El Miedo Sigue Ahí

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EL MIEDO

SIGUE AHÍ
Periodismo crítico en
desplazamiento y resistencia
EL MIEDO
SIGUE AHÍ
Periodismo crítico en
desplazamiento y resistencia
Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.
Xochicalco, 236.
Col. Narvarte Oriente, Del. Benito Juárez
C.P. 03020 Ciudad de México, México
www.alunapsicosocial.org
www.facebook.com/alunapsicosocial

Esta publicación ha sido auspiciada por Pan para el Mundo en el marco del Servicio Civil para la Paz.

Primera edición: junio, 2022. Ciudad de México, México.


Se autoriza la reproducción total o parcial de esta publicación, siempre y cuando se cite la fuente.
Publicación de distribución gratuita, prohibida su venta.

El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia por Aluna


Acompañamiento Psicosocial, AC., se encuentra sujeta a la licencia
BY NC
Reconocimiento-NoComercial-Compartir Igual 4.0 Internacional de Creative Commons.

Impreso por El Recipiente en la Ciudad de México, México.

Créditos
Autoría: Aluna Acompañamiento Psicosocial, A.C.
Coordinación del proceso de investigación:
Clemencia Correa González, Jessica Gabriela Arellano López
Realización de la investigación y redacción: Jessica Gabriela Arellano López
Revisión: Clemencia Correa González, Stefania Grasso, Sandra Hertkorn, Sofía Silva
Diseño editorial: El Recipiente
Revisión redacción y ortografía: Valentina Gatti
Periodistas que fueron entrevistados: Yanely Fuentes, Patricia Mayorga,
Julio César Caballero, Julio Omar Gómez, Hugo.
Agradecimientos
Al periodismo crítico que da voz a los sectores más vulnerables de
la sociedad, que apuesta por la construcción de verdad desde múl-
tiples y diversos lugares situados; por su compromiso, su sentido
ético-político, su contribución a la transformación social, la exigen-
cia de justicia y el cese de una historia latinoamericana de silencio
e impunidad.
Yanely, Patricia, Julio César, Julio Omar y Hugo dieron nombre a este
libro y sus apartados; cada título y subtítulo es parte —y estampa—
de sus generosos testimonios. Esperamos que sus voces generen
eco en su gremio y en la sociedad.
A ustedes, quienes junto con las personas defensoras de derechos
humanos, construyen otra historia desde las resistencias, donde
caben las utopías y existe un mañana de libertad.
Contenido
INTRODUCCIÓN 9

Miedo: referentes teóricos y


caracterización del contexto 15

METODOLOGÍA 21

NOSTALGIA, DESARRAIGO Y RECONSTRUCCIÓN:


VIVENCIAS DEL DESPLAZAMIENTO FORZADO 33

Comunicar entre el riesgo y la amenaza 37

¿El miedo me salvó? 54

Desplazamiento como situación límite 58

Nombrar, llorar y afrontar el miedo 65

Cuando el miedo se encarna: impactos


a nivel personal e interseccionalidad 72

Autocensura e impacto social y colectivo 77

Reconstruir el proyecto de vida:


(in)seguridad y (des)esperanza 79

CONCLUSIONES 85

EPÍLOGO. PERIODISMO EN TIEMPOS VIOLENTOS 95

BIBLIOGRAFÍA 103
Introducción
Esta investigación
presenta la
experiencia de
periodistas que,
por violencia
sociopolítica, han
vivido desplazamiento
interno o exilio.
La historia de la violencia ha recorrido América Latina
—Elizabeth Lira

E
l contexto mexicano contemporáneo ha representado, para el periodismo crítico,
un embate diario como profesionistas en su ejercicio de libertad de expresión
que implica un riesgo latente contra su propia vida, su integridad física, mental
y psicoemocional y la de sus redes socioafectivas más cercanas, así como una amena-
za al tejido social y comunitario que les rodea. De acuerdo con organizaciones como
ARTICLE191, el contexto de amenaza y riesgo contra periodistas en la última década
se ha mantenido como un problema que atenta contra la libertad de expresión; pese
al cambio de gobiernos federales, podemos hablar de una continuidad de violencia
sociopolítica2 contra este gremio, al menos entre los gobiernos de Felipe Calderón,
Enrique Peña Nieto y Andrés M. López Obrador.

1   ARTICLE19 es una organización independiente y apartidista que promueve y defiende el avance pro-
gresivo de los derechos de libertad de expresión y acceso a la información de todas las personas,
de acuerdo a los más altos estándares internacionales de derechos humanos, contribuyendo así al
fortalecimiento de la democracia. Más información: https://articulo19.org/
2   En Aluna entendemos por violencia sociopolítica aquella estrategia, sutil o abierta, que utiliza
el Estado con el objetivo de controlar a la población para imponer intereses político-militares,
económicos o ideológicos. Esta violencia es ejercida por agentes estatales por acción, omisión o
complicidad con actores no estatales que sirven a grupos de poder a nivel estructural y económico.
Independientemente de qué actores ejercen dicha violencia, desde el enfoque de los derechos hu-
manos es el Estado el actor responsable de dar fin a su sostenimiento y reproducción.

11
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

“En el primer año de gobierno de la administración del presidente Andrés Manuel


López Obrador, la prensa fue víctima de 609 agresiones, en el segundo, de 692” (AR-
TICLE19, 2021: 03)3.
Estas cifras, lejos de mostrar una disminución, revelan el mantenimiento en número
de atentados contra la prensa, situación preocupante si se considera a las y los periodis-
tas críticos, independientes y de investigación, como sujetos políticos4, es decir, sujetos
comprometidos con la transformación social del país (Correa y Barrios, 2018), quienes
cuestionan y develan las estructuras de poder y brindan información crucial para las lu-
chas sociales, además de ser los ojos y oídos de la sociedad.
Por estas razones y al considerarles sujetos políticos en México, es que en Aluna
3   Al cierre de esta investigación, en marzo de 2022, el gremio ha sufrido el asesinato de ocho perio-
distas en el transcurso diez semanas, cifra que representa, de acuerdo con organizaciones perio-
dísticas denunciantes, el mayor embate contra la libertad de expresión y los derechos humanos en
los últimos años, bajo un marco de impunidad en los niveles de gobierno de múltiples estados de
la República. Hasta esta fecha, se han contabilizado un total de 33 asesinatos a periodistas en lo
que va del mandato de Andrés Manuel López Obrador.
4   “La noción de sujeto político de Aluna se nutre de varios planteamientos teóricos latinoamericanos,
muchos inspirados en la teoría marxista y en los procesos de luchas de liberación. Por ejemplo:
los planteamientos de sujeto y proceso de hominización contra proceso de opresión y alienación
enajenante de la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, de la noción de sujeto histórico y de la
relación dialéctica del sujeto y su contexto de Ignacio Martín-Baró, las nociones de actor social,
sujeto político y sujeto popular de Isabel Rauber por mencionar algunos. Para Aluna, los sujetos
políticos son los actores sociales colectivos que se construyen en procesos de socialización en la
praxis de una lucha política para la transformación social. Viven y analizan su situación en la es-
tructura social, así como los mecanismos políticos y económicos de opresión, amplían en la praxis
política su conciencia de clase y de rol y aporte sociohistórico y tienen proyecto y se articulan en
común para la construcción de proyectos de transformación política o de liberación social” (Correa
y Barrios, 2018: 85).

12
Introducción

Acompañamiento Psicosocial5 (en adelante Aluna) decidimos realizar la presente in-


vestigación; desde el nacimiento de nuestra organización hemos acompañado a per-
sonas que ejercen el periodismo crítico en diferentes fases de su experiencia de vida
y afrontamiento de la violencia sociopolítica: en momentos de represión, atravesando
duelos, durante etapas de desplazamiento y exilio, en la reconstrucción de sus proyec-
tos profesionales, políticos y de vida, entre otros.
Derivado del trabajo con periodistas, vimos la necesidad de profundizar en su
labor —como actores que inciden en la vida política con un compromiso hacia mo-
vimientos sociales, víctimas y sujetos políticos en general— y la importancia de vi-
sibilizar los impactos que viven a causa del entramado de violencias (generalizada,
sociopolítica y patriarcal), así como los afrontamientos que emprenden para sobre-
vivir a ellas y mantener su compromiso social y sentido político a través de su vo-
cación. Esta investigación presenta la experiencia de periodistas que, por razones
de violencia sociopolítica, han vivido situación de desplazamiento interno o exilio, o
incluso actualmente se encuentran en esta condición, ya sea de manera temporal
o permanente.
De acuerdo con la Relatora especial sobre los derechos humanos de los despla-
zados internos de Naciones Unidas son: “desplazados internos las personas o grupos
de personas que se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de

5   Aluna Acompañamiento Psicosocial (Aluna) es una asociación civil mexicana fundada en 2013 cuyo
objetivo es brindar herramientas psicosociales a organizaciones de derechos humanos, periodis-
tas y comunidades víctimas de violaciones a los derechos humanos para que puedan afrontar los
efectos de la violencia sociopolítica y tengan condiciones que les permitan desarrollar su labor.

13
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

su lugar de residencia habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos
de un conflicto armado, de situaciones de violencia generalizada, de violaciones a
derechos humanos o de catástrofes naturales o provocadas por el ser humano, y que
no han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida”6. El exilio, si bien
puede obedecer a las mismas causas, tiene como característica la salida del país de
origen; tanto el desplazamiento interno como el exilio pueden ser temporales, perma-
nentes o alternarse entre ellos en medida de las situaciones de riesgo y las decisiones
personales, con posibilidad o no de retorno al lugar de expulsión.
En esta investigación se observan las tres fases del proceso de desplazamiento
forzado (en adelante se utilizará “desplazamiento” para referir tanto al desplazamiento
interno como al exilio, a excepción de los momentos en que se precise la situación de
los actores sociales): el antes, el durante y el después del desplazamiento forzado. A
través de cinco testimonios de periodistas en México que han vivido el desplazamiento,
ubicamos al miedo como un aspecto común que se expresa en estos procesos, razón
por la que decidimos retomar esta categoría de manera transversal a la investigación.
En paralelo, reconocemos su implementación como estrategia política de actores de
poder que pretenden alcanzar, a través de éste, objetivos e intereses particulares, po-
líticos, sociales, económicos, militares, o la conjunción de ellos. El análisis del miedo
como emoción y estrategia política se profundizará a lo largo del texto para compren-
der la complejidad que vive el periodismo crítico en el contexto mexicano.

6 Disponible en: https://www.ohchr.org/es/special-procedures/sr-internally-displaced-persons/about-in-


ternally-displaced-persons

14
Introducción

MIEDO: REFERENTES TEÓRICOS Y


CARACTERIZACIÓN DEL CONTEXTO
El enfoque psicosocial7, mirada desde la cual observamos, comprendemos la realidad y s
actuamos en Aluna, permitirá analizar los impactos y afrontamientos en las tres fases
del ciclo: el primero, que viven antes del desplazamiento, cuando se presenta la situa-
ción de riesgo a causa del entramado de violencias8 (momento de las amenazas y aten-
tados); el segundo, o durante, cuando se desplazan de su espacio vital —o donde tenían
su proyecto profesional y de vida— y, junto con ello, deciden el cese o modificación de
su labor profesional, adaptación al nuevo espacio y proyecto de vida y en algunos casos
emprenden procesos de acompañamiento9; finalmente, el después del desplazamiento
se observa al momento de replantearse la reconstrucción de proyecto profesional y de

7 Para Aluna, el enfoque psicosocial es una manera de ver, interpretar y comprender aquellos daños
personales, colectivos y sociales que se manifiestan en contextos de violencia sociopolítica, con el
fin de establecer estrategias y métodos para tratar dichos daños a través de herramientas y estra-
tegias políticas, psicoemocionales y de seguridad (Aluna, 2018: 4).
8 Generalizada que les impacta como a cualquier persona en la dinámica local; sociopolítica por su
ejercicio periodístico y patriarcal, principalmente contra mujeres, donde la condición interseccio-
nal representa mayor o menor vulnerabilidad para las periodistas.
9 De las cinco personas entrevistadas, una no había recibido acompañamiento de índole alguna, otra
ha tenido espacios de acompañamiento jurídico y atención de la salud mental desde un enfoque
clínico, mientras que las otras tres buscaron acompañamiento psicosocial con Aluna, en su vivencia
de desplazamiento, de allí el contacto inicial y la relación establecida. Las entrevistas, realizadas
bajo el marco de la investigación, se llevaron a cabo posterior al cierre de dicho acompañamiento,
lo que nos permitió reflexionar sobre sus vivencias desde la propia elaboración de los impactos y
bajo el consentimiento de separar el acompañamiento previo respecto a la presente investigación.

15
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

vida, con el retorno a su espacio vital o la reubicación definitiva en otro. En cada fase,
la vivencia de los impactos —entre ellos el miedo— y afrontamientos cobra un matiz
importante en la toma de decisiones a futuro.
Es importante situar el contexto de esta investigación respecto a estudios sobre
el miedo y la violencia sociopolítica en América Latina; desde Aluna reconocemos el
antecedente teórico que representan los trabajos realizados, durante el siglo XX, desde
las teorías de la liberación y que sentaron las bases del pensamiento y la acción psico-
social, tales como el de Ignacio Martín-Baró10 y el de Elizabeth Lira11 ; para nosotras, su
obra es el punto de partida desde el cual interpretamos la realidad desde el enfoque
psicosocial (Lira y Castillo, 1991).

10  Fue psicólogo y sacerdote jesuita español, fundador de la Psicología Social de la Liberación. Dedicó la
mayor parte de su vida a la investigación de la difícil realidad social y política de El Salvador, donde
impartió clases en la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (UCA), en el Departamento
de Psicología y Educación y vicerrector. Luchó por los Derechos Humanos, la igualdad y la justicia
social en El Salvador. Criticó el impacto negativo de la política estadounidense para su país. Fue muy
influyente en un amplio rango de académicos y activistas. Murió asesinado en 1989 por un pelotón
del batallón Atlacatl de la Fuerza Armada junto a otros sacerdotes en el crimen conocido como de los
mártires de la UCA.
11  Psicóloga y terapeuta familiar chilena, tiene un magíster en Ciencias del Desarrollo, ILADES. Se ha
desempeñado como profesional y docente en diversas instituciones y ha sido reconocida a nivel
nacional e internacional por su labor en el tratamiento de víctimas de represión política durante la
dictadura militar chilena. Parte de su amplia investigación se ha centrado en los efectos psicológi-
cos de la amenaza y violencia política, en la relación de la memoria histórica y el reconocimiento
de las víctimas de violación a los derechos humanos, en la comprensión histórica de la violencia
política y de las comisiones de verdad en Chile, y también en la problematización y reflexión sobre
las políticas de reparación en Chile.

16
Introducción

No obstante, el contexto político que enfrenta México en el siglo XXI, carac-


terizado, entre otras cosas, por el recrudecimiento y masificación de la violencia
sociopolítica, nos lleva a plantear la necesidad de releer el miedo —en una reali-
dad atravesada por la continuidad de los efectos de la mal llamada “guerra contra
el narcotráfico”12 y en un contexto económico neoliberal— y que, a su vez, permita
entrecruzar las bases teóricas planteadas, con la comprensión de la coyuntura y los
problemas emergentes. Ante ello, nos propusimos el reto de esbozar algunas líneas
de análisis que conforman un proceso de investigación de largo aliento sobre miedo
y violencia sociopolítica, siendo éste un producto cuyo eje transversal es la vivencia
de periodistas en situación de desplazamiento.
Los estudios latinoamericanos sobre el miedo asociado a la violencia sociopolí-
tica han sido encabezados desde: las experiencias dictatoriales del siglo XX y de tran-
sición a la democracia en Chile, Argentina y Uruguay, o por escenarios de guerra,
insurgencia, contrainsurgencia y paramilitarismo, como es el caso de Colombia
o de algunos países centroamericanos como El Salvador, icónico en produc-
ción teórica de pensadores como Martín-Baró, pero también ejemplar
en expresiones de violencia estatal contra su población.
Las autoras y autores que desde allí narran y teorizan
sobre la violencia sociopolítica, lo realizan desde casos de
exilios, desapariciones forzadas y asesinatos donde el Estado tuvo un
lugar preponderante por acción o colusión con poderes fácticos; en el

12 Se profundiza en la definición de esta categoría más adelante, para comprender el


contexto enunciación.

