Eclesiastico - Morla A.
Eclesiastico - Morla A.
Eclesiastico - Morla A.
1
Consultar, entre otros, H. Duesberg - I. Fransen (ed.), Ecclesiastico, BG
(Turín/Roma 1966) 3-12; F. Vattioni, Ecclesiastico (Ñapóles 1968) XVIII-
XXIX; P.W. Skehan - A.A. Di Lella, The Wisdom of Ben Sira, AB 39 (Nueva
York 1987) 51-62.
218 El libro del Eclesiástico Datos generales 219
dos terceras partes del texto hebreo en una gueniza (depósito grupos: Gl y G2. El traductor de G2 no parece que llevó a
de manuscritos inservibles) de la sinagoga del antiguo El Cai- cabo una traducción nueva e independiente; se basó en Gl y
ro. Uno de los problemas consistía en que dicho texto estaba en la recensión hebrea usada por éste. Los manuscritos siria-
repartido en cuatro manuscritos distintos, conocidos como A, cos 7, que representan un texto uniforme, junto con los manus-
B, C y D, todos ellos de los siglos XI y XII. En 1931 fue publi- critos hebreos a nuestra disposición, parecen estar relaciona-
cado un quinto manuscrito (E), hallado también en la mencio- dos directamente con la obra autógrafa de Ben Sira. Pero hay
nada gueniza, que venía a sumar 34 nuevos esticos hebreos a signos de influencia recíproca en las antiguas versiones: los
los 1056 ya existentes. En 1956 se encontraron en la cueva 2 manuscritos siriacos revelan lecturas peculiares de Gl y G2; y
de Qumrán (2Q18) fragmentos de 6,20-31, en disposición esti- los hebreos tienen lecturas peculiares de Gl, G2 y el siriaco 8.
cométrica, y tres o cuatro letras de 6,14-15 (o quizá de 1,19 - Como la obra de Ben Sira se vio libre de la fijación canónica
20), con un texto muy semejante al del manuscrito A 2 . Se trata durante varios siglos, es normal que fuera copiada en numero-
de manuscritos de la segunda mitad del s. I a.C. Por las mis- sas ocasiones, al propio tiempo que se introducían cambios
mas fechas se descubrió en otra cueva un fragmento de ma- textuales que dieron lugar a las corrupciones observables en
nuscrito (HQPs a ), probablemente de la primera mitad del s. I los distintos manuscritos.
d.C, que contenía 51,13-20 y las dos últimas letras de v. 30b 3 .
En 1965 Yadin publicó fragmentos de un manuscrito de Ben La versión latina, tal como nos es presentada en la Vulga-
Sira, de la primera mitad del s. I a.C, encontrado en las exca- ta, no fue llevada a cabo por Jerónimo, que no hizo más que
vaciones de una casamata de Masada 4 . Contiene partes de aceptar, sin retocarla, una antigua traducción 9 . Esta traduc-
39,27 - 44,17, escritas también esticométrícamente. Finalmen- ción, citada por Cipriano, se llevó a cabo seguramente en Áfri-
te, el estudioso A. Scheiber, urgando entre la colección de ca en las primeras décadas del s. III. En ella puede advertirse
fragmentos de la gueniza de El Cairo, depositados en la biblio- el uso de textos Gl y G2 (quizá en revisiones sucesivas), lo que
teca de la Universidad de Cambridge, encontró en 1982 un justificaría en parte la abundancia de duplicados en algunas
nuevo pliego, con el texto de 31,24 - 32,7 y 32,12 - 33,8. Aun- secciones.
que Scheiber lo identificó como una parte del manuscrito D,
no faltan especialistas que, en base a estudios esticométricos,
creen hallarse ante un nuevo manuscrito no conocido hasta la b) Nombre del libro
fecha (F) 5 .
Aunque falta el original hebreo del comienzo de la obra,
Respecto a las versiones, hay que destacar la griega de los su título puede deducirse del colofón tras 51,30 en el manus-
LXX y la siriaca de la Peshitta, sin dejar de un lado los frag- crito B y de las cabeceras griega (Sophia Iesou huiou Sirakh) y
mentos hebreos de las citas rabínicas. Por lo que respecta a los siriaca (hekmeta debar sira) del libro: hokmat yesuai ben W-
manuscritos griegos 6, parece justificado subdividirlos en dos 'azar ben sira', «Sabiduría de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de
Sira». La tradición judía ofrece diferentes nombres del libro.
2
Publicados por M. Baillet / J.T. Milik / R. De Vaux, Les «Petites Grottes» Algunos tratados del Talmud lo titulan seper ben sira\ «Libro
de Qumrán (Oxford 1962).
3
de Ben Sira». Saadia Gaón (s. X) lo conoce como seper musar,
Publicado por J.A. Sanders, The Psalms Scroll of Qumrán Cave 11
(HQPs") (Oxford 1965).
4
Y. Yadin, The Ben Sira Scroll from Masada (Jerusalén 1965). Aportacio-
nes críticas en Th. Middendorp, Die Stellung Jesu Ben Siras zwischen Juden- 7
Cf. R. Smend, op. cit., CXXXVI-CXLVI; N. Peters, op. cit., LXXV-
tum und Hellenismus (Leiden 1973) 92-112. LXXVIII.
5
Más datos en P.W. Skehan - A.A. Di Lefia, op. cit., 51-53. 8
Sobre la relación entre las tres familias textuales, cf. M.D. Nelson, The
6
Magnífico estudio en R. Smend, Die Weisheit des Jesús Sirach (Berlín Syriac Versión of the Wisdom of Ben Sira Compared to the Greek and Hebrew
1906) LXII-CXVIII; ver también N. Peters, Das Buch Jesús Sirach oder Eccle- Materials (Atlanta 1988).
siasticus übersetzt und erklart (Münster 1913) LXV-LXXV. 9
Observaciones en R. Smend, op. cit., CXVIII-CXXIX.
220 El libro del Eclesiástico Datos generales 221
«Libro de instrucción». Otros rabinos lo denominan musar nonicidad de Eclesiástico, parece estar fuera de duda que en el
ben sira', «Instrucción de Ben Sira», o misle ben sira', «Prover- NT es citado con relativa frecuencia, especialmente en Mateo,
bios de Ben Sira» 10. Lucas, Santiago y Hebreos 12.
El n o m b r e «Eclesiástico», que deriva del título de la Curiosamente, aunque las autoridades rabínicas afirma-
mayor parte de los manuscritos de la Vulgata, Ecclesiasticum, ron explícitamente que Eclesiástico no era una obra inspirada,
tiene probablemente su origen en el gran uso que se hizo del pues fue escrita tras el periodo profético, de hecho es citada en
libro entre las comunidades cristianas (ekklesiai) de los prime- el Talmud al menos en 82 ocasiones, y algunas veces las citas
ros siglos. son introducidas con la fórmula «Pues / como está escrito»,
reservada sólo a la reproducción de textos canónicos 13.
c) Numeración 14
2. Autor, fecha y lugar de composición
En los manuscritos griegos, así como en las traducciones
que dependen de ellos, salvo la Vetus Latina y las versiones a) Autor
armenia y eslava, los capítulos 31-36 han sufrido una transpo- Salvo el libro del Eclesiástico, el resto de las obras que
sición numérica respecto al hebreo. En líneas generales pue- integran el AT o son anónimas o atribuidas pseudoepigráfica-
den ser válidas las siguientes correspondencias: mente a personalidades del pasado de Israel, como David o
Hebreo Griego Salomón. Los manuscritos de que disponemos dan el nombre
c. 31 c. 34 del autor de diferentes formas. En 50,27 del B puede leerse:
c. 32 c. 35 «Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sira». Sin em-
c. 33 c. 36 bargo, tras 51,30, aparece de dos formas: una «Simón, hijo de
c. 34 c. 31 Jesús, llamado hijo de Sira»; la otra como en 50,27. El colofón
c. 35 c. 32 siriaco le llama «Jesús, hijo de Simón, llamado hijo de Asi-
c. 36 c. 33 rá» 15. Dado que el traductor dice en el prólogo «mi abuelo Je-
sús» y que en el título griego que encabeza 51,1 puede leerse
n «Oración de Jesús, hijo de Sira», lo lógico es pensar que «Si-
d) Canonicidad
món» es una corrupción, y que el autor del Eclesiástico se lla-
Mientras que la Iglesia Católica considera Eclesiástico co- maba Jesús ben Eleazar ben Sira 16.
mo obra canónica, judíos y protestantes lo tienen como apó-
crifo, es decir, no inspirado, junto con algunos otros libros y
secciones de ellos (cf. IEB II, c. II,I,c). Ahora bien, como la b) Fecha
introducción en el canon católico de Eclesiástico y del resto de Un estudio general de pensamiento y estilo nos lleva a la
las obras aludidas representa una segunda aceptación de obras conclusión de que Eclesiástico fue escrito poco antes de la re-
religiosas -la primera habría sido la del canon judío sin más-, volución macabea del 168 a.C. Pero la determinación más o
todas ellas reciben en la Iglesia Católica el nombre de «deute-
rocanónicas». A pesar de la postura ambigua -al menos casi
nunca del todo clara- de la primitiva iglesia respecto a la ca- 12
Más datos en F. Vattioni, op. cit., XXX-XL.
13
Sobre las citas talmúdicas y rabínicas, cf. R. Smend, op. cit., XLVI-LVI.
"Amplia información en H. Duesberg - I. Fransen, op. cit., 21-32.
15
10
Más datos en G.H. Box / W.O.E. Oesterley, Sirach, en R.H. Charles (ed.), Asirá, «cautivo», es sin duda una lectura equivocada.
16
Apocrypha and Pseudoepigrapha ofthe Oíd Testament I (Oxford 1913) 268-517, Como en las culturas actuales, cuando el primer apellido -en nuestro
esp. 271. caso el patronímico Ben Eleazar- no es suficiente para distinguir a una perso-
11 na, se recurre al segundo, en este caso el patronímico con el nombre del abue-
Consultar, entre otros, N. Peters, op. cit., LIII-LXII; P.W. Skehan / A.A.
lo: Ben Sira.
Di Lella, op. cit, 17-20.
222 El libro del Eclesiástico Dimensión literaria 223
menos precisa de la fecha de composición puede apoyarse en Onías II (último legítimo de la línea sadoquita) en favor de su
la información que nos proporcionan dos pasajes del libro. hermano Jasón, acabó destituyendo a éste para nombrar a un
El traductor griego nos informa en el prefacio de la obra benjaminita: Menelao. Está claro que Ben Sira, de haberla co-
que era nieto del autor y que llegó a Egipto el año treinta y nocido, no habría pasado por alto esta sacrilega violación de
ocho del reinado de Euergetes n . Nos dice también que, des- los derechos sacerdotales 18.
pués de llevar allí viviendo cierto tiempo, emprendió la labor
de traducción de la obra de su abuelo, que estaba escrita en
c) Lugar
hebreo. Por lo que respecta al nombre de Euergetes («Bien-
hechor»), nos consta que hubo dos reyes ptolomeos con dicho No hay razones que nos hagan dudar que el libro del Ecle-
apelativo: Ptolomeo III Euergetes I (247-221 a.C.) y Ptolomeo siástico fue escrito en Jerusalén. Si tenemos en cuenta la for-
Vil Euergetes II (170-117 a.C). Pero, dado que el primero rei- mación del autor, sus amplios conocimientos de las tradicio-
nó poco más de veinticinco años y el traductor nos habla del nes teológicas y sapienciales de su pueblo y su más que posi-
año trigésimo octavo del reinado de Euergetes, podemos dedu- ble familiaridad con la cultura helenista 19, habremos de dedu-
cir que se trataba de Ptolomeo VII, y que, en consecuencia, el cir que Ben Sira fue un famoso maestro de sabiduría (cf.
nieto de Ben Sira llegaría a Egipto en torno al año 132 a.C. Su 50,27), de cultura cosmopolita. En tales circunstancias, la cu-
abuelo habría desarrollado, por tanto, su labor en las primeras na de su formación y la sede óptima de su magisterio hubo de
décadas del s. II, antes ciertamente de la persecución de Antío- ser naturalmente Jerusalén.
co IV Epífanes, que no se menciona en absoluto en el libro.
En 50,1-24 Ben Sira nos ofrece un colorista y encendido
elogio del sumo sacerdote Simón, hijo de Onías. La viveza de II. DIMENSIÓN LITERARIA
las imágenes sugiere que nos hallamos en presencia de un tes-
tigo ocular. Por otra parte, la expresión «en su vida» (50,1) /. Primeras impresiones
parece implicar que ya había muerto. Ahora bien, ¿quién era Si el lector que abre el libro de Ben Sira ha estado antes
ese Simón? Flavio Josefo nos informa de la existencia de dos familiarizado con Proverbios, se sorprenderá de inmediato an-
sumos sacerdotes de idéntico nombre. El más antiguo, Simón te la práctica inexistencia de aforismos aislados de un estico.
