Capitulo Vi Regulación y Competencia
Capitulo Vi Regulación y Competencia
Capitulo Vi Regulación y Competencia
CAPITULO VI 1
REGULACIÓN Y COMPETENCIA
COMPETENCIA Y REGULACIÓN1
I.INTRODUCCIÓN
La Constitución Política del Perú de 1993 estableció el modelo de economía social de
mercado y determinó las reglas, los principios rectores y los derechos fundamentales
económicos que permiten su funcionamiento. Este sistema económico garantiza la libre
iniciativa privada, pero a la vez establece que se debe contar con un marco regulatorio
sólido y un sistema eficiente de promoción y defensa de la libre competencia y de la
defensa del consumidor.
Si bien en la Constitución se garantiza la libertad de empresa, los agentes económicos
deben realizar sus operaciones cumpliendo con el marco regulatorio establecido y con las
normas de defensa de la competencia, lo cual garantizará que el mercado funcione con
eficiencia y que los consumidores se vean beneficiados. Ello, teniendo en cuenta que un
mercado dinámico donde no existan barreras de acceso ni permanencia y donde los
agentes económicos actúen bajo los parámetros de la libre y leal competencia, traerá como
consecuencia que existan más opciones para los consumidores y que se invierta en ofrecer
productos y servicios de calidad a mejores precios, brindando un trato justo y equitativo.
Así, a partir del nuevo marco constitucional, se empezó a aplicar una política de
liberalización de la economía que implicó un cambio en el modelo económico estatal. Por
consiguiente, en virtud del nuevo rol subsidiario del Estado, ello supuso que este pudiera
intervenir como ente regulador en el mercado, abocándose preferentemente a garantizar
que los agentes que se desenvuelvan dentro de él no excedan el límite de lo permitido por
la norma constitucional y por las normas sectoriales aplicables, y que, además, realicen su
actividad a la par de un régimen de libre competencia.
En ese sentido, para que nuestro sistema económico de economía social de mercado sea
posible, el Estado peruano ha creado, dentro de su estructura, organismos
constitucionalmente autónomos y especializados, como el Instituto Nacional de Defensa
de la Competencia y de la Propiedad Intelectual (IndecopI), que es la agencia de
competencia, y cuatro organismos reguladores de servicios públicos, los cuales gozan de
autonomía presupuestaria, financiera, económica, técnica, funcional y política.
Al respecto, este artículo busca conectar, explicar y desarrollar la vinculación entre los 2
conceptos de competencia (como resultado de un proceso de liberalización) y de
regulación (producto de la actividad reguladora estatal) desde un punto de vista
contemporáneo y ágil, analizándolos además de manera clara y concisa, describiendo su
marco institucional y ahondando en el rol de la agencia de competencia y de los organismos
reguladores, para que de esta manera el lector pueda tener conocimiento de sus
principales funciones, diferencias y puntos de interacción.
II.ESTABLECIMIENTODELALIBRECOMPETENCIACOMORE
GLAGENERAL.DIFERENCIASYCOINCIDENCIASENTRELAL
IBRECOMPETENCIAYLAREGULACIÓN
La liberalización del Estado denota la supresión de los obstáculos que impiden que pueda
considerarse que la actividad económica sea libre —como, por ejemplo, los monopolios—
, así como la liberalización de aquellas actividades publificadas —actividades que pueden
ser gestionadas solo por el Estado o por los privados a través de concesiones— (De La
Quadra-Salcedo, 2000, p. 31). En tal sentido, el contenido central y medular de la
liberalización implica devolver a los privados la libre iniciativa económica, lo que, antes, en
virtud de actos del Estado, estaba reservado a la titularidad y gestión estatal (De La
Quadra-Salcedo, 2000, p. 31).
Teniendo en cuenta que con la liberalización el Estado decide abrir el mercado a la libre
iniciativa privada, se deberá establecer como regla general el libre funcionamiento del
mercado y, por tanto, garantizar que las actividades liberalizadas se presten en libre
competencia, en contraposición a la intervención directa del Estado en la economía.
Al respecto, el artículo 61 de la Constitución Política del Perú de 1993 estipula lo siguiente:
«El Estado facilita y vigila la libre competencia.
Combate toda práctica que la limite y el abuso de posiciones dominantes o monopólicas.
Ninguna ley ni concertación puede autorizar ni establecer monopolios».
