Caso Vélez Loor vs. Panamá
Caso Vélez Loor vs. Panamá
Caso Vélez Loor vs. Panamá
presentes, además,
de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante ―la Convención‖ o ―la Convención Americana‖) y con los artículos
30, 32, 38.6, 56.2, 58, 59 y 61 del Reglamento de la Corte 1 (en adelante ―el
Reglamento‖), dicta la presente Sentencia que se estructura en el siguiente orden:
1
Conforme a lo dispuesto en el artículo 79.1 del Reglamento de la Corte Interamericana que entró en
vigor el 1 de enero de 2010, ―[l]os casos contenciosos que ya se hubiesen sometido a la consideración de la
Corte antes del 1 de enero de 2010 se continuarán tramitando, hasta que se emita sentencia, conforme al
Reglamento anterior‖. De ese modo, el Reglamento de la Corte aplicado en el presente caso corresponde al
instrumento aprobado por el Tribunal en su XLIX Período Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al 25 de
noviembre de 2000, reformado parcialmente por la Corte en su LXXXII Período Ordinario de Sesiones,
celebrado del 19 al 31 de enero de 2009, y que estuvo en vigor desde el 24 de marzo de 2009 hasta el 1 de
enero de 2010.
2
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA Presentaro
n el caso a
1. El 8 de octubre de 2009 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (en la corte
adelante ―la Comisión‖ o ―la Comisión Interamericana‖) presentó, de conformidad con los
artículos 51 y 61 de la Convención, una demanda contra la República de Panamá (en
adelante ―el Estado‖ o ―Panamá‖) en relación con el caso 12.581, Jesús Tranquilino Vélez Víctima
Loor, originado mediante petición recibida en la Comisión el 10 de febrero de 2004 y
registrada bajo el No. P-92/04. El 17 de marzo de 2005 el señor José Villagrán se
constituyó como abogado del peticionario. El 21 de octubre de 2006 la Comisión declaró
admisible la petición mediante la adopción del Informe de Admisibilidad No. 95/06. El 25
de mayo de 2007 el señor Vélez Loor cambió su representación legal al Centro por la
Justicia y el Derecho Internacional (en adelante ―CEJIL‖). El 27 de marzo de 2009 la
Comisión aprobó el Informe de Fondo No. 37/092, en los términos del artículo 50 de la
Convención. El 8 de abril de 2009 se notificó al Estado el referido informe y se le
concedió un plazo de dos meses para que informara sobre las medidas adoptadas para
dar cumplimiento a las recomendaciones de la Comisión3. Después de considerar que
Panamá no había adoptado sus recomendaciones, la Comisión decidió someter el
presente caso a la jurisdicción de la Corte. La Comisión designó al señor Paolo Carozza,
entonces miembro de la Comisión, y a su Secretario Ejecutivo, Santiago A. Canton, como
delegados, y a las señoras Elizabeth Abi-Mershed, Secretaria Ejecutiva Adjunta, Silvia
Serrano Guzmán e Isabel Madariaga y al señor Mark Fleming, como asesores legales.
2
En ese informe, la Comisión concluyó que el Estado panameño era responsable de las violaciones de
los artículos 5 (derecho a la integridad personal), 7 (derecho a la libertad personal), 8 (garantías judiciales), 25
(derecho a la protección judicial), en conjunción con violaciones a los artículos 2 y 1.1 de la Convención
Americana y que el Estado violó los artículos 1, 6 y 8 de la Convención Interamericana para Prevenir y
Sancionar la Tortura por no investigar adecuadamente las alegaciones de tortura del señor Vélez Loor. La
Comisión, sin embargo, concluyó que los peticionarios no suministraron suficientes pruebas que corroborasen
una violación del artículo 21 de la Convención Americana. Por último, la Comisión sostuvo que ―no abord[ba] la
nueva alegación de los peticionarios en relación con la violación del artículo 9 de la Convención Americana, ya
que no [había sido] presentada en la etapa de admisibilidad y los peticionarios no proporciona[ro]n
fundamentos suficientes que corroboren una violación‖. (expediente de prueba, tomo I, apéndice 1 a la
demanda, folios 30 y 31)
3
En el mencionado informe, la Comisión recomendó al Estado panameño: reparar plenamente a la
víctima Jesús Vélez Loor, considerando tanto el aspecto moral como el aspecto material, por las violaciones de
los derechos humanos determinadas en este informe de fondo; implementar medidas para prevenir el trato
inhumano en los penales de La Joya-Joyita y La Palma y adecuar sus estándares en conformidad con los
estándares interamericanos; informar a la Comisión sobre la aplicación del Decreto Ley Nº 3, del 22 de febrero
de 2008, por el cual se elimina la pena de prisión por el ingreso ilegal reincidente a Panamá, y del artículo 66
del Decreto No. 3; implementar leyes que garanticen que los procedimientos de inmigración sean de
competencia de una autoridad jurídica, independiente e imparcial, e implementar las medidas necesarias para
garantizar que las denuncias de tortura del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor dentro de la jurisdicción del
Estado sean adecuadamente investigadas, de acuerdo a lo establecido en los artículos 1, 6 y 8 de la Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura.
5
4. El 9 de enero de 2010 las señoras Viviana Krsticevic, Alejandra Nuño, Gisela De Representa
ntes de la
León y Marcela Martino, de CEJIL, organización representante de la presunta víctima (en
víctima
adelante ―las representantes‖), presentaron ante la Corte su escrito de solicitudes,
argumentos y pruebas, en los términos del artículo 24 del Reglamento. Las
representantes sostuvieron que el Estado era responsable por la violación de los mismos
derechos alegados por la Comisión, aunque relacionadas con los artículos 24, 1.1 y 2 de
la Convención. Además, alegaron la violación del artículo 2 de la Convención contra la
Tortura. Finalmente, solicitaron a la Corte que ordenara al Estado que adoptase
determinadas medidas de reparación.
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
4
Mediante nota de 31 de mayo de 2010, la Secretaría hizo constar que el día 22 de abril de 2010 este
Tribunal tuvo problemas con la recepción de las comunicaciones remitidas vía electrónica, por lo que entiende
que el escrito enviado por el Estado el 23 de abril de 2010, sin sus anexos, fue presentado dentro del plazo
otorgado al efecto.
6
10. La audiencia pública fue celebrada los días 25 y 26 de agosto de 2010 en la sede
del Tribunal7.
III
EXCEPCIONES PRELIMINARES
5
Ver http://corteidh.or.cr/docs/asuntos/velez.pdf
6
Ver http://corteidh.or.cr/docs/asuntos/velez1.pdf
7
A esta audiencia comparecieron: a) por la Comisión Interamericana: las señoras María Silvia Guillén,
Comisionada, Delegada; Silvia Serrano y Karla Quintana, Asesoras; b) por las representantes: las señoras
Alejandra Nuño, Gisela De León, Marcela Martino y Adeline Neau, de CEJIL, y c) por la República de Panamá:
Iana Quadri de Ballard, Agente; Vladimir Franco Sousa, Agente Alterno; José Javier Mulino, Embajador de
Panamá en Costa Rica; Mariela Vega de Donoso, Directora de Derechos Humanos ; Sophia Lee, Abogada
Asistente; Yarissa Montenegro, Abogada de la Dirección de Asuntos Jurídicos y Tratados; Francisco Rodríguez
Robles, Abogado Asistente; María de Lourdes Cabeza, Asesora Legal de Migración, y Luz Divina Arredondo,
Representante de la Embajada de Panamá en Costa Rica. Asimismo, se recibieron la declaración del señor Jesús
Tranquilino Vélez Loor como presunta víctima, el testimonio de la señora María Cristina González Batista, y los
peritajes de la señora Gabriela Elena Rodríguez Pizarro y el señor Marcelo Flores Torrico.
8
Dicho escrito fue presentado el 29 de julio de 2010 y está firmado por Luis Andrés Fajardo Arturo,
Director de la Clínica de Interés Público de la Universidad Sergio Arboleda, y José María del Castillo Abella,
Decano de la Escuela de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda.
7
14. El Estado solicitó a este Tribunal que rechazara la demanda promovida por la
Comisión in limine litis, expresando los siguientes argumentos: el peticionario nunca
recurrió a los mecanismos disponibles dentro de la jurisdicción interna para reclamar sus
derechos de libertad personal, garantías judiciales y protección judicial; el peticionario no
agotó los recursos existentes en la jurisdicción interna para reclamar su derecho a que se
realizara una investigación respecto de los alegados actos de tortura cometidos en su
contra; la Comisión aplicó incorrectamente la excepción contenida en el artículo 46.2(b)
de la Convención; el Estado advirtió el incumplimiento del requisito de agotamiento de
los recursos de la jurisdicción interna desde sus primeras comunicaciones a la Comisión,
y la Comisión afectó el equilibrio procesal y el derecho a la defensa del Estado pues no le
indicó claramente el objetivo de la audiencia celebrada el 13 de marzo de 2006; algunos
de los motivos de hecho considerados en el informe de admisibilidad fueron aportados
por el peticionario sin ser transmitidos al Estado violando la oportunidad de
contradecirlos, y el párrafo 46 del informe de admisibilidad comporta una clara ―falta de
coincidencia entre los hechos descritos como sustento del informe y los que […] llevaron
a la Comisión a determinar el mérito de la aplicación de la excepción‖.
15. En particular, el Estado alegó que la falta de agotamiento de los recursos internos
se refiere a aquellos relacionados con: (a) la Resolución 7306, de 6 de diciembre de
2002, emitida por la Dirección Nacional de Migración y Naturalización del Ministerio de
Gobierno y Justicia de Panamá (en adelante ―Dirección Nacional de Migración‖), por la
cual se ordenó la aplicación de la sanción de detención a la presunta víctima, y (b) la
denuncia e investigación de los alegados actos de tortura cometidos en su contra. En
cuanto a la Resolución 7306, de 6 de diciembre de 2002, el Estado mencionó que los
recursos existentes en la legislación panameña, en la época de los hechos, para la
revisión de dicho acto administrativo, eran los recursos de Reconsideración y de
Apelación, el recurso de Revisión Administrativa, el recurso de Protección de los Derechos
Humanos, la acción de Amparo de Garantías Constitucionales y la acción de Hábeas
Corpus. En opinión del Estado, todos los recursos mencionados estaban en vigencia, eran
efectivos para el ejercicio del derecho de tutela judicial y estaban al alcance de ser
accionados por el peticionario. Respecto a los alegados actos de tortura, el Estado
sostuvo que el señor Vélez Loor no interpuso denuncia o queja al respecto, a pesar de
que habría tenido acceso a medios y oportunidades para hacerlo.
16. Asimismo, en cuanto al momento procesal oportuno, el Estado refirió que las
advertencias de incumplimiento del requisito de agotamiento de los recursos internos
fueron realizadas en las primeras etapas del procedimiento ante la Comisión y que dado
que ―nunca dejó de aducir la falta de agotamiento de los recursos de la jurisdicción
interna, […] no puede alegarse que exista una renuncia tácita al derecho que le asiste
para interponer […] esta excepción‖.
18. Por su parte, las representantes alegaron que ―[c]on excepción del recurso de
h[á]beas corpus, el Estado no alegó la existencia de [los] recursos [mencionados en la
contestación de la demanda] en la etapa de admisibilidad en el proceso ante la Comisión
Interamericana‖. Asimismo, sostuvieron ―respecto a los malos tratos y actos de tortura
de los que [supuestamente] fue víctima el señor Vélez, [que] el Estado no se refi[rió]
expresamente a cu[á]les recursos habrían sido idóneos y accesibles‖.
b) Determinación de la Corte
20. Constituye jurisprudencia reiterada de este Tribunal10 que una objeción al ejercicio
de la jurisdicción de la Corte basada en la supuesta falta de agotamiento de los recursos
internos debe ser presentada en el momento procesal oportuno, esto es, en la etapa de
admisibilidad del procedimiento ante la Comisión; de lo contrario, el Estado habrá
perdido la posibilidad de presentar esa defensa ante este Tribunal.
21. Del expediente ante este Tribunal surge que, durante el trámite de admisibilidad
ante la Comisión, el Estado no fue claro ni explícito en la invocación de la excepción de
falta de agotamiento de los recursos internos, pues no hizo referencia al listado detallado
9
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de
1987. Serie C No. 1, párr. 91; Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 46, y Caso Perozo y otros Vs. Venezuela.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C No. 195,
párr. 42.
10
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 9, párr. 88; Caso Usón Ramírez Vs. Venezuela. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C No. 207, párr. 19, y
Caso Dacosta Cadogan Vs. Barbados. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24
de septiembre de 2009. Serie C No. 204, párr. 18.
9
de recursos que mencionó por primera vez en la contestación de la demanda (supra párr.
15). Sobre este punto, el propio Estado aceptó que en su primera comunicación ante la
Comisión de 6 de marzo de 2006 solo invocó la norma del artículo 46.1 de la Convención
―sin una descripción exhaustiva de los recursos disponibles y no agotados en este caso
[en] particular‖. De igual forma, el Estado reconoció que ―[s]i bien, la información
proporcionada en [dicho escrito y en la audiencia de 13 de marzo de 2006 ante la
Comisión] no era una lista exhaustiva de los recursos disponibles en la época, [si] era en
efecto suficiente como para que la Comisión conociera de la existencia de recursos
judiciales no utilizados, ni agotados, por parte del peticionario‖.
22. En cuanto a los alegatos de presunta afectación al derecho de defensa del Estado,
la Corte ha afirmado que la Comisión Interamericana tiene autonomía e independencia
en el ejercicio de su mandato conforme a lo establecido por la Convención Americana 11 y,
particularmente, en el ejercicio de las funciones que le competen en el procedimiento
relativo al trámite de peticiones individuales dispuesto por los artículos 44 a 51 de la
Convención12. No obstante, dentro de las atribuciones de la Corte se encuentra la de
efectuar el control de legalidad de las actuaciones de la Comisión en lo referente al
trámite de asuntos que estén bajo el conocimiento de la propia Corte 13. Esto no supone
necesariamente revisar el procedimiento llevado a cabo ante la Comisión, salvo en caso
de que exista un error grave que vulnere el derecho de defensa de las partes14. Por
último, la parte que afirma que una actuación de la Comisión durante el procedimiento
ante la misma ha sido llevada de manera irregular afectando su derecho de defensa debe
demostrar efectivamente tal perjuicio15. Por ello, a este respecto, no resulta suficiente
una queja o discrepancia de criterios en relación a lo actuado por la Comisión
Interamericana16.
23. Sobre este aspecto, la Comisión argumentó que ―a pesar de que el Estado indic[ó]
no haber tenido conocimiento de la materia que se debatiría en la audiencia, en el
transcurso de la misma presentó argumentos respecto de la admisibilidad de la petición‖,
habiendo constituido dicha audiencia una oportunidad procesal adicional a las otorgadas
por la Comisión al Estado para presentar todos sus argumentos sobre admisibilidad. Por
su parte, las representantes no presentaron alegatos específicos al respecto.
11
Cfr. Control de Legalidad en el Ejercicio de las Atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (arts. 41 y 44 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-19/05
de 28 de noviembre de 2005. Serie A No. 19, Punto Resolutivo primero; Caso Manuel Cepeda Vargas Vs.
Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C
No. 213, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 35.
12
Cfr. Control de Legalidad en el Ejercicio de las Atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (arts. 41 y 44 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), supra nota 11, Punto
Resolutivo segundo; Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr.
35.
13
Cfr. Control de Legalidad en el Ejercicio de las Atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (arts. 41 y 44 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos), supra nota 11, Punto
Resolutivo tercero; Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr.
35.
14
Cfr. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) Vs. Perú. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2006. Serie C No. 158, párr. 66;
Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 35.
15
Cfr. Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros), supra nota 14, párr. 66; Caso
Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 36.
16
Cfr. Caso Castañeda Gutman Vs. Estados Unidos Mexicanos. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de agosto de 2008. Serie C No. 184, párr. 42; Caso Manuel Cepeda
Vargas, supra nota 11, párr. 31, y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 36.
10
25. De otra parte, tomando en cuenta las características del presente asunto y los
argumentos expuestos por las partes al respecto, este Tribunal considera que el análisis
preliminar de la disponibilidad y/o efectividad de la acción de hábeas corpus, de las
investigaciones de los supuestos hechos de tortura, o de la asistencia consular en las
circunstancias particulares del caso, implicaría una evaluación de las actuaciones del
Estado en relación con sus obligaciones de respetar y garantizar los derechos reconocidos
en los instrumentos internacionales cuya violación se alega, cuestión que no debe
examinarse con carácter preliminar sino al examinar el fondo de la controversia.
27. Por último, es menester resaltar que el Estado realizó un reconocimiento parcial
de responsabilidad internacional (infra Capítulo VI), en el cual especificó y admitió que el
contenido de la Resolución 7306, de 6 de diciembre de 2002, no fue notificado al señor
Vélez Loor y que el proceso que llevó a la sanción de dos años de prisión fue realizado sin
garantía del derecho a la defensa. A este respecto, el Tribunal estima que la interposición
de la excepción preliminar de falta de agotamiento de los recursos resulta en este caso
incompatible con el referido reconocimiento18, en el entendido de que la notificación de
dicha decisión constituía un prerrequisito para ejercer algunos de los recursos
mencionados por el Estado en su contestación 19 y que la falta de garantía del debido
proceso legal para accionar los recursos constituye un factor habilitante de la jurisdicción
del sistema internacional de protección.
17
Cfr. Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C No. 197, párr. 23, y Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 22.
18
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 7 de
marzo de 2005. Serie C No. 122, párr. 30, y Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2006. Serie C No. 148, párr. 104.
19
En efecto, el Estado señaló que si bien ―[l]a resolución que ordenó la deportación del señor Vélez Loor
era susceptible del recurso de reconsideración y de apelación ante el ministro de Gobierno y Justicia[,] al fallar
la Dirección Nacional de Migración y Naturalización con su obligación de notificar formalmente el contenido de la
Resolución, puede entenderse que el afectado no estuviera, al momento de la implementación de la misma, al
tanto ni en condiciones de ejercer dichos recursos‖.
11
30. Para el caso de que se rechazara la excepción, el Estado solicitó a la Corte que
desarrollara de una manera más amplia su jurisprudencia de la última década respecto
de este asunto, dado que su criterio ―se sustenta en causas de hecho que resultan
insuficientes para determinar, con total certeza, el alcance de esta jurisdicción hacia la
aplicación e interpretación de la [Convención contra la Tortura]‖.
31. La Comisión recordó que, tanto dicho órgano como la Corte, habían determinado
la existencia de violaciones a los artículos 1, 6 y 8 de la Convención contra la Tortura,
bajo el entendido de que el inciso tercero del artículo 8 de la misma incorpora una
cláusula general de competencia aceptada por los Estados al momento de ratificar o
adherirse a tal instrumento. De tal modo, no existían, según la Comisión, motivos para
que la Corte se apartara de su criterio reiterado, el cual se encuentra de conformidad con
el derecho internacional. Por su parte, las representantes solicitaron que ―de conformidad
con [la] jurisprudencia consolidada [de la Corte] en la materia, [se] declar[ara] sin lugar
la excepción preliminar interpuesta por el Estado de Panamá‖.
b) Determinación de la Corte
32. Resulta pertinente recordar que, ante el argumento formulado por algunos
Estados de que cada tratado interamericano requiere una declaración específica de
otorgamiento de competencia a la Corte, este Tribunal ha determinado que ésta puede
ejercer su competencia contenciosa respecto de instrumentos interamericanos distintos
de la Convención Americana, cuando se trata de instrumentos que establecen un sistema
de peticiones objeto de supervisión internacional en el ámbito regional 20. Así, la
20
Cfr. Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 4 de febrero de 2000.
Serie C No. 67, párr. 34, y Caso González y otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 37.
12
34. Sobre este punto, es necesario recalcar que el sistema de protección internacional
debe ser entendido como una integralidad, principio recogido en el artículo 29 de la
Convención Americana, el cual impone un marco de protección que siempre da
preferencia a la interpretación o a la norma que más favorezca los derechos de la
persona humana, objetivo angular de protección de todo el Sistema Interamericano. En
este sentido, la adopción de una interpretación restrictiva en cuanto al alcance de la
competencia de este Tribunal no sólo iría contra el objeto y fin de la Convención, sino
que además afectaría el efecto útil del tratado mismo y de la garantía de protección que
establece, con consecuencias negativas para la presunta víctima en el ejercicio de su
derecho de acceso a la justicia25.
21
Cfr. Caso González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20, párr. 37.
22
Este precepto dispone respecto a la competencia para aplicarla que ―[u]na vez agotado el
ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los recursos que éste prevé, el caso podrá ser sometido a
instancias internacionales cuya competencia haya sido aceptada por ese Estado‖ al que se atribuye la violación
de dicho tratado.
23
Cfr. Caso González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20, párr. 51.
24
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párrs. 247 y 248, y Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10 de julio de 2007. Serie C No. 167, nota al
pie 6.
25
Cfr. Caso Radilla Pacheco Vs. México. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de noviembre de 2009. Serie C No. 209, párr. 24.
26
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 24, párrs. 247 y 248; Caso
González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20, párr. 51; Caso Las Palmeras, supra nota 20, párr. 34, y
Caso Cantoral Huamaní y García Santa Cruz, supra nota 24, nota al pie 6.
13
IV
ASUNTOS PREVIOS
37. A continuación, la Corte se referirá a las dos cuestiones que planteó el Estado,
atribuyéndoles el carácter de asuntos previos, en relación con el escrito de solicitudes y
argumentos de las representantes.
38. El Estado alegó que el escrito presentado por las representantes ―busca introducir
en este proceso nuevas pretensiones que no están incluidas en la demanda presentada
por la Comisión [y que estas] pretensiones nuevas varían y alteran el alcance del
presente caso‖, por lo que no deben de ser admitidas por la Corte como objeto del
presente litigio.
27
La Corte ha aplicado la Convención contra la Tortura en los siguientes casos: Caso de la “Panel Blanca”
(Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 37, párr. 136;
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de noviembre
de 1999. Serie C No. 63, párrs. 248 a 252; Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 18 de
agosto de 2000. Serie C No. 69, párrs. 185 y 186; Caso Las Palmeras Vs. Colombia. Excepciones Preliminares.
Sentencia de 4 de febrero de 2000. Serie C No. 67, párr. 34; Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Fondo.
Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70, párrs. 218 y 219; Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C No. 103, párr. 98; Caso de los
Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de julio de 2004. Serie C
No. 110, párrs. 117 y 156; Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C No. 114, párr. 159; Caso Gutiérrez Soler Vs. Colombia. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de septiembre de 2005. Serie C No. 132, párr. 54; Caso Blanco
Romero y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2005. Serie C
No. 138, párr. 61; Caso Baldeón García Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de abril de
2006. Serie C No. 147, párr. 162; Caso Vargas Areco Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 155, párr. 86; Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2006. Serie C No. 160, párr. 266; Caso Cantoral
Huamaní y García Santa Cruz Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 10
de julio de 2007. Serie C No. 167, nota al pie 6; Caso Heliodoro Portugal Vs. Panamá. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008. Serie C No. 186, párr. 53;
Caso Bayarri Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de octubre de
2008. Serie C No. 187, párr. 89; Caso Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, párr. 54; Caso González y
otras (“Campo Algodonero”) Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 16
de noviembre de 2009. Serie C No. 205, párr. 51; Caso Fernández Ortega y otros Vs. México. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de agosto de 2010. Serie C No. 215, párr. 131, y
Caso Rosendo Cantú y otra Vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
de agosto de 2010. Serie C No. 216; párr. 131.
14
39. Las pretensiones que el Estado considera que fueron introducidas en el presente
proceso por las representantes se refieren, a juicio de la Corte, tanto a hechos como a
derechos, a saber: los supuestos actos de tortura, la alegada violación de los artículos 2
de la Convención contra la Tortura y 24 de la Convención Americana, y la alegada
responsabilidad del Estado por no haber tipificado adecuadamente la tortura, las cuales
solicitó no sean admitidas por este Tribunal.
b) Determinación de la Corte
28
Cfr. Caso “Cinco Pensionistas” Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de febrero de
2003. Serie C No. 98, párr. 155; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2010. Serie C No. 217, párr. 228, y Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek
Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de agosto de 2010. Serie C No. 214, párr. 237.
29
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán” Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15
de septiembre de 2005. Serie C No. 134, párr. 59; Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek, supra nota 28,
párr. 237, y Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 49.
15
30
Cfr. Caso “Cinco Pensionistas”, supra nota 28, párr. 153; Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek,
supra nota 28, párr. 237, y Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 49.
31
Cfr. Caso Perozo y otros, supra nota 9, párr. 32, y Caso Reverón Trujillo, supra nota 17, párr. 135.
32
Cfr. Caso “Cinco Pensionistas”, supra nota 28, párr. 154; Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek,
supra nota 28, párr. 237, y Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 49.
33
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 29, párr. 58; Caso Masacre de las Dos Erres, supra
nota 27, párr. 165, y Caso Reverón Trujillo, supra nota 17, párr. 135.
34
Cfr. Informe No. 95/06, Admisibilidad, Petición 92/04 Jesús Tranquilino Vélez Loor - Panamá, emitido
por la Comisión Interamericana el 21 de octubre de 2006 (expediente de prueba, tomo I, apéndice 2 a la
demanda, folio 50).
35
En este sentido, concluyó que ―dada la naturaleza de las alegaciones contradictorias con respecto a las
alegaciones de tortura y la ausencia de información más concreta de las partes, la Comisión no cuenta con
suficiente información para atribuir responsabilidad al Estado por violar la prohibición de la tortura. […] Por
consiguiente, sin suficientes pruebas de tortura, la Comisión concluye que el Estado no ha violado el artículo 2
de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura en relación con las alegaciones de tortura
del señor Vélez Loor‖. Informe No. 37/09, Fondo, Caso 12.581, Jesús Tranquilino Vélez Loor - Panamá, 27 de
marzo de 2009 (expediente de prueba, tomo I, apéndice 1 a la demanda, folio 31).
36
Informe No. 37/09, supra nota 35.
16
denuncias de tortura presentadas por el señor Vélez Loor en el marco de otra petición
contra Ecuador, que también se tramita ante la Comisión.
49. Sin perjuicio de ello, al analizar los hechos de la demanda relativos a las
condiciones bajo las cuales se desarrolló la privación de libertad del señor Vélez Loor, el
Tribunal podrá pronunciarse sobre otros aspectos jurídicos referidos a la integridad
personal establecida en el artículo 5 de la Convención.
51. Por lo tanto, este Tribunal acepta parcialmente el primer asunto previo al proceso
interpuesto por el Estado.
52. El Estado alegó que CEJIL carece de legitimación ―para obrar en [esta] etapa […]
en representación de la presunta víctima […] respecto de las alegadas violaciones de las
obligaciones contenidas en la [Convención contra la Tortura]‖, en virtud de que el poder
otorgado por el señor Vélez Loor los faculta para ―ejercer su representación […]
únicamente en cuanto se refiere a la […] violación de ‗algunos derechos contemplados en
la Convención Interamericana de Derechos Humanos (sic)‘ no así para ejercer su
37
Cfr. Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 39.
17
53. Las representantes argumentaron que el poder otorgado reúne todas las
formalidades que la Corte previamente ha establecido como indispensables y que refleje
de ―manera inequívoca [la voluntad de la presunta víctima] de que CEJIL realice todos los
actos y gestiones relativos al proceso […] seguido en contra del Estado […] ‗velando por
la correcta tramitación del caso mencionado‘‖, por lo que el mismo es válido y efectivo en
relación a todas las gestiones y actuaciones pertinentes en el marco de este proceso. Por
su parte, la Comisión no presentó consideraciones específicas al respecto.
55. La Corte verifica que no existe en el poder especial conferido a CEJIL40 limitación
expresa sobre los artículos que podrían ser alegados por las representantes en el
procedimiento ante esta Corte, ya que la mención sobre la Convención Americana fue
realizada en forma genérica, y no se desprende de la redacción del referido instrumento
una intención de limitar la función o capacidad de las representantes en su actuación
ante este Tribunal. Todo lo contrario, en dicho poder se expresa que los apoderados
deben ―velar por la correcta tramitación del caso [señalado]‖41, en virtud de lo cual la
Corte entiende que gozan de amplitud para formular las alegaciones que en derecho
estimen pertinentes o procedentes en el caso en concreto.
V
COMPETENCIA
38
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998.
Serie C No. 42, párrs. 97 y 98; Caso Acevedo Jaramillo y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de febrero de 2006. Serie C No. 144, párr. 145, y Caso Yatama Vs.
Nicaragua. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de junio de 2005. Serie C
No. 127, párr. 94.
39
Cfr. Caso Loayza Tamayo, supra nota 38, párrs. 98 y 99; Caso Acevedo Jaramillo y otros, supra nota
38, párr. 145, y Caso Yatama, supra nota 38, párr. 94.
40
Cfr. Poder especial otorgado por Jesús Tranquilino Vélez Loor a favor del Centro por la Justicia y el
Derecho Internacional (CEJIL) a través de las señoras Viviana Krsticevic y Marcela Martino mediante el
instrumento público No. 367/2.009 el 29 de abril de 2009 (expediente de prueba, tomo III, anexo 33 a la
demanda, folios 1544 a 1545).
