Analisis - Maura Torres

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO

Primada de América / Fundada 28 Octubre 1538

UASD

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas


Escuela de Ciencias Políticas

EL PODER CONSTITUCIÓN Y LA
REFORMA CONSTITUCIONAL

SUSTENTANTE:
Maura Torres  

PROFESOR:
Dr. Andry Matilla

SANTO DOMINGO DE GUZMÁN, DN.


REPÚBLICA DOMINICANA
NOVIEMBRE, 2021
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................1

DESARROLLO: TEORÍAS SOBRE EL PODER CONSTITUYENTE:

Locke, Sieyes y Schmitt...............................................................................................................2


El titular del poder constituyente.................................................................................................4
El procedimiento constituyente...................................................................................................4
La distinción entre poder constituyente y poder de reforma.......................................................5
Límites del poder constituyente...................................................................................................6
Límites del Poder Constituyente Derivado..................................................................................8
El concepto de reforma constitucional.......................................................................................10
El procedimiento de reforma constitucional:.............................................................................10

CONCLUSIÓN........................................................................................................................13
BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................................15
1

INTRODUCCIÓN

El recurso de revisión constitucional de decisiones jurisdiccionales consiste en la potestad del


Tribunal Constitucional para examinar las sentencias de los órganos del Poder Judicial que
sean definitivas o firmes. Este recurso está contenido en el artículo 277 de la Constitución del
año 2010 y los artículos 53 y 54 de la Ley núm. 137-11, Orgánica del Tribunal Constitucional
y los Procedimientos Constitucionales. (Milton, 2021).

El sistema judicial dominicano experimenta una transformación importante propiciada, entre


otros factores, por el auge del derecho constitucional, acentuado en la protección a los
derechos fundamentales de los ciudadanos y ciudadanas del Estado Social y Democrático de
Derecho. En la esfera del nuevo constitucionalismo aparecen en escena nuevas figuras,  entre
estas la revisión constitucional de decisiones jurisdiccionales.

Para muchos juristas esta figura jurídica está inspirada en la figura del derecho anglosajón
denominada como el “Judicial Review”, pero con la particularidad de que su objeto va
inclinado a la interpretación sobre la utilización efectiva de la norma constitucional frente a las
decisiones emanadas por un Poder Judicial con total independencia.

Partiendo de las disposiciones establecidas en la Ley No. 137-11, Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional y de los procedimientos constitucionales, este recurso es aplicable a aquella
decisiones que hayan adquirido la autoridad de la cosas irrevocablemente juzgada, con
posterioridad al 26 de enero de 2010. Es criterio del Tribunal Constitucional que este recurso
es de carácter excepcional y subsidiario, elaborado por el legislador con altos niveles de
rigurosidad, de manera que este no se constituya como un recurso más del procedimiento
ordinario, y que dicho tribunal no sea considerado como “otro grado de jurisdicción” (Tribunal
Constitucional de la República Dominicana, Sentencia TC-0130-13).
2

DESARROLLO: TEORÍAS SOBRE EL PODER CONSTITUYENTE:

Locke, Sieyes y Schmitt.

El Poder Constituyente visto como la supremacía compuesta del pueblo, es decir, como la
facultad inherente al pueblo de crear y hacer,  por medio de un acto constituyente, una
constitución, hoy por hoy, parecería no requerir de medios probatorios. No obstante, existen
antecedentes dentro de la construcción teórica que reflejan claras distinciones entre el poder
constituyente que hace las leyes fundamentales y un poder legislativo que hace las leyes
ordinarias.

Por un lado, Locke comparte la distinción entre el poder constituyente del pueblo en cuanto a
su capacidad de lograr una nueva forma de gobierno, y el poder originario del gobierno y del
legislativo en cuanto a su facultad de aprobar y aplicar las leyes. Asimismo, Este establece
al  “Supreme Poder o Poder Supremo”,  que asocia al derecho de resistencia del cuerpo del
pueblo, reclamado por el radicalismo ante la oposición de algunos que tratan de forma
despectiva al pueblo, llamándoles multitud y personas sin propiedad. Ante esto, Locke
comienza a elaborar su plataforma teórica en base a los siguientes planteamientos: a) el estado
de naturaleza es de carácter social; b) en el estado de naturaleza los individuos tienen una
esfera de derechos naturales antecedentes o preexistentes a la formación de cualquier
gobierno; c) el poder supremo es conferido a la sociedad y no a cualquier soberano; d) el
contrato social a través del cual el pueblo consiente el poder supremo del legislador no le
confiere a este un poder general sino un poder  limitado y especifico y, sobre todo, no
arbitrario; e) solo el cuerpo político reunido en el pueblo tiene autoridad política para
establecer la constitución política de la sociedad.

