De La Intertextualidad A Los Hipertextos
De La Intertextualidad A Los Hipertextos
De La Intertextualidad A Los Hipertextos
Del mosaico de citas al hipertexto expresivas...) que no siempre se toman como «mo-
delo», sino que, a veces, sólo aparecen como alu-
La intertextualidad es un fenómeno constante en sión a obras concretas del sistema literario. Las
la creación artística, aunque su conceptualiza- relaciones intertextuales hacen que esos referen-
ción se formulara hace sólo algunas décadas; las tes sean compartidos, a través de reelaboracio-
obras literarias han recurrido a referencias, pau- nes transtextuales, con diversas obras del corpus
tas y convenciones (discursivas, estilísticas, que denominamos literatura. La intertextuali-
El análisis intertextual señala la relación de textualidades, las obras mantienen entre sí,
dependencia entre los procesos de producción dando cuenta de la constante recursividad de los
vínculos intertextuales (con frecuencia también
y recepción de un texto y entre el
interculturales) que cada obra genera. La siste-
conocimiento que tenga el lector de ese texto matización de sus distintos modos y recursos ha
y de otros textos anteriores relacionados con él permitido analizar las funciones de conexión e
hipervinculación que se generan en el amplio sis-
dad se refiere al amplio fenómeno de recreación, tema intertextual en el que las obras de referencia
reelaboración o reescritura a partir de referentes y las (re)escrituras cobran (nuevo) sentido.
(re)tomados del entorno cultural, que genera «las Cuarenta años después de que Kristeva
conexiones, relaciones y referencias entre textos, enunciara el hecho intertextual, la teoría y la crí-
media y géneros» (Hurrel, 2001); de ese modo, «la tica literarias han asumido sin reservas que el
intertextualidad hace posible el perpetuo diálogo texto (literario o de otro tipo) se construye y se
que la literatura teje consigo misma» (Samoyault, elabora sobre un ensamblaje de referencias (citas,
2001, p. 7). El hecho intertextual se produce de alusiones, estructuras y rasgos de género, recur-
manera que «los textos se incluyen los unos a los sos formales, de estilo…) que vinculan cada
otros y cada nuevo texto que entra en ese sistema nueva producción con otras creaciones y cultura-
lo modifica, pero no es el simple resultado de los les anteriores. Según De Beaugrande y Dressler
textos precedentes; es, a la vez, su pasado y su (1981), la intertextualidad es uno de los requisi-
futuro» (Rabau, 2002, p. 15). tos que ha de cumplir un texto para ser conside-
Desarrollando y matizando la sugerencia rado texto, determina la manera en que el uso y
expuesta por Bajtin sobre los «textos que dialo- la función de un determinado texto dependen del
gan», la denominación de intertextualidad apli- conocimiento de otros textos. El discurso litera-
cada por Kristeva (1969) –«todo texto se rio genera el diálogo intertextual, un «diálogo
construye como mosaico de citas»– dio lugar a la entre ese texto (que se está creando) y todos los
rigurosa conceptualización del fenómeno que otros textos escritos antes» (Eco, 1984, p. 53).
Genette describió en cinco modalidades de trans- El análisis intertextual señala la relación de
textualidad («Todo lo que pone un texto en rela- dependencia que se establece, por un lado, entre
ción, manifiesta o secreta, con otro texto» los procesos de producción y recepción de un
(Genette, 1989, p. 7): intertextualidad, metatex- texto determinado y, por otro, entre el conoci-
tualidad, paratextalidad, architextualidad e miento que tenga el lector (agente de la interac-
hipertextualidad. La primera de ellas, la intertex- ción receptora) de ese texto y de otros textos
tualidad («relación de copresencia entre dos o anteriores relacionados con él. Respecto a la
varios textos eidéticamente y, con frecuencia, por recepción, las relaciones intertextuales hacen que
la presencia de un texto en otro», Kristeva, 1969), los lectores, al negociar el significado de un texto
por ser la más genérica, frecuente y evidente, ha en particular, desarrollen un complejo proceso
servido de pauta para estudios sucesivos, con los mental y «recuerden otros significados similares
que se ha incrementado su amplia potencialidad o relacionados que obtuvieron de otros textos, así
para analizar y explicar los diversos tipos de rela- como de sus experiencias. Tras recordar, se
ciones de inclusión, conexión, (hiper)vincula- implicarían en comparar, predecir y evaluar los
ción, reescritura, etc. que los textos, las procesos» (Hibbing y Rankin-Erickson, 2003).
