Analisis - Maura Torres
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UASD
EL PODER CONSTITUCIÓN Y LA
REFORMA CONSTITUCIONAL
SUSTENTANTE:
Maura Torres
PROFESOR:
Dr. Andry Matilla
CONCLUSIÓN........................................................................................................................13
BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................................15
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INTRODUCCIÓN
Para muchos juristas esta figura jurídica está inspirada en la figura del derecho anglosajón
denominada como el “Judicial Review”, pero con la particularidad de que su objeto va
inclinado a la interpretación sobre la utilización efectiva de la norma constitucional frente a las
decisiones emanadas por un Poder Judicial con total independencia.
Partiendo de las disposiciones establecidas en la Ley No. 137-11, Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional y de los procedimientos constitucionales, este recurso es aplicable a aquella
decisiones que hayan adquirido la autoridad de la cosas irrevocablemente juzgada, con
posterioridad al 26 de enero de 2010. Es criterio del Tribunal Constitucional que este recurso
es de carácter excepcional y subsidiario, elaborado por el legislador con altos niveles de
rigurosidad, de manera que este no se constituya como un recurso más del procedimiento
ordinario, y que dicho tribunal no sea considerado como “otro grado de jurisdicción” (Tribunal
Constitucional de la República Dominicana, Sentencia TC-0130-13).
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El Poder Constituyente visto como la supremacía compuesta del pueblo, es decir, como la
facultad inherente al pueblo de crear y hacer, por medio de un acto constituyente, una
constitución, hoy por hoy, parecería no requerir de medios probatorios. No obstante, existen
antecedentes dentro de la construcción teórica que reflejan claras distinciones entre el poder
constituyente que hace las leyes fundamentales y un poder legislativo que hace las leyes
ordinarias.
Por un lado, Locke comparte la distinción entre el poder constituyente del pueblo en cuanto a
su capacidad de lograr una nueva forma de gobierno, y el poder originario del gobierno y del
legislativo en cuanto a su facultad de aprobar y aplicar las leyes. Asimismo, Este establece
al “Supreme Poder o Poder Supremo”, que asocia al derecho de resistencia del cuerpo del
pueblo, reclamado por el radicalismo ante la oposición de algunos que tratan de forma
despectiva al pueblo, llamándoles multitud y personas sin propiedad. Ante esto, Locke
comienza a elaborar su plataforma teórica en base a los siguientes planteamientos: a) el estado
de naturaleza es de carácter social; b) en el estado de naturaleza los individuos tienen una
esfera de derechos naturales antecedentes o preexistentes a la formación de cualquier
gobierno; c) el poder supremo es conferido a la sociedad y no a cualquier soberano; d) el
contrato social a través del cual el pueblo consiente el poder supremo del legislador no le
confiere a este un poder general sino un poder limitado y especifico y, sobre todo, no
arbitrario; e) solo el cuerpo político reunido en el pueblo tiene autoridad política para
establecer la constitución política de la sociedad.
tiene la facultad de transformar todo el orden social y político, y esto, sin necesariamente
cambiar su propia naturaleza.
Según Carl Schmitt, la Constitución nace de un acto del poder constituyente, que "determina
en una decisión única la globalidad de la unidad política, desde el punto de vista de su forma
particular de existencia." De esta forma, el surgimiento de una nueva Constitución representa
siempre una solución a la situación excepcional, ya que ella instaura una nueva disposición de
la estructura social en todos sus aspectos, sea en cuanto a su alcance, sea en cuanto a su forma
y sus fines. Pero, aquello que hace realmente la constitución, es establecer los contornos del
Estado.
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El titular del poder constituyente es el pueblo. Hoy es el entendimiento más difundido. Pero en
Sieyès, el titular es la nación. El concepto de nación es problemático.
Nación, en sentido estricto, tiene dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-
político, es el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado; la
nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede
definir a grandes rasgos como una comunidad humana con ciertas características culturales
comunes a las que dota de un sentido ético-político. En sentido lato nación se emplea con
variados significados: Estado, país, territorio o habitantes de ellos, etnia y otros.
