Codificación Convencional en El Sistema Interamericano

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUEA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS


CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA: CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS
PROGRAMA MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO
UNIDAD CURRICULAR: DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
NUCLEO-CALABOZO

CODIFICACIÓN CONVENCIONAL EN EL SISTEMA INTERAMERICANO

PROFESOR: AUTORES:
GREGORIO GARCÍA AÑEZ, LEYDI C.I.: 18.220.642
CASTILLO, LUIS C.I.: 28.173.866
HERNÁNDEZ, NELSON C.I.: 14.925.821
MARTÍNEZ, WISLEYDI C.I.: 18.220.694
PARRA, YORKLEIDA C.I.: 27.285.733
SEQUERA, INDIRA C.I.: 16.639.926
4to AÑO SECCIÓN 2
ABRIL, 2022
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUEA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS
CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA: CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS
PROGRAMA MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO
UNIDAD CURRICULAR: DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO
NUCLEO-CALABOZO

CODIFICACIÓN CONVENCIONAL EN EL SISTEMA INTERAMERICANO

AUTORES:
AÑEZ, LEYDI
CASTILLO, LUIS
HERNÁNDEZ, NELSON
MARTÍNEZ, WISLEYDI
PARRA, YORKLEIDA
SEQUERA, INDIRA

RESUMEN
En la Codificación Interamericana pueden distinguirse dos etapas, cada una
con una metodología distinta en cuanto a la amplitud de su objeto.
En la primera etapa, que puede ubicarse entre los años 1826 a 1928, dominó la
determinación de integrar en un solo tratado o en un conjunto de tratados vinculados
entre sí, la regulación de todos los asuntos que componen el Derecho internacional
privado. En virtud de esta ambiciosa aproximación a la regulación convencional de
la materia, se ha catalogado a esta primera etapa como GLOBALISTA, donde se
propusieron formalmente un "Proyecto de Confederación", cuyo punto décimo
contemplaba la preparación de un "Proyecto de Código de Derecho de Gentes
Americano, que no choque con las costumbres europeas".
INTRODUCCIÓN

La codificación del Derecho Internacional es la manifestación, en el orden


jurídico internacional, del fenómeno general de la codificación que existe en la
triple operación de recopilación de las reglas existentes, modificación de las
mismas y elaboración de reglas nuevas, en una unidad sistemática.
La codificación internacional tiene una manifestación en el plano universal o cuasi-
universal y otra en los diferentes ámbitos regionales.
En el plano universal, la codificación tiene tres fases: 1.ª En la primera -que
abarca fundamentalmente el siglo XIX- los hitos más destacados son el Tratado de
Viena de 1815, la Declaración de París de 1856 y los Tratados y Convenciones
sobre el Derecho de la guerra, que comienzan en 1864 y siguen hasta ya entrado
el siglo XX (y posteriormente). 2.ª La segunda comprende la obra codificadora de
la Sociedad de las Naciones que empieza con la propia Sociedad, crea un Comité
de Expertos para la Codificación progresiva del Derecho Internacional en 1924 y se
implica en la Conferencia para esta codificación en 1930, aunque, al margen de
ello, se consiguieron algunos textos codificados en materias concretas; y 3.ª La
tercera fase se extiende a toda la obra codificadora de las Naciones Unidas y a
todas las Convenciones internacionales alcanzadas desde el final de la Segunda
Contienda, en muy diferentes campos, con fundamento en el artículo 13,1.a de la
Carta de Naciones Unidas que considera como tarea de la Asamblea general, la de
impulsar el desarrollo progresivo del Derecho Internacional y su codificación.
El presente trabajo hace alusión a la Etapa del Globalismo 1826-1928 y se
explican algunos de los tratados que se llevaron a cabo en el desarrollo de esta
etapa.
CODIFICACIÓN CONVENCIONAL EN EL SISTEMA INTERAMERICANO

La codificación internacional se ha desarrollado tanto en un contexto regional


y como en un ámbito universal. En América, el primer antecedente en materia de
codificación es el Congreso de Panamá, convocado por Simón Bolívar en 1824,
para tratar temas de interés para los pueblos americanos. En su marco, se presentó
una moción para la iniciación de los trabajos de “unificación” del Derecho
internacional privado. Es importante apuntar que los trabajos codificadores
comenzaron en América antes que en Europa. En el viejo continente comenzó a
pensarse en la codificación en 1893 con la creación de la Conferencia de La Haya
sobre Derecho Internacional Privado.

