Inferencias Remesar

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1

El sistema de inferencias y su lógica en el proceso. Los dos


modos del método de la ciencia.
Por Sergio Remesar
El presente capítulo tiene como antecedentes los trabajos del profesor Juan Samaja.
Si bien los temas desarrollados en el mismo han sido integrados y simplificados en un
único escrito para su exposición, se apoyan en las ideas propuestas y elaboradas por dicho
autor.

El método y la contradicción interna de la ciencia

En toda obra científica pueden diferenciarse dos tipos de proposiciones: teóricas


(todos los A son B) y empíricas (espero que todos los A se comporten como B). En este
sentido se entienden como componentes teóricos a las proposiciones generales y a las
particulares como componentes empíricos. El primero aporta la ley, la comprensión y la
contextuación del elemento empírico, de ahí que todo conocimiento resulte de la visión de
un hecho a la luz de un principio. El proceso por el cual se pasa de la teoría al hecho
particular es el proceso deductivo. En cambio, se dice que el hecho particular sirve para
ilustrar, constatar, ejemplificar el general. Hay así, una circulación de lo teórico a lo
empírico y viceversa en un movimiento retórico.

Deducción
T E
Inducción

Este modelo binario implica una de las formas posibles de comprender la estructura
del conocimiento científico. Dicho modelo consiste en entender la realidad desde una
perspectiva clásica de opuestos entre la teoría y la empiria. Las teorías racionalista y
empirista se apoyan en él intentando cumplir con alguno de los dos requisitos que le
impone la ciencia al conocimiento científico: la necesariedad universal o la
comprobabilidad.
2
Ambas exigencias solo pueden satisfacerse con ciertos logros parciales y se remiten
constantemente la una a la otra por lo que a esta oposición Samaja la denomina
“Contradicción Interna de la Ciencia”.1
Este dilema se pone de manifiesto en la utilización de dos inferencias lógicas: la
inducción y la deducción. La primera es un tipo de razonamiento lógico que generaliza a
partir de proposiciones singulares o particulares un enunciado general. Este tipo de
razonamiento es utilizado fundamentalmente por las corrientes empiristas. El problema de
la inducción radica en que la conclusión a la que se llega no es necesaria ni verdadera, sino
tan sólo probable. Desde la lógica formal los razonamientos inductivos son inválidos. Sin
embargo a esta forma de inferencia debe reconocérsele la ventaja de que permite la
conservación de la falsedad, es decir, que nos permite descartar la teoría en cuanto
percibimos la falsedad de una de las premisas. Aunque esto es sabido no se le ha dado
mayor trascendencia2 pues la inducción carece de validez formal3.
El método deductivo en cambio, parte de enunciados generales para llegar a
conclusiones particulares y por ende la ventaja de este método consiste en conservar la
verdad, esto es: siempre y cuando se parta de un enunciado general verdadero se llegará a
uno particular verdadero, siendo entonces una inferencia reconocida en cuanto a su validez
lógico formal. El problema que presenta es que si parte de un enunciado falso el grado de
verdad de los enunciados particulares no puede determinarse (puede ser verdadero o falso).
De enunciados generales verdaderos no pueden derivarse (desde la lógica formal)
proposiciones particulares falsas. Sin embargo, muchas veces a lo largo de la historia de la
ciencia se han descartado proposiciones generales verdaderas debido a observaciones que o
bien estaban mal realizadas o no se contaban con los recursos técnicos adecuados para
hacerlas. Es necesario señalar además que toda observación está cargada de teoría y esto
hace que las mismas sean en si mismas un cierto tipo de hipótesis.