El titular del poder constituyente sólo puede ser el pueblo y que el pueblo, en la actualidad, se
entiende como una entidad pluralista, formada por individuos, asociaciones, grupos, iglesias,
comunidades, personalidades, instituciones, articuladores de intereses, ideas, creencias y
valores plurales, convergentes y conflictivos.
El procedimiento constituyente.
ciudadanos en general dejan las decisiones políticas a otros y estos emiten respuestas que
implican un mínimo de decisión. En una frase, el plebiscito es un procedimiento que no
desarrolla verdaderamente la democracia. En síntesis, si el Estado es sometido a una serie de
procedimientos legales, perdiendo de este modo su potencia para afrontar las situaciones
urgentes y caóticas. Igualmente, desaparece su capacidad de impedir que aquellas situaciones
se conviertan en excepcionales, o aún su capacidad de responder rápidamente a las exigencias
normales del ejercicio del poder político. En otros términos, la acción política del Estado ha
sido totalmente anulada y vaciada de todo contenido político. El Estado legislador
parlamentario, que constituía supuestamente un elemento esencial de la democracia, se
convierte en un medio para destruirla.
todos los contenidos de la Constitución. Por otro lado, la reforma parcial vendría a ser aquella
mediante la cual se procede a revisar aspectos puntuales de la Constitución y no la generalidad
de la misma, enfrentándose a las mismas barreras procedimentales y materiales que tiene la
reforma total en principio.
Limitación Fáctica. En primer lugar tenemos la limitación fáctica, aquella que establece que se
encuentra “recortado y condicionado por las fuerzas políticas que operan en un país, los
lobbies y grupos de presión, los factores de poder, las posibilidades económicas, etcétera”
(Sagües, 2017). Es decir, como creación humana dotada de una aparente libertad negativa esta
se encuentra limitada por circunstancias de facto que hacen imposible alcanzar toda voluntad
del pueblo y que esta se vea limitada por distintas circunstancias sean económicas, políticas o
sociales.
Por eso, el poder constituyente originario siempre estará “condicionada por el proceso político
del momento en que es ejercido por el pueblo” (Quisbert, 2007), encontrándose este aparente
poder ilimitado y supremo con restricciones humanas que son imposibles de superar u obviar.
“El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta
norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46”
Donde se evidencia que las disposiciones del ordenamiento jurídico de un Estado, entre las
cuales se encuentran los textos constitucionales, no pueden contravenir la convención
anteriormente señalada, por cuanto es de obligatorio cumplimiento para los Estados
signatarios de la misma.
“Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social”
Limitación de Derecho Natural. Por último, tenemos la limitación de derecho natural, debido a
que se encuentran preceptos o reglas jurídicas propias del iusnaturalismo. Estos que permiten
un respeto irrestricto a la vida o procurar la justicia, que siempre serán condicionantes para el
poder constituyente originario.
los derechos naturales de las personas, que deberán ser respetadas por el poder constituyente
originario.
Límites del Poder Constituyente Derivado
La cuestión de los límites al poder de reforma constitucional siempre ha dado lugar a intensos
debates en la doctrina iuspublicista. Más aún en el caso de los llamados límites intangibles,
esto es, las cláusulas contenidas en la Constitución (cláusulas pétreas) que comportan una
restricción expresa e insuperable al poder de reforma (tratándose este último de un poder
constituido y, por ende, esencialmente limitado). En la tipología de estos límites, los límites
intangibles se enmarcan en los denominados límites expresos (o explícitos), por cuanto se
encuentran “expresamente formulados en el texto constitucional” (De Vega, Pedro. La
Reforma Constitucional y la problemática del Poder Constituyente). Estas disposiciones
intangibles, en palabras de Loewenstein, tienen como fin “librar radicalmente de cualquier
modificación a determinadas normas constitucionales” (Loewenstein, Karl. Teoría de la
Constitución, p. 189).
