Modelos Matematicos en Geociencias

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Instituto Superior Politécnico “José A.

Echeverría”
Facultad de Ingeniería Civil
Departamento de Geociencias

Consideraciones filosóficas sobre el problema de


la aplicación de los modelos matemáticos en las
investigaciones de las Geociencias

Trabajo presentado como parte del proceso para


la obtención de la Categoría Docente de
Profesor Auxiliar

Autor: Dr. Emilio R. Escartín

Ciudad de La Habana
Octubre del 2000
Consideraciones filosóficas sobre el problema de la aplicación de
los modelos matemáticos en las investigaciones de las
Geociencias.

Introducción

Este trabajo, presentado como parte del proceso para la obtención de la Categoría Docente de
Profesor Auxiliar, se inscribe de forma multilateral en el Programa de Problemas Sociales de la
Ciencia y la Tecnología. En él se abordan indistintamente reflexiones acerca de la caracterización
histórica del desarrollo de la Ciencia, la Ciencia como actividad de producción, difusión y aplicación
de los conocimientos, la metodología de la investigación científica y el papel de la Teoría, la utlidad
y limitaciones de los modelos científicos.

En este trabajo se persiguen dos objetivos fundamentales:

• Analizar algunas particularidades del uso y dificultades para la introducción de las herramientas
matemáticas, como nueva forma de pensar y sistema de procedimientos, en la práctica de las
Geociencias.

• Destacar el valor epistemológico y metodológico de la aplicación de las Matemáticas, o si se


quiere más concretamente, de la aplicación de los modelos matemáticos, en el proceso de
obtención del conocimiento en las Geociencias.

Se conoce que las Matemáticas no son una ciencia sustantiva, relacionada con objetos o eventos
específicos, sino una ciencia metodológica, cuyos principios y técnicas se aplican indistintamente a
datos sustantivos de cualquier naturaleza. Es en la universalidad de este aporte metodológico y
epistemológico donde se manifiesta la cercanía de las Matemáticas a la Filosofía. No sin razón
desde la antigüedad hasta nuestros tiempos se han destacado numerosos pensadores que han
compartido su actividad científica en los campos de la Filosofía y las Matemáticas (recuérdese, por
ejemplo, a Tales de Mileto, Pitágoras, Demócrito, Descartes, Pascal, Leibniz, Whitehead, Russell,
Gödel, Hilbert).

Los datos de las Geociencias (Geología, Petrología, Mineralogía, Tectónica, Geofísica,


Geoquímica, Geografía, Geomorfología, Minería y otras) sí son datos sustantivos, al igual que los
de la Física o de la Química, pero a diferencia de estas últimas, las Geociencias no son ciencias
experimentales exactas, en las que las observaciones pueden ser verificadas y reproducidas por
cualquier investigador competente. Por tanto, dichas observaciones son fuente de conflictos y
discrepancias en las interpretaciones subjetivas de los científicos [Krumbein and Graybill, pág. 4].

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Hace ya tiempo que los métodos matemáticos se utilizan con éxito en el planteamiento y la
resolución de múltiples y complejas tareas de las Geociencias. El proceso de matematización,
desarrollo y utilización de los modelos matemáticos (fundamentalmente los estadísticos) en las
Geociencias cuenta con una historia de más de un siglo y medio. Se conocen reportes de su uso
en épocas tan tempranas como 1830 [Fisher, pág. 1-6]. Sin embargo, este intervalo de tiempo no
puede decirse que sea significativamente grande, si se compara con el período de utilización de las
Matemáticas en la Física, ciencia en la que el uso de las herramientas matemáticas constituye un
ejemplo de éxito evidente. Si se acepta que la aparición de la Física en su variante clásica
(propiamente la Física Teórica) data del año 1687, año en que vió la luz el genial trabajo “Principios
Matemáticos de la Filosofía Natural” de Isaac Newton, queda claro que un período de poco más de
150 años es relativamente breve comparado con más de 300. Pero por otro lado, esos 150 años
tampoco se pueden considerar un plazo muy corto, ya que resulta evidente que el ritmo y la calidad
de la utilización de las Matemáticas en las Ciencias Naturales durante los siglos XVII, XVIII y XIX
fueron mucho menores que en el Siglo XX, sobre todo en su segunda mitad, la etapa
computadorizada. Por esto, se tiende a suponer que los conocimientos y experiencias acumuladas,
las tecnologías elaboradas y probadas sobre la aplicación de los métodos matemáticos en esferas
muy diferentes del conocimiento de la Naturaleza, así como los medios técnicos de computación
pueden ser fácilmente heredados por las Geociencias y utilizados con efectividad en la resolución
de muchos de sus problemas científicos y sus tareas prácticas. Esta idea es correcta en principio,
pero como se verá más adelante, requiere de una adecuación a las particularidades de las
Geociencias.

1. Una necesidad histórica y dificultades para su satisfacción inmediata.

La intensidad de la aplicación de los métodos matemáticos en las Geociencias experimentó un


notable incremento a partir de la década iniciada en el año 1950, cuando fueron introducidos
nuevos elementos en la aplicación de la Estadística en las Geociencias. Uno de los elementos
destacados fué el desplazamiento de la Estadística descriptiva a la Estadística analítica,
principalmente a traves de un uso más intensivo de los llamados modelos estadísticos formales. Un
segundo elemento fué el creciente énfasis en el uso del modo de análisis multivariado sobre el
tradicional modo univariado, lo que fué facilitado principalmente por la disponibilidad de
computadoras de alta velocidad. Un tercer elemento fué el rápido incremento en la literatura sobre
los modelos geológicos y su implementación por parte de especialistas de la Estadística [Krumbein
and Graybill, pág. vii]. Como consecuencia, en este período surgió la esperanza de que la
aplicación de las Matemáticas y el empleo de los medios técnicos de computación en las
Geociencias daría notables frutos. Sin embargo, esto no ocurrió exactamente así, porque las
Geociencias, al igual que otras Ciencias Naturales particulares (como la Biología, la Medicina, etc.),

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con sus especificidades, sus nociones y representaciones tradicionales, sus métodos analíticos de
carácter verbal, perciben con bastante dificultad (a veces realmente con una enorme dificultad) los
“principios matemáticos” [Davis, pág. 8].

Este problema tiene muchas causas. La fundamental parece radicar en la dificultad en la formación
de una nueva manera de pensar en los profesionales. Ese proceso es desacostumbradamente
complejo, aun poco investigado y por eso no es susceptible de ser gobernado con facilidad, pero
determina muchas consecuencias desfavorables: la existencia de una cantidad insuficiente de
especialistas en Matemáticas para las Geociencias; el arribo a las Geociencias de especialistas de
perfil matemático estrecho, no orientados hacia las especificidades de las Geociencias, y no
deseosos de comprender sus problemas; la escasez de publicaciones especializadas; los múltiples
fracasos ocurridos en la aplicación inadecuada de las herramientas matemáticas e informáticas en
las Geociencias; etc.

La mayoría de los especialistas de las Geociencias reconocen actualmente que el estudio de los
objetos, fenómenos y procesos geológicos complejos es imposible de realizar hoy en día sin una
metodología matemática efectiva y el apoyo de los medios técnicos de computación. Pero el
devenir de la utilización de los métodos matemáticos en las Geociencias ha tenido y tiene lugar de
un modo extremadamente irregular y complejo. Las nuevas formas de razonamiento se abren paso
con mucha dificultad. Por un lado, existen muchísimos resultados exitosos, logrados gracias a la
correcta utilización de las herramientas del vasto arsenal matemático. Pero por otro lado, existen
también resultados negativos que constituyen un “ruido informacional” indeseado, que redunda en
perjuicio del proceso general de desarrollo de la matematización de las Geociencias.

Con la elevación de la complejidad de las investigaciones geológicas, con la consolidación y el


éxito de ciertas disciplinas híbridas muy matematizadas, como la Geofísica y la Geoquímica, es ya
imposible pensar que se pueda alcanzar algún resultado valioso en Geología limitándose al uso de
su arsenal de métodos tradicionales [Knoring y Dech, pág. 4]. Es por esto que la matematización
de las Geociencias no es simplemente una demanda de orden práctico, sino más bien una
necesidad del desarrollo histórico de las Ciencias Naturales. El desarrollo futuro de las Geociencias
ya no puede prescindir de las Matemáticas.

Sin embargo, la mayoría de los geólogos no son capaces de representarse los métodos
matemáticos y lo que de bueno pueden aportar a la Geología. La lectura de publicaciones
especializadas puede resultar para ellos un problema muy serio. Existe también la situación en que
los geólogos investigadores no están calificados o sencillamente aplican de modo incorrecto los
métodos matemáticos, en virtud de que a través de su aparato formal puro, los especialistas no
perciben su contenido y significado.

