Respuesta 2 Ciencia Política
Respuesta 2 Ciencia Política
Respuesta 2 Ciencia Política
Pasquino
1) ¿Qué significa que el objetivo de la participación política es ejercer influencia sobre
quienes toman decisiones? ¿Por qué votar no es suficiente en términos de
participación política?
La actividad política se caracteriza por las relaciones que se van dando de manera
frecuente, con modos e intensidades diferentes entre individuos, grupos,
asociaciones e instituciones. Estos vínculos que se dan a través de estas actividades
son definidos como “Participación Política”.
Una definición que nos permitiría descubrir como la participación hace eje en la
influencia sobre aquellos que toman decisiones es: “La participación política es
aquel conjunto de actos y actitudes dirigidos a influir de manera mas o menos
directa y más o menos legal sobre las decisiones de los detentadores del poder en
el sistema político o en cada una de las organizaciones políticas, así como en su
misma selección, con vista conservar o modificar la estructura (y por lo tanto los
valores) del sistema de interés dominante.”
Los autores más atentos del siglo pasado y los politólogos contemporáneos
advierten y subrayan que, la participación electoral es solo una de las posibles
modalidades de participación política, pero también es cierto que, en especial en
los regímenes democráticos, sus consecuencias son inmediatas y significativas,
sobre los candidatos seleccionados y sobre los tipos de políticas que se llevaran a
cabo.
Nota:
2) El autor cita los trabajos de Milbrath, y de Barbagli y Maccelli, entre otros, como dos
ejemplos de clasificaciones de modalidades de participación política. Y luego
menciona que son dos modos distintos de “leer” la participación política. ¿Qué
quiere decir con esto Pasquino? ¿Por qué el contexto es relevante para entender qué
es y cómo es la participación política?
Milbrath, 3.401,40
Mientras que los individuos y los grupos consideren irrelevante para sus propios
destinos personales y colectivos la actividad que toman las decisiones , mientras
que ningún empresario político se preocupe de organizar el consenso, o mejor el
disenso, respecto a la decisiones tomadas o por tomar, mientras sea imposible
construir y utilizar canales de acceso a la oferta política, los individuos y los grupos
no politizarán sus propias demandas y por la tanto la tasa de participación se baja o
nula. Cuando, en cambio, crezca el conocimiento de que otros individuos y grupos
influyen y a veces conforman destinos personales y colectivos, se asignan recursos,
se apropian de oportunidades, cuando surgen empresarios políticos (en partidos y
sindicatos), cuando, gracias a sus esfuerzos y empeños, vean preparados los
canales de acceso y de influencia política, las demandas se politizaran y en
consecuencia la tasa de participación crecerá.
Si los detentores del poder político se han mostrado sensibles y cercanos a las
demandas expresadas, o bien, si eran insensible o fríos serán destruidos o
quitados por la ola de una participación hostil a ellos y reemplazados por otros
detentores, expresión de las demandas y de las necesidades no satisfechas, o bien,
si el transitar de la misma participación ha producido no éxito inmediato y
concreto, sino una comunidad de intenciones y de sentimientos, un sentimiento
de colaboración y de identidad se verán incentivadas las posterior participación.
O’Donnell
6) ¿Cómo ha sido la relación entre la burguesía pampeana y el Estado hasta la década del
’30 del siglo XX? ¿Por qué esta relación es importante para el argumento del autor?
Lo que interesa recalcar es que ese Estado fue creatura de la burguesía pampeana y de sus
prolongaciones financieras y comerciales en el sector urbano, a través de un proceso que
también implicaba la constitución de esa burguesía, y del sistema que dominaba, en
apéndice directo y altamente internacionalizado del mercado mundial. La burguesía
pampeana y sus prolongaciones urbanas se acoplaron directamente -constituyéndolo- con
un Estado Nacional, no con el Estado Regional que fue tantas veces el principal ámbito de
poder político de las respectivas clases dominantes.