17
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

caso del cono sur latinoamericano, la identidad política de las víctimas tuvo un acento
marcado en la criminalización de luchadoras, activistas y militantes en los periodos
dictatoriales. En Centroamérica, el contexto prolongado de contrainsurgencia durante
las décadas de los años ochenta y noventa del siglo XX fue un caldo de cultivo para una
sistemática represión, asesinato y perfeccionamiento de estrategias de terror, entre
ellas la guerra sucia y la psicológica (Martín-Baró, 1990) que, en diferentes momentos
de las décadas posteriores, han sido reactivadas a merced de la voluntad política de
gobiernos en turno, como los casos contemporáneos de Honduras o Nicaragua, du-
rante el último régimen de Ortega, y los numerosos ataques contra periodistas en los
últimos años del presente siglo.
En México, los estudios contemporáneos sobre miedo y violencia sociopolítica se
han orientado a estudiar: experiencias locales de lucha y resistencia frente a las es-
trategias de miedo como ejercicio de la gubernamentalidad neoliberal (Calveiro, 2015);
estrategias públicas y privadas de las políticas del miedo, en el marco de la guerra
sucia y la construcción de una narrativa mediática, a través de imágenes y crónicas de
la violencia y el dolor, o el impacto de la violencia patriarcal sobre las mujeres como
un sector altamente vulnerado desde la última década del siglo XX y en el marco de la
"guerra contra el narcotráfico":

“También desde un enfoque de género, Mariana Berlanga reflexiona en torno al uso


de imágenes de violencia en México, planteando que, a partir de los asesinatos se-
riales de mujeres en Ciudad Juárez y otras ciudades del norte del país en los años
noventa, se puede hablar de un espectáculo de la violencia que responde a mecanis-
mos específicos de control social.” (Piper y Garrido, 2015: 6)

18
Introducción

La historia contemporánea del quehacer periodístico en México se enmarca en un


continuum de violencia sociopolítica y patriarcal y de políticas del miedo: de la guerra
sucia, pasando por la guerra de baja intensidad, hasta la “guerra contra el narco”13, las y
los periodistas y comunicadores ejercen en y sobre contextos de violencia. De acuerdo
con las autoras previamente citadas, la violencia sociopolítica se ha complejizado en el
México contemporáneo y su estudio debe contemplar las siguientes características que
se suman a la configuración clásica la categoría:

[…] el entrelazamiento entre las violencias públicas y privadas, que provoca un esce-
nario global de violencias generalizadas y difusas. El segundo es la existencia de es-
cenarios bélicos, que potencian la violencia y el miedo como parte de las estrategias
de dominación. Estas cuestiones han llevado a los y las autoras a pensar en el uso
del miedo como parte de la gubernamentalidad actual y como recurso privilegiado
para establecer legislaciones y prácticas de excepción que amplían la potencia re-
presiva del Estado y de los agentes asociados con él (Piper y Garrido, 2015: 4).
Este contexto genera un perfil particular del ejercicio de la profesión en el país:
las y los periodistas críticos son una suerte de héroes y heroínas que se acompañan

13 También se habla de “guerra contra el pueblo” a modo de crítica al discurso hegemónico del perio-
do calderonista que instauró la idea de presentar los asesinatos, torturas y múltiples violaciones a
los Derechos Humanos de la sociedad civil en su conjunto, bajo el contexto de militarización a nivel
nacional en razón del supuesto combate al narcotráfico. Cabe destacar que lejos de disminuir
la presencia del crimen organizado, se extendieron ciertas redes de criminalidad a nivel
territorial, mientras se multiplicaron sus alianzas con poderes fácticos; estos fenómenos
se acompañaron de la escisión de los grupos del crimen organizado y sicariato, lo
cual aumentó exponencialmente la presencia de grupos armados —del Estado, del
crimen organizado y de grupos paramilitares— a lo largo del territorio nacional.

19
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

de una cámara, un celular o, en ocasiones, sólo de una libreta y una pluma


cuando salen a campo14; muchas veces sin espacios seguros para escribir y sin
cobertura para estar en las calles y carreteras, día a día narran y analizan las violen-
cias que por décadas han configurado el clima político, la correlación de fuerzas
y las disputas entre poderes, con sus “daños colaterales”, como caracterizó el
presidente Calderón a las innumerables víctimas de violaciones a derechos
humanos: personas asesinadas, desaparecidas y lesionadas por el Estado
—por acción, omisión o aquiescencia— en sus políticas de guerra.
En esta investigación intentamos retratar sus vivencias, el sentido de vida que
les representa ser periodistas, los impactos que han tenido que experimentar y las
estrategias de afrontamiento que desarrollan día a día para seguir con vida y defender
la libertad de expresión, así como una exposición sistemática de los ámbitos y niveles
en que construyen y experimentan dichos impactos y afrontamientos.

14 El reciente asesinato de los periodistas Roberto Toledo y Armando Linares, con apenas semanas
de diferencia entre uno y otro en el año 2022, ambos pertenecientes al mismo medio en Zitácuaro,
Michoacán, revela la lógica de vulnerabilidad e impunidad en que viven. Cuando Linares anuncia
el asesinato de Toledo, también denuncia que su labor la realizan tan sólo con una pluma y una
libreta, en una evidente precariedad laboral, sin condiciones de seguridad y con alta exposición
ante el entramado local de violencias.

20
Metodología
Trabajamos desde
la politización del
miedo, al reconocerlo
como herramienta de
control social para
conseguir intereses
de grupos de poder.
E
sta investigación es de índole cualitativa y tiene como punto de partida e hilo
conductor cinco historias de periodistas de nacionalidad mexicana: tres hombres
y dos mujeres de diferentes estados que han sido víctimas de violencia sociopo-
lítica en México en los últimos diez años y que, a causa de ella, se han visto forzadas
a optar por el desplazamiento como medida de seguridad frente al riesgo en la locali-
dad donde ejercían la actividad periodística. De ellas, tres tuvieron que exiliarse en un
periodo de tiempo, respuesta posterior a desplazamientos internos, pues esta última
alternativa no bastaba para resguardar su seguridad de acuerdo con su análisis de
riesgo.
Tres de las personas entrevistadas fueron acompañadas por Aluna anteriormente
y dos fueron sugeridas y contactadas por colegas de su gremio, en función de sus ex-
periencias, cercanía, confianza y disposición para brindarnos su testimonio. El univer-
so de las personas entrevistadas no representa muestra cuantitativa alguna respecto
del gremio de periodistas en situación de desplazamiento forzado en México, sino que
busca brindar información cualitativa a partir de sus narrativas y en el marco de su
lugar situado e interseccionalidad.

23
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Las entrevistas se realizaron en el año 201915 con la idea de publicar este libro
durante el 2020; sin embargo, el contexto de pandemia por coronavirus aplazó y ex-
tendió el trabajo de análisis y escritura un año más de lo previsto. Una vez concluida
la investigación, se compartió con cuatro de las personas entrevistadas16 y, posterior-
mente, conversamos con cada una sobre los resultados, las emociones experimenta-
das durante la lectura y su pertinencia a dos años de compartir los testimonios; este
intercambio de ideas se retoma en las conclusiones, las cuales fueron redactadas a
partir de la retroalimentación dada por las y los periodistas y por el equipo de Aluna.
A petición de 4 entrevistadas, después de leer y comentar este libro, se enunciarán sus
nombres reales, como reivindicación de su vivencia y como forma de afrontamiento,
para ellas mismas y para otros colegas, que puedan encontrar en este libro claves so-
bre los impactos del entramado de violencias en su vida y entorno social.
Para comprender el contexto de desplazamiento y violencia sociopolítica y
patriarcal que experimentan, hemos revisado fuentes secundarias —informes de

15 Jessica Arellano (autora de esta investigación) y Stefania Grasso, ambas colaboradoras del área de
Incidencia de Aluna Acompañamiento Psicosocial, realizaron la selección de sujetos, aplicación y
transcripción de entrevistas en un marco de consentimiento, seguridad y confidencialidad en el
manejo de las identidades e información brindada.
16 Hugo, el quinto entrevistado, mantendrá este pseudónimo para proteger su identidad ya que no
pudimos localizarlo para devolverle esta investigación antes de ser publicada. Por razones de se-
guridad y para garantizar la confidencialidad, hasta después de que las otras personas entrevista-
das –y el equipo de Aluna- leyeron el borrador, fue que se cambiaron los nombres a solicitud de
las periodistas (antes manejados con pseudónimos). Las especificidades sobre lugares de origen,
amenazas e información sensible recogida en las entrevistas se omiten para garantizar un manejo
cuidadoso de los testimonios.

24
Metodología

organizaciones sociales, columnas de opinión, Semana a semana,


reportajes— publicadas entre 2019 y 2021; es
importante señalar que, dada la grave crisis
durante los años de
humanitaria en materia de precarización de la investigación, han
vida, incremento de la violencia común y vio-
lencia sociopolítica, impunidad y ataques a la
aparecido notas
libertad de expresión, resultó imposible reali- en medios críticos,
zar un estado del arte que refleje todo el traba-
jo de periodistas y organizaciones sociales, por
y hasta nota roja,
lo que reconocemos las ausencias de voces, en- sobre asesinatos de
foques y noticias aquí presentadas, nunca con
el afán de censurar u omitir el diálogo.
periodistas en
La selección de artículos y notas periodís- todo el país
ticas ha representado un verdadero reto, en tanto fuentes que abonan a la construc-
ción del estado del arte: semana a semana, durante los años de investigación, han
aparecido notas en medios críticos, y hasta nota roja, sobre asesinatos de periodis-
tas en todo el país —durante coberturas, en trayectos o en lugares públicos—, desa-
pariciones, detenciones ilegales, ataques a oficinas y a personas vinculadas con ellas
y ellos, así como discursos criminalizantes contra el periodismo crítico. Las amena-
zas que viven a diario, así como las peticiones de seguridad desde y para el gremio,
son parte de la agenda mediática y de las organizaciones de periodistas en México y de
quienes les acompañan.

25
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

El punto de partida teórico y de organización de los testimonios y la información


recabada es el enfoque psicosocial, derivado de la Psicología Social de la Libera-
ción (Ignacio Martín-Baró) y de corrientes latinoamericanas de Educación Popular que
abrevan del pensamiento brasileño de Paulo Freire y la Investigación-Acción Partici-
pativa de Orlando Fals-Borda. En los últimos años hemos retomado aportes del femi-
nismo bajo el enfoque teórico-metodológico de la interseccionalidad, que ha nutrido
nuestra comprensión de los impactos de la violencia sociopolítica y patriarcal en los
sujetos políticos, en función de sus identidades y lugares situados, que disminuyen
o aumentan su vulnerabilidad ante los sistemas de opresión: patriarcal, colonial,
racial, etnolingüístico, capacitista, entre otros.
Como Aluna, a lo largo de casi una década de trabajo como organiza-
ción, hemos desarrollado, sistematizado y operado un Modelo de Acompaña-
miento Psicosocial17 que recupera dicho enfoque y lo pone en práctica día a día en
las actividades de acompañamiento, formación e incidencia. Este modelo permite
comprender los impactos de la violencia sociopolítica y trabajar en el reconocimiento
y potenciación de las capacidades de los sujetos para afrontarla en cuatro ámbitos:
psicoemocional, de dinámica interna de las organizaciones o proyectos donde partici-
pa, su proyecto político y en su seguridad.

17 El enfoque psicosocial de Aluna tiene tres pilares fundamentales: la violencia sociopolítica, el mar-
co de exigibilidad de los Derechos Humanos y salud mental; estas miradas comprenden las catego-
rías clave de impactos y afrontamientos, transversales para nuestra lectura de la realidad, siendo a
su vez nuestra propuesta teórica y metodológica de interpretación del problema abordado (Aluna,
2017).

26
Metodología

El abordaje de estos ámbitos, al igual que en nuestros acompañamientos,


se realiza en los niveles personal, familiar, comunitario y social, de forma que en
cada testimonio intentamos tener una mirada integral de los ámbitos de afectación
—antes, durante y después del desplazamiento— en las múltiples escalas de vida de
las y los periodistas. Las categorías de impactos18 y afrontamientos19 son un eje de aná-
lisis para comprender los diferentes momentos por los que atraviesan los periodistas
durante los procesos de riesgo, experimentación de diversos incidentes de seguridad,
desplazamiento forzado, retorno o reubicación.
A lo largo de los capítulos de esta investigación se abordará la manera en que se
presentan y entretejen, en todo momento, impactos y afrontamientos desde lo indivi-
dual hasta lo social, siendo ésta la trama que enfrentan y construyen cotidianamente
las y los periodistas.

18 Con este concepto nos referimos al conjunto de tensiones, pérdidas, cambios y daños que provo-
can en las personas que son objeto de agresiones, amenazas o, por ejemplo, que también están
afectadas por el trabajo que realizan en contextos de violencia política. Los impactos psicosociales
se manifiestan en diversas dimensiones (el personal, el familiar, el organizativo, el comunitario y
el social) y en diferentes expresiones y construcciones del ser humano (las emociones, los pensa-
mientos, los saberes, los haceres, los simbolismos e, incluso, en el cuerpo).
19 Con este concepto nos referimos a las diferentes respuestas tanto emocionales, conductuales y po-
líticas como espirituales, diferentes caminos para poder expresarse, compartir o buscar maneras de
confrontar la violencia. Hay afrontamientos personales que refuerzan lo individual y colectivo, que
se entretejen para tener respuestas más integradoras. La distinción entre impactos y afrontamien-
tos responde más a un ejercicio teórico y analítico, pero en el trabajo con las víctimas es importante
indagar acerca de qué les representa cada una de estas respuestas para ubicar si son vividas de
manera positiva o negativa.

27
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

El enfoque psicosocial se caracteriza por no ser neutro: se posiciona del lado de


los sujetos políticos que luchan por la transformación social. Se sostiene en el pensa-
miento crítico y se materializa en una praxis que consiste en la reflexión y acción sobre
su realidad concreta, desde el reconocimiento de sus propias percepciones y saberes,
de su visión del mundo; desde sus decisiones, sus recursos, sus retos, su capacidad de
crear proyectos y alternativas y construir hacia un futuro de autonomía y de libertad
(Aluna, 2019: 16).
El miedo como categoría fundamental en esta investigación y para nuestro traba-
jo —siendo incluso el origen de la misma— se aborda desde la perspectiva teórica de
diversas autoras20 que, además de leerlo desde su intencionalidad bajo políticas del
terror, politizan su vivencia, lo colectivizan y desprivatizan como vivencia individual,
además de reorientar su análisis al trasfondo de relaciones sociales más amplias.
La investigación sobre el miedo en el contexto de violencia sociopolítica y pa-
triarcal en México, parte de la impronta de Aluna por mantener una constante autorre-
flexión sobre su trabajo, así como de elaborar un análisis crítico de la sistematización
20 Además de la anteriormente citada Elizabeth Lira, para Luis Ibacache, médico psiquiatra chileno, el
miedo se constituye en medio y en fin, es decir, en condición necesaria y resultado de la represión
política. La amenaza vital permanente, la ausencia de parámetros estables personales, grupales,
institucionales y sociales, la disolución creciente de los límites entre seguridad y peligro, entre lo
prohibido y lo permitido y entre lo real y lo posible, así como la dificultad para someter a prueba
de realidad las sensaciones de amenaza o persecución, provocan una experiencia generalizada de
terror e incertidumbre. Ibacache explica que el miedo, como situación creada, planificada y exacer-
bada por el poder, deja de ser una reacción natural de alarma y una vivencia puramente individual
para convertirse en trasfondo de las relaciones sociales, es decir, de la comunicación entre las
personas. Ibacache, L. et al., 1996.

28
Metodología

de nuestros acompañamientos, que coadyuve a la construcción de insumos para el


trabajo psicosocial y su difusión entre sujetos políticos comprometidos con la emanci-
pación frente a escenarios de violencia sociopolítica y patriarcal, tanto a nivel nacional
como en Latinoamérica y otros lugares desde donde esta perspectiva tenga eco para
la transformación social.
La mal llamada "guerra contra el narcotráfico", iniciada en 2006 con el presidente
Felipe Calderón, y las posteriores transiciones de gobierno, serán el telón de fondo
en el que se inscribirán las reflexiones en torno al papel del miedo en la violencia so-
ciopolítica. Como punto de partida, es importante reconocer que:

[…] la problemática del miedo implica retos epistemológicos, por la superposición


de lógicas que conlleva a la diversidad de actores y la implementación de tácticas
para lograr sus intereses. Por lo tanto, en un solo hecho pueden estar involucrados
el Estado, las empresas, grupos criminales; con diversidad de objetivos que pueden
yuxtaponerse o no en el control territorial (narrativo y poblacional). Esta complejidad
dificulta dar una sola explicación de las cosas, pero también responsabilizar al Esta-
do de la continua violación a los Derechos Humanos (Aluna, 2018).
Esta precisión epistemológica es pertinente pues, desde el enfoque psicosocial, el
abordaje del miedo va más allá de su acepción psicológica referente a la emoción que
experimenta un individuo; en Aluna trabajamos desde la politización del miedo, al reco-
nocerlo como herramienta de control social para conseguir intereses de grupos de poder,
mediante estrategias como la amenaza o el despliegue de acciones de terror en contra de
la población objetivo. En este sentido, “[e]l miedo (…) es un mecanismo que produce la
inhibición de quien lucha, es decir, limitar acciones con la ilusión que esto posibilitará no
arriesgarse ante las posibles consecuencias” (Aluna, 2018: 4).

