De La Intertextualidad A Los Hipertextos

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Intertextualidad

De la intertextualidad Antonio Mendoza


Universidad de Barcelona
a los hipertextos

El presente artículo pormenoriza el concepto de intertextualidad y lo enmarca en el Palabras clave: intertextualidad,


contexto de los estudios literarios contemporáneos. Destaca que el fenómeno inter- hipertextualidad, hipotextualidad, literatura,
textual está presente en el entorno de textos y mensajes que se generan en las lector, formación lectora.
sociedades desarrolladas, en las que saber leer cualquier tipo de texto y sus moda-
lidades discursivas es una ineludible necesidad. Plantea, a su vez, que la intertex-
tualidad resulta clave en relación con el amplio campo del hipertexto digital, así
como que la intertextualidad implica directamente al lector, en el sentido de que el
hecho intertextual depende tanto de las características de su textualidad como de
la relevancia de los referentes que aporte el lector. Destaca también que la forma-
ción del lector debería tener en cuenta ese diálogo entre textos y hacerlo parte
de la educación literaria, pues es sumamente útil para el análisis, la valoración y la
interpretación de los textos.

From intertextuality to hypertexts


This paper explores the concept of intertextuality and sets it within the context of Keywords: intertextuality, hypertextuality,
contemporary literary studies. It stresses the fact that the intertextual phenomenon literature, reader, training readers.
is present in the environment of texts and messages created in developed societies,
where being able to read any kind of text and its discursive features is an inescapa-
ble requirement. It also suggests that intertextuality is key with regard to the exten-
sive field of digital hypertext, and that intertextuality directly implies the reader, in
the sense that it depends as much on the characteristics of its textuality as the rele-
vance of the references provided by the reader. It also makes the point that training
for readers should take account of this dialogue between texts and make it part of
literary education, since it is extremely useful for analysing, assessing and interpre-
ting texts.

Del mosaico de citas al hipertexto expresivas...) que no siempre se toman como «mo-
delo», sino que, a veces, sólo aparecen como alu-
La intertextualidad es un fenómeno constante en sión a obras concretas del sistema literario. Las
la creación artística, aunque su conceptualiza- relaciones intertextuales hacen que esos referen-
ción se formulara hace sólo algunas décadas; las tes sean compartidos, a través de reelaboracio-
obras literarias han recurrido a referencias, pau- nes transtextuales, con diversas obras del corpus
tas y convenciones (discursivas, estilísticas, que denominamos literatura. La intertextuali-

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Intertextualidad

El análisis intertextual señala la relación de textualidades, las obras mantienen entre sí,
dependencia entre los procesos de producción dando cuenta de la constante recursividad de los
vínculos intertextuales (con frecuencia también
y recepción de un texto y entre el
interculturales) que cada obra genera. La siste-
conocimiento que tenga el lector de ese texto matización de sus distintos modos y recursos ha
y de otros textos anteriores relacionados con él permitido analizar las funciones de conexión e
hipervinculación que se generan en el amplio sis-
dad se refiere al amplio fenómeno de recreación, tema intertextual en el que las obras de referencia
reelaboración o reescritura a partir de referentes y las (re)escrituras cobran (nuevo) sentido.
(re)tomados del entorno cultural, que genera «las Cuarenta años después de que Kristeva
conexiones, relaciones y referencias entre textos, enunciara el hecho intertextual, la teoría y la crí-
media y géneros» (Hurrel, 2001); de ese modo, «la tica literarias han asumido sin reservas que el
intertextualidad hace posible el perpetuo diálogo texto (literario o de otro tipo) se construye y se
que la literatura teje consigo misma» (Samoyault, elabora sobre un ensamblaje de referencias (citas,
2001, p. 7). El hecho intertextual se produce de alusiones, estructuras y rasgos de género, recur-
manera que «los textos se incluyen los unos a los sos formales, de estilo…) que vinculan cada
otros y cada nuevo texto que entra en ese sistema nueva producción con otras creaciones y cultura-
lo modifica, pero no es el simple resultado de los les anteriores. Según De Beaugrande y Dressler
textos precedentes; es, a la vez, su pasado y su (1981), la intertextualidad es uno de los requisi-
futuro» (Rabau, 2002, p. 15). tos que ha de cumplir un texto para ser conside-
Desarrollando y matizando la sugerencia rado texto, determina la manera en que el uso y
expuesta por Bajtin sobre los «textos que dialo- la función de un determinado texto dependen del
gan», la denominación de intertextualidad apli- conocimiento de otros textos. El discurso litera-
cada por Kristeva (1969) –«todo texto se rio genera el diálogo intertextual, un «diálogo
construye como mosaico de citas»– dio lugar a la entre ese texto (que se está creando) y todos los
rigurosa conceptualización del fenómeno que otros textos escritos antes» (Eco, 1984, p. 53).
Genette describió en cinco modalidades de trans- El análisis intertextual señala la relación de
textualidad («Todo lo que pone un texto en rela- dependencia que se establece, por un lado, entre
ción, manifiesta o secreta, con otro texto» los procesos de producción y recepción de un
(Genette, 1989, p. 7): intertextualidad, metatex- texto determinado y, por otro, entre el conoci-
tualidad, paratextalidad, architextualidad e miento que tenga el lector (agente de la interac-
hipertextualidad. La primera de ellas, la intertex- ción receptora) de ese texto y de otros textos
tualidad («relación de copresencia entre dos o anteriores relacionados con él. Respecto a la
varios textos eidéticamente y, con frecuencia, por recepción, las relaciones intertextuales hacen que
la presencia de un texto en otro», Kristeva, 1969), los lectores, al negociar el significado de un texto
por ser la más genérica, frecuente y evidente, ha en particular, desarrollen un complejo proceso
servido de pauta para estudios sucesivos, con los mental y «recuerden otros significados similares
que se ha incrementado su amplia potencialidad o relacionados que obtuvieron de otros textos, así
para analizar y explicar los diversos tipos de rela- como de sus experiencias. Tras recordar, se
ciones de inclusión, conexión, (hiper)vincula- implicarían en comparar, predecir y evaluar los
ción, reescritura, etc. que los textos, las procesos» (Hibbing y Rankin-Erickson, 2003).