Otro aspecto importante, es que ese Estado arraso con las autonomías regionales de las
oligarquías de las regiones no vinculadas directamente a las exportaciones. En
consecuencia, ese Estado condenso mucho menos las relaciones de fuerza entre los
exportadores pampeanos y aquellas otras regiones no vinculadas directamente al mercado
mundial. Lo cual a su vez determinó que a la centralidad económica de la burguesía
pampeana y sus tentáculos urbanos se agregara, a través del Estado con el que se
constituyó, la centralidad política. Finalmente, a diferencia de América Latina, donde la
oferta exportable de esos países fue incorporando nuevas regiones con nuevos productos,
en Argentina, se les dio mayor relevancia a los productos exportables adentro de la zona
pampeana y sus burguesías, imposibilitando recomponer alianzas entre las distintas
regiones y la burguesía pampeana.
Esta disputa sobre los alimentos es una tensión que va a trazar la relación que se ira dando
entre la burguesía pampeana y este sector popular. Ese cambio de precios que impacta
menos en América Latina, en nuestro país esa variación es percibida de manera más
directa.
Esa percepción, incumbe a un sector popular al que los factores que ya hemos delineado
dieron un nivel de ingresos, generando expectativas de seguir mejorando, y una cierta
autonomía organizativa.
Extra:
Las consecuencias de estos ciclos descendentes sobre los ingresos del sector popular
nunca terminaban de revertirse en las fases ascendentes. Y es por eso que, contra la idea
del “empate hegemónico” (Portantiero, 1977), para O’Donnell la historia pendular de la
Argentina de los años peronistas era la de una lenta pero continua derrota de las clases
populares, al menos desde 1955 (O’Donnell, 1984, p. 24). La última dictadura militar, a
comienzos de la cual O’Donnell escribió Estado y alianzas…, vino a cerrar ese proceso
acelerando la derrota y volviéndola inexorable. En ese contexto, la cultura plebeyista
argentina fue el blanco principal del “disciplinamiento social” que, como sostuvo
Adolfo Canitrot (1980), se propuso llevar adelante esa dictadura. En el diagnóstico de la
derecha argentina que acompañó al gobierno militar, se trataba de terminar con ese “país
ingobernable”, como lo señaló O’Donnell (1984, p. 16).
Ante semejantes perspectivas, ¿cómo se podía salir de la encerrona a la que habían
llevado el conflicto de clases en Argentina? El O’Donnell de fines de los años setenta y
principios de los ochenta buscaría una respuesta en la instauración de un régimen
democrático estable, con la institucionalización del conflicto político y con la mediación de
actores partidarios que tamizaran los intereses sociales en pugna. A la salida de la última
dictadura militar, identificó los cimientos de una sociedad “autoritaria y violenta” (1984, p.
5) en la ausencia de “espacios posibles de acuerdo, cooperación y establecimiento de
reglas más o menos estables y generalmente compartidas” (1984, p. 23). En ese contexto,
propondría mecanismos institucionales de superación de la violencia política que había
caracterizado a esa sociedad en tensión y que se hallaba enraizada en esas relaciones
igualitarias al tiempo que jerárquicas entre actores burgueses dominantes y sector
popular. De allí que, en sus trabajos posteriores, pensó las condiciones para, por un lado,
fortalecer las mediaciones políticas que hicieran gobernables los intereses sociales y
económicos -los partidos y sus portavoces- y, por otro lado, establecer instancias de
acuerdo -pactos, dirían los transitólogos argentinos- que posibilitasen definir algunos
criterios de distribución del excedente y, por tanto, algunas coordenadas de
funcionamiento de un modelo económico y social duradero.
8) ¿Cuáles son los dos clivajes dentro de la burguesía que analiza el autor? ¿Cuáles son
las dificultades para constituir una alianza de largo plazo entre la burguesía urbana y la
burguesía pampeana?
Este problema dejaba en evidencia la debilidad sobre la falta de una expresión político-
partidaria que pudiese expresar a estos sectores. Si estos clivajes interburgueses impedían
esta articulación intersectorial, la falta de organización en partidos o expresiones políticas
agudizaba la imposibilidad de proponer un proyecto en condiciones de incorporar
mayorías sociales. Bajo esa situación algunos sectores burgueses se apoyaron en las
fuerzas militares para imponer un orden que frene el ciclo de los sectores populares y al
mismo tiempo revertía las conquistas obtenidas, y producía un ajuste del gasto público
vinculado con estas. Ese impulso llevaba entonces a una situación de debilidad política y
de movilización social que desembocaba en un nuevo ciclo de la alianza defensiva.
