El Consumismo Inducido
El Consumismo Inducido
El Consumismo Inducido
Massimo RAGNEDDA
Università di Sassari
RESUMEN:
El consumismo ha llegado acompañado de un aumento del tiempo libre que los medios de
comunicación de masas y la industria cultural han intentado, en muchas ocasiones con éxito,
convertir en tiempo de consumo.
PALABRAS CLAVE: Consumismo; Ética del Consumo; Industria Cultural; Técnicas Publicitarias;
Postmodernismo.
ABSTRACT: The consumerism has been accompanied to an increase of the spare time, that the
mass
media and the culture industry has tried, often successfully, to reduce to «time of consumption».
The culture
industry organizes the leisure, and feeds the desires, trying to delineate the amusement and its
timetables,
desires and its aspirations, trying to impose the rules of the «spare time» trying to impose and to
interiorize
the consumerism’s desires. The advent of that the English historian Hobsbawm called the «opulent
society»
in the lasts decades of century XX, has generated a consumerism guideline that revolutionizes the
previous
attitude towards the existence. The consumerism nourishes a various conception of the existence,
much
more docile and light, and from whose nucleus has been removed the hardness and the difficulty
and, above
all, where the assets is not estimated on their «value of exchange», but on their «value of
consumption».
Con el paso del tiempo y bajo el empuje de la industria cultural y del mundo
publicitario, nos hemos convencido de que hay que entender el consumo como un
hecho estrictamente privado. Es más, parece que sea uno de los actos que nos caracterizan, que
ayudan a formar nuestra identidad, que dan un toque de originalidad
Traducción de María Begoña Sánchez Galán (Universidad de Valladolid). Esta aportación ha sido
Department of Sociology, University of Cambridge (UK). Escribe para varias revistas y es autor de
cuatro
tratégicas a nivel global. Produce unos efectos que son tan diferentes entre ellos
En la base de este artículo no van a estar las crisis económicas y políticas que
ponen en evidencia las geoestrategias para la «conquista territorial». Lo que voy a tratar en este
trabajo, por el contrario, son las estrategias de conquista del imaginario. Me concentraré de modo
particular en lo que podemos llamar la colonización del imaginario, de los deseos, y no en la
colonización territorial, (a pesar de que ésta sigue existiendo).
Es este el argumento en el que voy a centrar mi análisis, porque estoy convencido de que, detrás
del gesto aparentemente espontáneo del consumo, vivido por la mayoría de la gente como un
mero hábito del quehacer cotidiano, en realidad se esconden aspectos y dinámicas que conectan
con este proceso de conquista de los deseos y sueños, y que, como sostiene Hobsbawm en
Historia del siglo XX 3
Intentaré hacerlo sin caer en análisis «psicológicos» dirigidos a evidenciar ese aspecto del
consumo que muchos críticos sociales definen como patógeno. Esta perspectiva destaca el estado
de ánimo particular del individuo, marcado por el aburrimiento, la depresión, la indiferencia, la
baja autoestima, la desconsideración,
etc. Aunque son interesantes, estos aspectos aparecerán únicamente de forma marginal en este
trabajo, ya que lo que más me interesa son las dinámicas comunicativas y de control social que
van ligadas al consumismo y a las técnicas publicitarias.
En el primer punto se hace una breve alusión a la diferencia entre consumo y consumismo,
evidenciando que este último es una modalidad en la que se consume más de lo necesario,
intentando así satisfacer falsos deseos que han sido inducidos desde el exterior. También se
aludirá brevemente a su evolución histórica y se intentará encuadrar el término dentro de una
perspectiva teórica más amplia.