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De la hipertextualidad a los hipertextos

La descripción de estas vinculaciones ha Entre el texto y el lector


permitido detectar y comprender que «todo texto
es absorción y transformación de otro texto», En el discurso literario se genera el diálogo inter-
según aprendimos en las palabras de Julia textual entre distintas producciones –también
Kristeva (1969, p. 145), de modo que la inclusión podría decirse que el diálogo intertextual genera
modificada, transformada, elaborada o simple- la nueva textualidad–. Y es en el texto donde la
mente sugerida o aludida de textos se basa en el intertextualidad pone en evidencia el entrelazado
fenómeno de transtextualidad que recorre todos de componentes que constituyen el entretejido
los ámbitos del conocimiento y de la creación cultural del que participa. Con frecuencia, el
artística. La causa de esta peculiaridad es algo texto literario se elabora y se construye mediante
básico –combinación inclusiva de referencias de la reelaboración de otros textos a través de algu-
varios hipotextos y componentes intertextuales na modalidad de transtextualidad (De Amo y
que aparecen copresentes–, aunque en ocasio- Ruiz, 2010; Tabernero, 2007, 2012; Arizpe, 2010).
nes produzca efectos sorprendentes, como suce- Los recursos transtextuales hacen posible que un
de en Jurassic Park, escueta minificción que texto contenga en sí mismo (por alusión, cita,
combina referentes de obras de distinto código: comentario, referencia o transformación) a otros
El dinosaurio, de Augusto Monterroso, y Jurassic textos (hipotextos, intertextos):
Park, novela de Michael Crichton (1990), llevada La intertextualidad debe ser considerada como
al cine por Steven Spielberg (1993). una relación transformacional entre textos, ya
La literatura –incluso la textualidad litera- que supone la modificación recíproca de los
ria más breve– muestra siempre una (compleja) textos implicados en esa relación: el intertexto
red de textos entrelazados, un complejo mosaico (o texto moderno) supone una modificación
de citas, tal como dijera Kristeva (1969), por respecto del texto anterior en relación con el
efecto de la intertextualidad. La propuesta de cual supone una especie de «desvío», y el texto-
definición elaborada por Chassay (2002, p. 305) base (o texto antiguo, anterior, cuyo sentido
recoge los modos y las funciones de la confluen- nunca fue inamovible) se ve modificado tam-
cia de textos: bién por la presencia y el significado del texto
Se llama intertextualidad al proceso constante moderno. (Camarero, 2007)
y quizá infinito de transferencia de materiales
textuales en todo tipo de discursos. Desde esta Ahora bien, el fenómeno intertextual no
perspectiva, todo texto puede leerse como si termina en la aplicación de estrategias o recursos
fuera la confluencia de otros enunciados, discursivos, sino que traspasa los límites del texto
dando lugar a unas relaciones que la lectura y para implicar al lector, sin cuya cooperación
el análisis pueden construir o deconstruir. interpretativa las presencias y vinculaciones

El fenómeno de la intertextualidad crea la


interconexión de textos, pero también de signifi- La literatura muestra siempre una (compleja)
cados, de interpretaciones y valoraciones: red de textos entrelazados, un complejo
«Cuando la obra está terminada, se establece un mosaico de citas, tal como dijera Kristeva,
diálogo entre el texto y sus lectores (del que está
por efecto de la intertextualidad
excluido el autor)» (Eco, 1984, p. 53).