El poder constituyente (concepto propuesto por Emmanuel Joseph Sieyès, 1748-1836) es la


voluntad política que determina la existencia de la unidad política. A este respecto, el poder
constituyente define los procedimientos de su propia expresión, la forma que toma la autoridad
política y la estructura jurídica (sobre este punto regresaremos más adelante). En
consecuencia, él es el fundamento de toda autoridad gubernamental. El poder constituyente
3

tiene la facultad de transformar todo el orden social y político, y esto, sin necesariamente
cambiar su propia naturaleza.

El poder constituyente al manifestarse en la fundación y transformación de la democracia no


se muestra como un elemento de su desenvolvimiento y se restringe a una de las identidades
que ya hemos mencionado: el pueblo y su representación (como asamblea constituyente, como
parlamento), sujeto y objeto de la autoridad estatal (el Estado durante una situación
excepcional).

En síntesis, el poder constituyente —del pueblo— es la fuerza creativa de la democracia, a la


cual él puede formar y transformar sin límite. Enunciado en la Constitución, el poder
constituyente existe solamente en tanto que voluntad de acción política de un pueblo

La teoría de Schmitt ha sido controvertida y debatida en múltiples ocasiones. Discusiones


donde se ha destacado la critica al liberalismo como uno de los puntos más azarosos. En estos
debates se mencionan comúnmente la soberanía, el papel de la ley y la norma en la actividad
política. Sin embargo, el concepto de poder constituyente, fundamental para la comprensión y
crítica de su obra, ha sido tratado, muchas veces, negligentemente, reducido al problema de la
representación, o es escasamente mencionado por algunos de sus intérpretes.

El poder constituyente revela toda su fuerza y su capacidad de configurar el orden social


cuando crea la Constitución. Con este acto, el acto constituyente, la unidad política adquiere
una forma particular. Como tal, el poder constituyente es previo a todo pacto social o
Constitución. Así, pues, según Schmitt, la modificación o la desaparición de la Constitución y
de las leyes constitucionales no alteran el poder constituyente.

Según Carl Schmitt, la Constitución nace de un acto del poder constituyente, que "determina
en una decisión única la globalidad de la unidad política, desde el punto de vista de su forma
particular de existencia." De esta forma, el surgimiento de una nueva Constitución representa
siempre una solución a la situación excepcional, ya que ella instaura una nueva disposición de
la estructura social en todos sus aspectos, sea en cuanto a su alcance, sea en cuanto a su forma
y sus fines. Pero, aquello que hace realmente la constitución, es establecer los contornos del
Estado.
4

El titular del poder constituyente.

El titular del poder constituyente es el pueblo. Hoy es el entendimiento más difundido. Pero en
Sieyès, el titular es la nación. El concepto de nación es problemático.
Nación, en sentido estricto, tiene dos acepciones: la nación política, en el ámbito jurídico-
político, es el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado; la
nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede
definir a grandes rasgos como una comunidad humana con ciertas características culturales
comunes a las que dota de un sentido ético-político. En sentido lato nación se emplea con
variados significados: Estado, país, territorio o habitantes de ellos, etnia y otros.
El titular del poder constituyente sólo puede ser el pueblo y que el pueblo, en la actualidad, se
entiende como una entidad pluralista, formada por individuos, asociaciones, grupos, iglesias,
comunidades, personalidades, instituciones, articuladores de intereses, ideas, creencias y
valores plurales, convergentes y conflictivos.

El procedimiento constituyente.

