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Una vez limpio, es arrojado a una pileta o calero (que contiene agua y cal
viva). Allí permanece durante diez días, tiempo en que el curtidor debe
removerlo diariamente. Posteriormente, es retirado del recipiente para
llevar a cabo el pelado con un implemento denominado “pelador”,
preparado por los artesanos.
Así es como llega el cuero a la tenería. Lo envían bañado en sal para frenar
la descomposición. Puede aguantar de esta forma hasta 5 meses. Como se
aprecia en la foto, la piel llega con los pelos del animal
Se introduce el cuero en el tambor y se mezcla con agua y sulfuro sódico.
El tambor gira durante días hasta que la piel pierde por completo todo el
pelo. Da igual la procedencia de la piel, su color etc. Todos salen del
tambor con el mismo aspecto
Después de sacar la piel de los tambores, se deja secar durante unos días. A
continuación viene el momento de seleccionar las mejores piezas, pues
algunas tienen cicatrices o marcas hechas por los mismos ganaderos. El
cuero puede aguantar en este estado durante años. Una vez que el cuero
está clasificado, éste vuelve al interior de los tambores para tomar el color
que se le quiere dar. La base es la misma para todos, únicamente cambia la
fórmula química que hará que tome un tono u otro
Una vez se tiene el cuero del color deseado, se extiende sobre estas
planchas para meterlo a un horno en el que alcanzará temperaturas de 80 a
120°. Una vez que está seco, se prepara para darle el acabado final
Finalmente llega la etapa del acabado. Aquí es donde se decide qué aspecto
final va a tener la piel. Se le puede dar un acabado brillante, mate…
Estas planchas sirven para darles distintos tipos de acabado a las pieles. En
este caso el cuero recibió un acabado rondinelo