Solicitud Cautelar CIDH-MCM
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I
DE LA LEGITIMACION DE LA PETICIONARIA PARA INTERPONER LA
PRESENTE SOLICITUD CAUTELAR
1.- El artículo 8 de la Carta Democrática Interamericana reconoce a las personas
o grupos de personas, el derecho a peticionar y denunciar ante el sistema
interamericano de promoción y protección de los derechos humanos, derecho éste
que autoriza a una interpretación amplia de la legitimación activa, a efectos de la
interposición de solicitudes preventivas o tutelares (medidas cautelares) ante el
riesgo de daño o amenazas inminentes a DDHH, individuales o colectivos.
2.- Siendo quien suscribe, una persona que he dedicado más de veinte años de
mi vida a la defensa y promoción del libre ejercicio de los derechos políticos de los
ciudadanos venezolanos, al rescate de la institucionalidad republicana y al
restablecimiento, tanto de un sistema justicia independiente y de un gobierno
democrático para Venezuela, que garanticen y respeten la permanencia de los
derechos humanos de todos los ciudadanos; lo cual lo he hecho, no solo desde la
esfera privada, creando, fomentando y siendo parte activa de organizaciones de
la sociedad civil dedicadas a la defensa del ciudadano, especialmente de sus
derechos políticos fundamentales; sino también, asumiendo responsabilidades
públicas derivadas del ejercicio de un cargo legislativo de representación nacional
(2010-2014), como resultado de mi participación como actor político en
representación uninominal de un estado venezolano (Circuito N.º 2 del Estado
Miranda, del año 2010 al 2014); lo cual me permitió obtener un importante apoyo
social que hizo posible que luego, junto a otros líderes sociales, creáramos la
organización política “Vente Venezuela”; me encuentro plenamente habilitada por
el precitado artículo 8, para denunciar hechos y solicitar medidas preventivas o
tutelares, ante el SIDH, en defensa de los derechos individuales, colectivos y
difusos de todos los ciudadanos venezolanos que se encuentran fuera del territorio
de la República Bolivariana de Venezuela.
II
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ANTECEDENTES Y CONTEXTO POLÍTICO EN QUE SE PLANTEA LA
SOLICITUD CAUTELAR
a) Las Causas
1.- Cifras actualizadas de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR https://eacnur.org/es/ ) y de la Plataforma de Coordinación Interagencial
para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V https://www.r4v.info/ ), señalan
que actualmente existen más de seis millones ochocientos mil (6.800.000)
migrantes y refugiados de nacionalidad venezolana, que se han visto forzados
a huir de su patria, convirtiéndose así, en el éxodo más grande que ha tenido la
humanidad en la época moderna, superando al de Siria y Ucrania, países estos
en los que, a diferencia de Venezuela, existen conflictos armados convencionales
y guerras, así declaradas formalmente por la comunidad internacional.