V V F F
F V V F

No es posible Modus Ponens Falacia Modus Tollens

1
Samaja, Juan “Epistemología y Metodología”, Eudeba, Bs. As., 2004, I: 30.
2
Es Juan Samaja quien nos advierte acerca de esto en su obra.
3
A excepción de una inducción “plena” en donde se observan todos los casos de un universo de entidades.
Claro está que en general los universos son lo suficientemente numerosos como para considerarse en la
mayoría de los casos en un número cercano al infinito.
3
Por otro lado, nada puede garantizar la veracidad de las premisas. Claramente se ve
en el siguiente razonamiento: “Todos los hombres son mortales. Sócrates es hombre.
Sócrates es mortal”. Si bien se trata de un razonamiento lógico válido, para comprobar la
veracidad del enunciado “todos los hombres son mortales”, deberíamos matar a todos los
hombres, incluso al mismo Sócrates y a quien está leyendo esto en este momento. El
problema de la deducción es que parte de afirmar aquello que justamente quiere poner a
prueba.
De lo antes expuesto resulta que este modelo binario es insatisfactorio o insuficiente
en tanto que si bien ambos razonamientos (inducción y deducción) son necesarios como
formas de validación no aportan una solución por la vía del método en lo referente al
camino o curso de acción por donde iniciar un trabajo para concluir en un producto, esto es
comprender y explicar el acto científico en cuanto a cómo se hace para llegar a cada uno de
estos polos y construir la estructura.
¿Por dónde se comienza entonces para generar un nuevo saber? La respuesta hasta
aquí parece ser: comienzo por lo empírico y luego derivo a lo general; o parto de lo general
para arribar a lo empírico. Estas dos líneas, la inductivista (Locke, Hume) o la apriorista
(Descartes) son vulnerables entre sí y además tienen el problema de que ninguna aporta
una solución al problema del origen. El deductivista dirá al empirista que no puede hacer
ninguna observación sin un saber previo (debe haber una idea previa ya de ese hecho) a lo
que el empirista contestará que lo general sin una observación de la realidad es pura
metafísica (como en el mundo de las ideas de Platón). Por cuanto todo esto termina en el
dilema de “la gallina y el huevo”. Toda observación presupone una categorización previa,
esto es, requiere de una regla anterior, pero a su vez dicha categorización debe provenir de
una generalización, entonces: ¿de dónde y cómo obtuvimos ese pensamiento universal?
Cada uno de los modos de reproducción remite a otros modos de reproducción que se
transformaron y reconfiguraron a otros modos de reproducción diferentes4.
Hay sin duda un comportamiento de génesis que no tiene nada que ver con la
producción de lo mismo sino con la producción de lo nuevo. Mientras nos empeñemos en
entender el problema desde esta estructura binaria nos quedamos entrampados en dicha
contradicción. De allí la justificación del modelo triádico que propone Samaja, que también
tiene los componentes de la teoría y de la empiria pero agregando la praxis, se trata de paxis
de la teoría y praxis de la empiria.
4
Una analogía posible que serviría para ilustrar el concepto es con la teoría de la evolución de las especies.
4
La respuesta de las epistemologías dialécticas nos permiten vislumbrar que en el
modelo binario nos falta algo para comprender el proceso del conocimiento. La crítica que
podemos hacer a esta postura dualista es que nos esconde el proceso de producción del
conocimiento científico: la génesis por un lado, pero también el reconocimiento de que se
trata de un proceso de producción que no es la simple identificación o descubrimiento de lo
ya dado sino un verdadero proceso constructivo5.
La praxis implica elementos particulares que permiten resolver las reglas del
método. De allí surgen dos nuevas formas de inferencias, la analogía y la abducción, pero
en el eje histórico-dialéctico. Sólo hay dialéctica cuando al mismo tiempo podemos
resolver la estructura (ya dada) y la producción de lo nuevo.
Las hipótesis no surgen de inspiraciones irracionales ni de observaciones sino de
modelos que la praxis social ha creado a lo largo de la historia, una vez comprobadas ellas
mismas serán nueva materia prima. O dicho de otro modo:
El modelo ternario propone la inclusión de un tercer elemento: el objeto modelo.
Pero ¿qué es? y ¿de dónde surge este objeto modelo? Clásicamente se consideran a la
deducción e inducción como las dos formas de inferencias lógicas posibles. Si bien no se
reconocen como inferencias científicas con validez lógico formal a la abducción y la
analogía, sí tienen validez epistemológica como lo han demostrado diversos autores (en
particular Kant, Hegel, Samaja). Dichos procesos están ocultos en las formas clásicas que
nos dejan encasillados en una postura rígida que no nos permite entender la forma en la que
se produce el conocimiento científico y por ende aparecen como un producto de origen
"mágico" (recaen en la inmediatez de pensar que siempre estuvieron) haciendo una omisión
no inocente del propio proceso de construcción, la historia y las determinaciones que le
permiten surgir, que se oculta bajo la lógica conjuntista desde la que se leen las inferencias.
El debate del modelo binario desconoce el proceso constructivo del sujeto de la
ciencia y solo reconocen el sujeto intelectivo (racionalismo) o el sujeto observante
(empirismo) pero no al sujeto activo e histórico es decir al sujeto protagónico. El falso
dilema se supera si se reinscribe el proceso de la ciencia en el "mundo de la vida y de la
historia", es allí de donde surgen los modelos que permitirán crear las hipótesis teóricas y
los patrones de observación. El debate debe reorientarse hacia la lógica de la praxis
humana que permite entender la ciencia como proceso y darle el lugar merecido a la

