Masoneria
Masoneria
Masoneria
Revista de Estudios
Históricos de la Masonería
Latinoamericana y Caribeña
E-ISSN: 1659-4223
info@rehmlac.com
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
Consejo Científico: José Antonio Ferrer Benimeli (Universidad de Zaragoza), Miguel Guzmán-Stein
(Universidad de Costa Rica), Eduardo Torres-Cuevas (Universidad de La Habana), Andreas Önnerfors
(University of Sheffield), María Eugenia Vázquez Semadeni (Universidad Nacional Autónoma de México),
Roberto Valdés Valle (Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”), Carlos Martínez Moreno
(Universidad Nacional Autónoma de México), Céline Sala (Université de Perpignan)
Palabras clave
Gran Logia de Chile, l’etoile du pacifique, logia Lautaro, logia Filantropía, Gran Oriente de Francia, Manuel
Blanco Encalada
Keywords
Grand Lodge of Chile, l’etoile du pacifique, Lodge Lautaro, Lodge Filantropía, Grand Orient of France, Manuel
Blanco Encalada
Resumen
El presente artículo analiza el proceso de implantación de la masonería en Chile poniendo énfasis en las vías de
ingreso de este tipo de sociabilidad y en los contextos sociales que permitieron su institucionalización. Para ello,
nos hemos centrado en dos periodos: el de la independencia, donde la masonería militar tuvo cierta presencia
pero no logró su establecimiento; y el periodo de las revueltas liberales a mediados del siglo XIX, donde se
produce su institucionalización definitiva.
Abstract
This article analyzes the process of implantation of the Freemasonry in Chile with an emphasis on routes of entry
of this kind of sociability and in the social contexts that have enhanced its institutionalization. Because of that,
we have focused on two periods: independence, where the Military Freemasonry had some presence but did not
achieve its establishment, and the period of liberal revolts in the middle of 19th century where it produces its final
institutionalization.
Felipe Santiago del Solar. Chileno. Doctor en Historia por la Universidad Paris Diderot-Paris 7 y la Pontificia
Universidad Católica de Chile. Cientista político. Temas de investigación: historia de las ideas, historia política,
masonería y anarquismo en Suramérica, principalmente Chile. Correo electrónico: fdelsolar@hotmail.com.
Citado en:
Dialnet (Universidad de la Rioja)
Directorio y recolector de recursos digitales del Ministerio de Cultura de España
AFEHC. Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica
Departamento de Filosofía de la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”
Licencia de tipo
“Reconocimiento-No comercial-Compartir igual”
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impedir la difusión de doctrinas sediciosas y perturbadoras del Estado, entre las cuales se
encontraba -desde luego- la Francmasonería.1
Del mismo modo como se vigilaban las ideas, los objetos fueron víctima de la más
rigurosa censura. Se buscaban relojes, cajas de tabaco, monedas, baratijas, cualquier utensilio
que tuviera grabado algún símbolo o lema de la libertad.2
A pesar de esta voluntad de control, existe un antecedente -absolutamente aislado- de
la presencia de un masón en la región sur de Chile. Se trata de una acusación ante el Tribunal
de la Inquisición de Lima del 13 de enero de 1756, contra el gobernador del presidio de
Valdivia, el teniente coronel Ambrosio Sáez de Bustamante, quien fue acusado por el delito de
francmasón.3 La denuncia fue presentada por Fray Joseph Villamartin, religioso de la orden de
San Francisco en Chile, quien habría recibido la información de un militar llamado Miguel de
Luca:
Estaba en una ocasión jugando cartas con otros y a una jugada que hizo le dije: Señor
esa es jugada de Francmasón. Y respondió él: sí señor, y yo soy Francmasón (...) Si
señor, y no tiene usted porque admirarse, porque los Francmasones no nos apartamos
en cosa alguna de la ley de Cristo, y si algunos dicen lo contrario, es porque no saben
los fundamentos de los Francmasones. Y he estado en dos inquisiciones: he sido
examinado y he salido bien, porque no han hallado cosa alguna que se oponga a la fe y
ley de Cristo (....) Nos distinguimos en que los Bienes sean comunes, esto es, que si
alguno de esta compañía está en pobreza; los que están ricos, los deben socorrer y
ayudar.4
1
Benjamín Oviedo, La masonería en Chile: Bosquejo histórico: La colonia, la independencia, la república
(Santiago: Ed. Universo, 1929), 19.