2.- Las causas de esta emigración o huida masiva de casi un cuarto de la
población venezolana (tomando como base las proyecciones del último censo
efectuado en el país), fueron pública y claramente diagnosticadas, por la
Organización de Estados Americanos (OEA) en su Informe de Junio 2021, (La
Crisis de Migrantes y Refugiados Venezolanos,
https://www.oas.org/fpdb/press/Crisis-Overview-ESP.pdf ), en cinco (5) razones
fundamentales, a saber: 1) Emergencia humanitaria compleja, reflejada en la
existencia de “9.3 millones de personas, un tercio de la población que sufren
inseguridad alimentaria moderada o grave y que necesitan asistencia”, lo cual fue
debidamente corroborado por el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, al
tiempo del Informe; 2) Graves violaciones cometidas por el régimen a los
derechos humanos de los venezolanos, sustentadas en “dieciocho mil noventa
y tres (18.093) ejecuciones extrajudiciales realizadas por fuerzas de seguridad del
Estado o colectivos desde 2014”, según cifras aportadas por las investigaciones
de la Secretaría General de la OEA; y la constatación hecha por la Misión
Internacional Independiente de la ONU de determinación de los hechos sobre
Venezuela, de que “Las autoridades y fuerzas de seguridad venezolanas
planificaron y ejecutaron desde 2014 graves violaciones a los derechos humanos,
algunas de las cuales constituyen crímenes de lesa humanidad”, lo cual motivó a
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que se produjera un Informe de la ONU donde se acusó al “gobierno de Nicolás
Maduro de crímenes de lesa humanidad”; 3) Violencia Generalizada,
exponiendo datos corroborados donde se señaló que “Caracas es la ciudad más
violenta de Sudamérica. Un total de 366.000 personas fueron asesinadas entre
1999 y 2020” (soportado por estudios de campo de la ONG Observatorio
Venezolano de la Violencia) y que “Venezuela es el país menos pacífico de la
región y está entre los 15 países menos pacíficos del mundo” (según la ONG
“Global Peace Index 2020”); 4) El Colapso de los Servicios Públicos,
sustentado en informaciones constatadas que demostraron que “el año 2020
se registraron 57.719 apagones en todo el país” (según Comité de Víctimas de
Apagones), y “El 92% de los hogares en Venezuela no recibió agua de manera
continua”, en ese periodo (Cedice, Monitoreo de Servicios); y por último, 5) El no
menos negativo “Colapso Económico”, que hizo de Venezuela “el país con la
inflación más alta del mundo (6.500%)”, según datos del Fondo Monetario
Internacional) y con “la economía más miserable del mundo por sexto año
consecutivo (según el Índice de Miseria Bloomberg, 2020). En este triste y
demoledor informe, la OEA entre otras conclusiones afirmó en junio del 2021 que
“de no haber una solución política, económica y social a corto plazo, se estima
que podría haber más refugiados venezolanos que sirios”. Pues bien, tal como lo
afirmamos -ut supra- en el aparte “1” de este escrito, la fatal proyección de los
técnicos de la OEA, se cumplió. Quedará para la historia, como triste emblema de
este drama humano vivido por la nación venezolana, la mención que en su
oportunidad verbalmente dijo una representante de esta misma Comisión
Interamericana, la Señora María Claudia Pulido, a la fecha secretaria ejecutiva
adjunta de este honorable órgano, que la razón para huir de Venezuela, fue para
muchos ciudadanos “no morir o no ver morir a sus seres queridos de hambre,
incluso por falta de tratamiento médico”,
(https://www.elperiodico.com/es/internacional/20180906/venezolanos-han-
emigrado-morir-hambre-cidh-7020503 ) .
2.- La conclusión lógica que se desprende de los informes técnicos que tratan de
explicar las razones del masivo éxodo venezolano, no es otra que afirmar que las
condiciones sociales, económicas, políticas y hasta sanitarias, creadas por el
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régimen autocrático que encabeza en Venezuela Nicolás Maduro, son las que
intencionalmente han expulsado a millones de venezolanos de su país de origen
y separado a miles de familias. Esto lo hizo, abandonando la prestación de
servicios públicos tan elementales como el agua y la electricidad entre otros; lo
hizo, sometiendo a la población al hambre y a la enfermedad, cuando nada hizo
por detener la espantosa inflación que carcomió los ingresos familiares; así como
tampoco atendiendo las graves carencias funcionales y estructurales de la salud
pública.
3.- Reconocemos que existe un creciente consenso internacional en entender que,
la solución a la crisis política venezolana pasa, entre otras acciones, por instar a
la ejecución de salidas electorales; pero creemos que ese entendimiento,
moralmente está obligado a valorar, objetivamente, la absoluta inexistencia de
condiciones institucionales que en el país garantizan mínimamente la realización
de actos electorales con legitimidad política y validez jurídica, según los
estándares mínimos establecidos inveteradamente asumidos por la comunidad
internacional, para considerar a un acto electoral como esencialmente
democrático, mientras el régimen de Nicolás Maduro permanezca en el poder.