5
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo
científico”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
5
inferencia abductiva (o de las hipótesis) y la analogía no sólo como mecanismo heurístico
sino como momento decisivo en los mecanismos de validación racional entendiéndola
entonces como eslabón entre la razón que silogiza y la razón que produce conocimiento
verdadero, es decir, relacionando el proceso de inferir con la praxis.

“En el principio fue la acción” (Goethe)

El método científico se encuentra fundado en la tensión dialéctica entre creencia y


duda, donde conocimiento puede ser referenciado al valor vital existencial y la duda a su
antivalor o incertidumbre. De allí, que el conocimiento o conjunto de creencias cobre el
sentido de función de la autorregulación de los seres vivos. El conocimiento o sistemas
de creencias permiten a los seres vivos establecer relaciones entre las experiencias,
condición necesaria para la autorregulación como seres autónomos, posibilitando la
alternativa de decidir determinadas acciones frente a una situación dada (“irritante” o de
incertidumbre). Investigar o indagar es pues, instalar una creencia que nos permita actuar y
ejercer nuestra autonomía, o dicho de otro modo investigar es cualquier cosa que se haga
con vistas a poner una creencia.
Ch. Peirce6 distingue que hay al menos cuatro grandes métodos para fijar creencias,
estos son: el método de la tenacidad, el método de la autoridad, el método a priori o de la
metafísica y el método de la ciencia, método pragmático o de la eficacia.
Cada uno de estos grandes tipos de métodos es una función de la autorregulación de
una cierta forma de vida ya que cada uno de ellos remite a estratos diferentes en la
formación del conocimiento del hombre en cuanto a que se corresponden con cuatro
estrategias de coexistencialidad, la primera común a todos los seres vivos y las tres
restantes propias del género humano.
El método de la tenacidad predomina en el cuerpo orgánico de todo ser viviente y
es recibido en su dotación genética. Remite al campo individual, de neto carácter
instrumental, es intransferible en superficie, aunque cabe señalar que “en lo profundo la
combinación de variación aleatoria y selección que gobierna la evolución de las especies
determina la desaparición de aquellos individuos cuyas creencias no son convergentes con
las de sus congéneres”7. Con esto queremos decir que una creencia sostenida por este
6
Peirce, Charles, La fijación de las creencias, Barcelona, Crítica, 1988
7
Samaja, Juan “Aportes de la metodología a la reflexión epistemológica”, en Díaz, Esther, La Posciencia,
Buenos Aires, Biblos, 2004. p. 167
6
método no sólo debe ser eficaz para el individuo (contexto de descubrimiento) si no
también válida para todos los organismos de una misma especie (contexto de validación).
El método de la autoridad predomina en el estado de las biocomunidades y de las
comunidades humanas gentilicias (lenguaje, tradiciones, creencias religiosas, mitos). Aquí,
el individuo interactúa con otros asumiendo la autoridad de un otro significativo para su
grupo (por ej. sus progenitores) y dando lugar a la salida exogámica y las reglas de
distribución de los medios de vida. El contexto de justificación está dado en la admisión de
la autoridad de la tradición comunal.
El método de la metafísica predomina en los existentes humanos en tanto
ciudadanos de sociedades políticas (el Estado) producto de la necesidad que ocasiona el
paso de las comunidades primitivas a las divididas en clases manteniendo la unidad social
por medio del debate y el acuerdo. En este método el contexto de justificación reclama el
permanente ejercicio crítico de todo lo particular, de manera de hacer patente la búsqueda
de lo general.
El método de la eficacia predomina en las sociedades moderno-burguesas, en donde
la ciencia asume como método el someter al conocimiento teórico a su contrastación con
las cosas reales (referentes empíricos). Por lo tanto, se encuentra vinculado a los marcos de
una experiencia posible.
Todos estos métodos parecen apoyarse mutuamente y funcionar en la vida práctica
de manera solidaria. Hegel, denominó este complejo proceso por el cual una sustancia pasa
a formar parte de otra sustancia “Aufhebung”, lo que se podría traducir como: supresión,
conservación, superación.
Podría pensarse entonces como diferentes niveles de integración, en donde los
niveles inferiores constituyen, aportan el material, de los niveles superiores; y los niveles
superiores regulan, contextúan, los niveles inferiores. De todo esto resulta que los niveles
inferiores aportan el “material”, los ingredientes, que hacen a la estructura de los niveles
superiores; en tanto los niveles de integración superiores contienen regulando y
determinando las partes del todo que conforman y en el que se encuentran incluidas. De
esta manera, los niveles inferiores quedan incorporados, suprimidos y superados, a la vez
que conservados en el nivel de integración superior.
Basta con observar la labor de un científico y no tardarán en aparecer innumerables
muestras de creencias tenaces (tanto en el problema como en la solución), fuerte adhesión
a ciertas tradiciones (reconociendo las soluciones aportadas por la comunidad científica),
7
posiciones metafísicas (examen crítico del estado del arte y formulación de hipótesis de
trabajo), y la búsqueda de contrastaciones empíricas procediendo acorde al método
hipotético deductivo.

