Diagnostico Del Pueblo Maya

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SITUACIÓN HISTÓRICA Y ACTUAL DEL PUEBLO MAYA

DIAGNÓSTICO DEL INSTITUTO PARA EL DESARROLLO


DE LA CULTURA MAYA DEL ESTADO DE YUCATÁN

I. ANTECEDENTES

Con base en el Plan Estatal de Desarrollo de Yucatán 2001-2007 y el Programa Nacional


para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas 2001-2006, que proporcionaron las directrices para la
investigación realizada, se elaboró el presente diagnóstico general del pueblo maya en nuestro
estado.

Asimismo, a fin de contar con un documento bien fundamentado, con bases históricas y
antropológicas, se requirió la colaboración de un equipo de especialistas en el tema, con
reconocida trayectoria, integrado por el Dr. Pedro Bracamonte y Sosa, coordinador del Programa
Peninsular del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, CIESAS,
quien tuvo a su cargo los puntos correspondientes a la evolución histórica y situación actual del
pueblo maya; los Mtros. Ella Fanny Quintal Avilés, del Instituto Nacional de Antropología e Historia,
INAH, Delegación Yucatán, y Miguel Güémez Pineda, de la Unidad de Ciencias Sociales del Centro
de Investigaciones Regionales, CIR, de la Universidad Autónoma de Yucatán, que analizaron
diversos temas relacionados con la situación social, económica y cultural de los mayas
contemporáneos, y el Abog. Luis Héctor Barrera Huerta, jefe del Departamento de Reglamentos y
Legislación Municipal del Ayuntamiento de Mérida, especialista en el marco legal.

Cabe destacar que como mencionamos anteriormente, este Diagnóstico está compuesto por los
trabajos de investigación de un equipo de expertos en cada uno de los rubros tratados, pero su
integración en un solo documento, así como la actualización en datos estadísticos y ampliación de
información, es responsabilidad del Instituto para el Desarrollo de la Cultura Maya del Estado de
Yucatán.

El material incluye, también, información estadística proporcionada por la Secretaría de


Desarrollo Rural y Pesca, SDRyP; los Servicios de Salud de Yucatán, SSY; la Subdirección de
Educación Indígena de la Secretaría de Educación Pública, SEP estatal; el Comité de Planeación y
Desarrollo del Estado, COPLADE; el Instituto Nacional Indigenista, INI, actualmente Comisión
Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, CDI; el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática, INEGI y el Consejo Nacional de Población, CONAPO. En el
caso del INEGI, se recurrió básicamente al Censo General de Población y Vivienda 2000 y al
Anuario Estadístico 2002.

A lo largo de la realización de este Diagnóstico nos enfrentamos a diversas dificultades en


el acopio de datos estadísticos relacionados con el pueblo maya, ya que por lo general, los
proyectos y programas de las diversas dependencias manejan concentrados de datos que no

1
incluyen el desglose por adscripción étnica. En vista de estas carencias, nos vimos obligados a
manejar algunos resultados que se infieren de datos más generales, como la proporción de
mayahablantes por municipios y regiones.

II. BENEFICIARIOS

Los mayas de Yucatán, en su mayoría marginados y en condiciones de pobreza, son la población


sobre la cual se enfoca el diagnóstico. El objetivo es ofrecer un panorama general sobre su
situación histórica y actual que permita entender la dinámica de su desarrollo como pueblo, así
como sus problemas, necesidades y carencias, para consolidar una nueva relación entre el pueblo
maya, la sociedad yucateca y el gobierno estatal. Se busca, asimismo, delinear alternativas,
proyectos y programas que contribuyan a mejorar los niveles de vida de la población maya y que
ayuden a fortalecer, revitalizar y difundir sus valiosos elementos culturales.

La principal problemática radica en que se ha negado al pueblo maya toda posibilidad de desarrollo
propio y, al mismo tiempo, se le ha mantenido al margen del desarrollo social del conjunto de la
población yucateca, a través de una política corporativa y paternalista dirigida a mantener el control
y no al logro de auténticos beneficios sociales o económicos. La realidad se patentiza en los altos
índices de marginación y pobreza de sus comunidades, las altas tasas de mortalidad infantil y
femenil por enfermedades curables o que se pueden prevenir, la desnutrición crónica en casi todas
los grupos de edad, una deficiente educación bilingüe-intercultural, así como la carencia de
viviendas con servicios sanitarios adecuados, ingresos por debajo del mínimo, aunado a una
discriminación racial y cultural.

Esta última problemática se ha agravado con la interiorización del rechazo y la poca autoestima de
la mayoría de los integrantes del pueblo maya, como resultado, entre otras circunstancias, de la
estigmatización social y la presencia constante en los medios de comunicación de una imagen
estereotipada y denigrante del indígena contemporáneo, en contraste con el marco de referencia
cultural occidental, considerado como el modelo a seguir. En consecuencia, se hace necesario el
planteamiento de nuevas políticas de respeto e interculturalidad que conformen una sociedad más
justa y equitativa, que rechace las mentalidades y comportamientos discriminatorios que han
vulnerado a esta población y fortalezcan la identidad indígena.

A estas circunstancias, se suma el hecho de que en el interior del núcleo social del pueblo maya,
tanto el que vive en el campo como en la ciudad, se han ido incrementando una serie de
problemáticas propias del mundo contemporáneo, que atentan contra su desarrollo y crecimiento
integral, como son la discriminación de género, el abuso sexual y social de los infantes, el
alcoholismo, la violencia intrafamiliar, el consumo de drogas entre jóvenes y adultos y la
proliferación de enfermedades de transmisión sexual, como el VIH–Sida, debido, sobre todo, a la
migración obligada por la falta de recursos económicos a diversos puntos de México y del

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extranjero de jóvenes y adultos varones, sin información adecuada, que al retornar a sus
comunidades de origen propagan dicha enfermedad.

Sin embargo, a pesar de las dificultades, problemas y carencias mencionadas, podemos todavía
hablar de un pueblo maya vivo y culturalmente fuerte, que sigue expresándose en su propia lengua
y que mantiene una particular forma de ver el mundo, como se manifiesta en su historia oral, así
como en su producción literaria, y que, además, continúa con la práctica renovada de muchas
costumbres y tradiciones, heredadas de sus antepasados.

Sin duda, el pueblo maya es eje y fundamento de la identidad de los yucatecos, reflejada en un
sincretismo particular, que se manifiesta en la vida diaria del Estado, a través no sólo de las
tradiciones y creencias vinculadas a festejos y ceremonias diversas, sino también en la forma de
hablar, la gastronomía y el vestido. De ahí la importancia y enfoque hacia una labor en favor de la
recuperación, revaloración, desarrollo y difusión de la cultura maya, con la participación activa de
sus integrantes, que consolide la construcción de una sociedad respetuosa y orgullosa de sus
raíces indígenas.

Este es el compromiso de la administración estatal 2001–2007, que con base en el reconocimiento


de un México pluricultural, sustentado en el artículo 2° de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y fortalecido con la aprobación del Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo, OIT, asume la tarea de integrar una sociedad más justa y digna, que
armonice con el legado histórico y cultural del pueblo maya, promoviendo su participación activa en
áreas decisivas para su desarrollo.

Así, el gobierno del Estado, instrumenta a través del Instituto para el Desarrollo del Estado de
Yucatán, una política, interinstitucional y corresponsable, que involucra a organismos y entidades
de la administración pública municipal, estatal y federal y a los sectores social y privado, con el
objetivo de promover el desarrollo social, económico, político y cultural de los mayas yucatecos.
Definiendo áreas específicas para la planeación y desarrollo de proyectos, fungiendo como órgano
de consulta y asesoría, así como impulsando la proyección del pueblo maya tanto nacional como
internacionalmente. De esta manera se asume con determinación la responsabilidad de conducir la
integración de un Yucatán digno, armónico y respetuoso de sus diferencias.

III. INTRODUCCIÓN. HACIA EL RECONOCIMIENTO, RESPETO Y VALORACIÓN DE LA ETNIA


MAYA

Cualquier programa enfocado al desarrollo de la etnia maya, debe partir de su reconocimiento


como una sociedad vigorosa, con identidad y dinámica propias, que sólo pueden ser explicadas por
factores de carácter geográfico, histórico, económico, político, ideológico y cultural. Sin embargo,
hay que reconocer que la antigua relación entre el Estado y el pueblo maya, condujo a la
reproducción de sus bajos niveles de vida, su fragmentación, dependencia política, y como

3
consecuencia la falta de articulación de una perspectiva y una propuesta de desarrollo autónomo y
autodirigido.

En la actualidad, los gobiernos de México tienen constitucionalmente la oportunidad de reconocer la


diversidad étnica y cultural como una riqueza de todos, como un patrimonio cultural en peligro de
agotamiento, pero factible de fortalecer. Desde esta perspectiva, se legitima el modelo de vida de
los pueblos indígenas y en consecuencia del pueblo maya. Sin embargo, este derecho a buscar un
desarrollo autónomo e integral no debe plantearse en función a glorias pasadas o como desagravio
por culpas añejas, sino como una condición inherente a todo pueblo, toda sociedad y toda cultura.
En consecuencia, el pueblo maya no debe ser reducido a una herencia del pasado, sino
comprenderse y respetarse como una cultura que permanece viva, activa, en continua adaptación.
En otras palabras que conserva un modelo de pensar y actuar diferente y por lo tanto con
propuestas enriquecedoras para enfrentarse y salir adelante en un mundo que cada vez más tiende
a la homogenización.

Sin embargo, hay que destacar que a pesar de que el país y el estado han logrado avances
científicos, tecnológicos y legales, la mayoría de los mayas, como otros muchos integrantes de
pueblos indígenas, han quedado al margen de estos beneficios. De ahí la propuesta de diseñar y
aplicar proyectos que respeten su lógica y principios culturales a la vez que propicien su bienestar
económico y material y le permitan recuperar la conducción de sus propios procesos de desarrollo y
crecimiento.

De esta forma, para apoyar el desarrollo del pueblo maya, es necesario poner a su alcance los
recursos materiales y las condiciones apropiadas que le garanticen una mejor educación y
desarrollo social, económico y cultural, impulsando su acceso al conocimiento, creaciones artísticas
y conquistas legales del mundo contemporáneo. Contribuir a elevar su calidad de vida, e impulsar
su participación en las responsabilidades y beneficios que tiene la sociedad yucateca en general.
Los esfuerzos deben estar encaminados al desarrollo integral de la sociedad, que contribuya a la
consolidación de un pueblo maya bilingüe, capaz de beneficiarse del crecimiento económico, los
avances científicos y tecnológicos, a partir de sus propias formas de organización y de su manera
de entender y explicar el mundo; orgulloso de su pasado remoto y reciente y dispuesto a
transformar su presente y cimentar su futuro, mediante una representación política efectiva, que
participe del diseño de vías y estrategias para la creación de una sociedad verdaderamente
intercultural. Bajo esta visión lo maya deja de ser sinónimo de pobreza para convertirse en sinónimo
de trabajo, compromiso y orgullo.

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IV. EVOLUCIÓN HISTÓRICA

Los mayas en la Colonia

En el siglo XVI, la Península de Yucatán albergaba a una numerosa población maya, con niveles de
organización que le habían permitido generar una compleja sociedad y una cultura rica en rasgos,
elementos y diversidad, capaz de producir un importante volumen de excedentes para sostenerla.
Precisamente, el trabajo organizado de esta población se constituiría como la principal fuente de
riqueza para los conquistadores españoles ante la falta de minas y tierras fértiles en la región,
propicias para cultivos comerciales.

Antes de la llegada de los conquistadores, el pueblo maya de la península estaba adscrito a 16


señoríos o pequeños estados distintos, con diversos niveles de integración y cohesión social.
Algunos cálculos estiman la población total en unos 800,000 individuos, distribuidos en un
conglomerado de asentamientos con patrón disperso, que reconocían la autoridad de las entidades
políticas mayores.

La economía era compleja: predominaba la producción de maíz y otros cultivos agrícolas como el
algodón y el añil, que se complementaban con la pesca, la producción de sal y la cacería. El
intercambio comercial, aun a larga distancia, permitía el acceso a diversos productos muy
apreciados, como el cacao y el copal, entre otros.

A pesar de la fragmentación política y las rivalidades entre los señoríos, la civilización maya
mantuvo vigentes sus principales logros culturales, como el conocimiento especializado de las
matemáticas, la astronomía, la historia, la cuenta del tiempo y la escritura fonética. Sin duda, el
pueblo maya era portador de una cosmovisión y una religiosidad muy profunda, compartida, en
buena medida, con un área cultural más extensa conocida actualmente como Mesoamérica.

Con la Conquista, la sociedad maya se vio transformada en el hecho y en el discurso: fue llamada
india por los recién llegados, un término que no sólo estaba relacionado con el añorado espacio
geográfico, sino que también implicaba una visión segregadora, discriminatoria, y que
históricamente se empleó para denominar, de manera genérica a los habitantes de los pueblos
originarios de América.

Asimismo, el descenso demográfico, a causa principalmente de las epidemias, fue uno de los
resultados más inmediatos e impactantes del contacto indoeuropeo, ya que la población maya
peninsular disminuyó drásticamente. Así, en 1550, a solo cuatro años de la fundación de Mérida, se
calculaba en tan solo unos 240,000 individuos. A pesar de algunos pequeños períodos de
recuperación hacia 1736 sufrió la mayor reducción registrada, y para esta época las estimaciones
más optimistas nos hablan de un total de 127,000 individuos en la región. Para 1809, cuando la
época colonial llegaba a su fin, los pobladores mayas de Yucatán se calculaban en 300,000
personas, menos de la mitad del estimado para la época del contacto. Ahora bien, no debemos
olvidar que, en el mismo lapso, la población no–indígena, formada por españoles, mestizos,

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mulatos y negros libres mantuvo una tasa de crecimiento lenta ya que entre 1550 y 1700 pasó de
1,550 personas a 21,250, aproximadamente. En las primeras décadas del siglo XIX, se acercaba ya
a los 100,000 individuos, es decir, un cuarto del total de habitantes de la Península, la mayoría
restante era maya.

POBLACION MAYA DURANTE LA COLONIA

800,000
800,000
700,000
600,000
500,000
400,000 300,000
300,000 240,000
200,000 127,000
100,000
0
Antes de la Despues de laPrimera Mitad Principios del
Conquista s. Conquista s. s. XVIII s. XIX
XVI XVI

Por otra parte, una de las características de la colonización fue la continuidad en la concentración
de la población en el noroeste de la Península, principalmente en lo que actualmente constituye el
Estado de Yucatán. Sin embargo, en el ámbito de la organización social se dieron importantes
modificaciones, ya que a raíz de la Conquista y la Colonia, los señoríos mayas fueron
desarticulados y la población nativa quedó integrada en más de 220 repúblicas indígenas, con
cabeceras en pueblos congregados, un sistema de organización político territorial que es el
precedente constitutivo de los municipios contemporáneos. En estos pueblos se instauró la
institución castellana del Cabildo, que fue adoptada por el grupo maya dirigente, permitiendo una
continuidad en diversas formas de liderazgo indígena.

Esta permanencia de las figuras indígenas en el ejercicio del poder fue posible debido a que, a lo
largo de la Colonia, se aplicó una política estatal de separación o segregación, que otorgó a los
dirigentes de las repúblicas de indios1 la capacidad de gestión de sus propios recursos territoriales,
humanos y financieros, así como un gobierno propio que consistía en un Cabildo, que se elegía
cada año, y un cacique. Sin embargo, la selección de estas autoridades estaba a cargo de un i
grupo restringido y se realizaba bajo la estricta vigilancia del gobierno civil y religioso de la provincia.

1
Estructura política impuesta al inicio de la colonia, mediante la cual se dispuso que en los pueblos indígenas se eligiesen alcaldes y regidores que administraran
como se hacía en las poblaciones de España, pero dependiendo de la Alcaldía Mayor, estructura regional de base de la colonia. Su estructura comprendía toda una
gama de funcionarios, todos indígenas cuyo número variaba dependiendo del tamaño y ámbito territorial de cada república. El pueblo cabecera constituía la unidad
mayor de la organización india, al interior de la cual se distinguían unidades menores, pueblos sujetos, barrios y rancherías, cada uno de los cuales contaba con su
representante, alcalde o regidor, que integraba el cabildo. Esta estructura garantizaba a los conquistadores la recepción de tributo y se desatendían del trato directo
con los indígenas en los conflictos diarios e intrascendentes. Buena parte de los funcionarios de la República de Indios eran los antiguos miembros de la nobleza o
principales de la organización de gobierno prehispánico. La corona reconoció en cada cabecera a la nobleza prehispánica otorgándole tierras en propiedad privada,
en tanto que los macehuales solamente podían ser usufructuarios de tierras de la comunidad.

6
Bajo estos principios, las repúblicas dispusieron de tierras de jurisdicción que actualmente
conocemos como “de carácter comunal”, aunque en su interior existieron tierras privadas, ya fuera
en propiedad de antiguas familias o linajes o en propiedad de individuos.

En el ámbito de la economía y la generación de riqueza y productos, Yucatán quedó integrado al


régimen colonial por medio de la tributación, los servicios personales y los repartimientos, tres
mecanismos de aprovechamiento del trabajo organizado de la población maya en el marco,
precisamente, de cada una de las repúblicas indígenas. Pero los mayas quedaron excluidos del
comercio exterior con otras zonas del sistema colonial y también de los cargos de la administración
provincial.

En cuanto al acervo y las manifestaciones culturales, la sociedad maya mantuvo vigentes


importantes espacios de expresión, en especial en lo que se refiere al uso de la lengua nativa, que
se convirtió en la lengua franca de la provincia, por su uso generalizado. La adopción de los
caracteres latinos para escribirla desde el siglo XVI, permitió mantener el registro de la historia
antigua, de los conocimientos médicos y literarios y de una parte muy importante de la cosmovisión.

Se recurrió también al lenguaje escrito en la relación con las autoridades, especialmente en cuanto
a los mecanismos de impartición de justicia, y en general con los demás habitantes de Yucatán.
Miles de documentos escritos en maya se emplearon, con valor legal, en pleitos y demandas y para
dirimir conflictos. Los testamentos y los títulos de tierras elaborados en esa lengua mantuvieron su
validez hasta el final de la época colonial. En lo concerniente a la justicia, en el periodo referido los
delitos menores eran sancionados por los cabildos mismos de los pueblos y la justicia mayor
dependió directamente de un Juzgado de Indios, institución importante que contaba con procurador,
defensor, traductores y abogados.

En la historia del pueblo maya de Yucatán se registran importantes transformaciones a partir de


mediados del siglo XVIII, como resultado de modificaciones impulsadas desde Europa e inspiradas
en el pensamiento liberal. Entre los cambios más importantes podemos ubicar una política de
enajenación de tierras baldías con el objetivo de impulsar el crecimiento de la agricultura y la
ganadería empresarial, aunque hay que señalar que el tránsito de la tenencia de la tierra de manos
indígenas a no indígenas se realizaba desde varias décadas atrás, con las ventas de fracciones de
tierras públicas y privadas realizadas por los propios cabildos y las familias e individuos mayas.
Otros cambios sustanciales fueron la cancelación del sistema de la encomienda y el deterioro del
mecanismo de los repartimientos que, juntamente con la enajenación de tierras y la
desamortización de las finanzas y bienes corporativos de los pueblos, tendieron a debilitar el control
político ejercido por cabildos y caciques.

Numerosos habitantes de los pueblos pasaron a radicar en los asentamientos de haciendas en


donde laboraban como jornaleros o arrendatarios. Este fenómeno tendió a reforzar la multiplicación

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de pequeños asentamientos humanos en el contexto rural, una característica observable aún en la
actualidad yucateca.

Los mayas y la Nación

La Independencia y la construcción de México como un Estado moderno durante el siglo XIX


acentuaron las transformaciones de la sociedad maya, debido a la implantación de una política
general encaminada a la desamortización de las corporaciones civiles, como eran los pueblos, y a
la proyectada ciudadanización de la población indígena.

Las leyes de colonización de baldíos y el desarrollo de las haciendas generaron oposición en los
pueblos y fueron causa, entre otras, de un grave conflicto social que ha sido consignado en la
historia como la Guerra de Castas. Además, se canceló el uso legal de su lengua materna y se
desarrolló un nuevo sistema de elecciones de autoridades locales, en el cual, para ser electos, se
privilegiaba la posesión de propiedad agraria y de un capital comercial, así como saber leer y
escribir en español, lo que finalmente condujo a un desplazamiento relativo de los mayas de los
cargos de los cabildos y juntas municipales en beneficio de la población no indígena.