No se debe pasar por alto tampoco que la matematización de las Geociencias, como ya fue
señalado, pasa por la aplicación de las herramientas informáticas, tal como ocurre en otras

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ciencias particulares. Hoy en día, las herramientas informáticas constituyen uno de los factores
determinantes del progreso científio y técnico. Pero para los profesionales su uso debe estar
precedido de una formación adecuada, que tenga en cuenta las particularidades de la aplicación
de las Matemáticas a los problemas de la profesión. Gracias al uso de las computadoras y sus
redes transcurre un intenso proceso de matematización, no sólo de las Ciencias Naturales y
Técnicas, sino también de las Ciencias Sociales y Económicas. Sin embargo, siempre es necesario
llamar la atención respecto al siguiente hecho: al usar estas herramientas informáticas, los
profesionales se hallan involucrados con métodos matemáticos que tienen una cierta aureola de
exactitud, que expresan relaciones con aparente precisión y que están instrumentados en
dispositivos que tienen la reputación de la infalibilidad. Las computadoras han sido y pueden seguir
siendo usadas como dispositivos de intimidación, y el mayor peligro es para el propio investigador
usuario, quien hipnotizado por los listados de su computadora, puede permanecer sordo a las
críticas y ciego a la realidad más allá de su mesa de trabajo.

En las actuales condiciones del desarrollo científico técnico, es indispensable que los profesionales
de las Geociencias estén al tanto de los fundamentos lógicos y de contenido de la utilización de los
métodos matemáticos en sus respectivas disciplinas. Esto ayudará a esquivar errores en la
aplicación, a conocer las limitaciones inherentes a unos y otros métodos, a distinguir los escollos
que aconsejan u obstaculizan la utilización de unos u otros procedimientos en esta o aquella
situación [Knoring y Dech, pág. 4].

Para la ampliación del campo de utilización de las Matemáticas al análisis de los objetos naturales
y su empleo en las Geociencias se presta la atención fundamental a la construcción o creación de
los llamados “modelos matemáticos” y a su estudio e interpretación [Tíjonov y Kostomárov, pág
14]. Puede decirse sin temor a equivocación que la Matemática Aplicada es la ciencia que trata
sobre los modelos matemáticos; o más exactamente, es la ciencia acerca de la construcción,
investigación, interpretación y optimización de los modelos matemáticos. Existen grupos de
modelos caracterizados por sus tareas geológicas específicas asociadas, por la información
geológica que contienen, o por las particularidades de la traducción de las concepciones y
representaciones geológicas correspondientes al lenguaje matemático.

2. Las Matemáticas en las investigaciones aplicadas.

Desde hace ya mucho tiempo las Matemáticas son reconocidas como un valioso instrumento de
estudio de los fenómenos y procesos del mundo real. El interés de los geólogos por utilizar las
Matemáticas se explica por el hecho de que los objetos de la Geología y los procesos de formación
de esos objetos son el resultado caprichoso de combinaciones muy complejas de leyes de la
Física, la Química y la Biología. La expresión más clara y concentrada de estas leyes se obtiene
cuando para describirlas se utilizan los términos del lenguaje de las Matemáticas; es decir,

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términos de una ciencia que entre todas las demás, está dotada de una asombrosa universalidad.
Y en efecto, los métodos de las investigaciones matemáticas conforman una parte inalienable de
muchas otras esferas del conocimiento.

El geólogo de formación tradicional, cuando escucha hablar de términos tales como fórmula, ley y
Matemáticas, frecuentemente recibe la impresión de estar tratando acerca de una descripción
formalizada rigurosa, de métodos formales de análisis estrictos, donde no hay lugar para los
métodos de analogía, a la admisión de los pensamientos intuitivos y asociativos, a los cuales está
acostumbrado el geólogo y que utiliza fructíferamente en su práctica profesional. Esto es verdad,
pero sólo parcialmente.

La Matemática tradicional, o como aún la llaman, la "Matemática Pura", efectivamente está basada
en métodos formales de análisis y en construcciones formales. La estructura matemática,
precursora de la obtención de leyes y consecuencias lógicas, se presenta a través de un sistema
de axiomas. No se plantea la cuestión acerca de la veracidad de los postulados de partida, su
sentido lógico e interpretación en términos de los fenómenos del mundo circundante; solamente se
sobreentiende. Al sistema de axiomas de partida, además de la exigencia de ser una formulación
breve y lacónica, se le plantea otra exigencia: el sistema de postulados debe ser abundante en sus
consecuencias lógicas. Sobre estos postulados, a través de los métodos del pensamientos
deductivo, se erige todo el andamiaje de las disciplinas matemáticas correspondientes. El sistema
de axiomas debe ser también no contradictorio. Esto quiere decir que los axiomas deben ser
formulados de manera tal que de ellos no se puedan deducir teoremas mutuamente
contradictorios. Las conclusiones derivadas de las premisas de partida deben ser unívocas (con un
solo significado) y no deben admitir una cadena alternativa de deducciones. En la Matemática
Pura, los planteamientos matemáticos adquieren un carácter suficientemente convincente,
indiscutible y definitivo, sólo cuando son formulados en forma de teoremas demostrables.

Los métodos matemáticos basados en semejante rigidez y rigurosidad de conclusiones lógicas


constituyen consecuencias de las premisas de partida, lo que reduce las posibilidades de estos
métodos. Por este motivo el investigador soviético N. Burbaki señaló que "...el engarce de los
silogismos es sólo un mecanismo transformador. Puede ser aplicado a cualquier sistema de
premisas. Es un rasgo externo del sistema, o si se desea, su lenguaje, y aún no revela el mismo
sistema de construcciones lógicas, dadas mediante los postulados" [Burbaki, pág. 2].

En las Matemáticas Aplicadas todo ocurre de modo diferente. En la abrumadora mayoría de las
investigaciones aplicadas, los razonamientos matemáticos ni por asomo se desarrollan a un nivel
puramente deductivo. Ellos poseen un carácter más bien racional y no deductivo. En este caso se
acepta como una cuestión de principios la inaccesibilidad de la demostración característica del
nivel deductivo propio de las investigaciones matemáticas puras. Con esto está vinculada, entre
otras cosas, la ausencia de exigencias categóricas acerca de la perfección lógico - formal. Pero es

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conveniente destacar aquí, que esto no es un síntoma de debilidad, sino por el contrario, es fuente
de la potencia particular de las Matemáticas Aplicadas.

En el marco de las Matemáticas Aplicadas se pueden emplear conceptos que en general no tienen
una definición formal, o que tienen una definición que no posee una precisión lógica perfecta. Si
bien en la Matemática Pura se rechaza un concepto no formal, tal como el carácter convincente e
intuitivo de un razonamiento durante la exposición final de los resultados, en las Matemáticas
Aplicadas, por el contrario, precisamente el carácter convincente y el sentido común sirven de
criterio fundamental acerca de lo correcto de un razonamiento. Llama la atención cómo los
métodos propios de las Matemáticas Aplicadas constituyen una expresión tangible de la
“dialectización de las ciencias”, y no deja de ser interesante que su relación respecto a las
Matemáticas Puras recuerda la relación entre la Lógica Dialéctica y la Lógica Formal.

Adicionalmente, a la resolución de las tareas aplicadas se le plantean exigencias prácticas que en


las investigaciones matemáticas puras se consideran secundarias. Una tarea aplicada debe ser
resuelta no sólo correctamente, sino también a la mayor brevedad (es decir, oportunamente), con
economía de esfuerzos y recursos; la resolución debe ser accesible para los medios técnicos de
cómputo disponibles y apta para una utilización práctica efectiva; la precisión de los resultados
debe corresponder al problema planteado, etc. A la resolución que mejor satisfaga estas
exigencias, a veces contradictorias, se le suele llamar convencionalmente "resolución óptima".

2.1 El problema de la cognoscibilidad del mundo. ¿Es atrapable la esencia del objeto de las
Geociencias a través de los modelos matemáticos?

Los poblemas filosóficos de las Matemáticas (el carácter y el origen de la abstracción matemática y
sus peculiaridades) siempre han sido campo de lucha entre el materialismo y el idealismo.
Particularmente importantes resultan las cuestiones filosóficas surgidas en torno a los problemas
de los fundamentos de las Matemáticas durante el Siglo XX, que dieron lugar al surgimiento de
varias corrientes, entre las que se destacaron las conocidas como Formalismo e Intuicionismo.

El Formalismo (cuyos principales exponentes fueron los matemáticos D. Hilbert, W. Ackermann, P.


Bernays y J. Neumann) aspira a resolver los problemas de la fundamentación de esta ciencia
recurriendo a construcciones formalmente axiomáticas. Interpretando la veracidad de la teoría
obtenida por el método axiomático formalizado de rigurosa elaboración como lo no contradictorio a
la misma, reducen la veracidad de las Matemáticas a su no contradicción, y procuran demostrar
esta veracidad en la propia Matemática. Sin embargo, esta tentativa está en contradicción con los
resultados alcanzados por la misma matemática moderna (Teorema de Gödel). También desde el
punto de vista filosófico, el formalismo es inconsistente, dado que, en última instancia, la teoría
matemática como cualquier otra teoría, encuentra su fundamentación en la práctica, en la

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concordancia con el objeto. Por tanto, intentar defender la veracidad de una teoría partiendo de la
conformidad interna de los pensamientos, significa defender de algun modo las posiciones del
idealismo. Por supuesto, estas limitaciones no excluyen el valor de los resultados alcanzados por
los matemáticos formalistas en la teoría de las demostraciones matemáticas.