El “método de la eficacia”

En el método de la tenacidad las operaciones quedan confinadas al interior del sujeto


o sujeto individual (Samaja lo denomina somatocentrismo), en el método de la autoridad
este límite se extiende hasta el sujeto comunitario, o sea el sujeto socializado que comparte
tradiciones al interior de una comunidad de pertenencia (etnocentrismo). En el método de la
metafísica el sujeto educado en los procedimientos del debate racional trasciende las
fronteras del individuo hasta coincidir con un Sujeto Máximo (logocentrismo) mediante el
cual se construye la Supra Comunidad Ideal (Estado). Este último método, a pesar de su
carácter crítico y reflexivo no logra superar las fronteras de los ideales que operan como
fundamentos últimos de las clases o sistemas en los que nacen y tienen aplicación8.
Ninguna de las operatorias de estos métodos (tenacidad, autoridad y metafísica)
permiten, en primera instancia, salir de la mente opinante9 de estos tres grados de sujeto al
objeto externo como independiente del sujeto. Tarde o temprano, estos métodos fracasan en
su certidumbre al enfrentarse con el desacuerdo de los otros: del otro individuo (en la
tenacidad); de la otra Comunidad (en la autoridad); del otro fundamento o Estado Ideal (en
la metafísica).
La manera de superar este límite, consiste en admitir como posibles las diferentes
creencias, tomándolas a título de hipótesis, y luego de someterlas a la constatación con los
hechos por medio de procedimientos consensuados (he aquí la inclusión e importancia del
sustrato empírico y el método), adoptar “aquella creencia que resulte más eficaz para
predecir el comportamiento del objeto al cual se refiere” de manera que cada sujeto podrá
corroborar por medio de sus capacidades y habilidades perceptivas si las consecuencias
observacionales deducidas de sus hipótesis se verifican o refutan.
Si bien este método, al igual que el método de la tenacidad, se apoya en la
constatación perceptual, a diferencia del método de la autoridad el resultado es el producto
“de un largo circunloquio en la que el individuo ha pasado por la dura e intensa fase de

8
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito , 2003.
9
Del interior de la conciencia o de la subjetividad
8
socialización comunal (con el tremendo efecto modelador del lenguaje) y la igualmente
dura e intensa fase de educación estatal, escolar (con el portentoso efecto modelador de la
escritura, la lógica y el sistema de la razón)” 10, transformándolo en un tipo de
conocimiento transmisible (que suprime, conserva y supera a los métodos anteriores en el
sentido del término alemán Aufhebung), de base sólida, sustentado en el acuerdo de lo que
deberá ser considerado como el objeto externo, (objeto supraindividual u objeto público),
sobre el cual se llevará a cabo la constatación o refutación de cada una de las hipótesis.
“Hemos llegado finalmente a establecer el rasgo distintivo del
método de la ciencia, a saber, su disposición a examinar todas las
opiniones a título de hipótesis y su compromiso a decidir por una de ellas
de conformidad con los dictámenes de los hechos mismos, mediante una
metódica comprobación de la eficacia predictiva de cada una de las
hipótesis en juego.
Se conoce este rasgo operatorio esencial del método científico con
el nombre de “procedimiento hipotético-deductivo” dado que en su
forma más esquemática, él se presenta como eso: como la apuesta a una
hipótesis y la prueba de su temple mediante el examen de su eficacia
predictiva.”11

