Nacieron Los Chicos.
Nacieron Los Chicos.
Nacieron Los Chicos.
net/publication/336140546
CITATIONS READS
0 499
1 author:
Rubén Laufer
Universidad de Buenos Aires
9 PUBLICATIONS 41 CITATIONS
SEE PROFILE
All content following this page was uploaded by Rubén Laufer on 30 September 2019.
1
Por ejemplo Maurice Meisner: Mao's China and after. A History of the People's Republic, Simon &
Schuster, 1977. (Trad. castellana: La China de Mao y después. Una historia de la República Popular.
Ed. Comunicarte, 2007). K. S. Karol: La segunda revolución china. Seix Barral, 1977.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 2
"¿Cómo lo hicieron los chinos?". A veces se supone que existiría un "modelo chino" en
abstracto que los países del tercer mundo deberían imitar para así "convertirse en
China"... Ese enfoque suele olvidar o eludir dos cuestiones elementales:
1) Que antes de poder convertirse en la China industrializada de hoy debió haber una
revolución: en 1949 China dejó de ser un país semicolonial y semifeudal y durante 30
años fue un país socialista. El poder popular liberó la economía china del atraso
latifundista y del dominio de los monopolios extranjeros sobre la industria, la banca y el
comercio exterior. La propiedad estatal o colectiva sobre lo fundamental de los medios
de producción permitió la explotación cooperativa y colectiva de la tierra; las fábricas
fueron dirigidas por consejos de obreros, técnicos y cuadros. El poder popular inició la
construcción del socialismo, una larga etapa de transformación consciente, planificada y
masiva de las relaciones económicas y sociales bajo la dirección de la clase obrera para
eliminar los lastres, las "marcas de nacimiento" heredadas de la vieja sociedad y que en
la nueva son la base tanto de la permanencia de viejos elementos burgueses como del
surgimiento de nuevos. La llamada "transición" al socialismo no es lineal ni
unidireccional: es un período prolongado de transformación revolucionaria de las
relaciones sociales, y a todo lo largo de él coexisten y luchan entre sí los "proyectos"
socialistas y los capitalistas, existen aún las clases, la lucha de clases y la posibilidad de
restauración del capitalismo. Eso sucedió en China en 1978: la ascensión de Deng
Xiaoping y sus reformas cortaron abruptamente la transición socialista y revirtieron su
dirección hacia el capitalismo.
2) Que la burguesía burocrático-monopolista china tras la restauración capitalista de
fines de los '70 fundó el extraordinario crecimiento económico del país en la explotación
despiadada de sus trabajadores urbanos y rurales, haciendo luego extensiva esa
explotación a millones de trabajadores de todo el mundo a través de la creciente oleada
de inversiones en el extranjero de sus corporaciones −petroleras, mineras, de la
comunicación, construcción, alimentación, etc.−, promovida sistemáticamente desde el
Estado con respaldo financiero y con la directiva de "tornarse globales", y protegida
también desde el Estado con la vertiginosa modernización de sus fuerzas armadas.
El punto de partida
Hasta el triunfo de la revolución en 1949 China era un país semifeudal y semicolonial (y
colonial en las zonas bajo ocupación japonesa). Diversas potencias imperialistas
oprimían brutalmente al pueblo chino y ocupaban ciudades costeras en connivencia con
los terratenientes feudales y grandes capitalistas locales intermediarios de las potencias
extranjeras que se la repartían y disputaban: Inglaterra, Japón, Alemania, Francia, Italia,
Estados Unidos, la Rusia zarista y hasta Portugal. Las potencias impusieron a China el
comercio y el consumo del opio que embrutecía al pueblo, agobiado además por las
enfermedades, pestes y plagas −como la esquistosomiasis, las moscas y los gorriones−,
que causaban centenares de miles de muertes.
El 80% de la población eran campesinos sometidos a servidumbre durante siglos;
trabajaban tierras ajenas o ínfimas parcelas propias, y vivían bajo la bota de los
latifundistas que dominaban la economía local y la vida social. El campo era asolado por
sequías e inundaciones, pero sobre todo por la voracidad de los terratenientes y de los
usureros, que con el arriendo y los préstamos arrancaban a los campesinos parte o toda
la cosecha y se desinteresaban totalmente de prevenir esas calamidades. Muchas
veces los campesinos debían cubrir sus deudas entregando a sus hijos como esclavos
o como concubinas de los señores feudales. Las adolescentes eran entregadas o
vendidas en matrimonio a hombres adultos o ancianos; no podían divorciarse, ni las
viudas volver a casarse. Las mujeres no podían poseer tierras.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 3
En las ciudades, la escasa gran industria era extranjera. Muy pocos eran obreros de
fábrica, y trabajaban 12, 14 o 16 horas diarias con salarios miserables. Cientos de miles
de personas trabajaban de sirvientes, meseros, cantineras, prostitutas o conductores de
rickshaws.
Conviene no olvidar qué tipo de país era China y en qué condiciones vivían y trabajaban
las mayorías. Así se comprenderán las dimensiones planetarias del salto que
significaron el triunfo revolucionario y las realizaciones productivas, sociales y científico-
tecnológicas del socialismo, no sólo en las condiciones de vida inmediatas sino en la
perspectiva de la eliminación de la explotación del hombre por el hombre.
Con el triunfo revolucionario China conquistó su independencia, instauró un régimen de
democracia popular e inició la transformación revolucionaria de las relaciones
productivas y sociales y la construcción del socialismo. Eso liberó las fuerzas
productivas −la principal de las cuales eran los propios trabajadores, transformados de
servidores a dueños de los medios sociales de producción− y abrió el camino para el
"gran salto" en la transformación económica y social. A partir de ello, y sobre bases
colectivas, el pueblo chino pudo echar los cimientos de la tecnificación de la agricultura
y de industrias modernas como el petróleo, la siderurgia y la electrónica, y convertirse
en avanzada mundial en la construcción de emprendimientos de infraestructura e
industriales de punta. Muchos observadores extranjeros comprobaron hasta qué punto
el cambio revolucionario de las relaciones de producción liberó las fuerzas productivas,
y en primer lugar las enormes energías y creatividad de las masas trabajadoras chinas.