HOBSBAWM, E (1994): The Age of Extremes: The Short Twentieth Century, 1914-1991, London,
Sage. Massimo Ragnedda El consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
la que la adquisición de los productos está determinada por falsas necesidades, por
una publicidad que cada vez tiene menos relación con el producto en sí. Adquisición de productos
que no sirven para satisfacer necesidades reales y concretas, pero
cuya posesión hace sentir al sujeto que está al día o que pertenece a una determinada realidad
social. Hoy en día tendría poco sentido hablar de gusto medio ante las
nuevas y cada vez más articuladas tendencias de los consumidores. No es la necesidad la que guía
las elecciones de los consumidores, sino el insaciable y nunca
satisfecho deseo.
Como ha destacado Hobsbawm, con la llegada de la «sociedad de la opulencia»
ha cambiado la actitud misma de los individuos hacia la vida. La orientación consumista da lugar a
una actitud más relajada y despreocupada con respecto a la sociedad y a la propia existencia. Las
dificultades, el sacrificio, la rigidez, son conceptos superados e inaceptables para las generaciones
consumistas, orientadas
los deseos individuales, que se sitúa en la antítesis de toda normalización, se rechazan los modelos
del pasado y las tradiciones. Este hecho que Hobsbawm ha definido, a partir de un concepto
típicamente sociológico, como revolución «antinomiana», ha dado lugar a una visión del mundo
que ha vaciado de sentido las
instituciones sociales y las ha hecho aparecer como órganos de represión. Entre las
individuos han sufrido una transformación radical en contacto con la cultura del
consumo. Como hace notar justamente uno de los filósofos franceses más famosos,
hedonismo, del placer inmediato y a cualquier precio que, por supuesto, no les ha
Lipovetsky tiene una visión del consumismo mucho menos negativa de lo que estas
Llegados a este punto demos un paso atrás para ver, muy brevemente, cómo y
En el núcleo de esta tendencia está la progresiva asunción de centralidad económica del consumo
con respecto a la producción de bienes y servicios. Lenta,
últimos decenios del siglo pasado se ha difundido, gracias a los medios de comunicación de masas
y a técnicas publicitarias cada vez más articuladas e invasivas, una
lógica del exceso en áreas cada vez más amplias de consumidores, segmentando el
Pero, más que en su evolución histórica, quiero centrarme en su evolución simbólica. El consumo
de bienes, a menudo insignificantes e inútiles para quien los
adquiere, va poco a poco asumiendo una importancia que va más allá de su valor
de uso: es un signo de identidad individual y colectiva. El «bien consumido» adquiere una fuerte
connotación simbólica y comunicativa gracias a la publicidad y a
la industria cultural, que vehiculan ideas y valores, deseos y sueños, identidades y
sin embargo, incluso este valor de status symbol está desapareciendo de manera
progresiva.
Muy brevemente, e intentando no banalizar, diré que se ha pasado de una sociedad moderna que
consideraba el valor de intercambio como una expresión de la
tasación abstracta del bien, a una sociedad posmoderna en la que los bienes no son
Concepto, este último, que merece una nota de reflexión. El valor de consumo es, a
mi modo de ver, típicamente posmoderno, porque va mucho más allá del consumo
parece estar perdiendo aquella función que le hacía ser un status symbol y «se convierte en [un]
modo de expresar el afecto, la nostalgia, la cultura, el amor de una
manera, por otro lado, cada vez menos atribuible al valor de mercado del objeto»
emotivo-pasional. Son las técnicas publicitarias las que confieren a un bien determinado su valor
de consumo: más que el bien en sí mismo, la publicidad nos vende
un símbolo, una idea, un sentimiento de pertenencia, pero más aún una emoción
que no tiene precio, aparte del que decide arbitrariamente el mercado y asimila y
Hoy, cada vez más, se asiste a un desplazamiento progresivo hacia lo que podemos definir como la
individualización y la personalización de los lugares de
consumo. La tendencia actual es la de vender una experiencia más que un producto. Los lugares
de consumo, partiendo del concepto de los passages analizados por
una experiencia única, vivida en el interior de los nuevos templos, como los denomina Bauman
que evidente. De hecho, utilizando las palabras de Touraine, podemos decir que el
ingreso en la sociedad del consumo significa, más que cualquier otro cambio social, el fin de la
sociedad moderna
de las lógicas de producción y servía para indicar casi exclusivamente la clase social de pertenencia
(como símbolo de estatus), ahora cambia completamente de
Fabris destacó años después, esto comporta una pérdida de peso ideológico, e incluso su
neutralización, por el otro asume una nueva legitimación social
10
11
al ethos del consumo, que asume así un papel crucial en la sociedad posmoderna
12
Si en las épocas que nos han precedido, como evidencia Ritzer, «eran los medios de producción los
que predominaban, a día de hoy la supremacía ha pasado a
13
14
que, como recuerda Bauman, «la vida organizada en torno al consumo carece de
8
TOURAINE, A. (1997): Critica alla modernità, Il saggiatore, Milano.
