Mejoredu 10 16

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Introducción

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu)


nace en el marco de una importante transición política en nuestro país,
cuya expresión normativa en materia de educación se cristalizó en la
reforma constitucional de 2019. Ahora, nuestra Constitución sitúa a la me-
jora continua de la educación en un lugar prioritario y, en consecuencia,
establece la creación del Sistema Nacional de Mejora Continua de la
Educación (SNMCE), cuya instancia coordinadora es Mejoredu.

Ello representa un cambio de ruta significativo. En las últimas tres décadas presen-
ciamos un crecimiento constante –y por momentos acentuado– de la evaluación
educativa de carácter exógeno, aquella que no llevan a cabo las maestras y los maes-
tros, los estudiantes o las escuelas en su conjunto, sino instancias externas a éstas.
Desde ese enfoque, casi todo se volvió evaluable en el Sistema Educativo Nacional
(SEN), bajo la justificación retórica de que la evaluación era esencial o, más aún, punta
de lanza para la mejora de la educación. Si bien el impulso a la evaluación externa
ofreció más información sobre los actores, las instituciones y los procesos educativos,
sus bondades para mejorar las prácticas en nuestras escuelas permanecieron opacas
y, en cambio, fue trastocando la posibilidad de un cambio educativo auténtico, al po-
sicionar a la evaluación como un fin en sí misma.

La centralidad de la evaluación se ha acompañado de múltiples trabajos para fortale-


cer su conceptualización, análisis y puesta en práctica. En contraste, la idea de mejora
continua de la educación ha sido poco explorada. ¿Cómo podemos pensarla en el
marco de una visión renovada sobre la educación en nuestro país? ¿Qué significado
tiene? ¿Qué implica su puesta en práctica en el SEN? ¿Cómo entendemos la actuación
de Mejoredu en un sistema educativo que se ha propuesto priorizarla? La necesidad de
responder a estas interrogantes es el origen del presente documento. Su finalidad:
ofrecer un marco de referencia para el SNMCE y para la propia Comisión, el cual contri-
buya a la construcción de una mirada compartida en el SEN sobre la mejora continua
de la educación. Proponemos un marco que sea pertinente y útil para las escuelas,
instituciones, actores educativos y comunidades que se involucran en proyectos y ex-
periencias de mejora o están deseosos de emprenderlos.

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La mejora continua de la educación.
Principios, marco de referencia y ejes de actuación

Mejoredu se rige por el marco jurídico vigente y sus leyes en materia de educación.
A partir de él, puntualizamos en el primer capítulo un conjunto de principios que
orientan el trabajo de la Comisión: un enfoque de derechos en la educación, una
visión humanista de ella, su mejora continua como prioridad, el cambio educativo
a partir de las escuelas, la revalorización de maestras y maestros y de su trabajo; e in-
clusión, participación y colaboración. Comenzamos con el reconocimiento de estos
principios porque conforman el fundamento para desarrollar el marco de referencia
que proponemos en este documento.

En el segundo capítulo exponemos una visión sobre la mejora continua de la edu-


cación, entendida como un proceso progresivo, gradual, sistemático, diferenciado,
contextualizado y participativo, que se orienta a garantizar el ejercicio pleno del de-
recho a la educación a todas las personas que habitan nuestro país. Planteamos que
esta concepción relaciona dos aspectos. Por un lado, la idea de mejorar demanda
hacer claro aquello que queremos alcanzar: un escenario deseable para la educa-
ción en México que llamaremos horizonte de mejora, donde todas las personas ejer-
cen su derecho a ella de forma plena. Por otro lado, mejorar significa emprender un
proceso en el SEN que nos permita acortar la distancia, reducir las diferencias entre
ese horizonte y la situación en la cual nos encontramos ahora. Estos dos aspectos,
relacionados entre sí, se desarrollan a profundidad en el capítulo, con la intención de
ofrecer una conceptualización sobre la mejora continua de la educación, sustentada
con solidez y que aporte un marco de referencia para todos los actores e institucio-
nes que emprendan proyectos, se involucren activamente en procesos y experien-
cias de mejora continua de la educación, o que estén interesados en ellos.

A partir del fundamento legal de Mejoredu y de la concepción expuesta en el segundo


capítulo, desarrollamos dos ejes de actuación principales para la Comisión. El primero
adquiere un carácter prioritario, en tanto se refiere a la emisión de lineamientos, crite-
rios, sugerencias y programas para la mejora continua de la educación; el segundo se
enfoca en la generación de conocimiento e información: investigaciones, evaluacio-
nes e indicadores. Estos ejes comprenden el conjunto de atribuciones de la Comisión
y están articulados entre sí. Por un lado, buscamos que los lineamientos, criterios,
sugerencias y programas que emite Mejoredu se fundamenten en el conocimiento
y la información que ofrecen las investigaciones, las evaluaciones y los indicadores.
Por otro lado, la generación de conocimiento e información busca ser siempre rele-
vante para los instrumentos normativos y programas de formación que integran el
primer eje, así como para los actores a quienes éstos se dirigen y los procesos de me-
jora que puedan impulsar.

