Este Cuerpo No Es Mio

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Este Cuerpo… No Es Mío


Original de: Hugo Daniel Marcos

          Escuela de Formación Teatro Maporal


Texto adaptado y dirigido por:

Lcdo.: Oliver Henríquez

Personajes: (total 7 actores)

Ignacio
Dante / Dalila
Maite … (novia de Ignacio)
Karelia … (esposa de Dante)
Señora Sara… (mama de Ignacio)
Lino … (el conserje del edificio)
Leticia … (amiga de Ignacio inquilina)

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(Al abrirse el telón, se ve una sala de un apartamento decorada


con sofá una poltrona una mesita de centro donde hay dos portas
retratos una del matrimonio de Ignacio y Dalila …y otro con una
foto de Dalila sonriendo, al final de un rincón del escenario hay
una división que simula el área de la cocina un paraban donde
entran los personajes hacer café y sirve como salida del escenario
otra división para ir a la habitación.
Leticia está durmiendo en el sofá, envuelta en una sábana,
cuando comienza a sonar el teléfono de casa, el teléfono está
ubicado en una mesita telefonera al lado del sofá hasta que ella se
despierta y atiende)
 
Leticia: si buen día, aaahh Mario ... ¿Cómo estás? No nada. Creo
que está durmiendo todavía, o no sé si ya salió. Es que anoche
tomamos mucho. Y se puso meloso … no no pasó nada todavía
no ha pasado nada entre nosotros, pero va a pasar ya verás ese
caramelito de que lo pruebo lo pruebo… ya lo llamo… alzando
la voz. Ignacio Ignacio. Te llama Mario en el teléfono.
 

Ignacio: (Apareciendo desde el baño) Gracias... (Toma el teléfono y


recién ahí se da cuenta de ella durmió ahí en el sofá)
 
Leticia: (Le guiña un ojo mientras se envuelve en la sabana) Permiso,
voy a bañarme
 
Ignacio: Perdón...

Leticia: ¿Sí?
 
Ignacio (confundido) quién eres?
 
Leticia: ¿no te acuerdas? (ella se regresa a donde esta Ignacio) Leticia!
La amiga Mario ... de anoche, cuando estuvimos bebiendo…Mario se
fue y me quedé contigo bebiste mucho, te quedaste dormido fui a
acostarte… no quise dejarte solo, y amanecí aquí en tu sofá
 
Ignacio: (perdido – pensativo) no me acuerdo de nada… y paso algo
entre nosotros dos,
 
Leticia: Si, y entre nosotros dos… la bebida, este sofá cómodo, sabroso
suavecito. ¿Y tú querías que pasara algo? (ella algo seductora) no no
pasó nada… pero puede pasar. Te dormiste y lamentablemente no pude
hacer nada me toco llevarte a tu habitación.
 

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Ignacio: (siguiéndole el juego a Leticia) que lastima, que me quede dormido


verdad… bote la bola. Que vaina. ¡¡¡
 
Leticia: seductora) sí que lastima, botaste la bola y yo esperando
pit-charas pero no… pero en otro momento… anoche te dije que me
ayudaras a quedarme en tu casa unos tres días… lo cual aceptaste…
mientras busco un lugar cómodo para mi… así que habrá tiempo para
lo que dejamos pendiente (le da un beso en la mejilla)
 
Ignacio: (confuso) y yo te dije que sí? ¿y te vas a quedar tres días?
(con cara de pocos amigos)
 
Leticia: ¡Si, yo te dije anoche! Son dos o tres días. (se va al baño)

Ignacio: (sorprendido hablando solo para sí mismo) que yo le dije que


se quedara? tres días?? ¿Qué es esto? No no… no puede ser… estoy
loco.
(Repica el teléfono de la casa)

Leticia: (desde el baño) atiende ese debe ser Mario.


 
Ignacio: si... buen día, Mario?! ¡qué bolas tienes tú! Me traes esta
mujer a mi casa, anoche te llame para que tomáramos algo porque me
sentía deprimido amigo mío, como sabes estoy todavía pasando el duelo
de mi esposa. Ahora resulta que la tal Leticia se va a quedar tres días en
mi casa, porque no tiene a donde quedarse. Eso no se hace Mario. No
me acuerdo de nada así sería lo borracho que estaba. Ven a buscar a esa
mujer. Tú sabes que me gusta mi vecina Maite y estoy tratando de a ver
si tengo un noviazgo con ella… ya quiero tener una relación seria y
bonita… si yo sé que Daniela murió, que fue un accidente terrible y
todavía me estoy recuperando de esa pérdida no ha sido fácil para mi…
los recuerdo me ponen mal, pero tengo que salir adelante y darme la
oportunidad con una mujer maravillosa como Maite. Alo alo alo Mario,
Mario … me colgó … este hijo de su mama…

Leticia (sale del baño envuelta en una toalla y con una toalla en
envuelta en la cabeza, descalza) tienes que mandar a revisar o arreglar,
se dañó el tubo de agua del lavamanos y la llave del lavamanos también
se dañó, está aislada hay que cambiarla. Te voy a recomendar un
plomero, este hombre sabe de plomería y electricista. Te puede
solucionar también el cable que esta suelto cerca de la regadera.

 Ignacio: (molesto) yo no voy a mandar a revisar eso ahorita, mañana


busco quien lo arregle.
 

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Leticia: (cariñosa) amor no seas necio, que vas a esperar que el


salga el agua a la sala, y ese cable guindando ahí, es peligroso. Te
puedes electrocutar, hay que evitar… hazme caso deje lo necio.
Anda. Por favor (le da un beso en la mejilla) si… por favor.
(Leticia va hacia el sofá busca en su cartera. Saca una tarjetica se
la entrega en las manos a Ignacio) toma llama a este señor para
que te solucione eso, no es carero, es económico. Leticia se retira
a la cocina)
 
Ignacio: (rezongando) lo que me faltaba, Ignacio marca el
número del plomero… espera mientras le hablan.
Si buenos días señor Dante Escobar, que más, amigo le habla
Ignacio Castillo una amiga en común me dio su número, ella se
llama Leticia, no sé cuál es su apellido, No sé, pero sé que llama
Leticia, ok. Mire quiero mandar arreglar un problema de un tubo
y la llave de mi lavamanos y arreglar un cable en el baño,
perfecto lo espero entonces. Anote la dirección por favor
 Avenida 23 de enero, frente a la panadería la floresta, los
edificios verdes y vino tinto los que están frente al centro
comercial plaza, residencia llano alto. Piso 5 apartamento 10-A.
ok cuando llegue al edificio, se registra con el portero. Muchas
gracias aquí lo espero.

 Leticia: ¿Que dijo?


 
Ignacio: ¿Quién? el plomero ya viene.
 
Leticia: ¡ese baño ya parece un rio!
 
Ignacio: con respecto a lo de anoche...
 
Leticia: yo agradecida. De estar aquí en tu casa
 
Ignacio: Justamente, con respecto a eso... (Leticia de espaldas
al público y de frente a Ignacio se suelta la toalla quedando en
ropa interior)
 
Leticia: aja … con respecto a…
 
Ignacio: (queda perplejo por lo que la ve, mientras ella toma una
minifalda y una blusa se va colocando la falda y luego la blusa.
Que... que... que…que (la observa fijamente mientras Leticia se
arregla.) si si quiero decir que no…
 
Leticia: ¿que no, que?
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Ignacio: ¿Que... pudiste a ver vestido en la habitación?
 
Leticia: (Sensual) Por qué? ¿Te pone nervioso?
 
Ignacio: ¡No, es por eso ... si viene alguien!
 
Leticia: (sexy) tan bello tu… cuidándome Esta bien... para la
próxima será en tu habitación… revisa el baño que no se inunde!
(sale para la habitación) voy a guardar el bolso en tu habitación.
Ignacio: (Atontado) Que no se inunde... mejor me voy a tomar
una taza de café bien caliente! (sale va a la cocina). De la
habitación sale Leticia a la sala se acerca a la mesita telefonera
donde hay una libreta de anotaciones se sienta en el sofá y
escribe una nota en la libreta.
Leticia (Mira hacia la cocina) mejor no le digo nada le daré una
sorpresa… escribe y lo dice en voz alta, Traeré algo para comer, nos
vemos más tarde, mi bombón. (coloca la libreta con el lápiz en la mesita
telefonera sale de escena se dirige a la puerta de la calle)

Ignacio: (aparece en la sala corriendo y apurado) que me dijo


Leticia, que el baño se está inundando? (Y llama) (Leticia,
Leticia, ufff se fue. Que llegue ese plomero rápido. Y ese cable
suelto.

 Entra Maite
 
Maite se asoma a la sala (tímida) hola buen día Ignacio.
 
Ignacio (metido en el baño): Ya voy!  ¡Se está inundando todo
ese baño! ¡Hubiese llamado a cualquier plomero para saber a
qué hora viene este tipo! (Maite toma un corpiño que hay
sobre el sofá y lo mira) Todo me tiene que pasar a mí? (Sale
del baño y se queda tieso al verla)
 
Maite: hola... vi la puerta abierta y pues entre…
 
Ignacio: ¡Discúlpame... pensé que era la chica de la limpieza!
 
Maite: No te preocupes. La culpa es mía por entrar sin
llamar...
 
Ignacio: Yo te puedo explicar... (mira a todos lados) Lo que
pasa es que yo...
 

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Maite: ¡No tienes nada que explicarme! ¡Yo solamente venía a


invitarte a ver una película esta noche... (muestra el corpiño)
Pero veo que vas a estar ocupado!
 
Ignacio: (Se lo arrebata) No!! Digo... no tengo ninguna
ocupación! Ningún compromiso con nadie
 
Maite: ¡No te pongas nervioso... si molesto, me voy!
 
Ignacio : No!! ¡Tú nunca molestas! ¡Aquí no hay nadie...!
(Llama más fuerte) No ves que no hay nadie??! ¡No hay
nadie!! Además, me encantaría ir al cine contigo.
 
Maite: No es en un cine. Es aquí en tu apartamento o en el
mío. Puedes ser en la computadora… o en netflix u otra
plataforma de streaming digo es más práctico, que salir, algo
más tranquilo.
 
Ignacio: Bueno... eso me gusta más... porque los dos solos...
 
Maite: Es que también vienen cuatro amigos más.
 
Ignacio: ¿Todos hombres?
 
Maite ¡No! ¡Dos amigos y dos amigas!
 
Ignacio: ¿Bueno, no podría decir que no.… hay que llevar
algo?
 
Maite: Ganas de pasarla bien, nada más.
 
Ignacio: Si es por eso, me sobran las ganas. Hace tanto ...
 
Maite: (Continuando su frase) ...Que no la paso bien, que ya lo
olvidé”.  ¡Eso ya lo escuché antes... Ignacio no puedes estar
siempre con lo mismo!
 
Ignacio: Tienes razón, es que hace...
 
Maite: (Igual) “hace un año que murió mi esposa, Dalila” No
puedes estar de luto toda la vida!
 
Ignacio: Si, ya lo sé. ¡Pero no es fácil!
 

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Maite: Yo no digo que sea fácil. ¡Pero siempre con el mismo


tema, tampoco te va a ser más fácil! (Pausa. Se miran) No sé...
yo siempre pienso en ti.
 
Ignacio: (Se entusiasma) En serio? Siii,
 
 
Maite: Me refiero a que pienso que le puede pasar a
cualquiera... perder a su pareja a los dos años de casados te
trastoca, pero uno todavía es joven, y la vida es larga...
seguramente va a aparecer alguien que te va a llamar la
atención, y porque no, volver a formar un hogar... volver a
enamorarse
 
Ignacio: ¡Eso mismo me dijo Dalila el día que la conocí! Y es
más...
 
Maite: ¿Otra vez?
 
Ignacio: ¡Perdóname! ¡Te prometo que esta noche, nos vamos
a divertir como nunca!
 
Maite: ¡Así me gusta! ¡Con ganas, con ánimo!  (Se miran
profundamente) No sé... a veces pienso que tú eres tan
especial...
 
Ignacio: Yo también pienso que eres muy especial...
(comienzan a acercar sus caras como para besarse, cuando
justo entra la madre de Ignacio hablando muy fuerte y
escandalosa)
 
Madre:  Ignacio!! (Se les pone en medio y lo besuquea todo)
Como esta mi tesorito? ¡Llego tu mamita! ¿Que dice mi
precioso?!
 
Ignacio: ¿Qué haces aquí? mama… y eso ‘
 
MADRE: (Mientras le arregla la ropa y lo peina como a un
niño) Tenía que ir al banco de aquí cerca, y me dije: le voy a
dar un besito a la preciosura de mama! (Mira a Maite ) tú
quién eres ?
 
Maite: ¡Yo soy... la vecina del piso de arriba!
 