10
11
El término «beruf», popularizado por el sociólogo alemán Max Weber, significa trabajoprofesión, y
en gran medida también «vocación».
12
13
14
LYOTARD, L. (1979): La condition postmoderne, Paris, Les Editions de Minuit. Massimo Ragnedda
El consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
normas: se guía por la seducción de unos deseos que son cada vez mayores y por
15
ideología, sino que es una ideología en sí misma. Para ser precisos, es la ideología de
la aceptación de unos fines que han sido establecidos por «otros», es decir, de lo que
Adorno y Horkheimer denominan «sistema». En el interior de este sistema crecemos,
recibimos los principios y los ideales, y los hacemos nuestros. El discurso sobre la
atrofia del pensamiento crítico. Antes incluso de que aprendamos a leer y a escribir,
observar el mundo y la realidad circundante. Los ojos con los que miramos el mundo
y el sistema cognitivo con el que lo analizamos están, en parte, «impuestos coercitivamente» por
el sistema en el que vivimos. En otras palabras, ¿cómo entendemos lo
como desconcertante por las implicaciones que tiene. Se juzga el sistema y el mundo
que nos rodea utilizando los parámetros y los instrumentos que nos ha proporcionado
En realidad, cada época y cada sociedad, por pequeña que sea, ha propuesto y
proporcionado a sus miembros los instrumentos interpretativos con los que elaborar
los datos que provienen del exterior. La diferencia que destaca hoy con respecto a
los escenarios del pasado es que, con la llegada de los medios de comunicación de
masas y con la difusión de los mismos mensajes y valores a nivel global, los instrumentos
interpretativos y los parámetros se han uniformado. Recurriendo a la
16
Esto no significa, en modo alguno, que no existan voces discordantes o alternativas, sino
simplemente que los mensajes que exaltan, aunque sea de forma trans-
15
16
HARDT, M., NEGRI, A. (2002): Impero, Rizzoli, Milano, 48. Massimo Ragnedda El consumismo
inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
versal e indirecta, las virtudes del sistema neoliberal y consumista tenderán a influenciar, en
mayor medida que las ideas antagonistas, nuestro sistema perceptivo.
más tierna edad. No han sido pocos los estudios sobre consumo de los medios que
han puesto en evidencia el modo en que los niños extraen de aquéllos lecciones de
17
. El estudio de Tuchman y
sus compañeros
18
DeFleur
19
niños. Esta influencia es muy aguda porque actúa en el período más delicado del
referencia.
De esta manera tendemos a interiorizar una única visión del mundo, vehiculada
del mundo que refuerza el statu quo y el sistema de poder. Nuestro yo más profundo, nuestros
sentimientos y nuestras ambiciones, nuestros deseos y nuestras fobias
ocasiones son el fruto del proceso de colonización de nuestro imaginario. Este proceso será más
eficaz cuanto mayor sea la exposición, inconsciente y voluntaria, a
estos mensajes; como también será más fuerte cuanto más pequeña sea nuestra
capacidad crítica para elaborar las informaciones y los datos que provienen del
proceso de colonización interior, y quizá por esto nuestro sistema tiende a no alimentarlo. Proceso
bien expresado en las argumentaciones de Ferrarotti:
psique humana, las coordenadas mentales espacio-temporales que definen la personalidad del
individuo, el framework, el cuadro mental en el que vive. Se puede ocupar
«robar» el capital financiero. La información es una mecancía que se puede robar sin
aplicada a la comunicación, basta con apretar un botón para irradiarla a escala planetaria. El nuevo
imperialismo no tiene ya que ver con los territorios o con los recursos.