Esos testigos privilegiados fueron luego por lo general ignorados u ocultados bajo la
crítica simplista a las "irracionalidades" o "excesos" del Gran Salto Adelante y de la
Revolución Cultural. Sin la Revolución y sus transformaciones China hubiera seguido
siendo un país oprimido, dependiente, deformado y atrasado, como de hecho siguen
siéndolo, por ejemplo, gran parte de los países de América Latina y África.
No fue, ni podía ser, un proceso lineal. Por el contrario, se desarrolló en medio de
intensas luchas políticas e ideológicas, de líneas y de clases. Volvió a comprobarse en
China, como antes en la Unión Soviética, que el socialismo no es una mera "transición"
sino un largo período de lucha por la transformación revolucionaria de las relaciones
productivas y sociales, y que requiere sentar las bases productivas de una sociedad que
haga posible acumular y distribuir la riqueza social. La sociedad socialista es
necesariamente, por eso, un fenomenal laboratorio de investigación, experimentación y
transformación económica y social del que las grandes masas obreras y campesinas
son directas protagonistas.
Consejos de trabajadores fabriles y de campesinos crearon y ejercieron la dirección de
los grandes combinados industriales y de las cooperativas y comunas populares rurales.
Liberado de los obstáculos que interponían el feudalismo y la dominación imperialista, el
extraordinario desarrollo de las fuerzas productivas permitió una expansión sin
precedentes en la producción agraria e industrial, así como en el desarrollo sanitario,
educativo, científico, cultural y urbanístico. El Primer Plan Quinquenal (1953-1957)
promedió un crecimiento anual del 14%; la producción industrial se duplicó y −más allá
de sus errores y distorsiones− esas proporciones fueron aún mayores durante los
primeros años del Gran Salto Adelante (1958-1960). Hacia 1957 la industria china
producía sus propios vehículos, máquinas-herramienta, aviones, y equipos de
generación eléctrica, metalurgia y minería 2. En 1970, aún vigente en el campo una
aguda lucha −ideológica y de clases− entre el camino de la colectivización y el de la
propiedad privada y el mercado libre, muchas comunas populares habían desarrollado
pequeñas y medianas industrias rurales que transformaban materias primas y producían
2
“New China’s first Quarter-Century”. Hsinhua News Agency, Foreign Languages Press, Peking, 1975.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 4
3
Jan Deleyne: La economía china. Planeta (Barcelona), 1972.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 5
tenían ahora el poder político del Estado, y con él la libertad, el derecho y el poder de
decidir y transformar la vida económica, política, social y cultural.
La construcción de una nueva economía se inició en condiciones internacionales
enormemente difíciles. Antes de cumplirse un año, Estados Unidos desencadenó la
guerra para impedir la revolución en la vecina Corea. La resistencia coreana llevó a un
armisticio desde 1953, pero Estados Unidos rodeó a la China revolucionaria con su
Sexta Armada y una red de bases militares en Taiwán, Corea del Sur y Japón. También,
durante dos décadas, EEUU y las potencias europeas impusieron a China un duro
bloqueo económico.
La sociedad no era monolítica, y el Partido Comunista tampoco. Para Mao 1949 era
apenas "el prólogo de una larga obra": el inicio de un largo camino de transformación
social cuya meta final era el comunismo, un mundo sin clases. Para otros dirigentes del
Partido, en cambio, la conquista del poder en 1949 era el punto de llegada de la
revolución, su final; la tarea, para ellos, era construir una China moderna y poderosa.
desde los ministerios nacionales), así como del "incentivo moral" sobre los métodos
basados en los resultados y en el incentivo dinerario a los trabajadores (aumentos
salariales y premios) 4 imperantes en los primeros años revolucionarios bajo el
predominio del modelo soviético e impulsados luego por los "seguidores del camino
capitalista" liderados por Liu Shaochi y Deng Xiaoping. La nueva concepción de la
"productividad" sólo era posible sobre la base del activismo consciente de los
trabajadores, asentado a su vez en la convicción y la comprobación práctica de que
trabajaban para empresas y para un estado y una sociedad de los que eran dueños y ya
no "mano de obra". Para la dirección partidaria y estatal los movimientos de masas eran
también la instancia decisiva para validar las políticas implementadas, y el único modo
de convertir esas políticas en iniciativas concretas, y la conciencia de las masas en
acción material.
Por eso mismo los movimientos de masas así concebidos eran −y son− una práctica
impensable e imposible bajo un régimen que, como el capitalismo, se sostiene sobre la
explotación del trabajo de las mayorías en beneficio de las minorías propietarias de los
medios y condiciones de producción.
Todos esos movimientos se desarrollaron en el marco de una intensa y dramática lucha
de líneas. La corriente partidaria liderada por Mao Tsetung promovía la profundización
de los cambios sociales iniciados por la Revolución en el sentido de restringir el derecho
burgués −aún vigente durante la transición socialista− y eliminar gradualmente las tres
grandes diferencias sociales. Del otro lado, las viejas y nuevas fuerzas conservadoras
en la sociedad china y dentro de la propia dirección del Partido Comunista promovían
criterios de ganancia como guía para las decisiones económicas y la consolidación de
un sistema educativo elitista, y convocaban a los obreros y campesinos a dejar "la
política" en manos de los "entendidos" puesto que la cuestión era "desarrollar las
fuerzas productivas" y hacer de China un país "moderno"; una modernización concebida
como un programa de industrialización acelerada, con trabajadores motivados por
premios y diferencias salariales; con los recursos nacionales concentrados en las
fábricas grandes y modernas, en tecnología avanzada y en decisiones y orientaciones
tomadas por los niveles gerenciales; y que implicaba la concentración productiva en los
centros urbanos a expensas del campo.
