» (Jue. 2: 10).
b) Otra cuestión es acerca de la relación de Israel con los cananeos (7:1-6). En primer lugar, Israel debía
destruir total y absolutamente a todos los cananeos en la tierra, sin hacer con ellos tratados de
ninguna clase. Segundo, no debía haber matrimonios mixtos con los cananeos, porque habrían
conllevado la idolatría.
c) Moisés reveló también un hecho singular acerca de la Tierra Prometida (11:10-17). Esta tierra no podía
ser irrigada como la tierra de Egipto. Con el río Jordán a cientos de metros bajo el nivel del mar, no
era una fuente de agua para cosecha ni para área de pastoreo. Esta tierra dependería totalmente de
lluvia. Dios prometió que si Israel le obedecía siempre traería lluvia para sus cosechas; y ganado.
Retendría la lluvia sólo si Israel era desobediente a su ley. Por ello, la sequía (con un hambre
consiguiente) era en Israel una cuestión espiritual, y tenía la intención de ser un indicador claro y
visible de que Dios estaba desagradado a causa de la desobediencia de ellos.
d) Otros temas tratados por Moisés en este mensaje incluían la total necesidad de eliminar toda idolatría
de Canaán (cap. 12), la gran fidelidad de Dios (8-9), la cuestión del divorcio (24), las posiciones de los
profetas; (13-18) y de los reyes (17), e información adicional acerca de las relaciones de Israel con
naciones extranjeras (20).
Había bendiciones y maldiciones incluidas en el pacto. Las maldiciones eran pronunciadas por el
quebrantamiento de la ley, y las bendiciones por ser obedientes a la misma (caps. 27-28). El pacto dio el
«título de propiedad» de Canaán a la nación de Israel. Era y siempre seria la tierra de Israel. Los límites de la
tierra quedaron definidos en la ley. Sin embargo, el pecado y la desobediencia afectarían a este pacto. Aunque
la desobediencia no anularía el pacto, Israel perdería el derecho a vivir en la tierra. Pero quedaba claro
también que en el futuro Israel seria convertida y restaurada a la tierra.
Después que Moisés comunicase la necesaria información a la nueva generación supo que era su
tiempo de morir (31:2). Josué iba ahora a asumir el liderazgo del pueblo (31:14, 23). Moisés finalizó su tarea
literaria (31:24-26), bendijo al pueblo (33:1) y ascendió al Monte Nebo para ver la tierra prometida (34:1-4).
Luego murió, y la nación de Israel entró en una nueva fase de su vida nacional. Josué y el pueblo se dispusieron
para entrar y conquistar Canaán.