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Introducción 

   
¿Sabías que el ritmo de crecimiento y desarrollo del organismo de niños y niñas va
cambiando cada día que pasa?. Esto explica que sus necesidades de energía y nutrientes
sean distintas según su edad, y cuando se van haciendo mayores también según el sexo.
Por ello, la alimentación debe adaptarse a sus características individuales, teniendo en
cuenta su ritmo de crecimiento y desarrollo, su apetito, sus gustos, su estado de salud y la
actividad física que realiza. No obstante, existen unas orientaciones generales que se
traducen en frecuencia de consumo de alimentos y en cantidades aconsejadas (raciones)
acordes a cada etapa, que te pueden servir de ayuda para diseñar una dieta saludable y
equilibrada.
A la hora de plantearte cómo debe ser la mejor alimentación para tu hijo o hija, debes procurar
que su comportamiento y el del resto de miembros de la familia sea coherente con las
recomendaciones verbales que le trasmites. No te dará buenos resultados si tratas de
enseñarle la forma más saludable de alimentarse si no lo pones en práctica.
 
 

El decálogo de la alimentación saludable     


Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo obtenga de ellos
los nutrientes que necesita.
 
 
 Variada. Acostumbra a tu hijo cuanto antes a que coma de todo y a degustar los
sabores de distintos alimentos. La clave para educarle en hábitos alimentarios
saludables está en ofrecerle una alimentación variada desde sus primeros años de
vida. Es difícil que el niño aprenda a comer bien si no le has dado la posibilidad de
tomar contacto con una gran variedad de alimentos.
 Sana. Escoge los productos con menos grasa, con poca sal, abundantes vegetales
(verduras, frutas, legumbres y cereales integrales) y en cantidades acordes a su
apetito y a sus necesidades.
 Equilibrada. Es imprescindible que conozcas el menú del colegio, para
complementarlo con el desayuno, el almuerzo, la merienda y la cena, y hacer así una
alimentación equilibrada. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el
cuerpo obtenga de ellos los nutrientes que necesita, según sus exigencias.
 Nutritiva. Ofrécele alimentos de todos los grupos (frutas, verduras, carnes, pescados,
cereales, legumbres) para que pueda elegir los que más le gusten. Y está en tus
manos evitar que tu hijo consuma habitualmente alimentos superfluos, llenos de
calorías vacías, como dulces, refrescos, chucherías, patatas fritas de bolsa y similares
o precocinados como hamburguesas y pizzas.
 Apetecible. Si cocinas los alimentos (verduras, pescados, legumbres) de diferentes
maneras, combinas los alimentos que sabes que le gustan menos a tu hijo con otros
que le agradan más y presentas los platos en la mesa de forma atractiva, tienes
muchas garantías de que la comida le resulte más apetecible.
 Divertida. Hazles partícipes de la compra, la elaboración de comidas, la preparación
de la mesa, etc. Esto puede ser una oportunidad para que aprendan buenos hábitos y
disfruten de la comida.
 Sorprendente. Enséñales todo lo que sabes sobre los alimentos: para qué sirven, qué
funciones desarrollan en el cuerpo, cuánto necesita el cuerpo de cada alimento.
 Ordenada. Disfrutad en familia del momento de la comida o de la cena, en un
ambiente relajado y tranquilo, siguiendo un orden a la hora de comer, primer plato,
segundo plato y postre.
 Consistente. Asegúrate de que el niño hace al menos tres comidas consistentes al
día; desayuno, comida y cena. Y si pasan más de 4 horas entre una y otra, anímale a
que tome un tentempié.
 Educativa. Es esencial que la educación de hábitos alimentarios saludables se lleve a
cabo tanto en casa como en la escuela. La educación exige de la familia paciencia,
dedicación, constancia, disciplina, no hacer concesiones inaceptables y también cierto
respeto por el apetito del niño, siempre que su ritmo de crecimiento y desarrollo se
encuentre dentro de la normalidad.
 