Ahora bien, este planteamiento de que la regla general es la libre competencia no
desconoce que el Estado puede intervenir como regulador, puesto que, si bien es cierto
que el mercado tiene sus propias reglas y, sobre la base de ellas, se satisfacen las
necesidades de los ciudadanos, también es cierto que muchas veces los privados pueden
advertir circunstancias especiales (por ejemplo, en el caso de los servicios públicos,
escenarios de monopolio legal o natural) que les permitan aprovecharse de los usuarios o
consumidores ante la ausencia del Estado. En ese sentido, es claro que la regla general
será que los agentes del mercado actúen en el marco constitucional establecido de libre
competencia; sin embargo, existirán supuestos en los cuales el Estado deberá intervenir
mediante la regulación para corregir determinadas fallas de mercado, como veremos más
adelante. Esta regulación se realizará en una etapa de actuación de los agentes ex ante,
sin perjuicio de la actuación del Estado ex post cuando determine que una cierta conducta 3
es anticompetitiva.
En efecto, las normas de defensa de la competencia y la regulación son formas de
intervención de los poderes públicos en los mercados.
Ambas persiguen el interés general, pero tienen contornos distintos y específicos. Por un
lado, el derecho de la competencia no es otra forma de regulación, sino una alternativa que
procura conseguir las condiciones para crear o mantener los elementos de un mercado
competitivo, más que repetir los resultados de la competencia o corregir sus defectos o
fallos (Cases, 2009, pp. 425-426). Así, en el momento en que los poderes públicos estiman
que la regulación económica no es necesaria, utilizan otro tipo de intervención en el
mercado para el control de las conductas de los operadores económicos, como es la
defensa de la competencia (Cases, 2009, p. 435).
Dicho ello, queda claro que, tal como lo hemos señalado anteriormente, el hecho de que
el Estado haya aplicado una política de liberalización y, como consecuencia de ello, estén
establecidos como regla general la libre competencia e, incluso, el rol subsidiario del
Estado no implica que este no pueda intervenir en el mercado. Sin embargo, esta
intervención se realizará de manera excepcional en determinados casos, para lo cual está
habilitado a intervenir como regulador (ex ante) y a establecer reglas para la defensa de la
libre competencia (ex post). Así, podemos afirmar que se trata de un nuevo modelo de
«regulación para la competencia, pues dadas las tendencias colusivas de muchos
sectores, la privatización y la teórica liberalización podía dar lugar a un monopolio privado,
tan ineficiente como el monopólico servicio público de titularidad estatal» (Ariño & López
de Castro, 1999, p. 615).
En ese sentido, cuando existan justificaciones para que el Estado intervenga en el mercado
(por ejemplo, en el caso de algunas industrias de red que son calificadas como servicios
públicos, donde se presentan fallas de mercado), deberá decidir si corresponde crear un
organismo regulador que se encargue de la regulación ex ante (Bullard, 2003, p. 633)
necesaria y delimitar sus funciones respecto de las actividades que considere pertinente
intervenir. O deberá decidirse si resulta pertinente crear una agencia de competencia que
se encargue de la regulación ex post (Bullard, 2003, p. 633), delimitando sus funciones y
competencias, más aun para el caso de los servicios públicos.
III.REGULACIÓNDELOSSERVICIOSPÚBLICOSENPERÚ
Los servicios públicos se conciben como una técnica legal de regulación sobre actividades
de contenido económico, destinadas a satisfacer necesidades esenciales de los
2 Debemos entender la publicatio como el acto de declaración de una actividad como servicio público,
reservándola a favor del Estado, mediante una ley (ya que se trata de una limitación de la libertad de
empresa).
3 Respecto a este punto, se debe precisar que este esquema conceptual no necesariamente es aplicado
en los países que han liberalizado los servicios públicos, habiendo adoptado dentro de sus marcos jurídicos
el concepto funcional de servicio público (en la Unión Europea bajo la denominación de Servicios de Interés
Económico General), lo cual ha conllevado a dejar de utilizar como título habilitante la concesión.
Mario Miguel Delgado Montaño
Universidad Andina del Cusco
Facultad de Derecho y Ciencia Política REGULACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS
resulta importante tener en cuenta que «el objetivo de la regulación no es tanto controlar a 5
las empresas, cuanto proteger a la sociedad en la ejecución de actividades que resultan
esenciales para la vida y el bienestar de aquella» (Ariño & López de Castro, 1999, p. 617).