Como hemos señalado anteriormente, en la República Dominicana la reforma constitucional


está sujeta al cumplimiento de un procedimiento especial descrito en el Título XIV de la CRD,
el cual guarda un sustancial parecido con el establecido por el texto del artículo 8 de la “ley
constitucional” francesa de 1875. En razón de esto, los análisis que hiciera Carré de Malberg
sobre el procedimiento francés son importantes para comprender el dominicano, siempre que
se tenga en cuenta que mientras en Francia predomina la teoría de la soberanía nacional, la
CRD establece una síntesis de las teorías sobre las soberanías popular

Los procedimientos formales establecen la forma, el lugar, el tiempo y los sujetos de su


expresión. Así, toda expresión del poder constituyente como fuerza radical, con la capacidad
de transformar la unidad política, es anulada. En consecuencia, cuando la acción del Estado, y
de cualquiera de sus poderes, se somete a la ley y a sus procedimientos, el resultado es la
anulación del Estado y de la democracia. A pesar de esta crítica Schmitt admite parcialmente
que la forma de expresión del poder constituyente en la democracia es el plebiscito (por el
principio de la unidad del pueblo (cfr. III.). Sin embargo, constata que las preguntas
formuladas en un plebiscito pueden ser solamente respondidas con un sí o un no, que los
5

ciudadanos en general dejan las decisiones políticas a otros y estos emiten respuestas que
implican un mínimo de decisión. En una frase, el plebiscito es un procedimiento que no
desarrolla verdaderamente la democracia. En síntesis, si el Estado es sometido a una serie de
procedimientos legales, perdiendo de este modo su potencia para afrontar las situaciones
urgentes y caóticas. Igualmente, desaparece su capacidad de impedir que aquellas situaciones
se conviertan en excepcionales, o aún su capacidad de responder rápidamente a las exigencias
normales del ejercicio del poder político. En otros términos, la acción política del Estado ha
sido totalmente anulada y vaciada de todo contenido político. El Estado legislador
parlamentario, que constituía supuestamente un elemento esencial de la democracia, se
convierte en un medio para destruirla.

La distinción entre poder constituyente y poder de reforma.

La distinción que históricamente se ha hecho entre poder constituyente y poder de reforma


sigue vigente, en el sentido de que aquel es el poder que siempre tiene un pueblo en
democracia de darse libremente una Constitución sin necesidad someterse a los límites
jurídicos formales o materiales que establece la Constitución vigente al momento en que entra
en acción, mientras que el poder de reforma es aquel que se regula en la Constitución con el
único fin de introducir reformas en la Constitución vigente, pero sin rebasar las limitaciones
formales y materiales que jurídicamente se le imponen. No obstante la vigencia de esta
distinción, es necesario recordar que si bien el poder constituyente del pueblo es una expresión
de la soberanía popular, no quiere decir que es omnipotente o que no está sometido a las
presiones provenientes del ordenamiento jurídico internacional que vincula al Estado, además
de ello, su actuación en democracia está llamada a ser fruto del mayor consenso posible y
siempre debe garantizar los derechos fundamentales del ser humano.

En lo que respecta a la denominada reforma total de la Constitución, si bien no existe hasta el


momento una definición que genere consenso entre los especialistas, puede ser entendida
como aquella que abre la posibilidad formal a una revisión general del texto constitucional,
salvaguardando los límites jurídicos que tiene toda reforma constitucional. En nuestra opinión,
una reforma puede ser total desde el punto de vista formal si se quiere, pero necesariamente
debe ser parcial desde el punto de vista material, es decir, no puede disponer libremente de
6

todos los contenidos de la Constitución. Por otro lado, la reforma parcial vendría a ser aquella
mediante la cual se procede a revisar aspectos puntuales de la Constitución y no la generalidad
de la misma, enfrentándose a las mismas barreras procedimentales y materiales que tiene la
reforma total en principio.

Límites del poder constituyente.

El poder constituyente originario a pesar de encontrarse libre de reglas jurídicas preexistentes


y, a priori, parece un poder ilimitado, tiene en la actualidad distintos tipos de restricciones que
no permiten un desarrollo descontrolado que pueda afectar los derechos del pueblo, en
específico de las minorías.

Limitación Fáctica. En primer lugar tenemos la limitación fáctica, aquella que establece que se
encuentra “recortado y condicionado por las fuerzas políticas que operan en un país, los
lobbies y grupos de presión, los factores de poder, las posibilidades económicas, etcétera”
(Sagües, 2017). Es decir, como creación humana dotada de una aparente libertad negativa esta
se encuentra limitada por circunstancias de facto que hacen imposible alcanzar toda voluntad
del pueblo y que esta se vea limitada por distintas circunstancias sean económicas, políticas o
sociales.