2
Sergio Villalobos, Historia de Chile (Santiago: Ed. Universitaria, 1998), 335.
3
El proceso original se encuentra en Madrid, en el Archivo Histórico Nacional, sección Inquisición, libro 1194.
Ha sido publicado en: José Antonio Ferrer Benimeli, Masonería e Inquisición en Latinoamérica durante el siglo
XVIII (Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1973), 21-26.
4
Causa seguida contra el gobernador de Valdivia, por la inquisición de Lima, en: Ferrer, Masonería, Iglesia e
Ilustración (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1982), Vol. III, 466.
5
Villalobos, Historia de Chile, 334.
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facto, entre un punto marginal del Imperio como lo era Chile, y dos importantes capitales
virreinales como lo eran Buenos Aires y Lima.6
Un último canal de comunicación entre los habitantes de Chile y Europa, lo
constituían los viajes de criollos al extranjero, quienes, por motivos académicos, comerciales
o militares, entraban en contacto con las ideas y formas de sociabilidad europeas. Destacan
entre ellos, Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera. El primero, pasó varios años de su
juventud en Inglaterra donde fue discípulo de Francisco Miranda. En el segundo caso, este
sirvió en el ejército Real y luchó durante la ocupación napoleónica. Posteriormente, en 1815
viajó a Estados Unidos en busca de ayuda militar para la independencia de Chile.
De este modo, a comienzos del siglo XIX, el rincón más austral del mundo, abría
tímidamente sus puertas al extranjero. El puerto de Valparaíso se convirtió en la vía de
ingreso a Chile, el cual durante las guerras de independencia vio circular, como nunca antes
en la historia, gran cantidad de militares de todas nacionalidades. El cambio no sería
inmediato, pero las rutas ya estaban abiertas.
6
Oviedo, La masonería en Chile: Bosquejo histórico: La colonia, la independencia, la república, 32. Esta
misma idea la encontramos en: Martín Lazcano, Las sociedades secretas, políticas y masónicas en Buenos Aires
(Buenos Aires: Pedro García Editor, 1927), Vol. I, 75.
7
Benjamín Vicuña Mackenna, Obras completas (Santiago: Editorial Universidad de Chile, 1936), Vol. V, 105.
8
El testimonio del que disponemos fue narrado a Diego Barros Arana por el general Jerónimo Espejo, actor y
testigo directo de la independencia. Los hermanos Amunátegui, ratifican el acontecimiento tras una entrevista
personal con José Álvarez Condarco, secretario de José de San Martin y miembro de la segunda logia Lautaro.
Según el testimonio de éste último, durante una misión de reconocimiento de los caminos del valle de
Aconcagua, en la cordillera de los Andes, pasó a Chile como parlamentario de las Provincias Unidas del rio de la
Plata para informarle al entonces gobernador, Francisco Casimiro Marcó del Pont, de la independencia de las
Provincias Unidas. Tras su llegada fue detenido y trasladado a la casa del coronel y comandante de Dragones
Antonio Morgado, mientras se decidía su suerte. Durante una cena con otros oficiales españoles, Morgado
levantó la copa e hizo un brindis, en ese instante, Condarco realizó “una serie de signos de identificación
masónica”, los cuales le fueron correspondidos, identificándose de esa manera todos los oficiales ahí presentes
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periodo. Se trata más bien de una presencia de masones, de individuos, como el caso del
General francés Michel Brayer, o de chilenos que se inician en la masonería, como el caso de
José Miguel Carrera en la logia “Saint John” nº1 de Nueva York.
El tema resulta igualmente conflictivo al plantearlo en términos de “Nación”, en un
contexto en que durante dicho periodo se daban los primeros pasos para su construcción. Las
guerras de independencia en ese sentido, responden en mayor medida a la disolución del
imperio español que a la construcción consciente de naciones estados. Son parte de un
proceso de mayor escala, una manifestación más de las Revoluciones Atlánticas,9 donde la
guerra permitió una gran circulación de hombres de distintas regiones y permitió la
implantación de nuevas formas de sociabilidad, entre las cuales se encuentran las logias
militares.