Esta orientación estimulaba la pervivencia y reproducción de las diferencias sociales y
confirmaba la tesis de Mao −anticipada con mucha precisión por Lenin ya en 1919 a
partir de la breve y dura experiencia revolucionaria de Rusia 5− de que en la sociedad
socialista siguen existiendo las clases y la lucha de clases entre el proletariado ahora
gobernante y la burguesía ahora gobernada, no sólo porque aún viven los exponentes
de las viejas clases que dominaban la sociedad antes de la Revolución, sino
principalmente porque a todo lo largo de la etapa socialista −y más allá de la
socialización jurídica de los medios de producción fundamentales−, aún existen las
desigualdades sociales, rigen aunque limitadas la producción mercantil y la ley del valor,
y rigen principios del derecho burgués en la esfera de la propiedad y de las relaciones
sociales que generan y regeneran esas desigualdades, las que, de no ser combatidas y
restringidas, sientan las bases para la reconstitución de una nueva burguesía y de
relaciones ya no sólo desiguales sino de explotación sobre los trabajadores nuevamente
convertidos en proletarios. Para demostración basta echar un vistazo a la China de hoy,
donde la reconstitución de esa minoría abrió el camino a la "gran reversión" del
4
Joan Robinson: Economic management China 1972 (Anglo-Chinese Educational Institute, March 1973),
p. 24. Esta economista "poskeynesiana" inglesa visitó China en seis oportunidades a lo largo de 20 años
y, en base a su propia experiencia allí, polemizó fuertemente con el economicismo liberal de los
neoclásicos de su época.
5
V. I. Lenin: "La economía y la política en la época de la dictadura del proletariado", 30-10-1919. O.C., T.
XXX.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 7
Eso es precisamente lo que sucedió −en forma ya "institucionalizada"− a partir de las reformas
6
capitalistas implementadas desde 1978. Y sigue sucediendo en la actualidad, más allá del mito tan
difundido como indemostrado de que el capitalismo restaurado "sacó a millones de chinos de la
pobreza".
7
William Hinton: Fanshen. A Documentary of Revolution in a Chinese Village (1966).
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 8
8
Sobre las etapas de la colectivización agraria ver también Prodyot C. Mukherjee: "Reforma agraria y
producción agrícola en China" (El Colegio de México, ene-abr 1972), p. 67, y Maurice Meisner: La China
de Mao y después. Una historia de la República Popular (Córdoba, 1972), aunque éste muy sesgado
por su enfoque teórico y sin aportar análisis ni mención de prácticamente ningún caso concreto (pese a
lo extenso de su libro) como el de la comuna de Tachai que describimos someramente aquí.
9
El notable salto en el desarrollo científico-técnico que acompañó las transformaciones sociales de la
China revolucionaria fue reflejado por diversos medios progresistas del mundo en los años '60 y '70.
Entre ellos la revista inglesa Far East Reporter, publicada por el Anglo-Chinese Educational Institute y
en el que colaboraban eminentes intelectuales como Joan Robinson, economista y docente en
Cambridge; Joseph Needham, historiador de la ciencia y de la técnica; Edgar Snow, periodista
norteamericano que siguió muy de cerca la experiencia revolucionaria de China desde la década de
1930, etc.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 9
de bienestar" con ingresos tomados del total obtenido cada año para proveer a sus
miembros de servicios de salud prácticamente gratuitos y educación a muy bajo costo.
Las industrias rurales también contribuyeron a eliminar la desocupación: "En China no
existe el problema del desempleo. Cada comuna encuentra tareas para sus jóvenes
cuando crecen y una proporción de los que terminan la escuela en las ciudades son
enviados al campo" 10.
Por eso el entusiasmo productivo fue una función del cambio de las relaciones sociales.
La tierra cultivada con trabajo mecanizado, que en 1957 era el 2,4%, pasó a ser el
42,4% en 1979. El área irrigada pasó en el mismo período del 24,4% al 45,2%. Las
usinas eléctricas pasaron de 544 a 83.244. El número de tractores se multiplicó por 45,
y el de cosechadoras por 12. Esto junto a otras innumerables mejoras: investigación
agrícola en mejoramiento de cepas de semillas, uso intensivo de fertilizantes orgánicos,
plantación masiva de árboles para frenar la desertificación, cultivos múltiples, etc. La
producción granaria de China aumentó de 181 millones de toneladas en 1952 −al
terminar el período de reconstrucción− a 285 millones en 1977 11. Salvo en 1959-1961,
la producción de granos aumentó en un promedio del 3% cada año: más que la
población china. A fines de los '70 China, un país de mil millones de habitantes, había
alcanzado la autosuficiencia alimentaria 12.
Como vimos, la significación de la comuna trascendía el aspecto económico: no sólo
organizaba las tareas agrícolas, era un instrumento de autogobierno. La comuna
popular organizaba la sociedad como un todo. Los dirigentes, elegidos directamente por
sus miembros y con un alto grado de proximidad con ellos, eran revocables y debían
participar en el trabajo productivo, lo que a su vez garantizaba y consolidaba esa
proximidad; eran la dirección económica de la producción, la autoridad política y militar,
la instancia de gestión y administración, la unidad encargada de garantizar salud,
educación, servicios públicos, obtención y manejo de los recursos, y de las relaciones
con el gobierno central. Así las comunas comenzaron a avanzar en el camino de
eliminar la separación entre la ciudad y el campo y entre industria y agricultura. Y
también en el camino de la liberación de la mujer13: mujeres campesinas construyeron y
gestionaron fábricas rurales, y mujeres de barrios de las ciudades siguieron el ejemplo.