41
Poder especial otorgado por Jesús Tranquilino Vélez, supra nota 40.
18
57. La Corte es competente para conocer el presente caso, en los términos del
artículo 62.3 de la Convención. El Estado de Panamá ratificó la Convención Americana el
22 de junio de 1978, la cual entró en vigencia para el Estado el 18 de julio de 1978, y el
9 de mayo de 1990 reconoció ―como obligatoria de pleno derecho la competencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre todos los casos relativos a la
interpretación o aplicación de la Convención Americana […]‖. Asimismo, el 28 de agosto
de 1991 Panamá depositó el instrumento de ratificación de la Convención Interamericana
para Prevenir y Sancionar la Tortura, la cual entró en vigencia para el Estado el 28 de
septiembre de 1991.
VI
RECONOCIMIENTO PARCIAL DE RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL
Por la violación del derecho a la libertad personal, consagrado en los artículos 7.1,
7.3, 7.4, y 7.5 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento,
respecto al señor Jesús Tranquilino Vélez Loor, en los siguientes términos:
i) La violación del artículo 7.1 de la Convención en virtud de no haber observado
parcialmente el cumplimiento de las garantías contenidas en el artículo 7.3, 7.4, 7.5 y 7.6 de
la Convención respecto de la detención ordenada por la Resolución 7306, de 6 de diciembre
de 2002;
ii) La violación del artículo 7.3 de la Convención en virtud de no haber notificado al señor
Vélez Loor el contenido de la Resolución 7306, de 6 de diciembre de 2002, emitida por la
Dirección Nacional de Migración y Naturalización;
iii) La violación del artículo 7.4 de la Convención en virtud de no haber realizado la
notificación formal de los cargos que serían considerados por la Dirección Nacional de
Migración y Naturalización para la aplicación de la sanción de dos años de prisión, y
iv) La violación del artículo 7.5 de la Convención en virtud de no haber presentado al señor
Vélez Loor ante el funcionario de la Dirección Nacional de Migración y Naturalización para los
efectos de la determinación de su responsabilidad por la alegada violación de los términos de
su deportación ordenada en enero de 2002.
Por la violación del derecho a la integridad personal, consagrado en el artículo 5.1 y
5.2 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, respecto al señor
Jesús Tranquilino Vélez Loor, en cuanto a las condiciones de detención limitadas a la época de
los hechos, excluyendo específicamente los alegados malos tratos y actos de tortura, así
como la alegada falta de atención médica durante su detención en Panamá.
60. En sus alegatos finales escritos, el Estado reiteró que ―mantiene el reconocimiento
parcial de responsabilidad‖,
En cuanto al derecho a la libertad personal, ―acept[ó] la responsabilidad por la aplicación de la
sanción prevista por el artículo 67 del Decreto Ley 16 de 1960 […], sin que en el presente caso,
se hubiera garantizado al señor Vélez la posibilidad de preparar su defensa antes de la
aplicación de dicha sanción. Esta actuación resultó en la violación de los derechos de libertad
personal, consagrados en los artículos 7.1, 7.3, 7.4, 7.5, y 7.6 de la [Convención Americana]
en relación con la obligación general contenida en el artículo 1.1. de la [misma]‖.
Respecto del artículo 7.1 de la Convención Americana, ―manifestó su aceptación de
responsabilidad por el incumplimiento parcial de la obligación contenida en el artículo 1.1 de la
misma Convención, en la medida que la detención ordenada por la Resolución de 6 de
diciembre, atendió de manera parcial las garantías contenidas en los artículos 7.3, 7.4 y 7.5, lo
que constituye a su vez incumplimiento de la obligación general de respeto a las normas de la
Convención‖.
En cuanto al artículo 7.3 de la Convención Americana, ―[e]l Estado acept[ó], respecto de la
Resolución 7306, la responsabilidad por la violación del derecho consagrado en el artículo 7.3
en relación al artículo 1.1 de la Convención en vista del incumplimiento de la obligación de
haber notificado de manera inmediata al señor Vélez Loor de las causas de la privación de
libertad a la que fue sometido a partir de la emisión de la mencionada Resolución 7306[,] el día
6 de diciembre de 2002‖.
En relación con el artículo 7.4 de la Convención Americana, el Estado manifestó que ―[a] pesar
de que es cierto que las causas por las cuales se impuso la sanción en referencia fueron
informadas verbalmente al señor Vélez, desde el momento de su arresto y, a pesar de que el
señor había sido deportado el mes de enero del mismo año 2002 con apercibimiento de la
imposición de la sanción contenida en el artículo 67 del [Decreto Ley] 16, el Estado admit[ió]
que, a la luz de su ordenamiento jurídico interno y a la luz de sus obligaciones internacionales,
tales actuaciones no resultaban suficientes para cumplir adecuadamente la obligación de
notificación formal de los cargos específicos que serían considerados por la [Dirección Nacional
de Migración] y por los cuales Jesús Vélez podría ser sancionado conforme al Decreto Ley 16[.
En tal sentido advirtió que l]a notificación formal por escrito, de los cargos que enfrentaba
Vélez Loor no consta‖.
Respecto al derecho a la integridad personal, ―[e]l Estado asum[ió] su responsabilidad por no
haber garantizado al señor Vélez condiciones de detención adecuadas, en la medida que las
condiciones generales que presentaban los centros penitenciarios del Sistema Penitenciario
Nacional de Panamá, en los que estuvo ingresado durante su detención, (La Palma y la Joyita)
no cumplían los estándares para garantizar y preservar el derecho a la Integridad personal, lo
que result[ó] en la violación de los artículos 5.1 y 5.2 de la [Convención Americana]‖.
El Estado aceptó ―la responsabilidad por la violación del derecho a las garantías judiciales y a la
protección judicial señalada en los artículos 8.1, 8.2, y 25 de la Convención Americana y en
relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento respecto de la aplicación de la sanción de
detención por un período de 2 años ordenada en contra de Jesús Vélez mediante Resolución
No. 7306[,] de 6 de diciembre de 2002‖. Señaló que ―[l]a emisión de la Resolución No. 7306[,]
a pesar de ser formalmente un acto administrativo, estaba obligado a atender y ofrecer en
efecto las garantías procesales inherentes a los procesos penales, en la medida que su
aplicación afectaba el derecho fundamental de libertad. No consta evidencia de que en este
caso se haya cumplido adecuadamente con esta obligación en la etapa de sustanciación del
proceso administrativo dentro del cual se determinó la sanción aplicada. [Así, l]a aplicación de
la sanción privativa de libertad, fue decidida inoída parte […]. La omisión descrita, igualmente
resulta en una violación de las garantías contempladas en el numeral 2 del artículo 8‖. Por
tanto, el Estado ―acept[ó] responsabilidad por la violación del artículo 8.1 y 8.2 en sus literales
(b), (c), (d) y (f) en relación con el artículo 1.1 de la Convención [A]mericana, toda vez que no
existió una comunicación formal escrita, y detallada al inculpado sobre la acusación formulada
en su contra; no se concedió al señor Vélez el tiempo ni los medios adecuados para la
preparación de su defensa; el señor Vélez no fue asistido por un defensor, ni se le permitió su
derecho a defensa durante la sustanciación del proceso administrativo que resulto en la
privación de su libertad‖.
61. La Comisión valoró el reconocimiento realizado por el Estado, pero observó que
―algunos extremos el lenguaje utilizado […] reviste cierta ambigüedad que dificulta una
determinación inequívoca del alcance del reconocimiento de responsabilidad‖, por lo que
solicitó a este Tribunal que realizara una ―descripción pormenorizada de los hechos y [de]
las [alegadas] violaciones de derechos humanos ocurridas, en atención al efecto
20
63. De conformidad con los artículos 56.2 y 58 del Reglamento 42, y en ejercicio de sus
poderes de tutela judicial internacional de derechos humanos, cuestión de orden público
internacional que trasciende la voluntad de las partes, concierne al Tribunal velar porque
los actos de allanamiento resulten aceptables para los fines que busca cumplir el sistema
interamericano. En esta tarea no se limita únicamente a constatar, registrar o tomar nota
del reconocimiento efectuado por el Estado, o a verificar las condiciones formales de los
mencionados actos, sino que los debe confrontar con la naturaleza y gravedad de las
violaciones alegadas, las exigencias e interés de la justicia, las circunstancias particulares
del caso concreto y la actitud y posición de las partes 43, de manera tal que pueda
precisar, en cuanto sea posible y en el ejercicio de su competencia, la verdad de lo
acontecido.
64. La Corte observa que el Estado no precisó de manera clara y específica los hechos
de la demanda que dan sustento a su reconocimiento parcial de responsabilidad. No
obstante, sí se verifica que se opuso explícitamente a determinados hechos mencionados
en la demanda44. Por lo tanto, al haberse allanado a las alegadas violaciones de los
42
En lo pertinente, los artículos 56.2 y 58 del Reglamento de la Corte establecen que:
Artículo 56. Sobreseimiento del caso
[…]
2. Si el demandado comunicare a la Corte su allanamiento a las pretensiones de la parte
demandante y a las de las presuntas víctimas, o sus representantes, la Corte, oído el parecer de las
partes en el caso, resolverá sobre la procedencia del allanamiento y sus efectos jurídicos. En este
supuesto, la Corte procederá a determinar, cuando fuere el caso, las reparaciones y costas
correspondientes.
Artículo 58. Prosecución del examen del caso
La Corte, teniendo en cuenta las responsabilidades que le incumben de proteger los derechos
humanos, podrá decidir que prosiga el examen del caso, aun en presencia de los supuestos señalados
en los artículos precedentes.
43
Cfr. Caso Kimel Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de mayo de 2008. Serie
C No. 177, párr. 24; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 34, y Caso Rosendo Cantú y otra,
supra nota 27, párr. 22.
44
El Estado se opuso ―a la afirmación hecha en la demanda de la Comisión Interamericana que señala
que el señor Vélez Loor no tuvo acceso a un abogado suministrado por el Estado, y que tampoco se le brindó la
oportunidad de ponerse en contacto con el [C]onsulado ecuatoriano‖ y ―al hecho afirmado respecto de la
ausencia de atención médica especializada que el Señor Vélez requería en virtud de la aparente fractura craneal
que presentaba por cuanto tal lesión‖. Sostuvo que ―[n]o es cierto que alguna solicitud de deportación haya
sido presentada a la [Dirección Nacional de Migración] por la Defensoría del Pueblo a favor del señor Vélez
Loor‖; no ―resulta exacta la afirmación hecha respecto de que el [C]onsulado de Ecuador recién en el mes de
febrero supo de la exigencia de pago de costos de pasajes para lograr la conmutación de la pena aplicada a
Vélez Loor‖, y que ―niega el hecho aducido respecto de la ausencia de una investigación sobre los hechos de
tortura denunciados por el peticionario‖.
21
artículos 7.1, 7.3, 7.4, 7.5, 5.1, 5.2, 8.1, y 8.2 b), c), d) y f) de la Convención
Americana, en relación con la obligación establecida en el artículo 1.1 de la misma, este
Tribunal entiende que Panamá también ha reconocido los hechos que, según la demanda
—marco fáctico de este proceso—, configuran esas violaciones, con excepción de los
mencionados anteriormente.
67. En definitiva, el Tribunal advierte que se mantiene la controversia entre las partes
en cuanto a la alegada violación:
45
Al respecto, en su contestación de la demanda, el Estado especificó que si bien ―ha aceptado
responsabilidad parcial por el incumplimiento de su deber de otorgar garantías judiciales respecto de la sanción
impuesta al señor Vélez Loor, no ha aceptado responsabilidad sobre la violación de la obligación de ofrecer
recursos efectivos ante jueces y tribunales (control jurisdiccional) que le amparen frente a los actos que, en
contravención con el orden jurídico interno, violentaron el derecho del peticionario‖.
22
70. Sin perjuicio de ello, la Corte considera que es necesario determinar los hechos y
todos los elementos subsistentes del fondo y eventuales reparaciones, así como las
correspondientes consecuencias, a los fines de la jurisdicción interamericana sobre
derechos humanos47.
46
Cfr. Caso del Caracazo Vs. Venezuela. Fondo. Sentencia de 11 de noviembre de 1999. Serie CNo. 58,
párr. 43; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 37, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota
27, párr. 25.
47
Cfr. Caso de la “Masacre de Mapiripán”, supra nota 29, párr. 69; Caso Manuel Cepeda Vargas, supra
nota 11, párr. 18, y Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de
noviembre de 2008. Serie C No. 190, párr. 22.
23
VII
PRUEBA
71. Con base en lo establecido en los artículos 46, 47 y 49 del Reglamento, así como
en su jurisprudencia relativa a la prueba y su apreciación48, la Corte procederá a
examinar los elementos probatorios remitidos por las partes en diversas oportunidades
procesales, las declaraciones rendidas mediante affidávit y las recibidas en audiencia
pública, así como las pruebas para mejor resolver solicitadas por el Tribunal. Para ello, el
Tribunal se atendrá a los principios de la sana crítica, dentro del marco normativo
correspondiente49.
72. Fueron recibidas las declaraciones rendidas ante fedatario público (affidávit) por
los siguientes testigos y peritos50:
1) Leoncio Raúl Ochoa Tapia, testigo propuesto por las representantes, quien
declaró sobre los hechos que le constan respecto de la alegada detención del
señor Jesús Vélez Loor; el trato que la presunta víctima habría recibido por parte
de las autoridades panameñas durante su alegada detención en la Cárcel de La
Palma, y las condiciones de detención a las que el señor Vélez Loor habría estado
sometido en la Cárcel de La Palma.
2) Sharon Irasema Díaz Rodríguez, testigo propuesta por las representantes,
quien declaró sobre las condiciones carcelarias en la República de Panamá, y en
particular, en la Cárcel de La Palma y en el Complejo Penitenciario de La Joya-La
Joyita, tanto en la época de los hechos como en el presente; causas identificadas
por la Defensoría del Pueblo de Panamá en relación con las alegadas violaciones a
los derechos humanos en las cárceles panameñas, y propuestas por parte de la
Defensoría del Pueblo de Panamá para abordar estos aspectos.
3) Ricardo Julio Vargas Davis, testigo propuesto por el Estado, quien declaró
sobre las atribuciones legales de la Defensoría del Pueblo del Estado de Panamá,
sus funciones, el carácter constitucional y el alcance de las mismas, y los
procedimientos y gestiones de la Defensoría del Pueblo de Panamá en relación con
los hechos del presente caso.
4) Luis Adolfo Corró Fernández, testigo propuesto por el Estado, quien declaró
sobre el proceso que llevó a la modificación del Decreto Ley 16 de 1960, y el
procedimiento de consulta y discusión de la Ley 3 de 2008.
5) Alfredo Castillero Hoyos, testigo propuesto por el Estado, quien declaró
sobre las políticas públicas del Estado de Panamá para la defensa de los derechos
humanos, y planes ejecutados por el Estado para la regularización migratoria en
48
Cfr. Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni Vs. Nicaragua. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2001. Serie C No. 79, párr. 86; Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua
Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2001. Serie C No. 76,
párr. 50, y Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de
2002. Serie C No. 91, párr. 15. Ver también Caso del Penal Miguel Castro Castro, supra nota 27, párrs. 183 y
184; Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de septiembre de 2006. Serie C No. 154, párrs. 67, 68 y 69, y Caso Servellón García y otros
Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de septiembre de 2006. Serie C No. 152, párr.
34.
49
Cfr. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros), supra nota 27, párr. 76; Caso Ibsen
Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 39, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 27.
50
Mediante Resolución de 10 de agosto de 2010, el Presidente dispuso que el perito Arturo Hoyos Phillips
rindiera su dictamen pericial ante fedatario público (affidávit) (supra párr. 8, Punto Resolutivo segundo).
24
Panamá.
6) Carlos Benigno González Gómez, testigo propuesto por el Estado, quien
declaró sobre los procedimientos de deportación y notificación consular en
Panamá, y las alegadas gestiones de notificación realizadas en el caso del señor
Vélez Loor ante el consulado de Ecuador en Panamá.
7) Roxana Méndez de Obarrio, testigo propuesta por el Estado, quien declaró
sobre la reestructuración administrativa del antiguo Ministerio de Gobierno y
Justicia en virtud de la emisión de la Ley 19 de 3 de mayo de 2010 y su relación
con las condiciones de detención de las personas privadas de libertad en las
instalaciones de la Cárcel La Palma y La Joya-La Joyita.
8) Andrés Gautier Hirsch, psicólogo-psicoterapeuta, perito propuesto por las
representantes, quien rindió un dictamen pericial sobre los resultados psicológicos
obtenidos del peritaje realizado a la presunta víctima; las secuelas que el señor
Vélez Loor presentaría en la actualidad como consecuencia de los hechos materia
del presente caso, y las medidas necesarias para reparar las alegadas violaciones.
9) Arturo Hoyos Phillips, ex Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la
República de Panamá (1994-2000), perito propuesto por el Estado, quien rindió
un dictamen pericial sobre la jurisprudencia y antecedentes de la justicia
panameña en materia de protección de los derechos humanos, y medios de
defensa vigentes a la época de los hechos en Panamá relacionadas con los hechos
del caso.
73. Además, la Corte escuchó en audiencia pública las declaraciones de las siguientes
personas:
1) Jesús Tranquilino Vélez Loor, presunta víctima propuesta por la Comisión y
las representantes, quien declaró sobre los hechos relacionados con su alegada
detención en el Estado de Panamá; las condiciones de detención a las que habría
estado sometido en la Cárcel de La Palma y el Centro Penitenciario La Joya-Joyita;
las alegadas afectaciones a su integridad personal o a otros derechos durante su
detención en Panamá; las gestiones que habría realizado para lograr su
repatriación y para impulsar se investigasen los actos alegados, entre ellos, los
alegados malos tratos y actos de tortura, y la forma en que el Estado debería
reparar las violaciones alegadas.
2) María Cristina González Batista, testigo propuesta por el Estado, quien
declaró sobre la aplicación de la ley migratoria en Panamá vigente en la época de
los hechos; la legislación migratoria vigente actualmente en Panamá; las
modificaciones que en materia de protección a los derechos humanos contempla
actualmente la norma.
3) Gabriela Elena Rodríguez Pizarro, ex Relatora Especial de las Naciones
Unidas para los Derechos de los Migrantes y actual Jefa de Misión de la
Organización Internacional para las Migraciones, perito propuesta por la Comisión,
quien rindió un dictamen pericial sobre las garantías mínimas que de acuerdo a
los estándares internacionales de derechos humanos deben regir en todo proceso
penal o de otra índole que involucre la determinación del estatus migratorio de
una persona o que pueda resultar en una sanción como consecuencia de dicho
estatus.
4) Marcelo Flores Torrico, médico, perito propuesto por las representantes,
quien rindió un dictamen pericial sobre los resultados médicos obtenidos del
peritaje realizado a la presunta víctima; las secuelas que el señor Vélez Loor
presentaría en la actualidad como consecuencia de los hechos materia del
presente caso, y las medidas necesarias para reparar las alegadas violaciones.
25
74. En este caso, como en otros, el Tribunal admite el valor probatorio de aquellos
documentos presentados oportunamente por las partes que no fueron controvertidos ni
objetados, y cuya autenticidad no fue puesta en duda51.
76. En cuanto a las notas de prensa remitidas por la Comisión y las representantes,
este Tribunal ha considerado que podrán ser apreciadas cuando recojan hechos públicos
y notorios o declaraciones de funcionarios del Estado, o cuando corroboren aspectos
relacionados con el caso55. La Corte constató que en algunos de esos documentos no
puede leerse la fecha de publicación. No obstante, ninguna de las partes objetó tales
documentos por este hecho ni cuestionó su autenticidad. En consecuencia, el Tribunal
decide admitir los documentos que se encuentren completos o que por lo menos
permitan constatar su fuente y fecha de publicación, y los valorará tomando en cuenta
el conjunto del acervo probatorio, las observaciones de las partes y las reglas de la sana
crítica.
51
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29 de julio de 1988. Serie C No. 4,
párr. 140; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 42, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra
nota 27, párr. 31.
52
Identificado como ―Peritaje Médico Psicólogico de posible Tortura y/o malos tratos emitido en julio de
2008 por los doctores Marcelo Flores Torrico (Perito Médico) y Andrés Gautier (Perito Psicólogo)‖.
53
Identificado como ―Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard, ‗Del
Portón Para Acá Se Acaban los Derechos Humanos: Injusticia y Desigualdad en las Cárceles Panameñas‘, marzo
de 2008‖.
54
Identificado como ―Carta de 11 de enero de 2008 de la CIDH al Estado panameño en el marco de una
solicitud de medidas cautelares relacionada con las condiciones de detención en La Joya-Joyita‖.
55
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 51, párr. 146; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra
nota 28, párr. 43, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 35.
26
78. Asimismo, junto con sus alegatos a las excepciones preliminares, la Comisión
adjuntó un disco compacto con la grabación de la audiencia llevada a cabo ante dicho
órgano el 13 de marzo de 2006. Además, el Estado remitió con su lista definitiva de
declarantes copia de la Ley 19 de 3 de mayo de 2010 atinente al Régimen de
Organización del Ministerio de Gobierno. En el transcurso de la audiencia pública el
perito Flores Torrico, quien presentó su informe pericial, entregó copias de su peritaje
las cuales fueron distribuidas a las partes. Por considerarlos útiles para la resolución del
presente caso, de conformidad con los artículos 46.2, 46.3 y 47 del Reglamento, el
Tribunal decide incorporar estas pruebas al acervo probatorio del presente caso.
80. En cuanto a los documentos remitidos por las representantes sobre costas y
gastos, el Tribunal sólo considerará aquellos aportados con los alegatos finales escritos
que se refieran a las nuevas costas y gastos en que haya incurrido con ocasión del
procedimiento ante esta Corte, es decir, aquellos realizados con posterioridad al escrito
de solicitudes y argumentos.
56
CIDH, Segundo Informe de Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus
Familias en el Hemisferio, OEA/Ser./L/V/II.111doc. 20 rev; 16 de abril de 2001
(http://www.cidh.oas.org/Migrantes/migrantes.00sp.htm#DETENCI%C3%93N); Código Penal, vigente a partir
del mes de junio de 2009, Adoptado por la Ley 14 de 2007, con las modificaciones y adiciones introducidas por
la Ley 26 de 2008, promulgado el 9 de junio de 2008 (http://www.asamblea.gob.pa/busca/legislacion.html);
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Background Document, ―Refugee Protection and
International Migration in the Americas: Trends, Protection Challenges and Responses", 2009
(http://www.unhcr.org/refworld/docid/4c59329b2.html), y Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y
de las Penas o Tratamientos Inhumanos o Degradantes, Segundo Informe General, 1992
(http://www.cpt.coe.intlen/annual/rep-02.htm).
57
Específicamente, se solicitó que se refirieran, y en su caso remitieran documentación de respaldo,
respecto a:
a) el alegado ―contexto generalizado de discriminación y criminalización de la migración con el propósito de
procurar la disminución de los flujos migratorios en Panamá, especialmente de aquellos irregulares‖.
b) los sitios donde eran ubicados en el año 2002, en todo el país, los migrantes detenidos en virtud del Decreto
Ley 16 de 1960, y los sitios donde se ubica en la actualidad a las personas detenidas por cuestiones
migratorias.
c) la eficacia real de los recursos internos existentes en la época de los hechos en relación con las condiciones
concretas de la detención del señor Vélez Loor.
d) las posibilidades de disponibilidad real de un teléfono, u otro medio de comunicación gratuito y de la
información sobre los consulados existentes en la República de Panamá al momento de los hechos, tanto en la
Cárcel Pública La Palma como en el Complejo Penitenciario La Joya-Joyita.
e) el fallo emitido por la Corte Suprema de Justicia de Panamá el 26 de diciembre de 2002 en que dispuso la
legalidad que tendría la ubicación de extranjeros sancionados en aplicación del artículo 67 del Decreto Ley 16
de 1960 en centros del sistema penitenciario nacional distintos de la isla penal de Coiba.
27
81. La Corte valorará los testimonios y dictámenes rendidos por los testigos y peritos
en audiencia pública y mediante declaraciones juradas, en cuanto se ajusten al objeto
definido por el Presidente en la Resolución que ordenó recibirlos y al objeto del presente
caso, tomando en cuenta las observaciones de las partes.
85. Por su parte, las representantes señalaron que ―al momento de valorar las
declaraciones de los testigos Carlos Benigno González Gómez, Alfredo Castillero Hoyos y
Roxana Méndez[, la Corte] debe tomar en cuenta que son funcionarios públicos‖.
Además, indicaron que la declaración del testigo Luis Adolfo Corró Fernández ―no guarda
ninguna relación con los hechos establecidos en la demanda y […] tampoco aporta
elementos relevantes para la determinación o alcance de las medidas de reparación que
eventualmente ordenará la […] Corte, en virtud de que versa sobre diversas iniciativas
de reforma de la normativa migratoria que en su mayoría nunca se aprobaron y por
consiguiente no llegaron a ser parte del ordenamiento jurídico panameño‖. En cuanto a
la declaración del testigo Alfredo Castillero Hoyos, observaron que ―la inmensa mayoría
de los asuntos expuestos por el testigo no tienen vinculación alguna con los hechos del
caso, tanto en cuanto a las violaciones cometidas, como a aspectos que podrían haber
ilustrado al Tribunal acerca del alcance de las reparaciones que debería ordenar‖.
Asimismo, indicaron que el testigo Carlos Benigno González Gómez realizó
consideraciones que excedieron el objeto fijado, ―al referirse no solo al proceso de
deportación del señor Vélez Loor en enero de 2002, sino a gestiones realizadas por el
Consulado [d]e Ecuador en Panamá, cuando debía ceñirse únicamente a las supuestas
gestiones de notificación realizadas‖. Finalmente, en relación con la declaración de la
testigo Roxana Méndez de Obarrio, señalaron que la misma ―no guarda[ba] relación con
las condiciones de detención en los centros en los que estuvo privado de libertad el
señor Vélez Loor‖.
58
Cfr. Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros), supra nota 48, párr. 70; Caso Ibsen
Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 47, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 52.
59
Cfr. Caso Loayza Tamayo Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 17 de septiembre de 1997. Serie C No. 33,
párr. 43; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 47, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota
27, párr. 52.
28
87. Con relación al dictamen rendido por el perito Gautier Hirsch, el Estado señaló
que la prueba pericial ofrecida es improcedente y como tal no debe ser admitida, en
razón de que ―[l]a demanda interpuesta en contra del Estado no inclu[ía] una acusación
por la comisión de actos de tortura en contra del [s]eñor Vélez Loor‖. Asimismo, indicó
que dicho informe pericial ―constitu[ía] una ampliación de la prueba originalmente
aportada por la Comisión Interamericana, prueba que en su momento fue objetada por
el Estado en la medida que no existe correlación que permita determinar de manera
inequívoca que las patologías y secuelas físicas que presentaría Jesús Vélez[,]
correspond[ían] efectivamente a situaciones ocurridas en Panamá y o que pu[dieran]
considerarse responsabilidad de agentes del Estado panameño‖. Finalmente, el Estado
señaló que ―[e]l perito en su informe hace referencia a hechos que no le constan y que
no se derivan de su especial conocimiento, como es el caso de la descripción de las
condiciones de vida del señor Vélez, que la justicia nacional no le dio resultados
positivos, etc. [H]echos que en todo caso solo podrían ser referidos a través de una
declaración testimonial en la medida que corresponden a hechos conocidos por propia
percepción y no se derivan de un especial conocimiento o experiencia‖.
88. Respecto al dictamen del perito ofrecido por el Estado Hoyos Phillips, las
representantes indicaron que el contenido de su peritaje excedía el objeto fijado por el
Presidente de la Corte, en el entendido que el perito abordó en ―reiteradas ocasiones los
hechos del caso e incluso se refi[rió] específicamente a las resoluciones por las que se
sancionó a la [presunta] víctima e incluso termin[ó] su peritaje con conclusiones
específicas sobre los recursos que a su juicio tuvo al alcance la [presunta] víctima‖.
Asimismo, señalaron que el dictamen ―hac[ía] evidente que el perito no conocía todos
los hechos del caso, a pesar de que insist[ía] en hacer referencia a ellos sin explicación
alguna de qué y cómo le consta[ba] lo que afirma[ba]‖. Finalmente, advirtieron que el
dictamen ―es muy superficial y no proporciona a [la] Corte información relevante para
que […] pueda valorar la idoneidad y efectividad de los recursos a los que hace
referencia‖.
89. El Tribunal considera pertinente señalar que a diferencia de los testigos, quienes
deben evitar dar opiniones personales, los peritos proporcionan opiniones técnicas o
personales en cuanto se relacionen con su especial saber o experiencia. Además, los
peritos se pueden referir tanto a puntos específicos de la litis como a cualquier otro
punto relevante del litigio, siempre y cuando se circunscriban al objeto para el cual
fueron convocados61 y sus conclusiones estén suficientemente fundadas. La Corte
observa que el Estado impugnó la declaración del perito ofrecido por las representantes
Gautier Hirsch, en razón de que en su declaración se presentaban hechos que no se
encontraban en la base fáctica de la demanda e indicó que dicho informe constituía una
ampliación a la prueba aportada por la Comisión y que el perito realizó referencias de
hechos que no le constaban y que no se derivaban de su especial conocimiento. Por su
60
Cfr. Caso Reverón Trujillo, supra nota 17, párr. 43; Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr.
