El Miedo Sigue Ahí
El Miedo Sigue Ahí
El Miedo Sigue Ahí
SIGUE AHÍ
Periodismo crítico en
desplazamiento y resistencia
EL MIEDO
SIGUE AHÍ
Periodismo crítico en
desplazamiento y resistencia
Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.
Xochicalco, 236.
Col. Narvarte Oriente, Del. Benito Juárez
C.P. 03020 Ciudad de México, México
www.alunapsicosocial.org
www.facebook.com/alunapsicosocial
Esta publicación ha sido auspiciada por Pan para el Mundo en el marco del Servicio Civil para la Paz.
Créditos
Autoría: Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.
Coordinación del proceso de investigación:
Clemencia Correa González, Jessica Gabriela Arellano López
Realización de la investigación y redacción: Jessica Gabriela Arellano López
Revisión: Clemencia Correa González, Stefania Grasso, Sandra Hertkorn, Sofía Silva
Diseño editorial: El Recipiente
Revisión redacción y ortografía: Valentina Gatti
Periodistas que fueron entrevistados: Yanely Fuentes, Patricia Mayorga,
Julio César Caballero, Julio Omar Gómez, Hugo.
Agradecimientos
Al periodismo crítico que da voz a los sectores más vulnerables de
la sociedad, que apuesta por la construcción de verdad desde múl-
tiples y diversos lugares situados; por su compromiso, su sentido
ético-político, su contribución a la transformación social, la exigen-
cia de justicia y el cese de una historia latinoamericana de silencio
e impunidad.
Yanely, Patricia, Julio César, Julio Omar y Hugo dieron nombre a este
libro y sus apartados; cada título y subtítulo es parte —y estampa—
de sus generosos testimonios. Esperamos que sus voces generen
eco en su gremio y en la sociedad.
A ustedes, quienes junto con las personas defensoras de derechos
humanos, construyen otra historia desde las resistencias, donde
caben las utopías y existe un mañana de libertad.
Contenido
INTRODUCCIÓN 9
METODOLOGÍA 21
CONCLUSIONES 85
BIBLIOGRAFÍA 103
Introducción
Esta investigación
presenta la
experiencia de
periodistas que,
por violencia
sociopolítica, han
vivido desplazamiento
interno o exilio.
La historia de la violencia ha recorrido América Latina
—Elizabeth Lira
E
l contexto mexicano contemporáneo ha representado, para el periodismo crítico,
un embate diario como profesionistas en su ejercicio de libertad de expresión
que implica un riesgo latente contra su propia vida, su integridad física, mental
y psicoemocional y la de sus redes socioafectivas más cercanas, así como una amena-
za al tejido social y comunitario que les rodea. De acuerdo con organizaciones como
ARTICLE191, el contexto de amenaza y riesgo contra periodistas en la última década
se ha mantenido como un problema que atenta contra la libertad de expresión; pese
al cambio de gobiernos federales, podemos hablar de una continuidad de violencia
sociopolítica2 contra este gremio, al menos entre los gobiernos de Felipe Calderón,
Enrique Peña Nieto y Andrés M. López Obrador.
1 ARTICLE19 es una organización independiente y apartidista que promueve y defiende el avance pro-
gresivo de los derechos de libertad de expresión y acceso a la información de todas las personas,
de acuerdo a los más altos estándares internacionales de derechos humanos, contribuyendo así al
fortalecimiento de la democracia. Más información: https://articulo19.org/
2 En Aluna entendemos por violencia sociopolítica aquella estrategia, sutil o abierta, que utiliza
el Estado con el objetivo de controlar a la población para imponer intereses político-militares,
económicos o ideológicos. Esta violencia es ejercida por agentes estatales por acción, omisión o
complicidad con actores no estatales que sirven a grupos de poder a nivel estructural y económico.
Independientemente de qué actores ejercen dicha violencia, desde el enfoque de los derechos hu-
manos es el Estado el actor responsable de dar fin a su sostenimiento y reproducción.
11
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
12
Introducción
5 Aluna Acompañamiento Psicosocial (Aluna) es una asociación civil mexicana fundada en 2013 cuyo
objetivo es brindar herramientas psicosociales a organizaciones de derechos humanos, periodis-
tas y comunidades víctimas de violaciones a los derechos humanos para que puedan afrontar los
efectos de la violencia sociopolítica y tengan condiciones que les permitan desarrollar su labor.
13
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos
de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones a
derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que
no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”6. El exilio, si bien
puede obedecer a las mismas causas, tiene como característica la salida del país de
origen; tanto el desplazamiento interno como el exilio pueden ser temporales, perma-
nentes o alternarse entre ellos en medida de las situaciones de riesgo y las decisiones
personales, con posibilidad o no de retorno al lugar de expulsión.
En esta investigación se observan las tres fases del proceso de desplazamiento
forzado (en adelante se utilizará “desplazamiento” para referir tanto al desplazamiento
interno como al exilio, a excepción de los momentos en que se precise la situación de
los actores sociales): el antes, el durante y el después del desplazamiento forzado. A
través de cinco testimonios de periodistas en México que han vivido el desplazamiento,
ubicamos al miedo como un aspecto común que se expresa en estos procesos, razón
por la que decidimos retomar esta categoría de manera transversal a la investigación.
En paralelo, reconocemos su implementación como estrategia política de actores de
poder que pretenden alcanzar, a través de éste, objetivos e intereses particulares, po-
líticos, sociales, económicos, militares, o la conjunción de ellos. El análisis del miedo
como emoción y estrategia política se profundizará a lo largo del texto para compren-
der la complejidad que vive el periodismo crítico en el contexto mexicano.
14
Introducción
7 Para Aluna, el enfoque psicosocial es una manera de ver, interpretar y comprender aquellos daños
personales, colectivos y sociales que se manifiestan en contextos de violencia sociopolítica, con el
fin de establecer estrategias y métodos para tratar dichos daños a través de herramientas y estra-
tegias políticas, psicoemocionales y de seguridad (Aluna, 2018: 4).
8 Generalizada que les impacta como a cualquier persona en la dinámica local; sociopolítica por su
ejercicio periodístico y patriarcal, principalmente contra mujeres, donde la condición interseccio-
nal representa mayor o menor vulnerabilidad para las periodistas.
9 De las cinco personas entrevistadas, una no había recibido acompañamiento de índole alguna, otra
ha tenido espacios de acompañamiento jurídico y atención de la salud mental desde un enfoque
clínico, mientras que las otras tres buscaron acompañamiento psicosocial con Aluna, en su vivencia
de desplazamiento, de allí el contacto inicial y la relación establecida. Las entrevistas, realizadas
bajo el marco de la investigación, se llevaron a cabo posterior al cierre de dicho acompañamiento,
lo que nos permitió reflexionar sobre sus vivencias desde la propia elaboración de los impactos y
bajo el consentimiento de separar el acompañamiento previo respecto a la presente investigación.
15
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
vida, con el retorno a su espacio vital o la reubicación definitiva en otro. En cada fase,
la vivencia de los impactos —entre ellos el miedo— y afrontamientos cobra un matiz
importante en la toma de decisiones a futuro.