En ese contexto, la logia Lautaro que existió en Chile entre 1817 y 1820, es parte de
un fenómeno asociativo que comenzó en el centro del imperio español con la ocupación
napoleónica, donde entre 1808 y 1814 hubo 24 logias de franceses y españoles,10 dentro de las
cuales, a pesar de no existir una conexión clara11 pese a la simultaneidad del fenómeno,
debemos situar a la logia de latinoamericanos Caballeros Racionales.12
De esta agrupación surgió la Logia Lautaro Argentina, que en una primera etapa
estuvo bajo el mando de Carlos de Alvear, para posteriormente, en 1816, pasar al mando de
Juan Martin de Pueyrredon y de José de San Martin. Este último, sería el responsable de la
como masones. Se trataba de un grupo de militares liberales adictos a la constitución de 1812. Posteriormente,
Marcó del Pont decidió fusilar a Condarco; para ello convocó al consejo de guerra, formado en gran parte por
los mismos militares masones. La resolución del consejo, contra las intenciones de Marcó, fue solamente la
salida del territorio. Al respecto véase: Miguel Luis Amunategui & Gregorio Víctor Amunategui, La reconquista
española (Santiago: Imprenta Barcelona, 1912), 395. Véase, también: Enrique De Gandia, La independencia de
América y las sociedades secretas (Argentina: Ed. Sudamérica Santa Fe, 1994), 80; Emilio Corbiere, La
masonería: Política y sociedades secretas (Santiago: Ed. Sudamericana, 1998), 216. Otra referencia en: Luis De
Amesti, “La supuesta camarilla de Marcó del Pont”, en: Boletín de la Academia Chilena de la Historia
(Santiago) 63 (1960): 183.
9
Para un estudio de la revoluciones atlánticas que incorporan al mundo hispanoamericano según sus propias
particularidades, véase: María Teresa Calderón & Clément Thibaud, Las revoluciones en el mundo Atlántico
(Colombia: Ed. Taurus, 2006).
10
Se tratan de 14 de logias de franceses, 13 de españoles y una de latinoamericanos. Sobre los dos primeros
casos véase: Ferrer, Masonería española contemporánea (Madrid: Siglo XXI de España Editores, 1980), Vol. I.
11
Enrique de Gandía publica un interesante documento de un agente británico (Mariano Castilla) originario de
Buenos Aires, que si bien no puede considerarse como una prueba irrefutable, a lo menos entrega un antecedente
que merece profundizarse. Refiriéndose a los pasajeros del buque George Canning, donde viajaba los miembros
de la logia Caballeros Racionales con destino a Buenos Aires, castilla plantea “he sido informado por personas
interesadas y que se encuentran ahora en Londres que esos pasajeros fueron enviados y proveídos de dinero por
el gobierno francés, la negociación fue incitada por el edecán del mariscal Víctor, durante un tiempo prisionero
en Cádiz, el cual fue liberado y enviado a Francia por secreta instigación de los antes mencionados caballeros”.
Para más detalle véase: De Gandia, La independencia de América y las sociedades secretas, 381-383.
12
Según las referencias más importantes existentes acerca de la logia, las cartas interceptadas a Carlos de Alvear
y las declaraciones de Servando Teresa de Mier ante el tribunal de la Inquisición de México, no aparece ninguna
referencia a Francisco de Miranda, ni que la logia haya sido fundada en Inglaterra. Al respecto véase: Julio
Guillén, “Correo insurgente de Londres capturado por un corsario puertorriqueño, 1811”, en: Boletín de la
Academia Chilena de la Historia (Santiago) 63 (1960): 125-155; Tomás Iriarte, Memorias. La independencia y
la anarquía (Buenos Aires: Ediciones Argentinas “S.I.A”, 1944), 7-13, 173-177 et 222-225; J. Hernández y
Dávalos, Colección de Documentos para la Historia de la Guerra de la Independencia de México (México,
1882), Tomo 6, 617-621.
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está construyendo el Estado, aun no se organiza un sistema político estable, sino más bien se
suceden gobiernos liberales, en un comienzo bajo los mandos de ex miembros de la logia
Lautaro, Ramón Freire (1823-1826) y Manuel Blanco Encalada (1826), los cuales terminaran
posteriormente con una reacción conservadora que puso fin a este rico periodo de
experimentación política.