4.- Lo afirmado demuestra que, como bien se ha dicho en múltiples oportunidades,
no habrá elecciones justas, mientras no exista libertad plena para los ciudadanos,
y eso no será posible, mientras el régimen que encabeza Nicolás Maduro se
mantenga en el poder y participe como actor político en algún proceso electoral.
5.- La comunidad internacional que estima conveniente se lleven a cabo
negociaciones, acercamiento o diálogos con el oficialismo, para la realización de
elecciones en las que compita un representante del régimen, como parte de la
solución a la crisis que se vive en el país; está obligada a valorar que en
Venezuela, por consecuencia del sistema político-delictual que se ha extendido
por más de veintitrés años; que ha sido declarado forajido por la justicia
internacional; y que se ha mantenido en constante rebeldía de cumplir las
reiteradas recomendaciones y fallos que en protección a los derechos humanos
ha dictado este mismo sistema interamericano de justicia, al cual acudimos hoy;
decidiendo en vez de acatarlo, denunciarlo y abandonarlo; no es posible arribar a
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un evento electoral libre y justo, que respete la voluntad del soberano, donde
participe, directa o indirectamente, el mismo régimen causante de la crisis.
6.- En el mismo orden, la comunidad internacional democrática que percibe la vía
electoral como la única forma para arribar a soluciones pacíficas que resuelvan el
drama que expulsó del país a 6,8 millones de venezolanos debe moralmente tener
presente que el régimen autocrático que creó esta crisis humanitaria tiene a sus
máximas figuras, civiles y militares -comenzando por quien hoy funge de
Presidente de la República- actualmente como sujetos de investigación formal por
la Fiscalía de la Corte Penal Internacional, por la supuesta comisión de delitos de
lesa humanidad contra la población venezolana, entre los que figuran el asesinato,
la tortura y la persecución de grupos de civiles por motivos políticos; después de
haber sido, inéditamente denunciado entre cientos de víctimas, por seis (6)
Presidentes de estados americanos (Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Perú
y Canadá).
7.- Como resultado, podemos afirmar que, es un hecho que, para resguardar su
permanencia autocrática en el poder, el régimen ha penetrado y en consecuencia,
cooptado todas las instituciones llamadas constitucionalmente a controlar y limitar
el poder, a su conveniencia, especialmente aquellas que forman parte de la
estructura del poder electoral, lo que nos permite concluir que, en Venezuela, no
existe justicia, no hay Estado de Derecho, y por tanto, no existen reales
condiciones para alcanzar en eventos concertados con la participación del
régimen y sus estructuras de poder, un clima institucional favorable para construir
un espacio de acuerdo y entendimiento orientados a facilitar el voto.
8.- En vista de lo anterior, surge como conclusión inevitable que, para poder
recuperar la confianza de los electores en el voto y en los procesos electorales,
en medio de un situación tan irregular como la que domina el régimen que
encabeza Nicolás Maduro, la sociedad civil debe obligatoriamente abrir -tutelada
por las organizaciones internacionales- especialmente aquellas que como la
presente resguarden el respeto de los derechos humanos, vías institucionales
distintas a las convencionales, que garanticen altos niveles de legitimidad sin la
participación directa o indirecta de las estructuras corrompidas del oficialismo.
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9.- Es por todo lo anterior, siendo que, la condición de migrantes y refugiados de
los millones de venezolanos que se han visto forzados a emprender su vida en el
extranjero, se ha traducido en la práctica, en pérdida de sus derechos humanos
de naturaleza política, de participación en los asuntos de Venezuela; en nombre
de ellos, asumiendo su representación en base a los interés difusos y colectivos
que de ellos dimana, acudo a esta digna instancia internacional a su solicitar, el
reconocimiento formal del derecho político de los venezolanos ubicados en
el exterior, para que puedan participar mediante sufragio, consultas, o
acciones proselitistas de cualquier tipo, en actos y hechos que guarden
relación con el destino de la nación venezolana y con la suficiente autoridad
de tal forma que, gocen de validez internacional sus decisiones.