29
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

"El miedo, angustia, ansiedad, temor, terror, pánico, espanto, horror son palabras
que se refieren a vivencias desencadenadas por la percepción de un peligro cierto o
impreciso, actual o probable en el futuro, que proviene del mundo interno del sujeto
o de su mundo circundante. La objetivación del peligro puede llevar al sujeto a con-
figurarlo como un riesgo de amenaza vital… La percepción de la amenaza como inmi-
nente puede transformar el miedo en terror o pánico.” (Lira, 1989). Desde la investiga-

La violencia,
ción comprometida, Aluna parte del análisis
de contexto en diálogo con esta perspectiva

el miedo, los como una vía para dignificar y transformar el


miedo y el dolor hacia la búsqueda de justicia

impactos y sus social.


En Aluna nos posicionamos desde un

afrontamientos enfoque de derechos humanos, por lo que

se viven y
la lectura del miedo siempre está dialécti-
camente relacionada con el contexto políti-

encarnan de co y el marco de exigibilidad hacia el Estado


para su vigilancia y cumplimiento. El recono-

manera distinta cimiento de la dimensión socioafectiva del


daño en los individuos está articulada con la

en los cuerpos y lectura de los procesos organizativos y de la

vidas
estructura del tejido social en que ocurren los
impactos de la violencia sociopolítica.

30
Metodología

Esta mirada permite asumir la investigación como parte del trabajo de acom-
pañamiento psicosocial que realizamos, desde una posición epistemológica reflexiva:
hacerse sujeto activo del contexto para reconocer y validar las emociones y vidas de
las personas acompañadas, quienes, a su vez, son reconocidas también como sujetos
políticos y así irrumpir frente a la lógica cuantitativa del discurso de víctimas de los da-
ños colaterales de la violencia por la guerra en México, donde se invisibiliza y enuncian
los daños, el miedo y el dolor como un registro numérico de la guerra, desconociendo
el impacto psicosocial de la violencia sociopolítica y patriarcal encarnada en las per-
sonas defensoras de derechos humanos, periodistas y en el tejido social.
El enfoque interseccional nos permite comprender y abordar la diversidad de
los sujetos políticos con quienes trabajamos, partiendo del reconocimiento de que la
violencia, el miedo, los impactos y sus afrontamientos se viven y encarnan de manera
distinta en los cuerpos y vidas en función de variables como: la diversidad sexo-gené-
rica, edad, estado civil, raza, etnia, profesión, lugar en la familia —cuidador(a), sostén
económico, padre o madre—, situación socioeconómica, clase, relaciones y tejido so-
cial que les circunda y sostiene, discapacidades físicas, entre otras posibles combina-
ciones desde las que son personas y ejercen el periodismo.
Los testimonios de las personas entrevistadas fungirán como el hilo conductor
que entreteje los resultados de esta investigación; el orden de exposición y el análisis
intentan establecer un diálogo entre las vivencias expuestas en las entrevistas y el
enfoque psicosocial de Aluna.

31
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Las entrevistas fueron abiertas, teniendo un guion básico que nos permitió ex-
plorar y registrar la experiencia de las periodistas en las tres fases del proceso de des-
plazamiento: su vivencia del miedo, impactos y afrontamientos, así como la particular
lectura del contexto —local, estatal y nacional— que cada una realiza desde su trabajo
y que nos permite comprender cómo se percibe y significa el miedo y la violencia al
momento de ser entrevistadas.
De igual manera, cada periodista realiza diferentes lecturas del riesgo en función
de la condición en que se encuentran (amenaza, desplazamiento, retorno, pausa labo-
ral o en activo y reubicación), su proceso de vida y las estrategias individuales y
colectivas que han emprendido para afrontar la violencia, resigni-
ficarla y vivir con (y más allá) de ella. La selección del universo de
actores clave entrevistados, con quienes se construyen los datos
cualitativos, partió de presentar un abanico de voces diver-
sas, cuya actividad periodística les implicó un riesgo
que ha derivado en condiciones diferenciadas de vida
al momento de la entrevista y reflexión.

32
Nostalgia,
desarraigo y
reconstrucción:
vivencias del
desplazamiento
forzado
Los testimonios
presentan un
constante hacer
entre la búsqueda
de justicia social y
las negociaciones
para mantenerse en
vida y en ejercicio
profesional.
A
continuación, presentamos una narrativa que entreteje los testimonios y los di-
vide en apartados, a través de los cuales se exploran las tres fases de su vivencia
de desplazamiento forzado, partiendo del sentido social y político de la labor
periodística y las razones que llevaron a salir de sus lugares como estrategia para salvar
su vida; en este primer momento se abordan las motivaciones y el contexto en que se
ejerce el periodismo en el México contemporáneo, además de explorar el miedo como
respuesta a la violencia experimentada, pero también como movilizador de los sujetos
políticos hacia la construcción de estrategias de supervivencia, resistencia y reestructu-
ración de sus proyectos políticos, laborales y de vida.
El desplazamiento forzado, como situación límite y segunda fase del proceso,
nos permite explorar a detalle múltiples impactos vividos: la incertidumbre, el do-
lor, el desarraigo, la “pérdida de todo”21 desde la interseccionalidad que caracteriza a
cada persona. En paralelo, los testimonios revelaron otras aristas de la problemática:

21 Muchas personas que han vivido el desplazamiento forzado, además de aquellas entrevistadas,
suelen emplear esta frase cuando narran lo que dejan atrás. La pérdida de todo hace referencia
no sólo a abandonar su hogar, lugar de origen y cosas materiales; la pérdida implica, en muchos
casos, cesar el contacto con sus redes próximas, perder la custodia de hijas e hijos, abandonar sus
proyectos de vida y salir sólo con la incertidumbre y, a veces, un pequeño equipaje.

35
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

la precarización de la labor periodística, la difícil búsqueda de apoyo, el papel de las


instituciones gubernamentales, la vulnerabilidad del gremio frente a actores locales
—incluidos los medios de comunicación— y el deterioro local que puede esbozarse a
través de sus relatos.
Un punto a destacar, como resultado (no esperado) de la investigación, resultó
el papel protagónico del crimen organizado en todos los testimonios; ya sea como
agente independiente o en colusión con gobiernos locales o estatales y grupos eco-
nómicos, este actor está presente en todos los casos, en el contexto de violencia
sociopolítica que documentan las y los periodistas y como sus agresores directos.
Este factor habla de la reconfiguración de los poderes fácticos en la escala local en
México, la connivencia de la criminalidad con diversos sectores, actores y gremios, y
el papel relevante que tienen frente a las garantías para la libertad de expresión del
periodismo crítico.
Finalmente, los últimos apartados retratan las formas en que las y los periodistas
han intentado reconstruir sus proyectos de vida, donde se pone en cuestión la conti-
nuidad de su profesión, la censura y autocensura como alternativa
última para seguir con vida, la incertidumbre cíclica y cons-
tante sobre el lugar de residencia, pero también
los aprendizajes y resignificaciones que han
elaborado en su experiencia de vida.

36
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

COMUNICAR ENTRE EL RIESGO Y LA AMENAZA


Patricia, periodista de investigación desde hace más de una década, se ha definido en
diferentes momentos de su vida como una kamikaze al describir su labor como perio-
dista; quizá no exista mejor metáfora para describir el ejercicio crítico de investigación
y comunicación en países en guerra, o con altos niveles de violencia sociopolítica: los
kamikazes, aquellos aviones japoneses empleados durante la Segunda Guerra Mundial,
cargados de arsenales de explosivos que tenían como objetivo estrellarse —con pilo-
tos que voluntariamente los maniobraban desde dentro— para combatir al enemigo.
El ejercicio del periodismo crítico en México, desde hace décadas, ha estado mar-
cado por esta lógica: denunciar, visibilizar y atacar las fuentes de la desigualdad en
este país —generada por el estado y los poderes fácticos en lo local, estatal o nacional
e internacional—. Esta práctica, en la mayoría de los casos, es un símil de pilotar un
avión a punto de estrellarse con tal de intentar ejercer su propia profesión. Si bien, las
y los comunicadores no forman parte de las dinámicas de poder, terminan en medio
—incluso como víctimas directas— de la violencia.
Cabe destacar que, desde hace años, México es señalado como “uno de los paí-
ses más peligrosos donde ejercer la labor periodística” (Reporteros Sin Fronteras,
2022), registrando niveles de ataques similares a países abiertamente en guerra, como
Siria. Los asesinatos representan el ápice más trágico de una vasta gama de ataques
que sufren; en el año 2020 y 2021, en México se han registrado diferentes tipos de
agresiones contra la prensa: a la intimidación y hostigamiento corresponde el 31%

37
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

(entre las cuales están las campañas de desprestigio y actos de intimidación física,
verbal o digital); las amenazas representan cerca del 15% de las agresiones, siendo
amenazas contra la integridad de las personas, contra su vida, de presentar acciones
legales en su contra y de violencia sexual en el caso de las mujeres (ARTICLE19, 2021).
Cabe resaltar que ser mujer, además de periodista, representa una doble vulnerabili-
dad en un país donde a la violencia sociopolítica se suma la violencia patriarcal que
se expresa en agresiones por razón de género22.
Los otros cuatro periodistas entrevistados comparten, de alguna manera, este
sentido heroico y el importante papel social que asume su profesión: para Julio César,
comunicar es una forma de ayudar a la población de su municipio y estado, una ma-
nera de fortalecer el tejido social al articular apoyos de y para la gente; Hugo, quien
comenzó a cubrir “la violencia” en 2008 en el norte del país, sentía en todo momento
un fuerte compromiso con sus colegas y la responsabilidad de informar pese al des-
gaste y el riesgo que le impide regresar a su estado; por su parte, Yanely no concibe
otra profesión para ella, aunque también busca emprender proyectos para la defensa
de los derechos de las mujeres, mientras que Julio Omar vive —al momento de la en-
trevista, en 2019— su desplazamiento con miedo, estrés postraumático y en constantes
periodos de aislamiento, pese a que, al inicio de su ejercicio periodístico en el noroes-
te mexicano, creía que “la neta, el que trabaja bien y el que no se mete en broncas, no
le va a pasar nada”.

22 Geografía de la Violencia contra Periodistas, CIMAC A.C. Disponible en: https://cartografia-cimac.uwazi.io/

38
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

En estos casos, y pese a las diferencias de edad, género y situaciones familiares


y de vida, hay algunos puntos en común: el periodismo ejercido por largo plazo y, a su
vez, como fuente de ingresos familiar; el compromiso ético social adquirido o expresa-
do a través de esta profesión, con el objetivo de visibilizar y denunciar las situaciones
de violencia local, estatal y nacional; la vulnerabilidad en su ejercicio profesional, la
cual les colocó en situaciones de riesgo y, paulatinamente, en la necesidad de salir
de sus estados —e incluso del país— para salvaguardar su integridad y, finalmente, el
miedo vivido como punto de inflexión en sus vidas.

Cuando pasó que tuve que dejar el estado o el país, todavía no reco-
nocía el miedo, tardé yo creo como ocho meses en reconocerlo, des-
pués de todo un proceso. Y sí, por supuesto que sí es miedo y ahora sí
ya lo reconozco pero pues como de manera serena… también porque
el gremio periodístico es muy mezquino, yo digo que somos medio
caníbales: de pronto decir “tengo miedo”, “me gustó mi trabajo” o
“gané un premio” genera impactos negativos en el gremio. No tienes
derecho a sentir ni a llorar, ni a nada; ha habido jefes o editores que
eso les han dicho a otros reporteros o reporteras: “pues si lloras no
tienes vena para esto”… Entonces pues, el miedo en un periodista es
difícil de reconocer, por eso no ves riesgos (…). (Patricia)
Elizabeth Lira(1991) plantea en su obra que, en contextos de violencia sociopolí-
tica, la construcción del miedo y la amenaza va dirigida subjetivamente a “todos”, aun-
que efectivamente sólo sea real para algunos. Para Lira, el contexto es lo que significa

39
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

a la violencia sociopolítica, mientras que el miedo es la realidad subjetiva


que experimentan el sujeto y la sociedad a partir de esta realidad23; están
interconectadas y son dependientes mutuamente.
Retomando a la autora para comprender la vivencia del periodismo
crítico mexicano, observamos cómo este gremio visibiliza la más cruenta
realidad de nuestro país, pero también la sufre —como trauma que se acumula
al observarla a diario y por periodos prolongados— y termina por experimentarla
en carne propia al convertirse en sujeto político del contexto que documenta.

Yo tenía pesadillas horribles con los muertos que veía en las


planchas y le agarré fobia al olor; por ejemplo, cuando vas en
el transporte público y vas agarrado al tubo, entonces el sudor de
la mano te da un olor agrio, así huele la sangre cuando está seca y
entonces, yo al oler eso, me quedaba sin comer todo el día, porque
tantito me llegaba el olor y ya no podía comer. Y entonces le dije a
mi editor “sabes qué, ya no quiero, no me pagas para esto, me está
haciendo daño la exposición, así no puedo estar”; y ya nacieron mis
hijos y dije “no, me tengo que salir de ese ambiente de ver pedazos
acá, o de ver de quién era este brazo, ya ya ya, me voy”. (Julio César)

23 Elizabeth Lira (1991: 16) expresa, a partir de su estudio sobre la relación entre la amenaza política y
el miedo en el contexto de la dictadura chilena, que “… el miedo propio es una realidad subjetiva”.
Así, el miedo se convierte en la forma cotidiana, inherente y natural de vida de las personas.

40
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Mariana Berlanga (2015) plantea que, de la mano con la normalización de la vio-


lencia en México y la costumbre de vivir cotidianamente en el horror, se ha prolifera-
do el espectáculo de la violencia. La autora habla de la construcción de un discurso
mediático a través de imágenes que, lejos de sensibilizar y lograr el cometido de evi-
denciar el rol del Estado en tanto agresor o cómplice de ella, terminan por construir
una narrativa donde se normalizan los actos violentos, se naturaliza el horror —en
particular de los feminicidios— y se produce un espectáculo que dota de contenido al
discurso de “daños colaterales”.
Los medios de comunicación reproducen las imágenes de la violencia: la acercan
a la gente y la reiteran como si se tratara de una realidad incuestionable. Podemos de-
cir que a partir de la repetición del acto, pero también de la reproducción de las imá-
genes que muestran sus efectos con lujo de detalle, se ha “naturalizado” la violencia.
Nos hemos vuelto indiferentes frente a la repetición de un fenómeno que tendría que
conmovernos, porque en este contexto, la insensibilidad es una forma de superviven-
cia (Berlanga, 2015: 110).
En este espectáculo de la violencia, las y los periodistas quedan en medio de
múltiples intereses: el de la sociedad por informarse, el de los actores fácticos sobre
los territorios y su despliegue de terror en la población y el de los medios por —en
muchos casos— vender sus notas. Así, el contexto laboral del gremio incorpora la vio-
lencia, el dolor y el miedo vividos socialmente como parte de su vida cotidiana:

41
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

“(…) y vas entrándole pero sin poner atención en lo que sientes, por-
que es tu obligación, como una necesidad moral, y te vas involucrando
más, pero siempre [lo prioritario] es la historia del otro…” (Patricia).
Cuando indagamos sobre las razones por las cuales el gremio periodístico críti-
co e independiente es agredido, constatamos que trastocan aquellas estructuras de
poder que monitorean en su labor periodística y a las que dan seguimiento mediante
sus reportajes: para muchas de ellas y ellos, además de ser una fuente de empleo, es-
cribir es la única forma de visibilizar lo que ocurre a nivel local; y lo que ocurre es una
sistematicidad de violaciones a derechos humanos, amplia cobertura de los medios
sobre nota roja, presencia de grupos criminales, muertes, feminicidios, desapariciones,
búsqueda en fosas, embates de megaproyectos contra la sociedad civil, pugnas políti-
cas entre grupos gubernamentales y de poder fáctico, así como contextos de hambre,
precariedad, falta de servicios básicos y demandas sociales. Hugo narra su proceso de
incursión en el periodismo y el contexto en que labora:

Entonces me quedé de reportero, pero yo pensé que iba a durar


nada más uno o dos años, pero me fue atrapando (…) la cobertura de
la violencia; en 2008 que entré había una violencia pues muy terri-
ble. Que aunque hemos tenido periodos en estos últimos once años
donde de alguna manera baja la violencia, pero la verdad es que
siempre está; [esa] ciudad [es la] más violenta de todo [el estado].
Entonces fue un ritmo de trabajo muy, pues muy acelerado. Y muy,
pues bastante fuerte cubrir todo lo que está sucediendo en cuanto a

42
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

violencia, a homicidios, desapariciones forzadas, este… y bueno, me


ligué a la cobertura del asunto delictivo en general y pues así pasé
los años (…)
Ante esta constante denuncia y visibilización de situaciones cotidianas de injus-
ticia y desigualdad social, algunos periodistas van generando una reputación, que al
tiempo que respalda su credibilidad y ética profesional, también les genera un perfil
de enemigo de los poderes que dependen del silencio y de la impunidad para el man-
tenimiento del estatus quo.

