Apuntes Historia de España Del Siglo XX
Apuntes Historia de España Del Siglo XX
Apuntes Historia de España Del Siglo XX
CONTEMPORANEA: SIGLO XX
Liberalismo y democracia. Agua y aceite.
El sistema de la Restauración establecido en 1875 supuso la vuelta a España de los
borbones. Tuvo a Cánovas del Castillo como su principal valedor, tratando de crear un
régimen liberal estable.
Todas las burguesías estaban de acuerdo en montar un régimen liberal que tuviera un
mínimo de estabilidad. Ese consenso duró hasta la derrota colonial de 1898, y por ello
algunos sectores de la burguesía catalana vieron que ese régimen de la Restauración ya
no les representaba. En ese momento comienza la crisis, pero al sistema aún le queda
tiempo. El sistema político sólo representaba los intereses de las burguesías, por lo que
era una oligarquía.
El gobierno caía si perdía la confianza del parlamento, por lo que se convocaban nuevas
elecciones con un ministro de gobernación de la tendencia distinta al gobierno anterior.
Los republicanos estaban muy divididos entre ellos debido al fracaso de la Primera
República.
Los socialistas eran muy pocos y no se les prestaba mucha atención, pero ganan
presencia desde la ley de asociaciones de 1887.
Desde 1898, los políticos eran cada vez más conscientes de que la única manera de salir
de la crisis era una mayor democratización.
La crisis del sistema de la Restauración. La derrota contra EE. UU. fue la guinda del
pastel, y esa crisis fue retratada por los intelectuales y políticos, a los que les “dolía”
España. Esta crisis suele corresponder con el reinado de Alfonso XIII. Esta sensación de
decadencia ocurría a lo largo y ancho de la Europa del momento. Las propuestas para
sacar a España de su crisis pasan por la regeneración, como la democratización del
régimen y la modernización del país. Las intromisiones de Alfonso XIII durante su
reinado también ayudaron a la acentuación de la crisis.
Tras la muerte de Sagasta y Cánovas, se acentúa la fragmentación de los partidos
dinásticos en camarillas.
Autores como Luis Morote adelantaron el regeneracionismo antes del propio desastre
del 98, junto a Macías Picavea o Joaquín Costa. Como origen a la decadencia española
aducían causas históricas, remontándose al siglo XVII. También aludían a causas
geográficas, como la altura de la meseta, que dificultaba el transporte y el cultivo,
además de la poca fertilidad de las tierras, lo que provocaba la emigración de muchos
locales. Todos estos intelectuales señalaban a los políticos de la Restauración como
responsables de la decadencia de España. El libro más destacado es el de Joaquín Costa
Oligarquía y caciquismo. Los remedios que proponían eran suspender el parlamento y
aplicar mano de hierro contra oligarcas y caciques (Picavea). Costa defendía fortalecer
el poder ejecutivo, y hablaba de un cirujano de hierro para extirpar el mal del país, la
vieja clase política. Estas son soluciones que con el tiempo utilizaría Miguel Primo de
Rivera en su golpe de Estado de septiembre de 1923.
En el ámbito político, desde los sectores políticos, regenerar España implicaba llevar a
cabo políticas que fortalecieran la nación en el ámbito económico y en el educativo,
elevando el nivel cultural de la población española. Ambas líneas eran muy habituales
en el pensamiento político de la época, y todo el mundo usaba esta expresión de
“regeneracionismo”.
Desde fuera del sistema de la Restauración, un proyecto muy ambicioso fue planteado
por el partido Unión Nacional en 1900, creado por Joaquín Costa y Basilio Paraíso.
Estos dos políticos trataban de movilizar a las clases productoras (un término típico del
momento), que son los pequeños y medianos empresarios, lo que ellos pensaban que
generaban la mayor parte de la riqueza nacional. A través de dos organizaciones
corporativas, las cámaras de comercio y la Liga Nacional de Productores, trataban de
movilizar a estas clases.
Las propuestas que plantearon desde Unión Nacional tuvieron bastante eco mediático,
pero con las elecciones tuvieron muy poco éxito en 1901, consiguiendo sólo dos
diputados. Entonces Costa escribió su famosa obra, achacando al sistema caciquil su
escaso éxito electoral.
El primer tercio del siglo XX no fue una mala época en el ámbito económico, y
corresponde al periodo en el que los países de la periferia europea se industrializaron, y
el segundo periodo industrializador sería a raíz de la Primera Guerra Mundial.
La guerra había tenido también el efecto de aumento de la deuda, y creció hasta el 43%
del presupuesto nacional. Este ministro de hacienda tenía la obligación de bajar la
deuda, y en parte lo consiguió, y podríamos decir que a raíz de sus políticas a la altura
de 1914 la deuda había bajado al 28% del presupuesto nacional, a través de una reforma
fiscal que tuvo resistencia, introduciendo nuevos impuestos que gravaban a esas clases
productoras a las que apelaba Costa. Las protestas procedieron de las cámaras de
comercio o de la Liga Nacional de Productores. Gracias al aumento de impuestos y al
descenso de gastos se fue reduciendo la deuda. Por lo que no pasó Fernández Villaverde
fue por aceptar algunas de las propuestas económicas de Polavieja respecto a un
concierto económico catalán. Esos sectores del regionalismo catalán que se habían
implicado en el gobierno de Silvela se sintieron con las manos libres y empezaron a
considerar que el régimen de la Restauración no representaba sus intereses, comenzando
a desmarcarse del sistema restauracionista, fomentando y apoyando el regionalismo en
defensa de sus intereses.
En 1902 fue proclamado rey Alfonso XIII y su reinado fue complejo y difícil, pero
desde el punto de vista político presentó dos características que no contribuyeron a la
estabilidad del sistema de la Restauración.
- En primer lugar, intervino mucho más en la política que sus predecesores dando
y quitando apoyo a sus gobiernos, que acababan cayendo por el retiro de su
confianza (crisis orientales). Entre 1902 (dimisión del gobierno de Silvela) y
1907 (llegada del segundo gobierno de Maura) hubo 10 gobiernos, lo que hace
palpable la inestabilidad política. El rey interviene en el contexto de la ausencia
de líderes indiscutibles en ninguno de los partidos.
- En segundo lugar, por la constitución de 1876, el rey era el jefe máximo del
ejército, y se había aprobado para evitar la abundancia de pronunciamientos
militares del siglo XIX. Alfonso XIII, como jefe del ejército, siempre que hubo
problemas entre el ejército y el poder civil se decantó siempre por el ejército, y
se ve muy bien en la crisis de 1917.
Entre los conservadores estaban Silvela y Romero Maura. El tercero en discordia fue
Antonio Maura, que destacó a la vez que Canalejas.
Entre 1907 y 1909 combinó una serie de políticas reformistas y una mano dura en el
ámbito público contra el movimiento obrero y las acciones terroristas. Sus dos leyes
más importantes fueron:
El principal problema del gobierno largo de Maura fue el orden público, pues el
movimiento obrero en España tenía cada vez más simpatizantes, y sus demandas se
plasmaban en las calles. El movimiento obrero se definía como revolucionario y
pretendía destruir la sociedad de clases, y en esta época sobre todo a través de la acción,
normalmente de forma violenta. Cualquier demanda obrera podía acabar en conflicto,
porque muchas veces la respuesta del Estado era desproporcionada, viendo estas
demandas como una ruptura del orden público, respondiendo con la fuerza.
De todos los acusados una de las personas se convirtió en icono, el creador de la escuela
moderna, Ferrer i Guardia. Estaba en la frontera entre republicano y anarquista. Fue uno
de esos 5 ejecutados y esa represión gubernamental generó una profunda movilización
política y social, y todo el arco parlamentario acabó uniéndose contra Maura. En
Francia también se criticó al gobierno de Maura en favor de los cautivos en Montjuic. El
rey acabó cesando a Maura, y desde ese momento empezó a distanciarse políticamente
del rey. No se fue de su partido, pero se quedó en los márgenes. La caída de Maura
implicó la llegada de Canalejas al gobierno en 1910. En las elecciones que hubo en
1910 se presentó por primera vez la conjunción republicano-socialista, que fue posible
porque surgió de esta movilización contra Maura. Esto es tan significativo porque en
aquel momento el partido socialista era exclusivamente obrero y dirigía su discurso sólo
al mundo obrero. El PSOE no buscaba votos en las clases medias, que era cosa de
republicanos. Esta unión fue una novedad porque los socialistas y republicanos se
juntaron por primera vez.
Nos fijaremos en la segunda propuesta regeneracionista desde dentro del sistema, desde
el poder, y a partir de la caída de Maura en 1909 a través del liderazgo liberal de José
Canalejas.