El documento concluye con un epílogo que profundiza en la relevancia de este


marco de referencia para el SNMCE, el SEN y los actores educativos, políticos y so-
ciales en conjunto. Asimismo, plantea cómo mirar este marco en medio de una
pandemia sin precedente, que ha trastocado la vida en el planeta, nuestra sociedad
y su sistema educativo.

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I. Mejoredu: principios orientadores
para un marco de referencia

La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu)


se basa en los principios que rigen al Sistema Nacional de Mejora Continua
de la Educación (SNMCE).1 Además, está obligada a respetar un conjunto de
principios de carácter procedimental, estipulados en la Ley Reglamentaria
del Artículo 3º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en Materia de Mejora Continua de la Educación.2 A partir de todos ellos, y
del proyecto educativo trazado en el artículo 3º constitucional, en este ca-
pítulo puntualizamos seis principios que orientan el marco de referencia
sobre la mejora continua de la educación que desarrollaremos en el capí-
tulo II, así como los ejes de actuación de la Comisión que expondremos en
el capítulo III.

1.1  Un enfoque de derechos en la educación

Para Mejoredu la educación es un derecho de toda persona, cuya garantía es res-


ponsabilidad del Estado mexicano. Como argumentaremos en el capítulo II, esto
significa asegurar que una buena educación con justicia social esté al alcance de
todas y todos para que puedan participar de ella.

La Comisión se orienta desde un enfoque de derechos humanos en la educación. Ello


supone que el Estado debe garantizar a las personas el conocimiento de sus dere-
chos, pero también que éstos se respeten en las prácticas y los espacios educativos.

1 Estos principios son: a) el aprendizaje de niñas, niños, adolescentes y jóvenes (NNAJ) como centro de la
acción del Estado; b) la mejora continua de la educación, que implica el desarrollo y fortalecimiento per-
manente del Sistema Educativo Nacional (SEN) para el incremento del logro académico de los educandos;
c) el reconocimiento a maestras y maestros como agentes fundamentales del proceso educativo y de la
transformación social; d) la búsqueda de la excelencia en la educación; e) la integralidad del SEN, pro-
curando la continuidad, complementariedad y articulación de la educación, desde el nivel inicial hasta
el tipo superior; f) la contribución para garantizar una cobertura universal en todos los tipos y niveles
educativos; y g) la participación social y comunitaria (Ley Reglamentaria del Artículo 3º de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, en Materia de Mejora Continua de la Educación).
 Esta ley señala que, para el ejercicio de sus atribuciones, Mejoredu debe regirse bajo los principios de inde-
2

pendencia, transparencia, rendición de cuentas, objetividad, pertinencia, diversidad e inclusión.

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La Mejora Continua de la Educación.
Principios, marco de referencia y ejes de actuación

La educación debe preparar a las y los estudiantes para disfrutar, ejercer y defender
sus derechos, así como los de otras personas.3 Entre los derechos humanos, la educa-
ción es clave, ya que permite el conocimiento, disfrute, ejercicio y defensa de otros.4

Un enfoque de derechos humanos en la educación exige reconocer los derechos


específicos de niñas, niños y adolescentes, adherirnos al principio de igualdad sus-
tantiva, y respetar, proteger y priorizar el interés superior de ellas y ellos, en el marco
de nuestras atribuciones.

En un país diverso y desigual como México, garantizar el principio de no discrimina-


ción –propio de una perspectiva de derechos– demanda un compromiso decisivo
con la equidad. De ahí que los instrumentos normativos y programas de formación
que la Comisión emita se dirigirán de manera prioritaria a quienes pertenezcan a
los grupos más vulnerados o habiten en regiones de mayor marginación, con un
rezago educativo más acentuado o que enfrenten situaciones de discriminación por
circunstancias diversas.

1.2  Una visión humanista de la educación

La Comisión funda su proyecto en una visión de la educación como bien público,


cuyo valor –lejos de restringirse al impacto positivo en la economía– radica en su
potencial para promover el “florecimiento humano” (Allen, 2016) de cada persona,
el desarrollo armónico de todas sus facultades, la construcción de comunidades y la
formación de una sociedad de bienestar.

