Conocer y Saber
Conocer y Saber
Conocer y Saber
Efesios 1: 15-20 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor
Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento (CONOCER) de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, (la fe
no es ajena a la mente, al pensamiento) para que sepáis (SABER) cuál es la esperanza a
que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y
cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la
operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos
y sentándole a su diestra en los lugares celestiales.
Si pregunto: ¿has probado la paella? Sí, me parece deliciosa, me gusta. ¿La sabes
preparar? No, solo comerla.
Conocer tiene que ver con la experiencia de estar en un lugar, o con conocer a
una persona en particular.
Saber tiene que ver con la habilidad para hacer algo, para desenvolverse en
alguna disciplina o tarea.
En la vida cristiana, algunas personas se conforman con decir: Soy cristiano, unos
dicen, yo soy cristiano evangélico. Sin embargo, no conoce a Dios Padre, aunque
es su hijo, no conoce a Jesús, aunque es su salvador, no conoce al Espíritu Santo,
aunque es su guía, su maestro, vive en su corazón y le fue dado para ayudarle.
¿Sabes que tienes dones espirituales? No, pues, no sabes que Dios por medio de
su Espíritu Santo te dotó de capacidades espirituales para vivir una vida de fe
victoriosa. Algunos saben que tienen dones, a pregunta sería: ¿los usas? ¿has
desarrollado la habilidad de utilizarlos? Eso es otra cosa.
Sabe usted que la gran mayoría de creyentes tienen problemas para aceptar que
en Cristo se vive bajo un nuevo pacto, y que la ley ya no es lo que le sostiene en
su vida cristiana, sino la gracia.
Eso es otro asunto, el no saber que vivimos bajo la gracia, que ya no vivimos bajo
el pesado yugo de la ley.
Mateo 23: 1-4 Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: 2 «Los maestros
de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. 3 Así que ustedes
deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque
no practican lo que predican. 4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los
demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.
Eso lo decía el Señor respecto a los maestros de la ley, sin embargo, en la gracia,
también pasa lo mismo. Esa fue una de las grandes batallas del apóstol Pablo,
contra judaizantes, gente amante de la ley y de las tradiciones judías que
confundían a los nuevos creyentes imponiéndoles que se circuncidaran y que
siguieran viviendo bajo la ley:
NVI Gálatas 3: 1-13 ¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes
Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente? 2 Solo quiero que me respondan
a esto: ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que
aceptaron el mensaje? 3 ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu,
¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos? 4 ¿Tanto sufrir, para nada? ¡Si
es que de veras fue para nada! 5 Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre
ustedes, ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el
mensaje? 6 Así fue con Abraham: Le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como
justicia.
7
Por lo tanto, sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la
fe. 8 En efecto, la Escritura, habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las
naciones, anunció de antemano el evangelio a Abraham: «Por medio de ti serán
bendecidas todas las naciones». 9 Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con
Abraham, el hombre de fe.
10
Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición, porque está
escrito: «Maldito sea quien no practique fielmente todo lo que está escrito en el libro de la
ley». 11 Ahora bien, es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios, porque
«el justo vivirá por la fe». 12 La ley no se basa en la fe; por el contrario, «quien practique
estas cosas vivirá por ellas». 13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse
maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado de un madero.
22
Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que
mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.
23
Antes de venir esta fe, la ley nos tenía presos, encerrados hasta que la fe se
revelara. 24 Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a
Cristo, para que fuéramos justificados por la fe.
16
Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de
fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. 17 Todo esto es una sombra de las cosas que
están por venir; la realidad se halla en Cristo. 18 No dejen que les prive de esta realidad
ninguno de esos que se ufanan en fingir humildad y adoración de ángeles. Los tales hacen
alarde de lo que no han visto; y, envanecidos por su razonamiento humano, 19 no se
mantienen firmemente unidos a la Cabeza. Por la acción de esta, todo el cuerpo, sostenido
y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos, va creciendo como Dios quiere.