Es por ello que cobra sentido el que la regulación económica se aplique en el caso de los
servicios públicos y no en otras actividades. Sobre la base de este mandato constitucional
es que el Estado ha creado los organismos reguladores.
La regulación se da en industrias que tienen determinadas características, no solo desde
un aspecto legal (por ejemplo, ser consideradas actividades esenciales o importantes para
el interés público), sino desde el punto de vista técnico y económico. En efecto, la
organización económica en las industrias que proveen los servicios públicos es uno de los
aspectos más complejos de la actividad económica. Estas industrias se caracterizan por la
existencia de importantes costos hundidos4, economías de escala5 y de ámbito6, y el
consumo masivo de los servicios7 (Levy & Spiller, 1994). A esto hay que agregar que la
maduración de las inversiones y los períodos de depreciación de los activos en estas
industrias son elevados —por encima de los quince años para el caso de las
telecomunicaciones, veinte años para el sector eléctrico, treinta años para los servicios de
agua y desagüe y aun plazos mayores para el caso de la infraestructura de transporte— y
que requieren de largos períodos de recuperación de la inversión, lo que implica horizontes
de largo plazo al momento de tomar decisiones tarifarias y de crecimiento de la demanda.
Por lo tanto, se debe tener en cuenta que, además de reglas claras y estabilidad, se
necesita de mecanismos adecuados y confiables para que los organismos reguladores
cumplan sus funciones de supervisión y fiscalización, así como para resolver los posibles
conflictos que surjan durante la larga ejecución de las concesiones y los reclamos que
presenten los usuarios.
Teniendo en consideración las características de estas industrias, no es posible incorporar
en el contrato regulatorio todos los shocks de costos y de demanda que a lo largo de la
ejecución del contrato se presenten.
4 La elaboración de infraestructura para la provisión de agua potable, electricidad y telefonía requiere del
hundimiento de costos en la construcción de redes, esto es, costos que no son recuperables si se decide
salir de la industria.
5 Normalmente, una red que provee de uno de los servicios mencionados a un grupo dado de usuarios es
menos costosa que dos o más redes para el mismo grupo de usuarios. Por lo tanto, en dichas industrias el
número de empresas es muy reducido.
6 Proveer dos servicios relacionados, como el agua potable y el alcantarillado, es menos costoso en una
empresa que produzca ambos servicios que en dos empresas especializadas en cada uno de dichos
servicios.
7 A diferencia de otros bienes y servicios provistos en una economía, el consumo de los servicios de agua
potable, electricidad o telefonía es masivo. Es decir, un número muy grande de personas es abastecido por
las empresas (aun en el caso de los servicios de telecomunicaciones, que presenta el menor ratio de
penetración entre los servicios mencionados, el número de usuarios está en el orden de los dos millones)
Mario Miguel Delgado Montaño
Universidad Andina del Cusco
Facultad de Derecho y Ciencia Política REGULACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS
acceso al mercado, las medidas contra el dumping y los subsidios, y la salida del mercado 8
o sistema concursal (IndecopI, 2005, p. 31).
Resulta importante advertir que el IndecopI es una institución particular en el mundo, pues
tiene concentradas competencias que, por lo general, en los modelos de otros países, se
encuentran bajo el ámbito de varias instituciones. Aunque ello nos llame la atención,
debemos adelantar que el modelo presenta ventajas que no se dan en otros casos.
Además de ello, se debe tener en cuenta que su singularidad también radica, con respecto
a las opciones conocidas de la organización estatal en el mundo, en que «la protección de
cada una de las áreas que hemos mencionado guarda relación con las funciones
específicas asignadas a cada una de las comisiones que integran el área de Defensa de
la Competencia del IndecopI y que, finalmente, queda centralizada en última y definitiva
instancia de pronunciamiento administrativo en el Tribunal de Defensa de la Competencia
y de la Propiedad Intelectual» (IndecopI, 2005, p. 31). Dicho Tribunal se encuentra
compuesto por cuatro Salas: Sala Especializada en Propiedad Intelectual, Sala
Especializada en Defensa de la Competencia, Sala Especializada en Protección al
Consumidor y Sala Especializada en Procedimientos Concursales.
