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¿Qué es el Ius Naturalismo?

El iusnaturalismo es un término que se compone de diversas teorías jurídicas, y de los


conceptos de ética y moral que se relacionan con la noción de derecho natural y derecho
universal. La palabra iusnaturalismo deriva del latín ius-, que significa “derecho”,
naturalis, que se refiere a “naturaleza”, y del sufijo -ismo, que significa “doctrina”.

El iusnaturalismo es una corriente filosófica o de pensamiento desarrollada en el ámbito


del derecho como fundamento de los derechos humanos. Para el iusnaturalismo, el
origen de este tipo de derechos se halla en la propia naturaleza de las personas. De este
modo, el iusnaturalismo sostiene que el derecho natural es aquel que tienen los seres
humanos por el hecho de ser, justamente, seres humanos. Está vinculado, por lo tanto, a
la naturaleza de los individuos. Esto quiere decir que, para el iusnaturalismo, existen
derechos universales que son superiores, precedentes e independientes al derecho
consuetudinario, al derecho positivo y al derecho escrito. Esos derechos universales se
corresponden a leyes naturales.

Orígenes históricos del iusnaturalismo

La concepción iusnaturalista como teoría del derecho ha dominado el escenario jurídico


por un período incomparablemente mayor que su reciente opositor, el positivismo, ya
que quizás se pueda decir que nace junto con la propia concepción de derecho. Desde la
Grecia clásica - donde podemos encontrar un pensamiento coherente sobre el derecho y
recomendaciones sobre lo que debería contener el derecho con los estudios de
SÓFOCLES, PLATÓN y ARISTÓTELES - hasta la actualidad el pensamiento
iusnaturalista se hace presente en la doctrina jurídica. En razón de esto, resulta evidente
que su discurso no es – ni podría ser - unívoco, sufriendo a lo largo de los siglos una
serie de cambios en algunas de sus tesis principales. Entre las variaciones de la teoría
iusnaturalista la más importante se refiere al origen de la ley natural. La corriente más
antigua, dominada por el pensamiento tomista, propugna el origen de una
racionalización de la moral a través de lo divino, de la religión, en este caso la católica,
y en la filosofía se agrupa en una línea de pensamiento denominada escolástica. A esta
corriente que asociaba el origen de la ley natural a una voluntad divina se suele llamar
de iusnaturalismo teológico. Esta relación entre la ley natural y la voluntad divina se
puede atribuir en alguna forma a una desnecesaria vinculación entre la ética y la
religión, lo que resta claro en el pensamiento de CICERÓN, cuando define el derecho
natural como la razón correcta de acuerdo con la naturaleza, la cual es de aplicación
universal, inmutable y eterna. Esta ley natural no sería disponible a los hombres, que la
podrían conocer, pero jamás cambiarla. Una ley que vale para todos los hombres donde
quiera que estén y que tiene en Dios su único legislador y juez. Atentar contra esta ley
natural sería como atentar contra la propia naturaleza humana.

En este sentido, resulta de gran importancia en la teoría iusnaturalista la sistematización


de las diversas leyes de origen humano y metafísico formuladas por Santo Tomás de
AQUINO ya desde el siglo XIII (Summa Theologiae), cuando ha definido diferentes
tipos de leyes: ley eterna, leyes divinas, ley natural y leyes humanas (positivas); siendo
las dos últimas las que interesan más específicamente a la ciencia del derecho. No
obstante, no se puede negar la gran influencia que ha ejercido la metafísica teológica en
el desarrollo de la doctrina del derecho natural, principalmente por inserir una idea de
ley superior que consiste en la principal característica del iusnaturalismo en nuestra
opinión. Esta superioridad de la ley natural - consecuencia natural de cualquier acto de
procedencia divina – permite defender una determinada ascendencia de determinados
contenidos materiales revelados a través de la tradición religiosa sobre los acuerdos que
posiblemente pudiese producir el hombre cuando se organizó en sociedad. Como
explica BOBBIO, el Derecho natural se coloca en una posición de superioridad frente al
derecho positivo porque es visto ya como “una norma fundada en la misma voluntad de
Dios y dada a conocer por ésta a la razón humana o, como dice San Pablo, como la ley
escrita por Dios en el corazón de los hombres.