Otro elemento a considerar es que de los 15 miembros que figuran en el acta de
instalación,15 solo 4 eran originarios de Chile, por lo tanto -y pesar de que el país donde se
instaló la logia terminó siendo para todos ellos su patria- el nacimiento de este taller es una
manifestación del cosmopolitismo masónico, una forma de sociabilidad en la cual franceses,
ingleses, argentinos y chilenos encontraron un medio para reunirse fraternalmente.
Esta logia representa una síntesis de las guerras de la independencia. Por una parte,
posee un miembro de la logia Lautaro, Manuel Blanco Encalada, al igual que un miembro
(posible) de la logia Caballeros Orientales, Manuel Gandarillas.16 Por otra parte varios de sus
integrantes fueron veteranos de las guerras napoleónicas, lo que refuerza la hipótesis de que
estas guerras fueron una de las instancias de socialización más importantes de la masonería
entre los ejércitos Hispanoamericanos.
Veinte años tuvieron que pasar para que la masonería encontrara nuevamente una vía
de ingreso a Chile. Luego que la guerra civil de 1829 pusiera a los conservadores en el poder,
solo existen un par de referencias sin mayor relevancia.17
Sin embargo en la década de 1850, el régimen conservador comenzó su ocaso y junto
con ello se inició el proceso de fundación de logias. La masonería entró en Chile en una
15
Manuel Blanco Encalada (Argentina), Manuel José Gandarillas (Chile), Manuel Rengifo (Chile), Tomás
Ovejero (España), Juan Francisco Zegers (Francia), Ventura Blanco Encalada (Argentina), Ángel Arguelles
(Chile), Vicente Tur (¿?), Francisco Doursther (Holanda), Victorino Garrido (España), José Manuel Gómez de
Silva (Argentina), Jorge Lyon (Inglaterra), Carlos Renard (Francia), José Domingo Otaegui (Chile), Mariano
Álvarez (¿?). Véase, René García, El origen aparente de la Francmasonería en Chile y la respetable logia
simbólica “Filantropía Chilena” (Santiago: Imprenta Universitaria, 1949), 13.
16
Si bien no figura en las nominas, que entrega Tomas de Iriarte, es muy probable que haya sido miembro de
dicha sociedad secreta al igual, que José Miguel Carrera, ya que éstos fueron de gran importancia en la creación
del periódico y panfletos que publicaban en contra del gobierno dictatorial de las Provincias Unidas del Río de la
Plata, donde entre otras cosas, se hace una llamado a los masones a abandonar la logia Lautaro o “Gran Logia”
como la llaman, debido a los crímenes que esta ha cometido. Al respecto Véase: Iriarte, Memorias. La
independencia y la anarquía, 7-13, 173-177 y 222-225; Guillermo feliu Cruz, La imprenta federal de William P.
Griswold y John Sharpe del general José Miguel Carrera 1818-1820 (Santiago, Editorial Universitaria, 1965).
17
Existen dos referencias a la masonería: la primera de 1828, cuando los diputados Pradel y Magallanes hacen
indicaciones al Cámara para dictar una ley contra las sociedades secretas. La segunda referencia aparece en una
carta del ministro Diego Portales a su confidente Garfias de 1834 (es la última referencia conocida).
Probablemente se refiera a algunos miembros de la logia “Filantropía” que trabajaron durante su gobierno. Al
respecto señala: “Se trata de reunir y establecer nuevamente las logias Masónicas con el objeto de hacerlas servir
a negocios políticos y de elecciones: a mí me asusta este paso, porque las experiencias nos han demostrado los
males que han causado estas reuniones, cuando apartándose de su instituto, se han aplicado a los negocios
públicos, y el pobre Chile, que se había visto libre de esta plaga, vendría a ser, a pesar de su carácter pacífico,
víctima de maquinaciones misteriosas”. Citado por: Fernando Pinto, La masonería y su influencia en Chile
(Santiago, Editorial Universitaria, 1995), 159.
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18
Iniciado en la Logia “Unión del Plata” Nº 1, de Buenos Aires, el 28 de septiembre de 1857. En: Manuel
Romo, Concepción y sus primeras logias 1856- 1860 (Inédito), 255.
19
Cristián Gazmuri, El “48” chileno. Igualitarios, reformistas, radicales, masones y bomberos (Santiago:
Editorial Universitaria, 1998), 157.
20
Ibíd., 171.
