Pedro de Alvarado - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
Pedro de Alvarado - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
Pedro de Alvarado - Wikipedia, La Enciclopedia Libre
Este artículo o sección tiene referencias, pero necesita más para complementar su verificabilidad.
Adelantado de Guatemala
de Guatemala
(interino,
1524-1526
Monarca Carlos I de España
de Guatemala
de Guatemala
y de Chiapas)
finales de 1535-1536
de Guatemala
y de Honduras)
1539-1540
Información personal
Nacimiento 1485
Badajoz de la Extremadura,
Corona de Castilla
Imperio español
Sepultura Michoacán
Nacionalidad Española
Religión Católica
Familia
Información profesional
Origen y familia
En 1512, con 27 años, desembarcó en La Española, junto a sus hermanos Gonzalo, Jorge,
Gómez, Hernando y Juan, los cuales llegaron a la isla como parte del séquito del virrey Diego
Colón, hijo primogénito de Cristóbal Colón.[5] Un año después, bajo las órdenes de su pariente
Diego Velázquez, participó en la conquista de Cuba.
En 1518 acompañó a Juan de Grijalva como capitán de un navío en su viaje de exploración por
las costas de Yucatán y el Golfo de México, en el que se produjo el descubrimiento de Cozumel.
Fue el primero en navegar el río Papaloapan, razón por la cual la población cercana a la
desembocadura del río se le bautizó con el nombre de "Alvarado".
Realizó una inspección de avanzada junto con Bernardino Vázquez de Tapia hacia las
inmediaciones de Tenochtitlan con el fin de observar y determinar la mejor ruta; Vázquez de
Tapia cayó enfermo de calenturas en el camino y Alvarado tuvo que completar la misión, ambos
regresaron a Cholula para informar a Cortés los pormenores. Fue entonces cuando los
indígenas le pusieron el apodo de Tonatiuh.[7]
En 1520, en ausencia de Cortés, que había ido al encuentro de Pánfilo de Narváez, Pedro de
Alvarado, que había quedado al mando, ordenó la matanza del patio del Templo Mayor que
precedió a la derrota de los españoles conocida como la Noche Triste. Recriminado por Cortés,
que se vio obligado a volver apresuradamente a Tenochtitlan a socorrerlo, alegó que los aztecas
estaban preparando sacrificios humanos para la fiesta del Tóxcatl (quinto de los dieciocho
meses del calendario mexica), incumpliendo su promesa de no hacerlo, y que con la fiesta se
preparaba una trampa para atacar a los españoles.
Desde la perspectiva de los españoles, Bernal Díaz del Castillo justifica la agresión contra la
nobleza mexica en el Templo Mayor, puesto que según se había él enterado, los mexicas se
habían propuesto asesinar a Pedro de Alvarado, que como se ha dicho, había quedado a cargo
de las tropas españolas en México-Tenochtitlan. El asesinato sería efectuado en el contexto de
la celebración de Tóxcatl. A ello habría que añadir el disgusto de los españoles por la
celebración de un rito considerado pagano por ellos, que implicaba la remoción de la efigie de la
Virgen María y la Cruz que los españoles habían colocado en el Templo de Huitzilopochtli, con el
propósito de la celebración indígena.
Muchas fuentes coinciden en denunciar que Alvarado ordenó sin previo aviso que se atacara a
los danzantes de la fiesta, asesinando a personas desarmadas. Los testimonios aztecas
recogidos por Fray Bernardino de Sahagún describen una cruel carnicería.[cita requerida] Este hecho
provocó una fuerte reacción por parte de los ciudadanos temerosos de mayores barbaridades y
el conflicto desembocó en plena batalla campal con considerables pérdidas para las tropas
castellanas.
El salto de Alvarado
Durante la huida de Tenochtitlan se le atribuye haber salvado la vida, pese a estar rodeado de
enemigos, saltando un canal apoyado en su lanza, hincada en el barro; el gesto ha tomado su
nombre, "Salto de Alvarado", nombre también de una céntrica calle de Ciudad de México (Puente
de Alvarado) situada en la zona donde pudo ocurrir el hecho.
