Inferencias Remesar
Inferencias Remesar
Inferencias Remesar
Deducción
T E
Inducción
Este modelo binario implica una de las formas posibles de comprender la estructura
del conocimiento científico. Dicho modelo consiste en entender la realidad desde una
perspectiva clásica de opuestos entre la teoría y la empiria. Las teorías racionalista y
empirista se apoyan en él intentando cumplir con alguno de los dos requisitos que le
impone la ciencia al conocimiento científico: la necesariedad universal o la
comprobabilidad.
2
Ambas exigencias solo pueden satisfacerse con ciertos logros parciales y se remiten
constantemente la una a la otra por lo que a esta oposición Samaja la denomina
“Contradicción Interna de la Ciencia”.1
Este dilema se pone de manifiesto en la utilización de dos inferencias lógicas: la
inducción y la deducción. La primera es un tipo de razonamiento lógico que generaliza a
partir de proposiciones singulares o particulares un enunciado general. Este tipo de
razonamiento es utilizado fundamentalmente por las corrientes empiristas. El problema de
la inducción radica en que la conclusión a la que se llega no es necesaria ni verdadera, sino
tan sólo probable. Desde la lógica formal los razonamientos inductivos son inválidos. Sin
embargo a esta forma de inferencia debe reconocérsele la ventaja de que permite la
conservación de la falsedad, es decir, que nos permite descartar la teoría en cuanto
percibimos la falsedad de una de las premisas. Aunque esto es sabido no se le ha dado
mayor trascendencia2 pues la inducción carece de validez formal3.
El método deductivo en cambio, parte de enunciados generales para llegar a
conclusiones particulares y por ende la ventaja de este método consiste en conservar la
verdad, esto es: siempre y cuando se parta de un enunciado general verdadero se llegará a
uno particular verdadero, siendo entonces una inferencia reconocida en cuanto a su validez
lógico formal. El problema que presenta es que si parte de un enunciado falso el grado de
verdad de los enunciados particulares no puede determinarse (puede ser verdadero o falso).
De enunciados generales verdaderos no pueden derivarse (desde la lógica formal)
proposiciones particulares falsas. Sin embargo, muchas veces a lo largo de la historia de la
ciencia se han descartado proposiciones generales verdaderas debido a observaciones que o
bien estaban mal realizadas o no se contaban con los recursos técnicos adecuados para
hacerlas. Es necesario señalar además que toda observación está cargada de teoría y esto
hace que las mismas sean en si mismas un cierto tipo de hipótesis.
V V F F
F V V F
1
Samaja, Juan “Epistemología y Metodología”, Eudeba, Bs. As., 2004, I: 30.
2
Es Juan Samaja quien nos advierte acerca de esto en su obra.
3
A excepción de una inducción “plena” en donde se observan todos los casos de un universo de entidades.
Claro está que en general los universos son lo suficientemente numerosos como para considerarse en la
mayoría de los casos en un número cercano al infinito.
3
Por otro lado, nada puede garantizar la veracidad de las premisas. Claramente se ve
en el siguiente razonamiento: “Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre.
Sócrates es mortal”. Si bien se trata de un razonamiento lógico válido, para comprobar la
veracidad del enunciado “todos los hombres son mortales”, deberíamos matar a todos los
hombres, incluso al mismo Sócrates y a quien está leyendo esto en este momento. El
problema de la deducción es que parte de afirmar aquello que justamente quiere poner a
prueba.
De lo antes expuesto resulta que este modelo binario es insatisfactorio o insuficiente
en tanto que si bien ambos razonamientos (inducción y deducción) son necesarios como
formas de validación no aportan una solución por la vía del método en lo referente al
camino o curso de acción por donde iniciar un trabajo para concluir en un producto, esto es
comprender y explicar el acto científico en cuanto a cómo se hace para llegar a cada uno de
estos polos y construir la estructura.
¿Por dónde se comienza entonces para generar un nuevo saber? La respuesta hasta
aquí parece ser: comienzo por lo empírico y luego derivo a lo general; o parto de lo general
para arribar a lo empírico. Estas dos líneas, la inductivista (Locke, Hume) o la apriorista
(Descartes) son vulnerables entre sí y además tienen el problema de que ninguna aporta
una solución al problema del origen. El deductivista dirá al empirista que no puede hacer
ninguna observación sin un saber previo (debe haber una idea previa ya de ese hecho) a lo
que el empirista contestará que lo general sin una observación de la realidad es pura
metafísica (como en el mundo de las ideas de Platón). Por cuanto todo esto termina en el
dilema de “la gallina y el huevo”. Toda observación presupone una categorización previa,
esto es, requiere de una regla anterior, pero a su vez dicha categorización debe provenir de
una generalización, entonces: ¿de dónde y cómo obtuvimos ese pensamiento universal?