Es importante situar el contexto de esta investigación respecto a estudios sobre
el miedo y la violencia sociopolítica en América Latina; desde Aluna reconocemos el
antecedente teórico que representan los trabajos realizados, durante el siglo XX, desde
las teorías de la liberación y que sentaron las bases del pensamiento y la acción psico-
social, tales como el de Ignacio Martín-Baró10 y el de Elizabeth Lira11 ; para nosotras, su
obra es el punto de partida desde el cual interpretamos la realidad desde el enfoque
psicosocial (Lira y Castillo, 1991).
10 Fue psicólogo y sacerdote jesuita español, fundador de la Psicología Social de la Liberación. Dedicó la
mayor parte de su vida a la investigación de la difícil realidad social y política de El Salvador, donde
impartió clases en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), en el Departamento
de Psicología y Educación y vicerrector. Luchó por los Derechos Humanos, la igualdad y la justicia
social en El Salvador. Criticó el impacto negativo de la política estadounidense para su país. Fue muy
influyente en un amplio rango de académicos y activistas. Murió asesinado en 1989 por un pelotón
del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada junto a otros sacerdotes en el crimen conocido como de los
mártires de la UCA.
11 Psicóloga y terapeuta familiar chilena, tiene un magíster en Ciencias del Desarrollo, ILADES. Se ha
desempeñado como profesional y docente en diversas instituciones y ha sido reconocida a nivel
nacional e internacional por su labor en el tratamiento de víctimas de represión política durante la
dictadura militar chilena. Parte de su amplia investigación se ha centrado en los efectos psicológi-
cos de la amenaza y violencia política, en la relación de la memoria histórica y el reconocimiento
de las víctimas de violación a los derechos humanos, en la comprensión histórica de la violencia
política y de las comisiones de verdad en Chile, y también en la problematización y reflexión sobre
las políticas de reparación en Chile.
16
Introducción
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
caso del cono sur latinoamericano, la identidad política de las víctimas tuvo un acento
marcado en la criminalización de luchadoras, activistas y militantes en los periodos
dictatoriales. En Centroamérica, el contexto prolongado de contrainsurgencia durante
las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX fue un caldo de cultivo para una
sistemática represión, asesinato y perfeccionamiento de estrategias de terror, entre
ellas la guerra sucia y la psicológica (Martín-Baró, 1990) que, en diferentes momentos
de las décadas posteriores, han sido reactivadas a merced de la voluntad política de
gobiernos en turno, como los casos contemporáneos de Honduras o Nicaragua, du-
rante el último régimen de Ortega, y los numerosos ataques contra periodistas en los
últimos años del presente siglo.
En México, los estudios contemporáneos sobre miedo y violencia sociopolítica se
han orientado a estudiar: experiencias locales de lucha y resistencia frente a las es-
trategias de miedo como ejercicio de la gubernamentalidad neoliberal (Calveiro, 2015);
estrategias públicas y privadas de las políticas del miedo, en el marco de la guerra
sucia y la construcción de una narrativa mediática, a través de imágenes y crónicas de
la violencia y el dolor, o el impacto de la violencia patriarcal sobre las mujeres como
un sector altamente vulnerado desde la última década del siglo XX y en el marco de la
"guerra contra el narcotráfico":
18
Introducción
[…] el entrelazamiento entre las violencias públicas y privadas, que provoca un esce-
nario global de violencias generalizadas y difusas. El segundo es la existencia de es-
cenarios bélicos, que potencian la violencia y el miedo como parte de las estrategias
de dominación. Estas cuestiones han llevado a los y las autoras a pensar en el uso
del miedo como parte de la gubernamentalidad actual y como recurso privilegiado
para establecer legislaciones y prácticas de excepción que amplían la potencia re-
presiva del Estado y de los agentes asociados con él (Piper y Garrido, 2015: 4).
Este contexto genera un perfil particular del ejercicio de la profesión en el país:
las y los periodistas críticos son una suerte de héroes y heroínas que se acompañan
13 También se habla de “guerra contra el pueblo” a modo de crítica al discurso hegemónico del perio-
do calderonista que instauró la idea de presentar los asesinatos, torturas y múltiples violaciones a
los Derechos Humanos de la sociedad civil en su conjunto, bajo el contexto de militarización a nivel
nacional en razón del supuesto combate al narcotráfico. Cabe destacar que lejos de disminuir
la presencia del crimen organizado, se extendieron ciertas redes de criminalidad a nivel
territorial, mientras se multiplicaron sus alianzas con poderes fácticos; estos fenómenos
se acompañaron de la escisión de los grupos del crimen organizado y sicariato, lo
cual aumentó exponencialmente la presencia de grupos armados —del Estado, del
crimen organizado y de grupos paramilitares— a lo largo del territorio nacional.
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
14 El reciente asesinato de los periodistas Roberto Toledo y Armando Linares, con apenas semanas
de diferencia entre uno y otro en el año 2022, ambos pertenecientes al mismo medio en Zitácuaro,
Michoacán, revela la lógica de vulnerabilidad e impunidad en que viven. Cuando Linares anuncia
el asesinato de Toledo, también denuncia que su labor la realizan tan sólo con una pluma y una
libreta, en una evidente precariedad laboral, sin condiciones de seguridad y con alta exposición
ante el entramado local de violencias.
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Metodología
Trabajamos desde
la politización del
miedo, al reconocerlo
como herramienta de
control social para
conseguir intereses
de grupos de poder.
E
sta investigación es de índole cualitativa y tiene como punto de partida e hilo
conductor cinco historias de periodistas de nacionalidad mexicana: tres hombres
y dos mujeres de diferentes estados que han sido víctimas de violencia sociopo-
lítica en México en los últimos diez años y que, a causa de ella, se han visto forzadas
a optar por el desplazamiento como medida de seguridad frente al riesgo en la locali-
dad donde ejercían la actividad periodística. De ellas, tres tuvieron que exiliarse en un
periodo de tiempo, respuesta posterior a desplazamientos internos, pues esta última
alternativa no bastaba para resguardar su seguridad de acuerdo con su análisis de
riesgo.
Tres de las personas entrevistadas fueron acompañadas por Aluna anteriormente
y dos fueron sugeridas y contactadas por colegas de su gremio, en función de sus ex-
periencias, cercanía, confianza y disposición para brindarnos su testimonio. El univer-
so de las personas entrevistadas no representa muestra cuantitativa alguna respecto
del gremio de periodistas en situación de desplazamiento forzado en México, sino que
busca brindar información cualitativa a partir de sus narrativas y en el marco de su
lugar situado e interseccionalidad.
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
Las entrevistas se realizaron en el año 201915 con la idea de publicar este libro
durante el 2020; sin embargo, el contexto de pandemia por coronavirus aplazó y ex-
tendió el trabajo de análisis y escritura un año más de lo previsto. Una vez concluida
la investigación, se compartió con cuatro de las personas entrevistadas16 y, posterior-
mente, conversamos con cada una sobre los resultados, las emociones experimenta-
das durante la lectura y su pertinencia a dos años de compartir los testimonios; este
intercambio de ideas se retoma en las conclusiones, las cuales fueron redactadas a
partir de la retroalimentación dada por las y los periodistas y por el equipo de Aluna.