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Madre: ¡Ah, ya me parecía! ¡No tienes cara de ser novia! De


mi bebe, porque lo que menos necesita mi bebecito ahora, es
una novia... ¡Con todo lo que sufrió por la muerte de Dalilita
su esposita que en paz descanse...!
 
Ignacio: (incomodo) Mama, porque no vas al banco que
pueden cerrarlo vaya. Vaya.
 
MADRE:  Tienes razón! Mi bebe, si si es cierto con esos
horarios tan locos de esos Bancos una nunca sabe te cierran la
puerta en la cara sin derecho a pataleo dígame esos vigilantes
de esos bancos son unos groseros y amargados, mejor me voy.
te espero por la casa, te extraño tanto mi bebe hermoso, vaya
para prepararle la comidita que tanto, te gusta. Saludos te
manda tu hermana Yajaira ya tu tuvo su bebecito es una
preciosura de niño. Se parece al padre ese argentino quiere
mucho a tu hermana. Y tu hermana te manda a decir también
que cuando vas a argentina, para que conozcas a tu sobrino.
 
 
Ignacio : (Perdiendo la paciencia) Porque no vas al banco??!
Si yo llamo a mi hermana y cuadro con ella, mama estoy algo
ocupado,
 
MADRE: Si, ya voy. ¡Pero antes voy a pasar al baño, porque
esta mañana me tomé una merengada de cambur, y después
me comí una arepita con chicharrón y me aflojo… yo de
lambucia ahora tengo el estómago revuelto! (Sale por baño y
grita desde adentro) Ignacio!! ¡Se te está inundando el baño!!
 
Maite: Creo que es mejor que me vaya... tengo que preparar
algunas cosas... en casa.
 
Ignacio: ok bueno... en todo caso después...
 
Maite: (Se le acerca provocativa) ¿Después, que...?
 
 Ignacio: (Se intimida) Digo que después... vemos la película...!
 
Maite: Ah, bueno... hasta luego (Maite va a salir, pero se da
vuelta y le da un beso piquito en los labios y sale.  Ignacio se
quedó sorprendido, y se toca los labios)
Ignacio: ¡Me beso!! ¡No lo puedo creer! Primero me invita a
su casa, y ahora me besa... ¡Está conmigo! que hermosa eres
Maite. (Mirando al cielo) Perdóname Dalila, pero ya hace un
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año que te fuiste, y yo todavía soy joven... soltero, Maite me


quiere, le intereso, si si siiii Maite contigo si….
 
(Ignacio agarra una escoba de un costado y la toma
tiernamente entre sus brazos enamorado) Y ella... no se... es
especial! Tiene unos ojos tan... hermosos. una voz tan dulce...
y un cuerpito bello. Tan. (Hablándole a la escoba como si
fuese Maite) Maite eres bella.
 
(Por puerta de calle entra el plomero con caja de herramientas
y se queda escuchando lo que dice Ignacio que no lo ve) 
 
. me gusta acariciarte... sentirte cerca... no veo el momento de
llegar aquí para verte! ¡Y cuando estoy lejos, te extraño tanto! ¡Hay
días que estoy deprimido, y de solo pensar en ti, me levanta el
ánimo! ¡Como hoy, que te sentí tan dentro mí! ¡Y eso que a veces
me haces llorar!  Hoy al principio, te sentí áspera conmigo, y
después fuiste tan dulce... que creo que esta noche va a ser
inolvidable... esta noche... (Advierte al plomero que lo mira con asco)
Esta noche... voy a tener que barrer un poco... je, je... ¿No, yo le
puedo explicar... usted tiene tiempo?
 
Dante: (serio con aptitud de amargado) Si...Tengo una cita a
las cuatro con un escobillón!
 
Ignacio; No, yo le puedo explicar...
 
Dante: No se preocupe, conozco muchos como usted, ya estoy
acostumbrado.
 
Ignacio: ¡Pero no es lo que parece!
 
Dante: Uno hasta estaba de novio con una botella de refresco
 
de 1 litro, y eso no es nada... al tiempo tuvieron cuatro
botellitas de un cuarto! (Y se ríe burlándose)
 
Ignacio: ¡No! ¿Yo soy viudo, sabe? ¡Hace un año!
 
Dante: (Señala la escoba) Ya veo... y se rebusca lindo!
 
Ignacio: ¡No! Estaba practicando porque esta noche me le
 
quiero declarar mi amor a la chica que me gusta.
 
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Dante: Cuando necesite testigos para la boda, avíseme.


¡Tengo un plumero hermoso!
 
Ignacio: ¿Bueh, es inútil explicar...le a usted Porque no vamos
a lo nuestro?
 
Dante: (Desconfiado) Y que es “lo nuestro”?
 
Ignacio: ¡Justamente... lo necesito urgente!
 
Dante: ¿Para qué?
 
Ignacio: ¡Me tiene que tapar un hueco! (Pausa. ¿El plomero lo
mira enojado) En el baño, tengo un tubo que tiene un hueco y
necesito que lo tape, ¿me entiende?

Dante: Ahhh...  entiendo

(La madre sale del baño)


 
Madre: ahhhh.... ahora me siento mejor... esto me pasa por
comer tanto bueno, mi amorcito de mi vida, me voy al banco.
¡Cualquier cosa llámame! (Antes de salir) ¡Ah, y llama a un
plomero que ese baño es un asco!

(Sale)
 
Ignacio: Si, mama. chao. bueno, donde estábamos?
 
Dante: Dígame donde está el baño (Se agacha a tomar
sus herramientas, Ignacio apurado por mostrarle, sin querer lo
“apoya le toca la mano sin querer
 
Ignacio: Yo lo llevo...
 
Dante: (rápido asustado se sacude la mano) No se moleste! Yo
solito puedo... Yo mismo lo voy a encontrar... (sale para el
baño)
 
Ignacio: Lo que quiero explicarle, es que hay unos cables
 
de luz al lado del cerca de la regadera para que tenga cuidado
 
Dante: ¡No hace falta! Yo solito los voy a encontrar...
 
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Ignacio: ¡Pero es que no hay luz en el baño!


 
Dante: ¡Usted quédese ahí que yo me arreglo!
 
Ignacio: perfecto! ¿me dice cuanto le voy a pagar para salir
de ese problema (Se produce un estruendo de corto circuito
con juego de luces, al mismo tiempo que se escucha un grito
ahogado del plomero) Que paso?? No le dije, ¡¿yo??! Tenga
cuidado hombre!! ¡A ver si me explota la casa! ¿Me
escucho?? ¡Oiga!! ¡Señor dante!! (Se mete al baño, y vuelve a
salir trayendo el cuerpo del plomero muerto) Ay mama! ¡Se
electrocuto!! ¡Oiga!! ¡No haga bromas! ¡Reaccione!! (Le
siente el corazón) No le late) Pulso tendrá? ¿¡Y ahora qué
hago!?? ¡Hay que llamar a alguien! (Toma el teléfono) y a
quien llamo?? Ah, si estuviera Dalila, ella sabía ¡No! ¡No hay
que invocar a los muertos, y mucho menos delante de otro
muerto! ¡Y Bueh, yo voy a llamar a alguien! (sale corriendo
para la calle, Breve pausa. El cuerpo del plomero comienza a
moverse muy lentamente. Se va incorporando y al abrir los ojos
mira a todos lados)
 
Dalila: (Dalila se “incorporo” en el cuerpo del plomero y sin
cambiar el tono de voz, habla, camina y se mueve como fuese
ella antes de morir. Solo el cuerpo es otro). ¿Qué paso?? ¡Ay,
que dolor de cabeza! ¿Pero que estoy haciendo yo aquí?? Si el
accidente... (Sin querer se toca el pecho y se asusta de no tener
tetas y luego se horroriza al tocarse el sexo)) Y que hago yo en
este cuerpo??! ¡Este cuerpo no es mío!! ¿Cómo puede ser??
¡Si yo tenía un cuerpo tan lindo, y ahora estoy adentro de
este... envase tan tosco tan grosero...! Ignacio !! Ignacio!!!
¡Soy yo, Dalila!! ¡Volví!! ¡Estoy de regreso Ignacio!!! (Va
hacia un costado y descubre un periódico) Esta será la fecha de
hoy?  ¡Hace más de un año de mi accidente! Que habrá sido
de mi Ignacio, Ignacio (Sale hacia dormitorio. 

Por la puerta de la calle entra lino el conserje del edificio

 Lino el conserje: (comienza buscar y a llamar a Ignacio)


Ignacio aquí le tengo unas facturas. Ignacio sale a buscarlo
por la cocina. 

Ignacio llega de la calle trayendo casi arrestando a Maite)


 
Ignacio: (angustiado) ¡Ayúdame!! Se murió aquí
 
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Maite: ¿Adonde? ¿Quien?


 
Ignacio: (Sin poder creer) Estaba aquí! ¡completamente
muerto!
 
Maite: ¿Estás seguro?
 
Ignacio: ¡Sí! ¡El corazón no le latía! (De la cocina aparece Iino
el conserje
 
Ignacio al verlo… se asusta) uuuuuyyyy Que susto! ¿Qué hace
aquí, que buscas? Lino.
 
Lino el conserje: les traigo unas facturas.
 
(Ignacio anda pendiente del plomero muerto que no consigue)

 
Ignacio: ¿No sabe dónde está?
 
Lino: ¿Aquí, no, quien?
 
Ignacio: ¡No! ¡¿Puede ser Donde está el muerto?!
 
lino: ¿Que muerto?
 
Ignacio: ¡El plomero, que se murió aquí!
 
Lino: ¿Aquí se murió un plomero?
 
Ignacio: ¡Sí! ¡Aquí mismo! En esta casa
 
Lino: ¡Es increíble... estos hombres ya no saben qué hacer
para no trabajar...! ganándose la plata fácil
 
Maite: ¿Ignacio a lo mejor te pareció ... a lo mejor no… y en
el baño no está?
 
Ignacio: No entiendo nada... vamos a ver... (Los tres salen
para el r baño.

Y al mismo tiempo Dalila sale de la habitación a la sala)


 
Dalila: ¡Esta casi igual todo ...! observa todo a su alrededor
(Levanta con asco un corpiño) de que percusia será esto. Que
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putica andará comiéndose a mi Ignacio… claro yo me


imagino que estos sofás se revocan… huele a sexo, (oliendo el
sofá) quiere decir que anda de mujeriego… hay Ignacio ya
vas a ver aquí llegue yo… la dueña y señora la chiva que más
mea… ya veras, Pero claro, a esta hora debe estar por venir
del trabajo... Lo voy a esperar abajo para darle la sorpresa!
Que su amada llego (sale para la calle)

al mismo tiempo del baño entran a escena Ignacio, Maite y lino


 
Ignacio: ¡Juro que estaba muerto! ¡Si yo mismo lo traje
arrastrando hasta aquí! (muestra el sitio)
 
Maite: ¡Mira, que el plomero estuvo, te lo creo porque dejo
las herramientas... pero eso no quiere decir que se haya
muerto y esfumado!
 
lino: Quizás fue a buscar un repuesto de algo...

Ignacio: ¡Claro! ¡Fue a buscar un corazón nuevo, porque el


de él no latía!  (Maite lo mira tiernamente y lo sienta) Si yo te
digo que estaba muerto, es porque estaba muerto! ¡Tal vez
entro alguien y robo el cadáver!
 
Ignacio: ¿Por qué? ¿Es más negocio que robar celulares?
 
Ignacio: No me creen, ¿verdad?
 
Maite: Si... por supuesto que te creo.
 
Ignacio: ¿En serio?
 
Maite: ¡Claro! Vino el plomero, fue al baño a arreglar el tubo
roto, y se electrocuto con el cable pelado que este suelto ahí.
después tú lo trajiste a rastra hasta aquí y escuchaste que el
corazón no le latía, ¿no? ¿Cierto?
 
Ignacio: ¡Exacto!
 
Maite: ¡Y después te despertaste de la pesadilla, y me fuiste a
buscar a mí!
 
Ignacio: (molesto) ¿Otra vez con la pesadilla?! ¡Yo no me
dormí!
 
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Maite: (Tomando de la mesa, la nota que dejo Leticia


 
Ignacio: ¿Porque no me crees?
 
Lino: ¿Y con las facturas que hacemos?
 
Maite: (Tiernamente) Ignacio. (Le toma la mano) Cuando uno
pasa por las cosas que tú has pasado, se pone a trabajar
mucho para mantener la cabeza ocupada, pero a veces,
trabajar tanto, trae estos problemas...
 
Ignacio: ¿Qué? ¿Tú crees que Estoy loco?
 
Maite: No hablo de locura... Hablo de cansancio, de stress,
por eso uno alucina estas cosas.
 
Ignacio: ¡Para mí no fue ninguna alucinación!
 
Lino: epa… ¿Y con las facturas que hacemos?
 