Cada uno de los modos de reproducción remite a otros modos de reproducción que se
transformaron y reconfiguraron a otros modos de reproducción diferentes4.
Hay sin duda un comportamiento de génesis que no tiene nada que ver con la
producción de lo mismo sino con la producción de lo nuevo. Mientras nos empeñemos en
entender el problema desde esta estructura binaria nos quedamos entrampados en dicha
contradicción. De allí la justificación del modelo triádico que propone Samaja, que también
tiene los componentes de la teoría y de la empiria pero agregando la praxis, se trata de paxis
de la teoría y praxis de la empiria.
4
Una analogía posible que serviría para ilustrar el concepto es con la teoría de la evolución de las especies.
4
La respuesta de las epistemologías dialécticas nos permiten vislumbrar que en el
modelo binario nos falta algo para comprender el proceso del conocimiento. La crítica que
podemos hacer a esta postura dualista es que nos esconde el proceso de producción del
conocimiento científico: la génesis por un lado, pero también el reconocimiento de que se
trata de un proceso de producción que no es la simple identificación o descubrimiento de lo
ya dado sino un verdadero proceso constructivo5.
La praxis implica elementos particulares que permiten resolver las reglas del
método. De allí surgen dos nuevas formas de inferencias, la analogía y la abducción, pero
en el eje histórico-dialéctico. Sólo hay dialéctica cuando al mismo tiempo podemos
resolver la estructura (ya dada) y la producción de lo nuevo.
Las hipótesis no surgen de inspiraciones irracionales ni de observaciones sino de
modelos que la praxis social ha creado a lo largo de la historia, una vez comprobadas ellas
mismas serán nueva materia prima. O dicho de otro modo:
El modelo ternario propone la inclusión de un tercer elemento: el objeto modelo.
Pero ¿qué es? y ¿de dónde surge este objeto modelo? Clásicamente se consideran a la
deducción e inducción como las dos formas de inferencias lógicas posibles. Si bien no se
reconocen como inferencias científicas con validez lógico formal a la abducción y la
analogía, sí tienen validez epistemológica como lo han demostrado diversos autores (en
particular Kant, Hegel, Samaja). Dichos procesos están ocultos en las formas clásicas que
nos dejan encasillados en una postura rígida que no nos permite entender la forma en la que
se produce el conocimiento científico y por ende aparecen como un producto de origen
"mágico" (recaen en la inmediatez de pensar que siempre estuvieron) haciendo una omisión
no inocente del propio proceso de construcción, la historia y las determinaciones que le
permiten surgir, que se oculta bajo la lógica conjuntista desde la que se leen las inferencias.
El debate del modelo binario desconoce el proceso constructivo del sujeto de la
ciencia y solo reconocen el sujeto intelectivo (racionalismo) o el sujeto observante
(empirismo) pero no al sujeto activo e histórico es decir al sujeto protagónico. El falso
dilema se supera si se reinscribe el proceso de la ciencia en el "mundo de la vida y de la
historia", es allí de donde surgen los modelos que permitirán crear las hipótesis teóricas y
los patrones de observación. El debate debe reorientarse hacia la lógica de la praxis
humana que permite entender la ciencia como proceso y darle el lugar merecido a la
5
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo
científico”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
5
inferencia abductiva (o de las hipótesis) y la analogía no sólo como mecanismo heurístico
sino como momento decisivo en los mecanismos de validación racional entendiéndola
entonces como eslabón entre la razón que silogiza y la razón que produce conocimiento
verdadero, es decir, relacionando el proceso de inferir con la praxis.
El “método de la eficacia”
8
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito , 2003.
9
Del interior de la conciencia o de la subjetividad
8
socialización comunal (con el tremendo efecto modelador del lenguaje) y la igualmente
dura e intensa fase de educación estatal, escolar (con el portentoso efecto modelador de la
escritura, la lógica y el sistema de la razón)” 10, transformándolo en un tipo de
conocimiento transmisible (que suprime, conserva y supera a los métodos anteriores en el
sentido del término alemán Aufhebung), de base sólida, sustentado en el acuerdo de lo que
deberá ser considerado como el objeto externo, (objeto supraindividual u objeto público),
sobre el cual se llevará a cabo la constatación o refutación de cada una de las hipótesis.
“Hemos llegado finalmente a establecer el rasgo distintivo del
método de la ciencia, a saber, su disposición a examinar todas las
opiniones a título de hipótesis y su compromiso a decidir por una de ellas
de conformidad con los dictámenes de los hechos mismos, mediante una
metódica comprobación de la eficacia predictiva de cada una de las
hipótesis en juego.