A petición de 4 entrevistadas, después de leer y comentar este libro, se enunciarán sus
nombres reales, como reivindicación de su vivencia y como forma de afrontamiento,
para ellas mismas y para otros colegas, que puedan encontrar en este libro claves so-
bre los impactos del entramado de violencias en su vida y entorno social.
Para comprender el contexto de desplazamiento y violencia sociopolítica y
patriarcal que experimentan, hemos revisado fuentes secundarias —informes de
15 Jessica Arellano (autora de esta investigación) y Stefania Grasso, ambas colaboradoras del área de
Incidencia de Aluna Acompañamiento Psicosocial, realizaron la selección de sujetos, aplicación y
transcripción de entrevistas en un marco de consentimiento, seguridad y confidencialidad en el
manejo de las identidades e información brindada.
16 Hugo, el quinto entrevistado, mantendrá este pseudónimo para proteger su identidad ya que no
pudimos localizarlo para devolverle esta investigación antes de ser publicada. Por razones de se-
guridad y para garantizar la confidencialidad, hasta después de que las otras personas entrevista-
das –y el equipo de Aluna- leyeron el borrador, fue que se cambiaron los nombres a solicitud de
las periodistas (antes manejados con pseudónimos). Las especificidades sobre lugares de origen,
amenazas e información sensible recogida en las entrevistas se omiten para garantizar un manejo
cuidadoso de los testimonios.
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Metodología
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17 El enfoque psicosocial de Aluna tiene tres pilares fundamentales: la violencia sociopolítica, el mar-
co de exigibilidad de los Derechos Humanos y salud mental; estas miradas comprenden las catego-
rías clave de impactos y afrontamientos, transversales para nuestra lectura de la realidad, siendo a
su vez nuestra propuesta teórica y metodológica de interpretación del problema abordado (Aluna,
2017).
26
Metodología
18 Con este concepto nos referimos al conjunto de tensiones, pérdidas, cambios y daños que provo-
can en las personas que son objeto de agresiones, amenazas o, por ejemplo, que también están
afectadas por el trabajo que realizan en contextos de violencia política. Los impactos psicosociales
se manifiestan en diversas dimensiones (el personal, el familiar, el organizativo, el comunitario y
el social) y en diferentes expresiones y construcciones del ser humano (las emociones, los pensa-
mientos, los saberes, los haceres, los simbolismos e, incluso, en el cuerpo).
19 Con este concepto nos referimos a las diferentes respuestas tanto emocionales, conductuales y po-
líticas como espirituales, diferentes caminos para poder expresarse, compartir o buscar maneras de
confrontar la violencia. Hay afrontamientos personales que refuerzan lo individual y colectivo, que
se entretejen para tener respuestas más integradoras. La distinción entre impactos y afrontamien-
tos responde más a un ejercicio teórico y analítico, pero en el trabajo con las víctimas es importante
indagar acerca de qué les representa cada una de estas respuestas para ubicar si son vividas de
manera positiva o negativa.
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Metodología
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"El miedo, angustia, ansiedad, temor, terror, pánico, espanto, horror son palabras
que se refieren a vivencias desencadenadas por la percepción de un peligro cierto o
impreciso, actual o probable en el futuro, que proviene del mundo interno del sujeto
o de su mundo circundante. La objetivación del peligro puede llevar al sujeto a con-
figurarlo como un riesgo de amenaza vital… La percepción de la amenaza como inmi-
nente puede transformar el miedo en terror o pánico.” (Lira, 1989). Desde la investiga-
La violencia,
ción comprometida, Aluna parte del análisis
de contexto en diálogo con esta perspectiva
se viven y
la lectura del miedo siempre está dialécti-
camente relacionada con el contexto políti-
vidas
estructura del tejido social en que ocurren los
impactos de la violencia sociopolítica.
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Metodología
Esta mirada permite asumir la investigación como parte del trabajo de acom-
pañamiento psicosocial que realizamos, desde una posición epistemológica reflexiva:
hacerse sujeto activo del contexto para reconocer y validar las emociones y vidas de
las personas acompañadas, quienes, a su vez, son reconocidas también como sujetos
políticos y así irrumpir frente a la lógica cuantitativa del discurso de víctimas de los da-
ños colaterales de la violencia por la guerra en México, donde se invisibiliza y enuncian
los daños, el miedo y el dolor como un registro numérico de la guerra, desconociendo
el impacto psicosocial de la violencia sociopolítica y patriarcal encarnada en las per-
sonas defensoras de derechos humanos, periodistas y en el tejido social.
El enfoque interseccional nos permite comprender y abordar la diversidad de
los sujetos políticos con quienes trabajamos, partiendo del reconocimiento de que la
violencia, el miedo, los impactos y sus afrontamientos se viven y encarnan de manera
distinta en los cuerpos y vidas en función de variables como: la diversidad sexo-gené-
rica, edad, estado civil, raza, etnia, profesión, lugar en la familia —cuidador(a), sostén
económico, padre o madre—, situación socioeconómica, clase, relaciones y tejido so-
cial que les circunda y sostiene, discapacidades físicas, entre otras posibles combina-
ciones desde las que son personas y ejercen el periodismo.
Los testimonios de las personas entrevistadas fungirán como el hilo conductor
que entreteje los resultados de esta investigación; el orden de exposición y el análisis
intentan establecer un diálogo entre las vivencias expuestas en las entrevistas y el
enfoque psicosocial de Aluna.
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
Las entrevistas fueron abiertas, teniendo un guion básico que nos permitió ex-
plorar y registrar la experiencia de las periodistas en las tres fases del proceso de des-
plazamiento: su vivencia del miedo, impactos y afrontamientos, así como la particular
lectura del contexto —local, estatal y nacional— que cada una realiza desde su trabajo
y que nos permite comprender cómo se percibe y significa el miedo y la violencia al
momento de ser entrevistadas.
De igual manera, cada periodista realiza diferentes lecturas del riesgo en función
de la condición en que se encuentran (amenaza, desplazamiento, retorno, pausa labo-
ral o en activo y reubicación), su proceso de vida y las estrategias individuales y
colectivas que han emprendido para afrontar la violencia, resigni-
ficarla y vivir con (y más allá) de ella. La selección del universo de
actores clave entrevistados, con quienes se construyen los datos
cualitativos, partió de presentar un abanico de voces diver-
sas, cuya actividad periodística les implicó un riesgo
que ha derivado en condiciones diferenciadas de vida
al momento de la entrevista y reflexión.
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Nostalgia,
desarraigo y
reconstrucción:
vivencias del
desplazamiento
forzado
Los testimonios
presentan un
constante hacer
entre la búsqueda
de justicia social y
las negociaciones
para mantenerse en
vida y en ejercicio
profesional.
