CUENTO TRADICIONAL Los Tres Osos

3 | LOS TRES OSOS
LOS TRES OSOS
ESTE LIBRO PERTENECE A:
.....................................................................................
Selección de textos: María Elena Cuter y Cinthia Kuperman

Adaptación: María Elena Cuter ABÍA UNA VEZ UNA CASITA EN MEDIO
Cuidado de la edición y corrección: Martín Alzueta DEL BOSQUE. VIVÍAN ALLÍ TRES OSOS.
Diseño gráfico: Malena Cascioli UN OSO GRANDE, UNA OSA MEDIANA Y
Copyright: IIPE - UNESCO 2011 / EUDEBA 2012 UN OSITO PEQUEÑO.
Hecho el depósito que establece la Ley 11.723
Libro de edición argentina. Estos libros son distribuidos en forma
gratuita en establecimientos públicos de la Provincia de Buenos Aires.
Prohibida su venta.
Los tres osos / adaptado por María Elena Cuter ; ilustrado por
Alejandra Karageorgiu. - 1a ed. - Buenos Aires : Eudeba; La
Plata: Dirección General de Cultura y Educación de la
Provincia de Buenos Aires. Programa Textos Escolares para
Todos, 2012.
24 p. : il. ; 24x16 cm.
ISBN 978-950-23-1898-1
1. Literatura Infantil. I. Cuter, María Elena, adapt. II. Kara-

georgiu, Alejandra, ilus.
CDD 863.928 2
Fecha de catalogación: 13/01/2012

5 | LOS TRES OSOS
UNA MAÑANA, LA OSA PREPARÓ AVENA CON MIEL PARA UNA TAZA GRANDE PARA EL OSO GRANDE,
EL DESAYUNO Y LA SIRVIÓ EN TRES TAZAS. UNA TAZA MEDIANA PARA LA OSA MEDIANA
Y UNA TACITA PEQUEÑA PARA EL OSO PEQUEÑO.
7 | EL HIJO DELTRES
7 | LOS ELEFANTE
OSOS
FUE EN ESE MOMENTO QUE UNA NIÑA DE RIZOS

DORADOS LLEGÓ HASTA LA CASA DE LOS TRES OSOS.
El pájaro Kolokolo le contestó con su voz quejumbrosa:
–Vete a las orillas del gran río Limpopo, que tiene las aguas
verdosas y grises; corre entre los altos árboles y allí lograrás
saber lo que quieres.
MIENTRAS LA AVENA CON MIEL SE ENFRIABA, MIRÓ HACIA UN LADO Y HACIA EL OTRO Y NO VIO A
LOS TRES OSOS SALIERON A DAR UN PASEO POR NADIE. SE ASOMÓ A LA VENTANA Y NO VIO A NADIE.
EL BOSQUE. COMO LA PUERTA ESTABA ENTREABIERTA,
RICITOS DE ORO LA EMPUJÓ Y ENTRÓ.
9 | LOS TRES OSOS
PROBÓ LA AVENA DE LA TACITA PEQUEÑA.
¡ESTABA PERFECTA!
AL VER LA MESA PUESTA CON LAS TRES TAZAS,
RICITOS DE ORO SINTIÓ MUCHA HAMBRE.
PROBÓ LA AVENA DE LA TAZA GRANDE.

LA ENCONTRÓ MUY CALIENTE Y SE QUEMÓ.
PROBÓ LA AVENA DE LA TAZA MEDIANA.

ESTABA DEMASIADO FRÍA Y LA DEJÓ.
LA ENCONTRÓ TAN RICA QUE SE LA COMIÓ TODA.

11 | LOS TRES OSOS
SE SENTÓ EN LA SILLITA PEQUEÑA.
¡ESTABA PERFECTA!
LA ENCONTRÓ MUY CÓMODA… PERO ERA DEMASIADO
PEQUEÑA Y SE ROMPIÓ.
LUEGO, RICITOS DE ORO QUISO SENTARSE A DESCANSAR.
SE SENTÓ EN LA SILLA GRANDE.

LA ENCONTRÓ MUY DURA Y NO LE GUSTÓ.
SE SENTÓ EN LA SILLA MEDIANA.

LA ENCONTRÓ DEMASIADO BLANDA Y LA DEJÓ.
13 | LOS TRES OSOS
SE ACOSTÓ EN LA CAMITA PEQUEÑA.
¡ESTABA PERFECTA!
LA ENCONTRÓ TAN CONFORTABLE QUE SE QUEDÓ
DORMIDA INMEDIATAMENTE.
RICITOS DE ORO SINTIÓ SUEÑO Y QUISO DORMIR UN RATO.

SUBIÓ LAS ESCALERAS Y ENCONTRÓ TRES CAMAS.
SE ACOSTÓ EN LA CAMA GRANDE.

LA ENCONTRÓ MUY ALTA Y NO LE GUSTÓ.
SE ACOSTÓ EN LA CAMA MEDIANA.

LA ENCONTRÓ DEMASIADO BAJA Y LA DEJÓ.
15 | LOS TRES OSOS
LOS TRES OSOS REGRESARON POR FIN DE SU PASEO. EL OSO PEQUEÑO MIRÓ SU TACITA Y LLORÓ:
CUANDO SE ACERCARON A LA MESA...
‒¡ALGUIEN HA PROBADO MI AVENA!