El Intuicionismo matemático (cuyos más claros exponentes fueron los matemáticos L. Brouwer, H.
Weyl, y A. Heyting), considera que una parte concreta del pensamiento se basa en la intuición,
entendida como facultad de diferenciar e identificar con claridad los objetos del pensamiento. De
esta forma, según esta corriente, la intuición llena de contenido el juicio, le confiere sentido y
también sirve como criterio de la verdad. La demostración matemática no convence por su rigor
lógico (como proclaman los formalistas), sino por la claridad intuitiva de cada uno de sus
eslabones. La confianza en la lógica aristotélica constituye una fuente de contradicciones
(antinomias) en cuanto son rebasados los límites de los conjuntos finitos de los cuales dicha lógica
ha sido abstraída. De ahí que, en última instancia, la intuición deba juzgar incluso acerca de si son
aplicables o no las reglas lógicas. Sin embargo, el intuicionismo no contrapone la intuición a la
lógica. Las concepciones filosóficas idealistas de la escuela intuicionista no alcanzaron mucha
difusión, por su falta de cientificidad, pero la crítica de principio que sus representantes hicieron de
los conceptos de demostración y definición desempeñaron un importante papel en la formación de
la rama de las Matemáticas conocida como Lógica Constructiva (representada por los conocidos
matemáticos soviéticos A. M. Kolmogórov, A. A. Markov y P. S. Nóvikov).

Como se puede apreciar, un problema esencial planteado permanentemente por los matemáticos
se refiere al criterio de veracidad de las teorías matemáticas. Ese criterio en el caso de las
Matemáticas Aplicadas está íntimamente relacionado con el segundo aspecto del problema
supremo de la Filosofía, el de la cognoscibilidad del mundo.

La notable relación mutua, íntima y regular, del mundo real, tangible por medio del experimento,
con el dominio de las Matemáticas siempre impresionó a los científicos. N. Burbaki escribió al
respecto lo siguiente: "El hecho de que entre fenómenos experimentales y estructuras matemáticas
existe una relación íntima, fue al parecer algo completamente inesperado, confirmado mediante los
descubrimientos recientes de la Física Moderna; pero a nosotros nos son completamente
desconocidas las causas profundas de este fenómeno, y puede ser que nunca lleguemos a
conocerlas" [Burbaki, pág. 4].

Tal vez la más notable particularidad de cualquier ley, de cualquier estructura, expresada en
términos de las Matemáticas, es la posibilidad de hacer predicciones o pronósticos, que sin dudas,
son un rasgo indispensable e inalienable de cualquier investigación o descripción científica, y
piedra de toque de cualquier hipótesis científica.

El problema de la posibilidad de aplicación de cierto modelo matemático para el estudio del objeto
considerado no es un problema puramente matemático, y por lo tanto, no puede ser resuelto por

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métodos matemáticos. El criterio de veracidad fundamental, tal como lo demuestra el marxismo, es
el experimento, la práctica socio – histórica en su sentido más amplio, aunque se reconoce que la
práctica existente a veces es insuficiente para establecer la veracidad de algunas teorías
adelantadas por la ciencia, lo que prueba la relatividad del criterio de la práctica. Sin embargo no
existe otro más objetivo y exacto; y es también absoluto, por cuanto sólo sobre su base se puede
establecer la verdad objetiva. Según afirmara Lenin en su obra Materialismo y Empiriocriticismo, “El
criterio de la práctica no puede nunca, en el fondo, confirmar o refutar completamente una
representación humana, cualquiera que sea. Este criterio también es lo bastante impreciso para
impedir que los conocimientos del hombre se conviertan en algo absoluto; al mismo tiempo, es lo
bastante preciso para sostener una lucha implacable contra todas las variedades de idealismo y
agnosticismo”.

El modelo casi nunca describe el fenómeno en toda su plenitud. Más bien refleja solamente aquel
punto de vista específico, particular, desde el que queremos analizar el fenómeno de interés. A
través del modelo se ponen de manifiesto y se destacan los rasgos particulares del sistema que
resultan de interés para el investigador, y premeditadamente se desprecian, se simplifican y hasta
se alteran sus restantes propiedades. Un fenómeno real es siempre muchísimo más complejo que
su modelo.

Una definición metafórica del concepto de modelo fué dada por el físico teórico Ya. I. Frenkel,
citada por [Dech y Knoring, pág. 9]. “El modelo matemático recuerda un original bosquejo o croquis
del fenómeno asociado, reproducido por un caricaturista. De esta manera, el caricaturista debe
recrear el original no en todos sus detalles, a semejanza de un aparato fotográfico, sino
simplificarlo y esquematizarlo de un modo tal, que se revelen y enfaticen sus rasgos más
característicos. La precisión fotográfica se le puede y se le debe exigir solamente a la descripción
teórica de los sistemas más simples. Una buena teoría de los sistemas complejos debe exhibir sólo
una buena caricatura de estos sistemas, exagerando aquellas de sus propiedades que son las más
típicas e ignorando premeditadamente todas las restantes propiedades no fundamentales. Una
buena caricatura de cualquier persona no se puede obtener esencialmente a partir de una
representación más exacta y precisa de los detalles no característicos de su cara o de su figura”.
Consecuentemente, el modelo matemático de un objeto real debe describir solamente los rasgos
esenciales en uno u otro sentido de ese objeto, pero nunca debe tender a su descripción plena y
total. Precisamente por esto en las Matemáticas Aplicadas es una cuestión de principios no
alcanzar una demostración del mismo nivel que en las investigaciones matemáticas puras.

Los éxitos alcanzados en la aplicación práctica de las Matemáticas para la solución de los
complejos problemas de las Geociencias es la prueba irrefutable de que efectivamente, a través de
los modelos matemáticos es atrapable la esencia del objeto de las Geociencias.

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2.2 El proceso del conocimiento (ascenso de lo abstracto a lo concreto) a través del
modelaje.

La posición de los científicos materialistas reconoce la existencia del mundo y el carácter


secundario de la conciencia como propiedad de la materia altamente organizada de reflejar el
mundo. De aqui se deduce también que el mundo es cognoscible, porque a nuestro modo de ver,
el conocimiento comienza por la acción de los objetos exteriores sobre los órganos de los sentidos
del hombre (visión, audición, tacto, etc.), como resultado de lo cual en la conciencia del hombre
surgen sensaciones (visuales, acústicas, táctiles, etc.), que constituyen el reflejo, las imágenes de
los objetos actuantes. Sobre la base de estas imágenes se forma el pensamiento que permite al
hombre conocer las propiedades y relaciones internas, inaccesibles directamente a los sentidos.

El conocimiento es proceso de obtención del saber, cuyo objetivo inmediato consiste en establecer
la verdad y su objetivo final está en la actividad práctica. El fin fundamental del conocimiento
consiste en poner en claro la naturaleza interior (esencia) de los objetos y hechos.

El conocimiento es una actividad mental. Aunque está ligado a la práctica, se diferencia de ella. El
conocimiento es la asimilación cultural de la realidad. Dominando el saber e iniciándose en la
cultura mediante la enseñanza o la investigación, el hombre pasa a ser agente transformador
activo de la realidad y de si mismo. Es sujeto del conocimiento y portador del saber social. No se
debe olvidar que, si bien el saber inicial no se separaba de la práctica, sino que se entretejía en
ella, con el correr del tiempo, la acumulación de conocimientos lleva a que el saber pasa a ser
relativamente independiente y se forja sobre la base del conocimiento obtenido con anterioridad.

El objeto del conocimiento no es todo el mundo, la naturaleza y la sociedad, sino lo que en ellos es
accesible al conocimiento humano en una etapa histórica concreta. Esto depende tanto de las
posibilidades materiales que posee el hombre como del nivel de los conocimientos atesorados y de
las necesidades sociales.

Existe otra importante arista del aporte de las Matemáticas Aplicadas al conocimiento de los
objetos y fenómenos en las ciencias particulares, que consiste en el método lógico de abordar el
problema científico. Frecuentemente, en las investigaciones matemáticas aplicadas se pueden
reconocer convencionalmente las siguientes etapas fundamentales del modelaje [Knoring y Dech,
pág. 7]:

1. Generalización de las experiencias y las observaciones; elección de los planteamientos teóricos


de partida; establecimiento de las hipótesis de trabajo.

2. Formulación matemática de la tarea, modelación o construcción de un modelo matemático


adecuado. (Planteamiento del problema en el lenguaje formalizado matemático).

3. Elección del método de investigación o análisis de la tarea formulada.

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4. Desarrollo de la investigación del modelo.

5. Valoración de la correspondencia del modelo matemático con la información experimental.

6. Análisis e interpretación del modelo según las leyes de las ciencias particulares.

7. Establecimiento de conclusiones, recomendaciones, o corrección del modelo (o su reformulación


o ajuste) si es necesario.

Debe destacarse que el conjunto de etapas descrito refleja esencialmente el proceso del
conocimiento, por cuanto transcurre como unidad de lo sensorial y lo racional, que va de la
contemplación sensorial viva (Etapa 1), a través de la abstracción para analizar y comprender más
a fondo el objeto (Etapas 2, 3, 4), hasta alcanzar lo concreto pensado, cuando se sintetizan las
diversas propiedades y relaciones descubiertas (Etapas 5, 6 y 7). Se aprecia también que el
proceso está estrechamente vinculado a la actividad práctica (Etapas 1 y 5), y reafirma la
relatividad del conocimiento, al cerrarse en un ciclo iterativo en el que se va refinando el
conocimiento del objeto.