Todas estas transformaciones condujeron a un debilitamiento importante del acervo cultural y


político de la sociedad maya a lo largo del siglo XIX. Al cierre de esta centuria, casi la mitad de la
población maya habitaba en el interior de las haciendas, transformadas en prósperas agroindustrias
del henequén, y en los pueblos, los límites de las posesiones comunales o ejidales se habían ido
estrechando y la propiedad privada de origen maya estaba casi desaparecida.

La pérdida de los recursos materiales, humanos y financieros de los pueblos, así como de sus
mecanismos de sobrevivencia, no fue compensada con oportunidades de inversión, de empleo y de
educación, por lo que estos cambios se convirtieron en la fuente de una secular tendencia a la
pobreza y a la marginación y de un deterioro que impactó de manera directa el consumo y la dieta.

El siglo XX representó transformaciones mayores y más profundas para el pueblo maya. En los
pueblos y villas había crecido una numerosa población mestiza muy cercana culturalmente a la
sociedad maya, aunque sin los vínculos que ataban a los indígenas con sus antiguas y
cuestionadas corporaciones.

La industria agroexportadora, el comercio exterior, el crecimiento urbano de la capital, la educación


profesional, el acceso a la vida política y a los cargos y puestos públicos, así como otras
actividades no menos importantes, constituyeron espacios preferenciales para esa población no
indígena. Los habitantes mayas, cada vez más excluidos de esas áreas de la vida económica y
social, no tuvieron otra opción más que refugiarse en el cerrado ámbito de lo que se ha llamado “la
vida comunitaria”, toda vez que desde el Porfiriato comenzó a postularse, como una meta nacional,
la edificación de un México mestizo con una fuerte y única identidad. A pesar de esto la lengua y la
cultura propias continuaron como un acervo vivo de riqueza y de identidad de la población maya y
de la sociedad regional.

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Con la integración como nueva política de Estado, luego de la Revolución Mexicana, los gobiernos
nacionales y estatales sentaron las bases de lo que sería su relación con los pueblos indígenas. En
el caso yucateco, la denominada política indigenista se propuso integrar al desarrollo
socioeconómico y urbano a una importante población maya, hablante de su propia lengua, que
según algunos cálculos se estimó en casi 250,000 habitantes en toda la Península de Yucatán
hacia 1895.

La Reforma Agraria, entre los años de 1920 a 1960, si bien restituyó y dotó de tierras a los pueblos
y a nuevos centros de población con mayoría o con importante población maya, también empleó
como instrumento de cambio y de control una figura jurídica de posesión ejidal que quedó
directamente atada y condicionada al Estado y a un sistema rígido de partido único. La mayor parte
de los habitantes mayas permaneció en el interior de los ejidos, en donde se renovaron antiguas
formas corporativas de vida política; pero el eje primordial de la política integracionista fue la
educación pública realizada en español.

En los contenidos educativos se privilegió la exaltación de la historia nacional pero se dejó de lado
el acervo de conocimientos derivados de la cultura maya, que permaneció socialmente
estigmatizada como ajena al desarrollo civilizatorio mundial. La propia educación bilingüe tuvo
como objetivo ayudar al proceso integrador. Así se explica que los datos agregados de población
monolingüe maya para la Península de Yucatán sean aproximadamente de 132,000 habitantes en
1930, 114,000 en 1940, 51,000 en 1950, 91,000 en 1960, 70,714, en 1970, 91,783, en 1980, 57,392
en 1990 y 66,060 en 2000, lo que representa un evidente decremento. Hay que aclarar que la
aparente inconsistencia en estos registros, como los aumentos en ciertos décadas puede deberse
a variantes en los conteos y registros censales, especialmente la ampliación de la base
encuestada.

M o no l i ng ües en la Pení nsul a d e Y ucat án

140000

120000

100000

80000
M onolingües
60000

40000

20000

0
1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000

Tanto la segregación como el integracionismo constriñeron a los portadores de la cultura maya al


ejercicio de su riqueza cultural en el ámbito estrictamente local, sin facilitar un intercambio
cognoscitivo amplio con el exterior. La pérdida de la escritura de la lengua maya se tradujo en una
de las mayores desventajas para quienes permanecieron como monolingües y también para los

9
bilingües, pues reforzó el aislamiento y el deterioro de los mecanismos de supervivencia cultural. La
castellanización forzada, incompleta en la mayoría de los casos, despojó a los habitantes mayas de
buena parte de sus bases conceptuales, pero al mismo tiempo fue incapaz de brindarles
cabalmente los adelantos del conocimiento universal.

Uno de los problemas más graves de la historia reciente ha sido el desfase entre una socialización
primaria realizada durante los primeros años de vida de los menores en el seno de la familia maya y
en su propia lengua y una socialización secundaria que se efectúa en instituciones sociales rígidas
como la escuela que procuran la integración de esos menores a una cultura nacional homogénea
en lengua castellana. El resultado de la ruptura de este proceso en la propia cultura a corta edad,
enfrentada con la socialización secundaria que no aporta siquiera las bases lingüísticas mínimas de
la lengua nacional, se traduce en una situación de amplia desventaja para los habitantes mayas.
Ese proceso sólo conduce a la carencia de preparación educativa, a la marginación, a la falta de
oportunidades y de competencia y a la pobreza.

V. EL PUEBLO MAYA CONTEMPORÁNEO

Magnitud

México ocupa el octavo lugar en el mundo entre los países con mayor cantidad de pueblos
indígenas. Se hablan cuando menos 60 lenguas autóctonas, que expresan un igual número de
maneras de entender el mundo y de pensar en alternativas de solución a los problemas. Si
consideramos el idioma como variable para cuantificar a la población indígena, Yucatán sería el
estado mexicano con la mayor proporción, con un 37.3% de población mayor de 5 años; seguido de
Oaxaca, 37.1%; Chiapas, 24.6%, Quintana Roo, con 22.9% y Campeche con 15.4%.

ESTADOS CON MAYOR PORCENTAJE DE POBLACIÓN


INDÍGENA

40 3 7 .3 3 7 .1

35

30
2 4 .6
25 2 2 .9

20 P ORCENTAJ E
1 5 .4
15

10

0
YUCATÁN OAXACA CHIAP AS QUINTANA CAMP ECHE
ROO

En una superficie aproximada de 52,508 km2, que colinda con los estados de Quintana Roo y
Campeche, y con el Golfo de México, Yucatán alberga una población total de 1’658,210 habitantes,
de los cuales, de acuerdo con el XII Censo General de Población Y Vivienda 2000, 49.3% son

10
hombres y 50.7%, mujeres, distribuidos en 106 municipios, con una densidad poblacional promedio
de 38.2 habitantes por km2
. Este índice, evidentemente no es homogéneo ya que por ejemplo, tan
sólo en el municipio de Mérida la concentración es de 793.9 habitantes por km2. Por otra parte,
cabe destacar que la población de jóvenes representa el 35.1% de la población total del Estado, es
decir hablamos de 581,630 individuos de 12 a 29 años de edad.

La lengua indígena predominante en la región es el maya yucateco o peninsular, y pertenece a uno


de los grupos lingüísticos más importantes de América. Se habla en una amplia zona geográfica
que comprende también los estados de Campeche, Quintana Roo y la parte sur de Belice. Las
condiciones topográficas de la región, básicamente una planicie, han permitido una fácil
intercomunicación entre sus hablantes lo que la hace ser una lengua viva, uniforme y con muy
pocas variaciones dialectales.

Por otra parte y de acuerdo a los datos registrados en los Indicadores Socioeconómicos de los
Pueblos Indígenas de México, del año 2000, Yucatán esta conformado por una población indígena
de 981,064 personas, 59.2%. las cuales en su mayoría son mayas. Cabe aclarar que estos
resultados de población maya se basan no solamente en el registro de los que hablan la lengua de
origen sino considerando a aquellos jóvenes y niños menores de cinco años cuyos padres, hablan
la lengua maya. En otras palabras aunque sus hijos ya no utilicen su lengua de origen se les
considera como parte del pueblo maya.

POBLACIÓN INDÍGENA EN YUCATÁN

Total Total de % Total de Total % Total %


población población hablantes de hablantes
indígena de 5 años y lengua de lengua
más indígena de 5 maya de 5
años y más años y más

1’658,210 981,064 59.2 1’472,683 549,532 37.3 547,098 37.1

Fuente: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2000

Si consideramos que para 1990, la población hablante de lengua maya en Yucatán, Quintana Roo y
Campeche era de 525,264, un 43.8%; 133,081, 29.2% y 86,676, 15.4%, respectivamente, los

11
registros nos hablarían, entonces, de una reducción en términos porcentuales en los dos primeros
estados y de una continuidad en el último.

POBLACIÓN HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI) PENINSULAR DE 5 AÑOS Y MÁS (2000)

Población de 5 años y Hablantes de lengua %


Entidad Federativa más. indígena
1 472 683 549 532 37.3
Yucatán
Quintana Roo 755 422 173 592 22.9
Campeche 606 699 93 765 15.45

Fuente: INEGI, XII Censo General de Población y Vivienda 2000.

POBLACIÓN HLI DE 5 AÑOS Y MAS

1472683
1500000

1000000
755422
606699 TOTAL
549532
500000 HLI
173592
93765

0
Yucatán Campeche Quintana Roo

Fuente: Indemaya. Datos de 2000


Nota: las siglas HLI significa hablantes de lengua indígena

De acuerdo al Censo General de Población y Vivienda 2000, no existe un solo municipio en


Yucatán donde no se hable la lengua maya. De las 547,098 personas que declararon hablarla,
495,360, 33.6% son bilingües (maya-español), y 48,020, 3.3% son maya-monolingües, que en su
conjunto representan el 37% de la población mayor de 5 años. La diferencia en los porcentajes
manejados refleja la categoría de “no especificado”, que INEGI maneja en sus encuestas y que, en
este caso, aplica a una población de 3 mil 718 personas, además de los individuos bilingües pero
que no son mayas, sino que pertenecen a otras etnias del país. Así pues existen pequeños grupos
de migrantes recientes, tan reducidos, que después del maya, la segunda lengua indígena más
hablada en Yucatán es el chol con un 0.03%. Si bien este factor por sí mismo no implica una
modificación sustancial de la estructura social, ignorarlo daría como resultado un cálculo erróneo e
inexacto de nuestros datos.

POBLACIÓN DE 5 AÑOS Y MÁS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA POR TIPO DE LENGUA EN EL 2000

NÚMERO DE
LENGUA PORCENTAJE
HABLANTES
MAYA 547098 37.14

12
CHOL 474 0.032
ZAPOTECO 319 0.021
MIXE 283 0.019
NAHUATL 272 0.018
TZELTAL 222 0.015
MAYO 142 0.009
OTRAS LENGUAS 510 0.034
NO ESPECIFICADO 212 0.014

Fuente: Censo General de Población y Vivienda 2000

Aunque la mayoría de los hablantes de lengua maya son indígenas, un importante porcentaje de la
población mestiza emplea esta lengua como una estrategia de interacción en sus relaciones
sociales. Entre los hablantes se encuentran algunos ts’ules o “blancos”, comerciantes, dueños de
fincas y ranchos; enseguida, el gran conglomerado de mestizos que en las ciudades se emplean
como obreros, artesanos, comerciantes o empleados públicos, y los que viven en las comunidades
pequeñas, en las poblaciones del interior del Estado que pueden ser comerciantes, profesores,
funcionarios públicos etc. En contraste están los “mayeros” o macehuales que son campesinos
predominantemente monolingües, que habitan en las áreas maiceras del Sur y del Oriente, alejadas
de los centros urbanos.

Distribución de la población

A pesar de que el criterio de uso de la lengua maya, como el indicador principal para la
identificación de población indígena conduce, con seguridad, al subregistro, los datos son
suficientes para establecer la fuerte permanencia numérica del pueblo maya, que culturalmente ha
logrado sobrevivir y trascender hasta nuestros días, a pesar de haber enfrentado las circunstancias
más adversas.

Las cifras señalan incluso un dinámico aumento poblacional de hablantes de lengua indígena (HLI)
en la Península, pues en 1970 se registraba a 454,675 personas; en tanto que en 1980 el dato se
consignó en 665,377. Hacia 1990 el número aumentó a 713,520, en 1995 el cálculo fue de 776,824
y en el 2000 de 816,889 individuos. Sin embargo hay que señalar que este aumento de la población
en términos numéricos contrasta con la tasa de crecimiento, que puede establecerse en un 2.83%
anual de 1970 a 1995 que es ligeramente inferior a la tasa de crecimiento natural registrado para
esa zona. Esto implica una tendencia a la contracción del grupo étnico en términos comparativos,
tendencia que parece agudizarse porque el ritmo de ese crecimiento ha sufrido un deterioro en los
últimos años pues en el quinquenio entre 1990 y 1995 se ubica en una tasa de 1.77% anual y de
1995 a 2000 en 1.03% anual.

Sin embargo, aunque Yucatán es el estado de la Península que concentra la mayor parte de la
población indígena que conserva el uso de su lengua de origen, se puede notar una reducción en

13
términos porcentuales con relación al total de población en el Estado: en 1990 sumaron un total de
525,264 individuos de 5 años o más; cinco años más tarde, eran 545,902, con una tasa de
crecimiento anualizada de 0.78%, para 1995, la población indígena yucateca representaba el
39.67% del total de 1, 375,868; para 2000 esta relación se redujo al 37.3% a pesar de su
crecimiento numérico de 549,532 personas; cabe aclarar que 547,098 son hablantes de la lengua
maya, el 37.1%.

Cabe aclarar que los datos manejados anteriormente es con respecto a la condición de habla
indígena, pero de acuerdo a los datos registrados en los Indicadores Socieconómicos de los
Pueblos Indígenas de México, 2002, en donde participó el INI, CONAPO, y el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo, la población indígena en Yucatán es de 981,064 personas,
considerando a la población menor de cinco años y a los hijos de padres que hablan alguna lengua
indígena y en consecuencia que son portadores de esta cultura. Con estos datos se observa que en
Yucatán más del 50% de la población es maya, por lo que hablamos de un Estado eminentemente
indígena.

Por otra parte, de acuerdo a los resultados del último censo, la población maya del estado de
Yucatán puede quedar agrupada en:

 Municipios con evidente mayoría indígena, más del 70% de mayahablantes: Abalá, Akil,
Cantamayec, Chacsinkín, Chankom, Chapab, Chemax, Chichimilá, Chikindzonot,
Chumayel, Cuncunul, Cuzamá, Dzán, Dzoncauich, Espita, Halachó, Homún, Kaua, Mama,
Maní, Mayapán, Opichén, Oxkutzcab, Peto, Sacalum, Sanahcat, Santa Elena, Sudzal,
Tahdziú, Tahmek, Teabo, Tekax, Tekom, Temozón, Tepakán, Teya, Timucuy, Tinum,
Tixcacalcupul, Tixméhuac, Uayma, Xocchel y Yaxcabá.

 Municipios en los que la población maya es equivalente o superior a la población no


indígena, entre el 30 y el 70% de mayahablantes: Acanceh, Baca, Bokobá, Buctzotz,
Cacalchén, Calotmul, Cansahcab, Cenotillo, Chocholá, Dzemul, Dzitás, Hocabá, Hoctún,
Huhí, Hunucmá, Izamal, Kanasín, Kantunil, Kinchil, Kopomá, Maxcanú, Motul, Muna,
Muxupip, Panabá, Quintana Roo, Samahil, Seye, Sinanché, Sotuta, Sucilá, Suma, Tecoh,
Tekal de Venegas, Tekantó, Tekit, Temax Tetiz, Ticul, Tixpéhual, Tizimín, Tunkás,
Tzucacab, Ucú, Valladolid y Yobaín.

 Municipios en los que los mayas son minoría, menos del 30% de mayahablantes: Celestún,
Chicxulub Pueblo, Conkal, Dzidzantún, Dzilam Bravo, Dzilam González, Ixil, Mérida,
Mocochá, Progreso, Río Lagartos, San Felipe, Telchac Pueblo, Telchac Puerto, Tixkokob,
Umán y Yaxkukul.

14
M U N IC IPI OS D E A C U ER D O A L PO R C E N T A JE D E
M A Y A HA B LA N T ES

70 66

60

50 46
43
40
32
1995
30
2000
20 17

8
10

0
7 0 % y más 30 y 69% meno s d el
30%

En 1995, bajo la primera categoría, quedaban ubicados 66 municipios yucatecos donde la


población indígena estimada representaba más del 70% del total de los habitantes. En estos
municipios se percibía una importante distribución espacial de la población y un patrón de
asentamiento disperso con predominio de pequeñas localidades, pues se consignaron 764
asentamientos. Ese mismo año, 65,951 hablantes de lengua maya vivían en 659 comunidades de
menos de 1,000 habitantes; 75,404 lo hacían en 61 comunidades de 1,000 a 5,000 pobladores, y
otros 108,540 en 37 asentamientos situados en un rango de 5,000 a 10,000 habitantes. Por otra
parte, los datos de 1995 demuestran la presencia de mayoría de población maya en sólo siete
localidades grandes, es decir, de entre 15,000 y 50,000 personas, con un total de 71,832 hablantes
de lengua maya en esos lugares.

Para el 2000 disminuye el número de municipios con más del 70% de mayahablantes, quedando
bajo esta categoría los 43 anotados anteriormente. La población de mayahablantes es de 207,248,

15
o sea el 80.42% del total de los habitantes de dichos municipios y el 37.88% del total de maya
hablantes en el Estado, se consignan en este grupo 1,155 localidades. Solamente se registran tres
localidades con población que va de 15,000 a 49,000 habitantes y que son Peto, Tekax y
Oxkutzcab. De menos de mil habitantes se registran 1,085 localidades y de 1000 a 9999, 67
localidades.

En el segundo caso, donde las población indígena y no indígena tienden a ser equivalentes, se
encontraban, en 1995, 32 municipios donde los mayas representaban el 30 y el 69% de la
población total. Los hablantes de lengua maya sumaban 127,929 personas distribuidas en 330
localidades. Para 2000, se registran 46 municipios con una población de 221,888 mayahablantes,
es decir, el 51.94.y 40.56% de la población total de dichos municipios y de mayahablantes en el
Estado, respectivamente, distribuidos en 1,675 localidades, de las cuales 9 están en el rango de
10,000 a 49,999 habitantes; 10 en el rango de 5,000 a 9,999; 60 con población que va de 1,000 a
4999 habitantes y 1596 con una población menor de 1,000 habitantes.

Por último, la minoría indígena, en 1995 se registraba en 8 municipios que reportaban menos del
30% de población indígena estimada. En estos municipios habitaban un total de 96,246 hablantes
de lengua maya agrupadas en 93 localidades. Para el 2000 el número de municipios dentro de esta
categoría aumentó a 17, con una población de 118,932 mayahablantes que representan el 15.24%
del total de habitantes de dichos municipios y el 21.73% del total de mayahablantes del estado de
Yucatán, distribuidos en 533 localidades, 1 en el rango de 500,000-999,999, que viene siendo la
ciudad de Mérida, dos localidades en el rango de 5,000 a 9,999; 28 entre 1,000 y 1,999 habitantes y
495 localidades con menos de 1,000 habitantes. Es muy necesario consignar que la ciudad de
Mérida ha concentrado secularmente a una importante población maya que en 1990 ascendió a
88,971 personas y hoy día alcanza casi los 100,000. Este fenómeno es debido a la falta de
oportunidades de trabajo en el área rural, así como de proyectos exitosos para reactivar la
economía del campo, situación que contrasta con el mayor poder adquisitivo de las grandes
ciudades.

Asimismo, estas estadísticas demuestran que en los 106 municipios en general, la población
mayahablante ha disminuido en contraste con su población total lo que demuestra que el uso de la
lengua maya disminuye al paso del tiempo. Por otra parte la migración a las ciudades más grandes
hace que se incremente la presencia del pueblo maya en los medios urbanos y semiurbanos, como
Mérida, Valladolid, Tizimín e Izamal, aspecto a considerar en la activación de proyectos dirigidos a
reforzar la identidad del pueblo maya y en consecuencia al establecimiento de políticas públicas
que atiendan a este sector de la población .

Zonas de distribución

Como señalamos líneas arriba, la población mayahablante no está distribuida de manera uniforme
en los diversos municipios y localidades del Estado debido principalmente a los diferentes procesos
sociales e históricos que tuvieron lugar en cada una de las regiones y a las actividades productivas

16
que se desarrollaron principalmente a partir del siglo XIX y que se han extendido hasta nuestros
días.