Con respecto a Venezuela, debemos considerar, dentro del ámbito regional,


la “codificación interamericana” y, dentro del ámbito universal, la codificación
promovida por la Conferencia de La Haya –abierta a la participación de todos los
Estados en 1954– y la impulsada por la Organización de las Naciones Unidas.
Igualmente, debemos aclarar que la codificación interamericana, aun cuando la
catalogamos de regional, no se ha caracterizado por estar cerrada a la región
americana, pues gran parte de sus convenciones están abiertas para la adhesión
de Estados de otros continentes, de hecho, España se ha adherido a dos de las
convenciones suscritas en el marco de esta organización.

ETAPA DEL GLOBALISMO (1826-1928)

El Congreso reunido en Panamá en 1826 constituye referencia obligada


cuando se examinan los orígenes de la codificación del Derecho Internacional
Privado americano. Ciertamente, su convocación por el Libertador Simón Bolívar
persiguió otros objetivos, de mayor importancia para las antiguas colonias
españolas en su proceso de emancipación de la Madre Patria España; pero, en esa
oportunidad, los Plenipotenciarios del Perú, Manuel Lorenzo de Vidaurre y Manuel
Pérez de Tudela, propusieron formalmente un "Proyecto de Confederación", cuyo
punto décimo contemplaba la preparación de un "Proyecto de Código de Derecho
de Gentes Americano, que no choque con las costumbres europeas".
TRATADO DE LIMA DE 1878

Aun cuando la sugerencia hecha no tuvo mayor progreso en ese momento,


la idea se mantuvo vigente, aunque las inmediatas tentativas ulteriores se dirigieron
al campo del Derecho Internacional Público; y fue sólo con posterioridad cuando
fueron considerados los problemas de Derecho Internacional Privado, primero de
manera incidental pero luego en forma inmediata y multilateral. En efecto, en
diciembre de 1875, el Perú convocó a los Estados Americanos para reunirse en un
Congreso, con el expreso señalamiento de que "los inconvenientes prácticos que
nacen de la discordancia entre unas y otras legislaciones ha llamado la atención a
los hombres pensadores de este Continente".

El "Congreso de Jurisconsultos" se instaló con representantes del Perú,


República Argentina, Chile, Cuba, Bolivia y Ecuador, pero luego se incorporaron
delegados de Costa Rica, Guatemala, Honduras, República Oriental del Uruguay y
Venezuela. Después de un año de trabajos fue concluido el "Tratado para
Establecer Reglas Uniformes en Materia de Derecho Internacional Privado", suscrito
en Lima el nueve de diciembre de 1878, constante de sesenta artículos, que
estableció reglas sobre diversos temas comprendidos dentro del objeto del Derecho
Internacional Privado, en su concepción amplia. Su característica fundamental es la
preferencia por la ley de la nacionalidad sobre la ley del domicilio para regular el
estado y capacidad de las personas físicas, en franco desconocimiento de las
realidades sociales de este Continente en la época.

No obstante, la crítica de algunos juristas europeos de fines de siglo, quienes


afirmaron su carácter teórico por no haber adquirido vigencia efectiva entre los
Estados signatarios, es preciso advertir que, por lo menos, sí lo estuvo entre Costa
Rica y Perú, por cuanto ambos países lo ratificaron; y, además, es imposible olvidar
que, con muy ligeras modificaciones, fue reproducido en el Tratado de Derecho
Internacional Privado, suscrito por Colombia y Ecuador, vigente a partir de 1907.

Algunos meses más tarde, el 26 de marzo de 1879, los esfuerzos


emprendidos concluyeron en un "Tratado de Extradición"; y no obstante el deterioro
de las relaciones entre algunos de los Estados Participantes, el Congreso de
Jurisconsultos continuó sus trabajos, que se vieron coronados con éxito con la
preparación de un "Proyecto para uniformar las Legislaciones Mercantiles de las
Repúblicas Americanas en lo que se refiere a Derecho Internacional Privado",
distribuido el veinte de marzo de 1881.

TRATADOS DE MONTEVIDEO DE 1889 Y 1940

La necesidad de codificar el Derecho Internacional Privado americano se


mantuvo vigente, a pesar del fracaso práctico del Tratado de Lima de 1878; y
gracias a la iniciativa del profesor Gonzalo Ramírez, la República Argentina y la
República Oriental del Uruguay convocaron a los Gobiernos de Bolivia, Brasil,
Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay y Venezuela a fin de "remover los obstáculos"
causados por la diferencia legislativa. El Congreso Sudamericano de Derecho
Internacional Privado se instaló en Montevideo el veinticinco de agosto de 1888,
aun cuando Venezuela se excusó, "atendidas las distancias", por "lo estrecho del
tiempo" entre la convocatoria y la fecha fijada para el inicio de la reunión; también
lo hicieron Colombia y Ecuador. Las deliberaciones fueron muy intensas y después
de casi un año de trabajos, a comienzos de 1889, fueron concluidos los siguientes
instrumentos:

a) Tratado sobre Derecho Civil Internacional;


b) Tratado de Derecho Comercial Internacional;
c) Tratado de Derecho Procesal;
d) Tratado de Derecho Penal Internacional; y un
e) Protocolo Adicional. Además, se aprobaron el Tratado sobre Propiedad
Literaria y Artística; el Tratado sobre Patentes de Invención; el Tratado sobre
Marcas de Comercio y de Fábrica; y la Convención sobre Ejercicio de
Profesiones Liberales.

Los trabajos emprendidos en Montevideo no condujeron a la preparación de


un Código Único de Derecho Internacional Privado. Por el contrario, las materias
fueron reguladas en diversas convenciones independientes, que se caracterizan por
la preferencia reconocida a la ley del domicilio para regir el estado y capacidad de
las personas físicas, en manifiesta reacción al Tratado de Lima; y, sin duda alguna,
constituyeron un verdadero éxito, habida cuenta su efectiva vigencia y la poca
cordialidad en las relaciones entre algunos de los Estados participantes.

Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú y Uruguay ratificaron todas las


Convenciones; y la importancia de las tareas realizadas en Montevideo fue
reconocida en 1890 por la Primera Conferencia Internacional Americana, reunida
en Washington, D.C., cuando recomendó el estudio de la posibilidad de la adhesión,
por los Estados no participantes, "a los Tratados de Derecho Internacional Privado
civil, comercial y procesal". La llamada tuvo alguna resonancia tanto en países
americanos como europeos. Colombia y Ecuador adhirieron al Tratado de Derecho
Procesal; Colombia también lo hizo respecto a los Tratados de Derecho Civil y
Mercantil Internacional; España firmó ad referéndum su adhesión a todos los
instrumentos suscritos; y el Tratado sobre Propiedad Literaria y Artística fue objeto
de adhesión por parte de Alemania, Austria, Bélgica, España, Francia, Hungría e
Italia.

Los Tratados de Montevideo de 1889 sirvieron de modelo a los instrumentos


aprobados en el Primer Congreso Jurídico Centroamericano reunido en la ciudad
de Guatemala en 1897, revisados en 1901 en El Salvador, con ocasión del Segundo
Congreso Jurídico Centroamericano; y el Tratado de Derecho Procesal fue
prácticamente transcrito en el "Pacto sobre Ejecución de Actos Extranjeros",
aprobado en el Primer Congreso Boliviano que tuvo lugar en Caracas en 1911,
vigente a partir de 1914, en las relaciones entre Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y
Venezuela.

Con ocasión de sus cincuenta años, los Tratados de 1889 fueron revisados
en el Segundo Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado, reunido
en Montevideo en 1939. En la primera etapa de las reuniones se resolvió mantener
sin cambio alguno tanto el Convenio sobre Marcas de Comercio y de Fábrica como
el Tratado sobre Patentes de Invención; pero fueron aprobados convenios
substitutivos del Tratado sobre Propiedad Intelectual y de la Convención sobre
Ejercicio de Profesiones Liberales, y se adoptó un nuevo Tratado sobre Asilo y
Refugio Político, elaborado sobre la base de las normas existentes en el Tratado de
Derecho Penal Internacional de 1889.

El Segundo Congreso Sudamericano de Derecho Internacional Privado


continuó sus tareas en el mes de marzo de 1940; y al concluir sus sesiones había
aprobado los siguientes instrumentos: Tratado de Derecho de la Navegación
Comercial Internacional, Tratado de Derecho Procesal Internacional, Tratado de
Derecho Penal Internacional, Tratado de Derecho Comercial Terrestre
Internacional, Tratado de Derecho Internacional y un Protocolo Adicional sobre la
Aplicación de las Leyes en los Estados Contratantes. Sin embargo, sus resultados
fueron precarios pues no fueron ratificados por todos los Estados asistentes; y
tampoco puede menospreciarse el impacto resultante de la aprobación hemisférica
del Código Bustamante en 1928.

ACUERDOS BOLIVIANOS DE 1911

En lo que se refiere al grado de insistencia en los esfuerzos de integración


política, el proceso vivido por los Estados centroamericanos guarda cierto
paralelismo con el de los llamados países bolivianos en honor a S. Bolívar (Bolivia,
Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela). También algunos de ellos constituían una
sola República en las primeras épocas de la independencia, y también existió el
proyecto de una unificación. Como aquellos, además de la amplia gama de
convenios bilaterales en las que se incluyen aspectos del DIPr, los Estados
bolivianos celebraron varios "acuerdos" relativos concretamente a esta disciplina,
basados en los Tratados de Montevideo de 1889.