Por eso, el poder constituyente originario siempre estará “condicionada por el proceso político
del momento en que es ejercido por el pueblo” (Quisbert, 2007), encontrándose este aparente
poder ilimitado y supremo con restricciones humanas que son imposibles de superar u obviar.

Limitación Normativa. Luego, encontramos la limitación normativa de los pactos o convenios


internacionales firmados por los Estados, puesto que mediante la teoría de la positivización de
los derechos - principalmente desarrollada luego de la Segunda Guerra Mundial- en la que los
“…Estados soberanos afirman empeñarse en respetar los derechos del hombre (universales)”
(Barberis, 2008), estos fueron declarados en los distintos instrumentos de protección de
derechos humanos.
Es así, que podemos mencionar el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de
los Tratados, que establece lo siguiente:
7

“El derecho interno y la observancia de los tratados. Una parte no podrá invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado. Esta
norma se entenderá sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 46”

Donde se evidencia que las disposiciones del ordenamiento jurídico de un Estado, entre las
cuales se encuentran los textos constitucionales, no pueden contravenir la convención
anteriormente señalada, por cuanto es de obligatorio cumplimiento para los Estados
signatarios de la misma.

De igual manera, los países latinoamericanos se encuentran sometidos al control de


convencionalidad desarrollado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de acuerdo
a lo dispuesto en su artículo 1 de la Convención Interamericana de Derechos Humanos (Pacto
de San José) que establece lo siguiente:

“Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social”

Esta limitación manifiestamente prohíbe al poder constituyente originario, realizando un


ejercicio posfundacional, de irrespetar los convenios internacionales1 por decisión propia por
cuanto se encuentra sometida normativamente a estos pactos.

Limitación de Derecho Natural. Por último, tenemos la limitación de derecho natural, debido a
que se encuentran preceptos o reglas jurídicas propias del iusnaturalismo. Estos que permiten
un respeto irrestricto a la vida o procurar la justicia, que siempre serán condicionantes para el
poder constituyente originario.

Es decir, la fundamentación iusnaturalista de los derechos, “poseen una irrenunciable


dimensión prescriptiva o deontológicas […] constituyen categorías que no pueden
desvincularse de los ordenamientos jurídicos” (Pérez Luño, 1993). No se pueden desconocer
8

los derechos naturales de las personas, que deberán ser respetadas por el poder constituyente
originario.
Límites del Poder Constituyente Derivado

La cuestión de los límites al poder de reforma constitucional siempre ha dado lugar a intensos
debates en la doctrina iuspublicista. Más aún en el caso de los llamados límites intangibles,
esto es, las cláusulas contenidas en la Constitución (cláusulas pétreas) que comportan una
restricción expresa e insuperable al poder de reforma (tratándose este último de un poder
constituido y, por ende, esencialmente limitado). En la tipología de estos límites, los límites
intangibles se enmarcan en los denominados límites expresos (o explícitos), por cuanto se
encuentran “expresamente formulados en el texto constitucional” (De Vega, Pedro. La
Reforma Constitucional y la problemática del Poder Constituyente). Estas disposiciones
intangibles, en palabras de Loewenstein, tienen como fin “librar radicalmente de cualquier
modificación a determinadas normas constitucionales” (Loewenstein, Karl. Teoría de la
Constitución, p. 189).

Es quizás Loewenstein quien con más precisión —por su actualidad frente a los abusivos
poderes de reforma— aborda esta problemática (no descarto por completo, por supuesto, el
estudio de su antípoda, Carl Schmitt, en 1927). En su Teoría de la Constitución, en la edición
en castellano de Alfredo Gallego Anabitarte (1965), en la que se incluye la sección “Sobre la
esencia, técnica y límites de la reforma constitucional” (conferencia dada ante la “Sociedad
Jurídica de Berlín” en fecha 30 de junio de 1960), Loewenstein hace referencia, por un lado, a
lo que llama “intangibilidad articulada” y, por el otro, a las garantías sobre “determinados
valores fundamentales” de la Constitución “que no deben estar necesariamente expresados en
disposiciones o en instituciones concretas, sino que rigen como implícitos, inmanentes
inherentes a la Constitución” (Ibid., p. 189). “En el primer caso —dice—, determinadas
normas constitucionales se sustraen a cualquier enmienda por medio de una prohibición
jurídico-constitucional, y, en el segundo caso, la prohibición de reforma se produce a partir
del espírituotelos de la Constitución, sin una proclamación expresa en una proposición
jurídico-constitucional” (Ibidem).
9