Se considera que uno de los primeros en plantear el iusnaturalismo a su modo fue el


filósofo griego Platón y a él también le seguiría el otro gran filósofo Aristóteles. No
obstante, a lo largo de la historia han sido muchas las figuras que han apostado por
aquel. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, también a Zenón de Citio, Cicerón, Séneca,
Tomás de Aquino, Thomas Hobbes, John Locke, Jean-Jacques Rousseau o incluso
Immanuel Kant.

Por el contrario, entre quienes se han manifestado abiertamente en oposición a esa


corriente se encuentran otros personajes conocidos como Alf Ross, Karl Bath, Gustav
Radbruch o incluso Norberto Bobbio.
Asimismo, es necesario dejar patente que dentro del iusnaturalismo hay distintas
corrientes. Estas lo que vienen a dejar patente es la evolución y el desarrollo que aquel
ha tenido a lo largo de la historia así como a las diferentes aportaciones que han
realizado quienes le defienden.

Que apoya el iusnaturalismo

Esta doctrina apoya la idea de que existe una serie de derechos que son propios del ser
humano, sin distinción alguna, y que son anteriores a los derechos humanos y los
derechos naturales establecidos como parte de un orden social.

Estos derechos se relacionan con la ética y la moral, entendidas como aquellas normas
de buenas costumbres que todos conocemos y debemos cumplir.

Asimismo, el iusnaturalismo afirma que las leyes positivas, aquellas que rigen las
normas de un Estado, también están relacionadas con el derecho natural que, de una u
otra manera, busca imponer el orden de la existencia humana y la justicia de manera
coherente.

Es decir, el iusnaturalismo se rige por los principios que parten del carácter universal
que tienen los derechos universales, es racional y busca el bienestar general de la
sociedad. Contradecir estos derechos sería ilegal y una injusticia.

Entre sus principales representantes se pueden mencionar a los siguientes pensadores y


teóricos como:

Platón en el siglo IV a.C., Tomás de Aquino en la Edad Media, Hugo Grocio que
marcó la diferencia entre el iusnaturalismo clásico y el iusnaturalismo moderno,
Thomas Hobbes en el siglo XVII, entre otros.

Características del iusnaturalismo

1. Su objetivo es determinar las normas que pueden formar parte del derecho como
guía ética y moral.
2. Esta doctrina del derecho parte de la naturaleza del ser humano en sí mismo y de
su racionalidad.
3. Es inalienable, es decir, es superior y anterior a la creación del Estado.
4. Busca el bienestar común.
5. Es de carácter universal.
6. Es inherente al ser humano sin distinción alguna.
7. Por su naturaleza, estos principios no tienen que ser redactados ni plasmado en
un ordenamiento jurídico, como en el caso del derecho natural.

Funcionalidad del Iusnaturalismo

La doctrina del iusnaturalismo es la clave filosófica para entender el liberalismo político


y económico. Según esta doctrina el ser humano tiene unos derechos pre-estatales, es
decir, anteriores a la formación de cualquier comunidad política, los cuales deben ser
respetados por el Estado y no pueden ser violados. Es decir, los derechos inalienables y
subjetivos de cada ser humano son en ultimas los dispositivos que permiten la creación
del Estado, dado que es cada individuo el que decide racionalmente entregar a un
tercero regulador una fracción de su autonomía y soberanía para que este le asegure el
disfrute de sus otros derechos y además se abstenga de atacarlos arbitrariamente. Esta
doctrina nace como respuesta a los abusos de poder cometidos por el poder absolutista
frente a los súbditos.