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venezolanos, que aproximadamente se encuentran en el exterior, no solo puedan
sufragar en futuros eventos electorales nacionales, sino que adicionalmente,
impiden que participen en las consultas sobre el destino político de la nación. El
CNE venezolano al respecto, ha evidenciado un silencio absoluto, frente a las
ostensibles y evidentes quejas por las limitaciones que impiden la materialización
de este derecho político humano.
4.- La normativa legal venezolana que regula los procesos electorales condiciona
el voto de los venezolanos ubicados en el exterior a la exigencia de demostrar su
estatus regular de residencia en otro país. Esta restricción normativa es además
de inconstitucional y exorbitante del derecho común electoral, absolutamente
excepcional comparativamente con el marco regulatorio existente en todos los
demás países de la región, en los que, por cierto, se ha asumido la tendencia
universal de abrirle paso sin ningún tipo de cortapisa al voto y a la participación
política de sus nacionales en el exterior. Creemos que tiene que existir el voto para
los venezolanos independientemente del estatus legal que tengan en otro país.
5.- Según la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPE), las personas
venezolanas en el extranjero deben tener estatus regular en el país de residencia.
Esto es contrario a la Constitución, ya que todos los venezolanos que hayan
cumplido la mayoría de edad y no estén sujetos a interdicción o inhabilitación
política, tienen derecho a votar, indistintamente de su lugar de residencia.
6.- La Constitución de Venezuela establece el derecho al voto para todos los
ciudadanos mayores de 18 años, sin embargo, para los venezolanos en el exterior
la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE) establece un requisito
inexistente en el texto constitucional referido a “una legalidad de permanencia” en
el país de acogida. En concreto, el artículo 124 de la mencionada ley, señala que
“solo podrán sufragar en el exterior los electores y electoras que posean
residencia o cualquier otro régimen que denote legalidad de permanencia fuera
de Venezuela”.
7.- Por su parte, el artículo 26 del reglamento de la LOPRE, contempla que los
electores venezolanos que se encuentren “legalmente residenciados” en el
extranjero podrán actualizar sus datos a través de la “representación diplomática
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ubicada en el país de residencia”. De acuerdo con la aplicación que se hiciera de
esta norma, no podrían sufragar aquellos venezolanos en condición de asilados,
refugiados políticos, debido que no pueden inscribirse en el país que los acoge.
8.- La cédula de identidad y el pasaporte de millones de venezolanos que se
encuentran en el exterior, se encuentran vencidos, y, aun así, muchos consulados
y embajadas venezolanas del país de residencia, solicitan documentos originales
y vigentes para la inscripción en el registro electoral (“RE”) o para la actualización
de sus datos.
9.- En algunos consulados y embajadas no realizan los trámites de inscripción y
actualización en el “RE” bajo el argumento de no tener facultades para ello, o por
negársele la posibilidad al estar representado por un agente diplomático del
gobierno interino instalado por decisión de la Asamblea nacional del 2015.
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facilitar a sus expatriados el ejercicio derecho al voto. Sufragar a distancia, con la
organización e implementación de uno de los tantos dispositivos legítimos y
creíbles puestos en marcha en la mayoría de países democráticos, que garantice
la emisión segura del voto, es un derecho que no solo, no colide con ningún
precepto de la Constitución venezolana, sino que adicionalmente, armoniza con
lo expresamente previsto en su artículo 63, que establece que el sufragio es un
derecho “que se ejercerá mediante votaciones libres, universales, directas y
secretas”, siendo un deseo adicional del constituyente que, se garantice el
principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional. Sin
embargo, los funcionarios que conforman el actual poder electoral en Venezuela,
hacen caso omiso de ese derecho.
3.- Desde finales del siglo pasado, el voto extraterritorial ha sido reconocido por
numerosas naciones que han hecho posible el que sus expatriados ejerzan el
derecho a votar o ser votado. Incluso, existen países europeos, como Francia,
Italia y España, que permiten una representación de sus connacionales en el
exterior en sus respectivas Asambleas Nacionales.