Entonces, en ese ambiente en que se mueve la gente, de pronto, sa-


ben de algún medio o de algún periodista que les va a publicar, que
hay apertura y depositan confianza, esperanza en ti, entonces todo
eso, y como la vida tuya no es como… mi vida estaba resuelta, no ten-
go los millones ni todos los lujos, pero mi vida estaba resuelta, tengo
una familia tranquila, estábamos bien, ¿no?, no había necesidad de
meterte, entonces vas viendo todo eso y no puedes quedarte ajena y
vas entrándole pero sin poner atención en lo que sientes… (Patricia)
De esta manera, muchas de las y los periodistas entrevistados nos comentaban
que no entendían por qué son atacadas y atacados, siendo que se consideran inocen-
tes, mientras que los verdaderos criminales están libres y son ellos quienes les atacan
e impiden mantener su vida de forma segura. En el norte del país, como en todas las
regiones documentadas, la presencia de grupos del crimen organizado es un factor de

43
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

riesgo latente; además de cubrir la violencia, los periodistas frecuentemente tienen


que realizar negociaciones —o treguas— con estos actores, quienes buscan incidir en la
agenda mediática y el control de lo publicado. Hugo narra las tensiones constantes con
los grupos de poder y la defensa de su trabajo, teniendo incluso que negociar su co-
bertura en un contexto de grupos locales de crimen organizado contrapuestos entre sí:

Y hasta ahí llegué, “a cambio de yo hacer esto necesito que respeten


mi vida”, ¿no?, “pues sí está bien pero ya no vuelvas a publicar chin-
gaderas” y al otro grupo también le dije lo mismo, “o sea, yo ya les
ayudé… y yo no soy delincuente, yo no soy malandrín, no traten de
ponerse al tú por tú, pues, porque yo no soy sicario, yo soy periodista”.
En espacios de acompañamiento a periodistas de México y Centroamérica, facili-
tados por Aluna, en múltiples ocasiones ha surgido esta expresión: “no soy delincuente,
no somos criminales”; sin embargo, la vivencia de periodistas es similar en todos lu-
gares: la presencia de amenazas ante la documentación de situaciones de injusticia, la
presión de grupos de poder para acallar su voz o tratar de
La labor imponer su agenda, el hostigamiento y la criminalización a

periodística es partir del ejercicio de la libertad de expresión. La labor pe-


riodística es una actividad de alto riesgo en este país.
una actividad Como lo expresa Sara Mendiola (directora del Centro

de alto riesgo de Investigación y Capacitación Propuesta Cívica, 2018), cri-


minalizar a un periodista es criminalizar el interés de toda
en este país. una sociedad; ejercer este tipo de violencia contra periodis-

44
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

tas por su labor de investigación e información, mantiene efectos transgresores de de-


rechos y representa un retroceso en la construcción democrática. En muchas ocasiones
puede transitarse de una criminalización o acoso judicial a una amenaza, hasta llegar
incluso a violaciones graves de derechos humanos, como el asesinato o desaparición
forzada de quienes ejercen la actividad periodística.
El análisis de contexto que realizan las y los periodistas entrevistados muestra
la complejidad multiescalar del abordaje de la violencia sociopolítica en México, así
como la diversidad de actores y sus alianzas, en función de la delimitación política y
territorial que se observe. A nivel federal, la estructura gubernamental y de poderes
fácticos —crimen organizado, medios de comunicación y los intereses macroeconómi-
cos privados— enmarca las relaciones de poder y la correlación de fuerzas que delimi-
ta el ejercicio de la libertad de expresión, así como las acciones de defensa y protec-
ción de periodistas y personas defensoras de derechos humanos. La clara desventaja
y vulnerabilidad en que quedan expuestas ante el entramado de violencias, en todos
los casos les llevó a valorar el desplazamiento forzado como medida para afrontar su
valoración de riesgo.

Hay un choque ahí bien cabrón, ahí para empezar… te tienes que an-
dar cuidando de todos, no sabes en qué momento te va a llegar a
asaltar, o a querer hacerte daño, y realmente yo ya no quiero vivir
así, con miedo, por lo que tomé la decisión de chingue a su madre,
si pude salirme de mi estado, ¿por qué no me voy a salir de México?
(Julio Omar)

45
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

La violencia sociopolítica en México se enmarca en procesos económicos y polí-


ticos estructurales como la privatización —de servicios y territorios— y la generación
de acuerdos binacionales de seguridad, con Estados Unidos, con la consecuente mili-
tarización de la seguridad pública y paramilitarización como parte de la denominada
"guerra contra el narcotráfico". Dichas acciones “(…) son parte de las maniobras de
ocupación de territorios y ataque a la población que utilizan el horror como mecanis-
mo de control social, por medio de: detenciones arbitrarias, desaparición de personas,
torturas y ejecuciones extrajudiciales” (Aluna, 2017: 2).
Las víctimas de violencia sociopolítica nacional, de acuerdo con organizaciones
de derechos humanos y organismos internacionales, al año 2020 ascendían hasta a
más de 90,000 personas desaparecidas (Weiss 2021), más de 300,000 asesinadas desde
2006 y 346,000 desplazadas (Rea, 2020). Para personas defensoras de ddhh y perio-
distas, este contexto se complejiza con el hostigamiento y ataques dirigido específi-
camente en contra de ellas —privación de la libertad, detenciones arbitrarias, ejecu-
ciones extrajudiciales y desaparición forzada— y la impunidad que subyace a estos
acontecimientos (Aluna, 2017).

Les voy a contar, cuando [mi municipio] se fue al pozo, se acabó todo,
se acabó, haz de cuenta que estás viendo una serie y se acabó todo
(…) esto es después de que llegan los sicarios. Dije “yo ya no hago
nada más, estoy harto, quiero ser bueno y no me dejan, maldita sea”
y me encerré en la casa, saqué mi video juego, “tengo mis ahorritos,
ahí déjalos que se maten”, pensaba yo, mientras tanto afuera estaba

46
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

una masacre como nunca. Asesinaron a mis amigos y yo estaba en-


cerrado, no podía ir ni al velorio, con eso se los digo todo, porque no
me podían ver. Y en algún momento pensé ¿voy a vivir encerrado, es-
toy bien aquí, como rata? Y no, pues no, no voy a estar a gusto. (Julio
César)
Cifras posteriores indican un incremento en la intensidad de la represión política
hacia el sexenio de Enrique Peña Nieto, así como su invisibilización por parte del Esta-
do; en los primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, lamentable-
mente, la tendencia en estos números no ha bajado y el gremio crítico e independiente
dentro del periodismo se mantiene entre las víctimas de ataques a nivel nacional.
La impunidad imperante y la violencia política generan un binomio que rompe
con la referencialidad del Estado de derecho en México, ante el cual víctimas y organi-
zaciones se encuentran subsumidas en procesos de frustración, impotencia y desespe-
ranza, acompañados del aumento exponencial de situaciones de riesgo a su integridad
personal frente al Estado y a actores particulares que operan en complicidad con au-
toridades en los distintos niveles de gobierno (Aluna, 2017).
La dinámica de violencia y el miedo no sólo implica un control objetivo del te-
rritorio y la población, sino también simbólico, lo cual implica la construcción de na-
rrativas fijas que parecen incuestionables. Los medios de comunicación son otro
plano dentro de la complejidad nombrada porque, a la par de la militarización,
continuamente exhiben el desarrollo de la violencia sociopolítica por me-
dio de imágenes con alto nivel de crueldad, tales como: asesinatos,

47
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

tortura, mutilaciones. A esto le podemos denominar “control narrativo” y lo vemos


en dos direcciones: a quienes consumen la información y a quienes la producen. La
violencia explícita expuesta en medios de comunicación implica normalizar relaciones
injustas, criminalizar a ciertos sectores de la sociedad, infringir terror y legitimar el uso
de la fuerza. (Aluna, 2018: 5)
En lo nacional, las instancias de atención a víctimas y las reformas legislativas
son indicadores de cierta apertura gubernamental respecto al tema; mientras que, a
nivel local, el escenario se vuelve mucho más complejo y adverso para quienes ejer-
cen el periodismo: la multiplicidad de actores públicos y privados, y de sus intereses y
pugnas internas, configuran el campo de batalla en donde la labor de evidenciar estas
disputas y señalar a los actores políticos resulta, prácticamente, en una sentencia de
muerte para el periodismo crítico. Como señala Rivero (2019) en su columna del medio
independiente Desinformémonos:

En los últimos años el trabajo de los defensores de derechos humanos y los pe-
riodistas ha sido la última línea de batalla contra las acciones depredadoras del
poder criminal, del poder económico y del poder político; estos entes, cuando ac-
túan lo hacen coordinadamente formando una tríada mafiosa que de acuerdo a las
circunstancias opera como poder fáctico o como autoridad legalmente constituida.
En este último caso, sus acciones criminales están respaldadas en la legitimidad
que la ley le concede.
A esta compleja realidad se suma el riesgo inherente que enfrenta la ciudadanía
por el simple hecho de vivir en un país “en guerra contra el narco, donde (…) sencilla-
mente ir por la calle ya es un riesgo”, afirma Hugo. Así, podemos afirmar que:

48
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

La violencia obedece a una estrategia de control social para mantener el poder e


imponer intereses económicos, políticos y militares, que se basa en infundir terror a
través de amenazas, criminalización, hostigamiento, detenciones arbitrarias, desa-
pariciones forzadas, tortura, ejecuciones, feminicidios, despojo territorial y despla-
zamiento forzado, así como a través de reformas estructurales al servicio de intere-
ses neoliberales (Aluna, 2019: 39).
En este marco, los testimonios registrados presentan la labor periodística como
un constante hacer entre la búsqueda de justicia social y las continuas negociaciones
para mantenerse en vida —y en ejercicio profesional—. Estas negociaciones se presen-
tan en diferentes niveles, en primer lugar, consigo mismas y el autoconvencimiento
de poder seguir adelante con el trabajo pese al contexto adverso y a la soledad y el
aislamiento que demanda el oficio de escribir, característica señalada por todas las
personas entrevistadas.

Ya no aguanté la presión, hablé con alguien y le dije que me sentía


muy mal (…) “y yo estoy aquí sola y con todo esto y ya veo que real-
mente sí me quieren hacer daño, me están poniendo trampas”, y me
respondió algo que [en ese momento] me hizo sentir muy mal, algo
así como “pues es que es el riesgo de trabajar en esto, es que sabe-
mos que puede pasar”, y ahí fue donde dije pues es que estoy sola
y depende de mí, tengo que buscar la manera de salvarme. (Yanely)
Un segundo nivel de constante negociación se da entre el periodista y el medio
donde labora: ya sea de manera independiente al tratar de vender sus notas —sin
respaldo de institución o empresa alguna y por tanto sin cobertura médica, salarial

49
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

y de condiciones básicas para ejercer—; como parte de un medio independiente, por


lo general también sobreexpuesto y con limitaciones económicas y políticas para ga-
rantizar su integridad antes, durante y después de la cobertura; o bajo un corporativo
que marca una agenda mediática sin considerar las situaciones de riesgo, el desgaste
acumulado, la sobreexposición a la violencia, ni la interseccionalidad —y múltiples vul-
nerabilidades— que enfrenta cada persona. Cubrir la nota se convierte en una especie
de batalla individual donde lo único que en ocasiones les sostiene es su alta exigencia
y compromiso.

Muchas veces, no estoy generalizando, son muy pocos los medios


que sí dan esa opción de descansar, de escuchar, pero la mayoría no.
Y la otra es que, cuando se habla del miedo [éste se niega]: “no, no,
para nada, pues ya sé, o sea, no, si yo conozco a la gente de allá y me
cuidan, me protegen, y yo puedo moverme…”, o se disfraza de enojo
contra la autoridad, “no, estos desgraciados no van a mover… hay que
decirlo porque no todos lo dicen”, y ahí va disfrazado el miedo, entre
la ansiedad, entre el coraje, entre la resistencia a irte. (Patricia)
Un tercer nivel de transacciones es aquel que se da para obtener la información;
si bien se ha mencionado que el periodismo es principal y tradicionalmente una pro-
fesión solitaria24, paradójicamente requiere de la construcción de un tejido social y de

24 En años recientes han emergido y se fortalecen redes de periodistas independientes, tanto a nivel
local y estatal como nacional (e incluso regional en Centroamérica), con el objetivo de realizar
colaboraciones de forma articulada, con mayor cobertura y condiciones de seguridad, además de

50
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

relaciones sólidas y de confianza con las fuentes de información. En todos los casos,
los testimonios revelan un alto grado de compromiso con sus fuentes, cuando se trata
de gente de sus localidades que solidariamente aportan datos, lo que deriva, muchas
veces, en un sentido de heroísmo en reciprocidad dentro de este tejido construido, y
culpa, en caso de no poder cumplir con las expectativas sociales o autoimpuestas.
Sin embargo, un cuarto tipo de negociación al momento de obtener y revelar
información se sitúa en contextos donde interviene el crimen organizado o actores po-
líticos en la agenda periodística. En las cuatro regiones de donde fueron entrevistados
los periodistas para esta investigación —norte, noroeste, occidente y suroeste— hubo
coincidencia de un contexto de presencia activa de grupos del crimen organizado que,
mediante intimidación, amenaza, detención o ataques en lo individual o familiar, bus-
caban incidir en el tipo de información que podían o debían sacar a la luz.
Yanely narra una de las primeras situaciones de violencia en su contra que expe-
rimentó al tocar intereses privados en su cobertura en el suroeste del país:

Para eso, después de que me retuvieron ahí en su comandancia, en


su cuartel que tenían, al siguiente día sale la nota, porque logré esca-
par de ahí, me logré salir después de un rato de diálogo, de calmar-
nos y todo, salí de ahí, pues ya amenazada y ya con instrucciones de
cómo debía trabajar mis notas y de que la información debía pasar
primero por ellos. Salí de ahí y pues yo soy una persona que si me

acompañarse en los impactos del entramado de violencias y en la exigencia de justicia, verdad y


reparación del daño.

51
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

dicen “no lo hagas”, lo hago… y pues lo hice, hice la nota sobre lo que
había pasado ahí, lo hice público y al siguiente día detienen a un ven-
dedor, a un vendedor del periódico y le gritan “hijos de la chingada,
le dije a esa pinche vieja que no sacara esto, y es que ustedes están
esperando que llegue el narco para que se los chingue”.
Yanely, como muchas otras periodistas críticas y de medios independientes en
México, realizó una denuncia ante la fiscalía estatal sin obtener respuesta favorable
para ella, al mencionarle que no era procedente y no podían garantizar acción guber-
namental alguna para su protección o para el acceso a la justicia. La periodista narra,
de manera similar a otros testimonios, la existencia de vínculos políticos entre el go-
bierno municipal y estatal con grupos del crimen organizado a nivel local; ante ello,
y al igual que en muchos casos, el único recurso institucional es llevar la denuncia a
instancias federales, donde la burocracia es alta y los tiempos de espera largos. Al
momento de la entrevista, Yanely llevaba dos años y medio en espera de juicio por
amenazas, pese a la presentación de pruebas para incriminar al responsable de las
amenazas en su contra.
De acuerdo con ARTICLE19 (2021: 03), estos actos de agresión “busca[n] generar
una reacción de inhibición o autocensura en las personas periodistas”. Desde el enfo-
que psicosocial de Aluna denominamos a esto la intencionalidad del daño, es decir, la
construcción de una estrategia de terror que lleva al límite a los sujetos políticos con
el objetivo de anular su proyecto —o su vida—, de romper lazos y tejido social y, de
esta manera, imponer los intereses del grupo económico, social o político dominante.

52
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Entonces, te vas como anulando un poco o como haciendo a un lado


con todo y emociones y… bueno, que quedes como en medio de
balaceras, que entrevistes víctimas, que te cuenten horrores ¿no?
Y que de pronto seas tú como la última esperanza de una perso-
na de que su caso sea escuchado, se conozca, porque (…) les desa-
parecían, les quitaban tierras y todo, y cuando
iban a demandar, pues quienes recibían las
denuncias eran los propios perpetradores,
por ejemplo. (Patricia)
El miedo tiene muchas dimensiones, escribe Co-
rrea (2020: 36), quien añade: “la mayoría de las ve-
ces los periodistas están muy solos, si bien algunos
trabajan para un medio, por lo regular éstos no los
protegen, además de que laboran en un sistema
muy competitivo, lo que hace que vivan en sole-
dad los impactos emocionales”.

53
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

¿EL MIEDO ME SALVÓ?