I el Justo, es localizado por dicho autor en torno al año 300 En efecto, en Eclesiástico es normal el recurso al poema, a la
a.C; el otro, Simón II, desempeñó su cargo aproximadamente exhortación y a la instrucción. La versificación didáctica supo-
un siglo después. Ahora bien, no es imposible que Simón I sea ne en Ben Sira un decisivo impulso hacia la educación, no só-
una figura legendaria, utilizada por Josefo para rellenar el os- lo escolar sino de carácter general. El maestro se ha converti-
curo periodo que va de Esdras a Antígono (hacia 180 a.C.) y do en Doctor. Como tendremos ocasión de ver, nuestro autor
asegurar así la cadena de sumos sacerdotes. De hecho, las tra- no deja nunca aislado un estico, sino que lo vincula a versos
diciones de la Misná y del Talmud son confusas respecto a es- afines hasta formar poemas con un tema dominante, algunos
tos datos, lo que implica la debilidad de la tesis sobre la su- con divisiones estróficas, especialmente en las secciones de
puesta existencia histórica de Simón I. mayor lirismo.
En consecuencia, cabe deducir que el libro del Eclesiásti-
co fue redactado después del 195 a.C. (fecha aproximada de la 18
muerte de Simón II). Bajando a detalles, la obra no pudo es- Sobre el trasfondo histórico de la obra de Ben Sira, puede consultarse
R. Smend, op. cit., XIV-XXVIII; M.Ts. Segal, Sefer Ben Sira hassalem (Jerusa-
cribirse después del 171 a.C. En efecto, éste es el año en que lén 19582) 1-11; J. Marbóck, Weisheit im Wandel (Bonn 1971) 9-12; P.W.
Antíoco Epífanes, tras haber depuesto al sumo sacerdote Skehan - A.A. Di Lella, op. cit., 8-16; H. Stadelmann, Ben Sira ais Schriftgelehr-
ter, WUNT 6 (Tubinga 1980) 4-26.
19
17 Sobre la relación de Ben Sira con el pensamiento griego, consultar J.
Importancia del dato en F. Vattioni, op. cit., XVII-XVIII. Marbóck, op. cit., 170-173; Th. Middendorp, op. cit., 7-34.
224 El libro del Eclesiástico Dimensión literaria 225
Otra peculiaridad de Eclesiástico es la repetición temáti- Ni Proverbios ni Job ni Qohelet parecen estar interesados
ca. Sorprende en una obra, que con toda seguridad se debe a en rebasar los límites de un discurso racional autónomo. De
la pluma de un mismo autor, comprobar que algunos temas se ahí la ausencia del recurso a la Ley, un ámbito por otra parte
repiten en diferentes secciones, sin una función literaria pecu- esencial para el desarrollo y la comprensión del Judaismo pos-
liar aparente. P.e. la instrucción sobre la vergüenza de 4,20-31 terior. En sus primeros estadios evolutivos, la sabiduría, como
tiene un paralelo más amplio en 41,16 - 42,8; los funestos peli- vocación de servicio al individuo y como forma de discurso,
gros que el mal uso de la lengua puede acarrear al hombre se evitó la supeditación a los imperativos de la ley positiva. No se
tienen en cuenta en 5,9 - 6,4; 19,4-19; 20,1-8.18-26; 23,7-15; trataba de una anomía premeditada, sino de selección de cen-
27,8-15; etc.; el tema de la amistad y la enemistad recurre en tros de interés. Porque, a decir verdad, los sabios recurrieron
6,5-17; 12,8-18; 22,19-26; 37,1-6; etc.; sobre la generosidad y continuamente a una «norma moral», pero relacionada más
los préstamos se nos habla en 3,30 - 4,10; 29,1-20; sobre las con un código de conducta personal sometido a la eficacia so-
comidas en sociedad, en 31,12-24; 32,1-13; 37,27-31; sobre el cial que con una legislación positiva extrínseca. En este senti-
temor del Señor, en 1,11-20; 2,7-17; 32,14-24; 34,13-17. Más do, el binomio «justo/malvado» u «honrado/impío» no tenía
abajo podremos aventurar alguna hipótesis sobre esta clara por qué estar enraizado a priori en la Tora mosaica. Ben Sira,
falta de interés en armonizar el contenido de ciertos pasajes. sin embargo, no sólo recurre a la lectura de ese binomio desde
la perspectiva legal, sino que llega a identificar vocación sa-
Si exceptuamos Prov 30,7-9, no encontramos en la litera- piencial con sometimiento a la Ley mosaica 20 . Más aún, sitúa
tura sapiencial canónica ningún ejemplo de plegaria, un re- en el mismo nivel «temor del Señor» y Tora 21 : «Los que temen
manso en el que el sabio se dirija a Dios en oración. Si tene- al Señor tratan de complacerle, / los que lo aman cumplen su
mos en cuenta el peculiar ethos de la sabiduría, la búsqueda ley» (2,16).
racional del orden inscrito en la creación y su integración en
él, resulta normal la ausencia del impulso devocional o místi-
co. Sin embargo, en los representantes deuterocanónicos cam- 2. Aspectos literarios
bia el panorama. Al propio tiempo que percibimos un ímpetu
devocional al que estábamos desacostumbrados, se nos regala a) Lengua
con plegarias de una hondura religiosa admirable, tales como La obra de Ben Sira está escrita en hebreo, aunque a nivel
Sab 9. En Ben Sira la plegaria puede ser indirecta, mediante léxico se perciben bastantes aramaísmos. En su época, el he-
una invitación en segunda persona del plural (39,12-35; 43,27- breo era sin más una lengua de escuela, no hablada entre el
33; 50,22-24), o directa, como en 23,1-6; 36,1-17; 51,1-12. pueblo. Sin embargo, nuestro autor la conocía lo suficiente-
El recurso de Ben Sira a la historia constituye otra de las mente bien como para atreverse a exponer su pensamiento
sorpresas del lector no familiarizado con su obra. Si exceptua- poéticamente. Verdad es que su estilo es imitativo y, en oca-
mos las cabeceras de algunas partes de Proverbios, donde se siones, repetitivo, pero sería un despropósito decir que es de-
mencionan a Salomón y a Ezequías (1,1; 10,1; 25,1), o la pseu- cadente. De hecho, desde el punto de vista estilístico, Eclesiás-
doepigrafía salomónica de Qohelet (1,1.12), no encontraremos tico no es inferior a los salmos más recientes o a algunas par-
en la literatura sapiencial canónica referencia alguna a perso- tes tardías de Proverbios. Sabe combinar magistralmente lo
najes o eventos de la historia israelita. Eclesiástico constituye
una significativa excepción, pues, aparte de las numerosas re-
20
ferencias puntuales a personajes o héroes de la literatura reli- Sobre la función de la Ley en Eclesiástico y su alcance teológico, consul-
giosa, el autor compone en los ce. 44-50 un magnífico y am- tar E.J. Schnabel, Law and Wisdom from Ben Sira to Paul (Tubinga 1985) 29-
92; también K.M. O'Connor, The Wisdom Literature (Wilmington 1988) 145-
plio tratado, no exento de manipulaciones ideológicas, de la 146.
Historia Salutis. Más abajo podremos precisar la razón de este 21
Sobre la relación de estos dos conceptos en Eclesiástico, cf. J. Haspec-
recurso a la historia en Ben Sira. ker, Gottesfurcht bei Jesús Sirach (Roma 1967) 328-332.
226 El libro del Eclesiástico Dimensión literaria 227
didáctico con lo devocional, las retahilas moralizantes con sor- definir «casos» hipotéticos o reales. Su finalidad es evidente-
prendentes imágenes literarias 22. Incluso en ocasiones el len- mente didáctica, pero prevalecen los elementos descriptivos.
guaje poético es realmente soberbio, especialmente en las for- Otro masal está representado por la instrucción, frecuente en
mulaciones teológicas (p.e. c. 24) y en las secciones hímnicas Prov 1-9 y de honda raigambre en la literatura egipcia. A las
(p.e. 42,15 - 43,33). características formales del poema didáctico viene a sumarse
como propio el vocativo «Hijo mío», o fórmulas análogas, el
continuo uso de imperativos, que intiman a la observancia, y
b) Géneros literarios la motivación (oración causal o consecutiva), que pretende de-
Por lo que respecta a los géneros literarios, Ben Sira do- ducir las ventajas de la aceptación de lo sugerido o las des-
minaba el amplio muestrario de la tradición sapiencial 23 . Jun- ventajas de la desobediencia (ver Eclo 10,26 - 11,9; 12,1-7;
to a los géneros que integran el común denominador de masal, 13,8-13; 31,12-24). El poema amoroso alegórico de 14,20-27
en Eclesiástico encontramos himnos, narración autobiográfi- tiene sin duda precedentes en Prov 5,15-20 y Cant 2,8ss.
ca, onomástica, plegarias, el gran poema didáctico y hasta un El himno no tiene por qué coincidir con las categorías li-
salmo de acción de gracias. túrgicas propias de nuestra cultura religiosa occidental. Se lla-
Aunque desde el punto de vista formal Eclesiástico parece ma himno a toda descripción poética que tiene por objeto a
estar familiarizado con Proverbios 24 , a diferencia de éste Ben Dios, sus cualidades o sus obras. Eventualmente el vocabula-
Sira utiliza el proverbio aislado en muy raras ocasiones, e in- rio es selecto y el «tempo», majestuoso. Como prevalece el to-
no descriptivo y la llamada imperativa a la alabanza o a la
cluso en estos casos no pierde la oportunidad de comentarlo
contemplación puede estar ausente, resulta inadecuado deno-
mediante exhortaciones u observaciones de la vida real. Así,
minar a estos poemas himnos de alabanza 25 . En Eclesiástico
para advertir del peligro del trato con ricos (13,2-7), tras lo contamos con 1,1-10; 18,1-14; 39,12-35; 42,15 - 43,33. La na-
que parece un proverbio convencional (13,2), presenta algunos rración autobiográfica está bien representada en el resto de la
«casos» de la experiencia cotidiana y las consecuencias frus- literatura sapiencial (p.e. Prov 7; 24,30-34; Qohelet 1,12 - 2,26;
trantes de una actitud irreflexiva (13,3-7). Es decir, que lo nor- 8,9 - 9,1; Sab 7-9). Con este tipo de formulación, el sabio recu-
mal es encontrarse con unidades versificadas en torno a un rre a un hecho de vida propio (pudiera ser que ajeno, visto
tema, de tres o más esticos, introducidas por un aforismo (p.e. como propio) para que el alumno/lector rechace un estilo de
22,6-18; 26,1-4). Otra variante del masal es el proverbio numé- vida autodestructor -en caso de que el hecho sea negativo- o
rico (Eclo 23,16-18; 25,7-11; 26,5-6; 50,25-26), conocido ya por imite un camino que conduce a la autorrealización -en caso
Job (p.e. 5,19-22), Salmos (p.e. 62,12), y sobre todo por Pro- de que la experiencia reflejada sea positiva-. En Ben Sira, casi
verbios (p.e. 6,16-19, y especialmente c. 30). El esquema de todos los ejemplos de narración autobiográfica están orienta-
este recurso literario es N/N+l («Hay tres cosas que... y una dos a la consecución de la sabiduría (24,30-34; 33,16-18;
cuarta que...»). De masal puede calificarse también el poema 51,13-22). Los onomástica son listas de «nombres» de los dis-
didáctico breve (Eclo 10,6-18; 22,19-26; 27,22-29), dirigido a tintos elementos del mundo natural, análogas a las modernas
apremiar la necesidad de una conducta recta. Tras la afirma- taxonomías. Pueden incluir especies animales o vegetales, mi-
ción de base con que se abre la unidad, Ben Sira hace uso de nerales, pueblos del área geográfica e incluso accidentes geo-
preguntas retóricas, oraciones condicionales o relativas para gráficos. Los onomástica fueron especialmente cultivados en
Egipto. En el resto de la literatura sapiencial contamos con
Job 28; 36,27 - 37,13; 38,4 - 39,30; 40,15 - 41,26; Sab 7,17-
22
Cf. V. Moría, Eclesiástico (Madrid/Estella 1992) 12. 20.22-23; 14,25-26. Ben Sira utiliza este recurso literario prin
23
Seguimos esencialmente a C.W. Baumgartner, Die literarische Gattungen
in der Weisheit des Jesús Sirach: ZAW 34 (1914) 161-198; ver también P.W.
Skehan / A.A. Di Lella, op. cit., 21-30.
24
Sobre la relación Eclesiástico-Proverbios, consultar, H. Duesberg / I. " Quizá el único ejemplar en Ben Sira sea 50,22-24. Ver, sin embargo,
Fransen, op. cit., 64-71. P.W. Skehan / A.A. Di Lella, op. cit., 27.