4.- Venezuela no cuenta con estructuras que sean capaces de permitir la votación
de la cantidad de ciudadanos que viven fuera del país, algo que históricamente se
ha hecho en las sedes diplomáticas de los países con los cuales la república
mantiene relaciones.
5.- Venezuela tiene sedes diplomáticas en 88 países y en 125 ciudades, esto entre
embajadas y consulados. Esa cantidad es matemáticamente hablando,
insuficiente para registrar e inscribir a una población de al menos 4 millones de
personas potencialmente electores, que hoy se encuentran desamparadas, sin
reconocimiento alguno de su derecho político, en pocas palabras, sin el ejercicio
de parte de su ciudadanía.
6.- Sistemáticamente se ha violentado un derecho humano inalienable inscrito en
la Constitución: el derecho a votar, a elegir y ser elegido para quienes habitan
fuera de nuestro territorio. Los mecanismos para votar desde el exterior están
claramente definidos, pero no se aplican por ser un contrapeso contra el poder
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político. Los venezolanos ubicados en el exterior, son políticamente para el
régimen, ciudadanos de tercera categoría.
7.- Según la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPE), las personas
venezolanas en el extranjero deben tener estatus regular en el país de residencia.
Esto es contrario a la Constitución, ya que según en ella se consagra, todos los
venezolanos que hayan cumplido mayoría de edad, y no estén sujetos a
interdicción o inhabilitación política, tienen derecho a votar, indistintamente de su
lugar de residencia. Además de ser una limitante inconstitucional arbitraria, tienen
que enfrentar largos trámites en donde todas las barreras legales, administrativas
y a veces hasta culturales, limitan acceder a este estatus.
8.- La Constitución de Venezuela establece el derecho al voto para los ciudadanos
mayores de 18 años, sin embargo, para los venezolanos en el exterior la Ley
Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE) se refiere a “una legalidad de
permanencia” en el país de acogida.
9.- Es así como, el artículo 124 de la LOPRE establece que “solo podrán sufragar
en el exterior los electores y electoras que posean residencia o cualquier otro
régimen que denote legalidad de permanencia fuera de Venezuela”.
10.- Por su parte, el artículo 26 del reglamento de la LOPRE, contempla que los
electores venezolanos que se encuentren “legalmente residenciados” en el
extranjero podrán actualizar sus datos a través de la representación diplomática
ubicada en el país de residencia. De acuerdo con la norma, no pueden sufragar
aquellos venezolanos en condición de asilado o refugiado político, debido a que
no pueden inscribirse en el país que los acoge.
11.- La cédula de identidad y el pasaporte de muchas personas venezolanas en
el exterior se encuentran vencidos, pero algunos consulados y embajadas del país
de residencia solicitan documentos originales y vigentes para la inscripción en el
RE o para la actualización de sus datos.
12.- En algunos consulados y embajadas no se realizan trámites de inscripción y
actualización en el RE bajo el argumento de no tener facultades para ello, o por
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negársele la posibilidad al estar representado por un agente diplomático del
gobierno de Juan Guaidó, Presidente Interino de Venezuela.