Es quizás Loewenstein quien con más precisión —por su actualidad frente a los abusivos
poderes de reforma— aborda esta problemática (no descarto por completo, por supuesto, el
estudio de su antípoda, Carl Schmitt, en 1927). En su Teoría de la Constitución, en la edición
en castellano de Alfredo Gallego Anabitarte (1965), en la que se incluye la sección “Sobre la
esencia, técnica y límites de la reforma constitucional” (conferencia dada ante la “Sociedad
Jurídica de Berlín” en fecha 30 de junio de 1960), Loewenstein hace referencia, por un lado, a
lo que llama “intangibilidad articulada” y, por el otro, a las garantías sobre “determinados
valores fundamentales” de la Constitución “que no deben estar necesariamente expresados en
disposiciones o en instituciones concretas, sino que rigen como implícitos, inmanentes
inherentes a la Constitución” (Ibid., p. 189). “En el primer caso —dice—, determinadas
normas constitucionales se sustraen a cualquier enmienda por medio de una prohibición
jurídico-constitucional, y, en el segundo caso, la prohibición de reforma se produce a partir
del espírituotelos de la Constitución, sin una proclamación expresa en una proposición
jurídico-constitucional” (Ibidem).
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La doctrina dominicana resalta especialmente la “luz roja” y los peligros a los que hacía
referencia Loewenstein en su obra. En su Derecho Constitucional—al menos en su 3ra.
edición de 2010—, Jorge Prats así lo sostiene, al ponderar enjundiosamente la cláusula pétrea
o de intangibilidad plasmada en el artículo 268 de la Constitución, misma que prohíbe
cualquier reforma que verse sobre su forma de gobierno, la cual “deberá ser siempre civil,
republicano, democrático y representativo”. Son éstos, pues, los principios inspiradores de una
“comunidad política organizada y, por ende, del propio texto constitucional” (Núñez Rivero,
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He aquí —en los límites intangibles o clausulas pétreas— donde, en principio, habrán de
encontrarse las respuestas a las interrogantes que se plantearon en la pasada entrega, a
propósito de la posibilidad de que un presidente pueda, luego de dos mandatos consecutivos,
continuar en el poder tan campante como Johnny Walker. Y es que algún significado habrá de
tener una cláusula —la consagrada en el referido artículo 268— cuya relevancia, en términos
de garantizar la “decisión constituyente básica” (García de Enterría), que no es otra que la de
fundar una forma de gobierno republicana y democrática, será capital para que esa misma
forma de gobierno permanezca imperturbable en su esencia, más allá de los designios y
prácticas malsanas de un sistema político con preocupantes signos de degradación ética. Un
excelente ejemplo de todo lo anterior puede verse en la sentencia C-141-2010 de la Corte
Constitucional de Colombia, la cual se erigió en un valladar insalvable en la ruta hacia un
tercer mandato consecutivo de un presidente con elevadísimos índices de popularidad en aquel
país: Álvaro Uribe. Pero eso será material de una tercera y última entrega.
Se refiere a la actividad normativa que contempla modificar parcial o totalmente una Constitución por
medio de órganos especiales y procedimientos definidos en la Ley. Para algunos autores la
función reformativa de la Constitución debe estar enfocada a subsanar posibles lagunas y
yerros técnicos o políticos en los que pudieron haber incurrido los constituyentes durante su
redacción, así como posibilitar la solución de problemas que afecten a la ciudadanía y/o
subsanen una necesidad pública.
La iniciativa para proponer una ley de revisión constitucional está restringida al Poder
Ejecutivo y a la tercera parte de los miembros de la Cámara de Diputados o del Senado.
Para la aprobación de esta ley no se requiere una mayoría especial, sino la misma que se sigue
para las demás leyes; la promulgación la realiza el Presidente de la República, quien no podrá
objetar la revisión. Una vez promulgada, la ley es publicada en los plazos establecidos por la
Constitución.