Desde la mirada psicosocial de Aluna, podemos afirmar que el miedo tiene
un doble papel: es una estrategia de control social, bajo la lógica de política de
terror estatal y, a su vez, es un efecto psicoemocional en el individuo y la colecti-
vidad y como tal, tiene un papel transformador en la vida de las personas. Para
algunas y algunos periodistas, el miedo es ese gatillo que impulsa a cambiar,
a salvar sus vidas y las de sus familias mediante estrategias de afronta-
mientos, que van desde bajar su perfil como comunicadores, hasta
desplazarse como último recurso para salvaguardar su integridad.
Julio Omar, quien ha vivido múltiples y graves atentados a
su persona y patrimonio familiar, además de recurrentes ame-
nazas, narra que fue precisamente el miedo el detonante que le
llevó a salir de su lugar de origen, dejando atrás a su familia, casa y trabajo:

Bueno, el miedo [que tuve], en primera, de dejar, de tomar la decisión


de venirme; obviamente, el miedo a morirte, pero no es tanto a mo-
rirte, es a que le hagan daño a tu familia, o que por ti muera alguien
que está al lado tuyo, ése es el miedo; porque uno cuando está en
una situación así pues como que ya no le da miedo y más (…) cuando
se te adelanta un familiar, alguien que quieres tanto, como el caso de
mi papá, pues le pierdes en cierta manera el miedo, pero tampoco
aguantaría el que algo le hicieran a mis hijos, ése es un miedo enorme.

54
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Ser padre o madre, como en todos los casos documentados, fue un factor funda-
mental para tomar esta medida; si bien es importante no homogeneizar la experiencia
del miedo, sus impactos y afrontamientos, cabe destacar que la mirada interseccional
permite comprender a profundidad las razones subjetivas y particulares de los actores
para reaccionar ante el contexto de violencias.
Como se mencionó en el apartado metodológico, tres de las personas entre-
vistadas fueron previamente acompañadas por Aluna en su proceso de trabajo de
los impactos psicosociales y construcción de afrontamientos. En el análisis de las
entrevistas se pudo observar una diferencia significativa en la elaboración de la
vivencia del miedo entre aquellas personas que han recibido acompañamiento
psicosocial y quienes no; según sus testimonios, el proceso de acompañamien-
to ha permitido resignificar lo ocurrido, ser capaces de enunciar las vivencias y
comprender la lógica del terror a la que responden los hechos en el marco de la
violencia sociopolítica.
Patricia, quien tuvo acompañamiento psicosocial por parte de Aluna, narra
esta resignificación del miedo al enunciarlo ya no como un elemento paralizador,
sino como una herramienta para comprender el contexto, las afectaciones en su vida
o como alerta para tomar acciones de prevención o reacción ante amenazas externas:

… y como hacerte amiga del miedo, digo, no que te mantengas con


miedo, hacerte amiga en el sentido de que lo uses como una herra-
mienta, como un arma, que lo tengas ubicado (…) Cuando lo nombras,
baja la ansiedad, dejas de ver monstruos sin cabeza, por ejemplo, que

55
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

te dicen “ay es que el crimen, México pobre, nunca se va a levantar, el


crimen organizado”, pues no, cuando empiezas a entender que es justo
lo que quieren, paralizar gremios, paralizar gente, paralizar comunida-
des para seguir haciendo en medio de la impunidad. Obviamente hay
cabezas muy claritas que no son los grupos delictivos, o que sí son a
través de los gobiernos, entonces ya cuando lo nombras y ya que en-
cuentras en quién poner el foco y exigir, baja, cobra forma el miedo…
entonces ya es como una herramienta para que tú sepas cómo colocar
tu estrategia, tu trabajo, y ya.
Como mencionan Berlanga (2015) y Calveiro (2015), y retomando los cimientos del
enfoque psicosocial, el miedo funge en este contexto de “guerra contra el narco” en Mé-
xico como instrumento de control poblacional, en el marco de una gubernamentalidad
neoliberal que enlaza economía, población y seguridad con tecnologías y procedimien-
tos destinados a dirigir la conducta de las persona. Dicha estrategia se enmarca en una
“racionalidad económico-empresarial-corporativa” que tiene: “… consistencia de las
políticas de miedo por parte de redes público-privadas, que conectan circuitos legales
e ilegales, así como las estrategias utilizadas para sobrepasar el miedo, desplegar resis-
tencias y, sobre todo, construir poder y política desde los márgenes” (Calveiro, 2015: 35).
De allí el poder, la impunidad y la evidente colusión entre grupos del crimen
organizado, poderes fácticos y gobiernos, que opera a través de redes de poder,
dentro y en los márgenes del Estado. Como hemos enunciado en otras investigacio-
nes, el contexto mexicano contemporáneo se caracteriza por la violencia estructural,

56
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

sociopolítica y patriarcal; la especificidad de sus manifestaciones cobra forma en


función de los sectores y actores sociales en quienes se materializa: personas defen-
soras de derechos humanos, mujeres y periodistas, se han convertido en grupos con
alta vulnerabilidad frente a poderes fácticos, como el gobierno en sus diferentes ni-
veles, empresas con intereses geoestratégicos sobre territorios y recursos naturales,
crimen organizado, entre otros.

Vivimos una guerra de baja intensidad con trasfondo económico. Están entregando
nuestros recursos económicos y perpetran graves violaciones de derechos huma-
nos, cada vez más frecuentes. Nos están acostumbrando, a toda la población, a la
violencia, para normalizar lo que sucede. El terror que crean los grupos paramilita-
res, el narcotráfico, el crimen organizado, ha servido para implementar el terror en
la población y crear control social, y el Estado se lava las manos. (Aluna, 2019: 35)
Retomando a Clemencia Correa (2009): con la imposición del miedo, el poder
poco a poco va logrando que la sociedad se confunda, que la cohesión en los grupos
sociales se cuestione, que la construcción de alternativas políticas se disuelva. El po-
der crea un círculo de terror (destrucción del tejido social y la conciencia moral), im-
punidad (injusticia, mentira, sometimiento), silencio (acostumbramiento, aceptación,
connivencia, convivencia). Dentro de un Estado represivo, que utiliza el miedo y el
terror como forma de control de la población, el significado de la verdad se desfigura
perdiendo su sentido originario de claridad; la verdad y la realidad se convierten en-
tonces en la verdad impuesta y manipulada por el verdugo, por el poder. Se busca que
exista confusión en la sociedad, que no se pueda creer en los referentes construidos,
que reine la impunidad. La nueva realidad y la verdad son manejadas por la propa-
ganda oficial, por los medios de comunicación del poder (Correa, 2009).

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

DESPLAZAMIENTO COMO SITUACIÓN LÍMITE


Como se abordó en la introducción, la problemática del desplazamiento forzado y exilio
comprende tres fases: el antes, el durante y el después. A la primera fase, ya expuesta, le
corresponden aquellas situaciones de riesgo y vivencia de la violencia sociopolítica que
conllevan la decisión de desplazarse; entre las y los periodistas entrevistados, así como
en las fuentes secundarias consultadas, las agresiones más comunes que viven son: se-
ñalamientos, amenazas, desprestigio, criminalización, atentados contra su vida y la de
sus familias o entorno cercano, ataques al patrimonio, tortura y tortura sexual, retención
y privación de la libertad.
Si bien la escalada de agresiones suele ser paulatina, en algunos casos encontra-
mos agresiones directas que se presentan desde los primeros momentos; tal es el caso

Reconocer el riesgo no de Yanely, quien vivió tocamientos a su cuer-


po en una clara expresión de violencia basada
es fácil ya que implica, en género, durante una cobertura que realiza-
en la mayoría de los ba. En todos los casos documentados, las y los
casos, evidenciar la periodistas acumulan un amplio repertorio de

vulnerabilidad que agresiones vividas hasta reconocer su vulnera-


bilidad, o la de su familia, y tomar la decisión
se tiene y activar de cambiar de lugar de residencia, en ocasio-
emociones en relación nes a sugerencia de colegas o gente cercana.
con la posibilidad de Julio Omar, quien presenció la muerte de

la muerte. uno de sus escoltas en el intento por salvar su

58
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

vida, cuenta su salida —al inicio prácticamente involuntaria— pero ante la situación
límite a la que estaba expuesto después de tres atentados contra su vida y la de su
familia:

No, pues obviamente [salí] porque el Mecanismo25 fue el que me tra-


jo, él fue el primero que dijo “—¿quieres seguridad? —No, no confío
en el gobierno”, y ya después les dije que sí, pues ya en el segundo
[atentado] dije “ya no va a haber tercero”; bueno, en realidad si no
hubieran estado los escoltas, yo creo que no contaba la tercera. En-
tonces, yo no sabía que el proceso psicológico, por así decirlo, iba a
afectarme (…) pero justo a los seis meses empecé a tener eventos así
de taquicardias, de mareos, me perdía a media cuadra de mi casa…
entonces estas situaciones obviamente me alteraron, terminaba en
el hospital, me hacían estudios, análisis costosos, yo los pagaba.
La mayoría de las y los periodistas entrevistados no consideraban el desplaza-
miento como una alternativa, incluso desconocían que el Mecanismo de Protección
pudiera apoyarles en este sentido; otras personas que sí conocían el Mecanismo y la
posibilidad de desplazarse, consideraban que su situación no era tan grave como la
de otros colegas, por lo que no se sentían aptas para solicitar esta medida o incluso
reconocerse como víctimas de la violencia.

25 Referencia al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y


Periodistas.

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Reconocer el riesgo no es fácil ya que implica, en la mayoría de los casos, eviden-


ciar la vulnerabilidad que se tiene y activar emociones en relación con la posibilidad
de la muerte. Es así como en varios casos se puede detectar u observar el riesgo en
otra persona, pero no en una misma. En todos los casos, este proceso implica la vi-
vencia y el reconocimiento de situaciones extremas de agresiones contra ellas y su red
cercana, muerte de sus colegas o amenazas dirigidas a sus familias, lo que detona la
salida y búsqueda de estrategias para afrontar la violencia sociopolítica.
Si bien el Mecanismo de Protección es una respuesta del gobierno federal ante
las agresiones a periodistas y defensoras de derechos humanos, en su operación ha
reproducido prácticas y condiciones que vulneran la seguridad y dignidad de las per-
sonas bajo protección. Un caso paradigmático de esta situación es el asesinato de la
periodista independiente Lourdes Maldonado, quien cubría temas de política y corrup-
ción en Baja California, el día 23 de enero de 2022 en la ciudad de Tijuana.
De acuerdo con la organización ARTICLE19, Maldonado había sufrido múltiples ata-
ques en diferentes momentos, que se replicaron días antes de su asesinato; la periodista
enfrentaba un juicio laboral desde el año 2013, razón por la cual solicitó atención a su
caso en una conferencia matutina ante el presidente López Obrador en el año 201926,

26 “Señor, por otro lado, vengo también aquí para pedirle apoyo, ayuda y justicia laboral, porque hasta
temo por mi vida, porque se trata de un pleito que tengo seis años con él y que salió el laudo a mi
favor en la Junta Federal de Conciliación. Sin embargo, hace poco regresaron el expediente y en tres
semanas salió en mi contra absolutamente. Entonces, vengo aquí a pedir ese apoyo, esa justicia y lo
hago porque se trata de un personaje fuerte en política que no pretende pagarme ni mucho menos,
ya hasta metí un amparo, pero lo hago porque se trata de su senador con licencia, de su súper coor-
dinador de delegaciones y su candidato, próximo candidato a la gubernatura de Baja California, el

60
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

además de contar con medidas de seguridad desde el año 2021 en el marco del Sistema
Estatal de Protección a Periodistas. Pese al alto riesgo en que se encontraba, su ads-
cripción al sistema de protección, la escalada de la denuncia ante el ejecutivo federal,
la corrupción e impunidad presentes en su juicio y los incidentes de seguridad a inicios
del 2022, Lourdes Maldonado, junto con otros siete representantes del gremio, ahora for-
man parte de la alarmante —tanto como lamentable— lista de periodistas asesinadas en
México por el ejercicio de su profesión, tan sólo en las diez primeras semanas del 2022.
La experiencia de algunos periodistas entrevistados, así como múltiples denuncias
de organizaciones sociales y fuentes periodísticas, revelan las omisiones y retos para
considerar un esquema de protección integral. Por ejemplo, la centralidad del empleo
de “medidas duras” como el uso de un botón de pánico —que en muchas ocasiones no
funciona por falta de señal del aparato de telecomunicación o por la falta de respuesta
ante su activación— o la falta de capacitación a los escoltas asignados, sin considerar
un esquema de seguridad integral para la persona y su entorno familiar y comunitario,
no sólo vulnera sino que revictimiza y mantiene la situación de riesgo.
Leonel Rivero (2019), en su análisis sobre la situación de impunidad e indefensión
que viven periodistas y personas defensoras en México, señala que:

licenciado Jaime Bonilla. Por eso estoy aquí pidiendo su apoyo, porque usted ha dicho que quitarle o
no pagarles su sueldo a los empleados es injusto y es hasta un pecado, señor. Y yo sé que contra la co-
rrupción que hay en la Junta Federal de Conciliación y la que estoy viviendo ahora en Tijuana con este
poderoso personaje, nada o poco, nada puedo hacer sin su apoyo, señor presidente. Muchas gracias."
Ante lo cual el presidente López Obrador le respondió: "Mira, sobre lo último le voy a pedir a Jesús
Ramírez, que es el coordinador de Comunicación Social, que te atienda, que te apoyen, para que
se pida justicia, que no haya influyentismo, que se actúe en el marco de la ley”. (ARTICLE19, 2022).

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Si a la pérdida de la vida humana se suma la incapacidad de las autoridades para


investigar y sancionar a los responsables, se generan condiciones de impunidad y/o
complicidad que exhiben la falta de interés del Estado por cumplir con sus obligacio-
nes de proteger y garantizar los derechos humanos de los defensores y periodistas,
entre ellos, el derecho a la vida e integridad.
Pese a que muchas fallas en el Mecanismo de Protección —señaladas durante
las entrevistas— preceden al gobierno actual de López Obrador, Hugo comentó que la
transición gubernamental añadió un problema adicional que consiste en la presión
institucional por acelerar el retorno, de las y los periodistas desplazados forzadamen-
te, a sus lugares de origen y así de paso “disminuir” los gastos de ejercicio del Meca-
nismo, en línea con la política de austeridad impulsada por el actual presidente; su
experiencia en los últimos meses, de los dos años que lleva desplazado, es que:

El mecanismo no ha estado generando verdaderos esquemas de pro-


tección en la región. Pero contradictoriamente quiere regresar a los pe-
riodistas y defensores de derechos humanos ya a sus lugares de origen;
como que estoy notando que les parece bastante incómodo al nuevo
gobierno [federal] tener muchos periodistas y defensores desplazados
de sus lugares de origen, porque eso habla muy mal de un gobierno.
Él mismo reconoce haber sentido coacción, durante el proceso, para evitar un
retorno sin planificación ni medidas de seguridad, a cambio de testificar durante un
juicio, situación que podría vulnerar su seguridad y que, hasta antes de dicha presión,
había decidido no participar como testigo. Julio Omar, por su parte, señala la falta de
recursos y personal para atender a las personas que se encuentran bajo protección:

62
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Aparte que están las instituciones como la CEAV27 pero que no sirven
porque, porque es pura queja de “no tenemos cabeza, no sabemos
quién va a estar ahorita de comisionado, no tenemos personal su-
ficiente, con Andrés Manuel se recortó”. Cada vez hay más [casos] y
no hay justicia, obviamente, la impunidad sigue y las agresiones van
a seguir y las víctimas van a multiplicarse: de desaparecidos, mi-
grantes, de periodistas, de defensores de derechos humanos,
entonces encuentras en esas instituciones puras justificacio-
nes y nada de soluciones, para nada. Y también hay muchas
cosas que no te dicen para no trabajar, por ejemplo, que tienes
derecho como víctima directa al fondo de ayuda para beneficio
de rentas, y eso no te dicen (…), entonces uno tiene que estar
investigando y se tiene que hacer hasta abogado para conocer la Ley
General de Atención a Víctimas, los reglamentos de funcionamiento,
todo lo que tiene que ver para poder ayudarte a ti mismo, pues, pero
si alguien que no tiene la oportunidad por el proceso que está pa-
sando de miedo, de ansiedad, de todo eso, si no ha superado todavía
esa parte o si no está atendiéndose, no puede dar atención a otras
cosas, entonces aquí tiene que ver mucho la personalidad del pe-
riodista, la capacidad que tenga de resiliencia, adaptación, de todo
lo demás para poder saber qué es lo que puede y qué es lo que no.

27 Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

En todos los casos, ya sea que estén bajo el Mecanismo de Protección o hayan
pasado por este esquema, las vivencias de los periodistas es similar: la vivencia de
desinformación, aislamiento, abandono y desatención a sus necesidades básicas —ali-
mentación digna, acompañamiento terapéutico o psicosocial, atención de la salud, re-
activación de su vida productiva, procuración de sus lazos familiares y redes sociales,
entre otras—. En cambio, es habitual la burocracia que deben enfrentar para mantener-
se bajo el esquema de protección, donde las valoraciones de riesgo se realizan desde
el escritorio sin un análisis de contexto profundo que permita reconocer los escenarios
reales para la reubicación de las personas, y mucho menos el acceso a condiciones de
seguridad en el ejercicio de su profesión o ante la posibilidad de retorno28.
Así, a las situaciones límite que les llevó a desplazarse y a la burocracia insti-
tucional que acompaña el proceso, se suman múltiples implicaciones psicosociales
durante el desplazamiento. Entre ellas podemos mencionar, en primer lugar, el tras-
lado y la incertidumbre ante las nuevas condiciones de vida: salir de sus lugares de
origen implica no sólo la pérdida de hogar, familia y comunidad, sino también, en la
mayoría de los casos, desempleo o vínculo con las fuentes de información que posibi-
litan la realización de su trabajo.