Naturalmente, todas las etapas mencionadas están íntimamente relacionadas unas con otras. La
anterior diferenciación del proceso general de modelación en etapas es en buena medida artificial.
De esta manera, la construcción del modelo matemático frecuentemente se lleva a efecto con una
orientación preliminar hacia el método matemático propuesto para la resolución de la tarea.
Durante el proceso mismo de investigación o de interpretación del modelo, puede surgir la
necesidad de su corrección. Esto está condicionado y reflejado en la última etapa, la cual puede
estar unida hasta con la revisión de las premisas teóricas de partida. La recopilación de material
experimental complementario y nueva información generalmente está influida por las hipótesis de
trabajo y puede conducir a otra formulación y planteamiento de la tarea matemática o a la
reformulación del modelo matemático [Alfonso, pág. 20]. El modelo matemático aporta a las
construcciones lógicas formales y rigurosas de la matemática algunos elementos no formales: la
intuición, la asociación y la analogía. El modelo matemático es un producto tanto del razonamiento
formal como del razonamiento no formal. Lo formal y lo no formal siempre están presentes en las
investigaciones aplicadas de manera dialéctica, simultáneamente; se entrelazan mutuamente.
Hasta en la Matemática Pura se pueden encontrar elementos no formales: son ellos las hipótesis y
los axiomas de partida. La Matemática Pura convierte en unívocas y rigurosamente fundamentadas
solamente las consecuencias de las hipótesis iniciales. Pero las mismas hipótesis surgen como
una generalización de la experiencia y las observaciones.

En las aplicaciones de las Matemáticas, el modelo ya no constituye una hipótesis de partida, cuyo
sentido lógico no posee significado; precisamente en el modelo está codificada toda la información
acerca de la naturaleza del proceso bajo estudio. El modelo es un elemento no menos importante
que todo el análisis posterior, vinculado con la utilización de los métodos matemáticos propiamente

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dichos; es decir, la investigación del modelo. Durante la investigación del modelo se formula un
álgebra determinada; en otras palabras, se conforma un sistema de procedimientos, de algoritmos,
los cuales determinan una cadena de acciones sucesivas, basadas ya en un modo de
razonamiento formal, que permiten recodificar la información contenida en el modelo. En virtud de
que los métodos de análisis formales y no formales están íntimamente vinculados unos con otros,
resulta imposible separar la formación del sistema de hipótesis y axiomas; es decir, la creación del
modelo, de los métodos de su investigación. Al hablar acerca a de la utilización de las Matemáticas
en las Geociencias se debe comprender en lo sucesivo este proceso en su unidad indivisible.

El concepto de modelo entró sólidamente a formar parte de la Geología. Aunque la palabra se


puede considerar relativamente nueva en Geología, el concepto subyacente de modelo como un
medio para la estructuración de estudios geológicos ha sido utilizado durante muchos años. Es
difícil dar una definición precisa de "modelo", pero su esencia es la siguiente: una de las etapas del
proceso del conocimiento, inmediatamente posterior a la etapa de observación está relacionada
con la generalización de las observaciones, de los resultados del experimento y en resumidas
cuentas, con la abstracción del fenómeno estudiado, con la revelación en él de lo más esencial. La
generalización culmina con la creación de una teoría. Esta generalización nunca suele ser
completa, total, absoluta y plena, porque nuestro conocimiento del objeto o fenómeno es siempre
relativo. Estas nociones relativas acerca del fenómeno objeto de estudio a menudo reciben el
nombre de “modelo”. Cuando los modelos son descritos en lenguaje matemático se les denomina
“modelos matemáticos”. Los modelos se pueden clasificar segun diversos puntos de vista. Una de
las clasificaciones de los modelos más utilizados en Geología se muestra en la figura 1. Los
diferentes tipos de modelos mostrados no siempre son mutuamente excluyentes, por cuanto
algunos modelos a escala se basan en modelos matemáticos, mientras que los modelos
conceptuales (o imágenes mentales de los fenómenos) pueden ser expresados completamente en
forma cualitativa o cuantitativa.

MODELOS

Modelos Modelos Modelos


a escala matemáticos conceptuales
(físicos) (diagramáticos)

Modelos Modelos
estadísticos determinísticos

Modelos
de procesos
estocásticos

Figura 1. Clasificación esquemática de los modelos en Geología (según Krumbein and Graybill).

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El concepto de modelo se relaciona íntimamente con el concepto de hipótesis. Es evidente que
cualquier hipótesis es el modelo verbal del objeto, fenómeno o proceso bajo estudio. En este caso,
se explica y se pone al descubierto verbalmente, en lenguaje natural, la esencia del fenómeno
estudiado.

Pero el modelo no siempre constituye el resultado de la generalización teórica de datos u


observaciones experimentales. No son raros los casos en que se registran en lenguaje matemático
algunas nociones o ideas basadas en algunas analogías o en no muy claras consideraciones
intuitivas. Baste recordar cómo los problemas de la Mecánica relativos a las velocidades y las
aceleraciones son reducidos en Matemática a problemas geométricos asociados a la pendiente de
la recta tangente a una curva en un punto. A veces el modelo se formula como un axioma. En este
caso la legitimidad del modelo no puede ser comprobada de una forma clara sobre la base de los
datos experimentales, y hasta puede ser imposible darle al modelo una interpretación física. Sobre
la base de tales modelos recae no tanto el material objetivo y sustancial interesante, sino una cierta
idea matemática; por ejemplo, utilizar mediante algunos métodos intuitivamente evidentes, los
vínculos matemáticos entre los elementos del proceso modelado, para la deducción de fórmulas de
trabajo que permitan interpretar los resultados del experimento.

Existe una relación entre los conceptos de ley y de modelo. Esa relación es bastante compleja. Las
leyes no dependen de la voluntad del investigador; ellas siempre reflejan la realidad objetiva,
dando su descripción no concreta, sino generalizada. Sin embargo, el modelo es más concreto; lo
construye el investigador también para el reflejo (igual que la ley), pero sólo de un fragmento
concreto de la realidad objetiva. El modelo se fundamenta en determinadas leyes, cuyo
conocimiento lo utiliza el investigador durante la construcción del modelo. Por su parte, el análisis
del modelo puede conducir a la revelación de nuevas leyes.

La descripción matemática; es decir, la creación del modelo o modelaje, es un proceso no unívoco.


A pesar del carácter objetivo del modelo, en la actividad del investigador hay mucho de
subjetividad. Aqui es necesario destacar que no es conveniente dejarse arrastrar por una
formalización desmedida. A fin de cuentas, el objetivo de la ciencia es la aclaración de la verdad y
no su encubrimiento. Para esto es necesaria una visión apriorística de la realidad investigada, que
comunicará a las observaciones un sentido sustancial. Entiéndase aqui el término visión
apriorística como una impresión preliminar, producida como resultado de los primeros contactos
con la realidad investigada. Esta visión apriorística surge sobre la base de analogías no formales
con objetos y fenómenos ya vistos y conocidos, sobre la base de los conocimientos y las
experiencias recopiladas; es decir, sobre la base de la misma intuición deductiva, que ayuda a
rebasar los límites de lo ya conocido, y que ayuda a conducir al descubrimiento. Y la formalización
desmesurada justamente tiende a reprimir esta intuición. A fin de cuentas, durante la creación del

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modelo se trata no acerca de un sistema inconmovible de afirmaciones, sino sólo acerca de
hipótesis.

La principal exigencia impuesta a un modelo matemático es su adecuación al proceso u objeto


estudiado. Esto se entiende como una correcta descripción cualitativa y cuantitativa del proceso u
objeto según las características esenciales escogidas. A esto se le debe agregar lo siguiente.
Durante el proceso de creación del modelo matemático, se utilizan infinidad de relaciones entre
magnitudes que son de interés para el investigador. Varias de estas relaciones se deducen en el
mismo proceso de creación del modelo, pero una parte de ellas se aceptan como postulados
iniciales del modelo sin una deducción. De la "calidad" de estos postulados, de su adecuación,
depende esencialmente la adecuación o correspondencia con la realidad de todo el modelo. Los
postulados pueden tener diferente origen. Unas relaciones provienen directamente de leyes físicas
universales, las cuales no se deben transgredir en el modelo. La adecuación de tales postulados
no despierta dudas. Un papel análogo lo desempeñen las leyes físicas con una esfera de acción
limitada, para las cuales la posibilidad notoria de su utilización en la tarea de investigación se
deriva de las leyes universales.

En varias investigaciones se emplean leyes que poseen otro carácter. Entre ellas con frecuencia se
incluyen leyes fenomenológicas (tales como las leyes de Hookes, de Ohm, de Boyle - Mariotte,
etc.); es decir, leyes bastante bien fundamentadas empíricamente, pero con una esfera de acción
limitada, establecida también empíricamente. En el caso de la utilización de una ley
fenomenológica para la construcción de un modelo matemático, una de las cuestiones centrales es
la relativa a la propia posibilidad de empleo de esta ley (es decir, acerca del impacto del fenómeno
estudiado en la esfera de influencia de la ley dada) y acerca de las consecuencias de las posibles
desviaciones de ella.

En la creación del modelo se aprovechan también relaciones cuasi-empíricas, las cuales poseen
un carácter menos universal aún. Ellas se obtienen frecuentemente como resultado de la
combinación de consideraciones relativas a la medición y la elaboración de los resultados del
experimento. El campo de aplicabílidad de tales relaciones, como regla, está limitado a un estrecho
marco de condiciones, en el cual ellas fueron obtenidas. Su utilización fuera de este marco está
ligado a un determinado riesgo.