57, y Caso Anzualdo Castro Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de
septiembre de 2009. Serie C No. 202, párr. 28.
61
Cfr. Caso Reverón Trujillo, supra nota 17, párr. 42; Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr.
68, y Caso Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 61.
29
parte, las representantes manifestaron que el contenido del peritaje del señor Hoyos
Phillips excedía el objeto fijado por el Presidente de la Corte. En el apartado
correspondiente de la Sentencia, este Tribunal apreciará el contenido de los dictámenes
de los peritos en cuanto se ajusten al objeto que fueron definidos oportunamente por el
Presidente del Tribunal (supra párr. 8), de conformidad con el objeto del litigio, teniendo
en cuenta el conjunto del acervo probatorio, las observaciones de las partes y las reglas
de la sana crítica.
VIII
FONDO
90. Habiendo resuelto las excepciones preliminares (supra Capítulo III) y las dos
cuestiones planteadas por el Estado como asuntos previos (supra Capítulo IV), así como
observado los términos del reconocimiento parcial de responsabilidad internacional
efectuado por el Estado, el Tribunal pasa a considerar y resolver el fondo de la
controversia.
VIII-1
DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL, GARANTÍAS JUDICIALES, PRINCIPIO DE
LEGALIDAD Y PROTECCIÓN JUDICIAL EN RELACIÓN CON LAS OBLIGACIONES
DE RESPETAR Y GARANTIZAR LOS DERECHOS Y EL DEBER DE ADOPTAR
DISPOSICIONES DE DERECHO INTERNO
62
El artículo 7 de la Convención Americana dispone que:
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.
2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de
antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a
ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada,
sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario
autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un
plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá
estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.
6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin
de que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el
arresto o la detención fueran ilegales. En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que
se viera amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal
competente a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser
restringido ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.
63
El artículo 8 de la Convención estipula, en lo pertinente:
1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable,
por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley,
en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus
derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
[…]
30
captura de dos (2) extranjeros‖ a las 2:13 horas de ese día, entre ellos el señor Vélez
Loor.
93. El señor Vélez Loor fue, según consta en el oficio No. ZPD/SDIIP 192-02,
―remitido‖ a la Dirección de Migración y Naturalización de Darién el 12 de noviembre de
200270. En el poblado de Metetí se rellenó un formulario de migración denominado de
―filiación‖ con información del señor Vélez Loor71 y, posteriormente, la Directora Nacional
de Migración y Naturalización del Ministerio de Gobierno y Justicia (en adelante
―Directora Nacional de Migración‖) dictó la orden de detención 143072, y el señor Vélez
Loor fue trasladado a la Cárcel Pública de La Palma, según consta, ya que ―la Dirección
Nacional de Migración no c[ontaba] con celdas especiales para ubicar a los
indocumentados‖73.
párr. 175). Con posterioridad el señor Vélez Loor fue trasladado al Centro Penitenciario
La Joyita76.
96. La norma que dio fundamento a la privación de la libertad del señor Vélez Loor
era el Decreto Ley 16 de 30 de julio de 1960 sobre Migración 80, el cual fue derogado
mediante el artículo 141 del Decreto Ley No. 3 de 22 de febrero de 200881. Esto es, con
posterioridad a los hechos que motivaron el presente caso, se introdujeron reformas en
el marco normativo panameño en materia migratoria. Sin embargo, corresponde que el
Tribunal se pronuncie sobre la ley migratoria que estaba vigente en Panamá a la fecha en
que sucedieron los hechos del presente caso y fue aplicada al señor Vélez Loor en
relación con las obligaciones que incumben a Panamá en virtud de la Convención
Americana.
76
Cfr. Comunicación No. DNMYN-SI-1265-02 emitida por la Dirección Nacional de Migración y
Naturalización del Ministerio de Gobierno y Justicia dirigida al Director de la Zona de Policía de Darién de la
Policía Nacional el 12 de diciembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 2 a la contestación de la
demanda, folio 2483); Comunicación No. DNMYN-SI-1264-02 emitida por la Dirección Nacional de Migración y
Naturalización del Ministerio de Gobierno y Justicia dirigida al Supervisor de Migración en Metetí, Provincia de
Darién el 12 de diciembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 2 a la contestación de la demanda,
folio 2484); Comunicación No. DNMYN-SI-1266-02 emitida por la Dirección Nacional de Migración y
Naturalización del Ministerio de Gobierno y Justicia dirigida al Director del Centro Penitenciario La Joya el 12 de
diciembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 2 a la contestación de la demanda, folio 2485), y
Oficio No. 2778 T emitida por la Directora General del Sistema Penitenciario dirigido a la Dirección Nacional de
Migración y Naturalización el 11 de diciembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 2 a la
contestación de la demanda, folio 2486).
77
Cfr. Resolución No. 8230 emitida por la Dirección Nacional de Migración y Naturalización del Ministerio
de Gobierno y Justicia el 8 de septiembre de 2003 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación
de la demanda, folios 2398 a 2399) y Nota No. 268-DGSP.DAL, supra nota 69.
78
Cfr. Ficha de egreso del Centro Penitenciario de La Joyita de Jesús Vélez Loor el 9 de septiembre de
2003 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 3 a la contestación de la demanda, folio 2536), e Informe del
Director General de la Policía Nacional, supra nota 69, folio 1574.
79
Cfr. Nota A.J. No. 551 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá a la Embajadora
de Panamá en el Ecuador el 10 de marzo de 2004 (expediente de prueba, tomo IV, anexo 3 al escrito autónomo
de solicitudes, argumentos y pruebas, folios 1567 a 1568); Salvoconducto No. 59/03 emitido por el Consulado
General del Ecuador en Panamá el 10 de septiembre de 2003 (expediente de prueba, tomo III, anexo 21 a la
demanda, folio 1254); Nota No. DNMYN-AL-32-04, supra nota 70; Nota No. 4-2-105/2009 emitida por la
Embajada de Ecuador en Panamá dirigida al Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá el 15 de septiembre
de 2009 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folio 2437).
80
Cfr. Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960 publicado en la Gaceta Oficial el 5 de julio de 1960
(expediente de prueba, tomo VIII, anexo 54 a la contestación de la demanda, folios 3619 a 3635) y Decreto
Ley No. 16 de 30 de junio de 1960 sobre Migración, texto integrado, con sus respectivas modificaciones,
subrogaciones, derogaciones y adiciones (expediente de prueba, tomo III, anexo 1 a la demanda, folios 1145 a
1155).
81
Cfr. Decreto Ley No. 3 de 22 de febrero de 2008 que crea el Servicio Nacional de Migración, la Carrera
Migratoria y dicta otras disposiciones, publicada en la Gaceta Oficial Digital el 26 de febrero de 2008
(expediente de prueba, tomo VII, anexo 10 a la contestación de la demanda, folio 2895).
82
La política migratoria de un Estado está constituida por todo acto, medida u omisión institucional
(leyes, decretos, resoluciones, directrices, actos administrativos, etc…) que versa sobre la entrada, salida o
33
permanencia de población nacional o extranjera dentro de su territorio. Cfr. Condición Jurídica y Derechos de
los Migrantes Indocumentados. Opinión Consultiva OC-18/03 de 17 de septiembre de 2003. Serie A No. 18,
párr. 163.
83
Cfr. Asunto Haitianos y Dominicanos de origen Haitiano en la República Dominicana respecto República
Dominicana. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de 18 de agosto de 2000,
Considerando cuarto.
84
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 168. De
igual forma, el Relator Especial del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas sobre los derechos
humanos de los migrantes, ha sostenido que ―[a]unque todos los Estados tienen el derecho soberano de
proteger sus fronteras y regular sus políticas de migración, al promulgar y aplicar la legislación nacional en
materia de inmigración también deben asegurar el respeto de los derechos humanos de los migrantes‖.
Naciones Unidas, Consejo de Derechos Humanos, ―Promoción y protección de todos los derechos humanos,
civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo‖, Informe del Relator
Especial sobre los derechos humanos de los migrantes, Sr. Jorge Bustamante, A/HRC/7/12, 25 de febrero de
2008, párr. 14 (expediente de prueba, tomo V, anexo 24 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y
pruebas, folio 2017).
85
Cfr. Caso de la Masacre de Pueblo Bello Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31
de enero de 2006. Serie C No. 140, párr. 111; Caso González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20,
párr. 243, y Caso Anzualdo Castro, supra nota 60, párr. 37.
86
Del mismo modo, la Asamblea General de las Naciones Unidas resaltó ―la situación de vulnerabilidad
en que suelen encontrarse los migrantes debido, entre otras cosas, a que no viven en sus Estados de origen y a
las dificultades que afrontan a causa de diferencias de idioma, costumbres y culturas, así como las dificultades
económicas y sociales y los obstáculos para regresar a sus Estados de origen a que deben hacer frente los
migrantes sin documentación o en situación irregular‖. Naciones Unidas, Asamblea General, Resolución sobre
―Protección de los migrantes‖, A/RES/54/166, 24 de febrero de 2000, Preámbulo, párr. quinto, citado en
Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 114.
87
Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, ―Grupos específicos e individuos: Trabajadores
migrantes. Derechos humanos de los migrantes‖, Informe presentado por la Relatora Especial, Sra. Gabriela
Rodríguez Pizarro, de conformidad con la Resolución 1999/44 de la Comisión de Derechos Humanos,
E/CN.4/2000/82, 6 de enero de 2000, párr. 28.
88
Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 112.
89
Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 112.
90
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 113.
34
impunidad debido, inter alia, a la existencia de factores culturales que justifican estos
hechos, a la falta de acceso a las estructuras de poder en una sociedad determinada, y a
impedimentos normativos y fácticos que tornan ilusorios un efectivo acceso a la
justicia91.
99. En aplicación del principio del efecto útil y de las necesidades de protección en
casos de personas y grupos en situación de vulnerabilidad92, este Tribunal interpretará y
dará contenido a los derechos reconocidos en la Convención, de acuerdo con la evolución
del corpus juris internacional existente en relación con los derechos humanos de los
migrantes, tomando en cuenta que la comunidad internacional ha reconocido la
necesidad de adoptar medidas especiales para garantizar la protección de los derechos
humanos de este grupo93.
100. Esto no significa que no se pueda iniciar acción alguna contra las personas
migrantes que no cumplan con el ordenamiento jurídico estatal, sino que al adoptar las
medidas que correspondan, los Estados deben respetar sus derechos humanos y
garantizar su ejercicio y goce a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción, sin
discriminación alguna por su regular o irregular estancia, nacionalidad, raza, género o
cualquier otra causa94. De igual forma, la evolución de este ámbito del derecho
internacional ha desarrollado ciertos límites a la aplicación de las políticas migratorias
que imponen un apego estricto a las garantías del debido proceso y al respeto de la
dignidad humana95, cualquiera que sea la condición jurídica del migrante.
91
Cfr. Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, ―Grupos específicos e individuos: Trabajadores
migrantes. Derechos humanos de los migrantes‖, Informe presentado por la Relatora Especial, Sra. Gabriela
Rodríguez Pizarro, de conformidad con la Resolución 1999/44 de la Comisión de Derechos Humanos,
E/CN.4/2000/82, 6 de enero de 2000, párr. 73, y Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes
Indocumentados, supra nota 82, párr. 112.
92
Cfr. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa Vs Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 29 de marzo de 2006. Serie C No. 146, párr. 189; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr.
90, y Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek, supra nota 28, párr. 250.
93
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 117, citando
Naciones Unidas, Informe de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social celebrada en Copenhague, 6 a 12 de
marzo de 1995, A/CONF.166/9, de 19 de abril de 1995, Anexo II Programa de Acción, párrs. 63, 77 y 78,
disponible en: http://www.inclusion-ia.org/espa%F1ol/Norm/copspanish.pdf; Naciones Unidas, Informe de la
Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo celebrada en El Cairo del 5 al 13 de septiembre de
1994, A/CONF.171/13, de 18 de octubre de 1994, Programa de Acción, Capítulo X.A. 10. 2 a 10.20, disponible
en: http://www.un.org/popin/icpd/conference/offspa/sconf13.html, y Naciones Unidas, Asamblea General,
Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena, Austria, del 14 al 25 de junio de 1993,
A/CONF. 157/23, de 12 de julio de 1993, Declaración y Programa de Acción, I.24 y II.33-35, disponible en:
http://www.cinu.org.mx/temas/dh/decvienapaccion.pdf.
94
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 118.
95
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 119.
Asimismo, la Comisión Africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos ha señalado que ―[…] no pretende
cuestionar ni tampoco cuestiona el derecho de un Estado a tomar acciones legales en contra de los inmigrantes
ilegales tales como deportarlos a sus países de origen si los tribunales competentes así lo deciden. Sin
embargo, la Comisión considera que es inaceptable deportar a individuos sin darles la posibilidad de
argumentar su caso ante las cortes nacionales competentes, ya que ello es contrario al espíritu y texto de la
Carta [Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos] y del derecho internacional‖. African Commission of
Human and Peoples´ Rights, Communication No: 159/96- Union Inter Aficaine des Droits de l’ Homme,
Federation Internationale des Ligues des Droits de l’Homme, Rencontre Africaine des Droits de l’Homme,
Organisation Nationale des Droits de l’Homme au Sénégal and Association Malienne des Droits de l’Homme au
Angola, decision of 11 November, 1997, para. 20.
35
En tal sentido, la Corte se referirá a las siguientes cuestiones: a) aprehensión inicial por
la Policía de Tupiza el 11 de noviembre de 2002; b) orden de detención 1430 de 12 de
noviembre de 2002; c) recursos efectivos para cuestionar la legalidad de la detención; d)
procedimiento ante la Dirección Nacional de Migración y Naturalización entre el 12 de
noviembre y el 6 de diciembre de 2002; e) derecho a la información y acceso efectivo a
la asistencia consular; f) privación de libertad en aplicación del artículo 67 del Decreto
Ley 16 de 1960; g) notificación de la Resolución 7306 de 6 de diciembre de 2002, y
recursos respecto del fallo sancionatorio, y h) ilegalidad del lugar de reclusión de
extranjeros sancionados en aplicación del Decreto Ley 16 de 1960.
102. Las representantes alegaron que, en virtud de que nunca se puso al señor Vélez
Loor en presencia de la Directora Nacional de Migración y nunca se le notificaron por
escrito las condiciones para salir del país, la detención no fue legal y, por consiguiente,
fue contraria al artículo 7.2 la Convención. Asimismo, sostuvieron que el señor Vélez Loor
nunca fue llevado ante un juez que pudiese ejercer control sobre los términos y
condiciones de su detención. Por tanto, solicitaron a la Corte que declarase que el señor
Vélez Loor no fue presentado ante un juez competente con posterioridad a su detención y
que no se ejerció un efectivo control judicial sobre la detención practicada en violación
del artículo 7.5 de la Convención.
103. En esta línea, la Comisión sostuvo que ―[a]unque el señor Vélez Loor hubiera sido
puesto a disposición de la Dirección Nacional de Migración y Naturalización, la violación
del artículo 7.5 de la Convención se mantendría incólume debido a que dicha autoridad
no reviste carácter judicial ni cumple funciones judiciales‖, y que durante los diez meses
que el señor Vélez Loor permaneció detenido bajo custodia del Estado panameño nunca
fue puesto a disposición de algún juez o autoridad legalmente autorizada para ejercer
funciones judiciales, por lo que la detención administrativa dictada el 12 de noviembre de
2002 no contó con control judicial alguno.
96
Cfr. Caso Tibi, supra nota 27, párr. 114; Caso Barreto Leiva Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2009. Serie C No. 206, párrs. 119 a 121, y Caso Bayarri, supra nota
27, párr. 63.
97
Cfr. Caso Juan Humberto Sánchez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 7 de junio de 2003. Serie C No. 99, párr. 83; Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 63, y
Caso Yvon Neptune Vs. Haití. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 180,
párr. 107.
36
107. A diferencia del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
de las Libertades Fundamentales106, la Convención Americana no establece una limitación
al ejercicio de la garantía establecida en el artículo 7.5 de la Convención en base a las
causas o circunstancias por las que la persona es retenida o detenida. Por lo tanto, en
virtud del principio pro persona, esta garantía debe ser satisfecha siempre que exista una
retención o una detención de una persona a causa de su situación migratoria, conforme a
98
Cfr. Caso Tibi, supra nota 27, párr. 118; Caso López Álvarez Vs. Honduras. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 1 de febrero de 2006. Serie C No. 141, párr. 87, y Caso Palamara Iribarne, supra nota
100, párr. 221.
99
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas Vs. Perú. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2005. Serie C No. 137, párrs. 115 y 134; Caso Yvon Neptune, supra nota 97,
párr. 100, y Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párrs. 66, 73, 86 y 87.
100
Cfr. Caso Loayza Tamayo, supra nota 59, párr. 61; Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 148, y
Caso Palamara Iribarne Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie
C No. 135, párrs. 195 y 228.
101
Cfr. Caso Suárez Rosero Vs. Ecuador. Fondo. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No. 35,
párrs. 70, 74 y 75; Caso Barreto Leiva, supra nota 96, párrs. 121 a 123, y Caso Bayarri, supra nota 27, párrs.
75 a 77.
102
Cfr. Caso Bulacio Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 18 de septiembre de
2003. Serie C No. 100, párr. 38, y Caso Servellón García, supra nota 48, párr. 96.
103
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 24, párrs. 132 y 143; Caso
Escué Zapata Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 165,
párr. 86, y Caso La Cantuta Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de noviembre de 2006.
Serie C No. 162, párr. 109.
104
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 51, párr. 186; Caso Chitay Nech y otros Vs. Guatemala.
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212,
párr. 121, y Caso Anzualdo Castro, supra nota 60, párr. 79.
105
Incluyendo con esta expresión el estatuto de refugiado según los instrumentos pertinentes de las
Naciones Unidas y las correspondientes leyes nacionales, y el asilo territorial conforme a las diversas
convenciones interamericanas sobre la materia.
106
En el Convenio Europeo el derecho a ser llevado prontamente ante un juez u otro funcionario, previsto
en el párrafo 3 del artículo 5, se relaciona exclusivamente con la categoría de detenidos mencionados en el
párrafo 1.c de dicho artículo, esto es, los que están en espera de ser llevados ante la autoridad judicial
competente, cuando existan indicios racionales de que han cometido una infracción o cuando se estime
necesario para impedirles que cometan una infracción o que huyan después de haberla cometido.
37
108. Este Tribunal considera que, para satisfacer la garantía establecida en el artículo
7.5 de la Convención en materia migratoria, la legislación interna debe asegurar que el
funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones jurisdiccionales cumpla con las
características de imparcialidad e independencia que deben regir a todo órgano
encargado de determinar derechos y obligaciones de las personas. En este sentido, el
Tribunal ya ha establecido que dichas características no solo deben corresponder a los
órganos estrictamente jurisdiccionales, sino que las disposiciones del artículo 8.1 de la
Convención se aplican también a las decisiones de órganos administrativos 110. Toda vez
que en relación con esta garantía corresponde al funcionario la tarea de prevenir o hacer
cesar las detenciones ilegales o arbitrarias 111, es imprescindible que dicho funcionario
esté facultado para poner en libertad a la persona si su detención es ilegal o arbitraria.
109. El tribunal nota que el Decreto Ley 16 de 1960 establecía que el extranjero será
puesto a órdenes del Director del Departamento de Migración del Ministerio de Gobierno
y Justicia112. Según surge de los hechos y la prueba del caso, el señor Vélez Loor, tras su
aprehensión en Tupiza, fue ―remitido‖ o puesto a órdenes de la Dirección de Migración y
Naturalización de Darién por la Policía Nacional de la zona del Darién a través del oficio
107
Cfr. Caso Tibi, supra nota 27, párr. 118; Caso López Álvarez, supra nota 98, párr. 87, y Caso Palamara
Iribarne, supra nota 100, párr. 221.
108
Cfr. Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 67. En el mismo sentido, Eur. Court HR, Iwanczuk v. Poland
(Application no. 25196/94) Judgment of 15 November 2001, para. 53.
109
Naciones Unidas, Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, Informe del Grupo, Anexo II,
Deliberación No. 5: Situación relativa a los inmigrantes o a los solicitantes de asilo, 1999, E/CN.4/2000/4,
Principio 3.
110
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de
enero de 2001. Serie C No. 71, párr. 71; Caso Escher y otros Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de julio de 2009. Serie C No. 200. párr. 208, y Caso Claude Reyes y
otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de 2006. Serie C No. 151, párr.
119.
111
Cfr. Caso Bayarri, supra nota 27, párr 67.
112
Al respecto, los artículos 58 y 60 señalaban:
Artículo 58. ―Sin perjuicio de lo establecido en el Artículo 22 de este Decreto Ley, todo extranjero que
fuere encontrado por cualquier autoridad sin documentos válidos que acrediten su ingreso, residencia o
permanencia en el país será puesto a órdenes del Director del Departamento de Migración del
Ministerio de Gobierno y Justicia. Dicho funcionario notificará por escrito al extranjero de la obligación
que tiene de legalizar su permanencia o abandonar el país por sus propios medios, dentro de un
término prudencial que no podrá ser menor de tres (3) días ni mayor de treinta (30), sin perjuicio de
las otras sanciones que establece este Decreto Ley".
Artículo 60. ―Los funcionarios de Migración tendrán facultad para aprehender a cualquier extranjero
que, en su presencia o a su vista, pretenda ingresar al territorio de la República violando los preceptos
del presente Decreto Ley o que fuere sorprendido en el territorio nacional sin documentos que
acrediten su entrada legal, residencia o permanencia en el país, de conformidad con los requisitos
legales. Dicho extranjero será puesto a órdenes del Director del Departamento de Migración del
Ministerio de Gobierno y Justicia dentro de las (24) horas siguientes‖.
Cfr. Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960, supra nota 80, folio 1152.
38
110. Por otra parte, la Corte observa que, una vez que el señor Vélez Loor fue
trasladado al poblado de Metetí se rellenó un formulario de migración denominado de
―filiación‖, con los datos personales y las razones por las que se encontraba en
Panamá115. De este acto no se advierte que se haya notificado por escrito al señor Vélez
Loor de las alternativas que establecía el referido Decreto Ley, de conformidad con el
artículo 58 del mismo, en cuanto a la obligación que tenía de legalizar su permanencia o
abandonar el país por sus propios medios, dentro de un término prudencial que no podía
ser menor de tres (3) días ni mayor de treinta (30), sin perjuicio de las otras sanciones
establecidas. Tampoco se desprende el cargo del funcionario que inscribió el documento
y, en consecuencia, si habría valorado todas las explicaciones que el señor Vélez Loor
estaba en condiciones de proporcionar a fin de decidir si procedía la liberación o el
mantenimiento de la privación de libertad o si tenía propiamente la facultad de decidir
sobre la continuidad de la detención o su puesta en libertad.
112. La Comisión planteó que la detención del señor Vélez Loor fue arbitraria, desde
que se dictó el auto de detención de 12 de noviembre de 2002 hasta que se efectivizó su
deportación el 10 de septiembre de 2003. A criterio de la Comisión, la detención
únicamente es permisible sobre la base de una evaluación individualizada y para dar
cumplimiento a un interés legítimo estatal, ―como asegurar la comparecencia de una
persona al trámite de determinación de estatus migratorio y posible deportación‖.
Asimismo, sostuvo que el argumento de la ―amenaza para la seguridad pública‖ sólo
podría fundarse bajo ―circunstancias excepcionales en las cuales existan serios indicios
del riesgo que representa una persona‖. Al respecto, la Comisión señaló que no consta en
la decisión de 12 de noviembre de 2002 referencia alguna a ―la situación individualizada
de la [presunta] víctima, a las razones por las cuales procedía la detención y no otra
medida menos lesiva, ni a los motivos por los cuales el señor Jesús Vélez Loor implicaba
un riesgo para la seguridad o el orden público [por lo que] la detención resultó
arbitraria‖. La única motivación de la misma fue indicar que el señor Vélez Loor se
encontraba ―ilegal‖ por razones de ―seguridad y orden público‖.
113. El Estado señaló que la orden de detención tenía un carácter preventivo y fue
emitida mientras la autoridad migratoria examinaba el caso. Alegó que el goce del
derecho a la libertad personal del señor Vélez fue suspendido con arreglo a las formas
113
Cfr. Oficio No. ZPD/SDIIP 192-02, supra nota 67; Nota No. DNMYN-AL-32-04, supra nota 70; Informe
del Director General de la Policía Nacional de Panamá, supra nota 69; Orden de Detención No. 1430-DNMYN-SI,
supra nota 70.
114
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 85, y Caso Bayarri, supra nota 27,
párr. 65.
115
Cfr. Filiación del señor Vélez Loor, supra nota 71.
39
prescritas por la ley, por un motivo previsto en ella previamente, fue ordenado por
autoridad competente, no fue arbitrario, fue informado de las razones de su detención y
presentado ante el funcionario autorizado.
114. El Tribunal observa que en la orden de detención 1430 (supra párr. 93) se
menciona que el señor Vélez Loor había sido puesto a órdenes de la Dirección Nacional
de Migración ―[p]or haber sido detenido toda vez que el mismo no porta[ba] sus
documentos legales para permanecer en el territorio nacional y tener impedimento de
entrada al territorio nacional‖116. Con base en estas consideraciones es que se resuelve
ordenar la detención ―por razón de encontrarse ilegal y razones de seguridad y orden
público, en el territorio nacional a fin de que le sean aplicadas cualesquiera de las
medidas establecidas en el Decreto Ley No. 16 de 1960‖ 117.
115. La Corte verifica que la autoridad migratoria que emitió la referida orden de
detención, y que estaba autorizada para ello, listó como fundamento jurídico para
establecer la procedencia de dicha medida varios artículos del Decreto Ley No. 16118. Al
respecto, la Corte nota que las normas citadas como fundamento de la orden de
detención disponían, inter alia, lo siguiente: 1) el Ministro de Gobierno y Justicia podrá
negar la entrada al país o el tránsito por el mismo a cualquier extranjero que se
encuentre residiendo en él, siempre que ello sea necesario o conveniente por razones de
seguridad, de salubridad o de orden público (artículo 36); 2) queda prohibida la
inmigración al país de los extranjeros que hubieren sido deportados de la República de
Panamá (artículo 37, literal f); 3) los funcionarios de migración tendrán facultad para
aprehender a cualquier extranjero que, en su presencia o a su vista, pretenda ingresar al
territorio de la República violando los preceptos del Decreto Ley o que fuere sorprendido
en el territorio nacional sin documentos que acrediten su entrada legal, residencia o
permanencia en el país, de conformidad con los requisitos legales, quien será puesto a
órdenes del Director del Departamento de Migración del Ministerio de Gobierno y Justicia
dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes (artículo 60); 4) los extranjeros
transeúntes o inmigrantes que suministren datos falsos, a fin de obtener los beneficios
del presente Decreto Ley, serán obligados a salir del país inmediatamente que sea
comprobado dicho delito (artículo 61); 5) si los extranjeros no pudieran presentar los
documentos que deban portar de conformidad con el Decreto Ley por justa causa, se
deberá dar aviso inmediato al Director del Departamento de Migración del Ministerio de
Gobierno y Justicia y ponerlos a sus órdenes para los fines consiguientes (artículo 62);
6) los extranjeros que hubieren llegado al país sin haber llenado los requisitos legales de
ingreso o que permanecieren en el mismo después de vencer sus visas serán puestos a
órdenes del Ministerio de Gobierno y Justicia para ser deportados o para tomar, respecto
de ellos, cualquier otra medida que sea de lugar (artículo 65, primer párrafo); 7) los
extranjeros condenados a la deportación que eludan esta pena, permaneciendo en el
país clandestinamente, o la burlen regresando a él, serán dedicados a trabajos agrícolas
en la Colonia Penal de Coiba, por dos (2) años, y obligados a salir del país al cumplirse
este término (artículo 67), y 8) el Director del Departamento de Migración despachará y
decidirá en primera instancia los asuntos relacionados con la migración en general
(artículo 85).
116. Aún cuando la detención se produzca por razones de ―seguridad y orden público‖
(supra párr. 114), ésta debe cumplir con todas las garantías del artículo 7 de la
Convención. De este modo, no surge en forma clara de la resolución adoptada por la
116
Orden de Detención No. 1430-DNMYN-SI, supra nota 70.
117
Orden de Detención No. 1430-DNMYN-SI, supra nota 70.
118
Cfr. Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960, supra nota 80.
40
119. La Comisión sostuvo que si bien existían formalmente recursos para impugnar la
legalidad de la detención, ―los mismos no fueron puestos efectivamente a disposición de
la [presunta] víctima‖, ya que en las circunstancias de desinformación, falta de control
judicial y ausencia de garantías procesales, el señor Vélez Loor estuvo impedido de
interponer un recurso de hábeas corpus por sus propios medios.