 

Los más pequeños: de 2 a 6 años     


Hacia los 2 años de edad, las funciones digestivas y metabólicas de los niños y niñas han
madurado de manera que ya pueden comer de todo, si bien se han de ajustar las cantidades y
los alimentos a la propia evolución y costumbres del niño; sin sobreestimar ni su apetito ni sus
necesidades. A los 2 años la velocidad de crecimiento  es grande, aunque va desacelerando
hasta los 3 años. Y es a partir de esa edad cuando su ritmo de crecimiento y desarrollo se
reducen aún más, hasta llegar a la pubertad donde se da el estirón puberal.
¿Has notado cambios en el apetito de tu niño?. Lo cierto es que a partir de los dos años, el
niño suele comer menos. Se trata de una respuesta fisiológica normal de su cuerpo ya que su
ritmo de crecimiento es más lento en comparación con el primer año, por lo que sus
necesidades de energía y nutrientes, inevitablemente son menores. Estos cambios de apetito
deben ser entendidos y atendidos por la familia para no forzarle a comer más cantidad de
alimentos, que en realidad su organismo no necesita.
Asimismo, en esta etapa, el niño va descubriendo todo lo que le rodea y centra su atención en
otros temas que no son precisamente la alimentación, suele manifestar manías y caprichos
con la comida, por lo que es una oportunidad para que padres y madres, y responsables de su
alimentación le guiéis de la mejor manera posible para que vaya adquiriendo hábitos de
alimentación y de vida saludables.
Características generales de la dieta...
 
 
 Haz que la dieta de tu hijo sea equilibrada y variada en platos, sabores, texturas y
consistencia e incluso colores, para acostumbrar a su paladar a comer de todo. El olor,
el color, el sabor, la forma y la textura van a influir y a determinar en parte sus gustos
personales.
 Si le vas a dar a probar un alimento nuevo, inténtalo al principio de cada comida,
cuando el niño tiene más apetito; e insiste varias veces, cocinando el alimento de
distinta forma, hasta que el niño descubra el nuevo sabor, se aficione y se acostumbre
a él.
 Si empleáis los alimentos como premio o castigo podéis hacer que vuestro niño sea un
caprichoso y tenga manías a la hora de comer los alimentos más nutritivos. Es
necesario que dediquéis el tiempo necesario para que el niño aprenda a comer
disfrutando de lo que come.
 A medida que van creciendo, los niños van marcando sus preferencias sobre los
alimentos y deberéis orientarlas adecuadamente, pues suelen presionar para comer
sólo aquello que les gusta.
 Evita que coma a menudo golosinas, patatas fritas de bolsa, bollería, refrescos y
similares, que no le nutren y le quitan apetito para que coma lo que tiene que comer a
sus horas.
 Convierte el desayuno en una de las comidas más importantes del día. Para ello el
desayuno debe incluir al menos un lácteo, cereales (galletas, cereales, pan, bollería
sencilla) y fruta o zumo.
 Ofréceles almuerzos y meriendas, mejor a base de bocadillos preparados en casa,
frutas y lácteos, sin abusar de embutidos, patés y quesos grasos.
 ¿Sabes si su comida es equilibrada? ¡Compruébalo!.
o Primer plato: Arroz, legumbres, pasta, ensaladas o verduras y patata;
alimentos energéticos ricos en hidratos de carbono. Si combinas legumbres y
cereales en el mismo plato, lo conviertes en un segundo plato muy nutritivo,
que puede sustituir perfectamente alguna de las raciones semanales de carne,
pescado o huevo.
o Segundo plato: Carnes, pescados y derivados o huevos. Una cantidad
moderada de estos alimentos aporta parte de proteína, hierro y otros
nutrientes, que el niño necesita. Acompáñalos siempre de guarnición vegetal;
ensalada, verduras, legumbres o patatas (¡y no siempre fritas!).
o Postres: ¿qué mejor que fruta fresca o un lácteo sencillo como el yogur?.
 La cena os puede servir a toda la familia para equilibrar la dieta teniendo en cuenta los
alimentos que habéis tomado el resto del día. Procurad que la cena sea más ligera y
sencilla que la comida; ensaladas, verduras, purés, cremas o sopas y como
complemento pescados, carnes o huevos, según lo que se haya comido al mediodía.
¡Ayuda a dormir mejor y a descansar más!.
 ¿Conocéis los menús del colegio? Es la única manera de que podáis completar la
dieta con el resto de comidas que se hacen en casa.

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