[…] hipertextualidad. Por ésta entiendo toda nocen al lector la capacidad de identificar y de
relación que una un texto B (que llamaré proyectar la funcionalidad de las conexiones que
hipertexto) a un texto anterior A (que llama- los textos mantienen entre sí y los vínculos de cono-
ré, desde luego, hipotexto) en el cual él se cimiento que éstos activan en cada uno de sus
injerta de una manera que no es la del potenciales lectores. Esta perspectiva permite
comentario. explicar cómo el discurso literario se nutre de
referencias y de producciones del propio sistema
Es ese carácter hipertextual del discurso el literario (y de otros referentes culturales), hace
que permite integrar la diversidad de referentes posible el análisis de las relaciones entre intertex-
(multimodales, y de diferentes códigos) que pro- tos y ayuda a comprender cómo se generan las
ceden de otras obras, de otros textos y pasan a ser nuevas textualidades que los integran.
parte y esencia del nuevo discurso. La creación intertextual tiene su correspon-
En nuestros días, quizá más que en ningún dencia con la identificación-respuesta-valora-
otro momento de la historia, estamos rodeados de ción del lector, lo que implica que éste domine
mensajes que incluyen diversas (y, en muchas oca- estrategias que le permitan saber «leer un texto
siones, imprevisibles) copresencias textuales frente a otro, leer un texto como una relectura de
(citas, fragmentos, referencias hipotextuales). Las otro, leer un texto en el espacio intertextual de una
obras literarias siempre han mantenido nexos y cultura» (Culler, 1998). La identificación de las
relaciones intertextuales con otras obras y, por referencias depende de la capacidad de respuesta
supuesto, las han insertado en su estructura hiper- de sus lectores; la cuestión es que corresponde al
textual; así, el propio Nelson (1965) caracterizó la lector llevar a cabo el proceso de (re)construir el
literatura como «un sistema en evolución de significado de un complejo texto que «nos atrapa
documentos interconectados». Efectivamente, en una red de relaciones textuales. Interpretar un
cada texto contiene referencias, citas, alusiones, texto, descubrir su significado, o significados, es
transformaciones, etc. de otros textos, sea en hallar esas relaciones. La lectura resulta ser un
soporte impreso o en soportes digitales o electró- proceso de puesta en movimiento de los textos»
nicos, cuya lectura requiere que el lector establezca (Allen, 2000, p. 1). Por ello, la comprensión y,
constantes relaciones, conexiones y vinculaciones. sobre todo, la interpretación, dependen de las
Por otra parte, la intertextualidad no sólo se competencias personales de cada lector para
encuentra en la literatura; el fenómeno intertex- reconocer las citas e identificar sus reescrituras
tual está presente en el entorno de textos y mensa- resultantes de las obras tomadas como referente.
jes que implican todo tipo de actividades sociales Respecto a
y personales que se generan en el marco de las la recepción, la
sociedades desarrolladas/alfabetizadas; es evidente intertextualidad En nuestros días estamos
que leer –saber leer cualquier tipo de texto y su hace más signifi-
rodeados de mensajes
modalidad discursiva– es una necesidad. cativa la consabi-
que incluyen diversas
da aportación de
El lector ante la intertextualidad conocimientos copresencias textuales
previos del lector (citas, fragmentos,
El hecho intertextual se ha reforzado con los en el proceso de referencias hipotextuales)
supuestos de la teoría de la recepción, que reco- construir el sig-
la que asumen nuevos significados y valores en el matiza el tejido discursivo de la nueva obra y cobra
nuevo espacio de un constructo hipertextual especial relevancia y funcionalidad cuando es detec-
(hipertexto textual, según Eco, 2003). tado por el lector. Esto requiere que los lectores esta-
Este tipo de obras proponen y activan la lectu- blezcan (algún tipo de) relaciones entre los
ra de más de una obra. Así, encontramos presencia referentes hipotextuales (Tabernero, 2012). Y la
intertextual en los álbumes de literatura infantil y en combinación de todos esos referentes convierte el
creaciones para adolescentes, jóvenes y adultos: nuevo texto que los incluye en un hipertexto. Como
señal notoria de su funcionalidad como recurso de efecto de esas relaciones, la obra puede ser un hiper-
(re)escritura creativa. Se trata de un recurso cons- texto, cuya lectura sea un reto para el lector, quien
tante y accesible incluso para lectores iniciales –aun- ha de enfrentarse a una textualidad que se le presen-
que la presencia de referentes intertextuales, según ta como una peculiar combinación de referentes de
la marca y la textualidad concreta, no sea siempre otros textos y que, además, ella misma está inserta
evidente–; cada referente intertextual o hipotextual en la compleja red del sistema literario.