228 El libro del Eclesiástico Dimensión literaria 229
cipalmente en los himnos. En 39,12-35 contamos con los w . «Quien hiere el ojo h a c e b r o t a r l á g r i m a s /
26-30. En el gran poema 42,15 - 43,33, su autor derrocha ta- q u i e n hiere el c o r a z ó n d e s c u b r e sentimientos» (22,19);
lento poético para describir las obras de Dios en el firmamen- del segundo:
to y la diversidad de los meteoros: sol, luna, estrellas, arco iris,
relámpago, trueno, granizo, viento, lluvia, escarcha y nieve. En «El h o m b r e s e n s a t o n o desprecia los consejos /
el m a l v a d o y el soberbio d e s c o n o c e n el t e m o r » (32,18);
este género podría también ser incluida la descripción de los
oficios de 38,24-34. En Ben Sira contamos con dos magníficos del tercero:
ejemplos de plegarias: 22,27 - 23,6 y 36,1-17. Se trata de un «No desdeñes a u n a mujer discreta y b u e n a /
género propiamente sálmico. Salvo Prov 30,7-9 y Sab 9, el res- p o r q u e su gracia vale m á s q u e el oro» (7,19).
to de la literatura sapiencial no nos ofrece ningún otro ejem-
plo de plegaria. Es un claro indicio de que, en Ben Sira, el Los recursos de la aliteración y la asonancia son también
escriba y el hombre piadoso habían llegado a fundirse. El gran frecuentes, así como la variedad de estructuras quiásticas 28 .
poema didáctico está fundamentalmente representado por el La tendencia de Ben Sira a la exposición temática encuentra
elogio de los antepasados (44,1 - 50,24) 26 , En 51,1-12 nos en- una vía expresiva en el uso de estribillos, que sirven de eslabón
contramos con un salmo de acción de gracias individual, elabo- estilístico en el desarrollo del problema tratado. El uso más
rado sin duda sobre modelos primitivos. llamativo de este recurso aparece en el c. 2, donde el autor se
sirve de tres «Los que teméis al Señor» (w. 7-9), tres «ayes»
(w. 12-14) y tres «Los que temen al Señor» (w. 15-17) para
c) Recursos retóricos y estilísticos intimar a la confianza y la fidelidad a Dios. En el himno de
Por lo que respecta a los recursos retóricos y estilísticos, 39,12-35 descubrimos en tres lugares estratégicos la fórmula
la obra de Ben Sira es deudora en su mayor parte del patrimo- «No cabe decir...» (w. 16.21.34). Algunos estribillos adoptan
nio poético hebreo, si bien en determinados momentos nos un principio de alternancia: «Si tienes ganado.../hijos.../hijas»
sorprenden tanto la peculiar adaptación de antiguos elemen- (7,22-24); «Una raza digna... Una raza despreciable» (10,19).
tos cuanto las propias aportaciones. Está fuera de duda que la En esta línea, el conocido modelo de versificación a:b:/a':b',
obra de Ben Sira está redactada en forma poética. Aunque si- encontrado en 19,13-17:
guen existiendo dudas sobre la estructura estrófica de la obra, «Pregunta a t u amigo...
resulta bastante evidente el predominio del uso del estico con P r e g u n t a a t u prójimo...
dos hemistiquios -en algunas ocasiones tres: 38,14; 42,15- en P r e g u n t a a t u amigo...
paralelismo 27. A veces nos encontramos con versos de dos y P r e g u n t a a t u prójimo...»
hasta de tres esticos (p.e. 8,2; 9,8; 11,4; 25,7; 29,5; 44,21).
Hay estribillos que recurren sin más a la repetición de una
Habitualmente, al igual que la poesía hebrea precedente, simple frase: tres veces «un amigo fiel» en 6,14-16. Es proba-
Ben Sira utiliza el paralelismo: sinonímico, antitético y pro- ble que Ben Sira adoptase el debate («No digas...») a partir de
gresivo/sintético. Un ejemplo del primer caso: la obra de Qoheletelet (ver Eclo 7,10), si bien se trata de una
forma ampliamente utilizada en las instrucciones egipcias de
26
Para algunos especialistas, que definen este poema como encomio, se
Ani y Amenemope. De todos modos, es evidente que Ben Sira
trata de un préstamo literario de la cultura helenista. Ha defendido última- se siente proclive a su uso sobre todo en contextos de teodi-
mente esta línea interpretativa en un magnífico estudio Th.R. Lee, Studies in cea 29 (5,1-6; 7,9; 11,23-24; 15,11-12; 16,17).
the Form ofSirach 44-50 (Atlanta 1986). Sin embargo, este ejemplar de «histo-
ria salutis» puede ser un eco de poemas de otros ámbitos literarios del AT (p.e.
Sal 78). Por otra parte, carece de sentido definir genéricamente este poema 28
Información en P.W. Skehan / A.A. Di Lella, op. cit., 64-73.
como «narración didáctica»; así, P.W. Skehan / A.A. Di Lella, op. cit., 29-30. 29
Sobre el recurso a la teodicea en Ben Sira, cf. J.L. Crenshaw, The Problem
27
Los mejores trabajos a este respecto en las introducciones a las obras de ofTheodicy in Sirach: On Human Bondage: JBL 94 (1975) 47-64 (= J.L. Crens-
R. Smend, op. cit.; M.H. Segal, Seper ben-Sira hassakm (Jerusalén 21958). haw [ed.], Theodicy in the Oíd Testament [Filadelfia/Londres 1983] 119-140).
230 El libro del Eclesiástico Dimensión literaria 231
Existen en Eclesiástico otras formas menores conocidas en Jerusalén. Su identificación con la Ley de Moisés supone
también en el resto de la tradición sapiencial israelita. Así el un hito en la historia del pensamiento israelita, de consecuen-
aforismo estructurado a partir de la fórmula tob...min («Más cias ilimitadas. El tercer bloque se abre con un himno de ala-
vale... que»; p.e. 10,27; 20,18.31; 30,14); las series negativas banza a la obra de la creación (42,15 - 43,33), que da paso al
(p.e. 7,1-20; 8,1-19; 9,1-12; 11,2.4.7-9; 12,10-12; 18,30-33; elogio de los antepasados de Israel (ce. 44-50). De este modo
32,19-21); las series positivas (p.e. «hay quien...» en 11,11- queda diseñado un gran proyecto literario y teológico, desa-
12.18; 20,5-6.9-12.21-23; «antes de...» 18,19-21); los macaris- rrollado en pasos sucesivos: la Sabiduría, creatura original de
mos (p.e. 14,1-2.20-21; 26,1); las preguntas retóricas (10,29; Dios, que El derramó sobre todas sus obras, se ofrece a todos
13,17; 17,31; 18,4.5.8.16s; 30,19). cuanto se predisponen cultivando el temor/respeto al Señor
(1,1-10) 32 . La Sabiduría personificada hace su propio elogio,
rememorando su origen divino, su búsqueda de un lugar de
d) Estructura literaria
reposo y la aceptación de Israel como su heredad perpetua
La estructura literaria de Eclesiástico sigue siendo una (24,1-11). Y lo decisivo: «Todo esto es el libro de la alianza del
cuestión debatida. Aunque desconciertan a primera vista las Altísimo, la Ley promulgada por Moisés» (24,23) 33 .
repeticiones temáticas a lo largo de la obra -padres e hijos, En el tercer poema la Sabiduría sólo es mencionada explí-
esposos y esposas, hombres y mujeres, amigos y enemigos, ve- citamente en tres ocasiones: «las maravillas de su sabiduría»
jez y muerte, etc.-, lo cierto es que las secciones hímnicas pue- (42,21); «con su sabiduría ha sometido al océano» (43,23) y «a
den ofrecer un principio estructurante. Hasta tal punto son los piadosos les ha dado la sabiduría» (43,33). Sin embargo,
importantes, que en ellas encontrará el lector las aportaciones no cabe duda que todo él está impregnado del sentimiento de
más decisivas de Ben Sira a la tradición sapiencial. Consti- la omnisciencia divina: descubre todos los secretos del cora-
tuyen una especie de cuerpo doctrinal frente al cual las temáti- zón y conoce los signos de los tiempos (42,18); anuncia pasado
cas individuales mencionadas con anterioridad (que por cierto y futuro, y no se le escapa ni un pensamiento (42,19-20); Dios
ya aparecen en otros libros sapienciales) dan la impresión de ha dispuesto todas las cosas a la perfección, de tal modo que
servir de relleno. le obedezcan (42,21-25); todo se mantiene firme ante la pala-
Existen en Eclesiástico tres secciones hímnicas fundamen- bra del Santo (43,10): del Señor es el poder (43,17). También
tales: 1,1-10, origen divino de la Sabiduría 30; 24,1-29, la Sabi- aquí Sabiduría y creación están íntimamente vinculadas. El
duría en Israel y sus frutos; 42,15 - 43,33, himno a la creación poema termina de manera análoga al primero. Aquí «a los pia-
y al Creador 31 . Las tres se caracterizan por un tratamiento so- dosos les ha dado la sabiduría» (43,33); en 1,10: «él se la brin-
berbio de la teología de la creación. Si tenemos en cuenta, por dó a los que lo aman». Tras el gran himno de 42,15 - 43,33, el
otra parte, que el c. 51 es desconocido por el traductor griego lector va a saber quiénes han sido esos piadosos destinatarios
y si prescindimos del prólogo del nieto/traductor, el libro de en la historia de Israel (ce. 44-50). El esquema es relativamen-
Ben Sira se estructura en tres grandes bloques: 1,1 - 23,27; te claro: la Sabiduría, creatura primordial, es ofrecida a todos
24,1 - 42,14; 42,15 - 50,29. los hombres piadosos; pero tiene su heredad principalmente
El primero es introducido por un himno laudatorio a la «en el pueblo glorioso» (24,12); de aquí han salido ejemplos
Sabiduría, creatura primordial de Dios, quien la ofrece como edificantes, de memoria imperecedera, de hombres poseídos
don a los que lo aman. Al segundo le sirve de exordio el mag-
nífico poema sobre la Sabiduría, don divino que penetra toda
la realidad creada, pero que tiene su residencia especialmente 32
Más que en términos de «temor/terror», el concepto de «temor del Se-
ñor» debe ser entendido como relación creatural con Dios, como amor y con-
fianza en El. Sobre el tema, cf. J. Haspecker, op. cit., 205-312.
33
30 Sobre la fusión de Ley y sabiduría, cf. J. Blenkinsopp, Wisdom and Law
Interesante estudio exegético en O. Rickenbacher, Weisheitsperikopen bei
Ben Sira, OBO 1 (Gotinga 1973) 4-34. in the Oíd Testament (Oxford 1983) 140-145; H.D. Preuss, Einführung in die
31
Importante el estudio de J. Marbóck, op. cit., 145-151. alttestamentliche Weisheitsliteratur (Stuttgart 1987) 142-145.
232 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 233
por el espíritu de la sabiduría (elogio de los antepasados, ce. (3,17-29), justicia con el necesitado (3,30 - 4,10), la sabiduría
44-50). como maestra (4,11-19) 36 , vergüenza y arrogancia (4,20-31; cf.
Skehan y Di Lella ofrecen una estructura alternativa, con 41,14 - 42,8), falsas seguridades (5,1-8), pecados de la lengua
ocho partes y una conclusión, que no tiene en cuenta el valor (5,9 - 6,4), verdaderas amistades (6,5-17), búsqueda de la sabi-
de las secciones hímnicas que antes hemos mencionado: I. 1,1 duría (6,18-37) 37 , la vida social (7,1-17), relaciones familiares
- 4,10. II. 4,11 - 6,17. III. 6,18 - 14,19. IV. 14,20 - 23,27. V. (7,18-28), deberes religiosos (7,29-36), errores en las relaciones
24,1 - 33,18. VI. 33,19 - 38,23. VIL 38,24 - 43,33. VIII. 44,1 - humanas (8,1-19), mujeres peligrosas (9,1-9), compañías (9,10-
50,24. Conclusión: 50,25 - 51,30 34 . 16), gobernantes (9,17 - 10,5), orgullo (10,6-18), de nuevo el
temor del Señor (10,19-25), peligros de la jactancia (10,26 -
11,9), trabajo y finanzas (11,10-28), huéspedes y desconocidos
III. CONTENIDO Y PROPOSITO (11,29-34), hacer favores (12,1-7), enemigos (12,8 - 13,1), ricos
(13,2-7), aristócratas (13,8-13), clases sociales (13,15-24), la fi-
Según Ben Sira, la sabiduría es el bien/don supremo al delidad (13,25 - 14,2), tacañería (14,3-10), salud y muerte
que puede aspirar el ser humano. Se trata de una cualidad di- (14,11-19), salmo sobre la sabiduría (14,20 - 15,10), pecado y
vina presente de modo general en toda la creación, y de mane- libertad (15,11-20), errores que Dios castiga (16,1-14), omni-
ra particular en la Ley mosaica. Nuestro autor va apoyando presencia de Dios (16,17-23), gobierno de la creación por parte
sus afirmaciones en su propia experiencia, proponiéndose de de Dios (16,24 - 17,14), misericordia y justicia (17,15-24),
vez en cuando como ejemplo mediante el uso de la primera arrepentimiento (17,25-32), compasión de Dios por la debili-
persona. Así, su enseñanza adquiere una vasta perspectiva y dad humana (18,1-14), generosidad (18,15-18), distintas acti-
una insólita autoridad moral. No hay prácticamente ningún tudes precabidas (18,19-29), autodominio (18,30 - 19,3), malas
tema, relacionado bien con el desarrollo personal bien con la lenguas (19,4-19), la buena y la mala inteligencia (19,20-30),
responsabilidad comunitaria, que pase desapercibido a Ben disciplina en el lenguaje (20,1-8), diversas paradojas de la vida
Sira. A pesar de su sólido entramado ideológico, Eclesiástico (20,9-17), lenguaje inoportuno y mentiras (20,18-26), diseño
adolece de ciertas inconsistencias doctrinales, de ciertas apo- del sabio (20,27-31), control del pecado (21,1-11), necios y sa-
rías presentes, sin embargo, en todas las formas desarrolladas bios (21,12-26), tres tipos de mala conducta (21,27 - 22,5),
de la religión bíblica. más sobre el necio (22,6-18), más sobre la amistad (22,19-26),
autodisciplina (22,27 - 23,6), disciplina en el hablar (23,7-15),
pasiones sexuales (23,16-27).