13.- Existe adicionalmente, un problema derivado del rechazo que tiene el régimen
representado por Nicolás Maduro en gran parte de los países de occidente,
especialmente con Estados Unidos, Ecuador, Brasil y Canadá entre otros de
América, y otros tantos de Europa, con los cuales el régimen no tiene relaciones
diplomáticas y consulares, pues sus legítimos gobiernos se niegan a aceptar la
validez de los eventos electorales que llevaron a Nicolás Maduro al poder, y
además, rechazan la conducta delictual que impulso a seis (6) países americanos
(Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay y Perú) en septiembre del 2018 a
denunciar a Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por la comisión de
crímenes de lesa humanidad que habrían tenido lugar en Venezuela a partir del
12 de febrero de 2014, entre los que se menciona el asesinato, la encarcelación y
privación grave de libertad física, tortura, violación, desaparición forzada de
personas y la persecución a civiles por parte de grupos y colectividades armadas
y violentas, patrocinados por el gobierno, fundada en motivos políticos; esto
además de tener actividades vinculadas al narcotráfico y terrorismo, y esto
precisamente, los países donde está más asentada la diáspora, y tienen los
consulados cerrados
14.- En este sentido, se hace urgente elegir una nueva composición de la
dirigencia opositora, por vías electorales, sin la participación de órganos y
funcionarios ligados al régimen ni al sistema corrupto y criminal que lo sostiene y
representa; que permita trazar una estrategia política ciudadana de lucha social y
política, en todos los frentes internos, nacionales e internacionales, que incluya
soluciones electorales dada la urgencia de acordar una solución electoral a
nuestra tragedia y a las dificultades descritas para facilitar el ejercicio del derecho
a la participación política a la migración venezolana, estimo fundamental recurrir
a los organismos de Naciones Unidas para solicitar su cooperación en garantizar
a nuestros compatriotas el ejercicio de sus derechos políticos.
15.- No existe convicción, disposición ni voluntad para impulsar las reformas que
pudieran barrer los obstáculos que presenta el sistema electoral venezolano para
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viabilizar el ejercicio del derecho del sufragio a los venezolanos migrantes, tales
como, el mandato legal que obliga a usar exclusivamente las sedes diplomáticas
para inscribir a votantes en el extranjero (Ley Orgánica de Procesos Electorales,
art 124; y Reglamento General de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, art.
26); la ausencia de relaciones diplomáticas con algunos de los principales
receptores de migrantes tales como Estados Unidos, Canadá, Ecuador, entre
otros; y el manejo discrecional que se hace en las propias embajadas y
consulados sobre los requisitos mínimos para la inscripción y el voto de los
ciudadanos, genera una gran desconfianza en los electores que los aleja del
hecho electoral.
III
SOBRE EL DERECHO A LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA COMO UN
DERECHO HUMANO Y LA SITUACIÓN POLITICA DE LA REPUBLICA
VENEZOLANA
1.- En el orden interno, los derechos políticos de los venezolanos, está concebido
como un derecho humano fundamental, consagrados a si expresamente el
TÍTULO III DE LOS DERECHOS HUMANOS Y GARANTÍAS, en el capítulo IV,
Título III de nuestra Constitución.
2.- El grado de absoluta perdida institucional ocurrida en nuestro país, hace que
podamos entender que el voto y la participación del venezolano migrante puede
ser un elemento clave en el proceso de reconstrucción nacional, tal como lo fue
en experiencias mundiales comparadas como la de Namibia en 1989 y la
Sudáfrica en 1994. Si se les permite su participación política y se les reconoce su
derecho a decidir, como venezolanos, el destino de su país de origen, estoy
segura que tendrán el estímulo suficiente para asumir un rol activo,
posteriormente, en el proceso de transición política que necesariamente deba
emprenderse en Venezuela, pudiendo llegar a ser particularmente influyentes al
momento de sentir que se les otorga un rol importante en las tomas de decisión
de la política interior de su país de origen.
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3.- En el orden mundial, el fenómeno de internacionalización y universalización de
los derechos fundamentales, el proceso de globalización mundial, y la rápida
expansión que el fenómeno migratorio está teniendo en nuestro continente, al
tiempo que el aumento de la importancia del principio fundamental de la no
discriminación, han puesto en movimiento procesos culturales e institucionales en
muchos estados en este momento, que explican y justifican que el Sistema
Interamericano de Justicia, representado por esta digna Comisión interamericana
de DDHH, atienda esta solicitud y haga posible, mediante de la adopción de
medidas que se dirijan, a manera de exhorto, a las estados democráticos que han
dado acogida, de hecho y de derecho, a los migrantes venezolanos, para que,
asesorados con organismos internacionales con experiencia en la materia
migratoria y electoral (tales como tales como ACNUR y la OIM) y vista la
inexistente institucionalidad democrática que hoy existe en nuestro país, dicte
medidas cautelares de protección dirigidas, no al régimen que hoy ocupa
ilegítimamente el poder, sino a la comunidad internacional receptora del éxodo
del pueblo venezolano, para que le brinden asistencia humanitaria al migrante y
refugiado, y queden así habilitados internacionalmente para actuar, a los fines de
establecer conjuntamente con la sociedad civil organizada venezolana,
mecanismos de participación civil que viabilicen progresivamente los derechos
políticos que tienen todos los ciudadanos que se encuentran en el exterior,
principalmente a votar por una nueva dirigencia que los represente
dignamente y a decidir sobre el futuro político inmediato de Venezuela.
