Entendiendo El Caos U Alicante
Entendiendo El Caos U Alicante
Entendiendo El Caos U Alicante
por
Clementa Alonso González, Universidad de Alicante
1. Introducción
No vayan a decirme ustedes que no es éste un título comercial. Ya sea porque
a la vista está que el mundo anda cada vez más loco, o bien porque el carácter
de inmanejable que acompaña a cualquier fenómeno que se desarrolle de manera
“poco ordenada”, no hace prever que explicarlo científicamente vaya a ser una
tarea precisamente sencilla.
Empecemos por el principio: si buscamos en nuestro diccionario el significado
exacto de la palabra caos, encontraremos además de la acepción común de con-
fusión y desorden, que esta palabra se utiliza para designar el estado indefinido
y amorfo que se supone anterior a la ordenación del cosmos, definición directa-
mente heredada de la mitología griega: espacio vacío e infinito anterior a todas
las cosas del que nacieron Erebo y la Noche, padres del Eter y el Día y que se
corresponde también, bajo el prisma judeo-cristiano, con la confusión inicial que
reinaba en el Universo antes de la creación. Leyendo esta definición, me aterra
pensar en el compromiso al que me obliga mi título; entender origen del univer-
so, ¡casi nada!. Es un alivio comprobar que aparece un significado más, y que
se refiere al ámbito de las matemáticas y de la física y dice del caos que es el
comportamiento errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos aunque
su formulación matemática sea en principio determinista.
Sería interesante hacer un ejercicio de reflexión y pensar que la aparición de
semejante definición en nuestro diccionario de la Real Academia Española de-
ja constancia de que las confluencias de esta rama de las matemáticas con otras
ciencias no deben ser, ni escasas, ni inventadas. En efecto, la llamada Teoría del
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Caos se nutre sobre todo de los intentos de comprensión de fenómenos muy com-
plicados que provienen de la física, la meteorología, la economía, la biología,
las ciencias sociales...y todos estos intentos apuntan siempre a la búsqueda de un
punto de vista abstracto y globalizador. Esta es la razón esencial por la que el
descubrimiento y formalización de esta teoría haya sido y sea competencia de las
matemáticas.
Además del apasionante desarrollo de la misma, en el que han intervenido
muchas personas provenientes de los más diversos campos, descubrimos que no
menos apasionantes resultan los múltiples conceptos y ejemplos particulares que
constituyen el corazón matemático del caos, la mayor parte de ellos, con amplia
resonancia geométrica: los billares, la herradura de Smale, los atractores extraños,
los fractales...sería muy ambicioso pretender presentar en profundidad cada uno
de estos objetos en estas notas, así pues, humildemente, nos limitaremos a situar
algunos de ellos en el lugar que ocupan “dentro del caos”.
Este credo estaba basado en ciertas leyes de la física, en las ecuaciones newto-
nianas del movimiento, que pueden describir las variaciones de la naturaleza con
el paso del tiempo. Estas ecuaciones tienen la propiedad matemática de que las
condiciones iniciales determinan la solución para cualquier tiempo considerado.
Sobre estos principios físicos y matemáticos descansa la filosofía determinista,
una de cuyas manifestaciones es el rechazo total a la libre voluntad e incluso res-
ponsabilidad humana.
Pero hoy, aquellos esfuerzos generalizadores que caracterizaron a la revolu-
ción copernicana han perdido fuerza; lejos de pensar que existe una relación trans-
parente y lineal causa-efecto que gobierne todos los fenómenos naturales, desde
diversos ámbitos y disciplinas, se vislumbra la necesidad de estudiar más bien los
aspectos inestables, no predecibles, desordenados, caóticos, de los mismos [1].
A principios del siglo XX, con la llegada de la mecánica cuántica y los resul-
tados obtenidos por los científicos alemanes, Heisenberg, Planck y Schrödinger,
resulta evidente constatar que el determinismo era sólo una ilusión. Al menos
al nivel de los electrones, protones y átomos, se comprobó que la incertidum-
bre dominaba. Las ecuaciones del movimiento de la mecánica cuántica producen
soluciones que son probabilidades que evolucionan con el tiempo.
A pesar de esta nueva visión de la mecánica cuántica, las ecuaciones de New-
ton siguen describiendo el movimiento del péndulo, el comportamiento del sis-
tema solar, la evolución del tiempo y muchas situaciones de la vida cotidiana. La
revolución cuántica deja intactos muchos postulados deterministas, y después de
la segunda gruerra mundial, todavía muchos científicos albergaban la esperanza
de que si aumentase la capacidad de los ordenadores, sería perfectamente factible
hacer predicciones meteorológicas a largo plazo.