Si nos situamos en 1909, José Canalejas era uno de esos caudillos políticos del partido
liberal, que ya empezó a destacar en la esfera pública desde 1900, con discursos contra
la Iglesia. Fue uno de los que desde el parlamento vio la necesidad de cambiar la actitud
del partido liberal, haciéndose algo anticlerical (se inspira en los liberales franceses a
raíz del caso Dreyfuss). Canalejas representa dentro de los liberales a uno de esos
políticos que era consciente desde 1900 que el partido liberal no difería mucho del
conservador después de haber alcanzado algunos anhelos que los definían antes. A raíz
de la movilización política tras el desastre del 98 ve que los republicanos se están
haciendo fuertes a raíz de su actitud anticlerical. Para Canalejas la política española
debía dirigirse a una mayor secularización, incluso estando vivo Sagasta. Era del ala
demócrata del partido liberal. Cuando llega al poder como relevo de Maura, tiene en
mente la situación de crisis del sistema restauracionista, por lo que entiende la necesidad
de atraer a las masas (y no a las clases neutras como Maura) a este sistema de la
Restauración. Hay que nacionalizar la monarquía para eso, y ese es su planteamiento,
acercarse a sectores, no sólo de clase media, sino también obrera. Quería lograr que la
monarquía avanzase a una mayor democratización, al estilo de la monarquía británica o
la belga.
Medidas:
Qué ocurre con los partidos que se quedan al margen del sistema en el sentido de que
nunca tenían opciones de gobernar.
Republicanos, socialistas, regionalistas y carlistas.
Republicanos:
El republicanismo era la cultura política con mayor éxito en España estando fuera del
gobierno. Sin embargo, tenía un gran problema, y es que estaban muy fraccionados,
algo que ya se ve en la primera república. En el sexenio triunfan los federales y los
unitarios, pero con el avance del siglo XIX los federales son los más avanzados, aunque
pierden fuelle en favor de la visión de una España unitaria y republicana. El lema de los
republicanos era intentar establecer una candidatura única, y sólo lo consiguen en 1903,
el año en el que más diputados sacan.
Los republicanos eran muy buenos en la movilización del voto en las calles, porque a
diferencia de liberales y conservadores, su única opción para ganar era conseguir votos
de la gente, no como los otros dos que ya lo tenían asegurado con el encasillado. Los
mítines comienzan en esta época de la mano de los republicanos. Su mayor éxito lo
consiguieron en Barcelona de la mano de Lerroux, en Valencia de la mano de Blasco
Ibáñez, y en ambos casos eran republicanos radicales. En 1908 Lerroux funda el Partido
Radical, y se convierte en el partido del republicanismo histórico por excelencia debido
a su duración en el tiempo. Introduce las formas modernas de hacer política. Cómo se
llega a la población: a través del discurso, y Lerroux sabe apelar al pueblo (se le apela
como populista en sentido neutro, no negativo, apelando constantemente al pueblo). El
anticlericalismo es otra característica básica de su discurso, así como el nacionalismo
español, frente al nacionalismo catalán. Este tipo de discurso tiene un gran apoyo en
sectores obreros y populares de Cataluña.
El Partido Radical olvida la clásica faceta militar decimonónica de los republicanos
progresistas, porque ya no quieren llegar al poder por la fuerza, y la única vía por la que
se puede llegar al poder es a través del voto. Todo el mundo ya pensaba eso como única
forma de llegar al poder, por lo que el ejército español evoluciona hacia posiciones más
conservadoras.
No todos los republicanos eran como Lerroux. Se crea un partido más moderado (el
Partido Reformista), que quería reformar el sistema desde dentro, con las figuras de
Gumersindo de Azcárate y Melquíades Álvarez, ambos ligados a la ILE (Institución
Libre de Enseñanza). Defendían la necesidad de secularizar la vida social y política del
país. Apelaban a la necesidad de democratizar la vida política por medio de la república.
Estaban dispuestos a apoyar la existencia de la monarquía si ésta permitía la mayor
democratización de España. Era un partido posibilista. Apelaban a las clases medias
también.
Cuando los partidos obreros aún eran minoritarios, eran los republicanos los que más
posibilidades tenían de atraer el voto obrero y de las clases populares.
Desde sectores republicanos decían que la Iglesia quitaba trabajo remunerado y valioso
por esclavitud, en resumidas cuentas (bordadoras, vinos).
Maura aprueba el domingo como día festivo oficial en 1904. Desde el mundo
republicano se quejaron porque parecía una medida de meapilas.
Obreros
Los socialistas fundan el PSOE en 1879, pero eran poquísimos, y en Madrid, una ciudad
donde el movimiento obrero era un mojón. UGT nace en Barcelona. El PSOE es un
partido que se funda en una ciudad sin casi obreros, y sus masas iniciales son
trabajadores a caballo entre el artesano y el obrero, así como profesionales liberales
(médicos, maestros…). En ese momento no tenía más de 200 militantes y su primer
congreso no es hasta 1888.
El mundo socialista revolucionario tenía como objetivo acabar con la sociedad de
clases, y para los socialistas había que alcanzar el poder estatal y cambiar las cosas
desde el poder.
Los anarquistas eran contrarios a toda forma de poder establecido, una de las grandes
diferencias entre ambos.
La otra gran diferencia entre ambos era el cómo llegar a eso. Los anarquistas iban a
muerte y querían el cambio ya, y la querían liar en cuanto podían. Los socialistas, por
muy maximalistas que fueran en sus objetivos, siempre plantearon un programa de
acción muy gradualista, teniendo en mente la revolución en un futuro y mejorar la vida
de los trabajadores hasta que llegase ese momento. Se divide la sociedad en dos grandes
clases: burguesía y proletariado.
El PSOE no tiene un programa agrario hasta 1918, por lo que en su momento sólo se
preocupaba por el proletariado y por ello el mundo agrario andaluz se decanta más por
el anarquismo. El discurso socialista no se puede calificar de populista porque las
diferencias para ellos son económicas, no entre pueblo y oligarquía, apela al
proletariado, no al pueblo.
Los socialistas apelaban a la reforma hasta que llegase la revolución; pero cuándo, pues
cuando creciese el proletariado y se industrializase más el país. Se lucha por el avance
de la legislación en favor de las condiciones laborales de los trabajadores. El derecho al
voto, la jornada de 8 horas, la prohibición del trabajo infantil. También eran conscientes
de la necesidad de crear conciencia de clase obrera. Un obrero por el hecho de serlo no
es clase obrera, hay que sentirlo, y esa identidad hay que construirla fomentando formas
de organización y asociación del mundo obrero, como las manifestaciones del 1 de
mayo, creación de casas del pueblo (donde se leen periódicos obreros), las huelgas
como forma preferente de lucha obrera. Lo que diferencia a los socialistas de los demás
son las huelgas y las asociaciones sindicales. Consigue el derecho al voto masculino en
1890, sin embargo, en España el socialismo tenía un discurso apolítico a comienzos de
siglo, porque desconfiaba tanto del sistema que su respuesta fue siempre adoptar
actitudes antipolíticas o apolíticas. El apoliticismo, identificado habitualmente con el
anarquismo, hasta 1910 fue parte importante del movimiento socialista, fruto de lo poco
de fiar que era el sistema de la Restauración.
Texto de Lerroux
La juventud no debe ser interpretada como lo hacemos ahora, ya que un joven actual
puede tener veintitantos años, pero entonces ya eran considerados hombres. Oposición
entre progreso y tradición.
No tuvieron un solo diputado hasta 1910, siendo para el fundador, Pablo Iglesias.
Consiguió concejales en Bilbao en 1891, y en Madrid con el tiempo entró algún
concejal socialista. Iglesias consigue ese escaño gracias a la coalición republicano-
socialista. Mientras consideró a esas clases medias bajas como burguesía, el socialismo
no podía despegar, cuando empieza a abrirse a otros ámbitos sociales y se abre al
republicanismo (a raíz de la reacción contra Maura). Esto nos obliga a preguntarnos las
razones que evitaron el crecimiento del PSOE entre finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, siendo estas el aislamiento respecto a qué era clase obrera y su tensión
con el anarquismo, así como la lejanía de la cuestión agraria en los planes del partido.
En Italia o Alemania el socialismo era mucho más fuerte. Hacia 1900 tenía unos 20
concejales y 20 mil votos, lo cual eran unos números de mierda. Esto cambia a lo largo
de la primera década y a partir de la Primera Guerra Mundial, donde se industrializa
más el país y cuajan más las ideas socialistas. Siempre tuvo más peso el anarquismo
tradicionalmente, y no sólo por ser el primero en entrar en España. Ya se expandió
bastante en los 70 con la Federación de la Región Española. En los 80 sería la
Federación de Trabajadores de la Región Española (fundada en Barcelona en 1881,
clamando tener entre 50 mil y 70 mil simpatizantes). Se calcula que dos tercios de los
simpatizantes estaban en Andalucía y el resto en Cataluña, siendo disuelta en 1888, no
sólo por sus planteamientos maximalistas y nada gradualistas, sino por sus divisiones
internas en realidad. Una de las visiones básicas sería quién se quedaba con el resultado
del trabajo de uno, y el anarquismo abogaba por la colectivización, pero el sistema de
reparto de los resultados del trabajo generaba mucho debate. Había partidarios de que
cada uno se quedara con el resultado de su fuerza de trabajo (fácil de aplicar en el
mundo agrario) que eran los colectivistas, mientras que otro sector abogaba por que el
resultado del trabajo se repartiese en función de las necesidades de cada uno, un
planteamiento con muchos seguidores, siendo santo y seña del comunismo libertario.