28 Ver también: Diagnóstico sobre el funcionamiento del Mecanismo de Protección para Personas
Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, elaborado por la Oficina en México del Alto Comi-
sionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Ciudad de México, julio de
2019. Disponible en https://bit.ly/3Klgfm2

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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

NOMBRAR, LLORAR Y AFRONTAR EL MIEDO


¿A qué le tienen miedo los periodistas y cómo lo afrontan? fue una de las preguntas
presente en toda la investigación. Lo primero que encontramos al indagar esto con
las personas entrevistadas fue la falta de reconocimiento de esta emoción, o la tardía
aceptación de la misma. Reconocer el miedo se vive como sinónimo de vulnerabilidad
y de parálisis; para muchos, aceptar el miedo es similar a aceptar que sus agresores
ganaron y lograron el control de sus vidas y el cese de su actividad profesional.

Las personas desplazadas han de enfrentar un escenario incierto, trayendo a cuestas


el terror por las atrocidades presenciadas y por las amenazas y mensajes de violen-
cia vividos previo o durante el desplazamiento. El miedo es vivenciado en diversas
formas de acuerdo principalmente a la identidad y a la edad de cada persona, y al
apoyo social encontrado (Aluna, 2016: 11).
Los periodistas entrevistados pudieron nombrar y trabajar el miedo una vez que
se encontraban fuera de su contexto de riesgo, es decir, desplazadas de manera forza-
da. Esta distancia física les permite tomar, en consecuencia, distancia psicoemocional
al cambiar las condiciones de seguridad y riesgo inminente; esto nos lleva a concluir
que, como problemática, el desplazamiento forzado no solamente es impacto de la
violencia, sino que también puede representar —en función de las condiciones básicas
de reproducción de la vida digna29— un espacio de afrontamiento para el trabajo per-

29 Desde un sentido humanitario inicial, se puede referir a la satisfacción de necesidades básicas, ocu-
pacionales y de esparcimiento que le permitan a la persona desarrollarse en diferentes ámbitos. Para
ello, se requieren condiciones materiales para la subsistencia económica de la persona desplazada,
idealmente acorde con sus marcos culturales y necesidades especiales —tipo de alimentación, vivien-
da digna, vestido, ocupación, socialización, entre otras—, con medidas de seguridad que minimicen el

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

sonal, colectivo y de reconstrucción de las vivencias,


relaciones y proyectos.

Cuando estaba allá, te digo, ni siquiera lo


veía, ni lo reconocía y sí me arriesgué demasia-
do. Corrí con suerte. Cuando salí, bueno, obviamente
no lo nombras como miedo, para mí era incertidumbre,
coraje… y siempre he sentido como mucha fuerza en diferen-
tes momentos, acompañada de diferentes emociones. Y, por ejem-
plo, después de como siete u ocho meses que estuve fuera del país
y que no lo reconocía, ya tuvieron que pasar pesadillas para que en
terapia pudiera nombrar y llorar al miedo. (Patricia)
La vivencia del miedo no sólo afecta directamente a quien recibe la agresión, sino
a su entorno familiar, afectivo, laboral y comunitario; el miedo, en tanto herramienta
de control político-social, tiene una intencionalidad que, en muchas ocasiones, se cen-
tra en generar un daño ejemplar para silenciar, desmovilizar y censurar a otros sujetos
políticos. Julio César narra que algunos medios de comunicación nacional y estatal con
quienes continúa colaborando deben ocultar su identidad y autoría en las notas: “(…)
luego me niegan, no quieren que mi nombre se vincule con ellos porque sienten que
pongo en riesgo al corresponsal que sí está [en la localidad], o sea, les da miedo y tie-
nen razón, pues, les doy la razón; tener miedo ayuda a vivir… pero no es forma de vida”.

riesgo para que puedan centrarse en fortalecer el ámbito psicoemocional, la reconstrucción de redes
y el fortalecimiento de su proyecto de vida.

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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Hugo, quien vivió el asesinato de un colega periodista cercano, además de verse


obligado a autocensurarse durante tres años, narra los días previos a su salida y ante
diversas amenazas por parte del crimen organizado:

(…) además del miedo, me sentí también humillado, me sentí de-


rrotado … Ésa fue la primera vez que experimenté todo este tipo de
cosas en mi vida y pues ya no las he vuelto a experimentar… ése fue
mi punto de quiebre, como sentir la desgarradura interior, decir, no
se puede, no se puede ganar aquí y fue cuando ya… me planteé salir.
El desarraigo es uno de los mayores impactos pues la imposibilidad de saber si
el desplazamiento será temporal —y por cuánto tiempo— o permanente, mantiene en
una especie de limbo a la persona sobre su proyecto de vida. Para Julio Omar, la impo-
sibilidad de volver es tan latente que, de constituir su mayor miedo, ahora el retorno a
su ciudad, con su familia, es impensable:

Todos, por momentos, tenemos miedo de muchas cosas… los días


que no me habla mi hijo, o me manda mensaje, digo “¿qué pasó?”,
hablo con la mamá, “¿todo bien?”. Pero realmente, por el miedo el
retorno [ya] es imposible para mí. Bueno, tanto que [desde el Meca-
nismo] te retornan sin un plan y, por otro lado ¿por qué chingados me
voy a ir a arriesgar? El miedo de no volver ya no es un miedo porque
ya acepté no volver.

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Al verse afectado su patrimonio, empleo y redes, las condiciones de vida cambian


sustancialmente; en dos de los casos, las personas entrevistadas nos compartían que,
previo a las agresiones, mantenían un buen nivel de vida: salario digno, casa propia y
comodidades fruto de su trabajo por décadas. Al salir, dejan todo, y con ello, incluso la
garantía de comer cada día, de tener un techo seguro o de poder comunicarse con sus
familias nuevamente, sin vulnerar su seguridad.
Yanely, después de haber vivido varios años entre desplazamientos internos y
exilio, reflexiona sobre las pérdidas que tuvo que enfrentar con su salida y los impac-
tos que esto conllevó a su familia, medio de comunicación y redes cercanas:

No trabajaba [en el medio] por un sueldo, yo me mantenía de otras


cosas, del negocio de la familia; entonces todo era más porque creía
que hacía lo correcto. Entonces, definitivamente eso es lo que no
voy a seguir haciendo, al menos no allá, no en eso. También aprendí
que, a veces, las decisiones que una toma no te permiten estar con
quien quieres, que tienes que renunciar a veces a cosas importantes
o a personas importantes. Acepté que a lo mejor nunca voy a estar
con mis hijos, porque no puedo, no tengo la posibilidad de tenerlos
y porque no, no, yo voy a seguir en esto (…) no sé,
no hay muchas opciones en esto para mí porque
parece que todo lo que quiero hacer me aleja
de ellos.

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Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Hugo, quien vivió temporalmente el exilio y se encontraba en desplazamiento


forzado interno al momento de la entrevista, narra sus emociones al percatarse de la
imposibilidad del retorno por razones de seguridad, pero también las implicaciones
laborales de estar fuera de su zona de cobertura:

Aquí estoy como muy en el vacío, me estoy sintiendo más en el vacío,


ya sin perspectiva a futuro y más en esa espera [del retorno] que yo
digo, pues si tuviera trabajo aquí [en el lugar de desplazamiento],
algo que hacer aquí, porque todo lo que estoy haciendo es sobre
aquel lugar, todo lo que escribo, lo que he colaborado en medios
(…) y sobre esa misma cobertura: desaparición forzada, feminicidios,
todo ese tipo de temas. Pues yo me quiero regresar (…) sí estoy como
muy suspendido en el vacío, que así me sentí allá, pero ahora por la
perspectiva de proyecto a futuro, que no lo tengo aquí.
Para la libertad de expresión como derecho de la sociedad, los impactos del
desplazamiento de un periodista también son múltiples: se afecta directamente a los
medios independientes, de por sí precarizados y en riesgo, se pierden voces y ojos que
permiten conocer la realidad local y nacional, condenando varias zonas del país al si-
lencio y al olvido, se ejerce una suerte de castigo ejemplar para aquellas personas que
juegan un papel como sujetos políticos en su sociedad y, finalmente, se corre el riesgo
de diluir o destruir el proyecto político de las personas, acompañado de la pérdida de
referentes (creencias, ideales, sueños) sobre su quehacer.

69
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

No obstante, en todos los casos, los impactos están acompañados del desarrollo
de estrategias —individuales, familiares, de gremio, e incluso comunitarias— para afron-
tar la violencia y el desplazamiento. Yanely, por ejemplo, ha salvado su vida gracias a
sus redes cercanas; en una ocasión, fue una de las personas allegadas quien logró aler-
tarla sobre el riesgo que corría:

Yo tenía también un informante ahí (…) y me dice “sabes qué, cuídate,


cuídate porque ya pusieron a alguien a investigarte, en febrero no
te encontraron pero no te les escapas ahora sí”. Le digo “pero qué,
cuál es su problema, ya tiene años”, digo años, para mí, porque sí era
mucho desde que me fui esos meses, de hecho desde enero de 2018
yo ya no había trabajado [esos] asuntos (…), yo me había alejado de
eso con tal de que no me siguiera molestando y ahora este sujeto me
manda investigar sólo porque yo me andaba metiendo en “cosas que
no debía”.
Yanely continuó su trabajo pese a las advertencias, teniendo como medidor del
riesgo la red de apoyo local con que contaba. Fue después de otra investigación so-
bre la violencia de grupos organizados contra mujeres y niñas que recibe la alerta que
detonó una de sus salidas:

“(…) váyase porque la van a detener, la van a detener porque ahorita


estaban dando la orden de que la van a detener”. Pues obviamente
yo no me iba a quedar a comprobar si era verdad o era mentira, yo

70
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

agarré y les dije a los escoltas “¿saben qué? Vámonos”, todavía pues
yo me tomé mi tiempo para explorar el camino, para buscar lugares,
me tomé mi tiempo y todo eso desde el momento que tuve, que sa-
bía que tenía que andar con los escoltas y que había más problemas
para mí, pues me tomé ese momento, o sea, los enseñé, hicimos un
plan para salir de ahí, lo hicimos, los evadimos.
Para Patricia, los múltiples exilios que ha tenido —intercalados con momentos de
desplazamiento interno en México— han sido la oportunidad para repensar su vida, su
profesión y el contexto de violencia al que se enfrenta el gremio. Si bien vivió el des-
plazamiento —como todas las demás— como una situación límite para resguardar su
vida, durante los periodos de estar desplazada ha podido tomar distancia y reconocer
las múltiples implicaciones tanto de su actividad, como de su salida, que a su vez, re-
presenta una serie de impactos acumulativos.

Empezamos a trabajar el miedo, más bien a hablar del miedo, que


es un sensor, como una herramienta periodística también y ya, has-
ta la fecha es eso, como reconocer cuando te vas a quemar, cuando
hay fuego y el miedo a quemarte. Ahora he tenido la oportunidad de
tomar distancia del país, del gremio, todo, y veo clarito el pavor que
hay [miedo] en el gremio, en amigos y que no se reconoce… me veo
en ellos, somos espejitos.

71
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

CUANDO EL MIEDO SE ENCARNA:


IMPACTOS A NIVEL PERSONAL E INTERSECCIONALIDAD
La vivencia del riesgo30, pero también del miedo, están atravesadas por la identidad de
las personas: su edad, género, orientación sexual, discapacidades, etnia, nacionalidad,
clase social, entre otras, son características que impactan de manera transversal en las
historias de vida de las y los periodistas. Un hallazgo de esta investigación se centra
en el reconocimiento de la extrema vulnerabilidad que supone tener personas bajo su
cuidado (hijas o hijos, cónyuges, madres o padres, entre otros).
En todos los casos, el móvil que les lleva a desplazarse como afrontamiento ante
la violencia es el miedo, principalmente, a los ataques contra sus hijas e hijos. Julio
Omar nos comparte que:

(…) el miedo era para mi familia, tampoco estoy diciendo que no pue-
da tener miedo ni nunca he sentido miedo, hay algunos momentos
en que me embarga el miedo de no saber mi futuro, qué voy a hacer
30 “Dentro de la forma en que abordamos la seguridad, entendemos el riesgo como la posibilidad de
que se produzca una afectación física, emocional o psicológica, y en algunos casos puede poner en
juego su vida. Dichas afectaciones pueden ser a las personas, al colectivo o la organización, y sabe-
mos que es una de las condiciones que viven las personas defensoras por el trabajo que realizan
en contextos de violencia sociopolítica, donde se enfrentan a distintos actores que ejercen poder
para defender sus intereses. En el caso de las mujeres defensoras, además, el riesgo se complejiza
por la instrumentación de violencias específicas sustentadas en el sistema patriarcal. El proceso
individual y colectivo para afrontar los riesgos implica en principio reconocer que existen, lo cual
no siempre es fácil, ya sea porque no hay condiciones para abordarlo, por el temor que produce la
vulnerabilidad o por querer priorizar el cuidado de otras personas” (Aluna, 2021: 12)

72
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

el día de mañana. Cuando hubo la situación de emergencia que sali-


mos de que no llegaba la ambulancia, apretamos el botón de pánico
del carro, el botón de pánico de esto, no funcionó ni madres o no ve-
nía policía, si no está la policía en el lugar de los hechos, de hechos
violentos, no entra la ambulancia, entonces obviamente dijimos “vá-
monos”, salimos huyendo. En esos momentos de miedo, pues claro
que es un miedo normal y te mantiene alerta en el sentido de que
no te estén correteando, cuando llegas al hospital hay que cerrar las
puertas, haces un protocolo de seguridad tú, porque lo único que va
contigo es el único escolta vivo, entonces mi esposa iba agarrando al
escolta herido… cuando llegamos al hospital lo pudimos bajar, estu-
vimos ahí en esa parte, en ese momento es miedo, todo es miedo y
el miedo puede durar muchas horas, y el miedo afecta todo tu ritmo
cardiaco, tu presión, te altera, la ansiedad
te aumenta… Vives con miedo un lapso…
un lapso de tiempo indeterminado, a veces
mayor, a veces menor, que se transforma de
miedo a ansiedad o depresión, o muchas
otras cosas. Pero en ese sentido, el miedo
a dejar todo, todo lo que hiciste o lograste
durante muchos años es algo difícil de per-
derlo, y en realidad pierdes todo.