Cien
Al despertar, Augusto Monterroso se había convertido en un dinosaurio. «Te noto mala
cara», le dijo Gregorio Samsa, que también estaba en la cocina. (José María Merino, en Días
imaginarios, 2002)
En dos líneas se combinan varios referentes que generan un breve e intenso hipertexto, cuyos hiper-
vínculos se ofrecen para que el lector los conecte con sus conocimientos y sus lecturas previas:
• Textualidad. En sus escasas dos líneas, la textualidad resulta ser la fusión de referentes de dos
obras: El dinosaurio, de Augusto Monterroso, y La metamorfosis, de Franz Kafka. Por el
modo de incluir los referentes –al despertar, Augusto Monterroso, convertido en, dinosaurio,
Gregorio Samsa– y su textualidad, muestra los nexos de una intensa red de referentes
mediante las yuxtaposiciones y las conexiones que integra. En sus dos enunciados establece
referentes-nexos-hipervínculos primero para generar una nueva producción y, después, para
que el lector identifique conexiones, establezca la intencionalidad y el significado y construya
su interpretación. Además, muestra la peculiaridad de que los personajes procedentes de la
ficción (Gregorio Samsa, el dinosaurio) se convierten en componentes metaficcionales y
metaliterios. Esta minificción es una reescritura, un artefacto intertextual e hipertextual que
integra referentes ficcionales de dos relatos (microrrelato y novela) en una nueva textualidad
de nuevo significado.
Para observar, analizar y comprender la función de esas referencias, los lectores podrían contar
con el apoyo del despliegue de un texto hipertextual. Supongamos, por ejemplo, un básico sopor-
te off line, con enlaces que abrieran documentos/textos con información o pasajes significativos
de las obras referidas (véase propuesta en Mendoza, 2010).
halladas. Por favor. los otros los sé»; o bien el • Las peticiones de información y de ayuda y
lector que firma como «Wellek» hace una las aportaciones de los distintos tipos de lec-
amplia aportación, dando las claves de tores hacen posible la identificación de
muchas de las referencias intertextuales, aun- hipervínculos para que el lector interesado
que no todas ellas son acertadas: «la cólera de pueda tener opción de expandir los referen-
Aquiles La Ilíada. Homero. La Biblia.mil tes integrados en la textualidad.
noches Las mil y una noches. convertido en un
enorme insecto La Metamorfosis. Kafka probó Es una muestra más de las facetas del hiper-
una magdalena y En busca del tiempo perdido. texto discursivo y del hipertexto de base intertex-
Marcel Proust. calavera Hamlet. Shakespeare. tual en relación con los intertextos que, a modo
Melibea La Celestina Églogas de Virgilio?las de nodos, dan acceso a la clave de los respectivos
prendas mal halladas Soneto X. Garcilaso . hipervínculos/hipotextos.
quedó ciego tras las nupcias Edipo? soñó des-
pierto La vida es sueño. Calderón. cuyo nom- A modo de síntesis
bre no me acuerdo Cervantes. El Quijote.
canto general Pablo Neruda la ballena blanca La potencial amplitud del hecho intertextual y de
Melville. Moby Dick la noche oscura San Juan sus creaciones, en realidad, depende tanto de las
de la Cruz arpa en el rincón Bécquer. cráneos características de su textualidad como de la cua-
privilegiados Luces de Bohemia, Valle-Inclán lidad y relevancia de los referentes que aporte el
olmo seco A. Machado. Al olmo viejo. dulce lector:
Rita de los Andes César Vallejo ilusiones per- • Para la recepción de textos intertextuales es
didas? verde viento Romance sonámbulo, determinante la posesión de conocimientos
Lorca sirenas Ulises en la Odisea Yo mismo ... y de diversificadas experiencias lectoras de
Luis Landero». obras de diferente tipo, género, estilo, etc.,
de modo que el lector aporte informaciones
El contraste de estas muestras, que han que- significativas, primero para establecer rela-
dado como claro testimonio en la web, es un ciones con los referentes que contiene el
buen ejemplo de implicación lectora, y también nuevo (hiper)texto y después para apreciar
de las carencias o de activación de los conoci- la intencionalidad y la finalidad propuestas
mientos y de las experiencias para observar las en el texto y proyectarlas en su comprensión
reacciones del lector ante la evidencia o la intui- e interpretación de éste.