119
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 128 y 143; Caso Barreto Leiva, supra nota
96, párr. 116, y Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 98.
120
Cfr. Caso Yatama, supra nota 38, párr. 152; Caso Escher y otros, supra nota 110, párr. 208, y Caso
Tristán Donoso Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de enero de
2009. Serie C No. 193, párr. 153.
121
Naciones Unidas, Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, Informe del Grupo, Anexo II,
Deliberación No. 5: Situación relativa a los inmigrantes o a los solicitantes de asilo, 1999, E/CN.4/2000/4,
Principio 7.
122
Según la declaración del entonces Jefe de Investigaciones de la Dirección Nacional de Migración, al
encontrarse una persona en presencia irregular se procedía ―con el correspondiente registro de filiación […], y
se emitía una Resolución de Detención, la cual era suscrita por la Directora y notificada de manera personal al
afectado‖. Declaración rendida por Carlos Benigno González Gómez ante fedatario público (affidávit) el 13 de
agosto de 2010 (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folio 3779).
41
121. El Estado sostuvo que el ordenamiento jurídico nacional, que presume la legalidad
de la actuación de la administración, también disponía de una amplia gama de recursos
en vigencia y al alcance de ser ejercidos por el señor Vélez, con la asistencia legal
proporcionada por el Estado a través de la Defensoría del Pueblo de Panamá o bien, a
través de la asistencia del Consulado de Ecuador que estaba al tanto de la situación de su
connacional. No obstante ello, el señor Vélez Loor no solicitó asistencia para la revisión
de la legalidad de lo actuado por la Dirección Nacional de Migración, ni realizó ninguna
acción encaminada a activar alguno de los medios de control jurisdiccional a su
disposición. Asimismo, se refirió a la ausencia de formalismo y a la efectividad del hábeas
corpus contra detenciones dictadas por la Dirección Nacional de Migración del Ministerio
de Gobierno y Justicia.
123. A este respecto, la Corte recuerda que los artículos 7.6, 8.2.h y 25 de la
Convención abarcan diferentes ámbitos de protección. En este acápite, el Tribunal
analizará si el Estado otorgó al señor Vélez Loor la posibilidad de recurrir ante un juez o
tribunal competente, a fin de que éste decidiera, sin demora, sobre la legalidad de su
arresto o detención y, si fueran ilegales, ordenara su libertad, conforme el artículo 7.6 de
la Convención. Además, la Corte observa que si bien la Comisión alegó la violación del
artículo 7.6 de la Convención de manera independiente, las representantes solicitaron
que se declarara la violación de dicha norma en conjunto con el artículo 25 de la
Convención por estos mismos hechos. En razón de que el artículo 7.6 de la Convención
tiene un contenido jurídico propio y el principio de efectividad (effet utile) es transversal
a la protección debida de todos los derechos reconocidos en ese instrumento, el Tribunal
considera innecesario analizar aquella disposición en relación con el artículo 25 de la
Convención123. La posibilidad de recurrir la sanción impuesta mediante resolución 7306
será analizada en el apartado g) infra (párrs. 173 a 181).
123
Cfr. Caso Anzualdo Castro, supra nota 60, párr. 77.
42
que se lleve al detenido a la presencia del juez para que éste pueda examinar la legalidad
de la privación y, en su caso, decretar su libertad124.
125. En primer lugar, la Corte observa que, de acuerdo con el artículo 86 del Decreto
Ley 16 de 1960, todas las resoluciones del Departamento de Migración del Ministerio de
Gobierno y Justicia quedaban sujetas a los siguientes recursos administrativos: 1) el de
reconsideración, ante el Director del Departamento de Migración, y 2) el de apelación,
que se surtirá ante el Ministro de Gobierno y Justicia125.
126. El artículo 7.6 de la Convención es claro al disponer que la autoridad que debe
decidir la legalidad del ―arresto o detención‖ debe ser ―un juez o tribunal‖. Con ello la
Convención está resguardando que el control de la privación de la libertad debe ser
judicial. Dado que en este caso la detención fue ordenada por una autoridad
administrativa el 12 de noviembre de 2002, el Tribunal estima que la revisión por parte
de un juez o tribunal es un requisito fundamental para garantizar un adecuado control y
escrutinio de los actos de la administración que afectan derechos fundamentales.
127. Al respecto, la Corte considera que tanto el Director Nacional de Migración como
el Ministro de Gobierno y Justicia, aún cuando puedan ser competentes por ley, no
constituyen una autoridad judicial y, por ende, ninguno de los dos recursos disponibles
en la vía gubernativa satisfacían las exigencias del artículo 7.6 de la Convención. Por su
parte, cualquier otro recurso en la vía gubernativa o que requiriera previamente agotar
los referidos recursos disponibles por la vía gubernativa126 tampoco garantizaba el control
jurisdiccional directo de los actos administrativos pues dependía del agotamiento de
aquélla.
128. Por otra parte, la Corte advierte que existía en Panamá en la época de los hechos
un recurso jurisdiccional que permitía específicamente revisar la legalidad de una
privación de libertad, que era la acción de hábeas corpus, prevista en el artículo 23 de la
Constitución Nacional127. Además, el Tribunal observa que existía el recurso de protección
de derechos humanos en vía contencioso-administrativa de competencia de la Sala III de
la Corte Suprema de Justicia de Panamá, que podría haber servido para controlar las
actuaciones de la administración pública y proteger los derechos humanos, el cual no
requería del agotamiento de la vía gubernativa128.
124
Cfr. El Hábeas Corpus Bajo Suspensión de Garantías (arts. 27.2, 25.1 y 7.6 Convención Americana
sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-8/87 del 30 de enero de 1987. Serie A No. 8, párr. 33.
125
Cfr. Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960, supra nota 80, folio 1155.
126
Cfr. Dictamen rendido ante fedatario público (affidávit) por el perito Arturo Hoyos Phillips el 10 de
agosto de 2010 (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folios 3733 a 3735).
127
Cfr. Constitución Política de la República de Panamá de 1972 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo
5 a la contestación de la demanda, folios 2659 y 2660); Dictamen rendido ante fedatario público (affidávit) por
el perito Arturo Hoyos Phillips, supra nota 126, folios 3726 a 3727, y Declaración rendida por Carlos Benigno
González Gómez, supra nota 122, folios 3782 a 3783.
128
Cfr. Dictamen rendido ante fedatario público (affidávit) por el perito Arturo Hoyos Phillips, supra nota
126, folios 3734 a 3735.
129
Resulta ilustrativo lo sostenido por el Relator Especial de Migrantes en cuanto a que ―[a]lgunas leyes
nacionales no prevén la revisión judicial de la detención administrativa de los migrantes. En otros casos, la
revisión judicial de la detención administrativa se inicia únicamente a petición del migrante. En esos casos, el
desconocimiento del derecho a apelar, el desconocimiento de los motivos de la detención, el difícil acceso a los
43
130. Sobre este punto, la Comisión observó que entre el momento de la detención y la
fecha en la cual se dispuso la condena a pena de prisión, el señor Vélez Loor no ―tuvo
posibilidad de contar con un defensor de su elección ni con un defensor público dispuesto
por el Estado, en caso de no hacer uso de su derecho‖. Del mismo modo, las
representantes manifestaron que, durante el tiempo que estuvo en los centros de
detención, el señor Vélez Loor ―no pudo comunicarse con ninguna persona‖ y que ―en
ningún momento contó con la asistencia legal para defenderse o para impugnar la
condena que se le había impuesto‖.
131. El Estado sostuvo que el señor Vélez Loor ―pudo acceder a la asistencia
proporcionada de manera gratuita por la Defensoría del Pueblo en la República de
Panamá [y, t]ambién, pudo haber accionado los mecanismos de cooperación entre la
Defensoría del Pueblo de Ecuador y la Defensoría del Pueblo de Panamá, que existen y
que son válidos‖. Asimismo, el Estado se refirió ―[al] acceso directo que podían tener los
propios privados de libertad al patrocinio legal gratuito que brinda en Panamá el Instituto
de Defensa de Oficio‖. Finalmente, se refirió al acceso al auxilio consular que habría
tenido el señor Vélez Loor.
133. Sin perjuicio de las facultades que posee la Defensoría del Pueblo de la República
de Panamá133, la Corte considera que la actuación que dicha institución pueda realizar,
expedientes, la falta de acceso a asistencia jurídica gratuita, la falta de intérpretes y servicios de traducción, y
una ausencia general de información en un idioma que puedan entender los detenidos sobre el derecho a
contratar a un abogado y darle instrucciones, así como la ubicación de las instalaciones donde están detenidos,
pueden impedir a los migrantes ejercer sus derechos en la práctica. En ausencia de abogados y/o intérpretes, a
menudo los migrantes se sienten intimidados y obligados a firmar documentos sin entender su contenido‖.
Naciones Unidas, Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator Especial sobre los derechos humanos de
los migrantes, supra nota 84, folio 2029, párr. 46.
130
Ver mutatis mutandis Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 17 de junio de 2005. Serie C No. 125, párrs. 51 y 63; Caso Rosendo Cantú y otra, supra
nota 27, párr. 184, y Caso Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 200.
131
Ver mutatis mutandis Caso Suárez Rosero, supra nota 101, párr. 70; Caso Barreto Leiva, supra nota
96, párr. 29, y Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 105.
132
Cfr. Caso Barreto Leiva, supra nota 96, párrs. 61 a 62.
133
La Defensoría del Pueblo es una institución independiente creada por la Ley No. 7, de 5 de febrero de
1997, que actúa con plena autonomía, funcional, administrativa y financiera, sin recibir instrucción de ninguna
autoridad, órgano del Estado o persona. Cfr. artículo 1 de la Ley No. 7 de 5 de febrero de 1997 por la cual se
44
en virtud de una queja o denuncia que se realice en contra de una autoridad encargada
de la administración pública, es claramente distinta con la obligación estatal de
proporcionar una defensa adecuada a quien no pudiera defenderse por sí mismo o
nombrar defensor particular. Por tanto, el ámbito o espectro de actuación no satisface la
garantía de un defensor proporcionado por el Estado que, en principio y para efectos
convencionales, debe ejercer asistencia y representación legal amplia, desde las primeras
etapas del procedimiento, ya que de lo contrario la asistencia legal carece de idoneidad
por su falta de oportunidad. En especial, la Corte resalta que la asistencia letrada
suministrada por el Estado no puede ser confundida con la actividad que en el marco de
sus funciones realiza la Defensoría del Pueblo134. En efecto, ambas pueden
complementarse, pero para efectos convencionales están claramente diferenciadas.
136. En lo que se refiere al alegado acceso directo que podrían tener los propios
privados de libertad al patrocinio legal gratuito que brinda en Panamá el Instituto de
Defensa de Oficio, del acervo probatorio del presente caso no consta que se haya
informado al señor Vélez Loor sobre esta posibilidad ni que tuviera acceso comprobado al
patrocinio legal gratuito del Instituto de Defensa de Oficio ni de otro medio de asistencia
legal gratuita proporcionado por el Estado. Además, de la prueba presentada en este
caso se desprende que para la época de la detención del señor Vélez Loor la Dirección
Nacional de Migración no contaba con defensores de oficio para aquellas personas que
carecían de los medios económicos para poder asumir una defensa legal137.
crea la Defensoría del Pueblo de la República de Panamá (expediente de prueba, tomo VII, anexo 8 a la
contestación de la demanda, folio 2768).
134
En lo permitente, el artículo 5 de la Ley No. 7 de 5 de febrero de 1997 disponía:
El titular de la Defensoría del Pueblo está legitimado procesalmente para el ejercicio de las acciones
populares y los recursos de amparo de garantías constitucionales, así como para los contenciosos -
administrativos de plena jurisdicción y de protección de los derechos humanos.
El Defensor o Defensora del Pueblo, ejercerá estas facultades en los casos en que las estime
adecuadas en razón de los objetivos de la Defensoría.
Ley No. 7 de 5 de febrero de 1997, supra nota 133, folio 2772.
135
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez ante fedatario público (affidávit)
el 12 de agosto de 2010 (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folio 3672), y Nota DDP-RP-DRI No. 24-
2010 de la Defensoría del Pueblo de 23 de septiembre de 2010 (expediente de prueba, tomo X, anexo 5 a los
alegatos finales de las representantes, folios 3794 y 3795).
136
Cfr. Nota DDP-RP-DRI No. 64-08 emitida por el Defensor del Pueblo dirigida al Jefe del Departamento
de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores el 2 de octubre de 2008 (expediente de prueba,
tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folio 2427), y Resolución No. 1046a-03 emitida por la
Defensoría del Pueblo de la República de Panamá el 30 de junio de 2003 (expediente de prueba, tomo VII,
anexo 4 a la contestación de la demanda, folios 2649 a 2650).
137
Cfr. Declaración rendida por María Cristina González en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
45
137. De otra parte, en su declaración Carlos Benigno González Gómez indicó que, en la
época de los hechos, ―[l]a persona se mantenía detenida en las instalaciones de la
[Dirección Nacional de Migración] en la Ciudad de Panamá, donde había una permanente
presencia de organizaciones no gubernamentales que prestaban asistencia legal a
migrantes detenidos […] Estas organizaciones tenían pleno acceso a todos los detenidos
en las instalaciones de la [referida Dirección]‖138. Al respecto, la Corte observa que el
señor Vélez Loor no permaneció detenido en las instalaciones de la Dirección Nacional de
Migración en la Ciudad de Panamá, ya que durante el tiempo que duró su privación de
libertad estuvo bajo la custodia del Estado en centros penitenciarios. Además, la Corte
nota que la asistencia que puedan prestar las organizaciones no gubernamentales no
sustituye la obligación del Estado de brindar asistencia legal gratuita (infra párr. 146).
138
Declaración rendida por Carlos Benigno González Gómez, supra nota 122.
139
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de febrero
de 2001. Serie C No. 72, párr. 126.
46
142. Es por ello que se exige que cualquier autoridad pública, sea administrativa,
legislativa o judicial, cuyas decisiones puedan afectar los derechos de las personas,
adopte tales decisiones con pleno respeto de las garantías del debido proceso legal 140.
Así, el artículo 8 de la Convención consagra los lineamientos del debido proceso legal, el
cual está compuesto de un conjunto de requisitos que deben observarse en las instancias
procesales, a efectos de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del Estado que pueda
afectarlos141. Adicionalmente, la Corte ha interpretado que el elenco de garantías
mínimas establecido en el numeral 2 del artículo 8 de la Convención se aplica también a
la determinación de derechos y obligaciones de orden ―civil, laboral, fiscal o de cualquier
otro carácter‖142. Por esta razón, no puede la administración dictar actos administrativos
sancionatorios sin otorgar también a las personas sometidas a dichos procesos las
referidas garantías mínimas, las cuales se aplican mutatis mutandis en lo que
corresponda143.
143. El debido proceso legal es un derecho que debe ser garantizado a toda persona,
independientemente de su estatus migratorio144. Esto implica que el Estado debe
garantizar que toda persona extranjera, aún cuando fuere un migrante en situación
irregular, tenga la posibilidad de hacer valer sus derechos y defender sus intereses en
forma efectiva y en condiciones de igualdad procesal con otros justiciables145.
144. Es un hecho reconocido que, dado que no existía una reglamentación específica
del Decreto Ley 16 de 1960, la sustanciación del mismo se realizaba a través del
procedimiento establecido en la Ley 38 de 2000, relativa a los procedimientos
administrativos en general146. Es decir, era necesario recurrir a normas supletorias. En
este sentido, el procedimiento que concluyó con el acto administrativo sancionatorio que
privó de la libertad al señor Vélez Loor no sólo se decidió sin que la parte fuese oída
(supra párr. 60), sino que no brindaba la posibilidad de ejercer el derecho de defensa, de
140
Cfr. Caso del Tribunal Constitucional, supra nota 110, párr. 71; Caso Baena Ricardo y otros, supra nota
139, párrs. 127; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa, supra nota 92, párr. 82, y Caso de la Comunidad
Indígena Yakye Axa, supra nota 130, párr. 62.
141
Cfr. Garantías Judiciales en Estados de Emergencia (arts. 27.2, 25 y 8 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-9/87 del 6 de octubre de 1987. Serie A No. 9, párr. 27; Caso
Claude Reyes y otros, supra nota 110, párr. 116, y Caso Yatama, supra nota 38, párr. 147.
142
Caso del Tribunal Constitucional, supra nota 110, párr. 70; Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 6 de febrero de 2001. Serie C No. 74, párr. 103, y Caso Baena Ricardo y
otros, supra nota 139, párr. 125.
143
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 139, párr. 128. Ver también Segundo Informe de Progreso
de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en el Hemisferio,
OEA/Ser./L/V/II.111 doc. 20 rev. de 16 abril 2001, párrs. 98 a 100.
144
Cfr. Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párrs. 121 y 122.
145
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal. Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999. Serie A No. 16, párrs. 117 y 119;
Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 121, y Caso Hilaire,
Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de junio
de 2002. Serie C No. 94, párr. 146.
146
Al respecto, el Estado señaló que ―[c]omo acto administrativo, la Resolución [7306] estaba sujeta en
primera instancia, al proceso Administrativo General contenido en la Ley No. 38 de 31 de julio de 2000, norma
que regula la actividad administrativa del Estado y establece con claridad meridiana los recursos para la
invalidación y revocatoria de actos administrativos ilegítimos‖. Ver también, Declaración rendida por María
Cristina González en la audiencia pública celebrada ante la Corte Interamericana el 25 de agosto de 2010 y Ley
No. 38 de 31 de julio de 2000 que aprueba el Estatutos orgánico de la Procuraduría de la Administración,
Regula el Procedimiento Administrativo General y Dicta Disposiciones Especiales publicada en la Gaceta oficial
el 2 de agosto de 2000 (expediente de prueba, tomo VII, anexo 9 a la contestación de la demanda, folios 2792
a 2855).
47
audiencia ni del contradictorio, como parte de las garantías del debido proceso legal,
colocando al migrante retenido al total arbitrio del poder sancionatorio de la Dirección
Nacional de Migración. En efecto, el Estado ―acept[ó] responsabilidad [dado] que no
existió una comunicación formal escrita, y detallada al inculpado sobre la acusación
formulada en su contra; no se concedió al señor Vélez el tiempo ni los medios adecuados
para la preparación de su defensa; el señor Vélez no fue asistido por un defensor, ni se le
permitió su derecho a defensa durante la sustanciación del proceso administrativo que
resulto en la privación de su libertad‖.
148. Por consiguiente, la Corte considera que el Estado de Panamá violó, en perjuicio
del señor Vélez Loor, el derecho a ser oído contenido en el artículo 8.1 de la Convención
147
Cfr. Caso Barreto Leiva, supra nota 96, párr. 29.
148
Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos (arts. 46.1, 46.2.a y 46.2.b Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-11/90 del 10 de agosto de 1990. Serie A No. 11,
párr. 28.
149
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 126.
150
Cfr. Eur. Court HR, Benham v. United Kingdom (Application no 19380/92) Judgment of 10 June 1996,
párrs. 61 (―La Corte concuerda con la Comisión que cuando se trata de la privación de la libertad, los intereses
de la justicia en principio requieren de la asistencia letrada‖) y 64 (―En consideración de la severidad de la pena
que podía imponerse al señor Benham y la complejidad del derecho aplicable, la Corte considera que los
intereses de la justicia exigían que, para recibir una audiencia justa, el señor Benham debía haberse
beneficiado de asistencia letrada gratuita durante el procedimiento ante los magistrados‖) (traducción de la
Secretaría).
151
Cfr. mutatis mutandi Caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 30 de mayo de 1999. Serie C No. 52, párr. 161; Caso Radilla Pacheco, supra nota 25, párr. 208, y Caso
García Prieto y otros Vs. El Salvador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2007. Serie C No. 168, párr. 43.
48
149. La Comisión se refirió a las omisiones incurridas por el Estado de Panamá que
―impidieron el acceso a asistencia consular adecuada y oportuna‖. Al respecto,
argumentó que ―el derecho a la asistencia consular implica que la persona detenida o
sometida a proceso sea informada de su derecho de contactarse con el consulado y le
sean proporcionados los medios para ello‖, lo cual ―no ocurrió en el presente caso, pues
el Estado panameño decidió unilateralmente informar al Estado ecuatoriano sobre la
situación, sin disponer medio alguno para que fuera la [presunta] víctima quien entrara
en contacto con su consulado y solicitara el apoyo que requería‖. Asimismo, la Comisión
advirtió que ―no existe prueba alguna de que el Estado de Ecuador haya sido informado
oficialmente del proceso que se seguía a la [presunta] víctima ni de la sanción penal que
el mismo podía acarrear‖. Las representantes coincidieron con la Comisión respecto a
que ―[e]l Estado tampoco informó a[l señor Vélez Loor] de su derecho a contar con la
asistencia consular‖. Asimismo, alegaron que ―el referido derecho no se satisface con la
sola notificación por parte de las autoridades del Estado que recibe‖, ya que ―es el
individuo quien es el titular del derecho de información y notificación consular, por lo
tanto, Panamá debió informarle sin demora al señor Vélez su derecho de comunicarse
con el consulado de su país, y además asegurar las condiciones para que pudiese hacerlo
si lo hubiese decidido‖.
150. El Estado señaló que el ―Consulado de la República del Ecuador fue notificado
telefónicamente por la Dirección Nacional de Migración […] sobre la detención del [s]eñor
Vélez Loor, el día 12 de noviembre de 2002‖ y que el señor Vélez Loor tuvo comprobado
auxilio consular de su país ―[d]esde inicios del mes de diciembre [de 2002]‖. Asimismo,
el Estado sostuvo que ―en la época de los hechos, […] Panamá al igual que la gran
mayoría de los países, aplicaba entonces un criterio estatista respecto de la notificación
consular[, por lo que] entendía el derecho de notificación consular como un derecho del
Estado de envío, no como un derecho del individuo‖. Por ello, el Estado considera que
―[e]n el momento de la detención del señor Vélez la notificación hecha al cónsul [de
Ecuador] respecto de la detención del individuo era, de acuerdo a los estándares
internacionales suficiente y adecuada[, por tanto] la obligación contemplada por el
artículo 36 de la Convención de Viena se había cumplido cabalmente‖.
152
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párrs. 84 y 124.
153
Cfr. ICJ, LaGrand Case (Germany v. United States of America), I.C.J. Reports 2001, Judgment of 27
June 2001, page 494, para. 77.
49
152. La Corte observa que los extranjeros detenidos en un medio social y jurídico
diferente de los suyos, y muchas veces con un idioma que desconocen, experimentan
una condición de particular vulnerabilidad, que el derecho a la información sobre la
asistencia consular, enmarcado en el universo conceptual de los derechos humanos,
busca remediar de modo tal de asegurar que la persona extranjera detenida disfrute de
un verdadero acceso a la justicia, se beneficie de un debido proceso legal en condiciones
de igualdad con quienes no afrontan esas desventajas, y goce de condiciones de
detención compatibles con el respeto debido a la dignidad de las personas. Para alcanzar
sus objetivos, el proceso debe reconocer y resolver los factores de desigualdad real de
quienes son llevados ante la justicia. Es así como se atiende el principio de igualdad ante
la ley y los tribunales y a la correlativa prohibición de discriminación. La presencia de
condiciones de desigualdad real obliga a adoptar medidas de compensación que
contribuyan a reducir o eliminar los obstáculos y deficiencias que impidan o reduzcan la
defensa eficaz de los propios intereses155.
153. Es así que desde la óptica de los derechos de la persona detenida tres son los
componentes esenciales del derecho debido al individuo por el Estado Parte 156: 1) el
derecho a ser notificado de sus derechos bajo la Convención de Viena157; 2) el derecho
de acceso efectivo a la comunicación con el funcionario consular, y 3) el derecho a la
asistencia misma.
154
Cfr. Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos. Adoptadas por el Primer Congreso de las
Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra en 1955, y
aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663C (XXIV) de 31 de julio de 1957 y 2076
(LXII), de 13 de mayo de 1977, Regla 38.1, y Naciones Unidas, Asamblea General, Conjunto de Principios para
la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión, Resolución 43/173, de
9 de diciembre de 1988, Principio 16.2.
155
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párr. 119; Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados,
supra nota 82, párr. 121, y Caso Baldeón García, supra nota 27, párr. 202.
156
Se debe tener en cuenta que los estándares siguientes no se aplican a las personas detenidas o
retenidas que hayan solicitado una medida de protección internacional (supra párr. 106). Si son detenidas,
tales personas gozan de los derechos bajo la Convención de Viena, no obstante, hay otras consideraciones para
proteger sus intereses, las cuales la Corte no estima pertinente examinar en esta Sentencia.
157
Así, el detenido extranjero tiene el derecho a ser informado de su derecho: 1) a que el Estado receptor
le informe a la oficina consular competente sobre su situación; y 2) a que el Estado receptor transmita sin
demora ―cualquier comunicación dirigida a la oficina consular‖ por el detenido. Cfr. Artículo 36.1.b) de la
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares. Documento (A/CONF.25/12) (1963) de 24 de abril de 1963,
en vigor a partir del 19 de marzo de 1967, y rige desde esa fecha para el Ecuador (que la había ratificado el 11
de marzo de 1965), y para Panamá desde el trigésimo día siguiente al depósito de su instrumento de
ratificación, efectuada el 28 de agosto de 1967. Esta notificación le debe ser hecha antes de que ―rinda su
primera declaración‖. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del
Debido Proceso Legal, supra nota 145, párr. 106; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr.
164, y Caso Bueno Alves Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de mayo de 2007.
Serie C No. 164, párr. 116. Así como los otros derechos que tiene quien es privado de libertad, éste ―constituye
un mecanismo para evitar detenciones ilegales o arbitrarias desde el momento mismo de la privación de
libertad y, a su vez, garantiza el derecho de defensa del individuo‖. Ver mutatis mutandis Caso Juan Humberto
Sánchez, supra nota 97, párr. 82; Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 147, y Caso Yvon Neptune, supra
nota 97, párr. 105.
50
156. Ahora bien, todas las partes coinciden en que en algún momento se informó a las
autoridades consulares de Ecuador que el señor Vélez Loor se encontraba bajo custodia
del Estado panameño (supra párrs. 149 y 150), pero subsiste la controversia respecto de
cuándo fue la fecha en que fue hecha esta notificación al consulado. La prueba
proporcionada no ha sido conteste en cuanto a la fecha y el modo en que se puso en
conocimiento del Consulado del Ecuador en Panamá que el señor Vélez Loor se
encontraba bajo la custodia estatal160. Lo cierto es que al 5 de diciembre de 2002 la
misión consular ecuatoriana ya había iniciado gestiones para obtener la deportación del
señor Vélez Loor161. Al respecto, el señor Vélez Loor declaró que durante el tiempo que
estuvo recluido en la Cárcel Pública de La Palma se entrevistó con funcionarios de
inmigración, sin embargo, manifestó que ―nunca tuv[o] conocimiento‖ de las gestiones
que estaba realizando en diciembre de 2002 el Consulado ecuatoriano en su favor.
Asimismo, refirió que ―nunca sup[o] cómo sucede la deportación‖ y que "no s[abe] cuáles
hayan sido las gestiones‖162.
158
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párr. 86; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 164, y
Caso Bueno Alves, supra nota 157, párr. 116.
159
En lo pertinente el artículo 36.1.c) de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares señala que
―[…] los funcionarios consulares se abstendrán de intervenir en favor del nacional detenido, cuando éste se
oponga expresamente a ello‖.
160
Al respecto, el señor González declaró que el Consulado de la República de Ecuador fue notificado
telefónicamente por el entonces Jefe de Investigaciones de la Dirección Nacional de Migración y Naturalización
del Ministerio de Gobierno y Justicia sobre la detención del señor Vélez Loor. Cfr. Declaración rendida por Carlos
Benigno González Gómez, supra nota 122, folio 3787. Por otro lado, el señor Vélez Loor sostuvo que ―en un
tiempo yo tuve la oportunidad de llamar al Consulado de Ecuador a través de un teléfono clandestino‖.
Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010. Finalmente, el señor Ochoa manifestó ―[p]ocos días antes de
[n]avidad [c]uando me llevaron a la embajada ecuatoriana para sacar mis huellas y verificar mi nacionalidad,
pude hablar con la embajadora, […l]e comenté del caso del Sr. Vélez, y ella me contó que yo tenía que hablar
con el Director de Migración‖. Declaración rendida por el señor Leoncio Raúl Ochoa Tapia ante fedatario público
(affidávit) el 6 de agosto de 2010 (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folio 3656).
161
Cfr. Nota No. 3-6-3/2002 emitida por el Consulado de Ecuador en Panamá dirigido al Jefe del estado
Mayor de la Armada de Panamá el 5 de diciembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 51 a la
contestación de la demanda, folio 3531).
162
Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
51
159. La Corte observa que, si bien el señor Vélez Loor tuvo comprobada comunicación
con funcionarios consulares de Ecuador en el Estado de Panamá168, el procedimiento
administrativo que duró del 12 de noviembre al 6 de diciembre de 2002, y que culminó
con la resolución que le impuso una sanción de privación de la libertad, no le proporcionó
la posibilidad de ejercer el derecho de defensa, audiencia ni del contradictorio, ni mucho
menos garantizaba que dicho derecho pudiera ejercerse en términos reales (supra párr.