35
1. Presentación temática Como podemos observar, se trata de un amplio muestra-
a) Sección primera: 1,1-23,27 rio de actitudes y caracterizaciones de tipo individual y social,
meramente humanas o decididamente religiosas. Se alaban
• Tópicos sapienciales virtudes y se fustigan vicios; se exhorta al cultivo del autocon-
La primera sección de la obra (1,1 - 23,27) está integrada trol, al sometimiento voluntario a la disciplina y al rechazo de
por una serie de tópicos ya conocidos en su mayor parte por decisiones autodestructivas. Un muestrario que bien podían
Proverbios: el temor del Señor como camino de sabiduría firmar los sabios y recopiladores de sentencias de Egipto y de
(1,11-20), autocontrol y sinceridad (1,22-30), paciencia y fideli- Mesopotamia, animados por idénticos ideales de formación
dad (2,1-18), respeto a los padres (3,1-16), humildad y orgullo humana. Sin embargo, el humus es implícita o explícitamente
yavista. Aunque en numerosas ocasiones la sanción es simple-
34
P.W. Skehan / A.A. Di Lella, op. cit.
35 36
Algunas observaciones útiles en P.W. Skehan / A.A. Di Lella, op. cit., 75- Consultar comentario de O. Rickenbacher, op. cit., 35-54.
37
92. Cf. Ibíd., 55-72.
234 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 235
mente intramundana (autodestrucción), Ben Sira recurre con había introducido en Israel las especulaciones cosmogónicas y
frecuencia a la intervención de un Dios retribuidor. Ya en teosóficas. En este sentido, el israelita ya tiene bastante con lo
1,11-20 hace una oferta programática de gran alcance y de que se le ha revelado.
consecuencias decisivas para comprender su idea sobre la na-
turaleza de la sabiduría: el principio y la plenitud de la sabidu-
ría consiste en el temor del Señor (1,14.16); de él depende que • Necesidades sociales
se cumpla nuestro deseo de una larga vida (1,20), de una vida
en plenitud. Aunque la idea no es original (la descubrimos en En esta primera parte de la obra sorprende también la
Prov 1,7), en Ben Sira es aplicada con rigor hasta sus últimas preocupación de Ben Sira por una respuesta urgente a las ne-
consecuencias. El impulso religioso está magistralmente ela- cesidades sociales, por un tratamiento de la pobreza desde las
borado y conscientemente servido desde la primera a la última exigencias de la justicia (4,1-10). Si hemos de considerar pro-
página del libro. gramático el orden de los temas en el libro, está claro que para
nuestro autor, la primera mirada fuera del ámbito familiar (cf.
• Compasión de Dios 3,1-16) debe ir dirigida al mundo de los desheredados. El
hombre que busca el camino de la sabiduría y del temor del
También en las primeras páginas del libro aflora otra te- Señor encontrará en el ámbito de las relaciones de justicia uno
mática que resulta casi obsesiva en Ben Sira: la compasión de de los lugares privilegiados. Además hay una sanción trascen-
Dios por el hombre (2,11.18), como si un mundo privado de la dente: «si alguien angustiado te maldice, su Creador escuchará
misericordia de Dios estuviese abocado a la autodestrucción. su imprecación» (4,6), como si la injusticia social implicara
Sin embargo, no duda en recurrir a la tradición doctrinal una irresponsable alteración del orden establecido por Dios en
cuando dicha compasión puede llevar a equívocos: «No vivas el acto creador. En este contexto, Ben Sira anima a despreciar
tan seguro del perdón mientras pecas sin cesar. No digas: la mezquindad y la tacañería: «El mezquino no se contenta
Grande es su misericordia... porque tiene piedad, pero tam- con lo suyo, / la codicia malsana seca el alma. // El avaro hasta
bién ira» (5,5-6). Este peculiar espíritu religioso se pone de con el pan es cicatero, / y en su mesa todo es escasez» (14,9-
manifiesto también en un sorprendente consejo: «No ambicio- 10). En esta línea hay que leer también 35,11-24. Alternativa-
nes lo que es demasiado difícil para ti / no investigues lo que mente, la riqueza puede llegar a ser la fuente más fecunda de
supera tus fuerzas. // Pon atención en lo que se te manda / y no pseudoconfianza humana, causante de la ceguera religiosa, el
te preocupes por cosas misteriosas. // No te afanes en cosas fruto más maduro de los instintos y las pasiones (cf. 5,1-8; ver
que te superan / lo que se te ha revelado supera la compren- también 31,1-11). Los ricos, depredadores por naturaleza,
sión del hombre. // Pues a muchos extravió su presunción / y constituyen una clase social que invita continuamente al pobre
una torcida pretensión pervirtió su inteligencia» (3,21-24). Da al recelo y a la desconfianza (cf. 13,2-7.8-13.15-24). Respecto a
la impresión de que estamos oyendo a un padre, no a un las mujeres, la actitud de Ben Sira es cautelosa, si no de abier-
maestro de sabiduría. ¿Cómo encaja en la actitud sapiencial ta desconfianza 38 : «no te confíes del todo a tu mujer, no sea
de búsqueda sin trabas esos imperativos «no ambiciones» / que te llegue a dominar» (9,2). Sin embargo, hemos de recono-
«no investigues» / «no te afanes»? ¿Cómo puede un sabio re- cer que, como en el resto de los tópicos tratados en el libro,
chazar como pervertidor y pretencioso el impulso humano ha- también en éste pone de manifiesto Ben Sira su exquisito
cia el conocimiento? Sorprendentemente, en su lugar se inti- equilibrio y su hondo humanismo: «no tengas celos de la mu-
ma al hombre a hacer lo que se le manda (referencia implícita jer que amas» (9,1).
a la observancia de la Ley), pues lo revelado supera a priori la
comprensión humana. No es improbable que esta actitud de
Ben Sira responda a una polémica con la tradición librepensa- 38
dora de la cultura helenista, carente de «libros revelados», que Importante al respecto la obra de W.C. Trenchard, Ben Sira's View of
Women: A Literary Analysis (Chico 1982) esp. 167-173.
236 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 237
• Pragmatismo y humanismo que un árbol se desprenda en otoño de sus hojas para que la
savia que proporciona la primavera alimente nuevos retoños
La experiencia personal, o quizás las lecciones de la histo- (cf. 14,18). Lo importante es el «árbol social». El hombre,
ria, han hecho de Ben Sira un hombre lúcido y ecuánime, ca- creado a imagen de Dios, dotado de inteligencia para conocer
paz de poner en tela de juicio algunas de las enseñanzas tradi- el bien y el mal, está vocacionado a alabar a Dios y a procla-
cionales. Por lo que respecta a los reyes, no hay que dar por mar las grandezas de sus obras en el espacio de tiempo que
sentada su sabiduría, a pesar de la tradición sobre Salomón de Dios le concede vivir sobre esta tierra (cf. 17,3-10). Pero siem-
1 Reyes y de las enseñanzas de Proverbios (p.e. 25,2). A este pre podrá contar con su misericordia: «Los años del hombre
respecto, es totalmente desmitificadora la afirmación de 10,3: están contados... Una gota del mar, un grano de arena, / esos
«Rey sin instrucción, ruina de su pueblo». son sus pocos años junto a la eternidad. // Por eso el Señor es
En ocasiones Ben Sira se deja llevar por un pragmatismo paciente con los hombres, / y derrama sobre ellos su miseri-
escandaloso, a pesar del enfoque religioso de sus consejos: «Si cordia. // El ve y sabe que su fin es miserable, / por eso los
haces el bien, mira a quién se lo haces, / y sacarás provecho de perdona una y otra vez» (18,9-12). ¡Todavía no estaba el tiem-
tus favores. // Haz bien al piadoso y tendrás recompensa, / si po maduro para que se escribiese el libro de la Sabiduría!
no de él, al menos del Altísimo. //... Da al hombre piadoso, / El carácter equilibrado y el hondo humanismo de Ben Si-
pero no socorras al pecador. //... Que también el Altísimo odia ra se ponen de manifiesto en casi todos los temas que aborda.
a los pecadores / y se venga del malvado» (12,1-2.4.6). En Ben Pero donde resultan más llamativos es precisamente en el tra-
Sira se aprecia a veces una incomprensible tensión entre una tamiento del tema de la sabiduría. Según Proverbios, la sabi-
ternura solícita (p.e. 9,10; 18,15-17) y una dureza intransigen- duría y la prudencia proporcionan al hombre una vida segura
te. Pero es probable que esa tensión psicológica no sea más y feliz; en contrapartida, la necedad desemboca en el fracaso
que un reflejo de la tensión, de las ambigüedades, que el hom- humano y en la autodestrucción. En esto está de acuerdo Ben
bre prudente descubre en la existencia como tal. No hay que Sira (cf. 22,6-18); sin embargo, sabe que hay necedades incul-
olvidar que el camino de la vida está sembrado de bien y de pables y sabidurías destructivas: «Hay quien no aprende por
mal, y que el hombre sabio debe estar siempre preparado a falta de luces, / y hay listezas que acarrean amargura» (21,12).
conjuntar la acción adecuada con el momento oportuno. Si las
situaciones de la vida son cambiantes, el hombre prudente,
ante eventos análogos, se verá obligado quizá a dar respuestas b) Sección segunda: 24,1-42,14
distintas. • Temas antiguos y nuevos
Sin llegar al drástico consejo de Qoheletelet respecto al La segunda sección insiste en la temática de la primera,
disfrute de los bienes, Ben Sira anima al hombre a vivir bien aunque encontramos algunas novedades, concretamente un
dentro de sus posibilidades. ¿Razón? El carácter inevitable y autodesvelamiento más consciente del autor. En 24,30-34 se
rupturista de la muerte: «Antes de morir, haz bien a los ami- presenta Ben Sira como sabio, en línea con una honorable tra-
gos, / según tus medios sé generoso con ellos. // No te prives de dición. Sorprende, sin embargo, el alto valor que concede a la
la dicha presente, / no dejes sin cumplir un legítimo deseo. //... disciplina y a la sabiduría, identificándolas llamativamente
Da, recibe y disfruta de la vida, / porque no hay que esperar con la profecía (24,33) 39 . En 33,16-19 vuelve a hablar de sí
deleite en el abismo» (14,13-14.16). Respecto a la escatología, mismo y de su función de sabio. Las imágenes acuáticas de
Ben Sira se mantiene aferrado a la doctrina tradicional, a pe- 24,30-34 dejan paso aquí a las imágenes de la vendimia. Si allí
sar de que en su época circularían sin duda ideas relativas a la
inmortalidad y a la resurrección, fruto del contacto con la filo-
sofía helenista. Para él, tras la muerte espera al hombre el 39
Ver al respecto J.G. Gammie, The Sage in Sirach, en J.G. Gammie / L.G.
sheol. Ahí acaba todo. Sin embargo, su visión de la muerte no Perdue (eds.), The Sage in Israel and the Ancient Near East (Winona Lake 1990)
es pesimista ni desgarrada. Morir es algo tan natural como 355-372, pp. 370-371.
238 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 239
era una modesta acequia, aquí no es más que un rebuscador del hombre, alguna muy cercana al espíritu de Qohelet: «Peno-
tras los vendimiadores. ¿Tiene Ben Sira conciencia (o intuye sa tarea se ha impuesto a todo hombre, / pesado yugo a los
sin más) que la sabiduría está cumpliendo el papel de la profe- humanos, // desde el día en que salen del seno de su madre /
cía en la atormentada época que le toca vivir? Si así fuese, se hasta el día de su vuelta a la madre de todos. // El tema de sus
justifica la equiparación de 24,33 y se comprende que se sienta reflexiones, el temor de su corazón, / es la espera angustiosa
un rebuscador «tras los vendimiadores». del día de la muerte» (40,1-2). Este tono elegiaco nos recuerda
En esta segunda sección vuelve a retomar y a desarrollar Sal 39,5-7; 90,10; Job 7,1; 14,1-2; Ecl 2,22-23. El destino del
Ben Sira algunos tópicos de la primera. El tema sobre las bue- hombre se resume en sufrimiento y rivalidades (40,4cd), en
nas y las malas mujeres, esbozado en la primera parte (9,1-9), angustia ante la muerte y en una lacerante ansiedad que no le
es ampliamente desarrollado en 25,13 - 26,18. En 26,21-27 se abandona ni en el lecho (40,6). El tema de la muerte es repro-
trata exclusivamente de la esposa. Ben Sira es extremadamen- puesto en 41,1-4. Mientras la muerte es una desgracia para
te sensible al potencial maléfico de la lengua. En 27,8-15 y quien vive feliz (41,1), se torna en agradable visitante para po-
28,13-26 aborda esta temática, desarrollada previamente en bres y ancianos (41,2). Ben Sira piensa sin duda en la maldi-
19,4-17 y 23,7-15. En 37,1-6 (la falsa amistad) nos ofrece el ción de Gn 3,19: «No temas por estar sentenciado a muerte...
