RAMIRO BEJARANO GUZMAěN-2018
RAMIRO BEJARANO GUZMAěN-2018
RAMIRO BEJARANO GUZMAěN-2018
Introducción
Las presentes ideas sobre 10 aspectos de la prueba pericial que generosa-
mente reciben el tratamiento de ponencia para ser incluida en el libro memoria
del XXXIX Congreso Colombiano de Derecho Procesal convocado por el
Instituto Colombiano de Derecho Procesal, han sido facturadas sin pretensión
distinta a la de realizar un apretado balance de los aspectos más importantes de
la regulación de este medio de prueba reglado en el código general del proceso.
Si bien el país judicial aún no se ha habituado del todo al sistema obligatorio
del dictamen de parte, lo cierto es que la experiencia hasta ahora vivida permite
delinear con mayor seguridad algunos aspectos, circunstancias y hechos
derivados de este particular medio de prueba tan novedoso entre nosotros. A
esos aspectos puntuales se dirigen estas reflexiones, algunas nuevas y otras ya
dichas por jueces u otros doctrinantes.
No deja de resultar paradójico que en presencia de un código denominado
“general del proceso”, en materia del dictamen pericial existan otros estatutos
que se ocupan en particular de ese medio de prueba para consagrar las parti-
cularidades del mismo frente al estatuto procedimental pertinente en cada
caso. Me estoy refiriendo a la ley 1437 de 2011, conocida como el CPACA, y la
ley 1563 de 2012, estatuto arbitral nacional e internacional, estatutos que han
consagrado disposiciones especiales para reglar en esos escenarios la prueba
pericial, en términos que si bien no distan mucho de lo definido en el código
general del proceso, no son completamente iguales. Lo ideal sería que al menos
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en lo que tiene que ver con los procesos civiles, mercantiles, de familia, conten-
cioso administrativo y arbitrales, el tratamiento del dictamen pericial de parte
fuese uno solo, porque la multiplicidad de disposiciones crea confusión en la
vida práctica. Nuestra preocupación versará exclusivamente sobre lo reglado
en materia de dictamen pericial de parte en el código general del proceso, por
ser este el estatuto rector en materia procesal.
Estas líneas recogen mis preliminares apreciaciones sobre este medio de
prueba, las cuales me reservo el derecho de reiterarlas en la exposición oral
que haré el próximo 6 de septiembre de 2018 a las 8 y 20 a.m. en las jornadas
a celebrarse en Cali, o de modificarlas integralmente si así resultare justificado
y necesario.
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Artículo 50. Exclusión de la lista. El Consejo Superior de la Judicatura excluirá de las
listas de auxiliares de la justicia:
1. A quienes por sentencia ejecutoriada hayan sido condenados por la comisión de
delitos contra la administración de justicia o la Administración Pública o sancionados
por la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura o sus
Seccionales.
2. A quienes se les haya suspendido o cancelado la matrícula o licencia.
8. A quienes no hayan realizado a cabalidad la actividad encomendada o no hayan
cumplido con el encargo en el término otorgado.
9. A quienes sin causa justificada rehusaren la aceptación del cargo o no asistieren a la
diligencia para la que fueron designados.
10. A quienes hayan convenido, solicitado o recibido indebidamente retribución de
alguna de las partes.
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De otro lado, el inciso 2 del artículo 235 del CGP, dentro del espíritu de
honrar el hecho de que el perito ejerce oficio público ocasional, le impone a
las partes el deber de abstenerse de aportar experticias rendidas “por personas
en quienes concurra alguna de las causales de recusación establecidas para los
jueces”. Esa misma regla la deberá advertir el juez cuando designe un perito.
No es fortuito ni coincidencial, entonces, que el código general del proceso
haya previsto respecto de quien va a actuar como perito en un proceso, no solo
el deber de manifestar no estar incurso en las causales de exclusión de la lista
sino además la de poder ser recusado por cualquiera de los motivos que la ley
autoriza para recusar un juez. Eso indica, por supuesto, que también el mismo
perito deberá abstenerse de posesionarse o renunciar al encargo, si advierte
estar incurso en una de las causales de exclusión de la lista de auxiliares de la
justicia o declararse impedido si respecto de él se configura una de las causales
previstas en el artículo 141 del CGP.