En dicha obra, Loewenstein plantea —destacándose lo expuesto sobre el mandato presidencial


y la reelección— lo que él mismo afirma es un intento de construcción de una “tipología de las
disposiciones articuladas de intangibilidad (…) de la siguiente manera: 1. La protección de la
forma republicana de gobierno frente a la restauración monárquica (…) 2. La prohibición que
se encuentra no pocas veces en Iberoamérica de reelegir al presidente tras uno o también tras
dos períodos de mandato en el cargo presidencial; con ello se deberá evitar que el presidente,
disponiendo sobre el aparato del poder estatal, se enraíce en el poder y se convierta en
dictador (énfasis del autor) 3. La prohibición de modificar la forma democrática de gobierno
(…)” (Ibid., 189-190).

En el contexto actual, la importancia de los abordajes de Loewenstein radica en que ya en esa


época (1960) advertía del constitucionalismo abusivo que Landau señalara recientemente
(2013). Notoria es su expresión de que estos límites intangibles “pueden suponer en tiempos
normales una luz roja útil frente a mayorías parlamentarias deseosas de enmiendas
constitucionales (…) pero con ello en absoluto se puede decir que dichos preceptos se hallen
inmunizados contra toda revisión” (Ibid., p. 192). Incluso llega a reivindicar tácitamente a
Ferdinand Lasalle, con su tan citada conferencia que diera en Berlín en 1863, intitulada “¿Qué
es una Constitución?”, cuando expresa que estas cláusulas constitucionales “en épocas de
crisis son tan solo pedazos de papel barridos por el viento de la realidad política.” Y ofrece un
ejemplo de cómo pueden ser burlados estos límites; un ejemplo que, por su incuestionable
actualidad, resulta obligado subrayar: “Cuando en Iberoamérica un presidente se quiere hacer
dictador, anula simplemente, por un golpe de Estado, la constitución que le prohíbe la
reelección y se prescribe una nueva que le transmite “legalmente” el poder ilimitado”
(Ibidem).

La doctrina dominicana resalta especialmente la “luz roja” y los peligros a los que hacía
referencia Loewenstein en su obra. En su Derecho Constitucional—al menos en su 3ra.
edición de 2010—, Jorge Prats así lo sostiene, al ponderar enjundiosamente la cláusula pétrea
o de intangibilidad plasmada en el artículo 268 de la Constitución, misma que prohíbe
cualquier reforma que verse sobre su forma de gobierno, la cual “deberá ser siempre civil,
republicano, democrático y representativo”. Son éstos, pues, los principios inspiradores de una
“comunidad política organizada y, por ende, del propio texto constitucional” (Núñez Rivero,
10

Cayetano. La reforma de la Constitución. En Comentarios a la Constitución de la República


Dominicana, 2012, p. 1427). Principios que no solamente se encuentran plasmados en el
citado artículo 268 de la Constitución: también en su Preámbulo, en cuyo contenido, a decir
del inmenso García de Enterría, se vislumbran las decisiones estructurales y básicas de la
ordenación político-constitucional (la “decisión constituyente básica”), o las ideas fuerza que
definen el sistema político (González Trevijano).   

He aquí —en los límites intangibles o clausulas pétreas— donde, en principio, habrán de
encontrarse las respuestas a las interrogantes que se plantearon en la pasada entrega, a
propósito de la posibilidad de que un presidente pueda, luego de dos mandatos consecutivos,
continuar en el poder tan campante como Johnny Walker. Y es que algún significado habrá de
tener una cláusula —la consagrada en el referido artículo 268— cuya relevancia, en términos
de garantizar la “decisión constituyente básica” (García de Enterría), que no es otra que la de
fundar una forma de gobierno republicana y democrática, será capital para que esa misma
forma de gobierno permanezca imperturbable en su esencia, más allá de los designios y
prácticas malsanas de un sistema político con preocupantes signos de degradación ética. Un
excelente ejemplo de todo lo anterior puede verse en la sentencia C-141-2010 de la Corte
Constitucional de Colombia, la cual se erigió en un valladar insalvable en la ruta hacia un
tercer mandato consecutivo de un presidente con elevadísimos índices de popularidad en aquel
país: Álvaro Uribe. Pero eso será material de una tercera y última entrega.