10
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
11
Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
9
Cuadro comparativo de los métodos para fijar creencias:

TENACIDAD AUTORIDAD METAFÍSICA EFICACIA

Sujeto Individual Sujeto Comunitario Sujeto Máximo (de la Sujeto Supra


Supra Comunidad Individual u Objeto
Ideal o Estado) Público

Percepción Tradición Ideales de Hipótesis / mét. cient.


Racionalidad Verificación
Empírica

Impulso Mandato / precepto Acuerdo “razonable” Evidencia /


Debate eficacia predictiva

Objeto privado Objeto dado / Objeto ideal Objeto público


transferido

Cuerpo individual Tribu, comunidad Estado Sociedad Civil

Somatocentrismo Etnocentrismo Logocentrismo Realidad exterior

Corazonada Lenguaje Escritura Fundamentación


(prueba / evidencia)

Intuición, instinto Dogma, tradición Debate, consenso por Evidencia /


razonabilidad Eficacia predictiva

No reflexivo No reflexivo Reflexivo Reflexivo

Espontáneo Sumisión, sujeción Carácter Carácter operatorio,


Contemplativo Activo y pragmático

La operatoria hipotético-deductiva

El rasgo operatorio por el cual el método científico examina las opiniones a título de
hipótesis y decide luego por una de ellas contrastándola con los hechos, por medio de una
metódica comprobación de la eficacia predictiva es el procedimiento hipotético-deductivo.
Este método consiste en proponer una hipótesis como intento de respuesta a un problema de
investigación y luego someterla a la confrontación con los hechos. Para ello se deben
deducir consecuencias observacionales de las hipótesis y comprobarlas mediante
experiencias.
10
12
Se parte entonces de hipótesis “inventadas” por el investigador que se postulan
como posibles soluciones al problema. Este método separa el contexto de descubrimiento
de las hipótesis con el de justificación, centrándose solamente en este último aspecto, de
manera que no importa cómo surgieron esas hipótesis si no si se verifican o no en los
hechos.
De esta hipótesis se deducen consecuencias observacionales que deberán someterse
a prueba con los hechos para demostrar así la veracidad del enunciado. Para lograr que esta
contrastación sea efectiva, el investigador debe realizar procedimientos y condiciones
capaces de ser reproducibles y controlables (experimento).
A partir de aquí, pueden suceder dos cosas: Que los resultados se condigan con los
enunciados, en cuyo caso la hipótesis es confirmada; o que se produzcan resultados no
esperados, con lo cual la hipótesis se refuta y el investigador debe ensayar nuevos
postulados.
El método hipotético deductivo se caracteriza por el intento de apoyarse en una
lógica deductiva válida: el modus ponens y el modus tollens. El problema radica en que el
modus ponens no sirve para la contrastación de las hipótesis, ya que cae en el error de
afirmar aquello que quiere verificar (falacia de afirmación del consecuente). Su forma
lógica es:

Si p, entonces q
Es el caso de q
Es el caso de p

Como se ve, la verdad de las premisas no garantiza en este caso la verdad de la


conclusión.
Como sostiene Laso13 el principal inconveniente de los razonamientos deductivos
válidos es que si bien desde la lógica formal, partiendo de premisas verdaderas se obtienen
necesariamente conclusiones verdaderas; en los hechos la verdad de la conclusión no