144). Es decir, si bien el señor Vélez Loor recibió visitas por parte de los funcionarios
consulares en el Centro Penitenciario La Joyita con posterioridad a la imposición de la
sanción169, en las cuales se le entregaron útiles de aseo personal, dinero en efectivo y
medicinas y se solicitó la intervención de médicos que verificasen su salud, no pudo
ejercer su derecho a la defensa con la asistencia consular ya que el procedimiento
163
El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párr. 122; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 164, y
Caso Bueno Alves, supra nota 157, párr. 116.
164
El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párr. 129; Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C No. 129, párrs. 125 y 126, y Caso Tibi, supra nota 27, párrs. 195 y
196.
165
Cfr. Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, artículos 36.1.a) y 36.1.b).
166
Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, artículo 36.1.c).
167
Cfr. El Derecho a la Información sobre la Asistencia Consular en el Marco de las Garantías del Debido
Proceso Legal, supra nota 145, párr. 87; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 164 y
Caso Bueno Alves, supra nota 157, párr. 116.
168
Cfr. Nota No. 4-2-105/2009, supra nota 79, folios 2435 y 2436, y Nota No. 3-8/09/2003 emitida por la
Embajada de Ecuador en Panamá dirigida al Director del Centro Penitenciario La Joyita el 26 de febrero de 2003
(expediente de prueba, tomo VIII, anexo 53 a la contestación de la demanda, folio 3611).
169
Cfr. Nota No. 4-2-105/2009, supra nota 79, folios 2435 y 2436.
52
160. Por lo anteriormente expuesto, la Corte concluye que en el presente caso la falta
de información al señor Vélez Loor sobre su derecho a comunicarse con el consulado de
su país y la falta de acceso efectivo a la asistencia consular como un componente del
derecho a la defensa y del debido proceso, contravino los artículos 7.4, 8.1 y 8.2.d de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del señor
Vélez Loor.
161. Tanto la Comisión como las representantes alegaron la violación del artículo 7.3
de la Convención por la sanción de dos años de prisión impuesta al señor Vélez Loor
mediante resolución 7306, que era de carácter penal. Por un lado, la Comisión afirmó
que ―[s]i bien en esta segunda resolución se indicó el sustento legal de la pena y el
carácter de reincidente del señor Vélez Loor, la sanción como tal resultó de un proceso
que desconoció abiertamente todas las garantías del debido proceso‖. Por su parte, las
representantes alegaron que no es suficiente que toda causa de privación o restricción al
derecho a la libertad esté consagrada en la ley, sino que es necesario que esa ley y su
aplicación respeten que la medida tenga una finalidad compatible, sea idónea, sea
necesaria y proporcional, para que la detención no sea considerada como arbitraria.
Según las representantes, la sanción impuesta al señor Vélez Loor ―no sólo no era
necesaria, sino que afectó severa y desproporcionadamente su derecho a la libertad
personal‖, y la resolución 7306, a través de la cual se le condena, no contiene motivación
alguna que permita evaluar si la restricción cumple con las condiciones antes apuntadas.
163. En este acápite la Corte se pronunciará sobre si los Estados están facultados para
establecer una sanción de carácter punitivo en relación con el incumplimiento de las
leyes migratorias, como la sanción de dos años de duración prevista en el artículo 67 del
Decreto Ley 16 de 1960170, aplicada en el presente caso. Para ello, es necesario analizar
si tal legislación interna era compatible con las exigencias de la Convención Americana.
170
El artículo 67 disponía que ―[l]os extranjeros condenados a la deportación que eludan esta pena,
permaneciendo en el país clandestinamente, o la burlen regresando a él, serán dedicados a trabajos agrícolas
en la Colonia Penal de Coiba, por dos (2) años, y obligados a salir del país al cumplirse este término; podrán
ser liberados si presentaren, a satisfacción del Ministerio de Gobierno y Justicia, pasaje para abandonar el país‖.
Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960, supra nota 80, folio 1153.
53
Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.
Así, bajo el principio de tipicidad, se obliga a los Estados a establecer, tan concretamente
como sea posible y ―de antemano‖, las ―causas‖ y ―condiciones‖ de la privación de la
libertad física171.
165. Por su parte, el artículo 7.3 de la Convención establece que ―[n]adie puede ser
sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios‖. La Corte ha establecido en otras
oportunidades que
nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento por causas y métodos que –aún
calificados de legales- puedan reputarse como incompatibles con el respeto a los derechos
fundamentales del individuo por ser, entre otras cosas, irrazonables, imprevisibles, o faltos de
proporcionalidad172.
167. Es por ello que, en el presente caso, el análisis referido se relaciona con la
compatibilidad de medidas privativas de libertad de carácter punitivo para el control de
los flujos migratorios, en particular de aquellos de carácter irregular, con la Convención
Americana y así determinar el alcance de las obligaciones del Estado, en el marco de la
responsabilidad estatal que se genera por las violaciones de los derechos reconocidos en
dicho instrumento. Para ello, la Corte procederá a evaluar si la medida privativa de libertad
aplicada al señor Vélez Loor cumplió con los requisitos mencionados de estar prevista en
ley, perseguir un fin legítimo y ser idónea, necesaria y proporcional. En principio, el
171
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 57; Caso Usón Ramírez, supra nota
10, párr. 145, y Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 96.
172
Caso Gangaram Panday Vs. Surinam. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de enero de
1994. Serie C No. 16, párr. 47; Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 146, y Caso Yvon Neptune, supra nota
97, párr. 97.
173
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 93, y Caso Yvon Neptune, supra nota
97, párr. 98.
174
Cfr. Caso Ricardo Canese Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de
2004. Serie C No. 111, párr. 129; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 93, y Caso Yvon
Neptune, supra nota 97, párr. 98.
175
Cfr. Caso Ricardo Canese, supra nota 174, párr. 129; Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra
nota 99, párr. 93, y Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 98.
176
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 128; Caso Barreto Leiva, supra nota 96,
párr. 116, y Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 98.
54
Tribunal observa que la sanción de privación de libertad impuesta al señor Vélez Loor
mediante resolución 7306 (supra párr. 94) se basó en el artículo 67 del Decreto Ley 16,
el cual fue dictado el 30 de junio de 1960 por el Presidente de la República, oído el
concepto favorable del Consejo de Gabinete y previa aprobación de la Comisión
Legislativa Permanente de la Asamblea General177. Ninguna de las partes cuestionó si
esta norma cumplía con el principio de reserva de ley, conforme la jurisprudencia de este
Tribunal178, por lo que la Corte no cuenta con elementos suficientes para pronunciarse al
respecto.
169. Como ya fue establecido, los Estados tienen la facultad de controlar y regular el
ingreso y permanencia de personas extranjeras en su territorio (supra párr. 97), por lo
que este puede ser un fin legítimo acorde con la Convención. Es así que, la utilización de
detenciones preventivas puede ser idónea para regular y controlar la migración irregular
a los fines de asegurar la comparecencia de la persona al proceso migratorio o para
garantizar la aplicación de una orden de deportación. No obstante, y a tenor de la opinión
del Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, ―la penalización de la entrada
irregular en un país supera el interés legítimo de los Estados en controlar y regular la
inmigración irregular y puede dar lugar a detenciones innecesarias‖180. Del mismo modo,
la Relatora de Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes ha
sostenido que ―[l]a detención de los migrantes con motivo de su condición irregular no
debería bajo ninguna circunstancia tener un carácter punitivo‖181. En el presente caso, la
Corte considera que la finalidad de imponer una medida punitiva al migrante que
reingresara de manera irregular al país tras una orden de deportación previa no
constituye una finalidad legítima de acuerdo a la Convención.
Necesidad de la medida
177
Cfr. Decreto Ley No. 16 de 30 de junio de 1960, supra nota 80.
178
El principio de reserva de ley impone que únicamente a través de una ley puede afectarse el derecho a
la libertad personal, entendida ésta, conforme al artículo 30 de la Convención, como una norma jurídica de
carácter general, ceñida al bien común, emanada de los órganos legislativos constitucionalmente previstos y
democráticamente elegidos, y elaborada según el procedimiento establecido por las constituciones de los
Estados Partes para la formación de las leyes. Cfr. Opinión Consultiva, La Expresión "Leyes" en el Artículo 30 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Opinión Consultiva OC-6/86 del 9 de mayo de 1986. Serie
A No. 6. Ver también, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 56; Caso Usón Ramírez,
supra nota 10, párr. 145, y Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 96.
179
Cfr. Artículo 5 sobre derecho a la libertad y a la seguridad del Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales.
180
Naciones Unidas, ―Promoción y Protección de todos los Derechos Humanos, Civiles, Políticos,
Económicos, Sociales y Culturales, incluido el Derecho al Desarrollo‖, Grupo de Trabajo sobre la Detención
Arbitraria, Informe del Grupo, A/HRC/7/4, 10 de enero de 2008, párr. 53.
181
Naciones Unidas, ―Grupos específicos e individuos: Trabajadores migrantes‖, Informe presentado por
la Relatora Especial, Sra. Gabriela Rodríguez Pizarro, de conformidad con la resolución 2002/62 de la Comisión
de Derechos Humanos, E/CN.4/2003/85, 30 de diciembre de 2002, párr. 73 (expediente de prueba, tomo V,
anexo 22 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio 1993).
55
170. De otra parte, la Corte observa que la medida prevista en el artículo 67 del
Decreto Ley 16 de 1960 era una sanción administrativa de carácter punitivo. Al respecto,
la Corte ya ha dicho que es preciso tomar en cuenta que las sanciones administrativas
son, como las penales, una expresión del poder punitivo del Estado y que tienen, en
ocasiones, naturaleza similar a la de éstas182. En una sociedad democrática el poder
punitivo sólo se ejerce en la medida estrictamente necesaria para proteger los bienes
jurídicos fundamentales de los ataques más graves que los dañen o pongan en peligro.
Lo contrario conduciría al ejercicio abusivo del poder punitivo del Estado 183. En igual
sentido, el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria sostuvo que el derecho a la
libertad personal ―exige que los Estados recurran a la privación de libertad sólo en tanto
sea necesario para satisfacer una necesidad social apremiante y de forma proporcionada
a esa necesidad‖184.
171. De este principio se colige que la detención de personas por incumplimiento de las
leyes migratorias nunca debe ser con fines punitivos. Así, las medidas privativas de
libertad sólo deberán ser utilizadas cuando fuere necesario y proporcionado en el caso en
concreto a los fines mencionados supra y únicamente durante el menor tiempo posible.
Para ello, es esencial que los Estados dispongan de un catálogo de medidas
alternativas185, que puedan resultar efectivas para la consecución de los fines descritos.
En consecuencia, serán arbitrarias las políticas migratorias cuyo eje central es la
detención obligatoria de los migrantes irregulares, sin que las autoridades competentes
verifiquen en cada caso en particular, y mediante una evaluación individualizada, la
posibilidad de utilizar medidas menos restrictivas que sean efectivas para alcanzar
aquellos fines186.
182
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 139, párr. 106.
183
Cfr. Caso Kimel, supra nota 43, párr. 76; Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 73, y Caso Tristán
Donoso, supra nota 120, párr. 119.
184
Naciones Unidas, Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, Informe del Grupo, Los Derechos
Civiles y Políticos, en particular las cuestiones relacionadas con la Tortura y la Detención, E/CN.4/2006/7, 12 de
diciembre de 2005, párr. 63.
185
Cfr. Naciones Unidas, ―Promoción y Protección de todos los Derechos Humanos, Civiles, Políticos,
Económicos, Sociales y Culturales, incluido el Derecho al Desarrollo‖, Grupo de Trabajo sobre la Detención
Arbitraria, Informe del Grupo, A/HRC/10/21, 16 de febrero de 2009, párr. 67.
186
Cfr. Naciones Unidas, Comité de Derechos Humanos, C. v. Australia, Comunicación Nº 900/1999:
Australia. 13/11/2002 (CCPR/C/76/D/900/1999), 13 de noviembre de 2002, párr. 8.2.
56
logren desvirtuar la mencionada presunción‖; en tercer lugar, que los recursos señalados
por el Estado ―no pueden considerarse adecuados para obtener la revisión integral de
una sanción penal como la impuesta a la [presunta] víctima, y finalmente, que por la
falta de notificación y asistencia legal los recursos no estaban al alcance del señor Vélez
Loor‖.
174. Las representantes indicaron que ―la legislación panameña vigente al momento de
los hechos, no preveía la posibilidad de que la decisión del Director General de Migración
fuera revisada en segunda instancia por un juez o tribunal‖. Asimismo, señalaron que la
presunta víctima tampoco tuvo un acceso efectivo a los recursos establecidos en la Ley
No. 16 de 1960, al ―no exist[ir] constancia de que la resolución por la que se condenó al
señor Jesús Vélez Loor [se le] notifica[ra] formalmente‖, además de que ―[é]sta no se
encontraba fundamentada, lo que le impidió cuestionar su validez‖.
178. Al respecto, la Corte considera que los hechos de este caso se circunscriben al
campo de aplicación del artículo 8.2.h de la Convención, que consagra un tipo específico
de recurso que debe ofrecerse a toda persona sancionada con una medida privativa de
libertad, como garantía de su derecho a la defensa, y estima que no se está en el
supuesto de aplicación del artículo 25.1 de dicho tratado. La indefensión del señor Vélez
Loor se debió a la imposibilidad de recurrir del fallo sancionatorio, hipótesis abarcada por
el artículo 8.2.h en mención.
57
180. En el presente caso, resulta inadmisible para este Tribunal que la resolución 7306
de 6 de diciembre de 2002, emitida por la Dirección Nacional de Migración, mediante la
cual se privó de la libertad por casi diez meses al señor Vélez Loor, no hubiera sido
notificada, tal como lo reconoció el propio Estado (supra párr. 60). La Corte encuentra
que la falta de notificación es en sí misma violatoria del artículo 8 de la Convención, pues
colocó al señor Vélez Loor en un estado de incertidumbre respecto de su situación
jurídica y tornó impracticable el ejercicio del derecho a recurrir del fallo sancionatorio. En
consecuencia, la Corte considera que este caso se enmarca en una situación de
impedimento fáctico para asegurar un acceso real al derecho a recurrir, así como en una
ausencia de garantías e inseguridad jurídica, por lo que no resulta pertinente entrar a
analizar los recursos mencionados por el Estado. Tampoco es necesario analizar el
alegato del Estado sobre la Defensoría del Pueblo como recurso no jurisdiccional, pues
ésta no satisface la exigencia de un órgano revisor de grado superior con características
jurisdiccionales, así como el requisito de ser un recurso amplio que permitiera un análisis
o examen comprensivo e integral de todas las cuestiones debatidas y analizadas ante la
autoridad que emitió el acto que se impugna. Por ende, no es un recurso al que las
personas deban necesariamente acudir.
181. En razón de lo expuesto, el Tribunal declara que Panamá violó el derecho del
señor Vélez Loor reconocido en el artículo 8.2.h de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de la misma.
187
Cfr. Caso Herrera Ulloa Vs. Costa Rica. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 2 de julio de 2004. Serie C No. 107, párr. 158, y Caso Barreto Leiva, supra nota 96, párr. 88.
188
Cfr. Caso Barreto Leiva, supra nota 96, párr. 89.
189
Cfr. Caso Castillo Petruzzi y otros, supra nota 151, párr. 161; Caso Lori Berenson Mejía Vs. Perú.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2004. Serie C No. 119, párr. 192, y Caso
Herrera Ulloa, supra nota 187, párr. 159.
190
Cfr. Caso Herrera Ulloa, supra nota 187, párrs. 161 y 164.
58
185. Como ha sido expuesto, el artículo 67 del Decreto Ley 16 de 1960 establecía que
―[l]os extranjeros condenados a la deportación que elud[ieran] esta pena,
permaneciendo en el país clandestinamente, o la burl[aran] regresando a él, ser[ían]
dedicados a trabajos agrícolas en la Colonia Penal de Coiba, por dos (2) años, y obligados
a salir del país al cumplirse este término‖. Al señor Vélez Loor se le impuso ―la pena de
dos (2) años de prisión en uno de los Centros Penitenciarios del País‖ al volver a entrar a
Panamá luego de una orden de deportación (supra párr. 94). Si bien la Corte ya declaró
la incompatibilidad de este tipo de medidas con la Convención (supra párrs. 161 a 172),
191
Cfr. Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 139, párr. 107; Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr.
125, y Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 187.
192
Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 139, párr. 106, citando cfr., inter alia, Eur. Court HR, Ezelin v.
France (Application no. 25196/94) Judgment of 15 November 2001, para. 45, y Eur. Court HR, Müller and
others v. Switzerland (Application no. 10737/84) Judgment of 24 May 1988, para. 29.
193
El artículo 9 de la Convención dispone:
Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran
delictivos según el derecho aplicable. Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en
el momento de la comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la
imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.
194
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 51, párr. 163; Caso Usón Ramírez, supra nota 10, párr. 53,
y Caso Garibaldi, supra nota 9, párr. 33.
59
187. El Estado aportó algunos otros fallos de la Corte Suprema de Justicia de Panamá
en los cuales se resolvió la legalidad de disponer una medida como la aplicada al señor
Vélez Loor196. No obstante, la Corte estima que la aplicación de una pena o sanción
administrativa diferente materialmente a la prevista en la ley contraviene el principio de
legalidad, pues se basa en interpretaciones extensivas de la ley penal. En el presente
caso, la Corte observa que la Dirección Nacional de Migración no proporcionó ninguna
motivación en su resolución 7306 sobre los fundamentos para aplicar una pena en un
establecimiento que no era el previsto en la referida norma. Respecto a la compatibilidad
de privar de libertad a personas migrantes junto con acusados o condenados por delitos
penales con las obligaciones internacionales, ver infra (párrs. 206 a 210).
188. Por las razones expuestas, la Corte considera que la aplicación de una sanción
más gravosa a la prevista en el artículo 67 del Decreto Ley 16 de 1960 infringe el
195
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Panamá de 26 de diciembre de 2002 en la que se
dispuso la legalidad que tendría la ubicación de extranjeros sancionados en aplicación del artículo 67 del
Decreto Ley 16 de 1960 en centros del sistema penitenciario nacional distintos de la isla penal de Coiba.
(Incluye fallos mencionados en ella con antecedentes; ver puntos del 16 al 21) (expediente de prueba, tomo X,
anexo 15 a los alegatos finales del Estado, folios 4046 a 4054).
196
Cfr. Sentencia del Pleno de la Corte Suprema de Justicia. Acción de Hábeas Corpus a favor de Jorge
Perlaza Royo y contra el Licenciado Eric Singares y la Licenciada Rosabel Vergara, Director y Subdirectora
Nacional de Migración y Naturalización. Magistrado Ponente: Arturo Hoyos. Panamá, Doce (12) de Enero de Dos
Mil Uno (2001) (expediente de prueba, tomo X, anexo 16 a los alegatos finales del Estado, folios 4055 a 4060);
Sentencia del Pleno de la Corte Suprema de Justicia. Acción de Hábeas Corpus interpuesta por la Licda. Magaly
Castillo, a favor de Vicente Limones, contra el Director Nacional de Migración y Naturalización. Magistrada
Ponente: Mirtza Angélica Franceschi de Aguilera. Panamá, Veinticinco (25) de Julio de Dos Mil Uno (2001)
(expediente de prueba, tomo X, anexo 17 a los alegatos finales del Estado, folios 4061 a 4066); Sentencia del
Pleno de la Corte Suprema de justicia. Acción de Hábeas Corpus interpuesta por la Lcda. Anda j. jurado
Zamora, a favor de Guillermo Goicochea contra el Director Nacional de Migración. Magistrado Ponente: jasé A.
Troyano. Panamá, Treinta (30) de Abril de Dos Mil Uno (2001) (expediente de prueba, tomo X, anexo 19 a los
alegatos finales del Estado, folios 4073 a 4077), y Sentencia del Pleno de la Corte Suprema de justicia. Hábeas
Corpus interpuesto por el Licenciado Víctor Orobio a favor de jairo González y contra la Dirección Nacional de
Migración y Naturalización del Ministerio de Gobierno y justicia. Magistrado Ponente: Rogelio Fábrega Z.
Panamá, Catorce (14) de Febrero de Dos Mil Uno (2001) (expediente de prueba, tomo X, anexo 20 a los
alegatos finales del Estado, folios 4078 a 4083).
60
i) Conclusión
190. A este respecto, la Corte ya ha notado que dicha norma establece una regulación
general, y una regulación específica compuesta por una serie de garantías. En efecto, el
artículo 7.1 de la Convención Americana reconoce en términos generales que ―[t]oda
persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales‖. Si bien este derecho
puede ejercerse de múltiples formas, la Convención Americana regula ―los límites o
restricciones que el Estado puede realizar‖, a través de las diversas garantías
establecidas en los diferentes numerales de dicha norma, los cuales deben verificarse
para privar a alguien de su libertad en forma legítima197. Estas protegen el derecho: i) a
no ser privado de la libertad ilegalmente (art. 7.2) o arbitrariamente (art. 7.3), ii) a
conocer las razones de la detención y los cargos formulados en contra del detenido (art.
7.4), iii) al control judicial de la privación de la libertad y la razonabilidad del plazo de la
prisión preventiva (art. 7.5), iv) a impugnar la legalidad de la detención (art. 7.6), y v) a
no ser detenido por deudas (art. 7.7).
197
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 53.
61
198
Cfr. Caso Garrido y Baigorria Vs. Argentina. Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de
1998. Serie C No. 39, párrs. 68 y 69; Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 163, y Caso Fernández
Ortega y otros, supra nota 27, párr. 179.
199
Cfr. Caso Castillo Petruzzi y otros, supra nota 151, párr. 207; Caso Chitay Nech y otros, supra nota
104, párr. 213, y Caso Masacre de las Dos Erres, supra nota 27, párr. 122.
200
Cfr. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73, párr. 88; Caso Zambrano Vélez y otros Vs. Ecuador.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2007. Serie C No. 166, párr. 57, y Caso La Cantuta,
supra nota 103, párr. 172.
201
Cfr. Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros, supra nota 145, párr. 113; Caso Zambrano Vélez y
otros, supra nota 200, párr. 57, y Caso La Cantuta, supra nota 103, párr. 172.
202
Cfr. Caso Caesar Vs. Trinidad y Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de marzo de
2005. Serie C No. 123, párr. 94; Caso Salvador Chiriboga Vs. Ecuador. Excepción Preliminar y Fondo. Sentencia
de 6 de mayo de 2008. Serie C No. 179, párr. 122, y Caso Zambrano Vélez y otros, supra nota 200, párr. 57.
203
Cfr. Caso Raxcacó Reyes Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de
septiembre de 2005. Serie C No. 133, párr. 87; Caso Salvador Chiriboga, supra nota 202, párr. 122, y Caso
Zambrano Vélez y otros, supra nota 200, párr. 57.
204
Cfr. Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros), supra nota 200, párr. 87; Caso
Salvador Chiriboga, supra nota 202, párr. 122, y Caso Zambrano Vélez y otros, supra nota 200, párr. 57.
62
VIII-2
DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL EN RELACIÓN CON LAS OBLIGACIONES
DE RESPETAR Y GARANTIZAR LOS DERECHOS Y LAS OBLIGACIONES
CONTENIDAS EN LA CONVENCIÓN INTERAMERICANA PARA PREVENIR Y
SANCIONAR LA TORTURA
197. En efecto, el Estado ―admit[ió] que las graves deficiencias que afectan al sistema
[p]enitenciario [n]acional, afectan negativamente el derecho a la integridad de las
personas privadas de libertad‖. Al respecto, hizo especial énfasis ―respecto de las graves
deficiencias físicas, estructurales y de funcionamiento‖, las cuales contradicen las leyes
internas, así como los estándares internacionales sobre la materia, adoptados por el país.
Con relación a la Cárcel Pública de La Palma y al Complejo La Joya-La Joyita, ―reconoc[ió]
la existencia, entre otros, documentados por las distintas autoridades panameñas de los
siguientes problemas: deficiencias estructurales en los centros de detención, problemas
en el suministro regular de agua, sobrepoblación penitenciaria, deficiencia de los
sistemas de clasificación de las personas privadas de libertad, deficiencias de los
programas de resocialización y educación‖. El Estado también explicó que para remediar
la situación de sobrepoblación en los centros penitenciarios del país ―ha adoptado
medidas con efectos a breve término y a mediano plazo‖, mismas que expuso a detalle.
En tal sentido, aceptó la responsabilidad205, limitada a la época de los hechos, y se
sometió a la decisión que la Corte disponga.
198. Esta Corte ha indicado que, de conformidad con el artículo 5.1 y 5.2 de la
Convención206, toda persona privada de libertad tiene derecho a vivir en condiciones de
detención compatibles con su dignidad personal. Como responsable de los
205
En relación con las condiciones de detención reconocidas por el Estado, el Tribunal observa que tras
una visita efectuada a Panamá y específicamente al penal de La Joyita en junio de 2001, la Comisión
Interamericana emitió un comunicado de prensa en el cual hizo alusión a condiciones de detención
incompatibles con la dignidad humana. Se refirió, entre otros, a sus altos índices de población; al gran número
de detenidos que se veían obligados a dormir en el suelo o colgados en hamacas, colocadas a veces a cuatro
metros de altura del piso; a las deterioradas e insuficientes instalaciones sanitarias, lo que ponía en riesgo la
salud de la población existente. Asimismo, la Comisión constató serias deficiencias en los servicios de salud
accesibles a los detenidos, así como la falta de oportunidades de ocupación laboral, programas de rehabilitación
y actividades recreativas. Cfr. Comunicado de Prensa No. 10/01 de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos de 8 de junio de 2001 (expediente de prueba, tomo III, anexo 29 de la demanda, folios 1529 y
1530).
206
El artículo 5 de la Convención Americana dispone, en lo pertinente, que:
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda
persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser
humano.
63
199. De la prueba presentada en este caso se desprende que en la época de los hechos
de la detención del señor Vélez Loor sólo existía un albergue migratorio en todo el país,
específicamente en la Ciudad de Panamá, para alojar a las personas en situación
migratoria irregular, mientras se determinaba su situación y se definía si iban a ser
deportadas o no211. Actualmente, Panamá cuenta con dos albergues migratorios, los
cuales se ubican en la referida ciudad capital212, por lo que las personas retenidas en
áreas fronterizas, sean migrantes irregulares o personas en busca de protección
internacional, son alojados en los centros penitenciarios de las provincias o en las
estaciones de policía hasta que su traslado a los albergues del Servicio Nacional de
Migración en la Ciudad de Panamá se hace posible213.
200. Así, al ser detenido en la Provincia del Darién, el señor Vélez Loor fue remitido
junto con otras cuatro personas más de nacionalidades extranjeras214 a la Cárcel Pública
207
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 19 de enero de 1995. Serie C No. 20,
párr. 60; Caso Yvon Neptune, supra nota 97, párr. 130, y Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) Vs.
Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de julio de 2006. Serie C No. 150, párrs. 85 y 87.
208
Cfr. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004. Serie C No. 112, párr. 159; Caso Yvon Neptune,
supra nota 97, párr. 130, y Caso Boyce y otros Vs. Barbados. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2007. Serie C No. 169, párr. 88.
209
Cfr. Caso Cantoral Benavides, supra nota 27, párr. 95; Caso Boyce y otros, supra nota 208, párr. 88, y
Caso Bueno Alves, supra nota 157, párrs. 75 y 76. Al respecto, el Comité contra la Tortura ha expresado que
―[l]a sobrepoblación y las precarias condiciones materiales y de higiene en los establecimientos carcelarios, la
carencia de servicios básicos, en especial atención médica apropiada, la incapacidad de las autoridades de
garantizar la protección de los reclusos en situaciones de violencia intercarcelaria […] y otras graves carencias,
además de incumplir las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, agravan la
privación de libertad de los reclusos condenados y procesados y la transforman en una pena cruel, inhumana y
degradante y, para los últimos, además, una pena anticipada de sentencia‖. Naciones Unidas, Informe del
Comité contra la Tortura, 25º período de sesiones (13 a 24 de noviembre de 2000) / 26º período de sesiones
(30 de abril a 18 de mayo de 2001), A/56/44, 10 de mayo de 2001, párr. 95f.
210
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 207, y Caso Boyce y otros, supra
nota 208, párr. 88.
211
Cfr. Declaración rendida por María Cristina González en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
212
Cfr. Declaración rendida por María Cristina González en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
213
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folio 3667, y
Nota DDP-RP-DRI No. 24-2010, supra nota 135.
214
Cfr. Nota No. 061 Sección Judicial emitida por el Jefe del Primer Batallón de Apoyo y Servicio de la
Cárcel Pública de La Palma dirigida al Fiscal Auxiliar de la República el 2 de septiembre de 2009 (expediente de
prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folio 2400), y Nota No. 163-02 Regional Metetí
emitida por el Supervisor Regional de Migración de Metetí dirigida al Jefe de la Zona Policial de Darién el 12 de
noviembre de 2002 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folio 2401).