73
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Julio César narra que en el marco de la violencia y del estrés que experimentó
como resultado de la misma, él quedó huérfano de todo: las afectaciones a la salud
física llegaron a un límite donde perdió su pierna a causa de desatención de la dia-
betes; la salud mental quedó impactada de tal manera que su único refugio eran los
videojuegos, después de haber perdido su canal, su medio, las instalaciones desde
las cuales producía su programa y al verse y sentirse minimizado en su rol de hombre
económicamente activo y ante la imposibilidad de seguir ejerciendo.
Hugo, por su parte, experimentó, además de las múltiples amenazas, el asesinato
de su colega de investigación y reportajes sobre el crimen organizado en el norte del
país, situaciones que le hicieron cuestionarse su forma de afrontar el contexto, frente a
lo que la sociedad espera de los hombres. La decisión de desplazarse fue vivida como
una derrota a su proyecto, a su honorabilidad, su valentía y a su compromiso consigo
mismo, con la sociedad y una especie de traición a su difunto amigo:

Pero el asunto es que sí quedamos como medio atrapados entre


estos dos fuegos… y digamos que, además del miedo, este fue un
asunto como de, o sea me sentí también humillado, me sentí derro-
tado también.
La vivencia del miedo y de los impactos psicoemocionales de la violencia se pre-
sentan de distinta manera en los hombres que en las mujeres; varios de ellos, no
acostumbrados a contactar con sus emociones o externarlas, se enfrentan tanto a
las amenazas externas como al contacto con el dolor, con el llanto y la soledad de la
experiencia. La violencia patriarcal se manifiesta contra los hombres al reforzar los

74
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

estereotipos que deben cumplir, antes, durante y después del desplazamiento, incluso
mientras atraviesan los impactos de la violencia misma, aumentando la soledad de su
experiencia, enmarcada por el prejuicio del deber ser de la masculinidad hegemónica
en el manejo de las emociones y del riesgo. Julio Omar comparte que, antes de los
múltiples atentados contra su vida y patrimonio, "(…) creía que tenía mucha capacidad,
pero realmente no… si llorar para mí era algo muy difícil y ahora pues, ni modo, lloro
por todo" [ríe mientras nos narra su testimonio].
En el caso de las mujeres, el componente de género es muy evidente en la viven-
cia del miedo y de la violencia sobre sus vidas, mentes y cuerpos. Yanely narra, entre
lágrimas y largos silencios, los tocamientos a los que fue sometida, así como la estig-
matización por salir a las calles, como reportera, con cuerpo de mujer. “Por algo se-
ría”, “si andaba de noche es puta”, son algunas de las frases recurrentes mediante
las cuales ha sido estigmatizada, señalada y culpada al denunciar ante el Estado
las violencias sufridas.
Ser mujer, madre y periodista son categorías que, en la práctica, aumentan
la vulnerabilidad, la vivencia del miedo, del riesgo y de la violencia patriarcal
en su profesión y espacios públicos. Tanto Patricia como Yanely han tenido que
enfrentar el ejercicio de la maternidad en el marco del desplazamiento forzado;
para Patricia, el exilio con su hija fue la única alternativa para salvaguardar la vida
de ambas, mientras que Yanely ha sido orillada a no ver a sus hijos por periodos
prolongados de tiempo y entre momentos de desplazamiento forzado y exilio; esta
última nos comparte con voz entrecortada y pausas de silencio y llanto:

75
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Tengo también incertidumbre de qué va a pasar conmigo cuando re-


grese allá, ¿me voy a quedar aquí, me voy a regresar, cómo van a estar
las cosas allá? Tengo todo eso (…) aparte, el fin de semana pasado fui
a ver a mis hijos, me iba a despedir de ellos [pues un mes atrás que
salí no pude] y cuando llegué, sentí la necesidad de ir hasta mi casa
y lo hice, me arriesgué, entré en la madrugada (…) Mi mamá dice “no
hay día que no vengan a preguntar por ti, para ver dónde andas… no
les digo dónde estás pero ya me están cansando, la verdad, que ven-
gan acá”. Entonces fui, entré… eso necesitaba hacer: despedirme de
las personas con las que tenía una convivencia en el trabajo, de mis
papás, de mis animales. Creo que necesitaba hacer eso, necesitaba
salir bien, salir como lo había planeado.
Al igual que Patricia, su principal preocupación en diferentes momentos de los
desplazamientos internos y exilios ha sido dejar a sus hijas e hijos y no tener la certeza
de su bienestar, en la distancia, ni de la posibilidad de volver a verles sin que vaya su
seguridad de por medio. Ambas, a su vez, han encontrado en el deporte, en proyectos
políticos y en redes de mujeres y periodistas, espacios de trabajo y fortalecimiento para
reconstruirse como periodistas pero también como personas dignas, fuertes, seguras.
Patricia, incluso, antes de regresar de su segundo exilio, decidió aprender artes marcia-
les como estrategia de defensa personal frente a posibles agresiones; incluso, ya dejó de
considerar su labor como periodista kamikaze y se mantiene en actividad profesional.

76
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

AUTOCENSURA E IMPACTO
SOCIAL Y COLECTIVO
Un elemento en común que encontramos como estrategia de afrontamiento es la auto-
censura como medida seguridad y decisión para reducir el riesgo, acompañada de otras
medidas de seguridad.
El miedo tiene un efecto de onda que no sólo afecta al periodista, sino también a
su familia y al gremio en su conjunto, lo cual se agrava a consecuencia de la impunidad
permanente, de las agresiones cometidas en su contra y los múltiples efectos que esto
conlleva, afectando a toda la sociedad al quedar también censurada. Correa plantea
que es común la autocensura, pues “ellos mismos empiezan a censurar su palabra, sus
historias, sus testimonios y sus análisis para evitar correr riesgos” (Centro de Investi-
gación y Capacitación Propuesta Cívica, 2018).
Para Hugo, la posibilidad del retorno —o el después en tanto tercera fase del
proceso de desplazamiento— está acompañada del replanteamiento de sus coberturas
mediáticas, incluida la posibilidad de dejar de ejercer durante periodos temporales o
a determinados actores y temas:

Y en ese sentido pues, digo tampoco me iría así solo, presionaría


para que un esquema de protección (…) que sí se puede hacer y sí
lo hace el Mecanismo. Para mí lo importante ya es regresar, es sobre
todo generar para mí también un cambio, yo era muy descuidado con
muchas cosas cuando reporteaba allá, y ya ahorita ya me cuido más,
no publico mucha información.

77
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Si bien reconocemos que la decisión personal de detener la actividad o moderar


la pluma es un afrontamiento válido, necesario y digno, también es un dilema frente al
derecho a la libertad de expresión. Si no es el asesinato o la desaparición, la autocen-
sura termina por acallar la voz del periodista, cumpliéndose así el objetivo estratégico
del miedo en la violencia sociopolítica del Estado y los poderes fácticos. La autocen-
sura transita en la dialéctica de ser a su vez impacto (doloroso, fuerte y de proyecto
arrebatado) y afrontamiento (por seguridad y replanteamiento del proyecto de vida).
En todos los casos, pese a que han pasado por momentos de autocensura, las
y los periodistas entrevistados se encuentran en actividad profesional, bajo nuevos
proyectos, creando redes de periodistas, acompañando a otros y otras periodistas en
riesgo y cubriendo notas a distancia o en momentos de elaboración de futuras oportu-
nidades laborales y proyectos de vida. Para Julio Omar, ejercer el periodismo después
de vivir tres atentados con riesgo de muerte es una especie de tributo a quienes fueron
víctimas de la violencia:

Porque precisamente, justo estoy con falta de herramienta, con falta


de un propósito, con ganas de hacer lo que hacía; digo, tengo que
hacer valer la muerte de mi escolta. Si murió, bueno, lo asesinaron
defendiendo al periodista, a la libertad de expresión, o al ejercicio
de un güey que sería censurado de por vida si lo mataban, entonces
tengo que hacer valer esa muerte. Si al vato lo mataron, tengo que
ser agradecido conmemorando esa muerte. Creo que si me callo, ya
sería “ganaron los cabrones y ¿de qué sirvió que perdiera la vida este
cuate?”. Entonces por eso es que volví a iniciar [a escribir] otra vez.
78
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

RECONSTRUIR EL PROYECTO DE VIDA:


(IN)SEGURIDAD Y (DES)ESPERANZA
Uno de los aspectos comunes en los testimonios es la incertidumbre a futuro producto
de múltiples condiciones, tanto individuales, como estructurales: i) el miedo a volver al
lugar de origen se articula con una lectura del riesgo realizada a la distancia, o por ac-
tores ajenos a la vivencia en carne propia del atentado o la amenaza; ii) la inestabilidad
laboral que deriva del abandono temporal del periodismo o de los medios habituales
donde se ejercía la profesión, se entrecruza con la crisis económica que vulnera las con-
diciones laborales para este sector como para tantos otros en el país; iii) la elección en-
tre seguridad personal y seguridad familiar se convierte, en ocasiones, en el doble rostro
del desplazamiento, bajo esquemas institucionales de gobierno en los que pareciera
que cuidar la integridad física de la persona implicara su aislamiento y la ruptura con sus
redes de apoyo a nivel pareja, familia y comunidad; iv) la decisión de retorno incentiva-
da, en algunos casos, por presión del Mecanismo más allá del proceso de reconstrucción
de la vida del periodista y de un proceso que aborde las causas estructurales del despla-
zamiento, tal como la investigación de los hechos que llevaron el periodista a salir y al
castigo de los culpables, careciendo de estrategias de afrontamiento consolidadas y de
un análisis de riesgo fiable y responsable para garantizar la integridad en los ámbitos
público y privado.
La planificación que implica el retorno va más allá de la voluntad de la perso-
na desplazada y el trabajo de organizaciones acompañantes, pues como lo señala
Hugo, cuando habla de la posibilidad de volver a su ciudad en el norte del país:

79
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

(…) el asunto es las autoridades, siguen todavía en la inopia hacia


la protección tanto de periodistas como de defensores de derechos
humanos, ¿no? Entonces necesitamos hacer ver esos detalles [rein-
serción laboral, contexto de violencia estatal y agresiones cercanas],
tanto con las autoridades, como con el Mecanismo de Protección.
Para Patricia, el desplazamiento significó la posibilidad de rehacerse en su pro-
yecto de vida, al mismo tiempo de reconocía y reconectaba con su cuerpo:

… a mí me cambió la vida y ahí fue cuando empecé, primero, a ac-


tivarme físicamente… porque hasta eso te da miedo, pesarte, pesar
la báscula y cuando lo hice, fue porque traía un compromiso ya con
esto. Y ya vas perdiendo esos miedos, enfrentarte a algo que dejaste
de ver, porque dejé de ver mi cuerpo, o sea engordé como una defen-
sa emocional, sentimental, lo que quieras, porque hasta eso trastoca,
tu vida, el meterte al periodismo, para el otro, y dejarte de ver y en-
tonces empecé a ir a la playa, a caminar, después a correr…
Además del alto riesgo que enfrentan las y los periodistas en este país, la viola-
ción a los derechos humanos de este gremio se manifiesta en la impunidad que impera
en el sistema de justicia mexicano; la colusión, omisión y aquiescencia están presentes
en las diferentes fases del ciclo de amenaza y violencia que viven día con día.

80
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

Si bien la figura del Mecanismo de Protección representa una alternativa ante


situaciones de emergencia, las condiciones de acceso (escasas frente a la cantidad de
periodistas que necesitarían protección), el acompañamiento limitado a medidas re-
activas, el seguimiento y cuidado durante el desplazamiento o reubicación y la óptima
medición del riesgo y generación de condiciones para el retorno o replanteamiento del
proyecto de vida son mínimas, insuficientes y, en muchas ocasiones, revictimizantes.
No existe una política eficiente de protección que incluya la prevención del ries-
go y reparación del daño ante la violencia focalizada hacia el gremio, ni condiciones
dignas y seguras para ejercer la libertad de expresión y el periodismo crítico, situación
que se agrava a escala local, pues se detecta que en los niveles estatal y municipal o
comunitario —principalmente— es donde las y los periodistas están más expuestos a
sufrir agresiones directas.
Hasta el momento en que se tuvo contacto con las y los periodistas que confor-
man el cuerpo de esta investigación, solamente una de ellas ha tenido la posibilidad
de retorno a su lugar de origen, quien sigue cuestionando la salida en cualquier mo-
mento con el objetivo de rehacer su vida y ejercer el periodismo de forma segura. Los
demás se mantienen en el circuito de múltiples desplazamientos internos y en la bús-
queda de opciones de retorno y de continuidad de su quehacer periodístico.
Sin embargo, en todos los casos hemos encontrado estrategias de afrontamiento,
que a nivel individual y colectivo ponen día a día en práctica para su cuidado físico,
psicoemocional y para el fortalecimiento organizativo como gremio, así como la bús-
queda, construcción y exigencia de condiciones de seguridad que posibiliten el ejerci-
cio del periodismo crítico y el posible retorno a sus lugares.

81
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

La creación de redes de periodistas —temáticas, regionales, entre otras— les po-


sicionan cada día con mayor fuerza en la palestra de una sociedad que exige y nece-
sita garantizar la vida, la dignidad, el respeto a los derechos humanos y la libertad de
expresión.
Estas redes, además de posicionar el tema en el espacio público —frente
al silencio y la privatización del miedo que intencionalmente genera la vio-
lencia sociopolítica y patriarcal— acercan a las y los periodistas críticos a
la sociedad civil que, día a día, cobra más empatía y solidaridad con el
gremio, acogiendo sus demandas como parte de una agenda de dere-
chos en construcción. A su vez, la defensa de la libertad de expresión es
indispensable para fortalecer las luchas de los sujetos políticos, sus
demandas y garantizar la vida democrática, el respeto de las autono-
mías locales, la vida digna en los territorios y el acceso a la justicia y
la construcción de memoria en un país azotado por el entramado de
violencias.
El Estado tiene múltiples fallas: en la impartición de justicia, en
el no-reconocimiento del desplazamiento forzado como un proble-
ma grave que afecta a miles de personas —en general— y un inde-
terminado y amplio número de periodistas —en particular—, en la
forma en que se aplica el Mecanismo de Protección y, sobre todo,
en la inacción para transformar las causas estructurales que gene-
ran estas problemáticas. Ante ello, algunas periodistas han dado el

82
Nostalgia, desarraigo y reconstrucción

paso de solicitar acompañamiento —psicosocial con Aluna, y jurídico, psicoemocional,


terapéutico con otras organizaciones aliadas— a convertirse en acompañantes activas
de otras compañeras y compañeros que viven los crudos impactos de la violencia so-
ciopolítica y patriarcal. En la conversación que siguió a su lectura y comentarios a este
libro (en el mes de marzo de 2022),

Yanely nos compartió que, entre otras estrategias,


sueños y proyectos, ahora apuesta por fortalecerse y
acompañar a otras periodistas víctimas de la violencia
sociopolítica y patriarcal, porque "Vienen más Yanelys
detrás y alguna de ellas va a necesitar de todo este
aprendizaje y experiencia del camino recorrido".
84
Conclusiones
Poco a poco, se
han reapropiado
de su voz, vuelven
a escribir y
reconstruyen sus
proyectos políticos
y de vida.
C
uando nos propusimos escribir esta investigación en el año 2019, como equipo de
Aluna reconocíamos la importancia del tema del miedo, en el marco de la violen-
cia sociopolítica, como estrategia para acallar, manipular, desmovilizar, despojar
y, en general, para coartar las condiciones de vida diga y ejercicio de los derechos huma-
nos en México y América Latina, entre ellos, la libertad de expresión.
Al paso de los años, pudimos profundizar en nuestra reflexión sobre las causas
estructurales de la violencia política contra periodistas críticas y críticos y de investi-
gación; en paralelo, tuvimos la oportunidad de brindar acompañamiento psicosocial
a más personas este gremio. A través de los acompañamientos nos involucramos de
manera cada vez más estratégica y dialógica con personas que ejercen el periodismo
crítico y que están luchando a diario no sólo por defender la libertad de expresión,
sino también frente a la impunidad por las constantes amenazas, ataques y asesinatos
que han vivido sus colegas, a la par que posicionan temas cruciales para la agenda
pública de este país.

87
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

A través de la mirada del sector crítico del periodismo, como sociedad nos in-
formamos, solidarizamos, exigimos o movilizamos por temas estructurales que nos
afectan en niveles micro y macro, a lo largo y ancho del país: defensa del territorio por
parte de comunidades campesino-indígenas frente a megaproyectos, madres busca-
doras en fosas, familias que mantienen la exigencia de presentar en vida a las perso-
nas desaparecidas, reformas constitucionales que definen el rumbo político del país,
luchas contra la impunidad, denuncias y exigencia de justicia frente a feminicidios,
protestas por acceso al agua, la tierra y los recursos naturales, entre otros tantos que
conforman la agenda mediática contemporánea.
En los años en que realizamos la investigación “El miedo sigue ahí” la cobertura
periodística poco a poco también se fue complementando con un tema que ahora,
en 2022 se vuelve tan continuo –ya de sexenios atrás- como constante, al igual que
el incremento de feminicidios y desapariciones forzadas en México: el asesinato de
periodistas y la falta de acceso a la justicia, reparación del daño y garantías de no
repetición. La violencia sociopolítica ha estado presente a lo largo de varios sexenios
en que han trabajado como periodistas; los cambios de nombres y partidos políticos,
en lo local, estatal y federal solo ha representado un continuum de violaciones a sus
garantías.
Las cinco historias aquí presentadas, gracias al testimonio que brindaron perio-
distas mexicanas y mexicanos para esta investigación, dan cuenta de casos donde, en
aras de dar a conocer otras caras de la verdad y en su compromiso con la justicia y
la sociedad, viven un alto riesgo como resultado de desenmascarar las relaciones de

88
Conclusiones

poder y corrupción locales, lógicas de impunidad en todos los niveles de gobierno,


orígenes estructurales de la desigualdad, inequidad y discriminación, así como develar
a los actores de la violencia sociopolítica.
En los cinco casos que analizamos, el riesgo que vivían, derivado de un sinnú-
mero de amenazas y atentados contra ellas, ellos y sus redes cercanas, les llevaron a
desplazarse de su lugar de origen –o donde habían elegido realizar su proyecto profe-
sional y de vida- para salvaguardar su integridad, bajar su perfil, esconderse de quie-
nes les agredían, o tomar un tiempo para revalorar su proyecto y vocación periodística.
Un elemento de aprendizaje para Aluna fue que, al incoporar la perspectiva fe-
minista interseccional, descubrimos cómo la violencia patriarcal opera de manera sig-
nificativa para reforzar la violencia sociopolítica; es decir, el daño que ejercen los ac-
tores de poder –gubernamental y fácticos- contra las y los periodistas críticos no es
homogéneo y tiene particularidades que operan en función del lugar situado de cada
persona: una madre tiene mayor vulnerabilidad al no radicar las amenazas sólo sobre
su cuerpo, sino sobre sus hijas e hijos; los padres de familia, bajo el rol tradicional que
deben cumplir como proveedores, se ven más constreñidos al no poder arriesgar su
trabajo frente a demandas externas de actores de poder; una persona con movilidad
física limitada tiene menor posibilidad de encontrar un refugio digno cuando el Me-
canismo de Protección Federal no toma en cuenta su condición y le ubica en el cuarto
piso de un edificio sin elevador.
Asimismo, el ciclo de riesgo-desprotección-violencia sociopolítica-impunidad
continúa aún cuando las y los periodistas reciben atención a través de instancias gu-

89
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

bernamentales, como el Mecanismo, anteriormente mencionado, y la Comisión Estatal


de Atención a Víctimas, de las que son comúnes denuncias de revictimización, estable-
cimiento de medidas de protección inadecuadas e incluso, que aceleran los procesos
de retorno sin una valoración integral del riesgo, poniendo en grave peligro las vidas
de estas personas.
De igual manera, los ataques y vivencia del miedo son diferenciados: no es lo
mismo vivir tortura que tortura sexual –mayormente experimentada por mujeres- para
enviar un mensaje de silenciamiento; el miedo ante amenazas de muerte es mayúsculo
para una periodista que tiene personas bajo su cuidado. Sin embargo, así como los im-
pactos son diferenciados, también las estrategias que realizan, día a día, son situadas
y se encarnan según su identidad, sus condiciones sociales, políticas, económicas. El
tejido de redes comunitarias, sociales, familiares y de amistad han sido estrategias de
afrontamiento que han salvado las vidas de algunas personas que participaron en esta
investigación.
La búsqueda de acompañamiento –psicosocial, terapéutico, jurídico, entre
otros- ha representado también un elemento clave para afrontar el miedo y los
impactos al vivir desplazamiento forzado. Otro hallazgo de esta investigación es
que las periodistas mujeres son quienes tienden a buscar o aceptar acompaña-
miento con mayor facilidad, además de tejer redes que les permiten continuar
con sus proyectos de vida, mientras que los hombres tienden más al aisla-
miento y la vivencia privada de sus impactos.