En particular, el Primer Congreso Boliviano, que tuvo lugar en Caracas en


1911, aprobó textos sobre propiedad literaria y artística, patentes y privilegios de
invención, títulos académicos, extradición y ejecución de actos extranjeros, junto
con otros de contenido heterogéneo. También estos países con la excepción de
Colombia se incorporaron al Código Bustamante, el cual, por motivo de su especial
aceptación en los países centroamericanos, del Caribe latino y del centro y norte de
Sudamérica, constituye, hablando con menos rigor, un desarrollo convencional
subregional, aunque de enormes dimensiones. Si se afina un poco más el análisis
y se pone el acento no en los propósitos sino en los resultados concretos, también
los Tratados de Montevideo constituyen una codificación hasta cierto punto
subregional.

De más está decir, en la misma línea de lo anterior, que los Estados del Plata
también abandonaron la época de la colonia conformando una sola entidad: las
Provincias Unidas del Río de la Plata. Políticas mezquinas e intereses cuya
explicación excede con mucho los horizontes de este trabajo, lograron atomizarla.
Pero, sobre todo, es ostensible el modo cómo estos países se convirtieron en
abogados de determinados criterios de solución para la codificación del DIPr,
nucleados en torno a la regulación del estatuto personal por la lex domicilii. El
Mercosur ha venido a continuar el trabajo, con una considerable producción jurídica
en materia de DIPr en un breve lapso de tiempo.

CÓDIGO BUSTAMANTE DE 1928

Aun cuando en la Segunda Conferencia se habían tomado algunas


providencias al respecto, no fue sino el veintitrés de julio de 1906 durante la Tercera
Conferencia Internacional Americana, reunida en Río de Janeiro, se aprobó un
Convenio sobre Derecho Internacional que dispuso la convocación de una Junta
Internacional de Jurisconsultos, con el encargo de preparar "un proyecto de Código
de Derecho Internacional Privado y otro de Derecho Internacional Público que
reglen las relaciones entre las Naciones de América". Sin embargo, su reunión sólo
tuvo lugar en 1912, con un éxito muy reducido, pues se limitó a preparar un Proyecto
de Tratado de Extradición, que no tuvo mayor acogida, y a constituir seis
subcomisiones para continuar los trabajos.

Algún tiempo después de finalizada la Primera Guerra Mundial, fue resuelto


continuar en forma "gradual y progresiva" la codificación del Derecho Internacional
Público, pero se mantuvo la conveniencia de elaborar un instrumento único para
regir las relaciones de Derecho Internacional Privado; y gracias al esfuerzo y
perseverancia de Antonio Sánchez de Bustamante y Sirvén, presidente de la
Comisión encargada de su preparación, se redactó el Proyecto de Código que fue
aprobado por la Junta Internacional de Jurisconsultos en su segunda reunión de
1927.

Una vez concluidos los trabajos preparatorios el Proyecto fue sometido a la


Sexta Conferencia Internacional Americana; y al finalizar sus sesiones, el veinte de
febrero de 1928, fueron aprobados por unanimidad la Convención sobre Derecho
Internacional Privado y el Código anexo, constante de 437 artículos, denominado
oficialmente Código Bustamante en homenaje a su autor. Excepción hecha de los
Estados Unidos de la América del Norte, que se abstuvo, todos los demás países
contribuyeron con su firma al éxito de las gestiones emprendidas un cuarto de siglo
antes, aun cuando diversas reservas fueron formuladas por Argentina, Brasil,
República Dominicana, El Salvador, Paraguay y Uruguay.

El Código Bustamante sólo constituyó un triunfo diplomático en la materia


relativa a la selección de la ley personal para regir el estado y capacidad de las
personas físicas, porque permitió a cada Estado Contratante aplicar como ley
personal bien la ley de la nacionalidad, la ley del domicilio o cualquiera otra que
hubiere adoptado o adoptare en lo adelante en su legislación interior (artículo
séptimo). Por otra parte, su terminología ofrece dificultades interpretativas en
algunas oportunidades, como ocurre cuando se refiere a la ley territorial, entendida
a veces como la ley del Tribunal y en otras oportunidades identificada con la lex
situs; y, además, el orden público "constituye el motivo dominante de todo su
extenso articulado".

