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ALIMENTACIÓN CON EMOCIÓN: LA IMPORTANCIA DE QUÉ Y CÓMO

COMEMOS

1. CONSIDERACIONES GENERALES EN ALIMENTACIÓN.


Una buena alimentación es vital para que niños y niñas crezcan sanos/as y fuertes. Los hábitos
alimentarios, la actividad física y los estilos de vida son cruciales en la niñez para prevenir, en el
adulto, la aparición de las enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.
Además, existe una relación muy estrecha entre las emociones y la alimentación. Lo que comemos
afecta a cómo nos sentimos, y viceversa. Poner consciencia y presencia en cómo y qué comemos
(alimentación consciente) nos ayudará a comer lo suficiente para estar satisfecho/a, sin utilizar la
comida para “tratar” nuestro estado emocional y disfrutando realmente del acto de comer.

Desarrollo de la alimentación.

• Antes de nacer, la alimentación de la mamá es sumamente importante para que el feto


adquiera todos los nutrientes necesarios para desarrollarse correctamente.
• Entre los 0 y 6 meses, la leche materna es la principal fuente nutritiva, a partir de ahí la
iremos complementando con otros alimentos. Las preferencias por los alimentos y los
hábitos dietéticos se desarrollan en los dos primeros años de vida, aunque pueden
modificarse por la influencia del entorno.
• A partir del año (aproximadamente), los/as niños/as poco a poco se van incorporando a
la dieta familiar y van desarrollando su gusto según van probando nuevos alimentos con
diferentes sabores y texturas. Es importante no dejar de ofrecer alimentos nuevos y
diferentes para poder ampliar la alimentación de nuestros/as hijos/as.
• Entre los 4-6 años se consolidan los hábitos nutricionales. El aprendizaje por imitación
cobra gran importancia, por lo que mantener unos hábitos saludables y una alimentación
equilibrada en casa será una fuente de protección para el futuro.

2. ALIMENTOS QUE PUEDEN CONDICIONAR EL ESTADO EMOCIONAL DE


NUESTROS/AS NIÑOS/AS.
La alimentación y las emociones tienen un vínculo complejo: todo lo que comemos puede tener
su causa en las emociones y del mismo modo, puede condicionar nuestro estado anímico y
emocional. No comemos sólo por la función nutritiva, sino que comer es un acto placentero y
desestresante. Es por eso que, ante situaciones de cansancio, estrés, nerviosismo, podemos comer
más para sentirnos mejor. Cuando comemos para calmar nuestras emociones, solemos elegir
alimentos más grasos. En el lado contrario, encontraríamos que otras veces ante situaciones de
estrés o tristeza, no nos cabe bocado o la comida nos sienta mal.
Una dieta saludable nos ayuda a sentirnos bien y una mala alimentación, puede producirnos un
estado emocional alterado. Además, en los/as niños/as debemos tener en cuenta que estamos
elaborando su historia emocional. Esto es, que muchas veces basarán sus preferencias
alimentarias en función de los recuerdos que les traiga.

¿Qué es la alimentación emocional en nuestros/as niños/as?


Son situaciones en las que los/as niños/as identifican la comida con determinados estados de
ánimo, llevándolos a comer en exceso o a conductas alimentarias inadecuadas.

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Existen determinadas situaciones en las que las emociones pueden hacer que usemos los
alimentos con otra finalidad diferente a la de nutrir: USO EMOCIONAL DE LOS ALIMENTOS.
Por ejemplo:
• Si usamos comida (helado, chuches…) para calmar al niño/a, estamos generando una
asociación entre la comida gratificante y una forma de calmar el malestar.
• Cuando están aburridos/as y van al frigorífico para comer algo agradable que “llene ese
vacío”.
• Si para consolarse o reconfortarse come dulces.
• Si se premia el acabar la comida con el postre favorito (helado, natillas…) o se castiga
un mal comportamiento prohibiéndoselo.
• Si se compran chuches para no oírle quejarse.
Todas estas situaciones “educan” a los/as niños/as asociando la comida o los alimentos con las
emociones, lo que a la larga los puede llevar a una ingesta excesiva.
Por eso es importante, que seamos conscientes para poder crear unos hábitos alimentarios
saludables.

3. ROL, PAPEL Y FUNCIÓN DE LOS PADRES Y LOS/AS PEQUEÑOS/AS EN LA


ALIMENTACIÓN

En la actualidad, factores como el teletrabajo, la intensificación de la jornada laboral, el auge de


las comidas precocinadas y el bajo coste de los alimentos ricos en grasas saturadas, facilitan la
adopción de hábitos alimenticios que “resuelven” la necesidad de ingesta o saciedad pero que
resultan a largo plazo inadecuados y con consecuencias sobre nuestra salud.
A pesar de los esfuerzos que la sociedad hace por mejorar los hábitos alimentarios en la infancia,
los/as niños/as presentan problemas como poco disfrute de los alimentos, restricciones, dietas
limitadas a una gama reducida de alimentos y cambios en las porciones. Se han encontrado
factores relacionados con la alimentación de los progenitores y como éstos tienen una estrecha
relación con las conductas de alimentación de los/as niños/as.
Como padres y madres tenemos la responsabilidad de decidir QUÉ come nuestro/a hijo/a, CÓMO
se van a cocinar esos alimentos y DÓNDE se van a comer. Este rol requiere una planificación
(elaborar menús semanales, elegir métodos de cocinado, logística para hacer la compra…) y
fomentar en casa un lugar tranquilo para comer donde se sientan confortables. Los estudios
demuestran que una actitud firme pero no restrictiva ni impositiva que promueva la ingesta de
alimentos saludables y que limita las opciones no deseadas, se asocia a mayor ingesta de frutas y
verduras y menor consumo de comida perjudicial.La responsabilidad de los/as pequeños/as es
decidir cuánto va a comer en función de sus señales de hambre o saciedad. Además, también
beneficia que pueda elegir algunas opciones entre las que les propongamos. Por ej.: si quiere
fresas o manzana de postre o añadir o no guarnición.