contrapunto al desarrollo de las ventajas de la amistad en Es el destino que el Señor ha impuesto a todo viviente»
6,15-17 y 22,19-26. En esta sección, sin embargo, hay tópicos (41,3-4). La segunda sección termina con un poema didáctico
no tratados en la primera, como los secretos (27,16-21), la hi- sobre las hijas (tema adelantado en 7,24-25; 22,4-5 y, en la se-
pocresía y sus consecuencias (27,22-29), la venganza (27,30 - gunda sección, 26,10) que sorprende por su exagerado rigoris-
28,7), las riñas (28,8-12), préstamos y fianzas (29,1-20), la co- mo. Aun teniendo en cuenta la distancia cultural que nos sepa-
rrección de los hijos (30,1-13), la salud (30,14-25), las formas ra de la civilización en la que vivió Ben Sira, resulta escanda-
en la mesa (31,12-24; 32,1-13), ventajas y desventajas del vino loso leer que «vale más maldad de hombre que bondad de mu-
(31,25-31), testamentos (33,20-24). jer» (42,14a). Bien es verdad que algunas de las preocupacio-
nes que, según el autor, causan las hijas al padre han sido sin
Los consejos positivos de 7,20-21 relativos a la conducta duda compartidas en nuestro modelo social y familiar occi-
con la servidumbre dejan paso en 33,25-33 a un sorprendente dental de hace pocas décadas: soltería, indocilidad, seducción
tratamiento del tema, donde Ben Sira defiende incomprensi- con el consiguiente embarazo, esterilidad y desavenencias con
blemente una conducta tiránica y deshumanizante para con el esposo (42,9-10).
los criados: «Al asno forraje, carga y palo; / al criado pan, co-
rrección y trabajo. //... Yugo y bridas doblegan el cuello, / al
mal criado mano dura y castigo. // Hazlo trabajar, para que no • Dimensión religiosa explícita
esté ocioso, / que la ociosidad es maestra de vicios» (33,25.27- De vez en cuando, Ben Sira necesita abandonar momentá-
28). La atenuación de 33,30-33 es sólo aparente, pues se basa neamente el ámbito de la instrucción secular y tomar aliento
en motivos legales y en un pragmatismo egoísta. Otros temas religioso, para que sus lectores no olviden que la fuente última
no tratados en la primera sección son los de la inutilidad de la que fertiliza sus consejos y la raíz de la que brota la auténtica
adivinación y la oniromancia (34,1-8); la importancia de los sabiduría tiene una naturaleza trascendente. Esta es sin duda
viajes para el enriquecimiento de la experiencia humana (34,9- la función de 32,14 - 33,6, importancia decisiva del temor del
12); sacrificios que carecen de valor (34,18-26) y verdaderos Señor y de la confianza en El, y 34,13-17, seguridad de los que
sacrificios (35,1-10); buenos y malos consejeros (37,7-15). En temen al Señor. En 36,1-17 encontramos un nuevo oasis reli-
lo referente a médicos y medicinas (38,1-15), así como a los gioso, pero esta vez para solicitar conmovedoramente la cle-
duelos por los difuntos (38,16-23), pone de manifiesto Ben Si- mencia divina para con su pueblo sometido y la destrucción
ra su hondo humanismo y su gran sentido común. En 40,1-7 inmisericorde de sus enemigos. En un arrebato psicológico su-
nos proporciona una serie de reflexiones en torno al destino brayado por una cascada de imperativos, Ben Sira solicita una
240 El libro del Eclesiástico Contenido y proposito 241
intervención urgente por parte de Yahvé para que sus profetas ta: «indagar en la sabiduría de los antiguos... conservar relatos
resulten veraces (cf. 36,15). ¿Dónde han quedado las antiguas de hombres famosos... examinar máximas, buscar el sentido
promesas? Si Yahvé es el Dios de Israel, proverbial defensor oculto de los proverbios y los secretos de las máximas»
de los oprimidos, debe demostrar su poder y su santidad libe- (39,lcd-3). «El tipo de sabio que diseña Ben Sira se sitúa pro-
rando al pueblo elegido y, en contrapartida, eliminando al bablemente al final de una línea evolutiva donde se funden de-
pueblo opresor. En 39,12-35 vuelve Ben Sira a efectuar una cididamente el sabio experto en enigmas (tal como se refleja
incursión en el terreno religioso, esta vez para exponer sus en la tradición proverbial) y el sabio hombre religioso y legis-
preocupaciones relativas a la justicia, la sabiduría y la provi- perito. En efecto, la meditación de la ley del Altísimo y el estu-
dencia divinas, situándolas en el marco de la bondad y el pro- dio de las profecías (Eclo 39,1) parece no formar parte, por los
fundo sentido de lo creado: teología de la creación al servicio datos de que actualmente disponemos, del prototipo de sabio
de la teodicea 40 . deducible de las secciones epigramáticas de Proverbios. Se ha
dado sin duda un paso decisivo de la educación general, de
• Ideal del sabio carácter secular, al cultivo complementario de las tradiciones
legales y religiosas de Israel» 42.
Quizá la parte más llamativa y novedosa de la segunda
sección sea la relativa al ideal del sabio (38,24 - 39,11) 41 . «La
sabiduría del escriba requiere tiempo y dedicación, / el que es- • Coherencia de la obra
tá libre de quehaceres llegará a sabio» (38,24). Se trata del La repetición de temas en la primera y segunda secciones
ideal griego escolástico (de schole «tiempo libre»). Ben Sira del libro ha inducido a numerosos especialistas, probablemen-
pasa revista a las profesiones más representativas de su época te con razón, a pensar que Eclesiástico es una obra compues-
(criadores de ganado, agricultores, artesanos, herreros, alfare- ta. En efecto, resultaría ilógico que Ben Sira se hubiese repeti-
ros; 38,25-30) para llegar a la conclusión de que, a pesar de su do en distintas partes del libro sin un motivo razonable, pu-
maestría (38,31), su utilidad social (38,32) y su función «re- diendo haber reunido en un mismo apartado las perícopas re-
creadora» de la realidad (38,34c), a los representantes de estas lativas a una temática concreta. En consecuencia, es obvio
profesiones «no se los busca para el consejo del pueblo, / ni pensar que Eclesiástico es una recopilación de apuntes de es-
sobresalen en la asamblea; // no se sientan en el tribunal, / ni cuela y de poemas del sabio de Jerusalén. Sin embargo, no he-
entienden de justicia y derecho. // No destacan por su cultura mos de pensar que esta recopilación se llevó a cabo sin volun-
ni por su discernimiento, / ni figuran entre los autores de pro- tad de orden. Aparte de la función de los poemas que abren las
verbios» (38,33-34ab). A continuación pasa Ben Sira a exponer tres secciones, tal como hemos indicado, pueden descubrirse
su ideal de sabio, con una primera afirmación sorprendente: en una misma sección ciertos rasgos que reflejan una voluntad
«No así el que se aplica por entero a meditar la Ley del Altísi- de orden y de progresión temática.
mo» (39,lab). En la historia de la sabiduría israelita es la pri-
mera vez que topamos con una categorización del sabio de es- Pongamos algunos ejemplos. En la sección primera, tras
tas características. Sin embargo, afirmar que el sabio tiene hablar del origen y naturaleza de la sabiduría (1,1-10), y de la
que dedicarse, entre otras cosas, al estudio de la Tora encaja exigencia del temor del Señor para acceder a ella (condición
perfectamente en el ideograma propuesto por Ben Sira, donde religiosa; 1,11-20), Ben Sira pasa a exponer las condiciones de
sabiduría y Ley son explícitamente identificadas (cf. 24,23). tipo humano y educativo: autocontrol y sinceridad (1,22-30);
Por lo demás, el resto de las funciones adscritas al sabio se paciencia y fidelidad (2,1-18). Después, el primer círculo don-
corresponde perfectamente con la tradición sapiencial israeli- de el aprendiz de sabio debe poner de manifiesto su madurez:
la familia (3,1-16). El segundo círculo (la sociedad) está repre-
40
Puede consultarse G L Prato, op cit, 62-115
41
Importante estudio en O Rickenbacher, op cit., 176-196 V Moría, op. cit, 191
242 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 243
sentado de momento por los más necesitados (3,30 - 4,10). Si ligros de la lengua en 27,8 - 28,26; asuntos relativos al dinero
en 1,1-10 se nos hablaba del origen de la sabiduría, 4,11-19 se en el c. 29; la mención de las comidas en sociedad (31,12-24)
centra en su magisterio, probable indicio de comienzo de sub- le da pie a nuestro autor para hablar del vino (31,25-31) y de
sección. Esa idea básica reaparece en 6,18-37, inicio sin duda los banquetes (32,1-13). En 35,11-24 vuelve Ben Sira al tema
de la tercera subsección. Como puede verse por lo dicho, es de la justicia y la misericordia de Dios, pero con los ojos pues-
normal que cada parte o sección del libro dé comienzo con un tos en el luctuoso destino de su pueblo. «El Señor no se hará
himno a la sabiduría o con su recomendación por parte del esperar, / ni tendrá paciencia con los impíos, // hasta... tomar
maestro. A continuación, se retoman los ámbitos donde el venganza de las naciones... y destrozar el cetro de los malva-
hombre debe poner de manifiesto su talante sapiencial: la so- dos; // hasta hacer justicia a su pueblo, / y alegrarlo con su
ciedad (7,1-17) y la familia (7,18-28), sin olvidar los deberes misericordia» (35,19-23). Estos sentimientos constituyen sin
religiosos (7,29-36). Esto es lo que hay que hacer; ¿y lo que duda la preparación a la plegaria por Israel que viene a conti-
hay que evitar? Las siguientes perícopas tratan de responder a nuación (36,1-17). Una nueva galería de personajes en 36,21 -
esta pregunta: relaciones humanas erróneas (8,1-19); mujeres 37,15: la esposa; los amigos; los consejeros. La sección 38,1-
peligrosas (9,1-9); no abandonar a los buenos amigos (9,10- 15, sobre los médicos, da pie a nuestro autor para una instruc-
16). De 12,8 a 14,10 desfila una tipología humana variopinta: ción sobre los duelos por los difuntos (38,16-23). Y así podrían
enemigos; ricos; aristócratas; clases sociales; tacaños. Un sal- multiplicarse ejemplos que hablan por sí solos de la voluntad
mo sobre la sabiduría (14,20 - 15,10) 43 da paso a la cuarta de conferir cierta coherencia temática a la obra.
subsección de la primera gran sección de la obra. Si, según
este salmo, Dios es omnipotente y fuente de todo, en buena cj Sección tercera: 42,15-50,29
lógica debería ser responsable de las malas acciones del hom-
bre. Ben Sira intenta dar respuesta a este interrogante en la La tercera sección manifiesta perfiles más netos que las
perícopa siguiente: pecado y libertad (15,11-20), completada dos anteriores, y trata de servir de recapitulación a las ideas
por una exposición de los errores que Dios castiga (16,1-14). básicas expuestas en ellas. Pretende presentar a la Sabiduría
¿Pero se preocupa realmente Dios de los asuntos humanos? en la naturaleza y en la historia. Por una parte, la maestría de
Respuesta desde la perspectiva de la omnipresencia divina la obra creadora implica la soberanía y la suprema sabiduría
(16,17-23) y del maravilloso gobierno de la creación (16,24 - de Dios. De ahí que, con la sección 42,15 - 43,33, trate Ben
17,14). Está claro que «ante Dios está siempre la conducta del Sira de glosar con detenimiento y de confirmar su afirmación
hombre, y nada se oculta a sus ojos» (17,15). Pero, aunque es- de 1,1: toda sabiduría viene del Señor y con él está por siem-
té siempre dispuesto a retribuir las malas acciones fruto de la pre 44. La segunda subsección de esta tercera parte (cc.44-50)
acción libre del hombre, se trata de un Dios misericordioso y está dedicada al elogio de los antepasados de Israel 45 . «Su vin-
justo (17,15-24), dispuesto al perdón siempre que se dé la cir- culación con el tema de la creación es intrínseca. Según Ben
cunstancia previa del arrepentimiento (17,25-32), pues Dios se Sira, la sabiduría divina, que se manifiesta primordialmente
compadece de la debilidad humana (18,1-14). en la realidad creada (orden cósmico), es comunicativa en una
doble dirección. Por una parte, se refleja como don en la reali-
Como puede observarse, aunque en ocasiones aparezca al- dad humana (orden social)... Por otra parte, como ente divino
gún tema descontextualizado, en general la presentación del primordial, recibe del Creador la orden de establecer su mora-
contenido es progresiva y coherente. En 14,20 - 18,14 p.e. he-
mos podido descubrir un magnífico tratado sobre el pecado, la
libertad y el perdón. Idéntico esfuerzo de concatenación temá- 44
Excelente trabajo sobre la función de esta sección en el marco de la teo-
tica se pone de manifiesto en la segunda sección del libro: pe- dicea en G.L. Prato, II problema della teodicea in Ben Sira (Roma 1975) 116-
208.
45
Un resumen de la visión histórica de Ben Sira en H. Duesberg / 1 . Fnjn-
Aportación exegética en O. Rickenbacher, op. cit., 73-98. sen, op. cit., 81-90.