Maite: Mira, vamos a hacer una cosa.  Cierra los ojos. (Él lo
hace) Ahora piensa en mi cara. trata de imaginar cómo se va
acercando a la tuya... (Maite se va acercando a la boca de
Ignacio dos dedos en forma de labios) y mis labios se van
aproximando a los tuyos, muy despacio... 
(Ignacio le sigue el juego, y cuando se dejó llevar por el
entusiasmo, se da cuenta de la trampa) Viste? ¡A veces la
imaginación, nos hace ver cosas que no son en realidad!
 
Ignacio: No te burles.
 
Maite: No me burlo. Al contrario. Te tomo mucho más en
serio de lo que tú piensas. (Le lee la nota) “Ignacio traeré algo
para comer. Después hablamos” mi bombón, (Maite se ríe) mi
bombón quien escribió esto ¿el plomero? Que efusivo.
Ignacio: la verdad no sé qué extraño esa nota…ni idea.
Bombón…que loquera…

 
Maite: ¿tranquilo no te estrese Viste? ¡Tonto! Tranquilo todo
se va a resolver (Los dos se acercan tiernos como para besarse
y Iino los interrumpe)
 
Lino: ¿Y con las facturas que hacemos?... ustedes creen yo
estaré aquí como lámpara viendo si se besan o no… vacié.
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Maite: (Se levanta) Bueno, mejor me voy a cocinar. Deje la
comida en el horno.
 
Ignacio: (Mirando la nota pensativa) Si... anda y perdóname.
Por ponerte en esta situación
 
Maite: No hay problema. (Antes de salir, dice como en chiste)
¡Ah, sí encuentras el cadáver, avísame! Se ríe (Sale)
 
Lino: No quiero ser pesado, pero...
 
Ignacio: Que el plomero vino, no hay duda...
 
Lino: Decía que, si quiere, yo le dejo las facturas
 
Ignacio: Y si vino, dejo las herramientas. ¡Y si dejo las
herramientas, y la electrocutada también ocurrió!
 
Lino: ¡Si usted lo dice...! permiso Ignacio voy a beber agua
(lino va a la cocina a beber agua) se ve a lino con el Vaso de
agua bebiendo y observando a Ignacio extrañado
 
Ignacio: ¿O no? ¿Habré tenido una alucinación? ¡No, que
alucinación! ¡Estaba aquí, muerto! A lo mejor se lo llevo
Leticia, claro pudo haber sido ella para joderme, pero no que
raro todo esto.
 
(Sale de la cocina, para irse por la puerta de la calle, Lino se
quedó con las facturas en la mano se miran en la salida el se
queda observando al plomero.)

(entra Dalila molesta y murmurando)


 
Dalila: ¡No llega! ¡Quizás no trabaja más ahí... si no, ya
tendría que haber llegado! Y yo no me voy a quedar toda la
tarde en la entrada. ¡Esta casa está llena de locos! ¡Todo el
mundo me pregunta por los tubos, por lo caños de agua! ¿Me
vieron cara de plomero a mí? Por favor.
 
Lino: Y.… pinta de princesa no tiene! Y ya que estamos, en el
tema dígame... ¿Usted que conoce... mi caño es de una o dos
pulgadas?
 
Dalila: (Lo mira enojada) mejor me voy al baño!
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Lino: ¡Una de dos... o yo no estoy en un buen día, o aquí están
todos locos! (se va por la puerta de la calle.

Suena música de fondo que acompañara toda la escena. 


Ignacio aparece por la cocina con una taza de café y se sienta
pensativo en silla de adorno que está a un extremo del decorado
Luego se levanta y sale hacia la habitación.  Del baño sale
Dalila secándose las manos con una toalla de manos, cuando
entra karelia la esposa del plomero entre contenta y apurada)
 
Karelia: ¡Dante! ¡No sabes lo que me costó encontrarte! ¡Te
busque por todos lados! ¡Tú mama me dijo que estabas aquí
No sabes la noticia que tengo para ti! estoy feliz mi amor.
 
Dalila: (Mirando a su alrededor) A mí me hablas?
 
Karelia: ¡claro que te hablo a ti! Cuantos Dante veo aquí uno
solo tu… viste Me recorrí el barrio independencia y la 23 de
enero hasta que tu amigo gallito me dijo exactamente que
estabas aquí en estos edificios y el portero me trajo aquí.
 
Dalila: Me parece que estas confundidas amigas.
 
Karelia: ¡Ay Dante no te hagas el estúpido justo ahora…con
la noticia que te traigo!
 
Dalila: ¿Que noticia?
 
Karelia: ¡Vengo del médico!
 
Dalila: ¿Y a mí, que? No entiendo
 
Karelia: ¡Vas a ser papa!!
 
Dalila: ¿Qué?? ¡Ni borracha!! (Se va por la cocina)
 
Karelia: (Lo sigue) Dante! ¡Dante escúchame...! (Salen)
 
De la habitación sale Ignacio sin la taza de café y cuando se va
a sentar en la silla decide ir al baño y entra.

  De la cocina salen Dalila con una taza de café seguida por


karelia con otra taza que no toma)

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Karelia: ¡Deja de jugar, Dante Te lo digo en serio! ¿Cinco


años esperando este momento y ahora te haces el tarado? El
tonto.
 
Dalila: Pero usted está totalmente loca?! ¿Mire si yo voy a ser
padre??! ¿Con que?
 
Karelia: (Lo mira extrañada) Dante ... tú te sientes bien?
 
Dalila: ¡Nunca me sentí tan bien en mi vida!
 
Karelia: A lo mejor fue el shock de decírtelo de golpe. ¡Te lo
voy a decir despacito... Daniel, mi amor... soy yo karelia tu
mujer... tu esposa y vamos a tener un hijo!
 
Dalila: (Se levanta asqueada) ¡Por favor, deje de decir
estupideces que está por venir mi marido! Ya basta.
 
Karelia: ¿Quieeen...????! Ahhh, ya entiendo... (mira a todos
lados) Esto es la cámara sorpresa! Hay una cámara aquí que
es esto una jodedera tuya hay cámaras aquí ¿o esto es un
reality show, en que reality show estoy en la casa de los
famosos tercera temporada o en Laura sin censura, o en No
quiero ser padre. Que te pasa. Tiene que ser una broma tuya
dante. (Salen a la puerta de la calle)
  Dalila que dejo la taza de café sobre la mesa. 

Del baño sale Ignacio con las manos mojadas, como buscando
una toalla. Ve todo revuelto. ve la taza de café. La agarra y la
lleva hacia cocina.

Entran De la calle Dalila y karelia con la taza de café)


 
Dalila: ¡Se lo dije una y mil veces, yo no soy Dante!
 
 Karelia: ¡no te puedes olvidar de mi... estamos casados
tenemos cinco años Dante!
 
Dalila: ¡Yo estoy casada nada más que con mi marido! ¡Y no
me diga más “Dante”! (karelia deja la taza sobre la mesa)
 
Karelia: (Casi llorando) Justo ahora! Después de tanto insistir
y probar... con el termómetro de acá para allá justo ahora que
estoy embarazada, resulta que mi marido...
 
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Dalila: (La abraza maternalmente y trata de consolarla) Bueno,


no te pongas así. El mundo no se acaba con un hombre. No es
para tanto... mira, hay muchísimos por todas partes.
¡Elegantes, sensibles, cariñosos... te lo digo yo, que antes de
casarme con Ignacio salí con unos cuantos!
 
Karelia: (Se levanta repugnada) Ajjjjj!!! ¡No me toque!!!
 
Dalila : Pero yo...
 
Karelia : No te me acerques!!! ¡Ni me mires!! ¡Y a partir de
ahora cuando quieras hablarme, lo vas a hacer con mi
abogado!!(se va ofendida por la calle) sale escena
 
Dalila: ¿De qué abogado habla está loca? (sale por la puerta
de la calle.

  De la cocina aparece Ignacio y se queda perplejo al ver la taza


de café sobre la mesa. Se asusta. Mira a todos lados)  
 
Ignacio: ¿Leticia? eres tú?  (Mira por todos lados, y se va para
la habitación.
 
  De la entra calle entra Dalila ve la taza y se la lleva hacia
cocina. 

Del dormitorio aparece Ignacio y al mirar la mesa, la taza no


está.
Se asusta más y sale corriendo hacia la puerta de la calle   De
la cocina aparece Dalila con otra taza de café. Se sienta, bebe
un poco, mira el reloj, deja la taza y sale para la calle. 
La escena queda vacía unos segundos hasta que entran
corriendo Ignacio, trayendo a Maite, con delantal de cocina)

Ignacio: ¡Dos veces lleve la misma taza a la cocina!! (Observa


la mesa y se queda frio y asustado al ver la taza) Parece que
tienes razón. ¡Estoy alucinando!
 
Maite: Creo que necesitas un descanso.  Porque no te
recuestas un rato, esta noche te distraes un poco con nosotros
y eso te va a hacer bien.  ¡Estas demasiado tiempo solo, y la
soledad no es buena consejera!
 
Ignacio: Por lo visto, tienes razón otra vez. Necesito
compañía. Hace mucho que estoy solo...
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Maite: Si. Y una compañía te puede ayudar, mucho más de lo
que tú piensas.  ¡Hazme caso y.… busca compañía!
 
Ignacio: Eso mismo pienso hacer. (Ambos muy románticos)
 
Maite: ¿Y yo puedo?
 
Ignacio: ¿Qué?
 
Maite : terminar de cocinar.
 
Ignacio: Anda tranquila. ¡No te voy a molestar más!
 
Maite: ¡No me molestas... pero llámame para algo más
interesante que buscar una taza de café! (Maite sale por la
puerta de la calle.)
 
Ignacio: Tienes razón. ¡Soy un tarado! Lo mejor va a ser
descansar un rato. ¡Estas alucinaciones me están matando!
(Se va para el dormitorio llevándose la taza de té.

  De la calle entra Daniela mirando la hora. Escucha a Ignacio


que tose, se alegra y entusiasma se va también hacia
dormitorio.

De repente Se escucha un grito de susto de Ignacio y sale


corriendo a la sala del apartamento. Queeee, me asusto.
 
Dalila: (Apareciendo detrás) Que paso? Porque te pones así.
 
Ignacio: ¡El... muerto!!!!
 
Dalila: (También asustada) Un muerto?? Donde? Dime.
 
Ignacio: ¡Usted! ¡Usted es el muerto!
 
Dalila: ¿Pero Ignacio, que dices?
 
Ignacio: (Se le acerca) Pero entonces... no se murió??
 
Dalila: ¡Ah, si... pero hace un año!
 
Ignacio: ¿Oiga, me está viendo la cara de pendejo? ¿Se murió
o no??
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Dalila: ¿Se puede saber qué te pasa?
 
Ignacio: ¡Pasa que hace unas horas, usted estaba muerto aquí
pasa que yo escuche que su corazón no latía! ¡Pasa que de
pronto desapareció y me hizo quedar como un loco!! ¡Y pasa,
que aparece de repente y casi me mata del susto!!
 
Dalila: ¿Ahhh, ahora entiendo... tú me quieres decir que me
viste muerta aquí?
 
Ignacio: “¡Muerta”, no! “Muerto”! ¡Encima no se haga el
gracioso!
 
Dalila: Ay Ignacio y ahora como te explico...
 
Ignacio: ¡No quiero que me explique nada! ¡Quiero que
arregle ese baño le pago y se larga!
 
Dalila: ¿Que baño?
 
Ignacio: ¡Ese baño! ¿Qué tiene un tubo roto y un cable pelao
suelto Si no para que llame un plomero? Y un electricista
 
Dalila: ¿Y porque no vino?
 
Ignacio: ¿Quién?
 
Dalila: ¡El plomero!
 
Ignacio: ¡Usted es el plomero!!
 
Dalila: ¿Ay Ignacio, que dices?? ¿Yo plomero??! Si en mi
vida he destapado un caño
 
Ignacio: (Enojado) Ahhh, no eres el plomero?
 
Dalila : noooo Para nada!
 
Ignacio: ¿Y se puede saber quién coño eres entonces?
 
Dalila: (Con sonrisa seductora) Todavía no te diste cuenta?
 
Ignacio: ¡No! Todavía no me di cuenta. ¿Quién es??
 
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Dalila: (Se le acerca y le acaricia la mejilla con un dedo) Tu


mujer!!
 
Ignacio: (Se aparta enojado) No! ¡Esto ya es demasiado!! Este
cabron
 
Dalila: Ignacio no te pongas malcriado caprichoso y déjame
que te explique...
 
Ignacio: (Muy enojado) No quiero que me explique nada!! ¿Y
no use frases que usaba mi mujer, porque...(Trans) Usted
como sabe que mi mujer me decía eso? ¿Quién se lo conto?
 
Dalila: ¡No me lo conto nadie!
 
Ignacio: ¿Y entonces como lo sabe?
 