No necesita ejércitos ni tratados comerciales. Invierte directamente en las almas de
17
NOBLE, G. (1975): Childrend in Front of the Small Screen, London, Constable; Brown 1976;
BROWN, M.E. (ed.), (1976): Childred and Television, London, Collier and MacMillan.
18
TUCHMAN, G., DANIELS, A.K., BENET, J. (ed.) (1978): Hearth and Home. Image of Women
19
Quarterly, n. 28, 57-74. Massimo Ragnedda El consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo
postmoderno
los hombres, transforma sus percepciones, recrea la realidad, la redefine y la reinventa como
realidad virtual
20
como de la demanda de los mismos bienes. El gusto, nuestras opiniones, y en general todo aquello
que sentimos que es para nosotros lo más íntimo y personal que
niño escucha y percibe una única visión del mundo. El conjunto de los medios no
hace otra cosa que expresar y confirmar un único, gran común denominador que dirige la
formación de la opinión y del gusto
21
Este riesgo queda en parte mitigado por la existencia de otras fuerzas e instituciones que influyen
en los individuos y en la formación de sus opiniones, empezando por la escuela y la familia, que les
empujan en otras direcciones que no son
las impuestas por los medios comerciales. A pesar de todo se mantiene el hecho de
que los medios desarrollan una función primaria como agentes de socialización y
22
Por mucho que el análisis llevado a cabo por Adorno y Horkheimer resulte insuficiente en algunos
puntos, hay que atribuirles un gran mérito: el de haber entendido que las industrias culturales y
las industrias en el sentido estricto de la palabra
en realidad no sólo están cerca la una de la otra, sino que directamente coinciden
23
De hecho no existe una distinción neta entre ellas, ya que tienden a interactuar y a
de intentar forjar los comportamientos de consumo, buscando así imponer el modelo de vida de
los individuos, permitiendo de esta manera la asimilación de los continuos y siempre nuevos
productos horneados en los incesantes ciclos productivos,
adquirir las novedades propuestas por el mercado. También hay que empujarles a
crearse una «identidad autónoma» propia sobre la base de las «ofertas» del abanico
mediático.
20
FERRAROTTI, F. (1997): «Attenti ai “signori dei media” reinventano la realtà e possono colonizzarci
l’anima», Télema, 14-26.
21
GOODMAN, P. (1995): Format and Anxiety: Paul Goodman Critiques the media, New York,
Autonomedia, 225.
22
ROSENGREN, K.E., WINDHAL, S. (1989): Media Matter, New York, Ablex, Norwood.
23
2004/pagina.php?cosa=0406lm16.01.html&titolo=Soffocando%20il%20desiderio,%20le
%20industrie%20c
se ofrece»
24
Tras el consumismo exasperado está la búsqueda continua de una nueva identidad, que varía en
relación a su continuo «peregrinaje» de un grupo a otro, de un
Identidad, pero también disciplina a través del consumo. Los férreos mecanismos de la sociedad
industrial avanzada engloban y conquistan todas aquellas dimensiones que entran en conflicto con
la única dimensión admitida: la dimensión
masas insatisfechas deben ser disciplinadas a través de una educación y una cultura
25
La industria cultural sirve también para predisponer al ser humano hacia la adquisición de los
nuevos bienes que se proponen con un ritmo creciente. El trabajo
aquello que apaga nuestros deseos «espontáneos» y a poseer todo aquello que queremos y que
satisface nuestras fantasías. Estamos siendo, en cierta medida, continuamente forzados en
nuestro yo profundo, y esto conlleva una especie de violación de nuestra fantasía más íntima. La
conquista inmediata de la libertad se ha
. El
24
CODELUPPI, V. (2003): Il potere del consumo. Viaggio nei processi di mercificazione della società,
Bollati Boringhieri, Torino, 28.