El IndecopI fue creado en noviembre de 1992, en un escenario de reforma del Estado,
mediante decreto ley 25868 (Presidencia de la República, 1992), originalmente para
proteger el mercado de las prácticas monopólicas, así como de las prácticas que generan
competencia desleal y de aquellas que afectan a los agentes del mercado y a los
consumidores; a su vez, se le asignó como tarea proteger los derechos de propiedad
intelectual en todas sus manifestaciones y la calidad de los productos. Desde esa fecha, el
IndecopI ha ido cambiando y creciendo paralelamente al crecimiento de la economía y
mercados del país. Actualmente, de acuerdo al decreto legislativo 1033 (Presidencia de la
República, 2008a), el IndecopI es un organismo público especializado adscrito a la
Presidencia del Consejo de Ministros, con personería jurídica de derecho público interno y
que goza de autonomía funcional, técnica, económica, presupuestal y administrativa. Tiene
como principales funciones las siguientes: i) defender la libre y leal competencia, ii) corregir
las distorsiones en el mercado, iii) proteger los derechos de los consumidores, iv) vigilar el
proceso de facilitación del comercio exterior, v) proteger el crédito mediante la conducción
de un sistema concursal, y vi) administrar el sistema de otorgamiento y protección de los
derechos de propiedad intelectual.
De lo señalado, se puede advertir que todas las funciones que cumple el IndecopI se
encuentran vinculadas a tres ejes temáticos principales:
i) defensa de la competencia, ii) propiedad intelectual, y iii) protección del consumidor. A
partir de ello, se puede confirmar lo que habíamos adelantado sobre el diseño del modelo
institucional, a saber, que el Perú ha optado por un modelo con competencias
concentradas en un organismo.
una sola entidad —la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)— a 10
la agencia de competencia y a los organismos reguladores, por razones de índole
presupuestal y por la búsqueda de una mayor sinergia y coordinación entre dichas
entidades. Cabe señalar que, a la fecha, aún no se han hecho evidentes los resultados de
la reforma española.
Regresando al caso Peruano, cabe indicar que, no obstante que la agencia de competencia
IndecopI y los cuatro organismos reguladores de servicios públicos fueron creados para
regular el mercado en etapas diferentes, existen áreas en las que el IndecopI interactúa
con los organismos reguladores, lo cual desarrollaremos a continuación.
En cuanto a la determinación de competencia, la casuística nos ha demostrado que surge
un problema cuando los agentes económicos incurren en prácticas anticompetitivas, al
ejercer actividades económicas calificadas como servicios públicos y, por tanto,
encontrarse sujetas a control por parte de los organismos reguladores. Es en este punto
que surge el interrogante de cuándo la agencia de competencia debe o puede intervenir y
sancionar las conductas infractoras a la normativa de defensa de la competencia. En ese
sentido, el decreto legislativo 1034 (Presidencia de la República, 2008b) prescribe de
manera indirecta que, cuando existe un conflicto entre las disposiciones regulatorias y las
normas de defensa de la competencia, será de aplicación la norma especial. Es decir, las
normas de defensa de la competencia tendrán una aplicación residual frente a las
disposiciones regulatorias, considerando su carácter general. Esto se encuentra en
concordancia inmediata con el principio de especialidad, que ordena preferir la norma
especial sobre la norma general, lo cual no implica que las normas de defensa de la
competencia no sean aplicables en mercados regulados.
Así, los cuatro organismos reguladores (osIptel, osItran, osInergmIn y sunass) han incluido
en sus reglamentos el principio de supletoriedad que señala lo siguiente: «Las normas de
libre competencia son supletorias a las disposiciones normativas y/o regulatorias que dicte
el “Regulador” en el ámbito de su competencia. En caso de conflicto, primarán las
disposiciones dictadas por el Regulador». En consecuencia, queda claro que si se
presentara un caso donde exista conflicto entre las disposiciones regulatorias y las normas
de defensa de la competencia, se aplicarían las normas regulatorias.
V.1. Interacción I ndecopI-osIptel
Hemos mencionado en varias oportunidades que el IndecopI es la agencia de competencia
con facultades para conocer controversias relacionadas con la afectación de la libre y leal
competencia, siempre que dicha competencia no sea negada por ley. Sin embargo,
justamente por mandato de la ley, el osIptel hace las veces de agencia de competencia
para conocer controversias relacionadas con la afectación de la libre y leal competencia,
únicamente cuando las conductas afectan el mercado del servicio público de
telecomunicaciones. Este principio queda claramente establecido en la ley 27336
Mario Miguel Delgado Montaño
Universidad Andina del Cusco
Facultad de Derecho y Ciencia Política REGULACIÓN DE SERVICIOS PÚBLICOS