90
Conclusiones

Un resultado significativo y que responde al método cualitativo de esta investiga-


ción —frente a aquellas perspectivas científicas que buscan establecer generalizacio-
nes— es que no se pueden homogeneizar las causas de la violencia contra periodistas.
Si bien, en todos los casos parece ser consecuencia de que se ven trastocados intere-
ses, estos pueden ser en cualquier nivel de gobierno –principalmente local y munici-
pal, aunque también presente en lo estatal e incluso federal, según refieren en otros
casos. El tipo de actor que ejerce la violencia sociopolítica contra periodistas va desde
servidores públicos, fuerzas armadas, grupos políticos locales, crimen organizado y
hasta empresas legales e ilegales; mientras que las agendas responden a la conflicti-
vidad local e históricamente situada.
Cada región del país representada en la investigación, a través de las historias
narradas por cada periodista, es muy distinta de las otras, aunque el miedo como es-
trategia de control, el desplazamiento forzado como situación límite y la resistencia
frente a la violencia sociopolítica, como afrontamiento para no acallar su voz y mante-
nerse con vida, están presentes en todos los casos.
El crimen organizado, en conjunción con el Estado –ya sea por acción, omisión o
aquiescencia- es un actor presente en todos los casos, ya sea como elemento contex-
tual de la violencia, factor de descomposición y ruptura del tejido social, protagonista
de los ataques o en su articulación con otros grupos y actores de poder. El desplielgue
de violencia de los grupos del crimen organizado en el marco de la impunidad estatal
han generado un clima propicio para el ataque, o para enmascarar las agresiones que
viven las y los periodistas críticos; cuando no hay voluntad política para esclarecer un

91
El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

homicidio, resulta un lugar común mediático dejar la responsabilidad de muertes, des-


apariciones o ataques a un cartel, que indagar en las causas, actores y cerrar el ciclo de
impunidad que ha caracterizado las últimas décadas frente a la problemática.
Desde hace al menos 2 sexenios, no parece haber voluntad política por parte
del Estado para la protección del ejercicio de libertad de expresión, por el contrario,
periodistas críticos representan un sujeto político que toca las estructuras de poder,
evidencia las lógicas criminales tanto en lo público como en lo privado, la corrupción e
impunidad del sistema y de la clase política contemporánea. La polarización social se
ha colocado como un elemento que agrava la vulnerabilidad de una parte del gremio,
en un contexto sociopolítico de señalamiento y construcción de estigma, mientras el
periodismo crítico queda expuesto al descrédito, señalamiento, humillación y sin sal-
vaguardas frente a posibles ataques.
En paralelo, cada vez atestiguamos el surgimiento y fortalecimiento de redes de
periodistas en todo el país, sus demandas: protección, derecho la libertad de expre-
sión, justicia ante los asesinatos de colegas, mejorar las condiciones del Mecanismo
de Protección y de las comisiones de atención a víctimas, garantías de seguridad y no
repetición, reparación del daño, entre otros. En estos procesos de creación de redes,
las y los periodistas se han fortalecido tanto en la dimensión política, en la creación
y desarrollo de condiciones de cuidado personal y colectivo, como en sus medidas de
seguridad –física, mental, emocional- y en la profesionalización de su quehacer.
Al compartir los resultados investigación con cuatro de las y los periodistas en-
trevistados, de manera unánime reconocieron la importancia de esta publicación:

92
Conclusiones

para dar a conocer su vivencia desde un marco diferente de análisis, el enfoque psi-
cosocial, que permite colocar la vivencia de los impactos de la violencia sociopo-
lítica y sus estrategias de afrontamiento al centro, mientras se comprende que lo
normal es que experimenten miedo, soledad, angustia o incertidumbre frente a
un contexto anormal de entramado de violencias (generalizada, sociopolítica
y patriarcal).
En estas páginas, las y los periodistas reconocieron sus
testimonios y pudieron ver que no son experiencias individua-
lizadas; que el terror, la parálisis y el duelo son compartidos con otras
personas del gremio que han vivido el desplazamiento forzado a causa
del riesgo; pero también comparten las estrategias que les han fortale-
cido, los pequeños y grandes pasos en reparación del daño, la exigencia de
condiciones para el ejercicio del periodismo y la reconstrucción de sus vidas.
En todos los casos, ellas y ellos se han reapropiado de su propia voz,
vuelven a escribir –aunque no siempre con sus propios nombres ni en
sus medios, por miedo a nuevos ataques contra su persona o contra
sus colegas- y reconstruyen sus proyectos políticos y de vida, poco
a poco, a diferentes tiempos y desde lugares muy diversos de su ser:
hombre/mujer, padre/madre, afectación psicológica o neurológica a causa
de las violencias vividas, con movilidad limitada, militante de otras
causas políticas, desplazado interno, retornada o aún en exilio, situación común a
toda América Latina.

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

Para las y los 4 periodistas, que sus nombres reales aparecieran en esta investi-
gación fue una solicitud que fueron plasmando después de leerla: todas coincidían en
la importancia de enunciar su nombre como reinvidicación de su propia vivencia, para
que otros colegas se puedan acercar a pedirles ayuda si así lo quieren, para que “si me
matan al menos quede constancia”, o porque “no poner nuestro nombre nos invisibili-
za, eso también sería una censura y no van a censurar también lo que me pasó” como
expresaron un par de periodistas al momento de tener la retroalimentación sobre es-
tas páginas.
En Aluna reconocemos no sólo la confianza que nos brindaron para hacer esta in-
vestigación; agradecemos los aprendizajes que construimos junto con ellas y ellos du-
rante los acompañamientos, durante las sesiones de entrevistas y la retroalimentación
al borrador final. Reafirmamos el papel fundamental de las y los periodistas críticos
en la construcción de una sociedad democrática, con justicia y dignidad. Sin sus voces,
sin sus ojos y oídos, viviríamos en una caverna de sombras frente a la corrupción, la
impunidad, y la crisis estructural que caracteriza al sistema-mundo contemporáneo.
Nuestro compromiso como organización es seguir caminando junto con estos
sujetos políticos para fortalecer sus estrategias de afrontamiento
ante las violencias sociopolítica y pa-
triarcal que busca acallarles, y
así generar relaciones sociales
dignas y humanizantes.
Epílogo:
Periodismo en
tiempos violentos
Víctor de Currea-Lugo
(periodista colombiano independiente)
https://victordecurrealugo.com
Informar, desde
el periodismo,
es un acto
profundamente
humano.
M
ás que leer las páginas que anteceden este texto, las sentí.
Es decir, las leí como si escuchara a un colega diciéndome
en su casa por las cosas que ha pasado por ejercer esta be-
lla profesión. Y luego, me pidieron este epílogo que resulta un poco
innecesario ante la rudeza de la realidad. Lo importante más que
esta reflexión es el sentimiento que acompaña eso que a veces poco
se dice o que se reduce a frías estadísticas de periodistas detenidos, asesinados o
viviendo en el exilio.
Informar, desde el periodismo, es un acto profundamente humano. Implica tratar
de juntar la información disponible, entre más mejor, de procesarla como el que arma
un rompecabezas sabiendo de antemano que faltan piezas, y de volcarla en palabras o
en imágenes que logren tocar a la persona que está al otro lado.
En esos pasos simples hay, a su vez, tantas partes y esfuerzos como queramos. A
veces se nos va el día confirmando una información, la mañana buscando una fuente
o la tarde buscando un verbo que dé cuenta de lo que sucede.
Todo empeora cuando lo anterior lo haces con la conciencia de que, en este ca-
mino, varios colegas han dejado la vida, de que siempre hay alguien con el (supuesto)

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

látigo de la verdad para desconocer incluso tu propia experiencia y, lo peor, de que ese
miedo que tienes es razonable.
La verdad os hará libres, es una frase bíblica, pero más que una promesa es una
meta. Hoy, la verdad no solo produce cárcel sino también destierro. Esa verdad hace
que las personas que ejercen el bello oficio del periodismo sean perseguidas, sean si-
lenciadas, sean desplazadas e incluso que sean asesinadas.
Otra frase muy común es la de “don’t shoot the messenger” (no dispare al men-
sajero), porque el mensaje es una cosa y su portador

El periodista es otra, pero eso no lo entienden los que quieren


imponer el silencio. Por eso creen que muerto el pe-
no busca ser la rro se acaba la rabia, sin darse cuenta de que las

víctima, no es el personas que escriben y retratan y cuentan lo que


pasa en la vida tienen poca empatía por el silencio.
eje de la noticia, El periodista no busca ser la víctima, no es el

no es quien está al eje de la noticia, no es quien está al frente de la cá-


mara sino detrás. Y es un muy mal presagio cuando
frente de la cámara el periodista es la noticia, porque rara vez es para

[...] es un muy mal contar sus alegrías. Cuando el periodista sea la no-
ticia es más probable que alguien haya tratado de
presagio cuando callarlo.

el periodista es la Solemos decir, siguiendo con la línea de frases


hechas, que la primera baja es la verdad, una expre-
noticia.
98
Epílogo

sión de Esquilo de hace ya muchos siglos. Y a la verdad se evade con la mentira o con el
silencio: con la mentira cuando la línea editorial nos impone qué decir para que no se
ponga en riesgo nuestro trabajo. Y con el silencio para que muchas veces no se ponga en
riesgo nuestra existencia. Por eso la censura huele a muerte.
La reciente guerra de Ucrania materializa lo que ya veíamos venir por culpa de
los gobiernos antidemocráticos, el narcotráfico, los fanáticos y los actores armados: el
peligro de extinción del periodismo y su remplazo por la propaganda.
El problema es que no solo se trata de pelear contra los poderes a los que la
palabra les molesta, ni solo contra las líneas editoriales que nos ponen unas condicio-
nes laborales en las que nuestra profesión pasa de ser periodismo a ser propaganda.
También tenemos una sociedad en la que algunos con ínfulas de superioridad moral
tratan de decirnos qué decir y sobre quién decir. Por eso la defensa de la libertad de
expresión tiene mucho de batalla contra todas las formas de autoritarismo, palabra
que no por coincidencia termina en ismo.
Nuestra intención y destino es ser la piedra en el zapato, es mencionar la soga en
la casa del ahorcado. No basta con encontrar la verdad como si fuera un tesoro encon-
trado por un grupo de niños que juegan en la playa, si no estamos además dispuestos
a ponerla en la mesa, no como postre sino como primer plato.
Pero la persona que ejerce el periodismo es, ante todo, un ciudadano, una perso-
na con la posibilidad, lícita por demás, de sentir miedo, con el derecho a desplomarse
ante la realidad, de dar el paso al costado cuando el tren del poder viene avasallador.
Y eso no es traición, es supervivencia.

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

A veces nos preguntan, si sabemos que la prensa no cambia mucho, a veces ni


siquiera araña las estructuras del poder ¿para qué seguir escribiendo? Yo creo que lo
hacemos por terquedad, porque no sabemos ni queremos hacer otra cosa, porque es
una forma de respirar, porque a lo mejor tenemos el gen de la impertinencia perdido en
algún cromosoma tramposo. No escribimos para que necesariamente algo cambie, lo
hacemos porque hay que hacerlo, sin más argumentos que las ganas.
La gente a veces imagina que los periodistas son heroicos, pero la valentía es una
consecuencia del trabajo y no una causa. Suponer y forzar un heroísmo sobrehumano
en el periodista es cruel. La persona que cubre una noticia, que investiga con un papel
y un lápiz, tiene derecho al sueño y al miedo, a la duda y hasta a decir solo fragmentos
cuando no tiene la película completa, sin mala fe.
A veces, desafortunadamente y en contravía al refrán, muchos disparan al men-
sajero. Lo hacen los jefes que establecen unas muy precarias condiciones laborales,
los que imponen una línea editorial, los que alimentan la censura. Incluso, los que
creen que el periodismo no es necesario porque ya las redes sociales sirven de men-
sajero en tiempos confusos. Y por eso, entre otras cosas, la calumnia le gana a la
verdad.
Eso vimos durante la guerra de Afganistán, la pandemia del coronavirus, el ata-
que a las Torres Gemelas, el Estado Islámico, la guerra en Siria, la hambruna de Soma-
lia, la migración, el cambio climático, las revueltas árabes. Verdades a medias, menti-
ras completas y violaciones al trabajo periodístico y a su correlato materializado en la
libertad de expresión.

100
Epílogo

Ante tantas presiones, los periodistas, como personas que son, piden que la ley
les dé la protección que se menciona en los códigos y los demás papeles. Pero duele
comprobar que las leyes, como las noticias, a veces corren la misma suerte de ser pala-
bras sin dientes, de ser un paquete de buenas intenciones sin dolientes que las hagan
reales. Las normas de protección del derecho a informar y en defensa de la libertad de
expresión, terminan siendo inútiles.
Más doloroso aún, cuando pasamos de reclamar el derecho a decir y nos de-
volvemos es a reclamar el derecho a existir, el derecho a vivir. Cuando ya el poder no
quiere solo imponernos el silencio sino la distancia. Y entonces el exilio aparece como
una carga insalvable.
Ser exiliado por abrir la boca tiene, además, la pena de la distancia en la que se
diluyen nuestras palabras, en las que nuestra cotidianidad entra en el pasado de los
que antes eran nuestro presente. El exilio tiene muchas formas, el destierro es
la más conocida pero el silencio es otra forma de exilio.
Huir no es cobardía, como tampoco quedarse es necesaria-
mente soberbia. Pero a veces quedarse es andar con un chaleco
antibalas. O peor aún, aprender a caminar a hurtadillas como si
acabáramos de robar un banco de palabras peligrosas, como
cuchillos afilados.
Además, tenemos que luchar con la mentira. Las fake news
(falsas noticias) crecen como una gran enredadera que no da
respiro. El problema es que las sociedades, especialmente las

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El miedo sigue ahí. Periodismo crítico en desplazamiento y resistencia

polarizadas, no dan opciones al periodismo reflexivo o de análisis, sino que parecen


demandar noticias tajantes, condenas antes del juicio, razones a medias, discursos de
odio y cánticos a los nacionalismos y a otros ismos igual de totalitarios.
Desde la existencia nunca demostrada de armas de destrucción masiva en Irak
(2003) hasta el supuesto fraude contra Donald Trump (2020), pasando por cientos de
ejemplos, nos muestran que ya lo importante no es la realidad sino las narrativas.
Algunos colegas saben decir, ante las amenazas: aquí me quedo. Lo hacen asu-
miendo el mismo destino de abrazar el periodismo, pero no están solos: tienen una fa-
milia que cuidar, precisamente su talón de Aquiles. La fragilidad de exponer a la familia
lleva al castigo de la autocensura. En todos esos casos de censura, de persecución, de
cárcel y de exilio, el olvido sobrevuela como un ave carroñera, sobre el trabajo perio-
dístico y sobre el periodista.
Ser periodista en México, en Siria, en Afganistán o en Colombia es, literalmente,
una profesión de alto riesgo. Los riesgos se cuelan entre los lápices y los micrófonos,
enviados por fanáticos, por dogmáticos y por otros poderosos. Y de tercos seguimos
creyendo que nuestro trabajo sirve para algo, como el que necesita respirar.

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