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Intertextualidad

intertextuales carecerían de que carece el texto encuader-


valor, porque se hacen paten- Entre el texto y los nado en un libro» (Landow,
tes en el significado que cons- esquemas de 2009, p. 87). Las inclusiones
truye el lector. Sin el lector, el conocimiento del lector intertextuales siempre están
fenómeno no sería apreciable, se crea una personal red presentes, aunque con dife-
no existiría: corresponde al de relaciones, en cuyo rente grado de explicitación
lector reconocer e identificar según los textos; como dice
proceso el intertexto del
los intertextos –«un texto sólo Landow (1990, p. 426):
puede leerse en relación con lector manifiesta su Todos los textos existen siem-
otros textos y su existencia la eficaz funcionalidad pre en relación con otros; antes
hacen posible los códigos que de la llegada de la tecnología
animan el espacio discursivo de una cultura» del hipertexto, ese tipo de interrelaciones no
(Culler, 1992)–. podían existir más que en los esprits indivi-
La intertextualidad resulta ser un efecto de duales que percibían esas relaciones o en
la lectura, de la recepción, y este hecho plantea otros textos que reivindicaran la existencia
una honda reflexión sobre la lectura y sobre la de tales relaciones.
construcción de nuevo conocimiento. Cuando el
lector reconoce las «marcas» de conexión, duran- Las relaciones transtextuales y, más específi-
te la lectura, puede establecer relaciones con camente, las intertextuales generan hipertextos
otras obras; pero la falta de conocimiento sobre textuales (Eco, 2003). El concepto de hipertexto
esas referencias (intertextuales o hipotextuales) se nos muestra hoy de modo más evidente que
será motivo de que la lectura resulte inviable o nunca como un hecho omnipresente en casi todo
errónea, porque el lector no habrá sido capaz de tipo de mensaje escrito (impreso o virtual). Los
relacionar para comprender. Es preciso que entre conceptos de hipertexto del discurso literario y de
el texto y los esquemas de conocimiento del lec- hipertexto multimedia comparten los recursos
tor se cree una personal red de relaciones que (textuales, discursivos) que permiten organizar el
hagan posible la construcción del entramado de texto incluyendo marcadores, nodos y los enlaces
referencias, en cuyo proceso el intertexto del lec- que lo vinculan en una amplía red del sistema
tor manifiesta su eficaz funcionalidad. El inter- (literario, o de una disciplina específica). La dife-
texto lector (a modo de esquema de control y rencia estriba en que los «nodos» que incluya un
conexión de nodos con los terminales de las texto impreso tienen (habrán de tener) sus termi-
referencias) hace posible que el lector perciba nales en el sistema cognitivo de sus lectores para
las relaciones entre una obra y otras que han pre- que la conexión funcione, mientras que en el
cedido o seguido al texto que lee, e interviene marco digital los hipervínculos están conectados
para que construya con coherencia el significado electrónicamente, dispuestos para ser activados,
de un texto. sin que hayan de haber sido asumidos previa-
Paralelamente, la intertextualidad se ha mente por sus lectores. Por su parte, el hipertexto
mostrado también como clave en el amplio digital muestra sus posibilidades como textuali-
marco del hipertexto digital: «El hipertexto, siste- dad multimedia (Mendoza, 2012). Aquí se ha
ma fundamentalmente intertextual, presenta una tomado el concepto de hipertexto literario según
capacidad para enfatizar la intertextualidad de la la concepción de Genette (1989):

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De la hipertextualidad a los hipertextos