Dalila: ¡Porque soy tu mujer! ¡Porque solamente tú y yo
sabemos que te decía así!  ¡Y porque yo tenía razón cuando
discutíamos sobre la reencarnación! ¡Y ahora te lo estoy
demostrando! ¡Soy yo, Dalila, tu mujer, y me reencarne en.…
este cuerpo! Todavía no me crees, ¿no? Bueno, mejor te
traigo un té, con mucha azúcar como a ti te gusta.  Y eso que
yo siempre te decía: ¿No tomes con tanta azúcar que te va a
subir la presión, te acuerdas? (Dalila sale por la cocina, y
Ignacio va hasta el teléfono y marca)
 
Ignacio: ¿Hola? ¿Manicomio? ¿Mire, es una urgencia...
Podrían mandar a alguien a buscar a un enfermo mental...?
¿Si soy pariente...? Bueno, más o menos... ¡Es el plomero que
se murió!  ¡Bueno, no se murió, pero ahora es mi mujer... o
mejor dicho... mi mujer dice que es plomero…plomero...
¡Déjelo así, era una broma! (Cuelga. Entra Dalila con una taza
de té)
 Dalila: Toma. Así se te pasan los nervios.
 
Ignacio: Por favor, se lo pido. Si es plomero arregle ese Baño
se va. Y si no es, no lo arregla y se va ahorita mismo. ¡Pero
termine con esas bromas, porque no quisiera pegarle!
 
Dalila: ¡Siempre el mismo machito! ¡Como con el conserje del
hotel, en la noche de bodas, que le quisiste pegar porque nos
tuvo tres horas esperando por la habitación!
 
Ignacio: ¿Y usted como lo sabe? ¿Trabajo en el hotel?
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Dalila: ¡Mira que eres terco! ¡¿Y en la noche del casamiento?!
¡Le querías pegar a mi primo porque me toco la cola!
 
Ignacio: ¡es un degenerado!
 
Dalila: ¡Estaba borracho!  ¿Y en la luna de miel? ¿Cuándo te
encontraste con esa “amiguita” del colegio?
 
Ignacio: ¡Fue una casualidad...! (Trans) Dígame la verdad...
usted la conoció a Dalila y ella le conto todo, ¿no?
 
Dalila : Hay muchas cosas que las mujeres no le contamos ni
a nuestras mejores amigas!
 
Ignacio: ¿Por ejemplo?
 
Dalila: ¡la noche de bodas!
 
Ignacio: La mía no tuvo nada particular.
 
Dalila: ¡La nuestra tuvo algo “muy” particular!
 
Ignacio: ¿Qué?
 
Dalila: ¿Te olvidaste de la contractura que me agarro en
“ese” lugar?  Todo porque me decías: “es por esta vez, y
nunca más te lo voy a pedir”! ¡Estuvimos dos horas sin poder
despegarnos por la contractura!
 
Ignacio: (Sorprendido) No puede ser! ¡No puede ser que todo
el mundo lo sepa!!
 Dalila: ¡No lo sabe todo el mundo! ¡Yo soy Dalila convéncete!
¿Quieres que te diga cómo fue la noche que nos conocimos en
el restaurant?  ¿O la noche del accidente, que me dolía la
cabeza, y te dije que tenía malos presentimientos...? ¿Y tú me
acariciaste como hacías siempre y me diste uno de esos besos
tan apasionados, que siempre me dabas?  ¿O cuando me
quisiste sacar del carro volcado y yo todavía respiraba, y me
di cuenta que me moría, y te dije que algún día iba a volver?
¿Te acuerdas??
 
Ignacio I: (Casi mudo) Si, tienes razón... me lo dijiste. Eso no
se lo conté a nadie... Entonces tu ...
 
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Dalila: ¡Si, mi amor! ¡Yo soy Dalila!! ¡Volví!! Lo que no me


esperaba que iba hacer en este cuerpo. ¡Pero volví! (Intenta
abrazarlo) Y ahora todo va a volver a ser como antes! ¡Vamos
a poder seguir juntos otra vez!
 
Ignacio I: ¡Para! ¡¿Qué haces?! Esto… que juego es este.
 
Dalila: ¿Como que hago?? ¡Que juego’ Ignacio, no te pongas
como un niño caprichoso!
 
Ignacio: ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Esto no me puede
estar pasando a mí! ¡Debe ser otra alucinación!
 
Dalila : Desconfiado como siempre! ¡¿Cómo quieres que te
demuestre que soy tu mujer?!
 
Ignacio: ¿Qué mujer??! ¿Dónde está mi mujer??! ¡Pero que
estoy diciendo si mi mujer murió hace más de un año!!
 
Dalila : por favor, Ignacio ! No te pongas grosero.
 
Ignacio: ¡Esto es demasiado! ¡Entenderlo! No puede ser que
tú seas Dalila
 
Dalila: ¡¿Cuantas veces discutimos sobre la reencarnación?!
¡Y tu decías que no! ¡El señor que todo lo sabe, decía que era
imposible! ¡Una vez me trataste de ignorante delante de
Sebastián y lulú!
 
Ignacio: ¡Es que la reencarnación no existe! ¡¿Cuantas veces
te lo tengo que decir?!
 
Dalila: ¿Ah no??! ¿Y yo que soy?? ¡¿La pata Daysi?!
 
Ignacio: ¡No me digas más lo de la pata Daysi! ¡Me tienes
harto con eso de la pata Daysi! No puedes decir otra cosa
(Transición. Ignacio se asusta. Eres Dalila
 
Dalila: ¡Chocolate por la noticia!
 
Ignacio: ¿Y ahora qué hago??!
 
Dalila: ¡Que hacemos, dirás!
 
Ignacio: ¡No! ¡¿Qué hago?! ¡Qué hago contigo! Adonde te
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llevo?!
 
Dalila: A ninguna parte, querido. ¡Esta es mi casa!
 
Ignacio : No te pensaras quedar aquí?!
 
Dalila : ¡Por supuesto! ¡Adonde quieres que vaya así!
Además, tenemos tanto por hacer... (Otra vez intenta
abrazarlo)
 
Ignacio: (Separándose) Mira Dalila ... tu eres Dalila, pero
 
ya te moriste... quiero decir que, si te moriste, yo soy viudo
según la ley (Trans) ¡Y esto es un dialogo de locos, estoy
hablando con una muerta!
 
Dalila: (Se le acerca sensual) Como quieres que te demuestre
que no estoy muerta?
 
Ignacio: (Escapándose) No hace falta! ¡Ya me di cuenta! ¡Pero
no es lo mismo!
 
Dalila No será lo mismo, pero sigo siendo tu mujer!
 
Ignacio: ¿¡O sea que estoy casado con... un plomero!?
 
Dalila: El “envase” es del plomero... pero yo soy Dalila
 
Ignacio: ¿Y qué hacemos con... el “envase”?
 
Dalila: Por ahora nada. Habrá que esperar y encontrar
alguna solución. Mientras tanto me voy a cambiar... esta ropa
no me queda nada bien. (Sale hacia dormitorio)
 
Ignacio : Esto me pasa a mí, nada más! Esto es una locura)
entra Leticia tranquilamente)
 Leticia: ¡Ahhh... qué manera de comer! La verdad que tenia  
un hambre de locos! Ahora una buena siesta, y...
 
Ignacio: (Cortándole el paso hacia dormitorio) Adónde vas??
 
Leticia: ¿A dormir un ratico, que tiene?
 
Ignacio: ¡No! ¡No puedes!
 
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Leticia: ¿Otra vez tengo que dormir en el sofá?


 
Ignacio: ¡Tampoco!
 
Leticia: (abrazándolo) Ahhh, ya entiendo...
 
Ignacio: te voy a explicar...
 
Leticia: No hace falta que expliques nada... tu no quieres que
yo me duerma, ¿no? (Ignacio al retroceder porque ella lo
agarra, cae sobre el sofá y ella cae encima de él)
 
Ignacio: Justamente, porque yo...
 
Leticia: Ya sé. Se te ocurrió algo mejor...
 
Ignacio: Bueno, no es exactamente lo que piensas.
 
Leticia: ¡Uyy, que lindo! Se te ocurrió algo mejor que lo
que estoy pensando??!
 
Ignacio: Si.
 
Leticia: ¿Y qué es?
 
Ignacio: ¿Me traerías algo para comer? Yo también tengo
hambre
 
Leticia: ¿Era eso??
 
Ignacio: (Tratando de llevarla a la calle) Desde anoche que no
como nada! ¡Digo, si no te molesta!
 
Leticia: Bueno, si no hay más remedio... Pero eso sí: ¡Cuando
vuelva, del postre me encargo yo!
 
Ignacio: ¡De acuerdo, pero ahora ve porfa!
 
Leticia: (Mimosa desde la puerta) No me extrañes, ¿eh? Ya
regreso. Te traeré algo rico
 
Ignacio: ¡gracias, hermosa! (Ella sale tirándole besitos
graciosos) y ahora qué hago?? ¡Le tengo que decir a Maite
que no venga para nada! (Toma el teléfono y habla) Hola??
Maite  
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¡Es Ignacio No! No pasa nada, simplemente no me siento bien


para ir esta noche. Un dolor de cabeza fastidioso, no voy a
poder ir a ver la...    (Por puerta de dormitorio aparece Dalila,
con vestido de mujer, arreglada con aretes, con tacones,
maquillada y Ignacio al verla se queda sin habla)
 
Dalila: ¿Así estoy mejor? ¿Qué te pasa? ¡Dime algo! ¿Con
quién hablas? ¿Cómo me veo?
 
Ignacio: (Cortado y sorprendido) Con nadie! ¡Era equivocado! 
puedo saber qué haces??
 
Dalila: ¿Como que hago?? ¡Me pongo bella para ti!
 
Ignacio: ¡Anda a sacarte eso! Quítate eso.
 
Dalila: ¡Ignacio no seas ordinario! Me lo puse para ti
 
Ignacio: No te das cuenta que te ves ridículo, o ridícula, o
qué se yo, pero quítate eso de una vez!
 
Dalila: ¡Siempre el mismo machista y ordinario!
 
Ignacio: ¡Si, soy ordinario, machista y todo lo que tú quieras,
no te ves bien!
 
Dalila: pero yo me veo bien, no te gusta…? ¡Está bien… me
lo quito entonces (Intenta bajar el cierre de la espalda) No
puedo! (Se traba el cierre)
 
Ignacio: ¿Como que no puedes?
 
Dalila: ¡no puedo! ¡Este vestido me queda algo justo, pero con
este cuerpo se me trabo el cierre!
 
Ignacio ( molesto) Rómpelo si es necesario, pero sácatelo!
Para ver.
 
Dalila: (Mientras ambos forcejean) No! ¡No quiero romperlo!
Me encanta este vestido. Porque no vamos al dormitorio que
ahí hay una tijera
 
Ignacio: ¡A cualquier lado, con tal que te lo saques! (Los dos
salen por dormitorio, cuando por puerta de calle entra Maite
mirando a todos lados)
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Maite: Ignacio, Ignacio. ¿Estás bien?
 
Ignacio: (En off) Puedes quedarte quieta que no lo puedo
meter? Deja de moverte tanto.
 
Dalila: (En off) Es que estar cerca tuyo me pone nerviosa!
 
Ignacio: (En off) ¡Si no te quedas quieta, te arranco el vestido!
Te lo rompo.
 
Dalila: (En off) ¡No, Ignacio, por ahí no, que me duele! Con
cuidado.
 
Ignacio: (En off) Está muy oscuro y no veo nada!
 
Dalila: (En off) Quieres que lo hagamos en el baño o en la sala
que hay más luz?
 
Ignacio: (En off) No. ¡Es muy incómodo! Puede llegar alguien.
 
Dalila: (En off) Es que esta habitación me trae muchos
recuerdos y me pongo insaciable! Me recuerdo tantas noches
de lujurias, de sexo salvaje, de amanecer junto. Aquí en esta
cama.
 
Ignacio: (En off) A mí no! Lo único que quiero es acabar
rápido! Y relajarme
 
Dalila: (En off) Que poco romántico que estas hoy! Uuy me
choca cuando te pones así Se ve que la soledad te endureció
bastante. Bueno, no todo te lo endureció! Porque te ves
riquiquito. Durito, que ricoooo.
 
Ignacio: (En off) Saca la mano de ahí! Deja de manosearme
Listo. ¡Ya está! Ya terminé (Ignacio sale de la habitación, y se
queda en shock al ver a Maite que está furiosa) Maite.
 
Maite: ¡Por lo visto, ya encontraste esa “compañía” muy
pronto! Lo disfrutaste verdad. Ese era tu dolor de cabeza.
 
Ignacio: (angustiado) ¡No! ¡No es lo que tú piensas! Esto es un
error, es un malentendido
 

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Maite: (molesta reclamando)¡No hace falta pensar


demasiado...! ahora es un error un malentendido … que falso
eres… ¡Yo creí que eras otra clase de hombre, pero por lo
visto igual que todos! Farsante, mentiroso ¡Hasta llegue a
creer que yo te interesaba! ¡Pero ahora me doy cuenta que es
lo que buscabas!! Una mujer para pasar el rato… yo no soy
una mujer servicios sexuales de raticos de momenticos. Se
acabó.
 
