Sociales 11 - Contractualismo

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COLEGIO CODEMA I.E.D.

“Construyendo una comunidad crítica justa y tolerante”


GUIA DE AUTOAPRENDIZAJE

ÁREA (S) CIENCIAS SOCIALES


DOCENTE (S) ALEXANDER FIAGÁ NIÑO FECHA DE ENTREGA: 27 de agosto
CICLO V GRADO ONCE
OBJETIVO Identificar las características y los principales exponentes del contractualismo

El contractualismo 
Es una corriente del derecho y de la filosofía política que plantea que las sociedades se
originaron a partir de un contrato primigenio (es decir, el primer contrato de todos). En él se
ofrecía el establecimiento de leyes a cambio de limitar las libertades individuales.
En otras palabras, las personas limitaron su libertad con el fin de obtener leyes que
mantuvieran el orden social y garantizaran la supervivencia de la especie humana. A partir de
esta premisa se pudo construir el concepto de Estado, que se trata de una organización
política que controla y dirige la forma de vida en un territorio determinado.

El Estado como entidad política ha tenido sus cambios a lo largo de la historia; por ejemplo,
anteriormente el Estado estaba encabezado por un rey y los habitantes no tenían derecho al
voto. En cambio, actualmente las personas pueden elegir a sus representantes mediante el
voto, aunque existen países que todavía conservan su monarquía.

A pesar de que la organización del Estado puede cambiar (es distinta en cada país y
evoluciona con el tiempo), los contractualistas defienden que el orden social se sigue rigiendo
por el contrato primigenio, ya que las personas siguen renunciando a ciertas libertades para
acatar las leyes que mantienen el funcionamiento del mundo.

Por ejemplo: cuando una persona adquiere un automóvil, se compromete a cumplir las leyes
de tránsito que están impuestas en su región. Por lo tanto, dicha persona no puede conducir
de la forma que desee, pues tiene que respetar los carteles y los semáforos.

Como se puede apreciar, esta persona renunció a conducir su vehículo de manera arbitraria
(es decir, sin seguir el reglamento) con la finalidad de mantener el orden social. Esto sucede
en todos los países y en cualquier aspecto de la vida; los seres humanos aceptan cumplir las
normas impuestas por el Estado para poder convivir de forma civilizada. Esta aceptación de
las leyes es el contrato implícito que defienden los contractualistas.

El contractualismo como corriente filosófica nació a raíz de un cambio en el pensamiento de


las sociedades; antes del siglo XVII se justificaba la existencia del poder argumentando que
se trataba de un mandamiento religioso. Esto quiere decir que las personas pensaban que
una entidad superior había colocado a los gobernantes para que guiaran a los demás.

También se consideraba que las personas eran de tal forma por su naturaleza; por ejemplo,
Aristóteles creía que los esclavos lo eran porque ese era su estado natural; lo mismo sucedía
con los nobles y con la gente común.

Desde mucho antes del XVII las personas ya se habían empezado a cuestionar sobre el
origen de este orden social; así se aprecia en los sofistas, unos filósofos griegos que
consideraban que todo era relativo y que las normas eran convenciones impuestas por las
personas. Sin embargo, fue a partir de la modernidad que este cuestionamiento sobre las
figuras de poder alcanzó más popularidad.

https://www.lifeder.com/contractualismo/

El contractualismo: Hobbes, Locke, Rousseau y Montesquieu

Con sus teorías, los contractualistas pretenden llevar a cabo una racionalización del estado y
un análisis crítico sobre el poder y legitimidad. El Estado no tendría un origen natural o divino,
por lo que la obediencia no sería algo natural ni necesario. El estado debería entenderse,
desde esta interpretación, como un acuerdo o contrato entre las personas que conforman una
sociedad.

Los contractualistas llevan a cabo el supuesto de un estado de naturaleza, previa a la


fundación del estado y la vida en sociedad, sería una hipótesis sobre cómo sería la vida
humana al margen de la sociedad. El estado se concibe de forma ideal como un contrato en el
que los miembros de una sociedad acordarían un intercambio y un modelo de organización
política. Las diferencias respecto a su concepto de estado de naturaleza y las características
del contrato son las claves diferenciales entre unos y otros autores.
Montesquieu fue uno de los primeros filósofos ilustrados. Defiende que la sociedad y el
Derecho no tienen su origen en el contrato social (como sugieren Hobbes, Locke y Rousseau)
sino en la naturaleza propia del hombre y las circunstancias que lo rodean (climáticas y
geográficas). Además, según él, cualquier forma de gobierno debe ser moderada por
diferentes contrapesos, siendo fundamental la  separación de poderes (ejecutivo, legislativo y
judicial).

http://agrega.juntadeandalucia.es/repositorio/20122016/57/es-

an_2016122012_9110203/4_el_contractualismo_hobbes_locke_rousseau_y_montesquieu.html