Podría citarse como precedente del salto con pértiga, igual que se hace con Filípides para la
maratón, pero el salto muy probablemente no existió: la referencia procede de Francisco López
de Gómara, que no fue testigo ocular, y es desmentida con gran rotundidad por Bernal Díaz del
Castillo, y que esgrime contundentes argumentos: ningún testigo se hubiera percatado del salto,
ocupados como estaban en salvar sus vidas; la profundidad del agua y la anchura del canal
salvado descartan la viabilidad de la acrobacia y, finalmente, el mismo Bernal no oyó a nadie
mencionar el salto hasta mucho después de la conquista, con ocasión de la edición de unos
libelos laudatorios para Alvarado.[cita requerida]
Sin embargo, el hecho pudo haber tomado forma y atribuírsele a Pedro y en tal ocasión,
partiendo de una peculiar particularidad propia a él o de alguno de sus hermanos conocida por
los demás de las tropas a los que debieron de haber visto practicando su destreza o jugando a
ello; al ser todos ellos miembros de familia procedente de la Cantabria oriental donde hasta hoy
se practica el denominado salto pasiego, anteriormente más común y usado tanto por hombres
como mujeres desde muy jóvenes, lo cual debieron aprender los Alvarado en familia en
Extremadura o visitando durante la crianza familiares en Cantabria.
Tras la toma de Tenochtitlan en 1521, Cortés lo comisionó para otras expediciones más al sur,
lo que le permitió pasar a la historia también como conquistador de Guatemala y El Salvador
junto a su hermano Gonzalo de Alvarado y, aunque siguiendo a Cortés, también concluyó la
conquista en Honduras.
En 1525 ordenó a Gonzalo de Alvarado la fundación de una villa con el nombre de San Salvador
en el Señorío de Cuzcatlán, para dominar los naturales de esas tierras. Ambas localidades
llegaron a tener tanta preponderancia en sus respectivas provincias jurisdiccionales que
terminaron por convertirse en capitales de las repúblicas de Guatemala y El Salvador,
respectivamente; aunque ninguna está en su emplazamiento original hoy en día.
En 1527 viajó a España y se entrevistó con Carlos V. Es este su momento de mayor gloria, al
recibir del emperador los nombramientos de gobernador, capitán general y adelantado de
Guatemala, más de lo que conseguiría nunca Cortés de Nueva España. Sin embargo, a su vuelta
a América, en 1529, el gobernador de la Nueva España lo encarceló y lo procesó; solo pudo
librarse del cautiverio por la intervención de Cortés.
Las noticias sobre las riquezas de los incas y la conquista que emprendió Francisco Pizarro
llegaron a oídos de Alvarado en Guatemala. Solicitó y consiguió permiso del Rey de España para
hacer descubrimientos y conquistas en las tierras de la provincias de Quito del Imperio Inca que
estuvieran fuera de los límites asignados a Francisco Pizarro.
Construyó su flota en el Pacífico Sur, donde fundó el Puerto de Iztapa (en Guatemala). A
principios de 1534 se hizo a la vela con una flota compuesta por ocho navíos, en los cuales se
embarcaron 500 infantes bien armados, 227 caballos y un número de indígenas de Guatemala.
Bartolomé de las Casas, en su Brevísima Relación, recuerda la mortandad de indios que
generaban estas expediciones, tanto por obligarlos a transportar hasta el Mar del Sur los
materiales con los que se construían los barcos, como por las condiciones de viajes y trabajos.
Desde Nono, desandando muchas leguas, tornaron a los bosques pantanosos de Chimbo en la
región occidental, por donde, ya juntándose de nuevo toda la expedición, empezaron a ascender
la cordillera de los Andes hasta salir a las alturas de Ambato. Como Alvarado anduvo perdido en
las provincias del litoral durante los meses de febrero, marzo y abril, sufrió las molestias de las
lluvias de invierno, cuando en la costa los llanos y todo el suelo en general se convierten en
anegadizos y pantanos intransitables; y saliendo a la planicie interandina, en agosto, pasó la
cordillera precisamente en la época de los mayores vientos y de las más fuertes nevadas.
Llegó Pedro de Alvarado a las llanuras de Ambato, actualmente en Ecuador, con un ejército
completamente débil, ya que llevaba muchos meses padeciendo las inclemencias de la selva
costanera, en la que se perdieron, porque los guías indígenas que habían retenido a la fuerza
lograron huir. Por esta razón, no estaban en condiciones de enfrentarse con Diego de Almagro y
Sebastián de Belalcazár y prefirieron llegar a un arreglo amistoso el 26 de agosto de 1534, que
consistió en que Pedro de Alvarado recibiría una indemnización por los gastos que había hecho
en tan malhadada expedición y, a cambio, Diego de Almagro y Gonzalo Pizarro consiguieron que
Pedro de Alvarado les cediera los barcos, caballos y hombres que quisieran quedarse. Pedro de
Alvarado, finalmente, regresó a Guatemala. Francisco López de Gómara, en su Historia General
de las Indias, cifra la indemnización en cien mil pesos de oro, que fueron pagados, cumpliendo
la palabra de Almagro.