Mujeres montaron talleres y las llamadas “fábricas de calle”. Para que las mujeres
pudieran trabajar, los jubilados e incluso muchos jóvenes se hicieron cargo de las tareas
domésticas organizando guarderías, comedores y lavanderías comunales 14, al tiempo
que otras mujeres, ancianos y jóvenes se organizaban en los barrios de las ciudades
para desarrollar producciones agrícolas en espacios urbanos, llegando así a
autoabastecerse de ciertos productos, como verduras.
10
Joan Robinson: Economic management China 1972, p. 25.
11
“New China’s first Quarter-Century”...
12
Pao-yu Ching: "Mao's Legacy in China's Current Development", junio 2005. http://lists.ilps-
news.com/pipermail/mr2004/2006-April/001403.html.
13
Ver Claudie Broyelle: La mitad del cielo. El movimiento de liberación de las mujeres en China. Siglo
veintiuno editores, 1973.
14
Luis G. Vasco Uribe,: "China de Mao, China de hoy".
http://www.luguiva.net/documentos/detalle.aspx?id=91&d=2.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 10
como factor dirigente" y que orientaba los recursos industriales a proveer de materias
primas esenciales, combustible y equipamiento técnico a la agricultura; una agricultura
colectiva que destinaba constante inversión a la infraestructura rural y promovía la
movilización de masas −como vimos− para la realización de obras de riego,
aterrazamiento y control de inundaciones.
Cuando se fundó la nueva China la industria representaba apenas un 30% del valor
total de la producción industrial y agrícola, y más del 70% era industria liviana. En tales
condiciones de atraso y urgencia, se inició un proceso de industrialización que no
desembocó en una urbanización caótica, es decir excluyente, contaminada y convertida
en negocio de un puñado de "desarrolladores" como es tan propio de las
aglomeraciones capitalistas. La China socialista (en sentido antagónico a como lo es en
la China actual) hizo un esfuerzo consciente para restringir el crecimiento y el tamaño
de las ciudades apuntalando el desarrollo en las ciudades pequeñas y medianas,
descentralizando la industria para que no se concentrara en las regiones costeras, y
destinando recursos a las regiones más pobres del interior para superar las
desigualdades regionales.
Se priorizó la producción de tractores y máquinas para el campo, y de equipos para el
propio desarrollo industrial a la vez que se aseguró el abastecimiento del consumo
interno. Hacia comienzos de los '70 la agricultura lograba abastecer a la industria liviana
con materias primas y mercado. El producto total de la industria liviana en 1973 fue 12
veces superior al de 1949. Conjuntamente, la agricultura y la industria liviana
proporcionaban mercado y recursos para la industria pesada, y el rápido avance de ésta
a su vez proveía los equipos técnicos para la modernización de la agricultura y la
promoción de la industria liviana. Así la industria jugaba su papel de "factor dirigente" en
la economía nacional15.
La planificación permitió programar objetivos, concentrar recursos en las prioridades,
promover un desarrollo equilibrado entre las distintas ramas y determinar −con un grado
de democracia desconocido en cualquier economía capitalista− las proporciones
destinadas a salarios, fondos sociales, reinversión en las empresas, fondos para
construcción de infraestructuras, etc. A la vez, tomando distancia de la experiencia
soviética, se reconoció, combatió y restringió el peligro de la burocratización creando
una planificación flexible que combinaba la coordinación centralizada con la iniciativa y
el control locales, guiada por los principios socialistas y completamente opuesta tanto
por sus fines como por sus medios a la economía capitalista. En el capitalismo −y por
consiguiente también en la China de hoy− la ganancia es el parámetro que decide lo
que se produce, cómo se produce y cómo se distribuyen entre las distintas clases los
beneficios de lo producido; las empresas, cada una con sus propios intereses, compiten
a una escala colosal, y no hay ni puede haber una planificación racional presidida por el
principio de satisfacer las necesidades sociales, ya que ese fin es un mero subproducto
de la obtención de ganancias. El desarrollo económico de la China maoísta se basó
ante todo en las masas trabajadoras, movilizadas y armadas con la conciencia política
tanto de los fines como de las contradicciones de la revolución socialista, y de su propio
papel decisivo para rehacer la sociedad. Este es el significado profundo de la consigna
"la política al mando", sobre la que volveremos más abajo.
"La agricultura como base y la industria como factor dirigente" supone una contradicción
de prioridades; su resolución sólo era practicable sobre la base de un definido enfoque
ideológico y de la conciencia y movilización de las masas trabajadoras.
El rol dirigente de la industria requería fortalecer el rol de la agricultura como base. A la
vez, sólo mecanizando la agricultura se podía incrementar rápidamente su
productividad, proveer a la industria de materias primas y mercado y consolidar la
15
New China's First Quarter-Century. Foreign Languages Press, Peking, 1975.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 12
fue luego desmontada. Pero lo que estaba en juego no era meramente el "crecimiento"
económico, sino un vasto movimiento de transformación social. Y vaya si lo fue, si se
considera el cambio abismal de que en un país rural y con una historia de mil años de
feudalismo se logró que el campesinado fuera capaz de producir acero, vincular la
producción rural y a sí mismos a la producción industrial, comenzar a quebrar el
contraste entre la ciudad y el campo, y que las amas de casa y los ancianos en las
aldeas contribuyeran a la producción fabril y al autosostenimiento de las plantas
siderúrgicas urbanas en la producción de acero.