EL OSO GRANDE VIO UNA CUCHARA EN SU TAZA.
CON SU VOZ GRUESA, RUGIÓ:
¡Y SE LA HA
COMIDO TODA!
LA OSA MEDIANA VIO UNA CUCHARA EN SU TAZA.

CON SU VOZ FINITA, CHILLÓ:

17 | LOS TRES OSOS
EL OSO GRANDE FUE ENTONCES HASTA SU SILLA. LA OSA MEDIANA MIRÓ SU SILLA.
VIO QUE EL ALMOHADÓN NO ESTABA EN SU SITIO VIO QUE EL ALMOHADÓN TAMPOCO ESTABA EN SU SITIO
Y RUGIÓ CON SU GRUESA VOZ: Y CHILLÓ CON SU VOZ SUAVE:
‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA! ‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA!
EL OSO PEQUEÑO MIRÓ SU SILLITA Y LLORÓ:
‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA!
¡Y LA ROMPIÓ!
19 | LOS TRES OSOS
LOS TRES OSOS SUBIERON LAS ESCALERAS. LA OSA MEDIANA VIO SU CAMA DESHECHA Y,
EL OSO GRANDE VIO SU CAMA DESHECHA Y, CON SU VOZ FINITA, CHILLÓ:
CON SU VOZARRÓN DE TRUENO, RUGIÓ:
‒¡ALGUIEN SE HA ACOSTADO EN MI CAMA!
‒¡ALGUIEN SE HA ACOSTADO EN MI CAMA!
EL OSO PEQUEÑO MIRÓ SU CAMITA Y LLORÓ:
‒¡ALGUIEN ESTÁ DURMIENDO

EN MI CAMA!
21 | LOS TRES OSOS
RICITOS DE ORO OYÓ EL GRUÑIDO DEL OSO GRANDE

PERO PENSÓ QUE ESTABA TRONANDO.
OYÓ LUEGO EL CHILLIDO DE LA OSA MEDIANA

PERO PENSÓ QUE GRANIZABA.
CUANDO OYÓ EL LLANTO DEL OSITO PEQUEÑO,

ABRIÓ UN OJO Y VIO
A LOS TRES OSOS A SU ALREDEDOR.
23 | LOS TRES OSOS
ENTONCES SALTÓ DE LA CAMA, BAJÓ LAS ESCALERAS,

ABRIÓ LA PUERTA Y ESCAPÓ.
CORRIÓ Y CORRIÓ Y NUNCA MÁS REGRESÓ A LA CASA

DE LOS TRES OSOS.
FIN
RICITOS DE ORO
Este cuento es conocido como “Los tres osos” pero muchas veces lo
encontrarán como “Ricitos de Oro y los tres osos”.
Las versiones que hoy conocemos están basadas en un antiguo cuento
escocés. En él se relata la historia de una zorra que entra sin permiso a la
casa de unos osos para comer su comida, sentarse en sus sillas y dormir
en sus camas. Con los años, la zorra se transformó en una viejecita y más
tarde en una niña que tenía brillantes cabellos plateados. Finalmente, en
versiones más actuales, esa niña pasó a tener los dorados rizos o bucles
que dan nombre a muchas versiones.

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LOS TRES OSOS

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Selección de textos: María Elena Cuter y Cinthia Kuperman

1. Literatura Infantil. I. Cuter, María Elena, adapt. II. Kara-

Fecha de catalogación: 13/01/2012

FUE EN ESE MOMENTO QUE UNA NIÑA DE RIZOS

El pájaro Kolokolo le contestó con su voz quejumbrosa:

PROBÓ LA AVENA DE LA TACITA PEQUEÑA.

PROBÓ LA AVENA DE LA TAZA GRANDE.

PROBÓ LA AVENA DE LA TAZA MEDIANA.

LA ENCONTRÓ TAN RICA QUE SE LA COMIÓ TODA.

SE SENTÓ EN LA SILLITA PEQUEÑA.

LUEGO, RICITOS DE ORO QUISO SENTARSE A DESCANSAR.

SE SENTÓ EN LA SILLA GRANDE.

SE SENTÓ EN LA SILLA MEDIANA.

SE ACOSTÓ EN LA CAMITA PEQUEÑA.

RICITOS DE ORO SINTIÓ SUEÑO Y QUISO DORMIR UN RATO.

SE ACOSTÓ EN LA CAMA GRANDE.

SE ACOSTÓ EN LA CAMA MEDIANA.

‒¡ALGUIEN HA PROBADO MI AVENA!

LA OSA MEDIANA VIO UNA CUCHARA EN SU TAZA.

‒¡ALGUIEN HA PROBADO MI AVENA!

‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA! ‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA!

EL OSO PEQUEÑO MIRÓ SU SILLITA Y LLORÓ:

‒¡ALGUIEN SE HA SENTADO EN MI SILLA!

EL OSO PEQUEÑO MIRÓ SU CAMITA Y LLORÓ:

‒¡ALGUIEN ESTÁ DURMIENDO

RICITOS DE ORO OYÓ EL GRUÑIDO DEL OSO GRANDE

OYÓ LUEGO EL CHILLIDO DE LA OSA MEDIANA

CUANDO OYÓ EL LLANTO DEL OSITO PEQUEÑO,

ENTONCES SALTÓ DE LA CAMA, BAJÓ LAS ESCALERAS,

CORRIÓ Y CORRIÓ Y NUNCA MÁS REGRESÓ A LA CASA

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