El Virreinato de Nueva España Resumen
El Virreinato de Nueva España Resumen
El Virreinato de Nueva España Resumen
desde la frontera de Guatemala y Chiapas hasta las provincias internas del este y oeste. Contaba
con poco más de 6 millones de habitantes, más del tercio de la población total de Hispanoamérica.
Era la colonia más rica, el 80% de la fuerza de trabajo era ocupada por la agricultura y ganadería, y
el resto de la economía correspondía a manufacturas, industria domestica rural, comercio y
minería.
En la escala social, a la elite europea seguía la “elite natural”, constituida por mineros,
comerciantes y propietarios agrarios, la mayoría criollos, excluidos de participar plenamente en el
poder político, y que fueron perdiendo sus fortunas.
Más abajo en la escala social se encontraba la llamada burguesía. Eran criollos con estudios en
cargos gubernamentales y eclesiásticos inferiores. También había frustrados pequeños
comerciantes, hacendados de posición media, mineros menos ricos, y oficiales inferiores de la
milicia criolla, que pudieron ascender socialmente gracias al crecimiento de esta. Todo este grupo
compartía la misma conciencia de la imposibilidad de promocionarse económica y socialmente.
Las castas y los indios, 82% de la población, estaban segregados de las clases privilegiadas tanto
por la legislación y costumbres como por su pobreza. Estaban excluidos por ley de cargos públicos
y eclesiásticos, sujetos al pago de un tributo y códigos legislativos especiales. Las epidemias de la
época provocaron, además de un descenso de esta población, una subida en los precios,
desempleo masivo, emigración a las ciudades y explosiones de malestar. Constantemente vivían al
borde de la supervivencia. Las distinciones étnicas que establecía la ley española era su principal
causa de malestar, y también de la ineficacia económica y el subdesarrollo al cual quedaron
relegados.
Ni en México ni en ningún otro lugar de Latinoamérica fueron, sin embargo, las clases populares
las que determinaron la llegada de la independencia ni la forma política de los nuevos estados. Se
fue dando el criollismo, donde a través del conocimiento de la historia mexicana los criollos fueron
identificándose como americanos.
Con la invasión napoleónica de 1808, las juntas provinciales se extendieron por España y
compitieron por obtener el reconocimiento de México. La Audiencia y la minoría absolutista
peninsular se opusieron y sostuvieron que México debía mantener a sus funcionarios reales hasta
que se creara un gobierno legítimo en España. El cabildo (consejo municipal) de Ciudad de México,
decidió pedir el 15 de julio al virrey Iturrigaray, que asumiera el control directo del gobierno en
nombre de Fernando VII, y que en un futuro próximo convocara a una asamblea representativa de
las ciudades. Esto constituía un llamamiento a la creación de un gobierno autónomo, tras 3 siglos
de absolutismo.
Los absolutistas, naturalmente, veían esta posición como una gran traición, y el debate giró en
torno a si México era o no una colonia.
Al final, no se reconoció ninguna de las juntas españolas por falta de acuerdo. Los peninsulares se
convencieron de que el virrey al atender a los criollos se había comprometido con los planes de
estos, y por ello, al mando de Gabriel de Yermo, tramaron un complot para derribarlo. Fue
sustituido por Pedro de Garibay.
Así, los autonomistas criollos habían sido desplazados por el hábil golpe de un puñado de
poderosos conservadores, que no emprendieron ninguna reforma administrativa o de otro tipo.
Esto debilitó mucho la autoridad legítima de España porque el golpe destruyó el pacto social que
había atado México a los reyes de España. Por ello, en 1810 comenzaba la revolución.
Sin embargo, llegaron a Hidalgo noticias de que este plan había sido descubierto, por lo que
decidió empezar la revuelta al momento. El 16 de septiembre de 1810 se lanzó el “Grito de
Dolores”, incitando a los indios y mestizos. La revolución fue en nombre de Fernando VII y la
Virgen de Guadalupe. Hidalgo pedía la independencia, abolición de la esclavitud, y la devolución
de la tierra a las comunidades indígenas. La revuelta se extendió con una furia explosiva, y la
destrucción de Guanajuato se convirtió en el símbolo de la ferocidad de los rebeldes, que los
realistas pudieron usar en su propaganda. Les faltaba un programa definido y un dirigente firme,
se trataba de una guerra racial contra blancos y propietarios, e Hidalgo no obtuvo el apoyo de
otros criollos. El virrey Venegas decretó la abolición del tributo, y comenzó a extender una
propaganda realista amplia y convincente.