La burguesía mundial y la vieja y nueva burguesía de China aborrecieron de las
comunas atribuyéndoles también la muerte de 30 millones de personas por la "gran
hambruna" que habría asolado al país a fines de los '50; mito impugnado por infinidad
de testimonios presenciales e investigaciones académicas 17, y que trasluce el desvelo
de esa clase frente a la significación profunda de las transformaciones sociales y
económicas que se operaban en la China socialista. Notables testigos in situ estimaron
que, muy por el contrario, al cabo de tres duros años de desastres naturales sin
precedentes (1959-1962) las comunas permitieron salvar millones de vidas, tanto por
las obras de infraestructura realizadas que contribuyeron a frenar o revertir las grandes
sequías e inundaciones como por las múltiples formas de ayuda mutua y de
canalización masiva de la ayuda estatal a las grandes áreas afectadas 18.
A la vez, ese tipo de desarrollo tuvo lugar en medio de una aguda lucha de líneas y, en
esencia, de clases. Miembros dirigentes del Partido y del Estado se opusieron a esas
experiencias y, donde tenían poder, las frenaron o revirtieron: disolvieron comunas
populares, cerraron talleres y fábricas considerando un derroche de recursos que gente
del campo se pusiera a hacer industria y que la gente de las ciudades se dedicara a
hacer agricultura. Y esto agravado por el esfuerzo nacional y los recursos que debieron
volcarse a superar el tremendo golpe que significó en 1960 el sorpresivo cese de los
contratos y retiro de los especialistas soviéticos con que Jruschov quiso doblegar la
voluntad de independencia de la dirección del PCCh; se paralizaron en un mes 300
grandes empresas y construcciones en todo el país en las que 1.300 ingenieros y
técnicos trabajaban en diseño de planos, provisión y montaje de equipos.
17
Ver entre otros: Cormac Ó Gráda y su revisión del libro Mao’s Great Famine: The History of China’s
Most Devastating Catastrophe 1958-1962 de Frank Dikötter (2010); Anna L. Strong: The rise of the
Chinese People's Communes - And Six Years After (1964); Han Dongping: The Great Leap Famine, the
Cultural Revolution and Post Mao Rural Reform: The Lessons of Rural Development in Contemporary
China (2003); Joseph Ball: "Did Mao Really Kill Millions in the Great Leap Forward?" (2006); además de
diversas obras de Pao-yu Ching, Raymond Lotta, etc.
18
Anna L. Strong: The rise of the Chinese People's Communes... (op. cit.). Esta periodista y escritora
estadounidense visitó China numerosas veces; en 1964 recorrió extensamente brigadas y comunas en
la provincia sudoriental de Kwangtung (Guangdong).
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 14
estos últimos constituyeron una cooperativa que creció hasta sumar unas 12.000
personas.
Eliminado el latifundio por la reforma agraria y ya dueños de la tierra, los campesinos de
la cooperativa vencieron condiciones geográficas tremendas y trabajaron masivamente
muchas horas por día bajo la helada construyendo canales de riego −para impedir las
repetidas inundaciones y sequías− y terrazas en las laderas del terreno montañoso,
tornando posible el trabajo con tractores. Impulsados por el PCCh local combatieron la
idea de calcular cuánto ganarían e innovaron en el sistema de "puntaje por trabajo" para
distribuir los ingresos colectivos, acercándolo a una distribución basada en las
necesidades diferentes de las distintas familias. Durante años continuaron utilizando los
inviernos para "remodelar" 7 barrancas y 8 cumbres. El trabajo colectivo cambió por
completo el paisaje: una gran área montañosa fue convertida en terrazas cultivables,
con desagües para evitar los anegamientos y pozos para retener las fugas de agua. Así
se convirtió lo que era prácticamente un páramo en tierras fértiles −vale la pena ver las
fotografías con las impresionantes transformaciones de Tachai a principios de los '70−,
y se abrió el camino a la mecanización. En dos décadas y mediante la integración y
planificación, el aterrazamiento, el riego y la producción por la propia comuna de
distintos tipos de fertilizantes adecuados a los distintos tipos de suelos, la producción
del distrito se cuadruplicó.
La Conferencia Nacional de 1975 sobre Aprender de Tachai en la Agricultura, con su
llamado a generalizar el "espíritu de Tachai", salió al cruce de la intensa lucha de los
campesinos más acomodados que se aferraban a la propiedad y el trabajo privados y
resistían la colectivización. Estos a la vez convergían con un sector de altos integrantes
de la dirección partidaria liderado por Liu Shaochi y Deng Xiaoping, que promovía el
mantenimiento de las parcelas individuales, el trabajo familiar y los "estímulos
materiales" como incentivo a la producción y, con ello, la inevitable acentuación de las
diferencias sociales en el campo. De hecho, y pese a los impresionantes resultados de
Tachai, sólo unos 300 de los 2.000 municipios rurales siguieron el ejemplo, probando
que la transformación socialista de la sociedad es mucho más que una cuestión
económica y que sólo "la política al mando" (es decir la primacía de los objetivos de
transformación político-social) lograría −como logró en Tachai hasta su disolución− unir
a los campesinos en la transformación de la naturaleza y de sí mismos para materializar
no sólo los proyectos productivos y de infraestructura sino la unidad y coordinación aún
mayor que requiere la integración de la industria y la agricultura a gran escala para, por
ejemplo, la provisión de cemento para la construcción de los retenes y pozos, canales
de riego, edificios, y para la adquisición de tractores, excavadoras, cosechadoras, etc. 19.
Tras 25 años de revolucionarización social, muchas comunas seguían priorizando (y la
corriente de Liu Shaochi promoviendo) que los campesinos se volcaran a
emprendimientos que reportarían más dinero −aún en detrimento de las necesidades
del Estado y de la propia comuna− como realizar trabajos colaterales no agrícolas,
buscar trabajo en las ciudades para enviar dinero a las familias, etc. y estimulaban la
pervivencia de ideas tradicionales como la de enriquecerse rápidamente o especular
con los precios.