En Mejoredu nos deslindamos de la mirada que reduce las prácticas educativas a la


fabricación de un producto de calidad5 y que mira la actuación de quienes participan
en ellas sólo bajo una racionalidad instrumental, orientada por criterios técnicos o la
maximización del interés individual. A nuestro trabajo lo encauza, en cambio, la vi-
sión humanista que prevalece en el artículo 3º constitucional; por ello reivindicamos
a la educación como un campo con una lógica propia, que se resiste a ser regulado
por criterios del ámbito productivo exclusivamente. Los actores educativos son per-
sonas cuya actuación se orienta también por afectos, emociones, valores, principios,
creencias, saberes y conocimientos prácticos, los cuales les permiten involucrarse en
experiencias educativas para procurar su propio desarrollo, así como el bien común.

3
 Véase ONU (2011) para la distinción entre una educación sobre, para y por medio de los derechos huma-
nos. Defender los derechos propios y los de otras personas implica que los estudiantes están preparados
para demandar su exigibilidad y justiciabilidad [para profundizar en estas nociones, véanse Abramovich y
Courtis (2002); Saura Estapà (2011)].
4
 En el marco de los derechos humanos no es posible adjudicarle mayor importancia a uno sobre otro; sin
embargo, distintos autores han planteado el carácter fundamental que la educación tiene para el ejerci-
cio de otros derechos. Véase, por ejemplo, Latapí Sarre (2009).
5
  Véase el capítulo II para una argumentación al respecto.

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I. Mejoredu: principios orientadores
para un marco de referencia

1.3  La mejora continua de la educación como prioridad

La evaluación y el aprendizaje deben articularse en una relación en donde la primera


sirva para la regulación del segundo; es decir, usar la evaluación para aprender más
y mejor (Perrenoud, 2008; Gardner, 2012). Sin embargo, con frecuencia la educación
escolar invierte esta relación: aprendemos ‒o simulamos aprender‒ para ser mejor
evaluados (Perrenoud, 2008). En los últimos treinta años, el desarrollo, expansión y
fortalecimiento de las evaluaciones externas han favorecido la propagación de esa
lógica. La evaluación ha adquirido un lugar prioritario y, en muchos casos, se convier-
te en fin último: más que propiciar cambios positivos, duraderos y auténticos en las
instituciones educativas, en la enseñanza y el aprendizaje, con frecuencia favorece
que el trabajo de los actores y centros educativos se enfoque en hacer lo necesario
para ser bien evaluados.

En la Comisión, la prioridad es la mejora continua de la educación. Nuestro énfasis


es la emisión de instrumentos normativos ‒lineamientos, criterios y sugerencias‒ y
programas de formación que promuevan y faciliten procesos de mejora a través del
SEN. Ello implica situar a la evaluación educativa en una posición secundaria, con-
cebirla como uno de los medios para la fundamentación de estos instrumentos y
programas, y para que las escuelas, las instituciones y los actores educativos identi-
fiquen sus necesidades, retos y avances. A partir de ahí, lo prioritario es emprender
procesos que propicien los ajustes o cambios que se requieren en la práctica a fin de
satisfacer esas necesidades, afrontar los retos y sostener o acrecentar los avances.6

Colocar a la mejora continua de la educación en un lugar prioritario nos compro-


mete a mirarla de forma diferenciada y contextualizada,7 como un proceso que se
resiste a la estandarización. Implica reconocer que las propiedades, el alcance y los
logros de los proyectos de mejora dependen de las características territoriales, cul-
turales, económicas, políticas y sociales que distinguen los contextos en donde se
ubican las escuelas, instituciones y centros educativos. Por ello, Mejoredu encauza-
rá su trabajo hacia la emisión de orientaciones para la mejora de la educación que
sean pertinentes y útiles a los actores específicos a quienes van dirigidas; viables
de realizarse en diferentes contextos; y sujetas de adaptarse a dichas diferencias.

1.4  Cambio educativo a partir de las escuelas

La Comisión parte de la premisa de que el cambio educativo es un proceso lento y no


un hecho que se alcance por decreto. No hay una relación directa entre las propues-
tas de cambio planteadas por las autoridades educativas y su puesta en práctica en

6
 Véase el capítulo III para una descripción más detallada sobre los ejes de actuación de la Comisión y la ar-
ticulación entre evaluación y la emisión de lineamientos, criterios, sugerencias y programas para la mejora
continua de la educación.
 Véase el capítulo II (2.2.2) para un desarrollo sobre la mejora continua de la educación como un proceso
7

diferenciado y contextualizado.

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La Mejora Continua de la Educación.
Principios, marco de referencia y ejes de actuación

las escuelas.8 Existen, por el contrario, diversas instancias de mediación, en las que
actores colectivos o individuales ‒docentes, estudiantes, personal directivo escolar,
madres y padres de familia, autoridades educativas locales‒ apropian, modifican,
reformulan, rebasan, niegan, resisten o rechazan aquello que desde arriba busca
modificar sus prácticas (Ball, Maguire y Braun, 2012; Ezpeleta, 2004).