A
continuación, presentamos una narrativa que entreteje los testimonios y los di-
vide en apartados, a través de los cuales se exploran las tres fases de su vivencia
de desplazamiento forzado, partiendo del sentido social y político de la labor
periodística y las razones que llevaron a salir de sus lugares como estrategia para salvar
su vida; en este primer momento se abordan las motivaciones y el contexto en que se
ejerce el periodismo en el México contemporáneo, además de explorar el miedo como
respuesta a la violencia experimentada, pero también como movilizador de los sujetos
políticos hacia la construcción de estrategias de supervivencia, resistencia y reestructu-
ración de sus proyectos políticos, laborales y de vida.
El desplazamiento forzado, como situación límite y segunda fase del proceso,
nos permite explorar a detalle múltiples impactos vividos: la incertidumbre, el do-
lor, el desarraigo, la “pérdida de todo”21 desde la interseccionalidad que caracteriza a
cada persona. En paralelo, los testimonios revelaron otras aristas de la problemática:
21 Muchas personas que han vivido el desplazamiento forzado, además de aquellas entrevistadas,
suelen emplear esta frase cuando narran lo que dejan atrás. La pérdida de todo hace referencia
no sólo a abandonar su hogar, lugar de origen y cosas materiales; la pérdida implica, en muchos
casos, cesar el contacto con sus redes próximas, perder la custodia de hijas e hijos, abandonar sus
proyectos de vida y salir sólo con la incertidumbre y, a veces, un pequeño equipaje.
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
(entre las cuales están las campañas de desprestigio y actos de intimidación física,
verbal o digital); las amenazas representan cerca del 15% de las agresiones, siendo
amenazas contra la integridad de las personas, contra su vida, de presentar acciones
legales en su contra y de violencia sexual en el caso de las mujeres (ARTICLE19, 2021).
Cabe resaltar que ser mujer, además de periodista, representa una doble vulnerabili-
dad en un país donde a la violencia sociopolítica se suma la violencia patriarcal que
se expresa en agresiones por razón de género22.
Los otros cuatro periodistas entrevistados comparten, de alguna manera, este
sentido heroico y el importante papel social que asume su profesión: para Julio César,
comunicar es una forma de ayudar a la población de su municipio y estado, una ma-
nera de fortalecer el tejido social al articular apoyos de y para la gente; Hugo, quien
comenzó a cubrir “la violencia” en 2008 en el norte del país, sentía en todo momento
un fuerte compromiso con sus colegas y la responsabilidad de informar pese al des-
gaste y el riesgo que le impide regresar a su estado; por su parte, Yanely no concibe
otra profesión para ella, aunque también busca emprender proyectos para la defensa
de los derechos de las mujeres, mientras que Julio Omar vive —al momento de la en-
trevista, en 2019— su desplazamiento con miedo, estrés postraumático y en constantes
periodos de aislamiento, pese a que, al inicio de su ejercicio periodístico en el noroes-
te mexicano, creía que “la neta, el que trabaja bien y el que no se mete en broncas, no
le va a pasar nada”.
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
Cuando pasó que tuve que dejar el estado o el país, todavía no reco-
nocía el miedo, tardé yo creo como ocho meses en reconocerlo, des-
pués de todo un proceso. Y sí, por supuesto que sí es miedo y ahora sí
ya lo reconozco pero pues como de manera serena… también porque
el gremio periodístico es muy mezquino, yo digo que somos medio
caníbales: de pronto decir “tengo miedo”, “me gustó mi trabajo” o
“gané un premio” genera impactos negativos en el gremio. No tienes
derecho a sentir ni a llorar, ni a nada; ha habido jefes o editores que
eso les han dicho a otros reporteros o reporteras: “pues si lloras no
tienes vena para esto”… Entonces pues, el miedo en un periodista es
difícil de reconocer, por eso no ves riesgos (…). (Patricia)
Elizabeth Lira(1991) plantea en su obra que, en contextos de violencia sociopolí-
tica, la construcción del miedo y la amenaza va dirigida subjetivamente a “todos”, aun-
que efectivamente sólo sea real para algunos. Para Lira, el contexto es lo que significa
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23 Elizabeth Lira (1991: 16) expresa, a partir de su estudio sobre la relación entre la amenaza política y
el miedo en el contexto de la dictadura chilena, que “… el miedo propio es una realidad subjetiva”.
Así, el miedo se convierte en la forma cotidiana, inherente y natural de vida de las personas.
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
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“(…) y vas entrándole pero sin poner atención en lo que sientes, por-
que es tu obligación, como una necesidad moral, y te vas involucrando
más, pero siempre [lo prioritario] es la historia del otro…” (Patricia).
Cuando indagamos sobre las razones por las cuales el gremio periodístico críti-
co e independiente es agredido, constatamos que trastocan aquellas estructuras de
poder que monitorean en su labor periodística y a las que dan seguimiento mediante
sus reportajes: para muchas de ellas y ellos, además de ser una fuente de empleo, es-
cribir es la única forma de visibilizar lo que ocurre a nivel local; y lo que ocurre es una
sistematicidad de violaciones a derechos humanos, amplia cobertura de los medios
sobre nota roja, presencia de grupos criminales, muertes, feminicidios, desapariciones,
búsqueda en fosas, embates de megaproyectos contra la sociedad civil, pugnas políti-
cas entre grupos gubernamentales y de poder fáctico, así como contextos de hambre,
precariedad, falta de servicios básicos y demandas sociales. Hugo narra su proceso de
incursión en el periodismo y el contexto en que labora:
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
Hay un choque ahí bien cabrón, ahí para empezar… te tienes que an-
dar cuidando de todos, no sabes en qué momento te va a llegar a
asaltar, o a querer hacerte daño, y realmente yo ya no quiero vivir
así, con miedo, por lo que tomé la decisión de chingue a su madre,
si pude salirme de mi estado, ¿por qué no me voy a salir de México?
(Julio Omar)
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Les voy a contar, cuando [mi municipio] se fue al pozo, se acabó todo,
se acabó, haz de cuenta que estás viendo una serie y se acabó todo
(…) esto es después de que llegan los sicarios. Dije “yo ya no hago
nada más, estoy harto, quiero ser bueno y no me dejan, maldita sea”
y me encerré en la casa, saqué mi video juego, “tengo mis ahorritos,
ahí déjalos que se maten”, pensaba yo, mientras tanto afuera estaba
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
En los últimos años el trabajo de los defensores de derechos humanos y los pe-
riodistas ha sido la última línea de batalla contra las acciones depredadoras del
poder criminal, del poder económico y del poder político; estos entes, cuando ac-
túan lo hacen coordinadamente formando una tríada mafiosa que de acuerdo a las
circunstancias opera como poder fáctico o como autoridad legalmente constituida.
En este último caso, sus acciones criminales están respaldadas en la legitimidad
que la ley le concede.