Esta diferencia facilitó la disolución por parte del Estado.
Esa creación de cultura anarquista no era del gusto de todos los anarquistas, y una parte
se dedicaron a la propaganda por el hecho, que en muchas ocasiones derivaba en
violencia y atentados terroristas. Los dos casos más característicos de los 90 fueron la
de 1893 en el Liceo de Barcelona (lugar de sociabilidad exclusivamente burguesa) y la
bomba de Cambios Nuevos también en Barcelona. La represión fue muy dura por parte
del Estado a través del proceso de Montjuic y tuvo efectos movilizadores en la izquierda
en el exilio, sobre todo en Francia. Había aún un rumor sobre que España seguía siendo
un país inquisitorial y atrasado. Esta represión generó movilización también en España
donde participaron también socialistas y republicanos, quejándose por la represión del
Estado, habiendo por primera vez una colaboración entre liberales, republicanos,
socialistas y anarquistas. El PSOE deja ese aislamiento y se junta con otras corrientes
políticas. El anticlericalismo nunca penetró en el ideario del PSOE, porque Pablo
Iglesias y otros líderes del partido mantenían en esto una posición muy ortodoxa. Las
bases socialistas cuando había movilizaciones anticlericales participaban, pero
oficialmente el partido no defendía esto.
NACIONALISMOS ALTERNATIVOS
Los nacionalismos desde finales del XIX. Sobre todo, debemos hablar del catalán y del
vasco.
Las dos propuestas fueron las más regeneracionistas del momento, sobre todo el catalán,
planteado por la Lliga Regionalista, creada en 1901. Su idea era regenerar desde la
perspectiva catalanista, contribuir a la regeneración de España. Su crecimiento fue
continuo como partido durante el primer tercio del siglo XX y se debe entender en el
contexto de un crecimiento socioeconómico en la España de entonces, teniendo en
cuenta además el desarrollo de la sociedad de masas y urbana, pues el catalanismo
ofrecía otra vía de participación política. La primera vez que se rompe el turno es en
Barcelona en 1901 cuando los del turno no consiguen representación, y ganan
catalanistas y republicanos. Siempre estuvo presente como partido en las elecciones, y a
veces no se presentaban solos, llegando a acuerdos con republicanos o con carlistas.
Lo más destacado del nacionalismo catalán respecto al vasco es que desde el
nacionalismo catalán siempre la estrategia fue internarse en la política de la
Restauración. A diferencia de esto, el PNV (Partido Nacionalista Vasco) en época de
Sabino Arana planteaba la independencia directamente de las provincias vascas.
EL MUNDO CATÓLICO
Al carlismo lo único que le quedaba fue implicarse en la vida política que ofrecía la
Restauración, presentarse a elecciones. El carlismo defendía otra línea de los borbones y
el fin del sistema liberal. Muchos católicos no sabían qué votar, porque la mayoría eran
católicos, pero votaban a liberales. Otros católicos no se sentían cómodos votando
liberal ni conservador, ni querían votar carlista, y estas ramas trataron de movilizar a
esta gente, sobre todo el clero en favor del carlismo. Esto serían los antecedentes de la
CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). El primer partido de este
palo fue Unión Católica, en los 80, que intentaba conciliar catolicismo y posibilismo
liberal.
Unión Católica fue absorbido por el partido conservador y en la primera década del
siglo XX, se crearon las ligas católicas, con fundadores locales, siendo las más
importantes en Sevilla y Valencia. Aplicaban la teoría del mal menor, difundida por
León XIII para llegar a una convivencia con el liberalismo (el objetivo ideal sería una
sociedad católica, pero si no es posible hay que colaborar con el liberalismo). Si en unas
elecciones los católicos tienen posibilidad de obtener concejales, se vota al católico, y si
no se vota al mal menor, al conservador. Muchas veces esa movilización católica ligada
a las elecciones beneficiaba al partido conservador, generando mucho rechazo entre los
liberales y los republicanos.
Hablamos de la Unión Católica, de 1881, con Vidal y Mon como uno de sus líderes, y
que llegó a ser ministro de fomento. Este partido acabó subsumido dentro del partido
conservador, pero era el ala más a la derecha de los conservadores. El gran problema del
catolicismo político español es que optaba por la unión, pero el carlismo no iba a apoyar
esa unión porque implicaba una aceptación del sistema liberal, además de la diferencia
dinástica. Esta unión no ocurre hasta la segunda república, cuando ven como una
amenaza importante las políticas laicistas de la república. Se fomentó el catolicismo
social, siguiendo la línea del Vaticano, a partir de la encíclica de León XIII (de Rerum
Novarum, 1891), tratando el tema de las difíciles condiciones de vida de los obreros, en
un contexto de crecimiento del movimiento obrero, encontrándonos respuesta de la
Iglesia ante este peligro. A partir de esa fecha se empezaron a desarrollar en España los
sindicatos católicos (círculos), que respondían a una visión armónica del mundo, frente
a la visión del movimiento obrero revolucionario que dividía a la sociedad en burguesía
y proletariado (socialistas) y dominados y dominantes (anarquistas). Estos sindicatos
reconocían esta pobreza, pero creían que a través del diálogo se podía llegar a un punto
medio. Estos círculos del padre Vicent y otras propuestas (como cooperativas) contaban
con representantes de patronos y de obreros y el cura se colocaba como mediador. Estos
círculos eran financiados por los patronos, ya que los obreros no tenían mucha pasta, y
esto resultaba en un beneficio de los patrones y poca ayuda a los obreros.
Este mundo asociativo católico fue considerado por los socialistas como unos
rompehuelgas y como adversarios, y el movimiento no tuvo mucha fuerza en el mundo
industrial, algo que sí ocurrió en Italia.
A parte de estas asociaciones, uno de los problemas principales eran los problemas de
financiación de pequeños y medianos propietarios, y este mundo empezó a crear cajas
de ahorros (Caja de Ahorros de la Inmaculada, etc.), y en la mitad norte del país
funcionaron bastante bien, ya que en el sur había un predominio de los grandes
latifundios. Se convirtió en un factor de modernización del mundo agrario,
introduciéndose novedades agrícolas y no sé qué más. Mundo conservador en política,
pero modernizador en técnica.
El carácter confesional del mundo obrero echaba para atrás a algunos obreros urbanitas,
y se crearon por ello los sindicatos libres, que representaran exclusivamente a los
obreros. No necesariamente son los mismos que en Barcelona disparaban a los
anarquistas.
Pasamos a la evolución del sistema en crisis a partir de 1914.
Había tensiones que contribuyeron a que el sistema acabara bloqueado desde 1913.
Estos problemas eran a partir de 2 líneas de fractura:
España no participa en la guerra mundial, y una de las razones fue que la sociedad
estaba dividida en ambos bandos (aliadófilos y germanófilos). Más allá de esa división
que reflejaba las derechas y el mundo liberal, el impacto de la Primera Guerra Mundial
fue muy importante en lo económico y social.
Hay un cambio entre precios y salarios, y es que los precios se doblaron y los salarios
crecieron mucho menos. Por ello, las huelgas aumentaron, así como los afiliados
sindicales, llevando la CNT la delantera a la UGT.
Esta división de la sociedad durante la guerra y los efectos económicos tuvieron que ver
con el estallido de la crisis de 1917, así como la crisis de los partidos dinásticos. Esta
crisis se acentuó desde 1917 sobre todo, y se quebró el turno sistemáticamente, lo que
debilitó el poder de los partidos y demostró su incapacidad de salir de esta coyuntura
política, y los partidos alternativos tampoco fueron capaces de forzar a los partidos
dinásticos a cambiar el sistema.
1. CRISIS DESDE EL EJÉRCITO. La crisis sucedió en un contexto europeo ya
complejo de por sí, y no sólo por la Primera Guerra Mundial. Antes de la crisis se
produce la revolución de febrero en Rusia que había acabado con el zar, en Grecia el rey
había tenido que marchar al exilio, y no es extraño que los aires revolucionarios
encontraran eco en España, aunque fuese neutral, puesto que estaba dividido, derivada
del injusto reparto de los recursos. La primera de las crisis estalla en junio de 1917,
hablando de conatos de amotinamiento de juntas militares de defensa, unas asociaciones
de tipo corporativo de militares de media graduación creadas en 1916. Estos militares
solicitaban reformas en la promoción y de presupuesto, además de la puesta en libertad
de los compañeros encarcelados, por no hablar de su petición de cortes constituyentes
(ecos del regeneracionismo de principios de siglo). El rey, en vez de decantarse en favor
del gobierno, apoyó a los militares, y debilitó aún más al gobierno correspondiente.
