Teatro Anterior A 1936 Resumido
Teatro Anterior A 1936 Resumido
Teatro Anterior A 1936 Resumido
Introducción
El teatro es el género más sensible al contexto económico y social. El condicionante comercial que hace que dependa
directamente del interés del empresario para llenar teatros con la intención de ganar dinero hace que a menudo se
opte por obras poco complejas para el público, corriendo poco riesgo pero garantizando el éxito y el beneficio.
De este modo, el teatro de este periodo va a estar determinado por el público que puede pagar una entrada y
acceder a este espectáculo: el burgués y conservador.
La renovación de la escena teatral llegará de la mano del 98 y el 27 fundamentalmente. Los primeros sin éxito
comercial, mientras que los segundos sí que lograrán conciliar un teatro de mayor compromiso con el contexto social
y el éxito comercial.
Miguel de Unamuno hará un teatro de pensamiento, donde los personajes hablan sin prácticamente acción. Se
reduce al mínimo la ornamentación escénica al igual que los personajes que adquieren la categoría de símbolo; del
mismo modo, los diálogos tendrán gran densidad. Se trata, en realidad, de una versión dialogada de una novela o
ensayo; en definitiva, una fórmula dramática que no tiene cabida como espectáculo.
Sucede así en La venda, un drama simbólico donde una ciega recupera la vista (razón) pero finalmente prefiere estar
ciega (fe); o en Raquel encadenada donde una mujer se debate entre una carrera musical y su maternidad bajo el
yugo de su marido; o El hermano Juan que presenta a un don Juan viejo y arrepentido.
Azorín practicará un teatro de vanguardia muy influido por el surrealismo y el teatro de Ramón Gómez de la Serna.
Esto lo convierte en un teatro difícil y nada comercial. En Old Spain, por ejemplo, cuenta en estos términos el choque
entre la tradición rancia y el progreso cuando un multimillonario americano llega a un pequeño pueblo de Castilla.
En Brandy, mucho brandy parte de un presupuesto atractivo para el público para finalmente introducir elementos
simbólicos e irreales.
Pero seguramente es Doctor Death, de 3 a 5 su obra más radical; donde la consulta del doctor Death representa la
antesala de la muerte y no cabe la resistencia, sola la resignación.
Para cerrar el 98 cabe hablar de Ramón María del Valle-Inclán, que desarrollaremos en el punto 7.3.
Dentro de la generación del 27 (no exclusivamente poética, como sabemos), mencionaremos a Rafael Alberti, con
alguna obra de carácter surrealista, como El hombre deshabitado, y otra donde muestra su giro hacia la literatura
comprometida, Fermín Galán. Alejandro Casona, que mezcla humor y lirismo en La sirena varada y Otra vez el diablo,
y continúa después su producción en el exilio: La dama del alba es su mejor obra. Destacan en él la habilidad
constructiva y la equilibrada combinación de realidad y fantasía. Max Aub escribió comedias de vanguardia, cuyo
tema central es la incapacidad del hombre para comprenderse y para comunicarse, como se ve en Narciso. Sus obras
más importantes serán las del exilio: Morir por cerrar los ojos. Miguel Hernández, después de un auto sacramental
(Quien te ha visto y quién te ve), escribió una obra de tema social en verso, El labrador de más aire.
El teatro de Lorca constituye una de las cumbres de nuestra dramaturgia. La temática de sus obras teatrales asombra
por su unidad y por la coherencia con que se vertebra con la de su poesía; de hecho, sus dramas suelen girar, como
sus versos, en torno a la frustración, el deseo imposible o el conflicto entre los anhelos desbordantes del individuo
y los límites que les impone la realidad.
Su obra dramática se inicia dentro de la influencia modernista con El maleficio de la mariposa, que desarrolla
simbólicamente el tema del amor imposible; después escribió varias piezas breves basadas en las técnicas de guiñol
hasta que le llegó el primer éxito con Mariana Pineda, un drama de amor trágico inspirado en la historia de una
heroína ajusticiada en Granada en 1831 por bordar una bandera liberal. Tras esto, llegará la denominada etapa de
las farsas donde destacan títulos como La zapatera prodigiosa, en la que mezclaba la prosa y el verso; Amor de don
Perlimplín con Belisa en su jardín (otro caso de amor trágico) o El retablillo de don Cristóbal, una nueva incursión en
el teatro guiñolesco.
La etapa surrealista de Lorca nos dejó en el teatro obras de interés como El público o Así que pasen cinco años, pero
su plenitud como dramaturgo llegaría en los años anteriores a la guerra, justamente aquellos en los que viajó por el
país con las gentes de “La Barraca”. Su experiencia en La Barraca es fundamental para cerrar la formación de Lorca,
ya que en este proyecto conoce el teatro en todos sus aspectos desde los grandes maestros del Siglo de Oro.
De esta época son sus obras más conocidas, las que forman el denominado ciclo de la mujer rural o tragedias rurales:
Bodas de sangre, Yerma, y La casa de Bernarda Alba1. En estas obras la mujer ocupa un puesto central; se trata de
personajes marginales o marginados, situados fuera de las convenciones sociales y morales, que representan a la
vez la inocencia o la pasión elemental pura. El carácter fuertemente trágico de estas obras, la profundidad y el vigor
de los sentimientos que en ellas se analizan y sus excepcionales cualidades poéticas las convierten en una de las más
altas manifestaciones del teatro español de todos los tiempos.
Ramón María del Valle-Inclán es una de las figuras más polifacéticas y originales de nuestra literatura que, cultivando
todos los géneros, destacará especialmente con su teatro, logrando antes que nadie, la tan ansiada renovación
dramática, aunque sin éxito en su momento.