21
La documentación relativa a las primeras logias regulares en Chile se encuentra en la Biblioteca Nacional de
Francia, en la sección de manuscritos occidentales, en el fondo “Maçonnique”, en la ubicación FM2 844 y FM2
845.
22
Según García Valenzuela, la logia data de 1854, véase: René García Valenzuela, Introducción a la historia de
la Francmasonería en Chile (Santiago: Ediciones de la Gran Logia de Chile, 1992). Gazmuri aporta el dato que
la logia en 1852 había solicitado carta patente a la Gran Logia de California sin buenos resultados. Véase:
Gazmuri, 162.
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tercera logia en 1853, por iniciativa del masón brasilero Manuel de Lima, la cual fue
bautizada con el nombre de “Unión Fraternal”, en la cual participarían un importante número
de chilenos y argentinos, estos últimos exiliados por el régimen de Rosas.
De este modo la masonería ingresaba a Chile desde un puerto, que para la época, tenía
características de una ciudad europea (guardando desde luego las proporciones). En
Valparaíso existía la mayor concentración de extranjeros, principalmente comerciantes, lo que
le brindaba un carácter mucho más cosmopolita que a la capital, Santiago, sede de la
oligarquía criolla tradicionalista muy vinculada aun al catolicismo.
De este conjunto de logias surgió, debido a la gran movilidad de los comerciantes
entre los puertos de Valparaíso y Talcahuano, al sur de Chile, una logia en la ciudad de
Concepción. Enrique Pastor, de nacionalidad española, quien había sido miembro de la logia
“Unión Fraternal” fundó en 1856 la logia “Estrella del Sur” la cual quedó afiliada al Gran
Oriente Nacional del Perú. La logia, que un comienzo estuvo conformada por una mayoría de
masones extranjeros,23 con el tiempo fue iniciando a chilenos en el Arte Real.
La misma movilidad comercial que permitía expandir este tipo de sociabilidad a
provincias, no permitía la estabilidad de sus cuadros, debido a que muchos de sus miembros,
sobretodo maestros, debían viajar constantemente por largos periodos de tiempo, cuando no,
cambiar de domicilio. En ese contexto la corta vida de la logia se caracterizó por un constante
proceso de reclutamiento y una rápida carrera de ascenso masónico, característica esta última
de la gran mayoría de las logias fundadas durante la segunda mitad del siglo XIX en Chile.
Las logias, que debían ser refugios de para la fraternidad, no estuvieron ajenas a los
problemas del mundo profano. Durante la guerra civil de 1859, en la logia “Estrella del Sur”
fue detenido su venerable maestro, Federico Benavente, por el intendente interino de la ciudad
de Concepción Adolfo Larenas, miembro de la misma logia. Ocurridos estos hechos el taller
abrió un proceso contra el hermano que había dejado de lado uno de los principales deberes
de un masón, como lo es, socorrer a sus hermanos en peligro. Durante el proceso Adolfo
Larenas fue acusado de perseguir a los hermanos de su taller por sus convicciones políticas.24
Luego de un largo proceso, el hermano Larenas fue eximido de la mayoría de los
cargos en su contra. Sin embargo, con la llegada del nuevo intendente, Larenas puso en alerta
a los hermanos de su logia que:
“El intendente actual propietario Don Aniceto Cordovez, siendo enteramente ignorante
de los altos fines que se propone la masonería tenía el propósito de impedir la reunión de la
L∴ allanando la casa y derribando las col∴ de nuestro tem∴, que creía oportuno suspender
sus trab∴ y que lo ponía en su conocimiento para que diera aviso al tall∴ a fin de que éste
tomase las medidas que le pareciesen del caso. El h∴ Pastor hizo relación de una conferencia
que tuvo con el h∴ Larenas a fin de informarse bien, y ver si era posible obtener del
23
Los miembros fundadores fueron: Pedro Cancini, Italiano, miembro de la logia Bethesda, Daniel Ulriksen,
danés, igualmente miembro de la logia Bethesda, Isaac Nathan, británico iniciado en la logia “Jeham”, de
Sacramento, California; Guillermo Lawrence, británico, iniciado en la Logia “L’Etoile du Pacifique”; Eduard
William Burton, norteamericano, iniciado en la logia “Washington” y Pablo Ferreti, italiano iniciado en la logia
“San Juan” de Marsella. Véase: Romo, 232-233.