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políticas que representaban en ese momento a las fuerzas políticas opositoras.
En ese fraudulento evento electoral, con una abstención ciudadana de más del
sesenta por ciento (60%) de electores inscritos, se sentaron las bases jurídicas y
políticas en el orden constitucional, para poder afirmar con toda propiedad que,
quienes hoy asumen materialmente las riendas del gobierno nacional y de las
instituciones políticas dependiente de él, usurpan el poder público.
2.- Es así como, llegado el día 10 de enero del año 2019, fecha en que
constitucionalmente, el candidato elegido (entiéndase en un proceso válidamente
efectuado), debía tomar posesión del cargo de Presidente, para el inicio de su
periodo constitucional, tal como reza el artículo 231 de nuestro suprema carta; y
sin embargo, ocurrió que, inéditamente, nuestra nación amaneció sin presidente
constitucional válidamente electo ese día; siendo que, desde esa fecha, Nicolás
Maduro Moros, decidió materialmente instalar un gobierno de facto, por lo que, a
partir de ahí, usurpa la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
3.- Esta grave situación política constitucional, hubo de ser superada, con carácter
transitorio y excepcional, por el parlamento nacional, órgano legislativo, cabeza
de uno de los cinco poderes públicos fundamentales, autorizado y validado,
constitucional y legítimamente, para sumir los destinos políticos de la República,
ante un aparente vacío de poder como el que se planteó por la ausencia de un
presidente válidamente electo. Para tal fin la Asamblea Nacional procedió a dictar
el “Estatuto que rige la Transición a la Democracia para Restablecer la Vigencia
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”, en virtud del cual,
se constituyó un gobierno interino, presidido por el parlamentario Juan Guaidó
Márquez, con el carácter de presidente temporal, mientras se mantuviera la
usurpación de la presidencia por parte de Nicolás Maduro.
4.- Lo cierto es que, a pesar de la considerable fuerza, nacional e internacional,
que tuvo el gobierno transitorio y la innegable legitimidad de origen que lo rodeo y
acompaño al momento de su inicial instauración, su inercia en la toma de
decisiones fundamentales (como por ejemplo impulsar la declaratoria del
mecanismo previsto en el artículo 187. 11 constitucional); su errático proceder
ejecutivo en la búsqueda de apoyos internacionales para el cese de la usurpación;
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y el alto grado de insatisfacción en las expectativas inicialmente creadas; ha
provocado un debilitamiento en su proceder que, aunado a las fuertes críticas no
satisfechas, hechas por la opinión pública nacional, sobre el proceder poco
transparente que ha tenido en la administración y defensa de los activos públicos,
ha generado desconfianza en su proceder.
5.- Es así como, en este momento, no existe autoridad que, en Venezuela, pueda
hacer efectiva, el cumplimento de alguna recomendación hecha por esta instancia:
el régimen de Nicolás Maduro, porque no es legítimo; y el gobierno interino de
Juan Guaidó, porque aun siendo legítimo, carece de fuerza material para
ejecutarlo, en relación a la protección de los derechos políticos de los venezolanos
migrantes ubicados en el exterior.
IV
DE LAS MEDIDAS CAUTELARES SOLICITADAS
En virtud de los hechos antes expuestos, concretamente:
1.- Ante la violación del derecho fundamental y convencional de los venezolanos
al sufragio universal, directo y secreto, y ante el desconocimiento de la voluntad
constituyente que rechazó el Estado Comunal, en referéndum de 2007.