La adecuación del modelo se eleva con la amplificación del papel que en él desempeñan no sólo
las leyes físicas bien probadas, sino también la geometría confirmada y el modo de empleo del
análisis matemático aprobado en la esfera del fenómeno estudiado. Debe destacarse, sin
embargo, que no existe una adecuación en términos absolutos. La adecuación se examina según
determinados rasgos. Cualquier adecuación es simplemente relativa. Desde el punto de vista de la
exigencia a la adecuación, los modelos complejos son preferibles a los simples, ya que utilizando
un modelo complejo, se consigue tener en cuenta una mayor cantidad de factores, los cuales

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pueden influir de una forma u otra sobre las características estudiadas. Pero esto no puede
conducir a voluminosos andamiajes matemáticos, que no admiten resolución. La adecuación debe
combinarse con una sencillez suficiente del modelo, en relación con el sistema de sus
características escogidas.

En el caso general, mientras mayor sea el grado de adecuación del modelo, más complejo será
este; es decir, más difícil será su análisis, y por el contrario, mientras más simple sea el modelo,
entonces será menos adecuado. La valoración numérica del grado de adecuación del modelo en
general es difícil, pero en muchas situaciones simples no ofrece ninguna complejidad. Esto se
refiere sobre todo a las tareas estadísticas. Por ejemplo, el problema de la verificación de hipótesis,
que constituye un tema de discusión en la Estadística Matemática está relacionado con los
métodos generales de verificación de la adecuación del modelo.

Un único objeto de investigación puede ser representado mediante diferentes modelos no


equivalentes. Esto está relacionado con el hecho de que el investigador puede considerar como
admisibles varias hipótesis de trabajo diferentes, cada una de las cuales posee un cierto nivel
apriorístico de verosimilitud, al tiempo que estas hipótesis pueden contradecirse una a otra, tal vez
no completamente, sino en una especie de superposición. Con el decursar de las investigaciones,
la verosimilitud de unas y otras hipótesis cambia, a medida que el estudio del modelo proporciona
información complementaria y se conforma una nueva opinión acerca de la situación, y como
consecuencia, se produce una sustitución o estrechamiento de los modelos iniciales. De este modo
se le da "terminación" o "acabado" al modelo. En el proceso de investigación, se pasa de unos
modelos a otros, y a veces, se estudian paralelamente varios modelos verosímiles diferentes, en lo
que se suele llamar "concurrencia de modelos". La comparación de los resultados de la
investigación para modelos de diferentes tipos puede enriquecer sustancialmente el conocimiento
del objeto estudiado. La existencia de varios modelos puede ser provocada también por un
diferente grado de detalle en las descripciones.

Para verificar la calidad de un modelo es preciso comparar los resultados de la investigación del
modelo con toda la información que se posee acreca del objeto o fenómeno que se estudia. El
grado de aproximación de los datos experimentales y los calculados permite juzgar sobre la calidad
del modelo hipotético. El criterio de la práctica permite comparar diversos modelos hipotéticos y de
ellos se suele elegir aquel que es más sencillo y que, al mismo tiempo, reproduce correctamente
las propiedades fundamentales del objeto bajo estudio en el marco de la precisión requerida.

Los objetos, procesos y fenómenos estudiados se pueden describir con la ayuda de modelos
matemáticos continuos y discretos, determinísticos y estadísticos, etc. La adopción de uno u otro
modelo depende del objetivo establecido por el investigador, del nivel efectivo de la ciencia, y en
un grado significativo, de los medios disponibles para el estudio. La elección del tipo de modelo,
naturalmente, puede ser sugerido por la misma realidad. La claridad de objetivos durante la

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construcción del modelo es extraordinariamente importante. No es necesario estudiar hasta el
detalle todo lo que se relaciona con el planteamiento del problema, sino esforzarse por la
posibilidad de avanzar hacia el objetivo a través de una vía económica y técnicamente racional. La
investigación del modelo será entonces más exitosa que en el caso de disponer de
representaciones mejor fundamentadas acerca de las propiedades del objetos de estudio durante
la construcción del modelo. A fin de cuentas, para encontrar algo, es necesario saber qué se debe
buscar.

Después de la elección del esquema y de la construcción del modelo, surge la tarea de identificar
el modelo con el objeto, la determinación de sus parámetros, la precisión de su estructura, etc.

Sobre las posibilidades de utilización de las Matemáticas en las Geociencias, al igual que en
cualquiera otra ciencia particular, ejerció gran influencia la aparición y el rápido desarrollo de los
medios técnicos de computación. Pero es necesario tener en cuenta que si se emprende el intento
de utilizar la matemática para el análisis de sistemas geológicos complejos y para el estudio de los
procesos que ocurren en ellos, lo primero que debe hacerse es construir un modelo matemático
adecuado. En ausencia de tal modelo, ningún sistema de cómputo ayudará a conocer el sistema
geológico o a obtener una noción más verdadera acerca de los procesos que en ellos transcurren.

Así pues, el modelo matemático constituye un concepto fundamental de las Matemáticas Aplicadas
y precisamente a él se recurre durante la investigación de los objetos y procesos de las
Geociencias. El modelo matemático en la Geología y otras Geociencias es una expresión
concentrada de los conocimientos geológicos en el lenguaje de las Matemáticas. El proceso de
modelaje matemático (o creación del modelo matemático) concuerda con el proceso general del
conocimiento, dirigido a la construcción de un sistema acabado de representaciones.

3. Problemas del modelaje matemático en las Geociencias.

De todo lo expresado se deriva que la construcción del modelo matemático constituye una base
fundamental de la etapa central de la investigación. De la calidad del modelo depende el destino de
todo el análisis ulterior.

La construcción del modelo es siempre un procedimiento no formal, no unívoco, fuertemente


dependiente de las posibilidades del investigador, de sus conocimientos, de su experiencia y su
intuición. A pesar del carácter objetivo del modelo, éste se crea sobre principios subjetivos: a través
de la voluntad y la representación del sujeto. Por esta razón se debe tener en cuenta todo un
conjunto de circunstancias que influyen en la elección del modelo. Y aunque la creación del modelo
es un asunto delicado, sin embargo, resultan indudables dos circunstancias durante este proceso:
por un lado se exige del investigador un profundo conocimiento del objeto, fenómeno o proceso
modelado, de su comportamiento en diferentes situaciones, y por otro lado un buen dominio de los

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métodos matemáticos. Además de esto, por conocimiento del objeto estudiado se sobreentiende el
dominio no sólo a través de elementos geológicos, sino también a través de elementos de la
Física, la Química, la Biología, etc., vinculados con aquellos. También fue resaltado ya que durante
la creación de los modelos matemáticos en la Geología tiene sentido utilizar métodos,
procedimientos y la experiencia del modelaje matemático recopilados en otras ciencias
particulares. En esta experiencia existe un substrato objetivo, que no depende de la situación
concreta modelada. A continuación se trata acerca de tales procedimientos metodológicos y reglas
o principios que fueron elaborados en estas ciencias.

3.1. Concepción y contenido del modelo. Lugar y papel del paradigma en la construcción del
modelo.

El modelo debe reflejar la realidad con bastante fidelidad. En la realidad geológica se pueden
distinguir dos aspectos: el interno y el externo. Para las Geociencias, los procesos o fenómenos
que ocurren actualmente en la naturaleza o que ocurrieron en el pasado geológico constituyen el
aspecto interno del mundo real. El aspecto externo son los objetos formados como resultado de
esos procesos. Los procesos condicionaron el conjunto de todos los rasgos y propiedades que
caracterizan a los objetos geológicos.

Es evidente que los objetos de la Geología, sus rasgos y propiedades, son las consecuencias,
mientras que los procesos formadores de los objetos son las causas. Sin dudas, en el mundo real,
estos dos aspectos están estrechamente interrelacionados, entrelazados, y su división en aspecto
interno y aspecto externo es convencional en una medida apreciable; esta división es introducida
por los especialistas para comodidad en la exposición de sus ideas. En cualquier caso, es
necesario tener en consideración que en los modelos es posible que predomine el reflejo bien de
un aspecto de la realidad, bien del otro aspecto.

3.1.1. Aspecto interno de la realidad geológica.

La tendencia a la formalización matemática es sobre todo característica de aquellas ramas del


conocimiento donde los fenómenos no están suficientemente estudiados, donde el experimento
directo, que posibilita reunir una información bastante completa y objetiva acerca de la realidad
investigada es prácticamente imposible. La Geología y otras Geociencias también pertenecen al
grupo de tales ramas del conocimiento. El experimento directo en Geología es imposible. Ni un
solo proceso puede ser observado en el tiempo geológico. Solamente se observa el resultado final
de procesos entrelazados de modo complejo y superpuestos unos a otros. Este resultado en cada
caso concreto puede ser diferente, sobre todo si se tiene cuenta que hasta iguales procesos no
transcurren siempre de forma idéntica, sino que llevan en sí algunos rasgos de su propia

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individualidad. La tarea del geólogo consiste en reconstruir estos procesos. El modelaje
matemático es también uno de los métodos para tal reconstitución.

En Geología la representación de los procesos frecuentemente se forma sobre la base de


observaciones, aunque sólo el material experimental, por más calidad que posea, no es suficiente.
Se necesita una determinada generalización, una determinada ojeada al material, como resultado
de la cual surge una determinada concepción. En Geología la concepción, como regla, se forma
bajo el aspecto de hipótesis teóricas. Muchas de ellas surgieron como conjeturas o sospechas, que
sólo después fueron confirmadas a través del material de las observaciones.