El umbral de los años '60 −en pleno desarrollo del GSA− fue un período crítico. Liu
Shaochi, presidente del país y cabeza de los "seguidores del camino capitalista" dentro
de la dirección del PCCh, abogaba por una serie de principios conocidos como san-zi-yi-
bao (expansión de los cultivos para uso y venta privada; mercados libres para los
productos agrarios; estímulo a las pequeñas empresas privadas individuales o familiares
y libre contratación de trabajadores; utilización del trabajo asalariado; libertad de compra
y venta de la tierra). Tachai ejemplificó el camino opuesto, el de profundizar la propiedad
19
Sheldon Weeks: "Learn from Dazhai". Society for Anglo-Chinese Understanding (SACU), 2006.
http://www.sacu.org/learntachai.html
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 15
20
Son muy numerosos. A las ya mencionadas Joan Robinson, y Anna L. Strong podría agregarse William
Hinton: Fanshen. A Documentary of Revolution in a Chinese Village (1966); Jan Myrdal: Una aldea de la
China Popular (1969) y China: la revolución continúa (1972); Jean Daubier: A History of the Chinese
Cultural Revolution (1971); Marc Menguy: La economía de la China Popular (1968); Jan Deleyne: La
economía china (1972); Stephen Endicott: Red Earth: Revolution in a Sichuan Village (1988), etc.
21
J. Deleyne, ob. cit., pp. 31-33.
22
Hermann van der Wee: Prosperidad y crisis. Reconstrucción, crecimiento y cambio, 1945–1980.
Crítica, Barcelona (1986).
23
"Relación entre la agricultura, la industria liviana y la industria pesada... Peking Review Nº 34, 25-08-
1972.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 17
primeros años revolucionarios y que, pese a ser todavía China un país eminentemente
agrícola y campesino, impulsaba unilateralmente el desarrollo de la industria pesada a
expensas de la agricultura.
En 1960 debió practicarse un "reajuste" económico entre distintas ramas industriales y
entre la industria y la agricultura, asentado además en la necesidad de contrarrestar los
dramáticos efectos del corte de la colaboración soviética, especialmente en grandes
plantas todavía en proceso de instalación como la acería de Anshan y la gran usina
eléctrica de la Garganta Sanmen sobre el Yangtsé 24. También tuvo carácter de
campaña de masas. En 1963 y a partir del "reajuste", sólo la acería de Anshan con sus
1.300 obreros produjo 126 nuevos tipos de acero laminado. En el mismo año, bajo la
consigna de "Alcanzar a Shanghai", 22.000 obreros especializados de distintas
industrias fueron enviados por sus empresas y municipios a esa ciudad para estudiar los
métodos avanzados que allí se aplicaban en acero, construcción de máquinas, equipos
eléctricos, productos químicos, textiles e industrias livianas; sus colegas de Shanghai
los instruyeron durante varios días en las nuevas técnicas mientras, paralelamente,
6.000 miembros del personal jerárquico de 700 fábricas de esa ciudad eran enviados en
equipos de aprendizaje a Pekín, Tientsin, Shenyang y Cantón (un método de
capacitación masiva, como dijimos anteriormente, impensable en cualquier país
capitalista). A fines de 1963 China proyectaba y construía minas de carbón, combinados
de hierro y acero con una capacidad de procesamiento de 1,5 millones de toneladas,
usinas eléctricas y fábricas de máquinas-herramientas 25. En esos 3 años la producción
petrolera aumentó un 50% anual y China se tornó prácticamente autosuficiente tanto en
crudo como en derivados; la producción de fertilizantes químicos se multiplicó por 3, y la
de insecticidas por 9.
Es conocido, además, el celo con que la dirección maoísta se guardó de contraer
deudas en el extranjero, comportamiento que contrastaba con el de casi todos los
países pobres y "en vías de desarrollo" de entonces, que basaban sus planes y
proyectos industrializadores en préstamos de los países ricos y de las instituciones
financieras internacionales 26. En 1975 China no tenía deudas internas ni externas27: el
financiamiento de su economía dependía completamente de la acumulación en las
empresas socialistas, del comercio exterior y de los excedentes presupuestarios de
algunas provincias. El entusiasmo de los productores directos, ahora dueños de sus
medios y condiciones productivas, permitió crear una gran masa de riqueza. Bajo la
consigna de "Calidad, cantidad, rapidez y economía" −que resumía el carácter
contradictorio propio de la construcción económica socialista− se llevaron a cabo
campañas de masas en las empresas estatales para aumentar la producción y
economizar gastos con el fin de acumular fondos. La China de entonces no tenía
empresas a las que instara a "tornarse globales" en el extranjero, de modo que no
extraía recursos ni ganancias de otros países. El financiamiento de los gastos
nacionales de defensa, administración, educación superior, grandes proyectos de
inversión, subvenciones a regiones pobres y ayuda a países del tercer mundo provenía
de fuentes internas.
En plena Revolución Cultural, la economista Joan Robinson refutaba con el ejemplo de
China la tesis del economista Kenneth Galbraith −ex embajador en la India− sobre la
"inevitabilidad" del atraso de las sociedades campesinas sumidas en la pobreza, la
superpoblación y la carencia de tierra, capitales y educación:
"Los profetas del capitalismo moderno no quieren admitir, incluso para sí mismos,
que ese horrible escenario no es inevitable, que existe una demostración en
24
Anna L. Strong: The Rise of the Chinese People's Communes...
25
Ibíd.
26
Hermann van der Wee: Prosperidad y crisis..., p. 204.
27
New China's First Quarter-Century. Foreign Languages Press, Peking, 1975.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 18
marcha en el mundo de que una sociedad campesina pobre puede desarrollar sus
tierras, educarse, dominar la tecnología y ponerse a la par del mundo
occidental" 28.
28
Joan Robinson: "Chinese Economic Policy". Far East Reporter, sin fecha (aprox. 1972).