A lo largo de toda su trayectoria y en todos los géneros, su estilo se caracterizará por ser denso y difícil, repleto de
referencias intertextuales, imágenes y recursos retóricos. Desde sus inicios Valle trabaja un teatro original que le
condena al fracaso comercial pero le permite una creación totalmente libre que se adelante a sus tiempos en todo
el panorama dramático europeo; adelantándose al teatro de la crueldad o del absurdo que se desarrollará años más
tarde en Europa. Se trata, pues, de un teatro donde gana peso el texto dramático con acotaciones literarias y a gran
atrevimiento que dsafía todas las convenciones sociales y técnicas de su tiempo.
Etapa decadentista
Como muchos otros escritores de su generación, sufrió Valle de joven la influencia del decadentismo que
predominaba en la literatura europea del siglo XIX y que constituía el mejor vehículo para expresar su sensibilidad
exquisita y refinada de aquellos años. En este período el escritor gallego se dedicaba a escribir cuentos y una sola
obra dramática, Cenizas. Valle prefiere el ambiente de las grandes ciudades internacionales (París, Roma, Madrid) o
tierras exóticas (México).
Etapa modernista (simbolista)
Hacia principios del siglo XX evolucionó hacia el simbolismo inaugurando lo que se conoce como su ciclo mítico donde
la Galicia mítica y legendaria toma protagonismo e impregna la atmósfera de todas las obras. Personajes como el
Marqués de Bradomín y don Juan de Montenegro son símbolos de esa tradición gallega.
Las principales obras dramáticas de esta etapa son las Comedias Bárbaras donde se presenta, una vez más, una
Galicia mítica con un sociedad arcaica en la que se mezclan la lujuria, la violencia y el libertinaje. La trilogía
protagonizada por Juan Manuel de Montenegro se compone de Cara de plata (1922), Águila de blasón (1907) y
Romance de lobos (1907); y cerraría el ciclo Divinas palabras (1920).
Etapa expresionista
Es bastante evidente en esta etapa la influencia de la tradición literaria del Barroco, fundamentalmente Cervantes
y Quevedo, y de la novela picaresca.
Fue el expresionismo un arte preocupado por los valores sociales y morales. Gustó de la caricatura, de lo grotesco.
Ya en la época modernista con las comedias bárbaras se percibe la evolución de Valle hacia esta fórmula dramática,
pero fue en la década de 1920 a 1930 en la que escribió toda su obra expresionista y en la que predomina el teatro
sobre la novela.
En estas obras late el sentido crítico de la generación del 98. Fustiga las dictaduras hispanoamericanas2 y españolas,
y los falsos valores de la España de la Restauración. Se trata del ciclo de la farsa, donde Valle hace una caricatura
sarcástica de la sociedad mediante la deshumanización de los personajes y la progresiva deformación del lenguaje.
Componen este ciclo: Farsa infantil de la cabeza del dragón (1909), La Marquesa Rosalinda (1912), Farsa italiana de
la enamorada del rey (1920) y Farsa y licencia de la reina castiza (1920). Este ciclo supone un paso de transición
1
Doña Rosita la soltera se escribe en este periodo pero no pertenece a la denominada trilogía del drama rural.
2
Inauguró la llamada novela “de dictador”, con su Tirano Banderas.
hacia el ESPERPENTO, la gran aportación literaria de Valle; compuesto por: Luces de bohemia (1920) y la trilogía
Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, La hija del capitán y Las galas del difunto).
Con Luces de bohemia nace para la vida literaria un nuevo término: el esperpento. Una voz extraída del habla popular
que designa lo feo, lo ridículo, lo llamativo por escaparse de la norma hacia lo grotesco y monstruoso, servirá, de aquí
en adelante, para designar un nuevo arte. El esperpento consiste en la deformación sistemática y grotesca de la
realidad, que, paradójicamente, ya se percibe deformada (INTRODUCIR BREVEMENTE HÉROES CLASICOS Y ESPEJOS).
Para ello, Valle se sitúa más allá de la compasión, el dolor y la risa para mirar a los personajes desde arriba, como él
mismo nos dice. El resultado es una crítica nihilista y cruel de la sociedad y el ser humano.
Par lograr el esperpento Valle se vale de recursos como son la distorsión de la realidad mediante la degradación de
los personajes. Esto lo consigue, fundamentalmente mediante la animalización3, la cosificación4 y la
muñequización5. Por otro lado, aparece constantemente el humor, la ironía y la sátira; ante situaciones que ponen
en contraste lo doloroso y lo bello, lo culto y lo popular… Importante es también la literaturización6 y, sobre todo, la
deformación del lenguaje hasta el extremo, mezclando niveles, registros, vocabulario…
Con el esperpento, dice Pedro Salinas, ingresa Valle en el 98, en España. Desengañado de princesas, vuelve, hijo
pródigo del 98, a su patria, a sus angustias, a la gran tragedia de España.
Al cabo de los años, en Madrid o en París, se redescubre a Valle y se ve en él a la máxima figura del teatro español de
los tres últimos siglos, así como a un verdadero vanguardista que se anticipa a nuevas tendencias del teatro mundial.
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3
Presentar a los personajes como animales.
4
Presentarnos a algunos personajes en función de objetos, despersonalizándolos y degradándolos
5 Deformación de los personajes, que nos son presentados como muñecos, títeres o fantoches
6 Uso de material procedente de otras obras propias o no, o bien de personajes extraídos del mundillo de la literatura.