Se conoce este rasgo operatorio esencial del método científico con
el nombre de “procedimiento hipotético-deductivo” dado que en su
forma más esquemática, él se presenta como eso: como la apuesta a una
hipótesis y la prueba de su temple mediante el examen de su eficacia
predictiva.”11
10
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
11
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
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Cuadro comparativo de los métodos para fijar creencias:
La operatoria hipotético-deductiva
El rasgo operatorio por el cual el método científico examina las opiniones a título de
hipótesis y decide luego por una de ellas contrastándola con los hechos, por medio de una
metódica comprobación de la eficacia predictiva es el procedimiento hipotético-deductivo.
Este método consiste en proponer una hipótesis como intento de respuesta a un problema de
investigación y luego someterla a la confrontación con los hechos. Para ello se deben
deducir consecuencias observacionales de las hipótesis y comprobarlas mediante
experiencias.
10
12
Se parte entonces de hipótesis “inventadas” por el investigador que se postulan
como posibles soluciones al problema. Este método separa el contexto de descubrimiento
de las hipótesis con el de justificación, centrándose solamente en este último aspecto, de
manera que no importa cómo surgieron esas hipótesis si no si se verifican o no en los
hechos.
De esta hipótesis se deducen consecuencias observacionales que deberán someterse
a prueba con los hechos para demostrar así la veracidad del enunciado. Para lograr que esta
contrastación sea efectiva, el investigador debe realizar procedimientos y condiciones
capaces de ser reproducibles y controlables (experimento).
A partir de aquí, pueden suceder dos cosas: Que los resultados se condigan con los
enunciados, en cuyo caso la hipótesis es confirmada; o que se produzcan resultados no
esperados, con lo cual la hipótesis se refuta y el investigador debe ensayar nuevos
postulados.
El método hipotético deductivo se caracteriza por el intento de apoyarse en una
lógica deductiva válida: el modus ponens y el modus tollens. El problema radica en que el
modus ponens no sirve para la contrastación de las hipótesis, ya que cae en el error de
afirmar aquello que quiere verificar (falacia de afirmación del consecuente). Su forma
lógica es:
Si p, entonces q
Es el caso de q
Es el caso de p
12
En este punto, cabe aclarar que el término “invento” no ha de ser exactamente el más apropiado, dado que como
señala Samaja, el origen mismo del conocimiento no está en la invención anárquica (azarosa y sin sentido) de
hipótesis sino en la utilización de la “cantera de analogías” posibles con las que cuenta el investigador. Como se ha
visto en el apartado anterior, es de las creencias aportadas por la propia experiencia (praxis teórica y empírica), de
donde el investigador hechará mano para proponer sus hipótesis.
13
Laso, Eduardo “Los métodos de validación en ciencias naturales” en Díaz, Esther “La posciencia”, Biblos, Bs.
As., 2004.
11
garantiza que las premisas sean verdaderas ya que existen formas de razonamiento válidas
en las que, a pesar de que contienen alguna premisa que sea falsa, se puedan inferir
conclusiones verdaderas.
Cuando una hipótesis nos lleva a una predicción fallida, las alternativas posibles son
desechar la hipótesis o rechazar que estemos frente a un caso al que se le aplica la hipótesis.
El corazón mismo de la validación científica de una creencia no está ni en la
creencia interna, ni en la tradición, ni en la razonabilidad, sino solamente en la capacidad de
predecir el comportamiento de los hechos en nuestro laboratorio.
Las ventajas que esta operatoria aporta son:
• Funciona como un criterio de validación (en el sentido de un test)
• Abre el camino para alumbrar nuevas hipótesis.
• Irrupción de un nuevo carácter en el conocimiento: el carácter operatorio.
• Las creencias pasan a sostenerse en un saber activo, operativo y pragmático.
• La noción de experimento o de observación de laboratorio, son
consideradas observaciones que acreditan validez y confiabilidad permitiendo extraer
consecuencias generales.
• Cualquiera, teniendo suficiente experiencia y razonando lo bastante sobre
ello, llegará a la única conclusión verdadera. La nueva conclusión implicada aquí es la de
realidad 14.
La deducción: es aquella inferencia cuya forma está dada por la afirmación de una
Regla y un caso de dicha regla, y la derivación al caso particular del o los rasgos que la
Regla enuncia en general.
Puede leerse así: R+C→r
Si la proposición que enuncia la Regla es verdadera, y si el Caso es verdaderamente
un Caso de dicha Regla, entonces, la conclusión deberá ser necesariamente verdadera. La
deducción se caracteriza como una forma de derivación que cuando sus premisas son
verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera. Cuando alguna de sus premisas o
14
Peirce, 1988a:194 y 195; en Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro
inédito, 2003.
12
ambas, son falsas la conclusión queda formalmente indeterminada. La inferencia deductiva,
es una inferencia de particularización que va de un saber en general, a su aplicación en
particular. Deriva, a partir del conocimiento de las determinaciones que tienen los
elementos de un conjunto, esas mismas determinaciones, pero referidas a los elementos de
un subconjunto del conjunto inicial, esto es, no considerado como una totalidad relacional
u orgánica.
