Falacias Derecho

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1.

Falacia “ad hominem”

Los ataques personales son contrarios a los argumentos racionales. En lógica y retórica, un ataque personal se llama “ad
hominem”, que en latín significa “contra el hombre”. En lugar de avanzar en un buen razonamiento, una falacia ad
hominem reemplaza la argumentación lógica con un lenguaje ofensivo no relacionado con la verdad del asunto.

Más específicamente, es una falacia de relevancia en la que alguien rechaza o critica la opinión de otra persona sobre la
base de características personales, sus antecedentes, su apariencia física u otras características irrelevantes para el
argumento en cuestión. Un ejemplo de esta falacia: “Como Antonio no es mujer, no puede opinar de feminismo”.

2. Falacia del hombre de paja

La falacia del hombre de paja consiste en atacar una posición lógica y argumentativa que el contrincante realmente no
tiene.

Es una forma sencilla de hacer creer que la posición de uno parezca más fuerte de lo que es. Usando esta falacia, los
puntos de vista del oponente se caracterizan como absurdos y poco fiables; en comparación, la propia posición se ve como
más verídica, seria y fiable.

Ejemplo: Pedro: “Creo que deberíamos remodelar nuestra página web”. Antonio, responde: “Ya, claro, ¿estás diciendo
que nuestro trabajo en el departamento de diseño interno no vale nada y que tenemos que derrochar el dinero en otro
departamento externo?”.

3. Falacia de la apelación a la autoridad

Esta falacia argumentativa, también denominada “ad verecundiam”, ocurre cuando hacemos mal uso de una autoridad

Este mal uso de la autoridad puede ocurrir de varias maneras. por ejemplo: podemos citar solo a las autoridades,
alejándonos convenientemente de otras pruebas comprobables y concretas como si la opinión de los expertos fuera
siempre correcta; o podemos citar autoridades irrelevantes, autoridades pobres o autoridades falsas.

Por ejemplo, cuando alguien dice: "compro ropa deportiva en esta tienda porque este famoso dice que es el mejor". El
famoso en cuestión puede ser un portavoz, pero eso no lo convierte en una autoridad relevante cuando se trata de ropa
deportiva. Por lo tanto, esta argumentación se convierte en falacia de apelación a la autoridad.

4. Falacia de la falsa equivalencia

La falacia de la falsa equivalencia o de la ambigüedad se da cuando una palabra, una frase o una oración se usa
deliberadamente para confundir, engañar o inducir a error al sonar como si dijera una cosa pero en realidad dice otra. A
menudo, este engaño aparece en forma de eufemismos, reemplazando las palabras desagradables con una terminología
más atractiva.

Por ejemplo, un eufemismo podría estar reemplazando "mentir" con la frase "licencia creativa", o reemplazar "mi pasado
criminal" con “mis indiscreciones juveniles" o “crisis económica” por “desaceleración”.

5. Falacia populista

Esta falacia, también denominada argumento “ad populum”, supone que algo es cierto (o correcto o bueno) porque otras
personas están de acuerdo con la persona que lo afirma; esto es, se acepta algo que se dice porque es popular. Esta falacia
argumentativa es común entre los anunciantes, por ejemplo.

Muchas empresas basan sus anuncios en frases que utilizan esta falacia, asegurando que si muchas personas han utilizado
sus productos es porque son los mejores (también millones de personas consumen tabaco y no es algo bueno, de ahí la
falacia).

6. Falacia del costo hundido

A veces invertimos tanto en un proyecto que somos reacios a abandonarlo, incluso cuando resulta infructuoso y fútil.
Es natural y generalmente no es una falacia querer continuar con algo que consideramos importante; sin embargo, este
tipo de pensamiento se convierte en una falacia cuando comenzamos a pensar que deberíamos continuar con una tarea o
proyecto debido a todo lo que hemos puesto en él, sin tener en cuenta los costos futuros en los que probablemente
incurramos al hacerlo.

Todos somos susceptibles a este comportamiento anómalo cuando anhelamos esa sensación de finalización o una
sensación de logro, o estamos demasiado cómodos o demasiado familiarizados con este proyecto difícil de manejar. Y
ocurre con demasiada frecuencia en aspectos tan relevantes como el matrimonio o los negocios, por eso es importante
saber detectarlo a tiempo.