Zona sur y oriente:

Concentra los municipios con mayor proporción de mayahablantes, superando incluso el 70% de la
población total de individuos mayores de 5 años, y lamentablemente, de acuerdo con los registros
oficiales, los mayores índices de pobreza y marginación. En estas regiones la cultura maya ha
desarrollado diversas estrategias de sobrevivencia, con base en el sentido de comunidad, gracias a
la continuidad de la agricultura basada en la milpa, la vigencia de las relaciones de parentesco, la
presencia de líderes e intelectuales indígenas y, por supuesto, de diversas estrategias de
adaptación de las prácticas rituales y ceremoniales, adscritas a nuevos contextos. Lo anterior ha
permitido la reproducción y resignificación de los sistemas normativos que regulan las relaciones
entre los seres humanos y la naturaleza; aspectos propios de las formas de vida comunitaria e
intercomunitaria de larga historia. Esta ha sido la manera de asumir y desarrollar la propia
identidad, lo que ha permitido dar continuidad a sus formas de vida y diversas expresiones
culturales. En consecuencia, hablamos de regiones donde la identidad étnica puede asumirse con
mayor fuerza y cuyos habitantes mantienen una relación vigente con prácticas, creencias y valores
del pasado, readaptadas a los tiempos que se viven, lo cual ha permitido la persistencia de una
forma de vida dinámica, participativa y de gran fuerza.

Zona ex henequenera:

En la ex zona henequenera los procesos ocurrieron de manera un tanto distinta. A partir del siglo
XIX, la identidad y cultura mayas se sometieron a un proceso de redefinición: insertos en una
actividad agroindustrial de gran importancia como el henequén, la antigua cosmovisión y los
saberes y creencias del pasado, en muchos casos resultaron inoperantes. Condicionados por la
dependencia ideológica, el estigma, la negación y la subordinación, se vieron reducidos a una serie
de relaciones e imágenes estereotipadas, originadas en una élite social y política que se preciaba
de no ser maya.

De manera lamentable, décadas de gobiernos “revolucionarios” no hicieron sino agravar la pérdida


cultural, la “huída de la etnia”, los estereotipos y la carencia de un proyecto de futuro como pueblo.
Si bien, los mismos programas por una parte propiciaron que se elevaran los niveles de alfabetismo
y de atención a la salud, por otra parte significaban el paulatino abandono de la lengua maya. En la
actualidad, gran parte de los municipios que componen la franja costero henequenera presentan
tasas inferiores al 40% de población mayahablante.

Zona nororiente:

En el nororiente del estado la cultura y la identidad mayas persisten a pesar de la expropiación


continua de los territorios indígenas como consecuencia de la actividad ganadera. Tal fenómeno se

17
explica, en parte, por la conservación e, incluso, el reforzamiento de formas organizativas rituales y
ceremoniales que se nutren de los ingresos generados por los migrantes que, más allá de la
frontera norte, han constituido una fuente esencial para la economía del Estado y el País.

La dispersión poblacional como problema

Como ocurre en otras partes del país, en Yucatán, la dispersión poblacional constituye una
dificultad para proveer vigilancia adecuada, servicios y atención de manera equitativa a toda sus
habitantes. Esta dispersión, como hemos analizado anteriormente, se hace más patente en las
regiones eminentemente mayas. Un ejemplo claro nos lo dan los nueve municipios que sumadas
ocupaban los primeros lugares en marginalidad y pobreza en 1995 y 2000: Cantamayec,
Chaksinkín, Chemax, Chichimilá, Chikindzonot, Mayapán, Tahdziú, Tekom y Tixcacalcupul.

Estos municipios, de acuerdo a datos obtenidos en el censo de 2000, reúnen a un total de 53,237
individuos, en 335 localidades, de las cuales 288 no alcanzan ni siquiera el centenar de habitantes
cada una; otras 28 localidades entran en el rango de 100 a 999 pobladores, cinco en el rango de
5000 a 999 y cinco más registran entre 1,000 y 1,999 habitantes. Sólo nueve localidades se ubican
por encima de esta cifra y, de ellas, sólo una es superior a los 5,000 habitantes. Esto significa que
en estos municipios de mayoría indígena, 43,264 personas viven en asentamientos menores a
5,000 habitantes.

Así, se observa que la población maya mantiene un patrón de asentamiento disperso y está
distribuida en 1180 localidades, la mayoría de las cuales son pequeñas en cuanto al número de

18
habitantes se refiere. El 67% de los 106 municipios que integran el estado de Yucatán, tienen
población que vive en localidades con menos de 5,000 habitantes.

Esta condición de dispersión poblacional en el territorio yucateco es el resultado histórico de la


migración (obligada o voluntaria) de los pueblos hacia las haciendas durante el siglo XIX, y de la
dotación de tierras para la creación de los ejidos en las décadas de 1920 a 1960. Y aún cuando
favorece a los sistemas agrícolas tradicionales del pueblo maya, en especial en lo que se refiere al
cultivo de maíz, esta forma de distribución, como señalábamos, ha significado grandes dificultades
al momento de dotar de infraestructura y servicios básicos a un gran número de localidades mayas.
Por lo tanto la dispersión de los asentamientos y la falta de una red carretera que intercomunique a
las poblaciones, así como el escaso desarrollo de la telefonía y otros medios de comunicación,
dificulta el acceso de sus habitantes a los servicios básicos de educación, salud y bienestar,
mismos que por lo general se concentran en las ciudades y localidades con mayor número de
habitantes. Al mismo tiempo, habría que considerar si los órganos de gobierno municipal
contemplan suficientemente el desarrollo de las localidades numéricamente menores y si éstas
están realmente representadas, es decir si la selección de comisarios municipales o autoridades les
permite una efectiva representación política.

En la actualidad, el reto que constituye la dispersión poblacional es, sin duda, el equilibrar la
creación de una infraestructura de carreteras, transporte y comunicaciones acorde a las
condiciones sociales y geográficas del Estado, así como lograr niveles reales de integración
municipal que garanticen criterios equitativos en la asignación de recursos y la cobertura de
servicios básicos.

Migración

A lo largo de los primeros apartados vemos que el pueblo maya peninsular constituye un segmento
que tradicionalmente ha sido considerado como rural, sin embargo, la migración ha venido a
transformar el paisaje étnico, alterando significativamente su ubicación y su estructura. Delineado
por causas y factores muy diversos, este fenómeno se ha explicado en referencia, por ejemplo, al
incremento constante de la presión sobre la tierra, provocada, en buena medida, por el crecimiento
poblacional; el deterioro ecológico; devastación por fenómenos meteorológicos; la falta de empleo y
disminución del ingreso; la insuficiencia de servicios básicos y el nulo o difícil acceso a sistemas de
crédito, nuevas tecnologías, entre otros factores.

En realidad, el proceso de la migración en el Estado sólo puede explicarse si se toma en cuenta el


desarrollo de los fenómenos económicos regionales. En la segunda mitad de la década de 1970 e
inicios de 1980, la ya evidente crisis de la industria henequenera, generada por la gradual
depreciación del producto y la introducción de fibras duras en el mercado internacional, obligó a una
gran masa de campesinos dedicados al cultivo del Agave fourcroydes a buscar otras opciones para
su supervivencia. El fomento de programas alternativos de carácter agropecuario, citrícola, de
horticultura, porcicultura y ganadería, entre otros, no fue bien acogido por la población,

19
agudizándose el problema con el cierre definitivo de Cordemex en 1992. A partir de entonces, los
principales centros económicos de la Península fueron rápidamente asediados por contingentes de
campesinos que buscaban alternativas de trabajo, no obstante, hasta la fecha, muchos de los
otrora henequeneros mayas aún abrigan la esperanza de encontrar un aparato productivo con los
alcances del anterior.

Una década después, los mayas yucatecos han recurrido con más y más frecuencia a la migración,
aunque la mayoría se concentra en los estados vecinos y desde donde regresan periódicamente,
con cierta frecuencia, a sus lugares de origen. Los registros muestran que los sitios preferidos
como asentamiento definitivo fueron municipios de Quintana Roo y, en menor medida, de
Campeche, donde afrontan una serie de problemas que van, desde habitar en asentamientos
irregulares, en viviendas de mala calidad y sin servicios, hasta desempeñar subempleos mal
remunerados. No obstante, en los últimos años se ha agudizado la migración a diversos centros de
cultivo y urbes de Canadá y Estados Unidos.

Lamentablemente, lo que en muchas ocasiones es concebido como trabajo migratorio temporal,


fuera del período de labores agrícolas en las milpas, frecuentemente acaba por convertirse en la
consolidación de una residencia. Este fenómeno se observa lo mismo entre los migrantes que
llegan a la ciudad de Mérida, como entre quienes eligen dirigirse a centros turísticos tales como
Cancún, Cozumel o Playa del Carmen o incluso ciudades fuera del país.

En el Estado, la capital abrió sus puertas al ingreso masivo de mano de obra indígena, proveniente
principalmente del interior, Campeche y otros estados vecinos. Las familias inmigrantes se fueron
estableciendo en la periferia de la ciudad, constituyéndose en un ingrediente del crecimiento
acelerado de la misma, que ha llegado a tal grado de saturación que la corriente migratoria ha
comenzado a desviarse hacia pequeñas ciudades que conectan entre sí distintos núcleos de
población campesina, como Tizimín, Valladolid, Ticul o Motul, entre otras. Por si fuera poco, Mérida
se ha convertido no sólo en polo de atracción para los indígenas provenientes del Interior, sino
también en una importantísima zona de tránsito y/o residencia para migrantes provenientes de
Chiapas, Tabasco y Centroamérica, haciendo de la región, un área plurilingüe, con hablantes de
chol, zapoteco, mixe y tzotzil, aunque en la capital el idioma predominante es el español dejando a
los indígenas nuevamente en desventaja. En el vecino estado de Campeche, el auge de la
explotación petrolera promovió, antes de la década de 1970, un flujo constante de campesinos
hacia municipios costeros, atraídos por el trabajo asalariado en las obras de infraestructura que la
industria requería.

20
M U N I C I P I OS C ON M A YOR C ON C EN T R A C I ÓN D E P OB L A C I ÓN I N D Í GEN A

250000 230665

200000

150000
T. Pob. Ind.
Pob. HLI
92465 90923 Habl an Maya
100000

52172
47115
50000 28917 28856 31329 31086

0
M ér i d a T iz imí n V al lad o l id

Estos y otros ejemplos evidencian la magnitud que representa el problema de la falta de


oportunidades, en lo que respecta a la migración: la producción milpera no garantiza la subsistencia
familiar, por lo cual, miles de individuos se ven obligados a dejar sus lugares de origen y el trabajo
del campo. No obstante, aunque la mayor parte de los migrantes son varones en edad productiva,
las mujeres también se han integrado a esta dinámica, empleándose en ciudades como Mérida y
Cancún como trabajadoras domésticas, lo cual ha provocado profundos cambios no sólo en el
paisaje, sino también en diversos aspectos de la vida diaria y la estructura social.

Ante esta realidad, es necesario instrumentar programas y proyectos que hagan disminuir la
migración, pero que simultáneamente atiendan a la población que ya emigró y establezcan un
vínculo de participación y colaboración entre ellos y sus familiares o comunidades de origen que los
conduzca a una integración cultural a pesar de fronteras o espacios geográficos, lo que finalmente
contribuiría a fortalecer las identidades y mejorar sus condiciones de vida. En Yucatán los
municipios con mayor número de población maya migrante son: Cenotillo, Muna, Peto y Oxkutzcab.

21
POBLACIÓN MAYA MIGRANTE EN LOS ESTADO UNIDOS

Envejecimiento del grupo étnico

Los cambios económicos y de contexto no son, sin embargo, los únicos problemas que afronta
actualmente el pueblo maya de Yucatán. Una revisión de los datos estadísticos más recientes por
grupos de edad, arrojan resultados que merecen atención, ya que se presenta un fenómeno social
que podría denominarse de envejecimiento del grupo étnico. Esta situación se hace evidente en la
gráfica, que se aleja de la forma piramidal y se asemeja a una columna, ya que la cantidad de
mayahablantes en todos los rangos es similar, a excepción de la cúspide que agrupa a la población
de cincuenta años y más. Esto nos habla de un deterioro en el uso de la lengua de origen,
especialmente entre los jóvenes cuyos padres son mayahablantes. Si bien esta situación no indica
necesariamente que la lengua maya esté al borde de la extinción, no podemos negar que este
paulatino desuso significa una paulatina pérdida cultural para Yucatán y el debilitamiento del grupo
indígena maya.

D I ST R I B U C I ÓN D E POB LA C IÓ N M A Y A HA B LA N T E PO R ED A D Y SEX O

50 AÑOS Y MÁS
45-49 AÑOS
40-44 AÑOS
35-39 AÑOS
M UJERES
30-34 AÑOS
25-29 AÑOS
20-24 AÑOS HOM B RES
15-19 AÑOS
10-14 AÑOS
5–9 AÑOS
DE EDAD
0 20000 40000 60000 80000 10000 12000
0 0

La distribución quinquenal por edad de los hablantes de lengua maya del Estado ofrece indicios de
los requerimientos educativos, laborales y asistenciales para este sector de la población. Así, se

22
puede afirmar que 204,140 niños y jóvenes mayas se encuentran en edad escolar, entre los 5 y los
19 años, y por lo tanto son potenciales usuarios del sistema educativo en todos sus niveles. Otros
330,387 individuos se ubican en el rango de los 20 y 49 años de edad, una edad laboral plena, y
demandan mejores opciones de trabajo e ingresos. Por último, 185,071 mayas rebasan los 50 años
y muchos de ellos forman parte de los llamados adultos mayores que requieren de servicios
asistenciales y médicos.

POBLACIÓN MAYA POR GRUPOS DE EDAD Y SEXO


GRUPOS
POBLACIÓN MAYA HOMBRES MUJERES
DE EDAD
5–9 AÑOS 55,275 27,967 27,308
10-14 AÑOS 70,639 36,326 34,367
15-19 AÑOS 78,226 39,898 38,328
20-24 AÑOS 79,406 40,942 38,464
25-29 AÑOS 68,769 35,547 32,222
30-34 AÑOS 64,757 32,837 31,920
35-39 AÑOS 64,532 32,554 31,978
40-44 AÑOS 57,172 29,485 27,687
45-49 AÑOS 52,923 27,206 25,717
50 AÑOS Y MÁS 185,071 98,031 87,040

Fuente: Anuario Estadístico 2002

Aspectos sociales y económicos del pueblo maya

Bilingüismo y monolingüismo

Como hemos visto, la población de jóvenes mayas está substituyendo su lengua de origen por el
español, circunstancia debida a muchos factores, entre los que se encuentran la desventaja que
tienen al ingresar a la educación media y superior que no es bilingüe, y exige un dominio pleno del
español, así como cuando pretenden incorporarse al sector laboral en medios urbanos y
semiurbanos donde la lengua maya no es utilizada. Esto se complica si consideramos que no existe
una política educativa intercultural, que fortalezca el uso de la lengua maya en todo el Estado y en
consecuencia que refuerce la identidad cultural de este sector de la población.

Debido a los factores descritos anteriormente, consideramos necesario analizar el bilingüismo y


monolingüismo en Yucatán. En este sentido se observa en los registros estadísticos de 1990, 1995
y 2000, que la población maya del Estado es mayoritariamente bilingüe, aunque todavía existe un
elevado número de hablantes monolingües.

23
La existencia de un creciente bilingüismo en la población indígena de Yucatán es un fenómeno
complejo que puede ser explicado por dos situaciones que se contraponen. La primera impulsa la
castellanización y esta estrechamente relacionada con la inserción del pueblo maya al proceso
educativo formal.

En las últimas décadas, por medio de la educación pública e indigenista, se ha procurado la


enseñanza del español, como lengua nacional, entre los menores originarios de los distintos grupos
étnicos que habitan en el territorio del país. El resultado ha sido una pérdida paulatina de los
espacios sociales y de uso cotidiano de las lenguas indígenas – entre ellas la maya– y, una falta de
vinculación de los hablantes de estas lenguas con la cultura universal y el conocimiento científico
especializado. Lamentablemente, quienes mantienen el uso de la lengua originaria no tienen
acceso, mediante ella, al acervo acumulado del conocimiento universal y, prácticamente, sólo
pueden entrar en contacto con él mediante el empleo del español.

La segunda situación, por el contrario, refuerza la continuidad del uso de la lengua maya y tiene que
ver con su capacidad para mantener con vida la cultura y la explicación que del entorno mantienen
sus portadores. Desde esta perspectiva podría afirmarse, que la riqueza de este pueblo indígena
vive a través de su lengua. Muchos y complejos conocimientos agrícolas, religiosos, ecológicos y
de cosmovisión que se emplean tienen su cabal expresión en la lengua maya.

Ahora bien, cuando hablamos de bilingüismo debemos tener presente que el nivel de manejo y
competencia, como señalábamos antes, entre uno y otro idioma son muy variables: van desde un
conocimiento más bien rudimentario del español hasta la casi completa pérdida del habla en maya.
Para la mayoría, no obstante, el aprendizaje de la lengua oficial ocurre tardíamente y de manera
incompleta, pues comienza a partir de los cuatro o cinco años de edad y se realiza con grandes
deficiencias estructurales. El resultado se traduce en las inmensas desventajas de los mayas
bilingües cuando se trata de afrontar con éxito niveles subsecuentes de educación, como la
secundaria, la preparatoria o el nivel profesional, donde el problema se hace aún más evidente. ya
que ni los libros de texto están escritos en maya, ni los docentes pueden hablarla.

La desventaja de un bilingüismo tardío e incompleto tiene, también, serias repercusiones para la


inserción de los indígenas a los mercados de trabajo urbano y especializado, confinándolos a los
espacios menos remunerados y calificados de los sectores primario y terciario de la economía.

Por otro lado, el monolingüismo todavía representa un porcentaje importante de la población


mayahablante, con el 8.60%, registrado para 1995, y 8.7% en 2000 y es expresión tanto de la
riqueza de la lengua y la cultura maya para dar comprensión al contexto y a la sociedad como de la
carencia de recursos y de decisión para llevar educación formal a las localidades pequeñas. Para
los monolingües, que ni siquiera tienen acceso a la educación básica en forma plena, quedan
canceladas, desde luego, las opciones educativas y laborales y permanecen constreñidos en una
economía de subsistencia básicamente milpera. Es pertinente señalar que ni el monolingüismo ni el
bilingüismo son necesariamente condiciones negativas para el desarrollo social e individual.

24
CONDICIÓN DE MONOLINGÜISMO Y BILINGÜISMO EN EL ESTADO DE YUCATÁN

1990 1995 2000


TOTAL H M TOTAL H M TOTAL H M
MONOLINGÜES 40,813 16,297 24,516 46,918 19,270 27,648 48,020 19,433 28,587
BILINGÜES 475,962 246,027 229,935 498,570 258,598 239,972 495,360 255,020 240,340
516,775 262,324 254,451 545,488 277,868 267,620 543,380 274,453 268,927

5 4 3 ,3 8 0
4 9 5 ,3 6 0

5 4 5 ,4 8 8
4 9 8 ,5 7 0
600,000
500,000
400,000 4 8 ,0 2 0
4 7 5 ,9 6 2 5 1 6 ,7 7 5

300,000 2000
4 6 ,9 1 8
200,000 1995
100,000 4 0 ,8 1 3
1990
0
M ON OLI N GÜ E S B I LI N GÜ E S T OT AL

1990 1995 2000

Las desventajas estructurales de los monolingües y bilingües mayas frente a los demás habitantes
de la región son producto del papel secundario a que la política de Estado ha constreñido a las
lenguas indígenas en nuestro país y que se refleja en la carencia de una escritura formal con
validez legal en lengua maya, escasas traducciones de libros y textos en este idioma y sobre todo,
a un sistema de educación que no contempla niveles superiores. Todo esto acentúa las diferencias
entre quienes la hablan y quienes tienen el español como lengua materna. El resultado es el
aislamiento forzado que aumenta las desventajas de los mayahablantes.
MONOLINGÜISMO Y GÉNERO EN YUCATÁN
Esta falta de una política lingüística
acorde a nuestra realidad pluricultural, ha
relegado a las lenguas indígenas a un 30,000 24,516 27,648 28,587

segundo o tercer plano, y permite 20,000


16,297 19,270 19,433
explicarnos el importante número de 10,000

analfabetas en este sector de la 0


1990 1995 2000

población, que en el caso de los mayas


alcanza índices cercanos al 20% y que se
HOMBRES MUJERES
hace aún más evidente entre las mujeres.

Por otro lado, como hemos visto, también


es notoria la pérdida del uso de la lengua
maya en la población joven, es decir,

25
mientras decrece la población adulta monolingüe, aumenta el monolingüismo español en la
población joven.