ción de la presencia de claves intertextuales. • La lectura de textos de carácter intertextual
Esta minificción, originariamente editada (en sus diferentes modalidades y con los
en libro impreso, ha pasado a ocupar, como texto recursos de base hipotextual e hipertextual)
digitalizado, su lugar en la Red, abriendo las potencia la actividad cognitiva del lector:
posibilidades de su despliegue de intertextos a entre el discurso-texto y los esquemas de
través de la participación colectiva –gracias a que conocimiento del lector se crea una perso-
su soporte permite participar en un espacio nal red de relaciones que hace posible la
interactivo–, con la cual: comprensión e interpretación.
• Se comparten conocimientos y experiencas. • En correlación con la arborescencia inter-
• Se facilitan datos y se expresan valoraciones. textual e hipertextual de una obra está pre-
sente la red cognitiva del lector (activada • También en el caso del hipertexto electróni-
por su intertexto lector), que habría de ser co, con su trama de hipervínculos y referen-
suficientemente amplia y eficaz para cons- tes, la clave intertextual apoya la «lectura de
truir el significado de modo significativo. búsqueda», estimula la adquisición y la
• El texto también deja espacio para que el construcción del conocimiento de forma
lector establezca sus posibles hipervínculos activa, a través de la exploración, la elabora-
personales (los que resultan de particulares ción cognitiva de nuevas informaciones,
vivencias, experiencias o valoraciones). la reestructuración de la información y la
• Desde la perspectiva didáctica, los referen- construcción de aprendizajes. La lectura
tes intertextuales –que componen y marcan personalizada del hipertexto hace posible
el tejido discursivo del texto– cobran espe- que cada alumno organices las (sus) ideas de
cial relevancia en la educación literaria: los forma significativa y que cree redes semán-
indicadores o las marcas, los referentes ticas y semióticas de conocimiento sobre el
hipotextuales o intertextuales necesitan que discurso literario.
los correspondientes vínculos estén presen- • En su proyección didáctica, los ejemplos de
tes el espacio cognitivo del lector (conoci- intertextualidad ofrecen distintas proyeccio-
miento, experiencia, memoria), para nes para que los lectores/escritores en for-
activarlos desde sus archivos de conoci- mación aprendan a valorar esas conexiones
miento, o su competencia lecto-literaria y elaboren las propias interpretaciones o, en
(Reyzábal e Hilario, 2006). su caso, generen sus propias reescrituras:
• En realidad, todo tipo de texto (periodístico, – Favorecen la lectura, aportando en parale-
científico o de cualquier otra tipología, lo los hipotextos correspondientes y mos-
incluidos los hipertextos en línea y, por trando la recursividad que utiliza el texto.
supuesto, multimodales, que enlazan textos) – Estimulan o potencian la lectura de otras
forma parte de una compleja red de hiper- obras previas y amplían la experiencia
vínculos construida por la inclusión de lectora con sus conexiones.
otros textos a través de alguna modalidad – Muestran las estrategias de reescritura,
intertextual. El discurso científico emplea sus modalidades y recursos.
recursos y estrategias hipertextuales e inter- – Sugieren opciones para generar nuevas
textuales, al integrar referencias que están producciones en clave intertextual.
presentes (y con carta de naturaleza) en el
texto especializado, en el texto técnico o, En su conjunto, las características, las
por ejemplo, en el manual escolar. En todos modalidades y los procesos indicados permiten
ellos convergen las referencias, las citas, comprobar que, habitualmente, las conexiones se
los conceptos y las ideas de otros textos (de producen a través de vínculos intertextuales que
otras propuestas, otras fuentes y otros códi- conectan intertextos, hipotextos, hipertextos en
gos) que son necesarios para que, a través de la imprevisible textualidad de una obra concreta
su valoración y vinculación, se justifiquen, y que, a través de sus vínculos, las obras extien-
se apoyen, se refuten o se construyan nue- den sus enlaces hacia nuevas y renovadas pro-
vos significados, lo que también supone ducciones, aportando nuevos contenidos y
nuevos conocimientos. significados.