7. Falacia circular

La falacia o argumentación circular ocurre el argumento de una persona simplemente repite lo que ya asumió de antemano
y no llega a ninguna nueva conclusión. Los argumentos circulares también se llaman “petitio principii” o petición de
principio, y se producen cuando la proposición que ha de ser probada se incluye de forma implícita o explícita en las
premisas (las afirmaciones que sirven para probar la conclusión posterior).

Se puede reconocer un argumento circular cuando la conclusión también aparece como una de las premisas en el
argumento. Por ejemplo, si alguien dice: “Lo que hay escrito en La Biblia es verdadero”, y defiende su postura diciendo:
“Porque lo dice la propia Biblia”, estaría incurriendo en una evidente falacia circular.

8. Falacia de la generalización apresurada

Una generalización apresurada es una declaración general sin evidencia suficiente para respaldarla. Ésta se produce a
partir de la prisa por llegar a una conclusión, lo que lleva a la persona que argumenta a cometer algún tipo de suposición
ilógica o a emitir estereotipos, conclusiones injustificadas o exageraciones.

Normalmente, solemos generalizar al hablar, y es una parte necesaria y natural del acto comunicativo y el lenguaje. No
hay una regla establecida para lo que constituye evidencia "suficiente". En algunos casos, podría ser posible encontrar una
comparación razonable y demostrar que la afirmación es verdadera o falsa. Pero en otros casos, no hay una manera clara
de respaldar el reclamo sin recurrir a conjeturas.

Con todo, una forma sencilla de evitar generalizaciones apresuradas es añadir calificadores como "a veces", "tal vez" o "a
menudo". Cuando no nos protegemos contra la generalización apresurada corremos el riesgo de caer en estereotipos, y de
verter afirmaciones sexistas o racistas, por ejemplo.

9. Falacia del falso dilema

Esta falacia argumentativa ocurre cuando fallamos al limitar las opciones a únicamente dos, cuando de hecho hay más
opciones para elegir. A veces las opciones son entre una cosa, la otra, o ambas cosas juntas (no se excluyen entre sí). Y a
veces hay una amplia gama de opciones.

Los argumentos basados en el falso dilema son solo falaces cuando, de hecho, hay más opciones que las establecidas. Sin
embargo, no es una falacia si realmente solo hay dos opciones.

Por ejemplo, cuando decimos "O The Beatles son la mejor banda de todos los tiempos, o no lo son". Este sería un
verdadero dilema, ya que en realidad solo hay dos opciones: lo son, o no lo son. Sin embargo, sería un falso dilema decir:
"Solo hay dos tipos de personas en el mundo: personas que aman a The Beatles y personas que odian la música", ya que
habrá algunas personas que serán indiferentes a su música y otras a las que les podrá gustar o no, pero sin tanta intensidad.

10. Falacia de la correlación y la causalidad

La falacia causal se refiere a cualquier fallo lógico que se produce al identificar una causa; es decir, cuando se concluye
acerca de una causa sin evidencia suficiente para hacerlo.
Por ejemplo, si alguien dice: “Dado que sus padres le llamaron Jesús, deben ser religiosos cristianos”. En este caso,
aunque es posible que sea cierto y sean religiosos, el nombre por sí solo no es evidencia suficiente para llegar a esa
conclusión.

Otra falacia causal es la falacia “post hoc”, la abreviatura de “post hoc ergo propter hoc” ("después de esto, por lo tanto
debido a esto"). Esta falacia ocurre cuando confundes algo con la causa solo porque vino primero. El hecho de que algo
haya sucedido antes no significa que haya causado eso.

Esta falacia además suele ser la responsable de muchas supersticiones y falsas creencias. Todos sabemos que el resfriado
común dura unos 7 días. Pues bien, si alguien se toma una pastilla de homeopatía (que no tiene ningún efecto más allá del
placebo) cuando le viene el resfriado y se cura pasada una semana, pensará que ha sido la pastilla la que le ha curado,
cuando en realidad lo único que ha sucedido es que han pasado los 7 días de rigor para que la persona vuelva a estar sana
de nuevo.

Referencias bibliográficas

Gutiérrez, G. A. (2000). Introducción a la lógica. Pearson Educación.

Johnson, R. H. (2012). Manifest rationality: A pragmatic theory of argument. Routledge.

Lekuona Ruiz de Luzuriaga, K. (2013). Lógica formal e informal: falacias y falsos argumentos (unidad didáctica).

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