El poema expresa el amor del autor por una mujer que lo ha enamorado y confundido, dejándolo sin consuelo. A pesar de que ella se muestra displicente ante sus ruegos, él la espera y la implora como su vasallo. Teme morir si no calma sus afanes y desea su beso como el único bálsamo para sus males. Aunque sufre burlas y deshonras por ella, no la dejará nunca, pues la ama más que a nada. Finalmente, hace una alianza para servirla sin rival como su único a
El poema expresa el amor del autor por una mujer que lo ha enamorado y confundido, dejándolo sin consuelo. A pesar de que ella se muestra displicente ante sus ruegos, él la espera y la implora como su vasallo. Teme morir si no calma sus afanes y desea su beso como el único bálsamo para sus males. Aunque sufre burlas y deshonras por ella, no la dejará nunca, pues la ama más que a nada. Finalmente, hace una alianza para servirla sin rival como su único a
El poema expresa el amor del autor por una mujer que lo ha enamorado y confundido, dejándolo sin consuelo. A pesar de que ella se muestra displicente ante sus ruegos, él la espera y la implora como su vasallo. Teme morir si no calma sus afanes y desea su beso como el único bálsamo para sus males. Aunque sufre burlas y deshonras por ella, no la dejará nunca, pues la ama más que a nada. Finalmente, hace una alianza para servirla sin rival como su único a
El poema expresa el amor del autor por una mujer que lo ha enamorado y confundido, dejándolo sin consuelo. A pesar de que ella se muestra displicente ante sus ruegos, él la espera y la implora como su vasallo. Teme morir si no calma sus afanes y desea su beso como el único bálsamo para sus males. Aunque sufre burlas y deshonras por ella, no la dejará nunca, pues la ama más que a nada. Finalmente, hace una alianza para servirla sin rival como su único a
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L´aur´amara
Al aura amara, aunque amarga
brisa fuera: aclara la espesura, los picos de los pájaros en las ramas enmudecen, callan pares como si impares fuesen. ¿Por qué me esfuerzo en hacer y decir? Por aquella que me hace confundir el cielo con el suelo, y sin consuelo temo morir si mis afanes no calma.
Tan clara fue mi primera luz al mirarla
que el corazón confió a los ojos su elección, ahora no daría ni media nadería a cambio de la prenda de otra. Displicente se muestra ante mis ruegos, pero sus amables palabras espero, aguardo, imploro: vasallo soy de quien me enamoro.
Amor, ¡cuidado! ¿Soy bienvenido?
No me desprecies que diez pecados podrían por mi boca ser revelados. Reconsidera, amante soy valiente y no cambiante. Mi corazón firme, fuerte, me hace encubrir verdades, pero mi cuerpo ardiente tu beso necesita: único bálsamo de mis males pues ni la nieve ha podido refrescar mi fiebre.
Si me ampara aquella a quien rindo tributo,
si a la hilera de mis ruegos atiende, claros les serán mis pensamientos: que yo hubiera muerto si no sufriera esta esperanza, que esta espera me cansa y que le ruego que la abrevie, pues sólo en ella hallo vida, hallo contento, desgana me produce el resto: me es igual de vana otra alegría que una manzana.
Dulce cara, suma de toda virtud,
por ti, causa y cura de mi desmesura, sufro burlas y deshonras, mas ninguna afrenta logrará que te deje. Nunca he amado tanto ni tan humildemente. Acierta la gente si por loco me toma: te deseo más que a Dios los santos de la abadía de Doma.
Prepara, pronto, canción y acompañamiento, para
regocijo del rey que habrá de escucharte. No miento si digo que el pago aquí acordado allá es doblado en dares y manjares. Parte: ve alegre y ve su anillo si te lo muestra. No he pasado un día lejos de Aragón sin sentir añoranza: quisiera contigo ir pero Roma me reclama.
Hecha está la alianza: que el corazón contemple
cada noche a la dama, en cuyos dominios, yo, Arnaut, sin rival, sirvo: mi intención no desea otra ama.