[…] hipertextualidad. Por ésta entiendo toda nocen al lector la capacidad de identificar y de
relación que una un texto B (que llamaré proyectar la funcionalidad de las conexiones que
hipertexto) a un texto anterior A (que llama- los textos mantienen entre sí y los vínculos de cono-
ré, desde luego, hipotexto) en el cual él se cimiento que éstos activan en cada uno de sus
injerta de una manera que no es la del potenciales lectores. Esta perspectiva permite
comentario. explicar cómo el discurso literario se nutre de
referencias y de producciones del propio sistema
Es ese carácter hipertextual del discurso el literario (y de otros referentes culturales), hace
que permite integrar la diversidad de referentes posible el análisis de las relaciones entre intertex-
(multimodales, y de diferentes códigos) que pro- tos y ayuda a comprender cómo se generan las
ceden de otras obras, de otros textos y pasan a ser nuevas textualidades que los integran.
parte y esencia del nuevo discurso. La creación intertextual tiene su correspon-
En nuestros días, quizá más que en ningún dencia con la identificación-respuesta-valora-
otro momento de la historia, estamos rodeados de ción del lector, lo que implica que éste domine
mensajes que incluyen diversas (y, en muchas oca- estrategias que le permitan saber «leer un texto
siones, imprevisibles) copresencias textuales frente a otro, leer un texto como una relectura de
(citas, fragmentos, referencias hipotextuales). Las otro, leer un texto en el espacio intertextual de una
obras literarias siempre han mantenido nexos y cultura» (Culler, 1998). La identificación de las
relaciones intertextuales con otras obras y, por referencias depende de la capacidad de respuesta
supuesto, las han insertado en su estructura hiper- de sus lectores; la cuestión es que corresponde al
textual; así, el propio Nelson (1965) caracterizó la lector llevar a cabo el proceso de (re)construir el
literatura como «un sistema en evolución de significado de un complejo texto que «nos atrapa
documentos interconectados». Efectivamente, en una red de relaciones textuales. Interpretar un
cada texto contiene referencias, citas, alusiones, texto, descubrir su significado, o significados, es
transformaciones, etc. de otros textos, sea en hallar esas relaciones. La lectura resulta ser un
soporte impreso o en soportes digitales o electró- proceso de puesta en movimiento de los textos»
nicos, cuya lectura requiere que el lector establezca (Allen, 2000, p. 1). Por ello, la comprensión y,
constantes relaciones, conexiones y vinculaciones. sobre todo, la interpretación, dependen de las
Por otra parte, la intertextualidad no sólo se competencias personales de cada lector para
encuentra en la literatura; el fenómeno intertex- reconocer las citas e identificar sus reescrituras
tual está presente en el entorno de textos y mensa- resultantes de las obras tomadas como referente.
jes que implican todo tipo de actividades sociales Respecto a
y personales que se generan en el marco de las la recepción, la
sociedades desarrolladas/alfabetizadas; es evidente intertextualidad En nuestros días estamos
que leer –saber leer cualquier tipo de texto y su hace más signifi-
rodeados de mensajes
modalidad discursiva– es una necesidad. cativa la consabi-
que incluyen diversas
da aportación de
El lector ante la intertextualidad conocimientos copresencias textuales
previos del lector (citas, fragmentos,
El hecho intertextual se ha reforzado con los en el proceso de referencias hipotextuales)
supuestos de la teoría de la recepción, que reco- construir el sig-

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Intertextualidad

nificado de textos en los están mundo, el autor o las fuentes


La comprensión y, sobre
insertados intertextos e hipo- del escritor, sino en la relación
textos. Recordemos que el todo, la interpretación, que las obras mantienen entre
efecto y la recepción de una dependen de las ellas?». Implícitas en la pre-
obra se articulan en un diálo- competencias personales gunta están las claves de la
go entre un sujeto presente y de cada lector para esencia del vínculo intertextual
un discurso pasado, como reconocer las citas e y de su dependencia respecto a
explicara Jauss (1986), y que la capacidad-competencia del
identificar sus reescrituras
la lectura literaria resulta ser lector para identificar las rela-
la percepción de un texto resultantes de las obras ciones entre intertextos, y para
actual desde la perspectiva de tomadas como referente cohesionar el nuevo significa-
un texto previo ya leído y con do, a través de su implicación
la predicción de lo que el texto haya de ser, según interactiva-cognitiva en la lectura.
Cohen (1990). Por ello en la formación lectora ha La obra literaria es un espacio concreto de
de tratarse, especialmente, la detección y valora- conexiones y enlaces con otros textos del propio sis-
ción discursiva y semiótica de las presencias tema literario (y de otros sistemas culturales) a tra-
intertextuales, para que el lector en formación (o vés de vínculos que conectan intertextos, hipotextos
el adulto) amplíe referencias de su intertexto lec- e, incluso, hipertextos en su espacio discursivo. Y la
tor, conecte sus experiencias lectoras y las vincu- intertextualidad hace posible que en unas pocas líne-
le con sus nuevas lecturas. Por su clara as o páginas de un texto (literario) se incluyan y se
dependencia del lector, las manifestaciones inter- fusionen múltiples referencias de otras obras:
textuales conllevan implicaciones en la forma- La literatura, en toda su vasta extensión uni-
ción del lector y en su educación literaria. La versal, viene a ser como una gran biblioteca y
intertextualidad, más allá de la teoría, ha reafir- los fondos contenidos en ella, el tesoro acu-
mado su funcionalidad en nuestros días y se pro- mulado de miles de obras, nos proporcionan
yecta en el ámbito de la formación del lector la posibilidad de establecer una red de rela-
literario para mostrar cómo las redes de textos se ciones de todo tipo entre sus textos.
enlazan entre sí por vínculos intertextuales. (Camarero, 2007)