En las actas del cabildo colonial de San Francisco de Quito se revela tajantemente la mala
acogida y descontento general que Pedro de Alvarado provocó en las empresas conquistadoras
encabezadas por Diego de Almagro y que estaban vinculadas a las expediciones de los actuales
territorios del Ecuador continental o del entonces Reino de Quito, de acuerdo con las provisiones
entregadas por Francisco Pizarro como gobernador de la Nueva Castilla. He aquí unos de los
primeros documentos originales del cabildo colonial de Quito donde se expresa los “pareceres”
a los que tuvo que recurrir el propio mariscal Diego de Almagro para negociar con Alvarado y no
fomentar una demostrada e impopular acogida que originó su estadía en las tierras del norte del
Pirú, apenas oída su llegada desde Guatemala. El documento edilicio relata lo siguiente con la
respectiva respuesta de los cabildantes:
paresçer que pydio don dyego de almagro a los del cabildo (de Quito) si debya
rresistir o dexar pasar o estar en esta tierra al adelantado don pedro de
alvarado.
myercoles XIX días del de dicho mes (de agosto de MDXXXIII 1534).
E luego el dicho Diego de Tapia alcalde dixo que le paresçe que el dicho señor
mariscal no debe yrse desta probynçia syno estarse en ella con la gente que al
presente tiene por que si se fuese o dexaje la dicha gente el dicho albarado con
el poder que trae de gente podrya venyr a esta çibdad e hallándola
desmanparada del dicho señor mariscal podrya estarse en ella y en toda la
tierra synque nadie le pudiese yr a la mano y estar rrefformando en ella su
gente e podrya ser que en este medio tiempo le bynyese la gente que dize que
espera con la qual y con la que al presente tiene y con los que atraerya a su
proposyto de los que en esta çibdad quedasen el dicho señor mariscal ffuese y
bynyese el dicho albarado acabarya de conquystar la tierra e habryan mucha
suma de oro que en ella ay como es notorio lo qual repatirya entre su gente de
suerte que todos los tubyese muy contentos para hazer lo que él les mandase e
demás desto la justiçia e rregimyento que en esta cibdad quedase no heran
parte para se sostener por quel dicho alvarado atraerya a sy los señores e
caçiques destas probynçias y especialmente a este señor quel dicho mariscal
en su poder tiene al qual y a los demás hará entender como el dicho señor
mariscal se ba a huyendo del e que no hay ay otro capitán ny señor destas
partes sy el no e terna manera como no se trayga a esta cibdad bastimentos ny
comyda ny otra cosa por manera que de neçesidad que todos los que en esta
cibdad quedaren sean les sea forçado yrse a meter devaxo de su mano.
E demás desto es notorio que mucha parte de la gente quel dicho alvarado al
presente tiene esta muy descontenta del e an dicho e publicado que en byendo
lugar e tiempo muchos dellos se bendryan a esta dicha cibdad donde el dicho
señor mariscal esta e ansy mismo el dicho albarado podrya enbyar aquy a
poblar las probynçias de puerto viejo y teniéndolas pobladas podrya rrecojer
ally toda la gente que a estas partes bynyese y a la que traya el dicho señor
governador tod lo qual çesarya no dexando el dicho señor mariscal la tierra
por que estando él en ella con el poder que para la governar tiene e con tener
como tiene poblada esta cibdad y con la voluntad que la gente quel dicho
alvarado con sigo trae tiene y con los muchos amygos naturales de la tierra el
dicho señor mariscal en nombre se su magestad puede defender el paso al
dicho albarado e mandalle lo que byere que conbyene al servyçio de su
magestad e byen destas partes e que esto daba e dio por su paresçer e lo firmo
de su nonbre. Diego de Tapia.