24
Para ver el proceso de forma detallada véase: Romo, 260-270.
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Intendente admitiese una comisión mas∴ que llevaría el objeto de desvanecer la falsa idea
que tiene formada de la masonería a lo que contestó el h∴ Larenas que el Intendente creía
firmemente que los mas∴ eran contrarios a la marcha administrativa del Gobierno y que la
L∴ podía ser un club político que trabajaba para echar abajo al Gobierno, que creía que por
ahora sería mal recibida la comisión y que él hablaría nuevamente con él, trataría de conseguir
el que admitiese o diese audiencia a la comisión mas∴, de lo que daría cuenta. El h∴ Sec∴
tomó la palabra e indicó que creía indispensable para conjurar la tormenta que amenaza de
muerte a la Masonería de este Or∴ impetrar el auxilio de las LL∴ hh∴ de Valparaíso, i en
especial de la R∴ L∴ ‘Unión Fraternal’, en cuyo seno se hallan hh∴ de prestigio en el
gobierno de la República, a fin de que trabajen a conseguir del gobierno una garantía o carta
para el Intendente de esta provincia, para que éste no interrumpa ni ponga obstáculos en
ningún tiempo a los trab∴ de este Resp∴ Tall∴.25
Esta medida fue revertida gracias al traslado del intendente Cordovez y su reemplazo
por Vicente Pérez Rosales, hombre de convicciones más liberales. Aun así, lo interesante de
este caso es destacar como a fines de la década de 1850 la masonería ya comenzaba a ser
vista como un club político liberal. De igual manera, llama la atención la interconexión entre
la logia de Concepción y las de Valparaíso y como el posicionamiento social de algunos de
sus miembros podía ser utilizado a su favor. En cierto sentido, tras su primera década de vida,
la masonería ya se estaba transformando en una red que permitía la movilización de recursos
y que se identificaba con el liberalismo.
Posteriormente, en 1860, la logia “Estrella del Sur” rompió Relaciones con la Gran
Logia Nacional del Perú y se afilió al Gran Oriente de Francia, cambiando su nombre por
“Aurora de Chile”.26
En el país el proceso de fundación de logias seguía en aumento. En la ciudad de
Copiapó, en el extremo norte, se fundó una logia en 1862, que fue bautizada como “Orden y
Libertad”. Esta ciudad, al igual que Concepción, era un importante núcleo de movilización
social y se convertiría muy pronto en el epicentro del radicalísimo. En Valparaíso por su
parte, además de las tres logias existentes surgió una cuarta bajo el nombre de “Progreso”
cuyo primer venerable maestro fue Blas Cuevas, miembro de la logia “Unión Fraternal”. De
este modo para 1862 ya existían en Chile 6 logias creando una red intercomunicada entre el
centro, norte y sur del país.
La Iglesia católica, atenta a los avances de la masonería en Chile y en respuesta a un
artículo publicado en 1858 en el periódico El Mercurio de Valparaíso, llamó la atención a las
autoridades en la “Revista Católica” sobre los peligros de este tipo de agrupaciones:
…levantar la voz en medio del culto y religioso Chile a favor de aquellas tenebrosas
asociaciones… Sólo los ignorantes y los miopes dejan de calcular y prever los males
que en las repúblicas sudamericanas pueden hacer las asociaciones masónicas, si
25
Ibíd., 277.
26
Gazmuri, 164.
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27
Publicado originalmente por Benjamín Oviedo y reproducido en: Pinto, 204.
28
Gazmuri, 164.
29
Romo, 289.
30
Günter Böhm, Manuel de Lima, fundador de la masonería chilena (Santiago: Universidad de Chile, 1979).
Información que aparece al reverso de una carta enviada por Antide Martin, venerable maestro de la logia l’etoile
du pacifique, al Gran Oriente de Francia informando sobre la “irregular” creación de la Gran Logia de Chile.
31
García, 152.
32
BNF, FM2 844, Carta de Antide Martin al Gran Oriente de Francia, 18 de agosto de 1862, f. 2.
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-.El Consejo declaró demolidas las logias Unión fraternal del O∴ de Valparaíso y
Aurora de Chile al O∴ de concepción.
-. Sus títulos serán derogados, y sus nombres borrados del libro de oro del Gran
Oriente de Francia.
-. Los talleres de la correspondencia son en consecuencia invitados a cesar toda
relación con dichas logias.