25
CASINI, L. (1999): Eros e utopia. Arte, sensualità e liberazione nel pensiero di Herbert Marcuse,
Roma, Carocci, 36-37.
26
massa, Bari, Edizioni Dedalo, 5. Massimo Ragnedda El consumismo inducido: reflexiones sobre el
consumo postmoderno
presenta como el único y exclusivo remedio para combatir los distintos males de la
sico e inmaterial de las personas, ocupando cada vez más tiempo y espacio en la
neas»
27
.
La inducción al consumo tiene lugar sobre la base de un proceso de satisfacción de un deseo,
deseo que florece de una semilla que no nace de forma genuina y
natural dentro de nosotros, sino que ha sido plantada artificiosamente. Son, por lo
tanto, falsos deseos, transplantados, y a pesar de ello vividos como auténticos. Este
útil para fertilizar el terreno en el que se planta la semilla del consumismo. La publicidad en primer
lugar, pero también las películas, el mundo del espectáculo y a
28
«Entre los sociólogos siempre está vivo el debate acerca de si el éxito de un producto depende de
su calidad y de su superioridad real sobre otros productos similares, o de la habilidad con la que ha
sido presentado al público, sobre todo después de
la llegada de la televisión, cuya eficacia para crear consenso es superior a la de cualquier otro
medio de comunicación.»
29
Nuestra sociedad se basa cada vez más en la ideología del derecho a consumir,
vehiculada por prácticas publicitarias y comerciales que son cada día más seductoras y agresivas.
En defensa de este derecho, considerado como inviolable en base a
su vital importancia social, se alza un número de voces cada vez mayor. Este derecho, sin
embargo, tiende a asumir cada vez más la semblanza de un derecho-deber
Queremos recordar dos casos que nos ayudan a entender mejor este aspecto. El
27
28
29
BOBBIO, N. (2004): «Vince con la pubblicità», Critica liberale, vol. XI, n. 101, 23. Massimo
Ragnedda El consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
dos, George W. Bush, apareció en las pantallas de televisión invitando a los ciudadanos a ir a los
supermercados a comprar y gastar: en una palabra, a consumir. Era
mucho más que un derecho, era un deber moral, porque así, según el presidente
El otro ejemplo afecta a Italia: tiene que ver con el spot que la presidencia del
consejo de ministros hizo emitir (en 2004, durante el segundo mandato de Berlusconi) para animar
a los ciudadanos italianos a consumir. El mensaje era claro: debéis (he aquí cómo el derecho a la
compra se transforma en deber de compra, al
menos en un sentido cívico y moral) comprar, consumir, gastar, porque así se ayuda a la economía
a funcionar. Sólo gastando se puede esperar que vuelva a la normalidad el motor encasquillado
del mercado. Como consecuencia, el que no consume y gasta es, de alguna manera, cómplice de la
recesión económica. Por lo
tanto, debemos consumir. Es cierto que nadie nos obliga a hacerlo desde un punto
de vista legal, pero el martilleante flujo de mensajes, que además llega bajo la aureola de la
oficialidad, hace que la ideología del derecho al consumo se transforme
Tenemos por lo tanto que apagar nuestras necesidades, nuestros deseos, para
hacer que nazca el impulso a la adquisición de bienes e instalar en nuestro imaginario los deseos
insaciables que tienen que inducirnos al consumo. La publicidad
La publicidad ha transformado los lujos en auténticas necesidades para cada individuo, hombre o
mujer; quien no los adquiere corre el riesgo de perder su propio
30
Así como hace tiempo primero nacía la exigencia de una cosa y después se la
creaba para intentar satisfacer la necesidad, ahora nace primero la cosa y después
inevitable para impedir la crisis del sistema consumista. Se trabaja para producir
bienes que si no se consumen se pudren, y con ello el valor del mismo bien. El
iniciando con ello una espiral destructiva que englobaría y arrastraría consigo el
sistema mismo. He aquí porqué esta forma de sociedad prefiere un trabajador pre-
30
MARCUSE, H. (1976) : «Un nouvel ordre», Le Monde Diplomatique, n.7, 4. Massimo Ragnedda El
consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
31
32
, plantea un aumento dramático de la incertidumbre, ya sea cultural o práctica, como precio que el
ser humano paga para
nunca alcanzada.