2. CRISIS DESDE EL CATALANISMO. A mediados de julio Cambó convocó a
todos los parlamentarios que no fuesen del turno a una reunión en Barcelona el 19 de
julio de 1917. Las propuestas eran que se formara un nuevo gobierno que convocara
elecciones generales a cortes constituyentes, además de avanzar a una cierta autonomía
catalana. Podríamos ver esta convocatoria como una propuesta de reformar el sistema
desde arriba y desde dentro. Además, una mayoría confiaba en que los militares se
sumarían a las propuestas porque aún tenían en su cabeza la imagen del ejército del
siglo XIX (de corte progresista). El gobierno declaró esta reunión sediciosa y el ejército
colaboró a poner fin a aquella experiencia.
3. CRISIS SOCIAL. La huelga general el 12 de agosto de 1917, convocada por
socialistas, fue secundada por anarquistas, y tuvieron cierto éxito en las zonas urbanas y
en aquellos lugares con más peso de sindicalismo socialista y anarquista. En los centros
fabriles que quedaban no tuvo tanto éxito, siendo la huelga rápidamente represaliada. La
huelga planteaba un mejor reparto de los beneficios de la guerra, y venía de una huelga
de 1916 con cierto éxito, pensando que nuevamente ocurriría lo mismo. Esa huelga fue
duramente represaliada por el ejército, puesto que los obreros pensaban que parte del
ejército sería aliado, pero no ocurrió así. Murieron 79 personas en 5 días. La diferencia
con la de 1916 es que esta se situaba en un contexto revolucionario, y en vez de ocurrir
todas ellas a la vez pidiendo lo mismo, los sectores que habían apoyado la movilización
parlamentaria tuvieron miedo, sobre todo los catalanistas, puesto que ese movimiento
revolucionario podía irse de las manos, derivando en una revolución social. Ante el
vértigo al vacío, los sectores catalanistas de la Lliga acabaron echándose para atrás. Aún
no había ocurrido la revolución bolchevique, no lo olvidemos. Esta revolución acabó
alterando la percepción que se tenía de los sistemas políticos del momento. Por mucho
que se quisiera cambiar el sistema, se prefirió mantener el orden en el mismo sistema
podrido.
BALANCE DE LA CRISIS
- Los sindicatos tenían dificultades para expandirse en el mundo obrero, y los más
activos eran los ferroviarios y los mineros, habiendo un cierto peso también del
mundo católico ahí, aunque no mucho. Uno de los argumentos fundamentales de
estos sindicatos católicos era el patriotismo para no participar en las huelgas,
puesto que la huelga era considerada como antipatriótica. Que el mundo católico
apelara al patriotismo nos da a entender dos cosas: que el proceso de
nacionalización española era bastante potente (que no dependía sólo del poder),
y que había una tensión socialista y católica entre el 17 y el 19, en la que
fracasan los sindicatos católicos en el mundo industrial.
- Por encima de los partidos estaba el rey, pero éste a partir de 1917 contribuye
más a la crisis del sistema, puesto que si había un conflicto entre el gobierno
civil y el militar, se decantaba por los militares. La guerra de Marruecos estaba
en stand-by, lo que no quiere decir que no hubiera tensiones, pero no hubo
grandes acciones hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, cuando el gobierno
se propuso controlar definitivamente su territorio.
Entre 1917 y 1923 tenemos el momento más inestable de la historia del régimen de la
Restauración, y es que entre noviembre de 1917 y el golpe de Estado de Primo de
Rivera en septiembre de 1923 hubo 12 gobiernos, 4 elecciones generales y los gobiernos
abusaron de la suspensión de cortes para poder gobernar por decretazo. Las razones de
conflictividad mayor antes del golpe las hemos ido viendo.
El gobierno trata de negociar ante la presión sindical; una de las demandas era la de la
jornada de 8 horas en la industria exclusivamente, aprobada en 1919, en La Canadiense,
tras 44 días de huelga. No fue bien vista esta medida por la patronal catalana.
González Calleja es un historiador muy importante (dato irrelevante) entre 1917 y 1936.
Que lo nombra mucho en el texto este tío.
Romero Salvadó es un historiador español que trabaja en Reino Unido, uno de los
pioneros en ese sentido de gente que se marchó al extranjero. Actualmente trabaja en la
Universidad de Bristol. Es importante saber si el autor de un artículo es reconocido
profesionalmente y tal. Los libros de este tío tratan el tema del que hablamos
básicamente.
El autor defiende replantear las similitudes con la rusa, pero insistiendo en que España
no fue un caso excepcional. Historiográficamente, los noventayochistas tildaron la
historia contemporánea de España como un fracaso, lo cual explicaba fácilmente la
guerra civil y la dictadura finalmente. Esta idea de que España no es tan diferente y
atrasada se extiende a raíz de la modernización española en los 80 y la expo y las
olimpiadas del 92.
Incluye els fets del cu-cut de 1906 como el comienzo de la preponderancia del ejército
en la vida pública española.
Entre 1917 y 1923 se viven los años más duros de la crisis de la Restauración, cuando
ésta es más palpable.
Hemos visto cómo el sistema entraba en crisis desde 1898, pero ésta se agudiza en 1909
y a partir de 1917, poniéndose cada vez más de manifiesto la incapacidad de éste para
adaptarse a las necesidades del Estado.
Las consecuencias de 1917 radican en que el sistema no acaba y los políticos son
incapaces de introducir modificaciones que permitieran democratizar algo el sistema,
puesto que a los partidos del sistema no les interesaba, porque perderían poder. Los
problemas de división de los partidos se agigantan a partir de 1917. Los factores que
acentúan la crisis del sistema son 5:
- El conflicto social. Las fuerzas sindicales crecen muchísimo entre 1917 y 1920,
con protagonismo de la CNT. Hubo conatos revolucionarios serios en estos
tiempos, y en occidente no hubo ningún flujo revolucionario, pero la
conflictividad social aumentó mucho. La violencia con que se expresó esta
movilización fue tremenda, y se cree que no sólo fue la gente, sino que es
probable que el gobierno incitase a esa violencia. Una actitud muy típica por
parte de la patronal para no ceder ante los sindicatos era el cierre de empresas
(lock out), para dar por saco a los sindicalistas. La reacción más violenta de
todas fue el pistolerismo, y la respuesta de la patronal fue contratar trabajadores
(esquiroles) vinculados a sindicatos conservadores o a ninguno y contratando a
pistoleros que matasen a anarquistas. Salvador Seguí (destacado
anarcosindicalista catalán) fue asesinado en respuesta a otro asesinato. El
gobierno acudía a salvaguardar el orden, y cualquier acuerdo al que podía llegar
el gobierno con los sindicatos se veía por parte de la patronal como una cesión
ante los revolucionarios. El general Martínez Anido fue nombrado gobernador
civil. La movilización social en Andalucía también generó respuestas violentas,
aunque en Barcelona fue donde más se notó.
Cada vez era más evidente que el sistema no podía aguantar mucho más, puesto que no
había representación de los protagonistas de la época, y el sistema no pudo crear cauces
para obligar a las partes del conflicto hacia una negociación.
El ejército era la única salida ante esta crisis, a ojos de los políticos del turno.
LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA
Cuando Primo de Rivera da el golpe de Estado de 1923, algunos países donde se había
instaurado un régimen democrático tras la guerra ya no eran democráticos. Las
repúblicas democráticas parece que se hacen con el poder en la mayor parte de Europa
tras la Primera Guerra Mundial, pero luego se va torciendo el tema. Al dar el golpe de
Estado, acaba con un régimen liberal con la aquiescencia del rey y de la patronal
catalana. Ese golpe fue bastante aceptado por la población de una forma resignada,
cansada de la situación de crisis del sistema restauracionista. Primo de Rivera veía el
tema como algo transitorio, para solucionar problemas del país y luego volver a un
régimen político más liberal, al estilo romano.
El golpe de Estado dio lugar a un régimen claramente autoritario típico del contexto de
entreguerras con militares y técnicos civiles al frente del gobierno. Se basó desde el
punto de vista político y social desde el corporativismo, que se basaba en que la mejor
forma de representar los intereses de la sociedad no es desde el individuo, sino a través
de cuerpos intermedios entre el individuo y el Estado que representan diferentes
intereses en liza. El fascismo italiano también tenía este comportamiento. La primera
parte de esta dictadura se conoce como directorio militar, hasta finales de 1925. En el
manifiesto expresa su intención de ser una dictadura temporal. Se llevaba muy bien con
el rey, y una razón por la que la dictadura fue bien recibida por la población fue que
recogía ideas regeneracionistas, viendo al dictador como el famoso cirujano de hierro.