La inferencia deductiva es válida sólo bajo la condición de que sus premisas sean
verdaderas.15
La inducción: es un tipo de inferencia que va de lo particular a lo general, en el
sentido estricto de pasar de proposiciones que se refieren a un subconjunto de elementos, a
proposiciones referentes al conjunto.
Puede leerse de la siguiente manera: C + r → R
En la inducción aunque todas sus premisas sean verdaderas, su conclusión queda
formalmente indeterminada. Es decir, por más que se haya realizado una veraz descripción
de los eventos particulares que sostienen a las premisas, la conclusión general que se
pretende derivar podría resultar falsa, dado que falta información sobre los restantes
elementos del conjunto. Y, si el conjunto es infinito, por más que se agregue más
observaciones a la muestra, no por eso se habrá aumentado la probabilidad de que sea
verdadera. Sin embargo cuando la premisa que enuncia el rasgo es falsa se puede decir que
la conclusión deberá ser necesariamente falsa.
La inferencia inductiva es “operativamente” válida, entonces, bajo la condición de
que una de sus premisas sea falsa. Popper advirtió que una hipótesis es necesariamente
falsa si se encuentra un contrajemplo. Esto, que fue señalado por Samaja, es en realidad una
operatoria de carácter inductivo.16
La Abducción: La Lógica Formal clásica, que sólo considera lógicamente válidas a
las formas deductivas, ha bautizado a esta forma abductiva como “falacia de afirmar el
consecuente”.
15
“Una inferencia se dice “analíticamente válida” cuando permite conocer de manera apodíctica el valor de verdad
de la conclusión a partir de conocer el valor de verdad de las premisas” (Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de
las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.)
16
“la falsación popperiana procede por vía inductiva y no deductiva y que la ley lógica que describe el
procedimiento por el cual se invalida una regla no es el modus tollens ([ (p ⊃ q) • ¬q] ⊃ ¬ p]), sino otra ley, que se
puede denominar “ley de la inducción” [(p • ¬q) ⊃ ¬ (p ⊃ q)].” (Juan Samaja, Revista Episteme, 1972, en
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica de la
ciencia”. Libro inédito, 2003.)
13
Puede leerse de la siguiente manera: r + R → C
Expresado con la forma del condicional diría: si p entonces q (condicional), y q
(consecuente), entonces derivo p (antecedente):
La Abducción va de la Parte al Todo, no por generalización, sino como
identificación del sustrato al que pertenece la parte. El elemento pasa a ser entonces un
singular concreto, que lleva en su propia constitución la razón de pertenecer a una especie
con su singularidad o unidad de comportamiento e historia.
La Analogía: En este caso disponemos como premisa la proposición que afirma que
el rasgo que tenemos planteado nos evoca el rasgo de un caso de otro fenómeno, pero que
nos es muy familiar. Al advertir cierta semejanza entre un rasgo de aquello que
desconocemos con un rasgo de algo conocido que nos es familiar, nos vemos llevados a
explicar este rasgo anómalo por una Regla semejante a la que está empotrada en nuestro
caso familiar. En símbolos, se expresaría así:
r + ¿R? → ¿?
Se presenta un rasgo enigmático, del que no disponemos de ninguna regla hipotética
con la cual intentar una explicación. Este rasgo anómalo (r ?), empieza a resolverse cuando
acudimos a un caso análogo (∀) que nos resulta familiar y que nos es evocado por el rasgo
anómalo. De esta forma la inferencia analógica va del rasgo y el caso análogo al caso
presunto.
En tanto el caso análogo nos es familiar porque lo hemos vivido, y su regla se
encuentra en él como miembro de una especie a la cual pertenece, hace posible el tránsito a
la abducción, ya que es en esa regla conocida sobre la que se comienza a diseñar
conceptualmente la nueva Regla hipotética. La regla del caso análogo opera como
protohipótesis de la futura abducción explicativa acotando el campo de búsqueda de la
regla que buscamos (R) y que probablemente sea una buena hipótesis (Rh).
Podría describirse formalmente de la siguiente manera:
Paso 1: rasgo(?) + Caso análogo (familiar) → Caso (presunto)
↓
Paso 2: rasgo + Regla del caso análogo → Caso (presunto)
[proto-hipótesis]
↓
Paso 3: rasgo + Regla Hipotética → Caso (identificado = abducción)
14
deducción
analogía abducción
Inducción
Descubrimiento Validación
Conclusiones
Bibliografía
• Samaja, Juan “El Lado Oscuro de la razón”, Cap. I, JVE, Bs. As., 2004.
18
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica
de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
17