ESTRUCTURA DE LA POBLACIÓN MONOLINGÜE POR SEXO Y GRUPO DE EDAD 2000

GRUPO DE EDAD HOMBRES MUJERES


% %
50 Y MÁS 5.6 7.7
45-49 3.2 5.4
40-44 2.2 4.5
35-39 1.6 3.8
30-34 1.2 2.8
25-29 1.0 2.3
20-24 0.9 1.9
15-19 1.0 1.5
10-14 1.9 2.0
05-09 5.1 4.9

Fuente: Yucatán, XI Censo General de Población y Vivienda, 2000

Se observa que en el grupo de 5 a 9 años de edad el monolingüismo de las mujeres es menor que
el de los hombres razón, debida a que se registra más número de población masculina, lo que
arroja por lo tanto dichos porcentajes. Posteriormente se observa que a partir de los 15 a los 50
años o más, el monolingüismo en las mujeres es mayor, lo mismo que su población.

En términos de monolingüismo relativo son estadísticamente mayores los municipios


eminentemente indígenas de Cantamayec, Chemax, Cuncunul, Chacsinkín, Chankom, Chichimilá,
Chikindzonot, Chumayel, Kaua, Maní, Mayapán, Tahdziú, Teabo, Tekom, Temozón, Timucuy,
Tixcacalcupul, Tixméhuac y Uayma. La zona con el porcentaje más alto de monolingüismo es la
agrícola maicera y el más bajo se presenta en la zona costera-exhenequenera.

MONOLINGÜISMO EN MUNICIPIOS CON MÁS DEL 90% DE MAYAHABLANTES

MUNICIPIO POBLACIÓN HABLAN MAYA PORCENTAJE MONOLINGÜES PORCENTAJE


CANTAMAYEC 1805 1752 97.06 414 22.93
CHEMAX 20986 20396 97.18 7312 34.84
CUNCUNUL 1160 1059 91.29 208 17.93
CHACSINKÍN 2063 2037 98.73 564 27.34
CHANKOM 3499 3443 98.39 767 21.92
CHICHIMILÁ 5638 5508 97.69 1749 31.02
CHIKINDZONOT 30222 2960 97.94 1060 35.07
CHUMAYEL 2526 2398 94.93 371 14.68
KAUA 1955 1799 92.02 301 15.39
MANÍ 4124 3747 90.85 506 13.50
MAYAPÁN 2072 2058 99.32 838 40.44
TAHDZIÚ 2595 2579 99.38 1344 52.11
TEABO 4149 3709 89.39 590 14.22
TEKOM 2343 2274 97.05 412 17.58
TEMOZÓN 10646 9580 89.98 1495 14.04

26
TIMUCUY 5216 5027 96.37 535 10.25
TIXCACALCUPUL 4583 4523 98.69 1289 28.12
TIXMÉUAC 3497 3315 94.79 784 22.41
UAYMA 2627 2557 97.33 558 21.24

Fuente: Censo General de Población y Vivienda 2000.

Nota:

Los municipios de Teabo y Temozón fueron incluidos por estar a menos de un punto para alcanzar el 90% de población
mayahablante.

Educación e integracionismo

Líneas arriba nos referíamos a la desventaja que, advertida o inadvertidamente, se ha fomentado


entre mayahablantes monolingües y bilingües y los hablantes de castellano, una situación que va de
la mano con uno de los mayores y más graves problemas que afronta la población indígena en el

27
Estado: el acceso a un sistema educativo que ofrezca las características básicas para ser
verdaderamente integral.

Los datos de acceso de los hablantes de lengua indígena a los servicios de la educación pública
gratuita resultan muy ilustrativos: en 1995-96 en el Estado de Yucatán se impartió educación
preescolar indígena en 73 municipios y 266 localidades, en atención de un total de 13,647 menores
a cargo de 569 maestros bilingües, incluidos 246 directores con grupo. En estos años, el programa
oficial de primaria indígena cubrió 173 localidades, en 43 municipios, con un total de 12,955
alumnos, atendidos por 517 maestros bilingües, incluyendo 150 directores con grupo.

Un par de años antes, para 1993, sólo 26 de los 106 municipios del Estado contaban con servicios
educativos para la población maya, que consistían en 33 escuelas de preescolar, 24 y 19 de
primaria y primaria bilingüe, respectivamente; 30 de secundaria; 4 de bachillerato; un
establecimiento de educación media; 5 centros de alfabetización y 38 albergues. Para 2001, los
registros señalan un total de 522 escuelas dependientes de la Subdirección de Educación Indígena,
de la Secretaría de Educación en el Estado, de las cuales: 79 correspondían a educación inicial,
268 a preescolar y 175 a primaria.

Para el curso 2000–2001, en estos planteles, a cargo de 557 maestros, se atendieron a 34,120
menores hablantes de maya: 3,786 en educación inicial; 14,737, preescolar; 13,919, primaria, y
1,636, en los albergues.

DOCENTES Y DIRECTIVOS. MEDIO CURSO 2000-2001

NIVEL ESCOLAR TOTAL DE ALUMNOS DOCENTES Y DIRECTIVOS


PREESCOLAR 14 737 656
PRIMARIA 13 919 578
INICIAL M Y N 3 786 80
ALBERGUE 1 636 9
CIS 42 5
34 120 1 328

FUENTE: Secretaría de Educación Pública, Subdirección de Educación Indígena, Concentrado Estadístico de


Alumnos

Para inicios del curso 2002-2003 se registraron en educación inicial un total de 2043 alumnos, a
cargo de 81 docentes; en preescolar se registra un total de 16,615 alumnos atendidos por 779
maestros y en el nivel de primaria a 14,618 con 660 docentes.

INICIO DE CURSO 2002-2003

MATRÍCULA DOCENTES

NIVELES TOTAL HOMBRES MUJERES TOTAL HOMBRES MUJERES ESCUELAS

INICIAL 2,043 1032 1011 81 ND ND ND

PREESCOLAR 16,615 8,418 8197 779 294 485 423

28
PRIMARIA 14,618 7,574 7,044 660 470 190 279

TOTAL 33,276 17,024 16,252 1,520 764 675 702

Fuente: Secretaría de Educación Pública. Nota: los totales marcados en amarillo son datos obtenidos de la suma de
preescolar y primaria, ya que no se cuenta con el de inicial.

Si bien se puede observar que la educación indígena ha ampliado su cobertura de atención, todavía
quedan muchas localidades que no cuentan con ella. En materia educativa, desafortunadamente,
aún cuando somos el estado que en proporción a su población general, cuenta con el mayor
número de población indígena, falta mucho para alcanzar los niveles óptimos de atención a este
importante sector de la sociedad.

Por otra parte, el sistema educativo destinado a la atención de los pueblos indígenas se sustenta en
la formación de docentes especializados, sin embargo, esta preparación suele ser deficiente ya que
las oportunidades para la profesionalización y especialización son sumamente escasas: solamente
la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) ofrece programas de licenciatura en Educación Primaria
y Preescolar orientados al medio indígena. Este programa opera en Mérida, Tekax y Valladolid. Un
diplomado en educación indígena y una línea de profesionalización a docentes de ese medio en un
postgrado completa los esfuerzos de la UPN en este campo. Por su parte, el Centro de
Capacitación al Magisterio ofrece cursos para la enseñanza de las matemáticas entre indígenas.

Ahora bien, a pesar de que existen 547,098 hablantes de la lengua maya, en el Estado de Yucatán
no existe educación en lengua indígena más allá de la primaria. Además, los niños que habitan
en comunidades predominantemente mayas se enfrentan con el problema de una organización
escolar de grupos de “multigrados”, una situación que hace aún más difícil el proceso de
enseñanza aprendizaje (sin mencionar las regiones que aún no cuentan siquiera con un espacio
donde se imparta educación indígena). Asimismo, se puede identificar un alto grado de vinculación
política de carácter partidista, en el sistema educativo indígena, que todavía opera con mecanismos
clientelares, que mediante el control de maestros y padres de familia, establece alianzas para el
fortalecimiento del antiguo régimen de partido–gobierno.

Desde el punto de vista cuantitativo, los servicios educativos para la población maya son todavía
insuficientes, lo cual se traduce en un elevado nivel de analfabetismo en el Estado: alrededor de un
tercio de este sector carecen de la instrucción mínima; de hecho, Yucatán se cuenta entre los cinco
estados de la República con mayor grado de analfabetismo. Resulta significativo, que de los ocho
municipios con mayor índice de marginación también, 12,609 menores, entre 6 y 15 años, 10,320,
no saben leer ni escribir, es decir, hablamos de un grave atraso educativo para el 35% de los niños
en esa edad.

ALFABETISMO Y ANALFABETISMO EN HABLANTES DE LENGUA MAYA

ALFABETISMO EN POBLACIÓN INDÍGENA EN YUCATÁN DE 15 AÑOS Y MÁS

29
ALFABETOS ANALFABETOS
TOTAL ALFABETA % ANALFABETA %
HOMBRES MUJERES TOTAL HOMBRES MUJERES TOTAL
456,647 346,692 75.9 109,955 24
266,911 210,611 477,522 69,478 103,572 173,050

Fuente: Indicadores socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002

ASISTENCIA ESCOLAR Y ALFABETISMO

ASISTENCIA ESCOLAR EN POBLACIÓN DE 6 A 14 AÑOS

TOTAL ASISTE % NO ASISTE %

206,989 188,784 91.2 18,205 8.8

FUENTE: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2000

Hasta ahora, los niños y niñas mayas han visto limitadas sus opciones educativas al sistema
público, básicamente el único al cual tienen acceso y que durante las últimas siete décadas se
había definido con base en una política integracionista, no acorde con la realidad pluriétnica y
pluricultural del país.

La educación indígena, que por principio debe plantearse en forma bilingüe, tiene por objetivo la
capacitación integral de los menores mayas, en el marco de una “cultura nacional” y otorgar a sus
egresados la posibilidad de acceder al sistema educativo regular durante los dos últimos años de
primaria. Sin embargo, es evidente que este sistema no ha tenido la capacidad para atender a
todos los interesados y solamente ofrece espacio a poco más de la mitad de la población que lo
requiere. Estas condiciones han llevado a que, por lo menos 55,000 menores, según datos de
1995, se hayan visto obligados a recurrir directamente a los sistemas no indígenas o bien a
programas como los que desarrolla el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) en
comunidades apartadas y con escaso número de pobladores, privilegiando la enseñanza en
español.

En cualquier caso, tanto quienes participan del sistema de Educación Indígena, como quienes se
han integrado a otras modalidades, encuentran grandes dificultades para continuar su preparación
en niveles medio, medio superior y, sobre todo, universitario y tecnológico.

El problema de fondo sigue siendo que los menores experimentan los primeros procesos de
socialización en un contexto en que predomina su lengua materna, distinta a la que exigen los
sistemas oficiales, con los parámetros propios de la cultura maya. Es decir, las nociones básicas
que guían la formación del individuo y que le permiten la comprensión de sus diferentes entornos,
son las propias de su contexto familiar, pero como resultado de la segregación, primero, y del
integracionismo forzoso promovido por el Estado nacional, las sociedades y cultura mayas han
quedado reducidas al carácter de entidades locales, sin mayor comunicación con el desarrollo del
conocimiento mundial y sin una conexión efectiva con la cultura universal.

30
Esta situación resulta en una serie de restricciones de los contenidos a los cuales tienen acceso los
individuos durante sus primeros años de vida y limitan su nivel de competitividad, al afrontar niveles
mucho más complejos de socialización en el sistema educativo formal, que se desarrolla
obligatoriamente en la llamada “lengua nacional”.

Si bien es fundamental tener siempre presente que la diferencia lingüística no es un problema, sino
parte de la riqueza nacional, no cabe duda que esta especie de encapsulamiento que han
experimentado las culturas indígenas por motivos diversos en las diferentes etapas históricas del
Estado y el país, no fomentó su desarrollo pleno en el contexto del progreso universal. Como
resultado, se registra una deserción escolar en forma masiva, bajo rendimiento académico y un
muy restringido acceso de jóvenes mayas a la educación superior, que por lo general cuentan con
herramientas muy deficientes para un buen desempeño en este ámbito. Hablamos, entonces, de un
modelo de educación indígena-bicultural que se desarrolla en condiciones de franca desventaja
para los integrantes del pueblo maya y que se traduce en la reproducción de grandes niveles de
desigualdad y marginación. Así, niños y jóvenes indígenas son despojados de una parte sustancial
de su propio acervo cultural, sin que se les ofrezcan, a cambio, los conocimientos, referentes y
valores de la “cultura nacional. Esto explica el porque se encuentran con graves deficiencias para
continuar con niveles superiores de educación, e integrarse al mercado de trabajo formal y
calificado. El resultado es la permanencia de economías agrícolas de autoconsumo, empleos o
subempleos mal remunerados y un bajo nivel de calidad de vida.

Tenencia de la tierra

Las transformaciones de las condiciones del paisaje económico, cultural, social y político han
dividido a la población maya entre los empleos que ofrece la industria de la construcción y la
agricultura y demás actividades del sector primario, como la pesca y la ganadería. A principios del
siglo XX en Yucatán, la propiedad de la tierra estaba dividida entre más de dos mil haciendas y
fincas privadas de diverso tamaño y las tierras comunales y ejidos de los pueblos. La mayor parte
de la tierra útil para la producción agropecuaria, no obstante, era posesión privada de la población
no indígena. En los pueblos, la administración de las tierras públicas dependía de los
ayuntamientos y se puede afirmar que la que era propiedad privada de indígenas había disminuido
casi absolutamente, en beneficio de los propietarios privados no indígenas y de las llamadas
“comunales” o ejidales.

Desde 1920, los procesos de donación y restitución emprendidos por la Reforma Agraria
transformaron radicalmente los tipos de la tenencia, desarticulando casi por completo la propiedad
de haciendas y fincas privadas. Mediante esos mecanismos de política agraria, decenas de miles
de campesinos, la mayor parte de ellos pertenecientes a la etnia maya, se integraron a ejidos de
carácter colectivo, sumamente dependientes de las instituciones gubernamentales. Más
recientemente, la posibilidad de fraccionar estas tierras comunes tendió a la formación de dos

31
grandes sectores entre los ejidatarios: los parcelarios y los que laboran todavía en tierras de uso
común.

En Yucatán existen 727 ejidos en posesión de alrededor de 180,500 campesinos ejidatarios,


muchos de los cuales están organizados en poco más de 88,300 unidades de producción. En las
zonas indígenas del sur, del oriente y del noroeste existen 421 ejidos cuyos integrantes se dedican
principalmente a la milpa de temporal con el sistema de la tumba-roza-quema para la producción
de maíz, frijoles y calabaza. Aproximadamente, en 80 de esos ejidos también se practica la
ganadería extensiva y la citricultura.

En la zona noroeste, con un reciente pasado henequenero, existen 272 ejidos colectivos que
estuvieron prácticamente administrados hasta hace poco por el Banco de Crédito Rural y la
Secretaría de la Reforma Agraria. Una combinación de producción henequenera en pequeña
escala, de cultivos de maíz, de trabajo asalariado y de migración temporal ha permitido el sustento
en estos ejidos en los últimos años. Por último, en lo que se conoce como la zona más tradicional
del Estado, los municipios de Valladolid y Chemax, existen 36 ejidos que subsisten gracias a la
milpa y en muy pequeña escala la ganadería extensiva.

Alrededor de un 12% de los ejidatarios ingresaron al Programa de Certificación de Derechos


Ejidales y Titulación de Solares Urbanos. Este programa abarca 21 municipios, la mayoría con
fuerte presencia indígena.

NÚCLEOS AGRARIOS CON SUPERFICIES OBTENIDAS EN EL PROCEDE

A. PARCELADA A. USO COMÚN


BENEFICIARIOS EJIDATARIOS POSESIONARIOS AVECINDADOS
HAS. HAS.
21,625 204,833 275,277 17,969 2,594 1,834

Estos datos nos hablan de la capacidad que tiene el pueblo maya de adecuar el régimen de
tenencia de la tierra a las condiciones de su entorno, pues si bien la mayor parte de quienes
ingresaron al programa optaron por la tierra de uso colectivo, un significativo 42.6% se decidió por
la regularización en parcelas, primordialmente los municipios de la zona oriental dedicada
principalmente a la ganadería extensiva, como es el caso de Tizimín, y de la todavía llamada zona
henequenera, como el municipio de Motul. Sin embargo, también existen tendencias contradictorias
frente a la certificación. Los ejidos exitosos con actividad agrícola de mercado por una parte, y los
ejidos tradicionalistas dedicados al cultivo de maíz por la otra, coinciden, aunque por razones
distintas, en no aceptar fácilmente la certificación y la parcelización.

Marginación y pobreza

En 1995, ocho municipios del Estado de Yucatán se tipificaban dentro de la categoría de muy alto
índice de marginación, MA, para el 2000 se señalan cinco dentro de esta categoría y 77 con el

32
grado de alta marginación, es decir el 77.3% de los 106 municipios se encuentran en condiciones
precarias para poder atender las necesidades básicas de su población en general.

MUNICIPIOS CON MAYOR GRADO DE MARGINACIÓN

Muy alto (MA)

1995 2000

Cantamayec Cantamayec

Chemax Chaksinkín

Chichimilá Chemax

Chikindzonot Mayapán

Mayapán Tahdziú

Tahdziú

Tekom

Tixcacalcupul

Fuente: Yucatán: Indicadores Socioeconómicos, índice y grado de marginación , lugar que ocupa en el contexto nacional y
estatal por municipio, 2000, CONAPO.

Si hacemos un análisis de los mismos, obtenemos que 17 de ellos cuentan con el 90% y más de
población mayahablante, por lo que sus localidades son eminentemente indígenas; 63 tienen una
población que fluctúa entre el 30 y 89% de hablantes de la lengua maya y solamente 2 de ellos
cuentan con menos del 30% de población mayahablante. Lo cual indica que en la mayoría de los
municipios con muy alta y alta marginación existe una población indígena en términos numéricos
sumamente importante. De ahí que la atención al pueblo maya sea prioritaria para esta
administración.

MUNICIPIOS DE LAS DIEZ MICROREGIONES CON MUY ALTA Y ALTA MARGINACIÓN

MICROREGIÓN MUNICIPIOS

LITORAL ORIENTE Buctzotz, Calotmul, Cenotillo, Espital, Tizimín

ORIENTE Cuncunul, Chankom, Chemax, Chichimilá, Chikindzonot, Dzitas, Kaua, Tekom, Temozón,
Tinum, Tixcacalcupul, Uayma,.

LITORAL CENTRO Baca, Cansahcab, Dzemul, Dzilam González, Muxupip, Sinanché, Suma de Hidalgo,
Temax, Teya, Yobain.

CENTRO Bokobá, Cacalchén, Dzoncauich, Hoctún, Kantunil, Quintana Roo, Sudzal, Tahmek,
Tekal de Venegas, Tekantó, Tepakán, Tunkas y Xocchel.

CENTRO SUR Cuzamá, Hocabá, Homun, Huhi, Sanahcat, Sotuta, Yaxcaba.

INFLUENCIA Acanceh, Chicxulub, Hunucmá, Seyé, Tecoh, Timucuy y Ucú


METROPOLITANA

LITORAL Chocholá, Halachó, Kinchil, Kopomá, Maxcanú, Opichén, Samahil y Tetiz.

SUR PONIENTE Abalá, Cantamayec, Chapab, Chumayel, Dzan, Mama, Maní, Mayapán, Sacalum, Santa
Elena, Teabo y Tekit

33
SUR Akil, Chaksinkín, Oxkutzcab, Peto, Tahdziú, Tekax, Tixméhuac, Tzucacab.

Fuente: Secretaría de Desarrollo Social del Estado de Yucatán, 2000.

Por otra parte, se debe tomar en cuenta que en los tipificados con índices de marginalidad media y
baja existe también población maya y ésta por lo general es la que se encuentra en condiciones de
desventaja y bajos niveles de vida. Por lo que, los indicadores que definen la marginalidad, se ven
recrudecidos en la población maya, principalmente en materia de salud, educación, servicios e
ingresos.

Se observa que todos los municipios con el 70% y más de mayahablantes se encuentran en la
categoría de alta y muy alta marginación. Si hacemos un análisis tomando como muestra a los
nueve municipios de muy alta marginación, tomando en cuenta los registrados en 1995 y 2000, se
observa que estos tienen una población mayor del 90% de mayahablantes y por otra parte se
observa que uno de sus problemas más apremiantes es la carencia de asistencia médica, ya que
de acuerdo al Anuario Estadístico 2002, el 94.6% de sus habitantes no cuentan con ningún tipo de
derechos asistenciales de salud y solo el 3.6 % es derechohabiente del IMSS , .89% lo es del
ISSSTE y el .92% en la clasificación de otros que incluye en buena parte, individuos dentro del
rubro estadístico de no especificado.