A esta compleja realidad se suma el riesgo inherente que enfrenta la ciudadanía
por el simple hecho de vivir en un país “en guerra contra el narco, donde (…) sencilla-
mente ir por la calle ya es un riesgo”, afirma Hugo. Así, podemos afirmar que:
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
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24 En años recientes han emergido y se fortalecen redes de periodistas independientes, tanto a nivel
local y estatal como nacional (e incluso regional en Centroamérica), con el objetivo de realizar
colaboraciones de forma articulada, con mayor cobertura y condiciones de seguridad, además de
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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción
relaciones sólidas y de confianza con las fuentes de información. En todos los casos,
los testimonios revelan un alto grado de compromiso con sus fuentes, cuando se trata
de gente de sus localidades que solidariamente aportan datos, lo que deriva, muchas
veces, en un sentido de heroísmo en reciprocidad dentro de este tejido construido, y
culpa, en caso de no poder cumplir con las expectativas sociales o autoimpuestas.
Sin embargo, un cuarto tipo de negociación al momento de obtener y revelar
información se sitúa en contextos donde interviene el crimen organizado o actores po-
líticos en la agenda periodística. En las cuatro regiones de donde fueron entrevistados
los periodistas para esta investigación —norte, noroeste, occidente y suroeste— hubo
coincidencia de un contexto de presencia activa de grupos del crimen organizado que,
mediante intimidación, amenaza, detención o ataques en lo individual o familiar, bus-
caban incidir en el tipo de información que podían o debían sacar a la luz.
Yanely narra una de las primeras situaciones de violencia en su contra que expe-
rimentó al tocar intereses privados en su cobertura en el suroeste del país:
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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia
dicen “no lo hagas”, lo hago… y pues lo hice, hice la nota sobre lo que
había pasado ahí, lo hice público y al siguiente día detienen a un ven-
dedor, a un vendedor del periódico y le gritan “hijos de la chingada,
le dije a esa pinche vieja que no sacara esto, y es que ustedes están
esperando que llegue el narco para que se los chingue”.
Yanely, como muchas otras periodistas críticas y de medios independientes en
México, realizó una denuncia ante la fiscalía estatal sin obtener respuesta favorable
para ella, al mencionarle que no era procedente y no podían garantizar acción guber-
namental alguna para su protección o para el acceso a la justicia. La periodista narra,
de manera similar a otros testimonios, la existencia de vínculos políticos entre el go-
bierno municipal y estatal con grupos del crimen organizado a nivel local; ante ello,
y al igual que en muchos casos, el único recurso institucional es llevar la denuncia a
instancias federales, donde la burocracia es alta y los tiempos de espera largos. Al
momento de la entrevista, Yanely llevaba dos años y medio en espera de juicio por
amenazas, pese a la presentación de pruebas para incriminar al responsable de las
amenazas en su contra.
De acuerdo con ARTICLE19 (2021: 03), estos actos de agresión “busca[n] generar
una reacción de inhibición o autocensura en las personas periodistas”. Desde el enfo-
que psicosocial de Aluna denominamos a esto la intencionalidad del daño, es decir, la
construcción de una estrategia de terror que lleva al límite a los sujetos políticos con
el objetivo de anular su proyecto —o su vida—, de romper lazos y tejido social y, de
esta manera, imponer los intereses del grupo económico, social o político dominante.
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Ser padre o madre, como en todos los casos documentados, fue un factor funda-
mental para tomar esta medida; si bien es importante no homogeneizar la experiencia
del miedo, sus impactos y afrontamientos, cabe destacar que la mirada interseccional
permite comprender a profundidad las razones subjetivas y particulares de los actores
para reaccionar ante el contexto de violencias.
Como se mencionó en el apartado metodológico, tres de las personas entre-
vistadas fueron previamente acompañadas por Aluna en su proceso de trabajo de
los impactos psicosociales y construcción de afrontamientos. En el análisis de las
entrevistas se pudo observar una diferencia significativa en la elaboración de la
vivencia del miedo entre aquellas personas que han recibido acompañamiento
psicosocial y quienes no; según sus testimonios, el proceso de acompañamien-
to ha permitido resignificar lo ocurrido, ser capaces de enunciar las vivencias y
comprender la lógica del terror a la que responden los hechos en el marco de la
violencia sociopolítica.
Patricia, quien tuvo acompañamiento psicosocial por parte de Aluna, narra
esta resignificación del miedo al enunciarlo ya no como un elemento paralizador,
sino como una herramienta para comprender el contexto, las afectaciones en su vida
o como alerta para tomar acciones de prevención o reacción ante amenazas externas:
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Vivimos una guerra de baja intensidad con trasfondo económico. Están entregando
nuestros recursos económicos y perpetran graves violaciones de derechos huma-
nos, cada vez más frecuentes. Nos están acostumbrando, a toda la población, a la
violencia, para normalizar lo que sucede. El terror que crean los grupos paramilita-
res, el narcotráfico, el crimen organizado, ha servido para implementar el terror en
la población y crear control social, y el Estado se lava las manos. (Aluna, 2019: 35)
Retomando a Clemencia Correa (2009): con la imposición del miedo, el poder
poco a poco va logrando que la sociedad se confunda, que la cohesión en los grupos
sociales se cuestione, que la construcción de alternativas políticas se disuelva. El po-
der crea un círculo de terror (destrucción del tejido social y la conciencia moral), im-
punidad (injusticia, mentira, sometimiento), silencio (acostumbramiento, aceptación,
connivencia, convivencia). Dentro de un Estado represivo, que utiliza el miedo y el
terror como forma de control de la población, el significado de la verdad se desfigura
perdiendo su sentido originario de claridad; la verdad y la realidad se convierten en-
tonces en la verdad impuesta y manipulada por el verdugo, por el poder. Se busca que
exista confusión en la sociedad, que no se pueda creer en los referentes construidos,
que reine la impunidad. La nueva realidad y la verdad son manejadas por la propa-
ganda oficial, por los medios de comunicación del poder (Correa, 2009).
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vida, cuenta su salida —al inicio prácticamente involuntaria— pero ante la situación
límite a la que estaba expuesto después de tres atentados contra su vida y la de su
familia:
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26 “Señor, por otro lado, vengo también aquí para pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral, porque hasta
temo por mi vida, porque se trata de un pleito que tengo seis años con él y que salió el laudo a mi
favor en la Junta Federal de Conciliación. Sin embargo, hace poco regresaron el expediente y en tres
semanas salió en mi contra absolutamente. Entonces, vengo aquí a pedir ese apoyo, esa justicia y lo
hago porque se trata de un personaje fuerte en política que no pretende pagarme ni mucho menos,
ya hasta metí un amparo, pero lo hago porque se trata de su senador con licencia, de su súper coor-
dinador de delegaciones y su candidato, próximo candidato a la gubernatura de Baja California, el
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además de contar con medidas de seguridad desde el año 2021 en el marco del Sistema
Estatal de Protección a Periodistas. Pese al alto riesgo en que se encontraba, su ads-
cripción al sistema de protección, la escalada de la denuncia ante el ejecutivo federal,
la corrupción e impunidad presentes en su juicio y los incidentes de seguridad a inicios
del 2022, Lourdes Maldonado, junto con otros siete representantes del gremio, ahora for-
man parte de la alarmante —tanto como lamentable— lista de periodistas asesinadas en
México por el ejercicio de su profesión, tan sólo en las diez primeras semanas del 2022.