64
de La Palma215 (supra párr. 93), que es el principal centro de reclusión de la región 216. El
testimonio del señor Vélez Loor revela que durante su detención en La Palma también
había ―detenidos peruanos y sus esposas, y colombianos […], con sus niños, mujeres
embarazadas, [y] una peruana adolescente embarazada‖217. Dentro de las instalaciones
se encontraban tres celdas para varones: la celda grande, la preventiva y la cuadra, que
eran antiguos depósitos de materiales con ausencia de ventilación tanto natural como
artificial218. Asimismo, existía un cuarto para las mujeres que se encontraban recluidas,
desprovisto de seguridad y de una separación física219. Allí, el señor Vélez Loor estuvo
detenido en la celda donde se alojaban a los privados de libertad de buen
comportamiento y a los ancianos220, la cual se encontraba próxima a un depósito de
combustible221. En este recinto estuvo privado de libertad junto con personas detenidas
por delitos222.
215
Cfr. Formulario Único de Filiación, Cárcel Pública de la Palma, Darién, Sistema Penitenciario, Ministerio
de Gobierno y Justicia, 12 de noviembre de 2002 (expediente de prueba, tomo III, anexo 11 a la demanda,
folio 1219), y Expediente del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor en el Sistema Penitenciario Nacional
(expediente de prueba, tomo VI, anexo 3 a la contestación de la demanda, folios 2624 y 2625).
216
Cfr. Información sobre la Cárcel Pública de La Palma disponible en la página web de la Dirección
General del Sistema Penitenciario (expediente de prueba, tomo IV, anexo 8 al escrito autónomo de solicitudes,
argumentos y pruebas, folio 1581).
217
Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
218
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folios 3664 a
3665, e Informe Especial del Defensor del Pueblo de la República de Panamá sobre la Situación de las Cárceles
del Interior del País de 12 de abril de 2005 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 42 a la contestación de la
demanda, folio 3438).
219
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folios 3664 a
3665, e Informe Especial del Defensor del Pueblo de la República de Panamá, supra nota 218.
220
Cfr. Nota No. 208-DGSP.DAL, supra nota 69.
221
Cfr. Nota No. 208-DGSP.DAL, supra nota 69, y Declaración rendida por Leoncio Raúl Ochoa Tapia,
supra nota 160, folio 3657.
222
Cfr. Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la
Corte Interamericana el 25 de agosto de 2010, y Declaración rendida por Leoncio Raúl Ochoa Tapia, supra nota
160, folio 3657. El testigo González sostuvo que las personas detenidas a órdenes de migración no estaban
ubicadas en la misma área del cuartel de La Palma que las personas detenidas por causas penales o policiales.
Cfr. Declaración rendida por Carlos Benigno González Gómez, supra nota 122, folio 3789.
223
Cfr. Comunicación No. DNMYN-SI-1265-02, supra nota 76; Comunicación No. DNMYN-SI-1264-02,
supra nota 76; Comunicación No. DNMYN-SI-1266-02, supra nota 76, y Oficio No. 2778 T, supra nota 76.
224
Cfr. Expediente del señor Jesús Tranquilino Vélez Loor, supra nota 215, folio 2643; Nota No. 208-
DGSP.DAL, supra nota 69, e Informe del Director General de la Policía Nacional de Panamá, supra nota 69, folio
1574.
225
Cfr. Informe del Director General de la Policía Nacional de Panamá, supra nota 69, folio 1574;
Información sobre el Centro Penitenciario La Joyita disponible en la página web de la Dirección General del
Sistema Penitenciario (http://sistemapenitenciario.gob.pa/detailcentros.php?centID=2) (expediente de prueba,
tomo IV, anexo 10 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio 1582), y Nota No. 1420-
DGSP.DAL emitida por el Director General del Sistema Penitenciario dirigida al Fiscal Auxiliar de la República el
13 de octubre de 2009 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 3 a la contestación de la demanda, folio 2553).
226
Cfr. Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la
Corte Interamericana el 25 de agosto de 2010.
65
202. La Cárcel Pública de La Palma en el año 2003 mantenía una capacidad física para
recluir 108 personas, tanto mujeres como hombres 228. Según datos oficiales del Sistema
Penitenciario panameño229, en el año 2002 su población total había llegado a 146 y en
2003 a 149. Por su parte, el Centro Penitenciario La Joyita en el año 2003 mantenía una
capacidad física para albergar 1770 personas230. Según datos oficiales del Sistema
Penitenciario panameño231, en el año 2002 su población total de privados de libertad
había llegado a 2430 detenidos y en el año 2003 a 2917.
227
Cfr. Información sobre el Centro Penitenciario La Joyita, supra nota 225.
228
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folio 3664.
229
Cfr. Informe del Departamento de Estadística de la Dirección Administrativa del Ministerio de Gobierno
y Justicia titulado ―Población Penitenciaria en la República por año según Centro penitenciario 2000-2007‖
(expediente de prueba, tomo IV, anexo 12 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio
1601). En el mismo sentido, declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135,
folio 3664.
230
Cfr. Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folio 3664, y
Alianza Ciudadana Pro Justicia, Áudito Ciudadano de la Justicia Penal en Panamá, Panamá 2004 (expediente de
prueba, tomo IV, anexo 18 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio 1732).
231
Cfr. Informe del Departamento de Estadística, supra nota 229, folio 1602). En el mismo sentido,
Declaración rendida por la señora Sharon Irasema Díaz Rodríguez, supra nota 135, folio 3664.
232
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 207, párr. 90, y Caso Boyce y otros,
supra nota 208, párr. 93.
66
206. Tanto la Comisión como las representantes argumentaron la obligación del Estado
de separar a las personas que han cometido infracciones penales de aquellas que son
detenidas por cuestiones migratorias. El Estado no realizó un alegato específico respecto
a este argumento, pero aceptó ―la existencia de una seria deficiencia en los sistemas de
clasificación de la población de privados de libertad‖. En lo que respecta al Pabellón 6 del
Centro Penitenciario La Joyita donde estuvo recluido el señor Vélez Loor, expresó que ―es
un pabellón [d]e seguridad media a baja donde eran ubicadas personas privadas de
libertad por las mismas causas que el señor Vélez y otras causas que excluían a
detenidos co[n]siderados peligrosos‖. De igual modo, alegó que la apertura de albergues
migratorios de la Dirección Nacional de Migración, en donde únicamente se alojan
migrantes, garantiza la aludida separación.
233
En el mismo sentido, Naciones Unidas, Informe de la Relatora Especial, Sra. Gabriela Rodríguez
Pizarro, de conformidad con la Resolución 2002/62 de la Comisión de Derechos Humanos, E/CN.4/2003/85, 30
de diciembre de 2002, párr. 16, y Naciones Unidas, Consejo de Derechos Humanos, Informe del Relator
Especial sobre los derechos humanos de los migrantes, supra nota 84, folio 2027, párr. 41.
234
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párrs. 112 y 172;
Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 172, y Caso Perozo, supra nota 9, párr. 118.
235
El artículo 5.6 de la Convención Americana establece que: ―[l]as penas privativas de la libertad
tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados‖.
67
detenidos, ya sea como procesados o como condenados, por delitos penales236. Por
consiguiente, el Tribunal considera que los Estados deben disponer de establecimientos
públicos separados, específicamente destinados a este fin237 y, en caso de que el Estado
no cuente con dichas facilidades, deberá disponer de otros lugares, los cuales en ningún
caso podrán ser los centros penitenciarios238.
236
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en una decisión del año 2000, manifestó que ―entendía
que no era deseable que los que se encuentran aguardando una deportación estén en el mismo lugar que
aquellos prisioneros condenados por ofensas penales‖. Eur. Court HR, Ha You ZHU v. United Kingdom
(Application no. 36790/97) Admissibility of 12 September 2000, page 6. (traducción de la Secretaría)
Asimismo, la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias en el Hemisferio, en el año
2001, consideró que las personas en situación migratoria irregular privadas de libertad por este solo hecho,
deben ser retenidas "en recintos de detención y no en prisiones comunes‖. Organización de Estados
Americanos, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2000. Segundo Informe de
Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Capítulo VI Estudios
Especiales, 16 abril 2001, OEA/Ser./L/V/II.111, doc. 20 rev., párr. 110. De igual modo, el Grupo de Trabajo
sobre la Detención Arbitraria, en el año 2003, recomendó ―terminar con la práctica actual de detener a
extranjeros por razones de migración conjuntamente con personas a las que se les imputa la comisión de
delitos comunes‖. Naciones Unidas, Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria, Informe del Grupo, Los
derechos civiles y políticos, en particular las cuestiones relacionadas con: la tortura y de la detención,
E/CN.4/2004/3/Add.3, 23 de diciembre de 2003, Recomendación 75.
237
La Convención Internacional sobre la Protección de todos Trabajadores Migratorios y sus Familias, de
18 de diciembre de 1990, en su artículo 17(3) establece que: ―[t]odo trabajador migratorio o familiar suyo que
se encuentre detenido en un Estado de tránsito o en el Estado de empleo por violación de las disposiciones
sobre migración será alojado, en la medida de lo posible, en locales distintos de los destinados a las personas
condenadas o a las personas detenidas que esperen ser juzgadas‖. Convención Internacional sobre la
Protección de todos Trabajadores Migratorios y sus Familias, aprobada por la Asamblea General en su
Resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990. Asimismo, el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura
y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes, en el año 2002, había sido de la opinión que ―en los casos
en los que se considera necesario privar a las personas de su libertad durante un período prolongado de
acuerdo con la legislación de extranjería, se deberían acomodar en establecimientos específicamente diseñados
para tales propósitos, que ofrezcan condiciones materiales y un régimen adecuado para su situación legal, y
cuyo personal esté debidamente cualificado‖. Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o
Tratos Inhumanos o Degradantes (CPT), Normas del CPT, Secciones de los Informes Generales del CPT
dedicadas a cuestiones de fondo, CPT/Inf/E (2002) 1 – Rev. 2004, Capítulo IV. Ciudadanos extranjeros
detenidos bajo legislaciones de extranjería, Extracto del 7º Informe General [CPT/Inf (97) 10], párr. 29.
238
Cfr. La Relatoría de Naciones Unidas sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, en el
año 2002, recomendó a los Estados ―[v]elar por que los migrantes sometidos a detención administrativa sean
alojados en establecimientos públicos destinados específicamente a ese fin o, cuando no sea posible, en
instalaciones diferentes de las destinadas a los detenidos por delitos penales‖. Naciones Unidas, ―Grupos
específicos e individuos: Trabajadores migrantes‖, Informe de la Relatora Especial, Sra. Gabriela Rodríguez
Pizarro, de conformidad con la Resolución 2002/62 de la Comisión de Derechos Humanos, E/CN.4/2003/85, 30
de diciembre de 2002, párr. 75. i).
239
Comité Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes
(CPT), Normas del CPT, Secciones de los Informes Generales del CPT dedicadas a cuestiones de fondo,
CPT/Inf/E (2002) 1 – Rev. 2004, Capítulo IV. Ciudadanos extranjeros detenidos bajo legislaciones de
extranjería, Extracto del 7º Informe General [CPT/Inf (97) 10], párr. 29. En la misma línea, Organización de
Estados Americanos, Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, 2000. Segundo
Informe de Progreso de la Relatoría sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, Capítulo VI
Estudios Especiales, 16 abril 2001, OEA/Ser./L/V/II.111, doc. 20 rev., párr. 110.
68
210. La Corte considera que dado que el señor Vélez Loor fue privado de libertad en la
Cárcel Pública de La Palma y, posteriormente, en el Centro Penitenciario La Joyita,
centros carcelarios dependientes del sistema penitenciario nacional en los cuales fue
recluido junto con personas procesadas y/o sancionadas por la comisión de delitos, el
Estado violó el artículo 5.1 y 5.2 de la Convención Americana, en relación con el artículo
1.1 de dicho instrumento, en perjuicio del señor Vélez Loor.
211. Habida cuenta del reconocimiento parcial de responsabilidad hecho por el Estado
(supra Capítulo VI), subsiste la controversia sobre las cuestiones relacionadas con el
suministro de agua en La Joyita y con la atención médica brindada al señor Vélez Loor en
dicho recinto, que se examinarán a continuación.
212. Respecto del Centro Penitenciario La Joyita, la Comisión resaltó, entre otros, ―las
falencias en el acceso a servicios básicos como la falta de duchas, agua potable, y un
sistema adecuado para disponer la basura de los reclusos‖. Las representantes
manifestaron que el señor Vélez Loor estuvo detenido sin ―suficiente agua para el
consumo humano y la poca que había era [de] mala calidad‖, y que la ausencia de
suministro de agua en La Joyita se prolongó por dos semanas.
213. El Estado expresó que ―[e]s fals[o] que los reclusos habían estado sin agua
durante más de dos semanas [en La Joyita]‖, ya que durante dicho período se adoptaron
medidas de urgencia para garantizar el suministro a través del ―uso de camiones
cisternas‖, se identificaron las causas inmediatas del problema y realizaron los
correctivos necesarios para normalizar el referido suministro. En este sentido,
controvirtió ―la existencia de actuaciones dolosas en contra de las personas privadas de
libertad‖ y resaltó que ―[r]esulta tendenciosa la afirmación de que el desabastecimiento
de agua sea utilizado como una forma de castigo hacia la población de privados de
libertad‖.
214. De la prueba se desprende que, durante una visita de inspección que realizó el
personal del Programa de Supervisión de los Derechos de las Personas Privadas de
Libertad de la Defensoría del Pueblo de Panamá el 23 de junio de 2003, un grupo de
internos del Centro Penitenciario La Joyita denunció la falta de suministro de agua
potable por un período de 15 días en las instalaciones de dicho centro, lo cual habría
ocasionado cuadros de deshidratación, diarrea y conjuntivitis en internos de algunos
pabellones, así como el desbordamiento de aguas servidas. El 1 de julio de 2003 el
Defensor del Pueblo admitió dicha queja, y personal de la Defensoría realizó nuevamente
una visita, constatando que ―el lugar aún permane[cía] sin agua debido a un problema
eléctrico que ha[bía] afectado el suministro‖240. Las deficiencias y ausencia en el
suministro de agua para consumo humano, y su mala calidad, en el Centro Penitenciario
240
Comunicado de prensa emitido por la Defensoría del Pueblo a través de su página de Internet
http://defensoriadelpueblo.gob.pa/mainprensa.php?page=1&catid=&start=1900 el 1 de julio de 2003
(expediente de prueba, tomo III, anexo 30 a la demanda, folio 1536). Ver también, Nota periodística aparecida
en el diario ―La Prensa‖ titulada ―Crisis Sanitaria en La Joya y La Joyita‖ el 2 de julio de 2003 (expediente de
prueba, tomo V, anexo 29 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio 2197).
69
215. La Corte estima probado que en junio de 2003, mientras el señor Vélez Loor se
encontraba recluido en el Centro Penitenciario La Joyita, se produjo un problema en el
suministro de agua que habría afectado a la población carcelaria. La prueba allegada
demuestra que las deficiencias en el suministro de agua potable en el Centro
Penitenciario La Joyita han sido una constante (supra párr. 197), y que en el año 2008 el
Estado habría adoptado algunas medidas al respecto 242. El Tribunal observa que la falta
de suministro de agua para el consumo humano es un aspecto particularmente
importante de las condiciones de detención. En relación con el derecho al agua potable,
el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas ha
señalado que los Estados Partes deben adoptar medidas para velar por que ―[l]os presos
y detenidos tengan agua suficiente y salubre para atender a sus necesidades individuales
cotidianas, teniendo en cuenta las prescripciones del derecho internacional humanitario y
las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos‖ 243. Asimismo, las Reglas Mínimas
establecen que ―[s]e exigirá de los reclusos aseo personal y a tal efecto dispondrán de
agua y de los artículos de aseo indispensables para su salud y limpieza‖, así como que
―[t]odo recluso deberá tener la posibilidad de proveerse de agua potable cuando la
241
En el Informe Especial de la Defensoría del Pueblo de la República de Panamá sobre la Calidad, Análisis
del Agua para Consumo Humano en el Complejo Penitenciario La Joya–Joyita en Panamá y en la Investigación
de la Defensoría del Pueblo en el Complejo Penitenciario La Joya relativas a la situación de las Aguas
Residuales, se documentaron las deficiencias y ausencia en el suministro de agua para consumo humano, y su
mala calidad. Cfr. Informe Especial de la Defensoría del Pueblo de la República de Panamá sobre La calidad,
análisis del agua para consumo humano en el Complejo Penitenciario La Joya–Joyita Panamá, 17 de septiembre
de 2004, págs. 8 a 9 y 23 a 25 (expediente de prueba, disco compacto, anexo 31 al escrito autónomo de
solicitudes, argumentos y pruebas). Además, en el Informe Especial de la Defensoría del Pueblo de la República
de Panamá relativo al Derecho a la Salud en los Centros Penitenciarios de 2008, este organismo advirtió que,
de acuerdo al informe N° 05-1773-2007 emitido por el Centro Experimental de Ingeniería del Laboratorio de
Química y Física Aplicada, el Centro Penitenciario La Joyita ―cuenta con una planta potabilizadora de agua desde
la cual se conduce a un tanque de almacenamiento, que actualmente funciona por gravedad, ya que las
bombas están dañadas‖; asimismo, ―se recibe abastecimiento de agua del [Instituto de Acueductos y
Alcantarillados Nacionales], con un suministro alterno‖; además, ―las tuberías de conducción de aguas negras
de los diferentes pabellones, en general, han colapsado, casi todas son cortadas toda vez que se tapan‖, y
―[l]as aguas residuales corren a cielo abierto‖. Informe Especial de la Defensoría del Pueblo de la República de
Panamá relativo al Derecho a la Salud en los Centros Penitenciarios en 2008 y su anexo II (expediente de
prueba, tomo VIII, anexo 43 a la contestación de la demanda, folios 3452 a 3453 y 3467 a 3469). A su vez, la
Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Harvard en las visitas que realizó en marzo y
octubre de 2007 a dicho centro también documentó, inter alia, los problemas con el acceso a agua potable y la
carencia del líquido, debido a su desabastecimiento y las constantes suspensiones por períodos prolongados,
aunado a su mala calidad y al desbordamiento de aguas servidas. Cfr. Informe realizado por la Clínica
Internacional de derechos Humanos de la Universidad de Harvard titulado ―Del Portón para Acá Se Acaban Los
Derechos Humanos: Injusticia y Desigualdad en las Cárceles Panameñas‖ en marzo de 2008 (expediente de
prueba, tomo III, anexo 27 a la demanda, folios 1326, 1342, 1349, 1362 y 1363).
242
Al respecto, en el marco del procedimiento ante la Comisión Interamericana el Director General del
Sistema Penitenciario de la República de Panamá informó que ―[l]os problemas de agua potable se hicieron
notables con el aumento de la población del Complejo La Joya‖, y que después de muchos esfuerzos ―a finales
del 2008 se logró la adecuación de la planta potabilizadora con equipo de succión, procesamiento,
almacenamiento y distribución nuevos, con lo cual se da una total cobertura de agua potable, las 24 horas del
día, a todo el Complejo La Joya‖. Nota No. 0045-DGSP-AFP emitida por el Director General del Sistema
Penitenciario dirigida al Viceministro de Seguridad Pública el 27 de mayo de 2009 (expediente de prueba, tomo
VIII, anexo 29 a la contestación de la demanda, folios 3242 y 3243).
243
Naciones Unidas, Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación general Nº 15
(2002) sobre El derecho al agua (artículos 11 y 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales), aprobada por el Comité en su 29º período de sesiones (2002), HRI/GEN/1/Rev.7, 2002, párr. 16.g)
(expediente de prueba, tomo V, anexo 23 al escrito autónomo de solicitudes, argumentos y pruebas, folio
2002). Ver también, Organización de Estados Americanos, Asamblea General, AG/RES. 2349 (XXXVII-O/07),
Resolución sobre ―El agua, la salud y los derechos humanos‖, Aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada
el 5 de junio de 2007, Puntos Resolutivos primero a tercero.
70
necesite‖244. En consecuencia, los Estados deben adoptar medidas para velar porque las
personas privadas de libertad tengan acceso a agua suficiente y salubre para atender sus
necesidades individuales cotidianas, entre ellas, el consumo de agua potable cuando lo
requiera, así como para su higiene personal245.
216. El Tribunal considera que la ausencia de las condiciones mínimas que garanticen
el suministro de agua potable dentro de un centro penitenciario constituye una falta
grave del Estado a sus deberes de garantía hacia las personas que se encuentran bajo su
custodia, toda vez que las circunstancias propias del encierro impiden que las personas
privadas de libertad satisfagan por cuenta propia una serie de necesidades básicas que
son esenciales para el desarrollo de una vida digna246, tales como el acceso a agua
suficiente y salubre.
217. Por lo demás, en cuanto a lo manifestado por el Estado (supra párr. 213), el
Tribunal no cuenta con elementos suficientes que le permitan determinar si esta práctica
se utilizaba como método de castigo hacia la población reclusa.
2) Asistencia médica
218. En cuanto a la falta de asistencia médica adecuada, la Comisión sostuvo que ―[l]a
información disponible indica que durante su detención en La Joya-Joyita, el señor Vélez
Loor recibió atención médica básica, sin embargo, no recibió atención especializada que
requería en virtud de la aparente fractura craneal que presentaba‖. Por su parte, las
representantes manifestaron que no consta que el señor Vélez Loor haya sido sometido a
un examen médico al momento de ser admitido en la Cárcel de La Palma o cuando fue
trasladado al Complejo Penitenciario La Joya-La Joyita, y que el Estado ―en ningún
momento brindó atención médica adecuada y completa a la [presunta] víctima‖. En
especial, se refirieron a la falta de realización del único examen que se le prescribió, que
era un CAT del cráneo.
219. El Estado, por su parte, señaló que ―el señor Vélez recibió tratamiento médico
oportuno y adecuado, con las limitaciones que la condición que el centro penitenciario
imponía en iguales términos al resto de las personas privadas de libertad recluidas en esa
época en el Complejo La Joya‖. Se opuso a la afirmación hecha por la Comisión y las
representantes respecto de la ausencia de atención médica especializada y se refirió con
detalle a la actividad y atención médica registrada en el ―expediente médico del señor
Vélez‖ en la Clínica del Centro La Joya, del cual surge que durante el período de protesta
fue el propio señor Vélez Loor quien se negó a aceptar la referida asistencia.
220. Este Tribunal ha señalado que el Estado tiene el deber de proporcionar a los
detenidos revisión médica regular y atención y tratamiento adecuados cuando así se
requiera247. El Principio 24 del Conjunto de Principios para la Protección de Todas las
244
Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el tratamiento de los reclusos, adoptadas por el Primer
Congreso de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento de los Delincuentes, celebrado
en Ginebra en 1955, y aprobadas por el Consejo Económico y Social en sus resoluciones 663 C (XXIV), de 31
de julio de 1957, y 2076 (LXII), de 13 de mayo de 1977, Reglas 15 y 20(2).
245
Recientemente, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció que ―el derecho al agua potable y
el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos
humanos‖. Naciones Unidas, Asamblea General, Resolución 64/292 en su 108ª sesión plenaria de 28 de julio de
2010 sobre ―El derecho humano al agua y el saneamiento‖, A/Res/64/292, 3 de agosto de 2010, párr. 1.
246
Cfr. Caso “Instituto de Reeducación del Menor”, supra nota 208, párr. 152; Caso Montero Aranguren y
otros (Retén de Catia), supra nota 207, párr. 87, y Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 221.
247
Cfr. Caso Tibi, supra nota 27, párr. 156; Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota
207, párr. 102, y Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 227.
71
221. Al respecto, la Corte observa que del expediente médico del señor Vélez Loor se
desprende, inter alia, que el 20 de marzo de 2003 fue evaluado por cefaleas y mareos,
producto de una fractura en el cráneo con una antigüedad que el médico determinó de
más o menos un año y medio, por lo cual se le ordenó realizar un CAT del cráneo251; el
10 de abril de 2003 el señor Vélez fue solicitado para evaluación médica negándose a
salir para ser atendido, pero el médico al revisar el expediente determinó que el interno
tenía un antecedente de fractura de cráneo expuesto y que el CAT cerebral no se había
realizado, por lo cual sugirió descartar trastorno encefálico con el CAT ordenado 252, y el
22 de abril de 2003 el señor Vélez Loor fue evaluado por cefaleas y mareos, producto de
una antigua fractura de cráneo y se le ordenó un CAT cerebral, que no se pudo realizar
debido a su costo253.
248
Naciones Unidas, Conjunto de Principios para la Protección de Todas las Personas Sometidas a
Cualquier Forma de Detención o Prisión, Adoptados por la Asamblea General en su Resolución 43/173, 09 de
diciembre de 1988, Principio 24.
249
Cfr. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 207, párr. 102.
250
Cfr. Caso García Asto y Ramírez Rojas, supra nota 99, párr. 226; Caso del Penal Miguel Castro Castro,
supra nota 27, párr. 302, y Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia), supra nota 207, párrs. 102 y
103.
251
Cfr. Nota del Dr. Guillermo A. Garay M. de 20 de marzo de 2003 en el expediente médico del señor
Vélez Loor en el Complejo La Joya-Joyita (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 53 a la contestación de la
demanda, folio 3609).
252
Cfr. Comunicación de la Clínica de la Joyita al Director del Centro Penal La Joyita de 10 de abril de
2003 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 53 a la contestación de la demanda, folio 3612); Nota médica
del Dr. Mastellari de 10 de abril de 2003 en el expediente médico del señor Vélez Loor en el Complejo La Joya-
Joyita (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 53 a la contestación de la demanda, folio 3609), y Nota No.
208-DGSP.DAL, supra nota 69.
253
Cfr. Nota No. 208-DGSP.DAL, supra nota 69, y Oficio No. 450-SP emitido por la Jefa de Salud
Penitenciaria del Ministerio de Gobierno y Justicia dirigido a Jesús Vélez Loor el 22 de abril de 2003 (expediente
de prueba, tomo VIII, anexo 53 a la contestación de la demanda, folio 3613).
72
objeto contundente, que le causó una herida y una cicatriz […] en la región frontoparietal
derecha‖254.
224. En definitiva, las representantes sostuvieron que las condiciones carcelarias a las
que estuvo sometido el señor Vélez Loor ―constituyeron tratos crueles, inhumanos y
degradantes‖, ya que ―[d]urante los diez meses que estuvo bajo la custodia de las
autoridades panameñas […] vivió en condiciones infrahumanas alejadas de todo respeto a
su dignidad‖.
225. La Corte valora la voluntad política del Estado para mejorar las condiciones de
detención de las personas privadas de libertad y su sistema penitenciario255. El hecho es
que el señor Vélez Loor, detenido por casi diez meses, estuvo sujeto a condiciones de
detención que no respetaron su integridad y dignidad inherente.
226. En relación con el alegado ―contexto de violencia y denuncias de abuso policial en los
centros penitenciarios panameños, en perjuicio de una persona extranjera cuyas garantías
habían sido negadas‖, la Corte observa que las representantes no acompañaron prueba
suficiente y variada que se refiera a la época de los hechos que permita a la Corte
corroborar tal afirmación.
228. Tanto la Comisión como las representantes manifestaron que, después de ser
deportado a su país, en enero de 2004 el señor Vélez Loor presentó a través de su
entonces abogado una denuncia ante la Embajada de Panamá en Quito, Ecuador, en la
que alegaba haber sido objeto de tortura durante el tiempo que estuvo bajo custodia
254
Peritaje rendido por Marcelo Flores Torrico en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
255
Cfr. Declaración rendida por la señora Roxana Méndez ante fedatario público (affidávit) el 12 de agosto
de 2010 (expediente de prueba, tomo IX, affidávits, folios 3738 a 3746); Plan Maestro para la Construcción de
la Infraestructura Penitenciaria de Panamá sin fecha (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 52 a la
contestación de la demanda, folios 3533 a 3558); Acta de Apertura de Propuestas para la Contratación del
Diseño, Construcción, Equipamiento del Nuevo Complejo Penitenciario o Carcelario La Nueva Joya, bajo la
Modalidad de Llave en Mano del Departamento de Proveeduría y Compras Institucional del Ministerio de
Gobierno y Justicia el 17 de marzo de 2010 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 52 a la contestación de la
demanda, folios 3559 a 3579); Informe de la Comisión Evaluadora, Precalificación No. 1 para la Contratación
del Diseño, Construcción, Equipamiento del Nuevo Complejo Penitenciario o Carcelario La Nueva Joya bajo la
Modalidad de Llave en Mano de 27 de marzo de 2010 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 52 a la
contestación de la demanda, folios 3580 a 3604), y Resolución No. 125-2010 emitida por el Ministerio de
Gobierno y Justicia el 7 de abril de 2010 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 52 de la contestación de la
demanda, folios 3605 a 3606).