Dalila: (En off) Ignacio ...!!!
 
Ignacio: ¡No! Maite! ¡tú me interesas mucho! No no soy un
mentiroso te quiero de verdad.
 
Maite: ¡Basta de mentiras, se acabó Ignacio! ¡Por favor!
 
Ignacio: ¡De verdad!! ¡No soy falso, ¡Es más, solamente tú me
interesas! Nadie más que tu mi amor.
 
Dalila: (En off) Ignacio.!!!!
 
Maite: ¡No parece! ¡Pero no te preocupes... no soy quien para
reprocharte nada! ¡Que disfrutes tu compañía!! (Se va por
puerta de la calle ofendida)
 
Dalila: (En off) Ignacio ...!!!!!
 
Ignacio: (Explotando) Que carajo quieres!!!???
 
Dalila: (En off) Y ahora que me pongo? No me veo mis ropas.
 
Ignacio: ¡Una soga al cuello y apriétala! Y listo. Dios mío me
voy a volver loco.
  (Entra lino con las facturas en la mano)
 
Lino: ¡Ignacio ...! te traje unas facturas de los arreglos de la
azotea.
 
Ignacio. déjalas allí en la mesa ahora las reviso.

(sale de la habitación Dalila vestida con una dormilona)


 
Dalila: ¿No te piensas acostarte? vamos
 
Ignacio: ¿Qué? ¿Qué me dijiste? (Lino los mira) sorprendido
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Dalila: ¡Te pregunte si te piensas acostar!  ¿O pensabas salir a
alguna parte?
 
Ignacio: No.… no... (a lino nervioso) Lo que pasa es que se le
mojo la ropa y no tiene que ponerse...
 
Lino: (hablándole bajito a Ignacio) Quién es?
 
Ignacio: (Igual le habla a lino bajito) El plomero!
 
Lino: ¡¿El que se murió?!
 
Ignacio: Si. Pero no se murió.
 
Lino: Ah, ya me acuerdo... ¡La princesa! Y.?
 
Ignacio: Y, ¿qué?
 
Lino: y que … pues yo lo vi temprano, por ahí
 
Ignacio: si si … esto es una locura mi casa es un psiquiátrico.
La casa de la locura. ¡Nos vemos! Lino.

Lino: sabes yo analizando todo esto, deberías hacer un reality show


llamado. Las locuras de la casa de Ignacio. Te puede ir bien venderlo a un
canal de televisión de pana.

Ignacio (soberbio) no pues no me ayudes tanto, lino gracias por tu


maravillosa idea … te puedes retirar ya. Un reality show. (Sale lino
regañado)
 
Dalila: Y.? ¿Qué piensas hacer?
 
Ignacio: Mira, Dalila... lo que te voy a decir no es fácil...
 
Dalila: Si, ya se. ¡Seguro que conociste a una atorranta!
zorrita
 
Ignacio: ¿Me dejas hablar??
 
Dalila: Y seguro, esa atorranta zorrita te debe estar
esperando ahora, ¿no?
 
Ignacio: ¿Nunca me vas a dejar hablar??

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Dalila: (Haciéndose la victima) Bueno! ¡Está bien! ¡Habla!
¡Total... yo soy un trapo de piso!
 
Ignacio: ¡No! ¡No eres ningún trapo de piso, pero tampoco
Eres la Dalila que yo conocí!
 
Dalila: ¡No te fijes en el cuerpo!
 
Ignacio: Justamente ese es el tema: ¡el cuerpo! ¡Yo hace un
año que soy viudo y tengo derecho a vivir!
 
Dalila: ¡Pero ya no eres más viudo, porque tu Dalila volvió!
 
Ignacio: (Señalándole el sexo) ¡Volvió, pero no volvió!
 
Dalila: (Ofendida) Si te vas a poner grosero, me encierro en la
habitación, ¡y no te pienso abrir!
 
Ignacio: ¡Mejor! ¡Porque ahí yo no pienso dormir!!
 
Dalila: ¡Muy bien! ¡Sabes que …a mí no me vas a ganar! ¡Y
por más que me ruegues, no te pienso abrir!
 
Ignacio: (bravo) sabes que … Anda joder a la mierda!
 
Dalila: (Llorisqueando) Grosero!!! Estúpido (Se levanta y se
va habitación). 
 
(Ignacio quedo solo cuando… entra Leticia con una bandeja de
comida)
 
Leticia : Yuuujuuuu!!! ¡Aquí está la comidita!!
 
Ignacio: (Haciéndola callar) Sssssshhhhh...!!!!
 
Leticia: ¿Qué pasa?
 
Ignacio: ¡baja la voz!! Me duele la cabeza, por un vino que
tome hace rato
 

 
Leticia: ¡Bueno, perdóname... yo te fui a buscar la comidita
con tanto cariño... (Avanzando hacia el
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provocativamente) Que me esperaba otro tipo de


recibimiento!
 
Ignacio: Te agradezco, pero no.… perdón.
 
Leticia: ¿Que no, que?
 
Ignacio: Que ahora no puedo comer.
 
Leticia: ¿Como que no puedes comer?? ¡¿Según tu… tenías
mucha hambre?!
 
Ignacio: ¡Si, pero así no puedo!
 
Leticia: ¡Ah, ya entiendo... te falta algo para tomar!
 
Ignacio ¡Exacto! ¡Eso es! ¡Necesito algo para tomar, se acabó
toda la bebida no tengo nada!
 
Leticia: osea otra vez tengo que caminar todo eso, para
traerte
algo de tomar?
 
Ignacio: (Empujándola a la calle delicadamente) Digo, si no te
molesta.
 
Leticia: No.… para nada. Pero me gustaría más si me
acompañaras, así de paso charlamos y nos conocemos, no?
 
Ignacio: ¡Tampoco puedo!
 
Leticia: ¿Por qué?
 
Ignacio: ¿Es que ya tiene que llegar el plomero, por el
problema del baño te acuerdas?
  
Leticia: ¡es cierto! Bueno, si viene el plomero, dile que se
apure a arreglar el baño, porque no hay nada más molesto
que un tercero, ¿no? Ya te quiero probar.
 
Ignacio: ¡Dímelo a mí! Es incomodo
 
Leticia: Okey. Enseguida vuelvo... Ignacio,
 
Ignacio: (Asustado) dime
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Leticia: ¿No te asustes... solamente te quería preguntar que
tomas?
 
Ignacio: a ver esté... “Chateau Montcheneau” cosecha 66!
 
Leticia: ¿Y eso que es?
 
Ignacio: Es un vino francés. ¡Exquisito! ¡Se hicieron solo 400
botellas ese año, pero búscala que todavía se pueden
encontrar en algún lugar de licores
 
Leticia: Bueno, si tú lo dices. No me extrañes mucho, ¿eh?
(Sale por calle.  Ignacio va hasta el sofá, y se sienta pensativo,
mientras toma el teléfono))
 
Ignacio: Tengo que explicarle a Maite ... ella me va a
entender... (Por la puerta que quedo abierta, entra Maite)
 
Maite: permiso ¿Se puede?
 
Ignacio: ¡Maite! Déjame que te explique...
 
Maite: Yo solamente venía a devolverte este libro que me
prestaste el mes pasado...
 
Ignacio: ¡Déjame que te explique!
 
Maite: No tienes nada que explicarme, Ignacio. tú ya Eres
grande y puedes hacer con tu vida lo que quieras.  ¡Solamente
me molesto haberme hecho alguna ilusión con contigo, pero
no te preocupes, ya se me va a pasar, y podemos seguir siendo
amigos como siempre, y tú, con tus... mujeres!
 
Ignacio: ¡Es que ahí donde está tu error! Porque aquí no hay  
ninguna mujer!
 
Maite: ¿Ah no??
 
Ignacio: ¡No! ¡Lo que escuchaste, no es lo que tú piensas!
 
Maite: ¿Y si no era una mujer, a quien le decías eso??
 
Ignacio: ¡Al plomero!
 
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Maite: ¿El que se murió?


 
Ignacio: ¡Si, pero no se murió!
 
Maite: (Sospechosamente) ¿Quiere decir, que tu ... y el...
plomero tienen algo? son pareja?
 
 Ignacio: ¡Claro! (Se confunde) (Trans) No!!! Lo que paso, se
electrocuto. ¿Con los cables pelados, te acuerdas? ¿Y bueno,
ahora esta medio atontado, y yo lo estoy cuidando por el
shock, que sufrió me entiendes?
 
Maite: ¿me estás hablando en serio?
 
Ignacio: ¡Por supuesto! ¡Nunca hable tan en serio! Además,
como iba a poder estar con otra mujer que no seas tu
 
Maite: (Un tanto avergonzada) Bueno yo... perdóname. ¿Pensé
mal de ti, y.… qué se yo, me dieron un poquito de celos, viste?
 
Ignacio: ¿Celos...?
 
Maite: Si... (Los dos se miran tiernos, y comienzan a besarse
cuando entra la madre de Ignacio corriendo)
 
MADRE: ¡No te preocupes por mí, razón de mi vida, bebecito
de mi alma! No sabes cómo tengo revuelto todo. ¡Pero no hay
caso, no puedo llegar al banco! (Se mete al baño)
 
Maite: Bueno, va a ser mejor que vayamos yendo...
 
Ignacio I: ¿Eh? ¿Adonde?
 
Maite: ¿Cómo que adonde?? ¡A ver la película en mi casa...
los amigos ya están esperando!
 
Ignacio: ¡No puedo!
 
Maite: (Con intención) Otro dolor de cabeza??
 
Ignacio: Si. ¡Digo, no!  El plomero, no lo puedo dejar solo.
Todavía no se siente bien...
 
Maite: ¡Ah, el shock eléctrico, me olvide! ¿Le diste algo?
 
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Ignacio: ¿Algo como qué?


 
Maite: ¡No sé... un té!
 
Ignacio: ¡No hace falta, ya está dormido!
 
Maite: ¡Ay Ignacio, como eres! ¡Deja que se lo preparo yo!
(Maite se dirige a la cocina, y del baño viene la Madre)
 
MADRE: ¿Ahhh, ahora estoy mejor... pero como el banco ya
cerro, creo que me haría bien recostarme un ratito, a ti no te
molesta si yo...?
 
Ignacio: ¡No!!
 
MADRE: Para descansar.
 
Ignacio: ¡Es que no puedo!
 
MADRE: Si, puedes. Estoy vieja. Soy tu madre
 
Ignacio: No, digo que por tanta descompostura que tienes que
recuperar fuerzas. ¡Mejor hazte un té en la cocina!
 
MADRE: ¿No será mejor un pedacito de queso?
 
Ignacio: No tengo. Pero un tecito calentico para el estómago
te va a caer bien. ¡Anda! (De la cocina sale Maite con un té
servido, y al verlo la madre se aproxima y se lo quita de la
mano)
 MADRE: ¡Justo tengo uno! Gracias bella
 
Ignacio: (Se adelanta y se lo arrebata) No!  ¡Este es para mí! 
(Se lo bebe de un sorbo y se advierte que se quemó) Me moría
por un té. Hazte otro, ¿sí? (la madre se va hacia cocina. (Maite
lo mira sorprendida y extrañada)
 
Maite: Ignacio ese te. estaba hirviendo!
 
Ignacio: (Fingiendo que no siente nada) No digas?!sí pues ni
tanto ehh. Bien peeerfecto.
 Maite: (Mirando la taza vacía) Me hubieses dicho que querías
uno... bueno, voy a preparar otro para el plomero... (Sale
para la cocina. Ignacio se retuerce del dolor).
 
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Ignacio: ¡Ahhhhh...!! ahora qué hago? (Aparece Dalila


saliendo de la habitación enojada)
 
Dalila : Dame una explicación! Escuche a una mujer.
 
Ignacio: ¿Qué haces aquí?? ¡¿Te volviste loca?! ¡Anda para
adentro!!
 
Dalila: ¿Esa es la atorranta? Zorrita…
 
Ignacio: ¡No es ninguna atorranta! ¡Ni zorrita Se llama Maite
y es mi... psicóloga, la necesito!
 
Dalila: ¿Y lo dices así?, ¡¿a tu propia mujer??! Tan frio, tan
que no importa.
 
Ignacio: que no eres mi mujer, nojoda, que arrechera.
porque además no eres mujer No quiero estar viviendo ni
casado con un hombre, y encima horrible!
 
Dalila: ¿Y si fuese lindo? Bello, galán, todo sexi
 
Ignacio: ¡tampoco!! ¡No me gustan los hombres… ¡Quiero
una mujer!! ¡Lo nuestro termino hace un año!! ¡Yo sufrí
mucho por ti, pero ya paso!...
 
Dalila: ¿Así de determinante es la cosa? Así de arrecho eres.
Me encanta tu actitud.
 