12
En este punto, cabe aclarar que el término “invento” no ha de ser exactamente el más apropiado, dado que como
señala Samaja, el origen mismo del conocimiento no está en la invención anárquica (azarosa y sin sentido) de
hipótesis sino en la utilización de la “cantera de analogías” posibles con las que cuenta el investigador. Como se ha
visto en el apartado anterior, es de las creencias aportadas por la propia experiencia (praxis teórica y empírica), de
donde el investigador hechará mano para proponer sus hipótesis.
13
Laso, Eduardo “Los métodos de validación en ciencias naturales” en Díaz, Esther “La posciencia”, Biblos, Bs.
As., 2004.
11
garantiza que las premisas sean verdaderas ya que existen formas de razonamiento válidas
en las que, a pesar de que contienen alguna premisa que sea falsa, se puedan inferir
conclusiones verdaderas.
Cuando una hipótesis nos lleva a una predicción fallida, las alternativas posibles son
desechar la hipótesis o rechazar que estemos frente a un caso al que se le aplica la hipótesis.
El corazón mismo de la validación científica de una creencia no está ni en la
creencia interna, ni en la tradición, ni en la razonabilidad, sino solamente en la capacidad de
predecir el comportamiento de los hechos en nuestro laboratorio.
Las ventajas que esta operatoria aporta son:
• Funciona como un criterio de validación (en el sentido de un test)
• Abre el camino para alumbrar nuevas hipótesis.
• Irrupción de un nuevo carácter en el conocimiento: el carácter operatorio.
• Las creencias pasan a sostenerse en un saber activo, operativo y pragmático.
• La noción de experimento o de observación de laboratorio, son
consideradas observaciones que acreditan validez y confiabilidad permitiendo extraer
consecuencias generales.
• Cualquiera, teniendo suficiente experiencia y razonando lo bastante sobre
ello, llegará a la única conclusión verdadera. La nueva conclusión implicada aquí es la de
realidad 14.

La hipótesis y las diversas formas de inferencia (analogía; abducción; deducción e


inducción)

La deducción: es aquella inferencia cuya forma está dada por la afirmación de una
Regla y un caso de dicha regla, y la derivación al caso particular del o los rasgos que la
Regla enuncia en general.
Puede leerse así: R+C→r
Si la proposición que enuncia la Regla es verdadera, y si el Caso es verdaderamente
un Caso de dicha Regla, entonces, la conclusión deberá ser necesariamente verdadera. La
deducción se caracteriza como una forma de derivación que cuando sus premisas son
verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera. Cuando alguna de sus premisas o
14
Peirce, 1988a:194 y 195; en Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro
inédito, 2003.
12
ambas, son falsas la conclusión queda formalmente indeterminada. La inferencia deductiva,
es una inferencia de particularización que va de un saber en general, a su aplicación en
particular. Deriva, a partir del conocimiento de las determinaciones que tienen los
elementos de un conjunto, esas mismas determinaciones, pero referidas a los elementos de
un subconjunto del conjunto inicial, esto es, no considerado como una totalidad relacional
u orgánica.
La inferencia deductiva es válida sólo bajo la condición de que sus premisas sean
verdaderas.15
La inducción: es un tipo de inferencia que va de lo particular a lo general, en el
sentido estricto de pasar de proposiciones que se refieren a un subconjunto de elementos, a
proposiciones referentes al conjunto.
Puede leerse de la siguiente manera: C + r → R
En la inducción aunque todas sus premisas sean verdaderas, su conclusión queda
formalmente indeterminada. Es decir, por más que se haya realizado una veraz descripción
de los eventos particulares que sostienen a las premisas, la conclusión general que se
pretende derivar podría resultar falsa, dado que falta información sobre los restantes
elementos del conjunto. Y, si el conjunto es infinito, por más que se agregue más
observaciones a la muestra, no por eso se habrá aumentado la probabilidad de que sea
verdadera. Sin embargo cuando la premisa que enuncia el rasgo es falsa se puede decir que
la conclusión deberá ser necesariamente falsa.
La inferencia inductiva es “operativamente” válida, entonces, bajo la condición de
que una de sus premisas sea falsa. Popper advirtió que una hipótesis es necesariamente
falsa si se encuentra un contrajemplo. Esto, que fue señalado por Samaja, es en realidad una
operatoria de carácter inductivo.16
La Abducción: La Lógica Formal clásica, que sólo considera lógicamente válidas a
las formas deductivas, ha bautizado a esta forma abductiva como “falacia de afirmar el
consecuente”.