En los años 70 la comunidad científica reconocía otra revolución llamada
teoría del caos, que acabaría con el paisaje newtoniano y laplaciano del deter-
minismo: es necesario tratar con la incertidumble para comprender la experiencia
común. El reclamo: sensibilidad respecto de las condiciones iniciales se establece
como distintivo de la nueva ciencia, que va mucho más allá de la impredecibili-
dad. El conocimiento profundo de las dinámicas caóticas ha tenido implicaciones
en cada rama de la ciencia, desde el análisis de un electrocardiograma, pasando
por la hidrodinámica, hasta la construcción de recursos computacionales.
Un aspecto novedoso es que la teoría del caos no se desarrolla con el des-
cubrimiento de nuevas leyes físicas, sino con el análisis profundo de las ecua-
ciones que subyacen a la física newtoniana. El caos es una revolución científi-
ca basada en Matemáticas. La metodología es deducción más que inducción. La
teoría del caos toma las ecuaciones de Newton, las analiza con matemáticas y usa
este análisis para establecer la impredecibilidad que acompaña a los fenómenos
descritos por dichas ecuaciones. Vía matemáticas, se establece la fragilidad del
determinismo newtoniano usando...¡las propias ecuaciones de Newton!.
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sistema dinámico a una terna (M, T, φ) donde M será un espacio topológico, métri-
co o una variedad con alguna estructura diferencial que llamaremos el espacio de
fases o espacio de estados, un conjunto de tiempos T (generalmente un subgrupo
aditivo de R) y el flujo del sistema (proceso) φ que es una aplicación de M × T en
M con las propiedades siguientes:
1. La aplicación φ es continua.
llamemos φ(t, x) al flujo asociado (recordemos que φ(t, x) recoge toda la infor-
mación del sistema). Diremos que ẋ = f (x) es caótico en un conjunto compacto
A ⊂ Rn ivariante por φ(t, x) si se dan las condiciones siguientes:
Para más detalles sobre esta definición, ver [4], [3]. Observemos que un sistema
dinámico lineal nunca podrá ser caótico. La no linealidad es una condicón nece-
saria, aunque no suficiente para obtener caos.
Ahora bien, una observación detallada del nuestro sistema del billar nos revelará
que hay trayectorias muy diferentes. Si golpeamos nuestra bola perpendicular-
mente desde el punto P, trazará una trayectoria periódica entre las bandas superior
e inferior. Hay dos tipos de trayectorias especiales, como hemos dicho, las que se
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clavan en los vértices y no continúan y las que salen de los vértices y no tienen
pasado. Las trayectorias más interesantes, que a su vez son las que describen un
movimiento más complicado, son las que rebotan en el borde circular del centro.
Observemos que la mayor parte de las trayectorias son de este tipo, porque casi
todas acabarán chocando con el círculo antes o después dependidendo del ángulo
de salida. Observando el comportamiento de este tipo de trayectorias se llega a la
conclusión de que estamos ante un sistema dinámico caótico, ya que dos trayec-
torias que llegan muy cercanas al choque con el disco central, se separan mucho
después de la colisión con este obstáculo (también les sucede esto a algunas que
tiene un ángulo de salida ligeramente diferente desde el borde rectangular).
Este sistema que hemos descrito se conoce con el nombre sistema dinámico
del billar de Sinai, por haber sido Jakob Sinai (1935-) matemático y físico ruso,
el primero en estudiar este tipo de sistemas en la década de los 70. Propiedades
análogas en lo que se refiere a la inestabilidad de las órbitas satisfacía el billar
estudiado anteriormente por Hadamard (1868-1963), que es más bien un billar
alabeado en el que se sustituye la mesa usual por una superficie con curvatura
negativa en todos sus puntos.
W
Punto de
corte
Según Poincaré en el modelo dinámico de los tres cuerpos existen puntos fijos
cuyas las variedades estables e inestables se cortan. Estos puntos de intersección
son los puntos homoclínicos y las órbitas que pasan por un punto homoclínico
se denominan órbitas homoclínicas. Cualquiera de estas órbitas tiende hacia el
punto de equilibrio cuando el tiempo avanza y cuando retrocede. Esta definición,
aparentemente inofensiva, tiene consecuencias sorprendentes: Poincaré descubrió
que las órbitas próximas a un punto homoclínico tienen un comportamiento muy
complicado; vuelven a cortarse una y otra vez... El propio Poincaré escribiría en
1889:
“Cuando uno intenta visualizar la figura formada por estas dos cur-
vas y su infinidad de intersecciones, [...] éstas forman una suerte de
red, telaraña, tejido infinitamente entrelazado; [...]. Uno queda asom-
brado por la complejidad de esta figura que ni tan siquiera me atrevo
a dibujar”
Independientemente de sus implicaciones en el estudio del movimiento pla-
netario, los puntos homoclínicos se han convertido en el distintivo del caos; es
posible detectarlos en cada sistema dinámico caótico.