29
J. Deleyne: ob. cit., pp. 157-8.
30
Zhang Zhihong: "Rural Industrialization in China: From Backyard Furnaces to Township and Village
Enterprises". East Asia: An International Quarterly, 22-09-1999.
http://link.springer.com/article/10.1007%2Fs12140-999-0023-y?LI=true
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 19
poner al mando la política; fortalecer la dirección del Partido; desarrollar a gran escala
los movimientos de masas; promover la participación de los cuadros en el trabajo
manual productivo y la de los obreros en la gestión de la fábrica; transformar los
reglamentos y sistemas irrazonables y anticuados; cooperación estrecha entre obreros,
cuadros dirigentes y técnicos; y promover enérgicamente las innovaciones técnicas. La
Carta de Anshan se formuló en oposición no sólo a las modalidades soviéticas en la
gestión de las fábricas −resumidas en la Carta del Combinado de Hierro y Acero de
Magnitogorsk−, sino también al programa economicista de Liu Shaochi de instituir
"reformas" de tipo capitalista como el contrato de trabajo temporario en favor de las
empresas estatales "contratantes" y en perjuicio de los trabajadores ya que, al decir de
Deng Xiaoping, no importaba "que el gato sea blanco o negro, lo importante es que
cace ratones". En marzo de 1960 Mao llamó públicamente a que esas normas fueran
tomadas como directrices para el manejo de las empresas estatales, y las llamó Carta
de Anshan.
Los principios de Anshan dieron un paso significativo en la revolucionarización del
proceso de trabajo en las empresas operadas por el Estado socialista chino, y fueron el
motor político y organizativo de otras grandes empresas. Además del complejo petrolero
de Taching −que veremos a continuación−, un ejemplo fue el Astillero Hongqi de 10.000
obreros en Dalian, provincia de Liaoning. En lo que en 1949 era una pequeña dársena
de reparación, en 1976 se construyó un buque petrolero de 24.000 toneladas y era ya
uno de los mayores centros chinos de construcción de grandes naves marítimas. Desde
el GSA se habían construido 27 buques transoceánicos de diseño propio −25 de ellos
durante la Revolución Cultural−, además de la primera sonda petrolera flotante de China
y motores marinos Diesel de 10.000 HP de alta calidad.
El "gran salto" operado en la producción naviera en los 27 años de revolución volvía a
confirmar que "la sustitución del trabajo esclavizado por el trabajo para sí" era "el
cambio más grande que conoce la historia de la humanidad" 31. Los edificios, maquinaria
y equipos de la fábrica eran bienes del Estado; desde 1949 y a iniciativa de los propios
obreros de la empresa se habían construido o ampliado 17 talleres. La producción y
administración de la empresa no se regía por la obtención de ganancia sino por las
metas de desarrollo planificado y equilibrado del plan estatal nacional. El plan del
astillero era discutido por los trabajadores que, como dueños de la empresa,
determinaban la producción según la norma de "cantidad, calidad, rapidez y economía".
Así adecuaron la capacidad productiva del astillero, limitada inicialmente a la fabricación
de barcos de 15.000 toneladas, a la construcción del Daqing 61, de 24.000. Luego, en
12 meses se completaron el Daqing 62 y el Daqing 63, de igual tonelaje, todos a pedido
de los departamentos de transporte marítimo del Estado. Los fondos para la producción,
igual que los laminados de acero y maquinarias, provenían del plan estatal. También el
Estado proveía una suma equivalente al 11% del monto salarial como fondo de
bienestar para los obreros y empleados, y que el astillero destinaba a gastos de
salubridad, atención médica gratuita, vivienda de los obreros, etc.32
Todo esto lo hicieron obreros que ya no eran asalariados ni "contratados", sino que
recibían una asignación de la empresa estatal de la que eran dueños y que ellos
mismos gestionaban. Una empresa que, por no poner "la ganancia al mando", no se
dedicaba a producir lo que rendía mayores utilidades sino a cumplir los objetivos fijados
por los obreros, cuadros y técnicos de la empresa en base al plan estatal. Las
"ganancias" obtenidas −que ahora se convertían en acumulación socialista y "propiedad
de todo el pueblo"− aumentaban los propios recursos de la empresa para salarios,
bienestar y reinversión a través de los fondos entregados al Estado. Estos principios,
31
Lenin: "¿Cómo debe organizarse la emulación?", escrito en diciembre de 1917, publicado en enero de
1919.
32
Pekín Informa 17, 28-04-1976.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 20
33
La "línea básica" (que constituiría el núcleo del aporte maoísta bajo el nombre de "Teoría de la
continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado") señala que: "La sociedad socialista
cubre un período histórico considerablemente largo. En el período histórico del socialismo todavía hay
clases, contradicciones de clase y lucha de clases, existe la lucha entre el camino socialista y el camino
capitalista, y existe el peligro de restauración capitalista... Debemos comprender y manejar
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 22
Dos líneas, dos caminos, dos clases... y dos sentidos opuestos del
"crecimiento" económico
La extraordinaria "productividad" de los petroleros de Taching −como de los
trabajadores de Anshan, Tachai y otros grandes centros industriales y rurales− fue
producto no de los refinados métodos capitalistas de explotación del trabajo como el
cronómetro taylorista o el "five dollars day" fordista, sino precisamente de ese
involucramiento, es decir de la profunda conciencia que alcanzaron como dueños de la
riqueza social y de los medios con que la producían. Y conciencia, también, de la
dramática dimensión de lo que estaba en juego en las luchas políticas e ideológicas que
estremecieron a China particularmente durante el Gran Salto y la Revolución Cultural.