El 28 de octubre, los no adiestrados rebeldes se enfrentaron por primera vez a una disciplinada
fuerza de soldados realistas, y si bien ganaron, fue una victoria pírrica. En la revuelta de Hidalgo se
asesinó a 2000 de los 15000 españoles europeos que había en Nueva España, y también a muchos
criollos. En 1811 los rebeldes conocieron su derrota más importante y los dirigentes huyeron,
siendo Hidalgo desposeído del mando militar, capturados y ejecutados. El grito de Dolores había
sumido al centro del país en un baño de sangre y destrucción.
El movimiento pasó a manos de José María Morelos e Ignacio Rayón. Morelos fue reconocido
como el principal jefe de la insurrección, tras que Rayón perdió su prestigio en la batalla de
Zitácuaro. Morelos provenía de una pobre familia, ingresó a la universidad, se hizo cura, y fue muy
cercano a los indios. Era más nacionalista, y no aceptó mantener la lealtad a la soberanía del rey.
Declaró la primacía absoluta de la Iglesia católica y respetó la propiedad privada. En 1813,el
congreso de Chilpancingo le confirió el poder ejecutivo, y el 6 de noviembre proclamó la
independencia.
Después el poder militar de Morelos declinó, el pequeño congreso se escindió y se entregó el
mismo a Ignacio Rayón. Se proclamo llamó una constitución formal con la intención de ganarse el
apoyo de los liberales mexicanos, al haberse producido la restauración absolutista en España,
aunque no tuvo los efectos esperados. En 1815 Morelos fue capturado y fusilado. Su revuelta fue
dirigida con técnica militar y contó con una organización y objetivos políticos superiores a los de
Hidalgo.
Fue el gobierno virreinal de Venegas y su jefe militar Calleja, el que afrontó las rebeliones de
Nueva España. Resolvió por su cuenta la mayor parte de las cuestiones militares, políticas y
económicas, constituyo los ejércitos, elevó los ingresos fiscales, lanzó propagandas, organizó
milicias, etc. Demostraron que las revueltas podían ser contenidas. El virrey Villegas se
vio constantemente presionado por Calleja. Para poder pagar la incrementada actividad militar,
recurrió a pedirá la gente donaciones y préstamos voluntarios. En 1812 se instituyó el primer
préstamo de guerra forzoso, se elevaron tasas sobre los alimentos, carruajes, caballos, y se originó
una inmensa deuda. La acuñación de oro y plata descendió, también las exportaciones e
importaciones, junto con la producción agrícola y la industria
. Quizá el mayor desafío que tuvo que afrontar el gobierno de México fue el programa de reforma
liberal de las Cortes españolas de 1810 a 1814. Entre sus disposiciones incluían la abolición de la
tributación de los indios y de la Inquisición, igualdad para los súbditos de las colonias, libertad de
prensa. Se promulgó la Constitución de 1812, que convirtió a España en una monarquía
constitucional, y los virreyes y gobernadores fueron convertidos en jefes políticos de su
territorio
. Las Cortes, aunque estaban controladas por los liberales, radicaban en la ciudad de Cádiz, y
resultaron ser europeas en su orientación y siguieron considerando a los territorios de
ultramar como una fuente de ingresos. En México, los absolutistas las vieron como la
mayor amenaza al poder español, porque espoleaba el resurgimiento político de los criollos.
La política de los dos virreyes respecto a las elecciones previstas por la constitución fue
igualmente absolutista. Venegas había anulado elecciones y ordenado que en Ciudad de México se
conservara el ayuntamiento que ya existía, y Calleja durante su gobierno intervino en las
elecciones locales intentando influir en su resultado.
En 1814, Fernando VII fue puesto en libertad por Napoleón y regresó a España. Abolió la
constitución de 1812 y todos los actos de las Cortes de Cádiz. Esto fue festejado en el gobierno de
México. La principal función de las Cortes de 1810-1814 había sido ser un foro donde se
expusieron los agravios contra el Antiguo Régimen.
La gran convulsión que sufrió el imperio español en 1808-1814 también tuvo repercusión en el
reino de Guatemala, gobernado desde la ciudad de Guatemala por un capital general presidente y
una Audiencia. En el siglo XIX, tenía entre 1y 4 millones de habitantes, y más de la mitad eran
indios. La mayoría del resto eran ladinos, es decir mestizos o mulatos. Al igual que en Nueva
España, un puñado de blancos dominaban el gobierno y la economía y eran un reducido número.
Calleja abandonó México, y el nuevo virrey Apodaca siguió una política de conciliación, ofreció una
amnistía que fue rápidamente aceptada por muchos rebeldes. Otra preocupación del régimen fue
la aparente amenaza de guerra con los Estados Unidos. En México la situación interior se había ido
estabilizando, se restableció gradualmente el comercio y se reabrieron minas de plata
abandonadas.