Lo que une a los filósofos del derecho natural es que se plantean el mismo problema:
¿cuál es el origen de la sociedad? Y que lo resuelven de la misma manera: el estado
natural y el contrato social. La respuesta y la pregunta misma revelan de inmediato la
concepción para la cual la sociedad ya no constituye un orden natural creado por dios,
sino que configura un orden artificial, plasmado por los hombres. Lo que constituye
ahora el dato natural y primario es el individuo, que tiende a asociarse con sus
semejantes en tanto no puede dejar de vivir en sociedad. Esta idea esta presente en
Locke, Hobbes y Rousseau, pero cada autor hace énfasis en los aspectos que mas le
interesan para abordar la teoría de la creación del Estado. Según el pensamiento de
Locke y de sus seguidores, el Estado no existe para la salvación espiritual de los seres
humanos sino para servir a los ciudadanos y garantizar sus vidas, su libertad y sus
propiedades bajo una Constitución. Hobbes, por su parte, busca darle una solución
coherente y necesaria a la cuestión de la rectitud de la conducta humana y el orden
social para mantener el difícil equilibrio entre protección y obediencia

El Ius Naturalismo en el Ámbito Jurídico

En el ámbito netamente jurídico el iusnaturalismo como escuela filosófica y el derecho


natural como una forma de entender el fenómeno jurídico, “puede caracterizarse
diciendo que consiste en sostener conjuntamente estas dos tesis: a) Una tesis de la
filosofía ética que sostiene que hay principios morales y de justicia universalmente
válidos y asequibles a la razón humana. b) Una tesis acerca de la definición del
concepto de derecho según la cual un sistema normativo o una norma no pueden ser
calificados de “jurídicos” si contradicen aquellos principios morales o de justicia.” Esta
escuela establece que la validez de la norma se mide a través de su justicia o injusticia,
es decir, acepta deliberadamente que existe una estrecha relación entre derecho y moral.
Existen tres escuelas dentro del iusnaturalismo. El iusnaturalismo teológico, el
iusnaturalismo racionalista y el racionalismo historicista, propio de San Agustín y Santo
Tomas, defiende la tesis de que existen principios de justicia universales e inherentes al
ser humano, pero que solo pueden ser conocidos a través del culto a dios y su ofrenda
cotidiana Esta escuela plantea una estrecha relación entre derecho divino, moral y
justicia humana. El iusnaturalismo racionalista, defendido por Kant, Locke, etc.;
sostiene que existen principios morales básicos y universales del hombre, y que este
puede acceder a ellos por medio del cultivo de la razón y la indagación científica. Esta
escuela pone el énfasis en la relación estrecha que tiene la moral, la razón y la ciencia
como forma de dominar las leyes del mundo físico. Por último, el iusnaturalismo
historicista representado por Savigny, hace alusión a los principios básicos de justicia
que han subsistido a lo largo de la historia occidental, como resultado de la dinámica
histórica y del incuestionable asenso hacia el progreso de la humanidad.

Nuevas formas de iusnaturalismo han aparecido como reacción al profundo positivismo


jurídico del estado liberal moderno del siglo XIX. Algunos autores rastrean rasgos
iusnaturalistas en los Estados constitucionales de la posguerra. Se puede decir que las
corrientes doctrinales que nutrieron, y aun nutren, el Estado Constitucional son una
especie de positivismo estatalista, mezclado con un iusnaturalismo ilustrado y
actualizado a las condiciones de las sociedades post-capitalistas centrales. Como
podemos ver, la tradición del iusnaturalismo y el derecho natural han nutrido
enormemente las diferentes formas de entender y criticar el poder político y han
fortalecido los argumentos a favor del Estado de derecho como asegurador de ciertos
derechos pre-estatales.