La Protesta, la rebelión y el contractualismo


Para Thomas Hobbes, el Estado, el Leviatán, todavía puede revestir la forma de una
monarquía absoluta siempre que sea capaz de garantizar la paz. Para John Locke, en
cambio, esta justificación resulta inadmisible. Locke entiende que el monarca solo puede ser
un agente fiduciario –un trustee– de la ciudadanía. Su función es garantizar el derecho a la
vida, a la libertad y a la propiedad de todos. Mientras lo haga, mientras cumpla dicho
mandato, puede recabar lealtad. Pero si traiciona la confianza del pueblo, si rompe el contrato,
este puede recurrir al Appeal to Heaven y deponerlo.
El contractualismo igualitario de Locke y su defensa del derecho de resistencia tendría una
influencia notable en la revolución independentista norteamericana y en la Declaración de
1776, redactada bajo la inspiración de Thomas Jefferson. Quien se mostraba partidario de una
república agraria en la que la propiedad estuviera repartida y en la que la protesta y la rebelión
ciudadanas actuaran como barrera última frente al despotismo.
Algunas de estas ideas encontrarían su versión más radicalizada sería en el contractualismo
democrático de Jean Jacques Rousseau, donde el respeto a la soberanía popular se
encuentra en el núcleo del contrato social. Ello supone el rechazo de todo poder que pretenda
apropiarse de ella, suplantarla o desnaturalizarla.
El Estado y las instituciones solo se justifican en la medida en el que el pueblo pueda
participar en la elaboración de las leyes, pueda revocar o deponer a sus representantes y
pueda impedir, en último término, que la propiedad se concentre en pocas manos. Estas
concepciones del contrato social cristalizarían en la revolución francesa.
Los derechos civiles y políticos, por su parte, eran un instrumento irrenunciable para la
exigencia del derecho a existir.
Siguiendo el contractualismo de Locke o Rousseau, el artículo 35 de la Declaración de 1793
no dudaba en recordar que “cuando el gobierno viola los derechos del pueblo, la insurrección
es, para este y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el más
indispensable de los deberes”. Esto tenía que ver con lo que la propia Declaración
consideraba como la garantía última de los derechos reconocidos en la Constitución: la
garantía social, a la que su artículo 23 definía sencillamente como “la acción de todos para
asegurar a cada uno el goce y la conservación de sus derechos”.

Esta concepción del contrato social y de los derechos civiles, políticos y sociales tenía una
fuerte impronta igualitaria. No en vano su fundamento, el cemento que hacía posible su
exigibilidad, era la noción de fraternidad. Concebida también como metáfora conceptual, la
fraternidad republicana animaba un programa emancipatorio dirigido a remover las jerarquías
en diferentes ámbitos y esferas sociales y a generar relaciones tendencialmente horizontales.
Se proyectaba, desde luego, sobre la esfera política, pero también sobre la económica.

Sobre la esfera pública, pero también sobre la doméstica, como bien advirtieron las mujeres
que animaron los clubes revolucionarios, como Pauline Léon o Claire Lecombe, o la
republicana inglesa Mary Wollstonecraft, quien en 1792 lo plasmó en su ensayo Vindicación
de los derechos de la mujer. Es más, el impulso de la fraternidad era capaz incluso de
trascender las fronteras. Esto permitió a los rebeldes negros encabezados por Toussaint
L’Ouverture enarbolar la Declaración de derechos del Hombre y del Ciudadano 1789 en sus
luchas por la independencia de lo que sería Haití. Y obligó al propio Robespierre a señalar
que en coherencia había que admitir que se perdieran las colonias, antes de que se
resignaran los principios inspiradores de la revolución.
 
https://argitalpen.ararteko.eus/index.php?leng=cast&id_l=58&id_a=2050

ACTIVIDAD

Leer el texto, consignar en su cuaderno lo que este subrayado, es obligatorio firmar cada página de su
trabajo con su nombre, como participar activamente en las reuniones, para obtener valoración.
Complete el cuadro con los conceptos que están debajo. (no deben repetirse ni sobrarle)

1 Defiende que la sociedad y el Derecho no tienen su origen en el contrato


social, sino en la naturaleza propia del hombre y las circunstancias que lo
rodean. Además, cualquier forma de gobierno debe ser moderada por
diferentes contrapesos, siendo fundamental la separación de
poderes (ejecutivo, legislativo y judicial).
2 Es una corriente del derecho y de la filosofía política que plantea que las
sociedades se originaron a partir de un contrato primigenio (es decir, el
primer contrato de todos). En él se ofrecía el establecimiento de leyes a
cambio de limitar las libertades individuales.
3 cuando el gobierno viola los derechos del pueblo. La insurrección es, para
este y para cada una de sus porciones, el más sagrado de los derechos y el
más indispensable de los deberes.
4 las personas limitaron su libertad con el fin de obtener leyes que
mantuvieran el orden social y garantizaran la supervivencia de la especie
humana. A partir de esta premisa se pudo construir el concepto de Estado
5 Pauline Léon o Claire Lecombe, o la republicana inglesa Mary
Wollstonecraft, quien plasmó en su ensayo Vindicación de los derechos de
la mujer…la fraternidad era capaz incluso de trascender fronteras. Rebeldes
negros encabezados por Toussaint L’Ouverture enarbolaron la Declaración
de derechos del Hombre y del Ciudadano 1789 en sus luchas por la
independencia de lo que sería Haití.
6 Conservación de la libertad, renunciando al uso de la fuerza – contrato
entre individuos y entre estos y el estado

7 Cada humano busca su propio interés – guerra de todos contra todos

8 Soberanía popular – Democracia directa

9 Se mostraba partidario de una república agraria en la que la propiedad


estuviera repartida y en la que la protesta y la rebelión ciudadanas actuaran
como barrera última frente al despotismo.
El Estado -Rousseau / Mujeres en las luchas revolucionarias por los derechos / Contractualismo / El
contrato -Jhon Locke / Montesquieu / Estado de Naturaleza según Hobbes / Garantía de los derechos
del pueblo / Thomas Jefferson. / Finalidad del contractualismo.
10. Escriba o pegue en su cuaderno el cuadro de las ideas respecto del estado natural, el contrato y el
estado, de Hobbes, Locke y Rousseau

No olvide enviar su trabajo al correo electrónico fiaga89n@gmail.com

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