como regalo, se parece a Tántalo. En la mitología griega, Tántalo era el hijo mortal
de Zeus, amado y respetado por todos los dioses, hasta el punto de ser invitado a
menudo a los banquetes del Olimpo. Pero Tántalo mató a su único hijo, Pélope, y
por esto sufrió una dura condena: fue confinado en el Tártaro y condenado a pasar
hambre y sed durante toda la eternidad, a pesar de estar inmerso en el agua y rodeado de árboles
cargados de frutas. Cada vez que intentaba beber, el agua se retiraba, y cuando intentaba recoger
algún fruto, el viento elevaba las ramas. El agua
que le habría calmado la sed estaba allí, al alcance de su mano, y sin embargo le
estaba prohibida. Los frutos que podían saciarlo estaban delante de él, pero apenas
de Tántalo, el hombre actual tiene la posibilidad de aferrar los bienes, que sin embargo están
«vacíos», o al menos no contienen la felicidad prometida, sino que son,
detrás de otro bien, detrás de otro producto que hay que consumir. Y se vuelve a
misteriosa felicidad, propuesta por productos que son siempre nuevos. Productos
que venden, detrás de distintas marcas, el bien menos vendible: la felicidad que
nuestra sociedad (dos caras de una misma moneda) son los signos más convincentes
de que vivimos en una sociedad dominada por el trabajo, pero que no tiene suficiente
trabajo como para estar satisfecha. De hecho, sólo el animal laborans, y no el artesano ni el
hombre de acción, ha intentado ser “feliz” o pensado que los hombres mortales pueden ser
felices.
33
Dice bien Hannah Arendt cuando subraya que el hombre «pretende» ser feliz
casi como si su condición natural fuese la de ser feliz. Estas convicciones no nacen
por casualidad, sino que son el fruto de una incesante y constante tarea confiada de
31
32
ARENDT, H. (1990): Vita activa. La condizione umana, Milano, Bompiani, 95. Massimo Ragnedda El
consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
consumiendo.
basta al mundo irreal de los spots con una novela autobiográfica escrita, como él
34
– con esas cosas que nunca tendréis. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo
nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que
la anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba, ese es mi sacerdocio. En mi profesión nadie
desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.
Aquí reside la perversidad del sistema consumista, por una parte crea la ilusión
de que el consumo de bienes y servicios puede dar lugar a un goce ilimitado, y por
necesidades. Por un lado sacia el deseo y por el otro lo alimenta, de manera continua y en una
especie de círculo vicioso.