El dicho gonçalo ffarfan alcalde suso dicho dixo que le paresçe quel dicho
señor mariscal debe yrse delante y rrecojer la gente questa en san myguel para
con ella dar la buelta al camyno a donde quyera que topare al dicho albarado
para le defender e rresystyr que no haga daño en la tierra por que si fuese
delante podrya recoger la gente e rehazerce e quytar e hebytar que no bynyese
al dicho albarado nyngun socoroo de gente ansy por puerto byejo como por
otra parte e que aquy le paresçe no haçe fruto su estada por que no tiene
posybilydad para rresystyr ny offender ny estorbar en cosa alguna al dicho
albarado e que esto daba e dyo por su paresçer. Gonçalo Farfán.
Respuesta
El dicho Xrispoual del ayala rrgydor dixo que le paresçe quel dicho señor
mariscal debe hazer lo quel dicho gonçalo ffarfan alcalde dize con tanto que
dexe su merced la gente que le paresçiere que conbyene para la guarda e
anparo desta cibdad e que esto da por su paresçer.
Lope Ortiz
Hernando de Gamarra
Hernando de Prado.
Luego que en 1533, la reina Juana I de Castilla emitió una real cédula otorgándole a Francisco
de Montejo la gobernatura del territorio comprendido desde el río Cupilco en Tabasco hasta el
río Ulúa en Hibueras, Montejo se trasladó a Centroamérica para realizar campañas militares en
contra de los lencas, pero también Pedro de Alvarado había sido enviado con el mismo
propósito por el virrey Antonio de Mendoza y Pacheco. Debido al conflicto de intereses, en 1539
se realizó una permuta del territorio de Chiapas que pertenecía a Alvarado por el territorio de
Hibueras; ante esta perspectiva Montejo se trasladó a Ciudad Real de Chiapa.[8]
En esa última acción militar, que a veces se conoce como guerra del Mixtón, Alvarado fue
arrollado por el caballo de un compañero inexperto que huía del contraataque de los indios
chichimecas, que estaban parapetados en el Cerro del Mixtón (gato) y eran comandados por
Francisco Tenamaxtle, un caxcán bautizado que se había levantado en armas. Sucedió en
Nochistlán, en el sur de lo que hoy es el estado de Zacatecas, donde se le había otorgado ya
título de ciudad con el nombre de Guadalajara, a pesar de la traza actual de la misma haya
mudado de lugar en tiempos posteriores, devolviéndose al antiguo poblado su nombre
originario.[9]
Tras unos días de agonía, murió el 4 de julio de 1541. Su cuerpo fue enterrado primero en la
iglesia de Tiripetío, Michoacán, y trasladado en 1568 por su hija, Leonor Alvarado Xicoténcatl, a
una cripta de la catedral de San José de Santiago de Guatemala (hoy Antigua Guatemala), junto
al de su mujer, Beatriz de la Cueva, llamada la sinventura, no sin motivo: enviudó menos de un
año después de suceder a su hermana como mujer de Alvarado, y luego sobrevivió a su marido
solo otro año.[10]
El cuerpo del conquistador y fundador de la ciudad sigue en dicha iglesia después de que
fracasara el intento de enterrarlos en un monumento levantado en su memoria debido a la
presión popular.[11]
16. Fernando
Varado, corregidor de Có
Hornachos
9. Leonor de Bracamo
Corros
1. Pedro de
Alvarado y
Contreras
27.
Carchuelas
30. Fe
Véase también
Batalla de Acajutla
Conquista de El Salvador
Familia Alvarado
Notas y referencias
1. DÍAZ DEL CASTILLO, B.: Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España, Madrid, 1984.
2º tomo, pp. 447-448
5. Vallejo García-Hevia, José María (2008). Juicio a un conquistador, Pedro de Avarado "su
proceso de residencia en Guatemala (1536-1538)". Marcial Pons Historia. p. 1330.
ISBN 9788496467644.
6. Díaz del Castillo, Bernal (1568) Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, (texto
en la web cervantesvirtual pp. 266) (http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/017
15418982365098550035/thm0000.htm)
10. López de Gómara, Francisco (1552) "Historia general de las Indias" cap. CCIX y CCX texto en
la web (http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02588400888014428632268/p0
000005.htm#214) Cervantes Virtual
Bibliografía
González Villatoro, Gustavo; El testamento del Adelantado Don Pedro de Alvarado. El hombre
y el mito, San José, C.R.: Promesa, 2007
Enlaces externos
Datos: Q210900
Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Pedro_de_Alvarado&oldid=142564181»
Última edición hace 28 días por Arjuno3