-. La presente circular sea insertada en el boletín oficial para ser llevada al
conocimiento de todos los talleres y de todos los masones.34
Tanto las cartas de Antide Martin como la respuesta del Gran Oriente de Francia se
difundieron por todo el orbe con el fin de desprestigiar a la nueva potencia masónica. Sin
embargo, la Gran Logia de Chile, ese mismo año se dotó de una constitución lo que consolidó
su funcionamiento. De este modo, de los cuatro talleres existentes fueron surgiendo nuevas
logias por todo el territorio. En 1864, se fundó la primera logia en Santiago, capital de Chile,
bajo el nombre de “Orden y Justicia”, dando inicio a un proceso continúo de fundación de
logias que se desarrolló con mayor o menor intensidad dependiendo de los contextos políticos
de la segunda mitad del siglo XIX.
En 1873, luego de la primera década de existencia de la masonería chilena, el
Arzobispo de Santiago, Rafael Valentín Valdivieso, advertía, con especial vehemencia, de los
avances y peligros que la masonería traería a la sociedad chilena:
...Sinagoga de Satanás que reunía y movilizaba todas las fuerzas anticristianas para
liberar una guerra a muerte contra la Iglesia de Cristo...En otros tiempos Satanás se
había servido de miles de sectas dispersas...ahora...había creado por primera vez una
33
BNF, FM2 844, Carta del Gran Oriente de Francia a la Logia L’etoile du Pacifique” 2 de diciembre de 1862. F.
1.
34
Ibíd., 2.
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De este modo, mientras el Arzobispo Valdivieso vaticinaba el fin del mundo, en Chile,
su rincón más austral, comenzaron a florecer logias por todo el territorio.
Como hemos visto la apertura del territorio permitió el ingreso de nuevas formas de
sociabilidad. En un comienzo fueron de carácter militar, organizadas como sociedades
secretas que pronto darían luz a una logia masónica. Posteriormente, vino la primera
contracción de mano de la reacción conservadora, que en 1830 volvió una vez más hermético
el territorio. Sin embargo, quedaron fisuras que permitieron que a mediados de siglo la
masonería volviera a irrumpir en Chile.
El segundo proceso de implantación, organizado como una forma de sociabilidad de
comerciantes, mayoritariamente extranjeros, favoreció que la masonería entrara en sintonía
con los proyectos liberales que por aquella época florecían. La tolerancia religiosa practicada
por las logias combinaron perfectamente con las reformas seculares que sectores liberales y
radicales intentaron porfiadamente llevar a cabo durante toda la segunda mitad del siglo XIX.
Las rutas comerciales, que interconectaban el país desde Valparaíso hacia el norte y el sur,
permitieron que la masonería se difundiera por el territorio, expandiéndose y multiplicándose,
pero sobre todo, generando una red interconectada de hermanos que favoreció su organización
nacional.
El proceso de fundación de logias fue discontinuo. Hacia el año 1900 se cuentan
alrededor de 30 logias dependientes de la Gran Logia de Chile. Sin embargo, de estas, 14
fueron fundadas en la década de 1890. Vale decir, los cuadros que conformaron la masonería
chilena durante sus primeros 30 años de vida, fueron cambiando hacia fines de siglo. Una
masonería de comerciantes y extranjeros, se convertiría a comienzos del siglo XX en una
masonería mesocrática con una marcada identificación con el Partido Radical.
Lo cierto es que para comprender la masonería chilena -y probablemente
latinoamericana- es necesario analizarla desde sus particularidades y no necesariamente a
través de sus semejanzas o diferencias con sus homólogas europeas. La Gran Logia de Chile,
surgió producto de una rebelión en una época de revueltas continuas. Poca importancia le
prestó al hecho de su irregularidad. Igualmente su participación en política fue otra de sus
constantes, al igual que su carácter altamente secular. En cierto sentido, la impronta francesa
marcó ciertas pautas de comportamiento con las cuales ha construido su fisionomía particular.
35
Citado por Zvonimir Martinic, “Relaciones Iglesia-Estado en Chile, desde 1820 hasta la muerte del arzobispo
Rafael Valentín Valdivieso, en 1878”, en: Revista Archivum (Santiago) III, nº 4: 27.
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Anexo nº 1
Logias fundadas en Chile durante el siglo XIX