La historia volvió a mostrar (ya lo había hecho en la URSS) que, tras la victoria de la
Revolución en 1949, en la dirección del partido dirigente en China había dos
perspectivas ideológicas diametralmente opuestas. Para Mao y sus partidarios el 1º de
octubre del '49 había apenas culminado la etapa democrático-popular de la revolución;
desde allí, ininterrumpidamente, bajo la dirección de la clase obrera y del Partido y en
base a la alianza con el campesinado pobre, la etapa socialista que se iniciaba debía
culminar −en condiciones internacionales favorables− en la sociedad sin clases, el
comunismo. Todas las transformaciones económicas y sociales, con mayor o menor
gradualidad y superando la falta de precedentes históricos de los cuales aprender,
debían apuntar en esa dirección. Tarea gigantesca, pero basada en la firme creencia de
que las masas populares, una vez liberadas de la opresión, destrabarían su enorme
potencial para construir una China independiente y una economía moderna y al servicio
de las mayorías trabajadoras.
Las divergencias con la corriente de Liu Shaochi, Deng Xiaoping, Peng Tehuai y otros
existieron desde el inicio. Liu y sus seguidores creían que las "fuerzas productivas" de
China se desarrollarían más velozmente con relaciones capitalistas (aunque llamaban
"socialista" a su programa). Insistían en introducir, en las empresas industriales del
Estado, la contratación temporaria y los "incentivos materiales". El lanzamiento del GSA
en 1958 vino a interrumpir esas "reformas" que se impulsaban desde puestos claves del
Partido, del Estado y de los aparatos propagandísticos y culturales. A principios de los
'60 y ya en ejercicio de la presidencia del país, Liu promovió la adopción de un "sistema
correctamente las contradicciones de clase y la lucha de clases, distinguir las contradicciones entre
nosotros y el enemigo de aquéllas en el seno del pueblo, y manejarlas correctamente. De lo contrario,
un país socialista como el nuestro se convertirá en su opuesto y degenerará, y se producirá una
restauración capitalista. ...Debemos recordar esto cada mes y cada día para que podamos mantener
una relativa comprensión de este problema y tener una línea marxista-leninista".
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 23
gobierno desde fines de los '50 y que finalmente instituyeron tras el fin de la Revolución
Cultural abriendo paso a la restauración del capitalismo.
No sorprende, entonces, que desde el inicio mismo de sus Reformas, Deng Xiaoping y
sus partidarios denostaran los movimientos de masas en general y la Revolución
Cultural en particular. La nueva dirección del PCCh atacó como "utopismo" el GSA, la
formación de las comunas y de las fábricas rurales, la generalización de la propiedad
estatal de las grandes industrias y el sistema de empleo permanente en las empresas
estatales.
Ni sorprende que la burguesía monopolista hoy dueña de China se atribuya el mérito del
"crecimiento económico" y la "modernización" echando un manto de olvido sobre la
Revolución que destruyó las bases semifeudales y semicoloniales de China y sobre las
gigantescas realizaciones económicas del socialismo que durante tres décadas
asentaron los fundamentos de ese crecimiento y modernización.
Las interpretaciones burguesas vulgares −tanto contemporáneas como posteriores− de
las gigantescas realizaciones productivas, sociales y tecnológicas de la China socialista
suelen basarse en lugares comunes tales como el "uso intensivo de mano de obra"
derivado de las características demográficas de China, etc. (aunque también existían en
la India...), sin mencionar, ni investigar, ni comprender, ni aspirar a develar, las
motivaciones profundas que movieron a masas de millones de trabajadores a hacer
esfuerzos gigantescos por "empeñarse en la revolución y promover la producción", en
campañas masivas y basadas no en la búsqueda del beneficio personal sino en la
conciencia revolucionaria y en la voluntariedad.
En la visión del mundo de los intelectuales y políticos de la burguesía no entraba, ni
siquiera como horizonte, la inmensidad del salto en el desarrollo de las fuerzas
productivas que conlleva la eliminación de las relaciones de explotación y opresión que
las obstaculizan: el salto cuyo horizonte ya veía Mao cuando, en vísperas del triunfo
revolucionario de octubre de 1949, rebatía los prejuicios del secretario de Estado
norteamericano Dean Acheson, para quien la Revolución China estaba condenada al
fracaso porque una población de 475 millones de habitantes constituía "una presión
insoportable" y, puesto que los chinos carecían de "espíritu emprendedor", para
desarrollar a China debían de hecho aceptar convertirse en colonia de los Estados
Unidos 34. Mao ridiculizó esa concepción en su escrito, y las masas obreras y
campesinas de China lo hicieron en la práctica, en un país donde las mayorías habían
conquistado el poder político y donde ahora eran suyas las tierras y las fábricas.
Eso, desde luego, hoy ya no existe. Al igual que entre los '50 y '60 en la URSS, a fines
de los '70 también en China el socialismo experimentó una dura derrota. Tras la
desaparición de Mao, el logro de la hegemonía partidaria y estatal por los “seguidores
del camino capitalista” encabezados por Deng Xiaoping dentro de la dirección del PCCh
abrió paso a la restauración del capitalismo. Cambió la naturaleza social de China y, en
primer lugar, la de su partido dirigente. China dejó de ser un país socialista. La base del
crecimiento y del poderío de la nueva burguesía dominante volvió a ser la explotación y
opresión de cientos de millones de obreros y campesinos, y sigue siéndolo hoy.
La Revolución Cultural Proletaria demoró una década la restauración capitalista, pero
ésta finalmente se impuso. Una burguesía monopolista de nuevo tipo se apropió del
Estado, y desde allí también de las tierras y de las fábricas. El trabajo humano volvió a
ser convertido en mercancía. Gran tragedia histórica para 1.000 millones de obreros,
campesinos y trabajadores en general. China cambió de color.
Ciertamente el crecimiento económico de China desde la restauración capitalista de
Deng Xiaoping −medido, como suelen hacerlo los economistas y sociólogos vulgares,
34
Mao Tsetung: "La bancarrota de la concepción idealista de la historia", 16 de setiembre de 1949.
Rubén Laufer (2018). "Así lo hicieron los chinos..." 25