20
Si con Cristo ustedes ya han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si
todavía pertenecieran al mundo, se someten a preceptos? tales como: 21 ¿No tomes en tus
manos, no pruebes, no toques? 22 Estos preceptos, basados en reglas y enseñanzas
humanas, se refieren a cosas que van a desaparecer con el uso. 23 Tienen sin duda
apariencia de sabiduría, con su afectada piedad, falsa humildad y severo trato del cuerpo,
pero de nada sirven frente a los apetitos de la naturaleza pecaminosa.
1. Son Benditos. Efesios 1:3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo.
¿Qué hizo Cristo para que Dios llegara a ser nuestro Padre y nos bendijera?
El apóstol dice que el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo nos bendijo: Has
sido bendecido con toda bendición espiritual. Fíjese que aclara que has recibido: Toda
bendición espiritual. AL hablar de espiritual, quiere decir, que la clase de
bendición que has recibido no está en peligro, al alcance de algún ladrón. Es
espiritual, y además está en los lugares celestiales, es desde allí que tu bendición
se va haciendo efectiva en la medida que la necesites o cuando aprendes a echar
mano de ella.
En la ley dice: Deuteronomio 28: 1-3 Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de
Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te
prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2 Y
vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu
Dios.
Oír, aprender, o memorizar, obedecer o hacer las obras que ella demanda.
En el caso de fallar, de no oír y cumplir, con TODA LA LEY, entonces era otra la
historia: Deuteronomio 28: 15-16a Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu
Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo
hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. 16 Maldito serás tú
El apóstol Santiago nos aclara esto sobre la ley: Santiago 2: 10 Porque cualquiera
que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos.
Gálatas 3:10-12 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas
escritas en el libro de la ley, para hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se justifica para
con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino que
dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
Concluimos que, bajo la ley, se está bajo maldición. Si cumples TODO, un día
vendrá la bendición y te alcanzará, pero si fallas en uno solo, entonces, un día
VENDRÁ SOBRE TI TODA MALDICIÓN.
El Señor Jesucristo no solo vino a morir para perdonar nuestros pecados, él vino
también para quitarnos la maldición que produce el no obedecer los
mandamientos de Dios.
Gálatas 3:13-14 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros
maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), 14 para que
en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.
Cuando el Señor Jesús cargó el peso del pecado sobre su humanidad, también
cargó el peso de la maldición de la ley, por cuanto él si obedeció toda la ley.
Al obedecer toda la ley, la rompe y se abre camino una nueva ley, deja sin
eficacia el viejo pacto, y en su sangre da inicio a un nuevo pacto.
Mateo 26:28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de los pecados.
Perdón, eso para el hijo de Dios, por medio de Jesucristo, ya quedó atrás, ahora el
Padre nos ha bendecido con toda bendición espiritual, sin la ley.
Ya no es por la ley, es por la fe. Dios nos hace justos por medio de la fe, no por
medio de la ley.
¿Quién nos bendijo? El Padre los ha bendecido, por medio de su hijo. Por si no te
habías enterado, tú eres bendito, tu Padre celestial te ha bendecido.
Cuando otro cristiano le diga: Mire hermanito, hermanita, para que el Señor te
bendiga, debes hacer esto o hacer aquello… Usted debe decir: ¡Perdón! Usted me está
queriendo decir que yo no soy bendito, que yo no fui bendecido. Qué pena, pero no
conoces las escrituras, le invito a estudiar las escrituras, porque si eres hijo de Dios,
entonces no debes hacer algo para que Dios te bendiga, si haces algo, debe ser en
agradecimiento porque entiendes que ya eres un bendito, un bendecido.
Efesios 1: 15-20 Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor
Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, 16 no ceso de dar gracias por vosotros,
haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, 17 para que el Dios de nuestro Señor
Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el
conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál
es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en
los santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que
creemos, según la operación del poder de su fuerza, 20 la cual operó en Cristo,
resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales.
El apóstol Pablo habla de dos características de la iglesia de Éfeso: Tienen un
grado excelente de fe en el Señor Jesús, y aman a la iglesia, a todos los hermanos.