El concepto de reforma constitucional.

Se refiere a la actividad normativa que contempla modificar parcial o totalmente una Constitución por
medio de órganos especiales y procedimientos definidos en la Ley. Para algunos autores la
función reformativa de la Constitución debe estar enfocada a subsanar posibles lagunas y
yerros técnicos o políticos en los que pudieron haber incurrido los constituyentes durante su
redacción, así como posibilitar la solución de problemas que afecten a la ciudadanía y/o
subsanen una necesidad pública.

El procedimiento de reforma constitucional:

Iniciativa para introducir el proyecto de ley; quorum requerido para deliberar y


aprobar válidamente la reforma Limites y control de la reforma.
11

El procedimiento de reforma constitucional consagrado en nuestra Carta Magna está


articulado en una serie de fases: Procedimiento de formación de la ley de Revisión
Constitucional; Deliberación y aprobación por la Asamblea Nacional
La Constitución no puede ser reformada si no es con el acuerdo del Congreso Nacional. Este
acuerdo se expresa por medio de una Ley de Revisión Constitucional que declara la necesidad
de modificarla, determinando los artículos objeto de las reformas y los motivos que la
justifican.

La iniciativa para proponer una ley de revisión constitucional está restringida al Poder
Ejecutivo y a la tercera parte de los miembros de la Cámara de Diputados o del Senado.

Para la aprobación de esta ley no se requiere una mayoría especial, sino la misma que se sigue
para las demás leyes; la promulgación la realiza el Presidente de la República, quien no podrá
objetar la revisión. Una vez promulgada, la ley es publicada en los plazos establecidos por la
Constitución.

La ley de Revisión Constitucional, tiene un carácter sui generis, por tres motivos: No
constituye una decisión definitiva, no puede ser objetada por el Poder Ejecutivo; y una vez
aprobada, la Asamblea deberá reunirse dentro de los quince días a contar de la fecha de la
publicación de la ley.

La Asamblea Nacional

El artículo 118 de la Constitución dispone que la Asamblea Nacional se reunirá para resolver
acerca de las reformas propuestas dentro de los quince días siguientes a la publicación de la
ley, como expresáramos precedentemente.

En nuestro país, no se encuentra en ningún texto el procedimiento de la deliberación sobre las


modificaciones constitucionales propuestas por la ley, por tal motivo, la Asamblea Nacional se
rige por normas de tipo consuetudinario aceptadas como imperativas en nuestro Derecho
Constitucional.
12

En primer lugar, la Asamblea Nacional procede a designar una comisión ad-hoc compuesta
por miembros con formación jurídica para estudiar preliminarmente las reformas propuestas y
producir un informe que es dirigido al plenario;

Una vez hecho, la Asamblea Nacional se aboca a la deliberación de las reformas, adoptando,
para sus trabajos, el Reglamento Interior de la Cámara de Diputados, por ser ésta la Cámara
legislativa más numerosa, por lo cual las normas de orden parlamentario contemplado son más
adecuadas.

Una vez concluida las discusiones ya aprobadas o rechazadas las reformas propuestas, la
Asamblea Nacional, en funciones de Asamblea Revisora, procede ella misma a proclamar la
reforma y a publicar en un texto íntegro la Constitución con las modificaciones incluidas

La Constituyente.

Es el sistema mediante el cual una asamblea constituyente es elegida por voto directo de los
ciudadanos, y una vez realizada la modificación a la Constitución, desaparece
automáticamente.

En la mayoría de los casos la constituyente es elegida cuando surge o nace la Constitución de


un país, ya que luego o generalmente sucede así, la Constitución naciente dispone la fórmula
para la modificación de la misma. 

El quórum

Para que pueda sesionar válidamente se requiere un quórum de la mitad más uno de los


miembros de cada Cámara. Para poder deliberar se exige una mayoría calificada de las dos
terceras partes de los presentes. Las reformas son sometidas a una doble discusión, artículo por
artículo, y a hasta donde posible frase por frase.

Aspectos que no pueden reformarse.


13

En virtud de lo dispuesto por el artículo 119 de la Constitución de la Nación: “Ninguna


reforma podrá versar sobre la forma de gobierno, que deberá ser siempre civil, republicano,
democrático y representativo”.