9) ¿A qué se refiere el autor cuando señala que la gran burguesía “ha jugado a ganador”?
¿Por qué se habla del comportamiento pendular de esta clase?
El Autor menciona que, en las distintas fases de estos ciclos pendulares, la gran burguesía
urbana, basada precisamente en las condiciones que la convierten en una fracción
dominante, siempre ha juagado a ganador. Ya se ha señalado que por lo menos no lo
perjudican la devaluación y los “programas de estabilización” a la vez que, como apéndice
directo o íntimamente vinculado al capital internacional, esa fracción es la que mejor
percibe los costos y más teme la posibilidad de una cesación internacional de pagos. Por
ello, ante esa posibilidad de cesación de pago, la gran burguesía urbana pendulaba hacia
los intereses objetivos de la burguesía pampeana, propiciando y apoyando los programas
de estabilización (ajuste del gasto) que transferían una gran masa de ingresos,
fundamentalmente desde el resto del sector urbano (lo más débiles y sectores populares)
hacía la burguesía pampeana, y por supuesto hacia los sectores comerciales y financieros
ligados a las exportaciones de sus productos.
La situación pendular de esta clase se da en esa gran capacidad para poder aliarse
rápidamente ante las distintas situaciones pendulares de la economía argentina. Ante, una
situación donde la balanza de pago entraba en crisis, la gran burguesía urbana se aliaba
con la burguesía pampeana, y cuando producto de estas políticas la reacción popular
volvía forzar políticas que generaban una reacción económica, esta misma burguesía se
montaba a ella para hacerse de esos recursos volcados a los sectores populares.
Extra:
El autor explica la dinámica política pendular que dominó el país entre 1956 y 1976 en
función de: primero, las condiciones estructurales de las relaciones políticas, ya que las
clases y fracciones de clase estudiadas se vinculan entre sí en virtud del conflicto
distributivo, y en especial en torno a la apropiación de bienes exportables, que son
también bienes de consumo masivo; segundo, la historicidad de la conformación de esos
grupos: en lugar de pensar en actores determinados de forma pura por las relaciones de
producción, O’Donnell se ocupó de sus condiciones históricas de construcción, y de los
recursos económicos, sociales y políticos con los que se equiparon en ese recorrido. Las
clases sociales, así, viven en la dinámica histórica a través de los grupos movilizados que
les dan cohesión, programa y, en cierto sentido, una identidad. No hay, entonces, una
mirada objetivista de las clases que haga proceder mecánicamente “del papel”, por hablar
como Pierre Bourdieu, su intervención en la historia.
Por eso es que solo tuvieron el apoyo de las fracciones más débiles de la burguesía,
aquellas que dependían más del mercado interno. En este contexto, emerge la
importancia del Estado, que es, a la vez, sujeto de una historia pendular y eje central del
conflicto político. En tanto poseía baja autonomía respecto de los grupos en lucha, en cada
coyuntura era “arrastrado” por los actores que lograban controlar su dirección. Veamos
con más detalle algunos de estos rasgos del Estado y las clases.
10) ¿Qué sectores integraban la alianza defensiva y cuáles eran sus características?
Así como la burguesía pampeana ha tenido una centralidad política y económica a
diferencia del resto de los países latinoamericanos y sus clases agrarias, otra no menos
importante surge del mayor grado de indefensión política en que se han hallado en estos
las fracciones más débiles (y netamente nacionales) de la burguesía urbana ante los
avances de la gran burguesía. La expansión la gran burguesía como estructura dominante,
oligopólica e internacionalizada, de esas economías, no se ha hecho sin castigar diversas
franjas del capital nacional ni de aumentar su debilidad frente al capital internacional y al
Estado.