El dictador se presentaba como aquel que acabaría con el caciquismo en España y una
de las primeras medidas tomadas en esa dirección fue disolver los ayuntamientos, que
reflejaban las estructuras de poder caciquiles. Desde el gobierno se designaban
representantes de los mayores contribuyentes. El directorio militar, aparte de poner fin
al caciquismo fomentó el nacionalismo español frente a los nacionalismos alternativos.
Había un programa para reinstaurar el orden público como fuera, y se declaró el estado
de guerra para esto. Otra pata de esta política fue aplicar medidas contra la CNT, como
declararla ilegal y perseguir a sus líderes, y la tercera pata de esta política fue fomentar
el somatén (civiles voluntarios armados).
Desde este momento llega el directorio civil, que aguanta hasta el fin de la dictadura.
Los ministros militares se encargaron del ejército y orden público, pero técnicos civiles
se encargaron del resto de ministerios. En este directorio civil destaca la figura de Calvo
Sotelo. Se consolida un régimen de corte corporativo. En 1924 se funda la Unión
Patriótica, único partido político legal durante la dictadura. Los liberales del anterior
turno no entraron en este partido nunca, y muchos de sus integrantes eran la nueva elite
política que creó la dictadura. Esta elite eran militares y cuadros intermedios de la
administración (burócratas). El personal que venía de grupos políticos que no entraban
en la Restauración como católicos sociales y mauristas acabaron como líderes de la
dictadura. También entraron en el partido los sectores mesocráticos, que se habían
enriquecido en los años de la Primera Guerra Mundial, tanto en industria como en el
campo. No se acaba con el caciquismo, puesto que destruye la anterior elite política y
crea una nueva que sustituye a la anterior. Tras el golpe de Franco veremos estos
nombres de nuevo.
El régimen de Primo de Rivera, que fue visto como un alivio, no levantó las pasiones
que levantó Mussolini en Italia.
El Estado dictatorial necesitaba una aceptación social, y por esa vía se intentó contentar
a una buena parte de la población obrera del país, creando una nueva forma de
relaciones laborales a través de los comités paritarios integrados por representantes de la
patronal y representantes de los trabajadores, sentándose el Estado como árbitro y
garante. Estos comités se agruparon en la Organización Corporativa Nacional, creada en
1926 (directorio civil). Había varias organizaciones sindicales, y con la CNT no se
podía contar por estar ilegalizada. Habría sido lógico que los sindicatos católicos fuesen
los elegidos para representar a los trabajadores en la industria, pero no estaban presentes
en este campo, por lo que se eligió a la UGT, que tuvo el monopolio de la
representación obrera en los comités paritarios. Largo Caballero (presidente entonces de
la UGT) participó en el consejo de Estado (máxima institución estatal de corte
consultivo).
Tras la dimisión de Primo de Rivera, nadie pensaba que en abril de 1931 se iba a
proclamar la república en España. El rey, tras la dimisión de Primo de Rivera, nombró
al general Berenguer, comenzando la dictablanda, ya que había más libertades, pese a
seguir siendo una dictadura. El rey le conminó a volver al sistema restauracionista del
turno y convocar elecciones generales. Acabó dimitiendo en febrero de 1931 debido a
su incapacidad para convocar las mismas por su falta de apoyos, llegando el almirante
Aznar al gobierno con un nuevo encargo, y comenzar a demostrar un aperturismo
convocando unas elecciones municipales, para demostrar la voluntad democratizadora
de la monarquía, unas elecciones convocadas para el 12 de abril de 1931 y que serían
vistas por la prensa y la gente como un plebiscito informal entre monarquía y república.
Los líderes republicanos se juntaron en agosto de 1930 en San Sebastián para pensar
cómo implementar una república en un futuro y hacer oposición a la monarquía, el
pacto de San Sebastián. Los republicanos no eran suficientes, y necesitaban el apoyo de
la izquierda obrera, llegando a estar presentes en este pacto. Ante las demandas de los
nacionalismos alternativos se consideró la posibilidad de reconocer la autonomía a las
regiones que la reclamasen. Respecto a la Iglesia no se llegó a ningún acuerdo (derecha
republicana), aunque todos estaban de acuerdo en separar la Iglesia del Estado y la
libertad de culto. Esa oposición a la dictadura cuajó en un plan de mediados de
diciembre, que recordaba a las formas decimonónicas del republicanismo para llegar al
poder. El plan acabó fracasando por falta de sincronización y de apoyo popular. Dos
militares se levantaron el 12 de diciembre, cuando el golpe estaba planeado para 3 días
después, cuando comenzó una huelga que tuvo escasos apoyos. Tras la sublevación de
Jaca, el juicio se saldó con el fusilamiento de estos militares y su conversión en mártires
del republicanismo, ganando adeptos frente a la dictadura.
LA SEGUNDA REPÚBLICA
Fue recibida con una gran fiesta cívica por parte de la población. El cambio de régimen
se produjo de forma incruenta, algo de lo que se vanagloriaban los españoles. El
gobierno provisional que se formó fue el que gobernó el país durante las primeras
semanas de la república. Ese gobierno provisional tenía como objetivo la convocatoria
de elecciones constituyentes para el 28 de junio de 1931. El gobierno provisional
simbolizaba los amplios apoyos que tenía la república, puesto que estaban todas las
fuerzas que habían firmado el pacto de San Sebastián. Como presidente del provisional
estuvo Alcalá Zamora. Por primera vez en la historia de España había ministros
socialistas en el gobierno: Largo Caballero (trabajo), Indalecio Prieto (moderado del
PSOE y ministro de hacienda) y Fernando de los Ríos (justicia). Entreguerras fue la
época en la que por primera vez la izquierda entró en los gobiernos de varios países
europeos.
- Consolidar un poder civil fuerte, un Estado fuerte, ante las dos grandes
instituciones que tenían mucho poder: Iglesia y ejército.
- Economía. Reformar la estructura económica del país. Había que hacer una
reforma agraria (50% del PIB) debido al desigual reparto de la propiedad de la
tierra. Se esperaba que la legislación laboral mejorase la vida de los trabajadores.
La Iglesia aceptó la república, pero dentro de esa aceptación hubo algunos obispos que
se manifestaron claramente en contra, y uno de ellos fue el cardenal Segura y primado
de España, promocionado con Primo de Rivera y con grandes simpatías por Alfonso
XIII, hablando de la república como un castigo divino. Por el lado del mundo
anticlerical se consideraba que no se era tan radical como debían, y que con la libertad
de cultos no era suficiente. El principal conflicto fue la famosa quema de conventos de
mayo de 1931 (día 10, domingo) en Madrid. Todo empezó porque a alguien en un
centro monárquico se le ocurrió poner un gramófono con la marcha real y a la gente se
le fue la olla y se fue haciendo la bola más grande. Al final todo quedó en la quema de
unos 100 conventos, y la segunda ciudad más afectada fue Málaga, aunque afectó a
bastantes ciudades españolas. Está probado que participó el hermano revolucionario de
Franco, Ramón. Estos incidentes pusieron en un brete al gobierno republicano, porque
no sabían qué hacer. Cuando Miguel Maura (ministro de gobernación católico) se enteró
del tema, sacó las fuerzas necesarias para acabar con los tumultos, aunque sus
compañeros de gobierno se resistían para no parecerse al gobierno anterior. Como la
quema de conventos no cesaba, el gobierno tomó la decisión de sacar al ejército a las
calles de Madrid. De esta forma se introducía la primera división en el gobierno
provisional.
Las huelgas de la Telefónica y del mundo agrario del verano de 1931, promovidas por la
CNT, fueron respondidas por una fuerte represión con algunos muertos y poniendo en
contra a sectores del anarquismo con la república.
La misión de las nuevas cortes era elaborar una constitución, y entre octubre y
noviembre se discutió y el 9 de diciembre de 1931 es finalmente aprobada. La primera
vez que España establecía la separación Iglesia-Estado y que se establecía una república
laica. Se basaba en muchos aspectos en la alemana de la república de Weimar. Daba
prioridad a los derechos del Estado sobre el individuo en algunas ocasiones, siempre
que hubiera cuestiones de interés público. Concepción intervencionista del Estado, en
línea con el planteamiento del liberalismo que se venía llevando a cabo desde principios
de siglo en Europa. Reconocía el derecho al voto de las mujeres, por supuesto. Ambas
mujeres representaron las dos opiniones que había en el momento. Campoamor quería
que se aprobase ya de ya en la constitución, mientras que Kent defendía que las mujeres
eran unas meapilas y que iban a beneficiar a la derecha. Menos los radicales
anticlericales, los demás solían estar a favor del voto femenino.
La constitución era de un estado nuevo, y tenía que dejar claro cuáles eran los órganos
de gobierno, y estableció que el sistema democrático iba a ser unicameral. El gobierno
sólo dependía del apoyo del parlamento. Se establecía un tribunal de garantías
constitucionales y estableció la figura del Presidente de la República, que no tenía ya los
poderes que había tenido el rey antes, sin papel moderador y sin ser el jefe máximo de
las Fuerzas Armadas. Capacidad de veto sobre la elección de presidente del gobierno, y
se hizo uso de ese veto. El primer presidente fue Niceto Alcalá Zamora, que procedía
del mundo monárquico y que era conservador y católico.