Tantas restricciones y limitaciones al perito se justifican en razón de que
ejerce un oficio público ocasional o transitorio, en el que, por tanto, están
expuestos a ser responsables penal, civil y disciplinariamente por las faltas en
las que incurran en el desempeño de su tarea.
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Bermúdez Muñoz, Martín. Del dictamen judicial al dictamen de parte. Su regulación en
el CPACA y en el CGP. 2da Edición. Legis 2016, Bogotá, p. 206
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del silencio al respecto del artículo 227 del CGP. En efecto, una vez presentado
el dictamen de parte, sin detenerse a examinar si está o no completo, o si reúne
los requisitos y exigencias previstas a partir del inciso 3 del artículo 226 del
CGP, el juez dispondrá que del mismo se corra traslado a la otra parte para que
ejerza los derechos a aportar otro dictamen, pedir que se convoque al experto
a la audiencia de contradicción, o ambas cosas.
Los defectos, insuficiencias, inconsistencias de la experticia de parte, han
de ser puestas en evidencia a través de otro dictamen o confrontados directa-
mente con el experto cuando concurra a la audiencia de contradicción, todo
lo cual releva al juez del deber de emitir auto impartiendo visto bueno formal
al dictamen aportado.
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Sobre este tema ya había escrito artículo TRASLADO DEL DICTAMEN DE PARTE en
la edición No 491 del 4 al 17 de junio de 2018 del periódico ÁMBITO JURÍDICO, p. 13,
del cual se reproducen aquí las afirmaciones del mismo.
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conocimiento ese dictamen para que, dentro de los tres días siguientes a la
notificación de esa providencia, la parte contra la cual se adujo aporte un
nuevo dictamen pericial o solicite la comparecencia del perito a la audiencia
de contradicción, o ambas cosas.
Al rompe se advierte la desigualdad de tratamiento que trae este inciso 1º
del artículo 228 del CGP, pues mientras el término para pronunciarse frente al
dictamen aportado con la demanda será el mismo para contestarla –lo que en
el caso del proceso verbal será de 20 días–, cuando el demandante pida plazo
adicional para presentarlo y el juez lo conceda, el término de traslado para
pronunciarse frente a esa experticia será solamente los tres días siguientes a
la notificación de la providencia que lo ponga en conocimiento de la contra-
parte.
Naturalmente, si la parte que aportó la experticia con la demanda presenta
adición o aclaración al dictamen arrimado inicialmente por ella misma, lo
cual podrá hacer en el escrito con base en el cual pida pruebas adicionales, el
juez deberá dictar providencia poniendo en conocimiento de la contraparte
esa modificación del trabajo pericial, para que esta última dentro de los tres
días siguientes aporte otro o pida la convocatoria a la audiencia de contra-
dicción, o ambas cosas. No proceder de esta manera expone el proceso a un
déficit de garantías constitucionales, frente a lo que claramente constituye un
atropello y una arbitrariedad.
Ahora bien, si la experticia fue aportada con la contestación de la demanda,
en mi opinión es preciso que el juez dicte providencia poniendo en conoci-
miento de la contraparte la pericia aportada por una de las partes. En efecto,
como del escrito de contestación de la demanda no se corre formalmente
traslado, sino de las excepciones de mérito para que el demandante dentro de
un término -que puede variar según la naturaleza del proceso- pida pruebas
adicionales, es preciso, entonces, que el juez dicte providencia en la que de
manera expresa ponga en conocimiento ese dictamen.
Del mismo modo, si la experticia es aportada por la parte demandada
dentro del plazo adicional que a petición suya le haya concedido el juez, una
vez arrimado el dictamen deberá dictar providencia, poniéndola en conoci-
miento del demandante por tres días.