2.- Ante el desamparo en que se encuentran los venezolanos que forzadamente
se han visto obligados a salir del país, perseguidos, expulsados de hecho por la
violencia, hambre, persecución, enfermedad y crisis económica y humanitaria
provocada por la acción y omisión del gobierno o régimen de Nicolás Maduro;
3.- Ante la omisión, inercia y desconocimiento expreso por parte del sistema
electoral venezolano y de sus funcionarios a él adscritos, en realizar las reformas,
que extingan y modifiquen las barreras normativas y administrativas que
establecen requisitos inconstitucionales y obstáculos arbitrarios para el ejercicio
de los derechos políticos de los venezolanos en el extranjero;
4.- Ante la existencia en Venezuela de un gobierno de facto que usurpa
delictualmente la presidencia nacional y ejerce el control material de todo el poder
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público nacional; así como el de un gobierno interino y provisional que por decisión
constitucional del parlamento nacional ocupa desde el año 2018, l presidencia
legítima mientras dure la usurpación del poder, pero sin la fuerza institucional
suficiente para restablecer el orden constitucional vulnerado;
5.- Ante la inexistencia de una política destinada a reconocerle el legítimo y
soberano derecho político a participar, mediante el sufragio y otros medios de
participación:
Es que solicito, muy respetuosamente, de esta Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, que, en uso de sus competencias y atribuciones en defensa
de los derechos humanos de los venezolanos, proceda con la urgencia del caso,
por lo motivos antes explicados a:
PRIMERO: Declarar, existentes y en pleno rigor, los derechos
políticos de los venezolanos que se encuentran como migrantes y
refugiados, involuntaria y forzadamente, fuera del territorio
venezolano, manteniendo en consecuencia incólumes sus derechos de
participar desde el exterior, y mediante la implantación de legítimos y
transparentes mecanismos electorales, en la elección de cargos públicos,
de referendos, de revocatoria de mandato, en iniciativas legislativas,
constitucionales y constituyentes, asambleas de ciudadanos incluso, con
carácter vinculante, entre otros; y en general, sufragar en procesos
electorales, plebiscitarios, de consultas o de cualquier similar naturaleza,
que en relación a la asunción de cargos, mandatos o de temas
desarrollados por quienes ejerzan de hecho o de derecho funciones de
gobierno en Venezuela, se vinculen con aspectos trascendentales que
guarden relación con el destino político, social, económico o de cualquier
otra naturaleza, de la nación venezolana; tal como el que representa, la
escogencia o elección de una nueva dirigencia opositora que formalmente,
en conjunción con los ciudadanos, dentro y fuera del territorio venezolano,
establezca las estrategias políticas para desalojar del poder nacional a
quien lo usurpa desde el día 10 de enero del año 2019; y,
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SEGUNDO: impulsar, mediante exhortos y mandatos dirigidos a los
estados democráticos que concentren la mayor cantidad de venezolanos
migrantes y refugiados, procedan a la adopción, debidamente asesorados
por órganos especializados con experiencia internacional en el tratamiento
de migrantes, refugiados así como en la materia electoral (tales como la
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR); El Centro de Asesoría y Promoción Electoral (CAPEL); o el
equipo electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para
que se dirijan, a manera de exhorto, a las estados democráticos que han
dado acogida, de hecho y de derecho, a los migrantes venezolanos, para
que, procedan a establecer, conjuntamente con la sociedad civil
organizada venezolana, mecanismos de participación civil que viabilicen
progresivamente los derechos políticos que tienen todos los ciudadanos
que se encuentran en el exterior, principalmente a votar por una nueva
dirigencia que los represente dignamente y a decidir sobre el futuro
político inmediato de Venezuela.
A efectos de cualquier notificación, de conformidad con lo previsto en el
Reglamento vigente de esta honorable Comisión, éstas podrán hacerse en las
siguientes direcciones de correo electrónico: mcm@mariacorinamachado.com y
mariacorina@mariacorinamachado.com
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