Se trata de un límite explicito y expresado de reforma constitucional.

Las reformas de la Constitución sólo se podrán hacer en la forma en que ella misma lo indica,
y no puede jamás ser suspendida, ni anulada por ningún poder, ni autoridad, ni tampoco por
aclamaciones populares, según lo dispuesto por el artículo 120 de la Constitución.
14

CONCLUSIÓN

La constitución establece que toda sentencia puede ser recurrida de conformidad con la ley, o
bien, en doble grado de jurisdicción. Analizando la aplicabilidad de la revisión constitucional
a aquellas decisiones que han adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada,
podemos inferir que este recurso no se incluye en el escalafón jurisdiccional.

La revisión constitucional de decisiones jurisdiccionales existe por el ideal de la protección al


bloque de constitucionalidad y al principio de seguridad jurídica, sustentado en la
interpretación que hacen los jueces de la Constitución, en una incansable búsqueda por
construir una jurisprudencia constitucional constante.

Por lo tanto, definir este recurso como un “próximo grado de jurisdicción” no hace más que
desvirtuar la naturaleza del mismo, creado por el legislador a los fines de lograr la tan preciada
“supremacía constitucional”, en que la aplicación acertada de este recurso constituye un reto
para la reforma constitucionalista germinante.

Una de las competencias que tiene el Tribunal Constitucional en virtud de la Ley 137-11, es la
de conocer de los recursos de revisión constitucional de las decisiones jurisdiccionales que
hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, con posterioridad al 26 de
enero de 2010, fecha en que se promulgó la Constitución reformada.

Una de las competencias que tiene el Tribunal Constitucional en virtud de la Ley 137-11, es la
de conocer de los recursos de revisión constitucional de las decisiones jurisdiccionales que
hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, con posterioridad al 26 de
enero de 2010, fecha en que se promulgó la Constitución reformada.

La revisión constitucional decisión jurisdiccional: el plazo para su presentación es de 30 días.


La misma se da si la parte toma conocimiento de la decisión interpone el recurso el plazo
comenzará a computarse a partir de este momento, aunque la sentencia no haya sido
notificada, pero si la revisión constitucional de decisión jurisdiccional: extemporáneo. 
15

El hecho es que esta investigación ha sido motivada porque el Tribunal ha resaltado que las
decisiones que adopten los órganos internos que puedan afectar derechos humanos deben estar
debidamente fundamentadas, pues de lo contrario serían decisiones arbitrarias. En este sentido,
la argumentación de un fallo debe mostrar que han sido debidamente tomados en cuenta los
alegatos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido analizado. Asimismo, la motivación
demuestra a las partes que éstas han sido oídas y, en aquellos casos en que las decisiones son
recurribles, les proporciona la posibilidad de criticar la resolución y lograr un nuevo examen
de la cuestión ante las instancias superiores. Por todo ello, el deber de motivación es una de las
“debidas garantías”, para salvaguardar el derecho a un debido proceso”.
16

BIBLIOGRAFÍA

Constitución Política de la República Dominicana. Proclamada el 26 de enero 2010, año


166° de la Independencia y 146 de la Restauración. Gaceta Oficial No. 10561, del 26 de
enero de 2010.

La Ley No. 176-07 del Distrito Nacional y los Municipios. Gaceta Oficial no. 10426, del
20 de julio del 2007 y demás leyes complementarias que regulan la autonomía.

Jorge Prats, Eduardo. Derecho Constitucional, Vol. II. 2.a ed. Santo Domingo: Editorial
IUSNOVUM: 2012. ISBN: 978-9945-8648-5-4.

Ley Núm. 137-11 Orgánica del Tribunal Constitucional y de los procedimientos


constitucionales. Promulgada 13 de junio 2011. Publicada en Gaceta Oficial Núm. 10622
del 15 de junio 2011

Tribunal Constitucional de la República Dominicana, sentencia TC/0067/13 del ocho (8)


de abril de dos mil trece (2013).

Tribunal Constitucional de la República Dominicana, sentencia TC/0152/13 del doce (12)


de septiembre de dos mil trece (2013).

Tribunal Constitucional de la República Dominicana, sentencia TC/0418/15 del


veintinueve (29) de octubre de dos mil quince (2015).

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