244 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 245
da en Israel (24,3-8). Aquí ejerce su ministerio y su poder en 11,25b («en días de males se olvidan los bienes») y 11,27a
(24,10-11)... Y, lo que es más importante, ha echado sus raíces («una hora de aflicción y te olvidas del bienestar»). En la hora
en un pueblo glorioso, en la heredad del Señor (24,12s). En del mal por excelencia, la hora de la muerte, el hombre es ca-
consecuencia, las grandes figuras de este pueblo glorioso cons- paz de ver, como en una secuencia fílmica, el valor o la vacie-
tituyen la manifestación de la sabiduría divina, la prolonga- dad de su vida. El hombre piadoso morirá tranquilo, sabiendo
ción de su creación» 46. En 50,25-26 nos encontramos con un que le acompaña la bendición y la sonrisa del Señor. Por el
proverbio numérico que interrumpe el discurso del final del contrario, el impío morirá consciente del sinsentido de su vida
libro. O fue introducido después de la composición o se ha y del rechazo de Dios. En estas circunstancias, su riqueza y
desprendido de alguna otra sección. Dos apéndices (el salmo prosperidad carecerán de sentido. En el punto final de la exis-
de acción de gracias de 51,1-12 y la nota autobiográfica de tencia se descubre el significado total de ésta. Este es el «día
51,13-30) sirven de conclusión al libro. de la desgracia» por antonomasia (5,8). Dios es misericordioso
y sabe esperar, pero no deja de descargar su cólera contra los
pecadores cuando lo cree necesario (5,4.6). ¿Pero no hay posi-
2. Aportas doctrinales
bilidad de que el malvado sea retribuido antes de que se des-
En Eclesiástico podemos percibir sin dificultad ciertos cubra el fracaso de su proyecto vital en la hora de la muerte?
puntos doctrinales a primera vista contradictorios, que Ben Si- Para satisfacer esta angustiosa pregunta, Ben Sira ensaya
ra trató de armonizar, aparentemente sin excesivo éxito. una respuesta novedosa desde la perspectiva de la metafísica.
La doctrina tradicional de la retribución expuesta en 7,1 -3 pa-
a) Retribución y creación rece no ser suficiente por ingenua: «No hagas el mal, y el mal
Para Ben Sira, Dios es justo e imparcial con sus creaturas no te alcanzará, / aléjate de la injusticia, y ella se alejará de ti.
(16,14; 35,12; cf. Job 34,19; Sab 6,7): la gente honrada disfruta // No siembres, hijo, en surcos de injusticia, / no sea que cose-
en contrapartida de una vida plena y feliz; los pecadores viven ches siete veces más». ¿Y si cosecha siete veces más de bien en
inquietos y continuamente expuestos al fracaso (21,9-10; 41,5- lugar del «lógico» mal? Había que buscar una respuesta más
13). Pero, para nuestro autor, que no cree en la resurrección, pertinente, aun a sabiendas de que todo tiene su explicación
esta retribución tiene lugar necesariamente en el más acá. Es en la misteriosa libertad de Dios: «¿Por qué un día es más lar-
lógico, en consecuencia, que Ben Sira tenga que poner en mar- go que otro...? Los ha distinguido la mente del Señor... A unos
cha una batería argumentativa para tratar de explicar el viejo exaltó y santificó, a otros los hizo días ordinarios» (33,7-9).
problema de la prosperidad del malvado y del infortunio del Sobre esta base creacional-litúrgica prosigue Ben Sira: «Todos
justo. ¿Hasta cuándo va a esperar Dios para retribuir al malva- los hombres proceden del barro... El Señor los ha distinguido
do que rebosa salud y disfruta de sus bienes? ¿Hasta cuándo con su gran sabiduría... A unos los bendijo y exaltó... a otros
va a demorarse para retribuir al justo que se consume en la los maldijo y humilló y los derribó de su lugar. Como arcilla
enfermedad y la desgracia? Ben Sira ensaya una primera res- en manos del alfarero, que la modela según su voluntad, así
puesta: «Pues es fácil para el Señor, en el día de la muerte, / están los hombres...» (33,10-13).
dar a cada cual según sus obras. // Antes de la muerte a nadie Nuestro autor responde desde el determinismo divino, lo
felicites, / porque al hombre se le conoce por su fin» (11, que la teología moderna llamaría predestinación. Pero lo deci-
26.28). Nuestro autor no está pensando en una retribución ul- sivo viene a continuación. Como la respuesta anterior podía
tramundana. Una de las posibles respuestas a este aparente no satisfacer al oyente, que argumentaría desde la perspectiva
enigma interpretativo está en el mismo texto, concretamente de la falta de libertad del hombre, Ben Sira se apresta a redon-
dear su discurso de teodicea: «Frente al mal está el bien, frente
a la muerte la vida, / y frente al piadoso, el pecador. // Contem-
46
V. Moría, op. cit., 206-207. pla, pues, todas las obras del Altísimo, / de dos en dos, una
246 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 247
frente a otra» (33,14-15). Dios ha creado todas las cosas por tino del hombre (33,13). Como hemos visto líneas arriba, el
pares de contrarios en equilibrio 47 : mal y bien, muerte y vida; Señor controla el curso de los acontecimientos en beneficio
según elija el hombre, se convertirá en pecador o piadoso. Así del justo y en perjuicio del malvado (cf. 39,26-31). La sabidu-
queda aparentemente salvado el libre albedrío humano, aun- ría misma, que es de origen divino, ha sido derramada por
que al lector le queda la duda de cómo es posible que el hom- Dios sobre todas sus obras y la concede a los que lo aman (cf.
bre pueda elegir si Dios ya «ha diversificado sus caminos» (i.e. 1,1-10).
su conducta, destino; 33,11). Ben Sira no pretende decir que Por el contrario, y paradójicamente, Ben Sira afirma que
Dios ha creado la inclinación de cada hombre hacia el bien o el hombre es un ser libre (15,14). Desde esta perspectiva, la
hacia el mal, sino que ha dispuesto que el resultado de su libre norma positiva ayuda al hombre a hacer buen uso de su liber-
elección le lleve por un camino o por otro. Este espinoso tema tad: «Si quieres, guardarás los mandamientos; / de ti depende
de teodicea reaparece en 39,12-35, también en el contexto de el permanecer fiel» (15,15). ¿Pero cómo compaginar este texto
la teología de la creación. «No cabe decir: '¿Qué es esto? ¿Para con el determinismo de 33,10-13? Por otra parte, ¿qué valor
qué sirve?' / Todo ha sido creado para un fin... Para los justos tiene la afirmación de que la sabiduría se adquiere mediante el
son llanos sus caminos, / para los malvados piedras de tropie- esfuerzo humano (6,18-19) cuando, como hemos visto, se trata
zo. // Al principio fueron creados los bienes para los justos, / y de una creatura cuasi-divina concedida por Dios a los piado-
para los malvados, bienes y males. // Indispensables para la sos? Si el hombre no puede hacerse con la sabiduría para con-
vida del hombre / son agua, fuego, hierro y sal... Todas estas trolar así su futuro, ¿cómo se puede hablar de libertad?
cosas son buenas para los piadosos, / mas para los pecadores
se vuelven perjudiciales... Las obras del Señor son todas bue-
nas, / y cumplen oportunamente su cometido... pues todo a su c) Etica y ritualismo
tiempo demuestra su bondad» (39,21.24-27.33-34). Aquí Ben
Sira retoma sus preocupaciones relativas a la justicia, la sabi- La ética constituye una de las preocupaciones más urgen-
duría y la providencia divinas, situándolas en el marco de la tes de la tradición sapiencial. Así lo confirma la polarización
bondad y el profundo sentido de la creación. Hay cosas que, antropológica entre justos y malvados, tan persistente en todos
aun siendo buenas por tener su origen en la bendición divina, los representantes de dicha tradición. Hasta tal punto es así,
a su debido tiempo sirven de castigo, se convierten en malas que resultan normales las identificaciones «justo/sabio» y
para los pecadores. «malvado/necio». Ben Sira no es una excepción a este respec-
to. Así, en línea con una tradición que se remonta al profeta
Amos, subraya el carácter ineficaz de las rúbricas rituales por
sí mismas. En 34,18-26 nos habla de la inutilidad de los sacri-
b) Predeterminismo y libertad ficios al margen de las exigencias de la ética, en términos muy
cercanos a los de la profecía. La persistencia en el pecado y la
Ben Sira, siguiendo la tradición del monoteísmo ético, sa- falta de propósito de enmienda invalidan las ofrendas del
be que el Señor es un Dios único (36,4; 43,27), todopoderoso hombre (34,19.25-26). Ben Sira es especialmente sensible a la
(42,17) y eterno (42,21), que todo lo ve (15,18), que conoce lo injusticia social: «Como inmolar a un hijo delante de su padre
que ha sido y lo que será, incluso las cosas ocultas (42,19). En / es ofrecer sacrificios con los bienes de los pobres. // Con esca-
este entramado creacional, tanto el bien como el mal proceden so alimento vive el pobre, / privarle de él es cometer un cri-
de Dios (11,14; cf. Is 45,7; Job 2,10), en sus manos está el des- men. // Mata al prójimo quien le quita el sustento, / derrama
sangre quien priva de su sueldo al jornalero» (34,20-22). «Las
imágenes son brutales: quien vierte la sangre de un animal en
47
Sobre este principio del doble aspecto, cf. J. Hadot, Penchant mauvais et un sacrificio, es como si vertiese la propia sangre del pobre,
volonté libre dans la sagesse de Ben Sira (Bruselas 1970) 153-175; J. Marbóck, con los beneficios de cuya explotación se financia el sacrifi-
op. cit., 152-154; G.L. Prato, op. cit., 364-378.
248 El libro del Eclesiástico Contenido y propósito 249
48
ció» . Los sacrificios por sí mismos no expían el pecado mostrado interés por la temática cultual, como si ésta no fuese
(7,8-9); sólo son eficaces a este respecto la justicia y la bondad. constitutiva del núcleo de enseñanzas sapienciales. Pero en
Por otra parte, Ben Sira tiene en gran estima el ritualismo Ben Sira se percibe la conjunción de sabiduría y piedad. La
del templo; sería engañoso deducir del párrafo anterior que sabiduría popular y secular han acabado convirtiéndose en sa-
minusvalora los aspectos rituales de la vida religiosa. En oca- biduría académica y confesional.
siones, el lector podría sacar la falsa impresión de que, en de-
terminadas circunstancias, nuestro autor dispensa del ritualis- d) Universalismo y nacionalismo
mo: «Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de ha-
rina, / y quien da limosna ofrece sacrificio de alabanza. // En Eclesiástico se percibe una apertura universalista en
Apartarse del mal agrada al Señor, / huir de la injusticia es consonancia principalmente con la tradición profética. La crí-
sacrificio expiatorio» (35,2-3). Pero en realidad no se atreve a tica de Amos a la teología del éxodo como ideología exclusivis-
dar el paso: «Quien observa la Ley multiplica las ofrendas... ta (cf. Am 9,7) comenzó a abrir brecha en lo que podíamos
No te presentes ante el Señor con las manos vacías, / pues en denominar «nacionalyavismo». Del mismo modo, el sentido
esto consisten los mandamientos... Glorifica al Señor con ge- por la responsabilidad personal cultivado por Jeremías y Eze-
nerosidad, / y no escatimes las primicias que ofreces... Paga quiel, así como la noción de misión universal prevista por el
los diezmos de buena gana» (35,1.4.7-8). Es llamativo también Segundo Isaías facilitaron el universalismo judío de siglos pos-
en Ben Sira el respeto por el sacerdocio. Hasta la Sabiduría teriores. En esta línea habrá que leer algunos textos de Ben
misma aparece oficiando el servicio litúrgico, como si de un Sira (10,14-17; 16,12-13.26-30). Por otra parte, la cuestión de
sacerdote se tratara (cf. 24,10). Las figuras sacerdotales ocu- la raza queda supeditada a la piedad y a la ética (cf. 10,19).
pan siempre puestos de relieve en Eclesiástico. Así se pone de Sin embargo, Israel es la porción del Señor (17,17) y Jeru-
manifiesto principalmente en el elogio de los antepasados (ce. salén el lugar de su descanso (36,12). La Sabiduría primordial
44-50). Mientras la figura de Moisés ocupa sólo cinco versícu- fijó su residencia en Israel, se estableció en Sión, asentó su
los (45,1-5) y se resaltan los aspectos llamativos de su persona- poder en Jerusalén, echó raíces en el pueblo glorioso (cf. 24,8-
lidad y de sus funciones, pasando por alto su misión de liber- 12). Desde esta perspectiva particularista se entiende el estre-
tador, la de Aarón ocupa diecisiete versículos (45,6-22). Idénti- mecedor ruego de Ben Sira de que Yahvé se apresure y aniqui-
ca impresión se saca de la lectura de 50,1-21, espacio dedicado le a las naciones extranjeras que se oponen a Israel (cf. 36,1-
a la figura del sumo sacerdote Simón. La extensión del poema 17). Se trata de una tensión de algún modo irresuelta en Ecle-
y su alta calidad poética, así como su localización al final del siástico.
libro, ponen de manifiesto la predilección de nuestro autor
por las figuras sacerdotales. Todo esto constituye un indicio e) Pesimismo y optimismo
de lo arraigado que estaba Ben Sira en las tradiciones cultua-
les de Jerusalén y de la peculiaridad de su «sabiduría» 49. En De acuerdo con la antropología de la que era deudor, Ben
este contexto no es de extrañar su decidida identificación de Sira cree que el hombre fue creado del polvo, al que volverá
sabiduría y ley. irremediablemente (17,1; 33,10). Tras una vida efímera (18,9-
10), su destino es la muerte y el sheol (7,17; 14,16-17; 17,27-28;
Ningún representante de la tradición sapiencial había de- 38,21a; 41,4) 50 . El pesado yugo que Dios ha impuesto a los
50
La visión es menos pesimista en algunas glosas de G2, donde se llega a
48
V. Moría, op. cit., 172. afirmar que más allá de la tumba hay bendición para quienes han sido sumi-
49
Visión de Ben Sira sobre sacerdocio y culto en H. Duesberg / 1 . Fransen, sos a la voluntad de Yahvé. Así en 2,9c («Pues su recompensa es un don eter-
op. cit., 71-81; H. Stadelmann, op. cit., 40-176; R. Davidson, Wisdom and Wors- no, con alegría») y 19,19b («Los que obran como le agrada [al Señor] cosecha-
hip (Londres/Filadelfia 1990) 98-117. rán el fruto del árbol de la inmortalidad»).