¿Estilo parental?
Los estilos parentales han sido útiles para comprender las complejas conductas y actitudes de
los/as cuidadores/as, y cómo se relacionan con el desarrollo y bienestar de niños y niñas en
diferentes contextos, incluyendo el de la alimentación.

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Aunque los estilos democráticos y los autoritarios ejercen mayores niveles de control, se
diferencian. Mientras el estilo autoritario establece reglas rígidas y en ocasiones arbitrarias,
esperando que los/as hijos/as las sigan por miedo al castigo; el estilo democrático establece
normas apropiadas para el desarrollo explicando los motivos, con el objetivo de que se
interioricen normas de comportamiento en lugar de adherirse a ellas por miedo, además se asocian
con mayores niveles de autorregulación. Los progenitores negligentes o rechazantes son
generalmente descritos como laxos e inconsistentes, y utilizan el retirar el amor como castigo
(Connor, 1980). ¿Cuál es nuestro estilo parental?

¿Ritual a la hora de comer? Toda comida empieza por su preparación. Es importante permitir
que los/as niños/as participen en la cocina: escuchando la preparación, batiendo un huevo...
También pueden ser capaces de encargarse de poner la mesa. Y cuando se sienten satisfechos por
haber decorado una mesa bonita, aunque sólo hayan puesto las servilletas, su actitud frente a esa
comida va a ser positiva e ilusionante.

“Cuando muevas la sopa, sólo mueves la sopa” Es importante fomentar un clima emocional
agradable y de confianza en torno a la mesa. Antes de comer, podéis instaurar el hábito de parar
para tomar conciencia de que su cuerpo está tranquilo y así potenciar una actitud de comer en
calma. En ese momento, podemos animar a los/as pequeños/as a indagar sobre su hambre,
evitando comer con el “piloto automático” sin poner atención en lo que se tiene en la boca, las
texturas, sabores, formas…

Soltando las reglas. Los/as cuidadores muchas veces, tenemos el impulso de interferir en las
decisiones alimentarias de los/as más pequeños/as, por miedo a que no estén lo suficientemente
alimentados/as o por demostrarles que estamos por encima, hacernos valer; “no vaya a ser que
nos estén tomando el pelo”.

La sensación de no restricción, no obligación funciona mejor a largo plazo. Cuando el cuidador/a


se focaliza en que los/as niños/as mantengan su capacidad de comer, prestando atención a su
sensación de hambre y saciedad, en un clima distendido, se libera mucho en ambiente emocional
(disminuye la ansiedad).

4. RECOMENDACIONES

• Reconocer y gestionar las emociones para no calmarlas con comida, sino usando otros
recursos (dibujo, paseo...)
• Evita distracciones a la hora de la comida
• Alimentación equilibrada: 5/6 comidas + hidratación.

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• El cambio de un sabor a otro requiere repetidas ofertas. Sé constante.
• Reduce los periodos sedentarios prolongados.
• Mantén la rutina: horarios, ambiente tranquilo, higiene...
• No obligues a que termine todo el plato: autorregulación.
• Los alimentos no son castigos ni recompensas.
• Observa la relación natural de tu hijo/a con la comida y permítesela.
• Ten comida en general, sin diferenciar niños/as y adultos/as.

5. PROPUESTAS DIDÁCTICAS

• Cocinar con los/las peques: recetas sencillas en las que puedan participar.
• Ir al mercado en familia y que puedan elegir cada vez un alimento (saludable) que quieran
probar. Pueden aprender los nombres de nuevas frutas o verduras, y puede ser una
oportunidad para llevar a casa alimentos que normalmente no comemos.
• Bandejas sensoriales con frutas, pasta, verduras… Se puede plantear como alimentos por
colores por ejemplo y hacer diferentes bandejas:

- Alimentos amarillos: plátano, manzana, limón, patata…


- Alimentos rojos: fresa, tomate, cerezas, pomelo…
- Alimentos verdes: brócoli, espinacas, lechuga, pera, apio…
- Alimentos naranjas: naranja, mandarina, zanahoria…

• Podemos teñir alimentos para experimentar, por ej. unos espaguetis, o un poco de arroz.

• Teñir agua de diferentes colores e introducir trozos de fruta de ese color.


• Juego de las asociaciones: tenemos varias tarjetas con imágenes de diferentes alimentos y los
alimentos reales. Los/as niños/as deben colocar cada alimento con su tarjeta correspondiente,
además podemos aprovechar para fomentar su lenguaje si nombramos cada alimento, y
detallamos sus características: color, forma, textura…
• Permitamos la exploración, que los/as pequeños/as puedan ensuciarse durante las comidas y
fomentar la familiarización con la cuchara, babero y recipientes utilizados en el proceso.
Permitir que otros miembros de la familia participen activamente en los tiempos de comida
del bebé. Podemos también colocar postales alusivas al consumo de frutas y vegetales en un
calendario, cada día que se consuman.

6. RECURSOS RECOMENDADOS

1. Teo come, de Violeta Denou.

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2. Música en el plato, de Pedro Pablo Sacristán.
3. La mariquita en la huerta orgánica.
4. En la cocina con las tres mellizas de Roser Capdevila
5. “El niño feliz” Dorothy Corkille.
6. “Que le doy de comer”. Lucía Martínez
7. Groovy el marciano: https://www.youtube.com/watch?v=mUwrlz3-4aw
8. Juan Llorca: https://juanllorca.com/
9. Julio Basulto: https://juliobasulto.com/

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