Las hipótesis, las concepciones, los presupuestos, las conjeturas, los hechos y los conocimientos
experimentales conforman entre todos un sistema de opiniones acerca del fenómeno estudiado,
las cuales en uno u otro lapso de tiempo se consideran una verdad. Al sistema de concepciones
elaboradas se le puede llamar brevemente "paradigma". El paradigma es un esquema de
pensamiento, que gobierna o establece un comportamiento en la investigación, y de hecho, una
actitud en el ejercicio de la profesión. Sirvan de ejemplos de paradigmas en las Geociencias las
concepciones fijista y movilista del desarrollo de los procesos en la corteza terrestre.

Pero el paradigma no es sólo un sistema de opiniones y puntos de vista sobre el objeto de estudio.
Es además el medio y el método de su estudio detallado y multilateral. El proceso de
establecimiento del paradigma es prolongado, trabajoso y con frecuencia excepcionalmente
complejo. Conformado el paradigma, éste puede someter bajo su dominio a muchos especialistas,
en ocasiones destacados, pero que siguen ciegamente a las "concepciones elaboradas
prevalecientes". Sin embargo, tal actitud, como lo demuestra la experiencia, no siempre está
justificada (pero es curioso comprobar que en ciertas ocasiones esa misma actitud resulta
justificada y útil).

La destrucción de un paradigma establecido en ocasiones resulta más difícil que su creación. Esto
se explica a través de muchas razones. Con frecuencia desempeña un papel hasta el modo en que
se formula el paradigma desde sus inicios. En diferentes ramas del conocimiento de las ciencias
particulares esto transcurre de manera diferente.

Así, en presencia de un escaso material fáctico, de ideas no del todo correctas, o simplemente
falsas, se forman hipótesis mal fundamentadas, cuya adaptación al material fáctico conduce a
resultados verosímiles. Como ejemplo puede servir el modelo geocéntrico de la estructura del
Sistema Solar atribuido a Ptolomeo. Este modelo, como es conocido, era falso en su raíz. Un
conjunto de correcciones de carácter empírico, introducidas artificialmente para la predicción de la
trayectoria del movimiento de los planetas (cálculo de la excentricidad, los epiciclos, la deferencia,
etc.) salvaron esta concepción durante muchos años. Y en efecto, las teorías finamente
elaboradas, pero voluminosas, permitieron predecir, con suficiente precisión para aquella época,

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los fenómenos astronómicos (por ejemplo, los eclipses, la posición de un planeta en la bóveda
celeste, etc.).

Son conocidos también otros casos, en los que a partir de hipótesis, teorías y enfoques
metodológicos completamente diferentes para el estudio de los mismos objetos se dedujeron
consecuencias y conclusiones estrechamente concordantes entre sí. Como ejemplo podemos
comparar las hipótesis y las metodologías de estudio de los procesos del pensamiento que ocurren
en el cerebro del hombre, propuestas por I. P. Pavlov (teoría de los reflejos condicionados) y S.
Freud (teoría del psicoanálisis).

A veces el triunfo de las concepciones nuevas y más correctas, que cambian radicalmente la
representación establecida, se dilató considerablemente debido a peculiaridades totalmente
inexplicables de la psicología de sus autores. Como ejemplo pueden servir las investigaciones y
experimentos en la esfera de la Física realizados por el científico inglés H. Cavendish, cuyos
resultados según se conoce, se adelantaron en una década a las ideas científicas prevalecientes,
pero el autor no quiso o tuvo temor de presentarlos ante la comunidad científica. Lo mismo ocurrió
con los fundamentos de la Geometría no euclidiana, los cuales eran dominados por C. Gauss
mucho antes de que fueran publicados por primera vez por N. I. Lobachevski y J. Bolyai. El mismo
C. F. Gauss no se decidió a dar este paso, como se aclaró posteriormente.

En las investigaciones geológicas, el proceso de creación del paradigma, su triunfo y su


destrucción se distinguen por una determinada singularidad. Ya se dijo que muchas hipótesis en la
Geología no están sujetas a una comprobación experimental, y por eso es imposible asegurarse de
la justeza o falsedad de las concepciones habituales. Pero como ocurre con mucha frecuencia que
los sistemas de opiniones que nacen basados en escasas conjeturas y como regla, de
observaciones fragmentadas, pierden su actualidad con la aparición de nuevos logros y
conocimientos complementarios de peso, ellos de nuevo pueden renacer como consecuencia de la
creación de novedosos procedimientos y métodos de investigación, la aparición de nuevos datos
fácticos, o de algoritmos de elaboración más eficientes. Es suficiente recordar en este sentido la
concepción móvilista de desarrollo de la corteza terrestre de A. Wegener, la cual a lo largo de un
solo siglo de existencia experimentó su nacimiento, la prosperidad, el abandono y olvido total, y un
resurgimiento que nuevamente se amortigua bajo los efectos de objeciones críticas imparciales
argumentadas por nuevos datos, según la opinión de muchos especialistas.

Junto con esto, es conveniente destacar que las hipótesis en Geología, incluyendo las
fundamentales, con frecuencia se formulan muy vagamente, de forma muy imprecisa. Se sabe, por
ejemplo, que el académico M. M. Tetiáyev expuso su concepción geotectónica en una forma tan
general, tan insuficientemente clara y especulativa, si bien no escolásticamente, que hasta sus
seguidores la interpretaban incorrectamente.

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Es significativa la actitud hacia las hipótesis en Geología del académico M. A. Usov, expresada por
él en 1913, y que no ha perdido su actualidad aún en nuestros días: "No es extraño que la
Geología hasta los últimos tiempos, se apoye, junto a sus deducciones y sus explicaciones de
fenómenos observados, en un amplio conjunto de hipótesis. A medida que se enriquecen nuestra
información y conocimientos acerca de tan voluminoso material con el cual trata la Geología, estas
hipótesis se someten a verificación: la mayor parte de ellas se modifican, algunas de ellas se
desechan completamente y se proponen nuevas. Desde luego, es imposible considerar que las
hipótesis no poseen un significado en el desarrollo de las ciencias. Por el contrario, también
gracias a ellas el trabajo científico progresa, pero si tales hipótesis son muchas, si ellas surgen al
encuentro de cada hecho complejo, entonces frecuentemente existe inseguridad en la justeza de
las conclusiones y explicaciones de los diferentes fenómenos; pueden hasta aparecer dudas
acerca del sentido de la Geología como ciencia exacta" [La herencia..., pág. 16].

La Geología percibe las insuficiencias de las hipótesis. Pero para que las hipótesis se puedan
utilizar para la construcción del modelo, ellas deben ser "llevadas" a una determinada condición,
por un medio determinado. Es necesario formularlas de una manera más precisa, comunicarles un
carácter concreto y armonioso, ordenar no nociones aisladas o incoherentes, sino un sistema
armonioso de opiniones, justamente un sistema, en el cual todos sus elementos estén mezclados
unos con otros, de una manera determinada sobre la base de algún principio rector. La ausencia
de interrelaciones internas es un rasgo distintivo de las hipótesis geológicas. Es poco probable
mencionar ahora aunque sea una sola de las hipótesis fundamentales, que examine en sus
interrelaciones todos los procesos fundamentales en el desarrollo de la Tierra: tectónicos,
litológicos, geomorfológicos, climáticos, etc. Hay fragmentos aislados con un buen acabado, pero
no se crea un cuadro íntegro y armónico. Por eso, la matematización de la Geología, por su
esencia, se desarrolla por la vía de la elaboración del modelo, que describe fenómenos parciales.
Los modelos que describen fenómenos más generales, sintetizados, son raros en Geología.

El eclecticismo y la fragmentación de los conocimientos geológicos siempre inquietó a los


geólogos. Hagamos otra cita del ya referido trabajo del académico M. A. Usov: "La ciencia (se
refiere a la Geología) continúa conservando un carácter descriptivo. Debido a esta acumulación de
una gran cantidad de material en bruto, la ciencia se ha encontrado con un enorme volumen de
términos y hechos, la mayoría de los cuales no están interrelacionados; en caso de intentar
transmitir alguna armonía a este material, obtener conclusiones generales, etc., se tiene que
admitir todo un conjunto de hipótesis" [La herencia... , pág. 17].

Desde luego, sin conjeturas ni hipótesis es imposible arreglárselas en la Ciencia. En esto también
se resume la esencia de la generalización. Pero es fundamental no cualquier explicación de los
hechos. Es preferible revisar aquellas explicaciones que dan origen a algún esquema lógico -
formal, que de manera más simple y completa interprete el conjunto de hechos recopilados. En

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relación con esto es oportuno hacer mención de la valoración "dualista" de la "veracidad" de una u
otra teoría dada por A. Einstein. Según Einstein, la correspondencia de la teoría con el experimento
es una condición indispensable, pero de ningún modo suficiente. Al criterio de correspondencia de
la teoría con los hechos observados Einstein le llamaba criterio de verificación externo o superficial.
Al otro criterio lo llamó criterio de perfección interna. "En el caso del segundo criterio, no se trata
acerca de relaciones con el material experimental, sino acerca de premisas de la misma teoría,
acerca de lo que podría ser llamado brevemente, aunque no completamente claro, "naturalidad" o
"simpleza lógica" de las premisas (de los conceptos y las relaciones fundamentales entre ellos).
Este criterio, cuya formulación exacta presenta mayores dificultades, siempre desempeña un
importante papel en el momento de elegir entre varias teorías y durante la evaluación de las
teorías" [Einstein y... , pág. 9]. Desde luego, todo esto mantiene su vigencia también para el
modelo matemático. El modelo debe ser no contradictorio desde el punto de vista lógico y natural,
y sencillo según sus recursos.