POBLACIÓN DERECHOHABIENTE DE SERVICIOS DE SALUD EN LOS MUNICIPIOS CON MUY ALTA Y ALTA
MARGINACIÓN QUE CUENTAN CON 90% Y MÁS DE MAYAHABLANTES

MUNICIPIO No. DERECHO HABIENTE IMSS ISSSTE OTROS TOTAL


1. Cantamayec 1999 52 23 11 2085
2. Chaksinkin 2312 11 36 10 2369
3. Chichimilá 5950 369 203 40 6561
4. Chikindzonot 3341 107 4 59 3511
5. Chemax 24345 467 137 146 25085
6. Mayapán 1866 601 5 12 2484
7. Tahdziú 3081 13 10 89 3193
8. Tekom 2504 117 20 19 2660
9. Tixcacalcupul 5118 79 14 78 5289
TOTAL 50516 1816 452 464 53237

Fuente: Anuario Estadístico, Yucatán, Edición 2002. INEGI/Gobierno del Estado.

El panorama se agrava si consideramos que, entre la población maya, la desnutrición es un


fenómeno arraigado, al grado que ha producido una disminución generalizada de talla y peso entre
sus integrantes. En numerosas comunidades la presencia de la desnutrición puede ser denominada
como una situación de hambre. La educación es asimismo otro de los grandes problemas, como se
ha expuesto líneas arriba, pues subsisten fenómenos como el analfabetismo y la deserción escolar.

ANALFABETISMO INDÍGENA EN LOS MUNICIPIOS CON MUY ALTA MARGINACIÓN

ALFABETISMO EN POBLACIÓN INDÍGENA DE 15 AÑOS Y MÁS

MUNICIPIO TOTAL ALFABETA % ANALFABETA %

34
CANTAMAYEC 1,182 781 66.1 401 33.9

CHACSINKÍN 1,351 938 69.4 413 30.6

CHEMAX 13,762 8,311 60.4 5,451 39.6

CHICHIMILÁ 3,807 2,564 67.3 1,243 32.7

CHIKINDZONOT 1,987 1,385 69.7 602 30.3

MAYAPÁN 1,310 759 57.9 551 42.1

TAHDZIÚ 1,614 1,002 62.1 612 37.9

TEKOM 1,638 1,212 74.0 426 26.0

TIXCACALCUPUL 3,090 2,232 72.2 858 27.8

FUENTE: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002

Cualquier fuente de datos a la que uno recurra nos proporcina información que dibuja una
población altamente marginada. Así, por ejemplo, los indicadores socioeconómicos del CONAPO,
de estos nueve municipios, hablan de un promedio de 67.1% de población maya mayor de 15 años
que no concluyó la primaria; de 77.5% de viviendas con algún hacinamiento y de 91.1% de
población con ingresos de hasta dos salarios mínimos. A excepción de la cabecera del municipio de
Chemax, la población vive en localidades menores de 5000 habitantes.

INDICADORES SOCIOECONÓMICOS EN LOS MUNICIPIOS CON MUY ALTA MARGINACIÓN

MUNICIPIO % población % población % % % % viviendas % % población % población Total de


analfabeta sin primaria ocupantes ocupantes ocupantes con algún ocupantes en ocupada con poblaci
de 15 años completa de en viviendas en vivienda en vivienda nivel de en vivienda localidades ingreso de ón
y más. 15 años y sin drenaje sin energía sin agua hacinamient con piso de con menos hasta dos
más ni servicio eléctrica entubada o tierra de 5000 salarios
sanitario habitantes mínimos
exclusivo

Cantamayec 33.91 68.19 42.24 19.17 6.40 77.04 15.54 100.00 95.04 2085

Chaksinkin 30.52 62.97 65.57 13.34 1.28 76.60 23.69 100.00 93.76 2369

Chemax 39.53 74.62 66.39 21.88 14.92 76.48 28.19 60.24 82.22 25085

Chichimilá 32.82 60.71 32.24 18.57 15.79 77.41 23.60 100.00 88.64 6561

Chikindzonot 30.54 60.62 55.81 14.20 4.63 81.13 16.23 100.00 96.05 3511

Mayapán 42.47 78.73 63.53 14.04 1.14 76.92 8.15 100.00 94.32 2484

Tahdziú 38.14 73.80 59.44 32.33 12.44 80.87 42.21 100.00 93.37 3193

Tekom 26.06 60.95 48.98 12.71 2.29 72.37 19.97 100.00 86.19 2660

Tixcacalcupul 27.85 63.54 52.00 20.89 4.18 75.80 17.95 100.00 90.57 5289

Asimismo, se apunta que la gente sigue muriendo de las enfermedades típicas de la pobreza, como
la diarrea y las infecciones de las vías respiratorias. El panorama económico de este sector se
agrava, además, con el grado de alcoholismo que se registra al interior de este grupo. Según

35
resultados de una encuesta efectuada en 1997, el 65% de los mayas de 10 a 65 años de edad
consumía bebidas embriagantes. La marginación es una realidad lacerante que ha acompañado al
pueblo maya y en general a los pueblos indígenas de México y que se ha visto recrudecida en las
últimas décadas.

En un estudio realizado por el Cinvestav-Mérida, sólo 13 municipios yucatecos de los 106


existentes, 12%, mejoraron en el lapso de 1990-2000 en cuanto a algún servicio público, energía
eléctrica, pisos y techo de vivienda, analfabetismo y salario mínimo, aunque en gran porcentaje el
mejoramiento de la vivienda y del salario ha sido por el esfuerzo propio de los ciudadanos y no
precisamente por acciones gubernamentales. Mostraron retroceso dramático 7 municipios, el 6%.
Pero permanecieron en el mayor rango de marginación y pobreza 51, es decir el 48.1%.

Condiciones de salud y nutrición

La desnutrición es un problema de salud pública en México que se asocia con efectos negativos en
varias funciones corporales e intelectuales y con el aumento en el riesgo de varias enfermedades.
Es considerada determinante en el proceso salud-enfermedad y sus consecuencias suelen ser
irreversibles.

En Yucatán, el problema de la desnutrición es un grave rezago de las administraciones anteriores, y


no sólo es un padecimiento infantil que alcanza como promedio el 63% en el medio indígena, sino
que se manifiesta en todos los grupos de edad como causa principal de defunción. Esta situación
se debe no solamente a los malos hábitos alimenticios, sino también a los bajos ingresos
familiares. Los efectos de este problema han tenido repercusiones directas e innegables entre los
yucatecos, con una reducción de la talla promedio; en la actualidad en los varones mayas es de
1.55 metros y de 1.47 en las mujeres.

La desnutrición es también un factor importante en las mujeres embarazadas y en período de


lactancia. El 40% de las mujeres indígenas en nuestro país tiene anemia, lo que aumenta las
complicaciones durante el embarazo o de dar a luz niños prematuros o con bajo peso al nacer. La
situación nutricional y de salud de las mujeres aparece más deteriorada que la de otros estratos de
las propias sociedades indígenas.

INDICADOR MUJERES INDÍGENAS A NIVEL NACIONAL

Mujeres
Indígenas
Deficiencia en hierro en mujeres 60%
embarazadas
Deficiencia en Zinc en mujeres 70-90%
embarazadas
Deficiencia de Vitamina C 65-84%

Fuente: Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. 2002

36
Aunque las tasas de mortalidad materna han disminuido en los últimos años, el número de muertes
de las mujeres indígenas a nivel nacional durante el embarazo, parto o puerperio casi triplica al de
las mujeres no indígenas. De igual modo los casos de cáncer cervicouterino se presentan con
mayor frecuencia en mujeres campesinas ante la falta de campañas adecuadas de prevención. En
nuestro Estado, los mensajes por los diversos medios de comunicación se dirigen mayormente en
español. cuando gran parte de las mujeres mayas son monolingües. En Yucatán se presenta el
mayor índice de cancer cervicouterino y ante la falta de información y atención de las mujeres
mayas se complica su detección a tiempo.
DEFUNCIONES EN YUCATÁN. AÑO 2000
PROGRAMA: SALUD REPRODUCTIVA

Causas maternas 24
Cáncer Cervicouterino 121
Cáncer mamario 52
Malformaciones Congénitas 86
Tétanos 01

Yucatán: tasa de mortalidad materna, 1990-1997

Año Nacional Yucatán

1990 5.4 5.4

1991 5.1 7.7

1992 5.0 5.8

1993 4.5 6.7

1994 4.8 6.1

1995 5.3 6.2

1996 4.8 5.6

1997 4.7 6.1

(Tasas por 10 000 nacimientos registrados Población general).Fuente: SSA/DGEI

Fecundidad

De acuerdo a estimaciones del Consejo Nacional de Población, CONAPO, la tasa global de


fecundidad en Yucatán se mantuvo de 1990 a 1992 por encima de la media nacional con 3.64, 3.43
y 3.23 respectivamente. Sin embargo a partir de 1993 la tasa se mantiene igual a la nacional, 3.04 y
los años siguientes se han mantenido por debajo de los promedios nacionales. Para 2000, la tasa
estatal descendió a 2.21, cuando la tasa nacional era de 2.40. Sin embargo lo que es un hecho en
Yucatán es que la tasa de fecundidad entre la población indígena es mayor que en la no indígena.

Morbi-mortalidad infantil

37
YUCATÁN: TASA GLOBAL DE FECUNDIDAD, 1990-2000
AÑO NACIONAL YUCATÁN
1990 3.35 3.64

1991 3.25 3.43

1992 3.14 YUCATÁN,


3.23 TASA DE MORTALIDAD INFANTIL, 1990-2000
3.04
1993 3.04 AÑO NACIONAL YUCATÁN
1994 2.93 2.82 1990 36.6 39.7
1995 2.82 2.60 1991 34.1 37.0
1996 2.73 2.51 1992 33.2 36.0
1997 2.65 2.43 1993 32.3 35.0
1998 2.55 2.34 1994 31.4 34.0

1999 2.48 2.27 1995 30.5 33.1


2000 2.40 2.21 1996 29.3 31.7
1997 28.1 30.4
Fuente: Estimaciones del Consejo Nacional de Población (Población General) 1998 26.9 29.2
1999 25.9 28.1
2000 24.9 27.0
Tasa por mil nacidos
Fuente: Estimaciones del Consejo Nacional de Población,
CONAPO. (Población general)
Las tres principales causas de
morbilidad infantil durante 1995 en
la población yucateca son las
infecciones respiratorias agudas,
63,385 casos, infecciones
intestinales, 21,629 y amibiasis, 4,322, padecimientos que por lo general afectan a población rural
marginal. Para el año 2000 estas mismas causas de morbilidad se incrementan a 97,047, 19,391 y
4,839 casos, respectivamente.

La mortalidad en menores de 5 años, conjuntamente con la expectativa de vida, son los indicadores
más sensibles del desarrollo socioeconómico y el estado sanitario. En 1933, de acuerdo a datos del
INI y SSA, en los municipios con 40% o más de población indígena tenían una tasa de 55 por cada
1000 nacidos vivos. En Yucatán, aunque la tasa de mortalidad infantil muestra una franca tendencia
decreciente (de 39.7 en 1990 a 27.0 en 2000), en la última década, las tasas se han mantenido por
encima del promedio nacional y, además, ocurren con mayor frecuencia en comunidades rurales e
indígenas.

INDICADORES POBLACIÓN INFANTIL INDÍGENA A NIVEL NACIONAL

Nacional Indígenas

Mortalidad infantil 28.2/1000 48.3/1000

Mortalidad infantil por infecciones intestinales 27.3% 83.6%

Deficiencia en talla para la edad 50.9% 73.6%

Prevalencia de desnutrición en menores de 5 38.5% 58.3%


años

38
Fuente: Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Se observa que en las localidades con población menor a 5,000 habitantes en las cuales
básicamente se encuentra población maya, la defunción de menores entre 1 y 14 años es
significativa, en comparación con la población con mayor número de habitantes. Todo esto debido a
que no existen servicios médicos adecuados para atenderlos en sus propias comunidades o en su
caso trasladarlos con oportunidad a los centros de salud, clínicas u hospitales más cercanos. Así
fallecen niños por infecciones intestinales, desnutrición y enfermedades respiratorias,
principalmente. Es mucho mayor el índice de muertes en menores de 1 año debido a que ha esta
edad se requieren de mayores cuidados y una lactancia adecuada que solamente se puede
satisfacer en plenitud si las madres están sanas, y las mujeres indígenas en su mayoría padecen
de desnutrición durante y después de su embarazo.
DEFUNCIONES EN MENORES DE 14 AÑOS POR TAMAÑO DE LOCALIDAD

Tamaño de la Total Menores de 1 año 1 a 4 años 5-14 años


localidad
TOTAL 769 553 99 113
1-999 hab. 87 65 16 6
1,000-1,999 hab. 76 49 19 8
2000-2499 hab. 13 5 4 4
3,500-4,999 hab. 71 52 6 13
5,000-9,999 99 69 13 17
10,000-14-999 hab. 25 21 1 3
15,000-19,999 hab. 48 37 5 6
20,000-29,999 61 34 14 13
30,000-39,999 31 26 2 3
500,000-999,999 249 190 19 40

Fuente: Anuario Estadístico, 2002.

Morbi-mortalidad general

Con 8,996.3 casos por cada 10,000 habitantes, las infecciones intestinales representan una de las
principales causas de muerte entre la población indígena, junto con la influenza y la neumonía,
enfermedades cuyos condicionantes básicos son el saneamiento y las condiciones de la vivienda.
Entre el pueblo maya, también son muy frecuentes las infecciones respiratorias agudas (IRA), con
una tasa estimada -de 53,172.4 casos por cada 10,000 habitantes; las infecciones en vías urinarias,
con 4,681.3 y las amibiasis, con 3,698.9. Ahora bien, pese al alto grado de marginación, hay que
reconocer avances en el impacto de los servicios de salud pública, pues si la tasa de mortalidad
que en 1990 era de 8.0 por cada 1000 habitantes, en 1997 se había reducido a 5.5. Sin embargo, la
resolución favorable en casos de enfermedades graves entre la población maya se complica por los
insuficientes servicios de tercer nivel en las distintas regiones del Estado, pues la mayor parte se
encuentra en la capital y ciudades medianas, ya que en las poblaciones de tipo rural predominan
las unidades médicas de consulta externa y dan servicio principalmente clínicas pertenecientes al
IMSS Solidaridad.

39
PRINCIPALES CAUSAS DE ENFERMEDAD EN YUCATÁN, 2000
TASA X 100 000
CAUSA TOTAL
HABITANTES
1. INFECCIONES RESPIRATORIAS AGUDAS 891 796 53172.4
2. INFECC. INTESTINALES POR OTROS ORGANISMOS 150 885 8996.3
3. INFECC. DE VÍAS URINARIAS 78 515 4681.3
4. AMIBIASIS INTESTINAL 62 037 3698.9
5. GASTRITIS, DUODENITIS Y ÚLCERAS 41 947 2501.0
6. OTRAS HELMINTIASIS 35 015 2087.7
7. ASCARIASIS 25 115 1497.4
8. ASMA 18 057 1076.6
9. OTITIS MEDIA AGUDA 13 525 806.4
10. VARICELA 12 365 737.2
Fuente: Departamento de Estadística e Informática. Informe Semanal Casos Nuevos y Enfermedades, 2000 (población
general)

Para una familia de campesinos milperos, un niño o miembro de la familia que se enferma de
gravedad y requiere internarse en un hospital o clínica regional, representa un gasto extraordinario
que va más allá de sus posibilidades. De esta manera, la falta de acceso a los servicios de salud
trastorna la vida familiar, exigiendo recursos que inciden en la dinámica de empobrecimiento de
manera aún más seria cuando se requiere de tratamientos prolongados o de los llamados “gastos
catastróficos”.

DIEZ PRINCIPALES CAUSAS DE MUERTE EN EL ESTADO DE YUCATÁN

Enfermedades Porcentaje

Enfermedades del Corazón 16.2

Tumores Malignos 12.5

Enfermedades del Higado 8.2

Diabetes Mellitus 8.0

Enfermedades Cerebrovasculares 7.8

Accidentes 6.3

Ciertas infecciones originadas en el período perinatal 3.4

Desnutrición y otras deficiencias nutricionales 2.4

Malformaciones congénitas, deformidades y anomolías cromosómicas 2.2

Bronquitis crónica y la no especificada enfisema y asma 2.0

Resto de las causas 31.0

Fuente: Anuario Estadístico 2002.

Ante tal perspectiva, la Secretaría de Salud creó la Coordinación de Salud para los Pueblos
Indígenas, cuyas acciones incluyen la ampliación y fortalecimiento de la cobertura de servicios
básicos, capacitación de prestadores de servicios de salud con una perspectiva intercultural,
actividades de saneamiento ambiental, campañas de comunicación educativa en salud de acuerdo

40
con las características socioculturales de cada grupo étnico, esfuerzos de complementariedad de la
medicina tradicional con la alópata, desarrollo de modelos para la prevención y la rehabilitación del
alcoholismo y la dotación de multivitamínicos para los niños menores de dos años y mujeres
embarazadas o en período de lactancia. Sin embargo, todavía falta convertir en realidad muchas de
las metas pretendidas.

Vivienda, servicios e infraestructura básica

Veíamos líneas arriba que las viviendas inadecuadas al tamaño y necesidades de las familias son
una fuente de desventajas. La falta de servicios básicos y el hacinamiento ponen en riesgo la salud.
En 1995 el promedio nacional de ocupantes por vivienda era de 4.7 personas. En las viviendas
indígenas era de 5.4 y entre algunos pueblos era superior. Para el 2000 nos encontramos con que
en Yucatán, más del 50% de viviendas presentan algún tipo de hacinamiento, por lo que se le ubica
entre las entidades con mayor rezago en este aspecto de la vivienda.

Desde hace siglos, los mayas peninsulares solían habitar en casas de paredes de bajareque y
techos de palma de huano, dispuestas en un gran solar que albergaba a los miembros de la unidad
doméstica y que, por lo general, incluía tres generaciones. El costo de los materiales con los cuales
estas casas se construyen y la hegemonización de otras formas de vivienda a las que hoy se suele
percibir como “más dignas”, han conducido a un paulatino, pero más acelerado e ininterrumpido
abandono de la casa maya, la que por cierto ha sido percibida como símbolo de pobreza, insalubre
y disfuncional, pero cuyos sustitutos no parecen ser una alternativa objetiva a dichas críticas,
basadas, en parte, en ideologías unilaterales de lo que se entiende por “nivel de vida” y que
identifican las formas de habitar de los países desarrollados como la manera “digna” de habitar. No
debe, sin embargo, pasarse por alto que en efecto estas viviendas tradicionales tienen problemas
para garantizar la salud de sus habitantes, sobre todo por lo que se refiere a la carencia de
servicios sanitarios mínimos. Por lo que es necesario instrumentar políticas de vivienda que
consideren los beneficios que la arquitectura y materiales de la casa tradicional maya tiene para
complementarla con áreas de servicios sanitarios y áreas de habitación anexas que proporcionen
mayores espacios para la familia que por lo general es extensa.

Sin embargo, llama la atención que en el Estado, donde la cobertura de servicios de agua potable y
energía eléctrica no es especialmente limitada, las casas que habitan los mayas no dispongan de
servicios sanitarios mínimos y que, incluso cuando se ha abandonado la vivienda tradicional, sus
habitantes no perciben estos servicios como una necesidad primordial. En lo anterior inciden
factores de diversa índole entre los que no podemos descartar el factor educativo y el cultural, que
condicionan esta percepción naturaleza-sociedad, que habría que conocer y comprender con mayor
profundidad para la implementación de programas viables en este rubro. Quizás no necesariamente
provengan de una esencia cultural si no del abandono y falta de conocimientos al respecto, al no
contar con una educación adecuada en aspectos de higiene en el hogar. Lo mismo puede decirse

41
en relación al manejo de alimentos, lo cual explica algunos de los padecimientos más recurrentes
en las comunidades indígenas yucatecas.

Estos dos factores: el sanitario y el cuidado y conservación de alimentos, son rubros que
deben ser tratados a través de mayores campañas educativas sobre el cuidado de la familia y
de la comunidad en general dirigidas principalmente a las poblaciones con menos de 5000
habitantes , así como impulsar la construcción de áreas de desechos orgánicos no
contaminantes para el ambiente puesto que no queda la menor duda de que muchas de estas
prácticas y hábitos alimenticios deterioran la salud y aspecto de las comunidades mayas.
CARACTERÍSTICAS DE LA VIVIENDA EN LA POBLACIÓN MAYA DE YUCATÁN

Estado Total de Con piso de Disponen de Disponen de Disponen de Se cocina con


viviendas tierra agua entubada servicio energía leña o carbón
particulares sanitario eléctrica
exclusivo
Total % Total % Total % Total % Total %
Yucatán 209,246 18,838 9.0 179,947 86.0 136,469 65.2 194,667 93.0 126,516 60.5
Fuente: Indicadores socioeconómicos de los pueblos indígenas de México, 2002

Ocupación y empleo

De acuerdo a datos obtenidos con la Encuesta Nacional de Empleo en Zonas Indígenas (ENEZI),
de 1997, la agricultura, a nivel nacional, es la principal rama de actividad en las comunidades
indígenas de nuestro país en la que participa el 70% de la población ocupada. El trabajo artesanal
es la segunda en importancia, 13%; en la rama del comercio se ocupa el 6.4%; en la industria de la
construcción el 3% y el 7.6% se dedica a otras actividades. El 69.3% de la población ocupada
pertenece al sexo masculino y el 30.6% al femenino.