Ignacio: ¡Sí! ¡Y ni se te ocurra mencionar que eres Dalila!!
eres un hombre, un plomero y te vas a comportar como un
macho, está claro??
 
Dalila: ¡Seré un plomero... pero todavía tengo lo mío!! (Se
abre la bata dormilona y está en mini short y corpiño. Ignacio
la mira aterrado, y al escuchar ruidos en la cocina, empuja a
Dalila hacia la habitación y se queda parado disimulando
cuando entra Maite sale desde la cocina con otra taza de té)
 
Maite: Aquí está listo él te... convendría que se lo... (Ignacio
se lo arrebata, y se lo vuelve a tomar de un sorbo)
 
Ignacio: (Ahogado de la quemazón) Le faltaba azúcar!
 

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Maite: ¡Te lo tomaste de golpe, y otra vez estaba hirviendo!


¿Qué te pasa… que tienes?
 
Ignacio: (llevándola a la cocina) yo… nada, tranquila No te
preocupes... has otro te.
 
Dalila: ¡gracias! ¡Por tomarte mi te!
 
Ignacio: ¡Anda para adentro, y vístete como corresponde!
Como un hombre.
 
Dalila: ¡Para que sepas, esta ropita es mía!
 
Ignacio: “Era” tuya. ¡Ya no es más! ¡Ahora necesitas slip! Es
de decir dormir, así que deje de joder… vamos metete,
 
(Maite viene saliendo de la cocina con una taza de té, Ignacio
al ver a Maite que se acerca empuja hacia adentro de la
habitación a Dalila de un empujón.

 Maite: está listo el otro te. ¡Suerte que no use toda el agua!
 
Ignacio: (Otra vez le arrebata la taza) Que suerte! Porque
tengo
una sed terrible! (Bebe) y unas ganas enormes de beber te
 
Maite (extrañada) dios mío… te vas a enfermar, con tanto te
que has tomado… que te sucede Ignacio está muy ansioso…
este era para el plomero!
 
Ignacio: …. ¡No sé hoy es un día de té, si estoy ansioso de
tomar té esta delicioso …! ¡Pero Ya no quiero más! ¡Así está
bien, gracias!
Maite: Bueno, voy a preparar uno para el...
 
Ignacio: Okey... (Ella está por irse a la cocina y Ignacio se
dobla del dolor, pero ella enseguida se da vuelta y Ignacio
disimula)
 
Maite : Estas seguro que no quieres otro? Te
 
Ignacio: ¡Mas que seguro!! (Maite sale y él se vuelve a doblar
del dolor.)
          (Vuelve a aparecer Daniela)
 
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Ignacio: ¡Me van a matar de un infarto...! diosssssss


 
Dalila: No te preocupes. ¡Antes yo me voy a tirar por la
ventana! ¡No soporto más estos desaires! Me siento las
mujeres más destruidas del mundo. Qué caso tiene… tu no
me quieres
 
Ignacio : No te hagas la mártir! Sin dramas… aquí el
dramático soy yo.
 
DANIELA: ahí si el dramático soy yo (burlona) ¡Cuando este
cayendo por el aire, no vas a decir lo mismo! Mi caída va
quedar en tu conciencia…
 
Ignacio: ¡No hables boberías!! por favor … que conciencia
 
Dalila: ¡Déjame!! (Daniela se quiere ir hacia el dormitorio y
Ignacio la agarra de un brazo, y con fuerza la trae hacia él, ella
aprovecha el momento que están cerquita cara a cara y lo
agarra cuando entran Maite y la madre. Ignacio del susto para
disimular la empuja hacia sofá) y disimula como si lo estuviera
atendiendo
 
Ignacio: ¡Eso es... levántese, lentamente para no marearse!
 
Maite: (Con otra taza de té) Ya se despertó? ¿Cómo se siente?
 
MADRE: ¿Quién es el señor?
 
Ignacio: El plomero... pero ya se siente bien. ¡Es más, me
comentaba que ya se quiere ir a su casa!
 
MADRE: Me imagino... su familia debe estar muy
preocupada...
 
Ignacio: ¡Sí!!
 
Dalila: (Al mismo tiempo) No!!
 
Maite : Tiene familia? ¿Esposa?
 
Ignacio:  Si!!
 
Dalila: No!!
 
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MADRE: (A Ignacio) cállate, Déjalo contestar a él!


 
Ignacio: lo que pasa Es que... esta confundido por el shock
eléctrico! (Tratando de disimular)
 
Maite: Bueno, pero a lo mejor, así se le aclaran las ideas, no le
parece señor... ¿Cuál es su nombre? Aquí tiene un tecito.
 
Dalila: me llamo Dalila.
 
MADRE: ¿Cómo???
 
Ignacio: ¡Dante!! ¡Eso, Dante! ¡Es por el shock! Se llama
Dante.
 
Dalila: (Agarrando la taza de té) Está caliente?
 
Ignacio: ¡Bastante!
 
Dalila: ¡Al te, me refiero! —la bebida
 
Ignacio: Si. ¡Si a usted le gusta caliente!
 
Maite: ya Ignacio, déjalo tranquilo Y tu como sabes?
 
Ignacio: ¿Qué cosa?
 
Maite: ¡Que le gusta él te caliente!
 
Dalila: Y.… fue por mucho tiempo!
 
Ignacio: Que me dijo que le gusta el té caliente. ¡Como diez
minutos hablando que le gusta él te caliente!
 
MADRE: La verdad que Ignacio no es muy conversador que
digamos... lo parí, lo conozco muy bien.
 
Dalila: ¡Dímelo a mí! Yo que te lo digo …
 
Maite: ¿Por qué?
 
Ignacio: ¡Porque estuvimos otros diez minutos sin hablar!
 
MADRE: ¡Bueno, vida de mi alma, mi bebe mejor me voy a
casa, total el banco ya cerro… cualquier cosa llámame!
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Ignacio: está bien madre... (La madre toma del brazo
a Ignacio y lo lleva a un costado)
 
MADRE: ¿Tu Estas seguro que ese hombre es un plomero?
 
Ignacio: ¡Claro! ¿Mama Por qué?
 
Madre: ¡Porque ese hombre tiene pinta de ser gay! No
entiendo esto. (La madre se va) saludos.
 
Maite: ¿Bueno, yo voy a avisarle a los amigos que tengo de
visita en mi casa, que estoy aquí, cualquier cosa, enseguida
vuelvo... Ignacio puedo hablar contigo un momento? (Se van
aparte)
 
Ignacio : Si? Dime
 
Maite: ¿Qué te pasa? ¿Estas nervioso por algo? Sucede algo
que yo sepa.?
 
Ignacio: ¿Y por qué? ¡Si esta todo... normal! No está pasando
nada,
 
Maite: No sé... pensé que por lo que paso antes.
 
Ignacio: ¿Que paso antes? No entiendo
 
Maite : me refiero! Al beso
 
Ignacio: (Disimulando) ahh, no. para nada. ¡Esta toda bien!
Anda a avisarle a la gente y tomate el tiempo que quieras...
atiende a tus amigos… está bien. (Maite sale por la puerta de
la calle)
 
Dalila: ¿Ignacio ... qué es eso del beso?
 
Ignacio: ¿Que beso?
 
Dalila: ¡No te hagas el tonto! ¿Qué es eso del beso??
 
Ignacio: Ah, sí... es una demostración de afecto.
 
Dalila: ¡Se muy bien lo que es un beso! ¡Pregunto a qué se
refería ella!
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Ignacio: Es que le tuve que dar un beso, como parte de la
terapia!
 
Dalila: /molesta) Y me lo dices así tan fresco??
 
Ignacio: ¿Y qué quieres? ¿es la verdad, la bese?
 
Dalila: así ni un mínimo de respeto A tu propia mujer??!
 
Ignacio: (molesto)Esto se acabó! ¡No aguanto más! (Entra a
dormitorio)
 
Dalila : Y encima, el señor se va a dormir! Qué maravilla
 
Ignacio: (Apareciendo con las ropas del plomero) Nadie se va a
dormir! ¡La única que se va, eres tú! (Le da la ropa)
 
Dalila: ¿Pero ¿qué dices? ¿Adónde crees tú que me voy a ir?
(Le devuelve la ropa)
 
Ignacio: ¡A tu casa… con tu familia, a un hotel, debajo de un
puente no me importa! ¡Pero te vas! (Le da la ropa otra vez)
 
Dalila: (llorosa)Nunca espere una cosa así de ti! (Le devuelve
la ropa)
 
Ignacio: ¡Mira Dalila ... todo tiene un límite, y yo estoy
llegando al mío!  ¡Te pones esto de una vez! (Le da la ropa con
enojo)
 
Dalila: (Haciéndose la interesante) Ni pienso! ¡Además, estos
colores no me van! (Se lo devuelve)
 
Ignacio: ¡Te lo pones ya mismo! Molesto) ya basta de tanta
jodedera
 
Dalila: ¿Qué? ¿Me vas a obligar? (Se lo tira en la cara)
COBI: ¡Si es necesario, si!! (También se lo tira)
 
Dalila: ¿Ah sí...?? ¡Mira tú! ¡Observa lo que hago con esta
ropa!! (Se va para el dormitorio)
 

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Ignacio: ¿Que vas a hacer?? (La mira) No.!!! ¡La tiraste por la
ventana!! ¿Estas locas??! (Dalila regresa y se quita la
dormilona
 
Dalila: ¡Era la psicóloga... ahora no necesitas más terapia!
 
Ignacio: ¡Basta Dalila, por favor! … se acabo
 

Dalila: Lo único que se, es que estoy muy cansada... mejor me


voy a dormir un rato... () dormitorio)
 
Ignacio: ¡Es increíble...! (Entra lino con una carpeta)
 
Lino: ¿Ignacio me parece que hay un error en las facturas ...
me puede mostrar las que:

Dalila; ¡Yuuujuuuu...!! ¡Aquí estoy!! No me extrañaste


mucho, ¿verdad?
 
Ignacio La verdad que no...
 
Leticia: Conseguí tu “Chateau Montcheneau”
 
Ignacio: ¿Que conseguiste??
 
Leticia: ¡El vino que me pediste! ¿No querías ese, tu?
 
Ignacio: (Como para sí) No puede ser! Hace años que no hay
mas! (A ella) De donde la sacaste??
 
Leticia: ¡Secreto profesional!
 
Ignacio : Debo estar soñando! No puede ser
 
Leticia: (Se sienta a su lado y quiere abrocharle la camisa)
Bueno, en realidad, lo único que conseguí, fue el envase... lo
de  
adentro es vino común. (Entra lino desde la cocina)

lino: ¡Aquí encontré el error! ¡Usted tiene la de arriba!  (Los


ve) Bueno... este... no se preocupe, yo se la cambio. Quiero
decir... le traigo la otra si quiere. ¡Bueno, bah, hasta luego! 
(Sale por calle)
 
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Leticia: ¡Y ahora sí, vamos a lo nuestro!


 
Ignacio: ¡No! ¡Lo primero, es lo primero!
 
Leticia: ¿Y qué es lo primero?
 
Ignacio: ¡El baño!
 
Leticia: ¡Yo ya me bañé!
 
Ignacio: ¡Pero dejaste todo mojado!
 
Leticia: ¡Esta todo mojado porque hay un tubo roto!
 
Ignacio: (Llevándola hacia el baño) ¡Si rompiste el tubo, lo
arreglas!
 
Leticia (Volviendo) ¡Primero que yo no lo rompí, y segundo,
que, para arreglarlo, ya viene el plomero!
 
Ignacio: (Llevándola otra vez) ¡Pero como el plomero no vino,
tú me puedes ayudar!
 
Leticia: ¿Cómo? ¿A ver?
 
Ignacio: ¡Tapando el tubo con un trapito, para que no se bote
más! El agua
 
Leticia: Ahh, está bien. Que difícil estas hoy, ¿eh? Que
amargado (Termina de meterla en el baño, cuando viene
entrando Maite)
 
Maite: ¿Se puede?
 
Ignacio: ¿Eh? Sí, claro...
 
Maite: Te estaba llamando por teléfono, pero me salía
ocupado... ¿Y el plomero?
 
Ignacio: ¿Que plomero?
 
Maite: ¡¿Como que plomero?! ¡El que se murió, pero no se
murió!
 
Ignacio Ah sí, …quiere un té! ¿Le haces uno?
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Maite L: Bueno, ok como quieras... (Entra a la cocina y del
dormitorio sale Dalila)
 
Ignacio: ¿Qué haces aquí? ¿No te ibas a dormir?
 
Dalila: ¡Estoy tan cansada que no me puedo dormir... Mejor
me voy a tomar un té!
 
Ignacio: (Cerrándole el paso) No!!
 
Dalila: ¿Por qué?
 
