Ficha de Cátedra
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La palabra filosofía proviene de las raíces griegas philos: amor y sophos (sabiduría).
Dicha etimología caracteriza a la filosofía como una búsqueda constante del saber y no
la posesión de este.
El objeto de estudio de la filosofía es la realidad como totalidad, todo puede ser objeto
de la reflexión filosófica. Por este motivo, la filosofía se divide en disciplinas para
organizar y sistematizar el conocimiento, sin embargo como veremos más adelante,
dicha división es un tanto artificial porque no hay límites estrictos, las cuestiones
filosóficas están interrelacionadas entre sí.
Existen múltiples definiciones de filosofía. No hay un único concepto de filosofía, ya
que, a diferencia de lo que ocurre con las ciencias, no existen acuerdos para definirla.
La filosofía es una actividad racional basada en una gran curiosidad intelectual, que
impulsa a buscar el saber por el saber mismo. Se trata de una disposición permanente a
reflexionar, rechazando las respuestas más simples, ya hechas y aceptadas, por otras
nuevas, más complejas, mejor fundamentadas. La filosofía entonces se encarga de
problematizar la realidad con un espíritu crítico frente a las posturas ajenas y las
propias:
“De hecho el valor de la filosofía debe ser buscado en gran medida en su real
incertidumbre. El hombre que no tiene ningún barniz de Filosofía va por la vida
prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales
en su tiempo y en su país y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la
cooperación ni consentimiento deliberado de su razón. Para este hombre el mundo
tiende a hacerse preciso, definido, obvio, los objetos habituales no le suscitan problema
alguno y las posibilidades no familiares son desdeñosamente rechazadas. Desde el
momento que empezamos a filosofar hallamos, por el contrario, que aun los objetos más
ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy
incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cuál es la verdadera
respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían
nuestro pensamiento y nos libran de la tiranía de la costumbre. Así el disminuir nuestro
sentimiento de certeza sobre las cosas son aumenta en alto grado nuestro conocimiento
de lo que pueden ser, rechaza el dogmatismo1 algo arrogante de los que no se han
1
El dogmatismo es definido por la RAE como “Presunción de quienes quieren que su doctrina
o sus aseveraciones sean tenidas por verdaderas, como principios innegables”.
El dogmatismo no es una cuestión de contenidos sino una estructura mental que consiste en
afirmar un conjunto de verdades fundamentales, que no exigen justificación racional y que no
pueden ser sujetas a críticas racionales, por lo que todos deben aceptarlas.
La filosofía es antidogmática porque se basa en una actitud crítica racional. Y, si bien puede
plantear que existen verdades básicas, no considera que estén eximidas de fundamentarlas
racionalmente, ni que puedan quedar al margen de la crítica racional.
introducido jamás en la región de la duda liberadora y guarda vivaz nuestro sentido de
la admiración presentando los objetos familiares en un aspecto no familiar.” (Russell, B.
1970) Los problemas de la filosofía. Barcelona, ed. Labor. pp. 131-132)
La filosofía comienza cuando alguien se dirige a las cosas para interrogarlas, consiste en
preguntar a partir de la propia experiencia del mundo que nos rodea. La filosofía se
basa en la acción de pensar y esta es una de las actividades más valiosas del ser humano,
porque nos distingue de los animales.
Lo fundamental en filosofía es la vivencia que podamos tener de su problemática y la
reflexión personal que podamos hacer en la elaboración de respuestas a ella. Las
preguntas son más importantes que las respuestas, y éstas no son absolutas sino que
generan nuevos interrogantes.
La filosofía surge cuando nos preguntamos sobre la realidad, sobre el mundo en que
vivimos. Y cuando nos planteamos preguntas surgen los problemas, porque aquello que
parecía obvio se vuelve problemático.
Un problema es un interrogante, una pregunta para la que aún no tenemos una respuesta
satisfactoria. Y para que sea filosófico debe ser un problema significativo para los seres
humanos como tales, es decir un problema que no sea privado ni trivial. Puede coincidir
total o parcialmente con interrogantes que se plantean en el ámbito religioso, artístico,
político o científico. Puede tener que ver con situaciones límites (aquellas que no
podemos cambiar y nos enfrentan con fronteras que no podemos traspasar), con
elecciones de vida, con lo que sabemos e ignoramos, con las relaciones entre individuo
y sociedad, con lo que debemos y no debemos hacer, con la creación artística, etc.
La filosofía se divide en etapas históricas que permiten hablar de una filosofía antigua,
una filosofía medieval, una filosofía moderna y una filosofía contemporánea. La
historicidad es un componente esencial de la filosofía cuyos problemas sólo pueden ser
acabadamente comprendidos si se los ubica en el contexto en que surgieron.
Junto esta división del área de la filosofía en etapas históricas, hay una división de la
filosofía por problemas y disciplinas filosóficas. Y si bien, la filosofía constituye una
unidad, conviene distinguir los problemas filosóficos y las disciplinas que los estudian.
Aunque cualquier división es un tanto artificial. No hay límites estrictos entre estos
problemas. Las cuestiones filosóficas están relacionadas entre sí, de tal manera que
generalmente una desemboca en otra.
Los problemas y las correspondientes disciplinas que se presentarán a continuación, son
las principales, pero no agotan el campo de la filosofía. Cuestiones filosóficas surgen
allí donde los hombres se deciden a encarar los fundamentos o preguntar por el sentido
de cualquier cosa. Así, por ejemplo, la realidad educativa puede ser vista bajo un
aspecto filosófico si preguntamos: ¿qué es la educación?, ¿cuáles son los fines de la
educación?, ¿qué tipo de hombre queremos formar?, ¿con qué valores?, etc., estas
cuestiones son abordadas por la filosofía de la educación.
Algunas de las disciplinas filosóficas más importantes son:
Antropología filosófica (anthropos: hombre): su objeto de estudio es el hombre
considerado como una totalidad y su lugar en el universo.
Estética (aisthésis: sensación): estudia el valor belleza en el campo del arte , su
naturaleza, su relación con otros valores y con las normas morales que rigen las
actividades humanas.
Ética (ethos: costumbres): estudia el valor bien, su naturaleza, su relación con otros
valores y con las normas morales que rigen las actividades humanas.
Gnoseología o Teoría del conocimiento (gnosis: conocimiento): su objeto de estudio
es el problema del conocimiento, su esencia, su origen y límites.
Lógica: estudia los métodos y principios para determinar si un razonamiento es correcto
o no.
Metafísica ( metá: más allá; phýsis: naturaleza): se ocupa del problema del ser, las
relaciones entre esencia y existencia, y los principios o fundamentos de la realidad.
Filosofía de la ciencia o Epistemología (episteme:ciencia): su objeto de estudio son los
problemas acerca de los fundamentos de las distintas ciencias, sus métodos, y el valor
de la ciencia como actividad humana.
Filosofía política: estudia el origen, el valor, y la esencia del Estado, estudiando no sólo
sus formas concretas de organización sino también las posibles (ideales y utopías).