La experiencia de algunos periodistas entrevistados, así como múltiples denuncias
de organizaciones sociales y fuentes periodísticas, revelan las omisiones y retos para
considerar un esquema de protección integral. Por ejemplo, la centralidad del empleo
de “medidas duras” como el uso de un botón de pánico —que en muchas ocasiones no
funciona por falta de señal del aparato de telecomunicación o por la falta de respuesta
ante su activación— o la falta de capacitación a los escoltas asignados, sin considerar
un esquema de seguridad integral para la persona y su entorno familiar y comunitario,
no sólo vulnera sino que revictimiza y mantiene la situación de riesgo.
Leonel Rivero (2019), en su análisis sobre la situación de impunidad e indefensión
que viven periodistas y personas defensoras en México, señala que:
licenciado Jaime Bonilla. Por eso estoy aquí pidiendo su apoyo, porque usted ha dicho que quitarle o
no pagarles su sueldo a los empleados es injusto y es hasta un pecado, señor. Y yo sé que contra la co-
rrupción que hay en la Junta Federal de Conciliación y la que estoy viviendo ahora en Tijuana con este
poderoso personaje, nada o poco, nada puedo hacer sin su apoyo, señor presidente. Muchas gracias."
Ante lo cual el presidente López Obrador le respondió: "Mira, sobre lo último le voy a pedir a Jesús
Ramírez, que es el coordinador de Comunicación Social, que te atienda, que te apoyen, para que
se pida justicia, que no haya influyentismo, que se actúe en el marco de la ley”. (ARTICLE19, 2022).
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Aparte que están las instituciones como la CEAV27 pero que no sirven
porque, porque es pura queja de “no tenemos cabeza, no sabemos
quién va a estar ahorita de comisionado, no tenemos personal su-
ficiente, con Andrés Manuel se recortó”. Cada vez hay más [casos] y
no hay justicia, obviamente, la impunidad sigue y las agresiones van
a seguir y las víctimas van a multiplicarse: de desaparecidos, mi-
grantes, de periodistas, de defensores de derechos humanos,
entonces encuentras en esas instituciones puras justificacio-
nes y nada de soluciones, para nada. Y también hay muchas
cosas que no te dicen para no trabajar, por ejemplo, que tienes
derecho como víctima directa al fondo de ayuda para beneficio
de rentas, y eso no te dicen (…), entonces uno tiene que estar
investigando y se tiene que hacer hasta abogado para conocer la Ley
General de Atención a Víctimas, los reglamentos de funcionamiento,
todo lo que tiene que ver para poder ayudarte a ti mismo, pues, pero
si alguien que no tiene la oportunidad por el proceso que está pa-
sando de miedo, de ansiedad, de todo eso, si no ha superado todavía
esa parte o si no está atendiéndose, no puede dar atención a otras
cosas, entonces aquí tiene que ver mucho la personalidad del pe-
riodista, la capacidad que tenga de resiliencia, adaptación, de todo
lo demás para poder saber qué es lo que puede y qué es lo que no.
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En todos los casos, ya sea que estén bajo el Mecanismo de Protección o hayan
pasado por este esquema, las vivencias de los periodistas es similar: la vivencia de
desinformación, aislamiento, abandono y desatención a sus necesidades básicas —ali-
mentación digna, acompañamiento terapéutico o psicosocial, atención de la salud, re-
activación de su vida productiva, procuración de sus lazos familiares y redes sociales,
entre otras—. En cambio, es habitual la burocracia que deben enfrentar para mantener-
se bajo el esquema de protección, donde las valoraciones de riesgo se realizan desde
el escritorio sin un análisis de contexto profundo que permita reconocer los escenarios
reales para la reubicación de las personas, y mucho menos el acceso a condiciones de
seguridad en el ejercicio de su profesión o ante la posibilidad de retorno28.
Así, a las situaciones límite que les llevó a desplazarse y a la burocracia insti-
tucional que acompaña el proceso, se suman múltiples implicaciones psicosociales
durante el desplazamiento. Entre ellas podemos mencionar, en primer lugar, el tras-
lado y la incertidumbre ante las nuevas condiciones de vida: salir de sus lugares de
origen implica no sólo la pérdida de hogar, familia y comunidad, sino también, en la
mayoría de los casos, desempleo o vínculo con las fuentes de información que posibi-
litan la realización de su trabajo.
28 Ver también: Diagnóstico sobre el funcionamiento del Mecanismo de Protección para Personas
Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, elaborado por la Oficina en México del Alto Comi-
sionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Ciudad de México, julio de
2019. Disponible en https://bit.ly/3Klgfm2
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29 Desde un sentido humanitario inicial, se puede referir a la satisfacción de necesidades básicas, ocu-
pacionales y de esparcimiento que le permitan a la persona desarrollarse en diferentes ámbitos. Para
ello, se requieren condiciones materiales para la subsistencia económica de la persona desplazada,
idealmente acorde con sus marcos culturales y necesidades especiales —tipo de alimentación, vivien-
da digna, vestido, ocupación, socialización, entre otras—, con medidas de seguridad que minimicen el
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riesgo para que puedan centrarse en fortalecer el ámbito psicoemocional, la reconstrucción de redes
y el fortalecimiento de su proyecto de vida.
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No obstante, en todos los casos, los impactos están acompañados del desarrollo
de estrategias —individuales, familiares, de gremio, e incluso comunitarias— para afron-
tar la violencia y el desplazamiento. Yanely, por ejemplo, ha salvado su vida gracias a
sus redes cercanas; en una ocasión, fue una de las personas allegadas quien logró aler-
tarla sobre el riesgo que corría:
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agarré y les dije a los escoltas “¿saben qué? Vámonos”, todavía pues
yo me tomé mi tiempo para explorar el camino, para buscar lugares,
me tomé mi tiempo y todo eso desde el momento que tuve, que sa-
bía que tenía que andar con los escoltas y que había más problemas
para mí, pues me tomé ese momento, o sea, los enseñé, hicimos un
plan para salir de ahí, lo hicimos, los evadimos.
Para Patricia, los múltiples exilios que ha tenido —intercalados con momentos de
desplazamiento interno en México— han sido la oportunidad para repensar su vida, su
profesión y el contexto de violencia al que se enfrenta el gremio. Si bien vivió el des-
plazamiento —como todas las demás— como una situación límite para resguardar su
vida, durante los periodos de estar desplazada ha podido tomar distancia y reconocer
las múltiples implicaciones tanto de su actividad, como de su salida, que a su vez, re-
presenta una serie de impactos acumulativos.