73
panameña. Sin embargo, el Estado no abrió ningún tipo de investigación penal sobre las
referidas denuncias sino hasta la notificación del informe de fondo emitido por la
Comisión. Por ello, consideraron evidente el incumplimiento del Estado de Panamá de la
obligación de investigar seriamente la denuncia sobre posibles actos de tortura que
ocurran bajo su jurisdicción.
229. El Estado resaltó que el señor Vélez Loor ―nunca, durante su permanencia en el
territorio de la República de Panamá, denunció ningún acto de tortura cometido en su
contra‖. Asimismo, advirtió que ―el día 30 de marzo de 2003 el señor Vélez presentó a la
Defensoría del Pueblo una solicitud para lograr la intermediación de dicha institución
únicamente respecto de su deportación hacia Ecuador [y que en l]a queja presentada no
consta ninguna referencia ni ninguna denuncia de maltrato, tortura, negación a la
asistencia médica u otros, que según él, ocurrieron desde el día de su detención‖. De
este modo, ―la primera noticia que las autoridades del Estado panameño tuvieron sobre
supuestos actos de tortura y malos tratos en contra del señor Vélez fue recibida en la
Embajada de Panamá en el Ecuador, el 24 de enero de 2004‖, y sobre la cual ―inició de
manera inmediata un procedimiento de investigación administrativa‖, pero ―los
resultados de la verificación realizada hacían evidente la falta de concordancia entre los
hechos y las circunstancias descritos en [dicha] comunicación […] y la información
remitida por las distintas autoridades panameñas‖. Así, ―[e]l expediente de la queja
presentada se mantuvo abierto pero no se interpuso una denuncia formal sobre los
hechos ya que no existían elementos que permitieran sustentar adecuadamente tal
denuncia‖. Finalmente, el Estado se refirió a la existencia y avance de una investigación
por parte del Ministerio Público iniciada en el mes de abril de 2009. Al respecto, sostuvo
que el Estado panameño ha realizado solicitudes continuas para lograr la declaración
inicial del señor Vélez Loor pero que ésta no puede llevarse a cabo sin una cooperación
directa del mismo.
256
Cfr. Caso Ximenes Lopes Vs. Brasil. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de julio de 2006.
Serie C No. 149, párr. 147; Caso González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20, párr. 246, y Caso
Bayarri, supra nota 27, párr. 88.
257
El artículo 1 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura dispone que:
Los Estados partes se obligan a prevenir y a sancionar la tortura en los términos de la presente
Convención.
Asimismo, el artículo 6 dispone que:
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1, los Estados partes tomarán medidas efectivas para
prevenir y sancionar la tortura en el ámbito de su jurisdicción.
Los Estados partes se asegurarán de que todos los actos de tortura y los intentos de cometer tales
actos constituyan delitos conforme a su derecho penal, estableciendo para castigarlos sanciones
severas que tengan en cuenta su gravedad.
Igualmente, los Estados partes tomarán medidas efectivas para prevenir y sancionar, además, otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes en el ámbito de su jurisdicción.
Por su parte, el artículo 8 establece que:
Los Estados partes garantizarán a toda persona que denuncie haber sido sometida a tortura en el
ámbito de su jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado imparcialmente.
74
[…] a toda persona que denuncie haber sido sometida a tortura en el ámbito de su
jurisdicción el derecho a que el caso sea examinado imparcialmente[, y]
[c]uando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura
en el ámbito de su jurisdicción, […] que sus respectivas autoridades procederán de oficio y de
inmediato a realizar una investigación sobre el caso y a iniciar, cuando corresponda, el
respectivo proceso penal258.
b) en la Cárcel Pública de la Palma, el señor Jesús Vélez Loor y otros migrantes en situación
irregular iniciaron una huelga de hambre, para exigir su inmediata deportación. En represalia,
la [presunta] víctima recibió, en sus palabras: ―un golpe en mi espina dorsal, una rotura en
mi cabeza con un palo de madera en el cual yo pude reconocer a mi agresor policial‖.
c) [en el Complejo La Joya-Joyita], sufrió una lesión en la cadera, producto de una caída de
una hamaca debido a que miembros de la Policía ingresaron al Pabellón No. 6 lanzando
bombas lacrimógenas. A pesar de haber solicitado atención médica en reiteradas ocasiones
por las lesiones que se le habían ocasionado […] no se le proporcionó [ésta]. Ante la falta de
respuesta a sus solicitudes, el 1 de junio de 2003 el señor Vélez se cosió la boca e inició una
nueva huelga de hambre en el Pabellón 6 de La Joyita para solicitar que se le atendiera. [En]
castigo se le trasladó al Pabellón 12, considerado como de alta seguridad[, en donde,
conforme lo señalado por la presunta víctima:] ―me sacaron la ropa y totalmente desnudo me
Asimismo, cuando exista denuncia o razón fundada para creer que se ha cometido un acto de tortura
en el ámbito de su jurisdicción, los Estados partes garantizarán que sus respectivas autoridades
procederán de oficio y de inmediato a realizar una investigación sobre el caso y a iniciar, cuando
corresponda, el respectivo proceso penal.
Una vez agotado el ordenamiento jurídico interno del respectivo Estado y los recursos que éste prevé,
el caso podrá ser sometido a instancias internacionales cuya competencia haya sido aceptada por ese
Estado.
258
Desde el 28 de septiembre de 1991, fecha en que entró en vigor en Panamá la referida Convención
Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura conforme a su artículo 22, es exigible al Estado el
cumplimiento de las obligaciones contenidas en dicho tratado (supra párr. 57).
259
Petición original recibida en la Comisión Interamericana el 10 de febrero de 2004 (expediente de
prueba, tomo I, apéndice 3 a la demanda, folios 225 a 228), y Escrito recibido en la Comisión Interamericana el
3 de agosto de 2004 (expediente de prueba, tomo I, apéndice 3 a la demanda, folios 214 a 218). En el mismo
sentido, Observaciones sobre el fondo presentadas por el peticionario a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos el 31 de enero de 2007 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 38 a la contestación de la
demanda, folios 3326 a 3329).
75
tiraron al suelo, empezaron a garrotearme con el garrote policial en la espalda, en las piernas
y las plantas de los pies, me pateaban la cabeza y con la bota me raspaban la parte del cuero
cabelludo de mi cabeza, mientras estaba boca abajo, después me alzaron la cabeza
derramándome gas lacrimógeno en la cara y ojos, no podía respirar y tuve que forzar los hilos
que tenía mi boca para poder respirar […] después de esta larga tortura [un] Teniente […] me
encerró en una pequeña celda llamada la Discoteca […] luego me tiraron el polvo de gas
lacrimógeno en mi cuerpo y alrededor de la celda [el cual produce una] terrible sofocación […]
pocas horas después llegó un guardia homosexual el cual me propuso […] que si tenía
relación sexual con él me enviaría a otro lugar […] y por haberme negado me empezó a
garrotear propinándome una tremenda paliza y sacó un envase de polvo que no sé que era y
me lo regó en la espalda y en mis partes íntimas, luego puso un poco en un papel y con un
lápiz que cargaba en el bolsillo lo envolvió en el polvo y me introdujo por mi ano casi dos
centímetros ese extraño material en la parte interior de mi recto con la parte del borrador del
lápiz, ese polvo me ardía como fuego‖.
233. Durante la audiencia pública el señor Vélez Loor declaró en forma detallada que:
[…a]l momento que fui detenido […] la policía abrió fuego con fusiles […], me obligaron a
tirarme al piso, se acercaron, se pararon en mis brazos, me hicieron abrir mis brazos en
forma de cruz en el piso, se pararon en mis manos abiertas sobre la palma de mi mano, y me
despojaron de mis pertenencias. Posteriormente a eso, me sacaron mis zapatos, mis
calzados, me pusieron unos grilletes en mis brazos y en mis pies y me obligaron a caminar
descalzo […] hasta un pequeño cuartel de la población Nueva Esperanza de la Provincia del
Darién. […] Lo que hicieron después [fue] colgarme de un poste […] de mi brazo derecho
donde yo permanecí casi ocho horas […].
[En la Cárcel Pública de La Palma,] todos los presos que estaban por situación migratoria
[tomaron la] decisión [… de] hacer una huelga pacífica, tomados de las manos hacia afuera
en un momento que nos sacaron, [y] en eso llega un montón de policías y empiezan a
arrastrarnos de los pies, como estábamos agarrados empezaron a darnos garrotazos, palazos,
[…] y en esa golpiza que nos dieron a mí me rompieron el cráneo […].
[En el marco de una huelga de hambre en el Centro Penitenciario La Joyita] el 1 de junio [de
2003] me costuré mi boca [… en respuesta,] me llevaron al pabellón 12 de máxima
seguridad, caminando, alejado de los demás pabellones […], entonces un policía […] dijo:
‗tráigame ese para acá, ¿por qué te has cosido la boca?‘. Bueno, yo no hablaba nada porque
tenía mi boca cosida, en ese momento me empiezan a regarme gas en mi cara, yo me veo
obligado a forzar mis labios, se me desgarraron mis labios para poder respirar, y me sangré
todo, y de allí me sacan la ropa […] me dejaron desnudo y me pusieron mis esposas, […] en
los pies[, lo acostaron en el piso y] empiezan a caminar en una forma circular, primeramente
dando golpes con unos garrotes gruesos sobre las plantas de los pies, y al regreso venían
caminando por las espaldas de los detenidos desnudos y destapando botellas de gas
lacrimógeno y regándola en los cuerpos desnudos y tirándoles agua […], era desesperante,
era como fuego en la piel. De allí otra vez rotaron y lo hacían virar boca arriba y venían
caminando por las barrigas […] De allí […], me llevaron a un cuartito que lo conocen ‗la
discoteca‘ [… y] me siguieron regando ese polvo […] de allí me encerraron en un pabelloncito
[…] ahí me siguen regando gas, viene un policía con burla, riéndose, y me dice: ‗¿ah quieres
tener sexo conmigo?‘ Y riéndose, […], me golpea con sus botas, entonces, allí me inserta con
un lápiz por el lado del borrador polvo por mi ano, y me da patadas […]260.
234. La Corte observa que, tras ser deportado a la República de Ecuador (supra párr.
95), el señor Vélez Loor denunció ante organismos estatales de su país haber sido objeto
de actos de torturas y malos tratos tanto en la Cárcel Pública de La Palma como en el
Centro Penitenciario La Joyita261. Específicamente, dirigió una comunicación a la Comisión
260
Declaración rendida por Jesús Tranquilino Vélez Loor en la audiencia pública celebrada ante la Corte
Interamericana el 25 de agosto de 2010.
261
Refirió haber sido detenido en la Provincia del Darién por autoridades del Estado panameño; quienes lo
ataron de pies y manos y lo condujeron hasta la población de Metetí; que en la Cárcel Pública de La Palma
realizó una huelga de hambre como protesta y fue torturado en represalia; en el Pabellón 6 del Centro
Penitenciario La Joyita realizó una huelga de hambre en el marco de la cual se cosió la boca; lo enviaron al
pabellón número 12 de máxima seguridad, y fue objeto de tortura física y psicológica.
76
236. La Corte observa que los escritos referidos fueron presentados por el señor Vélez
Loor ante el Estado de Panamá una vez que ya no se encontraba bajo la custodia del
mismo. Al respecto, es indispensable notar que la víctima suele abstenerse, por temor,
de denunciar los hechos de tortura o mal trato, sobre todo si se encuentra detenida en el
mismo recinto donde estos ocurrieron267. Dada la situación de vulnerabilidad e
indefensión que provocan las instituciones como las cárceles, cuyo interior está
completamente fuera del escrutinio público, es importante resaltar la necesidad de que
se realicen inspecciones periódicas de los centros de detención268, de garantizar la
independencia del personal médico y de salud encargado de examinar y prestar
asistencia a los detenidos269, y que éstos cuenten con mecanismos accesibles, adecuados
262
Cfr. Escrito del señor Vélez Loor a la Comisión de Derechos Humanos del Congreso Nacional de
Ecuador con acuse de recibido de dicho organismo el 15 de septiembre de 2003 (expediente de prueba, tomo
III, anexo 22 a la demanda, folio 1256).
263
Cfr. Escrito del señor Vélez Loor a la Defensoría del Pueblo de Ecuador con acuse de recibido de dicho
organismo el 10 de noviembre de 2003 (expediente de prueba, tomo III, anexo 19 a la demanda, folio 1242).
264
Cfr. Nota E.P.Ec No. 035-04 emitida por la Embajada de Panamá en el Ecuador dirigida al Ministro de
Relaciones Exteriores de Panamá el 27 de enero de 2004 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 22 a la
contestación de la demanda, folios 3179 a 3182).
265
Cfr. Denuncia suscrita por Jesús Tranquilino Vélez interpuesta ante la Cancillería de la República de
Panamá el 15 de septiembre de 2004 (expediente de prueba, tomo VIII, anexo 48 a la contestación de la
demanda, folio 3508).
266
En ambos manifestó que ―fu[e] víctima de un cruel encar[c]elamiento por parte de la Directora de
Migración", durante el cual lo enviaron al Pabellón 12 del Centro Penitenciario La Joyita, en donde, ―fu[e]
salvajemente maltratado f[ís]icamente[,] moralmente y sexualmente‖. Además, manifestó que durante dicho
encarcelamiento ―[l]e rompieron [la] cabeza con un palo abriendo una herida de casi 4 [c]entímetros lo cual
ha[s]ta ahora est[á] sufriendo aquella fractura‖. En el segundo correo, agregó que ―un policía homosexual de la
Joyita [le] exijía que [le] dejara [h]a[c]er sexo oral en [su] pene para sacar[lo] del cuarto de tortura que es
conocido como la discoteca del Pabellón 12 […]‖. Nota A.J. No. 2865 emitida por la Directora General de
Asuntos Jurídicos y Tratados del Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá dirigida al Encargado de
Asuntos Consulares de la Embajada de Panamá en el Ecuador de 17 de noviembre de 2004 y anexos
(expediente de prueba, tomo VIII, anexo 23 a la contestación de la demanda, folios 3184 a 3186).
267
Cfr. Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 92.
268
Cfr. Naciones Unidas, Comité contra la Tortura, Observación General No. 2: Aplicación del artículo 2
por los Estados Parte, CAT/C/GC/2, 24 de enero de 2008, párr. 13.
269
Cfr. Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 92. Ver también, Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado
para los Derechos Humanos, Protocolo de Estambul (Manual para la investigación y documentación eficaces de
77
y eficaces para hacer valer sus reclamos y presentar quejas durante su privación de
libertad270.
239. En relación con estas verificaciones, el Estado negó haber omitido emprender una
investigación seria y diligente de las denuncias de tortura realizadas por el señor Vélez
Loor toda vez que, a su entender, la obligación de investigar contenida en la Convención
contra la Tortura ―está sujeta a la existencia de una razón fundada para creer que tales
actos hayan ocurrido. Entender lo contrario implicaría que cualquier señalamiento
infundado respecto de la ocurrencia de tales actos obliga al Estado a iniciar
procedimientos de denuncias frívolos que lejos tener alguna utilidad respecto a la
aprehensión y sanción de actos de tortura resulten en un desgaste inútil de los recursos
judiciales‖.
la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes), Nueva York y Ginebra, 2001, párrs. 56,
60, 65 y 66, y Naciones Unidas, Comité contra la Tortura, Observación General No. 2, supra nota 268.
270
Cfr. Naciones Unidas, Comité contra la Tortura, Observación General No. 2, supra nota 268.
271
Cfr. Nota E.P.Ec No. 035-04, supra nota 264.
272
Cfr. Nota A.J. No. 323 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá a la Embajadora
de Panamá en el Ecuador el 10 de febrero de 2004 (expediente de prueba, tomo III, anexo 25 a la demanda,
folio 1305).
273
Nota A.J. No. 324 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá a la Directora Nacional
de Migración y Naturalización el 10 de febrero de 2004 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 2 a la
contestación de la demanda, folios 2509 a 2510), y Nota A.J. No. 322 emitida por el Ministerio de Relaciones
Exteriores de Panamá al Director de la Policía Nacional el 10 de febrero de 2004 (expediente de prueba, tomo
VIII, anexo 33 a la contestación de la demanda, folios 3265 a 3266).
274
Cfr. Nota No. DNMYN-AL-32-04, supra nota 70, folios 1202 a 1204, y Nota No. AL-0874-04, supra nota
69, folios 1206 a 1207.
275
Cfr. Nota No. DGPE-DC-2666-04 emitida por el Ministerio de Relaciones Exteriores el 27 de septiembre
de 2004 (expediente de prueba, tomo III, anexo 7 a la demanda, folio 1209).
276
Cfr. Nota A.J. No. 2865, supra nota 266.
78
240. Al respecto, la Corte aclara que de la Convención contra la Tortura surgen dos
supuestos que accionan el deber estatal de investigar: por un lado, cuando se presente
denuncia, y, por el otro, cuando exista razón fundada para creer que se ha cometido un
acto de tortura en el ámbito de la jurisdicción del Estado. En estas situaciones, la
decisión de iniciar y adelantar una investigación no recae sobre el Estado, es decir, no es
una facultad discrecional, sino que el deber de investigar constituye una obligación
estatal imperativa que deriva del derecho internacional y no puede desecharse o
condicionarse por actos o disposiciones normativas internas de ninguna índole277. En el
presente caso, dado que el señor Vélez Loor había interpuesto a través de una tercera
persona la queja ante la Embajada de Panamá (supra párr. 235) de modo tal que había
puesto en conocimiento del Estado los hechos, esto era base suficiente para que surgiera
la obligación del Estado de investigarlos de manera pronta e imparcial. Además, como ya
ha señalado este Tribunal, aún cuando los actos de tortura o tratos crueles, inhumanos o
degradantes no hayan sido denunciados ante las autoridades competentes por la propia
víctima, en todo caso en que existan indicios de su ocurrencia, el Estado deberá iniciar de
oficio y de inmediato una investigación imparcial, independiente y minuciosa que permita
determinar la naturaleza y el origen de las lesiones advertidas, identificar a los
responsables e iniciar su procesamiento278.
241. En el presente caso la Corte observa que las autoridades estatales no procedieron
con arreglo a las previsiones debidas, ya que la actuación del Estado únicamente se
limitó a verificar la detención y presencia del señor Vélez Loor en Panamá durante la
época señalada (supra párr. 237). Recién el 14 de octubre de 2008 el Ministerio de
Relaciones Exteriores, a través de su Departamento de Derechos Humanos, remitió a la
Defensoría del Pueblo el escrito junto con la queja firmada por el señor Vélez Loor (supra
párr. 235), el cual fue recibido el día 16 de ese mes y año 279. En relación con los escritos
de 15 de septiembre y 7 y 24 de octubre de 2004 presentados por el señor Vélez Loor,
no consta que el Estado hubiera realizado gestión alguna sobre los supuestos actos de
tortura y malos tratos denunciados. Así, las autoridades que tuvieron conocimiento de
tales denuncias no presentaron ante las autoridades correspondientes en la jurisdicción
de Panamá las denuncias respectivas a fin de iniciar de oficio y de inmediato una
investigación imparcial, independiente y minuciosa que garantizara la pronta obtención y
preservación de pruebas que permitieran establecer lo que había sucedido a Jesús
Tranquilino Vélez Loor. Por el contrario, rebatieron la veracidad de los hechos de tortura
aducidos sin una investigación exhaustiva (supra párr. 239). De igual forma, en el marco
de este procedimiento, el Estado ha negado que ocurrieran los alegados actos de tortura
lo cual, tal como señaló la Comisión, compromete la seriedad de la conducción del
proceso penal interno.
242. Finalmente, es de notar que no fue hasta la notificación del Informe de Fondo
37/09 emitido por la Comisión Interamericana, que se pusieron en conocimiento de la
Fiscalía Auxiliar de la República del Ministerio Público de Panamá los hechos denunciados
por el señor Vélez Loor y el 10 de julio de 2009 se iniciaron las investigaciones. La
Fiscalía, al considerar que ―[lo] expuesto constituy[ó] una noticia criminis‖, dispuso
iniciar de inmediato la investigación sumaria por delito contra la libertad en perjuicio del
señor Vélez Loor ―tendiente a esclarecer todas aquellas circunstancias que conlleven a la
277
Cfr. Caso del Penal Miguel Castro Castro, supra nota 27, párr. 347; Caso Escué Zapata, supra nota
103, párr. 75, y Caso Bueno Alves, supra nota 157, párr. 90.
278
Cfr. Caso Gutiérrez Soler, supra nota 27, párr. 54; Caso Bayarri, supra nota 27, párr. 92, y Caso
Bueno Alves, supra nota 157, párr. 88.
279
Cfr. Oficio A.J.D.H. No. 106 remitido por el Jefe del Departamento de Derechos Humanos del Ministerio
de Relaciones Exteriores de la República de Panamá al Defensor del Pueblo de 14 de octubre de 2008
(expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folio 2422).
79
243. En cuanto a los alegatos del Estado sobre la imposibilidad de obtener determinada
prueba (supra párr. 229), el Tribunal considera que el Estado no puede atribuir la falta de
cumplimiento y/o la dilación de sus obligaciones convencionales a las gestiones de
coordinación a nivel internacional necesarias para la efectiva tramitación de una medida
de prueba, pues corresponde al Estado realizar todas las gestiones concretas y
pertinentes para cumplir con esta obligación y, en particular, adoptar las medidas
necesarias para lograr la comparecencia de los testigos y cualquier otra diligencia que
pueda contribuir al avance de las investigaciones arbitrando todos los medios disponibles,
administrativos, judiciales, diplomáticos o los que fueren pertinentes, a fin de avanzar en
la investigación, como así también evacuar las diligencias requeridas a tal efecto 285. Al
respecto, es relevante señalar la importancia de la cooperación de la víctima para poder
realizar algunas de las diligencias dispuestas por el órgano a cargo de la investigación.
280
Auto de apertura de la investigación emitido por la Fiscalía Auxiliar de la República del Ministerio
Público de Panamá el 10 de julio de 2009 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la
demanda, folio 2373).
281
Cfr. Auto emitido por la Fiscalía Auxiliar de la República del Ministerio Público de Panamá el 11 de
agosto de 2009 (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la contestación de la demanda, folios 2374 a 2378).
282
Cfr. Expediente No. 1219 de la Fiscalía Auxiliar de la República sobre la investigación por el delito
contra la libertad en perjuicio de Jesús Tranquilino Vélez Loor (expediente de prueba, tomo VI, anexo 1 a la
contestación de la demanda, folios 2428 a 2440).
283
Cfr. Expediente No. 1219, supra nota 282.
284
Expediente No. 1219, supra nota 282, folios 2254, 2255, 2272 a 2279 y 2289.
285
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Supervisión de Cumplimiento de Sentencia. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 20 de noviembre de 2009, Considerando 19.
286
Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Interpretación de la Sentencia de Fondo. Sentencia de 3 de
septiembre de 2001. Serie C No. 83, párr. 18; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 194, y
Caso Anzualdo Castro, supra nota 60, párr. 191.
80
en conexión con el artículo 1.1 de la misma, y las obligaciones contenidas en los artículos
1, 6 y 8 de la Convención contra la Tortura, en perjuicio del señor Vélez Loor.
VIII-3
NO DISCRIMINACIÓN E IGUAL PROTECCIÓN ANTE LA LEY
246. Las representantes sostuvieron que las violaciones cometidas en perjuicio del
señor Vélez Loor ―se enmarcan dentro de un contexto generalizado de discriminación y
criminalización de la migración‖ con el propósito de procurar la disminución de los flujos
migratorios a Panamá, especialmente de aquellos irregulares.
247. El Estado negó de manera categórica la existencia del alegado contexto y sostuvo
que los distintos órganos del Estado panameño, cada uno dentro del ámbito de sus
competencias, han desarrollado y de hecho continúan desarrollando actuaciones que
promueven la integración y la igualdad entre la totalidad de la población, panameños y
extranjeros sin atender consideraciones respecto del origen nacional o condición
migratoria de las personas extranjeras bajo su jurisdicción. De este modo, el Estado se
refirió a los programas de regularización migratoria y amnistía, a las leyes sobre trabajo
y seguridad social, al acceso a la educación pública y a la salud, entre otros.
248. Este Tribunal ya ha considerado que el principio de igualdad ante la ley, igual
protección ante la ley y no discriminación, ha ingresado, en la actual etapa de la
evolución del derecho internacional, en el dominio del jus cogens287. En consecuencia, los
Estados no pueden discriminar o tolerar situaciones discriminatorias en perjuicio de los
migrantes. Sin embargo, el Estado puede otorgar un trato distinto a los migrantes
documentados con respecto de los migrantes indocumentados, o entre migrantes y
nacionales, siempre y cuando este trato diferencial sea razonable, objetivo, proporcional,
y no lesione los derechos humanos 288. Por consiguiente, los Estados tienen la obligación
de no introducir en su ordenamiento jurídico regulaciones discriminatorias, eliminar las
regulaciones de carácter discriminatorio, combatir las prácticas de este carácter y
establecer normas y otras medidas que reconozcan y aseguren la efectiva igualdad ante
la ley de todas las personas289.
287
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 101; Caso
Comunidad Indígena Xákmok Kásek, supra nota 28, párr. 269, y Caso Servellón García y otros, supra nota 48,
párr. 94.
288
Cfr. Condición Jurídica y Derechos de los Migrantes Indocumentados, supra nota 82, párr. 119.
289
Cfr. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica Relacionada con la
Naturalización. Opinión Consultiva OC-4/84 del 19 de enero de 1984. Serie A No. 4, párr. 54; Caso de las Niñas
Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 8 de septiembre de 2005. Serie C No. 130, párr. 141, y Caso Yatama, supra nota 38, párr. 185.
290
Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 51, párr. 129; Caso Perozo, supra nota 9, párr. 148, y Caso
Ríos y otros Vs. Venezuela. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de enero
de 2009. Serie C No. 194, párr. 136.
81
251. Con los documentos aportados por las representantes, la Corte no encuentra
elementos para dar por probado dicho contexto, debido a que algunas de las referencias
encontradas no están relacionadas con la situación particular en Panamá; otros de los
documentos fueron elaborados con posterioridad a la época de los hechos del presente
caso, y aquellos que hacen alguna referencia a supuestas prácticas discriminatorias
aluden específicamente a los refugiados y migrantes procedentes de Colombia. En
definitiva, no hay antecedentes suficientes en el expediente para que el Tribunal pueda
decidir que el presente caso se inscribe en la situación aludida. Por otro lado, el
fenómeno de la criminalización de la migración irregular ya fue analizado a la luz de las
obligaciones contenidas en los artículos 7 y 2 de la Convención Americana (supra párrs.
161 a 172).
253. Respecto de lo alegado por las representantes, la Corte recuerda que la obligación
general del artículo 1.1292 se refiere al deber del Estado de respetar y garantizar ―sin
discriminación‖ los derechos contenidos en la Convención Americana, mientras que el
artículo 24293 protege el derecho a ―igual protección de la ley‖294. En otras palabras, si se
291
Caso Gangaram Panday, supra nota 172, párr. 64.
292
El artículo 1.1 de la Convención dispone que:
Los Estados Partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades
reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su
jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones
políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición social.
293
El artículo 24 de la Convención estipula que:
Todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual
protección de la ley.
294
Cfr. Propuesta de Modificación a la Constitución Política de Costa Rica Relacionada con la
Naturalización, supra nota 289, párrs. 53 y 54; Caso Rosendo Cantú, supra nota 27, párr. 183, y Caso
Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 199.
82
254. El Tribunal resaltó las medidas necesarias que los Estados deben adoptar para
garantizar un efectivo e igualitario acceso a la justicia de las personas que se encuentran
en una situación de vulnerabilidad agravada, como migrante en situación irregular
sometido a una medida de privación de la libertad. Así, hizo referencia a la centralidad de
la notificación sobre el derecho a la asistencia consular (supra párr. 152) y al
requerimiento de contar con una asistencia letrada, en las circunstancias del señor Vélez
Loor (supra párrs. 132 y 146). En el presente caso ha quedado demostrado que el señor
Vélez Loor no contó con dicha asistencia, lo cual tornó inefectiva la posibilidad de acceder
y ejercer los recursos para cuestionar las medidas que dispusieron su privación de
libertad, implicando un menoscabo de hecho injustificado en su derecho de acceder a la
justicia. Sobre la base de lo que antecede, la Corte considera que el Estado incumplió su
obligación de garantizar, sin discriminación, el derecho de acceso a la justicia en los
términos de los artículos 8.1 y 25 de la Convención Americana, en relación con el artículo
1.1 del mismo instrumento, en perjuicio del señor Vélez Loor.
IX
REPARACIONES
(Aplicación del artículo 63.1 de la Convención Americana)
256. Asimismo, este Tribunal ha establecido que las reparaciones deben tener un nexo
causal con los hechos del caso, las violaciones declaradas, los daños acreditados y las
medidas solicitadas para reparar los daños respectivos. Por lo tanto, la Corte deberá
observar dicha concurrencia para pronunciarse debidamente y conforme a derecho 299.
295
Cfr. Caso Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 199, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra
nota 27, párr. 183.