La intertextualidad y el texto La intertextualidad interviene en la cohe-


literario sión, relación, (hiper)vinculación de los textos
(hipotextos e hipertextos) que constituyen el sis-
Las relaciones intertextuales ponen en evidencia tema literario. Con frecuencia, una obra literaria
que el significado del texto que las contiene está hace que sus lectores mantengan un complejo
más determinado por esas mismas relaciones diálogo con otras obras, incluso les ofrece la lec-
entre textos que por las denominadas «influen- tura de más de una obra a partir de su propio
cias» entre autores. En este sentido y sobre la rele- texto, a veces ofreciendo la posibilidad de «releer
vancia de las diferentes modalidades de relación la presencia» de obras ya conocidas del lector. La
intertextual, Rabau (2002, p. 15) planteó una suge- causa de esta compleja lectura es casi obvia: el
rente cuestión: «¿Y si el sentido de los textos lite- nuevo texto contiene intertextos o hipotextos de
rarios residiera, no en sus causas externas, el otras obras integrados en la nueva textualidad, en

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De la hipertextualidad a los hipertextos

la que asumen nuevos significados y valores en el matiza el tejido discursivo de la nueva obra y cobra
nuevo espacio de un constructo hipertextual especial relevancia y funcionalidad cuando es detec-
(hipertexto textual, según Eco, 2003). tado por el lector. Esto requiere que los lectores esta-
Este tipo de obras proponen y activan la lectu- blezcan (algún tipo de) relaciones entre los
ra de más de una obra. Así, encontramos presencia referentes hipotextuales (Tabernero, 2012). Y la
intertextual en los álbumes de literatura infantil y en combinación de todos esos referentes convierte el
creaciones para adolescentes, jóvenes y adultos: nuevo texto que los incluye en un hipertexto. Como
señal notoria de su funcionalidad como recurso de efecto de esas relaciones, la obra puede ser un hiper-
(re)escritura creativa. Se trata de un recurso cons- texto, cuya lectura sea un reto para el lector, quien
tante y accesible incluso para lectores iniciales –aun- ha de enfrentarse a una textualidad que se le presen-
que la presencia de referentes intertextuales, según ta como una peculiar combinación de referentes de
la marca y la textualidad concreta, no sea siempre otros textos y que, además, ella misma está inserta
evidente–; cada referente intertextual o hipotextual en la compleja red del sistema literario.

Un ejemplo de relaciones intertextuales


A partir de una breve obra de minificción –modalidad que nos permite utilizar una obra completa,
microrrelato, y responde a parámetros estéticos actuales– podemos observar las distintas facetas
señaladas.

Cien
Al despertar, Augusto Monterroso se había convertido en un dinosaurio. «Te noto mala
cara», le dijo Gregorio Samsa, que también estaba en la cocina. (José María Merino, en Días
imaginarios, 2002)

En dos líneas se combinan varios referentes que generan un breve e intenso hipertexto, cuyos hiper-
vínculos se ofrecen para que el lector los conecte con sus conocimientos y sus lecturas previas:
• Textualidad. En sus escasas dos líneas, la textualidad resulta ser la fusión de referentes de dos
obras: El dinosaurio, de Augusto Monterroso, y La metamorfosis, de Franz Kafka. Por el
modo de incluir los referentes –al despertar, Augusto Monterroso, convertido en, dinosaurio,
Gregorio Samsa– y su textualidad, muestra los nexos de una intensa red de referentes
mediante las yuxtaposiciones y las conexiones que integra. En sus dos enunciados establece
referentes-nexos-hipervínculos primero para generar una nueva producción y, después, para
que el lector identifique conexiones, establezca la intencionalidad y el significado y construya
su interpretación. Además, muestra la peculiaridad de que los personajes procedentes de la
ficción (Gregorio Samsa, el dinosaurio) se convierten en componentes metaficcionales y
metaliterios. Esta minificción es una reescritura, un artefacto intertextual e hipertextual que
integra referentes ficcionales de dos relatos (microrrelato y novela) en una nueva textualidad
de nuevo significado.

Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura | núm. 62 | enero 2013 17


Intertextualidad

• Intertextualidad en un hipertexto posmoderno. Este hipertexto de dos líneas es complejo por-


que su textualidad –una breve red de textos enlazados por vínculos intertextuales e hipertex-
tuales– muestra sus claves de carácter hipertextual: «Toda relación que una un texto B
(hipertexto) a un texto anterior A (hipotexto) en el cual él se injerta de una manera que no es
la del comentario», en palabras de Genette (1989). A través de estos recursos, esta minificción
se sitúa en los esquemas de la estética posmoderna y genera, a través de recursos de trans-
textualidad, una opción de subversión respecto a la intencionalidad, relectura crítica de otras
obras, formas y recursos que la preceden, pero de los que, a su vez, se sirve (Mendoza, 2012).
En este caso, como en muchos otros, los referentes intertextuales conectan obras de diferen-
tes características y convenciones culturales con nuevos espacios de (pos)modernidad.
• Lectura: el efecto intertextual. El (evidente) efecto intertextual depende de la capacidad de
reacción/interacción lectora ante las citas, los indicadores, la ironía, la intención, las nue-
vas ideas surgidas de la reescritura, etc., de modo que los conocimientos y las experien-
cias lecto-literarias previas del lector habrán de activarse para interaccionar ante los nodos
intertextuales que ofrece el texto. El texto muestra sus claves y señala sus componentes
hipotextuales, de modo que, en su brevedad, permite comprender que la intertextualidad
es una red de citas, cuyo contenido se ajusta al nuevo espacio textual, y el lector lo inter-
preta según sus esquemas y referencias de conocimiento. El lector ha de seguir el sutil hilo
de las indicaciones para apreciar la intencionalidad del nuevo texto e identificar las
obras –de las que este texto presupone su experiencia lectora previa– para apoyar su com-
prensión e interpretación de la nueva recreación. Su breve textualidad hace bien perceptible
el pasado y su futuro como nueva producción que entra a formar parte del sistema literario,
al que modifica (Rabau, 2002).
• Intertexto discursivo e intertexto lector. La obra literaria es un hipertexto discursivo o, como lo
denomina Eco (2003), un hipertexto textual. Ante este tipo de texto, la actividad del lector (a
través de la activación de los componentes de su competencia lecto-literaria y de su intertexto
lector) pone en marcha sus habilidades y estrategias para relacionar, asociar, comparar, contras-
tar, matizar y establecer correlaciones y dependencias, etc.), a fin de desarrollar eficazmente la
lectura. En paralelo al intertexto o hipertexto del discurso literario, el intertexto lector posibilita
la percepción de las relaciones (intertextuales) entre una obra y otras que la han precedido o
seguido. En concreto, el intertexto lector integra y proyecta conocimientos y experiencias del
ámbito discursivo-literario y habilita los saberes activos que la competencia lectora gestiona
para establecer relaciones y reconocimientos entre lo concreto de una producción y los rasgos
genéricos o particulares que comparte con otras obras; y, sobre todo, activa esos saberes para
potenciar el valor lúdico de la lectura, haciendo de ella una actividad significativa.

Para observar, analizar y comprender la función de esas referencias, los lectores podrían contar
con el apoyo del despliegue de un texto hipertextual. Supongamos, por ejemplo, un básico sopor-
te off line, con enlaces que abrieran documentos/textos con información o pasajes significativos
de las obras referidas (véase propuesta en Mendoza, 2010).

18 Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura | núm. 62 | enero 2013


De la hipertextualidad a los hipertextos

La amplitud del hecho intertextual amplitud de la experiencia literaria de sus desti-