15
“Una inferencia se dice “analíticamente válida” cuando permite conocer de manera apodíctica el valor de verdad
de la conclusión a partir de conocer el valor de verdad de las premisas” (Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de
las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.)
16
“la falsación popperiana procede por vía inductiva y no deductiva y que la ley lógica que describe el
procedimiento por el cual se invalida una regla no es el modus tollens ([ (p ⊃ q) • ¬q] ⊃ ¬ p]), sino otra ley, que se
puede denominar “ley de la inducción” [(p • ¬q) ⊃ ¬ (p ⊃ q)].” (Juan Samaja, Revista Episteme, 1972, en
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica de la
ciencia”. Libro inédito, 2003.)
13
Puede leerse de la siguiente manera: r + R → C
Expresado con la forma del condicional diría: si p entonces q (condicional), y q
(consecuente), entonces derivo p (antecedente):
La Abducción va de la Parte al Todo, no por generalización, sino como
identificación del sustrato al que pertenece la parte. El elemento pasa a ser entonces un
singular concreto, que lleva en su propia constitución la razón de pertenecer a una especie
con su singularidad o unidad de comportamiento e historia.
La Analogía: En este caso disponemos como premisa la proposición que afirma que
el rasgo que tenemos planteado nos evoca el rasgo de un caso de otro fenómeno, pero que
nos es muy familiar. Al advertir cierta semejanza entre un rasgo de aquello que
desconocemos con un rasgo de algo conocido que nos es familiar, nos vemos llevados a
explicar este rasgo anómalo por una Regla semejante a la que está empotrada en nuestro
caso familiar. En símbolos, se expresaría así:
r + ¿R? → ¿?
Se presenta un rasgo enigmático, del que no disponemos de ninguna regla hipotética
con la cual intentar una explicación. Este rasgo anómalo (r ?), empieza a resolverse cuando
acudimos a un caso análogo (∀) que nos resulta familiar y que nos es evocado por el rasgo
anómalo. De esta forma la inferencia analógica va del rasgo y el caso análogo al caso
presunto.
En tanto el caso análogo nos es familiar porque lo hemos vivido, y su regla se
encuentra en él como miembro de una especie a la cual pertenece, hace posible el tránsito a
la abducción, ya que es en esa regla conocida sobre la que se comienza a diseñar
conceptualmente la nueva Regla hipotética. La regla del caso análogo opera como
protohipótesis de la futura abducción explicativa acotando el campo de búsqueda de la
regla que buscamos (R) y que probablemente sea una buena hipótesis (Rh).
Podría describirse formalmente de la siguiente manera:
Paso 1: rasgo(?) + Caso análogo (familiar) → Caso (presunto)

Paso 2: rasgo + Regla del caso análogo → Caso (presunto)
[proto-hipótesis]

Paso 3: rasgo + Regla Hipotética → Caso (identificado = abducción)
14

Según este esquema, la abducción que nos ha proporcionado la explicación, lo ha


hecho gracias a que la analogía por un lado redujo notablemente el campo de búsqueda, y
por el otro aporta la eficacia de la propia praxis humana.
La analogía, entonces, va de un Caso conocido a un caso desconocido, por medio de
su semejanza formal, y de allí deriva la Regla del caso conocido que se supone debe ser
semejante a la Regla del caso desconocido: la Regla desconocida debe tener la misma
forma que la regla análoga. Esa forma se obtiene por medio de la “operación mutatis
mutandis” u “operación mm”.
De todo lo anterior puede concluirse: La deducción deriva el rasgo, pero presupone
como premisas la regla y el caso. Eso significa que el que deduce antes debió haber
inducido una regla y abducido un caso. La inducción deriva la regla pero supone como
premisas el caso y el rasgo, lo que implica que el que induce antes debió haber abducido un
caso y deducido un rasgo. La abducción deriva el caso, pero presupone las otras dos
(inducción y deducción). Las tres formas de inferencia se presuponen mutuamente con lo
cual en ellas no se vislumbra un punto de partida en el proceso cognoscitivo desde donde se
genera la primer creencia. En el pasado de toda creencia hay otras creencias que son
tomadas para predecir, o para generalizar o para retrodecir. Pero no hay creencias
radicalmente nuevas. Sólo la analogía proporciona “la tangente” (la apertura creativa) para
ingresar a ese círculo en que se mueven las otras tres inferencias.
La inferencia analógica pone como término medio un CASO que puede funcionar
como la REGLA, porque es un caso de la praxis. Si bien la analogía no nos proporciona las
hipótesis, es quien hace posible la vía de surgimiento de las mismas ya que no sólo acota el
campo de búsqueda (nos proporciona buenas candidatas de entre la infinidad de hipótesis
posibles), sino que además permite esclarecer el misterio del salto a la regla, ya que en
última instancia apela a la vida misma, a la praxis, a la propia existencia, en palabras de
Vico “verum ipsum factum”.
De todo lo anterior se concluye que las formas de inferencias conforman en realidad
un sistema de inferencias en donde cada una de ellas se comporta como partes o funciones
de un todo orgánico, (sus mutuas relaciones son funcionales a la cognición), como un
proceso total.
15
Samaja propone el siguiente esquema para ilustrar la secuencia que siguen de
manera ideal las inferencias en el sistema17:

deducción

analogía abducción

Inducción

Descubrimiento Validación

Donde la analogía hace posible el descubrimiento o ideación de nuevas Reglas o


hipótesis, al reducir el campo de búsqueda; la abducción pone en marcha la Regla o
hipótesis, en tanto nos ofrece un Caso presunto que porta una Regla por pertenecer a su
especie; la deducción nos permite inferir consecuencias de ese Caso, como resultado de la
aplicación de la Regla o hipótesis propuesta; y la inducción permite confirmar o refutar la
esa hipótesis o regla presunta al confrontarla con los hechos.

Conclusiones

El método de la ciencia no puede reducirse solo a estos dos conceptos: hipótesis y


contrastación empírica. Si bien el rasgo peculiar del método científico es su operación
hipotético-deductiva ese rasgo no es excluyente, sino sólo predominante. Ya que el método
científico no se restringe solamente al control de las opiniones mediante las contrastaciones
empíricas de laboratorio de las consecuencias implicadas en creencias hipotéticas (es decir,
tomadas a título de hipótesis). Por el contrario, el método científico tiene dos acciones muy
claras, que son descubrir y validar (que se dan en el contexto de descubrimiento y el
contexto de validación respectivamente como dos caras de una misma moneda). Si nos
quedamos en una versión restringida, el método de la ciencia sólo se encargaría de la
validación de las hipótesis pero nada se podría decir sobre su descubrimiento. ¿Cómo se
generan entonces hipótesis nuevas? Debemos reconocer que la ciencia no hubiera llegado a
existir jamás de no ser por los otros métodos para fijar creencias (intuición, tradición y
17
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica
de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
16
reflexión) ya que es en el método de la ciencia o eficacia en donde han quedado
incorporados, a la vez que suprimidos y superados las otras formas de conocimiento.
A las formas de inferencias clásicamente admitidas como válidas por la comunidad
científica se agregan ahora otras dos: la abducción y la analogía. Estas formas de
inferencia forman parte de un sistema de inferencias en las que cada una
“se comporta como partes o funciones de un todo orgánico, en el
sentido de que sus relaciones entre sí son funcionales a la cognición,
como un proceso total, y que sólo la red de sus operaciones está en
condiciones de producir el hecho de la comprensión que caracteriza al
conocimiento humano: los procesos inferenciales se apoyan unos a otros
y engendran entre todos un resultado de conjunto que es más que las
suma de las partes. En conclusión, podemos sostener que las formas de
inferencias no pueden funcionar aisladamente: que ellas se sostienen
mutuamente, cumpliendo funciones específicas insustituibles.”18

El contexto de descubrimiento recobra su papel protagónico junto al contexto de


validación como partes indisolubles de un todo, el método científico, donde la labor
creativa está vinculada con la praxis, con la vida misma y su capacidad creadora.

Bibliografía

• Laso, Eduardo, “Los métodos de validación en ciencias naturales”, en Díaz


Esther “La Posciencia”, Ed. Biblos, Bs. As., 2004.

• Peirce, Charles, La fijación de las creencias, Barcelona, Crítica, 1988

• Samaja, Juan “Epistemlogía y Metodología”, Cap. I, II y IV, Eudeba, Bs.


As., 2004.

• Samaja, Juan “El Lado Oscuro de la razón”, Cap. I, JVE, Bs. As., 2004.

18
Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el trabajo científico”. En “Semiótica
de la ciencia”. Libro inédito, 2003.
17

• Samaja, Juan, “Los caminos del Conocimiento”. En “Semiótica de la


ciencia”. Libro inédito, 2003.

• Samaja, Juan “El papel de la hipótesis y de las formas de inferencia en el


trabajo científico”. En “Semiótica de la ciencia”. Libro inédito, 2003.

• Samaja, Juan “Aportes de la metodología a la reflexión epistemológica”, en


Díaz Esther “La Posciencia”, Ed. Biblos, Bs. As., 2004.

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