Aun cuando las materias reguladas fueron substancialmente las mismas,


existe una diferencia formal entre los Tratados de Montevideo y el Código
Bustamante. El Código Bustamante, como su nombre lo indica, no reguló la materia
en varios instrumentos separados sino en un único instrumento, constante de 437
artículos, aun cuando distribuidos en cuatro grandes libros que regulan el Derecho
Civil Internacional, el Derecho Mercantil Internacional; el Derecho Penal
Internacional y el Derecho Procesal Civil Internacional, todos ellos precedidos de un
"Título Preliminar".

A pesar de haberse considerado en la época la posibilidad de la adhesión por


España, el Código Bustamante no respondió a las expectativas de sus promotores
y tan sólo fue ratificado sin reservas por seis Estados: Cuba, Guatemala, Honduras,
Nicaragua, Panamá y Perú; con reserva a determinados artículos lo ratificaron
cuatro países: Brasil, Haití, República Dominicana y Venezuela; y, a pesar de no
estar permitido por la Convención de Derecho Internacional Privado que sólo
permitía reservar la aceptación de uno o varios artículos, cinco países (Bolivia,
Costa Rica, Chile, Ecuador y El Salvador) formularon una reserva indeterminada en
el momento de la ratificación. El denominador común de estas ratificaciones
indeterminadas consiste en "exceptuar la aplicación del Código en todo aquello que
se oponga o contradiga lo dispuesto por la legislación interna en materia de derecho
internacional privado o conflicto de leyes"; y, en virtud de esta declaración, resulta
explicable que el Departamento de Asuntos Jurídicos de la Unión Panamericana
haya considerado que las ratificaciones hechas en forma indeterminada no pueden
equipararse a una verdadera ratificación.

El Código Bustamante, a pesar de haber sido suscrito, nunca llegó a ser


ratificado por Argentina, Colombia, México, Paraguay y Uruguay; Estados Unidos
de América del Norte, ni siquiera lo suscribió; y los países que han adquirido su
independencia después de 1928 se han mantenido al margen del Código
Bustamante. En consecuencia, sólo se encuentra vigente en su totalidad en las
relaciones entre Cuba, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Panamá y Perú; y en las
materias que no fueron objeto de expresa reserva tiene vigencia entre los Estados
que lo ratificaron con reservas determinadas, a saber, Brasil, Haití, República
Dominica y Venezuela.
CONCLUSIONES

El Derecho Internacional Privado convencional americano presenta tres


ámbitos de producción jurídica multilateral. El primero de ellos es el que traza los
confines de la empresa codificadora en las fronteras de los países americanos
cuyos ordenamientos jurídicos se inscriben en la familia del Derecho romano-
germánico, es decir, los países latinoamericanos. Esta delimitación se realiza con
las dos grandes codificaciones globales (Tratados de Montevideo y Código
Bustamante), aunque sólo en el primer caso es deliberada. El segundo es el que
cobra relieve con la obra de la CIDIP, si bien ya había sido transitada -sin mucho
éxito- en las Conferencias Panamericanas, e incorpora a todos los Estados
americanos miembros de la O.E.A.

Desde un punto de vista práctico se concrete con la incorporación de Estados


Unidos a convenios de la CIDIP. Al lado de estas dos primeras opciones, se alza
claramente una tercera: la dimensión iberoamericana, comprendida en su sentido
más amplio, ibérica y americana, es decir, aquella que se refiere a las relaciones
entre España y Portugal y los Estados americanos que fueron colonias de dichos
países europeos.

La codificación internacional del Derecho Internacional Privado en América


ha tenido mucho más desarrollo que la codificación interna. Para entender esta
afirmación, debe tenerse en cuenta que el Derecho privado fue tempranamente
codificado en la mayoría de los países latinoamericanos, así como en algunos
Estados norteamericanos. Con la exclusión de unos pocos casos en los cuales se
produjo un fenómeno de recepción deliberada (prácticamente meras copias) del
C.c. francés, puede decirse que las obras de los grandes codificadores de América
fueron al menos tan originales como cualquiera de las elaborados posteriormente
en Europa.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

MAEKELT, Tatiana: Normas generales de Derecho internacional privado en


América. Caracas, FCJPUCV, 1984.

PARRA ARANGUREN, Gonzalo: Codificación del Derecho internacional privado en


América Latina. Caracas, Universidad Central de Venezuela, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, Vol. I y II, 1998.

ROMERO, Fabiola: Derecho internacional privado. Guía y materiales para su


estudio por Libre Escolaridad. Caracas, FCJPUCV, 1992, pp. 37-59.

ROUVIER, Juan María: Derecho internacional privado. Parte general. Maracaibo,


Librería Roberto Borrero E., Tribunales de Maracaibo, 1987, pp. 275-288.

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