natarios implícitos. Un microrrelato o micro-
La intertextualidad, además de ayudar a sobrepa- cuento como «Breve antología de la literatura
sar la simple presencia de citas literales y la ambi- universal», de Luis Landero, publicado bajo el
güedad del concepto de influencia –que seudónimo de Faroni (Quince líneas: Relatos
esencialmente atendía a establecer las relaciones hiperbreves, Barcelona, Tusquets, 1996), será una
que habrían mantenido los autores–, muestra su buena muestra de recurso, combinación y yuxta-
verdadera funcionalidad en el análisis y la apre- posición de componentes intertextuales, cada
ciación de la correlación de textos atendiendo en uno de los cuales remite a una obra que, para el
particular a sus mismos recursos, a los nexos que lector implícito previsto, habría de ser reconoci-
presenta su textualidad y a la implicación del lec- da. La estrategia textual es básica, pero el reto,
tor como constructor de su significado. De ahí, haciendo honor a su título, «Breve antología de la
pues, el interés que sus perspectivas ofrece para el literatura universal», apela a las experiencias lec-
análisis y, especialmente, para la recepción litera- toras de sus receptores, proponiendo a través de
ria, por su incidencia en los efectos de valora- su hipertexto intertextual retos metaliterarios
ción/interpretación de los textos. Y todo ello más o menos complejos a unos u otros lectores,
porque, como señalara Genette (1989) en su sis- según sea su bagaje y memoria...
tematización de la intertextualidad, «no hay obra Identificada la estrategia de alusiones a
literaria que no evoque en algún grado, y según la diversas obras del canon literario, su lectura,
lectura, a alguna otra obra». Como vemos, efectivamente, incita a identificar cada una de
mediante los recursos y procedimientos intertex- ellas como efecto intelectivo y estético de su pro-
tuales la creación literaria se inserta en una tra- puesta: su dificultad estriba en el reconocimiento
yectoria ininterrumpida de reelaboraciones de de cada una de las claves intertextuales. Además,
distintas modalidades y códigos artísticos. por su presencia en Internet (en el blog El cajón
La inclusión de textos (modificados, trans- de Sastre) muestra de modo evidente los diversos
formados o elaborados o, simplemente, sugeri- tipos de reacción e interés receptor que suscita
dos o aludidos) se basa en el fenómeno genérico entre sus lectores:
de la transtextualidad o intertextualidad que […] «me gustaria saber de los libros que se ha
recorre todos los ámbitos del conocimiento y de sacado y también sus autores» o bien «kiero
la creación humana. La constante y necesaria saber de cada frase el auto y el escritor», hasta
presencia de la intertextualidad en las creaciones otro que pide ayuda en su interacción lectora:
literarias resulta ser una cualidad del «no sé que personaje lloró las prendas mal
texto –hecho por el que Eco (1984) ha llegado a
considerarla como una categoría de literarie-
La intertextualidad muestra su verdadera
dad–. Para ejemplificar este hecho, también
podemos recurrir a un ejemplo de creación mini- funcionalidad en el análisis y la apreciación
ficcional, porque los microrrelatos recurren aún de la correlación de textos atendiendo
con más frecuencia a los recursos y las estrategias a los nexos que presenta su textualidad
que ofrece la intertextualidad para generar sus y a la implicación del lector como constructor
creaciones, en ocasiones reescrituras, compen- de su significado
sando la brevedad de su texto con la (prevista)

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Intertextualidad

halladas. Por favor. los otros los sé»; o bien el • Las peticiones de información y de ayuda y
lector que firma como «Wellek» hace una las aportaciones de los distintos tipos de lec-
amplia aportación, dando las claves de tores hacen posible la identificación de
muchas de las referencias intertextuales, aun- hipervínculos para que el lector interesado
que no todas ellas son acertadas: «la cólera de pueda tener opción de expandir los referen-
Aquiles La Ilíada. Homero. La Biblia.mil tes integrados en la textualidad.
noches Las mil y una noches. convertido en un
enorme insecto La Metamorfosis. Kafka probó Es una muestra más de las facetas del hiper-
una magdalena y En busca del tiempo perdido. texto discursivo y del hipertexto de base intertex-
Marcel Proust. calavera Hamlet. Shakespeare. tual en relación con los intertextos que, a modo
Melibea La Celestina Églogas de Virgilio?las de nodos, dan acceso a la clave de los respectivos
prendas mal halladas Soneto X. Garcilaso . hipervínculos/hipotextos.
quedó ciego tras las nupcias Edipo? soñó des-
pierto La vida es sueño. Calderón. cuyo nom- A modo de síntesis
bre no me acuerdo Cervantes. El Quijote.
canto general Pablo Neruda la ballena blanca La potencial amplitud del hecho intertextual y de
Melville. Moby Dick la noche oscura San Juan sus creaciones, en realidad, depende tanto de las
de la Cruz arpa en el rincón Bécquer. cráneos características de su textualidad como de la cua-
privilegiados Luces de Bohemia, Valle-Inclán lidad y relevancia de los referentes que aporte el
olmo seco A. Machado. Al olmo viejo. dulce lector:
Rita de los Andes César Vallejo ilusiones per- • Para la recepción de textos intertextuales es
didas? verde viento Romance sonámbulo, determinante la posesión de conocimientos
Lorca sirenas Ulises en la Odisea Yo mismo ... y de diversificadas experiencias lectoras de
Luis Landero». obras de diferente tipo, género, estilo, etc.,
de modo que el lector aporte informaciones
El contraste de estas muestras, que han que- significativas, primero para establecer rela-
dado como claro testimonio en la web, es un ciones con los referentes que contiene el
buen ejemplo de implicación lectora, y también nuevo (hiper)texto y después para apreciar
de las carencias o de activación de los conoci- la intencionalidad y la finalidad propuestas
mientos y de las experiencias para observar las en el texto y proyectarlas en su comprensión
reacciones del lector ante la evidencia o la intui- e interpretación de éste.
ción de la presencia de claves intertextuales. • La lectura de textos de carácter intertextual
Esta minificción, originariamente editada (en sus diferentes modalidades y con los
en libro impreso, ha pasado a ocupar, como texto recursos de base hipotextual e hipertextual)
digitalizado, su lugar en la Red, abriendo las potencia la actividad cognitiva del lector:
posibilidades de su despliegue de intertextos a entre el discurso-texto y los esquemas de
través de la participación colectiva –gracias a que conocimiento del lector se crea una perso-
su soporte permite participar en un espacio nal red de relaciones que hace posible la
interactivo–, con la cual: comprensión e interpretación.
• Se comparten conocimientos y experiencas. • En correlación con la arborescencia inter-
• Se facilitan datos y se expresan valoraciones. textual e hipertextual de una obra está pre-