De otro lado, cuando se haya decretado de oficio la experticia, una vez
rendida “permanecerá en la secretaría a disposición de las partes hasta la
fecha de la audiencia respectiva , la cual solo podrá realizarse cuando hayan
pasado por lo menos diez (10) días desde la presentación del dictamen”. Lo
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Diccionario de la Lengua Española. Vigesimotercera edición. Real Academia Española,
ESPASA, 2014, p. 423.
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Sin duda el gran acierto del código general del proceso en lo que tiene
que ver con la regulación de la prueba pericial fue haber abolido “el trámite
especial de objeción del dictamen por error grave”, de tan ingrata recordación
en el código de procedimiento civil. Es importante advertir que ello no se
traduce en que esté prohibido alzarse contra una experticia porque se le
considera incursa en un yerro grave, pues esto no fue lo que se prohibió sino
el engorroso y dispendioso trámite de esa arcaica forma de controvertir un
dictamen. Bien puede un sujeto procesal afirmar que objeta por error grave
una experticia y presentar una nueva o pedir que el perito comparezca a la
audiencia de contradicción, pero nunca reabrir el trámite de objeción.
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experticia deberá aportar un nuevo dictamen, sino pedirlo, lo cual implica que
en este evento el interesado está relevado de allegar otra experticia.
Este parágrafo del artículo 228 del CGP coincide con lo dispuesto en el
inciso 2 del numeral 2 del artículo 386 del mismo estatuto, el cual regula la
investigación o impugnación de la paternidad o la maternidad, en cuanto en
ambas disposiciones prevé que presentado el dictamen se correrá traslado a
las partes por el término de tres (3) días, dentro de los cuales cualquiera de
ellas puede pedir aclaración, complementación o solicitar un nuevo dictamen
siempre que se indiquen los yerros que se enrostran a la primera pericia.
No se aprecia la utilidad del inciso 3 del numeral 2 del artículo 386 del
CGP, en cuanto expresa que las disposiciones sobre la presentación y contra-
dicción de la prueba científica a practicarse en el proceso de investigación e
impugnación de paternidad o la maternidad prevalecerán sobre las disposi-
ciones generales de la prueba pericial contenidas en la parte general del código
general del proceso, pues estas tienen el mismo régimen de traslado y trámite.
En efecto, no hay una regla distinta para la presentación y trámite de la pericia
en el proceso de investigación e impugnación de la maternidad y la paternidad,
de las que están consagrados en el parágrafo del artículo 386 del CGP sobre
estos mismos procesos.
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Conclusiones
De lo recogido en este escrito, puede concluirse que fue acertada la
regulación en el código general del proceso del dictamen pericial en general,
tanto el de parte como el decreto por el juez, y que ello se ha visto reflejado
en la buena marcha de procesos que antes tenían que padecer la engorrosa y
tortuosa tramitación de la objeción por error grave, por fortuna erradicada de
nuestra legislación.
No obstante lo anterior, la puesta en práctica del sistema del dictamen
pericial de parte requiere de un juez garantista más que de ajustes legislativos,
como lo proponen algunos intérpretes del código.
Ni conviene ni es serio que una reforma recientemente puesta en vigencia
sufra reformas o modificaciones, sin que se hayan asentado en la conciencia
jurídica de la Nación las bases y alcances del código general del proceso, y
particularmente en lo que tiene que ver con el dictamen pericial de parte.
Tal vez lo único que debería abordar en el futuro inmediato la legislación,
es en propender por unificar la normatividad relacionada con el dictamen de
parte de manera que lo previsto en el código general del proceso rija también
para los procesos contenciosos y los arbitrales.
Como siempre lo he hecho, estas serán las bases de mi disertación en el
XXXIX Congreso de Derecho Procesal a celebrarse en Cali el próximo 6 de
septiembre a las 8 a.m., pero me reservo el derecho de modificar o inclusive
apartarme de las mismas, si ello fuere necesario.
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