marca o bien de consumo. Pero debe ser vendida a quien no la tiene, por lo que el
tiempo, hacer que ésta huya de nuestras manos apenas poseamos el producto. No
sólo crea ilusión de felicidad, sino que tiende a multiplicar la fragmentación social
porque – como critica Lasch – «institucionaliza la envidia y sus tormentos». Es
35
adquirirlos y consumirlos por lo que se nos juzga. La nuestra, como recuerda Bauman, «es una
sociedad que “interpela” a sus miembros principal, si no exclusivamente, como consumidores; una
sociedad que juzga a sus miembros sobre todo en
36
humano al consumo. Los niños son objetivo privilegiado del marketing publicitario. Sucede esto
por dos motivos: por un lado porque pueden animar a los padres a
34
35
36
BAUMAN, Z. (2004): I consumatori in una società liquida e moderna, Actas del Congreso Cum
Sumo, Bologna, 7-8 ottobre. Massimo Ragnedda El consumismo inducido: reflexiones sobre el
consumo postmoderno
136 Pensar la Publicidad
a convencer a los niños para que supliquen a los padres que les compren comida basura y les
lleven a restaurantes de comida rápida. Para un padre es más difícil decir
«no» a un niño cuando el niño ha sido incitado por los publicitarios a poner en tela de
37
No se trata sólo de apelar a los niños para que compren comida basura o vayan
a locales de comida rápida, sino también de actuar sobre ellos para poder así llegar
del deseo y conseguir un acto de compra. Vance Packard, en uno de los estudios
pioneros sobre este tema, fruto del clima científico y cultural de su época y en parte
ya superado, cita una agencia publicitaria estadounidense que sostiene que «lo que
hace grande a Norteamérica es la creación de necesidades y deseos, y del desagrado por todo
aquello que es viejo y está pasado de moda: la promoción del gusto
38
Para animar a los ciudadanos a consumir todo lo que las industrias producen es
necesario superar las dificultades objetivas que encuentran los industriales: la desconfianza hacia
los productos nuevos. Por eso se debe animar «espontáneamente»
que pueden serle útil para monitorizar la sociedad, el hombre y sus vicisitudes. Este
inmenso aparato, dotado de ingentes recursos económicos, desarrolla un análisis de
lugar o centro de estudios en el que se intenta elaborar mensajes que sean lo más
los medios de masas. ¿Cómo es posible que unos miembros bien asentados en la sociedad sean
tan estúpidos como para gastar ese dinero en publicidad, sólo para confirmar su convicción de que
los otros son estúpidos?»
39
de hacer saber que existe. No, la publicidad tiene que hacer mucho más: debe vender ilusiones,
debe animar a reflexionar sobre algo distinto al producto. Por esto
podemos sostener que vende deseos en lugar de bienes, vende la felicidad, el confort, el éxito,
que se esconde detrás de los productos que anuncia. Estos son los
37
38
39
LUHMANN, N. (2000): La realtà dei Mass Media, Milano, Franco Angeli, 63. Massimo Ragnedda El
consumismo inducido: reflexiones sobre el consumo postmoderno
Pensar la Publicidad 137
mensajes que pasan a través de la redundancia de anuncios que nos llegan a todos
hora de recoger y elaborar datos sociales útiles. Éstos últimos pueden, de hecho, gastar cada año
billones en la investigación y en la prueba de las reacciones, y sus productos son espléndidas
acumulaciones de materiales sobre las experiencias y sobre
40
El trabajo del publicitario consiste esencialmente en fabricar deseos, sueños, felicidad tras los
cuales poder vender un producto. Es necesario entender cuáles son
las aspiraciones, las ambiciones, las tendencias de la población. Por esto el formidable equipo de
profesionales, reunidos alrededor de la mesa del creativo publicitario, debe evaluar y entender la
sociedad con sus pulsiones. Debe entender hacia
dónde va, qué camino está recorriendo, pero sobre todo debe animarlo en una dirección: la del
acto de compra. Cada marca intenta cortar su porción de mercado,
público más intransigente, quien se dirige a uno más transgresivo, hay quien se
sociedad y de sus ciudadanos es para entender hacia dónde van: para acompañarles
vender un bien determinado la marca debe presentarse bajo una máscara distinta, lo
hará sin tener por ello que cambiar su esencia.
por el campesino ahora célebre José Bovè. Tras este altercado, la multinacional
La empresa, antes que nadie, se dio cuenta de que se estaba difundiendo un sentimiento que
reivindicaba una mayor autonomía cultural, que se alineaba contra la
lógica de la serialización de los productos, que criticaba duramente la globalización, y que señalaba
a su compañía como uno de los iconos de este proceso. Entonces decidió que tenía que
presentarse de manera diferente, y que debía intentar
secundar y canalizar estas energías. El objetivo era acoger las protestas y las pulsaciones que
nacían espontáneamente de estos grupos y transformarlas en virtud. Era
necesario evitar que se perdiese aquella energía negativa y convertirla en un elemento de fuerza.