20 Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura | núm. 62 | enero 2013


De la hipertextualidad a los hipertextos

sente la red cognitiva del lector (activada • También en el caso del hipertexto electróni-
por su intertexto lector), que habría de ser co, con su trama de hipervínculos y referen-
suficientemente amplia y eficaz para cons- tes, la clave intertextual apoya la «lectura de
truir el significado de modo significativo. búsqueda», estimula la adquisición y la
• El texto también deja espacio para que el construcción del conocimiento de forma
lector establezca sus posibles hipervínculos activa, a través de la exploración, la elabora-
personales (los que resultan de particulares ción cognitiva de nuevas informaciones,
vivencias, experiencias o valoraciones). la reestructuración de la información y la
• Desde la perspectiva didáctica, los referen- construcción de aprendizajes. La lectura
tes intertextuales –que componen y marcan personalizada del hipertexto hace posible
el tejido discursivo del texto– cobran espe- que cada alumno organices las (sus) ideas de
cial relevancia en la educación literaria: los forma significativa y que cree redes semán-
indicadores o las marcas, los referentes ticas y semióticas de conocimiento sobre el
hipotextuales o intertextuales necesitan que discurso literario.
los correspondientes vínculos estén presen- • En su proyección didáctica, los ejemplos de
tes el espacio cognitivo del lector (conoci- intertextualidad ofrecen distintas proyeccio-
miento, experiencia, memoria), para nes para que los lectores/escritores en for-
activarlos desde sus archivos de conoci- mación aprendan a valorar esas conexiones
miento, o su competencia lecto-literaria y elaboren las propias interpretaciones o, en
(Reyzábal e Hilario, 2006). su caso, generen sus propias reescrituras:
• En realidad, todo tipo de texto (periodístico, – Favorecen la lectura, aportando en parale-
científico o de cualquier otra tipología, lo los hipotextos correspondientes y mos-
incluidos los hipertextos en línea y, por trando la recursividad que utiliza el texto.
supuesto, multimodales, que enlazan textos) – Estimulan o potencian la lectura de otras
forma parte de una compleja red de hiper- obras previas y amplían la experiencia
vínculos construida por la inclusión de lectora con sus conexiones.
otros textos a través de alguna modalidad – Muestran las estrategias de reescritura,
intertextual. El discurso científico emplea sus modalidades y recursos.
recursos y estrategias hipertextuales e inter- – Sugieren opciones para generar nuevas
textuales, al integrar referencias que están producciones en clave intertextual.
presentes (y con carta de naturaleza) en el
texto especializado, en el texto técnico o, En su conjunto, las características, las
por ejemplo, en el manual escolar. En todos modalidades y los procesos indicados permiten
ellos convergen las referencias, las citas, comprobar que, habitualmente, las conexiones se
los conceptos y las ideas de otros textos (de producen a través de vínculos intertextuales que
otras propuestas, otras fuentes y otros códi- conectan intertextos, hipotextos, hipertextos en
gos) que son necesarios para que, a través de la imprevisible textualidad de una obra concreta
su valoración y vinculación, se justifiquen, y que, a través de sus vínculos, las obras extien-
se apoyen, se refuten o se construyan nue- den sus enlaces hacia nuevas y renovadas pro-
vos significados, lo que también supone ducciones, aportando nuevos contenidos y
nuevos conocimientos. significados.

Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura | núm. 62 | enero 2013 21


Intertextualidad

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— (2012): «La hipertextualidad como fundamen- para su publicación.

Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura | núm. 62 | enero 2013 23

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