El aumento de los precios relativos de los alimentos para el consumo interno, genero el
blanco perfecto para los sectores populares y de allí generar acciones políticas para
contrarrestar esta transferencia a los sectores más ricos. Aun teniendo en cuenta lo
descripto hasta ahora, no fueron las condiciones necesarias para que se conforme esta
alianza. Continuando con la caracterización de esta alianza, podemos decir que sus
integrantes suelen ser duramente castigados por las recesiones subsiguientes a las
devaluaciones (necesarias para la burguesía pampeana) y los “programas de
estabilización”.
Así como cuando la cosa va mal, esta alianza no se afianzaba en la oposición a estas
políticas, no menos importante sucedía cuando la economía volvía a reactivarse,
aumentando la ocupación, la liquidez, créditos y aumentos de salarios, con el apoyo
incluso de este sector de la burguesía de trabajo intensiva, aun cuando aumentaban sus
costos. La concurrencia con los sindicatos en el reclamo de aumento de los salarios es,
además un factor fundamental que entrega al sector popular para forjar esta alianza. Esta
burguesía más o menos débil, enfrentada casi de manera permanente con estos grupos
poderosos del capital oligopólico e internacionalizado, proceso que también se da en otros
países de América Latina, pero solo en Argentina encontró un aliado popular dotado de
capacidad propia de acción y de intereses inmediatos altamente compatibles con los de
aquella. Algunas expresiones de estos actores son la CGT y la CGE, y en términos políticos,
tal vez lo sea el Peronismo.
Freytes
11) ¿Cuál es la multiplicidad de acepciones con las que se relaciona al concepto
“empresarios”? ¿Qué tipo de preferencias se espera de cada una? ¿Cuáles son sus
canales de participación?
Hay una serie de mecanismos muy variados formales e informales que tienen los
empresarios para vincularse con la política. Por un lado, se pueden canalizar a través de
instituciones neocorporativas de intermediación de intereses. Cámaras empresarias. Por
supuesto que también se pueden dar a través de algún partido político o en algún cargo
ejecutivo de gobierno. Acuerdo informales con ministerios, secretarias, etc.
12) ¿Cuáles fueron los legados -buscados y no buscados- de la última dictadura militar
argentina que impactan en las siguientes décadas en la política económica y la relación
con el empresariado?
Luego del repaso sobre nuestra estructura económica, podemos decir que el
legado que ha dejado la sangrienta dictadura militar inaugurada en 1976 se
planteó como un objetivo explícito el quiebre del ese ciclo político, a partir de una
política económica cuyo objetivo explícito era el debilitamiento de los actores de la
coalición mercadointernista (Canitrot, 1980). Por otro lado, La apertura externa
con apreciación cambiaria impuso costos muy significativos a los empresarios
orientados al mercado doméstico, a la vez que una represión de características
inéditas en la Argentina permitió una caída significativa del salario real.
Aun bajo una terrible dictadura, la clase trabajadora unificada poseía una gran
capacidad de movilización, y además, estaba identificada electoralmente con el
peronismo. De allí que los grandes empresarios y sus asociaciones adoptaran una
actitud defensiva durante los períodos de apertura política, a la vez que apoyaban
decididamente los golpes militares que venían a restablecer no sólo los equilibrios
en el frente externo y fiscal, sino también las prerrogativas del capital en el control
del proceso productivo.
13) ¿Cuáles son las características principales de la relación entre política y empresarios
en las tres primeras décadas luego de la redemocratización de 1983? ¿Cuáles son los ejes
que estructuran cada uno de estos tres momentos?
Los 80
A partir del regreso de la democracia, ni bien asume Raúl Alfonsín modifica la
legislación laboral con el objetivo de debilitar al sindicalismo peronista, el
descrédito de los militares contribuyó a modificar la preferencia histórica de los
empresarios por opciones autoritarias y a comprometerlos con la nueva
experiencia democrática. Consolidados por la dictadura, un puñado de grupos
económicos domésticos, que se vieron beneficiados por políticas regulatorias muy
favorables a ganancias extraordinarias. Estos grupos denominados los “Capitanes
de la Industria” se convertirían en interlocutores del gobierno de Alfonsín.