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(…) el miedo era para mi familia, tampoco estoy diciendo que no pue-
da tener miedo ni nunca he sentido miedo, hay algunos momentos
en que me embarga el miedo de no saber mi futuro, qué voy a hacer
30 “Dentro de la forma en que abordamos la seguridad, entendemos el riesgo como la posibilidad de
que se produzca una afectación física, emocional o psicológica, y en algunos casos puede poner en
juego su vida. Dichas afectaciones pueden ser a las personas, al colectivo o la organización, y sabe-
mos que es una de las condiciones que viven las personas defensoras por el trabajo que realizan
en contextos de violencia sociopolítica, donde se enfrentan a distintos actores que ejercen poder
para defender sus intereses. En el caso de las mujeres defensoras, además, el riesgo se complejiza
por la instrumentación de violencias específicas sustentadas en el sistema patriarcal. El proceso
individual y colectivo para afrontar los riesgos implica en principio reconocer que existen, lo cual
no siempre es fácil, ya sea porque no hay condiciones para abordarlo, por el temor que produce la
vulnerabilidad o por querer priorizar el cuidado de otras personas” (Aluna, 2021: 12)
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Julio César narra que en el marco de la violencia y del estrés que experimentó
como resultado de la misma, él quedó huérfano de todo: las afectaciones a la salud
física llegaron a un límite donde perdió su pierna a causa de desatención de la dia-
betes; la salud mental quedó impactada de tal manera que su único refugio eran los
videojuegos, después de haber perdido su canal, su medio, las instalaciones desde
las cuales producía su programa y al verse y sentirse minimizado en su rol de hombre
económicamente activo y ante la imposibilidad de seguir ejerciendo.
Hugo, por su parte, experimentó, además de las múltiples amenazas, el asesinato
de su colega de investigación y reportajes sobre el crimen organizado en el norte del
país, situaciones que le hicieron cuestionarse su forma de afrontar el contexto, frente a
lo que la sociedad espera de los hombres. La decisión de desplazarse fue vivida como
una derrota a su proyecto, a su honorabilidad, su valentía y a su compromiso consigo
mismo, con la sociedad y una especie de traición a su difunto amigo:
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estereotipos que deben cumplir, antes, durante y después del desplazamiento, incluso
mientras atraviesan los impactos de la violencia misma, aumentando la soledad de su
experiencia, enmarcada por el prejuicio del deber ser de la masculinidad hegemónica
en el manejo de las emociones y del riesgo. Julio Omar comparte que, antes de los
múltiples atentados contra su vida y patrimonio, "(…) creía que tenía mucha capacidad,
pero realmente no… si llorar para mí era algo muy difícil y ahora pues, ni modo, lloro
por todo" [ríe mientras nos narra su testimonio].
En el caso de las mujeres, el componente de género es muy evidente en la viven-
cia del miedo y de la violencia sobre sus vidas, mentes y cuerpos. Yanely narra, entre
lágrimas y largos silencios, los tocamientos a los que fue sometida, así como la estig-
matización por salir a las calles, como reportera, con cuerpo de mujer. “Por algo se-
ría”, “si andaba de noche es puta”, son algunas de las frases recurrentes mediante
las cuales ha sido estigmatizada, señalada y culpada al denunciar ante el Estado
las violencias sufridas.
Ser mujer, madre y periodista son categorías que, en la práctica, aumentan
la vulnerabilidad, la vivencia del miedo, del riesgo y de la violencia patriarcal
en su profesión y espacios públicos. Tanto Patricia como Yanely han tenido que
enfrentar el ejercicio de la maternidad en el marco del desplazamiento forzado;
para Patricia, el exilio con su hija fue la única alternativa para salvaguardar la vida
de ambas, mientras que Yanely ha sido orillada a no ver a sus hijos por periodos
prolongados de tiempo y entre momentos de desplazamiento forzado y exilio; esta
última nos comparte con voz entrecortada y pausas de silencio y llanto:
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AUTOCENSURA E IMPACTO
SOCIAL Y COLECTIVO
Un elemento en común que encontramos como estrategia de afrontamiento es la auto-
censura como medida seguridad y decisión para reducir el riesgo, acompañada de otras
medidas de seguridad.
El miedo tiene un efecto de onda que no sólo afecta al periodista, sino también a
su familia y al gremio en su conjunto, lo cual se agrava a consecuencia de la impunidad
permanente, de las agresiones cometidas en su contra y los múltiples efectos que esto
conlleva, afectando a toda la sociedad al quedar también censurada. Correa plantea
que es común la autocensura, pues “ellos mismos empiezan a censurar su palabra, sus
historias, sus testimonios y sus análisis para evitar correr riesgos” (Centro de Investi-
gación y Capacitación Propuesta Cívica, 2018).
Para Hugo, la posibilidad del retorno —o el después en tanto tercera fase del
proceso de desplazamiento— está acompañada del replanteamiento de sus coberturas
mediáticas, incluida la posibilidad de dejar de ejercer durante periodos temporales o
a determinados actores y temas:
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A través de la mirada del sector crítico del periodismo, como sociedad nos in-
formamos, solidarizamos, exigimos o movilizamos por temas estructurales que nos
afectan en niveles micro y macro, a lo largo y ancho del país: defensa del territorio por
parte de comunidades campesino-indígenas frente a megaproyectos, madres busca-
doras en fosas, familias que mantienen la exigencia de presentar en vida a las perso-
nas desaparecidas, reformas constitucionales que definen el rumbo político del país,
luchas contra la impunidad, denuncias y exigencia de justicia frente a feminicidios,
protestas por acceso al agua, la tierra y los recursos naturales, entre otros tantos que
conforman la agenda mediática contemporánea.
En los años en que realizamos la investigación “El miedo sigue ahí” la cobertura
periodística poco a poco también se fue complementando con un tema que ahora,
en 2022 se vuelve tan continuo –ya de sexenios atrás- como constante, al igual que
el incremento de feminicidios y desapariciones forzadas en México: el asesinato de
periodistas y la falta de acceso a la justicia, reparación del daño y garantías de no
repetición. La violencia sociopolítica ha estado presente a lo largo de varios sexenios
en que han trabajado como periodistas; los cambios de nombres y partidos políticos,
en lo local, estatal y federal solo ha representado un continuum de violaciones a sus
garantías.
Las cinco historias aquí presentadas, gracias al testimonio que brindaron perio-
distas mexicanas y mexicanos para esta investigación, dan cuenta de casos donde, en
aras de dar a conocer otras caras de la verdad y en su compromiso con la justicia y
la sociedad, viven un alto riesgo como resultado de desenmascarar las relaciones de
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Conclusiones
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Conclusiones
para dar a conocer su vivencia desde un marco diferente de análisis, el enfoque psi-
cosocial, que permite colocar la vivencia de los impactos de la violencia sociopo-
lítica y sus estrategias de afrontamiento al centro, mientras se comprende que lo
normal es que experimenten miedo, soledad, angustia o incertidumbre frente a
un contexto anormal de entramado de violencias (generalizada, sociopolítica
y patriarcal).
En estas páginas, las y los periodistas reconocieron sus
testimonios y pudieron ver que no son experiencias individua-
lizadas; que el terror, la parálisis y el duelo son compartidos con otras
personas del gremio que han vivido el desplazamiento forzado a causa
del riesgo; pero también comparten las estrategias que les han fortale-
cido, los pequeños y grandes pasos en reparación del daño, la exigencia de
condiciones para el ejercicio del periodismo y la reconstrucción de sus vidas.