Las investigaciones de los últimos años evidencian [Moiseev, pág. 12] que es posible la
formalización de un proceso natural de una manera más profunda y mejor orientada hacia un
objetivo si se utilizan concepciones, procedimientos y métodos con un enfoque de sistema. Más
aún, si la formalización del objeto de estudio está relacionada con la elaboración de un modelo
matemático, entonces tal enfoque resulta sencillamente indispensable. Precisamente los métodos
y procedimientos con enfoque de sistema pueden conducir a un análisis detallado y multilateral del
objeto complejo de la investigación, permiten acercarse a ellos desde posiciones sistémicas; es
decir, ver este objeto integralmente, y en todos los niveles y etapas de su desarrollo.

En el caso de utilizar métodos con enfoque sistémico, se considera como lo más importante,
generalmente, la búsqueda de causas que provoquen la serie de consecuencias observadas o la
revelación de las peculiaridades del funcionamiento del mecanismo natural que yace en la base del
proceso estudiado. Es evidente que después de encontradas las causas o peculiaridades ya
señaladas, se facilita considerablemente la modelación matemática, la construcción del mismo
modelo del objeto de estudio.

Al hablar del enfoque sistémico, es indispensable señalar lo siguiente. Con el concepto de


"sistema" está vinculada toda una serie de otros términos que encontraron en la Geología una
amplia difusión. Esto se explica por el hecho de que hace ya mucho se tuvo conciencia de la
necesidad del estudio de los fenómenos geológicos como sistemas complejos. El análisis sistémico
constituye un método de estudio de tales sistemas. En la literatura geológica este concepto se trata
en un sentido amplio y no siempre muy claro. En la Matemática al concepto de "análisis sistémico"
se le asigna un contenido más estrecho. En este caso, el análisis sistémico es la aplicación de un
conjunto de métodos basados en la utilización de los medios técnicos de computación y orientados
hacia la investigación de fenómenos complejos (entiéndase por ejemplo los Sistemas de

21
Información Espacial). El conjunto de métodos incluye tanto la descripción de los modelos de los
sistemas, como también la creación del aparato matemático para el análisis del proceso estudiado.
Este análisis es imposible sin el empleo de las técnicas informáticas.

En los países occidentales al término "análisis sistémico" se le asigna menos contenido. Se le


comprende como un conjunto de procedimientos más o menos complejos para la elaboración de la
información. Con el análisis sistémico generalmente identifican el término "teoría de los sistemas".
Sin embargo estos conceptos son completamente diferentes.

La teoría de los sistemas, término que carece de una comprensión única, se ocupa de la búsqueda
de lo general que es inherente a las formas de organización bastante complejas de la materia, a
los fenómenos complejos de diversa naturaleza. A diferencia del objeto de los métodos
tradicionales (funcionales) de las Ciencias Naturales, los problemas investigados a través de la
teoría de los sistemas son los de las estructuras y las formas. De esta manera la teoría de los
sistemas constituye la parte más próxima de la Filosofía, y como tal es necesario que se le
catalogue, evidentemente, como parte de la metodología de esa ciencia.

Acerca del enfoque sistémico es necesario añadir lo siguiente. Ningún investigador se limita al
análisis del material recopilado. El investigador aspira siempre a crear una teoría sintetizada,
transmitir a los resultados un carácter universal, reunir los diferentes hechos en un sistema lógico y
sin contradicciones, vincular esos hechos con otros fenómenos, tener en cuenta su condicionalidad
recíproca. Esta tendencia comenzó a manifestarse más claramente en los últimos años, vinculada
con las crecientes posibilidades de elaboración de la información de que gozan los medios técnicos
de computación. Estos medios constituyen el instrumento que garantiza la aspiración del
investigador a acercarse de un modo "sistémico" a la estructuración del flujo de hechos
comprobados. El enfoque sistémico también se ha visto estimulado por la necesidad práctica
actual que exige el análisis de los problemas con un carácter multidisciplinario, reuniendo a
investigadores vinculados a diversas ramas de las Ciencias Naturales y Sociales. De esta forma, el
enfoque sistémico es un principio, una ideología y desde luego, un paradigma metodológico
general de la actividad científica interdisciplinaria y multidisciplinaria actual. La teoría de los
sistemas refleja el aspecto gnoseológico de este principio general. El análisis de sistemas es un
medio, un instrumento de realización de las prescripciones y procedimientos del enfoque sistémico.
En otras palabras, es la disciplina aplicada que se ocupa de la resolución de problemas concretos,
que surgen en el proceso de investigación de los sistemas naturales complejos, como los
geológicos, los sociales, los ambientales, etc.

22
3.1.2. Aspecto externo de la realidad geológica.

La Geología al caracterizar los objetos estudiados por ella, se refiere a su constitución y estructura.
Las concepciones sobre cuya base se conforma el modelo, en este caso reflejan la representación
que se tiene del objeto desde ambos puntos de vista. Desde luego, aquí también se encierra la
exigencia al modelo: reflejar la realidad. La Geología elaboró sus medios tradicionales para reflejar
la constitución y la estructura del objeto. Son ellos diferentes géneros de construcciones gráficas:
mapas, cortes, perfiles, diagramas, gráficos de dependencias entre diferentes variables, etc. De
ellos se puede decir que constituyen modelos conceptuales gráficos. Cada uno de tales modelos
gráficos se conforma sobre la base de una concepción determinada; a esto la Geología ya está
acostumbrada.

La construcción del modelo matemático también se ejecuta siempre a partir de un sistema de


hipótesis que reflejan la comprensión del investigador acerca del objeto estudiado. Es importante
dejar establecido que no basta simplemente con describir el objeto, sino revelar lo más esencial de
sus rasgos, que presentan un interés primordial para la resolución de la tarea planteada. Las
relaciones hacia el objeto, las opiniones acerca de él pueden ser completamente diferentes
inclusive durante el estudio del mismo objeto.

Sea, por ejemplo, que tenemos la variación de la porosidad de una roca con una única
composición litológica. Esta variación se refleja gráficamente en forma de una curva quebrada. En
dependencia del planteamiento del problema podemos analizar la curva de manera diferente. Si
nos interesa la manera en la que en este caso concreto la porosidad cambia con la profundidad
(esto resulta importante para juzgar, por ejemplo, si es posible encontrar rocas porosas a grandes
profundidades), entonces la concepción se vincula a alguna ley idealizada de reducción de la
porosidad con el aumento de la profundidad. Esta ley describirá el cambio monótono de la
porosidad, mientras que a las variaciones locales bruscas de la curva inicial no se les prestará
atención. En este caso estas variaciones no presentan interés para el investigador.

Un asunto completamente diferente será si este problema interesa desde otro punto de vista.
Supongamos que al hablar acerca de las variaciones de la porosidad con la profundidad tenemos
en consideración la influencia que sobre ella tiene la compactación de las rocas bajo la presión
ejercida por los estratos suprayacentes. Entonces en primer lugar debemos conocer no las
profundidades actuales, sino las antiguas o paleoprofundidades; en segundo lugar es básico
plantearse el problema acerca de si la porosidad surge (y hasta qué grado) como consecuencia de
la formación de dislocaciones disyuntivas secundarias (grietas, fracturas, fallas).

Estos dos ejemplos corresponden a dos concepciones diferentes relativas a un mismo objeto. En el
primer caso no interesan en absoluto las causas. En el segundo, al investigador le concierne algo
del aspecto interno de la realidad, aunque bastante superficial, y que prácticamente se quedó
dentro del marco de los rasgos "externos" que ejercen influencia sobre la porosidad: precisamente

23
las profundidades, pero relativas a otro sistema de referencia no evidente. Este ejemplo muestra
que en primer lugar, lo interno y lo externo no siempre se pueden separar y en segundo lugar, que
es imposible dar alguna descripción sin una concepción determinada. Hasta la simple estimación
del valor medio de un conjunto numérico exige una determinada concepción, en dependencia de
cuál expresión es la que conviene: o bien la media aritmética, o bien la media ponderada, o bien la
mediana, o bien la moda; en caso contrario hasta el cálculo de la media pierde su sentido.

Durante el modelaje matemático es cómodo examinar los objetos geológicos como sistemas. El
concepto de “sistema” por lo general es impreciso, vago e indeterminado. Podemos analizar
cualquier objeto, bien como un sistema o bien como un punto elemental. Un punto material,
interrelacionado digamos con el campo gravitatorio, constituye un sistema, sin hablar ya del átomo,
que constituye un sistema de partículas elementales. Frecuentemente un sistema se caracteriza a
través de los elementos que lo integran, los vínculos y las interrelaciones entre ellos.