250 El libro del Eclesiástico
Contenido y proposito 251
humanos (cf. 40,1) se traduce en temores, envidias, inquietu- damente filosófico de la literatura de sentencias), podemos de-
des, rivalidades, vigilias y pesadillas (cf. 40,3-6). Los momen- cir que también los israelitas desplegaron un compromiso ra-
tos de felicidad de que el ser humano puede disponer están cional con el mundo. Pero es probable que en esa peregrina-
siempre a merced de un eventual fin repentino. Por otra parte, ción del intelecto hacia la búsqueda de los órdenes del mundo
da a veces la sensación de que Ben Sira no cree al hombre y de sus relaciones intercausales (la «sabiduría»), los sabios
capaz de obrar el bien: «Lo que es carne y sangre sólo concibe
israelitas empezaran a percibir relativamente pronto los pri-
maldad... Los hombres sólo son polvo y ceniza» (17,31-32).
meros obstáculos: la inadecuación de ciertos principios teóri-
Como ocurre con algunas de las intervenciones de los amigos
cos con la realidad de cada día (p.e. la doctrina de la retribu-
de Job, tal visión del hombre implica una injusticia radical en
Dios: ¿cómo puede el hombre ser bueno si por naturaleza está ción en el libro de Job); la imposibilidad de llegar a una com-
inclinado al mal?; ¿para qué intentar ser bueno si Dios da por prensión adecuada de la totalidad de lo experimentable (p.e. el
supuesto que eres malo? Todos los seres humanos son culpa- fracaso del experimento de Qohelet). Esta crisis epistemológi-
bles (8,5), pero especialmente las mujeres (cf. 42,14). ca dio paso sin duda a la búsqueda de una solución trascen-
dente: desde la personificación de la Sabiduría como simple
Por otra parte, Eclesiástico rezuma el optimismo propio figura retórica (Prov 1,20-33; 8,1-10) hasta su constitución en
del relato de la creación. El hombre fue creado a imagen de creatura primordial, testigo de la acción sabia por excelencia,
Dios y revestido de una fuerza como la suya (17,3); a él se le la creación (Prov 8,22-31; Job 28).
concedió el dominio de todo cuanto existe en la tierra (17,2).
Fue dotado de ciencia, de inteligencia y de conocimiento En Ben Sira se percibe también este doble aspecto de la
(17,7.11). Lo que el hombre interpreta como desgracias son empresa sapiencial: la confianza en el esfuerzo racional por la
castigos merecidos por los malvados (cf. 39,25-31) o bendicio- búsqueda de un estilo de vida capaz de hacer feliz al hombre;
nes disfrazadas que ayudan al hombre (20,9-11) o un medio el recurso a la fe («temor del Señor») en la Sabiduría primor-
establecido por Dios para probar el carácter genuino de la reli- dial, creatura divina, única entidad capaz de enseñar al hom-
giosidad del hombre (2,5). Está claro, sin embargo, que la an- bre el camino de la autorrealización. La ética de Eclesiástico
tropología de Ben Sira es eminentemente negativa. El conti- se deriva claramente de un sosegado estudio de los escritos de
nuo recurso a la misericordia divina por parte de nuestro au- los sabios, en particular de la enseñanza de Proverbios, y de su
tor implica una desconfianza radical en las posibilidades del propia reflexión racional sobre sus experiencias vitales. En
ser humano (cf. 2,11.18; 18,11-13). consecuencia, una gran parte de su sabiduría práctica es total-
mente obvia: relaciones familiares (7,18-28); ser uno mismo
sin pretensiones (10,26 - 11,9); tacañería (14,3-10); autodomi-
f) Fe y razón
nio (18,30 - 19,3); amistad (22,19-26); fianzas (29,14-20); mo-
En sus primeros estadios evolutivos, la sabiduría se había dales en la mesa (31,12-24); etc. Pero sus generalizaciones mo-
distinguido por una confianza en la razonabilidad del orden rales no siempre convencen, al propio tiempo que su enseñan-
de los seres creados, tanto en el ámbito cósmico como en el de za resulta a veces inconsistente. Tales inconsistencias tienen
las relaciones sociales. Dicha confianza generó una cultura sin duda una doble fuente. Por una parte pueden deberse al
que se manifestó, entre otras cosas, en una literatura gnómica. hecho de que los consejos se impartieron en diferentes ocasio-
Los aforismos y sentencias recopilados principalmente en nes y reflejan, en consecuencia, circunstancias diversas de la
Prov 10-29 patentizan precisamente esa confianza en un orde- trayectoria educativa de Ben Sira; por otra, puede que se de-
namiento justo de la realidad (remontable en último término ban a las propias limitaciones de su prudencialismo raciona-
al acto creador divino) y en la capacidad del intelecto humano lista. Sus ideas sobre la educación de los hijos, p.e., revelan
de descubrir los engranajes de dicho ordenamiento para amol- una concepción despótica del papel del paterfamilias, cuyas
darse a él en busca del equilibrio personal y comunitario. Sal- consecuencias negativas jamás se preocupa de analizar: «Mi-
vando las distancias (especialmente el carácter no premedita- ma a tu hijo y acabarás aterrado, / juega con él y te hará llorar.
252 El libro del Eclesiástico Historia de la interpretación 253
II No rías con él... En su juventud no lo dejes libre; // túndele el calificativo de «libro de escuela»: una obra más completa,
las espaldas mientras es niño» (30,9-12). Idéntica confianza en más compleja y más razonada.
las propias deducciones se advierte en el plano metafísico,
donde los despuntes racionales de Ben Sira pueden discernirse
fácilmente en sus diversos (pero inconcluyentes) intentos de IV. HISTORIA DE LA INTERPRETACIÓN
demostrar que sus ideas sobre la justicia retributiva de Dios
no colisionan con los hechos de la experiencia común. Son Conviene poner de relieve que Eclesiástico ha sido uno de
ilustrativos a este respecto textos como 15,11-20 y 33,7-15. los libros del AT menos controvertidos desde el punto de vista
Este frío cultivo del pragmatismo «racional», de honda doctrinal. Se podrá estar de acuerdo o en desacuerdo con su
raigambre sapiencial, se desvanece ante la insistencia de Ben mensaje, pero la filosofía de la vida y la teología del autor son
Sira en las limitaciones de la comprensión humana (3,21-24). lo suficientemente claras y coherentes como para no verse so-
Hay una frase en este texto que podría representar paradig- metidas a debates escolásticos. Prácticamente el único punto
máticamente el pensamiento de nuestro autor respecto a la re- al que los especialistas han dedicado arduos trabajos, y sobre
lación razón/fe: «No te afanes en cosas que te superan; lo que el que no se ha llegado todavía a un consenso, es el relativo a
se te ha revelado supera la comprensión del hombre» (3,23). Y los problemas textuales de los manuscritos hebreos, especial-
acaba aceptando como axiomático que la voluntad de Dios ha mente en lo que a la autenticidad de éstos se refiere.
sido revelada a los hombres en la ley de Moisés (cf. 24,23-29). La autenticidad de los manuscritos de la gueniza de El
De este modo, Ben Sira acaba imprimiendo un desvío al cau- Cairo fue puesta en tela de juicio ya en los años que siguieron
dal de la tradición, hasta tal punto que la Sabiduría debe ser a su hallazgo 51 . Mientras algunos especialistas opinaban que
comprendida más en términos heterónomos de respeto a la se trataba de una mala traducción del siríaco 52, para otros di-
Ley que como voluntad de proyecto autónomo racional. Me- chos manuscritos pasaron del griego al hebreo a través del
diante la identificación de Sabiduría y Ley anima Ben Sira a la persa 53 . No faltaron autores que, aun admitiendo una autenti-
búsqueda de la verdad moral no tanto en una ética argumenta- cidad básica, suponen que algunas partes pueden ser traduc-
da de manera autónoma cuanto en la sumisión a la voluntad ciones a partir del siríaco 54, del griego 55 o del siriaco y el grie-
divina inscrita en la Tora. Desde esta paradójica perspectiva, go 56. La discusión duró décadas hasta el descubrimiento del
hemos de concluir que el racionalismo moral de Ben Sira y su rollo de Masada y los estudios que sobre él publicó Yadin. Se-
fe en el carácter definitivo de la revelación mosaica no son in- gún este estudioso judío, el texto de Masada confirma princi-
tegrados en un esquema ideológico coherente.
Como hemos dicho más arriba, la mayor parte de las acti- 51
Consultar al respecto A.A. Di Lella, The Hebrew Text of Sirach. A Text-
tudes y caracterizaciones descritas en Eclesiástico ya habían Critical and Histórica! Study (La Haya 1966) esp. 27-46; C. Kerns, Ecclesiasti-
sido puestas de relieve en Proverbios, libro con el que sin duda cus, or the Wisdom of Jesús the Son of Sirach, en R.C. FuUer y otros (eds.), A
estuvo Ben Sira muy familiarizado. La diferencia estriba fun- New Catholic Commentary on Holy Scripture (Londres 1969) 541-562.
52
El p r i m e r o en a v e n t u r a r esta hipótesis fue G. Bickell, Der hebraische Si-
damentalmente en la forma literaria del tratamiento -esque- rachtext, eine Rückübersetzung: WZKM 13 (1899) 251-256.
mática y aforística casi siempre en Proverbios; recurso a la ex- 53
F a n t a s i o s a teoría d e f e n d i d a p o r D.S. M a r g o l i o u t h , The Origin of the
hortación y a la instrucción en Ben Sira- y en el predominio «Original Hebrew» of Ecclesiasticus (Londres 1899).
,4
del elemento religioso, del impulso pietístico y de la sanción Así I. Lévi, L'Ecclésiastique ou la Sagesse de Jésus, fils de Sira II (París
divina en Eclesiástico. El abandono del simple aforismo en fa- 1901) XXI-XXVII; í d e m , The Hebrew Text of the Book of Ecclesiasticus (Leiden
1904).
vor del uso de la instrucción implica sin duda una mayor vo- 55
Sólo m e n c i o n a 11,2b; 20,13a y 37,20b J. Ziegler, Zwei Beitrage zu Sirach:
luntad educativa y una más profunda conciencia de maestro BZ N.F. 8 (1964) 277-284.
en Ben Sira. Al propio tiempo, y debido a estas singularidades, 56
Así, A.A. Di Lella, op. cit., 106-147; P.W. S k e h a n / A.A. Di Lella, op. cit.,
resulta evidente que Eclesiástico merece más que Proverbios 58.
254 El libro del Eclesiástico Trabajo práctico y bibliografía 255
57
pálmente la autenticidad del manuscrito B . En toda esta dis- literaria, podría servir de base tanto para un acercamiento a la
cusión de posibles retrotraducciones a partir de otra lengua, estructura general cuanto para la individuación de añadidos
compartimos la opinión de Rüger de que los textos aducidos en las diferentes ediciones de la obra.
por los estudiosos arriba mencionados para sustentar la teoría
de la retrotraducción no son más que testigos de la existencia
de dos formas textuales, a partir de las cuales podrían expli- b) Formas literarias
carse tanto los duplicados como el resto de las variantes de los Desde el ya antiguo y clásico estudio de Baumgartner de
manuscritos de El Cairo 58. las formas literarias de Eclesiástico 60 , no ha aparecido, que
Los manuscritos de El Cairo dan pie, pues, para pensar en nosotros sepamos, un trabajo monográfico actualizado sobre
la existencia al menos de dos formas o recensiones del texto el tema. Y son más que fundadas las sospechas de que este
hebreo original: H l y H2. Uno de los testigos textuales de H2 estudioso alemán se basó más en las formas literarias ya cono-
-muy diferente a los de H l - sirvió de base a algunos manus- cidas de la literatura sapiencial, comprobando su utilización
critos G2. Por tanto, este texto griego corrobora indirectamen- en Eclesiástico, que en un estudio pormenorizado del texto he-
te la distinción entre un Hl y un H2, distinción deducible tam- breo.
bién de las diferencias textuales de las citas de Ben Sira en el
Talmud y en la literatura rabínica. La principal peculiaridad c) Imágenes
de H2 son sus adiciones a H1. En los manuscritos de la gueni-
za cairota A, B y C pueden apreciarse unos 100 esticos más de Si prescindimos de algunos trabajos menores e inéditos,
los que corresponderían a H l . De estas adiciones, la tercera está aún por elaborar un estudio literario de las imágenes en
parte más o menos está en relación con aspectos doctrinales Eclesiástico. Obsesionados por la continuidad doctrinal, en-
de diversa importancia; el resto no son más que lecturas alter- tendida como control de datos, de Ben Sira respecto a la lite-
nativas de tipo léxico S9. ratura canónica del AT, perdemos de vista la importancia ca-
pital del tratamiento de las imágenes en Eclesiástico -desarro-
llo de las ya conocidas, aportaciones originales- en relación
con dicha continuidad.