En todos los casos, ellas y ellos se han reapropiado de su propia voz,
vuelven a escribir –aunque no siempre con sus propios nombres ni en
sus medios, por miedo a nuevos ataques contra su persona o contra
sus colegas- y reconstruyen sus proyectos políticos y de vida, poco
a poco, a diferentes tiempos y desde lugares muy diversos de su ser:
hombre/mujer, padre/madre, afectación psicológica o neurológica a causa
de las violencias vividas, con movilidad limitada, militante de otras
causas políticas, desplazado interno, retornada o aún en exilio, situación común a
toda América Latina.
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Para las y los 4 periodistas, que sus nombres reales aparecieran en esta investi-
gación fue una solicitud que fueron plasmando después de leerla: todas coincidían en
la importancia de enunciar su nombre como reinvidicación de su propia vivencia, para
que otros colegas se puedan acercar a pedirles ayuda si así lo quieren, para que “si me
matan al menos quede constancia”, o porque “no poner nuestro nombre nos invisibili-
za, eso también sería una censura y no van a censurar también lo que me pasó” como
expresaron un par de periodistas al momento de tener la retroalimentación sobre es-
tas páginas.
En Aluna reconocemos no sólo la confianza que nos brindaron para hacer esta in-
vestigación; agradecemos los aprendizajes que construimos junto con ellas y ellos du-
rante los acompañamientos, durante las sesiones de entrevistas y la retroalimentación
al borrador final. Reafirmamos el papel fundamental de las y los periodistas críticos
en la construcción de una sociedad democrática, con justicia y dignidad. Sin sus voces,
sin sus ojos y oídos, viviríamos en una caverna de sombras frente a la corrupción, la
impunidad, y la crisis estructural que caracteriza al sistema-mundo contemporáneo.
Nuestro compromiso como organización es seguir caminando junto con estos
sujetos políticos para fortalecer sus estrategias de afrontamiento
ante las violencias sociopolítica y pa-
triarcal que busca acallarles, y
así generar relaciones sociales
dignas y humanizantes.
Epílogo:
Periodismo en
tiempos violentos
Víctor de Currea-Lugo
(periodista colombiano independiente)
https://victordecurrealugo.com
Informar, desde
el periodismo,
es un acto
profundamente
humano.
M
ás que leer las páginas que anteceden este texto, las sentí.
Es decir, las leí como si escuchara a un colega diciéndome
en su casa por las cosas que ha pasado por ejercer esta be-
lla profesión. Y luego, me pidieron este epílogo que resulta un poco
innecesario ante la rudeza de la realidad. Lo importante más que
esta reflexión es el sentimiento que acompaña eso que a veces poco
se dice o que se reduce a frías estadísticas de periodistas detenidos, asesinados o
viviendo en el exilio.
Informar, desde el periodismo, es un acto profundamente humano. Implica tratar
de juntar la información disponible, entre más mejor, de procesarla como el que arma
un rompecabezas sabiendo de antemano que faltan piezas, y de volcarla en palabras o
en imágenes que logren tocar a la persona que está al otro lado.
En esos pasos simples hay, a su vez, tantas partes y esfuerzos como queramos. A
veces se nos va el día confirmando una información, la mañana buscando una fuente
o la tarde buscando un verbo que dé cuenta de lo que sucede.
Todo empeora cuando lo anterior lo haces con la conciencia de que, en este ca-
mino, varios colegas han dejado la vida, de que siempre hay alguien con el (supuesto)
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látigo de la verdad para desconocer incluso tu propia experiencia y, lo peor, de que ese
miedo que tienes es razonable.
La verdad os hará libres, es una frase bíblica, pero más que una promesa es una
meta. Hoy, la verdad no solo produce cárcel sino también destierro. Esa verdad hace
que las personas que ejercen el bello oficio del periodismo sean perseguidas, sean si-
lenciadas, sean desplazadas e incluso que sean asesinadas.
Otra frase muy común es la de “don’t shoot the messenger” (no dispare al men-
sajero), porque el mensaje es una cosa y su portador
[...] es un muy mal contar sus alegrías. Cuando el periodista sea la no-
ticia es más probable que alguien haya tratado de
presagio cuando callarlo.
sión de Esquilo de hace ya muchos siglos. Y a la verdad se evade con la mentira o con el
silencio: con la mentira cuando la línea editorial nos impone qué decir para que no se
ponga en riesgo nuestro trabajo. Y con el silencio para que muchas veces no se ponga en
riesgo nuestra existencia. Por eso la censura huele a muerte.
La reciente guerra de Ucrania materializa lo que ya veíamos venir por culpa de
los gobiernos antidemocráticos, el narcotráfico, los fanáticos y los actores armados: el
peligro de extinción del periodismo y su remplazo por la propaganda.
El problema es que no solo se trata de pelear contra los poderes a los que la
palabra les molesta, ni solo contra las líneas editoriales que nos ponen unas condicio-
nes laborales en las que nuestra profesión pasa de ser periodismo a ser propaganda.
También tenemos una sociedad en la que algunos con ínfulas de superioridad moral
tratan de decirnos qué decir y sobre quién decir. Por eso la defensa de la libertad de
expresión tiene mucho de batalla contra todas las formas de autoritarismo, palabra
que no por coincidencia termina en ismo.
Nuestra intención y destino es ser la piedra en el zapato, es mencionar la soga en
la casa del ahorcado. No basta con encontrar la verdad como si fuera un tesoro encon-
trado por un grupo de niños que juegan en la playa, si no estamos además dispuestos
a ponerla en la mesa, no como postre sino como primer plato.
Pero la persona que ejerce el periodismo es, ante todo, un ciudadano, una perso-
na con la posibilidad, lícita por demás, de sentir miedo, con el derecho a desplomarse
ante la realidad, de dar el paso al costado cuando el tren del poder viene avasallador.
Y eso no es traición, es supervivencia.
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Epílogo
Ante tantas presiones, los periodistas, como personas que son, piden que la ley
les dé la protección que se menciona en los códigos y los demás papeles. Pero duele
comprobar que las leyes, como las noticias, a veces corren la misma suerte de ser pala-
bras sin dientes, de ser un paquete de buenas intenciones sin dolientes que las hagan
reales. Las normas de protección del derecho a informar y en defensa de la libertad de
expresión, terminan siendo inútiles.
Más doloroso aún, cuando pasamos de reclamar el derecho a decir y nos de-
volvemos es a reclamar el derecho a existir, el derecho a vivir. Cuando ya el poder no
quiere solo imponernos el silencio sino la distancia. Y entonces el exilio aparece como
una carga insalvable.
Ser exiliado por abrir la boca tiene, además, la pena de la distancia en la que se
diluyen nuestras palabras, en las que nuestra cotidianidad entra en el pasado de los
que antes eran nuestro presente. El exilio tiene muchas formas, el destierro es
la más conocida pero el silencio es otra forma de exilio.
Huir no es cobardía, como tampoco quedarse es necesaria-
mente soberbia. Pero a veces quedarse es andar con un chaleco
antibalas. O peor aún, aprender a caminar a hurtadillas como si
acabáramos de robar un banco de palabras peligrosas, como
cuchillos afilados.
Además, tenemos que luchar con la mentira. Las fake news
(falsas noticias) crecen como una gran enredadera que no da
respiro. El problema es que las sociedades, especialmente las
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