La ley de Revisión Constitucional, tiene un carácter sui generis, por tres motivos: No
constituye una decisión definitiva, no puede ser objetada por el Poder Ejecutivo; y una vez
aprobada, la Asamblea deberá reunirse dentro de los quince días a contar de la fecha de la
publicación de la ley.
La Asamblea Nacional
El artículo 118 de la Constitución dispone que la Asamblea Nacional se reunirá para resolver
acerca de las reformas propuestas dentro de los quince días siguientes a la publicación de la
ley, como expresáramos precedentemente.
En primer lugar, la Asamblea Nacional procede a designar una comisión ad-hoc compuesta
por miembros con formación jurídica para estudiar preliminarmente las reformas propuestas y
producir un informe que es dirigido al plenario;
Una vez hecho, la Asamblea Nacional se aboca a la deliberación de las reformas, adoptando,
para sus trabajos, el Reglamento Interior de la Cámara de Diputados, por ser ésta la Cámara
legislativa más numerosa, por lo cual las normas de orden parlamentario contemplado son más
adecuadas.
Una vez concluida las discusiones ya aprobadas o rechazadas las reformas propuestas, la
Asamblea Nacional, en funciones de Asamblea Revisora, procede ella misma a proclamar la
reforma y a publicar en un texto íntegro la Constitución con las modificaciones incluidas
La Constituyente.
Es el sistema mediante el cual una asamblea constituyente es elegida por voto directo de los
ciudadanos, y una vez realizada la modificación a la Constitución, desaparece
automáticamente.
El quórum
Las reformas de la Constitución sólo se podrán hacer en la forma en que ella misma lo indica,
y no puede jamás ser suspendida, ni anulada por ningún poder, ni autoridad, ni tampoco por
aclamaciones populares, según lo dispuesto por el artículo 120 de la Constitución.
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CONCLUSIÓN
La constitución establece que toda sentencia puede ser recurrida de conformidad con la ley, o
bien, en doble grado de jurisdicción. Analizando la aplicabilidad de la revisión constitucional
a aquellas decisiones que han adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada,
podemos inferir que este recurso no se incluye en el escalafón jurisdiccional.
Por lo tanto, definir este recurso como un “próximo grado de jurisdicción” no hace más que
desvirtuar la naturaleza del mismo, creado por el legislador a los fines de lograr la tan preciada
“supremacía constitucional”, en que la aplicación acertada de este recurso constituye un reto
para la reforma constitucionalista germinante.
Una de las competencias que tiene el Tribunal Constitucional en virtud de la Ley 137-11, es la
de conocer de los recursos de revisión constitucional de las decisiones jurisdiccionales que
hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, con posterioridad al 26 de
enero de 2010, fecha en que se promulgó la Constitución reformada.
Una de las competencias que tiene el Tribunal Constitucional en virtud de la Ley 137-11, es la
de conocer de los recursos de revisión constitucional de las decisiones jurisdiccionales que
hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, con posterioridad al 26 de
enero de 2010, fecha en que se promulgó la Constitución reformada.
El hecho es que esta investigación ha sido motivada porque el Tribunal ha resaltado que las
decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar derechos humanos deben estar
debidamente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias. En este sentido,
la argumentación de un fallo debe mostrar que han sido debidamente tomados en cuenta los
alegatos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido analizado. Asimismo, la motivación
demuestra a las partes que éstas han sido oídas y, en aquellos casos en que las decisiones son
recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen
de la cuestión ante las instancias superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las
“debidas garantías”, para salvaguardar el derecho a un debido proceso”.
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BIBLIOGRAFÍA
La Ley No. 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios. Gaceta Oficial no. 10426, del
20 de julio del 2007 y demás leyes complementarias que regulan la autonomía.
Jorge Prats, Eduardo. Derecho Constitucional, Vol. II. 2.a ed. Santo Domingo: Editorial
IUSNOVUM: 2012. ISBN: 978-9945-8648-5-4.