V. TRABAJO PRACTICO Y BIBLIOGRAFÍA
d) Piedad/ley
1. Orientaciones para el trabajo personal El binomio piedad/ley se presta a un detenido estudio que
nos ayudaría a precisar el puesto de Ben Sira entre la tradi-
a) Estructura ción del AT y la consolidación del Judaismo, entre la ética sa-
Aunque la estructura general de la obra ofrecida más arri- piencial y la ética farisaica, y sus posibles aportaciones a ese
proceso evolutivo. A este respecto, no están todavía muy deli-
ba parece la más coherente, somos de la opinión de que toda-
mitadas las fronteras entre una ética racional y una ética legal.
vía no se ha dicho la última palabra sobre este problema. Un
estudio de las estructuras de las perícopas individuales, la
mayoría perfectamente delimitadas por la temática o la forma e) Uso de la Escritura
A lo largo de la obra de Ben Sira puede observarse con
,7
Y. Yadin, The Ben Sira Scroll from Masada (Jerusalén 1965) 7ss. claridad no sólo su conocimiento de las Escrituras, sino su uso
58
Cf. H.P. Rüger, Text und Textform im hebraischen Sirach. Untersuchun-
gen zur Textgeschichte und Textkritik der hebraischen Sirachfragmente aus der
Kairoer Ceniza, BZAW 112 (Berlín 1970) 1-11. 60
W. Baumgartner, Die literarischen Gattungen in der Weisheit des Jesús
59
Ver algunos ejemplos en C. Kearns, op. cit., 548. Sirach: ZAW 34 (1914) 161-198.
256 El libro del Eclesiástico Trabajo práctico y bibliografía 257
explícito en más de una ocasión. Lo que quizá falta por hacer Cairo. A pesar de los aciertos del autor en algunos aspectos textuales,
es establecer, mediante un estudio minucioso, las citas implí- la obra no ha alcanzado la merecida fama de los comentarios de
citas del AT y, sobre todo, los principios hermenéuticos utili- Smend y Peters.
zados por el autor en la selección y relectura de los materia- MORLA, V., Eclesiástico (Salamanca/Madrid/Estella 1992). Se
les 61. trata de uno de los pocos comentarios (texto incluido) originalmente
en lengua castellana. Tras una introducción de doce páginas centrada
en aspectos generales de la obra, el autor aborda el comentario del
f) Relación entre Eclesiástico y Proverbios Eclesiástico por unidades literarias, a lo largo de unas 220 páginas.
Se trata de las dos obras sapienciales bíblicas con más No se trata de un comentario científico, sino de una obra de alta di-
puntos de contacto. Desde el punto de vista formal, ambas vulgación, pensada más para pastores y estudiantes que para exper-
comparten el uso del aforismo aislado -menos en Ben Sira- y, tos.
sobre todo, de la exhortación y la instrucción. Desde el punto PETERS, N., Das Buch Jesús Sirach oder Ecclesiasticus übersetzt
de vista del contenido, ambas cultivan el interés por las rela- und erklart (Münster 1913). Tras una introducción de setenta y ocho
ciones entre la teología de la creación y la sabiduría/justicia; y páginas, el autor nos ofrece un amplio y magnífico comentario (pp.
ambas ponen de manifiesto un notable grado de abstracción 1-454), en el que sobresale el erudito tratamiento del texto hebreo y
de las versiones griega y latina. A pesar de su antigüedad, puede con-
teológica en lo referente a los puntos de contacto entre sabidu- siderarse, junto con el de Smend, el mejor comentario moderno a la
ría y ley (menos Proverbios; principalmente c. 28). Puede com- obra de Ben Sira.
pararse, por ejemplo, Prov 1,7 con Eclo 1,14; Prov 3,5-6 con
SEGAL, M.Ts., Sefer Ben Sira hassalem (Jerusalén 19582). Comen-
Eclo 2,6-9; Prov 3,34 con Eclo 3,18; Prov 8,18-19 con Eclo tario en hebreo moderno. Su mayor utilidad para el estudiante con-
1,16-17; Prov 8,22 con Eclo 1,4; Prov 17,3 con Eclo 2,5; Prov siste en la reproducción del texto de Eclesiástico vocalizado. El co-
17,5 = 3,27-28 con Eclo 4,1-6. A pesar de todo, falta por res- mentario, superficial en ocasiones, adolece de ciertas lagunas. La bi-
ponder a las preguntas: ¿pertenecen Ben Sira y el recopilador bliografía (pp. 71-72) es excesivamente elemental.
de Proverbios a la misma tradición «escolar»?; ¿comparten el SKEHAN, P.W. / DI LELLA, A.A., The Wisdom of Ben Sira, AB 39
mismo legado religioso?; más aún, ¿existe la posibilidad de (Nueva York 1987). Los nombres de los autores, conocidos especialis-
descubrir en algunas secciones de Proverbios la mano de Ben tas en la materia, avalan por sí solos este comentario de la colección
Sira o de su escuela? Anchor Bible. La traducción y las notas son obra de Skehan, a quien
sorprendió la muerte antes de ver concluida su obra. La introducción
y el comentario se deben a la pluma de Di Lella. La introducción (pp.
2. Bibliografía comentada 3-92) es amplia y completa; la bibliografía (pp. 93-127), prácticamen-
te exhaustiva. El comentario (pp. 131-580), acompañado de traduc-
a) Comentarios ción, es bueno, aunque adolece de farragosidad y de escasa profundi-
DUESBERG, H. - FRANSEN, I. (eds.), Ecclesiastico, BG (Tu- dad. De gran utilidad el índice temático que nos ofrecen los autores
rín/Roma 1966). La obra es introducida por un tratamiento de los en pp. 593-620.
problemas crítico-textuales y crítico-literarios (pp. 1-90). La traduc- SMEND, R., Die Weisheit des Jesús Sirach (Berlín 1906). Se trata
ción italiana (páginas de la izquierda) y el texto latino (páginas de la sin duda del mejor comentario crítico y teológico a la obra de Ben
derecha) van acompañados de un modesto aparato crítico y de co- Sira. Tras unos amplios Prolegomena -Jesús Ben Sira y su libro, el
mentarios relativamente amplios. texto hebreo, la traducción griega del nieto, una segunda traducción
LÉVI, I., L'Ecclesiastique ou la Sagesse de Jésus, fils de Sira, 2 griega, las retrotraducciones del griego, las traducciones siriaca y ára-
vols. (París 1898/1901). Uno de los primeros grandes comentarios a be, la reconstrucción del texto primitivo (pp. XIV-CLIX)- nos ofrece
Eclesiástico que siguieron a los descubrimientos de la gueniza de El el autor un detallado y erudito tratamiento textual de la obra de Ben
Sira (pp. 1-517). Destaca sobre todo su intuición y habilidad para re-
componer a partir del griego un hipotético texto hebreo (allí donde
61 falta) que en muchos casos ha sido confirmado por posteriores des-
Pueden ayudar al respecto Th. Middendorp, op. cit., 35-91; P.W. Skehan
/ A.A. Di Lella, op. cit., 40-45. cubrimientos.
Trabajo práctico y bibliografía 259
258 El libro del Eclesiástico
VATTIONI, F., Ecclesiastico. Testo ebraico con apparato critico e
SNAITH, J.G., Ecclesiasticus ( C a m b r i d g e 1974). C o m e n t a r i o per-
versioni greca, latina e siriaca (Ñapóles 1968). Tras u n a i n t r o d u c c i ó n
t e n e c i e n t e a la colección «The C a m b r i d g e Bible C o m m e n t a r y » . Se
sobre generalidades (autoría, fecha, etc.) y u n a selecta bibliografía, el
t r a t a de u n a o b r a de alta divulgación, q u e incluye t r a d u c c i ó n inglesa
a u t o r n o s ofrece el texto original de Eclesiástico y tres versiones. El
y comentario por perícopas.
texto h e b r e o o c u p a la p a r t e s u p e r i o r de las p á g i n a s de la derecha; en
la inferior de las m i s m a s se r e p r o d u c e la versión siriaca. Las p á g i n a s
b) Otras obras de interés de la izquierda e s t á n o c u p a d a s p o r las versiones griega y latina. La
A A . W . , Sefer Ben Sira (Jerusalén 1973). Original h e b r e o pertene- disposición es práctica, p u e s el lector p u e d e a p r e c i a r de m a n e r a si-
ciente a la serie «Diccionario Histórico de la Lengua H e b r e a » . Se tra- nóptica los p u n t o s de c o n t a c t o y las divergencias. D e s g r a c i a d a m e n t e
ta d e u n estudio d e d i c a d o al texto, las c o n c o r d a n c i a s y el análisis de la versión siriaca n o h a sido s o m e t i d a a u n a revisión crítica.
vocabulario de la o b r a d e B e n Sira. Tras u n a i n t r o d u c c i ó n sobre las YADIN, Y., The Ben Sira Scroll from Masada (Jerusalén 1965). La
características técnicas del libro, éste se articula en tres p a r t e s : 1. El n a t u r a l e z a del m a n u s c r i t o parcial d e s c u b i e r t o e n M a s a d a es expuesta
libro d e Ben Sira y sus versiones (pp. 1-69), con la r e p r o d u c c i ó n del en la introducción. La p r i m e r a p a r t e de la o b r a está d e d i c a d a a u n
texto original n o vocalizado; 2. C o n c o r d a n c i a s (pp. 71-314); 3. Listas exhaustivo estudio crítico-textual; e n la s e g u n d a ofrece el a u t o r u n a
léxicas (pp. 315-517). O b r a de consulta imprescindible. t r a d u c c i ó n inglesa del texto r e s t a u r a d o ; la o b r a t e r m i n a c o n u n a re-
BOCCACCIO, P. / BERARDI, G., Ecclesiasticus. Textus hebraeus p r o d u c c i ó n fotográfica de las p á g i n a s del m a n u s c r i t o . Si prescindi-
secundum fragmenta reperta ( R o m a 1986). R e p r o d u c c i ó n del texto de m o s de los errores d e a l g u n o s p u n t o s de vista - s o b r e la n a t u r a l e z a del
los distintos m a n u s c r i t o s h e b r e o s de Eclesiástico. D e s g r a c i a d a m e n t e m a n u s c r i t o y sobre a l g u n a s lecturas de pasajes d u d o s o s - , se t r a t a de
n o h a n sido r e p r o d u c i d o s los de Q u m r á n y M a s a d a . u n libro d e imprescindible consulta.
DI LELLA, A.A., The Hebrew Text of Sirach. A Text-Critical and
Histórica! Study (La H a y a 1966). O b r a clave p a r a el estudio de la au-
tenticidad de los m a n u s c r i t o s de la gueniza de El Cairo. U n a p r i m e r a
p a r t e sobre el e s t a d o d e la cuestión p e r m i t e al a u t o r a b o r d a r el pro-
b l e m a d e la a u t e n t i c i d a d de los m a n u s c r i t o s h e b r e o s desde la crítica
textual (pp. 47-77) y desde la historia (pp. 78-105). E n el capítulo IV
defiende Di Lella la r e t r o t r a d u c c i ó n de a l g u n a s p e q u e ñ a s p a r t e s a
p a r t i r del siriaco.
RÜGER, H.P., Text und Textform im hebraischen Sirach. Untersu-
chungen zur Textgeschichte und Textkritik der hebraischen Sirachfrag-
mente aus der Kairoer Geniza, BZAW 112 (Berlín 1970). I m p r e s c i n d i -
ble trabajo de crítica textual, c e n t r a d o e n la idea de la existencia de
dos formas textuales e n Eclesiástico. E s t u d i o de duplicados en el ma-
n u s c r i t o A; paralelos e n los m a n u s c r i t o s A y C; paralelos e n los ma-
nuscritos A y B; el m a n u s c r i t o A c o m o testigo de la t r a n s f o r m a c i ó n
del texto h e b r e o de B e n Sira; e d a d d e las dos formas textuales de
Eclesiástico.
SMEND, R., Griechisch-syrisch-hebraischer Index zur Weisheit des
Jesús Sirach (Berlín 1907). Tras u n a breve i n t r o d u c c i ó n (pp. III-XIII),
el a u t o r nos ofrece el vocabulario griego d e B e n Sira con sus corres-
p o n d e n c i a s h e b r e a y siriaca, a c o m p a ñ a d a s d e las citas d o n d e recu-
r r e n éstas (pp. 1-251). Se trata, pues, d e las p r i m e r a s c o n c o r d a n c i a s a
la o b r a de Ben Sira. De g r a n utilidad p a r a el investigador 6 2 .
completarse con O. Rickenbacher, Nachtrage zum «griechisch-syrisch-hebrai-
schen Index zur Weisheit des Jesús Sirach von Rudolf Smend» (Werthenstein
1970).
Debido a los ulteriores descubrimientos de manuscritos, esta obra puede