Ignacio: (llevándola a dormitorio) Porque... yo te lo preparo!
no me he portado bien, contigo así que quiero ayudarte y
retribuir de buena fe para atenderte te lo llevo, ¿eh? (Dalila
entra al dormitorio.  Del baño aparece Leticia
 
Leticia asustada casi llorando

Leticia: ¡Ayyyyy Ignacio!!


 
Ignacio: ¿Que paso?
 
Leticia: ¡El trapito!
 
Ignacio: ¿Que trapito??
 
Leticia: ¡El trapito con el que quise tapar el tubo roto!
 
Ignacio: ¿Que paso?
 
Leticia: Se metió para adentro y ahora se tapó todo el ¡Tubo!!
¿Qué hago?
 
Ignacio: ¡Sácalo porque pueden reventar los demás tubos!
(La lleva hacia el baño) No salgas del baño sin el trapito!
(Leticia 
entra al baño, y de la cocina sale Maite con otra taza de té)
 
Maite: ¡Listo el té... (Ignacio se lo quiere quitar, pero ella lo
esquiva) Pero ni te lo pienso dar! ¡Es para el plomero!
 
Ignacio (Sin dejarla pasar) No quiere!
 
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Maite: ¡¿Como que no quiere?! ¿No dijiste recién que quería


uno?
 
Ignacio: ¡Pero se arrepintió! ¡Dice que sufre de cistitis! déjalo,
no te preocupes... (Se quedan muy cerca y ella le hace unas
caricias y lo besa muy dulce, cuando entra lino)
 
Lino: ¡Ignacio ... las facturas suyas eran las otras! (Recién los
ve) ¿Quiero decir, que esta no es …la otra... o esta es la de
arriba? Las facturas estoy hecho un desastre con ese
facturero
 
Maite: ¿Qué dice?
 
lino: (Mostrando las facturas, pero hablando de ellas) Porque
esta es la otra, ¿no?
 
Maite: ¿De qué habla?
 
Ignacio: ¡De las facturas!  ¡Esta es la mía, gracias! (Lo lleva a
la salida de calle)
 
Ignacio: (Llevando también a Maite a la cocina) tu mejor
guarda él te en la nevera. (Maite sale,) y del baño sale Leticia
 
entrar Leticia llorando más fuerte)
 
Leticia: ¡Ayyyy Ignacio ...!!!!
 
Ignacio: ¿Y el trapito??
 
Leticia Lo quise sacar con un alambre!
 
Ignacio: Y.?
 
Leticia: ¡Se me fue también el alambre!!
 
Ignacio: ¿A ti se te va todo por el hueco del tubo?
 
Leticia: ¿Y ahora qué hago??
 
Ignacio: ¡Anda a llamar a alguien!
 
Leticia: ¿Y qué le digo?
 
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Ignacio: No sé, que corten el agua, que llame a los


bomberos, pero no te quedes aquí. sin hacer nada, me
refiero... que te muevas a resolver ese peo (Leticia sale por
calle cuando por dormitorio entra Dalila)
 
Dalila: No hay caso, no puedo dormir. Lo único que me
faltaba: ¡insomnio! Voy al baño, y después él te me lo preparo
yo, porque si me pongo a esperar por ti me desmayo (Se mete
en baño y Ignacio se tira cansado sobre el sofá De la cocina
sale Maite)
 
Maite: ¿Ignacio, que haces?
 
Ignacio: (Disimulando) Eh? ¡Un poco de gimnasia! Yoga,
relajación.
 
Maite: Yo... estuve pensando en nosotros, y...
 
Ignacio: (Mirando de reojo el baño) Y qué?
 
Maite: Bueno, no se... hace un rato estabas tan dulce conmigo,
y ahora te noto tan frio...distante
 
Ignacio: ¿Frio...? distante Para nada! (Del baño sale Dalila y
Ignacio al verla, agarra a Maite, y dándole un beso se tiran
detrás del sofá Dalila cruza por delante sin verlos y sale va por
cocina)
 
Maite: (Después de levantarse) ¡Bueno, tampoco era para
tanto!
 
Ignacio: ¡Es que no lo puedo controlar! Cuando estas cerca de
mi siento una cosa adentro que me viene de adentro...
 
Maite: Trata que no te venga tan seguido esa cosa...
 
Ignacio: (Ve a Dalila que aparece por cocina con una taza de
té)  
viene otra vez!! (Vuelve a tirarse con ella detrás del sofá,
mientras la besa. Dalila cruza hacia dormitorio sin verlos)
 
Dalila: ¡Ignacio deja que él te ya me lo prepare yo! (Sale por
dormitorio)
 
Maite: (Levantándose) Como...? No era que no quería
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Ignacio: Primero quiere una cosa y después no la quiere más. 
No sabe lo que quiere. Por el shock. ¿Viste?
 
Maite: ¿No será mejor llamar a un médico?
 
Ignacio: ¿Para qué?
 
Maite: Y, si se siente mal...
 
Ignacio: ¡Tienes razón! ¡Un médico! ¡Buena idea!  Por esta
calle en el 2, hay uno muy bueno. Anda y pregúntale...  
(Tratando de llevarla a la puerta de calle)
 
Maite: (Volviendo al centro) Es que no funciona. Recién
se descompuso. (Hace que escucha y cuelga) Viste? (Suena el  
teléfono) hola? ¡Se arregló! (Atiende a disgusto) Hola! Ah sí,  
esta aquí. (Cuelga) Son tus amigos, quieren saber qué pasa.
(intentando llevarla otra vez a la salida)
 
Maite: (Intenta agarrar el teléfono) Bueno, los llamo y les
cuento...
 
Ignacio: (Interponiéndose) No se puede!!
 
Maite: ¿Por qué?
 
Ignacio: ¡porque suena, pero no se puede llamar desde aquí!
 
Dalila: (En off) Ignacio iii!!!
 
Ignacio: ¡Ay, me viene otra vez!! (La vuelve a tirar detrás del
sofá besándola.  Daniela pasa con la taza de té hacia la cocina
y sale)
 
Maite: (Levantándose divertida) Pero que te pasa hoy?
 
Ignacio: ¡Es que, como te ibas, me quería despedir!
 
Maite: ¡Pero si enseguida vuelvo!
 
Ignacio: Mejor. Así después nos saludamos de nuevo. (Sale
por calle) Que día hoy! (Dalila aparece por la cocina y va hacia
dormitorio)
 
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Dalila: ¡Gracias por el té! Por lo menos podrías traerme una


revista, ¿no?  (Dalila sale por el dormitorio, y cuando Ignacio
se sienta, de la calle entra Leticia llorisqueando)
 
Leticia: ¡Ayyyyy Ignacio!!!
 
Ignacio: ¿Que paso ahora??
 
Leticia: Busque por todo el edificio, ¡pero nadie sabe decirme
que hacer!
 
Ignacio: (Empujándola hacia el baño) Bueno, tu cuida el
 
baño, que yo busco a alguien.
 
Leticia: De acuerdo. ¡Pero apúrate... acuérdate que todavía
me debes el postre! (Leticia entra al baño y del dormitorio
aparece  
Dalila, justo cuando Ignacio está por salir)
 
Dalila : Ignacio ... adónde vas?
 
Ignacio: ¿Quién? ¿Yo?
 
Dalila: ¡Si, tu!
 
Ignacio: Iba a llamar a la psicóloga...
 
Dalila: ¿A esta hora? ¿Para qué?
 
Ignacio: Y.… todo este asunto de tu llegada, me puso mal, y
necesito terapia!
 
Dalila : Ay Ignacio , déjate de tonterías y hazme un favor...
me traes una revista del kiosco que no puedo dormir?
 
Ignacio: ¿Otra vez con la manía de las revistas?
 
Dalila: ¿Qué quieres? ¡Hace un año que no leo una!
 
Ignacio: ¿Y justo ahora se te ocurre?
 
Dalila: ¿Y que tiene? ¡El kiosco está abierto hasta tarde!
 
Ignacio: Es que ahora no puedo, porque está por venir...
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Dalila: ¿Quién?
 
Ignacio: ¡Tormenta! ¡Anunciaron por la radio!
 
Dalila: (Casi empujándolo a la salida) No te hagas el tonto! ¡Es
aquí en la esquina, no te va a pasar nada!
 
Ignacio: (Volviendo) Pero y si me mojo?
 
Dalila: (Llevándolo otra vez) Después te secas!
 
Ignacio: (Volviendo) No tengo cambio!
 
Dalila: (Llevándolo otra vez) Dile que mañana se lo pagas!
 
Ignacio, Pero... (Dalila lo empuja hacia fuera y Ignacio sale)
 
Dalila: ¡Anda de una vez!!  ¡Qué hombre este... y que raro
esta últimamente! Se ve que cambio desde mi. bueno, desde
que yo me fui. (Por puerta de calle entra karelia,
apesadumbrada sin verle las ropas) 
 
Karelia: Dante ... estuve pensando, que a lo mejor fui un poco
impulsiva. ¿No puedo creer que hayas cambiado tanto, sobre
todo después de anoche...te acuerdas de anoche?
 
Dalila (Levantándose) Otra vez tú?! ¡Te dije que te fueras que
yo no soy Dante!
 
Karelia: (Mirando su ropa con asco) Que haces vestido así,
¡¿Dante??!!
 
Dalila: ¡Dale con lo mismo...!!
 
Karelia: ¡Te miro y no lo puedo creer! ¡Como pude vivir
engañada todos estos años!!
 
Dalila: ¡Yo nunca engañe a nadie!
 
Karelia: ¿Ah no?? ¡A mí me engañaste! ¿A ver decime...
cuanto hace que andas así...?
 
Dalila: ¿Así, ¿cómo?
 
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karelia: ¡Así... en corpiño!


 
Dalila: Ah, desde los trece años... porque antes no tenía nada. 
Ahora tampoco tengo mucho, pero bueno que más, algo es
algo, ¿no? ¿Me quedaran mejor de satén? ¿Tú qué piensas?
 
Karelia: ¡Pienso que se me está revolviendo el estómago!
 
Dalila: Si… tienes que ir al baño, te recomiendo que busques
otro lugar, porque este es un desastre. ¡Vamos a tener que
llamar a un plomero!
 
Karelia: (furiosa) Es lo último que buscaría en mi vida! Adiós
 
para siempre!!! Te odio … (karelia sale ofendida y Dalila se
vuelve a sentar)
 
Dalila: Hay que tener una paciencia con todos, Aquí ... se
alteró pobrecita esta estresada…. (Del baño aparece Leticia
llorisqueando)
 
Leticia: ¡Uyy Ignacio ...! (Pausa. Se miran extrañadas y hablan
mismo tiempo)
 
Dalila: ¿quién eres tú??
 
Leticia: ¿y tú quién eres??
 
Dalila: ¡Yo vivo aquí! Soy la dueña de este Recinto
 
Leticia: ¡Yo vivo aquí! (Nueva pausa)
 
Dalila: ¡Bueno, me parece que aquí hay algo raro!
 
Leticia : (Señalándole el corpiño) Ya lo creo! ¿Y eso?
 
Dalila: (actitud de sobrada) ¡Esto tiene una explicación, pero
creo que antes, merezco otra explicación!
 
Leticia: ¿Que explicación? Por favor
 
Dalila: ¡¿Que estás haciendo en mi casa?!
 
Leticia: ¿Como que, tu casa?? ¡Esta es la casa de Ignacio!
 
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Dalila: Es lo mismo, yo soy la mujer de Ignacio el hombre de


mi vida.
 
Leticia: (Incrédula) Ah sí? Qué maravilla¡¡¡¡
 
Dalila: Si... ¿cuál es el asombro
 
Leticia: ¡Y yo soy Carolina de Mónaco! No mejor yo soy
Jennifer López
 
Dalila: mira … esta niña Pasa que hace un año Ignacio tuvo
un accidente...
 
Leticia: Si, ya me conto lo de Dalila y todo eso...
 
Dalila: (Contenta) No me digas?? ¿Te hablo de mí??
 
Leticia: No. De ti no.  ¡Me hablo de Dalila!
 
Dalila: Y bueno... ¡Yo soy Dalila ...!!!
 
Leticia: Dalila.?? ¿La que se murió en el accidente??!
 
Dalila: (Muy contenta) Si!! ¡Soy yo!!
 
Leticia: ¡Pero mira tú ...! Y dime... nunca te hablo de mí?
 
Dalila: No.… tú quién eres?
 
Leticia: ¡yo soy la abuelita de Ignacio! Pero yo me morí en la
guerra de los años cuarenta … y reencarné en este bello
cuerpecito…
 
(Por puerta de calle entra tímidamente Maite)
 
Maite: ¿Permiso... se puede?
 
Dalila: Si, adelante. Señorita
 
Maite: (Las miras incomoda) Este... Ignacio esta?
 
Dalila: Ya viene...me fue a comprar una revista.
 
Maite: ¿No les molesta si lo espero?
 
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Dalila: No, para nada. ¡Disculpa el aspecto, pero no tengo que


ponerme! Tengo toda la ropa abajo...
 