PORCENTAJES DE OCUPACIÓN POR SECTOR


70%

8% 13 %
3% 6%

AGRICULTURA ARTESANÍA COM ERCIO CONSTRUCCIÓN OTRAS

PORCENTAJES DE OCUPACIÓN POR SECTOR EN POBLACIÓN INDÍGENA A NIVEL NACIONAL

42
De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda, en el año 2000, Yucatán registra una
población económicamente activa de 618,448 personas, de las cuales el 17.2% se ubica en el
sector primario; 28.2%, en el secundario, y 54.6% en actividades del sector terciario. En este último
sector se ubican principalmente trabajadores mayas.

Ahora bien, según datos para población indígena, en Yucatán de 713,681 individuos de 12 años y
más, 92,533 se encuentran trabajando en el sector primario, 26.6% ; 107,310, en el secundario,
30.89% y 148,339 en el terciario, 42.6%. Lo que suma un total de 348,182, el 48.8% de esta
población, lo que significa que más del 50% se encuentra desocupada, inactiva o sin empleo fijo.

ACTIVIDAD ECONÓMICA Y OCUPACIÓN EN POBLACIÓN INDÍGENA

ESTADO CONDICIÓN DE ACTIVIDAD ECONÓMICA CONDICIÓN DE OCUPACIÓN

12 años y más Activa Inactiva Ocupada % Desocupada %

Yucatán 713681 356474 357207 354146 99.3 2328 0.7

SECTOR DE OCUPACIÓN

Total Primario % Secundario % Terciario %

348182 92533 26.6 107310 30.8 148339 42.6

Fuente: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002

Por otra parte, en Yucatán, el cultivo de pastos ocupó casi el 60 y el 70% de la superficie total
sembrada y cosechada respectivamente, así como el 40% del valor total de producción. Lo que
indica que el campo yucateco se perfila cada vez más hacia la ganadería tropical extensiva. El
segundo cultivo en importancia sigue siendo el maíz, ocupando casi el 20% de la superficie
sembrada, junto con el frijol y la calabaza asociada a él, la llamada tríada mesoamericana, que en
ocasiones también combina el chile, y que contribuye a la alimentación de la cuarta parte de la
población del estado.

Hoy día, el cultivo de la milpa aún se realiza con el sistema de roza–tumba–quema, y proporciona,
como desde la época prehispánica, la base de la subsistencia de más de un millón de comunidades
campesinas mayas, así como sostiene los fundamentos de su cultura, su ritmo de vida, su visión
del mundo y su relación con el entorno.

Por otra parte, los cítricos, especialmente la naranja dulce o “china”, son después del maíz, el
cultivo que más repercusión tiene para los campesinos yucatecos, pues provienen tanto de
unidades particulares como ejidales. De hecho, la plantación citrícola se ha generalizado en la zona
ex henequenera. Con el 16% del valor de la producción, en menos del 3 por ciento de la superficie
sembrada, representa una gran fuente de ingresos para el Estado. En la actualidad, del henequén
se obtiene una fibra resistente empleada en la industria y ocupa un tercer lugar con el 9% del valor
total de la producción, pero en superficie aún es el segundo cultivo más común luego del maíz,
ocupando el 12% del total de la superficie sembrada. A estos cultivos hay que sumar los cíclicos

43
como la sandía y el melón, el tomate y el chile verde y algunos otros cítricos, en especial el limón.
Estos últimos son cultivos perennes que diversifican el esquema productivo del campo yucateco.

Por otra parte la explotación de la madera en el Estado aún cuando ha crecido, todavía no
representa una actividad comercial de importancia, en 1996 sólo existía un permiso oficial otorgado
para la explotación de maderas tropicales en Tekax, donde se produjo 174 metros cúbicos en rollo
de las especies denominadas bojón, jabín, chacah y cholul, con un valor de 72 000 pesos. Para el
2000 se registran siete permisos otorgados para el aprovechamiento forestal; 4 en el municipio de
Tzucacab , uno en Tetiz, uno en Tekax y otro en Yaxcabá. Tzucacab es el que produce más con el
33% de volumen de aprovechamiento, le sigue Tetiz, con el 30%, posteriormente Tekax, con un
26.7% y por último Yaxcabá con el 10.3%. Las especies comprenden el tzalam, jabín, bojón,
chacah y kilín.

Asimismo, el volumen de la producción forestal maderable de todo el Estado fue de 963.9 metros
cúbicos en rollo de maderas preciosas, como el cedro y la caoba, y de 15,960.9 metros cúbicos en
rollo de maderas comunes tropicales como las ya mencionada del tzalam, jabín, bojón, chacah y
kilín. Ahora bien, el valor de la producción forestal maderable en el Estado, según el grupo de
especies, fue de 4 millones 975 mil pesos en maderas preciosas y de 16 millones 83 mil pesos en
maderas comunes tropicales, lo que significativamente esta por encima de lo registrado en 1996.

Sin embargo, aún cuando este sector productivo ha crecido, habría que analizar quienes son los
beneficiarios directos de esta explotación de recursos naturales, ya que los permisos se encuentran
en municipios con importante población indígena entre el 50 y 85% de mayahablantes, y de
acuerdo al Convenio 169 de la OIT, el usufructo de las tierras de las comunidades indígenas, en
este caso mayas, no debe ser ajeno o en perjuicio de las mismas.

Por otro lado, luego del cierre de Cordemex, como señalábamos antes, la mayor parte de los
mayas de la zona ex henequenera han encontrado ocupación en la industria regional de la
construcción, como albañiles y maestros de obra. Éste es, sin duda, uno de los ramos que genera
más empleos a nivel peninsular y que se ha recuperado con mayor rapidez de las crisis
económicas de los años 1982, 1987 y 1994, de hecho, dos años después de esta última, daba
empleo a 5,500 personas, principalmente de origen maya. También hay quienes trabajan en la
cosecha de sal en las ciénegas de Yucatán y, temporalmente, en la pesca y la siembra y limpieza
de los pastizales de la ganadería privada del sur y el oriente, combinando estas actividades con
trabajos eventuales en el henequén, un poco de milpa (por lo general, mal hecha, por la falta de
experiencia y el poco tiempo que a ella se dedica), el cultivo de árboles frutales y la cría de
animales de traspatio.

44
POBLACIÓN OCUPADA SEGÚN INGRESO MENSUAL, 1990-1995
NIVEL SALARIAL 1990 1995

NO RECIBE INGRESOS 6.0 14.2

HASTA DOS SALARIOS MÍNIMOS 67.6 61.9

DE DOS Y HASTA CINCO SALARIOS MÍNIMOS 18.8 15.2

MÁS DE CINCO SALARIOS MÍNIMOS 4.7 6.0

Fuente: Perspectivas Estadísticas de Yucatán, México, INEGI, 1997.

Los empleos domésticos, como cuidado de niños, limpieza y jardinería, se han convertido en un
importante centro de captación de fuerza de trabajo indígena, en especial de la femenina. Cada vez
con mayor frecuencia, las mujeres mayas viajan a la ciudad de Mérida o a otros centros urbanos de
la región, para laborar como lavanderas, limpiadoras y nanas, en un proceso pendular que les
permite regresar a sus comunidades a diario, por semana o por quincena. Así, muchas se han
convertido en el principal soporte económico de sus familias: la PEA femenina estatal pasó del 10%
en 1970 al 20% en 1990; cinco años después, se ubicó en un 38% a nivel urbano y un 28% a nivel
rural, y para febrero de 2000, alcanzó el 30.9%.

En el sur, oriente y noreste del Estado, los mayas dependen básicamente del trabajo y los
productos de la milpa para sobrevivir y no sólo como un complemento a la alimentación y economía
familiar. Se trata de una población campesina que, luego de asegurar una mínima superficie para
cultivo, emigra en busca de un empleo como peón agrícola, albañil o mozo en otros puntos de la
Península, pero que retorna a su pueblo. Así combina un bajo salario con los ciclos de la
naturaleza, manteniendo y modificando el sentido contemporáneo de su cultura, al introducir un
pago y el consumo de productos fomentado por medios de comunicación, a expensas de la milpa y
de la vida cotidiana de la comunidad.

Pese a la importancia de la agricultura milpera, el principal cultivo tanto en superficie sembrada y


cosechada como en volumen y valor de la producción son los pastizales para el ganado, que para
1995 ocuparon el 50% de la superficie total trabajada y que significó el 40% del valor total de la
producción, lo que muestra ya una colisión entre la milpa y la ganadería tropical extensiva. En el
2000 se registra una superficie sembrada para la ganadería de 769,148 hectáreas y para la
agricultura de 788,354 hectáreas, levemente arriba de la primera. Estos datos indican que la
actividad económica del campo se va inclinando hacia la cría de animales de engorda y no
precisamente en manos indígenas.

Por otra parte, los indígenas de esta zona (maicera-ganadera) emigran principalmente a Cancún y
otros puntos de la Riviera Maya, como Cozumel, Playa del Carmen y Mérida, en una estrategia de
subsistencia cada vez más común no sólo para los mayas, sino para indígenas de otros puntos del
país.

45
Por lo general, los hombres que participan de estos movimientos migratorios en busca de mejores
opciones económicas se ubican entre los 15 y los 35 años de edad. Aunque en esta región las
mujeres también emigran, sus ritmos son menores que los de las mujeres de la zona henequenera,
quizá por el mayor índice de monolingüismo femenino en estas comunidades. En el oriente, se han
desarrollado grupos femeninos en forma de cooperativas de trabajo artesanal, que se dedican
especialmente a la confección y bordado de ropa típica para su venta al turismo.

Dados los bajos y precarios niveles de escolaridad que presentan los jóvenes de la etnia maya al
integrarse al mercado de trabajo se encuentran con que básicamente pueden hacerlo en los niveles
más bajos de empleo y remuneración y se exponen a una sociedad urbana y no indígena que los
discrimina no sólo en términos de su pertenencia a ciertos estratos socioeconómicos, sino también
en función de su cultura y comunidad de origen.

Según el Censo de 1990, la población indígena ocupada que recibía hasta dos salarios mínimos
mensuales por su trabajo ascendía al 82.4% y sólo el 17.6% recibía ingresos superiores. El 21% no
recibía ingresos y el 18% era remunerado con medio salario mínimo. Para el 2000 y de acuerdo a
los Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas, el 14.8% no recibe ingresos, el 32.2%
recibe menos de un salario mínimo, el 36.7 recibe de uno a dos salarios mínimos y el 16.3% más
de dos salarios mínimos. Si consideramos que la población de 15 años y más de población
indígena es de 456,647, estamos hablando de que el 36.4% no cuenta con ningún salario.

INGRESOS EN LA POBLACIÓN INDÍGENA DE YUCATÁN

Estado Salarios

Total Sin % Menos de 1 % De 1 a 2 SMM % Más de 2 %


Ingresos SMM SMM

Yucatán 340788 50323 14.8 109682 32.2 125075 36.7 55708 16.3

Fuente: Indicadores Socioeconómicos de los Pueblos Indígenas de México, 2002

CONDICIÓN DE ACTIVIDAD ECONÓMICA EN POBLACIÓN DE 12 AÑOS Y MÁS EN LOS MUNICIPIOS CON MUY
ALTA MAGINACIÓN

Municipio Total Población Económicamente Activa Población Económicamente No

Ocupada Desocupada Inactiva Especificada

Cantamayec 1,368 786 4 577 1

Chaksinkin 1,556 801 0 752 3

Chemax 15,922 6,743 17 9,102 60

Chichimilá 4,394 1,901 9 2,473 11

Chikindzonot 2,306 1,290 1 1,009 6

Mayapán 1,529 950 1 576 2

Tahdziú 1,873 1,026 3 838 6

Tekom 1,884 811 1 1,066 6

46
Tixcacalcupul 3,529 1,570 2 1,945 12

Total 34,361 15,878 38 18,338 107

Fuente: Anuario Estadístico, 2002.

CONDICIÓN DE ACTIVIDAD ECONÓMICA POR SEXO EN POBLACIÓN DE 12 AÑOS Y MÁS EN LOS MUNICIPIOS
CON MUY ALTA MARGINACIÓN

Municipio Total Población Económicamente Población Económicamente No


Activa
Inactiva Especificada
Ocupada Desocupada

HOMBRES 17,199 12,981 34 4,121 63

MUJERES 17,162 2,897 4 14,217 44

TOTAL 34,361 15,878 38 18,338 107

Integración familiar

No obstante los cambios económicos y sociales por los cuales el Estado ha atravesado las últimas
cuatro décadas, las familias mayas siguen funcionando como unidades integradas que garantizan
la reproducción y subsistencia de sus miembros. El maya es, ante todo, integrante de una gran
familia y una parte importante de su vida se decide por criterios que buscan el bienestar colectivo.
El grupo familiar sigue cumpliendo funciones económicas, sociales y rituales que permiten la
organización comunal y eventualmente también supracomunal. Por eso, decir que la familia es la
forma organizacional por excelencia de la sociedad maya no es un enunciado retórico.

Por supuesto, que los años de contacto con los gobiernos estatal y federal han propiciado el
surgimiento de formas distintas de organización para la producción, para la obtención de créditos y
acceso a diferentes programas de apoyo económico, pero las unidades agrícolas o cooperativas de
producción, muestran muchas veces que el funcionamiento real de todos los grupos se estructura a
través de las relaciones de parentesco; lo cual no debería sorprendernos, puesto que aún en
nuestros días de gran migración, la práctica de casarse con miembros de la comunidad persiste
como norma generalizada, por lo cual de una u otra forma muchos de sus habitantes están
emparentados.

En las regiones indígenas de nuestro Estado, la unidad doméstica de reproducción se compone


básicamente de personas emparentadas que se organizan para adquirir los ingresos, productos y
servicios requeridos de manera diferencial por cada uno de sus integrantes. Si hay un rasgo que
define la fuerza de trabajo de quienes componen los hogares mayas, es la flexibilidad. En este
sentido, preocupan las condiciones bajo las cuales el pueblo maya vende su mano de obra y el
producto de su trabajo, así como los riesgos, peligros y problemas que afrontan los migrantes que
dejan sus comunidades en busca de ingresos para el sostenimiento de la unidad doméstica.

47
En particular, cuando se habla de migración internacional, es muy común que pongan en riesgo su
integridad física y su vida durante el traslado y, también, durante los procesos laborales en los
cuales se ven involucrados, ya que, con frecuencia, son sometidos a una explotación voraz. No es
raro que luego de incorporarse en determinados procesos, al final del ciclo se encuentren
endeudados o bien, enganchados a un ciclo de trabajo y riesgo que transforma por completo su
vida y la de su familia y la comunidad.

En ocasiones, la necesidad y las presiones externas los llevan a participar en proyectos y


programas que implican procesos productivos que les resultan desconocidos o poco atractivos,
pero que de momento les permiten acceder a recursos económicos que entre este sector son
particularmente escasos.

Como muestran las estadísticas, lamentablemente todos los esfuerzos y “estrategias de


sobrevivencia” que implementan los hogares mayas suelen no ser suficientes y sólo reúnen un
precario ingreso con el cual tienen que subsistir diariamente. Así, desde los imprevistos como una
enfermedad grave, hasta los desembolsos mínimos que se requieren para poner en marcha alguna
empresa económica, enviar a los hijos a la secundaria o la preparatoria o para cumplir con los
gastos rituales y ceremoniales propios de la cultura, se ubican, por mucho, fuera de su alcance.

De manera general, podemos decir que las comunidades mayas se conectan entre sí a través de
las relaciones que sus miembros establecen por vínculos rituales, religiosos y de matrimonio. Las
organizaciones de producción de nivel supracomunal también llevan al contacto entre miembros de
distintas poblaciones, pero éstos suelen ser más bien a título personal, no obstante, por lo general
no poseen formas funcionales de organización supracomunal y de nivel regional y estatal. Si bien
hoy es difícil hablar de aislamiento físico y social de las comunidades y la población maya se
presenta como una población con gran movilidad, estas condiciones no han aterrizado aún en
sistemas de organización social y representación política que cohesionen al grupo étnico.

VI. CULTURA Y DERECHOS.

Con la Conquista y Colonización de Yucatán, el pueblo maya se vio sometido a un proceso de


adaptación forzada a una serie de condiciones impuestas, como una cosmovisión, una religión y un
sistema normativo procedentes de un mundo totalmente distinto, ante los cuales no asumió una
actitud pasiva.

Se puso en marcha un complejo proceso de aceptación y mimetismo, pero también de apropiación


y resignificación de los recién traídos valores, creencias y prácticas culturales. Es decir, la cultura
maya que resultó de este encuentro, fue un producto nuevo, elaborado por la colectividad mediante
acuerdos silenciosos y movimientos pacíficos y violentos de resistencia, a través de los cuales los
antiguos habitantes de la zona restituyeron día a día el significado de su existencia, el sentido de su
sociedad y su continuidad con el pasado.

48
Cinco siglos de dominación, de explotación, de políticas estatales y eclesiales de incorporación e
integración, reforzada por la introyección de imágenes negativas que se originaron en la conquista
y, de manera posterior, en el mal entendido nacionalismo, han llevado a la población maya a
situaciones de vulnerabilidad y exclusión. No es de extrañar, entonces, que como resultado de
dichos procesos, la sociedad maya de hoy afronte serias dificultades para llevar al cabo un análisis
crítico y prospectivo de sus posibilidades de desarrollo autosuficiente. Es, en este sentido, que la
nueva política del Estado mexicano se propone, como una de las metas más urgentes, propiciar la
reconstitución de los pueblos y las culturas indígenas del país. En consecuencia la afirmación de la
propia identidad es plataforma para la construcción de un futuro consciente del pasado reciente y
remoto y de su legado cultural, como lo es la lengua y formas de vida propias del pueblo maya.
Este es, quizás, el mejor recurso para transitar las sendas del mundo contemporáneo.

Así, es deber de autoridades y ciudadanos apoyar y contribuir a la formación de un Estado


intercultural, en el cual cada uno de sus componentes asuma con orgullo su identidad y sea capaz
de participar en la toma de las decisiones que le afectan, con pleno respeto a sus bases y
principios, mediante propuestas que transformen las condiciones que han sostenido la desigualdad
y desventaja. Hablamos, entonces, de una redefinición que implica necesariamente la recuperación
informada de su propia historia, con miras a un análisis crítico de la situación actual y al
planteamiento de las grandes tareas del futuro.

Es fundamental, además, poner en marcha cuanto antes los mecanismos que garanticen el respeto
a los Derechos Humanos, Sociales y Culturales de todos los yucatecos. En este sentido, urge
profundizar en el estudio y conocimiento de los sistemas normativos indígenas llamados
tradicionales y que sin ser violatorios de derecho fundamental alguno, contribuyan en su práctica a
la transmisión, conservación y reproducción de valores, normas morales y sistemas de relaciones
sociales de compromiso colectivo y vida en común.

Aspectos culturales importantes del pueblo maya

Lengua

El idioma es, quizás, el patrimonio cultural más importante de un pueblo. A través suyo se
transmiten saberes y formas de entender y explicar el mundo y la vida, el tiempo, la historia, de
relatar el pasado y vislumbrar el futuro. Una lengua que permanece viva, como la maya, permite a
sus hablantes conservar formas de expresión y sensibilidad propios, derivados de su experiencia
vital y de su historia compartida. Constituye, también, un refugio seguro para la comunicación, la
puesta en común, la discusión y la generación de consensos.

Los mayas de hoy se comunican a través de su lengua materna sobre todo en el ámbito doméstico
o comunitario, pero fuera, en sus centros de trabajo, cuando se trata de resolver problemas de
salud o cuando se realizan trámites ante autoridades o instituciones diversas, se ven obligados a

49
utilizar un español que raras veces dominan. En la Declaración Universal de los Derechos
Lingüísticos se señala que las lenguas son un instrumento de identificación, comunicación y
manifestación creadora y que cuando una de ellas desaparece se muere una parte de lo más
íntimo y valioso de la humanidad. A este respecto, en el Estado urge potenciar el uso y la difusión
de la lengua maya hablada y escrita. Además, las recientes propuestas estatales hacia la
interculturalidad señalan la necesidad de propiciar el aprendizaje de la lengua maya entre la
población que no la habla, no sólo en respeto de los derechos de un sector de la población, sino en
beneficio de una comunicación más profunda, fincada en la relación de respeto y comprensión
entre todos los yucatecos.