Una vez aprobada la constitución, había que nombrar presidente del gobierno con un
nuevo gobierno, y hubo una opción política más importante que la otra, y tras la
dimisión de Alcalá Zamora llegó a la presidencia Azaña hasta el verano de 1933. Azaña
tenía un dilema en diciembre de 1931, y es que los socialistas y los radicales no
encajaban, por lo que mantener un gobierno sólo de republicanos era un poco lío. Azaña
se decantó por que gobernase el PSOE y mandó a la oposición a los radicales, para
aislar de cierto modo a los monárquicos. La legislatura fue una sucesión de propuestas
reformistas, y se podría decir que fue el periodo de mayor número de reformas de
calado de la Historia de España. Azaña creía en la capacidad del Estado para cambiar la
realidad de los españoles, por lo que estos políticos eran unos putos ilusos y muchas
cosas se aplicarían como el ojete.
Las obras públicas fueron muy importantes, e impulsó la línea ya iniciada por Primo de
Rivera, pero con las condiciones existentes, que eran más complicadas. Luego tenemos
el tema educativo, y Fernando de los Ríos fue el impulsor de la ampliación de la
enseñanza primaria, para convertir a los niños en ciudadanos de la república, y así
comenzaron las misiones pedagógicas, en las que se implicaron grandes intelectuales.
En trabajo teníamos a Largo Caballero como ministro, se crea una ley de contratos de
trabajo que regulaba los convenios colectivos, y esa ley también protegía el derecho a
huelga, además de 7 días de vacaciones pagadas por año. Fue muy discutido el decreto
sobre intensificación de cultivos, por los cuales un campesino o cooperativa de
campesinos podía poner en explotación terrenos que no estuvieran trabajados cuya
propiedad fuese de un gran propietario durante un periodo de 2 años, que a partir de ahí
habría que pagar unas rentas al latifundista. Fue una ley por la cual, mientras se ponía en
marcha la reforma agraria, daba alas a los problemas que tenía mucha gente en el
campo.
La reforma agraria fue la gran reforma que esperaban millones de españoles campesinos
cuando se proclama la república, la gran utopía de los españoles, sin embargo no se
aprueba hasta septiembre de 1932 (a la vez que el estatuto de Cataluña), pues hubo
muchos problemas (muy compleja de elaborar) y es que si se le daba un mínimo de
tierra al millón de jornaleros que había en España se necesitarían unos 6 o 7 millones de
hectáreas (y muchas hectáreas estaban en propiedad de los grandes de España y de la
Iglesia, pero es que no era así, no daban los números). Eso significaría expropiar en
parte a la burguesía, no sólo a la aristocracia y nobleza, y esa burguesía se pretendía que
se uniese a la república, pero es que si les quitas las tierras se van a rallar y van a
empezar a saludar a la romana. La reforma tenía dos objetivos fundamentales: aumentar
la productividad agraria y redistribuir la propiedad de la tierra. Se podían expropiar las
tierras no cultivadas o mal cultivadas, y las tierras cuyos cultivadores directos superasen
un número de hectáreas, así como tierras señoriales y tal y cual. Eso sí, la expropiación
era siempre con indemnización. Era un follón de reforma, y por eso se tardó tanto en
aprobar. En el primer año de aprobación sólo se habían asentado 2500 jornaleros del
millón que había. A partir de ese momento se aceleró la reforma y en 1934 ya teníamos
12 mil, pero seguía siendo muy lento y farragoso, lo que provocó desánimo, rechazo
(mucha peña de la CNT) y tal, por lo que hubo un montón de huelgas e insurrecciones
campesinas, fundamentalmente en 3 momentos (luego los decimos). Sólo el 5% de las
tierras susceptibles de ser expropiadas se expropiaron.
El último aspecto de las reformas es el relativo a las autonomías. De las 3 que tenían
movimiento nacionalista en el momento, sólo Cataluña aprobó su autonomía, como
hemos dicho antes. Esto ocurre en 1932 porque justo en ese momento ocurre el golpe de
Estado de Sanjurjo, rápidamente controlado, pero ese ataque a la república sirvió para
que los republicanos se uniesen a muerte y se aprobasen estas cosas. Se constituyen la
Generalitat y el Parlament, ambos liderados por ERC, con la Generalitat presidida
primero por Francesc Maciá (más nacionalista) y Lluís Companys (más social) como
presidente del parlamento.
La autonomía vasca sí que tardó tiempo en fraguar. Esto ocurrió porque el nacionalismo
vasco había levantado más reticencias hacia los republicanos porque eran unos
tradicionalistas de la hostia. Los ayuntamientos de Navarra rechazaron el plebiscito que
se hizo en el resto de provincias vascas, y es que ni siquiera se llegó al 50% a favor en
Álava.
Toda esta acción reformista generó mucho rechazo y oposición, y no sólo por parte de la
derecha, sino que sectores del mundo obrero veían que las reformas se quedaban cortas
y lentas. La república dio el poder en muchas localidades a gente que nunca había
tenido el poder en sus manos, y mucha gente se vino arriba en los pueblos
adelantándose incluso a la legislación republicana, lo que chocó con los intereses y la
mentalidad de mucha gente.
Nos centraremos en las oposiciones que generaron las reformas vistas en la anterior
clase.
La CNT se había alejado bastante del proyecto republicano desde el verano de 1932, y
además controlaban la CNT en ese momento los más extremistas del momento ligados a
la FAI (Federación Anarquista Ibérica).
Ángel Pestaña, por ejemplo, abogaba por actitudes anarquistas más moderadas, y se
desgaja de la CNT con otros tantos, con el manifiesto de los 30.
En ese momento comienzan insurrecciones anarquistas, cuyo principal objetivo eran los
registros de la propiedad en los ayuntamientos para destruirlos, así como algunos
objetos religiosos. Recordemos que en el mundo rural la Guardia Civil era el principal
nexo de unión con la fuerza del Estado, y también fueron objetivo de los anarquistas.
Arnedo 1932.
En enero de 1933 se sitúa la insurrección de Casas Viejas, y lo característico de esos
sucesos fueron los actos represivos de las fuerzas del orden, muy violentos, uno de los
sucesos más comentados y difundidos del año, en primer lugar por la violencia, y en
segundo lugar porque no estaba claro en qué medida se habían dado las órdenes desde el
gobierno, así como que el intento de ocultar algunos datos creó una desconfianza en el
gobierno. Las críticas vinieron del mundo anarquista, pero también desde la oposición
política al gobierno, como los republicanos radicales, los católicos y tal. Esa protesta
social más radicalizada venía provocada por el aumento del paro (por la crisis del 29
que se empezó a notar en estos años). En el primer bienio, la UGT no hizo una mierda
por protestar porque estaban en el gobierno. La rivalidad era ideológica, pero también
práctica en el sentido de que el líder de la UGT estaba en el gobierno, y que estaba en
una línea reformista que beneficiaba siempre a la UGT.
Había una cierta obsesión del gobierno republicano por el orden público, y es que los
conservadores los criticaban por no mantener ese orden, además de los recuerdos de la
primera república. Según cálculos de González Calleja hubo 113 víctimas mortales por
la represión en los 10 primeros meses de la república, de los cuales 75 fueron en el
mundo rural. Se aprueba la ley de defensa de la república de octubre de 1931, aplicada
en muchas ocasiones, ante la movilización anarquista y católica. Esta ley posibilitaba el
cierre de periódicos. La oposición de la CNT acabó privando a la república de un apoyo
fundamental. En el contexto europeo el anarquismo no tenía casi apoyos tras la Primera
Guerra Mundial, pero España era una excepción. Si el anarquismo no contribuyó al
triunfo de la república, no fue la única oposición que movilizó amplias masas y no fue
la que más. Destaca la movilización católica de masas, que acabó contando con amplios
sectores de la población católica conservadora, y no sólo de elites, también pequeños y
muy pequeños propietarios, que consideraban que la república estaba rompiendo los
valores que ellos defendían. La ley de enero de 1932 conminó a los maestros a quitar los
crucifijos de las escuelas.
Falange Española consiguió un escaño para José Antonio Primo de Rivera, hijo de
Miguel.
Las Cortes empezaron a perder el protagonismo en la vida política nacional, puesto que
una parte de esa política comenzó a hacerse fuera del parlamento, pues muchos políticos
abogaban por el enfrentamiento en las calles, en lugar del debate parlamentario.
A Lerroux le estaban dando por todas partes, y sectores encabezados por Martínez
Barrio se escindieron del partido por la derechización del mismo. La política de la
CEDA consistía en ir debilitando al Partido Radical y acabar sustituyéndoles en el
gobierno. En octubre de 1934 entran 3 ministros de la CEDA, agravando las tensiones
políticas en el gobierno (trabajo, justicia y agricultura).