Organización normativa iusnaturalista

Sin ninguna pretensión de entrar de forma más intensa en la teoría de la norma jurídica,
entendemos conveniente hacer algunas consideraciones acerca de la estructura
normativa iusnaturalista en razón de la relevancia que la materia asume actualmente,
principalmente ante la abstracción propia de los principios. Este redescubrimiento de la
doctrina iusnaturalista también es consecuencia de toda una teoría de la norma en el
período del Estado decimonónico en el cual las normas jurídicas deberían presentar una
estructura estándar, con supuesto de hecho y solución preconcebida. Lo demás, no tenía
valor de norma. A partir de una cierta revolución en el sistema jurídico y de la
consideración de la fuerza vinculante de la constitución, los principios pasan a ser leídos
como verdaderas normas jurídicas – abiertas, abstractas y que demandan un proceso de
interpretación más complejo. La previsión de criterios materiales en las constituciones
dotados de fuerza normativa e, por consecuencia, vinculantes de todo el resto del
ordenamiento jurídico, principalmente las leyes, presenta – aunque con diferencias
considerables – una similitud con la estructura normativa del derecho natural
iusnaturalista, lo que provoca una consecuente relectura de la organización normativa
iusnaturalista, principalmente en relación a la estructura abstracta de las normas de
derecho natural y su concretización. En primer lugar, hay que destacar la admisibilidad
para los iusnaturalistas de la presencia de un derecho escrito, positivado, lo cual puede
conferir criterios más fácilmente comprensibles en orden a regular las relaciones
sociales. Así, resulta posible en una concepción iusnaturalista la constitución de un
sistema exhaustivo de reglas comprendiendo casi la totalidad de las conductas sociales.
Sin embargo, y, he aquí la gran particularidad del sistema iusnaturalista, estas reglas
estarían materialmente subordinadas a un criterio de justicia para las soluciones que
apuntasen. Desde el punto de vista del juez, lo único que haría falta en este caso. sería la
realización de este test de adecuación del derecho positivo (en general previsto en forma
de regla) al sistema de valores descubierto por la razón crítica. Por otro lado, la teoría
iusnaturalista, aunque acepte la presencia del derecho positivo, no lo tiene como
elemento indispensable para la existencia del derecho, pues las normas pueden ser
“descubiertas” en el derecho natural y, más importante, aplicadas directamente, tal
como se propone con las normas constitucionales por el neoconstitucionalismo. En este
caso de ausencia de normas positivadas corresponde al juzgador probar su pertenencia
al derecho natural, así como el carácter acertado de la solución establecida a la situación
concreta en relación a los postulados del derecho natural. La tarea de aplicación, en este
caso, es mucho más compleja, una vez que hay un gran margen de soluciones posibles a
una misma situación. Todo dependerá de la racionalización realizada por el magistrado,
que deberá “construir” una solución a partir del derecho natural. Sobre esta diferente
estructura normativa, resulta posible afirmar que es un procedimiento más complejo que
el propuesto por el iuspositivismo clásico en el sentido de que trae dos problemas no
existentes en este. El primero, la previsión abstracta de las normas superiores del
derecho natural, las cuales, además de pertenecer al sistema como revela el intérprete,
deben tener su contenido delimitado por la argumentación y, además, proporcionar la
única solución al caso – la justa. Por otro lado, este sistema dualista no se restringe
solamente en analizar determinada ley en el sentido formal de su producción jurídica, la
conformidad del acto con las normas de producción vigente, lo que FERNÁNDEZ-
GALIANO y CASTRO CID llaman legalidad; sino que incorporan otro análisis,
referente al contenido de este acto en relación con el derecho natural, llamado
legitimidad. Como se puede observar, la estructura normativa e la relación entre las
normas presentada en el modelo iusnaturalista se parece en algunos aspectos al sistema
actual de reglas y principios propuesta por el neoconstitucionalismo, por lo que se
explica la creciente relevancia que readquiere el pensamiento iusnaturalista en relación
a la estructura abierta de las normas jurídicas.

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