Maite: ¿En otro piso?
 
Leticia: No. Bajo tierra! (Entra la madre de Ignacio)
 
MADRE: bebe de mi vida, te venía a avisar que la reunión del
sábado... (Las ve) Que pasa? ¿Hay fiesta?
 
Dalila: No, doña Sara, pero pase. Usted es bienvenida.
 
MADRE: (Sentándose) Gracias...
 
Dalila: ¿Así que tú eres Maite ...?
 
Maite: (Incomoda) Si... seguro que no molesto?
 
Leticia: ¿Para nada... Vienes a vivir aquí también?
 
Maite: ¿No vale yo vivo en el piso de arriba, y tú?
 
Leticia: Aquí.
 
MADRE: ¿Con Ignacio????
 
Leticia: ¡Aja...!
 
Dalila: perdón y disculpa mi intromisión por preguntar...
¿Desde cuándo?
 
Leticia: ¡Desde anoche! ¡Cómo no tenía donde ir, me invito a
quedarme unos días!
 
Dalila: ¿En mi casa???osea aquí, osea en mi cuarto.
 
Maite: ¿Como “su “casa??!
 
Dalila: ¡Claro! ¡Si yo vivo aquí!! ¿Querida… él no te dijo
nada? Tan maluco.
 
MADRE: ¿Con Ignacio?????
 
Dalila: Aja.! señora Sara
 
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Leticia: Y disculpa por preguntar... ¿Desde cuándo?


 
Dalila: Y.… unos... tres años, más o menos!
 
Maite: ¿Desde que se hicieron amigos?
 
Dalila: No. ¡Desde que nos gustamos de novios!
 
(Pausa. ¡Las tres se quedan mirándose entre sí) Pero después
todo cambio! (Todas se tranquilizan un poco) Cuando nos
casamos!! (Todas se vuelven a sorprender)
 
MADRE: ¿Con Ignacio ????? hay ya va…me dio calor… hay
mi abanico… estoy sudando… que es esto … noooo. Saca un
abanico de bolso y se abanica)
 
Leticia: (Hablándole a Dalila) Pero entonces... tú lo que me
contaste hace ratico es enserio?
 
Maite: ¿Qué cosa?
 
Leticia: ¡Yo creí que me estabas haciendo una broma!
 
Maite: ¿Con que?
 
Leticia: Con eso de que tú eras...
 
Maite: ¿Quién??
 
Leticia: ¡La mujer de Ignacio!!
 
MADRE: ¿Queeee?????? Se abanica)
 
Dalila: Si.  Yo sé que es difícil de entender.  Pero es así...
 
Maite: ¡Quien lo hubiera pensado...!
 
Dalila: ¡Bueno, pero tampoco es para tanto! Lo nuestro fue
un amor a primera vista.  Desde que nos vimos supimos que
íbamos a ser el uno para el otro.  Una vez casi quedo
embarazada. ¿Saben lo que hubiera significado eso??para
nosotros.
 Leticia: ¡El libro Guinnes!! Aunque hoy en día eso ya es
normal
 Maite: ¡No lo puedo creer! ¿Y desde cuándo?
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Dalila: Ya te dije. Uno tres años, con uno en blanco...
 
Maite: ¿Pero ¿cómo nunca me comento nada...??
 
Leticia: ¿Y qué quieres que te diga? “Cuidado conmigo,
preciosa que yo me la...” ¡Por algo me esquivaba tanto! ¡Y con
razón ayer se quedó dormido!
 
Dalila: No se hagan ilusiones chicas ... Ignacio es solamente
mío (entra Ignacio)
 
(Entra Ignacio)
 
Ignacio: ¡Estaba cerrado el kiosco... (Ve a todas) Pero alguno
abierto voy a encontrar...! (Intenta irse y La madre lo frena)
 
MADRE: (furiosa lo grita) …Ignacio!!
 
Ignacio: (Haciéndose el inocente) Ahh, hola... se conocieron?
 
Leticia: Creo que lo suficiente. Por lo menos para mí...
(Acercándosele a Ignacio) No te preocupes que ya voy a
encontrar algún lugar donde ubicarme... Maricon !! estúpido
(Se va por calle)
 
Ignacio: (inseguro) Supongo que estuvieron charlando...
 
Maite: Bastante… largo y tendido
 
Ignacio: Y.… sobre qué?
 
Dalila: ¿Sobre qué va a ser? ¡Sobre nosotros! Amor
 
Maite: Quédate tranquilo... ya no tienes que ocultar nada.
¡Tu... “mujer”, nos contó todo!
 
Ignacio: ¿Y, que es todo? Según ustedes.
 
Dalila: ¡Todo! ¡Que yo soy tu mujer! Cariño
 
Ignacio: ¡Querrás decir que ere mi “esposa” ...!
 
Dalila : ¡Por supuesto! Amor mío
 
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Ignacio: (Suspira aliviado y mira a Maite) Y tú lo entendiste??


 
Maite: ¿Porque no lo voy a entender?
 
Ignacio: ¡No sé... al principio a mí también me costó
entenderlo... porque no es común, esto no le pasa a
cualquiera!
 
Maite: No creas.  Les pasa a muchos.
 
Ignacio: Y ahora qué sabes... ¿cómo me puedes ayudar?
 
Maite : ¡Te voy a presentar a Abigail !
 
Ignacio: ¿Quién es? Abigail? Alguien que se dedica al
espiritismo?
 
Maite: No… amigo que es gay. ¡Muy buen mozo, casi de tu
tipo!
 
Ignacio: (sorprendido) Ah... queeeee (Trans)??? ¡No!!! Me
parece que aquí hay una confusion! Un malentendido
 
Maite: ¡Sí! ¡La tuya! ¡Te confundiste conmigo!
 
Ignacio: ¡No!! (A Dalila) ¡Por favor, explícale quien eres!
 
Dalila: Ya se lo dije. ¡Tu mujer!
 
Ignacio: ¡Claro!! (Trans) Noooo!!! ¡Explícale lo otro!!
 
Maite: Por favor, Ignacio. ¡No me interesan los detalles!
 
Ignacio: ¡Pero es que es... pero no es... porque ella murió! ¡Y
después apareció en el plomero...! ¡Se reencarno!! ¿Me
entiendes? (Ella lo mira inexpresiva) No. ¡No me entiendes! (A
Dalila) ¡Explícale tú, por favor!
 
Maite: ¡No necesito ninguna explicación!! ¡Adiós!! (Se va por
calle ofendida)
 
Ignacio: (Saliendo detrás de ella) Maite!! ¡Escúchame...
Déjame que te explique!! (Sale)
 

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Dalila: (Al quedarse sola) No sé por qué siempre tiene que


andar dando tantas explicaciones.  ¡Y esa gotera que no
para... la escucho y me dan ganas de ir al baño!
 
(Dalila sale para el baño, y luego de unos segundos se produce
otro electrocutamiento y con un grito ahogado, Dalila llega
trastabillando hasta el medio del escenario y cae muerta.
Pausa.  Luego comienza lentamente a reaccionar como antes,
pero esta vez como el plomero dante)
 
Dante: ¿Que paso...?? Ahh, ya me acuerdo... esos cables
pelados... (Se ve el corpiño) Y esto???! ¿Qué hago yo vestido
así??!! (Se enoja) Ahhh, ya entiendo... Este degenerado, como
yo me desmaye por los cables pelados, aprovecho para
ponerme esto.!! ¿Dónde está mi ropa??!! (Revisa el lugar
cuando entra karelia con papel en la mano)
 
Karelia: ¡Dante ...! ¡O como quieras llamarte ahora... aquí
tienes la citación de mi abogado para el divorcio!
 
Dante: ¡karelia! ¿Qué haces aquí?? ¿De qué divorcio
hablas??!
 
Karelia: No te hagas el ingenuo ahora, ¡Pero no te preocupes
que a mi hijo nunca le va a faltar nada! ¡Puedes seguir con tu
vida! Maricon
 
Dante: ¡es que no entiendo nada! ¿De qué hijo? ¿Qué
Maricon??De que hablas??!!
 
Karelia: Parece que fue suficiente la noticia de mi embarazo,
para que reconozcas tu verdadera vida...
 
Dante: ¿Embarazo?? ¿Estas embarazada??!Eso quiere decir
que... Voy a ser Papa!!!
 
Karelia: siiii… voy a criar a mi hijo sola Maricon!! (karelia
a se va ofendida hacia calle, y Dante se enoja cada vez mas)
 
Dante: ¡Voy a ser papa...!! Y este degenerado... ¡Yo lo mato!!!
¿Dónde está mi ropa??!!! (Se mete a buscar por la cocina,
cuando por la puerta de la calle entra lino con una carpeta)
 
Lino: ¡Ignacio ...! ¡No era ninguna de las dos! ¡Era otra...!
factura, te traje el contrato (De la cocina aparece Dante en
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corpiño revisando todo y se dirige al dormitorio) ¿Pero me


parece que, a usted, cualquiera le da lo mismo, no Ignacio?
(También se va por dormitorio cuando por la puesta calle
entran
 
(Ignacio y Maite)
 
Ignacio: ¡Te lo juro!! Al principio yo tampoco lo podía creer,
porque yo nunca creí en la reencarnación... ¡Y ahora no sé
qué hacer! Maite, por favor, me tienes que ayudar...!
 
Maite: ¿tú me estás hablando en serio?
 
Ignacio: ¡Nunca hable tan en serio!! Tu obsérvala bien...
mírala detenidamente, y te vas a dar cuenta que todos sus
gestos, su forma de hablar, todo, ¡es de una mujer!!
 
(lino aparece corriendo y asustado)
 
Lino: ¡Socorooooo!!!! ¡Me quiere matar!!! (Se va por la puerta
de la calle)
 
Dante: ¡Yo te voy a dar “princesa”!  (Ve a Ignacio) Ahhh,
apareció el degenerado, por fin!!
 
Ignacio: (Sin entender) Que?
 
Dante: ¡Mire, usted puede hacer lo que quiera con su vida,
pero a mí no me meta en sus cosas inmundas!! ¿Dónde está mi
ropa??!!
 
Ignacio: ¿De qué hablas Dalila??
 
Dante: (Amenazante) Como me llamo??
 
Ignacio: ¡Dalila, por favor que no estoy para bromas...
explícale como es que eres mi mujer...!
 
Dante: Pero tú quieres que te rompa la jeta de un solo coñazo
 
Maite: ¡Yo no le veo muchos gestos femeninos!
 
Dante: ¿Ustedes dos están locos??? ¡Yo soy bien macho, para
que sepan!!
 
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Ignacio: ¿Pero Dalila, que te pasa?


 
Dante: ¡Y tu deja de llamarme Dalila degenerado!!!
 
Ignacio: No entiendo... ¡Aquí paso algo raro!
 
Dante: ¡Exactamente! ¡Aprovecharon que me desmaye por el
coñazo de la de electricidad, para ponerme esta ropita, pero
yo no soy ningún idiota! ¡Conmigo se equivocaron!  ¿Dónde
está mi ropa? ¡Y mi mujer me odia por culpa de ustedes!
¡Justo ahora que voy a ser papa! ¿Dónde está mi ropa??!!
 
Ignacio: ¡Un momento! ¡Un momento! ¡Déjenme ordenar las
ideas!
 
Dante : Va a ser lo mejor, porque las tienes bastante
retorcidas!
 
Ignacio: (Deduciendo)¡Si por el shock eléctrico se reencarno...
a lo mejor, volvió a tocar los cables pelados y todo volvió a su
lugar!
 
Maite: ¿Me puedes explicar a mi también?
 
Ignacio: (Muy contento) Que Dalila se fue! ¡Y volvió el
verdadero plomero!!
 
Maite: ¿tú quieres decir que el espíritu de ella...?
 
Ignacio: ¡Exacto!! ¡Ya no está más!! ¿No ves que ahora es el
plomero?!
 
Dante: Miren... yo no sé en que andan ustedes...
 
Ignacio: ¿Viste que no te mentía?
 
Maite: ¿Quiere decir que ya no hay ninguna Dalila?
 
Ignacio: Justamente... no sé cómo se lo voy a explicar a mi
mama, pero es así... (La abraza tiernamente) Y no va a haber
nadie más que tú.! (Ambos sonríen y comienzan a besarse)
 
Dante: Miren... yo no sé de qué hablan, pero una vez que
encuentre mi ropa, vamos a arreglar cuentas de una vez por
todas... ¡Y encima le van a tener que explicar a mi mujer! (Va
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hacia el baño) Donde está mi ropa??!! (Se produce otro


fogonazo y el plomero trastabillando cae muerto en medio de a
escena. Ellos dejan de besarse lo miran y dicen juntos)
 
Ignacio y Maite: (se miran horrorizados) Otra vez? No puede
ser…. Vámonos. Vamosssssssss.

Dalila: en el piso de la sala……Ignacio…


vennnnnnnnnnnnn.

fin

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