Todos estos planes: “Plan Austral”, “Plan primavera”, acordados con el mundo
empresario, con la intención de recuperar la economía, fracasan. La gran mayoría
de los empresarios que se habían sentado a acordar, no acompañaron. Por su
parte las asociaciones del sector rural, frente al deterioro de los precios
internacionales y la continuidad de los impuestos a las exportaciones agrícolas,
adoptaron una actitud de abierta confrontación, desentendiéndose de las
consecuencias potenciales que esa opción podía tener sobre la estabilidad del
gobierno.
Los 90
Asumiendo el gobierno de manera anticipada, CM, inicia un proceso de reformas
económicas transformadoras. Realiza una apertura económica, desregula los
mercados, liberaliza variables económicas y financieras, privatización de empresas
públicas, entre otras grandes medidas. Todo este camino iniciado le va a permitir al
peronismo replantear la relación que tuvo con el empresariado. Ya que el
peronismo históricamente había sido visto como un enemigo por el empresariado.
La idea de que el peronismo venía a combatir al capital, aún cuando nunca sucedió,
Menem va a generar una muy buena relación con aquellos sectores que van a ser
beneficiarios de las privatizaciones que tienen lugar durante este periodo. Estos
empresarios van a obtener un conjunto de beneficios para hacerse cargo de las
empresas privatizadas y realizar el proceso de saneamiento.
Kirchnerismo
El autor en este caso busca analizar a la década kirchnerista entre lo que podían
expresar las nuevas políticas y entre los viejos dilemas que vienen de arrastre en la
estructura política Argentina.
De esta manera se describe que la política económica Kirchnerista tuvo, como eje,
la reestructuración de una coalición basada en los sectores populares y en por otra
parte en sectores de trabajadores formales. Podríamos decir también que esta
coalición logro una restructuración que fue más allá de la cuestión económica.
Cada vez que el capital internacional o doméstico mostró signos de perjudicar el
crecimiento o la reconstrucción de la capacidad de consumo de la base social, la
reacción del kirchnerismo fue la no ceder y continuar por la senda de un
crecimiento inclusivo.
Murillo
14) ¿Cuáles son los dos procesos que la autora menciona como responsables de la caída
en la influencia política del sindicalismo en Argentina?
A pesar de estos cambios sobre el peso relativo de los sindicatos, no han sido una
llamada de atención suficiente para que estos encaren modificaciones significativas
de sus prácticas políticas. Esta continuidad de las practicas sindicales se refleja
según la autora en la poca renovación de su dirigencia y en la repetición de
escenas de división y reunificación de la CGT, sino también en su relación con el
peronismo.
La relación con la política no peronista siempre fue difícil, incluso durante su
gobierno, Alfonsin envió un proyecto de ley de reordenamiento sindical más
conocida como la ley mucci. Tal espanto unifico a una CGT dividida, y su alianza
con el peronismo hizo detener el proyecto. Con De La Rua, llego la ley banelco y
otra serie de desecuentros. Confirma la mala relación de los sindicatos con el
radicalismo.
Esa ley que no pude promover Alfonsin en su gobierno buscaba darles más
relevancia a las minorías, acortar los mandatos, dar una sola reelección y obligar el
voto directo y secreto. El Sindicalismo le respondió según la autora con 13 paros
durante todo su mandato.
16) ¿Cúal fue la postura del sindicalismo frente a las reformas neoliberales del
presidente Carlos Menem durante los ’90?
La CGT unificada llama a una huelga general frente a la cual el gobierno responde
con una política laboral más concertada con la CGT y las organizaciones
empresarias. Las reformas aprobadas flexibilizaron las relaciones laborales
individuales, facilitando la contratación temporaria, reduciendo indemnizaciones y
permitiendo la negociación colectiva a nivel de empresa.
Es decir, la CGT avaló estas reformas, así como las privatizaciones y la reforma
previsional a cambio de concesiones que incluyeron la intangibilidad de la
legislación sindical y de negociación colectiva en lo que hace al poder sindical, la
participación en las privatizaciones (tanto de trabajadores individuales como de
sindicatos) y la creación de fondos de pensión sindicales (Murillo, 2005).