Aquí es donde se anuda la perversa lógica del mundo publicitario:
40
MCLUHAN, M. (2002): Gli Strumenti del comunicare. Mass media e società moderna, Milano,
necesita los equipos de investigación para entender rápidamente, desde su nacimiento, estas
pulsiones, para cabalgarlas y poder así reflejar mejor el espíritu de los
tiempos.
mensaje publicitario debe tener en cuenta las peticiones que nacen de la sociedad,
pero ni siquiera es necesario alterar el bien, porque lo que está en venta es la marca,
modo que no quede tiempo para una apreciación crítica o para una decisión meditada»
41
estimula el sistema crítico reflexivo, porque de hacerlo podría minar las bases de la
solidez del sistema. Además de por una cuestión estructural –de hecho un sistema
basa toda nuestra discusión: pensar cansa. Criticar y dudar cansa y fatiga, y además no parece
fascinante porque no es lucrativo, económica y temporalmente, se
entiende. El ser humano parece cada vez más perezoso cognitivamente, y esto le
lleva a perder sus capacidades críticas que, como el resto de sus facultades, si no
son debidamente alimentadas, pueden llegar a atrofiarse. Ya Kant, hace más de dos
siglos, puso en evidencia la necesidad de tener valor para servirse de la propia inteligencia y no
estancarse en una «minoría de edad intelectual», o lo que es lo mismo, convertirse en individuos
sometidos a alguna autoridad espiritual que piensa en
su lugar. «La pereza y la maldad son las causas por las que tantos hombres, a pesar
(naturaliter
maiorennes), eligen seguir siendo menores de edad toda la vida; es por esto por lo
que a otros les resulta tan fácil erigirse en sus tutores. ¡Es tan cómodo ser menor!»
43
41
42
Bologna, Zanichelli.
43
KANT, I. (1997): «Risposta alla domanda: che cos’è l’illuminismo?» en MERKER, N. (ed.), Che
cos’è l’illuminismo, Roma, Editori Riuniti, 48. Massimo Ragnedda El consumismo inducido:
reflexiones sobre el consumo postmoderno
Lo que Kant no podía prever era la difusión capilar del sistema mediático que
las mismas ideas. Esto no sucede porque exista un manifiesto que haga esta afirmación negro
sobre blanco, sino por la voluntad del sistema en curso, que está concentrado en autoperpetuarse
y defenderse. El pensamiento crítico, se ha dicho, puede ser visto como un peligro para el sistema,
razón por la que no se le alimenta. En
otras palabras, el sistema intenta no animar al hombre a servirse de la propia inteligencia y del
pensamiento crítico. Pensar de manera autónoma puede significar,
44
aceptar sin críticas la verdad más cómoda, la más simple y la menos dolorosa; la
más fácil de somatizar y de digerir; la que mejor encaja en el propio esquema mental construido,
con el paso del tiempo, por el sistema mediático y la cultura de referencia.
Parece que el pensamiento crítico se esté atrofiando, y del mismo modo que
con el paso del tiempo el hombre ha perdido la capacidad para cazar, pero ha mantenido el
instinto, así nosotros estamos perdiendo, por falta de uso, la esfera cognitiva orientada a la crítica.
No será un proceso breve, pero los primeros síntomas se
pueden vislumbrar en la aceptación sin críticas del statu quo. No seremos nosotros
los que más lo sufriremos, sino las futuras generaciones, a las que regalaremos un
4. Referencias bibliográficas
BAUMAN, Z., (2004): I consumatori in una società liquida e moderna, Actas del Congreso
BOBBIO, N. (2004): «Vince con la pubblicità», Critica liberale, vol. XI, n. 101.
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CASINI, L. (1999): Eros e utopia. Arte, sensualità e liberazione nel pensiero di Herbert
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