Los elementos de un sistema, como se ve, pueden ser de la más diversa naturaleza. De esta
forma, una roca es un sistema de formaciones minerales. La arenisca es un sistema integrado por
determinados elementos: fragmentos de cuarzo, de feldespato, de mica y de material aglutinante.
Se pueden considerar sistemas los paquetes de estratos o los complejos de paquetes, cuyos
elementos pueden ser diferentes tipos de areniscas (arcósicas, cuarzosas, etc.). Casi siempre
algunos grupos de elementos se unifican o se aíslan dentro del sistema. Entonces en dependencia
de la tarea a resolver se pueden definir tales uniones como subsistemas. Si para la resolución de
una tarea no es útil someter un sistema a la diferenciación, entonces se abarca el sistema en
general y en este caso se habla ya de un “sistema de sistemas”. Los subsistemas, los sistemas y
más aún los sistemas de sistemas se caracterizan por un diverso grado de complejidad, por su
diversidad estructural, cuya variedad es en ocasiones infinita e inagotable, del mismo modo que
resultan inagotables el átomo y el electrón.

Es evidente que los elementos de un subsistema raramente existen sin vincularse unos con otros.
Los vínculos son influencias de un elemento sobre otro, o dependencias de un elemento con
respecto a otro. En Geología se le presta una gran atención al estudio de cualquier tipo de vínculo,
dependencia y tendencia a cambios de unos u otros exponentes geológicos, ya sea en área o en
cortes. Sin embargo, las posibilidades gráficas de tal estudio como regla tienen limitaciones.
Visualmente sólo se puede abarcar el espacio tridimensional; la superficie, como plano al fin,
refleja bien solamente lo bidimensional. Por eso frecuentemente sólo se estudian pares de vínculos
o atributos, ya que la proyección sobre un espacio bidimensional de una cantidad mayor de
atributos complica considerablemente la representación y su percepción. En los últimos años han
aparecido importantes logros en materia de visualización científica de datos de las Geociencias,
como son la cartografía interactiva, los ambientes virtuales y la multimedia para la visualización
espacial, la vinculación de los sistemas de información espaciales con la tecnología de la Realidad

24
Virtual, etc., como resultado de investigaciones muy perspectivas en el campo de la Informática
Aplicada [Andrienko and Andrienko], [MacEachren, Edsall y otros], [Verbree, Van Maren y otros].

Mientras tanto, resulta claro que el estudio de los vínculos en un sistema no puede reducirse al
análisis de la influencia de un elemento cualquiera X sobre otro Y o la influencia de una serie de
elementos X1, X2, X3,... , cada uno de los cuales se considera independiente e influyente
unívocamente sobre el elemento Y, independientemente de las restantes Xi. Es evidente que cada
uno de los elementos del sistema está relacionado con todo el conjunto de sus restantes
elementos. Por esto es siempre necesario analizar el sistema en su totalidad.

Al caracterizar un sistema hablamos acerca de su estado. Es completamente evidente que el


estado actual de un sistema en Geología es el resultado final de todo un conjunto de procesos
geológicos que transcurrieron y transcurren dentro del sistema. Los vínculos característicos dentro
del sistema son los vínculos que se forman durante el proceso de su desarrollo. Los objetos de
estudio actuales pueden ser vistos como sistemas estáticos, algo así como sus fotografías en la
actualidad; es decir, el resultado final del decursar de una sucesión de procesos geológicos. Por el
contrario, si se examina un sistema en su desarrollo temporal, en la variación de su estado
analizando históricamente el objeto de estudio desde la posición de la evolución de su desarrollo,
entonces se debe considerar a tal sistema como dinámico.

Las hipótesis bajo las que se ejecuta la construcción del modelo reflejan la opinión que el
investigador tiene acerca de sistema, de su estática o su dinámica, del carácter de los vínculos e
interrelaciones de sus elementos componentes, de la estructura y complejidad de su constitución.
Cualquier modelo gráfico no es simplemente el reflejo de hechos. Es el resultado de una
determinada selección de hechos, de una determinada elaboración de los mismos, de una
determinada forma de representación sobre la base de alguna concepción. Estas mismas
consideraciones se relacionan también con el modelo matemático.

Existe una conocida expresión que conviene citar en relación al estudio de los sistemas: "los
árboles no dejan ver el bosque". Las concepciones son aquellas opiniones acerca del conjunto de
"árboles" que permiten formular una determinada representación acerca del "bosque". A través de
la descripción del sistema de "árboles" no se debe ocultar el "bosque", un conjunto íntegro y
acabado de "árboles". En Geología la cuestión de la veracidad de la correlación "bosque" y
"árboles" se planteaba y se plantea con la misma agudeza que en la Física Cuántica o en la
Biología. Realmente el principio de investigación basado en el conocimiento de los sistemas
complejos pasa a través de la descomposición de esta complejidad en sus elementos integrantes,
con el estudio ulterior de la naturaleza y las propiedades de estos elementos (principio del
reduccionismo). Este principio se entrelaza y complementa muy estrechamente con el principio
propuesto de que el sistema bajo estudio debe analizarse íntegramente, como un todo indivisible;
es decir, postula la imposibilidad de la reducción de un sistema complejo a un conjunto de

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elementos sencillos (principio del organicismo). A fin de cuentas, un sistema siempre es más
complejo que la reunión de sus elementos componentes.

Los principios del reduccionismo y el organicismo como regla se utilizan discordantemente en las
investigaciones geológicas concretas: un principio siempre se impone sobre el otro. Realmente
raras veces los problemas de la Geología General o de la Tectónica se combinan armónicamente
con los problemas de la Mineralogía, la Petrografía y la Litología. Siempre se tiene una
determinada inclinación o preferencia hacia uno u otro lado. Siempre se percibe una dificultad
significativa en el paso de la descripción de la parte al todo y viceversa. La falta de armonía entre
la descripción de los elementos integrantes de un sistema y del sistema como un todo en principio
también determina la dificultad en la creación de los modelos matemáticos que reflejarían
adecuadamente los objetos de estudio de la Geología. Durante la elaboración de los modelos
matemáticos es conveniente reflexionar con mucha frecuencia acerca de los problemas del
organicismo y del reduccionismo.

Conclusiones.

En este trabajo se han hecho reflexiones acerca de los problemas de la aplicación de las
Matemáticas al planteamiento y resolución de tareas de las Geociencias. Dicha aplicación tiene
numerosas particularidades, derivadas originalmente del hecho de que las Geociencias no son
ciencias naturales exactas.

En primer lugar, se comprobó que la matematización de las Geociencias, que incluye también el
uso de los medios técnicos de computación, se manifiesta como una necesidad del desarrollo

histórico de las Ciencias Naturales, que tiene su origen en el hecho de que la expresión más
clara y concentrada de las leyes que rigen la formación de los objetos de las Geociencias
se obtiene cuando para describirlas se utilizan los términos del lenguaje de las
Matemáticas, pero que es un proceso que transcurre de manera irregular y compleja, debido a
múltiples causas, entre las que se destaca la dificultad en la formación de una nueva manera de
pensar en los profesionales. La formación de esa nueva manera de pensar se puede hacer posible
superando los viejos paradigmas. A su vez, la construcción y consolidación de un nuevo paradigma
presenta limitaciones, algunas de las cuales fueron analizadas a lo largo del trabajo desde un
enfoque filosófico.

En segundo lugar, se hizo una comparación entre los métodos de las Matemáticas Aplicadas y las
Matemáticas Puras, destacándose el carácter más bien racional y no deductivo de la primera,
como expresión de la dialectización de las ciencias, lo que le concede una potencia particular en el
estudio del mundo real a través de la práctica de otras ciencias particulares. Se estudió el papel del
modelo matemático como herramienta fundamental para la aplicación de las Matemáticas al

26
análisis de los objetos, fenómenos y procesos naturales en las Geociencias, pero se comprobó que
el problema de la veracidad o adecuación de cierto modelo matemático para el estudio del objeto
considerado no puede ser resuelto por métodos matemáticos porque no es un problema
puramente matemático, sino un problema de índole práctica.

En tercer lugar, se resaltaron los aportes metodológicos y epistemológicos de la aplicación de las


Matemáticas en las Geociencias. Particularmente se destaca el método al abordar el problema
científico del modelaje matemático como un proceso en siete etapas estrechamente vinculadas
unas con otras, que reflejan el mismo proceso del conocimiento, de la contemplación sensorial
viva, hasta alcanzar lo concreto pensado a través de lo abstracto. El proceso de modelaje está
íntimamente relacionado con la actividad práctica y reafirma la relatividad del conocimiento del
objeto. Como hemos visto, es imposible acceder a las leyes que gobiernan los procesos reales sin
dominar en el lenguaje de su ciencia, el ascenso de lo concreto sensible a lo concreto pensado a
través de lo abstracto. Nos detuvimos en ese proceso de construcción abstracta explicado a través
de la modelación matemática.

Finalmente, dado el interés y valor del modelo matemático en las investigaciones aplicadas, al
analizar los aspectos internos y externos de la realidad geológica, se hace una discusión de los
problemas inherentes a la construcción del modelo y a su utilización práctica, y a la relación del
modelo con los conceptos de hipótesis, ley, teoría, sistema, análisis sistémico, enfoques
multidisciplinario e interdisciplinario.

Quedan por discutir otros muchos elementos relativos a este tema, entre los que se pueden
mencionar el papel de las observaciones y los hechos, el lenguaje de las descripciones
matemáticas, los objetivos y el grado de detalle de las descripciones, un análisis más profundo de
la clasificación de los modelos, etc. Sin embargo, por su magnitud estos elementos se escapan de
las intenciones de este trabajo.

27
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