España pudo ejercer nuevamente su control sobre Nueva España, pero no recuperó ni toda la
dimensión ni el prestigio de su antigua autoridad. Sin embargo, la idea monárquica continuó
siendo atractiva. Se necesitaba una propuesta moderada de independencia, y también de un
catalizador que empujara a la elite y burguesía a sumarse al proyecto. Ese elemento resultó siendo
la revolución española de enero a marzo de 1820.
Una gran fuerza expedicionaria en Cádiz bajo del mando de Calleja se levantó contra el régimen
absolutista de FernandoVII. Obtuvo pronto el apoyo de los grupos liberales de la península.
Restablecer la constitución de 1812 fue su principal objetivo político, y el rey no tuvo otra opción
que acceder a ello y situarse el mismo bajo el control de las cortes liberales.
En 1823, un ejército francés enviado por el rey Borbón Luis XVIII, para rescatar a Fernando, invadió
el territorio español y liquidó el régimen liberal. Los constitucionalistas se rindieron y Fernando,
por segunda vez, fue restaurado al poder. El resto de su reinado, implanto terror sobre la
península.
En México y América Central esto dio paso a los actos finales de la independencia. Las Cortes aún
no habían reconocido las demandas americanas de autonomía y comercio libre, y no aceptaban la
representación de los americanos en iguales términos que los españoles. Por ello, los mexicanos
apoyaban más a la constitución que a éstas. El desacuerdo se dio con las reformas de 1820, como
la supresión de los jesuitas, abolición del fuero eclesiástico y fuero militar para los oficiales de
milicias, entre otras. Esto gestó un extendido descontento respecto al régimen español y fue
posible manifestarlo abiertamente porque Apodaca restauró la libertad de prensa.
El programa sobre el que se estableció la independencia fue el Plan de Iguala, el cual confirmaba
la constitución y se mantuvo en vigor hasta abril de 1823. Dado el clima de opinión, los mexicanos
sólo necesitaban que hubiera un programa político atractivo para ponerse del lado de la
independencia.
Este plan político fue obra de Agustín Iturbide, y quedó expuesto en el Plan de Iguala, que se
proclamó el 24 de febrero de 1821. Según los términos allí planteados, Nueva España se
convertía en una monarquía católica independiente, gobernada por la constitución de Cádiz
mientras no se promulgará una nueva constitución mexicana. Fernando VII sería invitado a asumir
el trono como emperador, y si se rehusaba propondrían lo mismo a sus dos hermanos.
Así, Iturbide estableció el compromiso político que hizo posible la independencia, y ofreció en él
algo a todo el mundo.
El régimen virreinal se hundió 7 meses después. El plan de Iguala se distribuyó ampliamente, los
rebeldes se pusieron del lado de Iturbide, como también las tropas realistas, los criollos, y
guarnición tras guarnición, que capitularon sin disparar un tiro. El 5 de julio de 1821 el virrey
Apodaca fue depuesto. A fines de dicho mes, llegó el capitán general de Nueva España, Juan
O’Donojú. El 24 de agosto, junto con Iturbide firmaron el Tratado de Córdoba, que
convino la independencia del imperio mexicano, e Iturbide pasó a ser presidente de la
regencia. El elemento esencial de la independencia fue el mantenimiento de la constitución
de Cádiz, mientras Iturbide lo garantizara.
La situación en Centroamérica era muy parecida, pero algo más compleja. El restablecimiento de
la constitución en 1820dio lugar a una recuperación del constitucionalismo y a la aparición de
facciones políticas abiertas. En marzo de 1821, tras la llegada de las noticias del Plan de Iguala, el
capitán general Urrutia decidió suscribirse a él, y al hacerlo transfirió la lealtad de Guatemala a
México. Se proclamó la independencia también allí.
Las otras provincias de América Central fueron forzadas por la actuación de la ciudad de
Guatemala a tomar su propia decisión, si iban a continuar formando parte de Guatemala o iban a
separarse. El 9 de enero de 1822 se anunció la adhesión de toda América Central a México, lo que
para algunos fue inaceptable.
En 1822, Iturbide adoptó el título de Agustín I. En poco tiempo perdió el apoyo que tenía, disolvió
el Congreso y empezó una rebelión bajo la dirección dos generales, Guadalupe Victoria y Santa
Anna. En marzo el emperador abdicó. Su caída terminó con los lazos entre México y América
Central, y solo quedó Chiapas unida a él. Las restantes provincias proclamaron su independencia
bajo el gobierno de una junta provisional. En México, la caída de Iturbide llevó a la creación en
1824 de una república federal, basada en una nueva constitución inspirada en la española de
1812.