Existe una demanda por parte del pueblo maya de que la sociedad en general aprenda a hablar su
lengua. No es posible exigir un bilingüismo solo a una parte de la población, sobre todo en un
Estado en el cual los mayas representan más del 50% de la misma, y de los cuales 547,098
continúan hablando en su lengua de origen. En un estado democrático la lengua maya tendría que
ser considerada a la par que el español. Por lo tanto entre las opciones que deben darse en el
mediano y largo plazo están: ampliar la enseñanza de esta lengua a través de una mayor cobertura
en los medios urbanos y semiurbanos del programa “Ko’one’ex Kanik Maaya” de la Secretaría de
Educación Pública del Estado, de tal forma que su enseñanza se establezca en la mayoría de las
escuelas desde el nivel de primaria hasta el profesional y reconocerla con un estatus legal, igual al
español, en la Constitución del Estado, ya que es una lengua viva y de uso cotidiano, por lo tanto
tan útil y fundamental para la comunicación en una sociedad como la nuestra.

Es urgente que la lengua maya ocupe nuevamente su sitio en la vida diaria del Estado, incluyendo
los espacios públicos y oficinas, señalizaciones y reglamentos, escuelas y espacios culturales,
comenzando por los sistemas de información existentes en las oficinas y sedes de las autoridades,
que deben contar con información en lengua maya y personal calificado capaz de atender a la
gente en su propio idioma.

En resumen la lengua maya debe ampliar su ámbito más allá del familiar y comunitario, se debe
estudiar en los distintos niveles educativos, lograr espacios en los diferentes medios de información
y comunicación, contar con los incentivos necesarios para cultivar el arte de la palabra y la creación
literaria y ser empleada en las instituciones de procuración de justicia, en pocas palabras,
convertirse en elemento de identidad de los propios mayas pero también de la sociedad en general.
De no ser así se corre el riesgo de ir perdiendo poco a poco su uso y por lo tanto una forma de
pensar y sentir diferente.

50
Po r cent aj e d e mayahab lant es co n r esp ect o al t o t al
d e l a p o b l aci ó n

50 4 6 .1 4 5 .1 6

40 3 7 .6 3 7 .1 4

30
Po r cent aje
20

10

0
1970 1980 1990 2000

Religión y Fiestas

Como factor clave de identidad y cohesión social, la religiosidad popular del pueblo maya es el
resultado de un larguísimo proceso de rechazos, apropiaciones, adaptaciones y resignificaciones
ininterrumpidas a lo largo de cinco siglos. Según datos del Censo de Población y Vivienda 2000, en
Yucatán hay 1,241,108 católicos, es decir, el 84.28% del total; seguidos por los 123,162 integrantes
de diversas religiones protestantes y evangélicas, que representan el 8.35%, las otras religiones
suman 46,354 o sea el 3.15%, sin religión se registran 50,841, el 3.45% del total de población de
cinco años y más. Para población indígena tenemos que en Yucatán de un total de 870 mil 20
personas de cinco años y mas, 711 mil 565 son católicos, es decir el 81.8%; 90 mil 60 son
protestantes y evangélicos, 10.4%; 26 mil 424 son de las conocidas como bíblicas no evangélicas,
3 % y 1,285 de otras religiones, el 0.1%; sin religión se registra a un total de 34 mil 214 personas,
que representan el 3.9%. Estas cifras indican que la población indígena sigue siendo
eminentemente católica, aunque el porcentaje de estos es menor que el estatal y el de protestantes
y evangélicos es mayor, lo que refleja que estas últimas iglesias han logrado incorporar en su
gremio a un numeroso sector, principalmente, de población indígena. Sin embargo, aun la esencia
religiosa, a través de la cual se expresan numerosos elementos culturales del pueblo maya, es
eminentemente de raigambre católica.

Yucatán Porcentaje Porcentaje en


estatal
población Indígena

Católica 84.27 81.8%

Protestante 8.36 10.4%


y evangélica

Bíblica no 2.94 3%
evangélicas

Judaica 0.03 ND

Otras 0.13 0.1%


religiones

Sin religión 3.45 3.9%

51
No 0.76 0.74%
especificado

Fuente: Censo General de Población y Vivienda, 2000.

Así, encontramos que la vivencia de la fe adquiere matices muy diversos en la vida diaria. En el
marco de la religiosidad católico–popular, se celebran numerosas fiestas en honor a los santos
patronos de las comunidades, que son entendidos como símbolo por excelencia de la identidad
comunitaria. Muchas de las expresiones culturales y artísticas que hoy admiramos en la cultura
maya y que la industria turística explota con tanto énfasis, como los bailes, la gastronomía y las
artesanías, se originan, desarrollan y consumen en el marco de las fiestas patronales. Por
supuesto, para el pueblo maya se tratan no sólo del folclor, sino fundamentalmente de su forma de
vida, de ahí la importancia de poner en vigor los recursos legales que permitan a los pueblos
indígenas del Estado y el país acceder a los beneficios que los visitantes aportan a la economía
local, regional y nacional.

VISITANTES A MUSEOS Y ZONAS ARQUEOLÓGICAS ADMINISTRADAS POR EL INAH, 2001

Residencia Visitantes a Museos Visitantes a zonas arqueológicas

TOTAL 68,431 1 772,816

NACIONALES 38,944 1 102,793

EXTRANJEROS 29,487 670,023

Fuente: Anuario Estadístico, 2002.

Ahora bien, la cosmovisión y la religiosidad mayas son mucho más que un culto a los santos.
Constituyen un intrincado sistema de símbolos que les permiten explicar, entender y actuar. Más
aún, son el marco normativo de su sociedad, compendian los valores básicos y el ethos o carácter
común de comportamiento del pueblo maya. No son curiosidades y exotismos para consumo
turístico y difusión en revistas y documentales, son el núcleo normativo de una sociedad que ha
resistido 500 años de opresión.

TURISTAS REGISTRADOS EN ESTABLECIMIENTOS DE HOSPEDAJE POR MUNICIPIO SEGÚN RESIDENCIA

Municipio Nacionales Extranjeros

Mérida 1’208298 506.376

Resto del Estado 256,312 399,716

Total 1’464,610 506,376

Fuente: Anuario Estadístico, 2002

Medicina Tradicional

En el patrimonio cultural del pueblo maya también destaca la medicina tradicional, ejercida por
diversos especialistas dedicados a prevenir, restaurar y mantener la salud de los individuos. A

52
través de sus prácticas y su saber, los especialistas conservan y reproducen el conocimiento
ancestral heredado de sus padres y abuelos. Probablemente, una de las figuras más comunes en
el campo de atención a la salud sea la partera, ya que atienden un gran número de embarazos y
nacimientos de niños mayas y mestizos. De hecho, son el primer grupo de curadores que cuenta
con el reconocimiento del sector salud, que tiene un registro de más de 800 parteras en todo el
Estado, a quienes ha impartido diversos programas de capacitación.

Aunque los médicos tradicionales se encuentran dispersos por todo el estado de Yucatán,
incluyendo los centros urbanos, tienden a concentrarse en las zonas indígenas del Sur y del Oriente
de la entidad. Su presencia es más escasa en la franja costero–henequenera y en las ciudades de
mayor tamaño. La sociedad, sin embargo, no reconoce la importante función que desempeñan los
médicos tradicionales en las tareas de prevención, tratamiento y curación de ciertas enfermedades.
Existen muchos prejuicios en torno a sus conocimientos, sin tener un verdadero acercamiento al
potencial curativo de sus tratamientos a través del uso de hierbas y otros elementos de origen
natural, así como el factor psicológico que encierran sus rituales curativos: los médicos
tradicionales llevan consigo un cúmulo de experiencias probadas en la práctica que los respaldan y,
sin embargo, son vistos como poseedores de un conocimiento defectuoso que los margina en su
relación con el sistema médico occidental.

El hecho de que gran parte de la población maya no cuente con servicios de salud públicos y
mucho menos con la oportunidad de acceder a los privados, potencia la urgencia de implementar
proyectos de medicina alternativa que incluya a los médicos mayas, en un contexto de equidad y
respeto.

De acuerdo a los censos realizados por el INI, hoy transformado en la CDI, Comisión Nacional Para
el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de México, en Yucatán existen cuatro grupos organizados
de médicos tradicionales entre los que se encuentran hierbateros, parteras, culebreros, sobadores,
hueseros y aprendices, que suman un total de 276 personas. Este capital humano debiera
aprovecharse para implementar programas alternativos y complementarios para brindar una
atención en materia de salud que fortalezca la labor de los médicos alópatas. Así como incentivar
mayor investigación en torno a las propiedades de las plantas en la curación de enfermedades, y
los efectos secundarios de los tratamientos aplicados. Solo mediante un reconocimiento y
validación de este conocimiento se podrá avanzar en su consolidación definiendo los límites de
cada una de las prácticas medicas: alópata y tradicional.

MÉDICOS TRADICIONALES

Municipios Localidades Població J.Men Parteras Hueseros Culebrero Aprendices Total


n s
Hierbateros Yerbateras Sobadore
Total s

ORGANIZACIÓN KA’ANA-NICTE (FLOR QUE CRECE ARRIBA)

Chikindzonot Chikindzonot 8 9 17

Tixcacalcupul Ekpedz 6 3 3 12

53
Tizimín Tixcancal 6 2 1 9

Valladolid Dzitnup 2 1 3

Valladolid Valladolid 1 5 6

Valladolid Yalcoba 3 3

Valladolid Yaxché 1 1 2

Chichimilá Chichimilá 1 3 4

Tekom Tekom 1 2 3

Tixcacalcupul Txcacalcupul 1 5 6

Tixcacalcupul Poop 2 2

Txcacalcupul Xcalkdzonot 4 4

Chankom Xanlah 1 3 4

Chankom X’katún 1 1

Temozón Santa Rita 2 3 5

Temozón Dzalbay 1 1

Temozón Hunuku 1 1

Temozón Santa Rita 3 3

ORGANIZACIÓN “JACINTO PAT”, A.C.

Peto Peto 5 9 1 15

Peto Xoy 2 2

Peto Yaxcopoil 1 1

Peto Papacal 1 1

Peto Dzonotchel 2 2

Peto Chan-Calotmul 1 1

Peto Tixhualactun 1 1 2

Tzucacab Tzucacab 1 6 7

Tahdziú Tahdziú 13 2 15

Akil Akil 1 2 3

Dziuché La Pimienta 1 1

(Quintana Roo)

Tekax Tekax 4 1 5

Tekax Alfonso Caso 1 1 2

Tekax Penkuyut 1 1

Tekax Xaya 1 1

ORGANIZACIÓN SAC- ZIL

Halachó Cepeda 2 5 7

Halachó Halachó 4 5 5 14

Halachó Sta. Ma. Acú 1 1

Maxcanú Coahuila 1 1

Maxcanú Chunchucmil 1 1

Maxcanú Granada 3 3

Maxcanú San Rafael 2 1 3

ORGANIZACIÓN NACHI-COCOM

Yaxcabá Yaxcabá 2 1 5 4 12

Yaxcabá Yaxunah 2 1 1 1 5

Yaxcabá Tiholop 2 4 3 1 10

Yaxcabá Canakom 1 1

Yaxcabá Huechembal 1 1 2

Yaxcabá Tahdzibichen 7 1 1 2 11

54
Yaxcabá Libre Unión 1 2 3

Yaxcabá Tixcacal 1 2 1 9

Yaxcabá Kankabdzonot 1 4 1 6

Cantamayec Cantamayec 1 2 3

Cantamaye Cholul 2 1 6

Sotuta Tabi 5 5

Sotuta Tobolón 2 5 1 8

Sotuta Zavala 5 6 1 1 13

Kantunil Holca 4 1 5

Huhi Huhi 1 1

Cuzamá Cuzamá 1 1

Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, CDI, datos de 2000.

Preservación y protección del patrimonio cultural, histórico, arqueológico y natural de los


mayas de Yucatán

Probablemente uno de los aspectos más difundidos y explotados del acervo cultural de los
yucatecos sea el patrimonio histórico y arqueológico. Si bien se le conoce y admira a nivel
internacional, en la realidad, la participación de la población indígena en su conocimiento, disfrute,
protección y manejo es bastante precaria. Instrumentos legales de carácter internacional como el
Convenio 169 de la OIT, la Ley Federal de Monumentos Históricos, Arqueológicos y Artísticos del
Instituto Nacional de Antropología e Historia y su Reglamento, permiten plantear desde ahora una
nueva relación entre las comunidades y la sociedad mayas y su patrimonio histórico y arqueológico.
Sería, desde luego, muy importante revisar y regresar a la discusión ya planteada en Yucatán por
investigadores del propio INAH y por organizaciones indígenas, de declarar dichas zonas como
lugares sagrados con lo que la concepción y el uso de las mismas resultarían seguramente
enriquecidos.

Es importante en este sentido que las instituciones encargadas del resguardo de este patrimonio
histórico y arqueológico de Yucatán, definan con precisión proyectos y programas de apoyo a la
promoción y difusión del conocimiento de este acervo en las comunidades eminentemente
indígenas, que le permitan al pueblo maya acercarlos a la herencia cultural de sus antepasados y
los motive en la búsqueda de saber aún más de sus raíces. Las investigaciones sobre la cultura del
pueblo maya prehispánico, deberían sintetizarse en volúmenes sencillos, accesibles para las
poblaciones del interior del Estado, con un lenguaje claro y gráfico, y no solamente ser productos
para enriquecer las bibliotecas particulares o de las universidades ubicadas en las grandes
ciudades. En este sentido consideramos que los estudiosos del pasado y presente del pueblo maya
no deben convertirse en fuentes solo para pequeños sectores de la población, sino en promotores
del conocimiento para la sociedad en general.

55
Medio ambiente y regiones indígenas

En los últimos veinte años, la problemática ambiental ha sido una preocupación creciente. Diversos
sectores de la sociedad mexicana, pueblos indígenas incluidos, han reclamado la acción
gubernamental para frenar la devastación ecológica y las alteraciones ambientales que han sufrido
diversas regiones del país, tales como la deforestación, la erosión de los suelos, la contaminación
de los cuerpos de agua y el avance de la desertificación.

En materia de medio ambiente, Yucatán afronta el grave problema de la deforestación por la tumba
excesiva de selva, para la introducción de pastizales, y por el sistema de quemas empleado en el
cultivo de las milpas, que si no se realiza con el debido cuidado provoca severos incendios cada
año. Una muestra de la constante reducción de la riqueza vegetal del Estado es lo ocurrido en
1995, cuando se reforestaron 191 hectáreas, mientras que la superficie total cultivada rebasó las
800,000: 200,000 de cultivos cíclicos y cuando menos una tercera parte de esa superficie, unas
70,000 hectáreas, se quemaron ese año. Para el 2001, se registran 1,790 hectáreas de superficie
reforestada, contra 789 hectáreas siniestradas como consecuencia de 37 incendios forestales. Si
bien de 1995 a 2001 se ha incrementado significativamente la reforestación y el control de
siniestros, es necesario continuar con este esfuerzo y sobre todo realizar mayores campañas de
prevención que logren disminuir la pérdida de flora y fauna que estos ocasionan. De no continuar y
potenciar la labor en este sentido, la pérdida de las selvas del estado de Yucatán podría en un
futuro convertirse en un desastre ecológico que todos lamentaríamos y sufriríamos.

Asimismo, la actividad ganadera debe ser planificada y regularizada de tal manera que no continúe
erosionando grandes porciones de tierra, por otra parte incentivar procesos productivos de bajo
impacto ambiental y fortalecer las prácticas tradicionales benéficas y uso de tecnología no
contaminante para la conservación del medio ambiente.

Por otra parte, el agua, elemento angular de cualquier proyecto de desarrollo económico y social,
está prácticamente ausente de la superficie del Estado, en forma de ríos y lagos. No obstante, la
entidad cuenta con una generosa dotación de estratos acuíferos a los que se puede acceder en
distintas profundidades a través de pozos que van de 3 metros en el cordón litoral hasta 130 metros
en el vértice sur. En el centro y en el noroeste, hay algunos puntos expuestos por hundimiento total
o parcial de la bóveda calcárea, llamados cenotes o aguadas.

El entorno natural es responsabilidad de todos, autoridades y población civil, por lo cual, los
mecanismos y proyectos de conservación y rescate de los ecosistemas del Estado debe
necesariamente involucrar a la población indígena, a fin de garantizar el éxito de los futuros
programas y no atentar contra los derechos que les corresponde en el resguardo y cuidado de su
patrimonio ecológico y cultural.

56
Medios masivos de comunicación

En los medios audiovisuales comerciales, la programación sobre temas indígenas y, en general,


sobre la diversidad cultural del país es escasa. Con frecuencia, el cine, la radio y la televisión
proyectan una imagen distorsionada, denigrante, discriminatoria y prejuiciado de este sector de la
población, a quien se considera como ignorante y reticente al progreso.

A pesar de los excepcionales esfuerzos del INI, hoy CDI y el Instituto Mexicano de la Radio (IMER)
y, en los últimos años, del INDEMAYA, los espacios en la lengua de origen, aún son muy escasos.
Radio Solidaridad posee sólo una hora de programación en lengua maya y XEPET, U Chíikul u
Táan Mayao’ob, “La Voz de los Mayas” que opera en el Centro Coordinador Indigenista de Peto,
Yucatán, ofrece cerca de la mitad de sus programas en lengua maya, pero su cobertura se limita a
algunos municipios del sur de la entidad y unos cuantos del estado de Quintana Roo. El sistema
RASA, cuenta con un programa de entretenimiento con música tropical, “Candela en Maya, que se
trasmite de lunes a sábado , por su parte el Indemaya transmite notas informativas en el Noticiero
Matutino de Stéreo 92.9 y El IEGY,los miércoles en el 680 de AM (Sistema Rasa).

Un canal de televisión, patrocinado por el gobierno del estado (Trece TV) tiene un noticiero en
lengua maya y hasta no hace poco difundía un programa de enseñanza de lengua maya “Ko’one’ex
kanik Maaya”. Radio Universidad, de la UADY, también dedica algunos espacios a la difusión de la
lengua y cultura maya yucateca. Los periódicos locales excepcionalmente publican pequeñas notas,
cuentos y poesías en lengua maya.

Es urgente revisar la legislación vigente sobre el tema si se pretende alcanzar una presencia real y
generalizada del idioma y cultura propios de los antiguos habitantes de la región y que han
sobrevivido cinco siglos en la memoria de miles de yucatecos. La actual administración establece
que es indispensable informar al pueblo maya en su propio idioma, por lo que las cápsulas y spots
dirigidos a este sector de la población yucateca deben ser transmitidos en maya y en medios de
gran penetración.

Derechos y legislación relativa a la etnia maya en Yucatán

Marco jurídico y legal de los mayas yucatecos.

La justicia es una demanda planteada con insistencia por los pueblos indígenas y se centra en dos
aspectos: el primero, reclama el acceso en condiciones de igualdad, a la jurisdicción del Estado, se
pide que se imparta justicia eficaz y con respeto a sus garantías individuales y a los derechos
humanos. El segundo, exige el establecimiento de nuevos derechos fincados en el reconocimiento
de sus especificidades culturales y étnicas.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos hace referencia a la constitución


pluricultural de nuestro país y a los pueblos indígenas en los artículos 2º, 4º, 15 y 18, y el Estado

57
Mexicano se ha adherido a diversos convenios internacionales a favor de los Derechos de los
Pueblos Indígenas. Sin embargo, en Yucatán no se contempla la diversidad étnica y cultural de su
gente, y no existe ningún apartado referente a los derechos del pueblo maya o indígenas, siendo
uno el estado con mayor número de población hablante de lengua indígena con respecto a su
población total por lo que se hace evidente un vacío en los sistemas jurídico y político que nos
rigen. De ahí la necesidad –y el justo reclamo– de introducir reformas a la Constitución del Estado y
el sistema jurídico vigente, a fin de incluir el reconocimiento pleno del pueblo maya y sus derechos
colectivos, junto a los individuales de todos los mexicanos y yucatecos. Es importante destacar que
la propuesta general está orientada al reconocimiento pleno de los Derechos Culturales y no a la
cesión gratuita de espacios con una perspectiva meramente asistencial.