En la primera mitad del siglo XX, los trabajos de Poincaré en topología y
en dinámica tuvieron mucha repercusión en el desarrollo de las matemáticas de
los Estados Unidos. El matemático americano G.D Birkhoff (1884-1944) estuvo
fuertemente influenciado por los resultados de Poincaré en sistemas dinámicos.
En sus trabajos, desarrolló muchas de sus ideas, especialmente las propiedades de
los puntos homoclínicos.
Desgraciadamente, los fenómenos no lineales que Poincaré había comenzado
a vislumbrar con el descubrimiento de los puntos homoclínicos no encontraron
eco suficiente en la comunidad científica del momento, demasiado absorta en la
física atómica y la relatividad general, y a pesar de ser ideas importantes lanzadas
por uno de los mejores matemáticos de la historia, no se insertaban dentro de
los temas de vanguardia y permanecieron relegadas y olvidadas durante mucho
tiempo.
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M1
_
_
1
M
M
0.0 0.1
Hasta aquí se puede decir con toda seguridad que esta transformación sigue un
proceso absolutamente determinista. Sin embargo, y esta fue la visión especial de
Smale, cada una de las regiones que constituyen este conjunto invariante puede ser
“etiquetada” con una sucesión de 0’s y 1’s; en otras palabras, el conjunto Λ se co-
rresponde con el conjunto de los resultados que se obtienen al lanzar una moneda
al aire sucesivamente y anotar el resultado, ¡cara o cruz!. Y...¿no es este experi-
mento el paradigma del azar puro?. El etiquetado se hace asignando a cada punto
122 Un Paseo por la Geometría
Nos interesa seguir el camino de cada partícula del bloque original: cada vez
que pasamos el rodillo, se fue separando de las otras partículas próximas a ella,
pero al doblar...los puntos que están cerca de la línea de plieque se vuelven a
aproximar, mientras los que están del mismo lado del doblez mantiene la distancia
duplicada. Es decir, casi todos los puntos se desordenan. La expresión analítica de
esta aplicación s si se define en el cuadrado unidad [0, 1] × [0, 1] es la siguiente
(
(2x, y/2) x ∈ [0, 1/2)
s(x, y) =
(2 − 2x, 1 − y/2) x ∈ [1/2, 1)
x = σ(y − x)
0
y = ρx − y − xz
0
z0 = xy − βz
Podríamos decir que en las cercanías del atractor, el sistema dinámico tiene
un efecto desintegrador: en la dirección transversal atrae a las órbitas mien-
tras que en la dirección tangencial éstas tienden a separarse.
El atractor tiene una estructura fractal. Desde luego, no son curvas o su-
perficies lisas, sino que suele tratarse de objetos de dimensión de Hausdorff
no entera. Es decir, si miramos con una lupa cada vez de mayor aumento,
focalizándola en regiones cada vez más pequeñas, observamos que la cur-
va descrita por las trayectorias se autorrepite. En otras palabras, el atractor
tiene una estructura geométrica muy complicada e invariante por escala.
Para ilustrar algunas de las propiedades anteriores, incluimos una figura de otro
atractor extraño muy conocido, estudiado por el astrónomo M. Hénon.
126 Un Paseo por la Geometría
“La persona común, viendo que somos capaces de prever las mareas
con mucha exactitud y para varios meses, preguntaría: ¿por qué no
podemos hacer lo mismo con la atmósfera?. Apenas es un sistema
diferente, las leyes son igualmente complejas. Pero comprendí que
cualquier sistema físico que se comportase de manera no periódica
sería imprevisible.”
Bibliografía
[1] R. Markarian, La dimensión humana de la matemática, Correo del Maestro.
Ediciones La Vasija, Méjico, 2003.
[2] R. Markarian y R. Gambini, Certidumbres, incertidumbres, caos, Ediciones
La Vasija y Ediciones Trilce, Méjico, 1999.
[3] J. Banks, J. Brooks, G. Cairns, G. Davis and P. Stacey, On Devaney’s Defini-
tion of Chaos, American Mathematical Monthly 99 (4), 332-334, 1992.
[4] R.L. Devaney, An introduction to chaotic dynamical systems, Addison-Wesley,
1989.
[5] S. Smale, Finding a Horseshoe on the Beaches of Rio, Mathematical Intelli-
gencer 20 (1), 39-44, 1998.
[6] L. Perko, Differential Equations and Dynamical Systems, Springer, 2001.
[7] A. Katok and B. Hasselblatt, Introduction to the Modern Theory of Dynamical
Systems, Cambridge University Press, 1995.
[8] J. Guckenheimer and P. Holmes, Nonlinear Oscillations, Dynamical Systems
and Bifurcation of Vector Fields, Springer, 1998.
[9] R.V. Solé y S.C. Manrubia, Orden y Caos en Sistemas Complejos. Fundamen-
128 Un Paseo por la Geometría