El cambio educativo es un proceso complejo, pero sin duda posible cuando las
comunidades escolares hacen un balance reflexivo y crítico de su situación y desa-
rrollan sus propias estrategias de mejora; cuando docentes, estudiantes y otros ac-
tores escolares ponen en juego su propia visión, trayectoria y experiencias (Fullan
y Stiegelbauer, 1997).

Las escuelas son espacios heterogéneos e inacabados, vinculados con la vida


cotidiana de las comunidades que las albergan y sujetos a múltiples influencias
(Rockwell, 1995). Por ello, a pesar de que Mejoredu tiene la encomienda de impulsar
la mejora del SEN en su conjunto, sólo al reconocer e impulsar las iniciativas de cada
escuela es posible un cambio educativo pertinente y sostenible en sus contextos.

1.5  Revalorización del trabajo docente,


las maestras y los maestros

En años recientes se afianzó una contradicción entre el discurso retórico sobre la


importancia de maestras y maestros y el desprestigio social del que fueron objeto.
Esto último se alimentó –en parte– de una responsabilización desproporcionada
por los resultados de logro en el aprendizaje escolar y, a su vez, debilitó el recono-
cimiento y aprecio social de las capacidades y autonomía profesional de las y los
docentes. En Mejoredu, en cambio, concebimos el quehacer docente como una
profesión compleja y multifacética, enmarcada en condiciones laborales desiguales
a través del territorio nacional, y nos guía la convicción de que maestras y maestros
son los agentes principales de la mejora de la educación, pero que los resultados de
logro en el aprendizaje escolar no dependen exclusivamente de ellos.

Frente a las visiones que reducen al docente a un ejecutor disciplinado del currículo,
de las políticas y los programas que otros elaboran, y que constantemente lo carac-
terizan a partir de sus carencias, nos sumamos al impulso a la profesionalidad de
maestras y maestros. Ello implica considerar tanto la profesionalización ‒asociada
con el reconocimiento social y la importancia que éste otorga al desempeño de sus
funciones‒ como al profesionalismo, relacionado con el manejo experto y el mejora-
miento constante de su práctica (Hargreaves, 1999).

8
 Tal como planteamos en el capítulo II (ver también Deming, 1982), usamos el término “escuela” para referir-
nos a un conjunto heterogéneo de espacios regulados por el Estado donde tiene lugar la educación escolar.

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I. Mejoredu: principios orientadores
para un marco de referencia

En la Comisión buscamos contribuir a la revalorización del trabajo docente que


promueve la Ley General de Educación (LGE). En particular, reconocemos a las
maestras y los maestros como profesionales cuyas habilidades, conocimientos y
saberes son resultado de un proceso formativo escolar, pero también de su expe-
riencia cotidiana en el aula y en la escuela, y del desarrollo de su capacidad para
vincularse y comprometerse con sus estudiantes y colegas, con la comunidad y el
entorno en donde laboran.

1.6  Inclusión, participación y colaboración

La educación como bien público es una tarea compartida que demanda incluir, par-
ticipar y colaborar. Mejoredu busca realizar su trabajo en diálogo con diversos acto-
res educativos y de la sociedad en general, particularmente con aquellos a quienes
se dirigen los instrumentos normativos y los programas de formación que emite.
Por ello, tenemos como principio la apertura a la participación y colaboración con
diferentes instancias y actores.

En la estructura de la Comisión se integra un Consejo Ciudadano,9 donde están re-


presentados los principales actores educativos y de los sectores social, público y pri-
vado interesados en la mejora continua de la educación. Asimismo, Mejoredu busca
afianzar y extender sus relaciones con instituciones de educación superior (IES) e
institutos de investigación nacionales e internacionales con el fin de fortalecer uno
de sus ejes centrales de actuación: la generación de conocimiento e información
para la mejora continua de la educación. Dentro del conjunto de las IES, es muy im-
portante alimentar el trabajo de la Comisión en diálogo con las escuelas normales y
las distintas unidades de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN), por ser espacios
académicos de gran influencia en el magisterio de México.

La construcción de un país con bienestar, donde las personas disfrutan y ejercen


sus derechos, exige que diversas instancias gubernamentales, al igual que las au-
toridades en los distintos niveles de gobierno, se comprometan con la formación
integral de las personas como un objetivo común. Por ello, la Comisión busca esta-
blecer mecanismos de colaboración con distintas instancias y autoridades guber-
namentales que pueden incidir en la mejora de la educación en nuestro país, con
el fin de emprender acciones sustantivas que contribuyan a impulsar procesos de
cambio educativo en las escuelas, IES, las zonas y los sectores escolares, así como en
los sistemas educativos estatales y federal.

9
 La función de este consejo es conocer, opinar y dar seguimiento a los resultados de los trabajos que
realice la Comisión, así como a las acciones de difusión que emprenda sobre estos resultados.

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