La reforma agraria tras octubre de 1934 se paralizó. Uno de los ministros de la CEDA
de entrada intentó mantenerla y reformarla para adecuarla a los presupuestos del
catolicismo social, pero sus propios colegas acabaron favoreciendo su dimisión,
acabando con la reforma agraria hasta la primavera de 1936 tras la victoria del Frente
Popular.
La posición del gobierno era más débil cada vez, puesto que la CEDA tenía la intención
de gobernar en solitario. Los propios radicales también contribuyeron a debilitar
aquellos gobiernos de centro derecha que hubo, sobre todo por un escándalo de
corrupción, el estraperlo, y es que determinados miembros del partido habían aceptado
sobornos para legalizar el juego de la ruleta. Tras Lerroux gobernó Chapaprieta hasta
noviembre de 1935. Alcalá Zamora debería haber propuesto un nuevo candidato para la
presidencia, pero no propuso como presidente a Gil Robles, ni le dio la oportunidad de
conseguir la mayoría suficiente (que no la tenía). Alcalá Zamora designó a Portela
Valladares (centro republicano) con el encargo de reconstruir el centro y consolidar la
república, pero es que no tenía apoyos por ningún sitio y el gobierno no se podía
consolidar, por lo que Portela convocó elecciones para febrero de 1936.
Desde el congreso del PCUS de 1935 había una nueva directriz, y es que contra el
fascismo había que hacer frente como se pudiese, aunque supusiese aliarse con la
burguesía, dando lugar al establecimiento de gobiernos de frente popular en toda
Europa.
Las propuestas del Frente Popular eran la amnistía y la recuperación de las grandes
reformas que había que recuperar del primer bienio.
La derecha obtuvo 156 escaños y el Frente Popular obtuvo 286, aunque los votos fueron
muy parejos en esas elecciones del 16 de febrero.
El Partido Radical obtuvo sólo 4 escaños. El PNV (evolucionado desde los años 30)
obtuvo 10, la Lliga 12. El PSOE dentro de la coalición obtuvo 99 escaños, y la CEDA
88. Falange no obtuvo ningún escaño y el PCE escasos escaños.
Desde febrero de 1935 la derecha sólo quiere acabar con la república, especialmente
desde sectores como Falange, sin diputados en el parlamento. En aquel contexto
Falange, que abogaba por una salida violenta, creció una barbaridad junto con las
Juventudes de Acción Popular. Gil Robles empezó a secundar en el parlamento los
discursos violentos de Calvo Sotelo, hablando del “ejército como columna vertebral de
la patria”.
Hubo una gran polarización social y política, con muchísimas huelgas, pidiéndose la
readmisión de los trabajadores expulsados en octubre de 1934, que se consiguió. Se
pedía la jornada de 36 horas, con un aumento salarial. La patronal consideraba
desproporcionadas aquellas medidas. Hubo gran movilización en el campo, y en la zona
de Extremadura se produjeron ocupaciones de fincas para ponerlas en explotación en
contra de la voluntad de sus dueños, adelantándose a lo que dijese el Instituto de
Reforma Agraria.
Fue una primavera muy conflictiva, y había paralelamente desde la derecha un proceso
de asalto y derribo al gobierno de la república, viéndose como una opción una salida
violenta.
Hubo confrontación política en las calles entre juventudes, con muertos y heridos, con
un cálculo de 384 muertos, y un huevo de heridos. El gobierno fue incapaz de controlar
aquella violencia política en las calles.
En este contexto había rumores de golpe de Estado desde el principio. Los republicanos
se confiaron y pensaron que iba a ser muy fácil, como el de Sanjurjo de 1932.
El ejército estaba dividido al respecto, y cada vez había más militares que se sumaban a
los preparativos de un golpe militar, destacando el general Mola, destinado en Navarra.
En un principio aquel golpe de Estado no parecía que fuese a triunfar. Jiménez de Asúa
(candidato socialista a la vicepresidencia de las Cortes) sufrió un atentado el 12 de
marzo por el que Falange fue ilegalizada, siendo Primo de Rivera encarcelado. Los dos
atentados que marcaron el culmen de esa primavera fueron el asesinato del teniente
Castillo, de la guardia de asalto, atribuido a sectores de Falange, y como respuesta el
asesinato de Calvo Sotelo el 13 de julio. En este momento se decantaron muchos
indecisos respecto al golpe, como Franco. El golpe tuvo lugar el 17/18 de julio de 1936
organizado por militares, y que desde fuera contó muy rápido con el apoyo y simpatías
de muchos sectores de orden, pero también encontró una gran resistencia, dando lugar al
fracaso del golpe y al comienzo de una guerra civil.
La conflictividad era propia de las sociedades de entreguerras en Europa, así que no era
raro lo de España. La guerra no era inevitable.
GUERRA CIVIL
Nos centraremos en los grandes procesos ocurridos en las zonas en las que se dividió la
península tras el golpe y con el desarrollo de la guerra. No hablaremos de cuestiones
estratégicas en un principio.
Calvo Sotelo dijo: “antes roja que rota”. Daba prioridad a la unidad nacional incluso a
través de la guerra, antes que acabar dividiéndola.
El ejército y las fuerzas de orden público estaban divididas, y es la principal razón por la
que no triunfó el golpe. Donde lo apoyaban los militares, daba igual que la población o
los sindicatos se resistiesen, el golpe triunfaba, y por eso cayó Zaragoza, siendo la
segunda ciudad más importante del anarquismo después de Barcelona.
El 19 de julio, Franco aterrizó en Tetuán y se puso al frente de las unidades del ejército
mejor preparadas, los regulares, 45 mil hombres. A finales de julio de 1936 ya había
quedado dibujado el frente: en una se combatía a favor de acabar con la república, y en
el otro en favor de la república, con distintas visiones de lo que es una república. El
golpe dividió a las fuerzas armadas y de orden y hubo algunos vacíos de poder, puesto
que el territorio donde no triunfó la sublevación no era controlado por la república, sino
por los sindicatos y las milicias. La república no consiguió evitar la revolución.
El avance desde África por parte de los nacionales pasó por Andalucía
occidental y Extremadura, llegando a Madrid y sitiando la ciudad. Madrid no fue tan
fácil de tomar como habían previsto y los sublevados cambiaron de objetivo cuando se
centraron en el norte de España. Los republicanos, que no habían ganado ninguna
batalla importante, lanzaron la ofensiva de Teruel para impedir que Madrid quedara
aislada, tomando la única capital de provincia que tomaron los republicanos en la
guerra.
En realidad, todos los países del comité se saltaron las medidas de neutralidad y
aportaron en mayor o menor medida a la república, especialmente de la Unión
Soviética, pero con titubeos. La realidad es que Italia y Alemania apoyaron sin tapujos y
desde el principio con 19000 soldados profesionales alemanes y 78000 italianos entre
soldados y milicias. La Guerra Civil saltó a los círculos intelectuales de todo el mundo,
destacando Orwell y Hemingway, así como un joven Willy Brandt.
El reparto de armas fue un duro trago que se llevó por delante a dos presidentes
(Casares Quiroga y Martínez Barrio, que dimitieron antes de repartir armas).
Finalmente, el pueblo en armas surgió en ayuda de la República, la parte negativa es
que el gobierno legítimo dejó de tener el monopolio de la violencia y comenzaron las
represalias personales. El golpe desarticuló los regimientos militares, en parte culpa de
haber licenciado a las unidades del ejército. Tampoco las fuerzas policiales eran de fiar,
como el aparato judicial al abrirse las cárceles y permitiendo a los criminales salir e
incluso unirse a la demanda de armas.
Toda esa violencia anticlerical, fundamental para los revolucionarios, dio muy
mala publicidad a la República. Esa violencia fue especialmente intensa en los primeros
meses de la guerra: en las primeras 6 semanas estaban ejecutados ya el 42% de los
muertos globales al final de la contienda. A pesar de todo, no hay nada de “espontáneo”
en esa violencia, todos los ejecutados eran debido a su estatus o ideología; las muertes
eran decididas por los comités revolucionarios locales que conocían a los sospechosos
de toda la vida.
Por otro lado, las colectividades surgieron teniendo en mente continuar con la
producción y distribución, que muchas veces se había quedado maltrecha al haber huido
los patrones de las empresas a zona nacional. Muchas veces los grandes latifundios
fueron ocupados por los campesinos de forma espontánea. En el aspecto económico, y
para la República, los acontecimientos iban varios pasos más delante de lo que el
gobierno central quería. Barcelona fue la pionera de la revolución en cuanto a
incautaciones de empresas, comercios y servicios.