296
El artículo 63.1 de la Convención dispone que ―[c]uando decida que hubo violación de un derecho o
libertad protegidos en [la] Convención, la Corte dispondrá que se garantice al lesionado en el goce de su
derecho o libertad conculcados. Dispondrá asimismo, si ello fuera procedente, que se reparen las consecuencias
de la medida o situación que ha configurado la vulneración de esos derechos y el pago de una justa
indemnización a la parte lesionada‖.
297
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989.
Serie C No. 7, párr. 25; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 231, y Caso Rosendo Cantú y
otra, supra nota 27, párr. 203.
298
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de mayo de 2001. Serie C No. 77, párr. 62; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28,
párr. 231, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 203.
299
Cfr. Caso Ticona Estrada Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 262, y Caso
Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 204.
83
A. Parte Lesionada
259. El Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la
Convención, a quien ha sido declarado víctima de la violación de algún derecho
reconocido en la misma. En el presente caso la víctima es el señor Jesús Tranquilino
Vélez Loor, quien será considerado beneficiario de las reparaciones que ordene este
Tribunal.
261. El Tribunal determinará las medidas que buscan reparar el daño inmaterial y que
no tienen naturaleza pecuniaria, y dispondrá medidas de alcance o repercusión
pública301.
1. Medidas de rehabilitación
262. La Comisión solicita a la Corte que ordene al Estado brindar la asistencia médica y
psicológica para mitigar los efectos físicos y psíquicos de las condiciones inhumanas de
detención a las que estuvo sometido el señor Vélez Loor. Las representantes, por su
parte, solicitan a la Corte que ordene al Estado proveer de forma gratuita tratamiento
300
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 297, párrs. 25 a 27; Caso Garrido y Baigorria, supra nota
198, párr. 43, y Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros), supra nota 48, párrs. 76 a 79.
301
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 298, párr. 84; Caso Manuel
Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 219, y Caso Chitay Nech y otros, supra nota 104, párr. 242.
84
263. La Corte estima, como lo ha hecho en otros casos 302, que es preciso disponer una
medida de reparación que brinde una atención adecuada a los padecimientos físicos y
psicológicos sufridos por la víctima. Por lo tanto, habiendo constatado las violaciones y
los daños sufridos por el señor Vélez Loor mientras permaneció bajo la custodia del
Estado de Panamá (supra párr. 227), el Tribunal considera necesario ordenar medidas de
rehabilitación en el presente caso, las cuales deben tomar en cuenta la expectativa de la
víctima y su condición de extranjero (supra párr. 258). Es por ello que este Tribunal no
considera pertinente que el señor Vélez Loor reciba su tratamiento médico y psicológico
en Panamá, sino que debe poder ejercer su derecho a la rehabilitación en el lugar donde
se encuentre para poder cumplir con el objetivo y fin de dicha rehabilitación. En este
orden de ideas la Corte, tomando en cuenta las consideraciones realizadas supra (párr.
258), estima necesario que Panamá proporcione al señor Vélez Loor una suma destinada
a sufragar los gastos de tratamiento médico y psicológico especializados, así como otros
gastos conexos, en el lugar en que resida.
264. En consecuencia, dispone que el Estado debe otorgar por una sola vez al señor
Vélez Loor, en un plazo de seis meses contados a partir de la notificación de esta
Sentencia, la suma de US$ 7.500,00 (siete mil quinientos dólares de los Estados Unidos
de América) por concepto de tratamiento y atención médica y psicológica especializada,
así como medicamentos y otros gastos futuros relacionados.
2. Medidas de Satisfacción
a) Publicación de la Sentencia
302
Cfr. Caso Barrios Altos Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2001. Serie
C No. 87, párrs. 42 y 45; Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 252, y Caso Fernández Ortega y
otros, supra nota 27, párr. 251.
85
267. La Comisión solicita a la Corte que ordene al Estado adelantar una investigación
seria y diligente sobre las denuncias de tortura supuestamente cometidas bajo la
jurisdicción del Estado panameño en perjuicio del señor Vélez Loor.
268. Las representantes sostuvieron que el Estado panameño debía investigar de forma
seria y exhaustiva los actos de tortura que habrían sido cometidos en perjuicio del señor
Vélez Loor, con relación a todos los partícipes que debieran ser sancionados de acuerdo a
la gravedad de las violaciones cometidas. Asimismo, señalaron que debería investigarse
la identidad de los funcionarios responsables de otras violaciones cometidas en contra de
la víctima y sancionarlos de manera adecuada. Indicaron que ―al iniciarse las
investigaciones la víctima deberá tener pleno acceso y capacidad de actuar en todas las
etapas procesales de acuerdo con la ley interna y la Convención Americana, y se le
deberá garantizar una efectiva protección a él y a todas las personas involucradas en el
impulso de las investigaciones‖. Adicionalmente, solicitan que los resultados de las
investigaciones sean divulgados pública y ampliamente, para que la sociedad panameña
los conozca. Finalmente, enfatizaron la necesidad que tenía el señor Vélez Loor de
obtener justicia y de que lo que le ocurrió fuera ―condenado en Panamá‖ para poder ver
―restablecido en su honor y su dignidad‖.
269. Por su parte, el Estado informó que el Ministerio Público había abierto una
investigación penal a fin de determinar responsabilidades sobre los hechos mencionados
en este caso. Respecto de las otras violaciones, el Estado señaló que la obligación de
ofrecer medidas como ésta no es posible y se opuso a tal solicitud, ya que ―éstas solo
podrían ser ordenadas frente a la determinación efectiva de que ha ocurrido una violación
a los hechos protegidos por la Convención‖.
270. Teniendo en cuenta que a partir del 10 de julio de 2009 se está llevando a cabo
una investigación sumaria por el delito contra la libertad en perjuicio del señor Vélez Loor
(supra párrs. 242 y 245), así como la jurisprudencia de este Tribunal305, la Corte dispone
303
Cfr. Caso Barrios Altos, supra nota 302, Punto Resolutivo 5.d); Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña,
supra nota 28, párr. 244, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 229.
304
Cfr. Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
1 de marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 195; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 244,
y Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek, supra nota 28, párr. 298.
305
Cfr. Caso del Penal Miguel Castro Castro, supra nota 27, párr. 441; Caso Rosendo Cantú y otra, supra
nota 27, párr. 211, y Caso Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 228.
86
que el Estado debe continuar eficazmente y conducir con la mayor diligencia y dentro de
un plazo razonable la investigación penal iniciada por los hechos comunicados por el
señor Vélez Loor. Para ello, el Estado debe emprender con seriedad todas las acciones
necesarias con el fin de individualizar, juzgar y, en su caso, sancionar a todos los autores
y partícipes de los hechos denunciados por el señor Vélez Loor, para los efectos penales y
cualesquiera otros que pudieran resultar de la investigación de los hechos. Para la
investigación de los alegados actos de tortura, las autoridades competentes deberán
tomar en consideración las normas internacionales de documentación e interpretación de
los elementos de prueba forense respecto de la comisión de actos de tortura y
particularmente las definidas en el Manual para la investigación y documentación eficaces
de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (―el Protocolo de
Estambul‖)306.
4. Garantías de no repetición
272. En el presente caso el Tribunal determinó que el señor Vélez Loor fue privado de
libertad en la Cárcel Pública de La Palma y, posteriormente, en el Centro Penitenciario La
Joyita, centros carcelarios dependientes del sistema penitenciario nacional en los cuales
fue recluido junto con personas procesadas y/o sancionadas por la comisión de delitos
penales, a raíz de su situación migratoria irregular (supra párr. 210). Para que las
personas privadas de libertad por cuestiones migratorias bajo ninguna circunstancia sean
llevadas a centros penitenciarios u otros lugares donde puedan estar junto con personas
acusadas o condenadas por delitos penales, la Corte ordena al Estado que, en un plazo
razonable, adopte las medidas necesarias para disponer de establecimientos con
capacidad suficiente para alojar a las personas cuya detención es necesaria y
proporcionada en el caso en concreto por cuestiones migratorias, específicamente
adecuados para tales propósitos, que ofrezcan condiciones materiales y un régimen
acorde para migrantes, y cuyo personal sea civil y esté debidamente calificado y
capacitado. Estos establecimientos deberán contar con información visible en varios
idiomas acerca de la condición legal de los detenidos, fichas con nombres y teléfonos de
los consulados, asesores legales y organizaciones a los que estas personas pudiesen
recurrir para pedir apoyo si así lo estiman pertinente.
306
Cfr. Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Protocolo de Estambul
(Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos
o degradantes), Nueva York y Ginebra, 2001.
87
273. La Comisión solicita a la Corte que ordene al Estado asegurar que los centros de
detención panameños cumplan con estándares mínimos compatibles con un trato
humano y que permitan a las personas privadas de libertad tener una vida digna.
274. Las representantes, por su parte, reiteraron que la mayoría de las ―condiciones de
detención infrahumanas‖ que soportó el señor Vélez Loor se mantienen en la actualidad.
Por lo tanto, solicitan a la Corte que ordene al Estado panameño ―la creación de un plan
a corto, mediano y largo plazo para asegurar que el Sistema Penitenciario contará con los
recursos necesarios para su adecuado funcionamiento en un plazo razonable‖, así como
―la creación de un mecanismo interinstitucional destinado al mejoramiento de las
condiciones carcelarias en el país y por ende de la calidad de vida de los privados de
libertad‖. En particular, solicitan que se ordene al Estado garantizar que las personas
encargadas de la custodia de los privados de libertad sean civiles con la preparación
adecuada y no miembros de la Policía Nacional; la adopción de medidas efectivas para
mejorar las condiciones de detención de las personas privadas de libertad en cárceles
panameñas, y garantizar que el Sistema Penitenciario panameño cuente con suficientes
médicos, los cuales deben contar con la independencia necesaria para llevar a cabo su
labor y establecer protocolos para el examen de las personas privadas de libertad.
275. El Estado informó en detalle sobre las medidas adoptadas para mejorar las
condiciones de vida de las personas privadas de libertad, las cuales estarían actualmente
en ejecución. Señaló que, desde el mes de julio de 2009, se ha incrementado la adopción
de medidas tendientes a disminuir el hacinamiento existente en los centros penitenciarios
del país. Asimismo, indicó que bajo ―la coordinación directa del jefe de la Cartera de
Gobierno, la Dirección General del Sistema Penitenciario adelanta, además de medidas
de impacto inmediato en el mejoramiento de la situación de las personas privadas de
libertad, programas integrales para resolver a mediano plazo las deficiencias, carencias e
irregularidades‖. Además, informó sobre medidas concretas adoptadas en cuanto a la
salud. Entre ellas, resaltó la implementación de giras médicas a los centros del interior
del país, además de dotación de insumos a las clínicas de los centros penitenciarios.
Adicionalmente, el Estado informó que había conseguido la firma de un convenio con el
Ministerio de la Salud para incrementar el servicio médico de la clínica en el complejo la
Joya.
276. La Corte toma nota de las deficientes condiciones de detención, reconocidas por el
Estado (supra párrs. 60 y 197), en la Cárcel Pública de La Palma y en el Centro
Penitenciario La Joyita, las cuales son incompatibles con la Convención Americana. Dado
que este caso se refiere a migrantes y se ha establecido que éstos no pueden ser
alojados en tales establecimientos, el Tribunal considera que en este caso no resulta
pertinente ordenar una medida como la solicitada. No obstante, la Corte recuerda la
posición especial de garante que tiene el Estado con respecto a las personas privadas de
libertad, razón por la cual se encuentra especialmente obligado a garantizar los derechos
de las mismas307, en particular, el adecuado suministro de agua en el Complejo
Penitenciario La Joya-La Joyita, y a asegurar que las condiciones de detención en este
307
Cfr. Asunto de la Cárcel de Urso Branco. Medidas provisionales respecto de Brasil. Resolución de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos de 18 de junio de 2002, Considerandos sexto y octavo; Asunto
Centro Penitenciario de Aragua "Cárcel de Tocorón". Medidas provisionales respecto de Venezuela. Resolución
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 24 de noviembre de 2010, Considerando decimosegundo,
y Asunto Guerrero Larez. Medidas Provisionales respecto de Venezuela. Resolución de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos de 17 de noviembre de 2009, Considerando decimotercero.
88
278. Después del análisis de la prueba aportada por la Comisión y las representantes y
teniendo en cuenta el reconocimiento de responsabilidad del Estado, esta Corte
determinó que las violaciones a los derechos del señor Vélez Loor se caracterizaron por la
acción u omisión especialmente de funcionarios de la entonces Dirección Nacional de
Migración y Naturalización y del Sistema Penitenciario Nacional. En razón de lo expuesto
y en las circunstancias del presente caso, esta Corte considera que el Estado debe
realizar, en un plazo de razonable, un programa de formación y capacitación para el
personal del Servicio Nacional de Migración y Naturalización, así como para otros
funcionarios que por motivo de su competencia tengan trato con personas migrantes, en
cuanto a los estándares internacionales relativos a los derechos humanos de los
migrantes, las garantías del debido proceso y el derecho a la asistencia consular. Dentro
de dicho programa, el Estado deberá hacer especial mención a la presente Sentencia y a
los instrumentos internacionales de derechos humanos de los que Panamá es parte.
279. La Comisión solicita que se ordene al Estado adoptar medidas para que ―las
autoridades panameñas conozcan y den cumplimiento a su obligación de iniciar
investigaciones de oficio siempre que exista denuncia o razón fundada para creer que se
ha cometido un hecho de tortura bajo su jurisdicción‖.
281. La Comisión solicita a la Corte que ordene al Estado garantizar que la legislación
interna en materia migratoria y su aplicación sean compatibles con las garantías mínimas
establecidas en los artículos 7 y 8 de la Convención Americana, incluyendo las reformas
legislativas que sean necesarias para asegurar que en los procesos migratorios se
observen estrictamente todas las garantías convencionales. Igualmente, resaltó que si
bien el Decreto Ley No.3 de 2008 eliminó la criminalización de la reincidencia migratoria,
varios extremos en dicha normativa continuarían siendo incompatibles con la Convención
89
Americana308. Por ello, solicita a la Corte que ordene al Estado desplegar los esfuerzos
necesarios para completar el proceso de adecuación de la legislación migratoria con la
Convención Americana.
283. El Estado indicó que ―[n]o podría […] solicitarse […] la modificación de la ley
migratoria actual, ya que la [d]emanda presentada por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos no incluye acusación alguna respecto del Decreto Ley 3 de 2008‖.
Además, señaló que ―[n]o existe en la Convención disposición alguna que permita a la
Corte decidir [sobre] una ley que no ha afectado aún derechos y libertades protegidos de
individuos determinados, por lo que tal pretensión no podría ser admitida bajo la premisa
de una medida de satisfacción‖. Por lo tanto, el Estado se opuso a la solicitud.
308
En particular, se refirió a la aplicación de la detención migratoria como regla general y no como
excepción; a la posibilidad de que dicha detención se extienda por un período de 18 meses, y a la ausencia de
control judicial de la privación de libertad de una persona por razones migratorias, salvo que se interpongan
recursos judiciales que no necesariamente se encuentran a disposición de inmigrantes indocumentados o
irregulares.
309
Se refirieron, inter alia, a que el Servicio Nacional de Migración sigue teniendo facultad de ordenar la
detención de personas extranjeras y puede extender la misma hasta dieciocho meses, sin que existan
mecanismos para garantizar un control judicial automático de esta detención, y a que no se adoptan medidas
tendientes a asegurar el debido proceso de los extranjeros, como proveerles traducción a su idioma, asistencia
jurídica o asistencia consular.
310
Cfr. Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares. Sentencia de 27 de enero de 1995.
Serie C No. 21, párr. 50; Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 51, y Caso Usón Ramírez, supra
nota 10, párr. 154.
90
prevenir la recurrencia de violaciones a los derechos humanos como las ocurridas y, por
eso, adoptar todas las medidas legales, administrativas y de otra índole que sean
necesarias para evitar que hechos similares vuelvan a ocurrir en el futuro, en
cumplimiento de sus deberes de prevención y garantía de los derechos fundamentales
reconocidos por la Convención Americana. Asimismo, debe adoptar todas ―las medidas
legislativas o de otro carácter que fueran necesarias para hacer efectivos‖ los derechos
reconocidos por la Convención Americana311, razón por la cual la obligación estatal de
adecuar la legislación interna a las disposiciones convencionales no se limita al texto
constitucional o legislativo, sino que deberá irradiar a todas las disposiciones jurídicas de
carácter reglamentario y traducirse en la efectiva aplicación práctica de los estándares de
protección de los derechos humanos de las personas migrantes. En particular, en lo
relativo a la notificación a los detenidos extranjeros sobre su derecho a la asistencia
consular, así como a asegurar la revisión judicial directa ante un juez o tribunal
competente para que decida sobre la legalidad del arresto o detención.
288. En consecuencia la Corte recuerda que la conducta del Estado en todos sus
ámbitos, relativa a la materia migratoria, debe ser concordante con la Convención
Americana.
311
Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros), supra nota 48, párr. 203; Caso Salvador
Chiriboga, supra nota 202, párr. 122, y Caso Zambrano Vélez y otros, supra nota 200, párr. 153.
312
Cfr. Caso Almonacid Arellano, supra nota 48, párr. 124; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota
28, párr. 202, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 219.
91
291. En la Sentencia del caso Heliodoro Portugal vs. Panamá el Tribunal ya había
declarado el incumplimiento de las obligaciones a cargo del Estado y ordenado la
consecuente reparación en los siguientes términos:
[E]l Tribunal estima pertinente ordenar al Estado que adecue en un plazo razonable su
derecho interno y, al respecto, tipifique [el delito de] tortura, en los términos y en
cumplimiento de los compromisos asumidos en relación [con] la Convención contra la
Tortura[…]313.
293. Las representantes solicitan, además, que se ordene al Estado: a) realizar un acto
en el cual reconozca expresamente su responsabilidad por las violaciones cometidas y se
comprometa a que hechos similares no vuelvan a ocurrir; b) investigar de forma seria y
efectiva la identidad de los funcionarios que omitieron procurar el inicio de una
investigación por los alegados actos de tortura cometidos en perjuicio de la víctima; c)
crear ―protocolos que obliguen a la realización de exámenes médicos completos a las
personas privadas de libertad al momento que ingresan a los distintos centros
penitenciarios, frente a cualquier indicio de malos tratos y tortura, o respecto de los
distintos centros penitenciarios que puedan presentar‖; d) la creación de un mecanismo
de ―visitas periódicas a los lugares de detención, con la intención de prevenir, detectar y
sancionar aquellas conductas que impliquen la vulneración de los derechos a la seguridad
e integridad personal y a la vida de las personas privadas de libertad‖, y e) el
establecimiento de ―un mecanismo, por medio del cual, los privados de libertad tengan la
posibilidad de dar a conocer directamente a las autoridades correspondientes, los actos
de agresión de que son objeto por parte de las personas encargadas de su custodia‖.
313
Cfr. Caso Heliodoro Portugal, supra nota 27, párr.259.
314
Cfr. Caso Radilla Pacheco, supra nota 25, párr. 359; Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr.
267, y Caso Manuel Cepeda Vargas, supra nota 11, párr. 238.
92
296. La Corte valora positivamente los esfuerzos realizados por el Estado, encaminados
a la incorporación y capacitación de personal civil calificado para ejercer labores de
custodia en los centros penitenciarios de Panamá. Sin embargo, advierte que en el
presente caso no se ha pronunciado en sus consideraciones de fondo con respecto a las
disposiciones de derecho interno relativas a la Ley No. 55 de 2003, por lo que no es
posible fijar reparaciones al respecto.
297. En sus alegatos finales escritos, las representantes solicitan a la Corte que
ordene al Estado garantizar la separación de las personas procesadas de las
condenadas.
298. La Corte observa que esta solicitud no fue presentada en el momento procesal
oportuno por las representantes, esto es, en su escrito de solicitudes y argumentos. Por
lo anterior, esta medida de reparación solicitada extemporáneamente no será
considerada por el Tribunal.
C. Indemnizaciones compensatorias
1. Daño material
a) Pérdida de ingresos
315
Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002.
Serie C No. 91, párr. 43; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 260, y Caso Rosendo Cantú y
otra, supra nota 27, párr. 270.
93
304. Por las consideraciones expuestas, la Corte estima que el Estado debe entregar,
en equidad, la suma de US$ 2.500.00 (dos mil quinientos dólares de los Estados Unidos
de América) al señor Vélez Loor, por concepto de indemnización por los ingresos que
dejó de percibir por el tiempo que estuvo privado de su libertad en violación del artículo
7 de la Convención Americana.
b) Daño Emergente
305. La Comisión solicita a la Corte que fije en equidad el monto de dicho daño. Por su
parte, las representantes manifestaron que en el momento en que la víctima fue
deportada, intentó obtener justicia por las violaciones de las que fue objeto. Para ello,
indicaron que Vélez Loor solicitó asistencia letrada y junto con su abogado dieron
seguimiento a la denuncia que presentaron ante la Embajada de Panamá en Quito,
manteniendo comunicación con la Embajada. Adicionalmente, señalaron que en el marco
del proceso internacional, la víctima incurrió en gastos de abogado, papelería, envío de
comunicaciones, un viaje a Washington para participar en la audiencia de admisibilidad
ante la Comisión y un viaje de Santa Cruz a La Paz, Bolivia, para documentar y preparar
el caso en conjunto con las representantes. Señalaron que todo esto generó gastos y que
la Corte debe fijar el monto en equidad. El Estado no realizó alegato al respecto.
306. Aunque las representantes identificaron las erogaciones en las que incurrió la
víctima como parte de las costas y gastos, esta Corte considera que las mismas hacen
parte del daño emergente, pues las mismas obedecen a los esfuerzos económicos que
realizó el señor Vélez Loor para reclamar justicia.
307. Al respecto, la Corte observa que el señor Vélez Loor recibió asesoría legal para
denunciar las violaciones de las que fue objeto. No obstante, sobre la base de la prueba
existente en el expediente, el Tribunal no puede cuantificar el monto que la víctima
erogó. En vista de ello, y tomando en cuenta el tiempo transcurrido, el Tribunal fija en
equidad la suma de US$ 5,000.00 (cinco mil dólares de los Estados Unidos de América)
que debe ser cancelada por el Estado al señor Vélez Loor por concepto de reembolso por
gastos en asistencia letrada y otros gastos en virtud del proceso internacional.
2. Daño inmaterial
significativos para las personas, así como las alteraciones, de carácter no pecuniario, en
las condiciones de existencia de la víctima o su familia‖316.
313. Asimismo, las actuaciones que se siguieron en su contra no cumplieron con los
requisitos del debido proceso (hubo detención arbitraria y falta de garantías judiciales).
Naturalmente, la persona sometida a detención arbitraria experimenta un profundo
sufrimiento320, que se agrava si se toma en cuenta que no se han investigado los hechos
316
Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 298, párr. 84; Caso Ibsen
Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 278, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 275.
317
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), supra nota 298, párr. 84; Caso
González y otras (“Campo Algodonero”), supra nota 20, nota al pie 547, y Caso Anzualdo Castro, supra nota
60, párr. 218.
318
Cfr. Caso Neira Alegría y otros Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 19 de septiembre de
1996. Serie C No. 29, párr. 56; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota 28, párr. 282, y Caso Rosendo
Cantú y otra, supra nota 27, párr. 278.
319
Cfr. Caso Neira Alegría y otros, supra nota 318, párr. 56; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra
nota 28, párr. 282, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 278.
320
Cfr. Caso Bulacio, supra nota 102, párr. 98; Caso La Cantuta, supra nota 103, párr. 217, y Caso Tibi,
supra nota 27, párr. 244.
95
relacionados con los malos tratos y supuesta tortura denunciados. Por estas razones,
este Tribunal considera que se presume que las violaciones de esta naturaleza causan
daños inmateriales a quien las padece321.
D. Costas y Gastos
315. La Comisión solicita a la Corte que, una vez escuchadas las representantes de la
víctima, ordene al Estado de Panamá ―el pago de las costas y gastos que se hayan
originado y se originen de la tramitación del presente caso tanto en el ámbito interno
como ante el sistema interamericano de derechos humanos‖. Las representantes, por su
parte, señalaron que en su lucha por la búsqueda de justicia, el señor Vélez Loor incurrió
en múltiples gastos en los procesos a nivel nacional e internacional. Igualmente lo ha
hecho CEJIL en su calidad de representantes de la víctima en el proceso internacional. En
razón de ello, la representación de la víctima indicó que los gastos en los que incurrió en
el proceso a nivel nacional e internacional son los que se indican en el párrafo siguiente.
316. Las representantes solicitan a la Corte que ordene al Estado reintegrar los gastos
y costas en que incurrió la víctima por concepto de asesoría legal realizados para su
defensa en los procesos llevados a cabo a nivel interno e internacional. Por otra parte,
solicitan el reintegro de los gastos realizados por CEJIL con motivo de su representación
ante las instancias internacionales, principalmente relativo a viajes realizados por las
abogadas de dicha representación para documentar y preparar el caso, y también viajes
durante la tramitación del caso ante la Comisión. Asimismo, incluyeron los gastos por el
correspondiente trabajo jurídico, la investigación, recopilación y presentación de pruebas,
entrevistas y preparación de escritos. De este monto, las representantes estimaron los
gastos e que incurrieron durante el litigio por la suma aproximada de US$ 10.700,00
(diez mil setecientos dólares de los Estados Unidos de América). Por otra parte, en su
escrito de alegatos finales, actualizaron los montos originalmente indicados, remitiendo
los comprobantes de los gastos incurridos en relación con la audiencia pública celebrada
en la sede del Tribunal, tales como viajes, hospedaje y alimentación de las
representantes, del perito y de la víctima, por la cantidad de US$ 13.339,40 (trece mil
trescientos treinta y nueve dólares con cuarenta centavos de los Estados Unidos de
América). En suma, las representantes solicitan el reembolso de gastos por un total
aproximado de US$ 24.000,00 (veinticuatro mil dólares de los Estados Unidos de
América). Respecto de gastos futuros, las representantes solicitan a la Corte que, en la
etapa procesal correspondiente, ―se les otorgue la oportunidad de presentar cifras y
comprobantes actualizados sobre los gastos en los que se incurrirá durante el desarrollo
del proceso contencioso internacional‖.
321
Cfr. Caso Tibi, supra nota 27, párr. 244.
96
prudentemente su alcance, el cual comprende los gastos generados ante las autoridades
de la jurisdicción interna, así como los incurridos en el curso del proceso ante el Sistema
Interamericano, teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto y la naturaleza
de la jurisdicción internacional de protección de los derechos humanos. Esta apreciación
puede ser realizada con base en el principio de equidad y tomando en cuenta los gastos
señalados por las partes, siempre que su quantum sea razonable322. Esta Corte ha
sostenido que ―las pretensiones de las víctimas o sus representantes en materia de
costas y gastos, y las pruebas que las sustentan, deben presentarse a la Corte en el
primer momento procesal que se les concede, esto es, en el escrito de solicitudes y
argumentos, sin perjuicio de que tales pretensiones se actualicen en un momento
posterior, conforme a las nuevas costas y gastos en que se haya incurrido con ocasión
del procedimiento ante esta Corte‖323.
321. El Estado deberá efectuar el pago por concepto de daño material, daño inmaterial
y reembolso de las costas y gastos dentro del plazo de un año contado a partir de la
notificación de la presente Sentencia.
323. El Estado debe cumplir sus obligaciones mediante el pago en dólares de los
Estados Unidos de América.
322
Cfr. Caso Garrido y Baigorria, supra nota 198, párr. 82; Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña, supra nota
28, párr. 288, y Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota 27, párr. 284.
323
Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez, supra nota 99, párr. 275; Caso Rosendo Cantú y otra, supra nota
27, párr. 285, y Caso Fernández Ortega y otros, supra nota 27, párr. 298.
97
326. En caso de que el Estado incurra en mora, deberá pagar un interés sobre la
cantidad adeudada, correspondiente al interés bancario moratorio en Panamá.
X
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE
DECIDE,
por unanimidad,
DECLARA,
Y DISPONE,
12. El Estado debe pagar la suma fijada en el párrafo 264 de la presente Sentencia,
por concepto de tratamiento y atención médica y psicológica especializada, así como
medicamentos y otros gastos futuros relacionados, dentro de un plazo de seis meses.
15. El Estado debe, en un plazo razonable, adoptar las medidas necesarias para
disponer de establecimientos con capacidad suficiente para alojar a las personas cuya
detención es necesaria y proporcionada en el caso en concreto por cuestiones
migratorias, específicamente adecuados para tales propósitos, que ofrezcan condiciones
materiales y un régimen acorde para migrantes, y cuyo personal sea civil y esté
debidamente calificado y capacitado, de conformidad con lo establecido en el párrafo
272 de la presente Sentencia.
18. El Estado debe pagar las cantidades fijadas en los párrafos 304, 307, 314 y 319
de la presente Sentencia, por concepto de indemnización por daño material e inmaterial
y por el reintegro de costas y gastos, según corresponda, dentro del plazo de un año,
contado a partir de la notificación del presente Fallo, en los términos de los párrafos 321
a 326 del mismo.
Diego García-Sayán
Presidente
Comuníquese y ejecútese,
Diego García-Sayán
Presidente