Asimismo, es necesario destacar que la reforma constitucional sobre Derechos y Cultura Indígenas,
aprobada recientemente por el Congreso de la Unión e impugnada por diversos organismos de la
sociedad en general y de diversos grupos indígenas, no contempla en un sentido estricto los
compromisos establecidos por el Gobierno Federal en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar,
Chiapas, ni recoge los derechos fundamentales señalados en el Convenio 169 de la OIT, en
conformidad con el artículo 133 de la Constitución Federal que destaca los siguientes:

a) Económicos: que se refieren sobre todo a su derecho a la tierra, recursos naturales y a


la protección que deben gozar en materia de contratación y empleo. En ellos se señala
que debe respetarse la visión cultural de las etnias en su relación con la tierra, sin
importar si la ocupan de manera permanente o si sólo la utilizan por períodos
determinados, lo cual nos remite a la protección de los territorios; advierte, además,
que debe respetarse su derecho de propiedad y posesión sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan, debiéndose tomar medidas que garanticen su libre acceso a
ellas tanto para actividades culturales como de subsistencia. Además, deberán
establecerse mecanismos adecuados para reivindicar este derecho cuando fuere
necesario. En materia de empleo, el Estado, en coordinación con los pueblos indígenas
interesados, debe adoptar medidas especiales que garanticen la protección de sus
derechos, que incluyan condiciones dignas de trabajo. Estas medidas deben combatir
la discriminación de los trabajadores indígenas, garantizándoles el acceso al empleo en
igualdad de condiciones, acceso a la seguridad social –como asistencia médica y
social, vivienda y seguridad e higiene en el trabajo, con la prohibición de someter a los
indígenas a condiciones peligrosas, como el manejo sin protección de plaguicidas y
otras sustancias tóxicas–, derecho de asociación, proscripción de las contrataciones
coercitivas y servidumbre por deudas, equidad de género, penalización del
hostigamiento sexual y la creación de servicios adecuados de inspección, para
garantizar el cumplimiento de estos principios.

b) Políticos: que establecen que el Estado debe desarrollar, con la participación directa de
los pueblos interesados, acciones coordinadas y sistemáticas para la protección de los

58
derechos de los pueblos, mediante la promoción de sus derechos sociales, económicos
y culturales y el respeto a sus tradiciones, costumbres e instituciones. Estas medidas
deben tener como finalidad ayudar a los integrantes de las distintas etnias a superar las
diferencias económicas y sociales con respecto al resto de la población, de manera
compatible con sus formas de vida, es decir, procurar su desarrollo sin inducir o forzar
sus principios y bases.

c) Sociales y culturales: con respecto a la relación que guarda la cultura de los pueblos
indígenas con el medio ambiente, se previene que los pueblos interesados, en acuerdo
con los gobiernos locales, participen en los estudios y diagnósticos sobre la incidencia
social, espiritual y cultural del hombre sobre el entorno. Los resultados deberán servir
como criterio para la ejecución de diversos programas de desarrollo, tomando las
medidas pertinentes para proteger y preservar los recursos naturales existentes en sus
territorios.

Se establece, también, que los Estados deberán tomar las medidas necesarias para
garantizar que las represiones ejercidas por las autoridades tradicionales por delitos
cometidos por integrantes de sus pueblos se realicen sin violar las garantías
individuales y los derechos fundamentales de cada individuo. En caso de que el
organismo encargado de aplicar la justicia sea propiamente del Estado, se deberán
tomar en cuenta las costumbres de dichos pueblos, así como sus características
económicas, sociales y culturales, prefiriendo sanciones propias de sus prácticas,
sobre el encarcelamiento.

Se prohíbe la imposición de servicios personales obligatorios de cualquier índole y se


previene que se establezcan medidas especiales contra la violación de sus derechos
fundamentales y mecanismos para hacerlos valer, sea por los directos afectados o por
sus representantes, así como el que se asegure que los indígenas puedan hacerse
comprender en los procedimientos legales en que sean parte, es decir, que cuenten
con los intérpretes adecuados.

En cuanto a la educación, los planes deberán estar orientados al mantenimiento y


valoración de la diferencia cultural y su autosuficiencia en el desarrollo económico, por
lo cual deberá facilitárseles la asistencia técnica y financiera que necesiten, tomando en
cuenta las técnicas tradicionales y características culturales de los pueblos.

La educación deberá responder a sus necesidades particulares, recogiendo su historia,


conocimientos y técnicas, sistemas de valores y aspiraciones sociales, económicas y
culturales. Deberá, también, respetar sus derechos comunitarios a participar de la
elaboración y ejecución de los planes educativos, reconociéndoles el derecho a
establecer sus propias instituciones y medios, facilitándoles los recursos para tales
fines.

59
Un aspecto fundamental de este nuevo enfoque en la educación es el derecho que
tienen los menores a recibir instrucción en su propio idioma, asegurando a su vez el
dominio de la lengua nacional, con miras a la preservación de su acervo cultural y a su
participación real y directa en el desarrollo del país.

Por último, se establece que las autoridades tienen la obligación de difundir y promover
los derechos y obligaciones de los pueblos indígenas, a través de medios acordes a su
cultura. Asimismo, tienen la responsabilidad de editar materiales didácticos que
favorezcan el conocimiento de la diversidad cultural de México y el Estado, con el
objeto de eliminar la discriminación y sentar las bases para una sociedad equitativa,
respetuosa e intercultural.

Ahora bien, aunque la exigencia y garantía de aplicación de estos derechos compete en mayor
medida al ámbito federal y no al local, como erróneamente se ha planteado desde algunos
sectores, es importante recordar que el sistema jurídico vigente contempla diversos niveles de
competencia, por lo cual la legislación de algunos estados ya reconoce su existencia legal.

En otras palabras, si deseamos rediseñar el marco legal, las políticas públicas y los programas
dirigidos al sector pueblo indígena, es fundamental propiciar en conjunto una serie de acciones
encaminadas no sólo a garantizar el cumplimiento de determinados derechos, sino también a
construir los enlaces, planes y estrategias que fomenten en la sociedad un trato justo, que
considere la diferencia cultural no como un problema, sino como parte esencial de la riqueza de
nuestro país.

Legislación Positiva.

Existen, en Yucatán, aproximadamente 106 códigos, leyes y decretos en vigor, promulgados por el
Congreso Estatal. No obstante el gran número de disposiciones legislativas y de la gran presencia
de la etnia maya; a saber, en ninguno de dichos ordenamientos, incluyendo la Constitución del
Estado, se reconoce a los mayas yucatecos como sujetos de derecho. Esto quiere decir que como
etnia, como pueblo maya, no cuentan con un reconocimiento individual y ni siquiera colectivo que
los contemple como sujetos con derechos específicos por poseer una cultura diferente.

Procuración de Justicia.

Actualmente la Procuraduría General de Justicia del Estado de Yucatán cuenta con 35 Agencias del
Ministerio Público, seis de las cuales se encuentran en las localidades de Valladolid, Maxcanú,
Ticul, Tizimín, Tekax e Izamal, comunidades con gran presencia maya; sin embargo, en ninguna
de dichas agencias existen peritos traductores e intérpretes especializados, defensores
comunitarios o personal capacitado ex profeso para la atención de los asuntos en que se ven
involucrados indígenas mayas. En consecuencia, tampoco existe una Dirección o Departamento en

60
la Procuraduría, especializado en la atención de aquellos indígenas mayas que se ven inmiscuidos
como victimas o presuntos responsables.

Derecho Penal

Yucatán cuenta con tres Centros de Readaptación Social, ubicados en los municipios de Mérida,
Tekax y Valladolid (Ebtún), en los cuales se encuentran numerosos presos indígenas. En el de
Mérida, en abril de 2002, se registraban 94 internos indígenas sentenciados y 35 procesados, de
los cuales 11 (9 sentenciados y 2 procesados, uno de Cozumel y otro de Campeche) no eran
originarios del Estado. Para el mismo período, en Ebtún se registraron 41 internos sentenciados por
homicidio calificado, violación, robo y asociación delictuosa, principalmente, y 59 procesados,
acusados por delitos de robo, incumplimiento de obligaciones de asistencia familiar y violación,
entre otros, todos por la comisión de delitos del fuero común.

En los procesos del fuero común no se pudo encontrar antecedentes de que en las sentencias
promulgadas por jueces de Defensa Social se hayan tomado en cuenta los usos y costumbres de
los indígenas mayas involucrados en los procesos penales, es decir, ante la ley y ante las
autoridades judiciales no existen procesados o sentenciados mayas. Los esfuerzos realizados por
el INI en el pasado, hoy CDI y más recientemente por el INDEMAYA han logrado que se tome en
cuenta el factor cultural en los procesos. Estos organismos trabajan en la liberación de presos
mayas acusados por delitos menores, realizando estudios socioeconómicos y antropológicos en los
casos que les toca atender. Sin embargo aun falta mucho para hacer que la aplicación de la justicia
al pueblo maya este acorde con lo establecido en el Derecho Indígena.

Derecho de la Mujer

De igual forma, las Instituciones encargadas de atender a las familias yucatecas no han hecho una
distinción respecto de los derechos de las mujeres y niños mayas en el Estado. Sabemos que las
mujeres indígenas tienen un particular sentido de pertenencia con relación a su comunidad y
sabemos, también, que las condiciones socioeconómicas de las últimas décadas han provocado un
creciente movimiento migratorio de hombres y mujeres a distintos puntos del Estado, la Península,
el país y el extranjero. Lamentablemente, los programas de atención y desarrollo para la mujer
yucateca que se aplican en zonas rurales y urbanas, se realizan sin tener en consideración los
rasgos culturales de los diversos sectores de la población. En este sentido se tiene que establecer
acuerdos y convenios de trabajo con el Instituto para la Equidad de Género en Yucatán.

Es importante señalar que el presente diagnóstico se limita a los derechos, atribuciones y


competencia que deben ejercer las diversas instancias a nivel estatal. Sin embargo, corresponde a
las diversas dependencias estatales la coordinación con sus iguales a nivel federal y en el orden

61
municipal, para que el derecho de los mayas a ser reconocidos como pueblos, con identidad propia
y con derechos históricos, se dé en nuestro Estado.

Acciones a realizar en el corto, mediano y largo plazos

En virtud de la disposición constitucional que señala la obligación de que las Legislaturas de los
Estados adecuen su legislación a los principios propuestos en la Carta Magna y a que en la pasada
reforma sobre Derechos y Cultura Indígenas no hubo representación real del pueblo maya y que los
indígenas mayas del Estado requieren de condiciones equitativas para su desarrollo, en un marco
de respeto, se propone la realización de una serie de acciones tendientes al reconocimiento jurídico
de la etnia, en tanto sujeto de derechos colectivos.

En primer término, es primordial el reconocimiento del pueblo maya en la Constitución del Estado,
para tal efecto se propone establecer en la legislación vigente el reconocimiento de la composición
pluricultural de su sociedad, garantizando al pueblo maya el efectivo acceso a la impartición y
aplicación de la justicia, comenzando por la aplicación práctica de los principios que establecen el
respeto a los sistemas tradicionales, reconociendo el derecho colectivo a la autodeterminación y el
respeto a su organización social, política, económica y cultural.

En segunda instancia, se debe procurar la promulgación de una ley reglamentaria en materia de


derechos y cultura indígenas, por lo cual se deberá revisar el derecho positivo del Estado,
promoviéndose la creación de una Subprocuraduría de Asuntos Indígenas, dependiente de la
Procuraduría General de Justicia del Estado. Se deberá garantizar la asignación de abogados
mayahablantes en las defensorías y fiscalías de los diversos juzgados penales, a partir de una
modificación de las leyes orgánicas de las dependencias del ramo, a fin de que contemplen los
derechos económicos, políticos, sociales y culturales del pueblo maya, entre los cuales se
encuentran:

a) Garantizar el uso y usufructo de las tierras y recursos naturales que pertenecen a las
comunidades mayas de Yucatán, mediante la implementación de mecanismos legales
que permitan defender el derecho que tienen sobre sus territorios, de tal modo que los
proyectos de desarrollo dirigidos a este sector respondan a los intereses de las propias
comunidades involucradas. De ahí la importancia de efectuar un análisis previo para
determinar el costo social de dichos proyectos, que deberán, en todo caso, estar
orientados al desarrollo sustentable. Por otro lado, deberán garantizar la creación de
empleos, promover la capacitación e impulsar actividades agroindustriales e
industriales.

b) Establecer mecanismos legales a través de los cuales los mayas puedan asegurar sus
derechos de creación o autoría de diversos productos, como en el caso de las
artesanías, y obtener impuestos por el uso o copia de sus diseños. Se debe procurar
que las grandes empresas, como las cadenas hoteleras o de agencias de viajes, que

62
basan su éxito y crecimiento económico en la atracción turística del acervo
arqueológico o natural de los antiguos territorios mayas, se comprometan a través de
diversos mecanismos a contribuir con el fomento de proyectos de desarrollo y
protección al entorno, en beneficio directo de las comunidades indígenas.

c) Ampliar los espacios de participación política en áreas de decisión, particularmente en


aquellas que pueden incidir e impulsar su desarrollo integral. En este sentido, sus
representantes deben ser elegidos conforme a sus propios sistemas o, en su caso, con
la práctica de un auténtico proceso de participación democrática. Garantizar el
fortalecimiento municipal, con el reconocimiento de organizaciones e instituciones
locales y con pleno acceso a la infraestructura, capacitación y recursos apropiados.

d) Procurar el acceso a información veraz, oportuna y suficiente sobre las actividades del
Gobierno y asegurar el acceso a los diversos medios de comunicación ya existentes, al
tiempo que apoyar la creación y la consolidación de medios propios, como la radio, la
televisión, telefonía, prensa escrita, Internet y acceso a satélites.

e) Proteger los derechos de los migrantes mayas del campo a las ciudades y otras
regiones, tanto en el interior del Estado, como en todo el país y el extranjero.

f) Desarrollar y promover el uso de la lengua autóctona, para lo cual es necesario


alcanzar el reconocimiento constitucional del idioma maya, devolviéndole su valor
social, político y cultural.

g) Elevar al rango constitucional la educación intercultural, incluyendo en los programas


de todos los sistemas la enseñanza de la lengua, historia, costumbres y tradiciones del
pueblo maya pueblo, desde los niveles básicos de educación.

A este respecto, la Subdirección de Educación Indígena de la Secretaría de Educación


promueve el que a partir del ciclo escolar 2004-2005 se vuelva obligatoria la enseñanza
de la lengua maya en las escuelas de educación inicial y básica de la entidad, de tal
forma que el bilingüismo no sea solo rural sino también urbano y semiurbano y se
sugiere la creación de la Licenciatura en Educación Indígena. Para que un proyecto de
tal magnitud reciba la respuesta adecuada, debe partir de un decreto constitucional.

Por otro lado, la defensa de la cultura maya está estrechamente ligada al derecho que se tiene de
desarrollarla y promoverla, obviamente, dentro de un marco nacional que contribuya a la
coexistencia armónica y respetuosa de toda la sociedad; por lo tanto, se hace indispensable el
establecimiento de una legislación que proponga normas claras y precisas sobre el fomento, la
difusión y revaloración de este sector de la población, con base en un diálogo intercultural.

63
VII. HACIA UNA NUEVA POLÍTICA PARA LA POBLACIÓN INDÍGENA

La marginación y la pobreza, en muchos casos extrema, que sufren los pueblos indígenas en
nuestro país han sido resultado de dos tendencias fundamentales aplicadas a lo largo de la historia:
la segregación colonial y el integracionismo nacional. La primera tendió a constreñir la cultura y la
sociedad maya al ámbito inmediato y local, al impulsar la fragmentación de los mecanismos de
organización social. Más tarde, con base en esta realidad fragmentada, el integracionismo
intentaría combatir la profunda desigualdad de los pueblos indígenas mediante su incorporación
plena a la llamada “Nación Mexicana”, negando la diversidad cultural y aplicando un esquema de
transculturación forzada que tuvo su principal instrumento en los programas de educación pública.

Como resultado, generaciones de mayas yucatecos han permanecido al margen del desarrollo y sin
contacto con la diversidad de la cultura universal, sufriendo además de la negación de su propia
cultura. El resultado de la política indigenista integradora ha sido la generación de grupos
marginados que alimentaron las bases del corporativismo oficial en el sistema partido/Estado. Así
se formaron grandes sectores de población que gravitaban en una especie de “limbo”, entre dos
culturas, debido a la pérdida de gran parte de su propio acervo y la falta de las habilidades
necesarias para funcionar en el complejo mundo contemporáneo, por deficiencias en el proceso de
socialización que impiden una cabal capacitación para la vida.

Una nueva política para la atención de la población maya del Estado de Yucatán debe sustentarse
en dos principios fundamentales: el reconocimiento de la deuda histórica con este sector,
atendiendo el reclamo de justicia social, y el reconocimiento de la capacidad y la fuerza vital de la
sociedad maya para mantener sus principios identitarios y sus bases culturales, en el contexto
globalizador de la modernidad. Estas exigencias se reflejan en la necesidad y la urgencia de
diseñar nuevas estrategias mediante las cuales las instituciones de gobierno puedan abrir canales
de comunicación intercultural que impulsen el desarrollo y respeten la diversidad, en torno a tres
ejes fundamentales:

a) Educación

b) Combate a la marginación, y

c) Revaloración integral de la sociedad maya

Como veíamos líneas arriba, en lo que se refiere al primer punto, el Sistema de Educación Indígena
debe ser fortalecido con miras a solucionar el desfase que existe entre la socialización primaria
realizada en lengua maya y el proceso educativo formal impartido básicamente en español. Deben
revisarse objetivos, programas, capacitación de docentes y recursos destinados a esta propuesta, a
fin de lograr una educación bilingüe verdaderamente eficiente en todos los niveles. Los objetivos
deben ser que, a mediano y largo plazo, los estudiantes indígenas puedan competir en igualdad de
condiciones por un lugar en la educación superior y tecnológica y procurar abatir el rezago

64
educativo en lo que a infraestructura se refiere, para una mejor atención de las comunidades y
asentamientos indígenas marginados.

En cuanto al segundo eje, el combate a la marginación, la magnitud del reto exige replantear el
diseño de estrategias que impulsen acciones coordinadas de las distintas dependencias
gubernamentales dedicadas a atender los problemas ya analizados, que son indicadores de
marginación. Por consiguiente, es fundamental implementar acciones combinadas que integren
tanto programas asistenciales, como la dotación de infraestructura, el fomento a la inversión y la
generación de fuentes de empleo.

Finalmente, la revaloración integral de la sociedad maya deberá contemplar diversas acciones


como la oficialización de la lengua maya en el Estado, impulsando su uso en todos los ámbitos de
la vida social, incluyendo los medios masivos de comunicación; propiciar la convivencia armónica
entre mayas y no mayas y fomentar el estudio y aprecio de la cultura y sociedad mayas entre todos
los sectores de la población, mediante la promulgación de una Ley Estatal sobre Derechos y
Cultura del pueblo maya de Yucatán.

VIII. FUENTES

Antecedentes históricos

Bracamonte y Sosa, Pedro, Amos y sirvientes. Las haciendas de Yucatán, 1789-1860, UADY,
Mérida, 1993.

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Bracamonte y Sosa, Pedro y Gabriela Solís, Espacios mayas de autonomía. El pacto colonial en
Yucatán, UADY/CONACYT, Mérida, 1996.

Farriss, Nancy, La sociedad maya bajo el dominio colonial. La empresa colectiva de la


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Gerhard, Peter, La frontera sureste de la Nueva España, UNAM, México, 1991.

González Navarro, Moisés, Raza y Tierra. La guerra de castas y el henequén, México, El Colegio de
México, 1970.

Güémez Pineda, Arturo, Liberalismo en tierras del caminante. Yucatán, 1812-1840, El Colegio de
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65
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Solís Robleda, Gabriela, “Bajo el signo de la compulsión. El trabajo forzoso indígena en el sistema
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66
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REPÚBLICA? ALGÚN COMITÉ ELABORADOR?

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y Cultura de los Pueblos Mayas de Yucatán y su Reconocimiento en la Constitución del Estado de
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Ramírez Carrillo, Luis, “Yucatán”, en Ruz Sosa, Mario H. (coord.), Los mayas peninsulares:
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Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán, Mérida, 2001.

Cultura y Derechos

Acuerdos sobre derechos y cultura indígena. Mesa 1 de los diálogos de San Andrés Sacamch’en.
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Bartolomé, Miguel, Gente de costumbre y gente de razón. Edit. Siglo XXI-INI, México, 1997.

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Capacitación Social del Instituto Nacional Indigenista, 1996.

Quintal, Ella F., “El nombre impuesto como propio: Mestizos(as) y mayeros(as) en Yucatán. Varios
autores.

Temas Antropológicos. Revista Científica de Investigaciones Regionales. No. 2, Vol. 21.

67
IX. ANEXOS
Mapa del estado de Yucatán
(Regionalización del Estado de Yucatán)
Fuente: Plan Estatal de Desarrollo 2001-2007

Municipios según porcentaje de hablantes en lengua maya

Gráficos y datos estadísticos de los 8 municipios con más alta marginación

Relación de núcleos agrarios con superficies obtenidas en el Programa de Certificación de


Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (PROCEDE)

68
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