El propio gobierno tenía que invertir muchos esfuerzos para restituir su poder
perdido frente a los sindicatos. Sin embargo, los sindicatos nunca se hicieron con el
poder político a pesar de tener el poder efectivo porque no había un proyecto
revolucionario en marcha, no formaba parte de su proceso revolucionario. Otra opción
es que ningún grupo político pudo canalizar las ansias revolucionarias de esos comités
para hacerse con el poder estatal debido a su irregular distribución geográfica.
Los gobiernos republicanos que se suceden son los gobiernos de Giral, Largo
Caballero y Negrín; siempre con Azaña como presidente. En el gobierno de Giral no
había ningún representante de las fuerzas que controlaban la calle y se le acusaba desde
el proletariado de ser un gobierno burgués pasivo.
En ese proceso de reforma del ejército, se retira del frente a las milicianas para
relegarlas a la retaguardia. Las industrias de guerra se nacionalizaron para ayudar a ese
esfuerzo de guerra. También se restaura la figura del gobernador civil con el objeto de
fortalecer la figura de la República, sustituyendo los comités revolucionarios locales por
consejos municipales. Frente a la fragmentación política imperante en la zona
republicana, los comités municipales fortalecían la figura del poder republicano.
El primero de abril se acaba la Guerra Civil Española, unos meses antes de que
empiece la Segunda Guerra Mundial en Europa.
En la zona sublevada no vemos esa división entre revolución y guerra; todos los
esfuerzos van destinados a la guerra. La contrarrevolución configuró el Nuevo Estado,
el poder se concentró en manos de los militares (en concreto de la Junta de Defensa
Nacional al inicio y posteriormente de Franco, nombrado Generalísimo por los
primeros). Franco asumía el control del Estado y del ejército.
En abril de 1937 el lado nacional ya estaba disgregado entre las diversas fuerzas
sublevadas (carlistas, milicias, falangistas…) que serán unificadas bajo el nombre de
Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional
Sindicalista). Franco será nombrado caudillo de España. La otra herramienta del
franquismo fue la Iglesia, desde 1936 adherida oficialmente a los sublevados, adoptando
la idea de “cruzada” para aludir a la guerra: Pla y Deniel, obispo de Salamanca,
presentó la guerra civil como el enfrentamiento entre dos ciudades: la terrenal (atea, sin
Dios e imperfecta) y la ciudad de Dios (perfecta y bendita), siendo claramente la
primera identificada con la República y la segunda con el Nuevo Estado.
Los represaliados se calculan entre 85 y 100 mil personas, a ello habría que
sumar 40 ó 50 mil represaliados ya en la posguerra. Que los grupos irregulares actuarán
no significa que los militares desconocieran los fusilamientos, es más, son los militares
los que impulsan esa brutal represión. El ejército opinaba que había que purgar las
retaguardias de indeseables, tal y como habían hecho en Marruecos anteriormente.
Algunos sectores y personalidades, como Unamuno, recibieron positivamente el golpe
de Estado, pero se desmarcaron en cuanto se destaparon las ejecuciones.
Hay que esperar a 1937 para pasar del “terror caliente” inicial a juzgar (y
ejecutar) selectamente a los miembros destacados de los movimientos izquierdistas,
aumentando en las ocupaciones de nuevas ciudades. Conforme se iba conquistando
territorio a la República se iban instalando los valores que posteriormente justificarán la
dictadura (Orden, Religión, Patria), desmantelando los valores republicanos y
democráticos. La tierra colectivizada se devolverá a sus legítimos propietarios, los
funcionarios que trabajaron en la administración pública serán depurados 1 y la
educación recaerá en la Iglesia.
1
Afectaba a maestros y personal docente en especial, ya que la República fue especialmente
insistente en la educación. Sometidos a una variedad de penas en función de su peligrosidad:
desde suspensión de sueldo temporal a fusilamiento
2
Partido de corte fascista, que defiende un ultranacionalismo español (país con un destino
imperial), y que captaba adeptos entre los jóvenes, militantes del partido primorriverista de
Unión Patriótica, clases medias y monárquicos. No aspiraban a un estado confesional católico.
veían como una vía de ascenso político y otros como medio para evitar represalias, pero
numerosas personas llegaron al partido (lo que se llamó los “nuevos camisas azules”, en
contraposición de los “viejos camisas azules”). Esto se traduce en que cuanto más
grande era el partido, más heterogéneo y más fácil de manipular por el Gobierno. A
pesar de todo, a Falange se le añadieron instituciones para la mujer (Sección Femenina),
los jóvenes (Frente de Juventudes) y los niños (Auxilio Social). La Iglesia no veía con
buenos ojos el ascenso de Falange debido a su carácter fascista, y es que la Iglesia no
encajaba en la visión autocrática y totalitaria de los fascismos europeos.
La Carta Colectiva (pastoral de 1937) estaba dirigida a todos los católicos del
mundo. En ella se animaba a los creyentes a manifestar su apoyo al alzamiento. Dos
obispos españoles no firmaron esa carta: el obispo Mateo Múgica, por su implicación
con el nacionalismo vasco, y Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona, porque
consideraba que la Iglesia no debía aliarse con ninguna fuerza política y debía tener un
mensaje pacificador.
El principio del régimen es el momento en el que más poder tiene Falange, con
características más totalitaristas. Conforme los fascismos entraban en decadencia y el
Vaticano criticaba más duramente el totalitarismo, el franquismo se fue posicionando
más en la órbita católica que en la órbita fascista. El cardenal Gomá publicó en 1939
una pastoral que animaba al perdón de los vencidos y criticaba la exaltación del poder
del Estado, manifestando los recelos que tenía la Iglesia de los estados totalitarios. El
cardenal Segura se negó a poner en la catedral el símbolo falangista y fue muy crítico
con la represión de los curas vascos. Todas estas posiciones ponen de manifiesto la
discrepancia dentro del propio régimen.
El gran privilegio que ganó la Iglesia después de la Guerra Civil fue el derecho a
la educación. Ya fuera directamente (mediante colegios religiosos) o indirectamente
(con el control de la temática educativa ajustada a la ortodoxia católica). Falange, por su
lado, encuadraba a las asociaciones de profesores y alumnos. Otro gran premio para la
Iglesia fue el derecho a asociación, vinculadas todas las asociaciones a Acción Católica
y por ello a la parroquia local. Los sindicatos estuvieron controlados por Falange,
desapareciendo oficialmente los sindicatos cristianos (pero en la práctica el Sindicato
Vertical acabó asimilando a los sindicalistas cristianos gracias al fenómeno del
arribismo y la coincidencia de planteamientos).
En el primer gobierno formado por Franco se abordó la cuestión del Fuero del
Trabajo, a imitación de la solución fascista italiana, pero a partir de agosto de 1942 el
poder de Falange y su concepción de estado totalitario fue perdiendo fuerza. La segunda
ley principal fue la Ley de Cortes, que concentraba el poder en la figura del Caudillo,
creando unas Cortes de carácter orgánico (y corporativo). Falange y su Sindicato
Vertical controló siempre el mundo laboral (aglutinando a productores y patrones),
controló el mundo universitario a través del Sindicato Español Universitario, el mundo
escolar con el Frente de Juventudes (campamentos), la Sección Femenina para el mundo
de la mujer y el Auxilio Social, donde las mujeres podían auxiliar a los niños
necesitados. Todas estas asociaciones y concentraciones se realizaban con el
ultranacionalismo español muy presente.
La política exterior española fue la esperada para un país que acababa de salir de
una guerra civil muy cruenta. Además, se vio afectada por su apuesta perdedora en la
diplomacia de la Segunda Guerra Mundial. Las negociaciones diplomáticas con el Eje
contemplaban la posibilidad de entrar en la guerra a cambio de territorios en el norte de
África. Finalmente no entró oficialmente, pero aportó suministros al Eje, en este
contexto se movía la División Azul, hasta 1943.
Es necesario destacar, como han hecho autores como Renzo de Felice, que un
régimen no puede mantenerse sólo con represión y uso de la fuerza, debe
necesariamente tener el consenso/apoyo de gran parte de la población, como fue el caso
de España. Hemos de diferenciar entre las distintas posiciones de la sociedad, desde la
aceptación activa hasta la resistencia activa, pasando por la aceptación pasiva, la
indiferencia o la resistencia pasiva. Diferentes modalidades de rechazo:
-Chistes, insultos…
En los años 50, a pesar de que la resistencia activa desapareció, hubo 2 grandes
crisis del régimen, en 1951 y 1956:
Los obreros participantes en las huelgas pertenecían a los emigrados del éxodo
rural y las motivaciones de la protesta eran de tipo socioeconómico. La respuesta del
régimen fue sistemáticamente la represión, encarcelamiento y cambio de gobierno. Tras
la huelga de 1951 entraron 2 ministros que marcaron un giro en la política de Franco,
con una tímida liberalización:
-Equilibrar la peseta
-Impulsar la competencia
-Congelación salarial
-Devaluación de la peseta
-Liberalizar el mercado
Medidas:
-Devaluación de la peseta
-Turismo